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EL ISLAM

NOMBRE: NANCY JAZMIN GOMEZ SALAZAR

PLANTEL: IEMS IZTAPALAPA V

MATERIA: HISTORIA

GRUPO:502
El islam ha estado siempre, como mundo religioso y cultural, muy próximo a la
geografía del cristianismo, e incluso inmerso fragmentariamente en esa geografía.
La fe y la civilización musulmanas han mantenido desde el siglo VII con los
cristianos una relación constante, caracterizada generalmente por la tensión y el
enfrentamiento, mucho más que por la convivencia y la colaboración. A diferencia
de las religiones que se han desarrollado lentamente, a partir muchas veces de
orígenes oscuros y legendarios, el islam -la más joven y sencilla de las religiones
universales- nació a la plena luz de la historia y se propagó acto seguido con la
celeridad de un huracán.
El interés por el islam es un fenómeno incontrovertible y creciente en el mundo
occidental. Se trata de un interés y de una atención polivalentes y cargados de
ambigüedad. Atrae sin duda el hecho religioso musulmán, que ha llevado a Juan
Pablo II a hablar de la «gran religión musulmana» y a mostrar su respeto hacia el
islam besando el Corán durante su visita a Egipto en marzo de 2000.

Despierta asimismo atención hacia el islam el resurgir del radicalismo musulmán


que, "extremo" o moderado, se considera un factor desestabilizador en el equilibrio
del planeta y una amenaza a los intereses hegemónicos -económicos y políticos-
de Occidente. Se impone además el hecho de la presencia en aumento de activas
comunidades islámicas de cierta importancia numérica en casi todos los países
que han representado históricamente la civilización cristiana.
El mundo académico europeo y norteamericano acusa también una intensificación
del interés por el islam. Lo muestra el crecimiento de los estudios islámicos que
las universidades de Occidente llevan a cabo en centros y departamentos de
historia, lingüística, religión, filosofía, etc. Junto a los numerosos islamistas que
trabajan en estos lugares, se encuentran no pocos musulmanes cultos que han
hecho del Occidente su patria intelectual y la sede de su docencia e investigación.
Estos hombres viven en el mundo académico y no representan necesariamente
«el punto de vista» musulmán.
Aunque se presentan en ocasiones como los verdaderos conocedores del islam
vivo, pueden no tener de estos más conocimientos reales que muchos cristianos y
judíos.
El Corán

La predicación de Mahoma hizo saltar en su tiempo todas las estructuras sociales,


políticas y religiosas del mundo árabe, que ya no volvería a ser el mismo. De esta
predicación permanece un libro sagrado. Este monumento prestigioso de la lengua
árabe representa un acontecimiento capital en el curso de las ideas, y ha tenido
una influencia en numerosos dominios de la religión, la política y la cultura, que
permite hablar en la historia universal del «hecho coránico». A pesar de su gran
originalidad, el Corán no deja de ser el texto más representativo del pensamiento y
de los modos de expresión artística propios del mundo arábigo en el siglo séptimo.

El mensaje que contiene es designado por los musulmanes con los. nombres de
revelación (wahy), escritura (kitab), edificación (dikr) o predicación-recitación
(Quran). El Corán contiene para los musulmanes la última palabra de Dios, hecha
descender sobre Mahoma, que ha sido transmisor íntegro y fiel del mensaje
divino. Según esta concepción religiosa del Libro sagrado del islam, Mahoma no
es tenido por autor del Corán, sino únicamente por el hombre que ha registrado en
su mente las palabras divinas, para recitarlas luego a los suyos. El entero Corán
es, por lo tanto, considerado palabra por palabra como discurso divino, y la mera
idea de que el Profeta pueda ser su autor es juzgada blasfema. A diferencia de lo
que ocurre con la Biblia, en el Corán desaparece del todo el autor humano.

La Tradición (Hadith)

La segunda fuente de la ley revelada del islam es, junto al Corán, el amplio
conjunto de hadith (narración, comunicación), o dichos y hechos del Profeta. El
término se usa tanto en sentido colectivo como en singular. Los hadith forman la
mayor parte de la tradición musulmana (Sunna: comportamiento, modo
acostumbrado de vida, precedente, tradición acumulativa) y se les atribuye por la
inmensa mayoría de los creyentes islámicos un rango religioso prácticamente
similar al del Corán. A finales del siglo séptimo (primer siglo del islam) se acuña ya
el principio de que «la Sunna es el juez del Corán, y no viceversa». Este poder
dado a la Sunna ha ido creciendo con el tiempo, junto con la convicción
musulmana de que la Sunna fue revelada al Profeta tanto como el Corán.
Los musulmanes son denominados por este motivo pueblo de la Sunna. Los
hadith trasmiten, en la concepción del islam, modos de juzgar y sentir de Mahoma
en las más diversas circunstancias y sobre los más variados asuntos. Son vistos
por ese motivo como una extensiól1 o complemento intrínseco y natural del Corán,
procedentes de su mismo núcleo religioso y en continuidad de fondo con su
espíritu. Desaparecido Mahoma, sus compañeros recogieron narraciones y
noticias de lo que él había dicho y hecho, e intercambiaron entre ellos esas
sentencias y relatos, a fin de que la memoria viva del Profeta pudiera ejercer una
influencia perenne sobre la comunidad de creyentes. «Los piadosos seguidores
del Profeta -escribe Ignaz Goldziher- han repetido reverentemente las sentencias,
iluminado las del maestro, y se han esforzado en conservar, para edificación e
instrucción de la comunidad, todo lo que dijo, tanto en público como en privado,
sobre la práctica de las obligaciones religiosas que había establecido, la conducta
de vida en general, así como el comportamiento social.

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