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B iblia
C omentada
T e x t o d e la N á c a r - C o l u n g a
III
Libros Proféticos
POR
Págs
Abreviaturas ............................................... vi
Introducción a los libros Proféticos .......... 3
Introducción al libro del profeta Isaías .... 57
Comentario al libro del profeta Isaías .... 73
Introducción al libro del profeta Jeremías 392
Comentario al libro del profeta Jeremías .. 4°9
Introducción al libro de las Lamentaciones 714
Comentario al libro de las Lamentaciones .. 719
Introducción al libro de Baruc ................ 753
Comentario al libro de Baruc .................... 756
Introducción al libro del profeta Bzequiel 779
Comentario al libro del profeta Ezequiel .. 789
Introducción al libro de Daniel ................. 983
Comentario al libro de Daniel ................. 993
Introducción al libro del profeta Oseas .... 1073
C'.v.uce.ter'/a aJ. UUro. <iei profeta. Osea.?. .......
Introducción al libro del profeta Joel ....... 1123
Comentario al libro del profeta Joel ....... 1128
Introducción al libro del profeta Amós .... 1142
Comentario al libro del profeta Amós ....... 1148
Introducción al libro del profeta Abdías .. 1179
Comentario al libro del profeta Abdías .... 1181
Introducción al libro de Jonás ................ 1186
Comentario a! libro de Jonás .................... 1193
Introducción al libro del profeta Miqueas 1201
Comentario al libro del profeta Miqueas .. 1204
Introducción al libro del profeta Nahum .. 123°
Comentario al libro del profeta Nahum .... 1233
Introducción al libro del profeta Habacuc 1241
Comentario al libro del profeta Habacuc .. 1244
Introducción al libro del profeta Sofonías .. 1254
Comentario al libro del profeta Sofonías .. 1256
Introducción al libro del profeta Ageo .... 1265
Comentario al libro del profeta Ageo ....... 1267
Introducción al libro del profeta Zacarías .. 1273
Comentario al libro del profeta Zacarías .. 127S
Introducción al libro del profeta Malaquías 1317
Comentario al libro del profeta Malaquías .. 1321
A ll n E V l A . T..: IJ-\ -M . A S
libros de la Biblia
í
KHK........... Kurzer Handkommentar zum Alten Testament.
KIB............. Keilinschriftliche Bibliotek.
KTW.......... Kittel, Theologisches Wórterbuch.
LTK............ Lexicón für Theologie und Kirche.
MGC........... Moulton-Geden, Concordance to Greek NT.
NP.............. Novum Psalterium (Pontificio Instituto Síbiico).
NRTh......... Nouvelle Revue Théologique.
NtAb........... Neutestamentliche Abhandlungen.
PG.............. Migne, Patrología Graeca.
PL............... Migne, Patrología Latina.
RA.............. Revue Apologétique.
RB.............. Revue Biblique.
RHPR......... Revue d’Histoire ét de Philosophie Religieuse.
RSPT.......... Revue des Sciences Philosophiques et Théologiques
RSR............ Recherches de Science Religieuse.
RT.............. Revue Thomiste.
Sal............... Salmanticensis.
SB............... Strack-Billerbeck, Kommentar zum NT aus Talmud
und Midrasch.
SC............... Studia Catholica (Universidad de Nimega).
SPIB............ Scripta Pontificii Instituti Bíblica.
SSCC........... Migne, Scripturae Sacrae Cursus Completus.
ST............... Summa Theologica de Santo T omás.
Std.............. Studies.
StKr............ Theoiogische Studien und Kritiken.
TG.............. Theologie und Glaube.
TQ.............. Theoiogische Quartalschrift (Tubinga)
TS............... Texts and Studies.
VD.............. Verbum Domini.
Vg............... Vulgata.
WC............. Westminster Commentaries.
ZATW........ Zeitschrift für die alttestamentliche Wissenschaft,
ZKT............ Zeitschrift für katholische Theologie.
ZLG............ Zorell, Novi Testamenti Lexicón Graecum.
ZNTW........ Zeitschrift für die neutestamentliche Wissenschaft.
B I B L I A C O M E N T A D A
111
L ibros p r o f é t i c o s
I N T R O D U C C I O N A LOS L I B R O S
PROFETI COS
EL PROFETISMO ISRAELITA
7. La revelación profética
Hemos visto que la «revelación», o comunicación de una verdad
totalmente nueva, no es necesaria para que un sujeto pueda ser
considerado como profeta, pues le basta recibir la «iluminación»
en el acto de juzgar, aunque se trate de elementos de juicio conoci
dos por medios naturales 9S. Pero puede darse el caso de que el
profeta, además de recibir la «iluminación» en el acto de juzgar
(«iudicium de acceptis»), reciba también sobrenaturalmente los ele
mentos de juicio («acceptio cognitorum»), es decir, reciba una
«revelación» o comunicación de verdades totalmente sobrenaturales.
En este caso, el profeta adquiere su máxima participación en el
carisma profético.
Esta comunicación sobrenatural, o «revelación», puede recibirse
de tres modos, según los tres estadios del conocimiento huma
no a) por los sentidos externos; b) por la imaginación; c) di
rectamente por el entendimiento. Sin embargo, en la práctica no
es fácil muchas veces saber cómo los profetas recibieron la reve
lación divina, ya que emplean frases que son susceptibles de ser
interpretadas de diverso modo. Así, hablan de «visiones», «audicio
nes», que muchas veces tienen el sentido general de «comunica
ciones», ya sean intelectuales, imaginarias o corporales.
El modo más ordinario de comunicación divina es por la «ima
ginación», en cuanto que Dios infunde nuevas imágenes descono
cidas por medios naturales, o combina sobrenaturalmente las imá
genes recibidas por conducto natural 10°. Y de hecho sabemos
que Dios se acomodaba a la mentalidad de cada profeta para trans
mitir sus verdades sobrenaturales. Como los sujetos receptores de
la comunicación divina eran orientales, de viva imaginación, de
ahí que muchas veces las verdades que Dios comunicaba sean ex
presadas con una riqueza de detalles imaginativos que a nosotros,
de mentalidad occidental, resultan extravagantes. Para hacer acce-
96 II-II 173,2 ad 3-
97 De ver. XII 7 ad 5.
9 8 «Prophetia est quaedam supem aturalis cognitio. A d cognitionem autem dúo requi-
ru ntur: scilicet acceptio cognitorum et iudicium de acceptis... Q uandoque igitur cognitio est
supematuralis quantum ad acceptionem tantum , quandoque secundum iudicium tantum ,
quandoque secundurn utrumque». Es el grado superior en la comunicación profética (De
ver. XII 7). . .
99 Cf. II-II 173,2; De ver. X II 7. San A gustín distingue bien las tres categorías (D e
Gen. ad litt. c.6.7.11: P L 34,458-460.462-464).
100 De ver. x n 7 ad 3: «IUarum rerum , quas propheta vidit, non oportet ut ei denuo
species jnfundatur, sed ex speciebus reservatís in thésáurb virtutis imaginativae fíat quaedam
aggregatio ordinata, conveniens designationi rei prophetapdae*. Véase tam bién II-II I 73.2*
sible la nueva verdad revelada, Dios «condescendía» con la psico
logía imaginativa de aquellos orientales escogidos como instrumento
de su providencia extraordinaria en la historia.
Aparte de esta comunicación «imaginaria» de verdades sobre
naturales, Santo Tomás admite una comunicación o revelación
pura intelectual, en cuanto que Dios transmite al sujeto receptor
determinadas «species intelligibiles» sin concurso de la imagina
ción 101102345. No obstante, repetidas veces dice que este género de
comunicación pura intelectual es muy rara en el A. T.1»2.
Naturalmente, esta «revelación» intelectual es la más perfec
ta t 03, pues se eleva más sobre los sentidos y se acerca más a la
visión de los bienaventurados. Pero es tan elevada, que apenas se
da, y por eso Santo Tomás dice que la comunicación más ordinaria
en el A. T. es la imaginaria: «(huiusmodi) prophetiam habuerunt
omnes illi qui numerantur in ordine prophetarum» t 04, «omnis
propheta vel habet tantum iudicium supernaturale... vel habet ac
ceptionem simul cum iudicio secundum imaginariam visionem » tos. Sin
embargo, hay que suponer siempre, para que sea verdadera «profe
cía», que esta comunicación imaginaria sobrenatural la juzgue
intelectualmente según la «iluminación profética» que recibe en el
acto de juzgar (distinto del acto de recibir la especie imaginativa).
122 Gf. Santo T omás, De ver. X III 3: «quando una potentia in suo actu intendítur,
alia debílitatur in suo actu, ve! ex toto abstrahitur.. .* En latín tenemos la expresión «mentís
excessus» v "raptus*, que reflejan descriptivamente el efecto del éxtasis,
Gf. H erod., VI 48. ___ .
«trance» comunicaba cosas insólitas e inauditas que causaban la
admiración de sus oyentes 124.
Ahora bien: ¿podemos trasladar estos fenómenos a la psicolo
gía profética? O en otros términos, ¿el «éxtasis» era el medio nor
mal y aun necesario para comunicar con Yahvé? Santo Tomás
está tajante al respecto: el «éxtasis» no es medio de la revelación,
si bien acompaña algunas veces, como fenómeno accidental, a la
recepción de la revelación 125. En los primeros tiempos del «pro-
fetismo» israelita, algunos de sus representantes, como Eliseo,
parecen entregados a ciertos transportes extáticos incluso provo
cados por la música 126. En esto tenemos que ver una concesión
a la mentalidad expresiva oriental y a formas primitivas de mani
festación religiosa. Pero de hecho no encontramos nada indigno,
desde el punto de vista moral y religioso, en ninguno de los ver
daderos profetas, aprobados como tales por los autores bíblicos.
Cierto que existían gentes que se arrogaban el título de «profetas»
ante el pueblo sencillo, los cuales imitaban los desvarios de los
cultos orgiásticos cananeos, y entre ellos las manifestaciones ex
táticas espectaculares al estilo de los derviches orientales, procu
rándose con «incisiones» rituales y con bebidas embriagadoras un
estado psíquico anormal127. Pero esos tales son considerados por
los autores sagrados como «falsos» profetas.
De hecho sabemos que los profetas canónicos del A. T. tenían
conciencia de su personalidad y de sus relaciones inmediatas con
la Divinidad, y que jamás pretendieron presentarse con una perso
nalidad superpuesta, como si la propia fuera anulada y absorbida
por la divina. Los profetas tienen conciencia de su «personalidad»
humana a pesar de sentirse profundamente movidos por una
fuerza superior divina. Jeremías, en un momento de ruda since
ridad, refleja su situación psicológica como profeta, ya que, a
pesar de sentir repugnancia para cumplir su ingrata misión, re
conoce que Dios le empuja a transmitir su mensaje al pueblo:
«Tú me sedujiste, ¡oh Yahvé!, y me dejé seducir. Tú eras el más
fuerte, y fui vencido... Y aunque me dije: No pensaré más en ello,
es dentro de mí como fuego abrasador, que siento dentro de mis
huesos, que no puedo contener ni puedo soportar» 128. Los pro
fetas se sentían poseídos por una fuerza superior, que no destruía
su personalidad (jamás ellos se presentan como dioses) y los em
pujaba irresistiblemente a transmitir el mensaje divino. En su co
metido, muchas veces hay colisión de intereses. Jeremías, de tem
peramento afectivo y enamorado de su pueblo, sentía desgarrarse
sus entrañas al comunicar los mensajes conminatorios a sus con
ciudadanos, y, a pesar de que tenía que pasar como enemigo de
los intereses nacionales de su nación, transmitía enérgicamente el
mensaje divino que los invitaba a aceptar el yugo babilónico como
114Era famoso el dicho griego: pavTiKf} Kcrrá tó fv0£ov, es decir, la adivinación como
consecuencia de un transporte divino.
12* Cf. II-II 174,1 ad 3. 127 Cf. i Re 18,26; 19,183.
i 2* Cf. a Re 3.15 12* Cf. Jer 20,7.9; A m 3,3-8.
mal menor. La conciencia de ser los representantes de su Dios
les obliga a estampar la frase vigorosa que aparece en todas sus
predicaciones: «Así habla Yahvé». Son los portadores de un mensaje
divino a su pueblo y los genuinos representantes del yahvismo
tradicional, y como tales se presentan al público con una fuerza
y entereza irresistibles.
BIBLIOGRAFIA
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Les prophétes d’Israel: I. Le prophétisme en Israel (hierre 1919; 2.a ed. de
J. Coppens, Malines 1932); M. A. Van O udenrijn, O. P., De prophetiae
charismate in populo israelítico (Roma 1926); J. C haine, Introduction d la
lecture des Prophétes (París 1921); D. Buzy, Les symboles de 1'Anden Testa-
ment (París 1923); R. C ornely, S. I.. Hist. et Crit. Introd, in utriusque
Test. Libros Sacros II 3 (París 1887)! L eitner, Die prophetische Inspira•
tion (Friburgo de Brisgovia 1896); F. C euppens, De prophetiis messianicis
in Antiquo Testamento (Roma 1935); St . T homas, Summa Theol. II-II
q.171-178. Véase el coment. de P. BENOiTen la Somme Théologique.
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tinga 1917); A. R. G ordon, The prophets of the O. T. (London 1919);
W. A. C. A llen, O. T. Prophets (Cambridge 1919); E. C. Baldwin, The
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don 1934); E. H amilton, The prophets of Israel (London 1936); J. M offat,
The books of the prophets (London 1938); J. Brice, Seers of Israels (London
1939); C. H. C ornill, Der israelitische prophetismus (Strasbourg 1894;
Brisg. 1924); R. K ittel, Prophetie und Weissagung (Leipzig 1899); A. B. D a-
VIDSON, Prophecy (Edimburgo 1910); E. Sellin, Der Alttestamentliche Pro
phetismus (Leipzig 1912); W. E ichrodt, Theologie des A. T. (Leipzig 1939):
S. M owinckel, Die Erkenntnis Gottes hei den Alttestamentlichen Prophe
ten (Oslo 1941).
Estudios especiales
1. A u to res c a tó lico s
INTRODUCCION
aumenta cada día 24. Los argumentos que favorecen esta tesis son
de diversa índole: histórica, literaria y doctrinal.
a) Argumento histórico.—Mientras que en la primera parte del
libro de Isaías el horizonte histórico reflejado es el de la época asiria
(excepto el c.13), en los capítulos 40-66 la situación histórica refle
jada es netamente postexiliana: Palestina está devastada, sometida
a los extranjeros; la población israelita está en el cautiverio, y el
pueblo opresor es el babilonio 25. Incluso se anuncia la caída de
Babilonia en manos de Ciro después que éste ha ocupado ya la
Media 26■ El gran liberador de los cautivos hebreos será el propio
Ciro 27. Todo esto es insólito en las profecías, ya que los profetas
suelen reflejar en sus oráculos las inquietudes de su tiempo, y por
eso no es fácilmente concebible que un autor del siglo vin antes de
Cristo anunciara tan al detalle cosas que habían de tener lugar dos
siglos más tarde. Por otra parte, la mención de Ciro como libertador
es totalmente insólita en los oráculos proféticos, pues en ellos nunca
se citan nombres propios.
b) Estilo literario.—Se suele urgir en este sentido que el estilo
de la primera parte de Isaías (c.1-39) se distingue «por su fuerza y
comprensión, mientras que el de los últimos capítulos (c.40-66) es
difuso con tendencia a la amplificación y repetición» 28. Sus descrip
ciones son líricas e idealizadoras en esta segunda parte, y mientras
que en la primera parte el autor apenas se repite, en la segunda
constantemente vuelve al mismo tema. El estilo de la primera parte
es conciso e incisivo, mientras que en la segunda parte es más ba
rroco, apasionado y cálido, con frases largas y envolventes. La «gran
deza* característica de la primera parte es sustituida por el «lirismo*
desbordado e incontrolado. Incluso se ha notado que muchas frases
estereotipadas de la primera parte no se repiten en la segunda y
tercera 29.
c) Contenido doctrinal.—Las ideas doctrinales de la segunda
parte son expuestas con amplificaciones teológicas que parecen
reflejar un estadio teológico posterior. Así, la doctrina relativa a la
naturaleza de Dios y sus atributos es expuesta más al detalle. Por
otra parte, una de las ideas teológicas características de la primera
parte de Isaías es la del «resto» de israelitas que se salvará en las
catástrofes para constituir el núcleo de restauración. En la segunda
parte apenas se alude a esta doctrina 3 0 , Además, en la segunda parte
de Isaías es frecuente la expresión «Siervo de Yahvé» aplicada al
pueblo israelita, mientras que no aparece en la primera parte31.
24 Así A. C ondamin, Le Itvre d ’Isaie: EB (París 1905); P. Vetter: T h Q 87 (1905) 611;
F. Ci. G igot, The authorship o f Isaías X L -L X V l: N . Y. Review (1905) 277-296; F. F eld -
m *nn , Der Knecht Gottes m Isaías p .40-45 (Friburgo 1907); I d., Das Buch Isaías (M ünster
1926) 14-16.
23 Is 44,26; 51,3; 52,9; 42,22.24-25; 52,2.3.5; 43. 14; 47,1-6; 48,14 20.
26 Is 41,25.
27 Is 52.2; 43,14; 48,14.' 44,28; 45,r.
2* J. Skinner, Isaiah: «Cambridge Bible» (Cambridge 1951) XXII.
29 Véase una lista de ellas en J. Skinner, o.c., XXIV.
•10 Aparece en Is 59,20; 65,8.9.
51 Véase el «excursus» sobre el «Siervo de Yahvé» al com entarlos «cánticos d el Siervo de
Y.divé». Cf. c.42,49,50,52-53.
Sobre todo, la noción de un Mesías («Siervo de Yahvé») humilde y
NiifVicndo contniNta con la concepción «regia» de un Mesías Príncipe
libciludor, que vence a los ejércitos asirios.
listos son los principales argumentos contra la autenticidad isaia-
na de la segunda parte del libro que lleva su nombre. Ciertamente,
el más convincente es el histórico, pues los otros estilísticos y doc
trinales pueden fácilmente prestarse al subjetivismo. Entre los auto
res católicos son numerosos los que sostienen la autenticidad isaiana
de todo el libro de Isaías 32, y creen que los argumentos aducidos
no tienen validez, pues en primer lugar no es imposible a Dios
comunicar al profeta hechos concretos que han de tener lugar dos
siglos más tarde. La mención de Ciro puede explicarse por esta
ciencia profética infusa. Respecto del estilo, responden estos auto
res que hay muchas expresiones e imágenes comunes a la primera
y segunda parte del libro 33. Y en cuanto al contenido doctrinal,
las ideas teológicas de la segunda parte pueden considerarse como
un desarrollo lógico y normal de las de la primera. Por otra parte,
insisten en el hecho de que la tradición judía siempre consideró
a todo el libro de Isaías como obra del gran profeta del siglo vm 34.
La Comisión Bíblica, en decreto del 28 de junio de 1908, dio
las siguientes directrices respecto del problema en cuestión:
«Propuestas las siguientes dudas, la Pontificia Comisión Bíblica
respondió del modo siguiente:
Duda 1. *—Si se puede enseñar que los vaticinios que se leen en
el libro de Isaías—en diversas partes de las Escrituras—no son ver
daderos vaticinios, sino narraciones creadas después de los aconte
cimientos, o que, si hay que admitir algo profetizado antes de su
realización, esto no lo predijo el profeta por revelación sobrenatural
de Dios, que conoce el futuro, sino que, haciendo conjeturas por lo
que ya había acontecido, lo predijo por cierta hábil sagacidad y na
tural agudeza de ingenio.
Respuesta.—Negativamente.
Duda 2.*—Si la teoría que sostiene que Isaías y los demás pro
fetas no hicieron predicciones más que de cosas que habían de
acaecer inmediatamente, o después de un corto espacio de tiempo,
se puede conciliar con las profecías, sobre todo mesiánicas y esca-
tológicas, hechas por los mismos profetas desde antiguo, como
también con la sentencia común entre los Santos Padres, que enseñan
a una que los profetas predijeron ciertamente estas cosas que habían
de cumplirse muchos siglos después.
Respuesta.—Negativamente.
Duda 3.a—Si se puede admitir que los profetas, no sólo en cuan
to corregían la maldad humana y eran pregoneros de la divina pa-
32 Entre los acatólicos sostienen la unicidad de autor: W . H . Cobb, J. Lias, A. Kaminka
J. Schelhaus, W . Moller.
33 Así «Santo de Israel», «la boca de Yahvé ha hablado», Egipto es llamado «Rahab»
(30,7; 5i,9).
34 En Eclo 48,24 se dice que Isaías «consoló a los que lloraban en Sión», aludiendo a
Is 40,1. En el N . T . se citan textos de la segunda parte como de Isaías: M t 3,3: Is 40,3; Le 4,
17: Is 61,is ; M t 8,17: Is 53,4; M t 12,17: Is 42,1-4*
labra para provecho de los oyentes, sino también en cuanto prede
cían los sucesos futuros, debieron hablar constantemente a oyentes
no precisamente futuros, sino presentes e iguales a ellos, de forma
que hayan podido ser claramente entendidos por éstos, y que, por
lo tanto, la segunda parte del libro de Isaías (c.40-66), en la cual,
como uno que vive entre ellos, habla y consuela el profeta no a
judíos iguales a Isaías, sino a judíos que lloran en el destierro de
Babilonia, no puede tener por autor al mismo Isaías, muerto mucho
tiempo antes, sino que es necesariamente atribuida a un profeta
desconocido que convivía con los desterrados.
Respuesta.—Negativamente.
Duda 4.a—Si para oponerse a la identidad de autor del libro de
Isaías ha de considerarse de tal importancia el argumento filológico
sacado del lenguaje y del estilo, que obligue a un hombre de peso,
perito en el arte crítico y en lengua hebrea, a admitir la pluralidad
de autores en el mismo libro.
Respuesta.—Negativamente» 3S.
6. Doctrina teológica
Las ideas teológicas que aparecen en el libro de Isaías son sus
tancialmente las mismas que encontramos en sus contemporáneos
Amós, Oseas y Miqueas. Todos están poseídos de la grandeza y
trascendencia de Dios y de sus exigencias respecto del pueblo ele
gido, Israel. Isaías se distingue en su predicación por su esquema
orgánico teológico, desarrollado a base de pocos principios funda-,
mentales, que pueden reducirse a tres: a) concepción trascendente
de Dios como «santo»; b) sus relaciones históricas con Israel; c) con
cepciones escatológicas 36.
a) C oncepción trascendente de D ios.—Isaías, en toda su
predicación, da por supuesta la idea monoteística de Dios. Sólo
existe Yahvé, y los ídolos de los otros pueblos son «vanidades»
(’eltlím); no son más que «obras de los hombres» 37. Por eso, en su
predicación arremete con frecuencia contra toda índole de cultos
idolátricos. Para él sólo existe un Ser divino, al que enfáticamente
llama el «Santo de Israel». Esta nota de «santidad», como la mejor
definición de la divinidad, aparece ya en la visión inaugural 38.
Para él Yahveh es un Ser «trascendente» en su «gloria»; por eso los
serafines se cubren su rostro ante la majestad de aquel que está
sentado en su trono como «rey» de Israel y del universo. El canto
de éstos se reduce a la repetición de una palabra: «santo, santo, santo».
Es que para el hebreo la «santidad» es como la esencia de la divini
dad, lo numénico, lo trascendente, que le caracteriza como tal 39.
33 Enquíridion bíblico 287-290. Traducción de J. D íaz.
** Sobre las ideas teológicas de Isaías véase la excelente exposición de J. S kinner, e-c.,
XLVIIls.
37 Is 2,8.20; 17,8; 31,7.
3» Is 6.
39 Cf. P. van I mschoqt, Théologie de VAnden Testament: I. Dieu (París 19.54) P-42-5**
ttiblia comentada 5 3
Dios eitá como rodeado de una atmósfera aislante, la «santidad»;
por uno, al entrar en contacto con las criaturas, exige la «purificación»,
de forma que éstas se eleven—ritual y moralmente—aúna atmós
fera superior que pueda aproximarse de algún modo a la divina. La
«gloria» es como la manifestación de la grandeza de Dios en el mundo,
mientras que la «santidad» es como la zona inaccesible de la divini
dad, lo que la caracteriza como tal. Por eso la «santidad» para el
hebreo no es un atributo más de Dios, sino su definición como Dios,
en cuanto distinto y trascendente a todo lo creado. En Isaías, la idea
de «santidad» incluye, además, la idea de incontaminación moral;
por eso, ante la vista del Dios «santo», exclama aturdido y tembloro
so: «¡Ay de mí, porque soy un hombre de labios impuros!» Su con
ciencia de pecado le parece que le impide entrar en relaciones con
el Dios puro y santo. De esto se deduce que, para el profeta, la
idea de «santidad» aplicada a Dios incluye, de un lado, su carácter
superior, inaccesible a las criaturas, y también un aspecto ético, en
cuanto que concibe a Dios como «perfecto» en el orden moral.
b) Dios e I s r a e l . —Una de las frases que más reiteradamente
se encuentra en los escritos isaianos es la de «el Santo de Israel» 40.
Para el profeta, aunque Yahvé es el Ser inaccesible por antonomasia,
sin embargo, tiene un plan salvífico en la historia humana, sobre
todo, respecto de Israel. Yahvé tiene una «obra» que realizar en su
pueblo; por eso en la visión inaugural aparece deliberando con su
corte de honor celeste, los serafines, sobre el sujeto a enviar como
colaborador de su «obra» en el pueblo escogido: «¿A quién enviare
mos?»4! Dios tiene un designio providencialista sobre el mundo,
pues la historia humana—y sobre todo la de Israel—está lanzada en
los planes de Dios hacia una etapa definitiva de salvación, hacia el
establecimiento del reinado de justicia en la tierra. Por eso Yahvé
«obra» en la historia, y en esta «obra» Yahvé le pide al profeta sea
su colaborador. Por eso Isaías acusa a los jefes paganos de no per
cibir esta «obra» de Dios en la historia 42. Como la «gloria» de Dios
llena la tierra, aunque los hombres no la vean así, su «obra» penetra
y dirige la historia de la humanidad. Los impíos son ciegos y no
la perciben; por eso irónicamente dicen al profeta: «Que veamos la
obra de sus manos; que venga, pues, y de una vez acabe su plan
el Santo, y lo veamos nosotros» 4L
Para Isaías, la historia es «un drama que se acerca a su desenlace,
y en las convulsiones de los fundamentos del mundo político escu
cha los pasos del Omnipotente, que avanza hacia el día de la crisis
judicial y la esperanza final de la humanidad»44 De este modo
Yahvé «reina soberanamente sobre el reino de la naturaleza y en
la esfera de la historia, y el colapso de los reinos, la disolución
total del viejo orden del mundo hebreo, que seguía al avance de
Asiria, es para el profeta no otra cosa que la prueba cumbre del
40 Véase nuestro art. El Santo de Israel: «Mfélanges Bibliques André Robert* (París 1956)
p.i6s-i73-
4 » Is 6,8. 4J Is 5,19.
. 42 Is S,t2¿ 22,11. 44 J. S k in n e r , o.c., p LIII.
dominio absoluto de Yahvé, afirmándose y humillando a todo lo
que disputa su supremacía» 45. Su carácter de trascendente e inacce
sible le hace intransigente ante las transgresiones de los pecado
res: «El Santo se santifica (se muestra «santo») en la justicia»46; de
ahí la necesidad de un juicio purificador sobre el mundo y sobre
el mismo Israel. Yahvé es el Soberano al que todo le está sometido;
pero al mismo tiempo es paciente y misericordioso: «Yahvé os está
esperando para haceros gracia».
Esto tiene especial aplicación a las relaciones de Dios con Israel,
porque éste es el pueblo de Yahvé en exclusiva. Por eso Yahvé es
de modo especial de Israel, lo que daba una conciencia religiosa
especial a los componentes de este pueblo privilegiado, al menos
en la mentalidad ortodoxa de los profetas, que eran los grandes
maestros del espíritu, representantes del yahvismo tradicional. De
esta concepción teocrática se sigue que la religión no es sólo una
cuestión de relación entre Yahvé y los individuos, sino entre Yahvé
y la nación como tal en sus destinos colectivos históricos. Los israe
litas son considerados por el profeta como esencialmente vinculados
a la colectividad nacional, y, como tales, objeto de las complacen
cias divinas en cuanto forman parte de esta comunidad. De ahí el
principio de solidaridad en el bien y el mal. Dios premia y castiga
a unas generaciones por los pecados de las anteriores.
Isaías considera la soberanía de Yahvé en el universo en relación
con su señorío sobre el propio Israel. «Israel es la inmediata esfera
de las funciones reales de Yahvé, y por eso Isaías exige oír su voz
autorizada en la dirección de los negocios del Estado. Se presenta
a sus compatriotas como el ciudadano privilegiado que «ha visto»
al «Rey» y que ha sido oficialmente comisionado por El para declarar
su voluntad como la suprema ley de la nación»47. Yahvé es para él,
ante todo, «el Santo de Israel»48, es decir, el Ser soberano puro,
inaccesible y trascendente, pero que está vinculado de modo par
ticular a Israel, lo que exige por parte de este pueblo privilegiado
una «santificación» o elevación moral especial frente a las demás
naciones, que sólo pertenecen Yahvé por los vínculos generales
de la creación. Los israelitas deb?n ante todo reconocer su situación
de privilegiados y «santificar al Señor de los ejércitos»49, es decir,
reconocerle como «santo», con lo que esto implica de obediencia
y entrega a su ley.
Pero el profeta se da cuenta, desde el momento en que es llamado
al ministerio profético, que existe una ruptura entre Yahvé y su
pueblo pecador; por eso exclama con amargor: «He aquí que habito
en un pueblo de labios impuros»50. Era preciso, pues, un juicio
purificador, y como sus labios habían sido purificados por el fuego,
así el fuego de la ira divina debía consumir hasta los cimientos a la
45 R. Smith, Prophets p.226. 47 J. Skinner, o . c . , p.IV.
46 Is 5,16.
48 Esta expresión enfática aparece por prim era vez en Isaías, y después en ia literatura
sapiencial: Sal 71,22; 78,41; 89,18; tam bién en Jer 50,29; 51,5, y en Ez 39,7, si bien en form a
diferente.
49 Is 8,13; 29,23- 50 I* 6,J.
sociedad actual israelita, salvándose sólo un «resto», la «semilla
santa», que habría de ser el germen de restauración en el futuro51.
En su predicación, el profeta anuncia este juicio purificador sobre
una sociedad corrompida, que está inficionada de cultos idolátricos,
despreciando a Yahvé, y cree cubrirse en sus deberes religiosos
con unas prácticas meramente ritualistas en el templo52. Por otra
parte, la clase directora no reconoce más derechos que los de su
codicia insaciable, conculcando al pobre, a la viuda y al huérfano:
«Cuando esperaba (Yahvé) juicio, he aquí derramamiento de san
gre, y cuando esperaba justicia, he aquí griterío»55. La sociedad
estaba totalmente paganizada y escéptica respecto de sus deberes
religiosos, confiando sólo en sus carros y caballos y en los juegos
diplomáticos para salvar a la nación, viviendo prácticamente en
plan de apostasía general54. Como consecuencia, Yahvé ha recha
zado a su pueblo 55. Es preciso que Israel vuelva a su Dios y tenga
una «fe» en El como único Señor de sus designios. El profeta destaca
la importancia de la «fe» como medio de retorno a las buenas rela
ciones íntimas que debe haber entre Yahvé y su pueblo.
c) E xpectación m esiAnica .—Los profetas viven de la espe
ranza del futuro, como reinado de Dios, con todo lo que implica de
triunfo de la justicia y equidad. Por eso, su extraordinaria sensibi
lidad religiosa les hace chocar con las imperfecciones y deficiencias
religiosas de su tiempo: de ahí que en sus predicaciones clamen
por un cambio radical de cosas, incluso por una conmoción cósmi
ca que transforme la sociedad en sus cimientos, dando paso a un
nuevo orden de cosas en el que se dé el pleno reinado de la justicia
como consecuencia de un mayor «conocimiento» de Yahvé. Las
angustias y abusos morales de su tiempo les hacen forjar por con
traste la idealización de la etapa definitiva del futuro.
i ). El «día de Yahvé».—Ya Amós había hablado del «día de
Yahvé» como día de «tinieblas y no de luz» 5®. Isaías recoge la mis
ma idea, y, con todo detalle, en sus primeros capítulos nos habla
de un cambio sustancial de la sociedad, que en sus pecados ha llega
do a la saturación. Por eso se acerca un juicio purificador: «Porque
llegará el día de Yahvé sobre todos los altivos y soberbios, sobre
cuantos se ensalzan para humillarlos..., y sólo Yahvé se exaltará
aquel día, y desaparecerán todos los ídolos» 52. Quizá en su juventud
habla sido testigo del tremendo terremoto del que se hace mención
en Am 1,1, y todavía se estremece ante el recuerdo de aquella
conmoción desorbitada. Sin embargo, los contemporáneos han
olvidado lo que era—en la mentalidad profética—un castigo divi
no, y ahora Isaías parece entrever otra conmoción colosal en la que
se tambalearán todos los cimientos de la sociedad. Sin duda que el
profeta alude a la próxima invasión de los asirios, a los que consi
dera como instrumentos de la justicia divina para castigar al Israel
51 I s 6 ,I3 ;4 ,4 s . 35 Is 2,6.
52 1$ 10,17. 56 A m 5,18*
Is 5,7- 57 Is a, ia.
** U 1 . 4
pecador. Pero, detrás de esta inmediata perspectiva de castigo en
su concepción teológica de la historia, Isaías piensa en otra conmo
ción social más honda, que será el preámbulo de la inauguración
mesiánica.
2) El «resto» salvado.—En la catástrofe que se avecina se sal
vará «un resto», que ha de ser el núcleo de restauración nacional,
la semilla santa de la que saldrá la ansiada nueva teocracia mesiá
nica. Ya Amos en sus oráculos habla hablado de un «resto» salvado
del juicio purificador de Yahvé 58. Precisamente para dar esperanzas
de salvación a los temerosos de Yahvé, el profeta había impuesto
a uno de sus hijos un nombre simbólico, Sear-Yasub («un resto vol
verá») 59. Los judíos contemporáneos del profeta no veían el peligro
que se cernía sobre ellos y confiaban ciegamente en sus destinos
históricos; pero Yahvé va a someter a la sociedad a una dura criba,
de la que se salvarán muy pocos: «Si quedare un décimo, será tam
bién para el fuego, como la encina o el terebinto cuyo tronco se
abate» 58960. Pero de ese tronco saldrá un «retoño», que será la «semilla
santa* de los «rescatados de Sión»61, núcleo de restauración de la
futura sociedad teocrática.
3) El «Mesías».—Aunque en los oráculos isaianos nunca se use
la palabra Mesías («ungido») para designar al Príncipe ideal62, Sal
vador de Judá, sin embargo, sus concepciones «mesiánicas» se cen
tran en torno a un personaje ideal, al que se describe con los epítetos
más cautivadores: «Admirable Consejero, Dios fuerte, Padre sem
piterno, Príncipe de la paz»63. Es el «retoño» de Jesé, sobre él que
descansará el «espíritu» carismático de Yahvé en su múltiple mani
festación: «espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de con
sejo y fortaleza, espíritu de entendimiento y de temor de Yahvé»64.
Es el «Niño» misterioso «Emmanuel» que nace de una «doncella»,
que es prenda de salvación ante la inminente invasión asiria 65.
En la segunda parte del libro de Isaías, la perspectiva es muy
distinta, y el «Siervo de Yahvé», lejos de ser encarnado en un «Prín
cipe» poderoso, es un sujeto dolorido que sufre calladamente por
los pecados de su pueblo, triunfando con su muerte66. En este
sentido, las profecías mesiánicas del libro de Isaías son la culmina
ción del «mesianismo» concebido como esperanza de rehabilita
ción de la humanidad, anunciada germinalmente en los albores
mismos de la historia humana. El autor de esta segunda parte de
Isaías se ha acercado hasta el máximo al misterio de los misterios,
a la muerte de Cristo-Redentor. Por eso el libro de Isaías es quizá
el libro de más contenido teológico de todos los del Antiguo Testa-
58 Véase nuestro art. La reprobación de Israel en los profetas: EstBíb 10 (1951) p.165-
188; S. G arófalo, L a nozione profetica del «resto* d ’Israele* (Roma 1942).
59 Is 7,3- 61 fe 4>4s.
40 Is 6,13.
Esta designación de «Mesías» («Ungido») aplicada al Rey ideal de las tiempos m esiá-
nicos aparece por prim era vez en el Sal 2.
63 Is 9.6. Sobre el sentido de estos epítetos véase el comentario.
44 Is 11,2. -
43 Is 7,14.
44 Véase el comentario %loa «cánticos del Siervo des Yahvé» Ua.,i ; 53,1).
mentó, ya que sus concepciones netamente espiritualistas rozan la
manifestación plena evangélica.
7. Texto y versiones
Para el texto de Isaías, nuestra base actual es el texto masorético,
tradicionalmente recibido del ambiente rabínico, y que ha sido
confirmado sustancialmente (con ligeras variantes) por el texto des
cubierto en el desierto de Judá en 1947, y que ciertamente es ante
rior a la redacción masorética. Pero no es de gran utilidad para
facilitar la lectura de algunos textos, ciertamente corrompidos e
ininteligibles. Por eso, al comentar el libro de Isaías, es necesario
algunas veces acudir a las posibles reconstrucciones del texto, ya
que las versiones tampoco son de mayor utilidad. En concreto, la
versión llamada de los LXX suele ser libre con amplias paráfrasis,
y en los pasajes difíciles se lanza a conjeturas. Lo mismo hay que
decir de las versiones siria y vulgata, que adolecen de excesiva liber
tad. Por eso, en los pasajes difíciles, es necesario basarse en las exi
gencias del contexto y en las leyes del paralelismo de la poesía he
braica.
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C) Estudios especiales
1. C r ít ic a l it er a r ia
LA INFIDELIDAD DE ISRAEL
El libro de Isaías se abre con un capítulo en el que encontramos
los lugares comunes de la predicación profética: amargura de Yahvé
por la ruptura de relaciones normales entre El y su pueblo escogido»
que sustituyó el sentido verdadero ético-religioso de estas relaciones
por una religión meramente ritualista y sin contenido espiritual»
e invitación amorosa a que cambie de conducta, entregándose de
nuevo a su Señor por una penitencia sincera y definitiva, a menos
que quiera someterse a los rigores de un juicio divino devastador»
que lo purifique como el oro en el crisol en contra de su misma vo
luntad. Por eso ha sido considerado este capítulo como la introduc
ción general a las variadas predicaciones proféticas que han llegado
a nosotros, sin mayor orden lógico y cronológico, en el libro canónico
de Isaías.
A pesar de la diversidad de contenido del capítulo, se ha reco
nocido cierta unidad fundamental en lo literario. No es fácil deter
minar la época en que hayan sido pronunciados estos oráculos.
Algunos han querido ver en los v.7-9 una alusión a la invasión de
Senaquerib en el año 701; pero en realidad pudieran aplicarse a la
invasión siro-efraimita del año 734, cuando Isaías hacía sus primi
cias como escritor y profeta. Al menos para los v.21-31, parece
excluirse esta época tardía de la invasión asiria, y las alusiones a la
generalización de las prácticas idolátricas se explicaría mejor en
tiempos del impío Acaz que después de la reforma religiosa del
piadoso Ezequías. En realidad, este punto de la cronología del capí
tulo es totalmente secundario y no afecta a la interpretación del
mismo.
Como en todos los libros proféticos, el compilador nos hace la
presentación personal del profeta, enmarcándolo en un período cro
nológico concreto que abarca toda su actividad profético-literaria.
Introducción histórica
Visión que Isaías, hijo de Amos, tuvo acerca de Judá y de Je-
rusalén en tiempos de Ozías, Joatam, Acaz y Ezequías, reyes
de Judá.
Este versículo es considerado generalmente como encabezamien
to de la primera gran colección de profecías (c.1-12), sobre todo por
la expresión general redundante «acerca de Judá y Jerusalén». Quizá
el título haya sido retocado y ampliado en su perspectiva por el
compilador respecto de la primitiva redacción isaiana, que miraba
sólo al oráculo que inmediatamente se inserta en el texto. La palabra
visión la usa el profeta en sentido amplio, es decir, de un mensaje
divino recibido de modo visual, intelectivo o imaginativo, y aquí
pudiera incluso tener el sentido colectivo de conjunto de oráculos
del profeta relativos a Jerusalén y Judá, refiriéndose a la primera
serie de los que aparecen en el actual libro de Isaías, alargándose la
perspectiva histórica hasta el final de su actividad profética, en
tiempos del reinado de Ezequías, en el siglo vil antes de Cristo.
liste capítulo i suele dividirse por su contenido en dos partes:
a) v.2-20: recriminación por parte de Yahvé de la infidelidad de
Judá; b) v.21-31: necesidad de un juicio purificador.
C apítulo 2
SJON, CENTRO DEL REINO UNIVERSAL DE YAHVE
Los capítulos 2-4 parecen formar una pequeña colección de
oráculos isaianos, que pudieron existir antes en una compilación
separada. Encontramos al principio la frase introductoria lo que vió
Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y Jerusalén, como en el título
'* b 1,17; 65,3; 66,17.
del capítulo x, sin determinar la fecha de la composición, lo que
parece indicar que esta sección es independiente históricamente de
los oráculos del capítulo i.
C apítulo 3
CASTIGO DE JUDA
En el capítulo anterior, el profeta destacaba la defección reli
giosa del pueblo escogido; aquí más bien se considera la situación
desde el punto de vista social y político. Las costumbres disolutas
han dado al traste con la misma vida nacional en sus fundamentos.
Faltan todas las clases dirigentes que con su honestidad puedan
dar estabilidad y base a la vida social. No sabemos si esta situación
fué a causa de una guerra o más bien de una revolución social.
En 9,8ss, hablando al Israel del Norte, se describe una anarquía
social antes del desastre originado por la invasión asiria. Quizá
aquí estemos ante una situación similar. Algunos creen que este
oráculo reflejaría la época en que Acaz (c.735) era aún menor de
edad y el poder estaba en manos débiles y desaprensivas.
C a p ít u l o 4
LA SOLICITUD DE YAHVE
C a p ít u l o 6
TEOFANIA E N EL TEMPLO
En este capítulo, según común opinión, se narra la visión inau
gural en la que Isaías fue solemnemente investido como profeta
de Yahvé, al estilo de las vocaciones de Jeremías y Ezequiel 1. Así,
pues, cronológicamente este capítulo debiera estar al principio
del libro canónico de las profecías de Isaías. Pero quizá esta teofa-
nía fue hecha pública por el profeta después de transcurridos varios
años de su ministerio. Algunos creen que ocupa el lugar actual
como introducción a la colección de oráculos, comprendidos en el
llamado «Libro del Emmanuel» (c.7-9). En todo caso, sabemos
que la disposición actual de los oráculos es irregular y no responde
siempre a su sucesión cronológica, ni aun lógica muchas veces.
C a p ít u l o 7
ISAIAS Y ACAZ
Con este capítulo se abre una serie de profecías habidas en los
años del reinado del impío Acaz, rey político que sólo tiene puntos
de mira humanos. La sección 7,1-8,15 refleja la actividad de Isaías
durante la invasión siro-efraimita, momento de gran crisis para la
nación judía. La actitud de Acaz es un índice de esa obcecación
18 Algunos creen que los v.12-13 son glosas o ampliaciones del profeta, porque en el
v.12 está el verbo en tercera persona con el nom bre de Yahvé. En ese caso, las palabras del
Señor terminarían con el v. i i . Y lo demás sería amplificación del profeta, para explicar el
pensamiento.
19 El texto hebreo d ice: «una simiente santa (saldrá) de su tronco»; pero falta en los LXX,
y por eso quizá sea glosa. M anteniendo esta lección, el sentido podrá ser: la nación israelita
retoñará como una encina que se ha dejado abatida y cortada, pero que de su trono) surgen
aún retoños que pueden convertirse en árboles; cf. Ez 5,1*4; Zac 13,8.
y endurecimiento, opuesto a la predicación del profeta, predicha
en el capítulo anterior. La invasión del reino de Judá por parte de
los árameos y los del reino del norte tenía por fin deponer a Acaz,
([lie se resistía a formar parte de la liga contra los asirios tramada
por aquéllos. Los edomitas y filisteos colaboraron con los invasores
por su odio ancestral contra Judá 1.
Isaías ofrece incondicionalmente a Acaz la ayuda de Dios, pero
esto en el supuesto de que abandone sus secretas negociaciones
diplomáticas con Asiria, por los graves peligros de tipo religioso que
l raería la intervención de este inmenso imperio. Todo pacto con
pueblos paganos era considerado por el profeta como una deslealtad
V una desconfianza para con Yahvé, el Dios nacional. Después de
muchas discusiones y tentativas, Isaías abordó al rey inesperada
mente y le ofreció, como prueba de que Dios estaba a su lado y
garantizaba los puntos de vista por él expresados, un signo porten-
lu s o , un verdadero milagro. La respuesta de Acaz fue escéptica
y ladina: No quiero tentar a Dios. Entonces el profeta lanzó una pro
fecía conminatoria enigmática, esperando hacer impresión en el áni
mo del rey; es la profecía del «Emmanuel», llena de inmediatos
presagios sombríos, pero que al mismo tiempo abre un horizonte
de esperanza para los fieles yahvistas, el «resto fiel» que se salvará
■ te la catástrofe y transmitirá la antorcha de las esperanzas mesiá-
uicas a las futuras generaciones.
La invasión (1-2)
1 Y sucedió en tiempo de Acaz, hijo de Joram, hijo de Ozias
rey de Judá, que Rasín, rey de Siria, y Pecaj, hijo de Romelia,
rey de Israel, subieron contra Jerusalén para combatirla, pero
n<> pudieron tomarla. 2Y tuvo noticia la casa de David de que
Siria y Efraím se habían confederado, y tembló su corazón
y el corazón del pueblo como tiemblan los árboles del bosque
a impulsos del viento.
Es una introducción cronológica para enmarcar históricamente
lu profecía. Los datos en su última parte parecen depender de
Re 16,5, y por eso pueden ser obra de algún redactor posterior
■ 111<- los habría tomado de aquel libro para esclarecer más la situa-
. iún histórica a sus lectores 2. El redactor da un resumen de la
■ iimpaña de los expedicionarios, haciendo sólo resaltar que no pu-
1lieron expugnar la capital de Judá. La noticia de la invasión llegó al
1i.ducio real, la casa de David (v.2): «(el ejército de) Arara ha acam
ando en Efraím» 3; como una plaga de langostas se halla descansan
do en territorio de Efraím, llenando de consternación los ánimos
•le la familia real y del pueblo.
1 1 Par 2 8 , t 6 s s .
* C f . SKINN ER, O.C., 5 3 ; C ONDAM IN, O.C ., 4 8 .
* Los LXX leen: «se habían confederado».
Intervención de Isaías: mensaje divino
confortador (3-9)
3 Entonces dijo Yahvé a Isaías: Sal luego al encuentro de
Acaz, tú y tu hijo Sear-Yasub, al cabo del acueducto de la
piscina Superior, camino del campo del Batanero, y dile: |
4 Mira bien no te inquietes, no temas nada y ten firme cora
zón | ante esos dos tizones humeantes, | ante el furor de Rasín
el sirio y del hijo de Romelía. | 5 Ya que Siria ha resuelto tu
ruina, con Efraím y el hijo de Romelía, diciendo: | 6 Suba
mos contra Judá, apoderémonos de él, enseñoreémonos de
él | y démosle por rey al hijo de Tabeel. | 7 He aquí lo que dice
el Señor Yahvé: | Eso no se logrará, no será así, | 8 porque la
cabeza de Siria es Damasco, | y la cabeza de Damasco, Rasín, |
9 y la cabeza de Efraím es Samaría, y la cabeza de Samaría,
el hijo de Romelía. | Vosotros, si no tenéis fe, no permanece
réis.
Ante esta situación extrema de crisis, Dios intentó una última
advertencia, y por eso mandó al profeta que fuera con su hijo
Sear-Yasub («un resto volverá»), quizá porque su mismo nombre
era un presagio triste y de esperanza a la vez, en cuanto que simbo
lizaba primero la catástrofe inmediata, pero al mismo tiempo la
esperanza de resurrección del pueblo.
Quizá Isaías había comunicado a Acaz alguna profecía sobre el
particular relacionada con el nombre de su hijo, y así la presencia
de éste podría tener alguna relación con aquélla, en cuanto que la
recordara al rey en este momento de peligro. La escena tiene lugar
en la piscina Superior, a la salida de la fuente de Gihón (hoy Umm
ed-Dardj, la Fuente de la Virgen de los cristianos), construida para
recoger las aguas que eran conducidas por un canal excavado en
la roca a la piscina Inferior, al sur de la ciudad (actualmente Birket
el Hamra); es el canal llamado segundo, que será sustituido por
Ezequías por el tercero, que desembocará en la piscina de Siloé.
No se puede localizar exactamente el campo del Batanero.
Acaz, pues, fue a inspeccionar el aprovisionamiento de aguas a
la ciudad con vistas al inminente asedio. Además, por ese lado
la ciudad solía ser ordinariamente atacada, y quería cerciorarse per
sonalmente del estado de las defensas4. Isaías, ante todo, le dio
seguridades de parte de Dios para que no se inquietase por la situa
ción, inspirándole confianza en Dios, pues los invasores no son en
realidad más que dos tizones humeantes (v.4), y, como tales, lo más
que pueden hacer es echar humo para asustar, pero en realidad
están a punto de extinguirse. Efectivamente, los asirios no tarda
rán en acabar con la independencia de Siria y de Samaría; sus días
están contados. El rey de Samaría, Pecaj, es llamado despectiva
mente hijo de Romelía, porque era un usurpador y no tenía sangre
real; por eso ni le nombra por su nombre, sino por el de su oscura
< Gf. H. Vincznt, ¡/rusalem antigüe fase.: p-Héss.
ascendencia3*5. Tampoco el profeta quiere dar el nombre del candi
dato que los invasores quieren poner en el trono de Jerusalén, y
así le designa despectivamente como hijo de Tabeel, nombre que pa
rece ser arameo; así puede ser un judío arameizante que compartía
las ideas de los aliados.
El profeta da la razón de por qué no debe temerlos demasiado:
la cabeza de Siria es Damasco; la de Damasco, Rasín... Por mucho
poder que pretendan tener, y aunque parezca que son superiores a
Judá, sus fuerzas están basadas en medios meramente humanos,
mientras que Judá tiene como defensor y sostén de la nación al
mismo Dios. Así, pues, la terminación lógica de la frase podría
ser: «... pero la cabeza de Judá es Jerusalén, y la cabeza de Jerusalén
es Yahvé de los ejércitos»6, y contra Dios no pueden prevalecer
los planes de los hombres 78. El profeta sólo pone una condición al
escéptico rey para que esté seguro, y es que crea en la palabra de
Dios, manifestada por Isaías mismo.
La frase «si non creditis non permanebitis» ha sido abusiva
mente utilizada por Lutero y sus secuaces para establecer como base
esencial religiosa y casi única la fe, la confianza en Dios. Aquí el
profeta exige esa disposición de ánimo de plena confianza y entrega
a los designios y revelaciones de Dios como base de toda protección
y auxilio de parte de Dios 8.
C apítulo 8
LA JUSTICIA PUNITIVA DE DIOS
C apítulo 9
LOS TIEMPOS MESIANICOS
M esianismo d el vaticinio
C apítulo io
N ú m e r o d e l o s d o n e s o c u a l i d a d e s
M esianism o d el v aticinio
C a p ít u l o 12
C apítulo 13
ORACULO CONTRA HAIUI.ONIA
ENCUMBRAMIENTO DE ISRAEL
C apítulo 15
ORACULO CONTRA MOAB
Este capítulo forma un todo con el que sigue. La profecía se
refiere a la devastación de Moab, decretada por Yahvé. El profeta
describe con vividos colores el pánico general del país, que, al ver
tomadas sus fortalezas, se refugia en los santuarios, huyendo hacia
el sur, hacia las montañas de Edom (1-8). Desde allí los fugitivos
envían un mensaje con un tributo, pidiendo auxilio. El profeta,
con sentido teológico de los hechos históricos, presenta esta trage
dia como un castigo por el orgullo de Moab. Y termina con una
lamentación elegiaca sobre las ruinas de Moab (16,7-11).
Los autores discuten sobre el carácter del fragmento, pues el
lenguaje puede interpretarse como una profecía o como un canto
elegiaco sobre una situación presente conocida del profeta. Por ra
zones de estilo se ha pretendido negar la paternidad isaiana del
fragmento. Respecto de la fecha de composición del oráculo no
existe unanimidad entre los autores. Unos lo ponen en tiempo de
Ozías de Judá (s.vin), bajo el cual Edom estaba sometido a Judá,
pero otros rebajan la fecha de composición hasta el siglo 11, en tiem
pos de Juan Hircano, que extendió sus conquistas por esta región.
Tampoco existe unanimidad sobre la identificación de los invasores
de Moab, pues mientras unos dicen que son los israelitas del reino
del Norte en tiempo de Jeroboam II (s.vin), que extendió sus fron
teras a costa del territorio de Moab (2 Re 14,25) hasta el mar Muer-
to, otros, en cambio, creen que los invasores son tribus árabes que
venían del desierto oriental, y aun algunos concretan diciendo que
eran los nabateos, que venían del sudeste; lo que no es probable,
pues entonces no se comprende que los moabitas se refugiaran ha
cia el sur.
C a pít u l o i 6
LOS M OABITAS SE REFUGIAN EN JUDA
Epílogo (13-14)
Muchos autores creen que este epílogo pertenece a otro autor
por razones de estilo, pues desaparece el tono afectivo y elegiaco
anterior. Pero es difícil, por meros motivos de crítica interna, querer
juzgar de la paternidad literaria de un fragmento bíblico.
13 Esta es la palabra que sobre Moab pronunció Yahvé en
otro tiempo: | 14 Y ahora habló Yahvé diciendo: Dentro de
tres años, como años de jornalero, será abatida la gloria de
Moab con toda su turba, y quedará de ella bien poco, sin im
portancia.
Nada sabemos sobre el punto de partida que toma el profeta
para calcular esos tres años... de jornalero, e. d,, justos, pues el jorna
lero o mercenario no trabaja más de lo ajustado. Lo que quiere ex
presar es la destrucción a plazo fijo. Caerá toda la población, la
gloria y la turba, es decir, la clase noble y el pueblo bajo.
C apítulo 17
ORACULO CONTRA DAMASCO
Se suele datar esta profecía hacia el 735, poco después de firmar
se la alianza entre Rasín de Damasco y Peqah de Samaría (9,7),
antes de iniciarse las hostilidades contra Judá. Es un tópico en la
literatura profética el fustigar las alianzas políticas del pueblo de
Dios con los pueblos circunvecinos, por las consecuencias pésimas
que ello acarreaba a los intereses religiosos de aquél. Samaría se ha
bía coligado con los árameos, formando una alianza contra el posi
ble invasor asirio. Aquí el profeta anuncia que ambos pueblos sen
tirán el peso de hierro de la invasión extranjera: Damasco será des
truida y Efraím arruinada. Esta profecía estaría mejor antes del c.7
por su contexto histórico.
4 Cf. Ex 34,13; Jue 6,25 s ; D t 16,21; 2 Re 18,4; 2 Par 14,5; E7. 6,4- El dios Baal-Jammán
pasó al panteón fenicio (véase Skinner, o.c., 144).
5 El texto hebreo dice: «como abandono de la selva y de la cima», que no da sentido acep
table. En la traducción hemos preferido el texto griego, que habla de los «amorreos y heveos»,
poblaciones anteriores a los hebreos en Canaán.
6 E l texto hebreo dice: «plantaste huertos encantadores»; pero la palabra hebrea noha-
man se ha relacionado con un supuesto título de Adonis, que significaría agradable, y de ahí
la flor anémona, dedicada a Adonis, según el nombre que aún lleva en árabe. De ahí que m u
chos autores vean una alusión a los jardines de Adonis, donde se realizaban los cultos idolá
tricos (cf. CoNDAMIN, O.C,, 123).
lo cercaste, | y en la mañana hiciste florecer a tu semilla; | se
desvaneció lu cosecha en el dia de la angustia, | y el dolor es
irremediable.
Las ciudades de Israel quedarán como las de los exterminados
amorreos y jeveos al llegar las tropas de Josué a Canaán. Todo
quedará desolado (v.9). Y la razón de ello será el olvido de Dios y el
culto idolátrico a las divinidades cananeas y fenicias, como Adonis,
que gozaba de especial devoción entre las mujeres. En Byblos se ce
lebraba en la primavera todos los años el rito de la muerte y resu
rrección de Adonis, símbolo de la resurrección de la naturaleza7.
Los hebreos le llamaban Tammuz. Los jardines frondosos eran sím
bolo de la feracidad de la naturaleza, resucitada por tal divinidad;
de ahí los jardines de Adonis (v.io) de que habla el profeta, que es
tarían en boga entonces, bajo el impío Acaz, en Jerusalén por in
fluencia siro-fenicia. Por muy floreciente y feraz que sea el jardín
o lugar de culto de Adonis, de nada le servirá ese dios en el día de
la prueba: se desvaneció la cosecha en el día de la angustia (v.n).
C apítulo 19
ORACULO SOBRE EGIPTO
Esta profecía suele dividirse en dos partes: a) parte poética, cas
tigo de Egipto por Yahvé (v.1-15); b) en prosa: conversión de Egip
to (v. 16-25). Generalmente se suele admitir la autenticidad isaiana
de la primera parte, poética (1-15). La segunda parte, por razones
de estilo y por las alusiones históricas, es considerada por muchos
críticos como posterior a Isaías, y algunos llegan hasta suponer que
fue compuesta en el siglo 116. La composición de la primera parte
suele ponerse entre el 720 (toma de Rafia por Sargón) y el 701 (in
vasión de Palestina por Senaquerib hasta Egipto). Egipto fue toma
do por Asaradón en el 670 antes de Cristo, con lo que se cumplió
plenamente la profecía de Isaías.
C a p ít u l o 2 0
C apítulo 21
ORACULOS SOBRE BABILONIA, EDOM Y ARABIA
Estos tres oráculos se caracterizan por su expresión oscura, sus
elementos visionarios y la simpatía por las naciones extranjeras, a
las que se refieren las profecías. Muchos autores creen que éstas
no son características literarias de isalas; no obstante, reconocen
que hay muchas expresiones isaianas en la primera parte (1-10).
C a p ít u l o 22
C apítulo 23
ORACULO SOBRE TIRO
En tonos dramáticos se describe la destrucción de la metrópoli
fenicia, Tiro, y con ella Sidón. Tiene dos partes la profecía: 1) rui
na de Tiro (v.1-14); 2) restauración después de setenta años, con
la recuperación de la vida próspera comercial antigua, pero al ser
vicio del pueblo de Yahvé, Israel (v.15-18). La primera parte es
poética; la otra está en prosa. Cuanto a la autenticidad, se suele
considerar la segunda parte como una adición posterior. Muchos
niegan también la autenticidad isaiana de la primera parte, y re
bajan la fecha hasta la época de Alejandro Magno. Algunos co
mentaristas han creído que en este fragmento primero hay dos
profecías, una relativa a Tiro y otra a Sidón; pero es posible que
el profeta las considere per modum unius; e.d., que se refiera al empo
rio comercial fenicio, representado por las dos grandes metrópolis.
Se ha objetado, contra la autenticidad isaiana, que Tiro no fue
tomada hasta el 333, por Alejandro Magno. Pero a esto podemos
responder que los profetas hablan del futuro en forma hiperbólica;
por tanto, muchas de sus frases no han de ser tomadas al pie de
la letra. En realidad sabemos que, en tiempo de Isaías, Tiro sufrió*
* Cf. Cbctoe, PoljichTome Bib!« p.160, atada por Skinner, o.c., 183.
dos asedios, uno en tiempo de Salmanasar (727-722) y otro bajo
Senaquerib, en el 701, y entonces el rey de Sidón, Lulli, tuvo que
huir a Chipre, lo que se adapta bien a lo expresado en el v.12.
C apítulo 24
EL DIA DEL JUICIO Y SUS SIGNOS PRECURSORES
En una descripción dramática, el autor combina las escenas
de los últimos días con la situación de depravación moral de sus
contemporáneos. Tiene en cuenta una situación histórica presente,
pero al mismo tiempo se deja llevar por la impresión del día del
juicio sobre las naciones, lo que da un carácter escatológico a
sus aseveraciones históricas.
5 El texto griego dice «|ay de los impíosl», en vez de ¡desgraciado de mí! del texto
hebreo.
tierra retiembla, se conmueve. | 20 La tierra vacila como un
ebrio, | es sacudida como una choza. ¡ Pesan sobre ella sus pe
cados, | y caerá para no volver a levantarse.
Las frases con que se describe la conmoción cósmica son muy
parecidas a las de Am 5,19 y Jer 48,43ss, quedando como estereo
tipadas en la literatura apocalíptica. Habrá una ola de terror, en
tal forma que el que no caiga en un peligro caerá en otro (hoya,
red....), y los mismos elementos cósmicos se asociarán a la contur
bación general. Sus cataratas, e.d., las compuertas (Gén 7,11; 8,2) de
los cielos, que Dios abre a voluntad cuando quiere enviar una
inundación con las aguas de arriba (Gén 1,4), que estaban sobre el
firmamento, concebido como una masa sólida. Y los fundamentos
de la tierra son los pilares en los que se asienta la tierra sobre el
abismo. Los hebreos concebían la tierra asentada sobre cuatro
columnas, que a su vez se sumergían en el abismo de aguas, el
tiamat de la literatura asiro-babilónica. El profeta describe aquí
un tremendo terremoto, en virtud del cual la tierra vacila como un
ebrio y es sacudida como una choza (v.20). El símil está tomado de
las chozas en forma de hamaca que se ponían en las viñas para
guardarlas, que solían ponerse a veces en la copa de un árbol.
Por eso aquí, al temblar la tierra, es bamboleada como una choza
o hamaca por el viento. Y todo esto no tiene otra causa que los
pecados (v.20) que la cubren y pesan sobre ella como un vestido
de maldición.
C apítulo 25
CANTICO DE ACCION DE GRACIAS. BANQUETE
MESIANICO
Tres secciones comprende este capítulo: a) acción de gracias
por la caída de una ciudad pagana (1-5); b) banquete mesiáni-
co (6-8); c) himno de alabanza por la humillación de Moab (9-12). Se
discute si el capítulo constituye una unidad literaria o si más bien
está formado de fragmentos yuxtapuestos por un redactor pos
terior.
C apítulo 27
LA PROVIDENCIA DE YAHVE
C apítulo 28
RUINA DE SAMARIA
Los capítulos 28-35 suelen considerarse como un grupo especial
de profecías caracterizadas por empezar todas por la palabra con
minatoria ¡Ay! Los capítulos 28-33 están constituidos por orácu
los del tiempo de Ezequías, mientras que los capítulos 34-35 son
de tipo escatológico.
La autenticidad del c.28 es generalmente admitida, si bien
algunos exceptúan los v.5-6, por razones métricas y de estilo. La
parte relativa a Samaría (1-4) se supone que es anterior a la caída
de ésta en el 721 antes de Cristo, si bien no es posible precisar
si es del tiempo de la guerra siro-efraimita (733) o posterior, cuando
estaban ya cerca las tropas de Salmanasar V, dispuestas a atacar a
Samaría. Como no se menciona a Damisco, aliada de Samaría
contra Jerusalén, se supone que la profecía es más bien de los
tiempos inmediatos a la caída de aquélla.
1 La imagen con este sentido es corriente en tos profetas (cf. Os 9,10; M iq 7,1: N ah 3,12;
J e r 24,2).
6 espíritu de juicio para el que se sienta en juicio, | y de va
lentía para los que rechazan la batalla hasta la puerta.
La idea de la corona le trae, por asociación de ideas y por con
traste, la verdadera corona de gloria, que es Yahvé para su pueblo.
De nuevo el profeta, después de anunciar un castigo inminente
para su pueblo, se vuelve a los tiempos mesiánicos para sembrar
esperanza y confianza en Dios. Todas las crisis nacionales son limi
tadas, porque hay una promesa de gloria para el pueblo elegido.
Para que el auditorio no se dejara llevar demasiado por el hori
zonte negro de castigo que acababa de presentar, les pone ante
los ojos esta nueva perspectiva gloriosa. En toda catástrofe nacio
nal se salvará un «resto» (las reliquias de su pueblo) que será here
dero de las promesas de rehabilitación y núcleo de resurrección
nacional en los tiempos mesiánicos. Y en la época mesiánica habrá
un ambiente de equidad, porque Yahvé infundirá un espíritu de
juicio (cf. Is 11,2) en los gobernantes (v.6), de modo que juzguen
conforme a justicia y no se dejen llevar del cohecho o de la acep
ción de personas. Además, Yahvé infundirá espíritu de valentía
a los guerreros que se vean obligados a rechazar al enemigo hasta
la puerta fuera de la ciudad (los que rechazan la batalla hasta la
puerta, v .6) 2.
C apítulo 29
HUMILLACION DE JERUSALEN. INCREDULIDAD
DEL PUEBLO
Tres oráculos hay en este capítulo que comienzan por ¡ay!, y
que primitivamente parece eran independientes: a) inminente ase
dio de Jerusalén y su liberación (1-8); b) ceguera espiritual del
pueblo escogido (9-12); c) confusión de los sabios (13-14). No obs
tante ser tres oráculos distintos, parecen tener cierta ilación lógi
ca. Se supone que son proferidos antes de la invasión de Senaque-
rib (701), cuando había aún demasiado optimismo en el pueblo,
lo que se refleja en estos fragmentos.
C apítulo 30
LA ALIANZA CON EGIPTO. LOS TIEMPOS
MESIANICOS
El profeta era opuesto a toda política extranjera que pudiera
comprometer los intereses del pueblo de Dios; por eso aquí se opo
ne a la alianza con Egipto, que no les habría de reportar sino de
sastres, pues ni con ella podrán hacer frente a la inminente inva
sión asiria.
C apítulo 31
LA JUSTICIA DE YAHVE
Inutilidad de la ayuda de Egipto (1-3)
1 ¡Ay de los que bajan a Egipto en busca de socorro, | y
confían en los caballos, | y en la multitud de carros ponen su
esperanza, | y en la fuerza de los jinetes! | Pero no miran al
Santo de Israel | y no buscan a Yahvé. | 2 Pero también El es
diestro en traer males | y no retira su palabra. | Y se levantará
contra la casa de los malvados, | contra el socorro de los que
obran la iniquidad. | 3 El egipcio es un hombre, no es un dios, |
y sus caballos son carne, no son espíritu. | Y en tendiendo
Yahvé su mano, | caerá el protector y caerá el protegido, |
ambos juntamente perecerán.
Egipto era famosa por sus caballos 1 y era la única potencia que
podía disponer de carros de combate frente a Asiria. Las pequeñas
22 O tros traducen: «Está también destinado a Melcc o Moloc», dios extranjero, al que
se habían sacrificado niños y gra objeto de repugnancia para los israelitas (melec significa ta m
bién rey). 1 Cf. D iodor., 1,45; H om ., Ilíad. 9,383.
naciones de la costa siro-feniciq-palestina confiaban desmesurada
mente en el poder militar egipcio, y ahora el profeta lo declara abier
tamente. Los políticos de Jerusalén se preocupan de todo menos de
Yahvé, el Santo de Israel. Pero Dios sabe esperar su hora, y a su
tiempo enviará el castigo (es diestro en traer males, v.i), y manten
drá su palabra relativa a los castigos futuros, cuya realización se re
tarda solamente por pura misericordia. En realidad, el que dirige el
curso de la historia es Dios, y, por tanto, de nada servirán poderes
que, como el egipcio, son sólo hombres, ayudados de medios materia
les, que son sólo carne (v.3). Por tanto, cuando Yahvé levante su
mano para castigar, caerá el protector (Egipto) y el protegido (Judá).
C apítulo 32
REINADO IDEAL DE JUSTICIA. ORACULO CONTRA LAS
MUJERES
Tres partes: 1) la equidad en los tiempos mesiánicos (1-8);
2) oráculo contra las mujeres (9-14); 3) renovación de la naturaleza
y de la sociedad (15-20).
Parece que es un fragmento independiente del anterior. Suele
ponerse la composición de estos oráculo a fines del ministerio profé-
tico de Isaías, cuando su mente se recreaba y consolaba con la con
templación del futuro mesiánico ideal.
C apítulo 33
C O N T R A S T E E N T R E LA S I T U A C I O N TRI S TE
DE J E R U S A L E N Y S U F U T U R O GLORI OSO
Se anuncia primero la destrucción de un enemigo, al que no se
nombra, que ha asolado a Judá, y después la intervención de Yahvé
salvando a su pueblo. El estilo es un poco heterogéneo, alternando
partes líricas con partes didácticas. La crítica independiente man
tiene que este fragmento es posterior a Isaías. Los católicos en ge
neral sostienen la autenticidad isaiana, si bien reconocen que el
texto está retocado, y de ahí su oscuridad actual. Y como posible
época de composición se suele poner la inmediata anterior a la inva
sión de Senaquerib (701), con ocasión de una supuesta embajada
de Ezequías al rey asirio, que estaba en Laquis, ofreciéndole tributo
a condición de que no asediara Jerusalén; condición que Senaquerib
no habría de cumolir después. En este ambiente, pues, Isaías habría
proferido esta profecía contra el invasor.
C apítulo 34
JUICIO SOBRE EDOM
Este capítulo forma con el siguiente una unidad literaria. En
el c.34 se trata del juicio sobre Edom, mientras que en el 0.35, del
retorno de Israel del exilio. La autenticidad isaiana de ambos
fragmentos es negada por muchos autores. La animosidad rabiosa
contra los edomitas parece explicarse mejor después de la des
trucción de Jerusalén por Nabucodonosor en el 586. Por otra
parte, hay muchas semejanzas literarias con los e.40-66, atribuidos
al Deutero-Isaías, y con fragmentos de Sofoní.w y Jeremías.
C apítulo 36
LA INVASION DE SENAQUERIB SOBRE JUDA
C a p ít u l o 38
P R E D IC C IO N D EL C A U T IV E R IO
C apítulo 40
LA G L O R IA D E Y A H V E E N L A L IB E R A C IO N D E ISR A E L
Suele considerarse este capítulo como una recapitulación intro
ductoria a toda la segunda parte del libro de Isaías. La razón de
ello es porque encontramos en este capítulo las principales ideas
desarrolladas en los restantes capítulos. El profeta se dirige en se
gunda persona plural, sin determinar más, y el fin del destierro es
considerado como la reconciliación de Yahvé con su pueblo, al que
castigó sumergiéndole en la noche oscura de la cautividad. La libe
ración aparece por eso como la manifestación de la luz plena y ale
gre. La vuelta de los exilados es idealizada y confundida en la pers
pectiva con los albores de la era mesiánica.
Comúnmente se suele dividir el capítulo en dos partes: a) pre
ludio (1.11); b) himno sobre la grandeza de Yahvé (12-31).
Y A H V E S U S C IT A U N L IB E R T A D O R D E S U P U E B L O
' _:La invasión de Ciro siembra el pánico entre las naciones coste
ras fias islas, v.5). El profeta describe después minuciosa y gráfica
mente la ansiedad de esas poblaciones por terminar sus estatuas
dedicadas a los ídolos, que consideraban como protectores de sus
fronteras contra el invasor. Quizá el v.6 sea una alusión a los pactos
concluidos entre las naciones contra Ciro, sobre todo las alianzas
de Babilonia y Egipto con Creso de Lidia. En ese caso, el v.7 sería
una interpolación posterior, transportada de un contexto en el que
se hablara de la fabricación de los ídolos, como en 40,19-20. En
este contexto, la idea es irónica: son los escultores y orfebres los
que hacen los dioses y juzgan de la bondad de sus obras de arte
sanía.
C apítulo 42
E L S IE R V O D E Y A H V E . L I B E R A C I O N D E IS R A E L
C a p ít u l o 43 , .
YAHVE, SALVADOR DE ISRAEL
A pesar de que Yahvé ha sido quien los ha entregado a sus
enemigos por sus pecados, no obstante, no los ha rechazado, y les
asegura un futuro lleno de gloria bajo la protección del mismo
Dios.
C apítulo 44
R E S T A U R A C IO N D E ISR A E L . C O N T R A L A ID O L A T R IA
C apítulo 45
CIRO , L IB E R T A D O R D E ISR A E L . C O N V E R S IO N
DE L A S GENTES
C apítulo 46
CAIDA DE LOS IDOLOS DE BABILONIA. YAHVE,
GLORIA DE ISRAEL
Babilonia, simbolizada en sus ídolos, sufre un colapso total.
Esto señala la hora de la liberación de los cautivos israelitas. En
contraposición a esto, Yahvé despliega toda su omnipotencia con
sus protegidos.
impotencia de los ídolos y omnipotencia de Yahvé
(1-4)
1 Postrado Bel, abatido Nebo, | sus simulacros son puestos
sobre animales y bestias de carga; | las cosas que llevabais han
sido un peso, | una carga para el fatigado (animal). | 2 Están
9 Lit. «buscadme en el caos* o «yermo*, e. d., sin orientación. Cf. Is 41,1-4.21-29; 43.9-31.
10 Cf. G én 22,16; Jer 22,5; H eb 6,13; Rom 14,11; Fil 2 ,1 0 -n .
encorvados, doblegados a la vez; | no pudieron salvar la car
ga, | y ellos mismos van al cautiverio. | 3 Oídme, casa de Jacob,
y todo el resto de la casa de Israel, | que habéis sido cargados
(sobre mí) desde el vientre, | llevados desde el seno. [ 4 Yo
mismo hasta la vejez | y hasta la canicie (os) portaré. | Como
ya hice, (os) llevaré, (os) portaré y os preservaré.
El profeta contrapone irónicamente la conducta de los ídolos
de Babilonia y la de Yahvé. Aquéllos no sólo no pueden salvar a
sus seguidores, sino que tienen necesidad de ser llevados por los
babilonios en su huida, mientras que Yahvé no es llevado, sino que
se encarga de llevar y salvar a sus adoradores. Yahvé, en realidad,
es el portador de su pueblo a través de las vicisitudes de su his
toria.
Bel y Nebo (Júpiter y Mercurio babilónicos) eran las divinida
des supremas del panteón babilónico h Los ciudadanos babilóni
cos quieren salvar sus divinidades en la huida, para seguir disfru
tando de su protección y para que no caigan en poder del invasor,
con lo que sus poderes quedarían muy reducidos. Las cosas que
llevabais es alusión a las procesiones babilónicas, que constituían
por su pompa el orgullo de los babilonios. Efectivamente, Bel
(Marduk) y Nebo eran llevados procesionalmente en barcas en el
día de Año Nuevo. Ahora la situación ha cambiado, y son una carga
para el fatigado animal en la huida. La descripción es ideal, confor
me a las escenas usuales en tiempos de invasión. En realidad,
Ciro, al conquistar Babilonia, se portó muy condescendiente con
las creencias religiosas de sus nuevos súbditos, y, lejos de llevarse
los ídolos, como habían hecho otros conquistadores, procuró apla
carlos con ofrendas y actos de culto. Esta descripción del profeta
prueba que fue escrita antes de la toma de Babilonia por Ciro.
Los profetas conocen muchas veces el hecho sustancial futuro,
mientras se les escapan las circunstancias concretas del mismo;
y utilizan en sus descripciones circunstanciales tópicos literarios
recibidos. Aquí el profeta describe la caída de Babilonia con los
colores habituales de pánico, huida de los habitantes con sus dio
ses. No se compromete, pues, en realidad, la veracidad histórica
del vaticinio si tenemos en cuenta el género literario profético
con sus recursos habituales 2.
En contraposición a esta situación vergonzosa de los dioses
llevados por sus devotos para salvarlos, el profeta presenta la acti
tud de Yahvé llevando personalmente a sus adoradores a través
de las vicisitudes de la historia. Yahvé verdaderamente lleva a su
pueblo desde el seno materno... hasta la vejez (v.3-4), e.d., desde
1 «La palabra B el (Belu) es la equivalente al ha’al hebreo, y significaba una divinidad
particular y un nombre genérico de divinidad. Gomo nombre propio se aplicaba a Marduk
( M e r o d a c ) , divinidad t u t e l a r de Babilonia, si bien se habla de otro Bel, que aparece como
su padre. Nebo (Nabu) era el hijo de M arduk, y su culto tenia lugar en Borsippa, cerca
de Babilonia. Su nombre Nabu se relaciona con la raíz Nabi hebrea: profeta, lo que hace
pensar que era el «locutor* de los dioses (como M ercurio, A ct 14,12). Se le consideraba
inventor d e la escritura. Como aparece en los nombres de reyes caldeos (Nabopolasar, N abu-
codonosor, etc.), se cree que era el protector de la dinastía» (Skinner, o.c., II 76).
2 Cf. Condamin, o.c., 284S.
el principio del pueblo israelita como nación hasta el fin. Los pa
dres se preocupan de sus hijos mientras son niños; pero, cuando
son adultos, se desentienden de ellos; no así Yahvé, que durante
toda la vida histórica de su pueblo le ha llevado, y le llevará: como
yo hice, (os) llevaré (v.4) 3.
C apítulo 47
C A ID A D E B A B IL O N IA
C apítulo 48
L A L IB E R A C IO N D E ISR A E L , O B R A D E Y A H V E
C apítulo 49
E L SIE R V O D E Y A H V E . G L O R IA D E ISR A EL.
C O N S O L A C IO N D E S IO N
C apítulo 50
C O N S O L A C IO N D E SIO N . EL SIE R V O D E Y A H V E
C O N S O L A C IO N D E S IO N
C apítulo 52
P R O X IM O R E T O R N O D E L A C A U T IV ID A D . EL SIE R VO
DE YAHVE
C apítulo 53
P O E M A D E L SIE R V O D E Y A H V E
I nterpretaciones racionalistas
A) Sentido colectivo
Entre los autores independientes es corriente interpretar estos
fragmentos relativos al Siervo de Yahvé aplicándolos a una colec
tividad, ya sea: a) el pueblo judío histórico; bj la parte fiel de este
mismo pueblo judío; c) los profetas como institución; d) el Israel
ideal como está en la mente divina.
1. El «Siervo de Yahvé» es el pueblo judío histórico como colec
tividad 43.—Se fundan los mantenedores de esta opinión en que la
expresión Siervo de Yahvé en Is 41,8 designa al pueblo judío histó
rico. Por otra parte, en 42,2, según los LXX, y en 49,3, según
el TM y los LXX, se identifica al Siervo con el pueblo israelila.
Debemos decir, efectivamente, que la expresión Siervo de Yahvé
algunas veces se aplica a Israel como colectividad histórica, como
también a determinados personajes históricos, como Ahraham,
David, etc., como antes hemos explicado. Leyendo detenidamente
los fragmentos sobre el Siervo de Yahvé, vemos que hay tales rasgos
individuales que difícilmente se pueden aplicar a una colectividad,
y menos a Israel: a) el siervo Israel histórico aparece en los cc.40-48
de Isaías como pecador y culpable4344, mientras que el Siervo de
Yahvé es inocente, sin pecado alguno 45; b) el siervo Israel aparece
como rebelde, que no quiere ver la obra de Yahvé, que despre
cia 45*, mientras que el Siervo de Yahvé predica dócilmente la Ley
43 Así opinan G i e s e b r e c h t , Beitrage zur Jesayahritik p. 146; K. Duddb, Die sog. Ebed-
Jahve-Lieder und die Bedeutung des Knechts Jahivés vonjesaya (Ciicssen 1900) 4 0 -5 5 ; K. M a r
t i , Das Buch Jesaya p.355; E. K o n i g , Die Ebed-Jahuie-iriige und die I lermeneutik: ZATW
47 (1929) p.255; cf. C eu ppen s, o.c., p.318; Condamin, o.c., 332; Skinner, o.c., II 58.
44 40,2; 43,24-28; 44,12; 47,8; 48,1.4-
43 42,1-4; 50,4-6; 53,9. 45# 42,19-20.
a las naciones 45; c) el siervo Israel es cautivo de sus enemigos y
está en el destierro 47; en cambio, el Siervo de Yahvé es libertador
de los cautivos, con la misión de reunir a Jacob a Yahvé y juntar
el resto de Israel 48; d) el siervo Israel es amado de Yahvé, de tal
forma que Yahvé está dispuesto a entregar a las otras naciones
para conservar la vida de aquél 49; en cambio, el Siervo de Yahvé
entrega su propia vida por su pueblo (Israel) y las naciones, por
lo que recibirá de Yahvé un botín de muchedumbres50; e) el
siervo Israel es el pueblo israelita, escogido por Yahvé51, mientras
que el Siervo de Yahvé es alianza del pueblo, e.d., mediador entre
Dios y el pueblo israelita, luego distinto de éste 52; fue entregado
a la muerte por su pueblo 53; f ) el siervo Israel sufre por sus propios
pecados 54; en cambio, el Siervo de Yahvé lleva los dolores de su
pueblo y es herido por nuestras iniquidades, y, sin cometer pecado,
llevó nuestras iniquidades 55.
Y no vale decir que aquí se trataría del Israel histórico, consi
derado en comparación con los otros pueblos más pecadores que
él. Efectivamente, Israel es un pueblo excepcional, y por eso es
llamado siervo de Yahvé en muchas ocasiones, ya que está vincu
lado de un modo especial a Yahvé. Pero siempre quedan los argu
mentos de que el Siervo de Yahvé de los cánticos aparece como
distinto de Israel, al que libera y hace volver a Yahvé. Por otra
parte, su carácter de pura inocencia aplicado al Israel histórico
es inaudito entre los profetas, que constantemente recriminan la
culpabilidad de Israel. Y, sobre todo, la idea de que el Israel histó
rico sufre en expiación de los pecados de los gentiles desborda la
mentalidad del Antiguo Testamento 56.
2. El «Siervo de Yahvé» es la parte fiel del pueblo israelita, al
menos desde el tiempo del destierro 57.—Según esta opinión, se con
traponen el Israel histórico, que sería el siervo Israel de los c.40-48,
culpable, pecador, y la parte Jiel de Israel, a la que se llama por su
fidelidad Siervo de Yahvé por antonomasia.
Pero a esto decimos: a) El Siervo de Yahvé debe reunir el resto
del pueblo 58; pero, según la teología de los profetas, este resto
estaba formado precisamente por el Israel Jiel 59, o sea los justos,
que permanecieron fieles a Yahvé, salvados de las catástrofes his
tóricas a que se ve sometido el pueblo israelita periódicamente.
Por otra parte, b) tanto la parte infiel como Infiel tienen que sufrir
en las calamidades históricas de su pueblo. ¿Por qué se dice, pues,
que la parte infiel desprecia a la fiel precisamente porque ésta
46 42,4; 49,6. 51 41,8.
47 42,24 52 42 ,6 .
48 42 , 7 ; 49 , 6 * 53 40,2; 42,24.
49 43 , 4 - 54 43 , 27 - 2 8 ; 48,18.
50 53 , 10 - 12 . 55 53 .4 - 6 .U .
56 Cf. 43,3-4; 45,14-17; 49,22-23.26; 51,22-23. Véase C ondamin, o.c., 334.
57 Así opinan A. K nobel, D er prophet Jesaya p.362; A. K uenen , H istor.-kritische Ein-
leitung in die Bilcher des A. T. t.2 p.34; D ie prophetische Bilcher (1892); E. R euss, Les P ro -
phétes (1876) 280; K osters, Theol. T idschrift (1896) p.588-599. Véase C euppens . o.c., 321.
58 49,6
» Cf. R. de V a u x : RB 42 ( i 933) 526-539.
sufre? 60 Por otra parte, la idea de una parte fiel en Israel que sufre
por la otra infiel es desconocida en el Antiguo Testamento, c ) Se
gún el c.53, el Siervo de Yahvé padece y muere al fin. Y según las
profecías del Antiguo Testamento, la parte fiel de Israel no muere,
sino que se purifica y se salva sustancialmente en las grandes ca
tástrofes nacionales. Luego no podemos identificar al Siervo de
Yahvé, que muere, con la parte fiel de Israel, que no debe morir,
según los profetas.
3. E l «Siervo de Y ahvé » es la personificación de los profetas o
de los maestros de la L ey *1.—También esta opinión no parece
poder sostenerse, porque, si bien el Siervo de Yahvé aparece ejer
ciendo un ministerio profético, son tantos los rasgos individuales,
que es difícil substraerse a la idea de que realmente se trata de un
individuo. Los profetas tenían por misión predicar la ley de Dios
a Israel, mientras que al Siervo de Yahvé se le encomienda darla
a conocer hasta los extremos de la tierra, siendo lu z para los gen
tiles (49,6). Lo mismo, los maestros de Israel tenían por misión
adoctrinar al pueblo en los caminos del Señor. No consta que los
profetas como colectividad hayan muerto por los demás. No cabe
sino pensar que un profeta, el último de todos, haya muerto real
mente. Y entonces podemos admitir que el Mesías, culminación
del profetismo, murió rea lm en te p o r todos y lle v ó Ja Ley a todos
los pueblos al promulgarla y enviar a sus discípulos.
4. E l «Siervo de Yahvé » es el Israel ideal62.—En este cántico
se trataría, según esta opinión, del Israel ideal, e.d., como se halla
en la mente divina. Y este designio divino de establecer un Israel
ideal, fiel a sus mandamientos, sería la razón de salvar al Israel
histórico.
