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Pablo Estrada Pérez 2º de Bachillerato

JONÁS

Jonás recibe una misión procedente de Dios, pero el temor y el orgullo de Jonás causan
que huya de Dios. Él no desea ir a Nínive a predicar el arrepentimiento a la gente como
Dios le había ordenado, porque siente que ellos son sus enemigos. Él está convencido
de que Dios no llevará a cabo su amenaza de destruir la ciudad. En vez de ello, aborda
un barco para Tarsis, que está en la dirección opuesta.

Pronto una furiosa tormenta causa que la tripulación eche suertes quien es el
problema y quien está causando todos los males y termina saliendo Jonás. Ellos lo tiran
por la borda y tras tirarlo la tormenta se tranquiliza, y Jonás es tragado por un gran
pez. Tras 3 días en su vientre, Jonás se arrepiente de su pecado hacia Dios, y el pez lo
vomita en tierra seca. Esto se trata de una imagen frecuente en los mitos de héroes,
donde el héroe es tragado por un monstruo y en su interior madura y recapacita,
entonces Jonás “nace de nuevo”. Jonás entonces hace el viaje a Nínive y conduce a la
ciudad a un gran avivamiento.

Pero el profeta está disgustado (de hecho, hace berrinches) en vez de estar agradecido
cuando Nínive se arrepiente. Sin embargo, Jonás aprende su lección, cuando Dios usa
un viento, una calabacera, y un gusano para enseñarle que Él es misericordioso.

Jonás no entendía por qué Dios estaba haciendo lo que estaba haciendo. No estaba de
acuerdo con Dios. Pero los caminos de Dios no son nuestros caminos, son mejores,
incluso cuando no los comprendemos. Un día llegaremos a conocer a alguna de estas
personas de Nínive, también ellos estarán alabando a Dios. Jonás no comprendió por
qué Dios lo envió a esas personas malvadas. Pero, al final, todo tendrá sentido y será
hermoso. No podemos permitir que los caminos misteriosos de Dios nos enfaden ni
nos hagan creer que tu plan es mejor que el de Dios. Él es Dios y nosotros no.
Refúgiate en la verdad que lo que sea que Dios haga, está bien.

En otros libros de la Biblia, lo importante es el mensaje del profeta, pero en este caso
lo importante es mas bien el propio profeta que el mensaje en sí. Por lo que podemos
decir que Jonás es el mensaje. Sus acciones nos recuerdan que el hombre no es como
Dios. Jonás es el ejemplo perfecto de la hipocresía y el orgullo. Y leyendo este libro
podemos vernos a nosotros mismos en el profeta. Todos somos como Jonás. Todos
somos pecadores sin importar lo que Dios les llama a hacer. Jonás era un profeta, pero
necesitaba gracia al igual que los ninivitas.

En este texto, vemos el peor lado de Jonás. Toda una ciudad se arrepiente. Sucede un
enorme avivamiento y Jonás se enfada. Él quería que las personas de Nínive tuvieran lo
que se merecían en lugar de la misericordia De Dios. Es claro que Jonás no comprendía
la gracia demasiado bien. No comprendía que él merecía el mismo juicio que los
ninivitas. Que era tan pecador como las personas a las que estaba reticente a llamar al
arrepentimiento. Si hubiera entendido la gracia de verdad, no habría tenido esa actitud
de superioridad. Habría celebrado con gozo, no con frustración, el regalo de Dios para
todos los que se arrepienten.

DIMENSIÓN TEOLÓGICA:

Una de las principales tentaciones de un líder cristiano es el llegar a identificarse


excesivamente con una determinada ideología, y reducir todo su quehacer misionero y
evangelístico tan sólo a lo que esa ideología le permite concebir como ‘su misión’.
  Todo ser humano al igual que es un ser social, también es un ser ideológico. Nadie
puede escapar a la ideología, por lo tanto, como no podemos prescindir de ella,
entonces es necesario saber: ¿Qué tipo de ideología tenemos, y a qué tipo de intereses
sirve?  De esta forma podemos saber hasta qué punto esta es movida por nuestra fe o
por nuestra ideología.   La ideología es un pensar sistemático relacionado con la
realidad de la historia, una forma de pensar que se convierte en la forma en la cual se
ve y juzga la vida. Por ejemplo: la ideología religiosa es algo con lo cual lidiamos todos
los días, razón por la que necesitamos estar muy atentos, usando el sentido crítico, no
permitiendo de esta manera que seamos llevados o persuadidos por ella. La ideología
religiosa puede ser percibida en nuestro medio a través de detalles muy sencillos. Por
ejemplo, de una forma general, un hermano que provenga de un trasfondo religioso y
cultural pietista tendrá una forma de ver la vida más cerrada, más conservadora, al
relacionarse con otro cristiano de otra confesión de fe más liberal, que se viste con el
pelo largo y con barba. El hermano pietista imaginará que éste otro no ora, no lee la
Biblia, ni tiene un compromiso con la evangelización. Y todo esto por una razón muy
simple: él lleva el pelo lago y tiene barba. Este tipo de cristiano que juzga a los demás
por las apariencias y prejuicios posee una gran ideologización religiosa que no le
permite aceptar a los demás cristianos que son diferentes a él.
Con el profeta Jonás ocurrió algo muy parecido, él se dejó llevar por una ideología de
una fe nacionalista exclusiva, que le lleva a considerar a los extranjeros como a seres
que no son dignos de misericordia ni de salvación, esta forma de pensar tan estrecha
le redujo su concepción de la grandeza y universalidad del Reino de Dios.

Por ello, lo que Dios quiere es hacer de nosotros mejores personas, sin juzgar a los
demás y ayudarnos u querernos los unos a los otros, pero para ello hay que confiar en
el y si nos manda hacer algo debemos obedecer. El conduce nuestra mente y corazón,
y sabe si obedecemos con disposición. Dios conoce y ve todo, y no podemos escapar
de Él, como Jonás no pudo hacerlo. Nuestra desobediencia puede causar
sufrimiento no solamente a nosotros, sino también a otros. Todos los tripulantes del
barco sufrieron desesperación y angustia, e incluso sus propias vidas estuvieron en
peligro debido al pecado de Jonás. Y la desobediencia siempre conlleva a
consecuencias negativas, en este caso Jonás fue echado al mar y terminó en el
vientre de un gran pez.
Pero también a pesar de todo Dios nos ama, sin importar lo que hayamos hecho. Él
perdonó la vida a Jonás al preservarlo en el gran pez, y le dio una nueva oportunidad
de hacer su voluntad. Dios escucha nuestras oraciones. Él escuchó la oración de
Jonás, incluso desde lo profundo del mar. Él escucha también las nuestras. Si
queremos hacer lo bueno, debemos corregir nuestros errores y hacer lo que Dios
manda. Jonás hizo eso al predicar el arrepentimiento en la ciudad de Nínive.
Dios es misericordioso, él no quiere que incluso los malos se pierdan, así que dio
oportunidad de salvación a la gente impía de Nínive. Por lo que podemos afirmar
que Dios no concibe el mal y busca hacer a cada persona la mejor persona posible
mientras le pone retos y le ayuda a superarlos, pero siempre que estemos cerca de
Dios y tomemos sus consejos estaremos por el camino correcto y nos irá bien, por
eso es tan importante la fe, para tener esa confianza necesaria para no salirse del
camino que Dios nos marca.

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