Está en la página 1de 8

Territorio y sociedad son palabras polisémicas.

Territorio es tanto un trozo, pedazo, porción de superficie terrestre como allí donde reside un
grupo de animales relacionados por vínculos de familia que se defiende frente a invasiones.

Sociedad es un conjunto de personas que cooperan. Se puede aplicar a los animales. De las
sociedades animales se encarga la etología y de las humanas la sociología. En las animales
existen diversos tipos como colmenas, rebaños, manadas… Estas últimas son societarias, se
dan protección, alimento, y seguridad. A cualquier nivel de organización biológica existen
sociedades, con lo que se consiguen unas funciones que estos miembros del grupo por
separado no podrían alcanzar. La diferencia entre los humanos y los animales es la cultura,
aquel conjunto de saberes, creencias, pautas de conductas de un grupo social humano y sus
medios materiales que usan para comunicarse y resolver necesidades. Esta cultura se
transmite de generación en generación.

La idea de que los animales pudieran tener comportamientos “territoriales” fue de Henry
Eliot quien la introdujo por primera vez en su obra “Territory in Bird Live”, aunque fue
Margaret Morse quien profundizó en la idea. El éxito y expansión del concepto se debió a un
polifacético escrito de divulgación científica elaborado por Robert Ardrey, quien publicó The
Territorial Imperative: A Personal Inquiry into the Animal Origins of Property and Nations. Este
dice que existe una característica propia de la especie humana en su conjunto que es
consecuencia de la herencia evolutiva y no de ninguna elección, esa característica
consecuencia de la evolución es la “territorialidad”. El imperativo territorial es como una
especie de “impulso” que lleva a todo ser viviente a conquistar y defender el espacio que
necesita para garantizar su supervivencia como evolución del instinto de los animales
estableciendo límites, el ser humano, evita conflictos innecesarios y persigue que “su espacio”
pase inadvertid.

Las estrategias utilizadas por los animales están claras: Estrategias visuales, como las marcas
de garras; estrategias de exhibición, con pavoneos y movimientos rituales; estrategias
olfativas, normalmente marcando con orina o heces

No nacemos territoriales, sino nómada. Una de las características principales de las sociedades
de cazadores y recolectores es su movilidad que se refiere tanto a la ubicación del grupo como
al número de personas que componen el grupo. Si los recursos son predecibles y abundantes,
el agrupamiento puede ser una macro banda, mientras que cuando los recursos escasean, el
gran grupo se desmiembra y se reduce al micro bandas equivalentes a familias. Los Sa Kung, o
bosquimanos, son macro poblados durante la estación seca y se dispersan durante la estación
de lluvias. Los g/wi, hacen lo contrario. La territorialidad cambia pues de una estación a otra y
de una tribu a otra.

El concepto de territorio tiene pues, incluso para el género humano, un sentido “ecológico”,
es decir, varía en función de cómo nuestra especie, como hacen otras, ocupa un espacio
terrestre y se apropia de sus recursos para garantizar su propia subsistencia. La relación de los
humanos con el entorno en el que se aprovisionan de recursos para subsistir genera una
relación antropológica, un conjunto de expresiones muy variadas de formas de vida que
configuran la diversidad de expresiones culturales que hoy conforman la humanidad. Para
entender el territorio es necesario establecer en su carácter en tanto relación geo-eco-
antrópica multidimensional.

El territorio también es el resultado de la representación, construcción y apropiación que de


dicho territorio realizan dichos grupos humanos, así como de las relaciones que lo impactan.
Puede cambiar también sin necesidad de que el ser humano intervenga. Ahí tenemos
las catástrofes naturales

Dado que el hombre en su actuación como sociedad es capaz de transformar la faz de la


tierra no podemos referirnos al territorio desde un punto exclusivamente biofísico sino
como producto construido socialmente en su vertiente cultural, histórica, económica,
social y política.