A esto podemos decir que, en este supuesto, carecen de sentido
frases como «me ha llamado desde el seno materno» (49,1), «en
vano me he fatigado y de balde he consumido mis fuerzas» (49,4),
«crece como una raíz delante de El» (53,2), y sobre todo lo que se
dice de los sufrimientos y pasión por los otros. ¿Cómo un Israel
ideal, que nunca existió sino en los designios providenciales de
Yahvé, pudo haber sufrido todo esto, y con ello ser el instrumento
de la liberación del Israel histórico? 63
B) Interpretaciones individualistas
1. H istórica. —Según esta opinión, el Siervo de Yahvé es una
persona histórica del Antiguo Testamento, distinta del Mesías 64, que
tuvo gran influencia en la restauración de Israel: Moisés, Ezequías,
«» Cf. 53,2-3.
61 Así W. G esenius, Kommentar zu Jesajas (1820) t.3 p . n ; U mbreit, Studien und K ritik
der Knecht Gottes (1828) p. 195*330.
62 Opinión de E. E wald, Die Propheten des A. T. (1867) n.68; A. D illmann, Kommentar
zum Jesaja 42,1; 49,1; S. R. D river, Eirileituru* m das A . T. (1896) 260; J. S kinner, o.c., II
58; J. H alevy, Le Prophéte Isaie: «Revuc Sémitiquc», 6 (1899); A. B. D avidson, Oíd Testa -
ment Profecy (1903); O . E issfeldt, o. c., p.19-20.
6 3 Cf. L agrange, o . c ., p.377.
64 Así E. Sellin, Studien zar Entstehungsgesahichte t.i p.45s.
Isaías, Job, Ciro, Zorobabel, o mejor un m ártir desconocido para
nosotros, pero conocido de los lectores de estos cánticos sobre el
Siervo de Y ahvé 65.
Para sostener esta hipótesis se basan en el empleo de los verbos
en pasado en los cánticos del Siervo de Yahvé, en lo insólito de
presentar a un Mesías doliente y salvador de las gentes. Pero ya
hemos dicho que aquí los tiempos en pretérito tienen el valor de
pretérito profético, para hacer resaltar más la certeza de su cumpli
miento. Por otra parte, es cierto que el presentar al Mesías p ade
ciendo es algo no común en la literatura del Antiguo Testamento;
pero a esto podemos decir que ahí está el avance teológico en estos
cánticos proféticos; por eso el profeta mismo duda de que se dé
crédito a su comunicado profético, tan inaudito y excepcional (53,1).
Además, en Zac 11,12 y 13,7 se habla también de un Justo tra s
pasado por su pueblo, que al fin se lamenta de ello.
No es posible, por otra parte, aplicar a un personaje histórico
las cualidades y misión que se asignan al S iervo : sufrir la muerte
en expiación de los pecados de su pueblo y, sobre todo, su triunfo
espiritual después de la muerte. Quizá el personaje del Antiguo
Testamento que más se acerque a la figura del Siervo de Yahvé
sea el profeta Jeremías, que en medio de todas las contradicciones
se presentó siempre como el gran amigo e intercesor de Dios en
favor de su pueblo Pero ¿cómo explicar que haya sufrido Je
remías sin queja, cuando sabemos que protestaba a Dios por la
misión ingrata que le había encargado? Por otra parte, ¿cómo
explicar lo que se dice de la admiración de los reyes por la persona
del Siervo de Yahvé? Lo más que podremos decir es que Jeremías
fue parcialmente un tipo del Siervo de Yahvé doliente.
2. Interpretación autobiográfica.—-Los judíos del tiempo de San
Jerónimo creían que el Siervo de Yahvé era el mismo autor de los
cánticos, qüe no habría hecho sino reflejar sus sufrimientos en su
misión profética 67. Ya el eunuco de la reina de Candace había
planteado este problema al diácono Felipe: «¿Habla de sí mismo
o de otro?» 68 Se fundan para ello en el empleo de la primera per
sona en el segundo y tercer cántico y en que se presenta el Siervo
de Yahvé como profeta 69. Además, el profeta parece proclamar la
salvación de todos los pueblos.
Desde luego, el argumento del empleo de la primera persona no
tiene fuerza alguna, ya que en el cuarto cántico, que representa la
culminación de la misión del Siervo de Yahvé, aparece éste muerto
por extraños. No podemos, pues, suponer que se identifique con
el narrador hagiógrafo. Por otra parte, es inconcebible en el Antiguo
Testamento un profeta que se presenta a sí mismo como mediador
65 Así H . Ew \ ld, o.c., t.2 p.407-408, y Schian , Ebed-}ahu>e~Lieder p .6 i.
66 Cf. 2 M ac 15,14-
67 Cf. San J erónimo : P L 24,496. E ntre los rabinos de la Edad M edia era común esta
opinión: R. Raschi, Ibn Ezra, David Kimhi, Rosenmüller, y entre I03 modernos, Mowinckel,
H. Gunkel y E. Sellin. Cf. C ondamin, o . c ., 326.
6» Cf. Ac 8,34-
6» Is 42 , 1- 3 .4 ; 49 , 1-5 *6 ; 50 , 4 .
en una nueva alianza entre Dios y su pueblo, entregado a una muerte
expiatoria por su pueblo, declarándose completamente inocente (53,9)
y concediendo a su persona un alcance fuera de toda medida. Pre
cisamente los racionalistas suelen destacar el carácter anónimo del
Deutero-Isaías, y aquí el protagonista se presentaría como princi
pal protagonista de una misión superior a la de todos los profetas
anteriores. Por otra parte, el Deutero-Isaías no cumplió una misión
universal, sino que simplemente anunció el retorno de los exilados
de Babilonia.
La tesis de que el Siervo de Yahvé fue un doctor anónimo de la
Ley (Duhm) es difícil de concebir, ya que no se comprende por
qué iba a quedar en el anonimato un personaje tan excepcional que
provocara la admiración de los reyes de todos los pueblos. Ese
gran Desconocido no puede ser otro que el mismo Mesías.
3. Interpretación escatológica.—El Siervo de Yahvé, según esta
opinión, sería simplemente una creación ideal de la imaginación
de un escritor sagrado o del mismo pueblo en torno a un personaje
extraordinario futuro, al que, sin ser el Mesías, se le aplicaron por
la tradición judía rasgos mesiánicos 70. La teología judaica, según
esta concepción, fingiría una figura expiatoria que serviría de puente
entre los tiempos calamitosos presentes y la felicidad mesiánica
futura.
En realidad, el pueblo judío vivía de la esperanza mesiánica,
y los vaticinios de sus profetas no tenían otro fin que expresar esta
esperanza de un Libertador futuro, que habría de inaugurar una
era de justicia, de paz y de equidad. La nueva aportación de estos
cuatro cánticos es sencillamente ese carácter doliente del futuro Me
sías, que iba a ser glorificado precisamente por medio de sus sufri
mientos y su muerte. El Mesías glorioso y triunfante que todos es
peraban habría de venir, pero después de una primera etapa de su
frimiento y de dolor. Por eso el profeta se pregunta: ¿Quién va a
creer nuestro anuncio? La revelación profética se va manifestando
paulatinamente por sucesión de vislumbres mesiánicos, y por eso
aquí la noción de un Mesías doliente desborda todas las revelacio
nes anteriores. No es posible dar una interpretación satisfactoria,
en plan puramente racionalista, al problema que plantea ese perso
naje misterioso que el hagiógrafo llama Siervo de Yahvé si se pres
cinde de su proyección mesiánica, pues su misión y rasgos sobrepa
san a todas las figuras históricas. Tampoco puede concebirse como
un mero producto de la teología tradicional profética ni como fruto
de la imaginación popular, creando un personaje ideal para proyec
tarlo como una esperanza en tiempos futuros con características es-
catológicas. Es tan insólita esta figura del Siervo de Yahvé, que rom
pe con todos los moldes mentales tradicionales proféticos, pues para
un israelita que se nutriera sólo de sus esperanzas tradicionales, un
Mesías sufriendo sería totalmente heterodoxo. No cabe sino atener
nos a la tesis tradicional cristiana, que ve en el Siervo de Yahvé al
n A. Gunkel, H . Gressmann, A. Jeremías, Vola.
Mesías Jesús, que redimió con la muerte a Israel y a todos los pue
blos, triunfando así con su muerte y recibiendo un botín de muche
dumbres. Por eso, el mejor comentario a todos estos cuatro cán
ticos sobre el Siervo de Yahvé es la lectura de la Pasión en los cua
tro evangelios.
Damos a continuación, siguiendo al P. Condamin, un cuadro
sinóptico de textos que nos harán ver el paralelismo entre los cuatro
cánticos del Siervo de Yahvé y otros textos del Nuevo Testamento.
Is 49,1: «El Señor me llamó, desde «He aquí que concebirás y darás a
el seno materno se acordó luz un hijo, y le llamarás Jesús»
de mi nombre». (Le 1,31; Me 1,21).
2: «E hizo mi boca como cor «Su nombre se llama Verbo de Dios,
tante espada». y de su boca sale una espada agu
da por ambas partes (Ap 19).
3: «Tú eres mi siervo, en ti «Yo te he glorificado sobre la tierra»
seré glorificado». (Jn 17,4).
4: «Por demás he trabajado». ¡Cuántas veces quise reunir a tus
hijos y no quisiste! (Mt 23,37).
5: «Mi recompensa está en Y ahora glorifícame, Padre (Jn 17,5).
las manos de Yahvé». Citado por Mt 12,18-21 como rea
lización en Jesús de las palabras del
profeta.
Is 42,1: «Mi elegido, en quien se «Este es mi Hijo muy amado, en
complace mi alma». quien tengo mis complacencias»
(Mt 3,17; 17,5).
«He puesto mi espíritu so «Vio al Espíritu de Dios que descen
bre él». día sobre él» (Mt 3,16).
«Expondrá fielmente «Id a predicar a todas las gentes...,
la Ley...». enseñándoles a guardar todo lo
que os he mandado» (Mt 28,19).
«Las islas están esperando
su doctrina» (v.4).
6: «Te he puesto por alianza «Esta es mi sangre del Nuevo Tes
para mi pueblo». tamento» (Mt 26,28).
«Te he puesto para luz de «Luz para la revelación de las gen
las gentes», tes» (Le 2,32).
7= «para abrir los ojos de los «Los ciegos ven...» (Mt 11,5); «Yo
ciegos, para sacar de la soy la luz del mundo» (Jn 8,12);
cárcel a los presos, del fon «Si el Hijo os librare, seréis ver
do del calabozo a los que daderamente libres» (Jn 8,36); «pa
moran en tinieblas». ra iluminar a los que están sen
tados en tinieblas y sombra de
muerte» (Le 1,79).
Is 50,4: «El Señor me ha dado len «Lo que oí de El, lo comunico al
gua de discípulo». mundo» (Jn 8,26).
«He dado mis espaldas a
«Se cumplirá todo lo que está escri-
los que me herían y mis to en los Profetas sobre el Hijo
mejillas a los que me mesa
del hombre: Será entregado a los
ban la barba. Y no escondí
gentiles, burlado, flagelado y es
cupido» (Le 18,31-33). «(Los sol
mi rostro ante las injurias
y los esputos». dados), escupiéndole, le herían
con la caña en la cabeza» (Mt 27,
30). «Entonces comenzaron a es
cupirle y a darle puñetazos, y
otros le herían en la cara...»
(Mt 26,67).
A todos estos textos habría que añadir el cántico cuarto (52,
tS-SS.ia), poniéndolo en parangón con los relatos de la Pasión se
gún los evangelistas.
C apítulo 54
G L O R IA D E L A N U E V A S IO N
De nuevo se continúan los oráculos de consolación comenzados
en el c.49, y que han quedado interrumpidos por los poemas sobre
el Siervo de Yahvé L Se describe la gloria de la futura Jerusalén,
que antes ha sido como una mujer estéril y ahora va a tener nume
rosísima prole. Sus confines serán estrechos para encerrar a los
nuevos ciudadanos. Dios se encargará de la restauración de Sión,
sellando un nuevo pacto y haciéndola olvidar los días tristes pasa
dos, llenos de ignominia. Ha llegado la hora de la reconciliación
definitiva y esperada. Los enemigos se avergonzarán al ver la futura
gloria de Sión rebosante de ciudadanos.
Jerusalén, fecunda en hijos y confiada en Yahvé (1-5)
1Regocíjate, estéril, que no has parido; | entona un grito de
alegría y exulta, | tú que no has estado de parto. | Porque los
hijos de la abandonada son más numerosos | que los hijos de
la casada, dice Yahvé. | 2 Ensancha el espacio de tu tienda, |
extiende las lonas de tus moradas, | no te cohíbas, alarga tus
cuerdas | y refuerza tus estacas, | 3 porque te extenderás a de
recha e izquierda, | y tu descendencia poseerá las naciones | y
poblará las ciudades desiertas. | 4 Nada temas, que no serás
confundida; | no te avergüences, que no serás afrentada. |
Porque te olvidarás de la vergüenza de tu juventud | y no vol
verás a recordar el oprobio de tu viudez. | ' Porque tu marido
es tu Hacedor; | Yahvé de los ejércitos es su nombre, | y tu
Redentor es el Santo de Israel, | que es el Oios del mundo todo.
La situación de Jerusalén va a cambiar radicalmente del estado
de duelo al de alegría desbordada; por ello, el profeta invita a Sión
a exultar por la nueva situación de triunfo y de bienestar. Hasta
ahora Sión ha sido como una mujer estéril, ya que durante su cauti
vidad no ha dado hijos como nación (cf. 49,21). El profeta contra
pone la nueva situación de Sión abandonada (v. 1) durante el exilio y
1 Cf. Is 50,4-n; 52 , 13-53 , 12.
la de la misma antes de la cautividad, en que vivía como casada,
e.d., bajo la protección de Yahvé, su marido. En realidad va
a venir una época en que Sión, ahora abandonada, va a tener más
hijos que antes del exilio, en que estaba casada. San Pablo aplica
estas palabras a la nueva Jerusalén espiritual, la Iglesia, en contra
posición a la carnal y terrestre del Israel histórico (Gál 4,27).
La situación va a ser tan espléndida, que los muros históricos de
Sión serán incapaces para contener la muchedumbre de hijos que
le van a venir; por eso se la invita a ensanchar el espacio de su tien
da (v.2), pues se desbordarán sus más halagüeñas esperanzas: no
te cohíbas, alarga tus cuerdas para que estén en tensión las lonas de
la tienda, lo que exige el refuerzo de las estacas de la misma. Jeru
salén se ensanchará a derecha y a izquierda (v.3) para dar cabida
a sus innumerables hijos, extendiendo, por otra parte, su influencia
dominadora sobre las naciones.
Ha pasado ya la época de la ignominia y de la opresión, y se
abre una nueva era, basada en una nueva alianza con Yahvé; por
eso el profeta invita a Jerusalén a desechar todo temor: nada temas,
que no serás confundida (v.4). Los tiempos de opresión y de oprobio
ya han pasado definitivamente, y en su nueva situación no se acor
dará ya de la vergüenza de su juventud (v.4), e.d., de los tiempos
en que fue oprimida en Egipto al comenzar a existir como nación
y después en sus tiempos de vida precaria histórica en Ganaán, pre
sa de todas las invasiones egipcias y asiro-babiló.nicas; y tampoco
se acordará del oprobio de su viudez (v.4), de la época ignominiosa
del destierro, en que se sentía como viuda y abandonada. En Ez 16
se dan detalles de la situación en que se encontraba Israel cuando
fue adoptada por Dios como pueblo, después de haber sido ultra
jada y violada por los otros pueblos. Esta vergüenza de su juventud
desaparecerá totalmente. Y garantía de ello será el que su marido es
el Hacedor (v.5). Es la mejor prenda de su liberación. Israel como
pueblo es fruto de la obra de Yahvé al escogerlo y modelarlo con
forme a su beneplácito. Por otra parte, no sólo es Señor de sus des
tinos, sino que domina toda la naturaleza y es el Señor de todos los
seres, que se mueven a sus órdenes como un ejército disciplinado:
Yahvé de los ejércitos es su nombre (v.5). Además, es su Reden
tor o valedor de sus derechos (cf. 41,14) en todos los momentos crí
ticos de su historia.
Fidelidad de Yahvé para con Sión (6-10)
6 Como mujer abandonada y desolada de espíritu, | te ha lla
mado Yahvé. | ¿Y la esposa de la juventud podrá ser repudia
da?, | dice tu Dios. | 7 Por un breve momento te abandoné, |
pero con gran misericordia te recojo. | 8 En un rapto de cólera |
oculté de ti un instante mi rostro, | pero con amor eterno me
apiadé de ti, | dice Yahvé, tu Redentor. | 9 Me sucede como en
los días de Noé 2, | cuando juré que las aguas de Noé | no inun-
2 Lit. el T M l e e « p o r q u e l a s aguas de N o é » , c o m o en el v e r s í c u l o s i g u i e n t e . C o n el T ar-
gum y la Vg. h e m o s leído como los días; así la Bib. de Jér.
darían más la tierra. | Así juro yo no enojarme contra ti | ni
amenazarte. | 10 Que se retiren los montes, | que tiemblen los co
llados, | no se apartará de ti mi amor, | ni mi alianza de paz
vacilará, | dice el que se apiada de ti, Yahvé.
C apítulo 55
IN V IT A C IO N A V O L V E R A Y A H V E
El profeta invita a todos los que se sientan necesitados a dirigirse
a Yahvé, que les colmará en todo. Sólo se exige como condición para
incorporarse a la nueva comunidad mesiánica, en la que se cumpli
rán las promesas hechas a David, la obediencia y fidelidad a Yahvé.
C apítulos 56-66
L A N U E V A E T A P A G L O R IO SA
C apítulo 56
Invitación a la rectitud (1-2)
1 Así dice Yahvé: | Guardad el derecho, practicad la justicia, |
que pronto va a venir mi salvación | y a revelarse mi justicia. |
2 Bienaventurado el varón que esto hiciere, | y el hijo del hom
bre que a ello se asiere, | y que guarde el sábado sin profanarlo |
y guarde sus manos de toda obra mala.
Estos dos versículos parecen tener un carácter de introducción,
y en ellos se exhorta de modo general a la práctica del bien, a guar
dar el derecho (v.i), constituido por el conjunto de normas jurídi
cas por las que se debe ajustar la conducta del hombre, y el fruto
del cumplimiento de estas normas es la justicia.
1 Cf. I s 5 8 , 3 s s ; 5 9 , 1 3 - 1 5 ; 5 7 , 5 w ; 6 5 , 1 1 ; 6 6 , 3 . 1 7 .
2 Is 62,10.14; 61,4; 63,8s.
En Israel, el derecho era el conjunto de leyes mosaicas que pre
sidían la vida religiosa y social de la nación teocrática. La justicia
que aquí va a revelarse es sinónima de salvación, la cual se llama
justa en cuanto que es la realización de las promesas hechas por
Dios. Por eso, en la literatura profética, frecuentemente justicia es
sinónima de salvación, sobre todo cuando se hallan en paralelismo
sinónimo.
La inminencia y realidad de esta salvación hace prorrumpir al
profeta en una frase que tiene el aire de un salmo: Bienaventu
rado... (v.2). No se pone más condición para el que quiera parti
cipar de esta situación de la era de salvación que el cumplimiento
de los valores éticos y la incorporación a la comunidad de fieles
adoradores de Yahvé. Junto a la rectitud y la justicia se exige el
cumplimiento del descanso sabático, considerado en la legislación
mosaica como ley fundamental y característica de la teocracia he
brea !, y que era el signo externo, junto con la circuncisión, de la
fidelidad a la ley tradicional. En la época de Cristo, la observancia
del sábado era de capital importancia en los medios religiosos se
lectos de Israel. Cristo tuvo que luchar contra la exagerada obser
vancia del sábado en perjuicio de otros principios éticos 2.
C a p í t u l o 57
ID O L A T R IA S DE ISRAEL
C apítulo 58
IN V E C T IV A C O N T R A E L F O R M A L IS M O R E L IG IO S O
C apítulo 59
G L O R IA D E L A F U T U R A J E R U S A L E N
< C apítulo 61
LA PROCLAMACION DE LA BUENA NUEVA A SION
Este fragmento tiene muchas analogías con los cánticos sobre
el Siervo de Yahvé. No obstante, hay claras diferencias. Aquí es un
profeta que, a modo de monólogo o soliloquio, expresa una profe
cía de salvación, pero sin presentarse él como realizador o instru
mento de ella, como ocurre en los cánticos del Siervo de Yahvé.
Además, aquí no encontramos la misión universalista, y, por otra
parte, se habla de un día de la venganza divina, lo que no parece
adaptarse al carácter del Siervo de Yahvé, modesto, humilde, que
sufre y trae personalmente un mensaje de salvación. El profeta
aquí, en cambio, es un mero heraldo de una nueva situación sal
vadora.
C a p ít u l o 62
IN M IN E N C IA D E L A S A L V A C IO N
Este capítulo está estrechamente unido, por su contenido, al
anterior, pues en ambos se trata de la salvación que se avecina
sobre Jerusalén, la cual entrará en relaciones especialísimas con
Yahvé como esposa amada, de modo que no se verá de nuevo en
tregada^ los^enemigos.
C apítulo 63
E L D IA D E L A V E N G A N Z A D E Y A H V E . P L E G A R IA PO R
L A L IB E R A C IO N
A M E N A Z A S A LOS PECADORES Y P R O M E SA S
A LOS JUSTOS
Por el contenido, este capítulo puede dividirse en dos partes
netas: a) 1-12: contraposición entre los siervos de Yahvé y los
apóstatas; b) separación final de ambas partes. Este capítulo está
estrechamente unido al siguiente por el estilo y el tema.
C apítulo 66
FELIC ID A D D E L O S FIELES IS R A E L IT A S . C A S T IG O
D E L O S IM P IO S
IN T R O D U C C IO N
A) Comentarios antiguos
O r íg e n e s , Homiliae in Ier.: PG 13,256-526; T e o d o r e t o d e C ir o , In
Ier. Proph. interpretatio: PG 81,495-759; S a n J e r ó n im o , Comment. in Iere-
miam prophetam (c.1-32) libri VI: PL 24,679-980; S a n E f r é n , In Ier. ex-
ploratio: «Opera omnia», II 48-162; S a n t o T o m á s , In ¡eremiam exposi-
tio: «Opera» (ed. 1612) t.12; A. C a l m e t , Commentaire littéral sur tous íes
limes de VA. et du N.T. Vol. VI: Jérémie et Baruch (1731); J. M a l d o n a d o ,
Comment. in Ieremiam (1610); G. S á n c h e z , In Ierem. comm. (1617); C . A LÁ-
p i d e , Comm. in Ieremiam: «Opera omnia» (1866) vol. 12.
B) Comentarios modernos
I. C a tó l ic o s
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Geremia prophcla nella tradizione ebraica e cristiana (Padua 1936);
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the pn>i>hi't (1930); P h . B e g u e r ie , Etudes sur Ies prophétes d’Israel (París
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2. C r ít ic a t e x t u a l y lit e r a r ia
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2 1-22 (1 9 1 4 -1 9 1 5 ) 3 5 3 -3 7 4 ; I d ., L o s vaticinios mesiánicos de Jeremías: CT
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virum» (ler 31,22 e Vulg.): «EstBib 1 (1942) 405-436.
C a p ít u l o i
V O C A C IO N D E L P R O F E T A
12 Is 6,1.
13 Ez 2,8; Dt 18,18.
de su vida, obrase como profeta y en nombre de Dios. Jeremías,
como aparece en su libro, tiene que recibir nuevas revelaciones suce
sivas según las circunstancias 14. Lo que se quiere indicar en este
rito de tocar su boca Yahvé es la aptitud que le da para hablar
oficialmente en nombre de El, dotándole de cierta potestad de ma
gisterio para ejercer su misión. Naturalmente, estas comunicaciones
inaugurales transmitidas a los profetas dejaban una profunda im
presión en su ser para toda la vida, y en cierto modo los transfor
maba en otros hombres, pues al sentir el contacto directo con el
mundo sobrenatural, se sentían otros hombres, que sólo vivían
para los intereses de Dios.
Después del rito por el que es oficialmente constituido Jeremías
en profeta, Yahvé le explica sustancialmente el sentido de su misión:
te constituyo hoy sobre naciones y reinos para arrancar y destruir...,
para edificar y plantar (v.io). Por estas palabras, Jeremías es cons
tituido nada menos que en árbitro de las naciones: su palabra, en
cuanto tiene el respaldo oficial de Yahvé (v.9), será como una es
pada con doble función punitiva: arrancar y destruir naciones y
reinos, es decir, comunicar los oráculos punitivos que Dios pone
en su boca. Como éstos son expresión de la voluntad de Dios,
que rige los destinos de los pueblos, de ahí que las palabras del
profeta realmente pueden arrancar y destruir las naciones y pueblos.
Su predicción equivale a su realización, pues su palabra está cargada
de eficacia real efectiva 15. Y esto también cuando se trate de edi
ficar y plantar, es decir, restaurar y consolidar las naciones y reinos.
No obstante, el profeta recalca los sinónimos de castigo, repitién
dolos intencionadamente: arrancar y destruir, arruinar y asolar, lo
que parece insinuar que su misión es más bien anunciar castigos
divinos que bendiciones: edificar y plantar. Los Santos Padres han
visto en esta doble misión del profeta un prenuncio de la misión
de Cristo, que vino a traer la guerra con desgarrones de corazón y,
al mismo tiempo, a ser bálsamo para restañar las heridas morales
de la humanidad.
C apítulo 2
LA APOSTASIA DE ISRAEL, CAUSA DEL ESTADO
DESGRACIADO ACTUAL
En este capítulo encontramos diversos fragmentos proféticos,
unidos posteriormente por cierta ilación lógica. Parecen de la pri
mera época de su ministerio. En 2,28 se alude a Asiria como centro
de atracción de los judíos, lo que quiere decir que es de antes de
la caída del imperio asirio, que sufrió el primer colapso con la
muerte de Asurbanipal en 625, y definitivamente en 612 con la
caída de Nínive. No es, pues, esta profecía posterior a esta época.
Por otra parte, en 2,36 aparece Egipto como centro de atracción
de un sector de opinión judía, y como Egipto fue derrotado por
Nabucodonosor en el 604 y expulsado de Palestina, síguese que
este fragmento no puede ser posterior a esta fecha.
21 Cf. 1 Re 18,46; Ef 6,14; r Pe 1,13.
22 «Férrea columna» falta en los LXX.
Israel, esposa de Yahvé (1-3)
l Vínome la palabra de Yahvé, diciéndome: | 12 Anda y cla
ma a los oídos de Jerusalén: [ Así habla Yahvé: | Me acuerdo
en favor tuyo del afecto de tu adolescencia, | del amor de tus
desposorios, | de tu seguirme en el desierto, | tierra donde no
se siembra. | 3 (Era) Israel lo santo de Yahvé, | la primicia de
sus frutos. | Quien de ella comía, pecaba ', | y caía sobre él la
desgracia, | oráculo de Yahvé.
Biblia comentada 3 14
trodujo en la tierra fértil (v.7) de Canaán, la cual, en comparación
con las estepas del Sinaí, era un verdadero edén. Pero, lejos de
agradecer tal beneficio, la contaminaron con sus idolatrías, haciendo
abominable la heredad de Yahvé, su verdadero propietario. Los is
raelitas eran sólo usufructuarios, pero se entregaron a otros dioses,
como si fueran los propietarios del país.
Y en esta apostasía general intervienen en primer término los
sacerdotes, que no se preguntaron: ¿Dónde está Yahvé? (v.8). Abdi
caron de su condición privilegiada de depositarios de la Ley. Con
ellos, los dirigentes o pastores del pueblo se alejaron de Yahvé, sin
que faltaran entre esos desertores los profetas, que tenían por misión
despertar las inquietudes espirituales del pueblo; se pasaron al culto
de Baal, considerando más lucrativo ejercer su profetismo en dichos
cultos licenciosos. Baal es un nombre genérico que se aplica a
cualquier ídolo. Significa «dueño», y existían dueños o «baales» en
cada localidad. El profeta les arguye desde el punto de vista uti
litario, ya que esos que se entregan a los ídolos sólo buscan prospe
rar en sus negocios materiales; pero aun en esto se equivocan, pues
nada valen.
Pero esta situación no puede seguir así. Yahvé va a iniciar un
proceso judicial: he de entrar enjuicio con vosotros..., y con vuestros
hijos contenderé (v.9). El pecado es demasiado grave, y por ello el
castigo afectará aun a las generaciones venideras. Es una frase para
encarecer la magnitud del pecado de idolatría. Por otra parte, en
la teología del A. T. se destaca mucho el principio de la solidaridad
en el mal y en el bien 8. Este principio parecerá modificado después
del destierro, como lo expresará el mismo Jeremías 9.
34 Cf. Is 5,iss.
35 En hebreo dice de Soreq, que es una localidad llamada hoy K h . Surik, junto al actual
Beit-Dgebrim. En Jue 16,4 es la patria de Dalila. Quizá fuera famoso por sus vinos, y de
ahi el nombre de esas cepas excepcionales.
decir que sus pecados sean imperdonables, sino que quiere desta
car el grado de degeneración a que ha llegado Israel, acumulando
infidelidades que le fueron alejando de su Dios-
La obcecación de Israel es tal, que no reconoce su conducta
alejada de Yahvé. El pueblo creía lícito un culto sincretista, es
decir, reconocer oficialmente a Yahvé, asistiendo al culto en el
templo; pero, al mismo tiempo, participar en cultos licenciosos
de los baales. Por eso dice: No estoy manchada, no me he ido en pos
de los baales (v.23a). El profeta concreta al punto sus acusaciones:
Repara en tu conducta en el valle... (v.23b), probable alusión al
culto de Moloc en el valle que resulta de la confluencia del Cedrón
y el Ge-Hinnom o Gehenna, famoso por sus cultos idolátricos 36.
Israel se parece en sus galanteos con los ídolos a la camella joven,
ligera, titubeante en sus caminos (v.23b) cuando está en época de
celos y anda inquieta buscando satisfacer su instinto erótico con
el macho. Es el asna salvaje, habituada al desierto; en el ardor de
su pasión olfatea el viento (v.24a). El asno salvaje es considerado en
la Biblia como símbolo del que quiere vivir libre 37. Israel se parece
en este aspecto a una asna salvaje, que no quiere «coyundas» y que
al mismo tiempo desea entregarse a los cultos de los ídolos, satis
faciendo sus instintos sensuales. La comparación está jugando
con la idea de «prostitución» religiosa, expresada con crudo realismo,
y al mismo tiempo parece aludir a la causa de frecuentar estos cultos,
participar de ritos orgiásticos licenciosos. En esa época de su celo,
¿quién la reducirá?, es decir, ¿quién será capaz de sujetarla y hacerla
volver a su dueño? El profeta insiste más en la locura de Israel
siguiendo el símil de la camella o asna salvaje: el que la busque no
tendrá que fatigarse, la hallará en su mes (de celos); es decir, sus
amantes no tendrán que fatigarse en hacerle la corte, pues ella
misma se ofrecerá en la época del celo para satisfacer su sensuali
dad con el primero que encuentre. La inclinación de Israel por la
idolatría, por sus amantes los ídolos, es tal, que, en vez de buscarla
éstos a ella, ésta los buscará ansiosamente.
El profeta irónicamente dice a Israel que ande menos aprisa,
no sea que pierda el calzado y se haga daño en los pies: Evita que
tus pies estén descalzos (v.25a). Anda tan loca tras de sus amantes,
que corre peligro de hacerse daño en los pies. Por otra parte, tanto
andar le va a resecar la garganta: evita que tus fauces estén sedientas.
Es demasiado caminar tras de los ídolos. Pero la respuesta de Israel
no se hace esperar: Es en vano, no, pues amo los extranjeros... (v.2Sb).
Confiesa que es tal la pasión que tiene por los ídolos extranjeros,
que no puede contenerse.
3» Cf. Is 57 ,9 -
37 Cf. Job 39,5ss- La traducción de los LXX es muy diferente: «alargo sus caminos ha
cia el agua del desierto, llevada del viento en el ardor de su alma; ¿existe via determinada
para hacerla volver?
Degradación idolátrica de Israel (26-30)
2®Como queda confundido el ladrón al ser sorprendido, |
asi será confundida la casa de Israel. | Ellos, sus reyes, sus prín
cipes, | sus sacerdotes y sus profetas, | 27 que dicen a un leño:
«Tú eres mi padre», | y a una piedra: «Tú me engendraste». |
Pues vuelven hacia mí la espalda, | y no su rostro, | pero al tiem
po de su desgracia dicen: | Alzate y sálvanos. | 28 ¿Dónde están
tus dioses que te hiciste? | ¡Que se alcen ellos si pueden salvarte
al tiempo de tu desventura! | Pues tantos son tus dioses | cuan
tas tus ciudades, ¡oh Judá!; | y cuantas son las calles de Jerusa-
lén, | tantos son los altares a Baal 3S. | 29 ¿Por qué pretendéis li
tigar conmigo? [ Todos os habéis rebelado contra mí, | oráculo
de Yahvé. | 30 En vano os he castigado, vuestros hijos | no acep
taron la corrección. I La espada ha devorado a vuestros profe
tas | como león devastador.
C a p ít u l o 3
C apítulo 4
INVITACION A LA CONVERSION Y AM ENAZA
DE CASTIGO
Se encarecen los efectos beneficiosos que para Israel tiene una
sincera conversión. Después se anuncia la invasión de un ejército
que viene del desierto para caer sobre el pueblo escogido. El estilo
es patético y descriptivo.
C apítulo 5
CORRUPCION DE JERUSALEN Y VENGANZA DE YAHVE
De nuevo se describe con caracteres vividos la profunda in
moralidad general de Judá. La corrupción abarca a todas las cate
gorías sociales, desde las altas clases hasta los últimos estratos de
la sociedad. Por eso Yahvé se verá obligado a enviar un castigo
devastador en forma de invasión extranjera, porque la justicia divi
na no puede transigir con tal estado de cosas ni mostrarse indife
rente ante la conculcación sistemática de los principios religiosos y
morales más elementales.
D enuncia d e la d ep ra va ció n m o ra l (1 -6 )
1 Recorred las calles de Jerusalén, | ved e informaos; | bus
cad por sus plazas | a ver si halláis un varón, | uno solo, que
obre justicia, | ave busque fidelidad, | y le perdonaré. | 2 Pero
cuando dicen: (Viva Yahvé!, | juran en falso. I 3 ¿No es la fide
lidad, [oh Yahvé!, I lo que buscan tus ojos? | Los has castigado,
no se han dolido; | los destruiste, pero rehusaron aceptar la co
rrección; I tienen la cara más dura que una piedra, | no quie
ren convertirse. | 4 Yo me decía: Sólo la gente baja es insensata |
y desconoce los caminos de Yahvé, I el derecho de su Dios. |
s Voy a dirigirme a los grandes, | y les hablaré, | porque éstos
conocerán los caminos de Yahvé, | el derecho de su Dios, |
pero todos a una han quebrado el yugo, | han roto las coyun
das. | 6 Por eso los herirá el león en la selva, | los devastará el
lobo del desierto, I y el tigre rondará sus ciudades. | Cuantos
salgan de ellos serán despedazados, [ porque se han multipli
cado sus crímenes | y se aumentaron sus apostasías.
La corrupción reinante es tan general, que Yahvé se contentaría
con encontrar un solo justo (v.i). Es una frase hiperbólica para
destacar el estado desolador, desde el punto de vista moral y reli
gioso, en que se encuentra la Ciudad Santa. En el relato
de Gén i 8,32 s, Dios exige a Abraham diez justos para perdonar a
Sodoma; aquí su generosidad es aún mayor: tal es el amor que pro
fesa hacia el pueblo elegido. Pero la religión de sus habitantes es
puramente formalista: juran por Yahvé, diciendo: ¡V iv a Yah
vé! (v.2), pero no son fieles a sus palabras. Esto es en realidad un
insulto a los ojos del mismo Dios (v.3), ya que El, ante todo, busca
la fidelidad, porque no puede avalar falsos juramentos, por ser la
misma Verdad. Quizá el profeta aluda con estas palabras, sobre
todo, a los engaños contractuales de la vida comercial. En todo
caso, esa falsedad de sus corazones es síntoma de una falta de sen
tido ético-religioso.
Ante esta triste perspectiva, el profeta quiso consolarse, pen
sando que esta situación de inmoralidad afectaría sólo a la gente
baja del pueblo, que pecaba por ignorancia y desconocía los ca
minos de Yahvé (v.4), sus preceptos y su derecho, o conjunto de
exigencias de la alianza sellada en el Sinaí. Pero la decepción no es
menor al dirigirse a los grandes (v.5). Como clase superior ilustra
da, era de esperar conocieran los caminos de Yahvé (v.sb); pero
también éstos se han rebelado contra la Ley del Señor (v.sb). Pues
to que han roto el yugo de su amor, Yahvé, para verse libres en el
campo, quedarán expuestos a las incursiones de los animales fero
ces, que aquí son los soldados babilonios, que caerán salvajemente
sobre los judíos: cuantos salgan de ellas (las ciudades) serán despe
dazados (v.6b), y todo ello por la abundancia de sus crímenes y
apostasías (v.6c).
in m o ra lid a d g en era l e n tr e e l p u e b lo (7 -9 )
7 ¿Cómo podré perdonarte? | Tus hijos se han apartado de
mí | y juran por aquello que no es Dios. | 8 Yo los harté, y se
dieron a adulterar | y se fueron en tropel a la casa de la prosti
tuta. | Sementales bien gordos y lascivos, | relinchan ante la
mujer de su prójimo. | 9 ¿No habré de pedirles cuenta de todo
esto? | Oráculo de Yahvé. | De un pueblo como éste, | ¿no
habré yo de tomar venganza?
El estilo ahora es directo, pues habla personalmente Yahvé. Se
echa en cara la apostasía general y la idolatría al invocar en sus ju
ramentos a aquello que no es Dios (v.7). A pesar de que Yahvé les
colmó de bienes materiales hasta la saciedad (v.8), se entregaron
a las prácticas idolátricas (v.8). Y como consecuencia de esta des
quiciada conducta religiosa vino la bancarrota moral, manifestada
principalmente en la lascivia desenfrenada (v.8b). Las expresiones
son fuertes, con realismo oriental 1, pero reflejan bien la situación
de la sociedad corrompida. El v.9 es como un rUorncUo amargo
que aflora varias veces a los labios del profeta 123. La locución un
pueblo como éste (v.qb) tiene en el fondo un dejo despectivo, en
contraposición a la frase cariñosa habitual en los labios divinos:
«mi pueblo» L La justicia divina exige reparación, que aquí aparece
en forma de venganza contra su pueblo, pero con intención de es
carmiento, no como manifestación pasional desordenada.
1 Cf. Ez 16,26; 23,20.
2 Cf. Jer 5,29; 9.9-
3 Es significativa aquí la palabra hebrea gny, aplicada a Israel, cuando siempre se aplica
a los pueblos gentiles despectivamente.
L a v e n g a n za d ivin a (10-17)
10 Escalad sus bancales y arrasadlos, | sin destruirlos total
mente; | arrancad sus sarmientos, | pues no son de Yahvé. |
11 Porque se ha rebelado contra mi | la casa de Israel y la casa
de Judá, | oráculo de Yahvé. | 32 Renegaron de Yahvé, | y di
jeron: No es El, | ni vendrá sobre nosotros ningún mal, | no
veremos guerra ni hambre. | 13 Los profetas son puro flato |
y no han tenido oráculo de Yahvé. | Así les resultaron a ellos, j
14 Por eso así habla Yahvé, | Dios de los ejércitos: | Porque ha
béis dicho todo esto, | mis palabras serán en tu boca fuego, |
y este pueblo, cual montón de leña, ¡ que los abrasará. | 15 Con
tra vosotros voy a traer un pueblo, | de lejos un pueblo, ¡oh
casa de Israel! | —oráculo de Yahvé—, | un pueblo fuerte, | un
pueblo de antiguo abolengo, j un pueblo cuya lengua desco
noces, | del que no comprenderás lo que hable. | 36 Su aljaba
es como sepulcro abierto; | todos ellos valerosos, | 17 y devora
rá tus cosechas y tu pan, | a tus hijos y a tus hijas. | Devorará
tus rebaños y tus vacadas, | tus viñas y tus higueras; | demolerá
tus ciudades muradas, | en las que confías.
Yahvé va a someter a su heredad a una poda sistemática. Jerusa-
lén es comparada a una viña con sus bancales (v.io), que van a ser
arrasados por Yahvé, quien invita enfáticamente a los invasores a
cumplir su fallo: arrancad sus sarmientos4; sin embargo, estéis ex
presiones absolutas dejan una puerta abierta a la esperanza: sin
destruirlos totalmente (v.ioa). Es la idea del «resto» de Israel, que
se salva a través de todas las vicisitudes históricas 5. La razón de
esta decisión purificadora de Yahvé es la rebelión de la casa de
Israel 6, ya que su apostasía general es una constante provocación
a la ira vengadora de su Dios ultrajado. Además, al pecado de apos
tasía han añadido el de presunción, pues se creen seguros porque
Yahvé no se preocupa de ellos: No es El (v.12), e. d., no se interesa
por ellos ni interviene en sus asuntos; es la actitud de un ateísmo
práctico: no vendrá sobre nosotros ningún mal, no veremos ni guerra
ni hambre (v.i2b). Se creen seguros, pues todos los anuncios de cas
tigo no son sino fruto del pesimismo del profeta. Sus palabras son
un puro flato (v.13); e. d., sus vaticinios son lucubraciones aéreas,
sin fundamento alguno; pero de ningún modo son expresión de la
voluntad divina, que dirige el curso de la historia (v.13). Parece
que Jeremías refleja en estas palabras las impresiones de la calle,
que llegaban reiteradamente a sus oídos. Pero el decreto divino
está dado, y el castigo sobrevendrá necesariamente (v.i3b). Porque
hay un Dios de los ejércitos (v.14)—omnipotente—, la expresión
aquí sin duda es buscada intencionadamente para hacer resaltar el
poder devastador y justiciero de Yahvé, que va a castigar tantas
insolencias y altanerías. Ha llegado la hora de la manifestación jus
ticiera de Yahvé, el cual va a probar que los profetas son algo más
4 Cf. Is 5,as; 18,5.
5 Cf. Jer 4.»7 ; 5,18.
4 El texto hebreo añade; «y la casa de Judá», que no es necesario, y recarga el ritmo.
que puro flato, ya que son intérpretes verídicos de los oráculos de
Yahvé: mis palabras serán en tu boca fuego, que devorará implaca
blemente a aquella generación despectiva y despreocupada: este
pueblo (será) cual montón de leña abrasado por el fuego (v.i4b), pues
los pecados de estas gentes son el mejor combustible para que arda
la ira divina, manifestada por la boca del profeta 7.
Y el instrumento devastador de la justicia divina es un pueblo
fuerte (v.isa), descrito como nación antigua y de lengua extra
ña 8; son los babilonios, creadores de un imperio antiguo, anterior
a los mismos asirios. El profeta insiste en la eficacia bélica de los
invasores: su aljaba es como sepulcro abierto (v.ió), porque sus flechas
son certeras y sembradoras de muerte 9.
A se d io d e J e ru sa lé n (1-5)
1 ¡Huid, hijos de Benjamín, | de en medio de Jerusalén! |
Tocad las trompetas en Tecua | y alzad bandera sobre Bet-
Akerem, | porque es del septentrión de donde amenaza el
infortunio | y la gran ruina. [ 2 ¿Es que ha venido a ser semejante
a un prado delicioso I la hija de Sión? 1 | 3Acuden a ella pastores
con sus rebaños, | clavan en derredor suyo las tiendas, | cada
uno apacienta su porción2. | 4 Moved guerra contra ella. I
¡Arriba, la asaltaremos al mediodía! ¡Ay de nosotros, que ya
cae el día, | que ya se tienden las sombras de la noche! | 5 ¡Arri
ba, vamos a asaltarla por la noche, | asolemos sus palacios I
El fragmento es bellísimo y patético. El profeta, en espíritu,
ve llegar a los invasores, que caen, ávidos de botín, sobre Jerusalén,
y describe sus mutuos coloquios. Ante la perspectiva de la invasión
inminente, el profeta invita nervioso a sus compatriotas, habitantes
de Jerusalén, a abandonar la ciudad. Y en esos momentos de an
gustia piensa sobre todo en los pertenecientes a su tribu: los hijos
de Benjamín (v.i), aunque aquí la expresión pudiera entenderse
como sinónima de habitantes de Jerusalén, ya que la capital de Judá
estaba enclavada en territorio de Benjamín 3. No obstante, la mayor
parte de sus habitantes—como capital de la nación—eran de la
tribu de Judá, cuyos lindes llegaban hasta las mismas murallas de
Jerusalén. Por eso, es más probable que la invitación del profeta
se dirija a sus compañeros de tribu que habitaban en Jerusalén, y
quizá, por su carácter provinciano, eran menos corrompidos moral
mente y, por tanto, menos responsables de la situación depravada
moral y religiosa de la Ciudad Santa. Después de sembrar la alarma
entre sus compatriotas de tribu, el profeta pone en guardia a los
pueblos que se hallaban fuera de Jerusalén: Tocad la trompeta en
Tecua, localidad a unos 18 kilómetros al sur de Jerusalén (la actual
Kh. Tequ), patria del profeta Amós. Bet-Akerem es identificada
por algunos autores con Ain Karim, a siete kilómetros al oeste de
1 Los traductores no concuerdan al reflejar el sentido del versículo. Así la Bib. de Jér.:
«¿Sería comparable a un tierno lugar de pastos la hija de Sión?»
2 Lit. el T M dice: «apacienta su mano».
3 Cf, Jos 15,8; 18,16; 1 Par 9,2.
la Ciudad Santa4. Parece que el profeta, al citar estas dos locali
dades, distantes entre sí, invita a los benjaminitas a huir hacia el
sur y oeste, pues la invasión viene del septentrión (v.ic), por la
ruta tradicional de las invasiones ya desde la época asiria, pues los
invasores mesopotámicos descendían por Damasco y, bordeando el
mar por Fenicia, caían sobre Palestina. Así habían llegado a este
país Teglatfalasar III, Senaquerib y después las tropas de Nabuco-
donosor. La expresión alzad bandera significa lugar de cita o de
concentración para los huidos 5.
Después sigue la descripción de la invasión: Sión es como un
prado delicioso (v.3), que excita la avidez de los pastores, y por esto
van a concentrar en él sus rebaños. La expresión hija de Sión es
sinónima de «ciudad de Sión» o Jerusalén, comparada reiterada
mente en los escritos proféticos a una graciosa doncella atrayente
y delicada6. Los pastores con sus rebaños (v.3), que buscan ansiosa
mente participar de los pastos deleitosos de Jerusalén, son los jefes
y soldados del ejército babilonio invasor, que clavan en derredor
suyo las tiendas, acampando en torno a la ciudad. Y, en el consejo
de guerra tenido antes del ataque, a cada jefe militar se le asigna
una parte de la ciudad para ser atacada: cada uno apacienta su por
ción. El símil está calcado en la costumbre de distribuirse los
pastos por zonas los rabadanes que tienen sus rebaños juntos.
El profeta deja la metáfora de los pastores para hablar clara
mente de la preparación bélica: moved guerra contra ella (v.4). La
expresión exacta hebrea es «santificad la guerra sobre (o contra)
ella», aludiendo a los ritos religiosos que acompañaban a la inicia
ción de los combates. Con ellos la guerra tenía un carácter sagra
do 7, ya que era la voluntad de Dios que se emprendiera para ma
nifestar su justicia punitiva sobre los pecadores. En este sentido,
los guerreros son como los «santificados» o «cruzados» de Dios. El
profeta, después de proclamar la guerra «santa», finge un vivido
coloquio entre los mismos asaltantes de Jerusalén: ¡Arriba! ¡La
asaltaremos al mediodía! (v.4). La hora del mediodía es escogida por
inesperada para los defensores, pues los ataques se solían hacer
entre dos luces. El profeta, con esta exclamación, quiere resaltar
el ardor combativo de los atacantes, que no tienen paciencia para
esperar a que se echen las sombras del atardecer. Pero la hora del
mediodía ha pasado, y los invasores ven con pena que se acerca la
puesta del sol, lo que supone perder un día de ataque: ¡A y de nos
otros, que ya cae el día! (v.4b). Es como una expresión de rabia por
no haber sido tomada todavía la ciudad. Por ello surge un senti
miento unánime de ataque: ¡Arriba, vamos a asaltarla por la no
che! (v.5). No quieren esperar otra jornada y deciden arriesgarse a
un ataque nocturno; consideran la presa al alcance de la mano y
no es cosa de paralizar la maniobra para comenzar de nuevo al día
4 Así Abel, Geog. t.2 p.295.
5 Cf. Is 10,28-32.
6 Cf. Is 37.22; 52.2; Jer 49 . 4 ; Lam 2,13; 4,22: Zac 2,10; 9,0; Jn 12,15.
7 Cf. 2 Sam 13,9; 1 Sam 7.9; Is 13,3; J 1 3,9; Sof 1,7; Ez 21,2 26; Jer 22,7.
lUblia comentada 3 15
siguiente. Con este coloquio entre los asaltantes, fingido por el pro
feta, se quiere destacar que los invasores son guerreros avezados al
combate, y, por tanto, temibles como milites profesionales.
L as in ju sticia s sociales (6 -8 )
6 Porque así dice Yahvé de los ejércitos: Cortad sus árboles
y haced de ellos empalizadas contra Jerusalén; | es la ciudad
castigada8. | Dentro de ella todo es injusticia. | 7 Como mana
el agua en los pozos 9, | así mana en ella la iniquidad; | no se
oye en ella sino injusticia y violencia; | a mi vista hay siempre
dolencias y heridas. | 8 Déjate amonestar, Jerusalén, | no sea
que mi alma se aparte de ti [ y te convierta en desierto, | en
tierra inhabitada.
Sigue la descripción detallada del ataque a la ciudad asediada.
Los asirios talaban sistemáticamente los países invadidos para uti
lizar los árboles para el asedio y para sembrar la ruina total en el
país vencido. Es lo que aquí sugiere el texto: cortad los árboles (v.6).
Jerusalén es la ciudad castigada, o «visitada» por la ira de Yahvé,
por razón de su injusticia. Su iniquidad es tan inagotable y, por otra
parte, tan connatural como el agua que mana de los pozos (v.7). Con
secuencia de su injusticia y violencia son las dolencias y heridas de
los oprimidos, que están clamando ante la vista de Yahvé por el
castigo. A pesar de su malicia, Dios les invita de nuevo a entrar por
las vías de la conversión: déjate amonestar, Jerusalén (v.8). Yahvé
no quiere abandonar a su pueblo, por las consecuencias devasta
doras que esto implica: no sea que te convierta en desierto (v.8). Es
la amenaza de la invasión de los caldeos.
L a cólera d e Y a h v é (9 -1 5 )
9 Así dice Yahvé de los ejércitos: | Haz cuidadoso rebusco
como en las viñas, | de los restos de Israel; | vuelve tu mano,
como vendimiador | entre los sarmientos. | 10 ¿A quién habla
ré? | ¿A quién amonestaré que me oiga? | H e aquí que tienen
oídos incircuncisos, | no pueden oir nada. | La palabra de Yahvé
es para ellos objeto de escarnio, I no gustan de ella. | 11 jYó
estoy lleno de la cólera de Yahvé. I estoy cansado de contener
la 1 | Derrámala sobre los niños de la calle | y sobre los jóvenes
congregados a un tiempo. | Porque serán cogidos marido y
mujer, | viejos y adultos 10. | 12 Sus casas pasarán a manos de
extraños, | los campos y también las mujeres, | pues extenderé
mi mano | sobre los moradores de la tierra, | oráculo de Yah
vé. 13 Porque, desde el pequeño al grande, | todos están ávidos
de rapiña; | desde el profeta al sacerdote, | todos cometen frau
de. | 14 Pretenden curar la desgracia de mi pueblo como cosa
8 Los LXX traducen: «i O h ciudad de la mentira!*: V g .: «ésta es la ciudad visitada*;
Bib. de h’V : «Esta es la ciudad de la mentira».
9 LXX y V g. : «Gomo una cisterna conserva fresca su agua, así ella (la ciudad) conserva
fresca su malicia».
10 Lit. el T M : «el viejo con el colmado de días*.
leve, diciendo: ¡Paz, paz 1, | cuando no hay paz. | 13 Serán con-
fundidos por haber obrado abominablemente. | Y no se aver
güenzan. | Por eso caerán entre los que caigan. | Al tiempo de
la cuenta resbalarán, | oráculo de Yahvé 11.
E l te m p lo d e Silo y e l d e Je ru sa lé n (1 2 -1 5 )
12 Id, pues, a mi lugar de Silo, donde al principio establecí
mi nombre, y ved lo que hice con él por las impiedades de mi
pueblo Israel. 13 Pues ahora, por haber hecho estas cosas
—oráculo de Yahvé—y porque os amonesté a tiempo repetidas
r 1 Cf. Jer 5,28: Ex 22,21-24; D t 10,8-18; 24,17; 27,19.
2 Cf. Ex 21,13.
2 Jesucristo parece aludir a este texto al echar a los vendedores del tem plo; cf. M t 21,13;
Me 11.17: Le 19,46.
veces y no me escuchasteis, os llamé y no respondisteis, 14 haré
de esta casa en que se invoca mi nombre, en que confiáis
vosotros, y de este lugar que di a vosotros y a vuestros padres,
lo que hice de Silo; 15 y os arrojaré de mi presencia como
arrojé a vuestros hermanos, a toda la progenie de Efraím.
Dios quiere probarles por la historia que la confianza ciega en
la presencia material del templo es vana como defensa contra la
invasión extranjera. El recuerdo de la liberación milagrosa de Je-
rusalén de las tropas de Senaquerib un siglo antes (701) 4 había
creado una falsa confianza, como si Yahvé, el Dios nacional, se
viera obligado a salvar la ciudad p®r estar necesitado de los sacri
ficios y actos de culto del templo de Jerusalén. Esta concepción es
totalmente gratuita y no está en consonancia con los hechos de la
historia. Por eso Yahvé, para traerlos a razón, les invita en este
oráculo a visitar las ruinas de Silo (v.12), centro en otro tiempo
del culto a Yahvé, en la época de los Jueces y de Samuel5. Silo es
una localidad que está a unos 30 kilómetros al norte de Jerusalén,
la actual Seilun, y fue la capital religiosa de Israel, en sentido am
plio—en tiempo del régimen federal de las tribus—, después de
la conquista de Canaán por Josué; allí se instaló durante mucho
tiempo el tabernáculo con el arca de la alianza, símbolo de la pre
sencia de Yahvé en su pueblo. Con la victoria de los filisteos, el
arca fue capturada, y la ciudad de Silo destruida, siendo llevado el
tabernáculo a Nobe, junto a Jerusalén 6.
La historia, pues, demostraba que la simple presencia del ta
bernáculo—símbolo de la presencia de Yahvé en su pueblo—no
bastaba para garantizar la permanencia de la localidad en que estaba
establecido. Dios amenaza ahora hacer otro tanto con Jerusalén,
y todo ello por las transgresiones de sus habitantes a pesar de las
amonestaciones divinas transmitidas por los profetas (v.13-14). Judá,
pues, sufrirá la suerte de la progenie de Efraím (y. 15), ya que han
incurrido en los mismos pecados que las tribus del norte, entre las
que destacaba Efraím, el símbolo del reino de Israel. En efecto,
Samaría, capital del reino del norte, fue tomada en 721, y sus habi
tantes fueron llevados en cautividad; ésta será también la suerte de
los habitantes de Jerusalén: os arrojaré de mi presencia como arrojé
a vuestros hermanos (v.15).
A b e rra cio n e s idolátricas d e los israelitas (16-20)
is Y tú no me ruegues por este pueblo ni eleves por ellos cla
mor y súplica, no me porfíes, porque no te oiré. 17 Porque
¿no ves lo que ellos hacen en las ciudades de Judá y en las
plazas de Jerusalén? 18 Los hijos recogen la leña, los padres
prenden el fuego, y las mujeres amasan la harina para hacer
tortas a la reina del cielo y libar a los dioses extraños para ofen
derme. 19 Pero ¿me ofenden a mí? Oráculo de Yahvé. ¿No es
más bien a ellos para su vergüenza? 20 Por tanto, así dice el
4 Cf. Is 37,36s.
5 Cf. Jos 22,12; Jue 16,31; 1 Sam 1,3.9.24; Sal 78,60.
4 1 Sam 5,1; 21,1.
Señor Yahvé: He aquí que mi ira y furor se derramarán sobre
este lugar, sobre hombres y animales, sobre arboledas y campos
y sobre los frutos de la tierra, y arderán y no se extinguirán.
Una de las misiones principales de los profetas era interceder
por su pueblo 7. Pero ahora Yahvé quiere que Jeremías cese en sus
súplicas (no ruegues, v.16), porque la obstinación de Judá ha lle
gado a su colmo, y la justicia divina no puede tolerar más lo que
hacen en las ciudades y plazas (v.17). En Ex 32,10 se dice a Moisés:
«Deja que castigue a este pueblo». El espectáculo de la idolatría
reinante es un desafío a la majestad divina, y, por tanto, merece su
castigo. Ahora en todas las plazas y ciudades se alzan altares a
dioses extraños. Todos son cómplices en esta apostasía general: los
hijos recogen la leña... y las mujeres amasan la harina para hacer
tortas a la reina del cielo (v.18). Parece que el profeta alude aquí a
cultos astrales, sobre todo al culto de Astarté, la diosa de la fecun
didad y reina del cielo, título que en efecto se aplica en la literatura
cuneiforme a Istar, identificada con el planeta Venus 8. Ya en tiem
pos de Manasés este culto de tipo asirio había entrado en Jerusa-
lén 9. Con estas aberraciones ofenden a Yahvé, pero sobre todo se
llenan ellos mismos de vergüenza y confusión (v.19), pues la ira
de Dios se derramará sobre hombres y animales (v.20). Como toda la
naturaleza fue asociada al culto idolátrico, será también castigada
en su totalidad 10.
O bediencia, no sacrificios (2 1 -2 8 )
21 Así dice Yahvé de los ejércitos, Dios de Israel: Añadid
vuestros holocaustos a los sacrificios y comed la carne. 22 Cuan
do yo saqué de Egipto a vuestros padres, no fue de holocaus
tos y sacrificios de lo que les hablé y ordené, 23 sino que les di
este mandato: Oíd mi voz y seré vuestro Dios, y vosotros
seréis mi pueblo, y seguid los caminos que yo os mando, y os
irá bien. 24 Pero ellos no (me) escucharon, no (me) dieron
oídos, y siguieron sus consejos en la dureza de su mal cora
zón, y se pusieron detrás, no delante de mí. 25 Desde el día
que vuestros padres salieron de Egipto hasta hoy os he enviado
a mis siervos, los profetas, día tras día sin cesar, 26 pero no me
escucharon, no me prestaron oído, y endurecieron su cerviz
y obraron peor que sus padres. 27 Dirás todo esto, y no escu
charán; los llamarás, y no te reprenderán. 28 Diles, pues: Es
una nación que no oye la voz de Yahvé, su Dios; que no acepta
corrección; ha perecido la fidelidad y ha desaparecido de su
boca.
El profeta vuelve de nuevo a condenar el culto puramente formu
lista. Yahvé habla irónicamente: Añadid vuestros holocaustos a los
sacrificios y comed la carne (v.21), e.d., podéis comer todo lo que
7 Cf. Jer 7 , 1 1 - 1 4 ; I 4 . I I - I 9 S ; Ez 13,5; 22,30.
* Cf. M. J. L a g r a n g e , Les religions sémitiques p. 120. En los textos cuneiformes se llama
a Istar sarral same, que significa exactamente «reina de los cielos». La palabra hebrea que
traducimos por «tortas» (Kawenim) es una transcripción dialectal del asirio Kamani o K a-
wani, que son precisamente los grandes «panes» que se ofrecían a Istar.
* Cf. 2 Re 2 i,3 s; 2 P ar 32.2a. 10 Cf. Jer 4.23S; 5.25! O s 4.3 ! M iq 7,13.
sacrificáis, pues a mí no me interesa; esas ofrendas no son conside
radas como sagradas por Dios, si por ello le son indiferentes. En
los holocaustos, la víctima se quemaba totalmente a Yahvé, mien
tras que en los sacrificios pacíficos sólo se quemaban las partes grasas
y entrañas de la víctima a Yahvé n. Yahvé aquí renuncia a todo lo
que le pueda pertenecer de ellas, porque esos sacrificios no van
acompañados de las debidas disposiciones de entrega del corazón,
que es lo que le interesa en los miembros del pueblo elegido. Por
que, en realidad, la legislación relativa a los holocaustos y sacrificios
era muy secundaria en comparación con la obediencia a los manda
tos de Yahvé: Seguid los caminos que yo os mando (v.23). Esa doc
trina está expresada de modo antitético absoluto en expresiones
radicales que no han de tomarse al pie de la letra 112. Ya Oseas, un
siglo antes, había dicho: «piedad y no sacrificios, conocimiento de
Yahvé más que holocaustos» 13. En este segundo hemistiquio se con
creta y puntualiza el sentido radical contrapuesto del primero:
«piedad quiero y no sacrificios». Así, la primera negación tiene un
valor relativo, en cuanto que lo que se quiere urgir es el «conoci
miento de Yahvé» frente a lo más secundario, que son los sacrificios.
Del texto, pues, de Jeremías no puede deducirse que la legislación
del Levítico fuera posterior a Moisés y aun al profeta. Sabemos
que en la predicación de Amos, Oseas e Isaías—profetas anteriores
en un siglo a Jeremías—aparecen mencionados estos sacrificios del
Levítico 14. Jeremías, pues, habla en sentido enfático e hiperbólico
para hacer resaltar más su idea sobre la inutilidad de los sacrificios
como tales, si se prescinde de las disposiciones internas del corazón
a Yahvé. San Pablo emplea el mismo radicalismo de expresión en
una cuestión paralela: «Cristo no me mandó a bautizar, sino a pre
dicar» 15; sin embargo, sabemos que bautizó a varios. Lo que quiere
destacar es que su misión de apóstol es ante todo la predicación.
Del mismo modo podemos decir respecto de la frase de Jeremías
(... no fue de holocaustos y de sacrificios de lo que os hablé...), que lo
que quiere afirmar es que Yahvé, al hacer la alianza clcl Sinai, no
insistió tanto en los ritos de sacrificios cuanto en la necesidad de
que cumplieran los israelitas su voluntad
D uelo y desolación d e J u d á (2 9 -3 4 )
29 Córtate tu larga cabellera y tírala, | y entona por las desola
das alturas una lamentación, | pues ha echado Yahvé de sí y
repudiado | a la generación que provocó su ira. | 10 Pues hicie
ron los hijos de Judá la maldad ante mis ojos, oráculo de Yah
vé. Han instalado sus abominaciones en la casa en que se
invoca mi nombre, profanándola. 11 Y edificaron los altos de
Tofet, que está en el valle de Ben-Hinom, para quemar allí sus
hijos y sus hijas, cosa que ni yo les mandé ni pasó siquiera por
11 Cf. L evc.1-3.
>2 Cf. G én 29,30; M al 1,2. 14 Cf. Am 5,22; Os 6.6; Is i .tis .
13 Os 6,6. 15 1 Cor 1,17.
14 Cf. Jer 11,4; 24,7; 30,22; 31,is; Ez 11,20; 36,28; 37,23; Zac 2,11; 8,8.
mi pensamiento. 32 Por eso he aquí que vienen días—oráculo
de Yahv.é—en que no se le llamará más Tofet y valle de Ben-
Hinom, sino valle de la mortandad, y se enterrará en Tofet por
falta de lugar, 33 y los cadáveres de este pueblo serán pasto de
las aves del cielo y de las bestias de la tierra, sin que haya quien
los espante. 34 Y haré que deje de oírse en las ciudades de Judá
y en las plazas de Terusalén el son de los cantos de alegría y de
regocijo, los cantos del esooso y de la esposa, porque no habrá
más que desolación en esta tierra.
El profeta invita a Jerusalén—personificada en una doncella
(la hija de mi pueblo)—a hacer señales de luto, a cortarse la cabe
llera 37. Sión debe andar en duelo como una virgen, con los cabellos
rasurados, por las desnudas alturas (v.29) sobre las que se ha dado
culto a los ídolos 38. Quizá haya una alusión al rito de duelo que
practicó la hija de Jefté antes de ser inmolada por su padre 39.
La razón del duelo o lamentación es que Yahvé ha repudiado
( v.2 q) a la generación que provocó su ira, a los contemporáneos del
profeta, cuyas transgresiones de la Ley llegaron a su colmo; y el
pecado máximo es la idolatría, pues por doquier se han instalado
las abominaciones (v.30), o ídolos astrales, desde los tiempos del
rey Manasés 20, que había seguido el ejemplo de su abuelo Acaz,
importador de cultos asirios 21. Su hijo Ezequías había purificado
el templo de estas abominaciones idolátricas 22. pero su hijo Manasés
volvió a introducirlas. En tiempo de Jeremías, el rey Josías había
purificado de nuevo el templo 23; pero bajo su hijo Joaquim se
reanudaron las infiltraciones idolátricas mesopotámicas. Estos ritos
astrales iban acomoañados de ritos infamantes, lo que constituía
realmente una profanación de la majestad de Yahvé (v.30). El
profeta menciona especialmente los cultos idolátricos en los altos
de Tofet (v.31), en la confluencia del Cedrón y el valle de Ben-
Hinom, más tarde llamado Gehenna 24, al sur de Jerusalén. Era
el lugar donde se habían ofrecido sacrificios humanos a Moloc;
por ello era objeto de aversión para los judíos 25. Moloc parece
ser una divinidad infernal, causante de las pestes y flagelos, a la
que se procuraba aplacar con víctimas inocentes. Es un dios de
origen cananeo.
En la Biblia se cuenta con aversión cómo el rey Acaz quemó
a su propio hijo, y después Manasés hizo lo mismo 26. Por eso las
palabras de Jeremías aquí son muy realistas: para quemar allí a
sus hijos (v.31), abominación que jamás Yahvé había prescrito.
Y, en consecuencia, Dios va a enviar un castigo terrible, de forma
17 Cf. Jer 16,6; 48,37; Is 15,2; M iq 1,16.
18 Cf. Jer 2,20; 3,2. 21 Cf. 2 Re i 6, ios .
1* Cf. Jue n,3 7 ss. 22 Cf. 2 Re 18,4; 21,4.
20 Cf. 2 Re 21,5-7. 23 Cf. 2 Re 23,43.
24 D e Ge-Hinnom («valle de Hinnom»). Hmnom debió, d s ser primero un nombre propio
de persona que dió nombre a esa localidad, heredad suya o de sus hijos ( Ben-Hinnom).
La expresión altos de Tofet tiene aquí un sentido amplio, pues originariamente esos lugares
de culto estaban en las «alturas» o colinas, pero después quedó como sinónimo de «altares»,
que podían estar en las depresiones o valles, como en este caso. Sobre la localización del
Tofet véase H . V i n c e n t , Jérusalem t.i (1912) 0.127.
23 Cf. 2 R e 2 i,8 s . 2« Cf. 2 Re 21,6.
que aquel lugar será llamado valle de la mortandad (v.32) o de la
matanza que va a realizar. Ese lugar se convertirá en sitio de ente
rramiento general, porque no habrá suficiente espacio para los
cadáveres en los lugares habituales de enterramiento (y se enterrará
en Tofet por falta de lugar, v.33). Sabemos que el rey Sedecías huyó
en 586 a. C. por la puerta meridional de la ciudad—que da al
Tofet—al entrar las tropas de Nabucodonosor, y sin duda que en
aquella zona debió de haber gran carnicería entre el pueblo que se
agolpaba allí al escaparse de los babilonios, que atacaban por el
norte de la ciudad. La carnicería será tal, que los cadáveres... serán
pasto de las aves del cielo (v.33). Quedar sin sepultura era el mayor
baldón y castigo, pues se creía que, mientras el cuerpo no fuera
entregado a la tierra, el espíritu del difunto debía andar vagando
como fantasma por el mundo, sin hallar reposo 27. El profeta anuncia
ese terrorífico castigo, que traerá como consecuencia el duelo gene
ral, pues no se oirán cantos de alegría (v.34) en Judá ni en Jerusalén,
ni siquiera los tradicionales de las nupcias del esposo y de la
esposa, porque todo será desolación en la tierra.
C a pít u l o 8
F alsa co nfianza en la L e y (8 -1 3 )
8 ¿Cómo os decís: Somos sabios | y la Ley de Yahvé está
con nosotros? | Ciertanqente la convirtieron en mentira | las
mentirosas plumas de los escribas. | 9 Han sido confundidos los
sabios, | avergonzados, cogidos. | He aquí que desecharon la
palabra de Yahvé; | ¿qué sabiduría Ies queda? | 10 Por eso
daré sus mujeres a extraños, | sus campos a otros propieta
rios, | porque, desde el pequeño al grande, | todos se llenaron
de rapiñas; | desde el profeta al sacerdote, | todos se dieron al
fraude, | 11 y curaban las llagas de mi pueblo | a la ligera, di
ciendo: «Paz, paz», | cuando no había paz. | 12 Serán confun
didos porque hicieron abominaciones | y no se avergonzaron, |
no conocen siquiera la vergüenza; [ por eso caerán con los caí
dos, | al tiempo de la cuenta tropezarán, | dice Yahvé. | 13 Los
aniquilaré—oráculo de Yahvé—: | no quedará racimo en la
viña | ni higo en la higuera, | y se marchitarán las hojas, | y les
daré (gentes) que los trasladen 2.
La presunción hipócrita de los israelitas, que blasonan de la
Ley de Yahvé, es un título más que los hace dignos del castigo.
Se creían que, cumpliendo la materialidad de la Ley en lo referente
al culto, se hallaban a salvo del castigo divino 3. La reforma de
Josías había contribuido a que el culto volviera a ser esplendoroso,
y esto había creado un clima de falsa confianza. Los escribas, o pe
ritos de la Ley, habían contribuido a ello, dando sólo importancia
a lo puramente externo y cultual de la Ley: la convirtieron en men
tira las plumas de los escribas (v.8b). Los escribas, en la época anterior
al exilio, eran los funcionarios de la corte y secretarios de los tribu
nales. Aquí en Jeremías es sinónimo de dirigente del pueblo, res
ponsable de la desorientación general, y, sobre todo, de esa falsa
confianza en el cumplimiento superficial de la Ley de Yahvé.
La enseñanza de la Ley pertenecía sobre todo a los sacerdotes y
levitas 4; pero también los copistas de la Ley fueron tomando parte
en el adoctrinamiento del pueblo, terminando por ser los especia
listas de la Ley en la época rabínica inmediatamente anterior a
Cristo. Algunos comentaristas quieren ver en la frase la convirtieron
(la Ley) en mentira las plumas de los escribas (v.8b) una alusión
2 Esta últim a frase falta en los LXX, y es traducida de diverso modo. Con un ligero
cambio de consonante se pudiera traducir: «pero les daré según su producto# o merecido,
lo que se adaptaría bien al contexto.
3 Cf. Jer 6,20.
4 Cf. Lev 10,11; D t 33,10; 2 Par 17,7; Jer 2,8; 18,8; Os 4,5.
a su posición Trente a la reforma de Josías, basada en el «libro de
la Ley» hallado por los sacerdotes en el templo. Aquí, según éstos,
les echarla en cara a los escribas que ellos habían falseado la Ley
verdadera de Dios, presentando una nueva como si fuera mosaica.
1‘cro no hay ninguna insinuación de que Jeremías se opusiera a
dicha reforma de Josías. Lo que aquí dice es que falsean el contenido
de la Ley divina al exigir sólo lo accidental, haciendo creer al pueblo
que con ello podía estar tranquilo. La Ley no podía ser como un
talismán mágico para evitar la ira divina, sin obrar conforme a su
espíritu, como tampoco la presencia del templo en la Ciudad Santa
era una garantía absoluta contra la destrucción de la misma 5.
Los hechos mostrarán que estas enseñanzas de los sabios o
escribas no son verdaderas y quedarán confundidos, avergonzados
y cogidos (v-9a). La palabra sabios aquí es irónica. Los escribas, que
se creían sabios, se convencerán que son ignorantes al desechar la
palabra de Yahvé, es decir, los oráculos de Jeremías, denunciando
la falsa situación de confianza predicada por ellos, y la verdadera
Ley de Dios, que es la sabiduría verdadera de Israel 6, Al falsear la
Ley han perdido dicha sabiduría (v.9). Han preferido sus puntos
de vista humanos a las exigencias estrictas y claras de la Ley, que
eran la guía de su pueblo, y por eso han sido confundidos, al ver que
a la hora de la prueba nada ha resultado conforme a sus enseñanzas
presuntuosas de sabios.
Esto está clamando por la intervención de la- justicia divina,
que no puede tolerar más una situación tan falsa: por eso daré sus
mujeres a extraños... (v.io). Es la predicción de la invasión enemiga
y la derrota de los confiados israelitas. Y todo como consecuencia
de la inmoralidad general reinante: desde el pequeño al grande..., etc.
(v.iob). La frase es casi idéntica a 6,13-15, donde parece tener su
lugar propio. La clase dirigente (profetas falsos y sacerdotes) son
los responsables de este falso clima de seguridad: curaban las llagas
de mi pueblo diciendo: «Paz, paz» (v. i i ). En sus conveniencias de
halagar al pueblo en sus caminos fáciles, les decían que no había
peligro de guerra, confiando en sus alianzas diplomáticas; pero la
realidad es muy otra, y el castigo llegará. Cuando llegue la hora del
castigo divino, caerán con los caídos en la mortandad general del
valle de Ben-Hinnom, de que se hablaba en el capítulo anterior.
La ira divina desatada amenaza aniquilar al pueblo israelita,
porque no encuentra nada de bueno en él 7. Israel es presentado en
la literatura profética como una viña que no da fruto, en contra de
las esperanzas de Yahvé 8. Es el caso de ahora: no queda racimo en
la viña ni higo en la higuera y se marchitan las hojas (v.i3a); por eso
Yahvé los entregará a los enemigos: y los daré a (gentes) que los
trasladen en cautividad. Otros interpretan el versículo en el sentido
de que Yahvé anuncia una destrucción completa de Israel: no quedará
5 Cf. Jer 7,4.21.
Cf. D t 4,6.
7 El texto no está claro, pues la palabra que traducimos por aniquilaré puede significar
«reuniré».
* Cf. Jer s ,10; 6,9; Is 5, i - 7 ¡ M iq 7.J-
racimo en la viña... Pero esto parece en contradicción con la doctrina
del «resto» salvado, que es común a Jeremías y a otros profetas.
Por otra parte, la alusión en la última frase a la deportación indica
que no todos perecerán.
La invasión d e v a sta d o ra (1 4 -1 7 )
14 ¿Por qué nos estamos sentados? | Reunios, vayamos a las
ciudades amuralladas | y perezcamos allí, | pues Yahvé, nuestro
Dios, nos va a aniquilar, | nos ha dado a beber agua de adormí'
deras por haber pecado contra El. | 15 ¡Esperábamos la paz,
y no ha habido bien alguno; | el tiempo de curación, y he aquí
el pavor! | 16 Ya se oye desde Dan el relinchar de los caba
llos. | Al estruendo de los relinchos de sus corceles, | tiembla
la tierra toda. | Ya vienen a devorar la tierra y cuanto hay en
ella, | la ciudad y cuantos la habitan. | 17 Pues he aquí que voy
a enviar contra vosotros serpientes, víboras, | contra las que
no hay conjuro posible, | y os morderán, oráculo de Yahvé.
C a pít u l o 9
DESLEALTAD Y A P O S T A S IA GENERAL
L a ve n g a n za d e Y a h v é ( 8 /9 - 1 0 /1 1 )
8/9 ¿No habré de pediros cuentas de todo esto?, | oráculo de
Yahvé. | D e un pueblo como éste, | ¿no he de tomar yo ven
ganza? | 9/io Llorad y gemid sobre los montes, | lamentaos por
los pastizales del desierto, | porque están desolados, | no hay
quien pase por ellos | ni se oye el balar de los rebaños. | Desde
las aves del cielo hasta las bestias, | todos huyeron y se fueron. I
14 Cf. Sal 64,4-
15 Cf. Miq 2,4-5. Es interesante notar que la palabra hebrea correspondiente a engañar
es la raíz que forma parte del nombre de Jacob ('aqabj. Probablemente se aluda aquí al «en
gaño» que Jacob hizo a su hermano Esaú (Gén 37,26; Os 12,4). Los israelitas se gloriaban
de ser descendientes de Jacob, pero en realidad sólo le imitan en lo malo, en el «engaño»
de que hizo víctima a su hermano.
16 Cf. Is 48,10; Ez 32,30; Zac 13,9; Mal 3,2. ,
lo/u y de Jerusalén haré un montón de ruinas, | cubil de cha
cales; I y de las ciudades de Judá, desolación, | donde no ha
bitará nadie.
L a m o rta n d a d g e n e ra l (1 6 /1 7 -2 1 /2 2 )
1 6/17 ¿\sí dice Yahvé de los ejércitos: | Atended, llamad a las
plañideras, que vengan; | enviad por las hábiles y vengan, |
17/18 que se apresuren y eleven sobre nosotros lamentaciones, |
y descienda de nuestros ojos el llanto, | y manen agua nues
tros párpados, | t 8/1 9 porque de Sión se oyen voces y lamentos. |
¡Cómo hemos sido destruidos | y avergonzados sobremanera! |
Porque nos echan de la tierra, | nos arrojan de nuestras mora
das. | 19/20 Porque oíd, mujeres, la palabra de Yahvé, | y perci
ban vuestros oídos la palabra de su boca, | para que enseñéis
a vuestras hijas a lamentarse Jy enseñen unas a otras endechas. ]
20/21 Pues la muerte ha subido por nuestras ventanas | y pe
netró en nuestras moradas, | acabó con los niños en las calles, |
con los mancebos en las plazas. | 21/22 Habla así: Oráculo de
Yahvé: | Los cadáveres de los hombres yacen | como estiércol
sobre el campo, | como queda tras el segador el manojo, | sin
haber quien lo recoja.
La catástrofe es tan inminente, que Yahvé invita a que vengan
las plañideras de oficio a solemnizar el duelo (v. 16/17). El profeta
une su suerte a la del pueblo: que eleven sobre nosotros lamentaciones
(v.17/18). Sión ha sido destruida, y sus habitantes tienen que aban
donar su tierra y sus moradas (v. 18/19) hacia regiones extrañas.
La catástrofe debe quedar como proverbial y su luto debe repetirse
de generación en generación: Oíd, mujeres..., para que enseñéis a
vuestras hijas a lamentarse (v.19/20). La mortandad es general, y
es inútil querer recogerse en casa para evitarla, porque la muerte
ha subido por nuestras ventanas (v.20/21). Ni los de corta edad están
libres de la fatal suerte: acabó con los niños en las calles (v.20/2ib).
El espectáculo es desolador, pues por doquier hay cadáveres..., que
yacen como estiércol sobre el campo (v.21/22). No hay quien se preocu
pe de darles sepultura piadosa; son como el manojo que queda tras
el segador, sin haber quien lo recoja. Ha pasado el ejército invasor,
y no quedan sino ruinas humeantes y vidas tronchadas en flor.
22 Cf. Jer 23, r5; Lam 3,19; Am 5,7; 6,13; Prov 5,4.
23 Cf. Jer 8,4; Dt 29,18.
24 Cf. Jer 5,19; Dt 4,27; 28,64; Lev 26,33; Jer 42,17; Am 9,4; Ez 5,2-12,
El conocim iento d e Y a h v é , base d e la sa b id u ría
(2 2 /2 3 -2 3 /2 4 )
22/23 Así dice Yahvé: | Que no se gloríe el sabio en su sabidu
ría, | que no se gloríe el fuerte de su fortaleza, | que no se gloríe
el rico de su riqueza. | 23/24 pj qUe se gloríe, gloríese en esto: |
en ser inteligente y conocerme a mí, | pues yo soy Yahvé, que
hago misericordia, | derecho y justicia sobre la tierra, | pues
en esto es en lo que yo me complazco, 1 oráculo de Yahvé.
Este fragmento es de estilo sapiencial y puede ser un bloque
errático incorporado aquí.por el mismo profeta o el redactor poste
rior, Las ideas expresadas en él pueden acomodarse a todas las
situaciones. La catástrofe de Judá ha ocurrido por haber abandonado
a Yahvé y sus preceptos y por creer las clases dirigentes que podían
por sí mismas encaminar a su pueblo por nuevos derroteros po
líticos. Dios sólo quiere que confíen en El como condición para
ofrecerles su protección. Se han empeñado en querer gobernarse
sin El, confiando en sí mismos y sus supuestos aliados, y ahora
deben reconocer que les han fallado los cálculos: que no se gloríe
el sabio en su sabiduría,... ni el fuerte..., ni el rico (v.22/23). Dios
puede desbaratar los planes de éstos en un momento. Si el hombre
ha de gloriarse en algo, es en ser inteligente y conocer a Yahvé (v.23/
24), pues la verdadera sabiduría está en conocer a Dios en el sentido
práctico, conformando la vida a los preceptos de su Ley 25. Sólo
Dios puede hacer misericordia y reconciliar a los descarriados, y
sólo él puede establecer un ambiente de derecho y justicia sobre la
tierra (v.23/24b).
C a pít u l o 10
IN A N ID A D D E L O S ID O L O S . E L E X ILIO
C a p ít u l o i i
E X H O R T A C IO N A L A G U A R D A D E L A A L IA N Z A .
C O N JU R A C IO N C O N T R A EL P R O F E T A
r u a m V i l D A D D E L O S IM P IO S. JU D A ES D E V A S T A D A .
L O S ■ E N E M IG O S D E JU D A
R e a l id a d de la a c c ió n s im b ó l ic a
L la m a d a a la p e n ite n c ia (15 -1 7 )
1S Escuchad, dadm e oídos, no os envanezcáis, | que es Yahvé
el que ha hablado. | 16 Dad gloria a Yahvé, vuestro Dios, | an
tes que se haga oscuro | y antes que tropiecen vuestros pies |
por los montes en tinieblas [ y, en vez de la luz que esperáis, |
os dé sombras de m uerte | y densas tinieblas. | 17 Si no escu
cháis, | mi alma llorará en secreto vuestra soberbia, | y mis
ojos derramarán abundantes lágrimas, | porque ha sido hecho
cautivo el rebaño de Yahvé.
Una conversión sincera podría alejar todavía el espectro de la
catástrofe. El pueblo estaba obstinado y no quería humillarse y
reconocer sus malos caminos, denunciados por los profetas: no os
envanezcáis... (v.15). El profeta quiere resaltar que lo que comu
nica viene directamente de Dios: que es Yahvé el que ha hablado.
Y los invita a cambiar de conducta: Dad gloria a Yahvé (v.16), re
conociendo sus derechos 8. Todavía es tiempo de atraerse la bene
volencia divina, y puede el pueblo caminar abiertamente con la
seguridad del que anda de día; pero es preciso reaccionar antes que
llegue la noche de la manifestación de la ira divina: antes que se haga
oscuro y tropiecen vuestros pies (v.16). La luz y las tinieblas en la
Escritura son muchas veces símbolo de prosperidad y de adversi
dad 9. En los profetas, el día del juicio punitivo sobre Israel y las
naciones es llamado día de tinieblas 10. Por otra parte, pone Jere
mías en guardia a sus contemporáneos, que son demasiado opti
mistas, esperando un tiempo mejor, de luz (v.ióc), cuando, en rea
lidad, Yahvé les va a enviar sombras de muerte..., densas tinieblas,
un tiempo de angustia y de miseria 11.
Todo esto lo anuncia el profeta con el corazón lacerado. Nadie
ama más que él a su pueblo; por eso tiembla ante el pensamiento
de que desoiga su llamamiento de penitencia, que es la última
oportunidad de salvación. Está seguro de que, si no cambian de
8 Cf. Jos 7,19; M al 2,2; Jn 9,24; A ct 12,23.
9 Cf. Is 9,1.
1° Cf. A m 5,18; Is 5,20.
11 Los LXX y la Vulgata traducen la palabra hebrea por sombra de muerte. Hoy día se
suele traducir más bien simplemente «oscuridad», siguiendo la vocalización salmut en vez
de salmawet, que es la vocalización del T M .
\conducta, el castigo de Yahvé vendrá inexorable; por tanto, si no
le «escuchan», no le quedará sino llorar en secreto (v.17), e. d., re
mirado de la vida pública, por la soberbia y obstinación de su pueblo,
¡pues el final de todo será la esclavitud y el exilio de su pueblo;
jporque ha sido hecho cautivo el rebaño de Yahvé (v.i7b). Las La
mentaciones, atribuidas a Jeremías, testigo de las llamas humeantes
¡de Jerusalén, son el mejor comentario a este verso conmovedor.
! I
C apítulo 14
L A G R A N SE Q U IA . C A S T IG O D EL P U E B LO . O R A C IO N
C a pít u l o i 6
JE R E M IAS, SIM B O L O D E L A S C A L A M ID A D E S
DE S U PUEBLO
C a p í t u l o 17
ID O L A T R IA D E JUDA. COLOQUIO D E L P R O F E T A
Y Y A H V E . O B S E R V A N C IA S A B A T IC A
S ú p lica d e p ro te c c ió n (1 4 -1 8 )
14Sáname, ¡oh Yahvé!, y seré sanado; | sálvame, y seré sal
vo, | pues tú eres mi gloria ,5. | 15 He aquí que ellos me dicen:
«¿Dónde está la palabra de Yahvé? ¡Que se cumpla!» | 16 Pero
yo no he ido tras ti a incitarte al m a l16, | ni he deseado el día de
la calamidad, ¡ tú lo sabes. | Lo que ha salido de mis labios, |
ante tu presencia está. | 17 No me hagas temblar. | Tú eres mi
refugio en el día de la desventura. | 18Sean confundidos mis
perseguidores, no yo. | Sean ellos los que tiemblen, no yo. |
Haz venir sobre ellos el día de la desgracia, ¡ quebrántalos con
doble quebranto.
