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WILLIAM SHAKESPEARE
Adaptación
PERSONAJES
ROMEO, hijo de Montesco SANSÓN, sirviente de Capuleto
JULIETA, hija de Capuleto GREGORIO, sirviente de Capuleto
CAPULETO, jefe de una de las familias ABRAM, sirviente de Montesco
enemistadas BALTASAR, sirviente de Montesco
SEÑORA CAPULETO, esposa de Capuleto PRÍNCIPE ESCALA, príncipe de Verona
MONTESCO, jefe de la otra familia AMA, nodriza de Julieta
enemistada FRAY LORENZO
SEÑORA MONTESCO, esposa de Montesco FRAY JUAN
MERCUCIO, amigo de Romeo GUARDIAS
BENVOLIO, sobrino de Montesco y amigo de CIVILES
Romeo SIRVIENTES
TEOBALDO, sobrino de la Sra. Capuleto MUJER
PARIS, joven conde pariente del príncipe CORO
1
PRÓLOGO
CORO
En la bella ciudad de Verona esto sucede:
dos casas, dos familias, iguales en nobleza,
con odio antiguo, hacen discordia nueva.
La sangre tiñe sus manos.
Para suerte, de estos enemigos
nacieron los amantes desdichados:
ROMEO Y JULIETA.
Sólo su muerte aniquiló aquel odio
y puso término a la antigua cólera.
La historia más grande de amor estará en nuestro escenario:
escuchen con paciencia,
Y SUPLIRÁ NUESTRO ESFUERZO LO QUE FALTE.
ACTO I
Escena 1
Nuestra historia inicia en una plaza pública de Verona, Italia, con una
riña descomunal entre sirvientes de las familias Montesco y Capuleto.
Entran Sansón y Gregorio, armados con espadas y escudos.
2
SANSÓN: No, no, no, Gregorio. Ah.
GREGORIO: No te enfades.
SANSÓN: Un maldito, un PERRO de los Montesco me tiene así.
GREGORIO: Tranquilo. El pleito es entre nuestros amos…
SANSÓN: Y también entre nosotros, los sirvientes. Cuando vea a uno de esos
Montesco… (Saca su espada).
GREGORIO: Cálmate.
SANSÓN: Los haré trizas…
3
BALTAZAR: Cuando yo nací el miedo ya se había repartido…
ABRAM: Saquen las espadas, entonces.
BENVOLIO:¡Hey!
MERCUCIO: ¡Apártense! (les baja las espadas con la suya). ¡Guarden las
espadas!
BENVOLIO: No hay necesidad de pelear hoy.
MERCUCIO: Vámonos.
Entra Teobaldo.
TEOBALDO: ¿Cómo? ¿No quieren pelear? Ah, entiendo. Son unos cobardes.
Ven, (saca su espada) ven, para que te mate como se debe…
BENVOLIO: ¡Teobaldo! Escucha. Guarda tu espada.
TEOBALDO: ¿Qué guarde mi espada? Sí, claro, mientras tú también tienes
una… Ven, vamos a pelear, eso es lo que quieres…
BENVOLIO: Yo sólo quiero paz.
4
TEOBALDO: ¿Paz? Pfff. Odio esa palabra, como odio al infierno, como te
odio a ti y a todos los Montesco. ¡Ven!
CAPULETO: ¿Qué?
SEÑORA CAPULETO: ¿Qué ruido es éste?
CAPULETO: ¡Rápido! ¡Mi espada!
SEÑORA CAPULETO: ¡MATEN! ¡Maten a los Montesco!
5
La batalla continúa. Los jefes de familia se miran cara a cara, pero entra
repentinamente el Príncipe Escala de Verona, acompañado por sus guardias
y sirvientes para detener el encuentro.
Se detiene la afrenta.
PRÍNCIPE: ¡Ustedes! ¡Otra vez! Otra vez manchando de sangre las calles de mi
ciudad. ¡PARECEN BESTIAS! ¿Quién? ¿Quién de ustedes empezó este
alboroto?
CAPULETO: Señor…
PRÍNCIPE: ¡BASTA! Capuleto y Montesco… Escúchenme bien. Si vuelven a
perturbar las calles de Verona, lo pagarán con la vida. Sí, los condenaré a
muerte, esto va para ustedes y sus familias, hasta para sus sirvientes. ¿Está claro?
(Asienten). ¡AHORA VÁYANSE! (Se dispersan). Tú, Capuleto, vendrás
conmigo. Montesco, por la tarde ven a verme.
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SEÑORA MONTESCO: ¿Y Romeo? ¿Dónde está mi hijo? ¿Dónde está
Romeo?
BENVOLIO: No estaba con nosotros.
SEÑORA MONTESCO: Ah, qué alivio.
MONTESCO: Escucha, debemos irnos. (Suspira). Tengo que hablar con el
Príncipe Escala. Nos vemos.
7
ROMEO: Sí. Dime, Benvolio, ¿por qué? ¿Por qué el amor, que parece tan
dulce, es tan cruel y tirano?
BENVOLIO: Yo qué sé…
ROMEO: ¿Por qué? ¿Por qué si el amor nos ciega, nos hace ver un camino
hermoso y brillante?
BENVOLIO: Pues no sé, Romeo. Te digo que estábamos peleando con los
Capuleto, LOS CAPULETO, y tú hablando de amor.
ROMEO: ¿Y para qué hablar del odio? El amor, el amor es lo que me interesa.
BENVOLIO: Romeo…
ROMEO: El amor es lo único que nos debe importar… Es lo más grande. Es
salud enferma. ¡Fuego congelado! ¡Sueño de ojos abiertos! Ah, Benvolio. Este
amor que siento… (Benvolio comienza a reír). ¿De qué te ríes?
