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Padre:

Padre mío, Elohim de Abraham, de Isaac y de Jacob, YHVH Sebaot y Shadday, vengo a

ti, para pedirte que perdones mi pecado. Soy peor que el muchacho insensato del cual

habla Proverbios que fue atrapado por las garras de la ramera y la intemperancia. Como

un animal seguí mis instintos mas profundos y culmine mi actuar en una gran injuria.

Entregue mi alma a las profundidades del pecado y me deje llevar por la causa de los que

están en el Seol, pensé que podía evitar que mis vestidos ardieran y con la mas fatua de

las oraciones “consagre” mi iniquidad. Digno soy de la peor muerte y la mas grande

blasfemia he cometido contra ti, solo tu sabes como se siente mi alma, solo tu vez mi

intento por quitarme en mis propias fuerzas esa cadena a la que yo mismo me he atado.

Cuanto anhelaría poder regresar el tiempo, cuanto quisiera no haberme fijado en los

manjares de Satanás, lo único que he recibido es calamidad y grande ignominia como

consecuencia de mi hamartìa. Miro de nuevo cada día el fruto de todo esto, convivo cada

vez más con el banquete de la desolación, no reparto culpas mas de lo debido por que se

que este agravio solo puedo haber florecido por mi voluntad. Si aun con mi alma ligada a

esto, permitieras que todo terminara, sé que estaría desconsolado, pero con una sonrisa

en el espíritu. Con mi retribución deseo formar una vida, pero se que tus planes y

pensamientos son superiores a los míos, ¡que YHVH decida y haga como bien le

parezca!, mi confianza está en él. Me hice uno, pero no se que par Dios no hay nada

imposible y solo el puede separar lo que el hombre ha unido, aun cuando el lo haya

permitido, ¿no acaso es el que crea la retribución de nuestro mal actuar?, ¿acaso no

también es poderoso para levantar al caído?, se que el permanece fiel un cuando

nosotros le seamos infieles, por “no puede negarse a si mismo”. Como dice el salmista

“restáurame el gozo de tu salvación” y “de los pecados de mi juventud no te acuerdes

más”, se que tu eres el que controla el cosmos y que ante ti se doblara toda rodilla, no
habrá potestad que no se quebrante ante tu presencia, sé que por min pagaste un alto

precio y no volveré a pisotear esa sangre preciosa que por mi derramaste en la Cruz, y si

lo hago solo te pido que perdones a tu siervo y que hagas con mi vida lo que mejor dicte

tu juicio

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