De nuevo aparece la tragedia íntima del profeta. Ha anunciado
castigos inmediatos a sus contemporáneos pecadores, y no llegan;
de ahí la burla de todos al ver que no se cumplen sus predicciones.
Quizá la fecha de composición más verosímil de este fragmento
sea en los primeros años del rey Joaquim, hacia el 607, cuando los
babilonios estaban aún lejos y se gozaba de relativa tranquilidad
confiando en los aliados egipcios.
La frase sáname... tiene un sentido moral; el profeta desea
verse libre de aquel estado angustioso de conciencia al no ser
comprendido de sus compatriotas, que siguen alejados de Yahvé,
que los va a castigar 17. En realidad, Yahvé es su gloria (v.14),
es decir, el objeto de su único orgullo personal, pues a El ha dedi
cado desinteresadamente su vida. Pero, con todo, no puede evitar
pedir que le libre de las burlas de los que dicen; ¿Dónde está la
palabra de Yahvé? ¡Que se cumpla! (v.15). La frase tiene un sentido
irónico, pues le echan en cara al profeta que sus lúgubres predic-
14 Cf. Jer 3,17; 14.21; Ez 20,40; 2 Crón 3,1-3; 2 Sam 24,16.
15 Lit. el h e b .: «mi alabanza». Hemos adoptado aquí la versión de los LXX.
16 El texto es muy oscuro. Los LXX traen una versión que se acerca a la nuestra. L a
Bible de Jérusalem: «pero yo no he empujado hacia lo peor». D ennefeld: «Yo no h e insistido
ante ti a causa del mal».
17 C f . I s 1 9 ,2 2 ; 5 7 ,1 9 ; S a l 6 ,3 ; 30,3*
ciónes ho se cumplen 18. Y Jeremías confiesa que él no tiene interés
en lanzar profecías conminatorias, sino que es Yahvé el que le
empuja a hablar así a sus conciudadanos. Personalmente no desea
la suerte que anuncia a éstos: Pero yo no he ido tras de ti a incitarte
al mal, ni he deseado el día de la calamidad (v.ióa). Jeremías era
de sentimientos muy afectuosos y amaba profundamente a su pue
blo; por eso le dolía íntimamente anunciar el día de la calamidad
o del castigo divino 19. Reiteradamente había suplicado que Yahvé
contuviera su ira 20. Yahvé era testigo de que de sus labios no salió
nada en contra de su pueblo ni que ha hecho mal alguno.
Supuesto esto, suplica a Yahvé que no le abandone a sus ene
migos, ya que es su refugio en el día de la desventura (v.17), en el día
de la manifestación de la justicia divina, esperando salvarse de la
catástrofe. Por honor de su Dios quiere que sean confundidos sus
perseguidores (v.i8a), para que se convenzan de que están engaña
dos. Por eso desea que Yahvé envíe sobre ellos el día de la desgracia,
del castigo divino.
L a sa n tifica ció n d e l sábado (19-27)
19 Así me dijo Yahvé: Ve a ponerte junto a la puerta de los
Hijos del pueblo, por la que entran y salen los reyes de Judá, y
ante todas las puertas de Jerusalén, 20 y diles: Oíd la palabra
de Yahvé vosotros, reyes de Judá, y todo Judá, y todos los ha
bitantes de Jerusalén, que entráis por estas puertas. 21 Así dice
Yahvé: Guardaos, por vuestra vida, de llevar cargas en día de
sábado y de introducirlas por las puertas de Jerusalén. 22 No
saquéis tampoco cargas de vuestras casas en día de sábado ni
hagáis labor alguna, mas santificad el día del sábado, como se
lo mandé a vuestros padres. 2' Ellos, sin embargo, no me oye
ron, no me dieron oídos, sino que endurecieron su cerviz, sin
obedecerme y sin corregirse. 24 Si en verdad me escucháis vos
otros, oráculo de Yahvé, y dejáis de introducir cargas por las
puertas de esta ciudad en día de sábado, y santificáis el día del
sábado, no haciendo en él labor alguna, 25 entrarán por las puer
tas de esta ciudad los reyes (y príncipes) que se sientan sobre
el trono de David, montados en sus carros y caballos, ellos,
sus príncipes, los hombres de Judá y los habitantes de Jerusa-
lén, y esta ciudad estará siempre habitada. 2<1Y de las ciudades
de Judá y de los contornos de Jerusalén, de la tierra de Uenja-
mín, del llano, de la montaña y del mediodía, vendrán con ho
locaustos, víctimas, oblaciones, incienso, y traerán ofrendas de
acción de gracias a la casa de Yahvé. 27 Pero, si no me escucháis
en lo de santificar el sábado y en lo de no llevar cargas e intro
ducirlas por las puertas de Jerusalén en día de sábado, enton
ces encenderé yo en sus puertas fuego, que devorará los pala
cios de Jerusalén y no se apagará.
Jeremías apoyaba la reforma de Josías, y entre las observancias
de la Ley más estrictas estaba la del descanso sabático. Es el único
fragmento de Jeremías en el que se habla de la observancia del sá-
12 Cf. I s 5 , 8 ; 28,14; Ez 12,21.
i s 20 Jcr 7,16; 11,14; 14,11.
19 Cf. Jcr 4,19; 4,17; 14,7.
bado. Por eso, muchos autores sostienen que es posterior al profeta,
y creen que fue compuesto en tiempos de Nehemías 21. Pero, aunque
es verdad que los profetas no urgían mucho el cumplimiento de los
preceptos cultuales, porque esto era misión de los sacerdotes, no
obstante, no olvidemos que Jeremías era de la clase sacerdotal y, que
la ley del descanso sabático era la más antigua prescripción de la
Ley mosaica, pues aparece ya en el Decálogo 22. En el estado actual
de los conocimientos orientalistas, la institución hebraica del sábado
no tiene paralelo en las instituciones de otros pueblos antiguos.
Cierto que existe el nombre babilónico shabüttu para indicar el día
de luna llena; pero en la Biblia jamás el sábado está relacionado con
la luna llena. El culto lunar está expresamente condenado por Jere
mías, siguiendo al Deuteronomio 2i.
La ley sobre el descanso sabático era la ley fundamental de la
alianza 24, y su observancia era la mejor muestra de fidelidad a Yah-
vé, como la circuncisión era el signo de pertenencia a Yahvé. Por eso
no tiene nada de particular que Jeremías insistiera en la observancia
de una ley tan fundamental en la Ley descubierta bajo Josías (721),
que fue la base de la reforma emprendida por este rey, eficazmente
secundada por el profeta de Anatot.
Dios manda a Jeremías que se aposte junto a la puerta de los
Hijos del pueblo (v.19). Nos es desconocida una puerta de Jerusalén
con tal nombre. Se ha querido identificarla con una puerta del pa
lacio real que diera a la explanada del templo, por la que pasarían
los reyes de Judá y el pueblo cuando iban al palacio. En todo caso,
parece que era una puerta muy frecuentada por el pueblo; por eso
Jeremías debe colocarse allí para comunicar a las gentes, en nombre
de Yahvé, un mensaje importante sobre la observancia del sábado.
El profeta les urge la observancia del sábado por su vida (del pue
blo); e. d., esto les afecta en tal forma, que la profanación del sá
bado puede traer como consecuencia un peligro de muerte para
ellos. Se ve que había prevalecido la costumbre de aprovechar el
día del sábado para traer cargas (v.21) para aprovechar el día 25. En
la Ley se prohibían los trabajos del campo, el comercio, la recogida
de leña, el encender el fuego para cocer la comida 26. El llevar car
gas podía incluirse en los trabajos del campo. Los antepasados de
los contemporáneos de Jeremías no habían cumplido estos precep
tos (v.23). Con ello se muestra la paciencia de Yahvé para con su
pueblo. Sin embargo, ahora deben cambiar de conducta si quieren
21 Cf. N eh 13.15SS.
22 Cf. Ex 20,8s; 16,25; 29,20.
23 Cf. D t 4,19; 17,3; 5,i2s. Existe en la época sumeria una distribución del mes e n
siete días, conforme a las fases de la luna, y asi se consideraban como días de sacrificios dt
día primero de mes (luna nueva), el séptimo (cuarto creciente), el decimocuarto (shabattu:
«luna llena), el 21 y el 28 (cuarto últim o). Pero estos días no eran dias de descanso, sino que
eran considerados más bien como días infaustos, en los que había que aplacar a las divini
dades con sacrificios expiatorios. N orth cree encontrar analogías entre estas prácticas del
shapattum babilónico-sumerio y el sábado hebraico, relacionándolo con la luna llena. Véase
su articulo The derivation o f Sabbathon: Bi (1955) p.182-201. Cf. Tam bién Vittonato, U
libro de Geremia p.258 (Torino 195S).
24 Cf. Ex 20,8; 31,15; 35.2; Lev 23,3; 25,2; D t 5,12.
25 Cf. Neh 13,15.
2< Cf. Ex 34,21; A m ’8,5; Is 58,13; N eh 10,31; N úm 15,32; Ex 35»3-
continuar como pueblo con su monarquía: entrarán por la puerta
de esta ciudad los reyes (v.25). La continuidad de la dinastía davídi-
ca, con sus carros y caballos, está vinculada al cumplimiento de los
preceptos de la alianza, cuyo símbolo era la observancia del sá
bado 27.
Y también de esto dependerá la continuación del culto esplen
doroso en la casa de Yahvé (v.26). De todas las partes del país aflui
rán a Jerusalén con sus holocaustos (sacrificios cruentos en los que
se quemaba toda la víctima), víctimas (sacrificios cruentos en los
que se quemaba sólo una parte de la víctima), ofrendas de acción de
gracias (o de «alabanza» en hebreo, sacrificio de una víctima, de la
que se quemaba parte, y se la acompañaba de la ofrenda de flor de
harina) 28; y vendrán de la tierra de Benjamín, tribu en la que se in
cluía Jerusalén; del llano, e. d., la parte costera, ocupada antes por
los filisteos 2930;de la montaña, la parte montañosa de Judá, y del me
diodía o Negueb, la región colindante con el desierto de la península
del Sinaí (v.26).
La infracción del descanso sabático, como signo de infidelidad
hacia la alianza, traerá como consecuencia la ruina de Judá: encen
deré fuego en sus puertas, que devorará los palacios de Jerusalén (v.27).
Todo el esplendor de la monarquía davídica, con sus palacios,
desaparecerá en virtud del castigo divino por las infidelidades de
Judá 30.
C a p ít u l o 18
Con este capítulo se abre una nueva sección del libro, que sé
extiende hasta el c.20 inclusive. El sentido teológico de los tres ca
pítulos se basa en la parábola en acción de la orza rota. Con ella el
profeta quiere hacer ver que era vana la suposición de q u e , p o r ser
Israel el pueblo elegido por Dios, nunca llegarla la ruina de Jerusalén.
El capítulo se divide en dos partes: a) en la casa del alfarero (1-17);
bj imprecaciones del profeta (18-23).
C apítulo 19
EL C A N T A R O R O T O , S IM B O L O D E L A D E S T R U C C IO N
D E JE R U S A L E N
C apítulo 21
EMBAJADA DE SEDEC1AS A JEREMIAS. LA JUSTICIA
SOCIAL
Los c.21-24 constituyen como un apéndice a la primera colec
ción de oráculos de Jeremías. En ellos se refieren intervenciones de
Jeremías en diversas circunstancias relacionadas con problemas na
cionales. El c.21 se divide en dos partes: a) respuesta de Jeremías
al rey Sedecías (1-10); b) exhortación a la justicia (11-14).
C a p ít u l o 2 2
P R O F E C IA S S O B R E L O S R E Y E S D E JU D A
C apítu lo 23
PROFECIAS MESIANICAS. CONTRA LOS FALSOS
PROFETAS
En dos partes netas se divide este capítulo: a) resumen de lo
anterior, con algunos vaticinios de consolación mesiánicos (1-8);
b) contra los falsos profetas. Se discute la autenticidad de los v. 16-40,
entre otras razones porque se supone cierta dispersión entre las
gentes.
Cuando estaban a punto de cumplirse los vaticinios siniestros
de Jeremías, el profeta presenta ciertos oráculos de consolación
mesiánicos para reforzarles su fe en los destinos mesiánicos del
21 En 2 Re 24,9 y en 2 Crón. 36,9 se dice que Jeconfas «hizo el mal a los ojos de Yahvé».
* 2 Cf. 2 Re 24,8.12; Jer 29,2.
2i Cf. 1 C rón 3,171
pueblo, que, a pesar de la tragedia que se avecina, saldrá purificado
y preparado para la inauguración de la nueva era mesiánica. Quizá
el momento más adecuado para la composición de estas profecías
de consolación sean los últimos días del reinado de Sedecías, cuando
ya estaba iniciado el terrible asedio de la ciudad, en 587 a. G.
Jeremías ahora se enfrenta con los que hacen burla de sus pre
dicciones, que él llama «oráculos» de Yahvé. La palabra oráculo
en hebreo es massah, que significa también carga, «peso incómodo» 29*.
Los oyentes jugaban con el doble sentido de la palabra, y el profeta
también les responde con el mismo juego de palabra, pero en sentido
amenazador; sus compatriotas se burlan del profeta que anuncia
un «oráculo» (o carga) de Yahvé, y dicen irónicamente: ¿Dónde
está esa carga o amenaza de Yahvé, que nunca se cumple? (v.33).
Entonces Jeremías les contesta irónicamente también, tomando la
palabra massah en el sentido de carga, de peso insoportable, y no
de simple oráculo: vosotros sois la carga de Yahvé (v.33b), es decir,
sois onerosos a Dios, y El se deshará de ellos como de una carga
insoportable: os arrojaré, dejándoos abandonados como carga inútil.
En otros textos de la Biblia se dice que Yahvé lleva a Israel como
una carga suave, como un padre lleva a su hijo 30¡ pero ahora por
sus pecados se ha convertido en una carga insoportable 31.
Por eso Jeremías no quiere que se mencione la palabra massah
(en el sentido de carga), porque es un mal presagio para todos los
que se burlan de sus palabras, en las diferentes clases sociales:
sacerdotes, profetas y pueblo (v.34), a los que Yahvé pedirá estrecha
cuenta por su conducta despectiva y despreocupada. Por ello ex
horta a sus compatriotas a ser respetuosos con la palabra de Dios,
y, puesto que la frase «oráculo de Yahvé» (carga de Yahvé) tiene
un sentido despectivo, les aconseja que no la utilicen, y que, en
cambio, al informarse sobre alguna comunicación divina, digan
simplemente: ¿qué te ha respondido Yahvé? (v.35). Además, los
falsos profetas gustaban de presentar sus predicciones con el nombre
pomposo de oráculos (carga) de Yahvé, cuando en realidad no decían
sino lo que les sugería su imaginación, siendo para cada cual la
carga su propia palabra (v.36), pervirtiendo o simulando la palabra
de Yahvé auténtica, comunicada a Jeremías.
Si continúan hablando despectivamente de la carga de Yahvé,
Dios los levantará efectivamente como una carga para transportarlos
lejos de su faz, a tierras extranjeras. Es una paranomasia con la que
expresa el futuro desgraciado que les espera por su inconsideración
con los verdaderos «oráculos» o cargas de Yahvé, transmitidas por
28 El T M dice «olvidare*, pero las versiones antiguas leen «levantaré*, con un ligero
cambio: nasihti en vez de nashi’ti.
29 La palabra massah viene de nasah (levantar, llevar). D e ahí que signifique el «peso o
carga» que se levanta. Pero también puede significar «oráculo*, en el sentido de levantar
(la voz) para comunicar una revelación divina (cf. Is 1,7; 42,2). P o r eso massah equivale a
«sentencia*, «dicho*, «oráculo*, «comunicación divina» (cf. Prov 30,1; 2 Re 9,25; Is 13,1; 14,28;
N ah 1,1; A bd 1,1; Zac 9,1; 12,1). Algunos autores por el hecho de que aparece massah en
el sentido de oráculo conminatorio, creen q ue alude a «carga» o imposición punitiva de Y ahvé.
3<> Cf. D t 1,31; Is 46,3; 63,6.
51 Cf. Jer 15,6 ; Is 1,19.
su auténtico profeta Jeremías 32. La cautividad servirá para Israel
de eterno oprobio (v.40), en cuanto que aparecerá ante los otros
pueblos como un país abandonado de su Dios y entregado a sus
enemigos.
C apítulo 24
V I S I O N D E L O S H I G O S S IM B O L I C O S
C apítulo 25
CASTIGO DE JUDA. EL CALIZ DE LA IRA DIVINA. JUICIO
SOBRE LAS NACIONES
Este capítulo es una recapitulación de oráculos diversos contra
los judíos y las naciones. El momento de esta proclamación sumaria
de oráculos es en el 605, cuando Nabucodonosor venció a los egip
cios definitivamente en Carquemis. Es e capítulo parece cerrar el
libro dictado por Jeremías a Baruc n . Comprende tres partes:
a) oráculos contra Judá (v.1-14); b) contra las naciones (15-29);
c) desolación de todos los reinos de la tierra (30-38). En la primera
y segunda parte, los LXX ponen oráculos contra las naciones que
el TM pone al fin del libro. Indudablemente que este capítulo ha
sufrido muchas manipulaciones redaccionales. Es como una intro
ducción a los oráculos contra las naciones paganas.
7 Cf. 2 Re 23,34.
9 Cf. Jer 4 4 , 1 1 S S .
* Cf. Jer 29,22.
1° Cf. D t 28,37; 30,1; Jer 9,15; 14. 12-
11 Cf. Jer 36,2; 2S.3-I3.
Apostasía de Judá (1-7)
1Palabra de Yahvé que acerca del pueblo todo de Judá llegó
a Jeremías el año cuarto de Joaquim, re y de Judá, es decir, el
año primero de Nabucodonosor, rey de Babilonia, 2 y que
pronunció el profeta Jeremías a todo el pueblo de Judá y a to
dos los habitantes de Jerusalén, diciendo: 2 Desde el año trece
de Josías, hijo de Ammón, rey de Judá, hasta el día de hoy, vein
titrés años ya, he recibido la palabra de Yahvé, y os la he pre
dicado pronto y reiteradamente, y no habéis escuchado. 4 Os
envió Yahvé todos sus siervos, los profetas, una y otra vez, y
tampoco escuchasteis, no les disteis oídos 5 cuando decía: Con
vertios de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras,
y habitaréis la tierra que Yahvé os dio a vosotros y a vuestros
padres por eternidad de eternidades. 6 N o os vayáis tras de los
dioses ajenos para servirles y adorarlos. No provoquéis mi có
lera con las obras de vuestras manos, y n o vendrá el mal sobre
vosotros. 7 Pero no me escuchasteis—oráculo de Yahvé—, pro
vocándome con las obras de vuestras m anos para vuestro mal.
Es la primera vez que se da la fecha de la proclamación de un
oráculo. Sabemos por el c.36 que Jeremías reunió los oráculos pro
nunciados desde su iniciación profética (627-605). El presente
oráculo tuvo lugar el año cuarto de Joaquim, rey de Judá (v.i), es de
cir, el año 605. La frase el año primero de Nabucodonosor, rey de Ba
bilonia, falta en el texto griego, y es considerada generalmente como
glosa. Nabucodonosor sucedió a su padre, Nabopolasar, en el 605,
que coincide más o menos con el año cuarto del rey Joaquim, que
sucedió a su hermano Joacaz en el 609.
El profeta nos da el año trece de Josias como principio de su mi
sión profética, como en 1,2. En el tiempo en que redacta estos orácu
los (605) lleva, pues, ya veintitrés años de ministerio profético, cifra
que se obtiene partiendo del 627 («año trece de Josías») hasta el 605,
contando dos veces el año 609, en que subió al trono Joaquim (es el
último de Josías y el primero de Joaquim, y, por tanto, atribuible
a ambos reyes, por lo que en el cómputo figura como duplicado).
La frase no habéis escuchado (v.3) falta en los LXX. El v.4 es una
repetición literal de 7,25-26, y parece glosa explicativa, que inte
rrumpe la ilación lógica.
En los v.5-6 se resume la sustancia de la predicación profética
de Jeremías: recriminación por la apostasía e invitación a la conver
sión para ser digno de las promesas de Yahvé, sobre todo para volver
a gozar de la pacífica posesión de la tierra de Canaán que les había
dado.
C apítulo 26
CONSPIRACION CONTRA JEREMIAS
En este capítulo, de índole histórica, el profeta nos cuenta un
trágico lance de su vida. Es el mismo hecho que hemos encontrado
en el c.7, narrado por su secretario Baruc. Son interesantes las cir
cunstancias de lugar y personales que aquí se dan. Este fragmen
to nos revela el temple valeroso de Jeremías, que sabía afrontar
los mayores peligros cuando se trataba de cumplir su misión de
profeta de Yahvé, y, por otra parte, confirma su tesis reiterada de
que la presencia material del templo de Jerusalén no es garantía de
permanencia de la nación.
C apítulo 29
EPISTOLA DE JEREMIAS A LOS EXILADOS
También los exilados de la deportación del 598 mantenían
vanas esperanzas en el destierro sobre su próxima repatriación,
esperanzas que eran alentadas por falsos profetas y adivinos oportu
nistas. Jeremías en una epístola les previene contra este excesivo
optimismo, anunciando el castigo a los causantes de la agitación
entre los deportados. Esta comunicación de Jeremías no fue bien
recibida por un sector de los exilados, entre ellos un tal Semeyas,
que escribió a su vez al inspector del templo de Jerusalén queján
dose de que no hayan tomado medidas contra el profeta de Anatot.
Estas cartas indican que había cierta comunicación fácil entre los
desterrados y los que aún permanecían en Palestina antes de la
catástrofe del 586. De tiempo en tiempo iban a Babilonia comisiones
de israelitas a llevar los tributos impuestos por los babilonios.
Jeremías está preocupado por la suerte de los exilados, en los
que ve el núcleo de la futura restauración nacional. Este c.2g tiene
muchos puntos de contacto con el c.24 1. Quizá esta epístola sea
del tiempo de la visión del c.24, en la que se habla de higos maduros
agradables (los exilados) y de brevas insoportables (los que aún
permanecen en Palestina, a quienes les está reservada una suerte
1 Cf-14,5-7 y 29.
más dura). Jeremías aprovechó una legación oficial para enviarles
una carta admonitoria. Le preocupaban las noticias que llegaban
de la agitación causada por ciertos falsos profetas, y era preciso
hacer ver al pueblo que debía pensar en instalarse para permanecer
allí mucho tiempo, durante el cual debían procurar habituarse al
ambiente en lo económico y hacer prosperar la propia comunidad
israelita exilada.
C apítulo 30
LA SALVACION DE ISRAEL. JUDA, CASTIGADA
POR SUS PECADOS
Los c.30-33 forman cierta unidad y versan sobre la restauración
de Israel. Constituyen el libro de consolación jeremiano, en contra
posición al libro de amenazas escrito por orden de Yahvé en el 605.
Cumplido ya el castigo con la catástrofe del 586, el profeta recibe
la orden de escribir sobre el futuro glorioso del pueblo resucitado.
Jeremías había sido escogido para «destruir, arrancar y asolar»,
12 Aparece en 21,i y 37,3 como enviado respetuoso de Sedecías a Jeremías. Murió en
el 586. Cf. Jer 52,24; 2 Re 25,18. El falso profeta Semeyas de Habilonia le dice que está en
vez de Yoyadah sacerdote. No sabemos de ningún Yo ya d a h en esta época que haya sido
prefecto antes de Sofonías. En los primeros años del rey Joaquím lo era Pasjur (20.1). Quizá
Semeyas aluda al famoso Yoyadah que se levantó contra la impla reina Atalía en el 836 a. C.f
como modelo de celo religioso a imitar.
B iblia c o m e n ta d a 3 19
pero también para «edificar, levantar y plantar» h Esta segunda
parte es la que cumple en estos vaticinios de consolación para
sostener la moral de los deportados, obsesionados por la magnitud
de la tragedia.
Este libro de consolación (c.30-33) comprende dos partes:
a) c.30-31: discursos proferidos oralmente antes, pero recogidos
ahora por escrito para uso de los exilados; b) 32-33: sección crono
lógicamente anterior a la anterior. Contiene un acto simbólico y
su explicación.
Los c.30-31 constituyen una unidad literaria y lógica. Desde
el punto de vista poético son la obra cumbre de Jeremías. El pen
samiento se desarrolla armónicamente en un continuo crescendo;
las ideas se expresan en círculos concéntricos, pero avanzando
siempre. La idea central es el retorno de Israel del exilio para cons
tituir una nueva teocracia ideal, contrapuesta a la situación mísera
actual 2. Esta profecía parece fue redactada por escrito poco des
pués de la gran catástrofe del 586, quizá en Egipto, adonde fue
llevado por sus compatriotas rebeldes.
H e rid a y curación d e J u d á (1 2 -1 7 )
12 Así, pues, dice Yahvé: | Es incurable tu herida, | tu llaga sin
remedio. | 13 No hay para tu úlcera remedio 8, | no tienes cura
ción. | 14 Todos tus amadores te han olvidado, | no preguntan
por ti, | pues yo te herí como hiere un enemigo, | con cruel
castigo, | por tus grandes maldades, | por la magnitud de tus
pecados. | 15 ¿A qué gritas por tu herida? | Es incurable tu
mal. | Por tus grandes maldades, | por la magnitud de tus per
cados, | te he tratado así. | 16 Pero todos los que te devoraron
serán devorados, | tus enemigos irán todos al destierro. | Tus
saqueadores serán saqueados, | y tus expoliadores serán expo
liados. | ]7 Ciertamente te restituiré a la salud, | pues voy a sanar
tus heridas—oráculo de Yahvé—, | porque te llamaron la «des
terrada», Sión 9, | de quien nadie se cuida.
Sión es presentada como una dama llena de heridas, abandonada
de sus antiguos amantes y a la que nadie puede curar. Yahvé, el
causante de sus heridas y de su afrentosa situación, es quien la cura
amorosamente, y castiga justicieramente a sus adversarios. Por esto
parece que la profecía está escrita después de cumplida la catástrofe
del 586. Judá ha sido despreciada como nación; su cap tal, des
truida, y, por tanto, parece que su situación es desesperada y sin
remedio: es incurable tu herida (v.12). Con el exilio parece que la
historia del pueblo elegido como nación ha terminado 10. Ha sido
abandonada Judá de sus amantes (v.14), los pueblos que habían
prometido ayudarla. Es representada como una meretriz que ha
perdido su belleza y que no tiene ya atractivos 11 al perder su cate
goría como nación. Había buscado alianzas con pueblos extranjeros,
pero de nada le han servido en la hora de la prueba. En vez de
confiar en Yahvé, su Esposo, se había confiado adulterinamente
a libres amantes.
Pero la prueba entraba dentro de los planes divinos. Los enemi
gos que la arruinaron fueron instrumentos de la justicia y providen
cia divinas: yo te herí como hiere un enemigo... (v.i4b), y todo ello
como castigo de sus pecados. Yahvé se ha portado aparentemente
como un enemigo atacando a Judá, que se había separado de El
para ir tras otros amantes. Yahvé es celoso de sus derechos.
Judá, como dama abandonada de sus amantes y malherida, da
gritos de socorro, esperando que alguno se acuerde de ella: ¿a qué
gritas por tu herida? (v. 13). Ha recibido lo que ha merecido por*
* El TM añade «quien juzgue tu causa» antes de tu «úlcera», pero recarga el ritmo e in
terrumpe la imagen; por eso parece glosa.
* En vez de Sión, los LXX leen «nuestro botín».
10 Cf. Jer 10,19; 14,17.
11 Cf. Jer 4,30; 22,20; Is 23,16.
la magnitud de sus pecados. Debe reconocer en el castigo la mano
providencial que la hiere misericordiosamente, y no debe entregarse
a la desesperación, y menos buscar remedio humano a un castigo
divino.
Pero ahí está Yahvé para poner remedio a su situación aparen
temente desesperada. Sus enemigos que la devoraron serán devorados
(v.16). Se han excedido en su condición de instrumentos de su
justicia y recibirán su merecido: sus saqueadores serán saqueados
(v. 16b). Es la ley inflexible del talión en la historia de los pueblos.
Los babilonios fueron despojados y vencidos por los persas, y éstos
por los griegos. En toda la historia ha habido una conspiración de
imperios contra el pueblo de Dios, pero en sus invasiones y atro
pellos no han hecho sino preparar los caminos del mesianismo
espiritualista, dando al traste con los sueños impenalistas terrenos
mesiánicos del pueblo escogido.
Yahvé tiene decidido restablecer a Israel como pueblo: Te res-¡
tituiré a la salud (v.17) 12. Las naciones circunvecinas se habían
burlado de Israel al verle abandonado de su Dios, y por eso la
llamaron irónicamente la desterrada de quien nadie se cuida. En
realidad, este abandono ha sido sólo temporal y para bien del
pueblo elegido; por eso Yahvé empeña su palabra de restablecer
el honor conculcado de su pueblo.
C a p ít u l o n
C apítu lo 32
LA COMPRA DEL CAMPO POR JEREMIAS
Esta sección biográfica del profeta refleja la época inmediata an
terior a la caída de Jerusalén en el 586. El capítulo comprende:
a) introducción histórica (1-5); b) compra del campo de Ana-
tot (6-16); c) oración del profeta (17-26); d) respuesta de Yah
vé (27-44). La redacción actual ha sido retocada y ampliada des
pués de Jeremías, pero sustancialmente la perícopa es netamente
jeremiana.
Jeremías, encarcelado (1-5)
1 Palabra que fue dirigida a Jeremías de parte de Yahvé el
año décimo de Sedecías, rey de Judá, que fue el año dieciocho
de Nabucodonosor. 2 Entonces el ejército del rey de Babilonia
cercaba a Jerusalén y el profeta Jeremías estaba encerrado en
el atrio de la guardia del palacio del rey de Judá, 3 pues Sede-
cías, el rey de Judá, le había encarcelado, diciéndole: ¿Por qué
profetizas asegurando que Yahvé dice que entregará la ciudad
en manos del rey de Babilonia, que la tomará, 4 y Sedecías,
rey de Judá, no escapará a las manos de los caldeos, sino que
será entregado en manos del rey de Babilonia y hablará con
él boca a boca, y sus ojos verán sus ojos, 5 y llevará a Sedecías
a Babilonia, y allí estará hasta que le visite—oráculo de Yah
vé—, y aunque hagáis la guerra a los caldeos, no tendréis éxito?
La datación histórica es perfecta. El año décimo de Sedecías co
rresponde al 588, pues Sedecías subió al trono en el 598, suce
diendo a su sobrino Jeconías, llevado en cautividad. El asedio de
Jerusalén comenzó en el año noveno de Sedecías 1, es decir, en
55 Cf. Neh 3,28; 2 Re i i , i 6 j 2 C r ó n 2 3 , 1 5 ; Neh 2 , 1 2 9 ; 3 , 1 .
1 Cf. Jer 30,1.
el 589-588, y fue levantado temporalmente para hacer frente al
ejército egipcio, que venía en auxilio de Jerusalén. Quizá en este
lapso de tiempo tuvo lugar el hecho que se cuenta aquí, ya que
Jeremías recibe a uno de sus parientes de Anatot, lo que en un ri
guroso asedio no hubiera sido posible. El año dieciocho de Nabuco-
donosor coincide con lo que se dice en 25,1 2. En esas circunstancias
de cerco de la Ciudad Santa, Jeremías estaba encerrado en el atrio
de la guardia del palacio del rey (y.2). Parece que era la parte del
atrio real reservada para cárcel de personas que no se querían
enviar a la prisión común3. Era una libertad vigilada, como la
«custodia libera» de los romanos4, y así se concibe el episodio
en cuestión, ya que se le permitía hacer contratos y recibir visitas
de parientes. Se le custodiaba porque se le consideraba peligroso
como derrotista al anunciar el triunfo de los babilonios asedian- *
tes (v.3-4). En el c.37 se especifican más estas acusaciones5. La
frase hasta que la visite (v.5), que en el contexto parece tener un
sentido favorable de liberación, no está en los LXX, y es quizá
una glosa posterior. No sabemos que Sedecías haya sido liberado
del cautiverio, sino que más bien en 52,11 se dice que murió en
la cautividad. Quizá algún redactor posterior confundió a Sedecías
con Jeconías 6, En todo caso, Jeremías había anunciado reiterada
mente el desastre de Judá, en el que perecería también la casa
real.
C apítulo 33
P R O M E S A S D E R E S T A U R A C IO N
C apítulo 34
EL DESTINO DEL REY SEDECIAS. DESLEALTAD
DE LOS AMOS
Este capítulo es como un apéndice a la segunda parte del libro
de Jeremías (c.26-35). Contiene dos episodios que tuvieron lugar
durante el asedio de Jerusalén por las tropas de Nabucodonosor,
con poca diferencia de tiempo. Se puede dividir el capítulo en tres
partes: a) anuncio de Jeremías a Sedeólas sobre la destrucción de
Jerusalén (1-7); b) emancipación de los esclavos (8-11); c) denuncia
de Yahvé contra la esclavitud (12-22). E11 la narración hay retoques
redaccionales posteriores, pero no hay motivos objetivos para dudar
de la autenticidad jeremiana sustancial, si bien el relato se deba
probablemente a su secretario, Baruc.
14 M al r ,ir .
15 Cf. Gén 15; Ex 3,15; Lev 26,42; Sal 89,20a; 2 Sam 7,12.16.
B ib lia c o m e n ta d a 3 20
Jeremías anuncia al rey Sedecías la trágica suerte
de Jerusalén (1-7)
1 Palabra de Yahvé que recibió Jeremías mientras Nabuco-
donosor, rey de Babilonia, con todo su ejército y todos los rei
nos de la tierra sometidos a su dominación y todos sus pue
blos, atacaba a Jerusalén y a todas sus ciudades. 2 Asi dice Yah
vé, Dios de Israel: Ve a Sedecías, rey de Judá, y dile: Así dice
Yahvé: H e aquí que voy a entregar esta ciudad en manos del
rey de Babilonia, que la pegará fuego, 3 y tú no escaparás de
sus manos, sino que serás hecho prisionero y le serás entregado,
y verás con tus ojos al rey de Babilonia, y te hablará boca a
boca, y serás llevado a Babilonia. 4 Oye, pues, ¡oh Sedecías,
rey de Judá I, lo que dice Yahvé: Esto es lo que te dice a ti: No
morirás a la espada, 5 morirás en paz, y como se quemaron
perfumes (en los funerales de) tus padres, los reyes que te han
precedido, así se quemarán también en los tuyos, y se te harán
lamentaciones: ¡Ay señor!, pues yo soy quien lo digo, oráculo
de Yahvé. 6 El profeta dijo todo esto a Sedecías, rey de Judá,
en Jerusalén, 7 mientras el ejército del rey de Babilonia estaba
atacando a Jerusalén y a las otras ciudades de Judá que no se
habían rendido, a Lakis y Azeqah, pues sólo ellas habían que
dado entre las ciudades amuralladas de Judá.
Jeremías tuvo varias entrevistas con el rey Sedecías durante
el asedio de Jerusalén h Al empezar la guerra, el rey había enviado
una embajada al profeta, con la esperanza de que interviniera favora
blemente ante Yahvé para que fuera propicio en la guerra contra
el invasor babilónico; pero la respuesta fue categórica: la guerra
terminaría en desastre para la nación y la familia real, y lo mejor
era rendirse, pues así las condiciones de los vencedores serían más
benignas. Pero el consejo del profeta no fue seguido, y el país
se dispuso a la resistencia. Los babilonios invadieron el país, to
mando los puntos estratégicos con miras a hacer el asedio de Je
rusalén más efectivo. En estas circunstancias, Jeremías, por insti
gación divina, decide ir al rey para invitarle de nuevo a rendirse,
pues de lo contrario le espera un fin desastroso a él y al país.
El redactor destaca que entre las tropas invasoras, además de
las babilónicas, había otras mercenarias de todos los reinos sometidos
a su dominación (v.i). En realidad, la campaña de Nabucodonosor
no iba dirigida sólo contra Judá, sino contra toda la coalición siro-
fenicio-palestina, que, auxiliada por Egipto, trataba de oponerse a la
dominación mesopotámica en esta zona estratégica. La posesión de
toda Palestina suponía tener el paso franco para atacar a Egipto. Na
bucodonosor había establecido su cuartel general en Ribla, sobre
el Orantes (Alta Siria) 2. Las operaciones contra Judá fueron dirigi
das, como comandante general, por Nabuzardán. La expresión todos
los reinos y todos los pueblos es hiperbólica para indicar el vasto im
perio babilónico.
* Cf. Jer 21,is; 34,1-7; 37,3S; 37 ,*7s; 38,143.
* Cf. Jer 39,5.
La profecía hecha a Sedecías de que sería prisionero de Nabuco-
donosor (v.3) se cumplió literalmente, pues el infortunado rey de
Judá huyó de la ciudad sitiada y fue capturado en Jericó y llevado
ante' el rey de Babilonia en Ribla, donde le fueron sacados los ojos,
y después de haber visto matar a sus hijos, fue llevado encadenado
a Babilonia 3. El v.4 hay que entenderlo en el sentido de que, si el
rey Sedecías escucha la palabra de Yahvé y la sigue (deponiendo la
resistencia inútil), no morirá por la espada, sino en paz, recibiendo
los honores fúnebres como sus antepasados (v.5). La condicional si,
aunque no está expresa, se puede sobrentender bien en el texto.
De lo contrario, habría que suponer que Sedecías recibió honores
fúnebres en Babilonia al morir, lo que no es concebible permitiera
un rey tan despótico como Nabucodonosor, que lo había tratado
cruelísimamente. En 38,17 dice Jeremías de nuevo a Sedecías que,
si se rinde, salvará su vida.
El redactor no dice nada sobre la reacción del rey a las palabras
del profeta, y se limita a consignar la circunstancia histórica en que
la entrevista tuvo lugar: el ejército babilónico estaba preparando el
cerco de Jerusalén y sometiendo las ciudades amuralladas de Judá,
quedando sólo entonces sin tomar Lakis y Azeqah (v.7). La primera
se suele identificar con Tell ed-Duweir, a ocho kilómetros al sud
oeste de Beit Gebrin 4, y la segunda parece ser el actual Tell Zacaria,
al norte de Beit Gebrin 5. En las cartas contemporáneas de Jeremías
llamadas ostracas de Lakis, encontradas en Tell ed-Duweir, aparece
mencionada también Azeqah. En una de ellas, el jefe de un desta
camento, aislado por las Impas invasoras babilónicas, escribe al
comandante superior de l-ahis que ve aún las señales (de fuego)
que le hace, pero que no ve las de Azeqah. Parecen rellejar la misma
situación de que nos habla este c.34 de Jeremías í>.
C a pít u l o 35
F ID E L ID A D D E L O S R E C A B IT A S Y D E SO B E D IE N C IA
D E L O S JU D IO S
C a p ít u l o 36
LECTURA PUBLICA DE LAS PROFECIAS DE JEREMIAS
Con este capítulo comienza la tercera sección del libro de Je
remías (c.36-45), que se caracteriza por el tono biográfico. El c.36 es
como una introducción a toda la sección. Es interesantísimo desde el
punto de vista biográfico, ya que nos refleja el modo como Jeremías
ponía por escrito sus oráculos, tomando como amanuense al fiel
discípulo Baruc, y, por otra parte, describe las vicisitudes a que es
taban sometidos los escritos proféticos en esta época en que la clase
dirigente de Judá estaba contra él. El estilo de estos relatos es sen
cillo y lleno de frescor, reflejando las circunstancias del momento.
*0 La frase se aplica al siervo que está pronto a servir a su señor (i Re 1,2; 10,8) y a los
sacerdotes (Dt 10,8).
Lectura pública de los oráculos de Jeremías
en el templo (1-10)
l El año quinto de Joaquina, hijo de Josías, rey de Judá, reci
bió Jeremías palabra de Yahvé, diciéndole: 2 Toma un volu
men y escribe en él todo cuanto yo te he dicho contra Jerusalén
y contra Judá y contra todas las naciones desde el día en que
te hablé en tiempo de Josías hasta hoy, 3a ver si, oyendo la
casa de Judá todos los males que yo pienso traer sobre ella, se
convierte cada uno de sus malos caminos, y yo les perdonaré
sus iniquidades y pecados. 4 Llamó, pues, Jeremias a Baruc,
hijo de Nerías, y escribió éste en un volumen, dictándole Jere
mías, todas las palabras que Yahvé le había dicho. 5 Y le dijo
Jeremías a Baruc: Yo estoy impedido de poder ir a la casa de
Yahvé; 6 vete, pues, tú y en el libro que a mi dictado has escri
to lee las palabras de Yahvé, oyendo el pueblo en el templo en
un día de ayuno y oyendo todos los que vienen de todo Judá
y de sus ciudades, 7a ver si acaso sus oraciones llegan a la pre
sencia de Yahvé y se convierte cada uno de sus malos caminos,
porque grande es el furor y la indignación con que amenaza
Yahvé a este pueblo. 8 Hizo, pues, Baruc, hijo de Nerías, lo
que había mandado Jeremías, profeta, y leyó en el libro las
palabras de Yahvé en la casa de Yahvé. 9 Sucedió, pues, el año
quinto de Joaquim, hijo de Josías, rey de Judá, en el mes no
veno, que se promulgó un ayuno a todo el pueblo de Jerusalén
y a todos cuantos venían a Jerusalén de las ciudades de Judá,
1° y leyó Baruc el libro de los sermones de Jeremías en el tem
plo, en la cámara de Gamarías, hijo de Safán, escriba, en el
vestíbulo superior, a la entrada de la puerta Nueva del templo,
oyendo todo el pueblo.
La lectura de los oráculos de Jeremías por Baruc es datada en el
año quinto de Joaquim, rey de Judá, es decir, en el 605, pues Joaquim
sucedió a su hermano Joacaz (que reinó tres meses) en el año 609.
En 605, Nabucodonosor era virtualmente dueño de Palestina, pues
había descendido en sus incursiones hasta la frontera egipcia, ex
pulsando definitivamente al faraón Necao de la costa siro-palestina.
Las invitaciones del profeta a someterse a la potencia babilónica eran
algo elemental desde el punto de vista de la prudencia. Yahvé quie
re que Jeremías recoja por escrito los oráculos proferidos durante
veintitrés años desde los tiempos de Josías, para hacer un último
llamamiento a la cordura y a la penitencia (v.3), ya que los destinos
de Judá estaban en definitiva en manos de Yahvé y no en las com
binaciones políticas proegipcias que privaban en la corte de Jeru
salén.
Jeremías pide el concurso a su fiel discípulo, escriba de profe
sión (v.26), Baruc, que nos es ya conocido h Fue tan fiel al profeta,
que le siguió en el exilio a Egipto 2. Debe escribirlo en un volumen
o meghillah, es decir, un rollo de cuero o de papiro que se enrollú-
1 Es mencionado en 32,12. Era nieto de Maasías, antiguo gobernador de la ciudad (2 Crón
34-8) y hermano de Semeyas, intendente de Sedéelas (Jer 51,59).
2 Cf. Jer 43 .6 -7 .
ba (de ahí la palabra volumen, de volvo) en un pequeño eje de ma
dera. Para leerlo se desenrollaba de derecha a izquierda, y la parte
descubierta se dejaba caer o se enrollaba en otro pequeño eje de
madera. Baruc escribió todas las palabras de Jeremías al dictado.
Parece ser un resumen de los oráculos del profeta, ya que no es posi
ble que sea todo el libro actual, pues Baruc lo leyó varias veces en
el mismo día. La finalidad de consignarlos por escrito era primera
mente para darlos a conocer al pueblo de Judá en una última lla
mada al arrepentimiento, para que se convirtiera cada uno de sus
malos caminos (v.3). Pero, además, Dios quería que permanecieran
escritos para la posteridad, pues, una vez que han sido quemados
por el rey, le manda escribirlos de nuevo, sin ordenar que los leyera
públicamente.
Jeremías, probablemente, tenía notas personales sobre sus orácu
los anteriores, pero quiere que un escriba de profesión las consigne,
sin duda porque así eran más legibles. Jeremías era sacerdote, y es
de suponer que sabía escribir. Además, cuando compró el famoso
campo de Anatot no se dice que utilizara secretario 3. El profeta
envía a Baruc a leer sus profecías al templo, pues no puede perso
nalmente (v.s), probablemente por razones de prudencia, pues sa
bía la hostilidad de que era objeto por parte de las clases dirigentes.
No estaba en prisión, pues en el v.19 se dice que los dignatarios le
invitan a esconderse. Por otra parte, el secretario Baruc, de familia
de buena posición, era un buen sustituto de Jeremías. La ocasión
de la lectura fue la concentración del pueblo en un día de ayuno (v.6).
Debe de ser un día de ayuno excepcional, como los que se tenían en
momentos de calamidades públicas 4, En el Levítico se prescribían
actos de «humillación del alma» como expiación ante Dios 5. Entre
ellos estaba el ayuno. Zacarías, en el siglo vi a. C., habla de ayunos
públicos en el quinto, séptimo y décimo mes 6. Jeremías espera que,
con la lectura de sus oráculos conminatorios, el pueblo se convierta
a Yahvé (v.7).
En efecto, en el año quinto de Joaquim, en el mes noveno (v.9),
se promulgó un ayuno a todo el pueblo de Jerusalén. Teniendo en
cuenta que el año religioso comenzaba en el mes de Nisán (marzo-
abril), tenemos que el mes noveno es el de noviembre-diciembre.
Por otra parte, por el v.22 sabemos que el rey estaba en el depar
tamento de invierno de su palacio, calentándose al fuego, cuando
leyó y quemó el volumen de los oráculos de Jeremías. Así, pues,
hacia diciembre del 604 tuvo lugar la lectura de los oráculos de
Jeremías en el templo.
1 Baruc da detalles exactos del lugar en que leyó los oráculos de
su maestro: en la cámara de Gamarias (v.io), sin duda uno de los
amigos de Jeremías 7. El vestíbulo superior parece ser el atrio inter-
3 Cf. Jer 32,10. Véase Cond\ min, o.c., p.264.
4 Cf. Jue 20,26; 1 Sam 7,6; 2 Sam 1,12; Jdt 4,8.
5 Cf. Ley 16,29; 23 ,3 7 : Núm 29,7.
6 Cf. Zac 7,3.5; 7,5; 8,19.
7 Cf. 2 Re 22,3.
no, al que podían entrar sólo los varones israelitas. La puerta
Nueva debe de ser la que daba acceso del atrio exterior al inte,-
rior 8.
Capítulo 38
JEREMIAS ES ENCARCELADO DE NUEVO
Aquí se habla de nuevo de un encarcelamiento del profeta, que
es arrojado por sus enemigos a una lúgubre cisterna. Por interce
sión del etíope Abdemelec es sacado y llevado a presencia del rey.
Este le interroga de nuevo sobre la suerte de Jerusalén. Jeremías le
invita otra vez a someterse a Babilonia como condición para salvar
su vida. Es el último coloquio con el rey. Los acontecimientos se
desarrollan con tanta celeridad, que la catástrofe se precipita por
momentos. Los vaticinios de Jeremías se cumplen inexorablemente,
y su misión de profeta va a entrar en su última fase, la posterior
a la destrucción de Jerusalén. Los incidentes aquí relatados perte
necen a los últimos meses del asedio (588-586).
C a pít u l o 39
TOMA DE JERUSALEN. LIBERACION DE JEREMIAS
Son clásicas las anomalías redaccionales de este capítulo:
a) los v.4-13 faltan en los LXX; b) los v.1-2 y 4-13 parecen un re
sumen del c.52; c) el v,i4 empalma perfectamente con el v.3, mien
tras que resulta violento después del v.13 del texto actual; d) la
liberación del profeta, iniciada en 38,28, se continúa en 39,3 y se
concluye en 39,11-14. Por otra parte, los v.1-2 y 4-10, relativos a
la historia del asedio y suerte del rey, reproducen sustancialmente
los textos de Jer 52,4-16 y 2 Re 25,1-12. Todo esto hace pensar en
posteriores retoques redaccionales, en los que se mezclan textos
diversos. Se pueden considerar como adiciones redaccionales poste
riores los v.1-2 y 4-10.
En el capítulo se narran la toma de Jerusalén por las tropas de
Nabucodonosor, la huida y captura de Sedecías y la liberación de
Jeremías, terminando con una profecía salvadora relativa al etíope
Abdemelec, antiguo libertador del profeta.
Los caldeos atacaron la ciudad sobre todo por el norte, que era
el lado más vulnerable, y por donde entraron todos los invasores
en la Ciudad Santa desde Nabucodonosor a los Cruzados. El rey
y su estado mayor, viendo la situación insostenible, huyeron por
el sur hacia el desierto, por donde el ejército de asediantes estaba
más desguarnecido. Atravesó el jardín real6, fuera ya de los muros,
en la confluencia del Cedrón con el valle de Hinnom (más tarde
«Gehenna»), actual er-Rababy. La puerta de entre los dos muros (v.4)
estaba en el sudoeste del Ofel, que se abría en el bastión que obstruía
con doble muro el valle del Tiropeón7. Los fugitivos tomaron el
camino del desierto o Araba, con el ánimo probablemente de refu
giarse en Ammón, reino que formaba parte de la liga antibabiló
nica 8. Araba, que significa «estepa», es la depresión formada por el
lecho del Jordán, pero sobre todo la parte que va del mar Muerto
al mar Rojo 9.
Sedecías y sus compañeros lograron llegar a las estepas de Je-
rico, a punto de pasar el Jordán hacia Transjordania (v.5). Sedecías
logró reunir en torno a Jericó muchos oficiales y soldados fugiti
vos 10, pero no pudo organizar la resistencia. Fue capturado por
las tropas caldeas y llevado a Ribla, la actual Rible o Rabie, en la
región de Jamat o «Hama» en la actualidad, en la Alta Siria, a 34
kilómetros al sur de Homs. Era un centro de comunicaciones muy
apto para dirigir las operaciones contra Fenicia y Palestina, y allí
estableció Nabucodonosor su cuartel general, como lo había hecho
antes Necao II en 609 n. La sentencia del rey babilonio fue despia
dada. Sedecías era un rey vasallo que había quebrantado el juramento
de fidelidad. Había sido puesto en el trono por el mismo Nabuco
donosor en 598, cuando fue depuesto su sobrino Jeconías. Fueron
asesinados sus hijos de tierna edad (ya que el rey entonces no tenía
más que treinta y dos años) delante de él (v.6). Quería desenraizar
toda su descendencia, acabando así con todo posible brote de in
surrección posterior. Y en un refinamiento de crueldad, a Sedecías
no le quitó la vida, sino que le sacó los ojos (v.7) para que llevara
una vida triste y despreciada en Babilonia, recordando su triste
destino. Era costumbre entre los reyes orientales sacar los ojos a6789
6 Cf. Jer 52,7; 2 Re 25.4-
7 Cf. De V a u x , Le livre des Rois p.225; Is 22,11.
8 Cf. Jer 40,14; 41,10.
9 Cf. Jos 12,is; 11,2; 2 Sam 4,7. Véase A bel, Géographie de la Palestine I p.423.
18 Cf. Jer 52,8; 2 Re 25,5.
u Cf. 2 Re 23,33*
los soberanos vencidos y después llevarlos a formar un cortejo con
los otros reyes vencidos en torno al rey vencedor mesopotámico.
Algo parecido a la costumbre de los generales romanos de llevar
en triunfo por las calles de Roma a los reyes bárbaros vencidos.
Asurbanipal se gloría de haber cegado a sus enemigos 12, y en un
bajorrelieve asirio se ve a Sargón (721-705) cegando con su lanza al
rey vencido postrado a sus pies. Ezequiel había profetizado que
Sedecías no vería al rey de Babilonia, y Jeremías reiteradamente
dice que le hablaría boca a boca 13.
El general en jefe de las operaciones en Palestina, Nabuzar
dán 14, deportó a las fuerzas vivas de la población judía. Los pala
cios y templo de Jerusalén fueron pasto de las llamas. Sólo se dejó
en Judá a los pobres del pueblo, que no tenían nada (v.io), permitién
doseles cultivar viñas y campos de labor, con cuyos productos ha
brían de pagar un fuerte tributo al implacable vencedor babiló
nico.
Liberación de Jeremías (11-18)
H Nabucodonosor, rey de Babilonia, había dado orden a
Nabuzardán, jefe de su guardia, respecto de Jeremías, dicién-
dole: 12 Cógele y mira por él y no le hagas mal alguno, sino que
haz con él según te diga. 13 Y Nabuzardán, jefe de la guardia,
y Nabusezbán, «rabsaris»; Nergalsareser, «rabmag», y todos los
otros jefes del rey de Babilonia 14 mandaron sacar a Jeremías
del vestíbulo de la guardia y se lo encomendaron a Godolías,
hijo de Ajicam, hijo de Safán, para que le llevase a su casa, y
quedó habitando en medio del pueblo. 15 Jeremías había reci
bido palabra de Yahvé, mientras estalla preso en el vestíbulo
de la guardia, diciéndole: 16 Ve y di a Al ulemelec el etíope:
Así dice Yahvé de los ejércitos, Dios de Israel: Yo cumpliré
mis palabras sobre esta ciudad, para su mal, no para su bien;
esto sucederá a tus propios ojos en ese día. 17 Entonces yo te
libraré—oráculo de Yahvé—y no serás entregado en manos de
los hombres a quienes temes. 18 Yo te salvaré y no caerás a la
espada, y será salva tu vida, porque confiaste en mi. Oráculo de
Yahvé.
Nabucodonosor conocía, sin duda por relatos de los desertores
hebreos, la actitud de Jeremías durante el asedio, predicando la ren
dición. Por eso sentía cierta estima por el profeta, aunque no en
tendiese los motivos religiosos por los que el profeta pedía la su
misión del rey caldeo, instrumento de la justicia divina. Por eso
se mostró generoso con él, encargando a su comandante jefe de
operaciones, Nabuzardán, que lo tratase con deferencia (v.12). Con
forme a estas órdenes, los jefes babilónicos libertaron a Jeremías,
que aún se hallaba preso en el vestíbulo de la guardia (v.14), y se lo
12 Anales de Asurbanipal I 117; III 113.
13 Cf. Ez 12,13; Jer 32,4*5; 34.3; 37,17; F lavio J osefo, Ant. Jud. X 8,2.
14 En babilonio): «Nabu-zer-iddinam*: «Nabu ha dado descendencia*. En el v .n se le
llam a en la Biblia Rab-tabajim, lit. «jefe de carniceros*. En el prisma babilónico antes citado
se le pone por título rab-nujtimmu: «jefe de horneros*, que quedó como título cortesano de
gran dignidad. Como el «¿¿fe de coperos» (Gén 40,9) en la corte del faraón.
encomendaron a Godolías (v.i 5), que iba a ser el gobernador judio
puesto por los babilonios después del desastre. Era hijo de Ajicam;
protector de Jeremías 15. Por eso es de suponer que Godolías y el
profeta fueran amigos, pues compartían la política de sumisión a
Babilonia antes de arrostrar la aventura de una resistencia sin es
peranza. Jeremías, pues, quedó habitando en medio del pueblo, es
decir, con libertad de acción, participando de las penalidades de
los supervivientes. La expresión para que le llevase a su casa parece
indicar la reintegración a sus derechos cívicos 16.
La profecía relativa a Abdemelec (v.15-18) quizá fue hecha antes
de caer la ciudad en manos de los caldeos, cuando Jeremías fue
liberado de la cisterna por su humanitaria intervención 17. El re
dactor la pone aquí en el momento de su cumplimiento. Jeremías
le promete, en nombre de Dios, que nada le ha de suceder en pre
mio a su buena acción. El eunuco etíope ha dado una lección de
religiosidad a todos los judíos, y Yahvé se lo premia con la salvación
de su vida en medio de tanta ruina. Jerusalén será destruida en cum
plimiento a las palabras de Yahvé (v.16), pero él no perecerá en la
catástrofe (v.17). El buen etíope había creído en Jeremías como
hombre de Dios; con ello expresó un acto de fe en el mismo Dios:
confiaste en mi (v.18).
C apítulo 40
LIBERACION DE JEREMIAS, GODOLIAS, GOBERNADOR
DEL PAIS
En los c.40-44 encontramos una serie de episodios relativos a la
vida de Jeremías después de la caída de Jerusalén.
El c.40 resulta embarazoso en lo tocante a la liberación de Jere
mías, supuesto lo que acabamos de ver en el 0.39,14, donde con
detalle se narra que los jefes caldeos personalmente libertaron al
profeta al entrar en Jerusalén, cuando aquél estaba aún preso en
el vestíbulo de la guardia. Aquí, en cambio, se dice que Jeremías
estaba en Rama, al norte de Jerusalén, encadenado con los otros
conciudadanos en un campo provisional de concentración. Para re
solver esta contradicción, muchos autores consideran los v.1-2
del c.40 como adiciones posteriores redaccionales 1. Otros, en cam
bio, consideran como espúrea la narración de 39,142. Y, final
mente, no faltan quienes intentan concordar ambas narraciones del
modo siguiente: al llegar Nabuzardán a Jerusalén, un mes después
de tomada la ciudad, Godolías se había trasladado para vivir en
Misfa. En su ausencia, los jefes subalternos caldeos prendieron a
Jeremías en una redada general con los otros habitantes de Jerusa
lén. Llegados éstos al campo de concentración de Ramá, se enteró
Godolías de ello, e intervino en su favor ante los jefes babilónicos,
15 Cf. Jer 26,24.
1®E n casa falta en los LXX. 1 Así Nótscher.
17 Cf. Jer 38,13. 2 Opinión de Volz.
que le libertaron definitivamente 2*. Pero bien pudiera ser que el
redactor posterior recogiera dos tradiciones diferentes sobre el pren
dimiento de Jeremías, y en ese caso nos encontraríamos con uno de
tartos duplicados de la Biblia.
B iblia co m en ta d a 3
Exterminio de los peregrinos de Siqaem y de
Silo (4-10)
4 Al segundo día de haber muerto Godolías, sin que nadie lo
supiera todavía, 5 vinieron unos hombres de Siquem, de Silo
y de Samaría, ochenta en número, rasurada la barba, rasgadas
las vestiduras e incisas las carnes, que traían en sus manos
oblaciones e incienso para ofrecerlos en el templo de Yahvé.
®Salióles al encuentro Ismael, hijo de Natanías, de Misfa. Iban
llorando, y, al llegar a ellos, les dijo: Venid a ver a Godolías,
hijo de Ajicam. 7 Cuando estuvieron en medio de la ciudad,
los mató Ismael con los que le acompañaban, arrojándolos a la
cisterna. 8 Hubo entre ellos diez que dijeron a Ismael: No nos
mates, que tenemos en el campo gran cantidad de trigo y de
cebada, de aceite y de miel. Dejólos y no los mató con los de
más. 9 La cisterna en que arrojó Ismael todos los cadáveres de
los hombres a quienes mató es una gran cisterna que hizo
construir el rey Asa cuando se defendía de Baasa, rey de Israel.
Esta es la que llenó de cadáveres Ismael, hijo de Natanías.
10 Llevó cautivo Ismael a todo el resto del pueblo que se halla
ba en Misfa, a las hijas del rey y a todo el pueblo que en Misfa
había quedado, al cual había dado Nabuzardán, jefe de la guar
dia real, por gobernador a Godolías, hijo de Ajicam. Ismael,
hijo de Natanías, se los llevó cautivos hacia la tierra de los hijos
de Ammón.
Este trágico episodio revela el alma criminal del asesino de Go
dolías. No sólo no se contentó con matar al que consideraba rival
y colaboracionista de los caldeos, sino que se ensañó con un grupo
de inocentes peregrinos que llevaban sus ofrendas a Jerusalén para
implorar misericordia a Yahvé sobre las ruinas del templo (v.4-5).
Ismael, el príncipe davídico asesino, no quería que se reanudase
la vida normal de la nación colaborando con los babilonios. Quería
sembrar el caos y el descontento para que no se aceptase pacífica
mente como situación de hecho la ocupación babilónica, y por eso
extermina a gentes sin culpabilidad alguna, representantes del pueblo
fiel y sano. ¡A tanto puede llevar la histeria del supernacionalismo
y de la intriga política!
Los peregrinos son de Siquem, Silo y Samaria, las ciudades más
importantes del antiguo reino del norte, desaparecido en tiempos
de Sargón II (721). En tiempos de Josías (640-609) se había incor
porado prácticamente a Judá el territorio del reino del norte, que
había quedado sin sus fuerzas vivas después de la deportación
asiria. Con ello, su profunda reforma religiosa había penetrado en
la región de Samaria y se reanudaron las peregrinaciones al templo
de Jerusalén. Gomo la matanza de estos peregrinos tuvo lugar en
el mes séptimo (septiembre-octubre), podemos suponer que iban
a Jerusalén a celebrar la fiesta de los Tabernáculos. Sobre todo,
querían mostrar su duelo público por la destrucción de la Ciudad
Santa. Por eso se dice de ellos que iban con la barba rasurada,
rasgadas las vestiduras e incisas las carnes (v.5), signos habituales
de duelo y de penitencia 3. Traían en sus manos oblaciones e incienso
para ofrecerlos en el templo de Yahvé (v.5). Puesto que el altar de
los holocaustos había sido destruido, no había posibilidad de cele
brar sacrificios cruentos; por eso traían oblaciones (de harina, aceite)
e incienso, sin duda para derramarlas sobre las ruinas del templo.
El templo de Yahvé había sido destruido, pero allí estaban sus ruinas
humeantes, señalando el lugar donde se debía adorax al Dios nacio
nal de los israelitas. Aquellas ruinas, pues, eran sagradas, y estaban
aún santificadas por la presencia, en otro tiempo, de Yahvé.
Los peregrinos pasan por la ruta que sube de Samaria a Jerusalén
junto a la colina donde estaba Misfa (actual tell en-Nasbe). Ismael
los ve de lejos y los invita a subir a la ciudad para que se presenten
al nuevo gobernador Godolías (v.6). Después los asesinó en la
ciudad, arrojando sus cuerpos a una cisterna, famosa por haber
sido construida por el rey de Judá Asa (914-874) cuando fortificó
Misfa contra la incursión del rey de Israel Baasa 3*. Un grupo de
peregrinos se salvó diciendo que tenían escondidas grandes canti
dades de trigo y cebada... (v.8). Esto parece suponer que notaron que
Ismael y los suyos estaban ávidos de provisiones, y por eso le re
cuerdan que, si les perdona la vida, le entregarán grandes cantidades
de víveres que tienen escondidas en cisternas y grutas secretas para
que no se apoderaran de ellos las tropas caldeas4. Ismael, viendo
que no podía continuar en Misfa, huyó llevando en rehenes a las
hijas del rey, o mujeres de la familia real en sentido amplio, que no
habían sido deportadas por los babilonios. Sin duda que quería
poder utilizarlas para intercambios políticos en sus futuras alianzas
con el rey de Amón u otros reyes 5.
C apítulo 42
CONSULTA A JEREMIAS SOBRE LA HUIDA A EGIPTO
De nuevo aparece Jeremías en estas circunstancias críticas des
pués de la ruina de Jerusalén. No parece que estuviera en Misfa
cuando el asesinato de Godolías, pues, siendo su mentor espiritual,
difícilmente se habría salvado de la degollina, y, por otra parte,
no es fácil que la Biblia se hubiera callado el nombre del profeta,*
* Cf. 2 Sam 2,133.
1 Sobre su identificación véase A b e l , Géog. p.335; RB (1922) p.364; (1934) P.360S.
8 La palabra hebrea que traducimos por apriscos (gherut) es de sentido incierto.
cuando da los de los oíros jefes judíos. Podemos suponer, pues,
que Jeremías se enteró de lo ocurrido en Misfa estando él en Jeru
salén u otra localidad en su misión de consolar a los desmoralizados
habitantes de Judá. Sin duda que había puesto muchas esperanzas
en la sensatez del nuevo gobernador Godolías, impuesto por los
babilonios, viendo en él la clave de un futuro renacer nacional sobre
bases más prudentes y religiosas.
Por eso podemos suponer su consternación al enterarse de la
muerte de Godolías. Inmediatamente trató de reunirse a los fugi
tivos, a los que alcanzaría en los alrededores de Belén, y allí co
mienza, con sus oráculos y consejos, a ser de nuevo el centro de la
narración.
C a p í t u l o 43
C a p ít u l o 44
JEREMIAS DENUNCIA LA IDOLATRIA DE SUS
COMPATRIOTAS EN EGIPTO
Este vaticinio tuvo lugar con ocasión de una fiesta popular de los
judíos fugitivos de Egipto en honor de la «reina del cielo». No hayda-
tación cronológica ni geográfica alguna, lo que es raro en el estilo de
Baruc. El estilo narrativo es convencional y parece que refleja mani
pulaciones posteriores rcdaccionalcs. Es el último discurso contra la
idolatría de sus compatriotas. Les echa en cara el culto a la «reina
del cielo», o Istar, tan querida del elemento femenino israelita. En
su obcecación idolátrica llegaron a creer que todas las desgracias
pasadas les sobrevinieron por no haber dado suficientemente culto
a esta divinidad. Esto exacerbó los ánimos de Jeremías, que les anun
cia definitivamente la destrucción y ruina total. La lección del desas
tre de la nación no había servido para nada. Entre los judíos exilados
en Egipto se había fomentado un sincretismo religioso. Desde los
tiempos de Psamético I (663-609) había ya numerosos judíos en el
país del Nilo. Sin duda que con Joacaz, el rey depuesto por Ne-
cao II en 609, bajaron también muchos nobles judíos, que se insta
laron en Tafnes y otras localidades egipcias.
La colonia militar de Elefantina, del tiempo de los persas, sin
duda que tuvo su origen mucho antes en estos núcleos de fugitivos
judíos. Estos emigrados habían resucitado por atavismo los anti
guos cultos cananeos, que les eran tan queridos. Entre los judíos
de la colonia de Elefantina, en el Alto Egipto, aparecen adorados
juntamente con Yahvé, Dios nacional, los dioses Anat, Betel y
Asim. El culto zoomorfo egipcio no parecía ejercer mucha atracción
sobre ellos, familiarizados con la idea trascendente de Yahvé; pero
los antiguos cultos cananeos resucitaban en ellos nostalgias muy
queridas. En su simple modo de discurrir creían que, si habían su-*
* L angdon, Die neubabylon., Kónigsinschriften (1912) p.2o6s.
frido el desastre de perder la nacionalidad política, se debía a haber
abandonado esos cultos en virtud de la reforma del rey Josías
(640-609). Yahvé había sido impotente para hacer frente a los ene
migos de Judá. Por eso ahora en Tafnes resucitan el culto de Istar,
la «reina del cielo».
Jeremías, al final ya de su carrera profética, después de tantas
tragedias, tiene que constatar que el castigo divino ha sido en balde
para aquellos compatriotas huidos a Egipto, y vuelve con amargura
a su antiguo tema de fustigar la idolatría, anunciando la definitiva
ruina del resto de Judá en Egipto. Toda su vida ha sido una tragedia
de incomprensión. Sigue ahora considerado como enemigo de los
intereses del pueblo, pero él no duda en lanzar la profecía conmina
toria definitiva: sus compatriotas, con su idolatría, están llamando
de nuevo al desencadenamiento de la ira divina. El resto de la na
ción se salvará en la esclavitud del exilio babilónico. Son los judíos
llevados a Mesopotamia los que heredarán la bendición divina y los
que iniciarán la restauración de la nación. La vida fácil de Egipto
no ha servido sino para insensibilizar religiosamente a los judíos.
El discurso del profeta tiene un carácter edificante, menos vivo
y enérgico que otros oráculos suyos, lo que parece indicar que la
primitiva profecía de Jeremías ha sido amplificada un poco conven
cionalmente por un redactor posterior.
Capítulo 45
PALABRAS DE CONSOLACION A BARUC
Baruc nos pone un apéndice a los incidentes biográficos que
acaba de consignar sobre Jeremías (c.36-44). El secretario de Je
remías se sentía desalentado por tanta adversidad e incomprensión,
y Jeremías le transmite de parte de Yahvé un oráculo de consola
ción. La datación del cuarto año de Joaquim (e. d., 605 a. C.) es
considerada como adición posterior por muchos autores. Pero los
argumentos aducidos no prueban la imposibilidad de que este apén
dice haya sido escrito cuando el texto lo indica. El lugar propio
7 Cf. Jer 44,26-27. 10 Cf. H ero d oto , II 161.169.
8 C f. Ter 44 ,1 7 -1 8 . 11 Cf. D iod. de Sicilia , I 68.
9 En egipcio Uahebra, y en griego Apries-
hubiera sido a continuación de lo narrado en el c.36, pero bien
pudo trasponerlo al final de la sección biográfica de Jeremías, por
él redactada, para que no se perdiese el fragmento oracular de su
maestro, el cual, por otra parte, no debía interrumpir el contexto
general de los incidentes del profeta.
1 Palabra que dijo Jeremías, profeta, a Baruc, hijo de Nerías,
cuando escribía estas cosas al dictado de Jeremías, el cuarto
año de Joaquim, hijo de Josias, rey de Judá. 2 Así dice Yahvé,
Dios de Israel, a ti, Baruc: 2 Tú dices: ¡Ay mísero de mí, que
Yahvé no hace más que añadir dolor a mi dolor I ¡Me canso
de gemir, y no hallo reposo! 4 Así dice Yahvé: Dile esto: He
aquí que lo que yo había edificado lo destruyo, lo que había
plantado lo arranco, y esto en todo el país. 5 Y tú pides para ti
grandes cosas. No las pidas, pues mientras yo hago venir ma
les sobre toda carne, te dejo a ti salva la vida dondequiera
que vas.
Baruc sufría una fuerte depresión moral, como la había sufrido
su maestro Jeremías *. Necesitaba ser confortado por Dios, como
lo había sido éste. Al redactar las profecías e incidentes de su maes
tro, se sentía deprimido ante tanta incomprensión, ya que tenía que
participar de los desprecios de que era objeto Jeremías. Por otra
parte, la obcecación general llevaba inevitablemente a la catástrofe.
Sólo tenía que consignar por escrito ruinas, amenazas, que llenaban
el triste horizonte futuro de su pueblo. Las profecías se sucedían
cada vez más sombrías, y él temía personalmente por su suerte;
de ahí su queja: ¡Ay mísero de mí, que Yahvé no hace más que añadir
dolor a mi dolor! (v.3). Su sentimiento patriótico le laceraba ante
los tristes destinos de su nación, y su destino personal le angustiaba.
Por todo se sentía en una amargura profunda, en una crisis psico
lógica: ¡Me canso de gemir, y no hallo reposo! (v.3).
Pero Yahvé en su mensaje le invita un poco a la reflexión. Hace
mal en pensar tanto en sus intereses personales. También Yahvé
tiene lacerado el corazón, ya que tiene que destruir, por imperativos
de su justicia y santidad, lo que con tanto amor ha formado: He
aquí que lo que yo había edificado lo destruyo, lo que había plantado
lo arranco (v.4). Muy contra sus sentimientos'de amor, se ha visto
obligado a castigar con la ruina general a su pueblo, Israel, que con
tanto amor había edificado y plantado al formarlo como pueblo,
sacándolo de Egipto. Todos sus desvelos han resultado inútiles.
Pero su justicia es inexorable, y tiene que intervenir. Si, pues,
Yahvé mismo tiene que sacrificar los íntimos sentimientos de su
amor en aras de la justicia 2, ¿por qué se va a exceptuar el propio
Baruc?: Y tú pides para ti grandes cosas... (v.5). Esto es pedir de
masiado, ya que tiene que compartir un mínimum de penalidades.
No debe poner en primer plano sus sentimientos personales y sus
intereses particulares, sino pensar en las exigencias de la justicia
y santidad divina. Debe contentarse ahora con salvar su vida, y
1 Cf. Jer 4.19: 8,18; 15.10: i 8 , i 8: 20,7.
1 Cf. Jer 1,10; 18,9; 24.6; 42,10; 12,7; 31.20.
por eso todavía es un privilegiado, ya que Dios le anuncia que no
perecerá en la ruina general: Te dejo a ti salva la vida dondequiera
que vas (v.5) 3. Efectivamente, su vida fue milagrosamente salvada
en muchas circunstancias críticas: cuando tuvo que esconderse de
los esbirros del rey Joaquina después de la lectura del «volumen»
de las profecías de Jeremías4, cuando se salvó del asedio y del
complot urdido contra Godolías, etc.
C a p ít u l o 46
ORACULO CONTRA EGIPTO
Ha terminado la sección biográfica del libro de Jeremías y se
abre la última sección de oráculos contra las naciones paganas.
Ha cumplido la labor de amonestar a su pueblo, pero continúa
ahora su misión oracular, anunciando los tristes destinos de las
naciones, culpables también de grandes pecados contra Dios y su
pueblo. En su visión inaugural se le dijo que estaba destinado a
«arrancar y desenraizar» pueblos 1, es decir, anunciar el castigo y
la destrucción de muchos pueblos. Por eso, su misión no se limi
taba al pueblo de Israel 2. En el c.25 presenta Jeremías la copa de
la cólera divina que ha de ser apurada por todas las naciones.
Porque, si bien es verdad que Yahvé es el Dios propio de Israel,
es también el Dios de todos los pueblos, cuyos destinos rige 3.
Y las naciones paganas son consideradas no sólo en sus relaciones
con el pueblo elegido, Israel, en cuanto que son ocasión de que
éste caiga en la idolatría o en cuanto que son instrumentos de la
justicia divina para castigar los pecados de su pueblo, sino que
también son consideradas como miembros de la humanidad con
sus transgresiones y desvarios contra la moral natural. Dios Ies
pide cuenta del cumplimiento de estas leyes naturales, base de la
sociabilidad de los pueblos4. Yahvé, pues, castiga los desmanes
de los pueblos en sus diversas manifestaciones, y para ello toma a
algún pueblo como instrumento de su justicia; pero este mismo es
castigado si se enorgullece o se desmanda en sus atribuciones de
instrumento justiciero de Dios.
El profeta pasa revista aquí a diez pueblos sobre los que se va
a manifestar la ira divina: egipcios, filisteos, moabitas, amonitas,
edomitas, árameos, árabes y elamitas. Contra todos ellos se alzará
la espada de Nabucodonosor, que circunstancialmente es el instru
mento de su justicia vengadora: Yo entregaré a estos pueblos en manos
de Nabucodonosor 5.
Los críticos más radicales reconocen en esta serie de oráculos
un núcleo oracular sustancial jeremiano. En todo caso, se reconoce
3 Lit. el heb. dice «la vida será para ti como botín* (c?. 21,9; 38,2; 39,18), que refleja
mejor la penuria de los tiempos en que el salvar simplemente la vida se consideraba como el
mejor botín.
4 C f Jer 36,10.15.26. 3 Cf. Jer 2 5 ,2 9 ; Is 23,11; Ez 5,6-7.
1 Cf. Jer i , i o . 4 Cf. Ez 5,6-7.
2 Cf. A m 1,3-2,3; Is c. 13-23; Ez c.25-32. 3 Cf. Jer 27,6.
una estrecha dependencia de algunos de estos oráculos contra las
naciones de otros fragmentos proféticos anteriores 6. Es necesario
admitir retoques y ampliaciones en algunos oráculos por mano de
autores piadosos que concretaban y ampliaban el núcleo primitivo
jeremiano para consolar a los exilados, esperando el castigo de las
naciones paganas.
Se suele suponer como fecha de la composición de estos orácu
los en su núcleo primitivo la del 605 a. C. 7.
El texto griego coloca estos oráculos a continuación de 25,13. El
orden de los mismos en el TM es diferente del de los LXX.
El c.46 incluye dos oráculos sobre Egipto, precedidos de una
nota histórica y seguidos de palabras de consolación: a) 3-12, es
crito con ocasión de la derrota de Necao II en Carquemis por
Nabucodonosor; b) 13-26: la expedición del rey de Babilonia con
tra Egipto.
C apítulo 47
ORACULO CONTRA LOS FILISTEOS
Los filisteos no son de raza semítica, sino indoeuropea. Se ins
talaron en la costa de Canaán (denominada después por los griegos
Palestina) en el siglo xn a. C., después de haber sido rechazados
por Ramsés III cuando pretendían establecerse en la desemboca
dura del delta del Nilo. Formaban parte de los llamados «pueblos
del mar» que aparecen en las inscripciones egipcias. Procedían del
Asia Menor, y nunca pudieron asimilarse la mentalidad semítica;
sobre todo, jamás aceptaron la circuncisión. Desde el punto de
vista material estaban más adelantados que los cananeos y hebreos,
que también hacia el siglo xn a. C. llegaron a Canaán, ocupando
la parte montañosa, mientras que aquéllos se quedaron en la costa
con una organización especial, gobernados por un seren o príncipe,
que correspondía al tyrannos de los griegos. Sus ciudades princi
pales constituían la famosa Pentarquía o Pentápolis filistea: Gaza,
34 Así Condamin y Ricciotti.
33 Cf. Is 42,1.
Ascalón, Ecrón, Gat y Asdod. Fueron los introductores del hierro
en Canaán, y desde el principio estuvieron en colisión con los he
breos, que se establecían en regiones a ellos contiguas. General
mente la victoria solía estar del lado de los filisteos, por estar mejor
preparados i; pero en tiempos de David fueron sometidos defini
tivamente, dejando de ser un peligro serio para Israel. Los israe
litas los llamaban despectivamente los «incircuncisos». En el si
glo vil a. C., los filisteos fueron vasallos de Egipto 2. Antes, en el
siglo viii, formaron liga contra Asiria, pero fueron sometidos por
Senaquerib, quien en su estela nos describe al detalle la expugnación
de sus ciudades 3.
El profeta parece que alude en su profecía a la invasión de la
región filistea por Nabucodonosor en el 605 a. C., pues el ene
migo viene del «norte».
Biblia comentada $ 22
dos de Hesebón llegan hasta Elalé, hasta Yahsa lanzan su voz,
desde Soar hasta Joronáyim, hasta Eglat-Selisiya, pues también
las aguas de Nimrim se convierten en desolación. 35 Yo haré
desaparecer de Moab—oráculo de Yahvé—al que sube al lu
gar alto 31 a ofrecer incienso a sus dioses. 36 Por eso mi corazón
suspira como una flauta por Moab, por las gentes de Quir-
Jeres, por la pérdida de cuantos bienes habían adquirido. 37 To
da cabeza ha sido rapada, toda barba rasurada; sobre todas las
manos hay incisiones, y sobre los lomos sacos. 38 Sobre todos
los terrados de Moab y en sus plazas no hay más que llantos,
porque he roto a Moab como se rompe un cacharro enojoso,
oráculo de Yahvé. 39 ¡Cómo ha sido quebrantado i ¡Lamentaos 1
¡Cómo volvió Moab las espaldas vergonzosamente! Se conver
tirá en objeto de burla y de espanto para cuantos le rodean.
La situación es tan desesperada para los habitantes de Moab,
que el profeta les invita a esconderse en lugares inaccesibles, como
la paloma... al borde de los precipicios (v.28).
Los v.29-39 están tomados de Is 16,6-12 y adaptados libre
mente por un redactor posterior al mismo Jeremías. En todo caso
es de destacar la ruina de Moab como castigo divino por su orgullo y
altivez. Las acusaciones contra ella se ponen en boca de los habi
tantes de Judá: Hemos oido de la soberbia de Moab... (v.29), que se
consideraba autosuficiente y segura en su riqueza material y en su
aislamiento geográfico. Después Yahvé mismo toma la palabra (v.30),
y confirma esta altanería tradicional de los moabitas, y por ello se
ve precisado a castigarlos. Y el profeta, en nombre de Yahvé, se
lamenta por la tragedia de Moab (v.31). En Is 16,7 son los mismos
moabitas los que se lamentan por la ruina de su nación. El redactor
posterior ha tenido un criterio de adaptación muy libre. Cambia
constantemente de interlocutor para expresar las ideas. De todos
modos es interesante ver cómo aquí el profeta revela profundos
sentimientos de compasión ante la catástrofe de los enemigos tra
dicionales del pueblo judío, los moabitas. Por un lado celebra la
manifestación de la justicia divina, y por otro se siente asociado al
duelo de una población arruinada. Su grandeza de alma le hacía
pesar las tragedias íntimas de sus enemigos políticos. Aquí el pro
feta se lamenta sinceramente por la ruina material del pueblo
moabita, simbolizado en las gentes de Quir-Jeres (v.31), la capital
de Moab, la actual fortaleza de Kerak al sudoeste de Moab, en un
promontorio sobre el mar Muerto 3132. El profeta llora por la ruina
material de la viña de Sibma, símbolo de la riqueza característica
de la campiña moabita, sus viñedos. Su pérdida supone mucho
más que la destrucción de la ciudad de Yaser 33. Era el centro del
cultivo del viñedo, famoso aun en las regiones apartadas: tus sar
mientos atravesaron el mar... hasta Yaser (v.32b). Las cepas de
Sibma, buscadas por su calidad, habían sido plantadas desde más
allá del mar Muerto hasta Yaser por el oriente. Pero ha caído el
31 O tros traducen: «sacrificios sobre los lugares altos# (Cant.).
32 Gf. A b e l , o . c ., II p.148,
33 Gf. Is 16,8-9.
devastador..., huyeron el regocijo y la alegría... de la campiña de
Moab (v.33). Los alegres cánticos tradicionales de los que pisaban
en los lagares desaparecieron, porque han sido arruinados los viñe
dos, y todo como castigo divino: yo he vaciado el vino de tus tinajas.
El v.34 es una repetición de Is 15,4-6 34, por lo que parece ser
inserción de un redactor posterior. El v.35 repite libremente Is 16,12.
Se trata de la destrucción de los lugares de culto en Moab como
consecuencia de la devastación general que llevará consigo la des
población del país.
El v.36 está integrado por reminiscencias de Is 16,11 e Is 15,7.
El profeta siente en su persona el duelo general, se siente conmo
vido: mi corazón suspira como una flauta... (el instrumento típico de
las honras fúnebres 35), por las gentes de Quir-Jeres, sinónimo del
país moabítico. El duelo es general en el país: Toda cabeza ha sido
rapada, toda barba rasurada... (v.37). El rasurarse la cabeza y la
barba, hacerse incisiones y vestirse de sacos, eran las tradicionales
señales de duelo 36. Insensiblemente deja de hablar el profeta, aso
ciado a la tragedia de la población moabítica, y de nuevo toma la
palabra Yahvé para recalcar que la catástrofe la ha enviado El, ya
que los invasores no son sino instrumentos de su justicia: He roto
a Moab como se rompe un cacharro enojoso (v.38).
C apítulo 49
ORACULOS CONTRA AMON, EDOM, DAMASCO,
ARABIA Y ELAM
En este capítulo, de carácter sumario, se insertan las profecías
contra los pueblos vecinos de los israelitas: Amón, Edom, Damas
co, Arabia y aun contra el lejano Elam.
Contra Am ón (1-6)
1 Sobre los hijos de Amón. | Así habla Yahvé: | ¿Por ventura
no tiene hijos Israel? | ¿No tiene heredero? | ¿Por qué, pues,
Milcom ha heredado a Gad, | y su pueblo ocupa sus ciuda
des? | 2 Por eso he aquí que vienen días—oráculo de Yahvé— |
en que yo haré oir contra Rabat de los hijos de Amón | el
grito de guerra: | quedará convertido en montón de ruinas, |
y sus hijas serán quemadas. | Y heredará Israel a sus herederos
—oráculo de Yahvé. | 3 ¡Grita Jesebón! Ha sido devastada
Hai. | Gritad, hijas de Rabat; | ceñios cilicios y llorad, | porque
Milcom será llevado cautivo | juntamente con sus sacerdotes
y magnates. | 4 ¿Por qué te glorías de los valles, de tu valle
fértil, | oh hija rebelde? | Confiada en tus tesoros (decías): |
¿Quién vendrá contra mí? [ 5 He aquí que yo traeré sobre ti
el terror, ¡ oráculo del Señor, Yahvé de los ejércitos, | y os dis
persaréis cada uno de su lado, | y no habrá quien reúna a los
huidos. | 6 Y después de esto yo haré volver la cautividad de
los hijos de Amón, oráculo de Yahvé.
Según la Biblia, los amonitas proceden de Lot; por tanto, eran
afines étnicamente con los hebreos. En la Biblia se les suele llamar
siempre los hijos de Amón (v.i), frase estereotipada que encontramos
a menudo h Los amonitas, juntamente con los edomitas y moabitas,
pertenecíana la rama aramea déla que surgió también el dan hebreo.
Se ha querido relacionar a los amonitas con el dios Amm, adorado
en Arabia meridional; pero no hay ninguna divinidad amonita
con este nombre. El dios de los amonitas era Milcom 2, que es una
derivación de la raíz Melek («rey»), divinidad muy corriente entre
los cananeos, conocida en la Biblia hebrea con el nombre de Molec,
y en los LXX y Vulgata con el de Moloc L El reino de Amón se
1 Cf. G en tg ,i8 .
2 Se ha querido explicar el nombre de Milcom descomponiéndolo en Melek-Amm («el
dios es rey*)*
3 A pesar de la similitud nominal, Melcom y Melek y Moloc son divinidades diferentes.
Véase L a g r a n g e , Etudes s u r les Religions sémitiques p.ioo. En Tiro encontramos una ciudad
llamada M elkart (rey de la ciudad).
extendía desde el Arnón, al sur, hasta el Yabbok, al norte, y desde
el desierto siro-arábigo hasta el Jordán4. El rey amorreo Sehón
ocupó la zona fronteriza con el Jordán, y al entrar los israelitas se
instalaron las tribus de Gad y de Rubén en el noroeste del reino
de Amón. Existió siempre lucha entre ambos pueblos, ya que
Amón siempre consideró como intrusos a los israelitas y trató de
expulsarlos5. Fueron sometidos por David67. Después de la depor
tación del reino del norte de Israel organizada por Teglatfalasar III
(734-732) y por Sargón más tarde (721) 1, los amonitas se hicieron
dueños del territorio ocupado por las tribus de Gad y de Rubén.