BENVOLIO: De nada. Sigue.
ROMEO: Te lo juro, el amor quebranta nuestras vidas, nos consume. Es una
locura razonable, una amargura sofocante, una dulzura que...
ROMEO: ¿Qué te pasa? (Lo golpea en el hombro).
BENVOLIO: Oh. Nada, nada, primo.
ROMEO: ¿Seguro?
BENVOLIO: Sí, no me estoy riendo. Estoy llorando… por tu corazón
atormentado. Mejor dime, ¿de quién estás enamorado?
8
ROMEO: De Rosalina. Cupido me hirió con una de sus flechas, aquí (apunta
el corazón)…
BENVOLIO: Ya, tranquilo, no es para tanto. ¡No pienses más en ella!
ROMEO: Benvolio, primo. Dime qué debo hacer para olvidarla. Mi corazón se
parte en mil pedazos.
BENVOLIO: Pues sólo ve a otras mujeres y ya.
ROMEO: ¿Otras mujeres?
BENVOLIO: Sí, ahorita sólo tienes la emoción. Cuando te enamores DE
VERDAD hasta se te va a olvidar quién es Rosalina.
ROMEO: Ah, no sabes nada. (Sale exasperado).
BENVOLIO: Hey, espera.
Escena 2
9
CAPULETO: ¿De Julieta? Por supuesto. Ya le dije, mi hija no conoce el
mundo, aún es muy joven.
PARIS: Pero ya se puede casar. Ella es tan linda, tan dulce… (Suspira). Quiero
que sea mi esposa.
CAPULETO: ¿Qué dice?
PARIS: Sí, quiero casarme con ella. La quiero.
CAPULETO: (Ríe). Ah… Entonces conquiste su corazón, querido Paris.
Usted es un conde, ya sabrá cómo. Sabe, esta noche haré una fiesta en mi casa.
PARIS: ¿Una fiesta? ¿Esta noche?
CAPULETO: Sí. Una fiesta. Servirá para que mi gente deje de pensar en los
Montesco un rato. ¿Y qué cree? Mi hija Julieta estará ahí. Le doy mi permiso
para que se acerque y baile con ella. (Dirigiéndose a un sirviente y dándole un
papel). Tú, ve por las calles de Verona, encuentra a las personas que aparecen
aquí y diles que están invitados a la fiesta de hoy.
SIRVIENTE: Pero, señor, no sé leer…
CAPULETO: Diles que la fiesta es con máscaras. Con máscaras y antifaces. No
le quiero ver la cara a nadie. Corre. (El sirviente sale). ¿En qué estábamos? Ah,
sí, mi hija…
10
El sirviente caminó por las calles de Verona y, más tarde, encontró a Romeo y
Benvolio por casualidad.
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SIRVIENTE: En la de mi amo.
BENVOLIO: ¿Y quién es tu amo?
ROMEO: ¡HABLA!
SIRVIENTE: El señor Capuleto.
AMBOS: ¿CAPULETO?
SIRVIENTE: Sí. El señor Capuleto. La fiesta es esta noche, habrá música,
comida y buen vino. Se va a poner buena la cosa. Ah, se me olvidaba, la fiesta
será con máscaras y antifaces. ¿Sus nombres aparecen ahí?
ROMEO: Pero claro…
BENVOLIO: La pregunta ofende.
ROMEO: Estamos invitados a esa fiesta.
BENVOLIO: Igual que toda la gente que está ahí.
SIRVIENTE: El señor Martino, el señor Anselmo, el joven Teobaldo. Lo tengo.
Gracias. Muy amables.
El sirviente sale.
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ROMEO: Por favor. Quiero verla.
BENVOLIO: Bueno, tú ganas. Sólo porque la fiesta es con máscaras. (Suspira).
Espero que nadie se dé cuenta de quiénes somos.
ROMEO: Eso…
BENVOLIO: Pero no hay que ir solos, debemos decirle a Mercucio que nos
acompañe por seguridad, por si las cosas se complican.
ROMEO: Sí, tienes razón.
BENVOLIO: Mira, voy a ir contigo nada más para que ya dejes tu
enamoramiento y veas que hay mujeres más bellas…
ROMEO: Ah, Benvolio. Iré, pero no a ver a esas bellezas, iré para ver a mi
amada, a mi Rosalina… Ven, hay que conseguir los antifaces.
Salen.
Escena 3
SEÑORA CAPULETO: Ay, la fiesta ya casi empieza. ¿Dónde está mi hija? ¡Ve
a llamarla!
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AMA: ¡Le juro que le dije que viniera! (Llamándola). Julieta, mi niña…
Entra Julieta.
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AMA: Oh, disculpe. Es que estoy tan emocionada. Su hija es como si también
fuera mía. Trate de entenderme.
JULIETA: La que no entiende soy yo.
AMA: Julieta. Fuiste la niña más preciosa que he criado, cuando te vea casada,
ay, me vas a hacer tan feliz.
JULIETA: ¿Casada?
SEÑORA CAPULETO: Sí, de eso quería hablarte, hija, de matrimonio.
Dime, Julieta. ¿Te sientes lista para casarte?
JULIETA: ¿Casarme? (Sonríe). Mamá, aún soy muy joven como para pensar en
eso.
SEÑORA CAPULETO: Querida, escucha. Debes pensar en eso ya. Aquí en
Verona hay señoritas más jóvenes que tú, damas de alcurnia, y ya están casadas.
AMA: Incluso ya son madres.