La biodiversidad no puede ser pensada únicamente como diversidad de la naturaleza,


sino que debe necesariamente ser considerada también como diversidad sociocultural, con
la cual la naturaleza interacciona, transformándose mutuamente

En ese sentido, lo que llamamos “ambiente”, es un complejo de relaciones naturales y


artificiales. El territorio se explica a partir de las relaciones de los seres humanos entre sí y de
los seres humanos con el resto de elementos del medio natural.

Un mismo territorio puede tener varias lecturas, pues puede haber adquirido significados
distintos a lo largo de su historia, dependiendo de los grupos humanos que lo hayan poblado.

Cada uno de los sistemas de relación entre los grupos humanos y su entorno crea una
construcción territorial distinta, que se expresa en forma cultural y se va transmitiendo,
generando nuevas expresiones socio culturales.
Evolución histórica de los territorios actuales. Comprender la historia para entender el
presente

Hablar de territorio significa comprender su devenir histórico, en su relación ambiental,


social, política y cultural y también en la relación que un espacio hoy político-administrativo
determinado se relacionó en otros tiempos con otros territorios a distintas escalas

Es una red que articula componentes físicos, procesos ecológicos y procesos sociales
históricos que acaban configurando su particular disposición y también sus relaciones de
dependencia, proximidad…

Más allá de la localización de todos los elementos y atributos , la complejidad territorial se


refiere también a cómo en el propio espacio habitado se producen relaciones sociales que
“producen” territorialidades, relaciones entre humanos que generan fronteras inexistentes
desde el punto de vista legal pero absolutamente reales. Son producto de lo que llamamos
construcción social del espacio.

Territorialidad. Podemos hablar entonces de “territorialidad” como una combinación de


representaciones, mitos, relaciones… que construyen dentro de un territorio los distintos
grupos humanos que conviven en una misma sociedad, gracias al desarrollo de actividades
económicas, sociales y culturales.

El distinto valor que cada grupo humano le da a un territorio, dentro y fuera de él, produce un
espacio social cambiante. A veces, la representación simbólica del territorio se mueve con los
grupos humanos que se desplazan. Así se generan espacios multiterritoriales.

Representación del territorio

El territorio es objeto de representaciones múltiples. Pueden provenir de concepciones


religiosas, cosmogónicas, políticas o económicas. Esas representaciones se desplazan con los
individuos allí donde ellos van. Como hecho antropológico, puede afirmarse que el territorio
está vinculado estrechamente a la identidad. Las personas están en constante búsqueda por
hacer suyo el territorio que habitan y siempre desde su propia representación del mismo.

Apropiación del territorio

El proceso de construcción y representación del territorio pasa por la apropiación que los
diversos actores hacen del mismo. Esta dinámica de apropiación da lugar a una
multidimensionalidad del territorio. La multidimensionalidad se produce a través de mitos,
festividades, tradiciones…
El territorio es el espacio que una sociedad reivindica como el lugar donde sus miembros han
encontrado permanentemente las condiciones y los medios materiales de existencia. Es esta
dinámica de apropiación la que genera territorialidad o territorialidades. La territorialidad
expresa también la necesidad de crear o sentir que se posee un espacio de seguridad, de
identidad, un sentido de pertenencia, de integración, y de relación íntima con el territorio. Es
también el resultado de la apropiación social del espacio, de su contenido, en donde juegan
un papel importante los procesos de construcción de identidades territoriales.

En ese sentido, el territorio es resultado de un proceso de territorialización que implica un


dominio y una apropiación de los espacios por los grupos humanos.

Construcción del territorio

El espacio, como categoría que en una de sus acepciones puede ser sinónimo de territorio, se
construye socialmente y es transformado cotidianamente en los procesos de vida y de
producción y reproducción social. Es construido a partir de los procesos económicos, sociales,
políticos y culturales que lo configuran y desde donde se co-produce. Los actores lo
construyen en la búsqueda de su reproducción social, de un sentido de pertenencia como
posesión o como identidad y de acciones relacionadas con el dominio sobre el mismo. Como
construcción social, entonces, el territorio es una configuración espacial organizada no
solamente a partir de la utilización o manejo de sus recursos o elementos naturales, sino con
objetivos de administración y ejercicio de poder.