Y a esto alude ahora Jeremías. En 602 aparecen los amonitas hacien
do incursiones en el territorio de Judá 8. El profeta les echa en cara
el que se aprovechen de las circunstancias adversas de Judá para
atacarla; el territorio ocupado por ellos pertenece de derecho a los
israelitas, como herederos de sus padres: ¿No tiene hijos Israel...,
no tiene heredero? (v.i). La ocupación por los amonitas sólo se jus
tificaría en el caso de que Israel se hubiera extinguido totalmente.
Pero la nación, aunque diezmada, subsiste, y por eso sus derechos
permanecen. No tiene, pues, Amón derecho a desposeerlos de su
herencia: ¿Por qué Milcom 910 ha heredado a Gad? Aquí Milcom
(dios de Amón) es sinónimo de la nación, que ha querido suplantar
a la tribu de Gad israelita, que se había establecido en la parte
septentrional de Amón desde hacía siete siglos !0. Esto es una
flagrante violación del derecho, y por eso Dios va a enviar un castigo
sobre la nación usurpadora:. Yo haré oir contra Rabat... el grito de
guerra (y.2). Rabat = Amón era la capital del país, hoy llamada
Ammán, capital de Jordania. En los tiempos helenísticos fue llamada
Filadelfia. Dios enviará, pues, la guerra contra la nación amonita,
simbolizada en su capital, Rabat, y sus hijas, o ciudades menores,
las cuales serán quemadas (y.2).
Y los israelitas volverán a poseer el territorio que en derecho
secular les pertenecía: heredará Israel a sus herederos. El profeta
invita al duelo a los amonitas por la destrucción de su nación:
gritad, hijas de Rabat... (v.3), o ciudades que estaban bajo la juris
dicción de la capital, Rabat. La mención de Jesebón y de Hai es
extraña, ya que la primera estaba en Moab, y la segunda al oeste
del Jordán, en territorio israelita. Quizá el profeta pone esas dos
ciudades casi fronterizas con el reino amonita para indicar la pre
sencia del invasor babilonio en Amón, amenazando por lo mismo
a Moab y a la región occidental del Jordán. O mejor, quizá nos
hallamos ante una corrupción del texto n . En todo caso, el profeta
4 Cf. Jos 13,25; Jue 11,12.
5 Cf. Jue 10,8; i Sam i i , i .
6 Cf. 2 Sam 12,26-31.
7 Cf. 2 Re 14,29; 17,6.
8 Cf. 2 Re 24,2.
9 En el T M se lee Aíalcam, que significa «rey de ellos». Pero hemos preferido la lectura
de Milcom, como está en los LXX, ya que Milcom era la divinidad principal amonita.
10 L a otra tribu de Rubén había sido absorbida por la población moabita.
11 Son muchas las correcciones propuestas. Asi, en vez de Jesebón, D uhm propone A r
món. En vez de Hai, se propone H air (la ciudad), etc.
quiere destacar la tragedia de la invasión: ceñios cilicios..., porque
Milcom será llevado cautivo (v.3). Milcom aquí, como divinidad
nacional, simboliza a la misma nación. En la frase hay un tanto de
ironía: la divinidad de Amón, en la que confiaban sus adoradores,
será llevada cautiva 1213,Con él irán sus sacerdotes y las fuerzas vivas
de la nación.
La primera acusación contra Amón era el atropello que habían
cometido al usurpar el territorio que secularmente había pertene
cido a los israelitas. Ahora el profeta lanza otra acusación similar a
la expuesta contra Moab: el orgullo. La parte septentrional de
Amón era famosa por sus pastos y valles feraces, en los que se
criaban los mejores ganados. Esto creó en los amonitas un complejo
de superioridad sobre las pobres regiones de Cisjordania: ¿Por
qué te glorias de los valles, de tu fértil valle, oh hija rebelde? (v.4).
Fiada en sus riquezas y tesoros naturales, se creía a resguardo de
toda contingencia. Su misma posición geográfica favorecía su aisla
miento: ¿quién vendrá contra mí? La frase es insolente contra Yahvé,
señor de los destinos de los pueblos. Por ello, ahora va a mostrar
su poder sobre la altiva Amón: Traeré sobre ti el terror... y os dis
persaréis... (v.5). Los enemigos invadirán el territorio de tal forma,
que los amonitas, despavoridos, no sabrán a dónde huir: os disper
saréis cada uno de su lado. La desbandada será tan general y desorde
nada, que no habrá caudillos ni guías que se comprometan a con
gregar a su pueblo (v.5).
Sólo Yahvé, que los ha dispersado y castigado, será capaz de
reunidos de nuevo: Yo haré volver la cautividad de los hijos de
Amón (v.6). Los exilados amonitas, humillados por el castigo divino
(«después de esto»), se reintegrarán a su patria dirigidos por Yahvé.
Según Flavio Josefo 13, Nabucodonosor ocupó y saqueó Amón
cinco años después de la toma de Jerusalén (587). Esa reintegración a
la patria de los amonitas está conforme a lo anunciado en la profecía
contra los moabitas del capítulo anterior. Ya hemos visto que en la
perspectiva profética de Jeremías 14 se admite como posible la
incorporación de los pueblos vecinos a Israel en la era mesiánica.
Aquí no se dice esto, pero parece que se insinúa en esa providencia
especial de Yahvé sobre los paganos amonitas.
C apítulo 50
ORACULO CONTRA BABILONIA
En estilo dramático y entrecortado, el profeta anuncia el castigo
de la opresora Babilonia. Todos los pueblos son invitados a caer
sobre ella en la medida que fueron oprimidos por su omnipotente
fuerza. Los críticos creen que esta profecía contra Babilonia tiene
un marcado carácter compilatorio. Se repiten los temas, lo que hace
pensar en una serie de oráculos contra Babilonia ensamblados por
un redactor posterior a Jeremías,
"0 Cf. Is 22,6. 43 C,f. Esdr j,u.
43 Gf. a Re 24, J°. 44 gf. Jer u,!§.
« Cf- fe » ,6 ; TlT. Uv-, 37,2?,
Anuncio de la caída de Babilonia (1-3)
1 Palabras que dirigió Yahvé a Jeremías, profeta, acerca de
Babilonia y de la tierra de los caldeos: | 12 Anunciadlo a las
gentes, pregonadlo, | alzad bandera, publicadlo, | no lo calléis,
decid: | «Babilonia ha sido tomada, avergonzado Bel, | vencido
está Marduk, | confundidos sus ídolos, abatidos sus dioses». |
3 Pues del septentrión avanza contra ella un pueblo | que hará
de su tierra soledad, ¡ en que no habitará nadie; | hombres y
ganados huyeron, desaparecieron.
C a p í t u l o 51
(9 a
hombres como de langostas, | y lanzarán contra ti gritos q
triunfo. | 15 El con su poder ha hecho la tierra, | con su sabicl^
ría cimentó el orbe | y con su inteligencia tendió los cielos. .
is A su voz se congregan las aguas en el cielo. | El hace subj^
las nubes desde los confines de la tierra, | hace brillar el rayQ
entre la lluvia | y saca los vientos de sus escondrijos. | 17 Emb»^
tecióse el hombre sin conocimiento, | los orífices se cubrieron
de ignominia por sus ídolos, | pues no funden sino vanidades, |
que no tienen vida. 18Son cosa vana, ridicula; | el día de
cuenta perecerán. | 19 No es ésta la herencia de Jacob, | que
es el Hacedor de todo, | e Israel es la tribu de su heredad; | sq
nombre es Yahvé de los ejércitos. | 2° Tú me fuiste martillo y
maza de guerra; f contigo aplasté pueblos, | contigo quebranté
reinos, | 21 contigo derribé caballo y caballero, | contigo aplag.
té al carro y al conductor, | 22 contigo aplasté hombres y mu,
jeres, | contigo aplasté viejos y niños, | contigo aplasté mozos
y doncellas, | 23 contigo aplasté al pastor y a su rebaño, | contigo
aplasté al labrador y a su yunta, | contigo aplasté gobernantes
y jueces. | 24 Pero yo devolveré a Babel y a todos los habitan
tes de Caldea todo el mal que a vuestros ojos hicieron ellos a
Sión, oráculo de Yahvé. 25 Heme aqui contra ti, ¡monte de
destrucción—oráculo de Yahvé—, | que destruyó la tierra! |
Yo extenderé mi mano sobre ti | y te haré rodar desde lo alto
de las rocas, | y haré de ti mi homo encendido. | 26 No se saca
rá más de ti una piedra angular, | ni una piedra de cimiento. |
Serás perpetua ruina, oráculo de Yahvé.
El profeta supone al ejército persa invasor ya a las puertas de la
ciudad maldita, y da militarmente órdenes entrecortadas para el
avance: afilad las saetas..., alzad las banderas, reforzad la guar
dia... ( v . i i ) . Es Yahvé quien dirige el ataque, encomendado a los
reyes de Media, es decir, al conglomerado de tropas mandadas por
Ciro, que era rey de Persia y de Media después de haber vencido a
Astiages, rey de esta última. Los planes destructores de Yahvé se
cumplirán inexorablemente: hará como lo pensó (v.12). Es la ven
ganza de su templo, es decir, la hora de pedir cuentas por la profa
nación del templo de Jerusalén. De nada le vale a Babilonia su opu
lencia y su posición estratégica, situada a los dos lados del Eufra
tes, rodeada de numerosos canales junto a aguas abundan
tes (v.13)12, y, por otra parte, rica de tesoros, amontonados con su
próspero comercio y sus depredaciones sobre los otros pueblos ven
cidos.
Pero, a pesar de todas sus riquezas, ha llegado su fin (v.13), por
que así lo ha decretado Yahvé, dueño de los destinos de los pueblos.
El decreto de destrucción de la ciudad es inexorable, ya que por
sí mismo lo juró Yahvé (v.14) I3. El ejército invasor será incalculable:
te inundaré de hombres como de langostas.
Los v.15-19 son idénticos a 10,12-16 (véase allí su comentario).
Parecen romper con la ilación lógica del contexto, y, por tanto, po-*
*2 Cf. H e r o d o t o , 1,178.185; J e n o f o n t e , Ciropedia VII 5,8.
I3 Cf. Jer 22,5; Am 6,8.
demos considerar el fragmento como adición posterior de un re
dactor, que ha creído cantar el poder de Yahvé como justificante
de su dominio sobre Babilonia.
Los v.20-23 constituyen el llamado «himno del martillo»,
como 50,353 constituían el «himno de la espada». Parece que está
aplicado a Babilonia, que ha sido instrumento de Yahvé en el castigo
sobre los otros pueblos: tú fuiste mi martillo y maza de guerra (v.20).
En el v.7 se compara a Babilonia a una copa de oro en manos de
Yahvé, llena de la cólera divina para embriagar a las naciones.
Ahora se la compara a un martillo en manos de Yahvé sembrando
la destrucción por los pueblos. Babilonia ha abusado de su poder
sobre los pueblos, sembrando la guerra por doquier contra todas
las clases sociales: guerreros, mujeres, pastores, labradores, gober
nantes, etc. (v.21-23). Y entre los oprimidos está sobre todo el
pueblo israelita. Pero ahora ha llegado la hora para el martillo.
Babilonia va a sentir el peso de la ira divina (v.24) 14. Se la compara
a una montaña de destrucción (v.25) o destructora, por la masa im
ponente de su poder aplastante frente a todas las naciones. Está
como en la cima de la montaña de su poder, pero Yahvé extenderá
su mano y la hará rodar desde lo alto de las rocas (v.25). En este
segundo símil se la presenta como un castillo roquero que es des
truido y echado a rodar con sus materiales dispersos por la mon
taña abajo. Los profetas superponen a menudo imágenes, rompiendo
la ilación lógica estricta. Se convertirá en horno encendido, en cuan
to que sus piedras serán calcinadas como en un horno I5, en tal
forma que no se podrán utilizar para la edificación, ni como piedra
angular ni como piedra de cimiento (v.26) para reconstruir de nuevo
Babilonia. Será una perpetua ruina, la desolación total.
I N T R O D U C C I O N
i. Título y lugar del canon
En la versión de la Vulgata, al libro de Jeremías siguen estas
Lamentaciones con el título de Threni, id est, Lamentationes Iere-
miae prophetae. Threni es la transcripción latina del 0pfjvoi de
los LXX, en el sentido de canto fúnebre o lamentación por la ruina
de Jerusalén. En el Talmud se llama a estas composiciones fúnebres
Qinot, palabra que no aparece en los manuscritos hebreos. En la
Biblia hebrea se designa a estas composiciones poéticas fúnebres
con el nombre de ‘ekah, que literalmente significa ¿Cómo...?, que
es la primera palabra que abre la serie de las Lamentaciones, y que
caracteriza el género elegiaco.
En el TM, las Lamentaciones están incluidas entre los Hagió-
grafos o Megillót (lit. «rollos»), mientras que en las versiones de
los LXX, Vg y Siríaca van a continuación de los escritos proféticos
de Jeremías. Flavio Josefo las consideraba también como formando
parte de los escritos de Jeremías h En las sinagogas se solían leer
en el aniversario de la toma de Jerusalén por los babilonios (en
el 9 de A b: jul.-ag.), formando parte del duelo general que con
ayunos se practicaba desde tiempos muy remotos por los judíos 2.
Así, por razones de tipo litúrgico, las Lamentaciones fueron separa
das del libro de Jeremías para unirlas a los Hagiógrafos, como Rut,
Cantar de los Cantares, Eclesiastés y Ester, los cuales se leían,
respectivamente, los días de Pentecostés, Pascua, Tabernáculos y
Purim.
2. Contenido
Este precioso libro poético-elegíaco consta de cinco cánticos,
en los que se hace duelo por la destrucción del reino de Judá y,
sobre todo, de la ciudad de Jerusalén por el ejército de Nabucodo-
nosor en 586 a.C. 3 Sin pretender dar una exposición narrativa de
hechos que da por conocidos, el autor de estos admirables cantos
elegiacos desahoga su dolor a la vista de las ruinas humeantes de
lo que era más querido a su alma de israelita fiel a la tradición.
En sus efusiones íntimas alude a detalles que reflejan la situación
triste del país y de la Ciudad Santa. Y, sobre todo, da un sentido
teológico profundo a la catástrofe al decir que todo lo acontecido
es en castigo de las transgresiones de Judá y de sus infidelidades
1 C f. F la v io J o s e f o , Contra A pion. I 40.
2 C f. J e r 5 3 ,1 2 -1 6 .
3 Según Flavio Josefo, el Targum y el mismo San Jerónimo, estas Lamentaciones fueron
compuestas por Jeremías con motivo de la muerte del rey Josias en 609. Cf. Flavio Josefo,
A n t. 10,5 ,1; Targum, co m . a 4,20; San J m ó s i u o , Camm. in Zach. 1 2 ,1 ;: P L 25,1515.
para con Yahvé. Pero confía en la misericordia divina, y espera
confiadamente que, después que pase la hora de la justicia, llegue
la hora de la restauración; por eso en sus descripciones entremezcla
constantemente súplicas ardientes por su pueblo, arruinado y dis
perso. De ahí que, más que un nexo lógico, existe un nexo psicoló
gico en el desarrollo de las ideas, que suelen sucederse por asocia
ción de escenas e imágenes que han impresionado particularmente
al profeta. Son meditaciones dolorosas en las que predomina el
sentimiento y el desahogo espontáneo, de forma que, mezcladas
con súplicas por su pueblo, van imprecaciones para los enemigos
que han causado tanta ruina y se alegran de la catástrofe.
Pudiéramos sintetizar el contenido ideológico de los cinco cán
ticos del modo siguiente:
1. Profundo dolor por la desolación total de la ciudad destruida (i , i -22).
2. El verdadero autor de la catástrofe es Dios, porque en definitiva
todo ha sido efecto de la intervención punitiva y vengadora de
su justicia (2,1-22).
3. Con carácter más personal describe las tribulaciones y angustias de
los j u s t o s (3,1-66).
4. El poeta detalla la triste suerte de las diversas categorías sociales,
cargando la responsabilidad de la catástrofe a los dirigentes po
líticos del pueblo (4,1-22).
5. Con todo patetismo se describen las consecuencias de la toma de
la ciudad, y, finalmente, se implora de la misericordia divina
que acelere su restauración (5,1-22).
3. Forma poética
Estas composiciones poéticas han sido redactadas según el metro
llamado qinah o elegiaco, que se caracteriza por el empleo de versos
con dos esticos, de los que el segundo es más breve que el primero.
Este metro aparece ya en composiciones muy antiguas de la Biblia,
como en el canto de Débora 4 y en la elegía de David sobre Saúl y
Jonatán 56. Otra característica literaria de las Lamentaciones es que
los cuatro primeros cánticos están compuestos según el orden alfa
bético. Así, cada uno de éstos tiene veintidós secciones, según el
número del alefato hebreo. Los tres primeros están dispuestos en
estrofas de tres versos, mientras que el cuarto en estrofas de dos.
En los cánticos primero, segundo y cuarto, la palabra inicial
de cada estrofa comienza en su respectiva letra del alefato, mientras
que en el cántico tercero la letra del alefato varía en cada verso
de la estrofa. No obstante, respecto del carácter acróstico o alfabé
tico de la composición tenemos que notar la anomalía de que en
los cánticos segundo, tercero y cuarto, la letra phe precede al ‘ain,
lo que hasta ahora parece inexplicable. El quinto cántico no es
acróstico, sino que únicamente consta de veintidós versos, conforme
al número de letras del alefato, pero sin orden alfabético en las ini
ciales de versos o estrofas 6.
4 Gf. Jue 5 .23 .
5 C f . 2 S a m I,i9 s.
6 En la Biblia conocemos otras composiciones alfabéticas. Así Sal 9; 10; 25; 34; 37
Seguramente que este sistema artificial alfabético obedece a
razones mnernotécnicas para facilitar la transmisión del texto en la
memoria de los lectores u oyentes. No es un signo de decadencia
literaria, como algunos autores modernos han querido insinuar,
sino un procedimiento poético que sirve para revelar la ingenio
sidad del autor, como otros procedimientos metrológicos de la
poesía occidental, ahora despreciados porque coartan la libertad
de expresión del poeta y porque parecen demasiado férreos y arti
ficiales.
Característica literaria de estas admirables Lamentaciones es el
«estilo confidencial. Dios es interpelado e invocado, usando el pro
nombre de segunda persona, estableciéndose un íntimo coloquio
entre el afligido, o comunidad dolorida, y Dios, que constituye el
único objeto de confianza y esperanza. Por eso se prefiere el uso
frecuente del pronombre en primera persona, para acentuar el
carácter trágico del dolor y de la miseria, y de ahí, para mover a
Dios a la misericordia. Esto contribuye a dar colorido, vivacidad y
dramatismo al cántico. Otras características son la representación
con imágenes atrevidas, que indican horror y peligro, de los enemi
gos, de la miseria... No faltan pensamientos de venganza y de
consuelo»7. No debe, pues, buscarse un desarrollo sistemático de
ideas, ya que lo sentimental prevalece en ellas sobre lo ideológico.
4. Autenticidad
La tradición judía atribuye comúnmente las Lamentaciones al
profeta Jeremías 8, En la versión de los LXX leemos el siguiente
prólogo: «Y sucedió después que Israel fue hecho cautivo, y Jeru-
salén devastada, que Jeremías se sentó a llorar y a lamentar con esta
lamentación sobre Jerusalén, y dijo...» En la Vg leemos más o
menos un prólogo semejante 9. Por otra parte, sabemos que las
Lamentaciones se ponían en el canon a continuación de los escritos
de Jeremías 10. La tradición cristiana es unánime en este sentido,
y sólo en el siglo xvm se empezó a poner en duda la tesis jeremiana.
Los mantenedores de la autenticidad jeremiana de las Lamen
taciones insisten en ciertas semejanzas de estilo entre éstas y los
escritos de Jeremías. Así las expresiones «virgen hija de Sión opri
mida» U, «las lágrimas en las mejillas» 12, «cadena al cuello» 13, quejas
contra los pecados de los sacerdotes y profetas 14, matanza de los
propios hijos 15, pecados del pueblo ifi, vana confianza en los alia-
n i ; 112; 119; 145; Prov 31,10-31; Nah 1,2-8. En el Sal 10,7-8 se da la inversión del phe
y ' ain.
I A. P enna, Geremia 375.
8 F lavio J osefo, Antiq. X 5,1; T argum, Baba bathra 15a.
9 «Et factum est, postquam in captivitatem redactus est Israel, et lerusalein deserta est,
sedit Ieremias flens, et planxit lamentatione hac in Ierusalem, et amaro animo suspirans,
et eiulans, dixit».
10 Cf. Orígenes, en E useb., H . E. VI 25; S an E pifanio , Aiv. haer. 8.6: PG 41,a r a ;
San H ilario, Pro!, in P$. n.15: PL 9,241; San J erónimo , Pro!. Galeatus: PL 28,551.
II Lam 1,15; 2,13, y Jer 8,2rs; 14,17.
12 Lam 1,16; 2,11.18; 3 .48 s, y Jer 9,1.18 (Vg.); 13,17; 14,17.
22 Lam 1,14, y Jer 27,2.
14 Lam 2,14; 4.I3S, y Jer 2,8; 5,31.
, i s Larn 2.20; 4,10, y Jer *9,9, Lam 1,5-8, y Jer 14.?; 16,ios.
$ . *
dos 17, tendencia a aludir al Deuteronomio 1718. A esto se añade cine
parece necesario un testigo ocular de los hechos para describirlos
con la viveza con que están en las Lamentaciones, y nadie mejor que
Jeremías para que, llevado de su profundo afecto a su pueblo,
cantase la elegía sobre su ruina.
Los que se oponen a la autenticidad jeremiana de las Lamenta
ciones son hoy día legión entre los autores acatólicos 19, y no faltan
entre los mismos católicos 20. En primer lugar se urge el hecho
de por qué en la Biblia hebraica figuran entre los Hagiógrafos
(o Ketubim), y no se insertaron en el libro de Jeremías, como for
mando una parte o apéndice del mismo. Por otra parte, extraña
que no aparezca el nombre de Jeremías en el título de las Lamen
taciones, lo que sería normal caso de que se reconociera su paterni
dad en los primeros tiempos que siguieron a su composición.
Además, hay ciertas dificultades para atribuir a un mismo autor los
cinco cánticos de las Lamentaciones. Así, en el primero, el orden
de las letras que inician las estrofas es perfecto, mientras que en
los cánticos segundo, tercero y cuarto, la pe viene antes del ‘ain.
En 2,9 se dice de los profetas de Jerusalén que «no han hallado
visión de parte del Señor», lo que no es aplicable al propio Jeremías,
que fue favorecido con tantas visiones y comunicaciones divinas.
Y en 4,17 se dice de la esperada ayuda egipcia: «se consumían
nuestros ojos esperando vanamente el socorro, iban esperanzadas
nuestras miradas hacia un pueblo que no pudo librarnos». Y sabe
mos que Jeremías fue siempre contrario a pedir ayuda a los egip
cios 21. En 4,20 se alude al rey Sedéelas: «el que era nuestro aliento,
el ungido de Yahvé, fue cogido en la trampa, aquel de quien decía
mos: A su sombra viviremos entre las naciones». Y sabemos que
Jeremías despreciaba a Sedecías por su ineptitud 22. Finalmente,
los lexicólogos insisten en que la fraseología de Lam y Jer tiene
más puntos de divergencia que de convergencia 23; y no faltan quie
nes ven coincidencias de lenguaje entre Lam y Ezequiel y otros
escritos bíblicos 24. Por todas estas razones, hoy día muchos auto
res se inclinan por la tesis de que las Lamentaciones sólo en parte
pueden atribuirse a Jeremías. Al menos los cánticos 1 y 5 parecen
de época posterior al profeta 25.
5. Doctrina religiosa
A través del lirismo de expresión y el sentimentalismo, carac
terísticos de estos bellísimos fragmentos poéticos, encontramos las
grandes líneas teológicas proféticas. En los acontecimientos trági-
17 Lam 1,2.19, y Jer 2,18.
18 Lam i,3, y Dt 28,65; Lam 1,5, y Dt 28,4*1.
19 Entre ellos, Budde, Lfihr, Driver, Kóiiiw, ftcllin, Streane, Pfeiffcr.
20 Así Goetsberger, Dennefeld, Notscher y Clamcr.
21 Cf. Jer 37,5-10.
22 Cf. Jer 24,8-10.
23 Cf. M. Lohr, Der Sprachgebrauch des linches der Klaxelieder: ZATW 14 (1894) 31-50»
24 Cf. Lam 1,1, e Is 47,8s; 54,4; Lam 3.20, e Is 53,6; Lam 2,4, y Ez 24,16; Lam 4,11,
y Ez 5,13; Lam 3.6, y Sal 143,3; Lam 3,24, y Sal U9 »S7 *
25 Cf. A. P enna, O.C., p.377.
eos, el poeta sorprende los designios divinos sobre Judá pecador.
Yahvé es el verdadero autor de la catástrofe, en cuanto que ha des
encadenado su ira, largo tiempo contenida, sobre un pueblo que
le ha sido infiel 26. La ruina de Jerusalén no es casual ni mera con
secuencia de una mala política humana, sino que es la culminación
de un proceso de alejamiento de la Ley divina. Yahvé es el que ha
guiado a los enemigos de Judá para que sean instrumentos de
su justicia, y ha descargado sobre una generación el castigo
merecido por los pecados que se fueron acumulando a través de
los siglos 27.
A pesar de la crisis terrible que esto representa para la nación
judaica, el poeta tiene grandes esperanzas de restauración, y por
ello ora confiadamente a su Dios 28. Sabe que, si Yahvé es justo,
es también misericordioso, y que, como llegó la hora del castigo,
llegará la hora de la rehabilitación para Israel y del castigo para sus
enemigos 2930. El dolor es un medio de purificar a los individuos y a
los pueblos 30; es la solución que encontramos en el libro de Job.
Por ello, en estos admirables desahogos lírico-dramáticos hay un
altísimo nivel espiritual, reflejo de un alma que vive de la fe y de la
esperanza en Dios.
BI BLI OGRAFÍ A
A) Comentarios
i. C a tó lico s
Aparte de los autores que hemos citado como comentaristas del libro
de Jeremías, que tratan también de las Lamentaciones, como Orígenes,
Teodoreto, Rabano Mauro, Santo Tomás de Aquino, Maldonado, Sánchez,
Comelio a Lápide, Calmet, Knabenbauer, Scheneedorfer, L. Dennefeld,
A. Penna, damos a continuación los que especialmente han dedicado un
volumen a las mismas:
P ascasio R a dberto , In Threnos libri quinqué: PL 120,1059-1256; G i l
b e r t o A bad , Tropologiae in Lam: PL 156,449-88; H u g o d e S a n V íc t o r ,
Adnot. in Threnos Ier. sec. multiplicem sensum et primo sec. litteralem...:
PL 175,255-322; Sa n B u en a v en tu r a , Expositio in Lam (quizá de u n d is
c íp u lo suyo): Opera omnia, VII (Quaracchi 1895) XI-XIV 607-51; J. B. Na-
v a r r ete , Comm. in Threnos (Córdoba 1602); S. M in o c c h i , Le Lamentazioni
di Geremia (Roma 1897); G. R ic c io t t i , Le Lamentazioni di Geremia (To
rmo 1924); T h. P a ffr a t h , Die Klagelieder (Bonn 1932); F. N ó t s c h e r ,
Die Klagelieder (Würzburg 1947) p.1-25; L.-Cl. F il l i o n , Le lime des
Threnes: «La Sainte Bible», t.5 (París 1914); M . L e a h y : «Verbum Dei»,
II (Barcelona 1956); R. A u g e , Lamentacions-Baruch (1954) (Biblia de
Montserrat, Barcelona).
26 Cf. Lam 1,5.14.18; 3,42; 5,16.
22 Cf. Lam 1,12-15; 2,1-8; 3,2-16.
28 Cf. Lam 1,9.11; 2,20; 5,is.
29 Cf. Lam 1,21; 3*64-66; 4,21.
30 Lam 3,26; 3,28-30.
2. A ca tó lico s
Además de los mencionados en los comentarios al libro de Jeremías
(A. S. Peake, A. W. Streane, A. Eherlich), son dignos de mención los vo
lúmenes siguientes: K . B u d d e , D ie Klagelieder erklá rt (Friburgo de B r.
1898); M. Lóhr, D ie K lagelieder des Jerem ías ühersetz und erklá rt (Gotinga
1906); W. R u d o l p h , D ie Klagelieder (Leipzig 1939).
B) Estudios monográficos
J. Z e n n e r , B eitráge z u r E rklá ru n g der K lagelieder (Friburgo de Br.
1905); F. F l o c k n e r , Über den Verfasser der Klagelieder: «Theoí. Quart.»,
59 (1877); C. B u d d e , D a s hebráische Klagelieder: ZATW 2 (1882) 1-52;
J. B o y e r , E in «verlorenes» L ied des Prophetens Jeremías: «Pastor Bonus»,
14 (1901-2) 405-12; J. B o h m e r , E in alphabetisch-akrostisch.es R átsel und ein
Versuch es z u losen: ZATW 28 (1908) 53-57; H. J a h n o w , D a s hebráische
L eichenlied im R ahm en der V olkerdichtung: «Beihefte zur ZATW», 36 (1923);
H. W ie s m a n n , D er planm assige A u fb a u der Klagelieder des Jeremías: «Bi-
blica», 7 (1926) 146-61; Id., D er Z w ec k der K lagelieder des Jeremías: ibid.,
412-28; Id., D as d ritte K a p itel der Klagelieder: «Zeitschrift für kath. Theol.»,
50 (1926) 515-43; Id., D ie T extgestalt des 5 K apitels der Klagelieder: Bi, 8
(1927) 339-47; Id., D ie B edeutung der K lagelieder des Jeremías: «Pastor
Bonus», 38 (1927) 167-82; Id., D er religios-theologische G ehalt der K lage
lieder des Jeremías: «Theologie und Glaube», 20 (1928) 455-72; Id., Wider-
sprechen die Klagelieder dem Geiste des Jeremías?: «Theolog. prakt. Quart.»,
81 (1928) 328-37; 498-510; 717-26; Id., Z u r C hareceristik der Klagelieder
des Jeremías: «Bonner Zeitschrift für Theol. u. Seelsorge», 5 (1928) 97-118;
Id., D a s L eid im. Buche der Klagelieder: «Zeitschrift für Aszese u. Mystik»,
4 (1929) 97-125; Ii>., D er geschichtiche H intergrund des B uchleins der K la
gelieder: «Biblischc Zeitschrift», 23 (1935) 20-43; Id., Der V erfasser des
B uchleins der K lagelieder ein A ugcuzctigc <ler lu'lniuilellen Ereignisse: Bi 17
(1936) 71-84; T. H. R o b in s o n , N o tes on lite te x l <>/ Lam entations: ZATW
5 1 (1933) 255-59; V. E r m o n i , L am entations: DBV IV r o l.448; A. C la m er ,
L im e des L am entations: DThC VIH col.2526 (1915).
C a p ít u l o i
C apítulo 4
CUARTA LAMENTACION: JERUSALEN, ASEDIADA
De nuevo aparece el canto elegiaco dedicado expresamente a
la ciudad profanada por el enemigo invasor. El acento vuelve a ser
el de las Primeras lamentaciones. Desaparece el carácter salmódico
y sapiencial para imponerse el elegíaco-afectivo, hablando, más que
la reflexión, el corazón punzante del profeta, testigo de la ruina
de su patria. Vuelve el sistema acróstico sencillo, desapareciendo el
triple amanerado del capítulo anterior. Este fragmento es muy si
milar al de la Segunda lamentación (en el orden alfabético de letras,
también aquí la Pe se pone antes del Ayin). Ambas elegías parecen
completarse: en la segunda se destaca el desastre material de la
ciudad, aquí la situación mísera de sus habitantes asediados. El mo-
25 C f. J e r 1 1 ,1 9 -2 0 ; 1 5 ,1 5 ; S al 109,6s.
26 C f. S a l 3 ,2 ; 18,4 0 ; 2 8 ,4 ; 5 9 ,2 ; 1 3 8 ,8 ; 139.2. ’. * ,v ‘
27 C f. J e r 3 ,1 7 ; 7 ,2 4 ; 9 .1 3 .
tivo de la catástrofe es el mismo: los pecados de la clase dirigente,
particularmente de los falsos profetas, que sedujeron al pueblo por
caminos extraviados 1. Se suele dividir en tres partes: a) v. i - io:
situación triste de los asediados; b) 13-20: causa de la catástrofe;
c) 21-22: invocación contra Edom. Los v.11-12 son como un in
termedio.
1 Alef.—¡Cómo se ennegreció el oro,
cómo el oro fino ha degenerado I
Están las piedras sagradas esparcidas
por los rincones de todas las calles.
El poeta contrapone dos situaciones: la esplendente vida de
Judá, con su templo antes de la catástrofe, y la mísera situación
después de la derrota. Jerusalén, ciudad santa, era como oro fino
que se ha ennegrecido y desnaturalizado. Las cosas más sagradas
están profanadas, dispersas, como pedruscos inútiles, por los rinco
nes de las calles. Estas piedras sagradas lo mismo pueden ser las
piedras del templo demolido que los ciudadanos dispersos y aban
donados; se han convertido en escoria2. En Zac 9,15 se llama a
los israelitas «piedras de diadema». El pueblo israelita, en cuanto
consagrado a Yahvé, era como una piedra preciosa de inestimable
valor en comparación de los otros pueblos 3.
2 Bet.—Los hijos de Sión, preciados
y estimados como oro puro,
¡cómo son (cuidos por vasijas de barro,
obras de las manos del alfarero I
Aquí parece concretarse el sentido de piedras sagradas del verso
anterior. Los hijos de Sión han sido tratados como vun ¡¡¡in inmundas
y profanas, obra de alfarero. Los vencedores no lian sabido cali
brar el valor del pueblo vencido, escogido por Yahvé para des
empeñar una misión excepcional entre los pueblos,
3 Guímel.—Aún los chacales dan la teta
y amamantan a sus crias.
Pero la hija de mi pueblo se ha hecho tan cruel
como los avestruces del desierto.
Es tanta la miseria de los habitantes de la ciudad, que las madres
niegan a sus pequeñuelos darles el pecho, moni cando así más cruel
dad que las fieras del campo, los ehacalcH; 4 como los mismos avestru
ces, que, según la opinión popular, se despreocupan de sus hijos.
En Job 39,15.16 se dice de ellas que dejan sus huevos en la arena,
sin preocuparse más de la suerte que les puede sobrevenir al poder
ser pisados por los viandantes. L11 siluai ión de tragedia de la ciudad*
* Cf.. Lam 2,14; 4,13.
1 Cf. Jer 6,30: Ez 22,18.
3 Cf. D t 7,6: 14,2; Jer 2,3.
4 Cf. Is 13,?2 ;,34,13; 35.7 .' Jer 0,10; Mlc| i.K; Jnli 30,29.
asediada ha privado a las madres de los sentimientos maternales y
humanitarios más elementales.
4 Dálet.—La lengua de los niños de teta se ha pegado
de sed al paladar.
Los pequeñuelos piden pan,
y no hay quien se lo parta.
La escasez es tal, que no hay para dar el alimento indispensa
ble a los pequeñuelos. Los niños de pecho mueren de inanición
por no haber quien les dé la leche. Como hemos hecho notar, el
poeta dramatiza la situación para resaltar las preocupaciones angus
tiosas de los habitantes de Jerusalén, los cuales, en su obsesión de
salvar su vida, se olvidan hasta de sus instintos más enraizados en
la naturaleza, como el cuidado de las madres por sus hijitos.
5 He.—Los que se nutrían de manjares delicados
perecen por las calles.
Los que se criaron vistiendo púrpura
se abrazan a los estercoleros.
El cuadro de miseria se recarga incesantemente. Nadie ha po
dido librarse de la general penuria: los que en la vida social tenían
un lugar privilegiado, se han visto obligados a vagabundear por las
calles mendigando algo para su sustento, y tienen que andar por los
lugares donde se echaban los residuos de las ciudades en busca de
algún alimento. El contraste es radical y expresivo de la situación
de miseria de los ciudadanos de Jerusalén.
6Wau.—Mayor ha sido la culpa de la hija de mí pueblo
que la de la misma Sodoma,
que fue destruida en un instante,
sin que nadie pusiera en ella la mano.
Por la magnitud del castigo de Jerusalén se puede colegir la
calidad de su culpa. Sodoma, en este sentido, fue menos culpable,
ya que desapareció en un instante, mientras que Jerusalén fue
agonizando lentamente a manos de hombres enemigos; por otra par
te, aquélla murió a manos de Dios (sin que nadie pusiera en ella la
mano), lo que es menos humillante. Los enemigos de Judá, des
preciados por el pueblo elegido, han sido los ejecutores de la ira
divina. Hubiera sido preferible (supuesta la mentalidad arrogante
de los israelitas frente a los otros pueblos) que el propio Dios hu
biera aniquilado directamente a su pueblo. Las ideas son radicales,
con fuerte carga poética, y no han de ser interpretadas al pie de la
letra.
7 Zain.—Eran sus nazareos más resplandecientes que la nieve,
más blancos que la leche,
más rubicundos sus huesos que el coral,
y un zafiro era su cuerpo.
La juventud de Israel era de una belleza desbordante, y entre
ellos destacaban los nazareos 5. El poeta se recrea en la descripción
5 Cf. Núm 6,2*21. M uchos autores traducen, en vez de nazareos, príncipes.
de aquella juventud florida, que por su apostura era la encarnarrúa
de la belleza. Todo en ellos era gallardía y optimismo: un zafiro
era su cuerpo. En su figura externa se adivinaba la esperanza de
la nación futura.
8 Jet.—Y están más negros que la negrura;
no hay quien los conozca por las calles.
Está su piel pegada a los huesos,
seca como un leño.
Es la antítesis de la descripción radiante anterior. La ruina de
Jerusalén ha cambiado hasta el mismo aire de la juventud, que está
desconocida. Ha desaparecido el color sonrosado, rebosante de sa
lud, y ha sido sustituido por el cetrino-amarillento, característico
del que ha sufrido los envites del hambre y de la angustia.
9 Tet.—Los muertos a espada fueron más dichosos '■
. que los caídos de hambre, \
I que se consumen famélicos,
faltos de los frutos de la tierra.
La muerte lenta por hambre es más trágica y deshonrosa que la
del que muere en el campo de batalla luchando con el enemigo.
10 Yod.—-Manos de tiernas mujeres
cocieron a sus hijos,
sirviéronles de alimento 6
en el quebranto de la hija de mi pueblo.
La culminación do la miseria del asedio está representada por
escenas de canibalismo, atestiguadas en otros pasajes de la Bi
blia7 y repetidas en el asedio de Jerusalén por T ito8. Tan grande
ha sido el quebranto de la hija de mi pueblo, es decir, la ruina de
Jerusalén, capital de la nación del profeta.
11 Kaf.—Apuró Yahvé su saña,
derramó su abrasada ira
y encendió un fuego en Sión
que ha consumido sus cimientos.
Toda la catástrofe de Judá ha sido un castigo enviado por la
ira vengadora de Yahvé, que se ha ensañado con el pueblo escogido
por sus infidelidades. Consecuencia de ello es que hasta los cimien
tos de la nación han desaparecido. El exilio babilónico representa
el fin de Judá como nación.
12 Lámed.—Nunca creyeron los reyes de la tierra,
ni cuantos habitiin en el mundo,
que entraría el enemigo y adversario :
por las puertas ile Jerusalén.
Con frase hiperbólica, el poeta destaca la segura convicción de
inviolabilidad de Jerusalén, como ciudad sagrada, en la que estaba
6 Asi según el T M . Algunos corrigen lu pulubru hebrea que traducimos por alimento
por otra parecida que significa sepulcro. Pero los I,XX siguen el texto masorético h e b re a
7 Cf. 2 Re 6,28-29: en el sitio de Sumaria.
* Cf. F lavio J osefo, Bell. lud. VI 20is.
la morada de Yahvé, el escabel de sus pies en la tierra. Esta con
vicción, participada por sus habitantes 9, era también compartida
por los reyes de la tierra. La frase tiene un tono de arrogancia muy
judio. La especial protección que Yahvé había dispensado a su
pueblo habría hecho creer a sus reinos enemigos que era inexpug
nable 10. El recuerdo del levantamiento inesperado del asedio del
ejército de Senaquerib dio pábulo a esta creencia H.
13 Mem.—Por los pecados de sus profetas,
por las iniquidades de sus sacerdotes,
que derramaban en ella
sangre de justos.
Pero aquello que parecía increíble (la toma de Jerusalén) se ha
hecho posible en virtud de la intervención punitiva de Yahvé por
los pecados de los profetas y sacerdotes, que derramaron la sangre
de los justos. Aquí el profeta parece aludir a ejecuciones de enemigos
de la política mundana seguida por las clases directoras durante el
asedio 12.
14 Nun.—Erraban como ciegos por las calles
manchados de sangre;
no podían tocarse
sus vestiduras.
El profeta aquí parece hacerse eco de determinadas escenas
sangrientas durante el asedio de Jerusalén. La ley de la espada y
de la opresión de los ciudadanos inocentes estaba a la orden del
día. Después andaban errantes, despreciados de todos, pues nadie
quería contaminarse con sus vestiduras, teñidas en sangre inocente.
15 Samec.— ¡Apartaos! ¡Un inmundo!, les gritaban.
¡Apartaos, apartaos! ¡No toquéis!
Cuando huyeron y anduvieron errantes,
decíase entre las naciones: ¡No pueden quedarse!
Ante la presencia de estos culpables, errantes como ciegos por
las calles, las gentes darán un grito de alerta como ante un leproso;
¡Apartaos!... ¡Un inmundo! 13 Una profunda execración por parte
del pueblo les acompaña por doquier como culpables de tantos
crímenes y como cubiertos de la maldición divina. Naturalmente,
todas éstas son escenas creadas, con fuerte dramatismo, por la ima
ginación del poeta para resaltar la culpabilidad de los sacerdotes y
profetas falsos, que no cumplieron debidamente con su misión. Des
pués de la catástrofe eran despreciados por su pueblo y aün por las
naciones cuya amistad habían antes fomentado. Parece el profeta
aludir con estas frases al desprecio general con que fueron recibidos
en los pueblos circunvecinos los jefes judíos, que huyeron, después
» Cf. Jer 7,4.
10 Cf. 2 Re 19,34-35-
11 C f. 2 Re I9.34S .
32 Cf. Jer 28,9.
13 Cf. Lev 13.45-
de la toma de Jerusalén por Nabucodonosor, a Egipto y otras na
ciones antiguas aliadas de Judá.
16 Ayin.—Yahvé mismo los dispersó
y no volverá a ellos su mirada.
No hubo respeto para el sacerdote,
ni piedad para el anciano.
En realidad, ha sido el mismo Yahvé quien los dispersó entre
las naciones para ser prófugos entre pueblos extraños. Los ha
echado de la tierra de Yahvé, y allá lejos no sentirán la mirada
protectora de su Dios. Al aparecer, como malditos de Yahvé, el
pueblo no tuvo respeto ni consideración para los que constituían
Ja jerarquía normal de la nación: los sacerdotes y los ancianos. Como
prófugos, huyendo de la faz de su Dios, llevan un estigma por do
quier que los hace abominables a todos. La maldición y persecu
ción de Yahvé los seguirá aun en tierras extranjeras.
17 Pe.—Se consumían aun nuestros ojos
esperando nuestra ayuda.
Iban esperanzadas nuestras miradas
hacia un pueblo que no pudo librarnos.
El profeta se traslada mentalmente a las horas trágicas del ase
dio de Jerusalén, cuando había grandes esperanzas en la ayuda de
potencias amigas que pudieran liberarlos del acoso de las tropas
de Nabucodonosor. Sin duda que alude a las esperanzas puestas
en las tropas del faraón egipcio Hofra, que les había prometido rápida
ayuda militar 14. Jeremías siempre se opuso a estos cálculos huma
nos, Para él, la única política viable era la de I)ios, único que podía
salvarlos.
18 Sade.—Espiaban nuestros pasos
para impedirnos pasar por nuestras calles.
Nuestro fin se acercaba, se cumplían nuestros días
y ciertamente llegó nuestro fin.
Se recuerdan escenas trágicas del asedio: por las calles no se
podía transitar, porque los asediantes babilónicos espiaban los pasos
de los ciudadanos de Jerusalén cercados, teniéndolos al alcance de
sus flechas. El fin trágico se acercaba por momentos. La prome
tida ayuda egipcia no llegaba.
19 Qof.—Eran nuestros enemigos más veloces
que las águilas del cielo,
y nos perseguían por los montes
y nos ponían celadas en el desierto.
Ahora pasa el poeta a describir las escenas de los fugitivos que
habían logrado escapar del cerco de Jerusalén: por los montes eran
cazados como alimañas 15, sin esperanza de salvación, ya que los
14 C f. J e r 3 7 , s ; Is 33.6.
15 C f. J er 52,8s.
enemigos eran velocísimos y maestros en poner emboscadas por
los montes. . . y el desierto 15 *.
20 Res.—El que era el aliento de nuestra boca, el ungido de
fue cogido en su trampa, [Yahvé,
aquel de quien decíamos: A su sombra
viviremos entre las naciones.
Esta despiadada persecución culminó en la captura del rey Se
déelas, que era como el aliento de sus súbditos. Es una frase expre
siva para indicar la dependencia que de él tenían los judíos. Frases
análogas aparecen aplicadas en las cartas de Tell-Amarna en Egip
to 16. El poeta se siente conmovido ante la suerte desesperada del
que colmaba sus ilusiones nacionales, el ungido de Yahvé, llamado
así porque al ser consagrado rey se le ungía solemnemente en
nombre de Yahvé 17. En la concepción teocrática de los israelitas,
el rey era el representante vivo de Yahvé en la tierra, que debía
empalmar un día con el Mesías o Ungido por excelencia. De ahí la
profunda veneración por él. Con la desaparición del ungido de
Yahvé, el rey Sedecías, se deshicieron las antiguas esperanzas de
permanecer con dignidad como nación entre los pueblos: de quien
deciamos: A su sombra viviremos entre las naciones. El rey, pues, es
comparado a un árbol frondoso, bajo el cual pueden buscar sombra
y protección sus súbditos.
21 Sin.— ¡Alégrate y tripudia, hija de Edom,
que habitas la tierra de U s! 1*
También a ti te llegará el cáliz,
y te emborracharás y quedarás desnuda.
El canto cambia de destinatario y de acento. Ha cesado el tono
elegiaco y empieza la sátira. Edom era el pueblo que más se había
regocijado con la destrucción de Jerusalén 19. Irónicamente el poeta
la invita a desahogar sus últimas alegrías, porque se le acerca la
hora de beber el cáliz de la amargura, como Judá. Yahvé da a
beber a todos los pueblos la copa de su ira vengadora 20, y ahora
la va a poner ante los labios voluptuosos de Edom para que se
embriague y quede desnuda, siendo por ello objeto de desprecio
de las demás naciones 2h
22 Tau.—Hija de Sión, tu iniquidad está expiada;
ya no v o lv e r á (Yahvé) a arrojarte al cautiverio.
Hija de Edom, El castigará tu iniquidad
y pondrá al desnudo tus pecados.
Llega la hora de la rehabilitación de Sión, que con sus sufri
mientos ha conseguido que ante Dios queden expiados sus peca-
l s * C f. J er 39,4.
S én ec allam a a l e m p e ra d o r «espíritu vital» (D e Clementia I, 4).
17 C f. 1 Sam 2,10; 2 C ró n 6,42: A b d 3,13.
1® U s estaba localizado e n tre A rab ia e Id u m e a. F a lta e n el te x to griego.
19 Cf. J er 49,7-22.
20 C f. J er 25,i5ss.
dos 22. No volverán las pruebas del exilio. Al contrario, llena la
hora de la justicia divina para Edom, que se ha alegrado por la
ruina de Judá. Yahvé no puede dejar impune su iniquidad, y, casti
gándolo, pondrá al desnudo sus pecados, ya que el castigo es la me
dida de las transgresiones.
C apítulo 5
Q U IN T A L A M E N T A C IO N : O R A C IO N DEL PROFETA
Esta Lamentación tiene unas características muy diferentes de
las anteriores, ya que le falta el tono elegiaco, propio de aquéllas,
y el metro alfabético; es más bien una plegaria con una descripción
de la situación: el pueblo está sometido a una dominación extran
jera, y el templo, desolado. El desastre de la nación es efecto de un
castigo divino por las transgresiones que se acumularon a través
de las generaciones. Se describen los sufrimientos del pueblo para
mover a compasión a Yahvé. No hay indicios de rencor contra los
enemigos. En este sentido, la plegaria tiene un elevado sentido espi
ritual. Algunos autores quieren ver en esta oración un reflejo de
los tiempos calamitosos de la época de la persecución de Antíoco IV
Epifanes en los tiempos de los Macabeos (s.u), pero en realidad no
hay ninguna prueba definitiva que permita rebajar tanto la época
de composición. Por otra parte, los tiempos ruinosos que siguieron
a la destrucción por Nahticodonosor pueden bien dar pie a esta
bellísima composición poética. I.a Vulgata la atribuye a Jeremías,
pero su título, Oración de Jeremías, falla en ol texto hebreo y griego.
Sólo aparece en algunos códices griegos, siriacos y árabes. Parece,
pues, una adición redaccional posterior. En la liturgia romana esta
Oración de Jeremías constituye una de las piezas más emotivas de
Semana Santa.
IN T RO DU C CIO N
Personalidad del autor
Baruc (en heb. Baruj: «Bendito»), el inseparable compañero y
secretario de Jeremías i, parece que pertenecía a la nobleza de Je-
rusalén 2. Hacia el 604 a. C. aparece ya como secretario del profe
ta 3, y más tarde coopera con éste en la compra del campo de
Anatot4. Después de la caída de Jerusalén (586) y de la muerte
del gobernador Godolías, fue conducido con su maestro Jeremías
a Egipto 5. Hacia el 582 aparece en Babilonia con un mensaje de
esperanza a los exilados, sin duda enviado por el propio Jere
mías6. En 581 aparece de nuevo en Jerusalén para traer parte de
los vasos sagrados y llevar una colecta de dinero a los judíos que
habían quedado en Palestina; y les leyó su libro en la fiesta de los
Tabernáculos.
Contenido y estructura del libro
Según la Vg, el llamado libro de Baruc tiene dos partes:
los c.1-5, del propio Baruc, y el c.6, que contiene una Epístola de
Jeremías. Ambas partes aparecen claramente separadas en los LXX.
El libro propiamente atribuido a Baruc suele ser dividido en cua
tro partes:
j. Introducción histórica (1,3-14): Lectura del libro ante los exilados.
Colecta de dinero y transmisión de ésta a los habitantes de
Jerusalén.
2. Confesión y plegaria de los judíos exilados (1,15-3,8).
3. Panegírico de la sabiduría (3,9-4,4).
4. Triple exhortación (4,5-5,9): a la fidelidad a la Ley, a la paciencia
y a la esperanza.
Lengua y lugar en el canon
Sólo poseemos el texto griego del libro de Baruc, y por ello ha
sido considerado como deuterocanónico. Las versiones Vetus la
tina (actual de la Vg, pues San Jerónimo no hizo traducción espe
cial) 7 y las siríacas Peshitta y hexaplar están hechas sobre el texto
1 Cf. Jer 36,26.
2 Su hermano Serayas tenia un alto cargo en 1» corle del rey Sedéelas (cf. Jer 51,50).
3 Cf. Jer 46,4.
4 Cf. Jer 32,i2s.
5 Cf. Jer 43,6s.
6 Según Fl. Josefo, Nabucodonosor llevó u Jeremías y a Baruc a Babilonia después de
tom ar Egipto (cf. Antiq. 10,9.7).
7 Así dice en el prólogo al Com. a Jer.: «Libcllum nutem Baruch qui vulgo editioni Sep-
tuaginta copulatur, nec habetur apud hcbracos, ct paeudoepigrafon Epístola Jeremiae nequá
quam censui disserendam* (PL 24,680 [706]).
griego. No obstante, es común entre los autores el suponer la exis
tencia de un texto hebraico primitivo del que se deriva la traduc
ción de los LXX8, pues se encuentran muchos hebraísmos e in
cluso confusión de palabras parecidas hebreas por el traduc
tor 9. Recientemente se ha discutido el origen hebraico del frag
mento 3,9-5.9 y del c.6 l®, porque reflejan un griego sumamente
clasicista.
Autenticidad
La opinión tradicional es que este libro es de Baruc, secretario
de Jeremías, como reza el título del mismo: «Palabras que escribió
Baruc, hijo de Nerías..., en el año quinto... después que los cal
deos tomaron Jerusalén y la incendiaron» 1h Dadas las múltiples
alusiones al libro de Jeremías, el libro de Baruc y la Epístola de
Jeremías se citaban con el nombre de Jeremías en los primeros
siglos 12, y ésta es la razón de que Baruc falte en la enumeración
de muchos catálogos canónicos.
Sin embargo, los comentaristas modernos difícilmente recono
cen la paternidad literaria del secretario de Jeremías a este opúsculo
que lleva el nombre de Baruc. Las razones son, sobre todo, de
índole histórica: la introducción histórica (1,1-14) parece total
mente artificial y llena de inexactitudes históricas difícilmente com
prensibles en un autor que viviera en Babilonia en los primeros
años del exilio. Así, no es fácil que el rey Jeconías—encarcelado—
asistiera a la lectura del libro de Baruc 13. También parece extraño
lo que se dice del retorno de los vasos sagrados llevados por Nabu-
codonosor 14 y el ruego a los judíos que están en Palestina para que
oren por Nabucodonosor 15 y pQr su hijo Baltasar (que fue hijo
de Nabónides, último rey de Babilonia). Además, se dice que el
sumo sacerdote de Jerusalén era Joaquim, cuando sabemos por
1 Par 6,15 (5,41) que el sumo sacerdote era Josedec, que estaba
en Babilonia y no en Palestina.
Es rara también la suposición de que sobre las ruinas humeantes
del templo continuaran los sacrificios normalmente, cuando sabe
mos que el altar de los sacrificios fue reedificado después de la re
patriación ifi. Por otra parte, se sugiere que Bar 1,15-2,18 depende
de Dan 9,4-19, que es de la época macabea (166-165 a. C.).
8 Prueba de la existencia del texto hebraico prim itivo es que Orígenes en el texto de
Bar pone asteriscos y obelos, como en los demás libros. En la versión síro-hexaplar se dice
a propósito de 1,17 y 2,3: «esto no está en el hebreo*. Además, en esta versión a veces se po
nen las variantes dé Teodoción, el cual sólo tradujo libros del hebreo o arameo. Admiten
u n original hebraico para todo el libro de Bar, entre otros, Konig, Condamin, Harwell, Goets-
berger, W hitehouse, Charles.
9 Así, en i , io se confunde man (maná) con minjah (oblación); en 1,22, el verbo ’abad
se traduce por «obrar* en vez de «servir* a dioses extranjeros; en 2,25 se vocaliza dabar (pa
labra) en vez de deber (peste). Véase H . H opfl -M iller-M etzinger , Introd. Spec. in V.T.
p.457 (Roma 1945).
10 D udan de la autenticidad de este fragmento E. Schürer, The Jewtsh People 2.3.191.
195; y J. T . M arshall (Hasting, Dict. o f the Bible II 578).
11 Bar 1,1.
12 San Agustín: «Hoc testimonium (Bar 3,36-38) quidam non Ieremiae, sed scribae eius
attribuerunt, qui vocatur Baruch, sed Ieremiae celebratius habetur*.
13 B ar 1,3. 15 Bar 1,11.
14 Bar i,8s. 16 Cf. Esd 3,2.
A esta argumentación contestan los mantenedores de la tesi»
tradicional que se puede suponer que el rey Jeconías gozara de una
libertad relativa, y así es concebible que escuchara la lectura de
Baruc. Por otra parte, el sacerdote Joaquina puede considerarse como
un representante de Josedec en Palestina. Respecto de los sacrificios
en las ruinas del templo, sabemos por Jer 41,5 que se continuaban
ofreciendo sacrificios en el lugar del templo después de su des
trucción. En cuanto a la mención de Baltasar como hijo de Nabuco-
donosor, dicen estos autores que bien pudiera ser un hijo descono
cido de éste, aparte de su heredero Evil-Marduk. Respecto de la
supuesta dependencia de Bar 1,15-2,18 de Dan 9,4-19, pueden in
vertirse los términos, ya que en Daniel el fragmento parece des
plazado del contexto, de forma que probablemente es una adición
posterior. La semejanza de Bar 5,5-9 y el salmo de Salomón 11,2-7
puede mejor explicarse suponiendo que éste depende de aquél.
Por otra parte, Bar 1,15-3,8 y 3,9-5,9 tienen gran afinidad con
textos del libro de Jeremías 17, si bien Bar 4,36-5,9 tiene analogías
con el Deutero-Isaías.
Los que niegan a Baruc, secretario de Jeremías, la paternidad
literaria de este libro, suelen proponer como época de composición
del mismo la de la dominación persa seléucida, y así explican la
ausencia de este escrito en el canon judaico. Algunos autores más
radicales dan como fecha de composición la que sigue a la des
trucción de Jerusalén por Tito (70 d. C.), porque, fuera de la ca
tástrofe del 586, no ha habido otra destrucción del templo de Je
rusalén hasta la definitiva por las tropas romanas. Entre los cató
licos no faltan quienes sostengan que parte del libro de Baruc es
posterior al contemporáneo de Jeremías. Así, P. 1 leinisch supone
que Bar 3,9-4,4 es posterior al exilio, mientras que 4,5-5,9 sería
de fines del destierro 18. A. M. Dubarle coloca la composición
de 3,9-4,4 en la mitad del siglo iv a. C. 19
Canonicidad
El libro de Baruc no figura en el canon judaico; sin embargo,
hay indicios de que formó parte de él por algún tiempo, pues
además de haberlo traducido los LXX, Teodoción—que sólo tra
dujo los libros canónicos judaicos—lo vertió al griego. Por otra
parte, Baruc aparece en las antiguas listas judaicas con el título
de «Jeremías con Baruc, Lamentaciones y la Epístola» 20. Además,
sabemos por ciertos testimonios cristianos primitivos que Baruc
era leído en las sinagogas 21. En la tradición cristiana es común la
aceptación de Baruc como canónico e inspirado 22. Sólo en el si-
17 Cf. K alt, Z u y Echtheitsfrage von Baruch I-III 8, Oil.ulo por L. D e n n e f e l d , o. c., p.437.
18 Cf. P. H , Zur Entstehung des ¡luches Ihtmch: «Theologie und Glaube», 20
e in is c h
(1928) 696-710.
19 Cf. A. M. D , Les Sanes d'Israel p.132.
u b a r l e
BIBLIOGRAFIA
A) Comentarios
1. C a tó lic o s
Además de los autores citados en la bibliografía relativa al libro de Je
remías (Teodoreto de Ciro, Walafrido Estrabón, San Alberto Magno, Ni
colás de Lira, Dionisio el Cartujano, J. Maldonado, C. Sánchez, C. a Lápi-
de, A. Calmet, C. Trochon, J. Knabenbauer), se han ocupado del libro
de Baruc: E. K a l t , Das Buch Baruch (Bonn 1932); L. D e n n e f e l d , Le Li
me de Baruch, en P ir o t - C la m er , La Sainte Bible (1947) t.7; T r o c h o n ,
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Montserrat); P. P. S a y d o n : «Verbum Dei», II (Barcelona 1956) P .5 4 6 S .
2. A ca tó lico s
O.-F. Das Buch Baruch (Leipzig 1851); J.-J. K n e u c k e r , Das
F r it s c h e ,
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E. K a utzsch , Apokryphen I (Tubinga 1921) 213-225; O.-C. W h it e h o u s e ,
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Pseudoepigrapha of the Oíd Test, (Oxford 1913) I 569-595; W. O. E. O e s -
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B) Estudios
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C0I.436S (1 9 0 5 ); A. C o n d a m in , Un poéme du livre de Baruch: «Etudes»,
t.1 0 8 p. 5 5 -6 3 ; R. H a r w e l l , The principal versions of Baruch (1915); P. Hei-
n is c h , Zur Entstehungsgeschichte des Buches Baruch: «Theologie und Glau-
be» (1928) P.696S.
C a p ít u l o i
C O L E C T A P O R E L T E M PL O D E JE R U S A L E N . C O N F E SIO N
r
A
Confesión de los pecados (15-22)
15 Diréis: Del Señor, Dios nuestro, es la justicia: | nuestra la
confusión y el sonrojo, ] como se muestra hoy en todo varón
de Judá | y en los moradores de Jerusalén, | 16 y en nuestros
reyes y en nuestros príncipes, | en nuestros sacerdotes y en nues
tros profetas y en nuestros padres, | 17 porque pecamos en pre
sencia del Señor | 18 y no le obedecimos ni escuchamos la voz
del Señor, nuestro Dios, | ni caminamos por los preceptos del
Señor, | que dio en nuestra presencia. | 19 Desde el día en que
sacó a nuestros padres | de la tierra de Egipto hasta hoy, | he
mos sido rebeldes al Señor, nuestro Dios, | y nada hicimos por
oir su voz. | 20 Y así se apegó a nosotros el infortunio y la maldi
ción | que El Señor intimó por Moisés, su siervo, | al tiempo
que sacó a nuestros padres de Egipto | para darnos la tierra
que mana leche y miel, | como aparece en este día. | 21 No es
cuchamos la voz del Señor, nuestro Dios, | conforme a todas
las palabras de los profetas que nos envió, | 22 y nos fuimos
cada uno según el pensamiento de su mal corazón, | sirviendo
a los dioses extraños | y cometiendo maldades a los ojos del Se
ñor, Dios nuestro.
Las semejanzas entre esta oración y la de Daniel 10 son sorpren
dentes. Parece que hay dependencia casi literal entre ambas. Y tam
bién tiene muchas afinidades con Dan 9,4-9. El esquema de la ora
ción es trivial y sin originalidad alguna. Se afirma la justicia de Dios,
manifestada en el castigo enviado sobre ellos, merecido por sus
muchos pecados. Toda la sociedad judia es responsable ante Dios
por la catástrofe, ya que todos pecaron: reyes, príncipes, sacerdotes,
profetas y varones en general. El pecado principal consiste en la
desobediencia al Señor, haciendo caso omiso de las amenazas inti
madas por medio de Moisés en Dt 28, iss n.
C apítu lo 2
E N U M E R A C IO N D E L A S C A L A M ID A D E S S U F R ID A S (1-10)
1 Cumplió Yahvé la palabra que había dado contra nosotros
y contra nuestros gobernantes que regían a Israel, contra nues
tros reyes, contra nuestros príncipes y contra todo varón de Is
rael y de Judá, | 2 de traer sobre ellos grandes males | cuales
no los había hecho debajo de todo el cielo, | como fueron he
chos en Jerusalén, | según lo que está escrito en la Ley de Moi
sés, | 3 que comeríamos las carnes de nuestros hijos | y de nues
tras hijas | 4 y los entregaría a poder de todos los reinos nuestros
vecinos | para escarnio y espanto tic todos los pueblos en derre
dor, | entre los cuales los dispersó el Señor. | 5 Fuimos abatidos,
en vez de ser ensalzados, | por haber pecado contra el Señor,
nuestro Dios, | desoyendo su voz. | <’ Del Señor nuestro es la
justicia, | nuestra y de nuestros padres la confusión y el sonro
jo, [ como se ve al presente. [ 7 Los males que el Señor anunció1
Cf. D an 9,11-17. 11 Cf. Lev 26,14-39; Jer u ,2 s.
contra nosotros, | todos nos han sobrevenido. | 8 Y no aplaca
mos el rostro del Señor | convirtiéndonos de los pensamientos |
de nuestro corazón perverso. | 9 Veló el Señor sobre el castigo |
y lo trajo sobre nosotros, | porque el Señor es justo en todas las
obras que nos ordenó. | 10 Pero nosotros no oímos su voz, | ca
minando en los preceptos del Señor, | que puso delante de
nosotros.
El hagiógrafo enumera algunas de las mayores calamidades que
les ha sobrevenido, entre las que destacan las escenas de antropo
fagia habidas en el asedio de Jerusalén (v.3), según había sido
predicho h
Otro castigo máximo ha sido la sujeción a pueblos extranjeros,
siendo así el escarnio y el baldón ante todos los pueblos. Como
pueblo elegido por Dios, tenían un puesto privilegiado entre las
demás naciones, pero han sido abatidos en vez de ensalzados (v.5).
Plegaria (11-18)
11 Y ahora, Señor, Dios de Israel, | que sacaste a tu pueblo
de la tierra de Egipto | con mano fuerte, con señales y prodi
gios, | con poder grande y brazo tendido, | y te adquiriste un
nombre, | como se ve al presente, | 12 hemos pecado, hemos
cometido impiedades e injusticias, Señor, Dios nuestro, | contra
todos tus justos preceptos. | 13 Apártese tu ira de nosotros, |
pues hemos quedado reducidos a poco en medio de las nacio
nes | en que nos dispersaste. | 14 Escucha, Señor, nuestra ora
ción y nuestra plegaria, | líbranos por amor de ti | y danos gracia
en presencia de los que nos deportaron, | 18 para que toda la
tierra conozca | que tú eres el Señor, Dios nuestro, | que tu
nombre es invocado sobre Israel y sobre su linaje. | 16 Señor,
mira desde tu santa casa | y piensa en nosotros; | inclina, Señor,
tu oído y escucha. | 17 Abre tus ojos y mira | que no proclaman
la gloria y la justicia del Señor | los muertos que están en el
hades, | cuyo espíritu abandonó sus entrañas. | 18 Mas sólo el
alma entristecida ¡ por la grandeza de los males que padece, |
que camina encorvada y débil, | apagados los ojos y el alma
hambrienta, | puede, Señor, pregonar tu gloria y tu justicia.
Reconociendo sus transgresiones, piden a Dios que les cambie
su suerte, ya que está comprometido el mismo honor de Yahvé
(v.15). La liberación de la cautividad debe ser un timbre de gloria
para Yahvé entre los pueblos. En otro tiempo, el maravilloso éxodo
de Egipto fue la prueba de su omnipotencia ante la nación perse
guidora, Egipto. Los ojos de los exilados miran confiados en Yahvé,
que habita en su casa santa, la morada celeste12 desde donde
contempla el desarrollo de todos los hechos de la historia. Por
otra parte, Yahvé debe considerar, por su propio interés, que, si
desaparece su pueblo, nadie se preocupará de darle gloria, ya que
los muertos que están en el hades no proclaman la gloria y la justicia
1 Cf. Lev 26,29; D t 28,53; Jer 19,9; L am 2,40; 4,10.
2 Cf. Sal 33,13-14; 80,15; 1 Re 8,30.
del Señor (v.17). El hades aquí es la traducción griega del seol hebreo,
morada lúgubre de los muertos, donde éstos no llevan una subsis
tencia completa, sino debilitada y como en sombra 3. El hagiógrafo,
pues, aún no tiene la luz sobre la retribución en el más allá y sobre
la vida en Dios, como aparece en la época de los Macabeos45.
Capítulo 3
NUEVA ORACION Y CONFESION DE LOS PECADOS (1-8)
1 Señor todopoderoso, Dios de Israel, | el alma angustiada
y el espíritu abatido claman a ti. | 2 Oye, Señor, y ten piedad,
porque hemos pecado contra ti, | 3 porque tú te sientas en tu
trono para siempre, | pero nosotros perecemos sin retorno
para siempre. | 4 Señor todopoderoso, Dios de Israel, | oye la
oración de los muertos de Israel | y de los hijos de los que pe
caron contra ti, | que no oyeron la voz de su Dios, | y por eso
la miseria se apegó a ellos. | 3 No te acuerdes de las iniquida
des de nuestros padres; | acuérdate más bien, en esta hora, | de
tu diestra y de tu nombre, | 6 porque tú eres el Señor, Dios
« C f. L a m 3 ,a s ; J e r 4 ,2 7 ; 5,10. 9 C f. J e r 3 2 ,3 9 ; E z 1 1 ,1 9 ; 3 6 ,2 6 .
7 C f. L e v 2 6 ,1 4 -3 9 ; D t 28,62. 10 C f. j e r 3 i , 3 i s s ; 3 2 ,4 0 .
8 C f. L e v 2 6 ,4 0 -4 5 ; D t 3 0,1-10.
nuestro, | a quien alabaremos, Señor, | 7 que por eso has infun
dido tu temor en nuestros corazones, | para que invoquemos
tu nombre | y te alabemos en nuestro destierro, | porque hemos
alejado de nuestro corazón | toda la iniquidad de nuestros pa
dres, | que pecaron contra ti. | 8 Henos aquí a nosotros hoy en
nuestro destierro, | donde nos has dispersado para oprobio,
castigo y pena | según la iniquidad de nuestros padres, | que
se apartaron del Señor, nuestro Dios.
En una súplica encendida se resumen todos los motivos que
pueden ganar el favor divino, contraponiendo la bondad divina y
los pecados del pueblo israelita. Se contrapone la suerte de Dios,
habitando eternamente en su trono de gloria, y el triste destino de
los hombres, que se mueren para no volver (v.3). Algunos entienden
este verso en sentido interrogativo: «Tu estás sentado eternamente,
y ¿nosotros estaremos perdidos para siempre?» ¿Cómo va a permitir,
en su omnipotencia y bondad, que su pueblo se pierda para siempre?
Los desterrados, sin esperanzas, se consideran como muertos en
presencia de su Dios: O ye la oración de los muertos de Israel y de
los hijos que pecaron contra ti (v.4). Se sienten solidarios de los pe
cados de sus antepasados, y, en consecuencia, aceptan el castigo
que ha venido sobre ellos; pero saben que Dios es omnipotente y
puede, en su misericordia, borrar los pecados de todos. Por otra
parte, está en juego el mismo prestigio divino entre las naciones:
acuérdate más bien, en esta hora, de tu diestra y de tu nombre (v.5).
Yahvé debe mostrar con su brazo omnipotente que es verdadero
el nombre adquirido por sus prodigios en favor de su pueblo entre
las naciones. Es una invitación a renovar las gestas pasadas en favor
de Israel; por tanto, no debe acordarse de las iniquidades de sus padres.
En la balanza divina debe pesar más su omnipotencia y el celo de
su nombre entre las naciones que la justicia vengadora que busca
el castigo de las ofensas hechas contra Dios. Reconocen sus pecados,
y por eso han emprendido u n retorno a su Dios: hemos alejado de
nuestro corazón toda la iniquidad de nuestros padres (v.7). Y term inan
recordando la situación oprobiosa en el destierro, como supremo
grito de auxilio.
La transgresión de la Ley, fuente de
calamidades ( 9-14 )
9 Oye, Israel, los preceptos de vida, | aplicad los oídos para
aprender la prudencia. | 10 ¿Qué es esto, Israel? ¿Por qué estás
en tierra enemiga, | languideces en tierra extraña, | te has con
taminado con los muertos, | 11 has sido contado con los que
descienden al hades? | 12 ¡Has abandonado la fuente de la sa
biduría ! 13 ¡Si hubieras caminado por la senda de Dios, | ha
bitarías en perpetua paz! | 14 Aprende dónde está la prudencia,
dónde la fortaleza, | dónde la inteligencia, para que a la vez
conozcas | dónde está la longevidad, | dónde la luz de los ojos
y la paz.
En esta sección encontramos un elogio de la Ley, fuente de
sabiduría en la vida y de paz para con Dios. El fragmento es típico
de la literatura sapiencial. Se destaca la trascendencia divina y las
excelencias de la Ley, se invita a Israel a abrazar los preceptos de
vida (v.9), es decir, que conducen a la vida, y, en este sentido,
prudencia es sinónimo de sabiduría práctica, el arte de conducirse
en la vida conforme a los mandamientos divinos en orden a conse
guir la protección de Dios. Precisamente por haber abandonado
esos preceptos de vida, plasmados en la Ley, Israel ha tenido que
probar las amarguras del destierro (v.io), y allí, en tierra de enemi
gos, se ha hecho impuro como el que ha tocado un cadáver, se ha con
taminado con los muertos. Los gentiles son como muertos ante Yahvé;
e Israel, conviviendo con ellos, se ha alejado de su Dios. Por otra
parte, Israel mismo ha perdido su vida como nación y lleva una
vida lánguida como los que descienden al hades ( v . i i ) . El pueblo
elegido en el destierro lleva una vida lánguida como las sombras
del seol. Y todo ello por haber abandonado la fuente de la sabiduría
(v.12). Si hubiese seguido los preceptos de vida, caminando por la
senda de D ios (v.13), su premio sería la paz perpetua. La experiencia
pasada, amarga, debe darle a conocer dónde se halla la pru den cia...,
la inteligencia, que llevan a la longevidad, como consecuencia de la
protección divina.
7 C f . Job 2 8 , 2 3 .
9 C f. A t e n á g o b a s , Legatio ad Christianos: P G 6 ,9 0 8 .
9 A s í W h i te h o u s e y G o e tts b e r g e r .
C apítulo 4
ELOGIO DE LA LEY. REHABILITACION DE ISRAEL
Exhortación al cumplimiento de la Ley (1-4)
1 Es el libro de los mandamientos de Dios | y la Ley perdura
ble para siempre. | Los que la guardan alcanzarán la vida;
los que la abandonan caerán en la muerte. | 2 Vuélvete a ella,
Jacob, y abrázala, | camina al resplandor de su luz. | 3 No des
a otros tu gloria, | ni tu dignidad a una nación extraña. | 4 So
mos bienaventurados, Israel, | porque conocemos lo que a
Dios place.
El autor concreta explícitamente en qué consiste la sabiduría,
que no es otra cosa que el cumplimiento de los mandamientos de
Dios. El seguirla asegura una vida bajo la protección del Señor,
mientras que los que se separen de ella caerán en la muerte (v.i).
La perspectiva no es de ultratumba. N o se alude a la idea de retri
bución al más allá, sino a la doctrina pragmática del Deuteronomio,
según la cual Dios bendice con larga vida y bienes materiales a los
que cumplen su Ley *. Por eso se exhorta a Jacob a abrazar la Ley,
caminando a su luz (v.2). La Ley dada por Dios es como una luz
que ilumina el camino de Israel. Por otra parte, la Ley constituía la
máxima gloria del pueblo elegido (v.3), por la precedencia que le
daba sobre los otros pueblos y por lo que suponía de ventaja en la
dirección de la vida. Por consiguiente, debe ser celoso de su pose
sión y no debe comunicarla a una nación extraña. Parece aludir a la
posibilidad de que, si no es digna de tal privilegio, Dios se la puede
quitar y transferirla a otra nación no judía. Y el hagiógrafo canta
exultante: Somos bienaventurados porque conocemos lo que a Dios
place (v.4). Israel se halla en una situación privilegiada al conocer
expresamente la voluntad de Dios, y, por tanto, amoldándose a
ella, sabe que camina seguro, disfrutando de las bendiciones divinas
prometidas.
3 C f. O s I I , 33; D t 1 ,3 1 : 3 2 ,1 0 ; Is 6 3 ,1 0 .
* Cf. Is 5 1 ,1 8 .
5 C f D t 2 8 ,4 9 ; J e r 5,153.
ser muy similar a otros de la Biblia, tiene un aire bastante conven
cional 6. La nación invasora no ha tenido los elementales sentimien
tos de piedad, ya que ha dejado a Jerusalén desolada sin hijas.
C a p ít u l o 5
C a p ít u l o 6
Introducción (1-6)
Copia de la epístola que remitió Jeremías a los que habían
sido llevados cautivos a Babilonia por Nabucodonosor, rey de
los babilonios, a fin de comunicarles lo que Dios le había or
denado. 1Por los pecados que habéis cometido contra Dios,
fuisteis llevados cautivos a Babilonia por Nabucodonosor, rey
de los babilonios. 2 Llegados, permaneceréis ahí muchos años,
un tiempo largo, hasta siete generaciones, pasadas las cuales
os sacaré de ahí en paz. 3 Ahora bien, en Babilonia veréis dioses
de plata, de oro y de madera, llevados a hombros, que infunden
temor a los gentiles. 4 Cuanto a vosotros, guardaos de asemeja
ros a los extranjeros, y que el temor de tales dioses no se apo
dere de vosotros * al ver la multitud apiñada delante y detrás
de ellos, adorándolos. Vosotros decid en vuestro corazón: A ti,
Señor, se te ha de adorar. 6 Mi ángel está con vosotros y es quien
os pedirá cuenta.
El profeta, en prim er lugar, da por asentado que la cautividad
es un castigo por los pecados de Israel. Por ello, los israelitas se
verán obligados a permanecer en Babilonia siete generaciones (v.2).
La expresión es genérica para indicar un largo lapso de tiempo. En
otros textos de la Biblia se habla de «mil generaciones» h Por con
siguiente, no hay contradicción entre este texto y Jer 29,10 2, donde
se habla de setenta años como término máximo de la cautividad ba
bilónica. Después de dar a entender que el exilio será largo, el pro
feta previene a los exilados contra su posible deslumbramiento ante
las ampulosas manifestaciones religiosas de los babilonios, los cuales
se gloriaban de sus ídolos, hechos de material riquísimo 3. Sobre
todo las procesiones de principios de año, con el desfile de todos los
ídolos, era una manifestación religiosa imponente, que podía im
presionar a las mentalidades provincianas de los israelitas.
La frase del v.6, mi ángel está con vosotros, está calcada en las
narraciones del Exodo4, donde muchas veces el A ngel de Yahvé
designa al mismo Yahvé en cuanto manifestado a los hom bres5.
La expresión Angel en los textos del Pentateuco puede ser adi
ción posterior, debido a manipulaciones teológicas posteriores para
destacar la trascendencia divina. Aquí en la E pístola de Jeremías
puede designar, pues, al mismo Yahvé en cuanto está vigilando la
conducta de los exilados, protegiéndoles de un lado, pero también
dispuesto a pedir cuenta de ella h.
7 G f. Is 4 0 , i q s ; 4 1 ,7 ; 4 2 ,1 7 ; 46 , 6 s ; J e r 2 ,2 7 s ; 1 0 ,3 -1 5 ; Is 4 4 ,9 -2 0 ; S a b 1 3 ,1 0 -1 4 ,8 ; I 5 ,i 4 s .
* C f. H e r o d o t o , I 181.
9 C f. H . G rbssm &n n , o .c ., fig-3 1 4 -3 3 5 -
Los ídolos no pueden valerse a sí mismos (23-28)
23 El oro que para su ornato les cubre, se empaña, y si no lo
limpian, no brilla; ni aun cuando fueron fundidos sintieron
nada. 24 Fueron comprados a este o el otro precio, y no hay en
ellos ni un soplo de vida. 25 Aun teniendo pies, tienen que ser
llevados en hombros, mostrando con esto a los hombres su
ignorancia para confusión de los que los sirven. 26 Si alguna vez
caen en tierra, no se levantan por sí mismos, y, una vez puestos
en pie, no pueden enderezarse, y como a los muertos, asi
les ponen delante las ofrendas. 21 Los sacerdotes, viendo las
víctimas sacrificadas, se aprovechan de ellas. Y, asimismo, sus
mujeres ponen en sal una porción de ellas y no dan nada al
pobre ni al débil. 28 Son manoseados por mujeres impuras por
el parto o la menstruación. Conociendo, pues, por todo esto,
que no son dioses, no debéis temerlos.
La argumentación del profeta es muy lógica. Si los ídolos mues
tran una total impotencia, de modo que no pueden valerse a sí mis
mos, ni para defenderse ni para trasladarse de un lugar a otro, los
exilados israelitas no deben temerlos ni honrarlos. Para la mentali
dad israelita, acostumbrada a la sencillez y grandiosidad de Yahvé,
que habitaba en los cielos y sólo simbólicamente en el templo de
Jerusalén, esa profusión de ídolos e imágenes sagradas era una abo
minación. Pero siempre quedaba la propensión de las gentes senci
llas a dejarse deslumbrar por lo aparente y externo, como había
ocurrido con los cultos camíneos. El profeta quiere mostrar que los
cultos babilónicos son un sucio negocio; los sacerdotes toman parte
de las ofrendas para ellos 10, y, por otra parte, las mujeres en estado
de impureza se atrevían a acercarse a los ídolos y a participar en los
banquetes sagrados, lo que estaba estrictamente prohibido en la le
gislación hebrea n .
INTRODUCCION
Vida del profeta
Ezequiel (en hebreo Yejezque’e l : «Dios conforta») era de la clase
sacerdotal 1, y fue llevado a Babilonia como cautivo en 598 a. C.,
juntam ente con el rey Jeconías y parte de la aristocracia judaica.
Según el mismo nos dice, moraba en una localidad llamada Tell-
A bib, junto al río K ebar (o N áru K abaru, de las inscripciones cu
neiformes), al sur de Babilonia. Allí vivía con su esposa, participan
do de las penas de los exilados. En el año quinto de su cautivi
dad (593), mientras se hallaba a orillas de dicho río, fue llamado
misteriosamente al ministerio profético 2, que ejerció durante vein
tidós años. Su último escrito datado es del 572 a. C. (año 27 de su
traslado a Babilonia). No sabemos cómo ni cuándo murió. Según
una tradición antigua judaica, fue muerto por un juez del pueblo
q u e había sido rep ren d id o p o r el p rofeta 3
Misión del profeta
Como Jeremías tenía por misión predicar a los judíos de Pales
tina los caminos del Señor, anunciándoles los castigos y recriminán
doles su pésima conducta de abandono tic las vías del Señor, Eze
quiel fue el hombre providencial que se ocupó tic mantener viva la
fe yahvista en el destierro de Babilonia. La situación era sumamente
delicada, ya que los exilados, lejos de comprender el sentido de su
destino en los planes de Dios—como castigo de sus pecados—, con
tinuaban con su propensión a la idolatría. Acusaban a Yahvé de ser
injusto con ellos al hacerles cargar con culpas de sus antepasados 4.
Por otra parte, estaban seguros de que su exilio duraría muy poco
tiempo, y, sobre todo, que Dios no permitiría la destrucción de
Jerusalén y de su templo por los caldeos 5. Ezequiel debía hacer
frente a estas falsas concepciones, fustigar sus vicios, como la pro
pensión a la idolatría, a los adulterios, perjurios y pecados contra
la justicia social.
Sobre todo, como Jeremías en Jerusalén, predicaba contra la
falsa confianza fetichista en el templo de Jerusalén como garantía
de permanencia de la nación judaica. En la misión de Ezequiel te
nemos que distinguir dos momentos o etapas: la anterior a la des
trucción de la Ciudad Santa por los babilonios (586 a. C.), durante
1 F . z 1,3.
2 Ez 1,1-3,21.
3 A s í lo afirman el Pseudo-Etmpanio, De v i lis prophetarum <>: P G 4 3 ,4 0 1 , y S a n I sidoro
DE S e v il l a , De ortu et obitu Patrum 3 9 : PL 8 3 ,1 4 3 ; S a n A t a n a sio , Or. de incamatione
Verbi 37: PG 25,160.
4 E z 18,2. ' Ez 24,21.
la cual tuvo que h.icer frente a las falsas esperanzas de repatriación
de los exilados, anunciándoles reiteradamente el colapso de la Ciu
dad Santa, y la etapa que siguió a la toma de Jerusalén por los cal
deos. Se han cumplido sus profecías exterminadoras, y, ante la de
presión colectiva nacional, empezó a predicar la resurrección de la
nación, en una nueva teocracia ideal, en la que se cumplirían las
íntimas aspiraciones individuales y colectivas de los descendientes
de Abraham 6.
Basándose en numerosas alteraciones textuales, algunos auto
res han propuesto la tesis de que la predicación de Ezequiel, ante
rior a la destrucción de Jerusalén, tuvo por escenario Palestina, de
forma que el profeta se dirigía, como Jeremías, a sus compatriotas
que no habían sido llevados en la primera cautividad7. Esta hipótesis,
al principio deslumbradora e insinuante como solución a complejos
problemas textuales del libro de Ezequiel, no parece en realidad
que tenga muchos visos de objetividad histórica, ya que crea ma
yores problemas en relación a la vida y actividad literario-profética
de Ezequiel, como veremos al tratar de la composición y datación
de sus oráculos.
Ambiente histórico
La situación política internacional de la época de Ezequiel es
similar a la que hemos descrito en la introducción al libro de Je
remías. Después del colapso del imperio asirio en 612, en que
tiene lugar la conquista de Nínive por Nabopolasar (625-605), cau
dillo babilonio, auxiliado por los medos, Egipto quiere conquistar
la zona de influencia en las antiguas provincias conquistadas por
Asiria; por ello, Necao II, en 609, sube, a través de Palestina y
Siria, al encuentro de los ejércitos medo-babilónicos. Al pasar por
Megiddo, junto al Carmelo, le sale al paso el rey Josias de Judá,
que muere en el combate (609 a. C.); le sucedió su hijo Joacaz,
pero éste fue depuesto por Necao II, que había establecido su cuar
tel general en Ribla, sobre el Orontes (Alta Siria). En su lugar
colocó en el trono de Jerusalén al hijo de Josias, Eliaquim, al que
cambió el nombre en Joaquim (609-598). Poco después el faraón
fue vencido en Carquemis (606 a. C.) por las tropas acaudilladas
por Nabucodonosor, hijo de Nabopolasar.