SEÑORA CAPULETO: Sí. A tu edad, yo ya era tu madre. Escúchame, es
muy simple. El conde Paris te pide por esposa.
JULIETA: ¿Quién?
AMA: El conde Paris.
SEÑORA CAPULETO: Sí, es un buen hombre.
AMA: ¡Y qué hombre! Mi niña, qué suerte tienes. Es un primor, una belleza de
hombre.
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SEÑORA CAPULETO: No hay nadie mejor para ti. ¿Qué dices? ¿Te gustaría
casarte con él?
JULIETA: Pues…
AMA: Lo verás esta noche en la fiesta.
SEÑORA CAPULETO: Bailarás con él. ¡Dime! ¿Aceptarás a Paris como tu
marido?
JULIETA: Ni siquiera lo conozco.
AMA: ¿Y qué, mi niña? Ya tendrás toda una vida para conocerlo. (Música). Ay,
ya llegaron.
Entra un sirviente.
Salen todos.
Escena 4
Es de noche. Afuera de la casa de los Capuleto, se encuentran Romeo, Mercucio, y
Benvolio enmascarados, listos para el baile.
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MERCUCIO: Es aquí.
ROMEO: ¿Qué hacemos? ¿Nos presentamos o entramos así como si nada?
BENVOLIO: Hay que entrar bailando, pero rápido. Ves a tu Rosalina y nos
vamos.
ROMEO: ¿Tú qué dices, Mercucio?
MERCUCIO: Sí, hay que entrar bailando.
BENVOLIO: Qué vergüenza.
ROMEO: Ya no hay vuelta atrás. Escuchen. El baile ya va a empezar.
Se escabullen y salen.
Escena 5
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ROMEO: ¿Pero dónde? ¿Dónde está…?
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Benvolio y Mercucio salen enojados.
ROMEO: Sí, estoy loco. Loco de amor. Tengo que hablarle. Tengo que bailar
con ella. Yo no existía hasta hoy. En sus ojos he nacido. Nunca amé antes.
¿Amó mi corazón antes? No, claro que no. ¡Que lo niegue el cielo! ¡Que lo
nieguen mis ojos! ¡Por fin conocí el verdadero amor!
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CAPULETO: Te digo que te calmes. ¿Quién manda en esta casa? ¿Tú o yo?
(Silencio incómodo). Eso creí.
TEOBALDO: Pero, tío…
CAPULETO: Luego podrás desquitarte. Te lo prometo. Ahora ve a bailar.
Sirve que tu ira se enfría.
TEOBALDO: Si tú lo ordenas, tío, pero ten cuidado. Esta invasión puede
causar tu amargura. Ese maldito me las va a pagar.
Teobaldo sale exasperado. Capuleto se retira. Las parejas continúan baile . Romeo
y Julieta siguen intercambiando miradas de amor. Suspiran hondamente.
Romeo tiene el ingenio de acercarse y bailar con ella. Salen tomados de las
manos. Se van a una terraza oscura para mirar la luna y las estrellas, para
hablar sobre ellos. Se quitan los antifaces.
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JULIETA: El mío también.
ROMEO: Ah. (Toma su mano). Si yo profano tu mano con mi mano indigna,
que mis labios borren el contacto con un beso. (Besa su mano).
JULIETA: Ah. No reproches a tu mano, no es indigna. Si se juntan con fervor
las manos, esas manos se besan.
ROMEO: Los labios también se besan.
JULIETA: Sí, pero se necesitan para rezar.
ROMEO: Mis labios te están rezando con fervor, para que la fe no sea mi
perdición.
JULIETA: No, los santos no se mueven por ninguna súplica.
ROMEO: Entonces no te muevas y escucha mi oración.
Y se besan.
ROMEO: Ahora, por la gracia de tus labios, quedan mis labios libres de
pecado.
JULIETA: Ahora tu pecado está en mis labios.
ROMEO: Pecado de mis labios… Qué dulces son tus labios. ¡Tienes que
devolverme mi pecado!
JULIETA: Besas con tanta devoción...
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Entra el ama, demasiado molesta.
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Romeo sale con aire melancólico. Todos se retiran. Poco después, en su habitación,
aparece Julieta acompañada por su ama.
JULIETA: ¡Mi más grande amor ha nacido de mi más grande odio! ¡Amor, te
encontré muy temprano sin conocerte! ¡Te encontré y demasiado tarde te
conozco!
Sale triste.
ACTO II
Escena 1
Esa misma noche, en una callejuela cercana a los muros del jardín de los
Capuleto, aparece Romeo.
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ROMEO: Ah. Julieta… Este amor me ha vuelto loco. ¿Cómo puedo irme de
aquí? Mi corazón aquí se queda. Sí, debo volver a verla.
Salen.
Escena 2
Más tarde, Romeo se encuentra en el balcón adyacente a la habitación de
Julieta.
ROMEO: Es aquí, Julieta está aquí. Mi amor, debes estar durmiendo mientras
yo me atormento con el recuerdo de tus labios y tus bellos ojos.
Julieta abre su ventana.
JULIETA: Ah, eres tú...
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ROMEO: Ah, Julieta, mi amor. (Besa sus manos). Dime. ¿No estarán las
estrellas en tu rostro y tus ojos en el cielo?
JULIETA: Qué dices...
ROMEO: Te lo juro. La luz de tus ojos opaca a todas las estrellas. Eres lo más
bello, lo más hermoso que he visto… ¡Habla, habla, ángel mío! No me puedes
dejar así. Eres mi amor…
JULIETA: Mi vida…
ROMEO: Mi luz…
JULIETA: Mi cielo…
Y se besan dulcemente.