El territorio como concreción de lo glocal.

Glocalización (acrónimo de globalización y localización) es un término utilizado por primera vez


por Roland Roberston. Pretendía definir el proceso de adaptación de los productos
internacionales a las particularidades de una cultura local en el que se venden. La Glocalización
pretendería así unificar la tendencia universalizante de las multinacionales con los
particularismos propios de lo local en cada lugar. Los procesos de globalización económica y
comercial han llevado a crear un ámbito mundial que permea todas las fronteras a través de
los productos comerciales y las formas de vida que se difunden, de manera que lo que sucede
en un territorio local está condicionado por algún tipo de fenómeno, relación o nivel de
decisión en la escala global. Ningún Estado-nación es absolutamente soberano o dueño de lo
que sucede en su territorio. Lo más probable es que los individuos de ese territorio se vean
afectados por actores o agentes globales.
Son estos actores que actúan a nivel global los que acaban afectando localmente el normal
desarrollo de muchos territorios. Los actores con intereses económicos y políticos concretos
son los que tienen mayor capacidad de establecer límites efectivos sobre el territorio. En el
marco actual de la globalización cobra por tanto una gran importancia el impacto que las
decisiones económicas globalizadas pueden suponer para territorios concretos. Las dinámicas
territoriales están a veces gobernadas en lo local por agentes que no están físicamente
presente en el territorio, ese efecto, se define por algunos autores como “glocalización
territorial”.

El concepto de lo glocal, se refiere a lo global y lo local como una relación donde ambos se
construyen mutuamente: Allí donde poderes y procesos internacionales, o transnacionales y
globales se concretan en el territorio local, se generan vínculos de imposición, dependencia o
complementariedad, lo cual vulnera los ámbitos de soberanía o relativa soberanía

El territorio puede entenderse como síntesis de interrelaciones entre lo global y lo local, que
entran en juego en la producción concreta del territorio. Los territorios, entendidos como
espacio de soberanía política de los Estado-nación, son cada vez menos un ámbito de ejercicio
de poder exclusivo de éstos.

Dimensión social del territorio

Esta dimensión se refiere a las relaciones que establecen y las acciones que realizan los grupos
sociales en el proceso de organización, apropiación y construcción del territorio. La relación
entre los grupos sociales y el territorio es una de las variables que explica la diversidad social.
La configuración social de un territorio es más compleja cuantos más grupos, clases, pueblos,
etnias, religiones, culturas integra. Por ejemplo, habrá territorios donde predomine el
campesinado y otros donde domine la gran propiedad.

La diversidad étnica, se constituye en factor suficiente como para establecer ámbitos de


relación social y fronteras sociales diferenciadas. Otro factor es el género. Por ejemplo, la
apropiación diferenciada del territorio y sus elementos se produce de manera diferente entre
hombres y mujeres

Las fronteras se entienden no sólo como divisiones políticoadministrativas, sino también como
límites sociales móviles y porosos que articulan territorios y que los integran en regiones a
partir de la relación de clase, étnica, religiosa y política.

El proceso de ocupación del territorio presenta un sentido social, cultural e histórico, el cual
contribuye a generar una estructuración del mismo desde el punto de vista de su contenido
simbólico, de su nivel de conflictividad, de ordenación etc. Genera diferencias dicotómicas
entre lugares: públicos-privados… Los espacios públicos siguen siendo los que mejor permiten
ver la ruptura social entre los grupos que conviven en ella. Son los espacios de disconformidad,
militarización, permisividad, exclusividad que dificulta una socialización homogénea de los
individuos.