En 605 muere Nabopolasar, y su hijo le sucede en la dirección
del nuevo imperio. Después de derrotar a los egipcios, Nabucodo
nosor hizo una incursión por Palestina (606-5). En el 603, el rey
de Judá, Joaquim, confiado en Egipto, se insurreccionó contra el
monarca caldeo, y éste se limitó de momento a enviar partidas de
soldados que devastasen Judá. En 598 puso sitio formal a Jeru
salén, durante cuyo asedio murió el rey Joaquim, y le sucedió su
hijo Joaquín o Jeconías, el cual se rindió a los tres meses de reinado,
siendo deportado con la aristocracia del país a Babilonia, y entre
6 C t . E z 3 7 ,1 -2 8 ; c .4 0 -4 8 .
7 E s ta te s is , p r o p u e s ta p r im e r a m e n te p o r H e r n tr i c h y B e r th o le t, h a s id o re c ie n te m e n te
r e s u c i ta d a p o r P . A u v r a y , L e problém e h isto ríq u e d u liv r e d 'E z e c h ie l: R B 55 (1 9 4 8 ) 5 0 3 - 1 9 .
los cautivos estaba el propio Ezequiel. Las tropas caldeas saquea
ron el templo, llevándose los vasos sagrados.
El vencedor puso de rey en Jerusalén a Matanías, hijo de Jo-
sías, cambiándole el nombre en Sedecías (598-586). Al principio
éste se mantuvo sumiso a Babilonia, pero por instigación del fa
raón Hofra se unió a una liga anticaldea organizada por Amón y
Tiro. Las tropas de Nabucodonosor volvieron al asedio y tomaron
la ciudad en julio-agosto de 586. La ciudad fue totalmente arrasada
con su templo, y las fuerzas vivas de la población fueron deporta
das, quedando sólo en el país los labriegos y peonaje. Sedecías,
capturado por los babilonios, fue llevado a Ribla, donde delante
de Nabucodonosor le sacaron los ojos después de asistir al asesi
nato de sus hijos. Después fue deportado. Con ello la catástrofe
nacional del pueblo judío llegó a su colmo, y la crisis de la con
ciencia nacional fue el problema con que tuvieron que enfrentarse
los profetas Jeremías en Palestina y Ezequiel en el exilio.
Contenido y estructura del libro
Podemos dividirlo en tres partes bien netas. Después de una
introducción en la que se relatan las circunstancias de la vocación
del profeta (1,1-3,21), encontramos: a ) una serie de oráculos
contra Jerusalén y Judá (3,22-24,27); b) oráculos contra las n acio
nes p ag an as ( c .25-32), y c) p ro m esas de restauración (c.33-48).
Esta sistematización clara, lógica y aun cronológica de los escritos
de Ezequiel ha llamado siempre la atención de los comentaristas,
aunque recientemente los críticos lian negado esta armoniosa es
tructura, ya que sorprenden muchas intercalaciones y desplazamien
tos que interrum pen el contexto 8. Con todo, la estructura lógica
general y aun cronológica se mantiene, como se ve en el esquema
siguiente:
División del libro:
I. Oráculos anteriores a la destrucción de Jerusalén (586).
A) Introducción: Vocación del profeta (1,1-3,21).
B) Conminaciones contra Judá (3,22-24,27).
1. Anuncio del castigo sobre la Ciudad Santa (accio
nes simbólicas y oráculos: 3,22-7,27).
2. Visión de la idolatría en el templo. La gloria de
Yahvé abandona la ciudad (8,1-11,25).
3. Vaticinios sobre la cautividad del rey y el pueblo.
Juicio contra los falsos profetas, cortesanos y peca
dores en general (12,1-23,40).
4. Epílogo: principio del cerco de Jerusalén.
C) Conminaciones contm las naciones paganas (25,1-32,32):
Contra Amón, Moab, Edom, Filistea, Tiro, Sidón y Egipto.
8 He aquí algunos ejemplos de desplazamiento d e l texto: ,),i6b-ai parece intercalado en
e l relato de la visión inaugural. Los versos d e l c .4 no siguen el orden debido. En los c.s,7 y 2 6
hay repeticiones y ampliaciones ai texto origina!. L o s v.8-17 d e l C.IO son c a si una repetición
d e 1,15-21, etc. V é a s e L . D ennepeld , o.c., p .4 6 2 .
II. Oráculos después de la destrucción de Jerusalén (586).
A) Preparación para la restauración (33,1-33). Invitación a la
penitencia. La ruina, castigo por los pecados.
B) Vaticinios de restauración teocrática (34,1-39,29). Reunión
de los dispersos israelitas. Devastación de Édom, renova
ción de la tierra de Israel. Repatriación del pueblo exilado.
Desaparición de los enemigos de Israel.
C) Descripción del nuevo reino de Israel (40,1-48,35). El nuevo
templo y su consagración. El nuevo culto, la nueva tierra
de Canaán, su fertilidad y división 9.
Composición del libro y autenticidad
El contenido literario de Ezequiel difiere bien de los libros de
Amós, Oseas, Miqueas, Isaías y Jeremías. En éstos, lo esencial es
el oráculo, o manifestación oral del profeta, puesta por escrito con
todo su vigor e independencia. En el libro de Ezequiel, en cambio,
parece que nos encontramos con un escritor que con estilo difuso
y diluido va llenando páginas a base de descripciones de visiones y
acciones simbólicas. Se le ha llamado «profeta de gabinete», porque
en sus escritos no está el «oráculo conciso y nervioso de los antiguos
profetas» 10, predominando la prosa deslavazada. Pero Ezequiel, más
que escritor, es ante todo un predicador que dialoga con su auditorio
y que realiza acciones simbólicas ante ellos n . Bajo esta forma «es
el más vivo, el más concreto de todos los profetas» *2. Pero debemos
descubrir también al escritor que redacta sus oráculos para sus con
temporáneos. Habla siempre en primera persona, y de hecho hay
unidad sustancial de estilo en todos los escritos que se le atribuyen.
La tradición judaico-cristiana ha sostenido siempre la auten
ticidad de sus escritos, como obra del profeta del exilio, que tra
bajó en la formación del alma judía después de la catástrofe nacio
nal. Sin embargo, esto no quiere decir que el libro suyo, tal como
hoy ha llegado a nosotros, sea obra redaccional definitiva del pro
feta. A pesar de un orden lógico general, hay, como hemos indica
do, trastrueques y desajustes en el texto, y estas anomalías han dado
lugar a teorías excéntricas respecto del origen del libro de Ezequiel.
Así, hay quien adjudica al profeta del exilio sólo las partes poéti
cas, mientras que la masa prosaica sería obra de un redactor del
siglo v D. Incluso se ha supuesto que la redacción final del libro
es del siglo m a. C., obra de un anónimo que habría presentado los
hechos como ocurridos en el siglo vn a. C. 9102314
Autores más moderados, como H erntrich y Bertholet, suponen
que el libro de Ezequiel es de la época inmediata anterior o poste
rior a la caída de Jerusalén (597-6). El primero distingue dos auto
res, uno de los 39 primeros capítulos, que sería un profeta que
vivió en Jerusalén en los años críticos que precedieron a la des-
9 V é a s e H . HÓ p f l -M iller -M etzing er , In tr o d . S p e c . in V . T . (Roma 1946) P-463- 4 Ó5 *
10 P . A u vr ay , E zechiel: L a S a in te B ib le d e J é ru sa le m ( P a r ís 1949) P-9 *
11 C f. E z 1 2 ,9 ; 2 4 ,1 9 ; 33» 10* 17*20.
12 I d., íbid.
13 A s í G . H ó l s c h e r , D e r D ic h te r im d d a s B u c h : B Z A T W 3 9 (1924)*
14 C . T q r r e y , P se u d o -E ze k ie l a n d th e o rig in a l p ro p h e cy (N e w H a v e n 1930).
trucción de la ciudad. Los c.40-48 serían, pues, obra de un redac
tor posterior a la época del exilio 15. El segundo cree que es Eze
quiel el autor de todo el libro, pero que lo concerniente a la predi
cación anterior a la caída de Jerusalén fue escrito por él cuando
habitaba en Palestina, mientras que los oráculos y escritos de restau
ración que siguieron a la destrucción de la Ciudad Santa fueron
escritos por él mismo en Babilonia i6. Supone que Ezequiel es el
autor sustancial, en cuanto que dejó resúmenes esquemáticos de
sus profecías que fueron amplificados y publicados con su nombre
por redactores posteriores que pertenecían a su escuela profética.
Esta opinión ha sido aceptada por muchos autores aun católi
cos 17; pero, pasada la primera impresión de novedad, las cosas van
volviendo a la tesis tradicional, ya que, si la nueva teoría parece
dar razón del sentido de algunos textos, que parecen intercala
ciones redaccionales posteriores, por otra parte, aplicada como tesis
general al libro, crea mayores problemas de composición. Por ello
creemos que es preferible mantener la posición tradicional, que
considera a Ezequiel como autor de todo el libro (con ligeras ex
cepciones) que lleva su nombre, y también es mejor suponer que
el profeta desarrolló su ministerio desde el principio entre los exi
lados de Babilonia, como se desprende de sus oráculos y escritos.
Texto y versiones
El texto hebreo masorético es muy deficiente y en muchos casos
inservible. La versión griega de los LXX es, en general, literalista
y parece estar basada en un texto hebreo anterior al T M . Por ello
resulta muy útil para la reconstrucción tic ciertas lecturas. En ge
neral, parece superior el texto de los LXX; sin embargo, también
en la versión de los LXX hay omisiones y traducciones ininteligi
bles. Los papiros Chester Beatty (Ez 11-17) y Scheide (Ez 19-39)
han contribuido al estudio de la versión griega, pues datan del
siglo 11, y son, por tanto, anteriores a la Hexaplar de Orígenes.
Sobre todo los papiros Scheide han servido para reivindicar muchas
lecciones del T M . La versión de la Vg sigue en general al TM , mien
tras que la siro-hexaplar acepta muchas variantes de los LXX.
Indole literaria del libro de Ezequiel
Característica del libro de Ezequiel es la abundancia de visiones:
la cuadriga celeste de los querubes 18, los huesos secos 19, el nuevo
templo 20, la fuente de aguas 21. Esto hace que su libro sea extre
madamente misterioso y difícil de interpretar. Los autores no es
tán concordes al calificar la objetividad de dichas visiones, pues
mientras para unos esas visiones son meras ficciones literarias en
15 v . H erntrich , E zekielp ró b lem e: B Z A T W 61 (1011).
16 X . B e r t h o l e t , H esekielproblem e: «M i'rlanur* l ‘\ C u m o n t* (B ru s e la s 1936) p . 5 1 7 -5 2 3 -
17 E n tr e e llo s e l P . D umeste : R B 4 6 (1 9 3 7 ) 29 9 , y P . A üv r a y , L e p roblém e h islo riq u e d u
l i m e d ’E zechíel: R B 55 (1 9 4 8 ) 5 0 3 -1 9 .
l® Ez 1.4-28; 10,1-22.
1« E/ 17. 1-28.
2® E z 4 0 .l- 4 i .2 7 ,
21 Ez 47*1-18.
función de enseñanzas religiosas, para otros son visiones reales re
presentadas a su imaginación o a sus sentidos externos.
Otra característica del ministerio profético de Ezequiel es la
abundancia de acciones simbólicas para representar plásticamente
sus enseñanzas teológicas y sus oráculos conminatorios o de restau
ración. Así, por orden de Dios se encierra en su casa para significar
el asedio de Jerusalén 22, delinea el plano de la Ciudad Santa,
acercando contra él planchas de hierro para simbolizar el próximo
cerco por los babilonios 23; se corta los cabellos y los aventa para
significar el destino de los exilados 24. Tam bién son frecuentes en
los escritos de Ezequiel las parábolas o alegorías, como la de las dos
hermanas meretrices 25, la de la vid arrancada por el águila 26, los
dos cachorros 27, Oola y Ooliba 28.
El estilo literario, en general, es prosaico e inferior al de Isaías
y Jeremías. San Jerónimo lo define así: «Sermo eius nec satis di-
sertus nec admodum rusticus, sed ex utroque medie tempera-
tus» 29. s u propensión a lo visionario y alegórico hace que sea par
ticularmente difícil su interpretación. Respecto de los c.40-49, en
los que se habla de la estructura de la nueva teocracia, dice el mismo
San Jerónimo: «Scripturarum oceanum et mysteriorum Dei laby-
rinthum» 30. Llevado de la imaginación, el profeta traza idealmente
los límites y organización del nuevo reino bajo la protección espe
cial de Dios. Nos hallamos ya en el campo de la apocalíptica, donde
lo nebuloso imaginario priva sobre lo racional concreto.
Esta propensión a lo visionario, simbólico y apocalíptico ha ser
vido para que no pocos autores le hayan tachado de anormal y
excéntrico, de forma que sus éxtasis y acciones extrañas proven
drían de una naturaleza mórbida. Así, se le ha acusado de histérico,
epiléptico, cataléptico y neurótico. En realidad, sus acciones sim
bólicas no son más extrañas que otras de los profetas anteriores,
como Oseas, Jeremías y aun de Isaías 31. No debemos perder de
vista que nos hallamos entre orientales, donde lo escénico tiene una
importancia especial como medio de convencer. En concreto, Eze
quiel nos dice de sí mismo que es «un signo para la casa de Israel»;
de ahí que sus «acciones simbólicas» sean tan frecuentes, y desde
luego tiene una mentalidad netamente simbolista. Por ello, a sus
problemas familiares personales les da un sentido «simbólico» con
proyección a la comunidad de exilados. Así, su mutismo 32. [a
muerte de su esposa 33 y sus mismas enfermedades 34 tienen un
mensaje para Israel. En este sentido podría comparársele a Oseas,
cuya vida es una parábola en acción para sus compatriotas 35.
22 Ez 3, 24-2 7 - 29 S a n J e r ó n i m o , Praef. in E z.: PL 2 8 ,9 3 8 ( 9 9 5 ) .
23 Ez 4,18. 30 Id., Comm. in E z., Prol. in librum 14: PL 25,448 (468).
2" Ez 5 ,4 . 31 Gf. 1 Re ii,29-33¡ Is 20; Jer 13; 18; Os c.1-3.
25 Ez 1 6 ,1 -6 3 . 32 E z 3 ,2 6 ; 2 4 ,2 7 : 3 3 ,2 2 .
28 Ez 17, 1- 2 4 . 33 E z 2 4 ,1 5 -2 4 .
27 Ez 19, 1- 9 . 3» E z 4 ,4 -1 7 .
2* Ez 23,1-49- 35 C f. OS C.I-3.
Doctrina teológica
a) A tributos divinos.—La teología de Ezequiel sigue las líneas
generales de sus predecesores, los profetas escritores, Amos, Isaías
y Miqueas, pues destaca la universalidad, omnipotencia y justicia
de Yahvé sobre todo. Su radio de acción no se limita a la tierra
«santa», sino que sigue a los deportados de Babilonia 36. Es el Se
ñor único que está sobre todo poder. Los vivientes simbólicos que
aparecen llevando el trono de su gloria son el símbolo del poder en
los distintos reinos de la naturaleza: el león, el toro, el águila, en
el reino animal, son los animales superiores, que en la mitología
religiosa mesopotámica simbolizaban a determinadas divinidades.
Ezequiel los pone a todos como escabel del Yahvé de los israelitas,
que sigue amorosamente la suerte de sus exilados.
Es misericordioso y justo. Israel es su hijo predilecto 37, pero esta
elección es totalmente gratuita, sin méritos por parte de aquél 38. Esto
impone particulares deberes de gratitud y obediencia. Israel ha
sido encontrada por Yahvé en el desierto como una «expósita» y
ha sido elevada a la categoría de reina, esposa de Yahvé. En conse
cuencia, debía haber reconocido a su único Dios, pero ha pecado,
separándose de Yahvé y yéndose tras los ídolos 39. Por eso, Yahvé,
por su propia dignidad y santidad, debe castigarla, y el exilio es
la pena merecida por las generaciones «rebeldes» que se han su
cedido en Israel desde los tiempos de su instalación en Canaán 40.
b) Responsabilidad individual.— U na de las ideas nuevas en la
teología de Ezequiel es la de la valoración del individuo como tal
en sus relaciones para con Dios. Hasta entonces en la teología pro-
fética prevalecía la idea de la solidaridad, de forma que los compo
nentes del pueblo israelita eran considerados más como ciudada
nos de una colectividad que como individuos con derechos y deberes
propios. Ante todo, los profetas consideran el destino de la nación
como tal, porque la alianza del Sinaí ha sido hecha entre Dios y
la nación41. En ese supuesto, las generaciones son solidarias en
sus pecados y en sus méritos. Ciertamente que en el Deuteronomio
se condena el castigo de los hijos por los pecados de sus padres, y
viceversa42, y Jeremías se hizo eco de esta doctrina43, pero es
Ezequiel «el campeón y teorizante del individualismo» 44 en la tra
dición israelita. La catástrofe del 586 había tenido por efecto la
pérdida de las ilusiones nacionales, y entonces la conciencia israe
lita se orientó más a los destinos e intereses del individuo como tal.
Ezequiel se hace eco de este estado psicológico y formula el prin
cipio de la retribución individual estricta; los exilados se quejaban
de que ellos estaban pagando por los pecados de sus antepasados.
Esto parecía injusto, y es el profeta el que anuncia un nuevo estado
de cosas: «¿Qué andáis repitiendo este proverbio... y decís: Los
39 E z c .1 -3 . « C f . E x 2 0 ,a .
37 E x 19,S i E z 1 6 ,1 -1 4 . 42 C f. D t 2 4 ,1 6 ; 2 R e 14,6.
33 E z 20,5 3 ; J e r 2 ; 1 1 ,1 -8 . 43 J e r 1 2 ,1 ; 3 1 ,2 9 -3 0 .
39 Ez 5,5-17; 16,15-34: 20. 44 P. A uvray, o.c., p . t 6.
»• E z 14,12-21; 17,1-21; cf. Je r 8,4-12; 16,10-17,
padres comieron las agraces y los hijos sufren la dentera? Por mi
vida, dice Yahvé, que nunca más diréis este refrán... El alma que
pecare, ésta morirá, y el hijo no llevará sobre sí la iniquidad del
padre, ni el padre la del hijo; la justicia del justo será sobre él, y
sobre él será la iniquidad del malvado»45. Es sustancialmente la
doctrina de Jeremías: «En esos días ya no se dirá más: Nuestros
padres comieron agraces, y los hijos sufrimos la dentera. Sino que
cada uno morirá por su propia iniquidad: quien coma el agraz,
ése sufrirá la dentera» 4<s.
Ezequiel insiste después en la justificación del pecador que se
arrepiente de sus pecados y cambia de conducta: «Todos los pe
cados que cometió no le serán recordados, y en la justicia que obró
vivirá. ¿Quiero yo acaso la muerte del impío, dice Yahvé, y no
más bien que se convierta de su mal camino y viva ?»47 Esta doc
trina está muy por encima de la antigua, basada en la solidaridad.
En el nuevo orden de cosas habrá ante todo justicia retributiva para
cada individuo. Esta perspectiva, formulada así con toda valentía
por Ezequiel, hará que se planteen en crudo la validez de las tesis
tradicionales sobre la ecuación entre la virtud y el premio en esta
vida.
Este examen del problema en la literatura sapiencial, sobre
todo en Job, dará como fruto la formulación clara del principio de
la retribución en ultratum ba en el libro de la Sabiduría. Ezequiel
no ha llegado a estas claridades, pero ha puesto las bases de la re
tribución individual en las relaciones de Dios con el hombre.
c) E l mesianismo .—Sus ideas mesiánicas adolecen de naciona
listas, ya que prevé la gloria de la nueva teocracia, vinculada a la
restauración de Israel como nación. En sus «idealizaciones» siste
máticas y artificiales de la nueva era piensa en Palestina como cen
tro de la teocracia. Y en su falta de perspectiva histórica junta la
próxima restauración después del destierro y la mesiánica defini
tiva. Al lado de estos anuncios mesiánicos colectivos, Ezequiel
presenta vislumbres de un «Mesías» personal. E n 17,22-24 habla de
un retoño de un cedro (dinastía davídica) plantado en Sión, que se
convertirá en un gran árbol bajo cuyas ramas se cobijarán los israe
litas. En 34,23-31 se habla de un nuevo pastor, al que se identifica
con D a vid , el cual apacentará a su grey, que ha sido reunida por el
propio Yahvé. Ese nuevo Pastor—reencarnación del rey ideal D a
vid—será el lugarteniente de Yahvé: «Yo seré su Dios, y mi siervo
David será príncipe en medio de ellas» (las ovejas). El profeta, pues,
en estos vaticinios se sitúa en la linea de las profecías isaianas sobre
el Emmanuél, en las que se anuncia u n príncipe que inaugurará un
reinado de paz y tranquilidad para los descendientes de Jacob.
No hay alusiones universalistas, pero tampoco se refleja la idea de
un rey despótico intransigente.
d) Ezequiel y el judaism o .—Se ha acusado a Ezequiel de haber
sido el creador del «alma judaica» en sentido peyorativo, como ex-
presión del hermetismo y exclusivismo que encontramos en la secta
de los fariseos. En realidad, el profeta no ha hecho sino resaltar la
conciencia de elección entre los exilados, para animarlos al cum
plimiento de la Ley, cuya transgresión había traído la catástrofe
nacional. Sin duda que para hacer frente a las influencias religiosas
babilónicas, Ezequiel—mentalidad esencialmente sacerdotal—urgió
el cumplimiento de ciertas leyes rituales que fueran como un vallado
defensivo. Los críticos independientes han querido deducir de esta
preocupación levítica de Ezequiel, que es el verdadero autor de
toda la complicada legislación del Levítico. Pero un examen serio
del problema hace ver que el profeta no sólo no es el autor de la
legislación levítica, sino que muchas veces, al proclamar los prin
cipios que han de regir la nueva teocracia, contradice a determina
das leyes levíticas 48.
Canonicidad del libro
Según testimonio de San Jerónimo, los judíos no permitían la
lectura del libro de Ezequiel antes de haber cumplido los treinta
años49*. Precisamente por cierta oposición entre la legislación de
Ezequiel y la del Levítico, algunos rabinos se permitieron dudar
de la canonicidad del libro de Ezequiel 5°. Pero de hecho fue re
cibido en el canon judaico sin dificultad. En el Eclo 49,8 se alaba
a Ezequiel después de citar a Jeremías y antes de los doce profetas
menores. En el N. T ., el libro de Ezequiel no es citado expresamen
te, pero parece que hay alusiones51. En la Iglesia cristiana prim iti
va no ha habido dificultades especiales en la admisión de Ezequiel
en el canon.
BI BLI OGRAFI A
A) Comentarios
1. C atólicos
a) Antiguos
San J erónimo, Commentariorum in Ezechielem libri X IV : PL 25,15-512;
T eodoreto, In Ezechielis prophetiam interpretatio: PG 81,807-1256; O rí
genes : PG 13,663-666; HESiquio de J erus.: PG 13,1385-88; C irilo de
A lej . : PG 70,1457-1460; San G regorio M., Hom. 22 in Ez.: PL 76,785-
1072; R abano M auro, Expos. super Ez.: PL 110,493-1084; R icardo de
San V íctor, In visionem Ez.: PL 196,527-600; P edro C omestor, Historia
scholastica: PL 196,1441-1446; P. Serrano, Comm. in Ez. (Amberes 1572);
H. P rado y J. B. V illalpando, In Ez. explanationes et apparatus urbis ac
48 D i f e r e n c i a s e n t r e l a l e g i s l a c i ó n d e E z e q u i e l v la d e l L e v í t i c o : E z e q u i e l n o a l u d e a l
s a c r i f i c i o c o t i d i a n o v e s p e r t i n o , n i a l c o r d e r o p a s c u a l , n i a la t i e s t a d e P e n t e c o s t é s , n i a l r i t o
d e l d í a d e l a e x p i a c i ó n . S e g ú n L e v 2 1 ,1 3 - 1 5 , e l s u m o s a c e r d o t e n o p u e d e c a s a r s e s i n o c o n
u n a v i r g e n , y lo s s i m p l e s s a c e r d o t e s p u e d e n c a s a r s e c o n u n a v i u d a h o n e s t a ; m i e n t r a s q u e ,
según E z 44,22, s e p r o h í b e a l o s s a c e r d o t e s s e c a s e n con v i u d a s q u e n o s e a n de o t r o s a c e r d o t e .
En E z e q u i e l n o s e m e n c i o n a al s u m o s a c e r d o t e ni el arca d e la alianza; véase H. H ópfl -
M i l l e r - M e t z i n g e r , I n t r o d u c t i o i n V . T . ( R o m a 1 0 4 6 ) q 8 - q g ; 1' X . K o r t i .e i t n e r , Q uo
t e m p e r e c o d e x s a c e r d o ta lis e x s t i t e r i t ( I n s b r u c k 1 0 1 5 ).
49 A d P a u lin u m E p . 5 3 ,7 : P L 2 2 ,5 4 7 : C n m m . in E z ., p r a c p h . : P L 2 5 ,1 7 .
so T r . S h a b b a t 1 3 b , C h ig ig a 1 3 a; M cn a c h a th 3 0 a b .
51 C f . J n 1 0 ,1 -1 8 = E z 3 4 .1 - 3 1 : e l b u e n P a s to r ; A p t 8 , I - í l — E z 2 7 ,3 8 .4 7 ; l a n u e v a
J e r u s a lé n .
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b) Modernos
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2. A católicos
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Ezechiel (Gotinga 1900).
B) Estudios especiales
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Ezechiel: ibid., 19 (1938) 60-9; 175-87; A. C. J ohonson, H. S. G ehman,
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H . H aag, Was lehrt die literarische Untersuchung des Ez.-Textes (Friburgo
de Suiza 1943); A. C olunga, La vocación profética de Ezequiel: EstBib 1
(1941-42) 121-166.
C a pítu l o i
V IS IO N D E LA GLORIA DE Y A l IV E
En. este capítulo tenemos la visión inaugural de la misión pro
fética de Ezequiel. Como Jeremías, también Ezequiel recibió una
comunicación imaginaria de parte de Yahvé en la que se anunciaba
su futura misión de profeta entre los exilados. Ezequiel debía ejer
cer una labor de apostolado entre los exilados en Babilonia para
mantener la fe religiosa y la esperanza en la resurrección nacional
de Israel. Como hemos visto en la introducción, algunos autores
suponen una primera fase de apostolado de Ezequiel en Palestina,
y, en este supuesto, la visión de este capítulo sería la inauguración
de la segunda fase profética en Babilonia. Pero no se puede probar
la fase profética de Ezequiel en Palestina. Por consiguiente, nos
atenemos a la tesis tradicional, considerando a Ezequiel como pro
feta exclusivo de los exilados en Babilonia.
El capítulo consta de dos partes; a ) introducción histórica (1-3);
b) descripción de la visión inaugural (4-28).
C a p ít u l o 2
1 Cf. Is 51,12; Job 25,6; Sal 8,5. En las otras lenguas semíticas encontramos la misma
expresión: árabe: ’bn’dm; asiro-babilonio: mdr améli¡ arameo: bar enas (D an 7,13).
i Cf. Ez 3,24; D an 8,18; 10,15-19; Ap 1,17.
3 Cf. N úm 14,9; Jos 34.16; Ez 2,3; Jer 52,3; Os 7,13, etc.
que comunicar a sus compatriotas; y concreta más el profeta: sus
profecías llevarán el sello de la desgracia para sus conciudadanos:
lo que en él estaba escrito eran lamentaciones, elegías y guayes (v.io).
C apítulo 3
EL PROFETA, EN VIAD O DE DIOS
Obstinación de la casa de Israel (1-9)
1 Y me dijo: Hijo de hombre, come eso que tienes delante,
come ese rollo, y habla luego a la casa de Israel. 2 Yo abrí la
boca e hízome él comer el rollo, 3 diciendo: Hijo de hombre,
llena tu vientre e hinche tus entrañas de este rollo que te pre
sento. Yo lo comí y me supo a mieles. 4 Luego me dijo: Hijo
de hombre, ve, llégate a la casa de Israel y háblales mis pala
bras. 5 Mira que no eres enviado a un pueblo de habla abstrusa,
sino a la casa de Israel. ®No es a pueblos remotos, cuyas pala
bras no entiendes. ¡Ah! Si a éstos te enviara, seguramente te
escucharían. 7 La casa de Israel, por el contrario, no querrá
oirte, porque no quieren oirme a mí, porque toda la casa de
Israel tiene frente altanera y corazón contumaz. 8 Pero yo te
doy un rostro tan firme como el de ellos, y una frente dura
cuanto las frentes suyas, 9 tan dura como el diamante, más que
el pedernal. No los temas ni te atemorices ante ellos, porque
son casa rebelde.
El profeta recibe la orden de tragar el rollo, escrito con lamen
taciones. La primera impresión de su gusto es a mieles, porque era
la palabra divina acompañada de un íntimo fortalecimiento interno.
Toda misión, por ingrata que sea, si es de parte de Dios, resulta
dulce a los encargados de cumplirla, en cuanto que se sienten soli
darios de una obra divina. La conciencia de estar asistidos por Dios
les hace sentir alegría y dulzura donde hay amargura y tristeza.
Ezequiel es enviado a la casa de Israel, semitismo corriente en el
estilo del profeta para designar simplemente los israelitas del exi
lio, a los que era enviado como profeta. D e ellos habría de nacer
de nuevo la casa de Israel, concebida como unión de todos los des
cendientes de Jacob-Israel. Para animarle le dice que su misión
está facilitada por la lengua de los destinatarios, que es la suya (v.5).
Por otra parte, los israelitas no son tan extraños a la nueva misión
del profeta, ya que no son un pueblo que no haya oído hablar de
enviados de Yahvé, sino que toda su historia está salpicada de in
tervenciones de los profetas, centinelas y mensajeros de su Dios.
Pero tienen frente altanera y corazón contum az (v .y ). Por eso segu
ramente, si fuera otro pueblo, le escucharía. E n todo caso, la asis
tencia divina hará que el profeta pueda hacer frente a la obstina
ción de su pueblo (v.8).
Desaparece la visión (10-14)
10 Díjome también: Hijo de hombre, todas las palabras que
yo te digo recógelas en tu corazón y dales atento oído, 11 y ve
luego y llégate a los deportados, a los hijos de tu pueblo, y há-
blales diciéndoles: Así dice el Señor, Yahvé, óigante o no te
oigan. 12 Entonces me arrebató el espíritu, y oí tras de mí un
estruendo de fuerte terremoto al elevarse la gloria de Yahvé
en su lugar, 12 y oí el rumor de las alas de los cuatro vivientes,
que daban la una contra la otra, y el ruido de las ruedas, ruido
de gran terremoto. 14 Entonces me alzó el espíritu y me arre
bató. Yo andaba amargado y malhumorado en mi alma, pero
fue sobre mí la mano de Yahvé, que me confortó. 15 Llegué así
a los deportados de Tel-Abib, que habitaban en la ribera del
río Kebar, a la región donde moraban, y estuve entre ellos ató
nito durante siete días.
Ezequiel quedó sobrecogido ante la comunicación divina y sin
tió que el cortejo majestuoso, en el que estaba Dios, se marchó,
oyendo un estruendo de terremoto al elevarse la gloria de Yahvé.
Aquel batir de alas de los vivientes suplía a los truenos del Sinaí.
Yahvé siempre se comunica a los hombres en el A. T . rodeado de
majestad y de poder. El profeta quedó triste y pensativo ante la
misión que se le encomendaba (v.14). Sin duda que pensaba en las
rebeldías de aquel pueblo, sobre el que habían de caer tantas cala
midades. Por orden de Dios se fue a ver a los exilados que estaban
en una colonia junto al «gran canal» llamada Tel-Abib (v.15), que
en hebreo significa «colina de la espiga» 1, nombre que para ellos
insinuaba fertilidad y resurrección. N o conocemos esta localidad,
pero debía de ser una de tantas colonias de exilados junto a los ca
nales de Mesopotamia.
C apítulo 4
A C C IO N E S S I M B O L I C A S S O B R E E L A S E D IO
DE JERU SALEN
Los exilados creían que Jerusalén nunca sería tomada por las
tropas de Nabucodonosor, pues Yahvé habría de defenderla nece
sariamente por ser el lugar de su morada. Por otra parte, el presti
gio de Yahvé parece exigirlo. Con estas ilusiones seguían en su
perversa conducta, sin reconocer que sus pecados eran la causa
de la ruina de la nación. La misión de Ezequiel es convencer a sus
compatriotas desterrados que Yahvé entregará Jerusalén a sus ene
migos y que no queda sino arrepentirse y volver a Yahvé para
tener una esperanza de rehabilitación nacional. El profeta, pues,
por orden divina, quiere hacer ver a los exilados con acciones sim
bólicas la futura destrucción de Jerusalén.
B ib lia co m e n ta d a 3 26
Tam bién tendrá tasada el agua, pues sólo podrá beber un sexto
de *hin», es decir, un litro cada día 101
.
Para encarecer más la escasez y anormalidad de la situación, el
profeta debe cocer el pan de cebada en rescoldo de excrementos hu
manos (v.12). El combustible ordinario aun hoy en las aldeas de
Palestina que no tienen carbón ni leña es el excremento de los
animales. Los habitantes, pues, de la Jerusalén asediada no tendrán
siquiera esto, y se verán obligados a emplear lo más repugnante.
Pero esto, aparte de la repugnancia natural, para el profeta resultaba
inmundo ritualmente n . El profeta, de la clase sacerdotal, siempre
había tenido un cuidado extremo en guardar las leyes de la pureza
legal. Estaba prohibido comer carne de animales muertos o des
cuartizados por otros animales, porque no había sido derramada
la sangre suficientemente 12. El profeta declara que nunca ha to
mado mortecino o despedazado (v.14) ni carne inmunda, es decir,
carne empleada en los sacrificios, pero que se conservaba varios
días 13. Todo esto era abominación para su mentalidad ritualista
y sacerdotal; por eso, el emplear combustible inmundo, prohibido
por la ley, le resultaba inaceptable. Dios le condona esto y le permite
utilizar el combustible normal del excremento de animales (v.15).
Todo esto se ordena a anunciar proféticamente las estrecheces que
los habitantes de Jerusalén sufrirán en el próximo asedio: yo voy a
quebrantar el sustento del pan (v. 16), símbolo del alimento humano
en general. Consecuencia de ello será que languidecerán de hambre
los unos con los otros (v.17).
C apítulo 5
D IS P E R S IO N D E L O S H A B I T A N T E S D E J U D A
Continúan las acciones simbólicas para significar la trágica suerte
de los moradores de Jerusalén. No sólo serán cercados y pa
decerán grandes estrecheces en el asedio, sino que al final serán
unos asesinados y otros dispersos. El profeta, con todas estas pre
dicciones, salía al paso del infundado optimismo de sus compatriotas,
que creían cerca la hora de la liberación total y, sobre todo, no
concebían que la Ciudad Santa pudiera caer en manos del enemigo.
C apítulo 7
CASTIGO DE L A S ID O LATRIAS
Inminencia de la catástrofe (1-13)
1 Fueme dirigida la palabra de Yahvé, diciendo: 2 Mira, hijo
de hombre, así habla Yahvé: Es el fin para la tierra de Israel,
viene el fin sobre los cuatro confines de la tierra. 3 Llega para
tí el fin, y desencadenaré mi ira contra ti y te pagaré según tus
obras; echaré sobre ti todas tus abominaciones. 4 No se apia
dará de ti mi ojo, no tendré compasión, echaré tus obras sobre
ti, y en tu seno tus abominaciones, y sabréis que yo soy Yahvé.
5 Porque así dice el Señor, Yahvé: Desdicha tras desdicha vie
ne, 6 llega el fin, está amenazándote el fin, ya está ahí. 7 Ya te
llega el fin, habitante de la tierra; ya viene el tiempo, ya llega
el día del alboroto, pero no de alegría, en los montes. 8 Ahora en
seguida voy a derramar sobre ti mi ira y satisfaré en ti mi furor,
juzgándote según tus obras y echando sobre ti todas tus for
nicaciones. 9 No se apiadará mi ojo, no tendré compasión,
sino que echaré sobre ti tus obras, y pondré en tu seno tus
abominaciones, y sabrás que yo, Yahvé, os hiero. 10 He ahí
el día, ya viene, ya llega tu suerte, ya ha brotado la opresión,
ha florecido la injusticia ’. 11La violencia se ha levantado como
cetro de impiedad; nada quedará de ellos ni de su orgullo,
nada de su estrépito, nada de su esplendor. 12 Llega el tiempo,
viene el día en que no se alegre el que compra ni se entristezca
el que vende, que sobre todos vendrá la ira. 13 Quien venda
no recobrará lo vendido por más que viva, porque la visión
sobre todos ellos no se revocará, y por las impiedades ninguno
vivirá.
La manifestación de la ira vengadora de Yahvé no se hace espe
rar, pues sus abominaciones han sobrepasado toda medida y han de
pesar sobre sus autores. La justicia de Dios será inexorable (v.4).
4 Cf. Jer 2,20.
5 El TM dice «más que el desierto hacia Díbla», localidad desconocida. Por otra parte,
encontr amos este nombre Dibla, en vez de Rtbla, en Jer 52,9-10.26-27. La mayoría de los
críticos leen «desde el desierto hasta Ribla», frase paralela a la otra bíblica: «Desde la entrada
d e Jamat hasta el torrente de Egipto» (Núm 13,21).
1 El TM lee lit. «ha salido la corona, ha florecido el cetro». Nuestra versión se basa en
una ligera reconstrucción del texto. La Bible de Jérus. traduce.: «el castigo está presto, se ha
desarrollado el orgullo».
Es el día de Yahvé anunciado por los profetas, que, lejos de ser día
de exultación y gozo 23, será día de alboroto, pero no de alegría en
los montes (v.7), lugares de tradicional alegría por estar en ellos los
santuarios dedicados a los ídolos 3. Ha llegado la horade pedir cuenta
de las fornicaciones o idolatrías de Judá (v.8). Israel debe recibir en
su seno el pago de sus abominaciones (v.g), pues la opresión y la
injusticia (v.io) han florecido exuberantes en la sociedad, de tal
forma que la violencia se ha levantado como cetro de impiedad, domi
nando como reina todas las manifestaciones de la vida cívica y
social. Pero la ira divina barrerá toda manifestación aparatosa:
no quedará nada de su estrépito y esplendor. Las transacciones serán
acompañadas de alegría de parte del que las compra, que se aprove
cha de la miseria del prójimo. Según la Ley, debían darse facilidades
de rescate a los que vendían obligados por la necesidad y la miseria.
Los acaparadores se aprovechaban de esta situación. Pero ahora no
deben alegrarse de sus compras ni entristecerse los vendedores
con sus ventas, porque llega la hora de la destrucción (v.12). La
ruina alcanzará a todos. N o volverán a rescatarse los bienes vendidos
después de cincuenta años, como estaba prescrito4. La ira divina
sembrará la destrucción, y otros colonos vendrán al país de Israel a
establecerse, siendo los moradores de Palestina llevados en cauti
vidad (v.13). El castigo de Yahvé es irrevocable.
C a p ít u l o 8
LOS CULTOS ID O LATRICO S PRACTICADOS
E N EL TEM PLO DE JERU SALEN
Los exilados, a la vista de las extrañas acciones simbólicas de
Ezequiel, llegaron a barruntar que un profeta había surgido ante
ellos. Su misión era anunciar la triste suerte reservada a los judíos
que aún permanecían en Palestina y la rehabilitación de los exilados.
La suerte de la Ciudad Santa estaba echada, y Judá sólo volvería
a recuperarse después de largos años de cautividad. A nte una con
currencia de exilados, encabezados por los ancianos de Judá, el
profeta cayó en éxtasis, asistiendo mentalmente a unas escenas que
se desarrollaban en el templo de Jerusalén. Esto tuvo lugar un año
después de su visión inaugural junto al gran canal.
Los exilados creían que Yahvé debía necesariamente velar por
Jerusalén y que no podía permitir que los caldeos entrasen en la
Ciudad Santa, pues Yahvé habitaba allí, en su templo. Pero el
profeta va a mostrar con una visión que precisamente el castigo
destructor empezará por el santuario de Yahvé, porque en él se
están cumpliendo actos de abominación idolátrica, y, en conse
cuencia, la justicia divina debe manifestarse dentro del recinto
sagrado.
1 Así según los LXX. El T M dice apariencia de fuego. El contexto pide la prim era lec
t u r a . Por otra parte, la palabra hebrea que designa fuego ( ’esh) es muy semejante a la q u e
significa hombre ('enosh).
lado del septentrión, donde estaba puesto el ídolo que provoca
el celo. 4 Y allí estaba la gloria del Dios de Israel, semejante a
la de la visión que tuve en el campo.
El año sexto de la deportación del rey Joaquín, de donde parece
partir el profeta en sus cómputos, es el 592 2. El sexto mes es el
de Ebul, correspondiente a agosto-septiembre. Esta visión, pues,
tuvo lugar poco más de un año después de la primera inaugural 3.
En su casa recibió a un grupo de exilados presididos por los ancianos
de Judá. Sus acciones simbólicas desacostumbradas habían logrado
despertar la atención de aquellas gentes. Unos iban a verle con
espíritu de fe, considerándole como heredero del espíritu de los
profetas, y otros por pura curiosidad. Estando, pues, Ezequiel en
medio de ellos, se sintió poseído de una gracia carismática especial
del Señor: se posó sobre mí la mano de Yahvé (v.i). La expresión
indica la manifestación sensible o imaginaria de Dios al profeta4.
La aparición (sensible o imaginaria) del Señor reviste las mismas
características que la narrada en el capítulo 1. Yahvé se manifiesta
en toda su majestad fulgurante y esplendente como el fuego o el
bronce brillante (v.2). Ninguna otra descripción más expresiva para
indicar el carácter santo y puro de Dios.
El profeta se siente transportado imaginariamente por el espíritu
del Señor a Jerusalén. El «espíritu» de Dios en el A. T ., actuando
carismáticamente sobre los profetas, es la energía divina manifes
tándose de un modo especial como principio dinámico preternatu
ral. Fuera del curso natural, Dios tiene intervenciones directas
sobre sus siervos en orden a las manifestaciones especiales de su
providencia. Todo esto que narra Ezequiel hay que entenderlo
como ocurrido en visión imaginaria; como la tercera tentación de
Jesús en el desierto, según la cual Jesucristo fue transportado por
el diablo sobre el pináculo del templo de Jerusalén Así Ezequiel
es transportado a la puerta del atrio interior del templo (v.3), que
estaba en el lado del septentrión, es decir, a la izquierda del altar
de los holocaustos, que estaba en el centro del atrio interior. El
templo de Jerusalén tenía un atrio exterior, o explanada amplísima,
que rodeaba lo que propiamente era santuario, al que tenían acceso
las mujeres. Después, franqueando una puerta, se entraba en el
atrio interior, en el que estaba el altar de los holocaustos y al que
tenían acceso sólo los varones.
Es allí donde el profeta asiste en visión a ciertas escenas idolátri
cas que va a describir minuciosamente. Allí está el ídolo que provoca
el celo, probable alusión a la estatua de Astarté, la Istar asiria o
Venus o la estela de Ashera que había erigido allí el impío rey Ma-
nasés un siglo antes 6, y que, quitada en la reforma de Josías 7, de
bió de volver a ocupar su antiguo lugar bajo el ecléctico rey Sedecías.
El Ídolo es llamado provocador del celo, quizá aludiendo al celo que
tiene Yahvé de su culto en el templo de Jerusalén, ya que Israel
2 Los LXX leen el quinto mes. 5 Cf. Mt 4 ,5 .
3 Cf. E z i, i 8 . 6 Cf. 2 Re 21,7.
4 C f. Ez 1,3; 3,22. 7 Cf. 2 Re 23,6.
era considerada como esposa de Yahvé. Se dan otras explicaciones,
pero parece que en la frase hay manipulaciones de un redactor
posterior 8. El profeta se siente escandalizado por la presencia de
estos Ídolos en el santuario, donde estaba la gloria del Dios de Is
rael (v.4), es decir, Yahvé, como protector de su pueblo, manifestán
dose en toda su gloria y esplendor.
C a p ít u l o 9
«Syria* (1924) 136-157; A. Vaccari, Jnstitutiones Biblicae I ed.5.* (1937) 219S tab.I.
3 Cf. Ex 12,13; Job 31,35.
* Mientras ellos herían, quedóme solo, y, postrándome ros
tro a tierra, grité: ¡Oh Señor, Yahvé!, ¿vas a exterminar cuanto
queda de la casa de Israel, arrojando tu furor sobre Jerusalén?
» Y me dijo: La iniquidad de la casa de Israel y de Judá es muy
grande. La tierra está llena de sangre; la ciudad, llena de injus
ticia, pues se han dicho: Yahvé se ha alejado de la tierra y no ve
nada. 10Así, pues, haré yo: no perdonará mi ojo, no tendré
compasión, haré recaer sus obras sobre sus cabezas, ti Y el
hombre vestido de lino, con tintero de escriba a la cintura, vino
a hacer relación: He hecho lo que mandaste.
El profeta queda horrorizado al ver cumplirse la orden de Dios.
Son tan pocos los justos, que Israel va a quedar despoblada, y por
eso intercede ante El (v.S). L a respuesta es tajante: la violencia y
la injusticia han llenado la ciudad, y ha llegado al límite, pues, ade
más, han sido presuntuosos, creyendo que Yahvé ya no vigilaba sus
acciones: Yahvé se ha alejado de la tierra y no ve nada (v.g). Esto
es un insulto a su omnipotencia, y por eso no puede reprimir su
ira (v.io). El jefe de los ministros de la justicia divina, el hombre
vestido de lino, viene a decir que su orden ha sido ya puntualmente
cumplimentada. Con esto quiere recalcar Ezequiel que su visión se
cumplirá sin falta. Los exilados debían, pues, dejar la ilusión de que
Jerusalén no caería en manos de los babilonios. Por otra parte, de
ben considerarse agraciados, ya que su suerte es menos penosa que
la d e los que quedaron en Judá.
C a p ít u l o io
P R O F E C IA S C O N T R A A L G U N O S JE F E S D E J E R U S A L E N .
P R O M E S A D E R E P A T R IA C IO N
s Cf. Ez 3 , 1 7 - z i .
6 Cf. Ex 1 9 ,s ; 1 S a m 2 6 ,1 9 .
7 Cf. Jer 31,33s; Os 3,5; A m 9,9; Is 1,26; 4,4; 44,3; 66,9; Ex 6,7; Lev 25,18; 26,16; D t 4,5;
espíritu y me llevó a Caldea entre los cautivos en visión del
espíritu de Dios, y desapareció la visión que había tenido.
25 Yo dije a los cautivos todo lo que Yahvé me había mostrado.
C apítulo 12
L A F U G A D E L R E Y . L A S A N G U S T I A S D E L A S E D IO
C apítulo 13
CONTRA LOS FALSOS PROFETAS
Los semitas, conscientes de la intervención directa de Dios en
todos los acontecimientos de la vida humana, eran propensos a
consultar la voluntad de los dioses. En Israel pulularon, al lado
de los verdaderos profetas suscitados por Yahvé para transmitir
sus mensajes al pueblo 1, falsos profetas, que pretendían tener co
municaciones especiales de Dios, explotando así la credulidad de
las masas. Eran yahvistas, pero se apropiaban la vocación de pro
feta a imitación de los verdaderos enviados de Yahvé. Contra éstos
se levantaron constantemente los verdaderos profetas, representan
tes de la intransigencia religiosa yahvista 2. Además de estos falsos
profetas, existían los adivinos, que, con falsos augurios y con ob
servaciones de acontecimientos externos, anunciaban hechos futu
ros. Este capítulo puede dividirse en dos partes: a ) contra los fal
sos profetas (v.1-16); b) contra los hechiceros y pitonisas (v. 17-23).*
* Cf. Dt 18-22.
1 Cf. Jer 14.135; 33,1-40; 26.78.II.16; 27,14*; 39,21-33. Sobre lo» adivino*: Núm 22,58
1 Re 18,19-40; 2 Re 3,13.
i Fuemc dirigida la palabra de Yahvé, diciendo: 2 Hijo de
hombre, profetiza contra los profetas de Israel, profetiza, y di
a esos que profetizan a capricho suyo: Oíd la palabra de Yahvé.
3 Así dice el Señor, Yahvé: jAy de los profetas insensatos que
andan en su propio capricho, sin haber visto nada! 4 Fueron,
Israel, tus profetas como zorras entre ruinas. 5 No habéis su
bido a las brechas, no habéis amurallado la casa de Israel para
que resistiera en el combate en el día de Yahvé. 6 Vieron vani
dad y adivinación mentirosa. Dicen: «Ha dicho Yahvé», y no
los envió Yahvé, y hacen esperar que se cumplirán sus pala
bras. 7 ¿No habéis visto visiones vanas? ¿No habéis anunciado
adivinaciones mentirosas, diciendo: «Ha dicho Yahvé», no ha
biéndolo dicho yo? 8 Por tanto, así dice el Señor, Yahvé: Por
haber hablado vosotros vanidad y haber visto mentiras, aquí
estoy yo contra vosotros, dice el Señor, Yahvé. 9 Y será mi
mano contra los profetas que ven vanidad y adivinan mentira.
No formarán en la asamblea de mi pueblo, ni serán inscritos
en el libro de la casa de Israel, ni volverán a la tierra de Israel,
y sabréis que yo soy el Señor, Yahvé. 10 Por tanto, por haber
engañado a mi pueblo, diciendo: «Paz», no habiendo paz, y
porque, mientras mi pueblo alzaba una pared, ellos la jarrea
ban con barro, 11 di a esos jarreadores con barro que se caerá,
que vendrán aguaceros, y mandaré granizadas que la derriba
rán y viento impetuoso que la deshará. 12 Y cuando caiga la
pared, no os dirán: ¿Dónde está la argamasa con que la cu
bristeis? 13 Y, por tanto, así dice el Señor, Yahvé: Yo, en mi
furor, desencadenaré la tempestad, y vendrá en mi ira un agua
cero impetuoso, y caerá furioso el granizo para destruir. 14 Y de
rribaré la pared que vosotros revocasteis, la echaré a tierra, y
quedarán al descubierto sus cimientos. Jerusalén caerá, y vos
otros pereceréis en medio de sus escombros y sabréis que yo
soy Yahvé. 15 Yo saciaré mi furor contra la pared y contra los
que la revocaron de argamasa, y se dirá: Ya no hay pared, y
se acabaron los que la revocaban, 16 los profetas de Israel que
profetizan a Jerusalén y tienen para ella visiones de paz, no
habiendo paz, dice el Señor, Yahvé.
C apítulo 14
EXHORTACION A LA CONVERSION. INUTILIDAD
DE LA INTERCESION
Representantes calificados de los exilados, conmovidos por las
predicciones de Ezequiel, quisieron hacerle una consulta. No se dice
de qué trataron, pero se puede colegir del contexto, por las mani
festaciones del profeta. La consulta debió de versar sobre la posi
bilidad de la destrucción de Jerusalén: ¿Cómo Yahvé había de
permitir que la Ciudad Santa fuera arruinada, habiendo tantos
hombres justos en ella? La respuesta es tajante: la idolatría y re
beldía a Yahvé es la causa de la catástrofe, y es tanta la maldad
que hay en Jerusalén, que, aunque intercedieran a favor de ella
justos como Noé, Daniel y Job, Dios no oiría sus plegarias. Pode
mos dividir el capítulo en dos partes: a) exhortación a dejar las
prácticas idolátricas (v.1-11); b) inutilidad de la intercesión (v. 12-23).
C a p ít u l o 17
DESLEALTAD Y TRAGICA SUERTE DEL REY SEDECIAS.
PROMESA MESIANICA
En este capítulo encontramos una clara alusión a la situación
política inmediata anterior a la catástrofe del 586. Puede dividirse
en tres partes: a) parábola de la gran águila, símbolo de Nabucodo-
nosor (v.i-xo); b) explicación de la parábola (v.11-21); c) apéndice:
la restauración mesiánica (v.22-24).
Los profetas siempre habían predicado la sumisión al coloso
babilónico como mal menor. Toda otra política nacionalista cons
tituía entonces un verdadero suicidio colectivo, como lo demos
traron los acontecimientos. Ezequiel se mantiene, pues, en la mis
ma línea que Jeremías, y anuncia el fin trágico del incauto rey Se-
decías, que se atrevió a hacer frente a los babilonios, apoyado en
ilusorias promesas egipcias. En la deportación del 598, el rey Joa
quín, o Jeconías, fue llevado a Babilonia. Le sucedió en el trono su
tío Matanías o Sedecías, quien, después de diez años de sumisión
a Nabucodonosor, instigado por el faraón egipcio, se sublevó, dando
con ello lugar a la destrucción de Jerusalén por los babilonios en
el 586.
Parábola de la gran águila (1-10)
1Fueme dirigida la palabra de Yahvé, diciendo: 2 Hijo de
hombre, propon un enigma y compon una parábola sobre la
casa de Israel. 3 Di: Así habla el Señor, Yahvé: La gran águila
de grandes alas y de largas plumas, toda cubierta de espléndi-
14 J e r 3 1 ,3 3 ; O s 2 ,1 9 -2 4 .
15 C f. S al 8 7 ,4 s ; Is 2 ,3 ; 6 0 ,3 s ; 6 6 ,8 s ; R o m 9 ,1 -8 ; A c t 7 ,2 9 -5 3 .
do plumaje de colores varios, vino al Líbano y cogió el cogollo
del cedro, 4 arrancó el principal de sus renuevos y lo llevó a
tierra de mercaderes, y lo puso en una ciudad de comercian
tes. 5 Escogió luego un sembrado de la tierra y lo puso en cam
po selecto para la plantación. Lo puso cerca de aguas abun
dantes, lo plantó como un sauce *. 6 Echó brotes y se hizo una
vid frondosa, pero de poca altura, para que dirigiese hacia el
águila sus ramas y le estuvieran sometidas sus raíces. Hízose
vid, y echó sarmientos y extendió sus ramas. 7Pero había otra
gran águila de grandes alas y espeso plumaje, y la vid dirigió
hacia ésta sus raices y tendió hacia ella sus sarmientos desde el
bancal en que la otra la plantó para que estuviera bien regada.
8 Había sido plantada en tierra buena y cerca de abundantes
aguas para que echase ramas y llevase frutos y se hiciese una
vid vigorosa. 9 Di: Así habla el Señor, Yahvé: ¿Prosperará?
El águila primera, ¿no arrancará sus raíces, no las despojará,
dejándolas que se seque y sequen todas las hojas que echó? Sin
gran esfuerzo, sin necesidad de mucha gente la arrancará de
raíz. 10 Había sido plantada. ¿Prosperará? ¿No se secará del
todo apenas la toque el viento solano? En los bancales donde
brotó se secará.
El símil es bellísimo y expresivo en extremo. Se presenta al
conquistador babilónico como un águila imponente que planea so
bre los bosques del Líbano, que aquí es símbolo del reino de Judá
y de Jerusalén. El reino glorioso de la dinastía davídica es compa
rado poéticamente al esplendor de los cedros del Líbano. El mismo
profeta explicará el sentido alegórico de cada rasgo de la parábo
la 2.
1 El cogollo del cedro (v.3) es el representante de la dinastía da
vídica, simbolizada en un cedro imponente y majestuoso. Nabuco-
donosor escogió un retoño de ese cedro de la dinastía davídica,
a Sedecías, para que desplegase su actividad regia sometido a Babi
lonia, dándole todas las facilidades de gobierno. Por eso es compa
rado a un sauce (v.5) plantado junto a aguas abundantes.
Antes había arrancado al principal de sus renuevos, y le llevó a
tierra de mercaderes, y le puso en una ciudad de comerciantes (v.4), es
decir, a Babilonia, famosa por su tráfico comercial. La alusión es clara
a la deportación del rey Joaquín, o Jeconías, en 598, después del pri
mer sitio de Jerusalén por las tropas de Nabucodonosor. El reinado
del sustituto de éste, Sedecías, entronizado por el rey babilonio, fue
relativamente próspero, pues participaba de la protección del coloso
mesopotámico; por eso echó brotes y se hizo una vid frondosa (v.6),
pero en su actividad estaba mediatizado por el poder del protector;
de ahí que la vid fuera de poca altura. Esta fue la situación de Judá
desde el 597 al 588 a. C. Durante este período, el dominio de Pa
lestina por los babilonios no fue turbado por las incursiones egip
cias, pues el faraón Psamético II, después de la derrota sufrida en
1 Así, siguiendo el paralelo árabe y arameo del vocablo hebreo safsafah. Es la traducción
de Dennefeld, Cantera y Spadafora, etc.
2 Sobre el símil del águila para designar a los grandes conquistadores cf. D t 28,49; Os 8,1;
Abd 1,8; Jer 48,40; 49,22; Is 46,11.
Garquemis, no se aventuró en expediciones peligrosas fuera de su
territorio.
Pero su sucesor, Hofra, quiso de nuevo ser el árbitro de la polí
tica de la encrucijada palestinense, y movió todos sus resortes di
plomáticos para levantar contra Babilonia a los reyezuelos pales-
tinianos vasallos de Babilonia. Entre ellos descollaba el rey Sede-
cías de Judá. El faraón egipcio es presentado aquí como otra gran
águila de grandes alas y espeso plumaje (v.7). Es la contrarréplica
de Nabucodonosor. Sedecías se dejó pronto seducir; por eso dirigió
hacia esta (águila) sus raíces y tendió hacia ella sus sarmientos (v.7).
Esperaba obtener mejores condiciones de vida con la amistad egip
cia. La viña había de ser bien regada y daría copiosos frutos. Sin
embargo, el profeta hace resaltar que la situación de Judá bajo
los babilonios no era despreciable, ya que había sido plantada en
tierra buena y cerca de abundantes aguas (v.8), y, efectivamente,
pudo desarrollar su vida nacional con cierta holgura como para
convertirse en vid vigorosa. Por eso, la conducta de Sedecías al
acercarse a Egipto puede calificarse de insensata, ya que no hará
otra cosa sino provocar al viento solano (v.io), al invasor babilonio,
que vendrá por el oriente con sus tropas deseosas de botín y de
sangre. Nabucodonosor, el águila primera, arrancará de cuajo esa
vid frondosa que era el reino de Judá. Ezequiel anuncia solemne
mente el desastre definitivo de Jerusalén a los exilados. La alocada
conducta del rey de Jerusalén no hará sino acelerar la hora del
castigo divino.
C apítulo 18
LA RETRIBUCION EQUITATIVA INDIVIDUAL
Uno de los problemas morales que plantea el A. T. es el de la
responsabilidad colectiva e individual. Dada la mentalidad semítica
sobre la solidaridad del clan, generalmente se admitía antes del
exilio que las buenas o malas obras de los individuos debían ser
participadas por la colectividad. Todos eran solidarios en el bien
y en el mal de los individuos. La catástrofe del exilio hizo que el
problema se estudiara más a fondo. La gran ilusión de la colectivi
dad nacional como fin de la actividad individual, en cuanto que
Israel estaba destinado a una gran misión futura en los tiempos
mesiánicos, se fue desvaneciendo con los reveses políticos. Todo
parecía perdido. ¿Por qué la generación contemporánea de Eze
quiel pagaba por los pecados de sus antepasados? «Los padres co
mieron las agraces, y los hijos sufren la dentera» es el proverbio
irónico que corre entre los exilados. Dios no parecía justo en la
distribución de sus bendiciones y castigos, y, por tanto, no merecía
molestarse en ser justos. Los exilados empezaban a sentirse escép
ticos, y el profeta se ve obligado a aclarar la doctrina sobre la retri
bución. Dios es justo y dará a cada uno lo que merece. Este es el
7 Cf. Ez 31,6. En el evangelio, el reino de los cielos es presentado como un gran árbol en
el que anidan las aves del cielo. Cf. Mt 13,31-32; Me 4,30-32; Le 13,18-19.
8 Cf. 1 Sam 2,7-8; Le 1,52; 23,31-
9 Sobre el sentido mesiánico del fragmento p u e d e n v e rs e los s ig u ie n te s e s tu d i o s : L . B ig o t :
D T C 5 (1913) 2036-2039; J- T o u z a r d , L'dme juive peiulant la périotle persunne: RB 26 (1917)
64-102; T o ba c , Les prophétes d ’Israel 2,3 (1921) 354.377.406.412; D. Bu/.y, Les symbules de
l'Ancien Testament (París 1923) 254-264; D u n n e f e l h , Messicmismc: D TC 10 (1929) 1467-
1469; W . G ronkowski, Messianisme d ’lizechiet (P a rís 1930); M . J. L agrange, Le Judaisme
av. Jésus Christ ( P a r ís 1931) 365.366; J. C h a in e , Introiluction d la lecture des prophétes (1932)
164-167.193-194; F. C e u p p e n s , De prophetiis tnessianicis in A . T. (Romae 1935) 435-439.
tema del presente capítulo, de gran profundidad moral. La doctrina
aquí expuesta le ha merecido a Ezequiel el título de «campeón del
individualismo en el A. T.». Sin duda que es un gran avance doctrinal
en lo referente a la retribución, supuesta la mentalidad dominante
en los profetas anteriores al exilio.
Suele d iv id irse el cap ítu lo en tre s p artes: a )el in d iv id u o es res-,
ponsable d e su c o n d u c ta p e rso n al (v.1-20); b )el h o m b re será juzgadcí
por su co n d u c ta actual, no p o r la p asad a (v.21-29); c )in v itac ió n a
la conversión (v.30-32).
C a p ít u l o 19
Capítulo 20
INFIDELIDAD DE ISRAEL Y FIDELIDAD DE DIOS.
PURIFICACION FUTURA
Los c.20-24 incluyen la última serie de vaticinios contra Jerusa-
lén y Judá. Estos tuvieron lugar del 601 al 588, en que empezó el
asedio de Jerusalén. Este capítulo 20 contiene dos partes: a) Eze-
quiel recuerda las infidelidades de Israel para con Yahvé, a pesar
de las solicitudes divinas, a través de su azarosa historia (v.1-31);
b) restauración de Israel en el futuro (v.32-44). Esta segunda parte
"es considerada por muchos autores como adición posterior a causa
de su estilo. La primera parte, en cambio, parece compuesta antes
de la destrucción de Jerusalén en el 586 a.C.
23,375; Sal 106,37S. Véase Dict. Bib. Suppl. I (1926) 23-27; A. L emonnyer, Le cuite des dieux
etraneers en Israel Mnloch: «Rev. des Scien. Phil. et Théol.», 7 (1913) 450s; A. B ea, Kindérop-
fer fü r Moh ch oder fü r Jahwe?: Bi 18 (1937) 95-107.
18 Santo Tomás dice que estas «ordenaciones no buenas» son las leyes rituales, las cua
les se dicen no buenas en cuanto no conferían la gracia (ST I-II 98,1 ad 1). Pero esta interpre
tación no puede avalarse en el contexto, pues se habla en él de la importancia de la obser
vancia del sábado para dar la vida.
19 E x 13,2; 22,28; Lev 18,21; 20,2; D t 12,31; Jer 7,31; 19,5; E z 16,20.
rado darles, y ellos, mirando a todo alto collado y a todo árbol
frondoso, sacrificaron allí sus víctimas y presentaron sus irri
tantes ofrendas, y pusieron suaves aromas, y derramaron sus
libaciones. 29Yo les dije: ¿Qué es ese alto, el «bamah», adonde
vosotros vais? Y «bamah» se llama hasta hoy. 30 Di, pues, a la
casa de Israel: Así habla el Señor, Yahvé: ¡Qué! Os contami
náis vosotros a la manera de vuestros padres, fornicáis con sus
ídolos, 31 y, ofreciendo vuestras ofrendas y pasando a vuestros
hijos por el fuego, os contamináis con vuestros ídolos hasta el
día de hoy, y ¿me voy a dejar consultar por vosotros, casa de
Israel? Por mi vida, dice Yahvé, que no m e dejaré consultar
por vosotros. 32 Y no será lo que vosotros pensáis, porque vos
otros os decís: Seremos como las gentes, como las naciones de
la tierra, sirviendo al leño y a la piedra. 33 ¡Por m i vida, dice el
Señor, Yahvé, que con puño fuerte, con brazo tendido y en
efusión de ira he de reinar sobre vosotros! 34 Os he de sacar de
en medio de las gentes y os recogeré de en medio de las tierras
a que con puño fuerte, con brazo tendido y en efusión de ira
os desparramé, 35 y os llevaré al desierto de los pueblos, y allí,
cara a cara, litigaré con vosotros; 36 como litigué con vuestros
padres en el desierto de la tierra de Egipto, así litigaré con vos
otros, dice el Señor, Yahvé. 37 Y os haré pasar bajo el cayado y
os conduciré con los ligamentos de la alianza 20. 38 Separaré de
vosotros a los rebeldes, a los que se apartaron de mi, y los saca
ré de la tierra en que moran, y no entrarán en la tierra de Is
rael, y sabréis que yo soy Yahvé.
C a pít u l o 21
C apítulo 23 o
LOS PECADOS DE SAMARIA Y DE fERUSALEN
Este capítulo es paralelo al c.16. Con toda crudeza se declaran
los pecados de Israel y Judá a través de su historia. Samaría y Judá
aparecen simbolizadas en dos doncellas que se han prostituido a
los dioses de Asiria y de Egipto. Sus alianzas políticas no han sido
sino ocasión para fomentar la idolatría. El profeta quiere mostrar
ante los exilados el grado de culpabilidad de ambas hermanas, las
cuales, .por tanto, no pueden quedar sin el correspondiente castigo.
Samaría desapareció como nación en el 721 bajo la invasión de
Sargón II, y Judá desaparecerá aniquilada por las tropas de Nabuco-
idonosqr en 586. Judá es más culpable, porque debía haber cam
biado de conducta ante la ruina de su hermana mayor.
14 La frase aquí es paralela a la más explícita di: I\z 13,10: «Por tanto, por haber enga
ñado a mi pueblo, diciendo: «Paz», no habiendo paz, y porque, mientras mi pueblo alzaba
una pared, ellos la jarreaban con barro...*
15 Cf. Ez 9,4; Je¡r 45. En Jer 5,1 se d ice: «Recorred las calles de Jerusalén, ved e infor
maos, buscad por sus plazas, a ver si halláis un varón, uno solo, que obre según, justicia,
que guarde. fidelidad,. y le perdonaré*. Esto recuerda el coloquio de Dios con A braham en
G én 18,22.32, a propósito de la suerte de Sodoma; unos pocos justos serían suficientes para
que perdonase a la ciudad. • , ,
El estilo del capítulo es vigoroso y por su crudeza choca con
nuestra sensibilidad; pero las ideas son claras: Yahvé amó como
esposas a las dos hermanas Oholá y Oholibá, pero éstas adulteraron
con los ídolos, y por ello serán duramente castigadas.
C apítulo 24
ANUNCIO DEL ASEDIO DE JERUSALEN
En este capítulo encontramos dos oráculos del profeta relativos
a la suerte de Jerusalén: a) parábola de la caldera al fuego (1-14);
b) orden de no hacer luto por su esposa (v.15-17). Son las dos últi
mas profecías de Ezequiel contra Jerusalén.
C apítulo 25
ORACULOS CONTRA LAS NACIONES VECINAS DE JUDA
Con este capítulo se abre la segunda parte del libro de Ezequiel,
dedicada a las naciones paganas (c.25-32). La primera parte ha estado
dedicada a anunciar la triste suerte del pueblo escogido. Pero Dios
no permite que las otras naciones queden impunes en sus pecados,
y por eso también para ellas llega la hora de la justicia divina.
Todas las naciones que han instigado a Judá para rebelarse contra
B ibilonia recibirán su merecido: Amón, Moab, Edom, Filistea, Tiro,
Sidón y Egipto. Todas han contribuido a la ruina del pueblo israe
lita, y como trasgresoras serán tratadas por la omnipotencia divina,
que se extiende a todos los pueblos. La diferencia del contenido
de los oráculos contra Judá y de los proferidos contra las naciones
paganas estuvo en que para aquélla había siempre una esperanza
y promesa de rehabilitación, mientras que a éstas les alcanza la
ruina definitiva.
C apítulo 27
ELEGIA SOBRE LA RUINA DE TIRO
Después de anunciar la destrucción y aniquilamiento de Tiro,
el profeta entona una bellísima elegía a la pasada gloria de la gran
metrópoli comercial. La ciudad es presentada como una nave ma
jestuosa construida con los mejores materiales. Todas las riquezas
de Oriente y de Occidente iban a engrosar la secular opulencia de
la ciudad fenicia. Pero esa nave majestuosa quedó un día anegada
en las olas del mar.
El capítulo se divide en tres partes: a) descripción de la nave
(1 -9a); b) Tiro, centro comercial del mundo (9b-25a); c) ruina de
la nave (25^36).
C apítulo 29
EL ORGULLO DE EGIPTO
E n este capítulo se inauguran una serie de oráculos (siete en
total) contra Egipto. El gran pecado de Egipto para el profeta es
haber instigado a Judá a levantarse contra Babilonia, comprome
tiendo así su vida nacional. El c.29 puede dividirse en las siguientes
secciones: a) oráculo contra el faraón (1 -6a); b) anuncio de la de
vastación de Egipto (6b-i2); c) promesa de restauración de Egip
to (13-16); d ) promesa a Nabucodonosor de que le será entregado
Egipto (17-21).145
14 La expresión mi siervo Jacob aparece, sobre todo, en la segunda parte de Isaías. La re
unión de los dispersos de Israel aparece reiteradamente en Ezequiel (11,17; 20,34; 20,36-38).
15 Sobre estos dos capítulos relativos a Tiro pueden verse los trabajos siguientes: P. C he -
m t n a n t , Les prophétíes d ’E z . contre T yr (2 6 -2 8 ,1 9 ) (París 1912) 1-129; P. D horme, Am arna:
DBS I (1928) 2iis; F. M . A bel, A ra d : DBS I 597; Spadafora, o . c ., p.209-223.
Oráculo contra el faraón (1-12)
1 El año décimo, el décimo mes, a doce del mes,' fueme diri
gida la palabra de Yahvé, diciendo: 2 Hijo de hombre, vuelve
tu rostro hacia el faraón, rey de Egipto, y profetiza contra él y
contra Egipto entero; 3 habla y di: Así dice el Señor, Yahvé: |
H em e aquí contra ti, ¡oh faraón!, rey de Egipto. | Cocodrilo
gigantesco echado en medio de tus ríos, | te dijiste: Míos son
los ríos, yo mismo los he excavado. | 4 Yo pondré un aro en
tus quijadas, | y pegaré los peces de tus ríos a tus escamas, | y te
sacaré de en medio de tus ríos | con los peces de tus ríos adhe
ridos a tus escamas | 5 y te arrojaré al desierto | a ti y a todos
los peces de tus ríos, | y caerás en la superficie del campo; |
no serás recogido ni sepultado, | y te daré en pasto | a las fieras
de la tierra y a las aves del cielo. | 6 Y todos los habitantes de
Egipto sabrán | que yo soy Yahvé, | por haber sido báculo de
caña | para la casa de Israel, | 7 que te quebraste cuando te co
gieron con la mano, | traspasando su costado. | Y cuando en
ti se apoyaron te quebraste, | deslomándolos enteramente. |
8 Por eso así dice el Señor, Yahvé: Yo haré venir la espada
sobre ti y exterminaré hombres y bestias, 9 y la tierra de Egipto
se tornará soledad y desierto, y sabrán que yo soy Yahvé. Por
haber dicho: Míos son los ríos, yo los he excavado, lOpor eso
heme aquí contra ti y contra tus ríos, y yo haré de Egipto de
sierto y soledad desde Migdol hasta Siene, hasta las fronteras
de Etiopía. 11 No pasará por él pie de hombre, ni pie de animal
pasará por allí, y quedará por cuarenta años deshabitado. 12Yo
haré de Egipto tierra desierta entre las desiertas, y serán sus
ciudades entre las ciudades desiertas durante cuarenta años, y
diseminaré a los egipcios entre las naciones y los dispersaré por
las tierras.
La datación de este oráculo—tomando como punto de partida
la deportación de Jeconías en 598—nos lleva al año 587 (diciem
bre-enero). En esa época, las tropas de Nabucodonosor llevan ya
asediando a Jerusalén durante un año largo. Sabemos por Jere
mías que, durante este tiempo, las esperanzas de los habitantes de
Jerusalén estaban puestas en el auxilio prometido de Egipto. D e
cepcionados en esta esperanza2, los judíos creen que todo está
perdido. En efecto, derrotado el faraón por Nabucodonosor, vuelve
éste a reanudar el cerco de Jerusalén.
Los israelitas exilados en Mesopotamia tenían también las es
peranzas puestas en Egipto. Por eso Ezequiel, que ha anunciado
reiteradamente la suerte trágica que espera a Jerusalén, lanza ahora
un oráculo amenazador contra Egipto por dar falsas esperanzas de
liberación a los judíos de Jerusalén. Se encara con el faraón 3 y le
llama despectivamente cocodrilo gigantesco. El cocodrilo aparece en
1 Esta última frase, con los peces... a tus escamas, falta en los LXX, y parece una repetición
innecesaria.
2 Jer 27,1-10; 3 0 ,3 2 -3 4 -3 7 -3 9 -
3 Faraón es la traducción del hebreo par'oh, que a su vez es una adulteración del egipcio
Par-*o («gran casa», título del rey de Egipto, como el de «sublime puerta» lo era para el sul«
tán turco).
Biblia contentada 3 29
las monedas de Egipto de la época de Augusto como símbolo de
Egipto. La imagen buscada He cocodrilo por Ezequiel está en rela
ción con el Nilo, la única riqueza de Egipto. Se representa al faraón
como un cocodrilo echado en el Nilo en medio de los otros ríos
o bifurcaciones-canales del Delta. En un himno a Tutmosis III se
le llama a éste «cocodrilo» 4.
Ezequiel le echa en cara su orgullo al considerar el Nilo con sus
canales como obra suya: yo mismo los he excavado (v.3). En realidad,
sabemos que el faraón Hofra (contra el que Ezequiel dirige el orácu
lo por ser su contemporáneo e instigador de la resistencia de Judá
contra Babilonia) construyó nuevos canales en el Nilo y facilitó la
navegación por éste. Herodoto nos dice de este faraón que se con
sideraba tan fuerte, que ni aun los mismos dioses podían derri
barle 5. Ezequiel, despectivamente, dice que Dios le va a tratar
como a un cocodrilo y sacar fuera de su río, sujetándole con ani
llos, como se cazaba al cocodrilo 6. Y con él, adheridos a sus escamas,
saldrán sus peces, los habitantes de Egipto (v.4), o los soldados de
su ejército. Yahvé los hará perecer a todos en el campo sin sepultura,
expuestos sus cadáveres a las fieras de la tierra y a las aves del cie
lo (v.5). Era el castigo más temido de los antiguos, ya que, aparte
del deshonor que esto suponía, el alma o substrato humano, que
supervivía, no encontraba reposo fuera de la tu m b a7. Para un
faraón, el quedar sin honores fúnebres era mayor castigo, pues,
según la mentalidad egipcia, el cuerpo era el sustentáculo del alma,
y por ello se debía procurar la no descomposición de aquél.
La razón del castigo, aparte del orgullo, está en haber dado
falsas promesas de auxilio a Judá. Se ha ofrecido como un báculo
de ayuda y ha resultado un báculo de caña frágil, que se. quebró
y se clavó en las manos de los que en él se apoyaron (v.7). Yahvé
enviará la espada contra Egipto, que sembrará la devastación y la
ruina. Todo se convertirá en soledad y desierto desde M igdol (fron
tera nororiental, junto al actual canal de Suez) hasta Syene, la actual
Asuán, en la frontera sur con Etiopia, Sudán y N u b ia8. D urante
una amplia generación no habrá señales de vida en todo el país:
no pasará por él el pie de hombre, ni pie de an im al... (v .u ). La ex
presión es, naturalmente, hiperbólica para encarecer la gran de
vastación y soledad en que se hallará el país. Tampoco la cifra de
cuarenta años se ha de tomar al pie de la letra, sino como un largo
lapso de tiempo 9. Egipto sufrirá la misma suerte que Judá: será
4 «Yo hago considerar tu majestad como un cocodrilo, el terrible dueño de las aguas, a)
que no se puede acercar» (J. H. B reasted-R anke , Geschichte Aegiptens [1910] 267. Citado por
S padafora, o.c., p.225).
5 H erodoto, I I 169.
6 Cf. Job 41,2; H erodoto, II 70.
7 Cf. Dt 28,26; Jer 8,2; 16,4; 19,7; 34,20. Véase M. J. L agrange, Etudes sur les religións
sémitiques (París 1905) 325-335.
8 Kíigdol es el Magdali de las cartas de Tell-Amama, hoy Tell-el-Cher. Cf. M allon,
L es hébreux en Egypte 1 6 7 S . Syene es el egipcio Sw n, copto Suan, y en árabe actual A suán , en
la orilla oriental del Nilo, frente a Elefantina, en la frontera entre Egipto y Sudán. Sobre la
imagen de la «caña* que se quiebra aplicada a Egipto cf. 2 Re 18,21; Is 36,6.
9 Algunos quieren computar estos años a partir del 568, en que Nabucodonosor entró
en Egipto, hasta el 538, decreto de Ciro. Pero no es necesario acudir a la aritmética. Aquí
tenemos más bien una cifra simbólica.
disperso entre la,s, naciones (v.12). Nabucodonosor entró .«jJEgipto
en 568 a. G., y esto señaló un período de decadencia para JaiJfegión
del Nilo. Sustancialmente, pues, la profecía se cumplió.
C apítulo 30
N U E V O S O R A C U L O S C O N T R A E G IP T O
C apítulo 36
L A R E S T A U R A C IO N C O M P L E T A D E IS R A E L
C apítulo 37
R E SU R R E C C IO N D E L A N A C IO N IS R A E L IT A
Las afirmaciones precedentes de Ezequiel, sin duda que susci
taban en la mayor parte de los oyentes escepticismo. ¿Cómo Judá
habrá de verse algún día restaurada en su patria con plena libertad?
El imperio de Nabucodonosor parecía omnipotente, y, por tanto,
su opresión habría de permanecer por siglos. El profeta, para realzar
11 Ex 3,8; 17.13:33,3! Lev 20,24.
más sus promesas, les comunica una visión que ha tenido sobre la
restauración de Israel. Cierto que el pueblo israelita había sido re
ducido a un estado esquelético, pero la omnipotencia divina puede
de nuevo reanimar estos huesos disecados. Israel será restaurado
como nación, y de nuevo todos los israelitas, dejando sus anteriores
tradiciones cismáticas, se unirán para formar un solo reino futuro.
El capítulo se divide netamente en dos partes: a) visión sobre
la restauración de la comunidad israelita (1-14); b) acción simbólica
sobre la unión de los dos reinos israelitas, Judá y Efraím (15-28).
C apítulo 38
IN V A S IO N D E G OG . D E S T R U C C IO N D E S U EJERCITO
Los capítulos 38-39 son netamente apocalípticos por su estilo;
en ellos se describe primero la invasión de un pueblo guerrero ve
nido del norte con un caudillo llamado Gog. Después de cumplir
su misión de castigo sobre el pueblo de Israel, los invasores son, a
su vez, destruidos por la mano omnipotente de Yahvé. El estilo
es desbordante dentro de la línea de los libros llamados apocalíp
ticos, que tanto pululan entre los judíos en los siglos inmediata
mente anteriores y posteriores a Cristo. Por esto, muchos autores
independientes pretenden que estos dos capítulos son una adición
posterior redaccional, insertados por un compilador de época tar
día. El autor de estos fragmentos apocalípticos quiere destacar el
asalto definitivo de las fuerzas enemigas del pueblo de Dios contra
5 Cf. Sal 78,67; Os 4,17; 5,9; Is 7,2; 5,8.
6 Cf. Jer 31,31.
éste para que no se establezca la era mesiánica anunciada por los
profetas.
Gog representa aquí a todos los poderes del mal, que se oponen
a la instauración del reino de Dios en la tierra. Es un símbolo co
lectivo, en cuanto que representa a los jefes de todos los pueblos
que a través de la historia se oponen a! pueblo de Dios y a los de
signios mesiánicos divinos. Es el prototipo del anticristo, como sín
tesis de la oposición a Dios en el A. T. 1
C apítulo 39
F IN D E S A S T R O S O D E G O G
El profeta continúa describiendo la invasión y el castigo que le
espera al invasor. La derrota será tal, que los judíos se dedicarán
durante siete años y siete meses a quemar las armas del enemigo
vencido y a enterrar sus cadáveres. El género apocalíptico se des
pliega aquí en toda su ampulosidad imaginativa. Con la victoria
grandiosa de Yahvé, los gentiles reconocerán la omnipotencia y
justicia de Yahvé, el Dios de los judíos.
C apítulo 40
EL N U E V O T E M P L O D E JE R U S A L E N
El capítulo puede dividirse en dos partes: a) el atrio exterior
y sus puertas (1-27); b) el atrio interior y sus puertas (28-47). En
la primera parte, después de una introducción sobre las circuns
tancias de la visión (1-4), se describen: el muro y puerta exterior
oriental (5-16), el atrio exterior y sus cámaras (17-19), la puerta
exterior septentrional y meridional (20-27), las puertas del atrio
interior (28-37), los utensilios y disposición en la puerta orien
tal (38-43), las salas junto a la puerta septentrional y meridional
(44-47) y el vestíbulo del templo (48-49).
ESTE
Planta del templo de Ezequiel.
C apítulo 41
EL N U E V O T E M P L O D E JE R U S A L E N
E N S U P A R T E S A N T IS IM A
C apítulo 42
DESCRIPCION DE LAS DEPENDENCIAS DEL TEMPLO
Prosigue la descripción del recinto sagrado. El texto no es
seguro, y por eso muchas veces no es fácil reconstruir claramente
lo que el profeta describe.
C apítulo 43
L A G L O R IA D E Y A H V E V U E L V E A L T E M P L O . M E D I D A S
DEL A LTA R
C apítu lo 44
LAS NUEVAS LEYES DEL CULTO
Una vez descrito el templo y su altar, Ezequiel aborda la cues
tión del culto en la nueva casa de Dios. Sólo los sacerdotes propia
mente tales podrán acercarse al altar de Yahvé; los levitas quedarán
reducidos a un puesto secundario en el servicio del templo. Y los
extranjeros no deben entrar en el recinto sagrado.
B iblia co m en ta d a 3 31
Personas admitidas al santuario (5-9)
5 Vahvé me dijo: Hijo de hombre, pon atención, mira con
tus ojos y oye con tus oídos todo lo que voy a hablar contigo
sobre todas las ordenaciones de la casa de Yahvé y todas sus
leyes; pon atención a todas las entradas de la casa y a todas las
salidas del santuario, 6 y di a los rebeldes, a la casa de Israel:
Así dice el Señor, Yahvé: Basta ya de abominaciones, ¡oh casa
de Israel!; 7 de traer extranjeros, incircuncisos de corazón y de
carne, para que entren en mi santuario, contaminen mi casa,
mientras vosotros me ofrecéis mi pan, el sebo y la sangre, que
brantando así mi alianza con todas vuestras abominaciones
8 y no guardando lo establecido acerca de mis cosas santas,
antes imponiéndolos como ministros de mi culto en mi san
tuario en lugar vuestro. 9 Así dice el Señor, Yahvé: Ningún
extranjero, incircunciso de corazón y de carne, de cuantos están
en medio de Israel, entrará en mi santuario.
Enfáticamente, Yahvé dice directamente al profeta que le preste
especial atención a lo que sigue. Lo que indica que en la mente
del profeta tiene una especialísima importancia en la organización
de la nueva teocracia. Según el v.4, la gloria de Yahvé llenaba el
templo; el profeta, sobrecogido por la presencia majestuosa de su
Dios, escucha anonadado sus palabras solemnes y las transmite
así para que el pueblo se percate de la trascendencia de lo que va
a decir. Ante todo se ha de evitar la profanación del sagrado recinto,
introduciendo personas no aptas para entrar en él, y menos para
tomar parte en su culto. En el antiguo templo se permitía cierta
participación de extranjeros en oficios subsidiarios y humildes 4. En
adelante, todo el servicio del templo, en todos sus detalles, será
exclusivo de los miembros de la tribu de Leví.
El profeta llama a sus compatriotas rebeldes (v.6), porque cons
tantem ente han hecho caso omiso de la ley del Señor. En el templo
habían permitido la presencia de extranjeros, incircuncisos de carne
y de corazón (v.7). Poco a poco, gentes no israelitas se habían agre
gado al pueblo elegido en calidad de prosélitos, siendo admitidos
a los oficios más humildes del culto. Así, encontramos los nethinim,
o «donados», llamados también «hijos de los siervos de Salo
món» 5. Muchos provenían de prisioneros que habían sido dados
como esclavos a los levitas 6. Se les había, pues, utilizado en el tem
plo para servicios que debían hacer los levitas. Los israelitas se li
mitaban a ofrecer el pan de Yahvé, hermosa frase para designar los
sacrificios en los que se quemaba el sebo y se derramaba la sangre
en honor de la divinidad (v.7) 7. La sangre era, en la mentalidad
semítica, el vehículo de la vida que pertenecía a Dios. A Yahvé
no le agradaba la presencia de gentes no pertenecientes a su pueblo
en los sacrificios.
4 Cf. Jos 9,27; Dt 29,10; Lev 26,41.
5 Los n e th in im aparecen como clase distinta de los s a c e r d o te s y levitas. Cf. i Crón 9,2;
Neh 7.57.60; 11,3.