JULIETA: Ah, Romeo, ¿por qué eres has de ser Romeo? ¡Rechaza tu nombre!
Si no quieres hacerlo, no lo hagas, pero júrame tu amor. Hazlo, con eso me
basta y yo dejaré de llamarme Capuleto. Romeo, quítate ese nombre.
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JULIETA: Pero es imposible…
ROMEO: Para el amor no hay imposibles… (Le besa las manos).
JULIETA: Pero eres un Montesco, no debes estar aquí, te matarán. No quisiera
que te vieran aquí, por nada en este mundo. Vete.
ROMEO: Al menos dime que me amas. Si no me amas, que me encuentren.
Prefiero que acaben con mi vida los que tanto me odian. Sí, prefiero eso antes
que pasar la vida entera sin tu amor.
JULIETA: Ah, mi dulce Romeo, mi bello Montesco. Te amo demasiado. Eres
mi pasión más grande. Aunque el mundo entero me lo impida, nada ni nadie
me podría obligar a rechazarte. Di que me amas…
ROMEO: Amor mío, por esta luna de plata, yo te juro...
JULIETA: No jures por la inconstante luna, no sea que tu amor cambie como
ella.
ROMEO: ¿Entonces por quién voy a jurar?
JULIETA: No jures. Y, si lo haces, jura por ti, que yo te creeré, pues eres un
dios en el templo de mi corazón.
ROMEO: Amor…
JULIETA: Ahora vete. Que el dulce sueño caiga tanto en tu corazón como en
el mío.
ROMEO: ¿Tú crees que después de esta noche podré dormir? Estaré
pensando en ti…
JULIETA: Debes irte.
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ROMEO: ¿Y así me dejas?
JULIETA: ¿Qué quieres que pase entre nosotros?
ROMEO: Casarnos
JULIETA: ¿Casarnos?
ROMEO: Sí. Eso es lo que quiero.
JULIETA: Yo también.
ROMEO: Julieta, te amo.
JULIETA: Y yo a ti, Romeo. Mi amor por ti…
ROMEO: Es grande.
JUNTOS: Tan profundo como el mar…
AMA: ¡Julieta!
JULIETA: ¡Ya voy! Romeo… Si me amas y deseas como esposa, tal y como
dices, nos veremos mañana.
ROMEO: Sí, mañana mismo nos casaremos.
AMA: ¡Julieta! ¿Dónde estás, mi niña?
JULIETA: ¡Ya voy!
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ROMEO: Escucha. Mañana mismo mandarás a alguien para fijar la hora y el
lugar de nuestra boda.
JULIETA: Sí, lo haré.
ROMEO: Es mi cuerpo el que se va, pero es mi alma la que se queda.
JULIETA: No quiero esperar hasta mañana. Será como un siglo sin verte.
ROMEO: Tampoco quiero irme, pero ya tendremos una vida y una eternidad
para estar juntos.
AMA: ¡JULIETA!
JULIETA: Decirte adiós es un dolor tan dulce que quisiera decir «buenas
noches» hasta que amanezca. (Sale).
ROMEO: Ah, mi Julieta. Descansa, mi cielo. ¡Me gustaría ser el sueño y la paz
que te acaricien esta noche!
Romeo se retira.
Escena 3
A la mañana siguiente, en los jardines del convento de Verona, aparece fray
Lorenzo con un canasto lleno de flores.
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Entra Romeo.
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ROMEO: Padre, nos amamos. Para nuestra unión, sólo nos falta que usted nos
una en sagrado matrimonio.
FRAY LORENZO: ¿QUÉ?
ROMEO: Por favor. No me pida detalles de dónde, cuándo y cómo nos
enamorarnos. Después todo mundo lo sabrá, pero ahora le ruego nos case hoy
mismo.
FRAY LORENZO: Ah, Romeo. Nunca te había visto así, tan enamorado.
ROMEO: Sí, padre. Julieta me ama y yo también la amo, la adoro. Queremos
estar juntos. Ayúdenos. Piense en esto. Si Julieta y yo nos casamos, tal vez el
odio entre nuestras familias por fin se acabe y así ya no habrá necesidad de odio,
ni de aterrorizar las calles de Verona con nuestras peleas.
FRAY LORENZO: Ay, muchacho. Estos jóvenes (viendo al cielo). Está bien,
Romeo. Quizá tengas razón. Tal vez al principio los rechacen, pero terminarán
por aceptar su amor, espero que así sea.
ROMEO: Gracias, padre. (Lo abraza efusivamente).
FRAY LORENZO: Calmado, muchacho. Ya sabes «quien apurado vive,
apurado muere». Ah. Vamos a preparar tu boda.
Salen.
Escena 4
Esa misma mañana, Julieta habla con su ama.
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AMA: Julieta, mi niña. Dime, ¿qué te tiene tan contenta? ¿Estás enamorada?
Ay, qué emoción. Sabía que te iba a gustar el conde Paris.
JULIETA: Ay, nana. Sí, estoy enamorada, pero no del conde Paris, sino de
Romeo…
AMA: ¿ROMEO?
JULIETA: Sí.
AMA: ¡Pero si es un Montesco, un enemigo de tu padre…!
JULIETA: Lo sé, nana, lo sé. Créeme que pensar en eso me atormenta, pero no
puedo evitarlo. Lo amo, lo amo tanto. Si supieras… Es un encanto. Es
bellísimo…
AMA: Niña, pero es una locura…
JULIETA: Sí. La locura más linda… Escucha. Debes saber algo. Me voy a casar
con él.
AMA: ¡QUÉ! (Casi se desmaya).
JULIETA: No, nana. Tranquila. Necesito que me ayudes.