La migración es una dinámica generadora de nuevas formas de ocupación de los espacios


genera nuevas reapropiaciones simbólicas del territorio desde la “desterritorialidad”. Los
migrantes mantienen los vínculos con el territorio de origen y generan multiterritorialidades
mediante la construcción de nuevos vínculos en los nuevos territorios que ahora habitan

El territorio, entonces, es una construcción social realizada por sujetos, actores e instituciones
sociales que se expresan como formas de organización social, redes y tejidos sociales, formas
de acción colectiva, que inclusive se articulan en la escala regional, nacional y transnacional.

Dimensión económica del territorio

Esta dimensión se refiere a las características, dinámicas y procesos económicos que son
capaces de estructurar el territorio. En su base se encuentran las condiciones físicas del
terreno, pero también las condiciones históricas que explican la apropiación de los recursos.
El territorio visto desde el punto de vista económico es entonces el escenario donde se
concretan las relaciones económicas que se establece entre los individuos y entre estos y otros
que residen en otros lugares. Resulta determinante conocer la estructura de la propiedad,
cómo se lleva a cabo la distribución de la riqueza, etc. El territorio en su dimensión económica
ha sido moldeado históricamente. Ello es especialmente claro en las zonas del mundo que
fueron invadidas. La dimensión económica genera jerarquías y diferenciaciones sociales pues
el acceso al proceso de producción y a los bienes producidos no es homogéneo ni igualitario.
Se estructuran relaciones socioeconómicas diferenciadas.

Dimensión política del territorio

La dimensión política se refiere al ejercicio de poder que se traduce en complejos procesos de


lucha por la posesión y control del territorio que, a su vez, se convierten en apropiaciones,
construcciones y transformaciones territoriales. El territorio es el escenario de las relaciones
de dominio y ejercicio del poder que puede pensar y proyectar el territorio que domina en
función de determinados intereses. La política representa el ámbito de organización del poder,
el espacio y tiempo donde se adoptan las decisiones que tienen proyección social.
Lo político se refiere al ámbito en donde se desarrolla la capacidad de decidir sobre los
asuntos de la vida en sociedad, de fundar, mantener y alterar las normas que rigen la vida
humana.

El Estado como configurador del territorio

El Estado ha sido el principal configurador del territorio. El papel del Estado se ha ejercido por
medio de la división político-administrativa, las políticas agrarias… Ha configurado el territorio
decidiendo sobre la propiedad, el acceso a los recursos, etc. por medio del conjunto de
políticas públicas y agendas que afectan el territorio, tanto por acción como por omisión. Uno
de los instrumentos más potentes que tiene el Estado son las políticas de ordenación
territorial.

Dimensión cultural del territorio

Se refiere al proceso de representación, organización y apropiación cultural/simbólica del


territorio. El sujeto de esa dimensión es a la vez el individuo como parte de una comunidad
cultural y un grupo o colectivo que desarrolla un universo simbólico de relaciones entre sus
individuos y el medio natural.

El territorio, desde un punto de vista cultural, es el espacio con el cual se identifica y


representa una colectividad y un ámbito que se crea la identidad colectiva en una doble
dirección: el territorio pertenece y uno pertenece a ese territorio. Es entonces una
construcción cultural de un colectivo social. En ese sentido, el territorio se refiere a
demarcaciones y delimitaciones que no sólo son hechos políticos y económicos, son también y
fundamentalmente hechos simbólicos que hacen del mismo un escenario donde se recrean
prácticas y concepciones que reafirman la identidad y pertenencia.

Además del valor económico, el territorio tiene un valor simbólico. La territorialidad se asocia
con apropiación cultural. Está demostrado que las personas reconocen, registran y mantienen
colectivamente ciertos lugares en términos simbólicos, rituales o ceremoniales; por lo tanto,
dichos lugares crean y expresan identidad.

La antropología es la ciencia que mejor ha estudiado esas relaciones del hombre con su
entorno físico y las construcciones simbólicas y de representación que las distintas culturas
han construido.

También podría gustarte