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San José del Buen Consejo, que fuiste elegido entre todos los hombres para ser el jefe de la Sagrada
Familia, el esposo de María y el padre virginal de Jesús; que acogiste al Redentor desde su encarnación
en el seno de María, y fuiste testigo privilegiado de su nacimiento en el portal de Belén, que lo
protegiste en la huida a Egipto y en su vuelta a Nazaret y que lo educaste y le enseñaste el oficio de
carpintero, te suplicamos que, en los umbrales del tercer milenio, alcances el buen consejo al pueblo de
Dios, así como lo alcanzaste al Padre Vilaseca.
San José del Buen Consejo, los laicos, las Hermanas y los Misioneros Josefinos, te reconocemos como
nuestro fundador y nuestro protector. En este Año Santo 2000 te consagramos nuestra Familia Josefina;
ponemos en tus manos nuestros corazones, nuestros anhelos e inquietudes, nuestros deseos de ser
fieles de una manera creativa al carisma que el Espíritu Santo infundió a tu apóstol, el p. José María
Vilaseca; quien se configuró a Cristo evangelizador de los pobres; tú diste le diste el consejo para que
fuera fiel a esta vocación; por esto quiso llamarte con el título del Buen Consejo.
Nosotros, agradecidos, recibimos esta herencia Vilasecana y te pedimos nos del el consejo para ser
siempre fieles a la Iglesia
Amén, Jesús, María y José.