AMA: Pero, mi niña...
JULIETA: Tenemos que estar juntos. Él me ama y yo a él. Hoy mismo nos
vamos a casar. Trata de entenderme. Por favor, hazlo por mí.
AMA: Pero, Julieta… No hay nada que yo no hiciera por ti. Haría cualquier
cosa con tal de verte feliz, pero esto que me pides está fuera de mi alcance.
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JULIETA: Yo sé que es difícil, nana, pero piensa: Si me caso con Romeo, al fin
acabará la rivalidad que existe entre nuestras familias.
AMA: Sí, pero… Bueno, si en verdad lo amas, está bien.
JULIETA: Gracias. Gracias, de verdad.
AMA: Sólo quiero que seas feliz.
JULIETA: Y ya lo soy, nana.
JULIETA: Ten. Entrega esta carta a Romeo.
Salen.
Escena 5
Más tarde, en otra de las populosas calles de Verona, aparecen Benvolio y
Mercucio.
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BENVOLIO: Teobaldo, el maldito sobrino de Capuleto, vio a Romeo anoche
en la fiesta. Creo que quiere vengarse.
MERCUCIO: ¡Caray! Un desafío.
BENVOLIO: Sí.
MERCUCIO: Pero Teobaldo no podrá matarlo, Romeo ya es hombre muerto,
lo apuñalaron unos ojitos coquetos. Le dispararon una canción de amor en las
orejas. Le dividieron el corazón con un sólo flechazo. ¿Qué va a hacer el pobre
Romeo? Por andar pensando en el amor, Teobaldo lo va a hacer trizas.
BENVOLIO: Oye, oye. ¿Qué es eso de Teobaldo? (Despectivo). Romeo le gana
peleando. ¿Quién es Teobaldo después de todo?
MERCUCIO: El Príncipe de los Gatos. (Ríen). Sí, es un gato. ¿Lo has visto?
Todo el tiempo con sus aires de grandeza. Bah.
BENVOLIO: Cuando pelea, se arde. Es tramposo. Además, sólo puede matar
a los débiles.
MERCUCIO: Sí. Tienes razón. Teobaldo no es pieza para Romeo. Romeo sí
que sabe pelear. Romeo le partiría el cráneo en un zas, zas.
BENVOLIO: Hablando de…
Aparece Romeo.
BENVOLIO: Romeo…
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MERCUCIO: No, no es Romeo, es la mitad de Romeo. La otra mitad se
quedó en la fiesta anoche.
ROMEO: ¿Qué dices que hice anoche?
MERCUCIO: Nada, que te perdimos. ¿Dónde estabas?
BENVOLIO: Tus padres dicen que no llegaste a dormir anoche…
ROMEO: Chicos, no saben, pero…
AMA: Buenos días les dé Dios, caballeros. ¿Alguno de ustedes puede decirme
dónde puedo hallar al joven Romeo?
MERCUCIO: Romeo, Romeo… ¿Lo has visto tú, Benvolio?
BENVOLIO: Para nada, Mercucio. ¿Y tú lo has visto?
MERCUCIO: Mmm. ¿Y tú, Romeo, lo has visto?
BENVOLIO: ¿Lo conoces, Romeo?
ROMEO: Cállense. Yo. Yo soy Romeo.
AMA: Ah. Qué buen gusto tiene mi niña.
MERCUCIO: Sí, qué buen gusto. (Ríen).
ROMEO: Ya váyanse. (Benvolio y Mercucio salen).
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AMA: Si tú eres Romeo, debo decirte algo. Mi niña Julieta me ha mandado a
buscarte para entregarte esto. (Le entrega la carta. Romeo la lee encantado).
ROMEO: Ah, Julieta... Mi vida… Por favor, dígale que la espero a las cinco de
la tarde en la capilla de fray Lorenzo. Corra. Dígale que la amo. Que no puedo
vivir sin ella. Por favor.
AMA: Sí. (Emocionada. Se dispone a salir).
ROMEO: Dígale, dígale…
AMA: Ella lo sabe…
ROMEO: Ah, señora. Usted no tiene idea de cómo amo a mi Julieta…
AMA: Ah… Cuídela y quiérala con todo su corazón. ¡Que Dios los bendiga!
ROMEO: Ya nos bendijo con todo este amor.
Salen.
Escena 6
Poco después, en el jardín de los Capuletos. Julieta camina en círculos,
desesperada, impaciente por la llegada de su nodriza.
35
Entra el ama.
JULIETA: ¡Dios mío! Al fin llegas. ¿Lo viste? ¿Qué te dijo? Habla, nana. Si son
malas noticias, por favor…
AMA: Tranquila, mi niña. Estoy cansada. ¡Ay, me duelen los huesos! ¡Qué
carrera!
JULIETA: Habla, te lo suplico.
AMA: ¡Jesús! ¡Qué apuro! Espérame. ¿No ves que estoy sin aliento?
JULIETA: Dime. ¿Son buenas o son malas tus noticias?
AMA: Buenas, mi niña, buenas. Pero si no andas tan perdida… Ese Romeo es
guapísimo, un ángel caído del cielo…
JULIETA: Te dije que era bellísimo. Pero, por favor, habla. ¿Qué te dijo mi
Romeo?
AMA: Dice que te espera a la cinco en la capilla de fray Lorenzo.
JULIETA: Ay. Gracias, nana, pero, ¿cómo le voy a hacer?
AMA: Simple. Di a tus padres que irás a la iglesia a confesarte. Yo te
acompañaré. Tu Romeo te espera con ansias. Hay que darnos prisa. Debo
ponerte arreglarte para tu boda. Romeo y tú son tan, tan… Ah. Espero que sus
hijos salgan igual de bellos…
JULIETA: Nana…
AMA: Me dejarás cuidar a tus niños, ¿verdad?