6 Cf. Esd 2,43.55.58; 8,10 (dados por David a los levitas).
7 Cf. Lev 3,11; 21,6.8; Jer n , n ; Mal 1,7.
Ezequiel exige de sus compatriotas una rectificación de vida en
sus costumbres y una exclusión total de los extranjeros en el nuevo
culto (v.9). Según la antigua Ley, los extranjeros podían ofrecer
sacrificios delante del tabernáculo 8, excluyéndoles sólo de la cele
bración de la Pascua 9. Salomón ora por los paganos que vayan al
templo de Jerusalén a suplicar a Yahvé 10*. En cambio, Ezequiel
tiene un concepto tan elevado de la santidad del santuario, que
excluye totalmente a los extranjeros del culto. Este exclusivismo ha
sido una de las características de la comunidad israelita después
del exilio. El profeta urge esta separación de los gentiles para pre
venirlos contra una posible absorción por parte de éstos. Esdras y
Nehemías se moverán en el mismo plano en sus relaciones con el
extranjero, negándose a adm itir la colaboración de los samaritanos
en la reconstrucción del nuevo templo.
C apítulo 45
N U EVA DISTRIBUCION DE L A TIERRA S A N T A
El profeta distribuye idealmente la futura tierra de promisión.
Después de describir el templo y las condiciones que deben cumplir
los sacerdotes y levitas para hacer resaltar mejor la santidad del
lugar y de sus funciones, asigna ahora una parte central del terri
torio israelita al templo, y en torno a éste la porción territorial de
28 Los LXX añaden «pleitos de sangre*, e.d., en los que se decidía sobre la vida o muerte
de algún litigante (cf. Dt 21,1-2). Sobre los deberes de los sacerdotes en materia de enseñanza
de la Ley cf. Lev 10,ios; Dt 17,8s; 19,17; 21,is; Os 4,6; Ez 18,5; 20,20; Ag 2,11.
29 Cf. Lev 21,1-4; Núm 6,6; 19,11-19; Lev 15,13.28.
30 Jerem (que los LXX y la Vg traducen por anatema) significa «separado»; y es lo que
ha sido separado o reservado a Dios en un botín. Era doble: «jerem de abominación», porque
se destruía para que nadie pudiera participar de él (Jos c.6-7; Lev 27,29), y «jerem de ofrenda»,
es decir, de oblación o dedicación de una cosa a Dios (Lev 27,28; Núm 18,14; Ez 44,29).
De éste se trata aquí, pues los sacerdotes podían, según Ezequiel, participar de esta ofrenda
hecha a Yahvé.
33 Cf. Dt 8,8.
32 Según Schürer, éstos eran los ingresos materiales de los sacerdotes: en los sacrificios:
a) las víctimas por los sacrificios de expiación, excepto en dos casos que se quemaba total
mente (Lev. 5,13; 6,9.22s; Núm 18,9-20); b) las víctimas de los sacrificios por el delito
(Lev 7,6s; Núm i 8,9s); c) la mayor parte de las oblaciones, pues sólo una parte se esparcía
sobre el altar; d ) los doce panes de la proposición, que se cambiaban semanalmente; e) en
los sacrificios pacíficos quedaban para los sacerdotes el pecho y el muslo derecho (Lev 7,
30-34; 10,14-15); / ) la piel de las víctimas quemadas en holocausto. Gf. E. Schürer, Ge-
schichte des jüdtschen Volkes II (1898) 247 (4.* ed. 1909).
33 Cf. Lev 17,15; 22,8.
los sacerdotes y del príncipe. Después determina la tributación que
se ha de seguir en la nueva teocracia para que nada falte al culto.
Puede dividirse el capítulo en las siguientes perícopas: a ) distri
bución territorial asignada al templo, a los sacerdotes, levitas, ciu
dad d e je rusalén y príncipe (1-8); b) exhortación al príncipe a no
oprimir al pueblo; c) diezmos que pagará el pueblo al príncipe, el
cual debe aportar lo necesario a los sacrificios (9-17); d) días de
expiación y fiestas de Pascua y Tabernáculos (18-25).
C a p ít u l o 46
O F R E N D A S D E L P R IN C IP E . IN A L I E N A B I L I D A D
D E S U T E R R IT O R IO
Siguen las prescripciones relativas a las obligaciones del prínci
pe en materia de ofrendas y las regulaciones sobre la participación
de los laicos en el culto. Puede dividirse el capítulo en tres partes:
a ) contribuciones a los diferentes sacrificios (1-15); b ) posesión
territorial del príncipe (16-18); c) descripción de los lugares donde
los levitas preparaban los sacrificios (19-24).
C apítulo 47
LA FUENTE DEL TEMPLO. LAS FRONTERAS
DEL NUEVO ISRAEL
Podemos dividir este capítulo en tres secciones bien claras:
a ) la descripción del torrente que sale del templo y se dirige por el
desierto hasta el mar Muerto, vivificando la región y las aguas de
éste (1-12); b) fronteras de la nueva tierra de promisión (13-21);
c) ordenaciones sobre la buena acogida de los extranjeros que
habiten en la Tierra Santa (22-23).
DAN
ASER
NEFTALI
MANASES
EFRAIM
ai------------ ----------- -----------------
EÍ RUBEN
ae i — —----------------------------------- ——-
s JUDA
PORCION DE LOS
LEVITAS
PORCION DEL PORCION DEL
PORCION DE LOS
BENJAMIN
SIMEON
ISACAR
ZABULON
eii ■ 1 GAD
--------------
Distribución Je la fierra prometida según Ezequíel
12,5 km. de lado), y para la ciudad se reservará sólo la cuarta par
te. Lo que queda al oriente y al occidente de la parte central, re
servada a Dios (sacerdotes, levitas y ciudad), será reservado al
príncipe (v.2i). La zona, pues, de éste se extiende desde el cuadra
do central asignado a Yahvé hasta el Jordán, y de aquél hasta el
Mediterráneo. Y en cuanto a lo ancho, está limitada por las tribus
de Judá y de Benjamín (v.22).
INTRODUCCION
1 Dan r.l. Según Flavio Josefo, pertenecía a la familia real de Sederías (Ant to.io.i).
1 Dan 2.I9S.
3 D an 6, rs.
Dan 10,1.
4
5 Cf. Ez 14,4.20; 2 8 ,3 . Muchos autores creen que el Dn'l de Ezequiel es el famoso sabio
de Ras Samra Danel. Cf. P. Joüon: Bi (1938) 283-5; P. Heinisch, Das Hach Ezechiel 7 7 :
L. Dennefei.d, Daniel 631.
* Cf. Esd 8,2; Neh 10,7.
2, Parte profético-visionaria: 7,1-12,13.
a) Visión de las cuatro bestias: 7,1-28.
b) Visión del carnero y del macho cabrío: 8,15-28.
c) Visión de las setenta semanas: 9,1-27.
d ) Visión sobre la suerte futura del pueblo: 10,1-12,13.
Problema lingüístico
El libro de Daniel, como hoy lo tenemos, está escrito en tres
lenguas: a) hebrea: 1,1-2,4a y 8,1-12,13; b) aramea: 2,4b-7,28;
c) griega: 3,24-90; 13,1-14,42. Las partes escritas en hebreo y arameo
aparecen en el TM , mientras que la parte griega sólo en los LXX.
Esta diversidad lingüística plantea un problema no fácil de re
solver, ya que no se ve la razón de por qué la parte histórica—ho
mogénea por el contenido—esté escrita en hebreo y en arameo, y
lo mismo, por qué el c.7, de contenido visionario y muy ligado
al c.8, esté en arameo, mientras éste está en hebreo, y por qué
el c.i está en dos lenguas. Se han propuesto diversas soluciones,
pero ninguna es totalmente convincente.
Unos suponen qge primitivamente fue escrito todo en arameo
y que después, para ocultar al vulgo el contenido misterioso de los
capítulos «visionarios», se los tradujo al hebreo, lengua accesible
sólo a los eruditos e iniciados. Pero entonces queda el misterio de
por qué el c.7, de contenido «visionario», está en lengua vulgar
aramea. Y, al mismo tiempo, por qué el c.i, de contenido histórico,
está en hebreo, y lo mismo los v .i y 2a del c.2.
Otros proponen la hipótesis contraria: originariamente habría
sido escrito todo el libro (protocanónico) en hebreo; después se
tradujo parte al arameo, dejando en hebreo la parte «visionaria»
apocalíptica y el c.i, para que así tuviera más fácil acceso al canon
judaico.
No faltan quienes suponen que el autor de todo el libro redactó
desde el principio unas partes en hebreo y otras en arameo por
razones que no conocemos. Lo más fácil es suponer que el libro,
tal como ahora lo tenemos, es una recopilación de textos que co
rrían indistintamente en hebreo o arameo, y un redactor los junt
tal como los encontró. Así, pues, podemos concebir que corrían
hojas sueltas con las narraciones históricas y visionarias, unas en
hebreo y otras en arameo (sin que sepamos cuál era la lengua origi
nal), y que el compilador las reunió tal como las halló.
En todo caso es de notar que, a pesar de la diversidad de len
guas, existe una sustancial unidad de desarrollo lógico en todos los
capítulos, lo que prueba que las dos lenguas son expresión de dos
recensiones distintas, que, encontradas fragmentariamente en cada
lengua, fueron juntadas por el compilador para completar el con
tenido ideológico.
Las partes deuterocanónicas, que, aunque están en griego, pa
recen ser traducción de un original arameo o hebreo 1, fueron aña
didas después a la compilación del TM .
Composición y autenticidad
Si complejo es el problema lingüístico del libro de Daniel, no
lo es menos el de su origen y autenticidad. Dos son las opiniones
sobre el origen y composición del libro de Daniel. Una que pode
mos llamar tradicional, según la cual el libro de Daniel, tal como
hoy ha llegado a nosotros, es obra del propio protagonista del libro,
Daniel. Es la tesis de la tradición judaica, aunque en el canon judaico
el libro no haya figurado entre los profetas, sino entre los hagió-
grafos.
Flavio Josefo dice que el libro de Daniel fue presentado a
Alejandro Magno en Palestina para que viese en él cumplidas las
antiguas profecías 8. En el libro i de los Macabeos parece se alude
al de Daniel 9. Jesucristo cita profecías del libro de D an iel10. Por
otra parte, el autor del libro parece conocer bien el ambiente cor
tesano de Babilonia y las costumbres de la época (suplicio de fuego
y de las fieras).
Los críticos modernos, en general, no admiten que el libro de
Daniel sea obra del famoso protagonista que vivía en la época
babilónica, por razones históricas y lingüísticas. En efecto, al des
cribir el autor los hechos del tiempo del imperio babilónico, in
curre en una serie de inexactitudes históricas, difícilmente explica
bles en un autor contemporáneo de los hechos. Así, a Baltasar se
le presenta como hijo de Nabucodonosor, cuando en realidad fue
hijo de Nabónides n , el cual no era descendiente directo de N abu
codonosor. Por otra parte, aparece un misterioso personaje, llama
do «Darío el Medo», gobernador de Babilonia antes de Ciro 12. Ade
más, en 9,1 se le llama hijo de Asucro (Jerjes). Asi, pues, de un
lado, el autor supone u n gobernante medo, sucesor del rey babi
lonio y antecesor al persa, Ciro, y del otro aparece como hijo de
un rey persa muy posterior a Ciro.
Por otra parte, los lexicólogos insisten en que el hebreo del
7 En los recientes hallazgos de Qumrán se ha descubierto un texto hebreo.
8 F l a v io J o se f o , .A nt. 1 0 ,1 1 ,4 .7 ; 1 1 ,8,5.
9 Cf. 1 Mac 2,59s y Dan 3.1-30; 6,11-29; 1 Mac 1,54 y Dan 9,27.
10 Cf. Mt 24,15: «abommationcmdcsolatinisquae dicta est aDanielepropheta*(Dan9,27).
11 Dan 5,2.
12 Dan 6,1; 9fi.
libro de Daniel es tardío, posterior al del siglo vi a. C., y el arameo
parece también posterior al de los papiros egipcios de Elefantina,
del siglo v a. C. 13 Además, hay unas 15 palabras persas y tres
de origen griego, lo que hace suponer una época de composición
posterior al siglo vi.
Se insiste también en el hecho de que este libro de Daniel
no figura en el canon judaico entre los proféticos, sino entre los
hagiógrafos, y, por otra parte, en el elogio que el autor del Ecle
siástico hace de los Padres del A. T. no cita a Daniel como perso
naje famoso y digno de veneración, mientras cita a Isaías, a Jere
mías y a Ezequiel131415.
En contraste con las imprecisiones e inexactitudes de la parte
histórica relativa al período babilónico-persa están las alusiones con
cretas históricas de la parte visionaria, donde el fondo histórico lo
constituyen ciertamente las vicisitudes de la comunidad judía fren
te a la persecución de los Seléucidas sirios. En vez de perspectivas
vagas, como es habitual en los escritos proféticos, los c.7-9 y,
sobre todo, el 11 nos dan una serie de puntualizaciones de tipo
histórico que coinciden claramente con los hechos que conocemos
de la lucha de los Seléucidas contra el pueblo judío y de las rela
ciones de aquéllos con los Ptolomeos de Egipto. Por estas razones,
la mayor parte de los críticos actuales suponen que el libro de
Daniel ha sido redactado en el siglo n, cuando la comunidad judía vi
vía bajo la persecución de Antíoco IV Epífanes (171-164 a. C.) 15. Más
en concreto, el libro parece redactado entre la profanación del tem
plo de Jerusalén por Antíoco IV (168 a. C.) y su nueva consagra
ción por Judas Macabeo (165 a. C.). Al menos, la última redacción
del libro parece debe colocarse en esta época, sin que esto quite
la posibilidad de que el redactor haya utilizado tradiciones y docu
mentos más antiguos. Entre los autores católicos de nota, esta
tesis está bastante generalizada 1617.
Carácter apocalíptico del libro
El P. Lagrange, al explicar las profecías mesiánicas del libro de
Daniel, dice taxativamente: «El libro que lleva el nombre de Daniel
es el primero y más perfecto de los apocalípticos» 17. Realmente,
este libro difiere mucho de los escritos proféticos que hasta ahora
hemos examinado, y quizá por ello en el canon judaico se le in
cluya entre los hagiógrafos y no entre los proféticos. Propio de los
escritos apocalípticos es el aludir a hechos concretos históricos con
profusión de imágenes simbólicas y desorbitadas. En los apocalíp
ticos apócrifos del judaismo, que empiezan a pulular desde el
13 Cf. G . R. D r iv e r : JB L (1926) p.118.
Cf. Eclo49.
15 El primero que propuso esta hipótesis fue el neoplatónico Porfirio ( t 304 d. C.).
Entre los críticos modernos, esta opinión fue seguida por Eichhorn, Ewald, Hitzig, Driver, etc.
16 Se inclinan por e s t a solución M. J. L a g r a n g e , Les prophéties messianiques de Daniel:
R B ( 1 9 0 4 ) 4 9 4 S ; Bigot, a r t . Daniel: D T h C I V ( 1 9 1 1 ) col.óós; E . Bayer, Danielstudien ( 1 9 1 2 ) ;
L. D e n n e f e l d , Daniel: «La Sainte Bible», VII p.638; G o t t s b e r g e r , Das Buch D aniel p.12;
C h a r l ie r , L a lecture chrétienne de la B ible p.158.
17 M. J. Lagrange, art. cit., p.494«
siglo n a. C., el autor se apropia el nombre de algún famoso per
sonaje del A. T. (Henoc, Elias, Isaías) y transmite de parte de
Dios «revelaciones» (coroKáAuyis) relativas a hechos presentes y fu
turos del pueblo judío. Esas «revelaciones» contienen dos partes:
una anterior al autor del libro, en la que bajo forma externa profé-
tica se describen hechos históricos concretos (se relatan hechos
pasados como si fueran futuros), y otra parte relativa a hechos
que han de suceder realmente en el futuro, los cuales se describen
con imágenes nebulosas, sin concretar detalles. Las ideas se pierden
en una maraña de imaginación desorbitada.
En el libro de Daniel encontramos, en efecto, una parte histó
rica, en la que se estratifican los imperios que se suceden desde el
babilonio al seléucida, pasando por el persa y el griego de Alejan
dro Magno. Todos se suceden históricamente según el plan provi
dencial de Dios, hasta que llega el momento crucial de la aparición
del «reino de los santos», la inauguración mesiánica, precedida de
una gran tribulación. Después la perspectiva del futuro es vaga e
imprecisa, ya que se superponen los planos históricos y se confun
den los hechos, pues, de un lado, se anuncia la inauguración me
siánica, y del otro, la resurrección de los cuerpos de los justos l8, es
decir, según nuestra perspectiva evangélica, se confunden el plano
de la iniciación del «reino de los santos» (era mesiánica) y la consu
mación del estadio terrestre, que culmina en la inauguración de la
etapa mesiánica definitiva celeste. Así, lo escatológico se mezcla
con lo histórico, porque la visión del futuro está totalmente diluida
sin contornos.
En esta parte segunda visionaria de Daniel, la perspectiva de
una inminente irrupción de la era mesiánica lo domina todo. El
profeta tiene prisa en acelerar los acontecimientos para consolar a
sus contemporáneos, oprimidos por la persecución seléucida. Por
eso presenta como inmediata la inauguración de los tiempos me-
siánicos, y por otra parte destaca como modelo de fidelidad a las
tradiciones judías al gran protagonista Daniel, fiel en todas las per
secuciones sufridas en un ambiente pagano. Así, el libro tiene la
finalidad de edificar piadosamente y la de consolar a los que sufren,
ípresentando como inminentes las perspectivas mesiánicas.
Pero el carácter apocalíptico del libro de Daniel difiere total
mente del de los apócrifos en la elevación de pensamientos y al
prescindir de fantasías cosmogónicas y de nociones ultranaciona-
listas. El hagiógrafo ha creído conveniente utilizar este procedimien
to literario apocalíptico para expresar sus ideas religiosas sobre la
necesidad de ser fieles a la Ley de Dios y sobre el triunfo defi
nitivo de Dios sobre los enemigos que históricamente se oponen
a la implantación del «reino de los santos».
San Juan utilizará este mismo procedimiento apocalíptico para
presentar las grandes ideas del triunfo de Cristo sobre los anti
cristos, que se oponen a la expansión de su Iglesia en la historia.
El vidente de Patmos utilizará mucho la «imaginería» del libro de
I* D an 12,2.
Daniel, dando un sentido neotestamentario. La finalidad, pues,
de ambos libros es la misma, colocándose cada autor en su perspectiva
vieja o neotestamentaria. Y ambos autores no han creído indigno
de la palabra de Dios este vehículo de transmisión apocalíptico,
muy en consonancia con las modas literarias de su época en los
medios cultuales judaicos.
Texto y versiones
El texto de las partes aramea y hebraica del TM es bastante de
ficiente. Muchas veces las antiguas versiones, que reflejan otro texto
original premasorético, resultan más claras en determinados pasajes.
Las indicaciones cronológicas que preceden a algunos capítulos son
consideradas por algunos críticos como adiciones de escribas. La
versión más antigua de estas partes aramaico-hebreas es la de
los LXX, que parece ser del siglo n a. C. Como difiere bastante
del TM, la Iglesia nunca aceptó oficialmente la versión de
los LXX 15>. Muchos autores creen que estas divergencias proceden
de que el traductor tenía delante un texto diferente del TM.
La versión de los LXX fue desplazada por la de Teodoción,
que es más concisa. Algunos críticos consideran la versión de Teo
doción como una revisión de otra versión griega más antigua 1920. Los
papiros Chester Beatty (del s.n d. C.) contienen la versión de
los LXX. La Vg está hecha sobre un texto hebreo-aramaico muy
afín al TM; pero San Jerónimo en la versión tiene en cuenta las
versiones precedentes latinas y la griega de Teodoción. Para las
partes deuterocanónicas, San Jerónimo se limitó a revisar una versión
anterior muy afín a la de Teodoción.
Canonicidad
En el TM, el libro de Daniel está, como hemos indicado, entre
los hagiógrafos. En los LXX y la Vg está inmediatamente después
del libro de Jeremías. San Jerónimo, en su famoso Prologus ga-
leatus, sigue el orden del canon judío reflejado en el T M 21. Sin
embargo, hay indicios de que aun entre los judíos se enumeraba
el libro de Daniel entre los profetas 22. En la Iglesia cristiana no
ha habido ninguna dificultad en la admisión del libro en el canon,
si bien respecto de las partes deuterocanónicas hubo algunas dudas,
como ocurrió respecto de todos los libros escritos en griego 23.
Doctrina teológica
Como hemos dicho antes, este libro tiene una doble finalidad
parenética: exhortar a la fidelidad a la Ley de los padres, presentando
19 Cf. San J e r ó n im o , Pro!, in D an.: PL 2S , m : In D an. 4,5: PL 25,514.
20 Cf. H . B. S w e t e , Introduction to the O íd Testam cnt in Creek p.48.
21 Cf. San J e r ó n im o , Praef. in libros Sam uel et M alachiam : PL 28,5535.
22 Cf. Flavio J osefo, Contra A pion. 1,8: Canon de Melitón de Sardes (Euseb., Hist.
Eccl. 4,26: PG 20,396; R. de J ournel, Ench . P atr. 190); Orígenes (Euseb., Hist. E c c l 6,25:
PG 20,25; R. de Journel, Ench. Patr. 484).
23 Cf. San Jerónimo, Proi. Galeatus: PL 28,596 (600-602); Ep. 53 ad P a u l, n.8:
PL 22,5453.
para ello el ejemplo insigne de fidelidad a Dios de Daniel en la
corte corrompida e idolátrica de Nabucodonosor, y consolar en las
. tribulaciones presentes, presentando como inminente la inaugura
ción de los tiempos mesiánicos, el «reino de los santos», en el que
desaparecería totalmente el pecado, para dar paso a la justicia per
fecta. Se presenta al Dios de los judíos (nunca se le llama Yahvé)
como el Dios único, omnipotente, omnisciente, que protege a sus
siervos y aun los libera milagrosamente en premio a su fidelidad.
El Dios de Israel es el que dirige el curso de la historia universal,
de forma que la sucesión de los imperios paganos no es sino el
cumplimiento de los designios eternos de Dios en orden a la ma
nifestación del reino de los santos. Este «determinismo» providencia-
lista aparece en el grandioso esquema histórico, en el que el autor
de Daniel nos presenta el gran combate entre Dios, que quiere
establecer su «reino», y los poderes históricos—encarnados en los
grandes imperios—, que se oponen a su instauración. Esta visión
esquemática de la historia no tiene otra finalidad que destacar la
grandeza de la inauguración mesiánica, obra culminante de la om
nipotencia divina. Dios habita en los cielos y gobierna el mundo
por medio de ciertos agentes espirituales-angélicos, que ayudan y
protegen id que es fiel a la Ley divina.
El m esianism o del libro de Daniel está totalmente dominado por
la idea escatológica, en conformidad con el género apocalíptico adop
tado para su formulación. Todos los imperios históricos son derro
cados para ser suplantados por el reino de los santos, que es la
«piedra caída del monte, no por mano del hombre» 24, y el «I lijo
del hombre» 25, que recibe el «señorío, la gloria y el imperio» del
«antiguo de días», que no es otro que el mismo Dios eterno, que
preside los aconteceres de la historia humana, particularmente la
suerte de los imperios.
El reino de los santos será el reinado de la justicia 26 y se exten
derá a toda la tierra. No se habla de bendiciones terrenales, sino
de manifestaciones puramente espiritualistas. Pero, en la mente del
profeta, el estadio terrestre y celeste de la era mesiánica parecen
confundirse, superponiéndose los planos históricos y metahistóri-
cos; por eso anuncia la resurrección de los muertos (los justos is
raelitas) para que éstos asistan a la manifestación de la plena era
mesiánica. Es un caso de falta de perspectiva en el tiempo. Los
profetas viven de la esperanza de las grandes realizaciones mesiá-
nicas, y, en su afán de acelerar su cumplimiento, juntan las pers
pectivas, «quemando» las etapas históricas.
24 D an 2 ,45 .
25 D an 7,13.
26 D a n g , 2 4 s.
B I B L I O G R A F I A
A) Comentarios católicos
a ) A ntiguos
S. Z enón , Tract. 8 de D an.: PL 11,522-528; San J erónimo, Comm. in
D an. líber unas: PL 2 5 ,5 1 3 -6 1 0 ; T eodoreto, Com. in Visiones Daniel:
PG 8 1 ,1 2 5 6 -1 5 4 9 ; San E frén , Expositio in Daniel: «Opera omnia Syriaca»
(1740) t.2 ,2 0 3 -2 3 3 ; P etrus C omestor, H ist. scholastica: PL 196,1447-1476;
San C risóstomo, Homil.: PG 5 6 ,1 93-246; San A lberto M agno, Op.
omnia 18 (París 1893) 447S; J. M aldonado, Comm. in Danielem (1610);
A. C almet, Comm. littéral sur tous les livres de l'A n d e n et du N . Testament
t.6 (París 1726).
b) M odernos
J. K nabenbauer, Comm. in Danielem prophetam: CSS (París 1907);
A. R ohling , Das B uch Daniel (1876); T rochon, Daniel (París 1882);
J. F avre d’E nvieu, Le livre du proph. Daniel (París 1889-1891); P. R ies -
steler, D as Buch Daniel (1902); L. C l . F illion , Daniel: «La Sainte Bi-
ble», VI (1914); J. G otsberger, Das Buch Daniel übersetzt und erklárt ;
(Bonn 1928); J. L inder , Commentarius in librum Daniel (París 1939);
L. D ennefeld , Daniel: «Sainte Bible» de P irot-C lamer, VII (París 1947);
F. N ótscher, Das Buch Daniel (Würzburg 1948); G. R inaldi, Dámele
(Turín 1947); A. B ea, In librum Danielis et in scripta Apocalíptica V . T.
(Roma 1937); R. A uge, Daniel, Lamentations, Baruch: «Biblia de Montse
rrat» (Barcelona 1954); P. Saydon, Daniel: «Verbum Dei», II (Barcelona
1956); H. J unker, Untersuchungen über literalische und exegetische Probleme
des Buches Daniel (Bonn 1932).
B) Comentarios acatólicos
H. H ávernick, Commentar über das Buch Daniel (1832); F. H itzig ,
Das Buch Daniel (Leipzig 1850); O. Z óckler, Der prophet Daniel (Leip
zig 1870); J. M einhold , Das Buch Daniel (Nordlingen 1889); A. Bevan,
A short commentary in the book Daniel (Cambridge 1892); G. B ehermann,
Das Buch Daniel (1894); S.-R. D river, The book o f Daniel (Cambridge 1922)
(CBSC); K. M arti, Das Buch Daniel (Tubinga 1901); J.-A. M ontgqmery,
A critical and exegetical commentary on the book Daniel: ICC (1927);
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E zra, Raschi, etc. (París 1900); C. Boutflower, In and around the book
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C) Estudios especiales
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Id., Daniel in der altest. Literatur: ibid., 86 (1906, II) 3 6 1 -3 9 0 ; A. V itti ,
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Das Danielbuch: sein hist. Hintergrund und seine lit. Entstehung (Leiden 1935);
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Zur Komposition des Buches Daniel: «Theol. Stud. und Krit.», 98-99 (1926)
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haner, The seventy Weeks: «Cathol. Bib. Quarterly», 1 (1939) 44 -54 ;
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c) P artes deuterocanónicas
J ulio A fricano y O rígenes, Cartas: PG 11,41-86; A. Scholz, Com
mentar über das Buch E sther... und über Susanna (Wurzburg 1892) 136S;
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«Bib. Zeits.», 11 (1913) 1-4; W. Baumgartner, Susanna: Die Geschitchte
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Susanna: ibid., 638S; T. W. D avies, Bel and the Dragón: ibid., 652.
C a p ít u l o i
L os c u a tro jó v e n e s a n te e l r e y (1 7 -2 1 )
t7 Otorgó Dios a los cuatro mancebos sabiduría y entendi
miento en todas las letras y ciencias, y Daniel interpretaba toda
visión o sueño. 18 Pasados los días al cabo de los cuales había
mandado el rey que se los llevasen, el jefe de los eunucos se los
presentó a Nabucodonosor. El rey habló con ellos, y entre
todos los mozos no había ninguno como Daniel, Ananías, Mi
sael y Azarías, y fueron puestos al servicio del rey. 20 En cuantas
cosas de sabiduría y entendimiento el rey les preguntó, hallólos
diez veces superiores a todos los magos y astrólogos que había
en su reino. 21 Así estuvo Daniel hasta el año primero del rey
Ciro.
Dios premió la fidelidad de sus siervos, pues no sólo les dotó de
buen aspecto externo, sino que los colmó de toda clase de sabiduría,
de forma que ante el rey quedaron muy por encima de los otros
jóvenes compañeros. Sobre todo Daniel se mostraba maestro en la
interpretación de las visiones y sueños 9, y era extremadamente
estimado entre los babilonios, dados a la adivinación. El autor sa
grado quiere preparar los relatos que siguen, .adelantando que la
sabiduría especial de Daniel era una ciencia infusa, totalmente di
ferente de la de los adivinos y astrólogos de su tiempo. En la mente
del hagiógrafo, la sabiduría del joven Daniel era totalmente mi
lagrosa, como se demostrará en la interpretación del sueño de Na
bucodonosor.
Su ascendiente fue tal en la corte babilónica, que permaneció
en ella como principal intérprete y sabio hasta el año primero de
Ciro (v.21) como rey de Babilonia, es decir, hasta el 538 a. C. No
7 L a Ley prohibía comer la sangre y las grasas (Lev 3,17; 23a) y los animales impuros
(Lev 11,2-45; 20.25).
8 Cf. D t 32,38.
9 E ntre los orientales, la interpretación de sueños y visiones tenia una gran importancia.
E n la Biblia reiteradamente se afirma que los sueños y visiones son uno de los medios que
utiliza Dios para comunicarse a los hombres (,Núm 12,6; Jer 23,28; J13,1; Zac 10,2; M t 1,20)*
quiere decir esto que Daniel haya muerto en esta fecha, pues
aparece haciendo revelaciones en el año tercero de Ciro 10, sino que
se quiere destacar que no perdió su influencia en la corte hasta la
extinción de la dinastía babilónica, suplantada por la persa.
C apítulo 2
EL SUEÑO DE NABUCODONOSOR
Una vez que se ha mostrado el origen de la sabidiiría ex
traordinaria de Daniel, el hagiógrafo quiere probarla en un hecho
concreto resonante, que iba a darle gran ascendencia en la corte
babilónica. En este capítulo encontramos esbozadas las ideas teoló
gicas del libro de Daniel, que se repiten constantemente en sus di
ferentes capítulos: a) la omnipotencia y supremacía del Dios de
Israel, que comunica una sabiduría a Daniel superior a la de los
magos; b) la sucesión de los grandes imperios .está sujeta a la Pro
videncia divina; c) sentido mesiánico de la historia: llegará un
momento en que se implantará un nuevo reino judío, que sucederá
a todos los reinos paganos. Estos no hacen sino preparar su venida,
aunque sus protagonistas no lo sepan. De ahí la finalidad práctica
del libro de exhortar a los judíos a permanecer fieles a su Ley,
pues al fin han de triunfar, ya que las épocas de los imperios no son
sino etapas de preparación de la manifestación del reino de Dios.
La actual narración sobre el sueño de Nabucodonosor se parece
en muchos detalles a la del Génesis sobre el sueño del faraón y su
interpretación por José pero en el caso de Daniel toda la inter
pretación es en función de una profecía mesiánica concreta; es de
cir, todos los imperios pasarán y a todos los sustituirá uno defi
nitivo que no ha de pasar, el mesiánico judio, culminación de la
historia.
E l sueño d e N abucodonosor (2 8 b -3 5 )
28b He aquí tu sueño y la visión que has tenido en el lecho:
29 En tu lecho, ¡oh rey 1, te vinieron pensamientos de lo que
vendrá después de este tiempo, y el que revela los secretos te
dio a conocer lo que sucederá. 30 Si este misterio me ha sido
revelado, no es porque haya en mí una sabiduría superior a la
de todos los vivientes, sino para que yo dé a conocer al rey la
explicación y llegues a conocer los pensamientos de tu corazón.
31 Tú, ¡oh reyl, mirabas y estabas viendo una gran estatua. Era
muy grande la estatua y de un brillo extraordinario. Estaba en
pie ante ti, y su aspecto era terrible. 32 La cabeza de la estatua
era de oro puro; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y
sus caderas, de bronce; 33 sus piernas, de hierro, y sus pies, parte
de hierro y parte de barro. 38 Tú estuviste mirando, hasta que
una piedra desprendida, no lanzada por mano, hirió a la esta
tua en los pies de hierro y de barro, destrozándola. 35 Entonces
el hierro, el barro, el bronce, la plata y el oro se desmenuzaron
juntamente y fueron como tamo de las eras en verano; se los
llevó el viento, sin que de ellos quedara traza alguna, mientras
que la piedra que había herido a la estntua se hizo una gran
montaña, que llenó toda la tierra.
El sueño de Nabucodonosor ora muy extraño. Mientras el rey
cavilaba sobre proyectos imperiales y sobre los posibles hechos que
habían de sobrevenir sobre su imperio, tuvo un sueño que había
de tener un sentido profético. El misterioso sueño tiene relación
con lo que ha de suceder en los postreros días (v.28), frase que en
la literatura profética alude a la ó¡«oca inmediata al establecimiento
del reino mesiánico 6. En ese sueño se ha revelado la sucesión de
los imperios hasta la manifestación del reino mesiánico.
La introducción de Daniel es solemne, como corresponde a la
importancia del sueño. En primer lugar confiesa humildemente qúe
tb que va a 'decir no se debe a su sabiduría puramente humana»
Y después concreta el sueño del monarca: ante sus ojos apareció
una estatua colosal en forma humana. El coloso, sin embargo, no
estaba hecho de un material homogéneo, y en esto estribaba lá
particularidad de la misma. Diversos metales estaban representados
en su composición: la cabeza, de oro; el pecho y brazos, de plata;
el vientre, de bronce; las piernas, de hierro, y los pies, mitad de
hierro, mitad de bronce. La calidad de los metales va decreciendo
a medida que se desciende de la cabeza a los pies. En el simbolismo
que después explicará la diversidad cualitativa de los metales re
presentaba. también el valor diferente de los imperios simboli
zados.
Nabucodonosor, en su sueño, consideraba admirado la estatua,
cuando una piedra desprendida, no por mano (v.34), fue a dar contra
la estatua, derribándola y descomponiéndola como tamo que se
lleva el viento. Por otra parte, esa minúscula piedra fue después
creciendo hasta convertirse en una gran montaña (v.35). Al decir
que la piedra fue desprendida sin que la lanzara mano alguna,
alude a un poder secreto divino, como explicará en la interpreta
ción.
In te rp re ta c ió n d e l sueño (3 6 -4 5 )
36 He aquí el sueño; daremos también al rey su interpreta
ción: 37 Tú, ¡oh rey!, eres rey de reyes, porque el Dios de los
cielos te ha dado el imperio, el poder, la fuerza y la gloria. 38 El
ha puesto en tus manos a los hijos de los hombres, dondequiera
que habitasen; a las bestias de los campos, a las aves del ciclo,
y te ha dado el dominio de todo; tú eres la cabeza de oro. 39 Des
pués de ti surgirá otro reino menor que el tuyo, y luego un
tercero, que será de bronce y dominará sobre toda la tierra.
40 Habrá un cuarto reino, fuerte como el hierro; como todo lo
rompe y destroza el hierro, así él romperá todo, igual que el
hierro, que todo lo hace pedazos. 41 Lo que viste de los pies y
los dedos, parte de barro de alfarero, parte de hierro, es que
este reino será dividido, pero tendrá en sí algo de la fortaleza
del hierro, aunque viste el hierro mezclado con el barro. 42 Y el
ser los dedos parte de hierro, parte de barro, es que este reino
será en parte fuerte y en parte frágil. 43 Viste el hierro mezclado
con barro porque se mezclarán por alianzas humanas, pero no se
pegarán unos con otros, como no se pegan el hierro y el barro.
44 En tiempo de esos reyes, el Dios de los cielos suscitará un
reino que no será destruido jamás y que no pasará a poder de
otro pueblo; destruirá y desmenuzará a todos esos reinos, mas
él permanecerá por siempre. 45 Eso es lo que significa la piedra
que viste desprenderse del monte sin ayuda de mano, que des
menuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El Dios
grande ha dado a conocer al rey lo que ha de suceder después»
El sueño es verdadero, y cierta su interpretación.
Daniel empieza enfáticamente a exponer su interpretación, ala
bando la grandeza material de Nabucodonosor, conforme a las eos-
turnbres cortesanas. Se le da el título de rey de reyes (v.37), corrien
te en la época: persa. Las frases son absolutas: Nabucodonosor apa
rece como rey de los hombres y de los animales. La expresión plu
ral «daremos la. interpretación» puede considerarse como fórmula
retórica, asociando a sus compañeros judíos a su revelación. Una
vez Captada la benevolencia del monarca con las alabanzas más
desorbitadas, Daniel expone la interpretación: la estatua, con sus
diferentes metales, representa diferentes imperios que se sucede
rán. La cabeza de oro simboliza el reino de Nabucodonosor (v.38).
Las otras partes de la estatua simbolizan otros tantos reinos
que sucederán al babilónico; el que sucederá a éste será menor
que él (el pecho, de plata), mientras que el tercero (vientre de
bronce) dominará sobre la tierra (v.39). A éste le sucederá otro que
se distinguirá por su agresividad, rompiendo todo como el hie
rro (v.40). Este cuarto reino será, por un lado, fuerte como el hie
rro, pero también frágil como la arcilla, simbolizado en los pies
de la estatua, mitad de hierro, mitad de barro (v.42). El profeta
concreta diciendo que ese cuarto reino se tratará de reforzarlo
con alianzas humanas, que al fin resultarán ineficaces (v.43). Este
detalle es de sumo interés para encontrar la clave de identificación
de este misterioso reino agresivo, fuerte y débil a la vez, pomo ve
remos a continuación. A este último reino suplantará un reino que
no será destruido jamás... (v.44), simbolizado en la piedra que cae
sobre la estatua, destruyéndola y convirtiéndose en una gran mon
taña.
I d e n t if ic a c ió n de los cua tro r e in o s
C apítulo 3
E l án g el d e l S eñor en e l horno (4 6 -5 0 )
46 Los ministros del rey que los habían echado no cesaban
de avivar el horno con betún, estopa, pez y sarmientos, 47 hasta
levantarse las llamas cuarenta y nueve codos por encima del
horno, 48 y las llamas, irrumpiendo, abrasaban a cuantos caldeos
estaban alrededor del horno; 49 pero el ángel del Señor había
descendido al horno con Azarías y sus compañeros, y apartaba
del horno las llamas del fuego y hacía que el interior del horno
estuviera como si en él soplara un viento fresco, 50y el fuego no
les tocaba absolutamente ni los afligía ni les causaba molestia.
Este relato es continuación del v.22 3. La providencia del Dios
de los judíos protege de un modo especialísimo a los tres valerosos
jóvenes. El hagíógrafo se complace en los detalles pintorescos para
hacer resaltar más su idea: de un lado, los ministros del rey encien
den animosamente el horno hasta hacer subir sus llamas a unos
25 metros de altura, siendo abrasados por éstas, que se extienden
más de lo esperado, y de otro, los jóvenes en el horno se sentían
libres del calor, como si el horno estuviera refrigerado por un viento
fresco que soplara en su interior. De nuevo tenemos que resaltar
el carácter artificial del relató, en el que lo portentoso ocupa el
primer lugar, como en el libro de Jonás. En todos estos detalles,
el hagiógrafo quiere destacar la providencia que Dios tiene sobre
los que le son fieles en las contradicciones y peligros de la vida.
3 Este fragmento (v.46-50) está sólo en ¡el téttó griego.
C ántico d e lo s tre s jó v e n e s e n e l horn o (5 1 -9 0 )
51 Entonces los tres a una voz alabaron, glorificaron y bendi
jeron a Dios en el horno, diciendo; 52 Bendito seas, Señor, Dios
de nuestros padres, | digno de alabanza y ensalzado por los
siglos. | Bendito tu nombre santo y glorioso, | muy digno de
alabanza, ensalzado por los siglos. | 53 Bendito en el templo san
to de tu gloria, | digno de ser cantado y glorificado por los siglos. |
54 Bendito tú, que penetras los abismos, | digno de alabanza y
ensalzado por los siglos. | Bendito tú, que estás sentado sobre los
querubines, | digno de alabanza, ensalzado por los siglos. | 55 Ben
dito en tu trono real, | digno de ser cantado y celebrado por los
siglos. | 56 Bendito tú en el firmamento de los cielos, | digno de
ser cantado y glorificado por los siglos. | 57 Bendecid al Señor
todas las obras del Señor, | cantadle y alabadle por los siglos. |
58 Bendecid al Señor, ángeles del Señor, | cantadle y ensalzadle
por los siglos. | 59 Bendecid, cielos, al Señor, | cantadle y en
salzadle por los siglos. | 60 Bendecid al Señor, aguas todas que
estáis sobre los cielos, | cantadle y ensalzadle por los siglos. |
61 Bendiga al Señor todo el ejército del Señor, | cantadle y en
salzadle por los siglos. | 62 Bendecid, sol y luna, al Señor, ) can
tadle y ensalzadle por los siglos. | 63 Bendecid, astros del cielo,
al Señor, | cantadle y ensalzadle por los siglos. | 64 Bendecid, llu
via y rocío, al Señor, | cantadle y ensalzadle por los siglos. |
65 Bendecid, todos los vientos, al Señor, | cantadle y ensalzadle
por los siglos. | 66 Bendecid, fuego y calor, al Señor, | cantadle y
ensalzadle por los siglos. | 67 Bendecid, fríos y heladas, al Señor, |
cantadle y ensalzadle por los siglos. | 68 Bendecid, rocio y escar
cha, al Señor, | cantadle y ensalzadle por los siglos. | 69 Bendecid,
frío y fresco, al Señor, | cantadle y ensalzadle por los siglos. |
70 Bendecid, hielos y nieves, al Señor, | cantadle y alabadle por
los siglos. | 71 Bendecid, noche y día, al Señor, | cantadla y ala
badle por los siglos. | 72 Bendecid, luz y tinieblas, al Señor, | can
tadle y alabadle por los siglos. | 73 Bendecid, relámpagos y nu
bes, al Señor, | cantadle y ensalzadle por los siglos. | 74 Bendiga
la tierra al Señor, | cántele y ensálcele por los siglos. | 75 Bendecid,
montes y collados, al Señor, | cantadle y ensalzadle por los si
glos. | 76 Bendecid al Señor cuanto brota en la tierra, | cantadle
y ensalzadle por los siglos. | 77 Bendecid, mares y ríos, al Señor, |
cantadle y ensalzadle por los siglos. | 7KBendecid, fuentes, al
Señor, | cantadle y ensalzadle por los siglos. | 79 Bendecid al Se
ñor, monstruos de las aguas y cuanto en las aguas se mueve, |
cantadle y ensalzadle por los siglos. | 80 Bendecid todas las aves
del cielo al Señor, | cantadle y ensalzadle por los siglos. | 81 Ben
decid todas las bestias y ganados al Señor, | cantadle y ensalzadle
por los siglos. | 82 Bendecid, hijos de los hombres, al Señor, |
cantadle y ensalzadle por los siglos. | 83 Bendice, Israel, al Se
ñor, | cántale y ensálzale por los siglos. | 84 Bendecid al Señor,
sacerdotes del Señor, | cantadle y ensalzadle por los siglos. |
85 Bendecid al Señor, siervos del Señor, | cantadle y ensal
zadle por los siglos. | 86 Bendecid, espíritus y almas de los justos,
al Señor, | cantadle y ensalzadle por los siglos. | 87 Bendecid,
santos y humildes de corazón, al Señor, | cantadle y ensalzadle
por los siglos. | 88 Bendecid, Ananías, Azarías-y Misael, al Se
ñor, | cantadle y ensalzadle por los siglos, ¡ porque nos sacó
del infierno, [ y del poder de la muerte nos salvó, | y de en medio
del horno encendido nos libró, | salvándonos de en medio del
fuego. | 89 Dad gracias al Señor porque es bueno, | porque es
eterna su misericordia. | 90 Bendecid todos los piadosos al Se
ñor, Dios de los dioses; | cantadle y dadle gracias, | porque es
eterna su misericordia.
Este cántico, atribuido a los tres jóvenes en el homo ardiendo,
es un salmo en forma de letanía, como el salmo 135, que debía
recitarse en el templo, y que el autor sagrado ha querido poner
en boca de los tres héroes para expresar sus sentimientos de grati
tud a Dios por haberlos, liberado de las llamas. La composición
salmódica tiene dos partes: a) oración a Dios, que se ha manifes
tado a Israel, en su alianza y en su templo de Jerusalén, como
Dios glorioso que habita sobre los querubines (51-56); b) invitación
a todas las criaturas a que alaben a Dios (57-90). La enumeración
es muy prolija, pues todas las obras de la creación, en sus diversas
manifestaciones, son invitadas a alabar al Creador, desde los án
geles hasta las bestias de la tierra y los mismos seres inanimados,
como el fuego, la escarcha, los ríos, los vientos, las fuentes. Toda
la naturaleza debe ser un canto al Dios providente y eterno.
Y, sobre todo, el hombre en su múltiple manifestación de la vida de
be alabar al Dios providente y eterno, y particularmente los
sacerdotes, levitas y santos del Señor, como porción elegida, deben
una particular alabanza al Señor.
La composición es bellísima y similar a otras composiciones
salmódicas que conocemos de la Biblia4. Empieza por alabar al
Dios de los padres, que con ellos ha hecho alianza y que se ha ma
nifestado glorioso en su nombre en la historia prodigiosa de Is
rael (v.51). A pesar de haberse a manifestado los antepasados de
Israel, sin embargo, sigue altísimo y trascendente, sentado sobre los
querubines y penetrando con su mirada lo más profundo de los
abismos 5. Su trono real es el firmamento de los cielos (v.55). Desde
allí asiste majestuoso, desplegando su providencia sobre su pueblo
y sobre los justos. Por eso, toda la naturaleza, desde los ángeles
hasta las bestias, debe alabarle sin fin, y a esta alabanza son asocia
dos los tres héroes del horno de Babilonia, porque los ha sacado
del infierno (v.88), es decir, del peligro de muerte, por la que irían
destinados al seo! o región de los muertos, que los LXX traducen
por hades, y la Vg por infernus.
C apítulo 4
N U E V A V IS IO N D E N A B U C O D O N O S O R IN T E R P R E T A D A
P O R D A N IE L
Sigue la finalidad apologética del libro. Hasta ahora ha demos
trado la superioridad del Dios de los judíos y su providencia par
ticular sobre sus siervos fieles. Ahora va a demostrar ese poder
omnímodo que tiene Dios sobre los reyes, humillándolos hasta el
extremo. El omnipotente y despótico rey de Babilonia es reducido al
estado de bestia como castigo divino hasta que reconociera el po
der del Dios de los judíos. El estilo se mueve en la misma línea
que los capítulos anteriores. Y su historicidad ha de juzgarse se
gún los principios antes expuestos. El esquema del relato es en
todo similar a lo que se dice en lo referente a la visión de la es
tatua.
L a visión d e l á rb o l (1-15)
1 Yo, Nabucodonosor, vivía tranquilo en mi casa, feliz en mi
palacio, 2 y tuve un sueño que me espantó, y los pensamientos
que me perseguían en mi lecho y las visiones de mi espíritu
me llenaron de turbación. 3 Hice que vinieran ante mí todos
los sabios de Babilonia para que me diesen la interpretación
del sueño. 4 Vinieron, pues, los magos, los astrólogos, los caldeos
y los adivinos, y les expuse el sueño; pero nunca pudieron dar
me la interpretación, 5 hasta que vino ante mí Daniel, cuyo
nombre es Baltasar, del nombre de mi dios, y en el cual reside
el espíritu de los dioses santos. Expliquéle mi sueño, diciéndo-
dole; 6 Baltasar, tú, jefe de los magos, que tienes en ti, yo lo sé,
el espíritu de los dioses santos y a quien ningún misterio se
oculta, dame la explicación de las visiones que en sueño he
tenido. 7 He aquí las visiones de mi espíritu mientras estaba en
mi lecho: Miraba yo, y vi en medio de la tierra un árbol alto
sobremanera. 8 El árbol había crecido y se había hecho muy
fuerte, y su cima tocaba en los cielos, y se le veía desde los con
fines de toda la tierra. 9 Era de hermosa copa y de abundantes
frutos, y había en él mantenimiento para todos. Las bestias del
campo se resguardaban a su sombra, y en sus ramas anidaban
las aves del cielo, y todos los vivientes se alimentaban de él.
10 En las visiones de mi espíritu en mi lecho vi que bajaba
del cielo uno de esos que velan y son santos, 11 y, gritando fuer
temente, dijo; Abatid el árbol y cortad sus ramas, sacudid su
follaje y diseminad los frutos, que huyan de debajo de él las
bestias y las aves del cielo de sus ramas; 12 pero dejad en la tierra
el tronco con sus raíces y atadle con cadenas de hierro y de
bronce, y quédese así entre las hierbas del campo, que le em
pape el rocío y tenga por parte suya, como las bestias, la hierba
de la tierra. 1123 Quítese su corazón de hombre y désele un co
razón de bestia, y pasen sobre él siete tiempos. 14 Esta sentencia
es decreto de los vigiles, es resolución de los santos, para que
sepan los vivientes que el Altísimo es dueño del reino de los
hombres y lo da a quien le place, y puede poner sobre él al
más bajo de los hombres. I5 Este es el sueño que tuve yo, el
rey Nabucodonosor. Tú, Baltasar, da la interpretación, ya que
ninguno de los sabios de mi reino ha podido dármela; tú puedes
darla, porque tienes en ti el espíritu de los dioses santos.
El relato del sueño está en estilo directo en los mismos labios
de Nabucodonosor. El modo artificial del relato salta a los ojos.
La moraleja que el hagiógrafo quería sacar de la visión la expresa
el mismo rey, a saber, que el Altísimo es dueño del reino de los hom
bres (v.14). El conjunto del relato da la impresión de ser como una
parábola en la que los protagonistas expresan alternativamente la
evolución del pensamiento del hagiógrafo conforme a las ideas
teológicas que quiere inculcar. De nuevo se pone de relieve la im
potencia de los magos y adivinos de Babilonia para interpretar el
Sueño del rey (v.3).
En un momento de euforia por sus triunfos, estaba consideran
do el rey su imperio, y se comparaba a un gran cedro que bajo su
sombra cobijaba a todos los pueblos. Exaltado por estos pensa
mientos megalómanos, tuvo un sueño que nadie pudo interpretar.
En sueños vio un árbol inmenso muy semejante al que nos describe
Ezequiel simbolizando a Asiria 1. Quizá el hagiógrafo, al componer
su narración, se sirvió de la descripción de aquél. De todos modos,
el árbol parece simbolizar al propio Nabucodonosor, como expli
cará Daniel. El árbol frondoso es abatido por orden de un ser mis
terioso al que se le llama vígil y santo (v.io), que en el contexto
es un ángel, llamado así por estar siempre pronto a cumplir las
órdenes de Dios 2. Es la primera vez que aparece el nombre de
•uígil aplicado a los ángeles, pero esa denominación se hace común
en la literatura apócrifa judía posterior 3. El árbol debe ser podado
de ramas, quedando sólo el tronco, y éste rodeado de cadenas (v.12),
cuyo simbolismo aparecerá en la explicación ulterior.
El hagiógrafo pasa del símbolo a la cosa significada, y así, del
árbol pasa al personaje representado por él, es decir, el mismo
Nabucodonosor, al que se le quita su corazón de hombre y se le da
un corazón de bestia (v.13), viviendo durante siete tiempos, o
años 4, en el campo como una bestia del campo, sintiendo sobre
sus espaldas el rocío y comiendo la hierba de la tierra (v.12). La
frase corazón de hombre alude a la inteligencia 5 y a los afectos huma
nos. El castigo, pues, consistirá en que el rey perderá su conciencia
1 Cf. Ez 32,iss.
2 1 Re 22,19; Dan 7,10; Tob 12,15; Job 1,8; ¿,3; Ih6*,6.
3 Apocalipsis de H enoc ,
r2,4; 13,10.
* Para esta denominación equivalente a años cf. 7,27; Gén 10,18. Siete puede designar
sim plem ente largo tiempo (3,19).
5 Sobre el corazón como sede de la inteligencia véase 1 Re 10,24; Jcr 5,21; Sal 90,12;
IProv 15,14; Job 9,4; 36, 5-
de hombre, cayendo en un estado amente, creyéndose una bestia;
es la enfermedad llamada zoantropia o lycantropía, bajo cuyo efecto
el hombre se considera un animal. Este castigo decretado contra
el rey es obra de los vigiles o ángeles, que constituyen como un
consejo celestial6. Son los mandatarios de Dios, y por eso su sen
tencia es la sentencia de Dios mismo. El hagiógrafo hace confesar
al propio Nabucodonosor que todo lo que va a suceder proviene
de los ángeles de Dios, para que quede claro que el Altísimo es
dueño de los reinos (v.14).
Una vez expuesto el sueño, el rey invita a Daniel a exponer su
sentido. Le llama por su nombre Baltasar, aludiendo a la etimolo
gía de este nombre, relacionada con el «dios» de Nabucodonosor,
Bel-Marduk7. Confiesa que en él reside el espirita de los dioses
santos (v.6), como había quedado patente en la interpretación del
sueño anterior.
In te rp reta c ió n d e l sueño (1 6 -2 4 )
16 Entonces Daniel, llamado Baltasar, se quedó por algún
tiempo estupefacto y turbado por sus pensamientos. Díjole el
rey: Baltasar, que no te turbe el sueño y su interpretación.
Y Baltasar respondió: Mi señor, que el sueño sea para tus ene
migos, y la interpretación para tus adversarios. 17 El árbol que
viste que se había hecho grande y fuerte, y que con su cima
tocaba los cielos y que se veía desde toda la tierra, ,8de her
mosa copa y de tan abundante fruto que había en él alimento
para todos, y bajo el cual se resguardaban las bestias del campo
y en cuyas ramas anidaban las aves del cielo, 19 eres tú, ¡oh rey!,
que has venido a ser grande y fuerte, y cuya grandeza se ha
acrecentado y ha llegado hasta los cielos, y cuya dominación
se extiende hasta los confines de la tierra. 20 Vio el rey bajar
de los cielos a uno de esos que velan y son santos, y decir:
Abatid el árbol y destruidle, pero dejad en la tierra el tronco
con las raíces y atadle con cadenas de hierro y de bronce entre
la hierba del campo; que le empape el rocío del cielo y tenga
su parte con las bestias del campo hasta que sobre él pasen
siete tiempos. 21 He aquí, ¡oh rey 1, la interpretación y el de
creto del Altísimo, que se cumplirá en mi señor, el rey. 22 Te
arrojarán de en medio de los hombres y morarás entre las
bestias del campo, y te darán a comer hierba como a los bue
yes, te empapará el rocío del cielo y pasarán sobre ti siete tiem
pos hasta que sepas que el Altísimo es el dueño del reino de
los hombres y se lo da a quien le place. 23 Lo de dejar el tronco
donde se hallan las raíces significa que tu reino te quedará
cuando reconozcas que el cielo es quien domina8. 24 Por tan
to, ¡oh rey!, sírvete aceptar mi consejo: redime tus pecados
con justicia, y tus iniquidades con misericordia a los pobres,
y quizá se prolongará tu dicha.4
4 Cf. I Re 22,l9s; J o b 1,6; 2,1; 15,8.
7 El nombre Baltasar en babilonio puede considerarse como teóforo, descomponién
dolo así: Bel-balatsu-usur - *Bel protege su vida».
8 Cielo aquí equivale a Dios. Es una denominación q ue sólo aparece en la época macabea:
i M ac 3,18-19; 4,10; 24,55; 2 M ac 9,20. Es un indicio más d e la época de composición del
libro de Daniel.
Daniel se siénte embarazado antes de contestar, pues sabe que
lo que va a decir es contrario a los intereses del rey. Al fin habla
y le declara el sentido de la misteriosa visión: el árbol frondoso es
Nabucodonosor mismo (v.17). Será abatido y cortado hasta el
tronco y será encadenado como amente (v.21), siendo arrojado al
campo para llevar vida de bestia (v.22). El árbol no fue totalmente
desenraizado, sino que ha sido dejado con tronco (v.23), para in
dicar que volverá a brotar cuando pase la prueba y reconozca sus
pecados y sea misericordioso con los pobres.
C apítulo 5
EL FESTIN DE BALTASAR. LA MISTERIOSA ESCRITURA
EN LA PARED
Este capítulo es famoso por sus dificultades históricas, pues se
dice, entre otras anomalías, que Baltasar era hijo de Nabucodonosor.1
Por otra parte, aparece un misterioso Darío el Medo, que es muy
difícil de compaginar con lo que sabemos de la historia de Babi-
9 Sobre esta interpretación véase E. D h o r m e : R B q. (1912) 373; I. P lesis , en Dict. de ¡a
BíbíeSuppI. I (1928) 799.
10 Según Eusebio, que sigue la historia asiría de Abideno (200 a. C.). Nabucodonosor,
estando sobre la terraza de su palacio, se sintió invadido por el espíritu de profecía y anunció
la invasión de Ciro, al que llamó «mulo persa*: después de lo cual desapareció de repente de
la sociedad. Pero no se alude a su locura. Véase E u s e b io , Proep, Etiang. 9,41: PG 21,762 A .
lonia después de ser tomada por las tropas de Ciro. Pero también
aquí hemos de pensar más en la finalidad teológica del relato que
en las pequeñas contradicciones históricas, que para el hagiógrafo
no tienen importancia. En los capítulos anteriores ha querido pa
tentizar cómo la sabiduría y poder de Dios están sobre todos los
reyes, aun los más poderosos. Ahora quiere mostrar que el castigo
de Dios llega a quienes se han permitido sacrilegios con las cosas
más santas, reservadas a Dios.
C apítulo 6
DANIEL, ARROJADO AL FOSO DE LOS LEONES
Este capítulo es muy similar al c.3 por su contenido. Una de
nuncia de los babilonios dio pie para que Daniel fuera puesto en
peligro de muerte, como antes los tres jóvenes echados al homo
ardiente, siendo salvado milagrosamente como éstos. Y su liberación
fue también seguida de un edicto de reconocimiento de la supe
rioridad del Dios de los judíos. El hagiógrafo quiere aquí destacar
la providencia especial que tiene Dios sobre los que son fieles a
las tradiciones religiosas de los judíos.
Capítulo 7
VISION DE LAS CUATRO BESTIAS
Con este capítulo se abre la segunda parte del libro de Daniel,
de carácter visionario. El profeta ahora se presenta como profeta
que recibe mensajes de Dios por intermedio de sus ángeles. Sus
tancialmente, el esquema ideológico de estas visiones está en la
interpretación de la visión de la estatua que hemos estudiado en el
capítulo segundo. Aquel diseño general en el que se anunciaba
una sucesión de reinos históricos que habían de ser suplantados por
un reino definitivo teocrático, va adquiriendo nuevos detalles y
relieves.
Aunque las visiones aparecen encuadradas en la época babiló
nica, sin embargo, las alusiones a hechos de la época de la perse
cución de los judíos por los reyes de Siria sitúan al redactor de
estas visiones—puestas en boca de la gran figura tradicional de
Daniel—en la época macabea, es decir, en pleno siglo 11 a. C. Los
rasgos históricos van intercalados con alusiones a una época esca-
tológica pintada con caracteres apocalípticos. Muchas veces los
planos histórico y escatológico se superponen. Esta oscuridad, ca
racterística de la literatura apocalíptica, hace muchas veces difícil
adivinar el pensamiento del hagiógrafo.
C apítulo 9
PROFECIA DE L A S SE T E N T A SE M A N A S
Daniel está pensativo sobre el fin de la cautividad y sobre las
palabras que le han comunicado. El profeta Jeremías había anun
ciado que la cautividad duraría setenta años. Este lapso de tiempo
está pronto a cumplirse; por otra parte, Gabriel le ha dicho que
lo que le anuncia es para el fin de los tiempos. ¿Cómo compaginar
ambos datos? De nuevo el arcángel Gabriel le aclara que la pro
fecía de Jeremías se cumplirá puntualmente en lo relativo a la re
construcción de la Ciudad Santa; pero, respecto al fin de las cala
midades, los setenta años se convertirán en semanas de años.
Introducción (l-4a)
1 El año primero de Darío, hijo de A,suero, de la nación de
los medos, que vino a ser rey del reino de lo» caldeos, 2 el año
primero de su reinado, yo, Daniel, cslabn estudiando en los
libros el número de los setenta año» que balda de cumplirse so
bre las ruinas de Jerusalén, conforme al número de años que
dijo Yahvé a Jeremías, profeta. 1Volví mi rostro al .Señor, Dios,
buscándole en oración y plegaria, en ayuno, saco y ceniza,
4®y oré a Yahvé, mi Dios, y le hice esta confesión.
La datación presenta una de las anomalías históricas clásicas
en el libro de Daniel, pues se presenta a Darío, rey de Media y
de los caldeos, como hijo de Asuero o Jerjes, que más bien era hijo
de Darío. De nuevo tenemos que acudir al modo popular de escribir
del compilador del libro de Daniel, el cual, viviendo en el siglo n a.C.,
se hacía eco de tradiciones cuya historicidad en los detalles es muy
relativa. Siempre debemos volver a la idea de que esta antología
fragmentaria que es el libro de Daniel es de tipo apologético-
religioso, sin pretensiones de crítica histórica. Así, muchas veces
las dataciones históricas resultan anacrónicas. El carácter artificial
de esta compilación heterogénea explica todas estas anomalías cri
ticas.
Según la datación del libro, lo que va a narrar tuvo lugar bastante
tiempo después de la visión del capítulo anterior, ya que aquélla
fue en el año tercero del rey Baltasar, mientras que ahora se pone la
meditación de Daniel el primer año de Darío, después de la conquista
de Babilonia en 538 a.G. Daniel meditaba sobre el contenido de la
famosa profecía de Jeremías de que la cautividad duraría setenta
años. Es una alusión a Jer 25,11 y 29,10, donde el profeta anuncia
a los desterrados que deben prepararse para un largo destierro.
Naturalmente, las palabras de Jeremías no han de tomarse en sen
tido matemático de setenta años, sino en el amplio de una larga
generación. De todos modos, el redactor del libro de Daniel va a
jugar con la cifra matemática en sus cálculos sobre la interpretación
de la profecía.
En efecto, en el primer año de Darío estaban para cumplirse
literariamente (partiendo del 605 a.C.) los setenta años de Jeremías,
y el redactor del libro de Daniel presenta a su protagonista inquieto
porque la situación de la cautividad lleva camino de alargarse.
Daniel se decide a renovar sus prácticas de penitencia para que
Dios abrevie la cautividad y le esclarezca la profecía.
C a p ít u l o i o
C apítulo ii
LAS L U C H A S E N T R E S IR IA Y E G IP T O . P E R S E C U C IO N
D E L O S J U D IO S
C apítulo 12
TRIUNFO DEL PUEBLO ELEGIDO
Este breve capítulo puede dividirse en dos partes: a) anuncio
de la salvación de los fieles judíos y de la resurrección de sus
muertos (1-4); b) epílogo a la revelación comenzada en 11,2 y al
libro en general, con la confirmación de lo antes dicho.
C apítulo 13
H ISTO R IA DE L A C A ST A SU SA N A
Este capítulo y el siguiente pertenecen a la parte deuterocanó-
nica del libro de Daniel, y han llegado a nosotros sólo en griego.
En la Vulgata y los LXX aparece este relato de Susana después
del C.12, pero en la traducción de Teodoción está al principio del
libro. Se ha discutido si el texto que tenemos griego es traducción
de otro semítico o si, más bien, el relato ha sido escrito ya en griego
desde el principio.
P r e s e n t a c i ó n d e l a v i r t u o s a S u s a n a ( 1-9 )
1 Moraba en Babilonia un varón cuyo nombre era Joaquín.
2 Había tomado por mujer a una llamada Susana, hija de Hel-
cias, muy hermosa y temerosa de Dios, ■1 pues sus padres, que
eran justos, la habían educado según la ley de Moisés. 4 Era
Joaquín muy rico y tenía contiguo a su casa un jardín. Concu
rrían a su casa los judíos por ser él el más ilustre de todos.
5 Aquel año habían sido designados jueces dos ancianos, de los
que dijo el Señor: Salió la iniquidad de Babilonia, de los ancia
nos constituidos en jueces, que parecían gobernar al pueblo.
* Frecuentaban éstos la casa de Joaquín, y a ellos venían cuantos
tenían algún pleito. 7 Hacia el mediodía, cuando el pueblo se
había retirado, entraba y se paseaba Susana en el jardín de su
marido, 8 y, viéndola cada día los dos ancianos entrar y pa
searse, sintieron pasión por ella. 9 Y, pervertido su juicio, des
viaron sus ojos para no m irar al ciclo ni acordarse de los justos
juicios.
El autor no nos dice nada de la fecha en que tuvo lugar lo que
va a narrar. Los nombres de Joaquín y de Helcías eran müy comunes
entre los judíos. El de Susana («lirio, azucena», muy en consonancia
con su conducta pura) aparece sólo aquí en el A. T . Como pertene
ciente a una familia de alta posición social, había recibido una
esmerada educación, según las tradicionales leyes judías (v.3). Su
casa se convirtió en centro de reunión de los exilados por ser su
marido muy considerado entre ellos. La expresión aquel año parece
indicar que se ha perdido algún versículo en el que se aludiría a las
circunstancias cronológicas del hecho. Puede también tener el sen
tido de en cierto año. N ada sabemos de la institución de los ancianos
como jueces entre los exilados, aunque es m uy verosímil. En el
libro de Ezequiel se habla reiteradamente de los ancianos como
representantes de los intereses de los exilados L Los judíos en el
destierro tuvieron que improvisar un régimen judicial propio, con
forme a sus leyes mosaicas, y pudieron muy bien tom ar como
modelo la institución de los ancianos de la época del desierto.
Por lo que aquí se insinúa, cada año se nombraban dos ancianos
para presidir los tribunales propios judíos. El lugar de reunión
dé éstos era la casa de Joaquín, que por su am plitud se prestaba a
ello. La tradición judía los ha identificado con los dos falsos profetas
Acab y Sedecías, de que habla Jeremías en 29,23. La cita del v.5
( salió la iniquidad de Babilonia, de los ancianos contituidos en jueces...)
nos es desconocida en la Biblia, pero puede ser una frase de algún
profeta que no haya sido consignada en las actuales Escrituras
canónicas, o quizá una alusión parafraseada al pasaje de Jer 23,143.
De hecho, los dos ancianos se dejaron seducir por la belleza corporal
de Susana y sintieron una ardiente pasión sexual por ella. La des
cripción de lo que sigue es muy pormenorizada y realista, no exenta
de ironía. Llevados de sus malos deseos, olvidaron los justos juicios
de Dios sobre los prevaricadores, a pesar de ser los representante?
de la justicia de la ley de Moisés.
C apítulo 14
BEL Y EL DRAGON
Es un nuevo apéndice a la ya compleja antología de narraciones
del libro de Daniel. Se trata ahora de poner en ridículo ante los
creyentes israelitas el culto idolátrico de la omnipotente Babilonia,
objeto de admiración de los pequeños pueblos del antiguo Oriente.
En los LXX se dice que la narración está tomada de «la profecía
de Ambacurn (o Habacuc), hijo de Jesús, de la tribu de Leví», lo
que parece indicar que formaba parte de otra colección de relatos.
El fondo histórico es nebuloso.
INTRODUCCION
\
A) Comentarios católicos
a )
A ntiguos
E usebio de C esárea, Eclogae Proph.: PG 22,1136-1160; T eodoro de
M ops., Comm. in Proph. Min.: PG 66,124-632; San C irilo A l ., Comm.
1 2
b ) M odernos
J. M. A. Scholz, Die Hl. Schrift des A. T. IV 4 (Francfort 1833);
J. Knabenbauer, I-II (CSS) (París 1886); J. A. Petit, La S. Bible XI
(Arrás 1896 ); J. F. A llioli-S. A rndt, Die Hl. Schrift des A. und N. T.
II (Regensburgo 1900); A. C rampón, La S. Bible V (Tournai 1901);
L. C. F illion, La S. Bible VI (París 1903); A. Van H oonacker, Les douze
petits Prophétes: EB (París 1908); E. T obac, Les prop'nétes d’Israel
(1919) I 195-242; H. J unker, Die Zwolf kleincn Propheten (Bonn 1937);
M. Schumpf, Das Buch der Zwolf Propheten (Freibourg Br. 1950).
B) Comentarios acatólicos
S. Schmidt, Comm. in Proph. Min. (Leipzig 1698); H. E wald, Die
Propheten des Alten Bundes 1-II (Stuttgart 1840); l-III (Gotinga 1867);
H enderson, The book of the Twelve Minor Prnphets (r868 ); D uhm , Die
Theologie der Propheten (1875) 109-41; H itzig-Steiner, Die Zwolf kleinen
Propheten erkldrt (Leipzig 1881); Bachmann, Praepnrationen zu den kleinen
Propheten (rSgoí; K irkpatrick, Doctrine of the Pronhets (1892) 83-142;
W. N owack, Die kleinen Pronheten übersetz und erkldrt (Gotinga 1903);
K. M arti, Dodekapropheton (Tubinga 1904).
C) Estudios especiales
D. Buzy, Les symboles de l’Anden Testament (París 1923) 33-93; L. Fil-
lion, Osee, art. en DBV; L. C lamer, Osee, art. en DThC; F. Buck, Die
Liebe Gottes beim Propheten Osee (Roma 1953); K. Budde, Der Abschnitt
Hosea 1-3 und seine grunlegen de religionsgesckichtliche Bedeulung: ThStK
96S (1925) 1-89; Zu Text und Auslegung des Buches Hosea (4,1-6,6): JbL
45 (1926) 280-297; JPOS 14 (1934), 1-41; P. C ruveii iiier, De l'interpreta-
tion historique des évenements de la vie familiale du prophéle Osee (1-88):
RB 13 (1916) 342-362; A. R egnier, RB (1923) 390-7; A. A i.i .woiin, Die
Ehe des Propheten Hosea in psychoanalystischer Beleuchlung: BZATW 44
(1926); N. P eters, Osea und die Geschichte (Padcrborn 1924); J. R ieger,
Die Bedeutung der Geschichte für die Vcrkündigung des Amos und Hosea
(Giesen 1929); G. M. Behler, Divini amoris suprema revela lio in anliquo
foedere data (Os 1): «Angelicum», 20 (1943) 102-116; F. Ski.u n , Die
gcschichtliche Orientierung der Prophelie des Hosea: NkZ 36 (1925) 607-638,
C apítulo 1
EL M ATRIM O N IO DE OSEAS
Los tres primeros capítulos del libro de Oseas se refieren a
la experiencia personal del propio Oseas en su vida familiar y son
como una introducción simbólica al mensaje do amor profundo que
Yahvé tiene para con su pueblo Israel.
Introducción histórica
1Palabra de Yahvé dirigida a Oseas, hijo de Bceri, en tiem
pos de Ozías, Joatán, Acaz y Ezequías, reyes de Judá, y en
tiempos de Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel.
Este título del libro, sin duda añadido por el compilador de las
diversas profecías de Oseas, nos presenta el marco histórico máxi
mo en el que el profeta desarrolló su ministerio. Como en otros
profetas, se dan sincronizados los reyes de Judá y de Israel. La
actividad profética de Oseas se desarrolla, según los datos que
aquí nos da, desde el 750 a. C., más o menos, hasta poco antes de
la caída de Samaría en 722-721. Algunos autores creen que deben
considerarse como glosas los nombres de Acaz y Ezequias. En las
profecías se presenta como futuro el hecho de la caída de Sama
ría (722-21), y como no hay alusiones a la invasión de Judá por
Pecaj de Samaría y Rasín de Damasco en 734 a. C., bajo el reinado
de Judá, se circunscribe generalmente la actividad profética de
Oseas entre el 750 al 735 a. C. 1
C apítulo 2
PROVIDENCIA DE YAHVE SOBRE SU PUEBLO
C apítulo 3
RETORNO DE ISRAEL A SU DIOS
Reconciliación de Oseas con su m ujer adúltera (1-5)
1 Díjome Yahvé: Ve otra vez y ama a una mujer amante de
otro 1 y adúltera; ámala como ama Yahvé a los hijos de Israel,
a pesar de que se van tras otros dioses y se deleitan con las tortas
de pasas. 2 La compré por quince sidos de plata, un jó m er de
cebada y un letej de vino 2. 3 Díjele: Has de estarte reservada
para mí mucho tiempo, no te prostituyas, no te entregues a
hombre alguno; también yo me reservaré para ti, 4 porque
mucho tiempo han de estar los hijos de Israel sin rey, sin jefe,
sin sacrificio y sin cipos, y sin efod y sin terafim . 5 Luego volverán
los hijos de Israel y buscarán a Yahvé, su Dios, y a David, su
rey, y se apresurarán a venir temerosos a Yahvé y a su bondad
al fin de los días.
La vida del profeta Oseas debía ser un símbolo de las relaciones
amorosas de Yahvé con Israel, su pueblo. Por orden divina, el
profeta debe amar a una mujer amante de otro (v.i). ¿Quién es esta
mujer que después es calificada como adúltera? ¿Es la misma
«Gomer, hija de Diblayim» del c.i? Por el calificativo de adúltera
que se le da, nosotros creemos que es la misma que Oseas había
tomado por esposa. A pesar de sus extravíos e infidelidades. Oseas
debe reconciliarse con ella y amarla como ama Yahvé a los hijos de
Israel, a pesar de que se van tras otros dioses. Todo aquí parece
indicar que se trata de una alegoría sin realidad histórica. Los
personajes son artificialmente escogidos para significar ideas teoló
gicas. En este caso, las infidelidades de la supuesta esposa adúltera
de Oseas representan los coqueteos idolátricos de los hijos de Israel,
que se deleitan con- las tortas de pasas; alusión a la costumbre de
presentar tortas de pasas en los altares de los ídolos cananeos.
Oseas debe comprarla en una suma de dinero equivalente, más
o menos, a 30 sidos, que era el precio de un esclavo 3. Parece dedu
cirse de esto que la mujer—esposa de Oseas—-vivía con su amante
1 El TM vocaliza «amada del prójimo» (Rea'). Los LXX traducen «amante del mal»
(R a‘). La Bible de Jérusalem: «amada de su cónyuge».
2 Así según los LXX, pues el TM dice «cebada». Así la Bible de Jérusalem.
3 El jómer equivalía a unos 365 1., y el letej era la mitad de un jómer. Suponiendo, según
2 Re 7,18, que el seah (1/30 del jómer) valiera medio sido, tenemos que un jómer y medio
equivalía a unos 15 siclos, que, sumados a los otros 15 que nos da Oseas, totalizan 30 sidos,
que era el precio de una esclava (Ex 21,32).
en calidad de esclava concubina. La Ley prohibía al marido volver
a casarse con su antigua esposa que había oficialmente sido divor
ciada 4. No hay ninguna alusión en estos relatos al divorcio de Oseas
y de su esposa. Más bien parece inferirse que la esposa de Oseas,
por su propia cuenta, se fue a vivir con otro amante, y que Oseas,
viendo en sus tragedias familiares altos sentidos simbólicos por or
denación divina, no quiso divorciarse oficialmente de ella.
Para los que interpretan todos estos relatos en sentido alegórico,
sin base histórica, no hay dificultad en todas estas combinaciones
artificiales, ya que Oseas, en su predicación, bien pudo crear una
parábola en la que los detalles se ordenaban exclusivamente a refle
jar un sentido simbólico conceptual. El profeta debe simbolizar el
amor de Yahvé por los hijos de Israel, que con sus cultos idolátricos
cometen actos de adulterio espiritual. El profeta, para recalcar
más su amor por la esposa infiel (símbolo del amor de Dios para
con Israel), pone de relieve sus sacrificios por recuperar el amor
de su esposa, y así, no sólo la admite a la reconciliación, sino que,
en un gesto de desbordamiento amoroso, ofrece dinero para recu
perarla. Este detalle se presta muy bien para encarecer el amor de
Yahvé para con Israel, que le lleva a multiplicar sus solicitudes a
través de la historia para atraerle al buen camino. Yahvé sólo exige
a su pueblo, para la reconciliación, que se aparte de sus caminos
perversos, que es justamente lo que exige Oseas a su esposa recu
perada: no te prostituyas... (v.3).
La supuesta mujer comprada por Oseas debe pasar una tempo
rada de pruebas reservada, para significar la situación de prueba
en que se va a ver Israel: porque mucho tiempo han de estar los hijos
de Israel sin rey... (v.4); es la prueba del exilio, en que Israel des
aparecerá como nación, siendo privada de su jefatura política y de
su templo ( sin sacrificio...). Los cipos son las estelas o massebá,
piedras verticales erigidas con carácter sagrado junto a los altares
en los cultos idolátricos cananeos 5 y fenicios. Los israelitas se ha
bían aficionado a un culto sincretista, mezclando las prácticas mo
saicas y la de los pueblos paganos.
El efod debía de ser un objeto idolátrico empleado en la adivina
ción 6, comparado, por su riqueza de piedras preciosas, al efod o
pectoral del sumo sacerdote. Los terafim eran los dioses penates,
o ídolos familiares, utilizados también en la adivinación7. El pro
feta, pues, aquí anuncia que los israelitas se verán privados de las
cosas más queridas, aludiendo, sin duda, a la prueba del exilio
babilónico. De hecho, poco después de estas predicciones, empezó
la deportación de los israelitas del reino del norte llevada a cabo
por Teglatfalasar III, completada después por Sargón II, una vez
conquistada Samaría por los asirios (721 a. C.).
Como siempre, después de anunciar el castigo, el profeta vati-
4 Cf. Dt 24, is; Jer 3,is.
5 C f. Ex 34,13; Dt 16,21-22; Miq 5,13; r Sam 15,12; Is 19,19. Sobre estas estelas o
berilos véase M. J. L a g r a n g e , Eludes sur les religions sémitiques p . 2 0 4 S $ .
6 C f. Ju e 17,5; 18,14.17.18; 1 Sam 14,18.
7 Cf. Ez 21,26; Zac 10,2; 1 Sam 15.23.
B iblia co m en ta d a 3 36
ciña la rehabilitación de Israel como pueblo. En efecto, después
de la cautividad, los hijos de Israel buscarán a Yahvé, su Dios, y a
D avid, su rey... (v.5), La mente del profeta se proyecta hacia el Rey
futuro o Mesías, figurado en la persona histórica de David, que en
la tradición hebrea quedaba como el símbolo de la monarquía en
su mayor esplendor 8. La expresión al fin de los días está consagra
da en la literatura profética para designar los tiempos mesiáni-
cos 9, que se caracterizarán por un sentido de entrega a Yahvé,
de forma que los israelitas en esos días se apresurarán a venir teme
rosos a Yahvé y a su bondad.
C a p ít u l o 4
REPROCHES POR LO S PECADOS
Los tres primeros capítulos pueden considerarse como una in
troducción teológica a la predicación de Oseas. Ahora empiezan los
discursos conminatorios contra Israel, que seguirán hasta el final
del libro. Todas las clases sociales son culpables de graves trans
gresiones, y, por tanto, la justicia divina va a descargar sobre Is
rael de modo inexorable. El pecado más grave es la idolatría.
C a p ít u l o 5
C O N T R A L O S SA C E R D O T E S Y L O S P R IN C IP E S
C apítulo 6
FALSA C O N V E R S IO N D E L O S IS R A E L IT A S
1 En su angustia me buscarán (diciendo): | Venid y volva
mos a Yahvé; | El desgarró, El nos curará; I El hirió, El nos
vendará. | 1 2 El nos dará vida en dos dias | y al tercero nos le
vantará | y viviremos ante El. | 3 Reconozcamos y apresurémo
nos a conocer a Yahvé. | Como aurora está aparejada su apari
ción; | vendrá como lluvia impetuosa, | como lluvia prima
veral que riega la tierra. | 4 ¿Qué voy a hacerte a ti, Efraím? |
¿Qué voy a hacerte a ti, Judá? I Vuestra piedad es como
lluvia mañanera, | como rocío matinal, pasajero. | 5 Por eso yo
los he tajado por medio de los profetas, | los he matado por
las palabras de mi boca, | y mis juicios han brotado como la
luz t. | 6 Pues prefiero la misericordia al sacrificio, | y el cono
cimiento de Dios al holocausto. | 7 Pero ellos, como hombres,
violaron la alianza 2, | obraron pérfidamente contra mí. | 8 ¡Ga-
laad, ciudad de malhechores, | de sangrientas huellas; | 9 tú,
cuya fuerza son los bandidos, | si asesinaras a esa banda de
sacerdotes | a lo largo del camino de Siquem, | porque obran
criminalmente! 3 | 10 Espantoso es lo que he visto en la casa de
Israel. | Allí se prostituye Efraím, allí se contamina Israel. | 11
Pero en ti, ¡oh Judá!, injertaré yo una rama | cuando haga
volver la cautividad de mi pueblo 4.
El profeta presenta a los israelitas angustiados en la adversidad,
decididos a retornar a Yahvé como único punto de salvación:
Venid y volvamos... (v.x). En su ruina reconocen que todo lo que
les ha sucedido ha sido enviado por Dios para hacerlos volver al
buen camino, y, por tanto, sólo El podrá sanarlos: El desgarró...
nos vendará. Es inútil esperar en li ayuda de los hombres, aunque
fueran los grandes reyes de Asiriíi. Sólo Yahvé es poderoso para
1 E. TM dice: «Tus juicios brotan (como) la luz*. Los LXX leen «mi juicio como la luz*.
Hemos preferido esta última* como más adaptable al contexto.
* Otros traducen «ellos, como Adam, viciaron la alianza». La palabra hebrea Adam
puede tener sentido colectivo, y así lo hemos interpretado.
3 Así según la reconstrucción de Hoonacter. El texto es oscuro y discutido su sentido.
He aquí otra versión: «Como bandidos en emboscada, una banda de sacerdotes asesina sobre
el camino de Siquem* (Bible de Jérusalem).
4 Texto discutido. Nuestra versión es la de Hoonacker. La Bible de Jérusalem traduce;
«A ti también, Judá, yo destino una cosecha mando restablezca a mi pueblo».
salvar la situación. Reconocen su omnipotencia, capaz de rehabilitar
a Israel: nos dará vida en dos dias y al tercero nos levantará (v.2).
No tienen otro anhelo que volver a participar de la amistad divina:
viviremos ante El. El pueblo se siente como tierra sedienta, y por
eso clama por la protección bienhechora de Yahvé: Apresurémonos a
conocer a Yahvé; vendrá como lluvia... primaveral que riega la tierra
(v.3). El símil expresa bien lo que significa la aparición de Yahvé,
que es comparada también a la aurora, recibida con alegría después
de las tinieblas de la noche.
Los sentimientos, pues, de arrepentimiento están bellamente
expresados por el profeta, el cual a esta actitud, aparentemente
sincera, contrapone la reacción de Yahvé, que se muestra descon
fiado por este movimiento de acercamiento a El por parte de Israel.
¡Tantas veces ha dicho que se volvía a su Dios y después le aban
donaba!... Por eso Yahvé está perplejo y duda en aceptar las actua
les manifestaciones de arrepentimiento: ¿Qué voy a hacerte, Efraím?
¿Qué voy a hacerte, Judá? (v.4). Desconfiado por decepciones an
teriores, no cree en la sinceridad y constancia de la actual conversión,
que es pasajera como lluvia mañanera, como rocío m atinal..., que
con los primeros ardores del sol se evapora. Así es la piedad o sen
timiento de reconocimiento de los derechos de Yahvé.
Dios los ha probado y tajado por medio de los profetas, anun
ciándoles vaticinios conminatorios que realmente provenían de su
boca, y sus juicios o sentencias debían haber surtido efectos de
arrepentimiento, como la luz (v.5). Los profetas, transmitiendo sus
oráculos amenazadores, son comparados a piedras cortantes, que
tajan al pueblo en orden para inclinarlos a la luz de la Ley divina.
La frase es enérgica e incisiva y refleja bien la misión, muchas
veces punitiva, de los profetas. A pesar de sus amenazas, los israeli
tas, como hombres, violaron mi alianza (v.7). Aquí la palabra hombres
parece tener un sentido peyorativo, aludiendo a la condición falsa
del hombre que, llevado de sus pasiones, no sabe corresponder a los
compromisos de la alianza con Dios 56. Por eso añade: obraron pérfi
damente contra mí, pues le abandonaron para irse tras de los ídolos.
Es tal el estado de perversidad que reina en Israel, y sobre todo
en la clase sacerdotal, que invita a los bandidos de Galaad (famosa
por las bandas de asesinos que pululaban en sus frondosos bosques) ®
a que sean los ejecutores de la justicia divina contra los sacerdotes:
Tú, cuya fuerza son los bandidos, ¡si asesinaras... a lo largo del camino
de Siquem! (v.9). La frase es oratoria y expresa el estado de culpabi
lidad a que han llegado los sacerdotes del reino del norte, simbo
lizado aquí en la ciudad de Siquem, cerca de Sumaria. Los cultos
paganos y sincretistas constituyen el pecado principal del reino:
allí se prostituye Efraím... (v.ió). Los sacerdotes son los principales
responsables de esta situación, ya que evitan que los israelitas
vayan a cumplir sus prácticas religiosas a Jerusalén.
5 En Job 31.23 encontramos este mií'mo sentido peyorativo de hombre (adam).
6 En Jue 10,17 aparece Galaad com« ciudad. Algunos ejemplares de los LXX pertene
cientes a la recensión de Luciano leen (¿lígala.
