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Salvo y Satisfecho.

Bosquejos Bíblicos para Predicar Salmo 40:1-5

Los primeros versículos de este Salmo tan conocido nos dan las experiencias de un alma
pasando de las tinieblas a la luz; de las miserias de una condición de perdición a los gozos de
una plena salvación. Él estaba:

I. Angustiado. En «un pozo horrible» y «lodo cenagoso» (v. 2, V.M.). Nuestros


pecados son las cuerdas mediante las que fuimos bajados a la terrible tiniebla para
hundirnos en la ciénaga. Es terrible el despertar cuando uno descubre que ésta es su
condición. Los dolores del infierno se apoderan del tal.

II. Oído. «Se inclinó hacia mí, y escuchó mi clamor» (v. 1). ¡Qué misericordia que este
hoyo no sea sin fondo, y que el oído lleno de gracia de Dios sigue estando atento!
Jonás clamó desde el vientre del Seol, y fue oído.

III. Salvado. «Me extrajo» (v. 2). Su brazo no se ha acortado que no pueda salvar; es lo
suficientemente largo y fuerte para levantar al pecador arrepentido, «extrayéndolo» del
pozo de los horrores y de la ciénaga traicionera. Otros pueden divertir y distraer al
alma encarcelada, pero solo Dios puede sacarla de allí.

IV. Consolidado. «Afianzó mis pies sobre una roca, y consolidó mis pasos» (v. 2). Es una
poderosa liberación, desde el inconsistente lodo cenagoso de nuestros propios
pensamientos a la roca de la eterna verdad de Dios, y llegar a tener nuestros caminos
de tal manera consolidados que seamos guardados de recaer a nuestra anterior
condición. Jehová es tu guardador.

V. Alegrado. «Puso luego en mi boca cántico nuevo, un himno de alabanza a nuestro


Dios» (v. 3). Este nuevo cántico pertenece a la nueva vida de la fe. Es un cántico de
alabanza al Cordero que es digno, porque Él fue inmolado y nos ha redimido para Dios
con su sangre (Ap. 5:9). Él pone este cántico solo en las bocas de aquellos cuyos pies
Él ha establecido sobre la roca.

VI. Usado. «Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová» (v. 3). El cambio es tan
grande que muchos no pueden dejar de verlo; es tan manifiestamente de Dios, que
serán conducidos a temer y a confiar en el Señor. El testimonio de una vida sana, feliz
y consistente debe ser fructífera.

VII. Satisfecho. «Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza… tus


maravillas… tus designios para con nosotros… Yo querría anunciarlos y hablar de ellos,
pero no pueden ser enumerados » (vv. 4, 5). Se siente satisfecho que el hombre que
confía en Jehová ha entrado en la vida bienaventurada

Halla que las obras, los pensamientos de Dios, en favor suyo, son tan maravillosos y numerosos,
que son inenarrables. Cuando los ojos de nuestro entendimiento han sido iluminados, entonces
podemos conocer cuál es la esperanza de su llamamiento, y la supereminente grandeza de su
poder para nosotros que creemos (Ef. 1:18-20).

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