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Se abrazan y salen apresuradas.
Escena 7
Por la tarde, en la capilla del convento de Verona, aparecen fray Lorenzo, el
ama, Romeo y Julieta para celebrar el sacramento matrimonial. Romeo y Julieta
se miran con ilusión. Están perdidamente enamorados.
JULIETA: Romeo…
ROMEO: Julieta… Siempre, siempre estaremos juntos.
ACTO III
Escena 1
Al atardecer, en una de tantas plazas, aparecen Benvolio y Mercucio.
37
MERCUCIO: ¿Y qué ?
BENVOLIO: Tengo un mal presentimiento.
MERCUCIO: Sabemos defendernos de esos perros. No hay por qué temer.
BENVOLIO: No le temo a nadie. Los Capuleto me tienen sin cuidado, lo que
pasa es que…
TEOBALDO: Vaya, vaya, vaya… Pero si son ustedes. Las amiguitas de siempre:
Benvolio y Mercucio. Buenas tardes, señoritas.
BENVOLIO: Teobaldo, ¡ES MEJOR QUE TE LARGUES!
TEOBALDO: ¿Irme? Pero si acabo de llegar… ¿Dónde está Romeo?
MERCUCIO: ¿Qué? ¿Para qué lo quieres, para que te mate?
TEOBALDO: Tal vez, ya que ustedes no pueden.
MERCUCIO: ¿Ah, no? (Desenvaina su espada). Ven. ¿O qué? ¿No estás listo?
TEOBALDO: Siempre estoy listo, si me dan la ocasión, pero no pienso
ensuciarme las manos con ustedes, basura.
MERCUCIO: ¿BASURA?
BENVOLIO: Hey. Aquí hay mucha gente. Mejor vayamos a un lugar más
tranquilo. Aquí todos nos están viendo.
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MERCUCIO: ¿Y qué? Que miren todos como matamos a estos infelices.
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MERCUCIO: Ahorita te quito esa risa…
TEOBALDO: ¡COMO VAS!
ROMEO: ¡No! ¡Guarda tu espada, Mercucio!
MERCUCIO: ¡Quítate! Esto no se va a quedar así.
ROMEO: ¡No! ¡El Príncipe Escala fue muy claro! ¡Nos prohibió pelear en las
calles de Verona! ¡Benvolio! ¡Ayúdame a bajar sus armas!
ROMEO: ¡NOOOOOO!
TEOBALDO: ¡Vámonos!
MERCUCIO: ¡No! ¡Teobaldo se fue sin una herida!
ROMEO: Corran, vayan por un médico. ¡TEOBALDO!
TEOBALDO: ¡ROMEO! ¡VILLANO! ¡INFELIZ! Si tienes el valor, ven a
enfrentarme.
40
Teobaldo sale rápidamente con sus secuaces.
Mercucio muere.
41
BENVOLIO: Romeo, no...
ROMEO: Mercucio era mi amigo y ha muerto por mi culpa. No. Esto no se va
a quedar así.
ROMEO: ¡TEOBALDO!
42
Levantan sus espadas y comienzan a pelear. Inmediatamente, aparecen los
secuaces de Teobaldo. También Benvolio.
BENVOLIO: ¡Romeo!
ABRAM Y SANSÓN: ¡Aquí estamos, Teobaldo!
TEOBALDO: Déjennos.
43
MONTESCO: ¿Pero qué pasó?
CAPULETO: Teobaldo…
PRÍNCIPE ESCALA: ¿Quién empezó todo esto? ¡Hablen!
BENVOLIO: Señor, los Montesco, Teobaldo empezó todo… Mataron a
Mercucio.
SANSÓN: Y Romeo actuó en venganza; mató a Teobaldo.
SEÑORA CAPULETO: ¡No! ¡Mi sobrino! Teobaldo… (Llora). ¡Malditos!
¡Malditos Montesco!
BENVOLIO: Ellos empezaron todo. ¡Lo juro!
SEÑORA CAPULETO: Eres un Montesco. Es obvio que mientes.
CAPULETO: Señor, debe hacer justicia. ¡Maten a Romeo!
MONTESCO: Romeo era amigo de Mercucio, él sólo hizo lo que cualquiera
habría hecho.
PRÍNCIPE ESCALA: ¡BASTA! Fui muy claro al advertirles que no quería
más disturbios en mi ciudad. ¡Vean lo que su maldito odio ha provocado!
¡DEBERÍA DARLES VERGÜENZA! Teobaldo ya tuvo su sentencia por
haber matado a Mercucio, punto. Ahora Romeo será desterrado. No lo quiero
volver a ver aquí. Si es visto en las calles de Verona, será condenado a muerte.
SEÑORA MONTESCO: No, por favor. ¡PIEDAD!
PRÍNCIPE ESCALA: ¡HE DICHO! Ahora llévense los cuerpos.
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El Príncipe y sus guardias salen. Todos se retiran.
Escena 2
En los jardines de la casa Capuleto aparece Julieta.
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JULIETA: ¡No puede ser! ¡Dime que no es cierto!
AMA: Sí. Fue él. ¡Maldito día! Ahora lo buscan por todas las calles.
JULIETA: ¡No!
AMA: ¡Mató a tu primo! Debes…
JULIETA: ¿Dejar de amarlo? ¡Nunca! Es mi vida, mi amor…
AMA: Y tu infierno.
JULIETA: Sí, mi infierno. Nana, pero, ¿por qué?