El v . i i parece desconectado del contexto, y puede ser una
glosa en la que un autor posterior contrapone la suerte triste que
aguarda al reino del norte a la gloriosa que espera a Judá. Yahvé
injertará una rama7 o retoño que lo hará vivificar cuando vuelva
de la cautividad. En este supuesto nos encontraríamos con una
profecía mesiánica al estilo de otras similares de los escritos pro-
féticos 8, en la que se insiste en la renovación vigorosa obrada por
Yahvé en Judá (yo injertaré una ram a...) después de la prueba del
exilio. Como siempre, esta intercalación de una profecía esperan-
zadora tiene por fin aliviar al lector de la impresión recibida ante
riormente al anunciar un castigo inexorable de parte de Yahvé
sobre su pueblo. La justicia y la misericordia divinas son los dos
polos sobre los que alternativamente gira la teología de los profetas
respecto de los destinos de Israel.
C a p ít u l o 7
A N A R Q U IA S O C IA L Y P E T IC IO N DE A Y U D A
A L E X T R A N JE R O
En los c.7-9 se refleja la anarquía reinante después de Jero-
boam II. Los desórdenes sociales están al orden del día. La nación
se siente insegura, y busca nerviosa auxilio tan pronto en Asiria
como en Egipto, En el terreno religioso, la idolatría y la impiedad
crecen por doquier. De hecho sabemos que, después de la muerte
de Jeroboam II, las dinastías se sucedieron con pasmosa rapidez,
pues los reyes eran asesinados y suplantados sistemáticamente por
generales insurrectos, a su vez devorados por el torbellino de la
anarquía social. Son los años en que Teglatfalasar III hace sus pri
meras incursiones por la costa sirofenicia y amenaza caer sobre
Palestina (entre el 750 al 735 a.C.).
C apítulo 8
LA INVASIO N ASIRIA, CASTIGO POR LOS PECADOS
DE ISRAEL
En este capítulo encontramos una serie de acusaciones que
justifican la ruina de Israel: violación de la alianza, dinastías ilegíti
mas, adoración del becerro, petición de ayuda exterior e idolatría.
17 E staba p ro h ib id a esta práctica en L e v 10.28: 21,5: D t 14,1. Sobre su extensión en
C an a án <f 1 Re 18.28: jer tó.6: 41.5. 4 7 .5 : 48.37. V éase el artículo d e Vjgouroux Les pré *
tres de ftaal f* leu*; successeurs: R B s ( 1896) p . 2276.
*1 a . Sal 78.57»
Anuncio de la invasión y de la cautividad (1-6)
1 ¡Emboca la trompeta! | Como buitre se abate sobre la
casa de Israel ¡ por haber quebrantado mi alianza | y haber
prevaricado contra mi ley. | 12 Clamarán a mí: « ¡Dios mío I» |
Pero te conocemos, Israel. | 3 Israel ha rechazado el bien, | y
el enemigo le perseguirá. | 4 Se dieron reyes, pero no elegidos
por mí; | constituyeron príncipes sin yo saberlo; j de su oro y
su plata se hicieron ídolos, | mas para su perdición. | 5 Yo re
chazo tu becerro, Samaría; | mi furor se ha encendido contra
ellos. | ¿Hasta cuándo no lograrán purificarse? í 6 Porque de
Israel son, | son obra de artífice, no son de Dios, | y será llevado
cautivo el día de Yahvé 1 I el becerro de Samaría.
La invasión es inminente; por eso se invita a un imaginario
centinela a dar el grito de alarma (emboca la trompeta), pues, en su
perspectiva profética, Oseas ve ya planear al ejército asirio, que
como un buitre se abate sobre la casa de Israel (v.i). El anuncio se
expresa en sentido entrecortado para dar mayor impresión de ner
viosismo. El símil del buitre sirve para expresar la rapacidad del
ejército invasor E La causa del castigo es la infidelidad a la alianza
y a la Ley. Siempre los profetas hacen hincapié en las razones teoló
gicas que dirigen las vicisitudes históricas del pueblo elegido. Las
circunstancias políticas históricas no cuentan para ellos, sino las
exigencias de la alianza del Sinaí entre Yahvé y su pueblo. Conforme
a este pacto, la historia de Israel se desenvuelve en una alternativa
de castigos o bendiciones, según su fidelidad o deslealtad al mismo
por parte del pueblo elegido.
Por eso ahora Yahvé no hace caso del grito angustiado de Israel:
¡Dios mío!, pues su conversión no brota de la sinceridad del corazón.
Yahvé conoce sus veleidades (T e conocemos, Israel, v .z) y, por tanto,
espera las pruebas de su arrepentimiento 2. Israel se ha trazado un
plan de vida totalmente al margen de la ley de Dios en lo que ésta
implica de bendiciones (H a rechazado el bien, v.3), y por eso Yahvé
lo entregará al enemigo, que le perseguirá. La vida nacional no ha sido
controlada conforme a las exigencias de la teocracia: Se dieron reyes,
pero no elegidos por m í... (v.4). El reino del norte era ilegítimo por
su origen cismático después de la muerte de Salomón.
Jeroboam I, su primer rey, además de ser ilegítimo usurpador,
instauró la taurolatría, o culto de Yahvé bajo la forma de toro 3,
lo que estaba prohibido por la Ley. En el nuevo reino floreció la
idolatría en sus diversas formas, como fruto normal del sincretismo
religioso adoptado (de su oro y plata se hicieron ídolos), lo que con
tribuyó a la perdición del reino. Yahvé no puede aprobar este culto
taurolátrico (yo rechazo tu becerro, Samaría, v.5). El culto cismático,
1 Así según un reajuste muy plausible del texto, propuesto por Hoonacker. El TM
dice lit.: «rotos Yahvé el becerro de Samaría», lo que es ininteligible. Los LXX: «porque se
descarriaba tu becerro, Samaría».
2 Cf. Ez to.i. Los invasores son frecuentemente comparados a aves de presa en la Biblia
(Dt 28,49; Jer 48,40; Hab 1.8).
1 Cf* I jte (8.
con grandes infiltraciones idolátricas, practicado en Betel y Dan,
no podía ser aprobado por Yahvé, que había señalado como único
lugar de culto a Jerusalén, y por eso Yahvé condenará al pueblo de
Samaría a la cautividad. Han confiado en sus ídolos de oro, y de
nada les servirá en el día de Yahvé, o de la manifestación de su ira.
El becerro de Samaría, o ídolo del reino del norte, será llevado
cautivo como sus adoradores, que se avergonzarán de él.
IN M IN E N C IA D E L C A S T IG O
C apítulo ii
IN G R A T IT U D D E ISR A E L
C apítulo 12
A C U S A C IO N E S C O N T R A IS R A E L
Los c.12-14 contienen una serie de acusaciones de Dios contra
Israel, que desde sus primeros albores históricos fue fraudulento
e idólatra. Por ello le vendrán grandes castigos de parte de Yahvé
airado. Como siempre, el anuncio del castigo se cierra con una
exhortación al arrepentimiento como condición de un futuro perdón.
C apítulo 13
C O N D E N A C IO N D E F IN IT IV A
i 'i’s
cvi
/ O E L
INTRODUCCION
BIBLIOGRAFIA
A) Comentarios
1. C a tó lic o s
Aparte de la bibliografía general sobre los profetas menores (insertada en
la introducción a Oseas), pueden enumerarse las siguientes obras: H ugo
d e S a n V íc t o r , Adnotatiunculae elucidatoriae in Ioel: PL 175,321-372;
G . G e n e b r a r d o , Ioel Propheta cum chaldaea paraphrasi et comm. S. Iarchi,
A. Aben Ezra, D. Kimchi latine (París 1563); M. Q u a r r e , Expos. seu homi-
liae in Ioel... (París 1575-1583); J. Q u in q u a r b o r e u s , T argum in Ioel (Pa
rís 1678); T. M o r r is , Joel: «Verbum Dei* II (Barcelona 1956) 695S.
2. A ca tó lico s
Además de los citados en la bibliografía general sobre los profetas meno
res (cf. introd. a Oseas), los siguientes: S. G e s n e r , Comm- in Ioel (1614);
E. P e c o c k e , Comm. in proph. Ioel (Oxford 1695); S. C h a n d l e r , A para-
phrastical and critical commentary on the proph. Joel (Londres 1735); C. F.
B a u e r , Expos. proph. Ioel (1741); A. S v a n b o r g , Ioel latine versus et notis
philologicis illustratus (Upsala 1806); R. S. D r iv e r , Joel and Amos: CBSC
(Cambridge 1915); J . A . B e w e r , Ioel: ICC (Edimburgo 1948); S. L. B r o w n ,
A New Commentary (Londres 1928).
B) Estudios especiales
K . B u d d e , Der von Norden in Joel 2 ,2 0 : «Orientalische Literaturzeitung»,
XXII (1919) 1 -5 ; I d ., Der Umschwung in Joel 2 : ibid., 104-10; W. B aum -
g a r t n e r , Joel 1 und 2 : BZATW 34 (1920) 10-19; L. D e n n e f e l d , Les
problémes du lime de Joel: «Rech. de Se. Relig.», XV (1925) 3 3 -3 7 ; A r v id
S. K a pe l r u d , Joel Studies (Upsala 1948); A. R e g n ie r , Le realisme dans les
symboles des prophétes: RB 32 (1923) 4 0 4 -4 0 8 ; O. R. S e l l e r s , Stages of
Locust in Joel: AJsL 52 (1935S) 8 1 -8 5 ; W. K n ie s c h k e , Die Eschatologie des
Buches Joel in ihrer historisch-geographischen Bestimmheit (Rostock 1912);
E. N e s t l e , Zur Kapiteleinteilung in Joel: ZATW 24 (1904) 122-127.
1» Act 2, i 6s .
' •' C apítulo i
C a pít u l o 2
E X H O R T A C IO N A L A P E N IT E N C IA
C apítulo 3 (4)
JUICIO PUNITIVO SOBRE LAS NACIONES GENTILES
Este capítulo, que es el cuarto en el TM y el tercero en los LXX
y la Vg, versa sobre el juicio terrible sobre las naciones paganas,
del que se habían dado los signos precursores en las transmutaciones
cósmicas de la naturaleza. El estilo es vigoroso y escalofriante,
conforme al radicalismo de expresión de la poesía oriental apoca-
13 Cf. Zac 12,10.
14 Cf. A ct 2,17; 10.443.
15 C f.Je r 31,31.
líptica. Reiteradamente se habla en la literatura profética de un
juicio discriminador de los pueblos antes de la inauguración de la
era mesiánica, pero en ningún otro lugar la idea es representada
con más dramatismo y exaltación. En la segunda parte (16-21) se
anuncia la paz mesiánica total.
INTRODUCCION
Vida del profeta
Amós (en hebreo ‘Amos: «¿portador?») era oriundo de Tecoa,
a nueve kilómetros al sudeste de Belén, en los confines del desierto
de Judá, y de profesión pastor h Alternaba sus trabajos de pastor
con el de preparar y recoger los frutos del sicómoro 2.
1 Los símiles
que utiliza en su predicación están tomados de la vida pastoril y
campestre 3. Criado en un ambiente de austeridad y pobreza, tenía
una especial repugnancia por todo lo que significara derroche y
lujo en la vida sedentaria, y así, en su predicación aparece como el
gran recriminador de los excesos de las clases pudientes y de sus
extorsiones para con los pobres, en tal forma que por ello ha sido
llamado el «profeta socialista del A. T.».
El profeta no pertenecía a ninguna de las asociaciones profesio
nales proféticas, como él mismo declara con énfasis al sacerdote
de Betel45, y fue sorprendido por el llamamiento divino cuando se
hallaba dedicado a sus faenas habituales de pastor y recolector de
frutos de sicómoro s. El profeta se fue al. reino del norte a ejercer
su ministerio profético sobrenatural en medio de una sociedad hos
til y extranjera. Predicó especialmente en las cercanías del santuario
cismático de Betel, donde tuvo que enfrentarse con los intereses
creados del sacerdote Amasias, el cual llegó a denunciarle a Jero-
boam II, rey de Israel. Pero parece que el rey no le hizo caso, y
entonces el sacerdote intimó al profeta a que se fuera a ganar su
vida haciendo de profeta, o ganapán visionario, tomando aquí pro
feta en el sentido despectivo de explotador de la credulidad pública.
Amós contestó airado que no había venido a lucrarse ni estaba alec
cionado por ninguna escuela profética, sino que obraba a impulsos
de la inspiración divina: N o soy profeta ni hijo de profetas... Yahvé
me tomó de detrás del ganado, y me dijo: «Ve a profetizar a mi pueblo
Israel»67. Y , en prueba de su calidad de verdadero profeta enviado
por Yahvé, le anuncia que su mujer será violada, y sus hijos ase
sinados por los invasores asirios 1. Profetizó también la próxima
cautividad de Israel 8.
1 Ara r.i.
2 Am 7 , r 4 .
3 Así habla del rugido del león (3,4), de la caza de las aves con tram pa (3,5), del pastor
que rescata de las fauces del león los restos de la oveja (3,12), de la serpiente escondida en
la grieta de la casa (5,19), del torrente siempre fluyendo (5,24).
4 A ai 7U4.
5 A m 7,15.
6 A m 7, r4.
7 A m 7.17.
* A m 7,17.
? Á
Ambienta histórico
Según indicación del título de los escritos de Amós, éste ejerció
su ministerio profético en tiempo de Jeroboam II de Israel (783-743)
y de Ozías o Azarías de Judá (789-738), dos arios después del terre
moto 9. Bajo el reinado de Jeroboam II, el reino de Israel había
llegado a su esplendor económico y a la máxima expansión geográ
fica. A fines del siglo ix, los sirios hicieron incursiones en el reino
de Israel, anexionándose las regiones transjordánicas de Basán y
Galaad 10. Pero, al expansionarse Asiria hacia el occidente en tiem
pos de Adadnirari III (805-782), se debilitó el reino de Siria, y,
en consecuencia, el reino de Israel pudo rehacerse y llegar a su
apogeo. Podemos, pues, suponer que el profeta empezó su predica
ción oracular en los últimos años de Jeroboam II, hacia el
760 a. C., poco antes de la iniciación del ministerio profético de
Oseas. El ambiente histórico, pues, es semejante en ambos profetas.
La indicación cronológica de dos años antes del terremoto resultaba
muy precisa para los lectores contemporáneos, pero no para nos
otros, pues no sabemos nada de esta conmoción sísmica que ha
bría impresionado tanto a los moradores del reino del norte ti.
Por el contenido de la predicación de Amós vemos que la situa
ción económica era próspera, y las clases altas se movían con exce
siva desenvoltura y desenfreno, esperando confiados el día de Yahvé
como día de pleno triunfo material 12 El profeta saldrá al paso de
estas falsas suposiciones anunciando una serie de castigos devasta
dores, e incluso la ruina total del reino y la cautividad de sus ciu
dadanos.
División y estructura del libro
Se puede dividir el libro por su contenido en tres partes:
1. Parte introductoria: Vaticinios contra las naciones paganas, casti
gadas por sus crímenes contra naturaleza: contra Siria, Filistea,
Tiro, Edom, Amón, Moab, y, por fin, contra Judá e Israel (c.1-2).
2. Sermones contra los abusos de las clases sociales por su excesivo
lujo y materialismo. Oráculos contra los que participan de los cultos
idolátricos (c.3-6).
3. Cinco visiones, en las que se simbolizan plásticamente los castigos
que enviará Yahvé contra la sociedad corrompida de Samaría (c.7-
9 .1°).
Por fin, el libro se cierra con un anuncio de restauración mesiánica,
con todo lo que implica de abundancia de bendiciones tempora
les (9,11-15).
La disposición no es cronológica, ni siquiera perfectamente ló
gica, y se ve que es obra de un compilador posterior al profeta.
Sobre todo, algunas de las visiones del final del libro parecen estar
desplazadas y debieran figurar entre los primeros oráculos del pro-
9 Am i ,i .
10 Gf. 2 R e io,32s; 2 R e 13,7.25.
11 Zac 14,5 habla de este temblor de tierra en tiempo de Ozías de Judá y del espanto
que produjo a los israelitas. Pero parece depender de la alusión de Amós 1,1.
12 Cf. Am 4,1; 6,is.
feta, según se desprende de su contenido doctrinal. Esta compila
ción parece que ha sido llevada a cabo en el reino de Judá, pues se
da precedencia al rey de Judá, Ozías, sobre el de Israel, Jeroboam,
en el título de la compilación. Esto parece confirmarse por el én
fasis de la conclusión, en la que se destaca la resurrección del
tugurio de D avid, o dinastía davídica, reducida a una choza, salvada
de la catástrofe de la invasión, sin duda alusión a la permanencia
del minúsculo reino de Judá.
Autenticidad
En general no hay razones serias para negar la autenticidad
global de los oráculos del libro de Amos. Sus palabras están en
consonancia con el ambiente histórico que hemos descrito antes y
se adaptan bien a las necesidades religiosas de la época. Sin em
bargo, muchos críticos dudan de la autenticidad de algunos pasa
jes 13, sobre todo la conclusión del libro, netamente mesiánica *4. Ex
traña su carácter prosaico en un conjunto poético, como son todos
los oráculos de Amos, y, por otra parte, se refieren más al reino
de Judá que al de Israel. Por eso no faltan comentaristas que atri
buyen este fragmento a una mano posterior, incluso postexílica,
que ha querido desvirtuar la impresión excesivamente pesimista
de los últimos anuncios de castigo de Amós: Daré la orden y zaran
dearé a la casa de Israel entre las gentes, como se zarandea con la
criba... A la espada perecerán todos los pecadores de mi pueblo ls; sin
embargo, es usual en los profetas alternar amenazas con promesas
de restauración en su predicación, para, de un lado, invitar a la
penitencia y cambio de vida, y de otro, evitar que caigan en la
desesperación total. Los castigos de Yahvé sobre su pueblo son
siempre pruebas purificatorias, en espera de una etapa esplendorosa
que seguirá después.
Estilo
San Jerónimo define a Amós como «imperitum sermone» 16. Sin
embargo, esta afirmación es injusta, ya que dentro de la sencillez y
aun desaliño hay un fondo poético de gran inspiración. Es verdad
que su estilo resulta algo cansino y uniforme, como consecuencia
de las múltiples repeticiones e incluso de frases hechas. Pero esta
repetición da más vigor a sus oráculos. Es clásico su modo de co
menzar los oráculos punitivos contra las naciones paganas: Por tres
pecados y por cuatro no revocaré 17, para indicar la multiplicidad.
Tiene también tendencia a acumular imágenes para expresar la
misma idea, pero son sumamente originales y de bellísimo signifi
cado 18. Multiplica los ejemplos para probar una afirmación 19. En
general, los estilistas modernos consideran a Amós como un artista
literario, pues sus repetidas imágenes y períodos argumentativos
1J Así extraña la narración en tercera persona de 7,10-17, y parecen manipulación pos
terior ciertos fragmentos del himno al Creador: 4,13; 5,8-9; 9,5-6.
14 A m 9,11-15. 17 A m i,6s.
15 A 019,10. 1* A m 9, t-4 ; 4,6-11.
S a n J e r ó n i m o , Prol. a Amos: P L 25,990 (1038). 19 A m 2,4-8.
logran impresionar favorablemente al lector. Este hecho prueba
que tenía su formación literaria, a pesar de que se presentaba como
un humilde pastor de Tecoa.
Texto y versiones
En general, el texto hebreo de Amós está bien conservado. Sin
embargo, parece que algunos esticos están desplazados de su lugar
normal. La versión griega de los LXX difiere a veces del TM, pero
en los casos dudosos y oscuros no resulta más clara que el texto
masorético. En el TM, el libro de Amós sigue al de Oseas y Jr el,
a pesar de ser Amós el primero cronológicamente. En los LXX y
en las versiones que defienden de esta versión aparece inmediata
mente después de Oseas, seguido de Miqueas y de Joel 2°.
Mensaje doctrinal
La teología del libro de Amós es muy rica de contenido, ya que
encontramos en él afirmaciones netas sobre la omnipotencia divina
y su providencia sobre los pueblos aún paganos, sobre la elección
de Israel y sobre los deberes sociales con el prójimo.
a) Monoteísmo estricto.—Yahvé es el Creador de todo cuanto
existe en la naturaleza, es el formador de las montañas y creador
de los vientos como fuerzas cósmicas. Hizo las constelaciones 2l, y
puede oscurecer el firmamento con las nubes22, regula el curso
del día y de la noche 23; las olas del mar obedecen puntuales a su
mandato 24.
Por otra parte, es Señor y árbitro de todos los pueblos y na
ciones. Trajo a los filisteos de Caftor y a los árameos de Quir 2S; y,
en consecuencia, es el director verdadero de los hilos de la historia
humana. Por eso es el Juez de todas las naciones, a las que castiga
por sus crímenes «contra naturam» 26. Estos postulados éticos elemen
tales son algo sagrado, por los que Yahvé mira como cosa intangible.
No se puede conculcar impunemente las leyes del corazón humano
impresas por Dios. A las naciones paganas no las castigará Yahvé
por transgresiones de leyes positivas que no conocen, sino por in
fracciones contra el derecho natural.
b) Elección de Israel.—A pesar de que Yahvé es el Señor y
Juez de todos los pueblos, lo es de modo particular de Israel, por
que gratuitamente lo ha elegido para vivir en comunicación íntima
con El. Por eso hizo una alianza solemne con Israel después de
haberle liberado de Egipto 27. Para que pudieran intimar con El,
les dio un código de leyes y les envió profetas 28. Pero esto no debe
cegar a los israelitas, como si Yahvé se viera obligado necesaria
mente a protegerles, pues en realidad la elección ha sido sin mé
ritos por parte de ellos 29.
20 Amós aparece citado en T o b 2,6 y Zac 14,5, y en el N . T . en Act 7,42-43 (Am 5,25-27)
y Act 15,16-17 (Am 9,11-12), citados según la versión griega, que aquí difiere mucho del T M .
21 Am 5,8.
22 A m 4,13. 26 A m c.1-2.
23 A m 5,8. 27 Am 2,11; 3,7.
24 A m 5,8; 9,6. 28 Am 3,7.
25¿A m 9,7. 29 Am 9,7.
Si bien gobierna todos los pueblos y los somete a las leyes gene
rales de su justicia, los israelitas, por ser un pueblo de elección,
están obligados especialmente al cumplimiento de determinadas le
yes positivas, estipuladas en la alianza como base de buenas rela
ciones entre ambas partes contratantes 30. Por tanto, los crímenes
de Judá y de Israel revisten una particular malicia de ingratitud y
de rebelión 31; por eso Yahvé llama a las naciones paganas como
testigos del castigo que va a infligir a Samaría 32.
c) Cultos idolátricos.—En el reino del norte existía un culto
sincretista escandaloso, sobre todo en los santuarios locales de
Betel, Guilgal y Dan. Yahvé aparecía prácticamente tan desfigurado
en el culto, que Amós consideraba aquellos actos de culto como
totalmente idolátricos. Las infiltraciones paganas eran ya más que
la herencia yahvista, anterior a la separación de las tribus. Lo que
había empezado por un simple culto cismático, había terminado por
una idolatría, sin faltar el becerro de oro, símbolo del Yahvé ado
rado por los del reino del norte 33. La justicia divina procede de
Yahvé, que mora en Sión 34.
d) Ritualismo externo religioso.—Amós, como todos los profe
tas del siglo v i i i que le siguen, se levanta contra la doblez de cora
zón, contra los actos de culto externos, vacíos de contenido espiri
tual interno. Las manifestaciones religiosas en este plan le son
odiosas 35( porque faltan las correspondientes disposiciones morales,
que son la base de una religiosidad digna y elevada.
e) Justicia social.—Es característica de la predicación de Amós
urgir el cumplimiento de los deberes éticos para con el prójimo.
Sus diatribas contra las clases ricas destacan sus opresiones y exac
ciones sobre los pobres y desheredados. El profeta les echa en cara
a los ricos que vivan en casas labradas en piedra, con incrusta
ciones de marfil, y que se entreguen a la vida de desenfreno, des
preciando a los pobres.
La sequía y las devastaciones habían arruinado totalmente a los
pequeños propietarios 36, y por eso la miseria, en la mayor parte de
la población, era un mal que laceraba el corazón recto del profeta.
Consecuencia de esa situación es que los pobres tenían que pedir
prestado dinero a los pudientes, los cuales se aprovechaban de la
miseria para incautarse de los bienes de aquéllos; e incluso el
arruinado tenía que venderse por esclavo, a pesar de las leyes le-
víticas 37. El profeta se alza, enérgico, contra estos abusos 38. La
mala administración de la justicia es una provocación constante a
la ira divina. En lugar de sembrar paz, siembran malestar so
cial 39, pues el lujo desorbitado es un insulto a la m iseria40; la
corrupción moral rebasa todas las m edidas41.'
30 A m 3,1-2. 3(5 A m c.1-3.
31 A m 3,2. 37 Gf. Lev 25,25s.
32 A m 3 ,9 . 123. 38 A m 2,6-8; 3,9-10; 5 , n ; 8,4-6.
33 A m 7,9; 9,1-4; 4,4. 39 A m 5,7*10-12; 6,12.
34 Am 1,5. 4° A m 3,15; 5 ,11; 6,4-6.
33 A m 4.21. 41 A m 4,1; 6,1-6.
BIBLIOGRAFIA
A) Comentarios
1. C atólicos
Además de los citados en la bibliografía general sobre los profetas me
nores (véase Oseas), los siguientes: G ilberto A bad, Tropologiae in Am.:
PL 156,415-450; J. Q uinquarboreus, Targum in Am. (París 1687); K.
H artung, Der Prophet Amos: «Bib. Stud.», 3,4 (Friburgo de Br. 1898);
J. T ouzard, Le livre d'Amos (París 1909); B. K utal, Libri Prophetarum Amos
et Abdiae (Olmutz 1933); G. R inaldi, I Propheti Minori, Introduzione Ge
nérale, Amos (Torino 1953).
2. A católicos
E. A. E dghill, The book of Amos (Londres 1914); T. H. R obinson
The book of Amos, Hebrew text (Londres 1923); R. S. C rips , The book of
Amos (Londres 1929); S. R. D river, Joel an Amos: CBSC (Cambridge 1942);
W. R. H arper, Amos and Hosea: ICC (Edimburgo 1953); T. T heis , Der
Prophet Amos (Bonn 1937).
B) Estudios especiales
L. D esnoyers, Le prophéte Amos: RB (1917) 2i8s; A. W eiser, Die
prophetie des Amos: ZATW B 53 (1929); J. M orgenstern, The historical
antecedents of Amos Prophecy: «Heb. Un. Coll. Ann.», 15 (1940) 59-304;
J. H alévy, Le livre d’Amos: «Rev. Etud. Sem.», 11 (1903) i-97s.193s.289s;
12 (1904) is; K. Budde, Z u Text und Auslegung des Buches Amos: JBL
43 (i 9 24 ) 46-131; 44 (1925) 63-122; K. C ramer, Amos. Versuch einer
theologischen interpretaron: ZWANT 51 (1930); M. Bleciimann, Das Buch
Amos im Talmud und Midrasch (Leipzig 1939); T. H. Sutcliffe, The
book Amos (Londres 1939); N eher, Amos: contribution d Vétude du prophé-
tisme (París 1950); E. W urthwein , Amos-Studien: ZATW 62 (1949-1950)
10-52; P. Brüin , Beruf und Sprache der biblischen Schriftsteller (Roma 1942)
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(1920) 158-171; I. P. Seierstad, Erlebnis und Gehorsam beim Propheten
Amos: ZATW 52 (1934) 22-41; H. H. K rause, Der Gerichtsprophet Amos,
ein Vorlaufer des Deuteronomisten: ZATW 50 (1932) 221-239; G. R oths-
tein , Amos und seine Stellung innerhalb des israelitischen Prophetismus:
ThStK 78 (1905) 323-358; M . L ohr, Untersuchungen zum Buch Amos:
BZATW 4 (1901) 28-36; G. Stibitz , The message of the book of Amos: Bs
63 (1911) 30S-342; P. H umbert, Un heraut de lajustice, Amos (Lausana 1917);
Q. P érez, El profeta Amós; su persona, su doctrina: «Sal Terrae», 9 (1920)
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O . H appel , Am. 2,6-16 in der Urgestalt: BZ 3 (1905) 355-367; A. C on -
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G. M. R inaldi, De III et IV visione libri Amos ( 7,7-9; 8,1-3) : VD 17 (1937)
82-87; W. C aspari, Wer hat die Ausspruche des Propheten Amos gesam-
melt?: NkZ 25 (1914) 701-715; F. H orst, Die Doxologien im Amosbtich:
ZATW 47 (1929) 45-54; E. Baumann, Der Aufbau der Amosrereden:
BZATW 7 (1903); L. í. N ewmann, Parallelism in Amos (Berkeley, Cali
fornia, 1917); A. C ondamin, Amos 1,2-3. Authenticité et structure poetique:
RScR 20 (1930) 298-311; R. G ordis, The composition and structure o f Amos:
HthR 33 (1940) 239-251; E. Sievers-H. G uthe , Amos metrisch bearbeitet
(Leipzig 1907).
Capítulo i
C apítulo 2
NUEVOS VATICINIOS CONMINATORIOS
Oráculo contra Moab (1-3)
1 Así habla Yahvé: | Por tres pecados de Moab y por cuatro |
no revocaré yo (mi fallo). | Por haber quemado los huesos del
rey de Edom hasta calcinarlos, | 2 yo pondré fuego en Moab, ¡
que devorará los palacios de Queriyot, | y Moab hallará la
muerte en medio del estruendo, | entre los clamores y los so
nidos de la trompeta, | 3 y extirparé de él a su juez, | y con él
haré morir a todos los príncipes, | dice Yahvé.
El crimen especial imputado a los moabitas es haber extremado
su crueldad, quemando los huesos del rey de Edom (v.i). Una vez
más Yahvé castiga los crímenes cometidos contra naturaleza. No
sabemos a qué hecho concreto alude el profeta, pero tampoco esta
crueldad era insólita en la antigüedad L Yahvé vela por los pos
tulados éticos primordiales de la sociedad humana, y por eso, en
calidad de Juez supremo, envía el castigo merecido a los habitantes
de Moab, que verán abrasados por el fuego los palacios de Queriyot
(v.2). Esta localidad aparece citada en la famosa estela del rey
moabita Mesa, aunque no ha logrado ser localizada con certeza.
Moab desaparecerá como nación en el fragor de la guerra, siendo
su juez o rey 2 extirpado, y sus principes entregados a la muerte.
QipliQ cementad* 3 37
condiciones de un pacto, plasmado en la Ley, se les reprocha su
infidelidad a lo pactado ( no han guardado sus mandamientos, v.4).
Dios tenía derecho a exigir más de ellos que de los otros pueblos,
y por eso no los juzga conforme al código amplio del derecho natu
ral, sino conforme a las estipulaciones positivas del Sinai. Han
abandonado a Yahvé, yéndose tras de las mentiras (v.5) o ídolos,
siguiendo la conducta extraviada de sus antepasados. Por eso Yahvé
los castigará también como a las naciones gentiles. Su calidad de
pueblo elegido, lejos de garantizar la impunidad, reclamará más
severidad en el castigo divino.
C apítulo 3
C R IM E N E S D E IS R A E L
C a p ít u l o 4
LA CORRUPCION DE LA ALTA SOCIEDAD DE SAMARIA
Lujo y desenfreno de las mujeres (1-5)
1 Oíd esto, vacas de Basán, que moráis en la montaña de
Samaría, | las que oprimís a los débiles, maltratáis a los po
bres | y decís a vuestros señores: ¡Traed que bebamos! | 2 Yah
vé, el Señor, ha jurado por su santidad | que vendrán días sobre
vosotros | en que os levantarán con bicheros, | y a vuestros des
cendientes con arpones, | 3 y saldréis por las brechas cada una
frente a sí, | y seréis arrojadas hacia el Hermón, oráculo de
Yahvé. | 4 Id a Betel a prevaricar, | a Guilgal a multiplicar vues
tras prevaricaciones. [ Ofreced vuestros sacrificios matinales | y
cada tres días vuestros diezmos. | 5 Pregonad el sacrificio de ala
banza t. | Proclamad las ofrendas voluntarias, pregonadlas, |
pues que así lo queréis, hijos de Israel, oráculo de Yahvé.
El profeta se encara con las mujeres disolutas y lascivas de
Samaría, a las que despectivamente llama vacas de Basán (v.i),
la región fértil de Transjordania, famosa por sus pastos y ganados
bien alimentados 2. Estas mujeres opulentas de Samaría oprimen
a los débiles y se entregan ininterrumpidamente a la bebida con sus
señores o amantes: ¡Traed que bebamos! Este estado de cosas no
puede continuar indefinidamente, pues se colma la copa de la ira
divina y se acercan días en que serán enterradas entre las ruinas
de sus palacios, de donde tendrán que sacarlas con bicheros... y
arpones (v.2). Tendrán que salir por las brechas de los muros de la
ciudad o de su casa cada una delante de si (v.3), es decir, sin poder
volverse ni a derecha ni a izquierda. Y después no les quedará otro
camino que el cautiverio en Asiría ( seréis arrojadas hacia el Hermán).
El monte Hermón se hallaba en la ruta caravanera que por Damasco
se dirigía hacia Mesopotamia.
Irónicamente, el profeta les invita a asistir a los tradicionales
lugares de culto cismáticos del reino del norte: Id a Betel..., a
Guilgal... (v.4). Esas mujeres son tan cumplidoras de sus deberes
religiosos en esos lugares de culto, que ofrecen sacrificios matinales,
es decir, todos los días, cuando sólo estaban obligadas a hacerlo
algunas veces al año, y lo mismo presentan sus diezmos cada tres
días (v.4), cuando sólo les obligaba hacerlo cada tres años 3. Irónica-
3 Cf. Ex 29,12; Lev 4,7; 18,25. 6 Cf. 1 Re 1,50; 2,28.
1 Asi según una reconstrucción de Hoonacker. El TM dice: «sacrificad del fermento,
la alabanza». Según Lev 7,12, el sacrificio de alabanza era a base de pan sin levadura. Supuesta
la lectura del TM, el profeta les echarla en cara que ofrecieran esos sacrificios con panes
fe r m e n ta d o s , lo que era ilegal.
2 C f. D t 3 2 ,1 4 ; E z 3 9 ,1 8 ; Is 2 ,1 3 , e tc .
2 Cf. Dt 14,28-29; 26,12-13.
mente les dice que proclamen los sacrificios de alabanza y ofrendas
voluntarias que prescribía la Ley, puesto que son muy propensos
a guardar los actos de culto: pues que asi lo queréis (v.5).
C apítulo 5
L A S P R E V A R I C A C IO N E S D E IS R A E L
C apítulo 6
ANU NCIO DE L A IN V A SIO N A SIR IA
Conducta disoluta e insolente de los ricos (1-6)
1 (Ay de los descuidados de Sión! | ¡Ay de los confiados de Sa
maría ! | Atended a las más antiguas de las naciones | e id a ellas,
casa de Israel. | 2 Pasad a Calne y ved; ] id desde allí a Jamat la
grande, | bajad a Gat de los filisteos. | ¿Son mejores que estos
reinos, | o su territorio es más vasto que vuestro territorio? |
3 Pretendéis lejano el día de la calamidad, | agarrándoos al pre
sente de un reposo pernicioso h | 4 Ved cómo se tienden en
marfileños divanes, | e, indolentes, se tumban en sus lechos. |
Comen corderos del rebaño | y terneros sacados del establo. |
5 Bailan al son de la cítara | e inventan—como David—instru
mentos músicos. | 6 Beben vino en copas | y se ungen con el
más exquisito óleo, | y no sienten preocupación alguna por la
ruina de José.
El profeta se encara resueltamente con los principales responsa
bles de la catástrofe, las clases dirigentes de Samaría y de Jerusalén:
¡ A y de los descuidados en Sión! ¡Ay de los confiados en S am aría1, (v.i).
En su inconsciencia y fatuidad, se entregan, sin preocupaciones,
a gozar de sus riquezas, suponiendo que su situación privilegiada
ha de durar siempre. Deben tener en cuenta la suerte que han su
frido otros pueblos más antiguos que Israel, y que ahora se hallan
en la miseria: A tended a las más antiguas naciones... (v.i). Calne
debe ser la Kullanu de los textos cuneiformes, en el nordeste
de Siria. Jam at es la conocida ciudad junto al Orontes, en la Alta
Siria, ocupada por Jeroboam II poco antes de la predicación de
Amós 2. G a t, o Geth, es una de las cinco ciudades de los filisteos,
no mencionada en el c.i quizá por estar anexionada a Judá.
El profeta parece que cita estas tres localidades para advertir
a Samaría que no debe confiarse demasiado, pues aunque ahora es
fuerte, como lo fueron estas ciudades, le puede ocurrir lo que les
1 E l T M e s o s c u ro . L a B ib . d e J é r.: « C reé is r e t r a s a r el d ia d e la d e s g ra c ia , m ie n tr a s q u e
a c e le iá is el r e in o d e la v io len cia» . C a n t e r a : « a p ro x im á is e l im p e r io d e la v io len cia» .
2 C f . a R e 14 ,2 5 .2 8 .
acaeció a ellas: ¿Son mejores que estos reinos, o su territorio es más
vasto que vuestro territorio? (v.2); e.d., estos reinos, que en otro
tiempo han sido grandes pueblos, han quedado reducidos a una
situación inferior a la de Israel en cuanto a delimitación de sus
fronteras y a independencia política. Son, pues, una advertencia
para el confiado Israel, que se cree suficientemente fuerte para
hacer frente al porvenir. Su situación próspera actual es inestable
y efímera.
Las clases adineradas se creen seguras en su situación social,
y no esperan que les amenace ninguna desgracia (Pretendéis lejano
el dia de la calamidad..., v.3), siguiendo confiados en un reposo
pernicioso, por las consecuencias que les traerá esta inconsciencia
buscada. Llevan una vida apoltronada y lasciva, en marfdeños di
vanes (v.4) 3, entregándose a la bebida y a la frivolidad, y aun pre
tenden rivalizar con el mismo David al querer inventar instrumentos
músicos (v.s). La frase es irónica y despectiva: los ricos de Samaría
quieren emular las fiestas cortesanas del tiempo de David, el gran
rey músico y poeta de Israel.
NU EVOS AN U N C IO S DE CASTIGO
Israel, maduro para el castigo (1-3)
1 El Señor, Yahvé, me dio a ver esto: ¡ He aquí que había un
cestillo de fruta madura, | 2 y me dijo: ¿Qué es lo que ves,
Amós? | Yo le respondí: Un cestillo de fruta madura. | Yahvé
me dijo: Ha llegado el fin a mi pueblo Israel. | No le perdonaré
ya más tiempo. | 3 En aquel día se trocarán en lamentaciones
los cantos del templo 1 | —oráculo del Señor, Yahvé—, | serán
muchos los cadáveres, | que serán arrojados en silencio en cual
quier lugar.
Esta visión sigue la línea de las anteriores del c.7. En éstas se
había hecho resaltar la longanimidad de Yahvé, que pacientemente
perdona a su pueblo; pero la medida de la prevaricación de Israel
se ha colmado, y, por tanto, no puede tardar la intervención de la
justicia divina, ya que Israel está maduro para su castigo. La suerte
de Israel es expresada en un juego de palabras en hebreo. El profeta
ve un cestillo de fru ta ( qayis) , que simbolizará el fin (qés) de Israel;
H a llegado el fin a mi pueblo (v.2). Que pudiéramos parafrasear
con un juego aproximado en nuestra lengua: el profeta ve un cestillo
de fru ta s maduras (es la significación exacta de qayis), porque
maduro está Israel para el castigo.
Yahvé no puede soportar más sus reiterados pecados: N o le
perdonaré y a más tiempo. Es el anuncio de la venganza divina,
que se manifestará trayendo la ruina al pueblo de Israel. Días de
duelo esperan a Israel por sus continuas transgresiones: se trocarán
en lamentaciones los cantos del templo (v.3). Desaparecerán las so
lemnidades gozosas, porque por doquier se encontrará el macabro-
espectáculo de los cadáveres..., arrojados en silencio en cualquier
lugar 2. La consternación será general, y aun faltarán los tradicio-
1 Hoonacker, siguiendo a los LXX y a la Vg, traduce: «los artesonados del templo se
lamentarán en ese día, oráculo de Yahvé» (leyendo shoderot en vez de shirot). En ese caso,
por prosopopeya, se asociarían los artesonados del templo en ruinas a la catástrofe de la
ciudad. La Bib. de Jér.: «los cantores del templo se lamentarán*.
2 La palabra hebrea Has, que hemos traducido por en silencio, como construcción adver
bial, es traducida por otros comentaristas por ¡silencio!, como imperativo.
nales lamentos de las plañideras. U n silencio trágico sustituirá las
ruidosas solemnidades de los entierros, pues los cadáveres serán
arrojados en cualquier lugar por el invasor asirio.
C apítulo 9
IN TE R V E N C IO N JU STICIERA DE YAH VE
INTRODUCCION
BIBLIOGRAFIA
A) Comentarios
i. C atólicos
Además de los comentarios a los profetas menores citados en la biblio
grafía que sigue a la introducción de Oseas, los siguientes: San J erónimo,
Comm. in Abdiam Proph.: P L 25,1097; H ugo de San V íctor, Expos. mor.
in Abd.: P L 175,371-406; M. de C astillo, In Abd. comm. (Amberes 1556);
A. P ontacus, Abd.,Jon... cum chaldaica paraphr. et comm. S. Jarchix, A. Aben
Esra, D. Kimchi (París 1566); Luis de L eón , In Abd. comm. (Salamanca 1589).
7 C f . 2 C r ó n 21, r6 .
8 C f. A b d i b y J e r 4 9 ,1 4 ; A b d 2 y J e r 4 9 . 1 5 ; A b d 4 y J e r 4 9 .1 6 ; A b d 11 y J 1 3 ,3 ; A b d 15
y J 1 1 ,1 5 ; A b d 17 y J l 2 ,3 2 (3 .5 ). P a re c e m e jo r s u p o n e r q u e A b d ía s d e p e n d e d e é s to s .
9 C f E z 3 5 . 1- 1 5 .' L a m 4 .2 1 ; S a l 137 (1 3 6 ),7 .
10 S e g ú n D io d o r o d e S ic il ia (X IX 9 4 ), P e tr a f u e to m a d a a lo s e d o m ita s e n 3 1 2 a . C .
S o stie n e n l a fe c h a p o s te x ílic a d e c o m p o s ic ió n d e A b d ía s : H a le v y , T o b a c , H o o n a c k e r , C h a i r e ,
S e llin , R o b in so tn , S m ith , H ó ls c h a r.
2. A católicos
J. L eusden, Abd. illustratus (1637); A. P feiffer, Comm. in Abd. (1666);
T. T. P erowne : CaB (Cambridge 1905); G. A. P eckham, An introdution
to the study of Obadiah (Chicago 1910); J. B ewer, Obadiah (Edimbur
go 1948); H. C. O. L anchester: CaB, Obadiah (Cambridge 1918);
W. W. C annon, Israel and Edom: The Oracle of Obadiah: «Theology»,
15 (1927.2) 129-140; W. R udolph, Obadja: ZATW 49 (1931) 222-231.
B) Estudios
M. H aller, Edom im Urteil der Propheten: BZATW 41 (1925) 109-117;
J. T heis , Der Prophet Abdias (Bonn 1937); S. O. I sopescul, Historisch-
kritische Einleilung zur Weissagung des Abdias: WZKM 27 (1913) 141-162;
N. P eters, Die prophetie Obadjah's (Paderborn 1892) 18-26; J. T heis , Die
Weissagung des Abdias (Trier 1917; Bonn 1937); J. H alevy, Le livre d ’Oba-
dia: RevSem 15 (1907) 165.183; J. M. B. Smith , The structure of Obadiah:
AJsL 22 (1905) 131-138; T. H. R obinson, The structure of the Book of
Obadiah: JthSt 17 (1915) 402-408; A. C ondamin, L ’unité d’Abdias: RB
9 (1900) 261-268.
C a p ít u l o ú n ic o
LA JUSTICIA DE YAHVE
Vaticinio sobre la ruina de Edom (1-9)
1Visión de Abdías: [ Así dice de Edom el Señor, Yahvé: |
Hemos oído de parte de Yahvé un rumor, | y un heraldo ha
sido enviado a las gentes: | ¡Arriba I ¡Alcémonos en guerra
contra él! | 2 He aquí que te he hecho pequeño entre las gentes, |
eras sobremanera despreciable. | 3 El orgullo de tu corazón te
ha engañado. | Quien habita en las cavernas de las rocas | y
cuya morada son las alturas, | se dice a sí mismo: | ¿Quién
me hará bajar a tierra ? | 4 Pues aunque te subas tanto como el
águila | y pongas en las estrellas tu nido, | yo te derribaré—oráculo
de Yahvé—. | 5Si vinieran a ti de noche ladrones, | ¿no se llevarían
lo que necesitaran ? [Si vinieran vendimiadores a vendimiarte, |
¿no dejarían rebusco? | 6 ¡Cómo has sido saqueado! 1 | ¡Cómo
está Esaú de hollado | y de rebuscados sus escondrijos 1 | 7 Hasta
la frontera todos tus aliados te arrojaron. | Te cercaron, te de
rrotaron tus amigos. | Tus asociados pusieron trampas debajo
de ti2. | No hay en él cordura. | 8 ¿No haré yo aquel día—orácu
lo de Yahvé— | desaparecer de Edom los sabios | y del monte
de Esaú la prudencia? | 9 Tus guerreros, ¡oh Temán!, se so
brecogerán de terror | para que todo varón sea exterminado
de las montañas de Esaú.
Nada se dice en el título sobre la personalidad de Abdías ni
de la época en que profetizó. El vaticinio empieza ex abrupto,
con lo que la impresión es más fuerte en el lector. El profeta se
hace eco de un mensaje divino (H emos oido un rumor de p a rte de
1 « C óm o h a s s id o s a q u e a d o » e s tá tr a s p u e s t o d e l v e rs o a n te r io r , p u e s e n e l lu g a r a c tu a l
i n t e r r u m p e el s e n tid o .
2 Tus asociados, reconstrucción a base de un ligero cambio de letras-
Yahvé (v.i) relativo a un ataque de las gentes contra Edom. Para
dramatizar más la situación, presenta a un heraldo convocando a
todos los pueblos al ataque: Alcémonos en guerra contra él. Las
gentes, al atacar a Edom, no hacen sino cumplir un designio divino
de castigar y humillar su poderío: Te he hecho pequeño entre las
gentes... sobremanera despreciable (v.2).
Para dar mayor efectividad al vaticinio, se presenta ya el hecho
como cumplido. Yahvé ha querido humillar a Edom precisamente
por su insolencia y el orgullo de su corazón (v.3) al considerarse
inexpugnable en su pétrea orografía. La capital de Edom era Petra
(en hebreo Selah) , verdadera fortaleza natural, ya que está excavada
en roca viva 3; sus habitantes habitaban materialmente en las caver
nas de las rocas, en cimas difícilmente accesibles (cuya morada son
las alturas) . Militarmente, el territorio de Edom parecía inexpug
nable; de ahí el sentimiento de autosuficiencia de la nación: ¿Quién
me hará bajar a tierra? Pero de nada le servirán sus nidos de águila,
ya que la mano de Yahvé es poderosa para derribarlos (v.4)4.
La ruina de la nación será completa fuera de toda medida. La
catástrofe que se avecina no se puede comparar a la incursión de
unos ladrones que roban sólo lo que necesitan (v.5). Quedará más
asolada que una viña después de la vendimia, pues después de
ésta siempre queda un rebusco, mientras que la ruina que Yahvé
va a traer sobre Edom la dejará totalmente desolada: ¡Cómo has
sido saqueado! ¡Cómo está Esaú de hollado!... (v.6). Los enemigos
invasores de Edom no se marcharán hasta que hayan rebuscado sus
escondrijos 3.
Y, para mayor escarnio, los que causarán esta ruina serán los
que antes eran considerados como sus aliados (v.7). El profeta
probablemente alude a tribus árabes invasoras que en otro tiempo
fueron auxiliares de los edomitas contra los países vecinos. En el
siglo iv a.C. las tribus nabateas se establecieron en el territorio
de Edom, suplantando la nacionalidad de los edomitas, de tal forma
que éstos tuvieron que emigrar al sur de Palestina: Hasta la frontera
todos los aliados te arrojaron...
El exterminio de Edom traerá como consecuencia la desapari
ción de los sabios renombrados en la antigüedad (v.8)6. Es el día
de la manifestación de la ira divina, y por eso nada tendrán que
hacer sus guerreros (v.g). Temán, una de las famosas ciudades de
Edom, simboliza aquí a todo el reino edomita, castigado por la
justicia divina. O tra denominación paralela es la de montañas de
Esaú, que alude al mismo tiempo al carácter montañoso del país
y a la procedencia de los edomitas del antepasado-epónimo Esaú
(Edom), hermano de Jacob.
5 Cf. Jer 4 9 ,1 5 : Cant *,14.
4 Cf. Jcr 49.16.
5 Cf. Jer 49.9.
« C f . J o b 2 ,1 1 .
Venganza de la cruel conducta de los edomitas contra
los israelitas (10-16)
lo Por la mortandad, por la violencia infligida contra tu her
mano Jacob, | te cubrirá la vergüenza y serás extirpado para
siempre. | 11 El día en que, estando tú presente, | el día en que
los extranjeros saqueaban sus riquezas | y los extraños penetra
ban por sus puertas | y echaban suertes sobre Jerusalén, | fuiste
también tú uno de tantos. | 12 No contemples el día de tu herma
no, | el día de su desastre. | No te goces de los hijos de Judá | el día
de su perdición. | No profieras arrogancias con tu boca | el día de
la tribulación. | ]! No entres por las puertas de mi pueblo | el
día de su ruina | ni te estés contemplando su desgracia | el día
de su desastre. | No tiendas las manos sobre sus riquezas | el
día de su ruina. | 14 No te pongas en la encrucijada | para ex
terminar a los fugitivos. | No entregues sus evadidos | el día de
la tribulación, | 15 Porque se acerca el día de Yahvé para todos
los pueblos. | Como hiciste, así te harán a ti; | tu merecido
caerá sobre tu cabeza. | 16 Como bebisteis vosotros (mi copa),
los de mi monte santo, | así beberán siempre todas las gentes.
Beberán y sorberán, y serán como si no hubieran sido.
El profeta echa en cara a Edom sus crímenes e injusticias come
tidas contra su hermano Jacob (Israel) (v.io). Con ocasión de la
destrucción de Jerusalén por los babilonios, los habitantes de
Edom—ávidos de revancha contra Judá, al que habían estado some
tidos—se unieron a los invasores en el despojo y en la mortandad
de los vencidos. Abdías les aconseja no participar en este ultraje,
porque también para ellos llegará la hora del castigo. A unque el
profeta supone ya los hechos ocurridos, por artificio literario los
presenta como futuros para preparar el anuncio de la ruina de
E d o m 7. Los edomitas llegaron a exterminar a los fugitivos de
Ju d á 8. Esta conducta cruel tendrá su merecida retribución (v.15).
Todas las gentes tendrán que beber el cáliz de la cólera divina,
como en otro tiempo lo hicieron los judíos, moradores de su monte
santo (la colina de Sión) 9. Tantos crímenes no pueden quedar
impunes.
INTRODUCCION
Personalidad de Jonás
Según el relato bíblico, Jonás (en hebreo Y on ah : «Paloma»)
recibió orden divina de predicar en Nínive la penitencia. El pro
feta desoyó la orden de Dios y en Jope tomó un barco en dirección
contraria, hacia Tarsis. Por su desobediencia se suscitó una tem
pestad, y los marinos, después de consultar a suertes y caer ésta
sobre Jonás, le arrojaron al mar. U n pez inmenso lo tragó y lo
devolvió incólume a la orilla. Jonás, agradecido a esta liberación
milagrosa, se fue a predicar a Nínive. El éxito de su predicación
fue total, ya que, por orden del rey, todos los ninivitas, incluso las
bestias, hicieron penitencia.
El profeta, malhumorado porque sus predicciones de exterminio
no se cumplieron (pues Yahvé los perdonó por su penitencia), es
reprendido por Dios por su espíritu mezquino, falto de liberalidad
y de comprensión. Tal es el contenido del relato del libro de Jonás,
cuyo protagonista lleva el mismo nombre patronímico de otro Jo
nás, hijo de A m itay, que profetizó a Jeroboam II la nueva extensión
de su reino como en tiempos pasados b Pero este profeta era oriun
do del norte de Palestina 2, mientras que el protagonista del libro
de Jonás parece oriundo del reino del sur, ya que, después de re
cibir la orden de ir a Nínive, tomó un navio en Jope, en la costa
meridional.
Carácter histórico-literario del libro
Salta a la vista la diferencia del contenido del libro de Jonás
respecto de los tradicionales escritos proféticos, pues lejos de ser,
como éstos, un repertorio de oráculos, es más bien una narración
anovelada de un hecho concreto atribuido a un profeta. Por ello,
los autores no concuerdan al juzgar de la historicidad de sus na
rraciones. Unos, siguiendo la opinión tradicional, toman la narra
ción al pie de la letra, como un hecho histórico con grandes inter
venciones milagrosas de Dios. Así, el Jonás del libro que lleva su
nombre sería el mismo que profetizó en tiempo de Jeroboam II
(787-746).
Los que sostienen esta opin ió n 3, además de basarse en la
tradición judaica4, apelan a las alusiones de-Jesucristo a hechos
1 Cf. 2 Re 14,25-
2 Era de Gath-Gefer, localidad identificada generalmente con Kh. Ez-zerra, a unos
cinco kilómetros al nordeste de Nazaret.
3 Haneberg-Weinhart, Zschokke, Kaulen-Hoberg, Knabenbauer, Vigouroux, Lippi,
Kennedy.
4 Cf Targum de Jonathan; 3 Mac 6,8- La tradición cristiana primitiva refleja ¡a misma
sentencia historicista : S an J e r ó n im o : PL 25,1132; S a n A gustín : PL 33,382; T e r t u l ia n o :
PL 2,840; I r e n e o : PG 7,942; San J ustino: PG 6,724s.
de la vida de Jonás, como el haber estado tres días y tres noches
en el vientre del p e z 5 y haber conseguido que los ninivitas hi
cieran penitencia 6.
Otros autores, en cambio, basándose en ciertas anomalías y
singularidades del libro de Jonás, suponen que éste es una compo
sición didáctica a base de un personaje imaginario, cuyos hechos
y reacciones debían expresar enseñanzas doctrinales. La narración,
pues, según estos autores 78, sería una parábola dramatizada, en la
que aparece un protagonista con nombre propio, al estilo de la
parábola del rico Epulón y del pobre Lázaro. Desde luego son tales
las inverosimilitudes que aparecen en la narración de Jonás, que se
tiene la impresión de que el autor del libro ha dejado suelta la
imaginación, creando hechos para adaptarlos a una enseñanza teo
lógica.
Así, Jonás recibe orden de trasladarse a Nínive, metrópoli que
estaba a más de mil kilómetros de distancia de Palestina, patria de
Jonás; arrojado al mar, es engullido por un cetáceo, en cuyo vientre
permanece incólume tres días y tres noches, y Jonás, durante ese
tiempo, tiene la tranquilidad para componer una bella oración ri
mada s; su predicación de penitencia tiene tal éxito, que la ciudad
en pleno se convierte, con el rey a la cabeza, el cual promulga un
ayuno general: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no probarán
bocado, no comerán ni beberán nada, Cúbranse de saco hombres y
animales... 9.
Y Jonás, en lugar de alegrarse por el fruto de su predicación,
la penitencia—lo que es normal en todos los profetas—, se dis
gustó por ello, y, malhumorado, salió a un altozano para contem
plar la ciudad. Milagrosamente creció un ricino para darle sombra,
y al punto se secó, porque dispuso D ios un gusano que lo atacó
de raíz 10.
No es verosímil que un predicador hebreo haya convertido en
unos días a una ciudad pagana como Nínive. Por otra parte, cono
cemos muy bien la historia asiria de los siglos ix al vi, y no en
contramos ningún eco de esta conversión en masa al Dios de los
hebreos. Además, los milagros y portentos se suceden artificial
mente, pues apenas se desencadena la tormenta, le traga el pez y
le deja incólume en la playa; en Nínive, después de la predicación,
viene la conversión total de sus habitantes, y después un árbol
crece milagrosamente en un día, y en una noche muere. Todo
esto da la impresión de ser escenas que imaginariamente se suce
den en el escritor que las creó en función de ideas teológicas a
expresar.
Indudablemente que el autor va tras de tesis concretas, y de
ahí lo convencional de las narraciones. Por otra parte, hay ausencia
5 Le 11,30.
5 Mt 12,40.
7 Así S an G r e g o r io N a c ia n c e n o , Or. 2,106-109: PG 35.505-508; T e o f il a c t o , Expos.
iti Ion. 4: PG 126,960-965; Driver, Gigot, A. Van Hoonacker, H. Lcsétre, ID, Tobac, A. Bras-'
sac, M. Meinertz, Feuillet, etc. 9 Jon 3,73.
8 Jon 2,3. 10 Jon 4,7.
sistemática de anotaciones geográficas e históricas relativas a la
patria del protagonista y al nombre del rey de Nínive. De este
modo, la narración parece más aérea y elástica. Por todas estas
indicaciones parece que nos hallamos ante una composición didác
tica anovelada, con unas enseñanzas doctrinales muy claras, como
vamos a ver; se trata de una composición satírica en forma de
parábola.
Tesis doctrinal del libro
Aquí encontramos satirizadas las ideas particularistas judaicas
respecto de la salvación de los otros pueblos. El judío, hermético
y despectivo, por pertenecer al pueblo elegido, desprecia a todos
los pueblos, y cree que éstos, por desconocer al verdadero Dios,
están destinados al exterminio. Así, un amplio sector del pueblo
hebreo esperaba impaciente el día de Yahvé, como u n día de la
manifestación de la ira divina sobre los pueblos gentiles.
Los profetas, por su parte, con sus generalizaciones sobre el
castigo de Yahvé sobre las naciones, habían sobreexcitado estas
esperanzas ultranacionalistas. El autor del libro de Jonás quiere
demostrar prácticamente cómo muchas veces esos vaticinios conmi
natorios de los profetas son en el fondo condicionados. Jonás anunció
en forma absoluta la destrucción de Nínive, y, sin embargo, la gran
capital fue perdonada. La lección doctrinal es que todas las pro
fecías conminatorias tienen eficacia sólo en el supuesto de que
aquellos contra quienes se dirigen se obstinen en el pecado. Es
la primera lección del libro de Jonás.
Pero lo principal es la afirmación de la tesis universalista. Dios
no sólo perdona a los componentes de su pueblo elegido, sino a los
pecadores paganos que cambien de conducta. Jonás—protagonista
del libro—es la encarnación del particularismo judaico frente a las
tenues corrientes universalistas que poco a poco se iban abriendo
paso en la tradición israelita. Es el conflicto constante entre las
ideas particularistas y universalistas, cuyo choque se agudiza en
la época postexílica. Nehemías exige la separación de judíos de los
moabitas y amonitas n , y Esdras prohíbe los matrimonios con los
extranjeros 112.
Por otra parte, la comunidad judaica aceptaba los prosélitos
procedentes del paganismo 13. En el libro de Zacarías (en la segunda
parte), de un lado se refleja el espíritu de revancha sobre las na
ciones opresoras, y de otro, aparecen claros vaticinios universa
listas 14. Malaquías, que protesta contra los matrimonios mix
tos 15, anuncia una-ofrenda en todo el mundo a Yahvé 16. Esta co
rriente universalista tenía sus antecedentes en la tradición. R ut la
moabita aparece entre los antepasados del gran rey David y se
11 Cf. Meh 13,1-3; 13*28.
12 Esd 9,12; Dt 23,7.
*3 N eh 10,29; Esd 6,21-
14 Zac g,6-7; 14,16-21.
15 M al 2,10-12.
16 M a l 1,11.
presenta como modelo de virtudes domésticas; más tarde, en la
literatura sapiencial, Job, modelo de rectitud y temor de Dios, es
un edomita.
El autor del libro de Jonás empalma con esta tradición univer
salista y ridiculiza satíricamente la posición cerrada y exclusivista
judaica, simbolizada en el protagonista Jonás, que, en vez de ale
grarse con la conversión de los ninivitas—buscada por Dios—, se
entristece porque se les ha otorgado el perdón. Con su libro, el
autor del libro de Jonás quiere dar a entender a sus compatriotas
que los oráculos de destrucción contra las naciones lanzados por
los profetas no se han de cumplir necesariamente.
Por otra parte, al presentar la conversión en masa de los nini
vitas, el hagiógrafo ridiculiza irónicamente a los israelitas, que, a
pesar de haber oído tantas predicaciones proféticas, no se han
convertido aún a Yahvé, quedando ante El en peor condición. Es
lo que Jesucristo dirá a los de Cafarnaúm y de Betsaida que no
han querido recibir su doctrina: «Los ninivitas se levantarán en el
día del juicio contra esta generación y la condenarán; hicieron peni
tencia a la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás» i7.
El panorama, pues, doctrinal del libro de Jonás no puede ser
más amplio: Yahvé es el Señor del universo, que domina las fuerzas
del mar, a los animales, y que llama a la penitencia a los paganos
que no le conocen; los ninivitas—símbolo del m undo pagano—
responden mejor que los judíos a las llamadas de su Dios; los
mismos marineros oran a sus dioses, mientras Jonás—símbolo del
espíritu encanijado y exclusivista judío—está durmiendo tranquila
mente en la nave. En todas estas narraciones hay una fina ironía
contra las concepciones estrechas de los judíos. Por otro lado, el
hagiógrafo destaca la superioridad religiosa de Israel frente a las
otras naciones paganas, pues de Israel proviene la salvación de los
mismos gentiles. Estas son las grandes directrices doctrinales que
enseña el libro de Jonás. Los episodios particulares deben enten
derse, pues, como una parábola continuada, con muchas alusiones
alegóricas.
Fuentes bíblicas y extrabíblicas del libro
Ya hemos visto cómo los hagiógrafos suelen apoyarse muchas
veces en sus afirmaciones sobre autoridades proféticas anteriores.
Así, la doctrina del resto, que aparece por primera vez en Amos,
es repetida en Isaías, Jeremías y Ezequiel. En los autores postexí-
licos se acentúa esta tendencia de los hagiógrafos a buscar apoyo
en la tradición profética anterior al exilio. Teniendo en cuenta
esto, el autor de este libro bien pudo tomar como protagonista de
su composición didáctica a un personaje llamado Jonás, que en
2 Re 14,25 aparece esporádicamente profetizando a Jeroboam II
y por ser de época remota se prestaba mejor para una ficción lite
raria.
Es lo que hará el autor del libro de Job. La tradición hablaba
17 M t 12,41.
de un venerable personaje, modelo de virtud y amigo de Dios,
llamado Job 18, y el autor lo escogió como protagonista de su com
posición didáctica para probar plásticamente que no existe ecua
ción entre virtud y premio en esta vida, ni entre castigo y pecado.
E n el libro de Jonás encontramos una serie de conceptos que bien
pueden basarse en tradiciones escritas anteriores, como los libros
de Jeremías, Ezequiel y los mismos Salmos 19.
Algunos autores acatólicos han pretendido encontrar antece
dentes del libro de Jonás en las mitologías paganas. Así, traen a
colación la historia del poeta griego Arión, arrojado al mar por los
piratas y salvado por un delfín encantado con la música de su lira.
Como en el caso de Jonás, los marineros deliberan sobre la suerte
del pasajero que van a echar al agua 20. En una leyenda india, el
hijo de un comerciante de Benarés, Mittavindaca, se embarcó a
pesar de la prohibición de su madre; el barco fue detenido por
una fuerza misteriosa. Se buscó la causa de este contratiempo
entre los marineros, y la suerte cayó en Mittavindaca, y los mari
neros le pusieron en una balsa, diciendo: «Muchos no deben perecer
a causa de uno» 21; y el barco pudo surcar libremente el mar. En
un texto egipcio del siglo ii i , un funcionario naufragó en su viaje
hacia tierras lejanas; desaparece su equipaje, y él permanece tres
días agarrado a un poste en el agua, hasta que una ola lo lleva a
una isla; después de tres días, una serpiente le llevó en su garganta
a su morada, y allí le anuncia que después de cuatro meses será
devuelto por el mismo mar a su patria.
Como puede colegirse de estos relatos, las semejanzas son pura
mente tangenciales y no prueban dependencia sustancial alguna,
ya que la tesis del libro de Jonás es totalmente religiosa y comple
tamente original 22.
Autor y fecha de composición
Jonás aparece citado siempre en tercera persona, y no se preten
de que el protagonista mismo haya compuesto el libro. N atural
mente, si el libro fuera escrito por el protagonista, no se hubiera
colocado en un papel tan poco airoso como aparece en el libro
canónico que lleva su nombre. Del contenido del libro sólo pode
mos deducir que el autor es un judío, que destaca la superioridad
de Yahvé sobre todos los dioses y que participa de las corrientes
universalistas, que se estaban abriendo paso en Judá, sobre todo
después del exilio. Como el libro de Jonás aparece ya entre los
18 Cf. Ez 14,14.20.
*9 Cf. Jer 18,7-8; 26,13; Ez 26,16 y Jon 3,6. L a oración de Jonás es muy similar a mu
chas expresiones de los Salmos (cf. Jon 2,3a y Sal 18,3; Jon 3,5*y Sal 120,1; Jon 3,4a y Sal 31,
23. etc.). .
20 Sobre todas estas leyendas y las posibles influencias bíblicas véase el luminoso ar
tículo de A. F e u il l e t , Les sources du livre de Joñas y Le sens du Uvre de Joñas: RB 54 (1947)
161-86.340-61.
21 Cf. Jon 1,14.
22 Hoonacker trae otros dos ejemplos: Semiramis, hija de la diosa Derketo, transfor
mada en pez, llegó de Ascalón a Nínive, donde fue transformada en paloma (en hebreo,
Yonah: J o n d s ). Cf. D iod. de Sic., II 5,20. Incluso se ha relacionado Yonah con el Oannes,
dios pez, citado por Beroso. Véase Hoonacker, q.c., p.3 i 8 -3 *e-
escritos proféticos en el siglo n, cuando fue compuesto el Eclesiás
tico, y como, por otra parte, en el lenguaje abundan los arameís-
mos, se puede suponer que fue compuesto en los siglos iv y iii a. C.
BIBLIOGRAFIA
A) Comentarios
1. C atólicos
Además de las obras citadas en la bibliografía general sobre los profetas
menores (al final de la introducción al libro de Oseas), los siguientes:
T eofilacto, Expos. in Ion.: PG 126,905-968; S. T oscano, Comm. in Ion.
(Venecia 1573); M. G erbi, Sermones in Ion. (Bolonia 1579); F. F uardentius,
Comm. in Ion. (París 1595); T. de Beira, Considerat. litterales et morales
super Ion. (1623); A. P aciuchelli, Lezioni morali sopra Giona profeta
(Perugia 1631); J. B. U wens, Comm. litt. et moralis in Ion. (Amberes 1640);
G. d’A costa, Comm. in Ion. (Lión 1641); F. DE V itrio , Comm. in Ion. I II
(Panormi 1645); F. Salinas, In Ion. comm. litt. et morales I-II (Lión 1652);
T adeo S. A dam (J. A. Dereser), Die Sendungsgeschichte des Propheten Joña
aus dem Hebráischen übersetz, kritisch untersucht und von Widersprüchen
gerettet (Bonn 1786).
2. A católicos
Además de los citados en la bibliografía general sobre los profetas me
nores (véase bibl. de Oseas), los siguientes: J. Bugenhagen, lonas propheta
expositus (1550); T, T. P erowne, Jonah: CaB (Cambridge 1905); H. M ar
t in , Jonah (Edimburgo 1884); J. A. Bewer , Jonah: ICC (Edimburgo 1912);
F. H. D odson, Jonah (Londres 1916); H. C. O., Jonah: CaB (1918)
J. H . H ennesy, Jonah (Cambridge 1919); T. E. Bird , The book 0 / Jonah.
B) Estudios especiales
A. Joñas: DAFC; A. F e u i l l e t , Les sources du livre de
C o n d a m in ,
Joñas y Le sens du livre de Joñas: RB 5 4 ( 1 9 4 7 ) 1 6 1 - 8 6 ; 3 4 0 - 6 1 ; I d., Joñas
(Le livre de): DBVS; P. J . B. S c h a u m b e r g e r , Das Bussedikt des Konigs
von Ninive bei Joñas 3,7-8: «Miscellanea Bíblica», II ( 1 9 3 4 ) 1 2 3 - 3 4 ; B o e h m e ,
Die composition des Buches Joña: ZATW 7 ( 1 8 8 7 ) 2 2 4 - 2 8 4 ; W i n c k l e r ,
Alt. Forsch. II 2 ( 1 9 0 0 ) 2 6 0 - 2 6 5 ; B u d d e , Vermutungen zum Midrash des
Buches der KSnige: ZATW 12 (1892) 3 7 - 5 1 ; H. S c h m id t , Joña, eine Un-
tersuchung zur verglechenden Religionsgeschichte ( 1 9 0 7 ) ; S t o l l b e r g , Joña:
«Diss. Theol.» (Halle 1 9 2 7 ) 1 7 3 - 1 7 6 ; I. Z ó l l e r , Considerazioni storico-
religiose sur libro di Giona: «Studie e Materiafi di Storia delle Religioni»,
7 ( 1 9 3 1 ) 4 8 - 5 8 ; J. H. M o r r is o n , The Missionary Prophet: ET 4 9 ( 1 9 3 7 S )
4 8 7 - 4 8 9 ; H. J u n k e r , Die religiose Bedeutung des Buches Joña: Pb 5 1 (1 9 4 O S )
1 0 8 - 1 1 4 ; G. H ü s i n g , Tarsis un die Jona-Legende: «Memnon», 1 ( 1 9 0 7 )
7 0 - 7 9 ; A. J . W i l s o n , The sign of the prophet Jonan and its modern confirma-
tions: PthR 2 5 ( 1 9 2 7 1 - 6 3 0 - 6 4 2 ; 2 6 ( 1 9 2 8 ) 6 1 8 - 6 2 1 ; J. M a y r , Joñas im Bauche
des Fisches: ThpQ 85 ( 1 9 3 2 ) 8 2 9 - 8 3 2 ; O. C o h a u s z , Joñas, der Mann der
Krisen: ThpQ 8 2 ( 1 9 2 9 ) 2 2 5 - 2 3 7 ; E. K ó n i g : DB'H II ( 1 9 0 0 ) 7 4 6 - 7 5 3 ;
L. D e n n e f e l d , Joñas: DThC VIII ( 1 9 2 5 ) 1 4 9 9 - 1 5 0 4 ; W. H. M c C l e l l a n ,
Liberty of opinión on the character of the book of Joñas: «The Homiletic and
Pastoral Review», 3 2 ,2 ( 1 9 3 2 ) 7 0 9 - 7 1 4 ; G. M a c l o s k ie , How to test the
story of Jonah: Bs 7 2 ( 1 9 1 5 ) 3 3 4 - 3 3 8 ; A- T h o m a , Entstehung des Büchleins*
*7 S o b re to d o e s ta a rg u m e n ta c ió n v é a se la e x p o s ic ió n e x c e le n te d e H oonackjsh , o .c - ,
p . 3 2 3 - 3 2 5
Joña: ThStK T. K. C heyne , Enciclopedia bíblica II
8 4 (1 9 1 1 ) 4 7 9 -5 0 2 ;
(Londres 1 9 0 1 ) 2 5 6 5 - 2 5 - 7 1 ; H.
L esétre, Joñas: EA 8 ( 1 9 0 9 ) 9 2 3 - 9 2 8 ;
A. B rassac, y a-t-il du nouveau au sujet du caractére historique du livre de
Joñas?: RA 2 8 ( 1 9 1 9 ) 6 9 8 S ; M. M einertz , Jesús und die Heidenmission:
NtA 1 ,1 - 2 ( 1 9 2 5 ) 3 4 S ; H. Schmidt, Absicht und Entstehungszeit des Buches
Joña: ThStK 7 9 ( 1 9 0 6 ) 1 8 0 - 1 9 9 ; P* F iebig , Joña, Protestantische Monats
hefte 11 ( 1 9 0 7 ) 4 2 6 - 4 3 5 ; G. Bellincini , Figura e realtd della risurrezione
(Padua 1 9 3 8 ).
C a p ít u l o i
O R D E N D I V I N A D E P R E D IC A R A L O S N I N I V I T A S
C a p ít u l o 2
SALVACION MILAGROSA DEL PROFETA
Jonás en el vientre del cetáceo (1-11)
1 Yahvé había dispuesto un pez muy grande para que tra
gase a Jonás, y Jonás estuvo en el vientre del pez por tres días
y tres noches. 2 Desde el vientre del pez dirigió Jonás su ple
garia a Yahvé, su Dios, diciendo: | 3 Clamé a Yahvé en mi
angustia, | y El me oyó. | Desde el seno del «seol» clamé, | y
tú escuchaste mi voz. | 4 Echásteme a lo profundo, | al seno de
los mares; | envolviéronme las corrientes; | todas tus olas y
tus ondas | pasaron sobre mí. | 5 Y dije: Arrojado soy | de delan
te de tus ojos. | ¿Cómo volveré a contemplar tu santo templo? |
6 Las aguas me estrecharon hasta el alma, | el abismo me en
volvió, | las algas se enredaron a mi cabeza. | 7 Había bajado
ya a las bocas del hades 1, | la región cuyos cerrojos (se echaron)
sobre mí para siempre 2; | pero tú, Yahvé, mi Dios, salvaste
mi vida del sepulcro. | 8 Cuando desfallecía mi ánima, | me
acordé de Yahvé, | y mi súplica llegó a ti, a tu santo templo. |
9 Los servidores de fútiles vanidades | abandonan su benevo
lencia. | 10Pero yo te ofreceré víctimas acompañadas de ala
banzas, | te cumpliré mis votos. | De Yahvé es la salvación. |
11 Dio Yahvé orden al pez, y éste vomitó a Jonás en la playa.
Según el relato, Jonás fue tragado por un pez, sin que se espe
cifique la naturaleza de éste. Los antiguos han pensado en un tibu
rón o en un cachalote, que se encuentran en el Mediterráneo.
Milagrosamente, Jonás permaneció en el vientre del pez tres días
y tres noches. Jesucristo alude a este relato al argumentar con los
fariseos sobre su resurrección: «Como Jonás estuvo tres días y
tres noches en el pez, así el Hijo del hombre estará el mismo tiem
po en el seno de la tierra para resucitar después» 3. Jesucristo, al
expresarse así, no pretende esclarecer el hecho de si realmente
Jonás estuvo en el pez tres días y tres noches, sino que, conformán
dose a la interpretación que daban entonces sus oyentes al relato,
utiliza el relato bíblico para argumentar en favor de su resurrección.
La oración de Jonás proferida en el vientre del cetáceo tiene
todos los visos d e ^ e r una composición artificial, de estilo salmódi-
co, redactada por el hagiógrafo. Es una acción de gracias por ha-
1 Así según una ingeniosa reconstrucción de Hoonacker, que lee, en ve2 de Harim (mon
tes), Hadís (Hades), que en hebreo tiene una grafía muy similar. El TM dice literalmente:
«en las raíces de los montes*.
2 Hoonacker, con un ligero cambio de letras, lee: «La región cuyos cerrojos son barras
eternas* (lee Badey en vez de bahady).
3 Cf. Mt 12,40. Jesucristo cita literalmente el pasaje según los LXX. «Tres días y tres
noches* pueden entenderse como número convencional para indicar algún tiempo (cf. i Sam
30,i2s; Est 4,16). También pueden ser tres días comenzados, como en el caso de Jesús en
el sepulcro.
berle librado de la muerte. Aparte de la inverosimilitud de que
Jonás hubiera compuesto esta oración en el vientre del pez, hay
una serie de detalles que indican el carácter convencional de la
misma. Así, se supone que las algas se enredaron en la cabeza de
Jonás (v.6), como si el infortunado Jonás hubiera estado vagando
por las profundidades del abismo antes de ser tragado por el ce
táceo. Es fácil ver en la oración de Jonás un mosaico de citas de
salmos4, lo que prueba la tardía composición del libro.
El hagiógrafo procura adaptar la oración a la supuesta situación
de Jonás en medio de las olas del mar. El profeta se siente en el
seno del seol (v.3), o en peligro de muerte, cara ya a la región tene
brosa subterránea donde moran los que han dejado esta vida.
Y por eso se siente alejado de los ojos de Yahvé (v.5). El fiel israelita
cifraba su máxima felicidad en asistir a las funciones litúrgicas
solemnes del templo de Jerusalén; por eso ahora Jonás siente no
poder contemplar su santo templo. El infortunado profeta se consi
dera ya bajado a las bocas del hades (v.7), la región sin retorno,
cuyos cerrojos se echaron sobre él para no abrirse jamás 5.
Ante esta perspectiva, no cabía sino encomendarse a Yahvé
para que lo salvara (v.8). Su deseo fue cumplido, y así probó su
omnipotencia, que se manifiesta sólo a sus fieles, ya que los ser
vidores de fútiles vanidades, o ídolos, se hallan totalmente desampa
rados (v.9). En consecuencia, Jonás promete victimas y votos en
acción de gracias (v.io). T al es la hermosa plegaria puesta en boca
de Jonás por el hagiógrafo para dar gracias por su liberación mila
grosa. Yahvé oyó su súplica y ordenó al cetáceo que lo arrojara
en la orilla del mar.
C apítulo 3
JOÑAS EN NINIVE
Predicación de Jonás (1-4)
1Llegó por segunda vez la palabra a Jonás, diciendo: 2 Le
vántate y ve a Nínive, la ciudad grande, y pregona en ella lo
que yo te diré. 3 Levantóse Jonás y fuése a Nínive, según la
orden de Yahvé. Era Nínive una ciudad grande sobremanera,
de tres días de andadura. 4 Comenzó Jonás a penetrar en la
ciudad camino de un día, y pregonaba diciendo: De aquí a
cuarenta días, Nínive será destruida.
En este capitulo se mostrará de nuevo cómo Yahvé impone su
voluntad para extender su voluntad salvífica sobre la nación pa
gana. Jonás, mero instrumento suyo, anuncia la proximidad del
castigo a los ninivitas, aunque Yahvé permanece libre respecto a
su cumplimiento, ya que dicho anuncio es condicional, es decir,
en el supuesto de que no hagan penitencia.*
* Cf. v.3 y Sal 18(17),6; 120(110), 1; v.4: Sal 42(41),8; v.5: Sal 18(17),5; 69(68),2; v.8:
Sal 142(140,4; 143(142),4; Sal 5.8; 18(17),7; 88(87),3; v.io: Sal 50(49),14.
5 Cf. Job 10,21.22.
Es sorprendente la facilidad con que ahora Jonás se traslada a
Nínive, como si fuera una ciudad no lejana de Palestina. El hagió-
grafo recalca las dimensiones grandes de la ciudad (Era Nínive
una ciudad grande sobremanera, lo que parece indicar que el redactor
es posterior a la desaparición de la ciudad famosa). La frase tres
días de andadura es interpretada por San Jerónimo en el sentido
de la circunferencia de la ciudad, lo que se ajusta a las medidas
dadas por Diodoro de Sicilia para su perímetro (480 estadios) 6. Se
gún H erodoto7, un día de camino eran 150 estadios8. Diodoro
de Sicilia afirma que el diámetro de Nínive era de 150 estadios,
justamente el camino de un dia (v.4), que anduvo el profeta, según
el hagiógrafo, para predicar por toda la ciudad. El autor sagrado
quiere ante todo resaltar la extensión de la ciudad para después
valorar la magnitud del efecto conseguido por la predicación de
Jonás. Para ello exagera quizá las proporciones.
La predicación conminatoria es taxativa: Dentro de cuarenta dias
Nínive será destruida 9. El profeta obra por inspiración de Dios,
sin conocer plenamente los designios divinos. El hagiógrafo se
complace en presentar a Jonás implacable con la ciudad pagana
de Nínive, para contrastar su mezquino punto de vista judío con
la magnanimidad divina, que admite a la penitencia y a la miseri
cordia aun a los gentiles. Es la tesis del libro, que, como hemos
indicado en la introducción, tiene todos los visos de una composi
ción imaginaria didáctica al estilo del libro de Job,
INTRODUCCION
El profeta
M iq u eas (en h eb reo M ik a h — abreviación de M ik a y a h u —
«¿Quién como Yahvé?») es contemporáneo de Isaías. Su nombre
entra dentro de la onomástica común judaica b Es originario de
M oreset, a unos 45 kilómetros al sudoeste de Jerusalén. Como
Isaías, profetizó en los tiempos de Joatam (739-735), Acaz (735-727)
y Ezequías (727-693). Puesto que Miqueas anuncia el castigo de
Samaría como futuro 2, síguese que comenzó su predicación antes
del 722-21, fecha de la caída en poder de los asirios de la capital
del reino septentrional. Jeremías alude a una de las profecías de
Miqueas, proferida en tiempo del rey Ezequías, relativa a la des
trucción de Jerusalén 3.
No sabemos ninguna otra particularidad de su vida privada o
profética, ni siquiera sobre sus posibles y verosímiles relaciones
con su contemporáneo Isaías. Algunos autores han querido consi
derar a Miqueas como del grupo de discípulos de Isaías, pero no
hay ningún dato concreto para suponerlo. Como Isaías, tuvo que
vivir años de zozobra ante las inminentes y reiteradas invasiones
de los ejércitos de Asiria; y, como enviado de Dios, tuvo que lu
char contra todas las combinaciones políticas para conjurar las
invasiones.
Contenido y división del libro
Como Amós, el profeta Miqueas anuncia a sus compatriotas que
el dia del Señor es un día de tinieblas y no de luz; es decir, en vez
de ser el día de la manifestación vengadora de Yahvé sobre los
enemigos de Israel—como esperaban sus contemporáneos—, será,
ante todo, día de purificación y de prueba para el pueblo elegido.
Antes de que llegaran los tiempos gloriosos del triunfo habrían
de venir los de castigo merecido por tantos pecados. Podemos di
vidir en tres partes el libro de Miqueas:
I. Juicio divino sobre Israel y Judd: 1,1-2,13.
La venida del Señor para juzgar: 1,2-7.
Devastación de la tierra: 1,8-16.
Contra las injusticias: 2,1-11.
Salvación del resto escogido: 2,i2s.
II. Juicio contra los jefes y falsos profetas: 3,1-5,14.
Crímenes de los príncipes y falsos profetas: 3,1-12.
Futura gloria de la nueva Sión: 4,1-7.1
1 Cf. 1 Re 22, donde se habla de un «Miqueas de Yemla*.
1 Miq 1,6.
5 Cf. Jer 2 6 ,18, citando a Miq 3,12.
Castigo y rehabilitación de Jerusalén por el Mesías: 4,8-5,9.
Purificación de la tierra y del pueblo: 5,9-14.
III. Confesión y restauración del pueblo reprobado: 6,1-7,20.
Ingratitud del pueblo; culto externo e injusticias: 6,1-12.
Justa pena: 6,13-16.
Quejas del profeta contra la inmoralidad reinante: 7,1-7.
Restablecimiento y exaltación de Sión: 7,8-20 3.
Por este esquema vemos que en el libro las amenazas y promesas
alternan de modo regular, por lo que algunos críticos creen que
esta distribución es artificial, fruto de reajustes posteriores redac-
cionales. El profeta empieza enfáticamente apelando a todos los
pueblos y a la tierra misma para que asista al castigo de Yahvé
contra Israel4. A este encuadramiento cósmico responde la eleva
ción de Sión sobre todos los pueblos, que corren en masa para
adoctrinarse en las leyes del Señor 5. Las naciones serán juzgadas
por Yahvé a causa de su soberbia, para que se avergüencen de su fu er
z a y se acerquen, humildes, a Yahvé 6. En el libro, pues, late la idea
de un juicio universal sobre todos los pueblos para encaminarlos
a Yahvé.
Autenticidad
Está bastante generalizada la opinión entre los críticos de que
el libro llamado de Miqueas es obra de varios autores. En general
se adjudican a Miqueas los tres primeros capítulos, porque parecen
reflejar mejor el ambiente del siglo vm . Esta serie de amenazas
está conforme al estilo profético de la época, pero las secciones de
promesas (2,12-13 y 4,1-5,8) son atribuidas por estos críticos mo
dernos a una mano posterior. En realidad, por sólo el hecho de
que hable de promesas de victoria, no se sigue que no sean de M i
queas, ya que en el género profético está la costumbre de alternar
am enazas con promesas, para, de un lado, invitar a una vida de peni
tencia, y del otro, alentar las esperanzas de restauración en los
momentos de crisis.
También la sección 6,1-7 es considerada por muchos autores
como obra de otro profeta, pues el tono de amenazas es menos
tajante, y el estilo literario más lírico. Como no menciona a Jeru
salén y se dirige a Israel, parece que el autor es del reino del norte,
pues en los reproches coincide con las acusaciones de Amos y
O seas7. Como en 6,16 parece suponerse la existencia de Samaría,
este fragmento sería compuesto antes del 722-21. Así, esta sección
puede concebirse como un oráculo aparte que fue unido por el
compilador a los fragmentos anteriores, y puede ser del mismo
Miqueas, ya que es posible que en su fraseología se haya dejado
influir por los escritos de Amós y de Oseas.
3 E s U d i v i s i ó n p r o p u e s t a p o r H . H ó p f l - M i l l e r - M e t z i n g e r , o . c ., 5 1 7 . O t r o s a u t o r e s
( e n tr e e llo s H o o n a c k e r ) p r e f ie r e n h a c e r u n a d iv is ió n c u a t r i p a r t i t a : a ) c .1 - 3 : a m e n a z a s ;
b) 4 - 5 - p r o m e s a s ; c)r e p r o c h e s y a m e n a z a s ( 6 ,1 - 7 ,6 ) ; d ) e s p e r a n z a s ( 7 ,7 - 2 0 ) .