AMA: El Príncipe lo ha desterrado de Verona, no volverás a verlo.
JULIETA: No, no me digas eso. ¿Dónde está?
AMA: Julieta, por favor, piensa en tu primo. Tus padres están devastados. No
dejan de llorarle a Teobaldo.
JULIETA: (Llora desesperada). ¡No! ¡Cómo pudo pasar esto! Hoy unimos
nuestras vidas y hoy mismo nos separan. ¡No! Por favor, ayúdame. Debo verlo,
aunque sea la última vez. (Llora).
AMA: Mi niña, no llores. (Suspira). Está bien. Ve a tu cuarto. Iré a buscar a
Romeo. ¿Me oyes? Tal vez se haya escondido en la capilla de fray Lorenzo.
JULIETA: ¡Encuéntralo! Dile que lo amo, dile que…
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Escena 3
Poco después, en la capilla, fray Lorenzo reza con demasiada preocupación.
Aparece Romeo totalmente triste.
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Fray Lorenzo golpea en la cara a Romeo para hacerlo reaccionar y sacarlo de su
impotencia.
Llaman a la puerta.
Entra el ama.
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AMA: Mi niña tiene el corazón roto con todo lo que ha pasado… No deja de
llorar. ¿Sabe dónde está Romeo?
ROMEO: (Aparece de nuevo). Aquí estoy. ¿Julieta piensa que soy un asesino?
¿Aún me ama? ¿Cómo está?
AMA: Mal. Muy mal. No deja de llorar. (Llora). Quiere volver a verte…
ROMEO: Ah. Nunca debí matar a Teobaldo. ¡Qué tonto fui! No sabía que le
estaba dando muerte a este amor… No, no soportaría verla llorar por mi culpa,
y no me imagino la vida sin ella… Lo mejor será que…
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FRAY LORENZO: Romeo, demuestren que su amor es más grande que
cualquier adversidad.
ROMEO: Sí, padre. Gracias por todo.
Escena 4
En casa de los Capuleto. Capuleto, su mujer y Paris tienen una conversación
importante.
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SEÑORA CAPULETO: Mañana lo sabrá. La pobre estuvo llorando toda la
tarde. Ya ha de estar dormida.
CAPULETO: Pero no tema, conde Paris. Le prometo que usted se casará con
mi hija. No tenga duda de ello. Mi esposa hablará con ella.
PARIS: ¿Está seguro? ¿Cree que me acepte?
SEÑORA CAPULETO: Lo hará.
CAPULETO: Tiene que hacerlo. Ella hace lo que yo diga.
SEÑORA CAPULETO: Ella lo aceptará.
CAPULETO: Así es. Casarse con usted será bueno para todos. Después de
tantas amarguras, necesitamos ser felices ahora. La boda entre usted y mi hija
será una bendición.
SEÑORA CAPULETO: Y entre más pronto se casen, mejor.
CAPULETO: Habíamos dicho que la boda sería este pronto, y aunque sea
pronto, este jueves celebraremos la boda. ¿Le parece?
PARIS: Ah. Ya quiero que sea jueves. Sí, me parece bien.
CAPULETO: Pero será algo sencillo. Con media docena de invitados basta.
SEÑORA CAPULETO: Debe entendernos.
PARIS: Por supuesto.
CAPULETO: No se diga más
Salen.
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Escena 5
Por la noche, en el jardín de Capuleto, entre Romeo, se escabulle y sube por el
balcón de Julieta.
52
ROMEO: Julieta… No puedo estar sin ti.
JULIETA: Te amo…
ROMEO: Y yo a ti.
53
Se abrazan.
Se besan. Romeo suelta las manos de Julieta y sale con honda melancolía. Julieta
llora amargamente.
Escena 6
Más tarde, en un callejón de Verona, clandestinamente, Benvolio y Romeo
sostienen una plática.
54
BENVOLIO: Cuídate mucho. (Se abrazan).
ROMEO: Estaré esperando noticias.
Escena 7
De vuelta en la casa de Julieta, la señora Capuleto entra a la habitación de su
hija.
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JULIETA: Pero, ¿por qué este apuro por casarme? Te ruego que le digas a mi
padre que no, yo no quiero casarme. Prefiero estar muerta. Prefiero casarme
con Romeo a quien todo mundo odia, en lugar de casarme con Paris.
SEÑORA CAPULETO: Ah. Ahí viene tu padre. Díselo tú misma.
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CAPULETO: ¡No! (La arroja) Yo te diré algo. Ve el jueves a la iglesia o no
vuelvas a verme a la cara. ¡No hables, no repliques, no me contestes! Mi puño
arde.
AMA: ¡Señor!
CAPULETO: Tú no te metas.
SEÑORA CAPULETO: Querido…
CAPULETO: ¡Cállate! Mi ÚNICA preocupación ha sido que mi ÚNICA
hija encuentre a un marido digno, y ahora que encuentro a un hombre
educado, de buena familia, con valores y buenos modales, ¿cuál es mi
recompensa? Una niña que llora y me dice que no se quiere casar. Ah. ¡Esto es
el colmo! Escucha. El jueves está cerca. Si te casas seguirás siendo mi hija y esto
quedará olvidado. Si no lo haces, vas a dejar de ser mi hija, y te aseguro que no
compartirás mi casa. Quiero que te quede claro, no heredarás nada que sea mío.
Te juro que lo cumpliré. ¿ME HAS ESCUCHADO?
JULIETA: ¡Oh, Dios mío! ¡Nana! ¿Qué voy a hacer? (Sigue llorando).
AMA: Debes aceptar. Romeo no va a volver, y si lo hace, sólo será para morir.