4 Miq 1,21. 5 Miq 4,is. 6 Miq 7 , i 6 s.
7 Cf. Miq 6,JO0 y Am 8,5-6; Miq 6,15 y Am 5,11; Miq 6,14 y Os 4,10.
Texto y versiones
El estado del T M actual está bastante deticiente, pues hay pasa
jes ininteligibles, y otros están desplazados de lugar. Para subsanar
estas deficiencias y oscuridades es necesario buscar reconstruccio
nes del texto, tomando como base las versiones de los LXX, la pará
frasis aramea del Targum y las leyes de la métrica hebraica.
Mensaje doctrinal
Miqueas en su predicación repite los lugares comunes de los
mensajes proféticos anteriores de Amos y de Oseas. Pero, aunque
no haya originalidad en el contenido sustancial de su mensaje,
lo hay en el vigor de su expresión. Habla después que se han cum
plido muchos vaticinios de Amos relativos al castigo de Yahvé
sobre su pueblo, y por eso su lenguaje es más lacerante e incisivo.
A pesar de la predicación de Amos y de Oseas, Israel continuaba
confiada en que Yahvé no permitiría el desastre nacional, porque
habitaba en medio de ellos 8. El profeta sale al paso de esta falsa
confianza, dando a entender que, si Israel ha sufrido mucho, toda
vía tendrá que sufrir más.
Los contemporáneos de Miqueas creían que podrían mantener
buenas relaciones con Yahvé a base de manifestaciones externas
de culto, con sacrificios y ofrendas. Como Amós, Oseas e Isaías,
el profeta Miqueas exige una religión ante todo del corazón, una
entrega sincera a Dios, cumpliendo sus preceptos. Ante todo, jus
ticia y misericordia. Los que más han conculcado estos derechos
han sido las clases dirigentes, y, en consecuencia, son los primeros
responsables de la catástrofe que se avecina. Por eso, Samaría y
Jerusalén, donde éstos residen, serán totalmente destruidas.
Es el primer profeta que anuncia la total destrucción de Jerusa
lén. Esto parecía increíble para los ciudadanos de Jerusalén, ya
que allí estaba el templo, morada de Yahvé. En esto, el profeta ha
mostrado una independencia de carácter y una valentía que será
seguida después por otros, como Jeremías. Nacido en un ambiente
rural, Miqueas se alza contra las clases amaneradas y corrompidas
de la capital, esperando la resurrección de la nación a base de las
clases sanas del campo.
Su estilo literario es vivo y dramático, con cambios bruscos
de persona.
BIBLIOGRAFIA
A) Comentarios
i. C a t ó l ic o s
Además de los autores citados en la bibliografía general sobre los pro
fetas menores (cf. bibl. a Oseas), los siguientes: S a n J e r ó n i m o , Comm. in
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C. G raxar(Salamanca 1570); K. S m y t h , Verbum Dei II (Barcelona 738$).
8 M iq 3, i i .
2. Acatólicos
Además de los citados en la bibliografía que precede al libro de Oseas,
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A commentary on Micha (Oxford 1677); C. P. G a s p a r i , Uber Micha den
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B) Estudios especiales
V. R y s s e l , Untersuchungen über die Textgestalt und die Echtheit des
Buches Micha (Leipzig 1887); B. S t a d e , Bemerkungen über das Buch Micha:
ZATW 1 (1881) 161-72; I d ., Weitere Bemerkungen zum Micha IV-V:
ibid., 4 (1883) 1-16; N o w a c k , Bemerkungen über das Buch Micha: ibid., 4
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(1889) 431-53; (1892) 329-C0; A. C o n d a m in , Interpolations ou transpositions
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Gath, die Heimat des propheten Micha: P J B 29 (1933) 42-53; K . E l l i g e r ,
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Le prophéte Michée et son temps: «Coll. Gand.», 17 (1930) 176-182;
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Semitistik 2 (1924) 145-178; J. M. P. S m i t h , The strophic structure o f the
book Micah: AJsL 24 (1907S) 187-208; J. T a y l o r , The massoretic text and
the ancient versions of the book of Micah (Londres 1891); P. H a u p t , The
book of Micah. A neui metrical translations with restoration of the Hebr.
text and explanatory and critical notes: AJsL 26 (1909S) 201-252; 27 (1910S)
1-63; S. P r o t i n , La Vierge-mére chez Michée (5,2): «Rev. August.», 15
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(1933) 8-16; A. G i l U l e c i a , Imperio mesidnico en la profecía de Miqueas
(Zaragoza 1941).
C a p ít u l o i
C apítulo 2
ANUNCIOS DE CASTIGO
Invectivas contra los ricos desaprensivos (1~S)
1 ¡Ay de los que en sus lechos maquinan la iniquidad | para
ejecutarla al amanecer, | porque tienen en sus manos el poder! |
2 Codician campos, y los roban; | casas, y se apoderan de ellas; |
y hacen violencia al dueño y a su casa, | al hombre y a su he
redad. | 3 Por tanto, así dice Yahvé: | He aquí que yo estoy
maquinando contra esta estirpe un mal | del que no podréis
librar vuestros cuellos, | y no andaréis ya erguidos, | porque es
el tiempo de la desventura. | 4 En aquel día se compondrá una
sátira sobre vosotros | y se cantará una elegía, diciendo: | «He
mos sido destruidos por completo. | ¡Se ha mudado la suerte
de mi pueblo! | ¡Cómo arrebata para no devolver | y reparte
nuestros campos! 1 | 5 Ya no tendrás quien por suertes distri
buya lotes | en la comunidad de Yahvé.
15 El nombre de la localidad geográfica Moreshet juega con la palabra hebrea M e’orashah
(«desposada»), de cuya dote se habla aquí.
16 La localidad de Akzib juega con la palabra akzab (engañoso, que se suele aplicar
al wady que no lleva agua, y así decepciona al caminante sediento que esperaba saciar su
sed; cf. Jer 15,18).
17 Juego de palabras entre yoresh (poseedor) y Mershah, localidad.
:s Los que mantienen el Adullam del TM interpretan esto en el sentido de que Israel
se verá obligado a llevar una vida errante como David, huyendo de Saúl, en la región de
Adullam (desierto de judá).
1 Así según un ligero cambio propuesto por Hoonacker. Cantera: «Como es arrebatada
de mí (la porción de mi pueblo). Entre los apóstatas nuestros campos son repartidos».
Como su antecesor Amós, el profeta Miqueas se levanta contra
los abusos de las clases pudientes. El castigo que Yahvé va a enviar
está justificado, porque están conculcadas las elementales normas
de convivencia social. Los adinerados no piensan sino en maquinar
la iniquidad para ponerla por obra cuanto antes (a l amanecer),
oprimiendo a las clases débiles de la sociedad. N ada llena su codicia:
campos, casas, heredades... (v.2).
Pero Yahvé no se duerme, y también El está maquinando un mal
contra esa estirpe inicua. Vendrá la invasión asiria, y entonces los
pudientes de Israel no volverán a andar erguidos y altaneros (v.3),
porque van a ser humillados por la desventura, en la que perderán
todas sus posesiones. Es la hora de la prueba, en que tendrán que
oír la sátira irónica: Hemos sido destruidos... S e ha mudado la suerte
de mi pueblo (v.5). La prosperidad de Israel era sólo aparente, y
ahora es el invasor el que arrebata para no devolver, y reparte sus
campos, tan codiciados. Ya no habrá quien distribuya los lotes
por suertes al modo tradicional (v.5).
C apítulo 3
LOS FALSOS PROFETAS
Acusaciones contra los abusos de la clase dirigente
(1-4)
1 Yo digo: Oid, caudillos de Jacob | y jueces de la casa de
Israel: | ¿No os toca a vosotros conocer el derecho? | 2 Abo-
rrecedores del bien y amadores del mal, | arrancan le piel de
sobre ellos | y la carne de sobre sus huesos, | 3 y luego de ha
berse comido la carne de mi pueblo | y de haberle arrancado
la piel, | y haberle roto los huesos, | y haberle descuartizado como
carne para la olla | o carne para el caldero, | 4 entonces clama
rán a Yahvé, | pero no les oirá, | pues les ocultará su rostro en
aquel tiempo | porque obraron perversamente.
8 A s i s e g ú n la r e c o n s tru c c ió n p la u s ib le d e H o o n a c k e r. E l T M p a r e c e d e c ir : « p r o d u c ir á n
g r a n tu m u lto p o r la gen te» L a B ib . d e fér. p r o p o n e e s ta le c tu r a . c o r r e g id a : «N o t e n d r á n
te m o r d e nad ie» .
El profeta se levanta enérgicamente contra las injusticias socia
les, como lo había hecho su predecesor Amós en Samaria, cuyo
estilo aparece reflejado en estas vigorosas frases. Las imágenes son
muy crudas, pero expresivas. Los jefes de Israel tratan al pueblo
sencillo como a una oveja a la que arrancan su piel y aprovechan
después su carne para la olla. N ada se libra de sus arbitrarias exac
ciones; pero, cuando llegue la hora de la angustia y el castigo, de
nada les servirá el clamar a Yahvé, que los dejará a su suerte, ocul
tando su rostro para que no sientan su protección esperada. Yahvé
no puede aprobar su conducta perversa y su falsa religión, pura
mente externa.
C apítulo 4
PROMESA DE RESTAURACION Y DE PAZ
Jerusalén, centro religioso del mundo en la era
mesiánica (1-5)
1Y sucederá al fin de los días | que el monte de la casa de
Yahvé | se asentará a la cabéza de los montes, | se elevará sobre
los collados, | y los pueblos correrán a él, | 2 y vendrán nume
rosas naciones, diciendo: | Venid, subamos al monte de Yah
vé, | a la casa del Dios de Jacob, | que nos enseñe sus caminos |
para que marchemos por sus sendas, | pues de Sión saldrá la
Ley | y de Jerusalén la palabra de Yahvé. | 3 Y juzgará a muchos
pueblos | y ejercerá la justicia hasta muy lejos ¡ con poderosas
naciones, | que de sus espadas harán azadas | y de sus lanzas
hoces; | no alzará espada gente contra gente | ni se adiestrarán
ya para la guerra. | 4 Sentaráse cada uno bajo su parra y bajo
su higuera, | y nadie los aterrorizará, | porque lo dice la boca
de Yahvé de los ejércitos. | 5 Porque todos los pueblos mar
chan | cada uno en el nombre de sus dioses, | pero nosotros m ar
charemos siempre en el nombre de Yahvé, | nuestro Dios por
siempre jamás.
Los c.4-5 nos presentan una perspectiva muy diversa de la de
los tres capítulos anteriores. En éstos se anunciaba el castigo in
minente y la destrucción, de Jerusalén; ahora, en cambio, se habla
de una era mesiánica venturosa en la que la ciudad santa de Sión
será el centro religioso de todas las naciones, y si se alude a des
gracias presentes o futuras, es para contrastarlas con la felicidad
de los tiempos mesiánicos. No pocos autores suponen por esto
que los c.4-5 son posteriores a Miqueas, del tiempo postexílico.
Sin embargo, quizá la nueva perspectiva alentadora refleja el opti
mismo de Miqueas con motivo de la reforma de Ezequías, que
siguió a su predicación de amenazas. Al menos en tiempos de
Jeremías, los ancianos creían que los peligros y castigos de que había
hablado Miqueas habían sido alejados a causa del arrepentimiento
del pueblo. En este ambiente esperanzador podemos explicar la
efusión mesiánica del profeta en tiempos en que Isaías consolaba
a Judá con vaticinios de liberación mesiánica.
Los v.1-4 del c.4 se hallan casi literalmente en Is 2,2-4. Se ha
discutido mucho la paternidad genuina del pasaje. Hay quienes
suponen incluso una fuente común a ambos fragmentos. D e todos
modos, parece que en Miqueas está dentro del contexto de libera
ción, y bien puede suponerse que un redactor posterior la haya
insertado en el libro de Isaías.
La mente del profeta se traslada a los días venturosos de la era
mesiánica, al fin de los días (v.i), en que Jerusalén será el punto
de atracción religiosa de todas las naciones. Ahora es un punto
insignificante en el globo, pero llegarán días en que todos los pue
blos volverán sus ojos hacia la colina de Sión, que idealmente es
presentada a la cabeza de los montes, como faro luminoso al que
puedan orientar sus pasos los gentiles. Movidos de su íntimo instinto,
las naciones reconocerán que la Ley salvadora vendrá de Jerusalén
(v.2), pues es expresión de la palabra de Yahvé.
Israel se encontrará entonces en situación privilegiada, como
árbitro de los destinos de los pueblos: Juzgará a muchos pueblos y
ejercerá la justicia hasta muy lejos (v.3), y como consecuencia de
ello, reinará una paz edénica, en la que no habrá temores de guerra.
Los mismos instrumentos belicosos se convertirán en instrumentos
de paz: de sus espadas harán azadas, y de sus lanzas hoces (v.3).
Es la idealización de los tiempos mesiánicos. Isaías proclama que
en esos días los animales salvajes perderán sus instintos salvajes
y que el Niño-Mesías acabará con todo atuendo militar belicoso 1.
Miqueas, contemporáneo suyo, se sitúa en la misma perspectiva
y anuncia que las gentes no se adiestrarán para la guerra, y se sentará
cada uno bajo su parra y bajo su higuera (v.4). La expresión es pro-
* C£ la il,6ss; o.jss.
verbial 2 y refleja bien los tiempos mesiánicos, en que no habrá
sobresaltos ni temores: nadie los aterrorizará (v.4).
Las gentes de Palestina de tiempos del profeta vivían angustiadas
con la amenaza de alguna invasión extranjera, asiria o egipcia, y
de ahí el profundo anhelo de paz que surgía de todos los corazones.
La era mesiánica sería, pues, el remedio de todos los males. N atu
ralmente, en todas estas descripciones hay mucho de hipérbole
oriental, y de hecho sabemos que esa paz total no se logrará más
que en el cielo, la etapa definitiva del mesianismo.
La Iglesia es la continuación y heredera de las promesas del
Israel del A. T.; la profecía de Miqueas se cumplió sustancialmente,
ya que la Iglesia es el faro que ilumina al mundo, predicando el
esplritualismo y el retorno de los pueblos a Dios. Históricamente
Jerusalén ha perdido toda categoría como capital de la espiritualidad
en el mundo, porque el pueblo judío no reconoció al Mesías cuando
hizo su aparición en la historia. Los judíos no veían en las profecías
mesiánicas más que el ropaje exterior literario en el que se hablaba
de un reino terrenal, y no quisieron ver el contenido sustancial
espiritualista que en ellas late, y de ahí su incomprensión del mensaje
de Cristo. Si Jerusalén hubiera aceptado al Mesías, sería, en efecto,
el centro del esplritualismo mundial. La Iglesia de Roma es el
Israel de Dios de que habla San Pablo, heredero de las promesas
mesiánicas del A. T . A través de la historia ha sido el centro del
espiritualismo de ese movimiento que aspira a aunar los corazones
bajo la Ley de Dios.
Y el profeta concreta la razón de esta situación privilegiada de
Jerusalén en los tiempos mesiánicos: Porque todos los pueblosmarchan
cada uno en el nombre de sus dioses, pero nosotros marcharemos siempre
en el nombre de Yahvé, nuestro Dios... (v.5). Es la afirmación de la
elección de Israel por Dios. Yahvé ha hecho promesas a la casa
de Jacob, y El es la garantía de su cumplimiento en los tiempos
mesiánicos. Los otros pueblos se apoyan en ídolos, mientras que
Israel se apoya en el único Dios viviente que dirige la marcha de
la historia.
C apítulo 5
E L R E Y VENCEDOR
C apítulo 7
LA DEPRAVACION SOCIAL
INTRODUCCION
BIBLIOGRAFIA
A) Comentarios
1. Católicos
Además de los autores citados en la bibliografía general sobre los profetas
menores (véase com. a Oseas), los siguientes: San Jerónimo, ¡n Nah.:
PL 25,1231-1272; T eofilacto, Expos. in Nah.: PG 126,969-1048; San Julián
de T oledo, Comm. in Nah.: PL 96,705-758; C. de la H uerca, Comm.
in Nah. (Lión 1558 ); H. Pinto, Comm. in Nah. (Amberes 1574); A. de
Q uirós, Comm. in Nah. (Sevilla 1622); H. B évenot, Nahum (Londres 1937);
S. Bullough, Verbum Dei, II (Barcelona 1956) 750-755; J. Junker, Der
prophet Nahum (Bonn 1938).
2, A c a t ó l ic o s
C a pít u l o i
YAH VE, SEÑ O R D E LO S PUEBLOS
» C apítulo 3
LA HORA DEL CASTIGO DIVINO
Los crímenes y la ruina de Nínive (1-7)
1 ¡Ay de la ciudad sanguinaria, | toda llena de mentira y de
violencia | y de inexhaustas rapiñas! | 2 ¡Restallido de látigo,
estruendoso rodar de ruedas, | galopar de caballos y rebotar
de carros, | jinetes enhiestos, | espadas relampagueantes, lanzas
fulgurantes! | 3 Muchedumbre de heridos, montones de cadá
veres, | cadáveres sin fin, por doquier se tropieza con ellos. |
4 Por las numerosas fornicaciones | de la ramera, de encanta
dores atractivos, I maestra en brujerías, | que con sus fornica
ciones seducía a las naciones | y con sus hechicerías engañaba
a los pueblos. | 5 Heme aquí contra ti, dice Yahvé de los ejér
citos; | yo alzaré tus faldas hasta tu cara, | descubriendo a las
gentes tu desnudez | y mostrando a los reinos tus vergüenzas. |
6 Arrojaré sobre ti tus inmundicias, | te cubriré de ignominia I y
te daré en espectáculo. | 7 Y sucederá que cuantos te vean se
apartarán de ti, diciendo: | ¡Ha sido destruida Nínive! [ ¿Quién
se compadecerá de ella? | ¿Dónde buscaré consoladores?
De nuevo el profeta describe la invasión de los enemigos de
Nínive, que llevan la mortandad y la devastación. Se acusa a Nínive
de haber cometido fornicaciones, seduciendo a las naciones (v.4).
En la literatura profética, la palabra fornicación, aplicada a Israel,
tiene el sentido de idolatría, pues Israel estaba unida con un pacto
a Yahvé como único Esposo 1; por eso sus idolatrías representaban
una infidelidad a este matrimonio espiritual. Pero en el caso de N í
nive no parece que encaje esta acepción de fornicación aplicable a la
idolatría. Más bien parece que aquí se presenta a la gran metrópoli
como una meretriz, que con sus seducciones embaucaba a las
pequeñas naciones para que le entregaran sus tesoros.
Por otra parte, la expresión maestra en brujerías (v.4) parece
aludir a las encantaciones que tanto se cultivaban en Mesopotamia,
y de cuyas prácticas queda una abundante literatura. En todo caso,
aquí el símil central es el de la cortesana desvergonzada, que abusa
de su situación privilegiada para atraerse amantes (los pueblos limí
trofes). Como a tal la va a tratar Yahvé, ya que descubrirá sus
vergüenzas ante las naciones para que la reconozcan como cortesana
(v.5) y la desprecien como tal. Al caer en manos de sus enemigos
invasores, las naciones antes seducidas se apartarán de ella espan
tadas: ¡Ha sido destruida Ninive! (v.7). Y entonces, a la hora de la
ruina, nadie se compadecerá de ella.
I N T R O D U C C I O N
A) Comentarios
1. C a tó lic o s
Además de los autores citados en la bibliografía general sobre los pro
fetas menores (bibl. a Oseas), los siguientes: Sa n J e r ó n im o , Comm. in Hab.
prol.: PL 25,1274-1276 (1226): T e o f il a c t o , Lxpos. in Hab.: PG 126,
820-904; S a n B ed a e l V e n e r a b l e , Super Cant. Hab. allegorica expos.:
PL 91,1235-1253; R ica rd o d e S a n V íc t o r , Expos. cant. Hab.: PL 196,
401-404; A . G uevara , Com. et ecphrasis in Hab. (Madrid 1585); A . A g e l -
l iu s , Comm. in Hab. (Amberes 1597); C. J a n s e n io d e Y p r e s , Analecta
•in Hab. (Lovaina 1644); A. d e P a d il l a , Comm. annotat. et discursus ad
mores complectentia in Hab. (Madrid 1657); L. d e P o ix , Les prophéties
d’Habacuc traduites de l'hébreu, precedées d'analyses et accompagnées de re
marques et de notes I-II (París 1775); L. B ed a , Habacuc (Friburgo 1779);
O. H a p e l , Habacuc (Würzburg 1900); H. B é v e n o t , Habaccuc (Lon
dres 1937); H . J u n k e r , Der prophet Habakuk (B o n n 1938).
2. A ca tó lico s
Además de los citados en la bibliografía general sobre los profetas me
nores, los siguientes: M. L u t e r o , Der prophet Habakuk (Wittenberg 1526);
J. W in k e r l m a n n , In VI ullimum prophetam comm. (1603-1621); C. G.
P e r s c h k e , Hab. vates olim hebraeus (Leipzig 1779); F. J. G r e e v e , Vaticinia
Hab. (Amsterdam 1793); A. A. W o l f f , Habakuk (Darmstadt 1822);
F r . D e l it z s c h , Habakuk (Leipzig 1843); J. v o n G u m b a c h , Habakuk
(Munich 1860); A. J. B a u m g a r tn er , Le prophéte Habakuk. Inlroduction
critique et exégése avec examen special des commentaires rabbiniques, du
Talmud et de la tradition (Leipzig 1885); A. B. D a v id so n , Habaquq: CaB
(Cambridge 1905); B. D u h m , Das Iludí Habakuk (Tubinga 1906); G. G.
V. S t o n e H o u se , Habaquq (Londres 1911); W. II. W a d e , Habaquq: ICC
(Edimburgo 1912).
B) Estudios especiales
K. B u d d e , Die Bücher Habakuk und Sephanja: TliStK 66 (1893) 383-393;
Id., Habakuk: ZdmG 84 (1930) 139-147; W. R. B e t t e r id c e , The inter-
pretation of the Prophecy of Habakuk: AJTh 7 (1903) 647-661; W. W.
C a n n o n , The integrity of Habakkuk c.1-2: ZATW 43 (1925) 62-90; C. C.
T o r r ey , Alexander the Great in lite O. T. propheties: BZATW 41 (1925)
281-286; M. J. G r u e n t h e n e r , Caldcans or Macedonians? A recent theory
on the prophecy of Habakkuk: Bi 8 (1927) 129-160.257-289; W. C a spa ri,
Die chaldáer bei Habakuk: NkZ 18 (1907) 156-175; W. S ta er k , Z u Habakuk
1,5-11. Geschichte oder Mythos?: ZATW 51 (1933) 1-28; J. T hackeray ,
Primitive lectionary notes in the Psalm of Habakkuk: JthSt 12 (1910S) 191-213;
Id., The Spetuagint and Jewish Worship (Londres 1923) 47-55; E. Ñ e s t l e ,
Das Lied Habbakkuks und der Psaller: ZATW 20 (1890) 167S; F. C. B u r -
k it t , The Psalm of Habakkuk: JthSt 16 (1914) 62-66; F. Zorell, Canticum
Habacuc: VD 7 (1927) 234-237; H. B évenot, Le cantique d'Habacuc:
RB 42 (1933) 499-525; H. H. W a l k e r -N . W. L u n d , The literary Structure
of the book o f Habakkuk: JbL 53 (1934) 355-370; P. H umbekt, Problémes
du Livre d'Habacuc (1944); W. F. Albrigiit, The Psalm of Ilabaqquq:
«Studies in O íd T estam en t Prophecy» (1950) 1-18; L. D e l c o r , Essai sur
le Midrash d'Habacuc (París 1955).
C a p ít u l o i
EL INVASOR CALDEO
La justicia, conculcada por doquier (1-4)
1 Oráculo que vio Hababuc profeta: | 2 ¿Hasta cuándo, ¡oh
Yahvé!, suplicaré sin que me oigas; | clamaré a ti: ¡Violencia 1,
sin que envíes tu salvación? | 3 ¿Por qué me haces ver la ini
quidad, | y soportas la vista de la aflicción, | y la opresión y la
violencia se hallan ante mí, | y surgen la querella y la discor
dia ? | 4 Por eso se embota la ley, | y el derecho no resplandece, |
pues el impío asedia al justo; | por ello el derecho se tuerce.
El oráculo de Habacuc tiene un sentido punitivo y amenazador;
;de allí su nombre específico de masá’, que ya hemos visto en las
profecías de Nahum. Antes de anunciar el castigo, el profeta reac
ciona contra las injusticias reinantes en la sociedad. Llevado de su
sentido de justicia, protesta ante Yahvé porque permite tanta ini
quidad, contraria a sus atributos divinos. Se discute sobre el sentido
de estas protestas del profeta, pues unos autores creen que Habacuc
no hace sino hacerse eco de la situación injusta de la sociedad judía
de su tiempo, con sus extorsiones y opresiones, como lo habían
hecho otros profetas.
Otros exegetas, en cambio, creen que Habacuc protesta por la
opresión de Judá por los extranjeros: han pasado los asirios, después
los egipcios (el piadoso rey Josías murió en la batalla de Megiddo
en 609, contra Necao II de Egipto, el cual depuso al candidato rey,
Joacaz, escogido por los judíos), y, por fin, ve como inminente la
invasión caldea dirigida por el implacable Nabucodonosor. Nos
otros nos inclinamos por la primera interpretación, y creemos que
el profeta anuncia la invasión babilónica como castigo por el injusto
estado social en que se debatía la sociedad contemporánea, como
vemos por el mismo Jeremías, su coetáneo.
Biblia comentada 5 40
iído HABACUC 3
C apítulo 3
PLEG ARIA Y C A N TO TR IU N F A L DEL PROFETA
Este maravilloso salmo épico-lírico cierra el libro de Habacuc.
Por su semejanza con algunos salmos, algunos autores creen que
se trata de una composición litúrgica añadida como apéndice al
libro de Habacuc. Pero, en general, las ideas son semejantes a las
del libro del profeta que acabamos de comentar, pues se canta
a Yahvé como a un guerrero majestuoso que avanza contra los
enemigos, que no especifica, pero bien pueden ser los caldeos.
La expresión es vigorosa, y la imaginación, ardiente. Es una de las
más bellas composiciones poéticas de la Biblia.
INTRODUCCION
BIBLIOGRAFIA
A) Comentarios
s. C a tó lic o s
Además de los autores citados en la bibliografía general sobre los pro
fetas menores, los siguientes: C. Jansenio de Yprés, Analecta in Soph.
(Lovaina 1644); B u l l o u g h , Verbum Dei II (Barcelona 1956).
2. A c a tó lic o s
Además de los citados en la bibliografía general sobre los profetas me
nores, los siguientes: W. S c h u l z , Zephaniah (Hannover 1892); A. B. Da-
v id so n , Zephaniah: CaB (Cambridge 1896); J. T. B e c k , Zephaniah (Gies-
sen 1899); J. M. P. S m it h , Zephaniah: ICC (Edimburgo 1912); G. G. V.
St o n e h o u s e , Zephaniah: WC (Londres 1929).
B) Estudios especiales
E. F l o r it , Sofonia, Geremia e la cronaca di Gadd: Bi 15 (1934) 8-31;
F . S c h w a l l y , Das Buch Sefanja, eine historisch-kritische Untersuchung:
ZATW 10 (1890) 165-240; G . G e r l e m a n n , Zephaniah, textskritisch und
literarisch untersucht (Lund 1942).
C apítulo i
EL D IA D E Y A H V E
C a p ít u l o 2
INTRODUCCION
BI BLI OGRAFI A
A) Comentarios
1. C a tó lic o s
Además de los autores citados en la bibliografía general sobre los pro
fetas menores, los siguientes: Sa n J e r ó n im o , Comm. in Aggeum Proph.t
PL 25,i287ss; J. E c k iu s , Super Ag. comm. (1538); G. W ic e u u s , Enarr.
in Agg. (Maguncia 1541); T. N e l u s , Breves annot. in comm. R. D. Kimchi
in Agg. (París 1557): S. B u u .Ou g h , Verbum Dei II (Barcelona 195A): H.
Junker, Der prophet Aggdus D. Decsy. Analyse du livre d'Aggée (Namur 1905).
a. A católicos
J. G. S c h e ib e l , Vaticinium Haggaei (Lund 1799); W. P r essel , Ag-
gaeus (Gotha 1870); T. A n d r é (París 1895); T. T. P e r o w n e : CaB (Cam
bridge 1908); H. G. M it c h e l l : ICC (Edimburgo 1912); W. E. B a r n es -
F. W. C ra fer (Cambridge 1920); F. C. M o r g a n , Haggai. A prophet of
correction and confort (Londres 1936); R. H. K e n n e t (1920).
B) Estudios especiales
J. Q. R o t h s t e in , Juden und Samaritaner, Eme kritísche Studie zum
Buche Haggai zur jüdischen Geschichte im ersten nachexilischen Jahrhundert:
BWAT 3 (1908); F. J ames , Thoughts on Haggai and Zechariah: JbL 53
(1934) 229-235; A. B e n t z e n , Quelques remarques sur le mouvement messia-
nique parmi les Juifs aux environs de Van 520 avant Jésus-Christ: RHPhR
10 (1930) 493-503; A. S k r in ja r , Veniet desideratus cunctis gentibus: VD 15
(1935) 255-362; A. F er n á n d e z , El profeta Ageo 2,15-18 y la fundación del
segundo templo: B i 2 (1921) 206-215; H . B u d d e , Zum Text der drei lezten
kleinen Propheten: ZATW 26 (1906) 7-17.
C apítulo i
C apítulo 2
FUTURO GLORIOSO DE L A COM UNIDAD TEOCRATICA
INTRODUCCION
Mensaje doctrinal
Las dos ideas teológicas fundamentales del libro de Zacarías
son la Providencia divina, que tiene un cuidado especial de su pue
blo 11213, y sobre todo de Jerusalén, capital de la nueva teocracia
de la reconstrucción del templo 14*, y sobre las naciones Como
los profetas preexílicos, Zacarías urge ante todo una religión espi
ritualista, no meramente manifestada con ritos externos cultuales.
Ante todo, la verdad, la misericordia, el juicio justo, de modo que
nadie maquine el mal en su corazón !6. Con esta doctrina ético-
espiritualista, Zacarías se acerca mucho ya al ideal del sermón de
la Montaña.
Otra idea fundamental en el libro de Zacarías es la de la expec
tación mesiánica. En la primera parte del libro—centrada en torno
a la persona de Zorobabel como símbolo de la reconstrucción na
cional—aparece éste como tipo del Mesías, futuro redentor. En la
segunda parte desaparece la figura de Zorobabel, y la mente del
profeta se proyecta directamente sobre la persona del Libertador
que ha de venir y sobre el triunfo de la nueva Jerusalén. El Mesías
es anunciado como Rey 11, justo y victorioso, cuyo reino abarca de
un mar al otro; pero al mismo tiempo pobre, cabalgando sobre un
asno 18, inaugurando un reino mesiánico universal19 en el dia de
Yahvé, que será de triunfo y de luz 20. Las ideas escatológicas se
mezclan en la última parte del libro, y la perspectiva se alarga y
difumina sin contornos.
Estilo literario
San Jerónimo define así el estilo del libro: «Obscurissimus líber
Zachariae prophetae et Ínter duodecim longissimus» 2h El estilo
es apocalíptico y visionario en gran parte del libro. Las visiones
parecen un artificio literario empleado por el autor para expresar
simbólicamente ideas principalmente mesiánicas. El profeta pre
senta a menudo con él a un ángel intérprete, según es estilo en la
literatura apocalíptica 22. La forma literaria de los c.9-14 es más
semejante a la de los profetas anteriores al exilio. Es el estilo antoló-
gico o imitativo de los vaticinios de diversos profetas anteriores,
11 Los que sostienen la unidad de autor urgen el hecho de que frases como el ojo de
Dios están en ambas partes del libro (cf. 1,6.12; 2,11; 9,15; 10,3; 12,5).
12 Zac 8,7-8. 16 Zac 1,4; 5,3-4; 7,5-10; 8,16-19-
13 Zac 1,14; 8,2. 17 Zac 9,9.
14 Zac 4,ro. *8 Ibid.
13 Z a c 9 ,s s ; 12,2-6; 14,12-15. 19 Zac 14,3.4-9-
29 Zac 14,1.4.6.7.13.20.
21 S a n J e r ó n im o , Comm. in Zach., pról.: P L 25,1417 (1486).
22 Cf. D an 7,16; 8,16; 9,21; A p i7 ,is ; 21,9.
tomando incluso locuciones concretas de éstos para reforzar su
punto de vista ante el auditorio, pero sin citar expresamente la
fuente de inspiración.
Texto
Ya hemos indicado que hay diferencias de estilo y de vocabu
lario entre las dos partes del libro. No obstante, los hebraístas
sostienen que el lenguaje de Zacarías es, en general, de calidad,
comparable al de los escritos buenos preexílicos 28. El TM a veces
es oscuro y poco seguro, de forma que no pocas veces resulta más
inteligible el texto de los LXX, que frecuentemente refleja un ori
ginal diferente, que no ha sido comprendido bien por el traductor
griego. Gomo en otros escritos proféticos, algunas veces los versícu
los están fuera de lugar, y es necesario acudir al contexto general y al
paralelismo para reconstruir la posible lección original.
Canonicidad
El libro de Zacarías figura sin dificultad, desde los primeros
tiempos, tanto en el canon judaico como en el cristiano. En el N. T.,
este libro es citado varias veces por Cristo y los apóstoles 24.
BI BLI OGRAFI A
A) Comentarios
1. C atólicos
San J erónimo, Comm. in Zach. Proph.: PL 25,14155; D. de Z úñiga,
Comm. in Zach. (Salamanca 1577) ;H. O sorio, Comm. in Zach. (Roma 1592);
J. de R eyroles, Quaestiones litterales et morales in Zach. (París 1631);
F. X. P atrizi, De interpretatione oraculorum ad Christum pertinentium pro-
legomenon, deque Christo Zachariae et Malachiae vaticiniis praenuntiatio
commentationes duae (Roma 1853); H. J i i n k e k , Der prophet Zacharias
(Bonn 1938); S. Bullough, Verbum Dei II (Barcelona 1956).
2. A católicos
Además de los citados en la bibliografía general sobre los profetas me
nores, los siguientes: C. V itringa, Comm. in Zach. (1734); B. Blayney,
Zechariah (Oxford 1797); W. P ressel, Zechariah (Gotha 1876); C. H. H.
W right , Zechariah (Londres 1879); T. T. P erowne: CaB (Cambrid
ge 1908); H. G. M itchell, Zechariah: ICC (Edimburgo 1912); D. Barón,
Zechariah (Londres 1918); W. W. Grafel, Zechariah (Cambridge 1920);
W. E. Barnes, Zechariah: CaB (Cambridge 1917); S. R. D river: «The
Century Bible» (1906); R. H. K ennet : «Peake’s Commentary» (1920).
B) Estudios especiales
R. L. A lnutt, Expository thoughts on the nine granted to Zechariah
(Londres 1906); J. W. R othstein, Die Nacht gesichte des Sacharía: BZAWT
8 (1910); D. Buzy, Les symboles de Zacharie: RB 15 (1918) 136-191: Id.,
2 í C f. Van H o o n a c k e r , o . c ., p.657-60.
24 M t 21,4$ y Jn 12,15 citan a Zac 9,9 al hacer la entrada solemne de Jesús en el templo
el domingo de Ramos; M t 26,31 cita a Zac 13,7: «percutiam pastorem et dispergentur oves
gragis»; Jn 19,37 cita a Zac 12,10: «videbunt in quem transfuxerunt».
1278 ZACARÍAS 1
Les symboles de l'Ancien Testament 323-405; H. F rey, Der siebenfiammige
Leuchter und die Oelsohone, Beitrag zu einer theologischen Deutung von
Sach. 4, In piam memoriam A. Von Bulmerincq (Riga 1938) 20-63; J- K re-
mer, Die Hirtenallegorie im Buche Zacharias auf ihre Messianitát hin unter-
sucht: AtA 11,2 (1930); J. R en ié , L ’allegorie des deux pasteurs: RA 52
(1931) 496-499; R. E ckardt, Der religiose Gahalt von Sacharja 9-14:
«Zeitsch. für Theologic und Kirche», 3 (1893) 311-331; B. Stade, Deutero-
zacharja. Eine kritische Studie: ZATW 1 (1881) 1-96; 2 (1882) 151-172;
K. M arti, Der Prophet Sacharja, der Zeitgenosse Serubbabels (Friburgo 1892);
Id ., Zwei Studien zu Sacharja: ThStK 65 (1892) 207-245.716-734; Id ., Das
Dodekapropheton (Tubinga 1904); M. J. L agrange, Notes sur les prophétes
messianiques des derniers prophétes: RB 3 (1906) 67-83; E. W. H engsten-
berg, Die Authentie des Daniel und die Integritát des Sacharja (Berlín 1831);
H. L. Sandrock, Prioris et posterioris Zachariae partís vaticinia ab uno
eodemque auctore profecta (Breslau 1856); C. H. H. W right , Zechariah and
his Prophecies in relation to modern criticism (Londres 1879); A. Van
H oonacker, Les chapítres IX e-X IV e du livre de Zacharie: RB 11 (1902)
161-183.347-378; W. W. C annon, Some notes on Zechariah c.11: «Archiv
für Orientforschung», 4 (1927) 139-146; S. G rill, Zur Authentie von Za
charias kk.g-14: BZ 18 (1928) 40-44; A. Skrinjar, Messias rex pacificas:
VD (1932) 248-253; A. C ondamin, Le sens messianique de Zacharie XII,
10: RScR 1 (1910) 52-56; A. Skrinjar, Adspicient ad me, quem confixerunt:
VD 11 (1931) 233-242; J. L lamas, El profeta Zacarías y ¡a pasión de Jesús:
«Religión y Cultura», 14 (1931,2) 248-260.412-421; 16 (1931,4) 382-395;
17 (1932,1) 199-214).
Capítulo i
C a p ít u l o 2
C a p ít u l o 3
CUARTA VISION
Rehabilitación del sumo sacerdote (1-5)
1 Y me hizo ver a Josué, el sumo sacerdote, que estaba en
pie delante del ángel de Yahvé y tenía a su diestra a Satán para
acusarle. * Y (el ángel de) Yahvé dijo a Satán: ¡Que Yahvé te
reprima, oh Satán, que Yahvé te reprima, pues El ha elegido
a Jerusalén 1 ¿No es por ventura ése un tizón que acaba de ser
arrebatado a la hoguera ? 3 Porque estaba Josué vestido de
vestiduras inmundas, y así en pie delante del ángel. 4 Este man
dó, hablando a los que estaban delante de él: Quitadle las ves
tiduras inmundas y vestidle las vestiduras de ceremonia, 5 y
poned sobre su cabeza una tiara pura. Ellos pusieron la tiara
sobre su cabeza y le vistieron de las vestiduras de ceremonia, y
el ángel de Yahvé, puesto en pie, le dijo: Mira, he quitado de
ti tu iniquidad y te he vestido de las vestiduras de ceremonia.
Después de anunciar el castigo de los pueblos opresores de
Judá y la rehabilitación gloriosa de ésta, el profeta concreta en
esta visión cómo debe organizarse la sociedad. Tres personajes in-
3 Cf. M lq 4 ,is ; Zac 8 ,2 0 S .
crvienen en esta escena h el ángel de Yahvé, que preside la escena;
el sumo sacerdote Josué, que es presentado como un tizón que acaba
de ser arrebatado de la hoguera (v.2), rescatado del exilio. Al lado
de él aparece Satán o el Adversario, pues éste es el significado espe
cífico de la palabra hebrea, y su oficio es probar a los hombres,
acusándolos ante Yahvé12. En la escena que estudiamos parece que
quiere oponerse a que se invista a Josué de nuevas vestiduras.
El sumo sacerdote simboliza aquí a la comunidad judia, que debe
quitarse sus vestiduras inmundas, o vicios inveterados, y revestirse
de otras nuevas, conforme a las exigencias de la nueva teocracia.
Y particularmente, Josué simbolizaba la clase sacerdotal, cuya apos-
tasía y olvido de sus deberes había sido causa principal del desva
río del pueblo y, en consecuencia, de la catástrofe nacional. En el
nuevo estado de cosas, el sacerdocio debe aparecer purificado ante
Yahvé, que se encargará de orillar las dificultades que puedan
oponerse a la instauración del nuevo orden de cosas: Que Yahvé
te reprima, ¡oh Satán! (símbolo de la oposición al pueblo elegi
do)... (v.2). Es inútil que Satán se obstine en oponerse a la implan
tación de la nueva teocracia, pues Yahvé ha elegido a Jerusalén.
Pero esto exige un nivel de vida religiosamente incontaminado:
por eso le quita las vestiduras inmundas, cambiándoselas por vesti
duras de ceremonia (v.4). Es la investidura solemne de Josué como
sumo sacerdote, con lo que se indicaba la restauración oficial y
plena de la clase sacerdotal con sus derechos y privilegios. Contra
esta resurrección plena del sacerdocio, como base de la nueva
teocracia, lucha Satán, que simboliza aquí a los enemigos del
pueblo elegido. No debemos perder de vista que nos hallamos
ante dramatizaciones ideales creadas por el profeta en función de
ideas a expresar.
C a p ít u l o 4
NUEVAS VISIONES
Visión del rollo volando (1-4)
1 Yo alcé de nuevo mis ojos y vi en visión un rollo volando.
2 Preguntóme él: ¿Qué ves? Respondí: Veo un rollo de veinte
codos de largo y diez de ancho que vuela. 3 El entonces me
dijo: Esto es la maldición que sale sobre la haz de la tierra,
porque, conforme a ella, todo ladrón será arrojado de aquí;
conforme a ella, todo perjuro será arrojado de aquí. 4 Yo la he
desencadenado, dice Yahvé de los ejércitos, y caerá sobre la
casa del ladrón y sobre la casa del que en falso jura por mi
nombre, y permanecerá en medio de su casa hasta consumir
maderas y piedras.
La visión, como conjunto, es clara en su simbolismo. El profeta
ve en los aires un rollo volando de diez metros de largo por cinco de
ancho (veinte codos de largo por diez de ancho era la extensión del
recinto llamado santo en el templo). El número no parece tener
ningún sentido alegórico. Zacarías escogió este número según las
dimensiones conocidas del santo del antiguo templo. Como sacer
dote, procura sacar sus símbolos de su ambiente cultual, como antes
calcó la visión del candelabro sobre el famoso candelabro del templo
con siete brazos. Las dimensiones, pues, del rollo volando se dan
para indicar las grandes proporciones del mismo, lo suficientes para
llamar la atención. Ese rollo volando simboliza la maldición que sale
sobre la tierra (v.3).
El profeta, pues, concibe a la justicia divina como planeando
sobre la tierra de Palestina para descargar sus maldiciones sobre los
ladrones y perjuros h Entre los repatriados había muchos que vivían
al margen de la Ley de Dios, a pesar de las pruebas pasadas. Y
por eso Dios quiere purificar la tierra santa de todos los pecadores,
que serán arrojados fuera. La maldición caerá sobre la casa del la
drón... (v.4) para arruinarla totalmente, consumiendo hasta sus ma
deras y piedras. Será como una polilla, que todo lo consume lenta
mente.
C a p ít u l o 6
C a p ít u l o 7
L a im p o rta n c ia d e l a yu n o (1 -7 )
1 Sucedió que el año cuarto del rey Darío llegó la palabra de
Yahvé a Zacarías, el día cuarto del noveno mes, que es el mes
de Casleu. 12 Y envió Bet-El Sareser a Reguem-Melek 1 con
sus hombres para implorar el favor de Yahvé 3 y hablar con
los sacerdotes de la casa de Yahvé de los ejércitos y con los
profetas, diciéndoles: ¿He de afligirme yo el quinto mes y
guardar la abstinencia como de tantos años lo he hecho? 4 Y llegó
palabra de Yahvé de los ejércitos, diciendo! 5 Habla a todo el
pueblo de la tierra y a todos los sacerdotes, diciendo: Cuando
1 El verso es oscuro en el original. N uestra versión se ajusta lo más posible al T M .
L a Bib, de ]ér, traduce: «Betel envió a Sereser con sus gentes...*
.odo ^
hace setenta años ayunasteis el quinto y el séptimo mes, ¿ayu-
i nasteis para mí? 6 Cuando coméis y bebéis, ¿no coméis y be
béis para vosotros? 7 ¿No son ésas las palabras que proclamó
Yahvé por medio de los profetas primeros, cuando Jerusalén
estaba habitada y tranquila y habitadas las ciudades de en de
rredor suyo, el Negueb y la Sefela?
Los discursos de los c.7-8 están datados casi dos años después
de las visiones de los capítulos anteriores: el año cuarto de Darío...,
día cuarto del mes noveno (v.i), e.d., hacia el 517 a. C., en los me
ses noviembre-diciembre. El c.7 se abre con una consulta que un
judío 2 hizo a los representantes de la vida religiosa (sacerdotes
y profetas) sobre la obligatoriedad del ayuno del quinto mes (v.3),
instituido para hacer luto por la destrucción de Jerusalén en
586 a. C. 3. Como había terminado el exilio, parece que debían
también darse por terminadas las manifestaciones de duelo.
Zacarías responde solemnemente al enviado en nombre de Dios,
pero públicamente, para que lo oigan todo el pueblo y todos los
sacerdotes. Y recuerda a los consultantes no sólo el ayuno que ha
cían setenta años atrás, el quinto mes, sino también el del séptimo
mes, en memoria de la muerte de Godolías 4, gobernador de Judá,
que había intentado reorganizar la nación bajo la tutela de los ba
bilonios. La respuesta es un tanto despectiva para la práctica del
ayuno como tal. En realidad, si en otro tiempo ayunaron los judíos,
no era en beneficio de Yahvé, sino de ellos mismos, como,
cuando comen y beben, para ellos es el provecho, no para Yahvé:
Cuando ayunasteis..., ¿ayunasteis para mí? Cuando coméis..., ¿no
coméis para vosotros? (v.6). La interrogación es una invitación a
reflexionar a los solicitantes sobre si, dadas las circunstancias actua
les, deben o no prescindir de los ayunos. Ya los profetas primeros
habían hablado de la utilidad del ayuno para los que lo realizaban,
y esto subsiste aún, si bien ellos dallan más importancia a las dis
posiciones interiores del corazón respecto de Dios y del prójimo,
como indica a continuación.
C apítulo 8
AM O R DE YA H V E POR SU PUEBLO
C apítulo g
LA SALVACION DE LOS TIEMPOS MESIAÑICOS
Destrucción de las enemigos de Judá (1-8)
1 Oráculo. Palabra de Yahvé. | En la tierra de Jadrac y de
Damasco será su morada, | porque de Yahvé son las ciudades
de Aram 1 | y todas las tribus de Israel. | 2 Jamat será también
comprendida en el territorio de ése, | así como Tiro y Sidón,
que son tan sabias. 1 3 Tiro se ha construido un baluarte, | y
amontonó la plata como el polvo, | y el oro como el lodo de las
calles. | 4 Pero he aquí que el Señor se apoderará de ella | y
aplastará en el mar su fortaleza, ¡ y quedará consumida por el
fuego. | 5 Al ver esto se aterrará Ascalón; | Gaza estará en ex
tremo dolor, | lo mismo que Ecrón, porque sus esperanzas fa
llaron. | No habrá ya rey en Gaza, | y Ascalón no será habitada. |
6 En Azoto habitará el espúreo, | y aniquilaré la soberbia de
los filisteos | 7 y les quitaré de la boca su sangre | y de entre los
dientes sus abominaciones, | y serán también un resto perte
neciente a nuestro Dios | y como una familia de Judá; | y Ecrón
tendrá la suerte del jebuseo. | 8 Yo pondré en mi casa guarni
ción de los que entran y salen, | y ya no pasará opresor alguno
contra ellos, | porque ahora velaré yo con mis ojos.
Este oráculo se centra en torno a la realización mesiánica. Las
fronteras del pueblo israelita se ampliarán hasta comprender terri
torios de Siria y Filistea. El profeta, en su formulación, se inspira
en antiguos oráculos proféticos en los que se habla de la sumisión
de los territorios de los tradicionales enemigos de Israel al Rey
mesiánico. Zacarías, pues, se sitúa en la misma perspectiva me
siánica, y anuncia que Yahvé tendrá su morada en Damasco2,
pues todas las ciudades de Aram le pertenecen (v.i), juntamente
con las tribus de Israel. Al mencionar las ciudades, el profeta des
ciende desde Damasco por Fenicia (Tiro y Sidón) hasta Filistea,
según el itinerario normal de las invasiones asirias y caldeas.
El oráculo contra Tiro y Sidón está inspirado en Ez 27. Las dos
grandes metrópolis fenicias, a pesar de parecer inexpugnables por
su posición geográfica y su poder comercial, caerán en manos de
Yahvé omnipotente. Ante su ruina sentirán pavor las ciudades filis-
teas, Gaza, Ascalón, Ecrón y Asdod. La frase Ecrón tendrá la suerte
1 El T M dice lit. «los ojos del hombre», que no hace sentido. U n ligero cambio nos da
ciudades de Aram, que encaja perfectamente en el contexto.
2 Jadrac suele identificarse con el Hatarika d e las inscripciones cuneiformes (así S ch ra -
d e r : K A T 453) o H azrak de las inscripciones aramcas (cf. RB [1907] p.556); Jamat es la
actual Hamat, en la A lta Siria.
del jebuseo (v.7) parece desplazada y encaja mejor en el v.5. Los
jebuseos, habitantes de Jerusalén, fueron suplantados por David
al ocupar la colina de Sión, donde estableció la capital de su rei
no 3. Aquí se anuncia que los filisteos serán vencidos, y el espúreo,
o advenedizo 4, habitará en su territorio (v.6). Pero hasta los mismos
filisteos, después de haber sido humillados, serán incorporados al
pueblo de Dios, si bien antes deben ser purificados de su sangre
(vertida de inocentes) y abominaciones (v.7), o prácticas idolátricas.
De este modo constituirán también un resto perteneciente al
Dios de Israel, pudiendo vivir como una familia de Judá. Es el anun
cio de la nueva teocracia. Yahvé se encargará de que la nueva so
ciedad viva en perpetua tranquilidad: Yo pondré en mi casa guarni
ción de los que entran y salen (v.8). El templo de Jerusalén será cus
todiado por gentes del país que entran y salen, sin necesidad de
guardia especial, ya que todos los ciudadanos del país se conside
rarán guardianes del recinto sagrado. Este estado de cosas durará
indefinidamente, ya que no pasará opresor contra ellos (v.8), como
en los tiempos antiguos, pues Jerusalén estará bajo la inmediata
protección de Yahvé: Velaré yo con mis ojos.
C apítulo 10
EL EJERCITO DE YAHVE
Yahvé, fuente única de bienestar para Judá (1-5)
1Pedid a Dios la lluvia en la primavera; | es Yahvé quien
forma los relámpagos, ! y el que dispensa la lluvia abundan
te | y a cada uno la verdura de los campos. | 2 Porque los «te-
rafim» dan vanos oráculos | y los adivinos tienen mentirosas
visiones, | y no son sino sueños vacíos lo que dicen, I y consue
los vanos los que prodigan. J Por eso se fu e r o n corno rebaño
de ovejas, | apremiados porque no tenían pastor. | 3 Se encendió
mi cólera contra los pastores | y castigué a los machos cabríos, |
pues Y ahvé de los ejércitos ha visitado su rebaño, | la casa de
Ju d á, [ y h a hecho de él su caballo de honor en la batalla, | 4 y
a su o rd e n saldrá la tro p a | y los p o rtad o res de estacas y arcos
de g u erra, 1 y los jefes todos ju n to s se p o n d rá n en campaña. 1 |
5 Y serán como héroes q u e pisan el lodo de las calles en la ba
talla; | co m b atirá n , p o rq u e con ellos será Y ahvé, | y avergon
zarán a los q ue v an sobre caballos.
El v.i parece continuar la idea de 9,18, donde se habla de la ferti
lidad de la tierra en los tiempos mesiánicos. Aquí el profeta quiere
destacar que toda la feracidad de los campos se debe a Yahvé, que
envía la lluvia a su tiempo y domina las fuerzas atmosféricas (v. 1).
En consecuencia, invita a que confiadamente se dirijan a El, pi
diéndole su bendición sobre los campos.
El v.2 parece un calco de oráculos proféticos preexílicos, pues
no es probable que en tiempos de Zacarías los judíos tuvieran sus
terajim, o dioses domésticos. El destierro había servido para puri
ficar el alma israelita de su tendencia atávica a la idolatría. Ya hemos
dicho antes que Zacarías depende mucho, en la formulación de sus
oráculos, de los profetas anteriores.
También el v.3 parece un calco de vaticinios anteriores. Yahvé
proclama que ha castigado a los principales responsables (pasto
res... y machos cabríos) que descarriaron a su rebaño, el pueblo de
de Ja venganza. La imagen es fuerte y salvaje, pero en consonancia con la mentalidad nacio
nalista del pueblo israelita del A .T .
1 Este verso es oscuro y muy diferentemente traducido; Bib. de Jér.: «De él van a sal
Punta y Estaca (jefes del pueblo), de él el arco guerrero, de él todos los jefes...*
Israel. Pero después vendrá la intervención de Yahvé, que recogerá
a su rebaño (la casa de Judá) y se servirá de él como de un caballo
de honor en la batalla para dirigir el gran combate contra los enemi
gos. El pueblo israelita se organizará como un ejército a las órdenes
de Yahvé, que hará salir al combate a los portadores de estocas y
los arcos de guerra (tropas selectas) con sus jefes, que saldrán a
campaña. Y avanzarán victoriosos sobre los enemigos, pisándolos
como el lodo de las calles (v.5), sin que de nada puedan servirles a
aquéllos sus briosos caballos de guerra.
C apítulo ii
ANUNCIOS DE CASTIGO
El juicio vengador de Yahvé sobre las naciones
paganas (1-3)
1 ¡Abre, Líbano, tus puertas, |que el fuego devora tus ce
dros!|21Gime, ciprés,porque ha caído elcedro, |porque han
sidoabatidoslospoderosos. |¡Gemid, encinas de Basán, |por
que esdestruidoelbosque impenetrable! |3 ¡Oyense lamentos
de pastores |por laruina de sus riquezas! | ¡Oyense rugidos
deleones|porlaruinadelagloriadelJordán!
La ruina de los grandes imperios es dramatizada de modo so
lemne en este bellísimo oráculo punitivo. Ha llegado la hora del
castigo divino sobre los opresores que parecían omnipotentes. El
Líbano es símbolo de las grandes potencias 1 enemigas de Israel,
porque con su majestuosos cedros parecía simbolizar el orgullo y
la insolencia entre los demás árboles modestos (pequeñas naciones).
Ahora el profeta, en nombre de Yahvé, invita al llanto al Líbano,
porque el fuego va a hacer presa de su colosal bosque. El mismo
ciprés (hermano menor del cedro) debe sentirse amenazado al ver
al rey de la selva (el cedro) caer abatido.
Las encinas de Basán (símbolo también de la robustez) deben
sentirse amenazadas por el incendio que se va a declarar en el
Líbano: Gemid, porque es destruido el bosque impenetrable (v.2).
La ruina es general, y hasta la gloria del Jordán (v.3), la frondosidad
exuberante que rodea al Jordán, sentirá el paso de la mano venga
dora de Yahvé. Como consecuencia, los pastores entonan lamentos
desoladores al ver perdidas sus praderías, fuente de sus riquezas.
Y hasta los leones que viven en la tupida maleza del Jordán (gloria
del Jordán) lanzarán rugidos desesperados al perder sus habituales
guaridas 2.
Con todos estos símbolos (cedros del Líbano, encinas de Basán
y leones del Jordán) parece que el autor quiere dar a entender la
ruina de las naciones enemigas de Israel. No obstante, algunos
autores prefieren ver en este fragmento una alusión al castigo que
espera a los dirigentes responsables de la ruina de Judá, los pastores
y machos cabríos a que se alude en 10,3 3.
1 Cf. Is io,33s; Ez c.31.
2 La expresión orgullo o gloria del Jordán para significar la maleza espesa selvática de
sus riberas aparece en Jer 12,5; 44,19; 50,44.
3 Asi Hoonacker, o.c., p.671. Supone que estos v.1-3 son la respuesta a 9,16b y a io,2-3ab.
4 Así dice Yahvé, mi Dios: Apacienta lasovejas para elma
tadero, 5lasque matan los compradores impunemente, mien
trassusvendedores dicen: ¡Bendito seaYahvé, que me ha enri
quecido!,sinque lospastores tengan piedad de ellas; 6porque
no tendré yo piedad de losmoradores de latierra,dice Yahvé,
porque yo mismo entregaré a las gentes, cada uno en manos
de su pastor y en lasmanos de su rey, y éstosdevastarán latie
rra,y yo no lalibraréde susmanos. 7Híceme, pues, pastordel
rebaño de lamatanza paraloscompradores delrebaño, y tomé
doscayados,dando aluno pornombre «benevolencia» y alotro
«unión», y me puseaapacentarelrebaño. 8En un mes hicedes
aparecer a tres pastores. Entonces tomé aversión del rebaño,
el cual se hastió de mí, 9y dije: No os apacentaré ya más: la
que muera, que muera; la que se pierda, que se pierda, y las
que queden, que se coman unas a otras. 10Tomé luego mi ca
yado«benevolencia»ylorompí,paradeshacerelpactoquehabía
concertado con todos los pueblos, >ly quedó deshecho en ese
día,y losmercaderes de ovejas que me observaban conocieron
que aquelloeracosade Yahvé. 12Yo lesdije:Siqueréis,dadme
mi salario, y si no, dejadlo; y me pesaron mi salario, treinta
monedas de plata.13Y Yahvé me dijo:Tiraaltesoroelrumbo
so precio en que_te han apreciado. Y tomando lastreinta mo
nedas de plata,lastiréen lacasa de Yahvé altesoro4.14Rompí
luego elotrocayado, «unión»,para romperlahermandad entre
Judá eIsrael.
Esta profecía ha sido calificada por algún autor como la más
«enigmática del A. T.». El profeta debe hacer el papel de buen pastor,
representando a Yahvé; pero, en realidad, su misión, en vez de ser
de benevolencia, es de justicia. El pueblo israelita es comparado a
un rebaño destinado al matadero sin que nadie tenga piedad de él:
los compradores matan sus ovejas impunemente; los vendedores
se alegran de su ganancia, y los mismos pastores no sienten com
pasión por ellas (v.4-5). El profeta debe presentarse como pastor
de este rebaño destinado al matadero.
Yahvé entregará a las gentes del país en manos de pastores y
reyes que los tratarán como reses destinadas al degüello, sin com
pasión alguna (v.6). Y Yahvé no les prestará auxilio: no los libraré
de sus manos. El profeta, como emisario de Yahvé, se presenta como
el pastor del rebaño de la matanza (es decir, del pueblo judío, des
tinado al sacrificio). Como pastor, tomó dos cayados5, que con sus
nombres simbolizan la misión de benevolencia hacia las ovejas y
de unión entre ellas que debiera en principio mantener. Yahvé le
había establecido para ser pastor cuidadoso de su rebaño, que debe
mantener unido; pero las circunstancias exigen que su misión de
benevolencia y unión sea cambiada en una misión justiciera de castigo,
como a continuación se indica.
4 Tesoro, según el siríaco y Targum , seguido por la Bib. de Jér. Los LXX: «al horno».
La palabra hebrea yoser («alfarero») del TM es semejante a ‘oser («tesoro»).
5 La sugerencia de los dos cayados puede depender de los dos bastones de Ez 37,i5s
El v.8 es sumamente enigmático y ha sido muy diversamente
interpretado. Los tres pastores que desaparecen en un mes en virtud
de la intervención del pastor-profeta, representante de Dios, al
castigar a su pueblo, parecen ser los dirigentes indignos de Judá
en general. El número tres sería, pues, meramente simbólico. Quizá
el hagiógrafo, al redactar esta profecía, haya pensado en la narración
de Jer 22,6s, donde se habla de pastores que serán aventados a la
cautividad. Justamente en este capítulo de Jeremías aparecen los
símiles del Líbano, Galaad y Basan 6 para designar a la clase direc
tora responsable de la catástrofe de Judá.
Por otra parte, se habla en este mismo capítulo de tres reyes de
Judá que serán castigados por Yahvé: Joacaz, deportado a Egipto,
donde morirá; Joaquim, que no tendrá sepultura real, y Jeconias,
que será llevado en cautividad. Zacarías, pues, bien pudo calcar
su profecía sobre la de Jeremías, de cuyo profeta depende frecuente
mente en la formulación de sus oráculos7. En ese caso, los tres
pastores serían, pues, los dirigentes depravados de Judá, que no
se preocupan de su grey y venden sus ovejas para el matadero.
El término de un mes dado para la desaparición de los pastores
hay que tomarlo también simbólicamente por un breve lapso de
tiempo 8.
Por la mala conducta, el profeta-pastor, representante de Yahvé,
sintió aversión hacia el rebaño, y a su vez el rebaño se desentendió
de su verdadero Pastor (v.8b). Consecuencia de ello es que el
profeta-pastor abandona el cuidado de su grey, dejándola a su suerte:
la que muera, que muera... (v.g), alusión a la ruina de Judá, que
culminó en la cautividad babilónica. El autor está trabajando con
datos históricos, adaptándolos a la situación presente. El profeta-
pastor, que tenía por misión apacentar normalmente a su grey con
los cayados de la benevolencia y de la unión para protegerla, los
rompió (v.io), renunciando así a su misión de pastor, guardián, y
convertirse en juez castigador de su grey.
Como profeta-pastor, debía atraer a sus ovejas (Judá e Israel)
a Dios con la benevolencia y la unión o conciliación; pero ante la
falta de correspondencia de los componentes de su grey, tan cuida
dosamente guardada, se desentiende de ella y la abandona a su
suerte, rompiendo el pacto sellado con los pueblos o naciones genti
les, en el que había concertado que no atacaran a Judá. Desde
entonces el pastor se comporta como un mercenario, que pone en
venta sus ovejas, diciendo a los mercaderes: Si queréis, dadme mi
salario, y si no, dejadlo (v.12). Es de notar el tono displicente dej
6 C f. Jer 2 2 ,6 .2 0 .
7 En Jer 22,0 se habla también de la ruptura del pacto como en Zac 11,10.
8 S. Bullough resume así las distintas identificaciones propuestas para los misteriosos
tres pastores: «Se propone para antes de 722 a Zacarías, Sellum y Menaiem (2 Re 1.5); para
antes de 586, a Joaauim, Joaquín (Jeconias) y Sedéelas, o a Joacaz (Sellum), Joaquim y Je-
conías (2 Re 21-24; Jer 22). Para la época persa, tres sumos sacerdotes desconocidos (Driver);.
para el período macabeo, Jasón, Menelao v Lisímaco (2 M ac 4), o los hijos de Tobías, o bien
los satélites de Simón el benjaminita que lucharon contra Onías (2 M ac 3) (Kennett). Otros
sugieren tres potencias extranjeras, tales como los asirios, los babilonios, los persas, o bien
los persas, los griegos y los romanos, o bien tres reyes opresores, como los seléucidas Antío-
co IV Epífanes, Antíoco Eupator y Demetrio I (Wrigt)». Cf. Verbum Dei II n.55ie.
1« r -
pastor-profeta. Sólo le interesa liquidar de cualquier modo para
verse libre del oficio de pastor de su rebaño. Las deja a cualquier
precio, sin apelar a estipulaciones anteriores.
Los mercaderes le dan lo equivalente al precio de un esclavo:
treinta monedas de plata (v.12) 9. El evangelista San Mateo ve en
este número una semejanza con las treinta piezas de plata, o sidos,
por los que Judás vendió a Jesús, y ve en ello el cumplimiento de
una antigua profecía, que cita libremente juntamente con otra de
Jeremías, al que atribuye todo el vaticinio 10. El texto es clásico
para ver la libertad con que los autores del N. T. argumentan al
aducir textos del A. T. En nuestro caso, la relación entre el texto
de Zacarías y el del Evangelio puede establecerse apelando al
sentido típico o al acomodaticio, que utiliza muchas veces San
Mateo H. El evangelista relaciona el campo del alfarero, comprado
con las treinta piezas de plata de Judas, con lo que se dice en Zac 11,
13: Tira al alfarero (según el TM) el rumboso precio en que te han
apreciado. Es una mera relación de semejanza, basada en el nombre
de alfarero, que en realidad en el contexto de Zacarías aparece
totalmente extraño.
Creemos que debe adoptarse la lectura de tesoro, que encaja
mejor con la casa de Yahvé de v.i3b. El templo era también el
depósito del peculio público y de los individuos en los tiempos
postexílicos. En la frase de Yahvé al pastor-profeta hay un deje
de ironía: Tira al tesoro (de la casa de Yahvé) el rumboso precio
en que te han apreciado. La labor del pastor ha sido pagada con el
bajo precio de un esclavo (treinta monedas de plata). No merece,
pues, que conserve esa exigua e insultante cantidad, y, por tanto,
debe entregarla al erario público. Naturalmente, todo esto es sim
bólico, y significa la ingratitud del pueblo israelita para con su
pastor-profeta, que hacía las veces de su Dios.
Israel no ha querido ser gobernado con el cayado de la benevo
lencia, y lo será con el de la justicia. Por otra parte, la consecuencia
de su defección de Yahvé ha sido la separación de las doce tribus
en dos reinos, Israel y Judá. El pastor-profeta, para indicar esta
separación, rompió su cayado llamado unión (v.14). Con esto se
quiere decir contundentemente que Yahvé se desentiende de su
pueblo como Pastor.
C a p ít u l o iz
C apítulo 13
EL RESTO DE Y A H V E
Purificación de toda idolatría en la nueva
Jerusalén (1-6)
1 Aquel día habrá una fuente abierta para la casa de David
y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pe
cado y de la inmundicia; 2 y aquel día, dice Yahvé, extirparé
de la tierra los nombres de los ídolos, que no serán más recor
dados, y haré desaparecer a los profetas y el espíritu impuro.
3 Y cuando alguno se ponga a profetizar, le dirán su padre y su
madre, que le engendraron: No vivirás, porque has hablado
mentira en nombre de Yahvé; y el padre y la madre, los que
le engendraron, les traspasarán cuando se ponga a hablar a lo
profeta. 4 Aquel día se avergonzarán de sus visiones, de cuando
se las daban de profeta, y no se vestirán más el manto peludo
para mentir. 5 U n tal dirá: Yo no soy profeta, soy labrador del
campo, y un labrador me asoldó desde mi mocedad 6 Y le
dirán: Pues entonces, ¿qué heridas son esas que llevas entre
tus manos? Y él responderá: Son las que recibí en la casa de
mis amigos.
T Hoonacker corrige el texto y lee «como la 1 amentación de Rimmón en el valle de M¡-
grón», y sunone que el profeta alude al «Rimmón en Migrón* de i Sam 14,2. En Jue 20,45.47;
21,13, se dice que los benjaminitas de Guebá se refugiaron en la roca de Rimmón. Entonces
la lamentación de que habla Zacarías sería la famosa de Jue 2í , donde se lamenta la suerte
de los restos de la tribu de Benjamín. Algunos autores, como Hitzig, Jeremías y Cheyne,
creen que Hddad-Rimmon sería un nombre de Adonis (Tammuz), llorado ruidosamente en
Fenicia por las mujeres. * Cf. 2 Crón 35 ,25 -
9 Se ha querido ver el nombre de Hadad-Rimmón en el actual Rummaneh, cercano a
Megiddo. Cf. G. M , Zechariah: ICC p . 3 3 2 .
it c h e l l
10 Nathan parece ser un hijo de David (2 Sam 5,14). Símef puede ser el de Núm 3,17.
1 Así lit. según el TM. Hoonacker traduce: «un campo fue mi bien desde mi mocedad*.
Su corrección es aceptada por la Bib. de Jér.
En la nueva era mesiánica desaparecerá todo vestigio de idola
tría en el pueblo, y también los falsos profetas. Los moradores de
Jerusalén serán purificados de toda contaminación idolátrica y de
todo pecado en una misteriosa fuente abierta para la casa de Da
vid (v.i). Naturalmente, esta fuente ha de tomarse metafóricamente
como símbolo de la purificación. El texto puede estar inspirado
en Ez 36,25: «Os aspergeré con aguas puras y os purificaré de todas
vuestras impurezas, de todas vuestras idolatrías». La palabra inmun
dicia en Zac 13,1 puede tener el sentido técnico de impureza legal 2,
o simplemente de contaminación moral por el pecado en general.
En la nueva teocracia desaparecerá totalmente el pecado y toda
veleidad idolátrica, y también los falsos profetas, que están poseídos
de esviritu impuro (v.2), e.d., que no procede de Yahvé. Los profe
tas de profesión estaban totalmente descalificados 3, porque utili
zaban la religión como medio lucrativo y, para halagar al pueblo,
presentaban como provenientes de Dios sus imaginaciones y capri
chos 4. Ellos fueron en gran parte causa de la catástrofe nacional al
prometer al pueblo cosas que no pudieron cumplirse, apoyando una
política nacionalista en contra de los intereses religiosos de Judá.
Esta clase social de profetas desaparecerá en los tiempos mesiá-
nicos, y si alguno se atreve a hablar a lo profeta, le considerarán
como un sacrilego que osa apropiarse los oráculos divinos, y, como
tal, será muerto por §us mismos padres (v.3) 5. El oficio de profeta
estará entonces tan desacreditado, que se avergonzarán de sus visio
nes, de cuando se las daban de profeta, y nadie querrá llevar el atuen
do característico del profeta: no vestirán más el manto peludo para
mentir. Los que hasta ahora se presentaban como profetas preferi
rán ser considerados como labradores del campo, que no han hecho
otra cosa desde su mocedad.
Pero tienen unas cicatrices que les traicionan como profetas
(era costumbre entre los falsos profetas hacerse incisiones) <>, y
cuando, reparando en ellas, le digan: ¿Qué heridas son esas que
llevas entre las manos? (v.6), contestará que son consecuencia de
una reyerta que ha tenido entre amigos: Son las que recibí en la
casa de mis amigos. No puede hacerse una descripción más irónica
del descrédito en que se hallaban los profetas de «profesión», ex
plotadores del pueblo. En los tiempos mesiánicos desaparecerá esta
plaga social.
C apítulo 14
LA NUEVA GLORIA DE fERUSALEN
Juicio de las gentes (1-5)
1 He aquí que llega el día para Yahvé, y en medio de ti se
repartirán tus despojos. 2 Porque yo reuniré a todas las gentes
en batalla contra Jerusalén, y será tomada la ciudad, y saquea
das las casas, y violadas las mujeres, y la mitad de la ciudad irá
al cautiverio, pero el resto del pueblo no será exterminado.
3 Luego se pondrá en campaña Yahvé, y combatirá a estas na
ciones como se combate el día de la batalla. 4Afirmaránse aquel
día sus pies sobre el monte de los Olivos, que está frente a Jeru
salén, al lado del levante, y el monte de los Olivos se partirá
7 En Mt 26,31 se pone en boca de Jesús el cumplimiento de esta profecía: «Entonces
les dijo Jesús: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche, porque escrito está:
Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas de la manada». La cita es libre, y prueba la libertad
con que Jesús utiliza la Escritura, pues el pastor rebelde de Zacarías, objeto de la indiftnación
divina, no puede ser tipo de Cristo. Sin embargo, Jesús utiliza el texto en sentido acomoda
ticio, por la semejanza de situación en cuanto a la dispersión del rebaño,
s Cf. Is 43.2-
B iblia co m en ta d a 3 42
por medio, de levante a poniente, como un gran valle, y la
mitad del monte se echará al norte, y la otra mitad al mediodía,
5y huiréis por el valle de mis montes, porque el valle de los
montes llegará hasta donde os salvaré t. Huiréis como huisteis
cuando el terremoto de los tiempos de Ozías, rey de Judá, y
vendrá entonces Yahvé, mi Dios, y con El todos sus santos.
La descripción es apocalíptica y escatológica. El profeta presenta
a Jerusalén rodeada de las naciones gentiles que van a dar el últi
mo asalto a su fortaleza. Hay un momento en que parece que el
triunfo de los asaltantes está asegurado, pues entran en la ciudad
y la entregan al saqueo; pero Dios se reserva un resto de salvación,
que será liberado mediante la intervención prodigiosa personal de
Yahvé, que aparece majestuoso sobre el monte de los Olivos (v.4).
A su presencia, éste se hiende y da paso a los fugitivos, que serán
recogidos por Yahvé. El fragmento tiene muchas analogías con la
descripción de la batalla contra Gog de Ez 38, del que parece
depender 2.
El carácter apocalíptico de la perícopa nos obliga a no insistir
sobre los detalles de la descripción, que es fruto de una imaginación
desbordada. El profeta quiero anunciar una gran prueba para Judá,
que terminará con la manifestación victoriosa de Yahvé con sus
santos, o ángeles de su servicio.
INTRODUCCION
A) C o m en tario s
1. C a tó lic o s
Además de los autores citados en la bibliografía general sobre los pro
fetas menores, los siguientes: S a n J e r ó n im o , Comm. in M al. Proph.: P L
2 5 ,i54is; A . d e Q u ir ó s , Com. in M al. (Sevilla 1622); G . d ’A c o sta , Comm.
tn Maí. (Lión. 1641); L . R e in k e , Der Prophet M alachi (1856); C. L a t t e y ,
The book o f M alachy (Londres 1934): E. F . S u t c l if f e , Verbum Dei II
(Barcelona 1956); H . J u n k e r , Der Prophet M alachias (Bonn 1938); A. v o n
B u l m e r in c q , Der prophet M aleachi (D orpat 1926).
2. A católicos
Además de los autores citados en la bibliografía general sobre los pro.-
fetas menores, ¡os siguientes: E. P o c o c k e , A commentary o f Malachid
Oxford 1677); W . P , Der Prophet Malachias (Gotha 1870); T . T .
r e s s e l
21 C f . Didaché 14,3; San J ustino, Dial, cum T r i p h . 41: PG 6,564; San I reneo, A iv
haer. 4,17,5: PG 7,10233; San C ipriano , Test, adv. Ivd. 1,16: PL 4,687 (715); San Agustín
De citi. Dei 18.35,3: PL 41,594-
22 Cf. Mal3.1-4.19-21 (4,1-3). 23 Mt 3,2.
a Malachia praedicto: «Antonianum», 9 (1934) 193-242.361-382.451-474;
L. R e in k e , H istorisch-kritische A bhan d lu n g über M a la ch i 3,23.24: T h Q 37
(1855) 5 2 9 -5 9 1 ; A. d e G u g l ie l m o , D issertatio exegetica de R ed itu E liae
(Jerusalén 1938); J. K r o o n , D e wederkom st va n E lias: «Studien», 131 (1939)
C a pít u l o i
EL AMOR DE DIOS A SU PUEBLO
Oráculo contra Edom (1-5)
1 Oráculo. Palabra de Yahvé a Israel por medio de Mala
quías : 2 Yo os he amado, dice Yahvé, | y vosotros decís: ¿En
qué nos has amado? | ¿Esaú no es hermano de Jacob?, oráculo
de Yahvé; | sin embargo, he amado a Jacob | 3 y he detestado
a Esaú, | y he hecho de sus montañas campo de devastación, |
y de su heredad, pastizales de desierto. | 4 Y si Edom dijere: He
mos sido aplastados, | pero reconstruiremos las ruinas, | así
dice Yahvé de los ejércitos: | Ellos reconstruirán, pero yo des
truiré. | Y los llamarán «tierra de impiedad» | y «pueblo contra
el que se irritó para siempre Yahvé». | 3 Vuestros ojos lo verán
y diréis: | Grande es Yahvé más allá del territorio de Israel.
En el epígrafe inicial no se dice nada sobre la vida y marco his
tórico de Malaquías. Incluso su mismo nombre, que significa ángel
de Yahvé, puede ser un seudónimo en consonancia con su calidad
de mensajero de Dios a su pueblo b Muchos comentaristas moder
nos suponen que el primer verso es obra de un redactor posterior,
y el nombre de Malaquías provendría, según ellos, de lo que se
dice en 3,1: «enviaré a mi ángel» (en hebreo Mal’akí). Los LXX
traducen el v.i: «palabra del Señor a Israel por mano de su ángel».
En todo caso, no se dice nada de su persona, y, por tanto, bien
puede ser un nombre simbólico inventado por un redactor poste
rior que no conociera al autor de estos oráculos.
Antes de centrar su atención contra los sacerdotes indignos, el
profeta quiere declarar solemnemente que Yahvé ha amado de un
modo particular a Israel, y prueba de ello es que ha enviado la
devastación y la ruina sobre su enemigo tradicional, Esaú o Edom.
Con ocasión de la destrucción de Jerusalén en 586 a. C. por los
caldeos, los habitantes de Edom se ensañaron con los judíos ven
cidos, uniéndose a los vencedores. Con ello, la tradicional enemis
tad de los dos pueblos llegó al paroxismo.
De ahí que ahora el profeta, que habla un siglo después de la
gran catástrofe, presente como un signo de amor particular para
con el pueblo elegido la devastación de Edom. El profeta Abdías
se hace eco de una destrucción, masiva del país edomita, llevada a
cabo probablemente por las tribus árabes que en el siglo v invadie
ron su territorio, estableciéndose allí de modo penranenle y crean
do el reino nabateo.
1 Algunos autores antiguos <le la época patrística citan el lihro como »M ilrvítl* (cf. T jef-
tulíano , Ádv. lud. 5; San C risóstomo, Uom. 14 in Ep. ad / kb.
Según la Biblia, Esaú (Edom) y Jacob eran hermanos uterinos,
que estuvieron siempre en lucha 2, preludio y símbolo de las hos
tilidades que los pueblos israelita y edomita habían de mantener
a través de la historia. Yahvé tuvo predilección por el hermano
menor, Jacob, mientras que detestó a Esaú, en el sentido de que an
tepuso aquél a éste. El mismo territorio en que Esaú tuvo que es
tablecerse parece estar bajo una maldición divina, porque sus mon
tañas son el símbolo de la devastación aun en su contextura geo
gráfica (v.3). Pero, además, en virtud de una invasión enemiga
promovida por Yahvé, su heredad se ha convertido en pastizales del
desierto.
Y es inútil que los edomitas quieran reconstruir sus ruinas,
porque Yahvé se encargará de enviar de nuevo la devastación (v.4).
En efecto, los edomitas fueron suplantados en su territorio por los
nabateos, que crearon una brillante civilización al contacto, con la
cultura helénica. Los edomitas tuvieron que correrse hacia el occi
dente y penetrar en el territorio meridional de Judá para poder
subsistir. En 125 a. C. fueron sometidos por Juan Hircano y obli
gados a circuncidarse 3. Edom, pues, no volverá a recuperar su
poderío antiguo, y en ello deben ver los judíos la omnipotencia
de Yahvé, que se extiende aún más allá de su territorio de
Judá (v.5)4
C apítulo 2
LAS PREVARICACIONES DE JUDA
Conminación a los sacerdotes (1-9)
1Para vosotros, pues, ¡oh sacerdotes!, es este decreto: | 2 Si
vosotros no escucháis y no decidís de corazón | dar gloria a mi
nombre, dice Yahvé de los ejércitos, | yo mandaré sobre vos
otros la maldición | y haré maldición de vuestra bandición, | por
que no os decidís de corazón. | 3Por eso os quebrantaré el
brazo | y os echaré al rostro la inmundicia, | la basura de vues
tras solemnidades, | y seréis echados donde se echa ella. | 4 Sa
bréis que yo he dado este decreto | para que sea real mi pacto
con Leví, | dice Yahvé de los ejércitos. | 5 Mi pacto con él fue
«vida» y «paz», y se las di; ¡ «temor», y él me temió, y ante mi
nombre se llenaba de temor. | 6 Tuvo en su boca doctrina de
7 Cf. Miq 4,1; Sof 3,9; Ag 2,7; Zac 8,20s.
* Jn 4 ,24 -
verdad | y no hubo iniquidad en sus labios, | miiiIiivo conmigo
en integridad y rectitud | y apartó del mal a mu, líos, | ' pues
los labios del sacerdote han de guardar la sabiiImU | y ilr au
boca ha de salir la doctrina, | porque es un enviado de Ynltv*
I de los ejércitos. | 8 Pero vosotros os habéis apartado del camino, |
y habéis hecho tropezar a muchos en la ley | y habéis pervertido
el pacto de Levi, | dice Yahvé de los ejércitos. | 9 Por tanto,
también yo os he hecho a vosotros despreciables | y viles para
todo el pueblo, | a la medida en que vosotros no habéis seguido
mis caminos | ni habéis tenido en cuenta mi Ley.
La infidelidad de la clase sacerdotal obligará a Dios a cambiar
les su bendición, o situación privilegiada, en maldición (v.2). Puesto
que las víctimas que le presentan son inaceptables, Yahvé les arro
jará a su rostro la basura de sus solemnidades (v.3), e.d., los restos
de las víctimas que se echaban al depósito de basura después de
las solemnidades. Les anuncia el castigo decidido por un decreto
que fia de poner de relieve el pacto con Levi (v.4). En otro tiempo
Yahvé había hecho un pacto con la tribu de Levi con fines benevo
lentes: de vida y paz, e.d., para asegurar la protección sobre sus
descendientes; y, por otra parte, el pacto que anunciaba promesas,
de vida y de paz incluía también amenazas de temor (v.5) en caso
de que fueran infieles al pacto.
Y, de hecho, gran parte de los descendientes de Levi fueron
fieles al pacto, imitando el celo del propio Levi por la gloria de
Yahvé b Malaquías traza en los v.6-7 el ideal del sacerdocio como
institución. El sacerdote debe ser un doctor de la Ley, teniendo en
su boca doctrina de verdad y viviendo en rectitud e integridad, pues
es un enviado de Dios. El profeta considera las funciones rituales
como algo subordinado a estas exigencias fundamentales 12. Contra
este programa ideal, los sacerdotes del tiempo del profeta han se
guido otra conducta, basada en el egoísmo, y con su pésimo proce
der han sido ocasión de que otros se desviaran de la Ley (v.8).
En consecuencia, Yahvé se siente desligado del pacto que con los
descendientes de Levi había sellado 3, y se desentiende de ellos,
haciéndolos despreciables al pueblo (v.9).
C apítulo 3
EL ANGEL PRECURSOR
E l día de Yahvé (1-5)
1H e aquí que voy a enviar a mi mensajero, | que preparará
el camino delante de mí, | y luego en seguida vendrá a su tem
plo | el Señor a quien buscáis, | y el Angel de la alianza que de
seáis. | H e aquí que llega, dice Yahvé de los ejércitos, | 2 y
¿quién podrá soportar el día de su venida? 1 ¿Quién podrá
mantenerse firme cuando aparezca? | Porque será como fuego
de fundidor | y como lejía de batanero, 1 3 y se pondrá n fundir
y depurar la plata | y a purgar a los hijos de Leví, | y los acriso
8 Esta es la interpretación de Hoonacker y otros comentaristas. Hit/iu cree que aquí
se aludé a la conducta de Abraham. Seria una objeción de los oyentes n Malaqulas. Contra
fas prédicas efe éste creían autorizarse acudiendo a la historia de Abraham. otic tomó una
segunda mujer: «¿Qué hizo el único {_Abraham) que buscaba la posteridad de Dios?»
9 Algunos autores, basándose en el árabe, han creído ver en la palabra vestidura una
ilusión a la esposa misma; pero este sentido no aparece en el hebreo.
lará como al oro y la plata, ! para que ofrezcan a Yahvé obla
ciones en justicia. | 4 Entonces agradará a Yahvé la oblación de
Judá y de Jerusalén, | como en los días antiguos, los años pasa
dos. | 5 Y vendré con vosotros a juicio | y seré testigo pronto
contra los hechiceros, | contra los adúlteros y los perjuros | y
contra los que oprimen al jornalero, ] a la viuda y al huérfano, |
y agravan al extranjero sin tem or de mí, | dice Yahvé de los
ejércitos.
A la pregunta de por qué los impíos prosperan, el profeta
contesta que se acerca el día de la justicia divina. La manifestación
del Señor será precedida de su mensajero o ángel, que en 4,23 es
identificado con Elias. El Angel de la alianza es el mismo Señor
o Yahvé, que realizará el juicio discriminador sobre los pecadores.
El título de Angel de la alianza hay que relacionarlo con las expre
siones del A. T., donde aparece un ángel como instrumento de la
alianza del Sinaí. Por otra parte, la expresión es paralela a la de
Angel de Yahvé, que muchas veces equivale a Yahvé mismo, mani
festándose en la historia b En nuestro texto de Mal 3,1, la expresión
Angel de la alianza es paralela al Señor, y ha de entenderse como un
epíteto explicativo aplicado a Yahvé, que va a hacer una nueva
alianza con su pueblo.
El profeta anuncia la llegada de Dios, que viene a purificar a
su pueblo para entrar de nuevo en relaciones más íntimas con
él (v.2). Su obra depuradora se ejercerá, sobre todo, en la clase
sacerdotal, ¡os hijos de Leví (v.3), contra los que había lanzado los
mayores reproches por su infidelidad. Yahvé va a actuar como fue
go y como lejía para lavar y acrisolar los valores de la clase sacerdotal,
de forma que subsistan sólo los que son dignos y fieles a su minis
terio. Sólo así podrán presentar sus oblaciones en justicia, e.d., con
las debidas disposiciones morales en consonancia con su misión.
La purificación de la clase sacerdotal será seguida de la purifi
cación de toda la sociedad judía, que estaba llena de hechiceros,
adúlteros y perjuros y de opresores de los débiles y desvalidos. Es
la contestación a las impaciencias de los fieles que se quejaban del
triunfo de los pecadores e impíos.
C apítulo 4
EL CASTIGO DE LOS PECADORES