Como están las cosas, lo mejor es que te cases con Paris.
JULIETA: ¿Lo dices en serio?
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AMA: Sí…
JULIETA: No. Eso no va a pasar. Vete, habla con mi madre, dile que voy a la
iglesia.
ACTO IV
Escena 1
En la capilla de fray Lorenzo, aparece Julieta.
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Si en verdad estás dispuesta a morir antes que casarte con el conde Paris,
entonces no te costará simular tu muerte.
JULIETA: ¿SIMULAR MI MUERTE?
FRAY LORENZO: Sí.
JULIETA: ¡Hable!
FRAY LORENZO: Vas a ir a casa. Quiero que te vean contenta, con tu sonrisa
de siempre. Vas a aceptar casarte con Paris… Mañana miércoles, en la noche,
quédate sola, NO LE VAYAS A DECIR A NADIE. Cuando estés apunto de
dormir bebe el licor de este pequeño frasco hasta la última gota. Caerás en un
profundo sueño. La sangre de tus venas se volverá fría. Los latidos de tu
corazón no se escucharán. ¡Como estarás fría y sin aliento, va a parecer que
estás muerta!
JULIETA: ¡CÓMO!
FRAY LORENZO: Sí, no hay otro modo. Estarás dormida varias horas, todo
mundo pensará que estás muerta. Te harán tu funeral. Te llevarán al mausoleo
donde sepultan a toda tu familia, a los Capuleto. Pero yo avisaré a Romeo, y
cuando despiertes de tu dulce sueño, será entre sus brazos. Te dará un beso de
amor y se irán juntos, muy lejos de aquí para tener esa vida que tanto desean
juntos…
JULIETA: Ay, sí. ¡Démelo!
FRAY LORENZO: ¡Ten! Con cuidado. Harás lo que te dije. Ahora ve a tu
casa. Debo enviar con un monje una carta a tu Romeo diciéndole lo que debe
hacer.
59
JULIETA: Ay. Gracias, padre.
Se abrazan. Salen.
Escena 2
En la casa de Capuleto. Entran los señores, el ama y algunos sirvientes.
Entra Julieta.
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Capuleto sonríe.
Salen todos.
Escena 3
De nuevo en la capilla, Fray Lorenzo, con evidente nerviosismo, tiene una carta
en la mano.
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FRAY JUAN: ¿El hijo de los Montesco?
FRAY LORENZO: El mismo. Debes entregarle esta carta, es urgente. No te
distraigas con nada. ¿Me oyes? Con nada. Esta carta es de vida o muerte.
¡Pronto!
Escena 4
Por la noche, la señora Capuleto y Julieta hablan. Julieta cepilla sus largos
cabellos pensando en su Romeo.
62
SEÑORA CAPULETO: Serás tan feliz… (Le besa la frente). Buenas noches.
JULIETA: Hasta mañana.
JULIETA: Ah, espero que funcione. Si no, no sé qué será de mí… Ah,
Romeo… Todo por estar contigo….
AMA: ¡Julieta! ¡Hoy es el gran día! Ah. Iré por las llaves.
El ama aparece.
Los señores Capuleto entran a la habitación y al ver a su hija la dan por muerta.
Lloran amargamente.
63
SEÑORA CAPULETO: ¡Julieta! ¡Julieta! Ay, no. Hija, por favor. No nos
hagas esto.
AMA: ¡Dios mío! ¡NO! ¡Está muerta!
MOTESCO: Julieta, hija… (La abraza). Mi hija, está muerta, y con ella toda
mi felicidad…
ACTO V
Escena 1
Al mediodía, los Capuleto y Paris lloran inconsolablemente.
PARIS: Pero, ¿cómo pudo pasar esto? Se supone que hoy sería el mejor día de
mi vida…
CAPULETO: Julieta… Mi niña…
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FRAY LORENZO: Seguir las tradiciones. Llévenla a la iglesia, denle un digno
funeral y que esta noche esté entre los suyos. Que pase su cuerpo una última
noche en el mausoleo familiar; mañana le daremos santa sepultura.
Escena 2
De camino a Mantua, fray Juan se encuentra inesperadamente con una mujer
desesperada.
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FRAY JUAN: (Asiente). Está bien. Rápido. Lléveme con su hijo.
MUJER: Por aquí.
Salen apresurados.
Escena 3
Por las calles de Verona, se respira una atmósfera funesta. Los Capuleto lloran a
su hija Julieta, quien es transportada hacia la iglesia para oficiar el funeral.
Benvolio mira incrédulo la escena.
Sale apresurado.
Escena 4
En Mantua, Romeo piensa en su Julieta y espera noticias de fray Lorenzo.
ROMEO: Ah, Julieta. Ángel mío. Cada segundo sin ti es una agonía… No
puedo esperar para volver a verte. Si no miro tus ojos, si no pruebo la miel de
tus labios, la vida no tiene sentido…
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Entra un sirviente y Benvolio.
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ROMEO: ¿Tú lo sabes o escuchaste a alguien?
BENVOLIO: YO LA VI. ESTABA MUERTA. Por eso vine en cuanto pude.
Perdóname por traerte esta noticia…
ROMEO: ¡NO! ¡Debo darme prisa! Iré a Verona…
BENVOLIO: Romeo…
ROMEO: ¿No hay cartas de fray Lorenzo?
SIRVIENTE 2: No, mi señor…
ROMEO: Te veo en la entrada de la ciudad. Salgan. Quiero estar solo.
ROMEO: ¿Por qué? Ah, Julieta… Estaré contigo esta noche… (Romeo llora
amargamente). Recuerdo que un boticario vive cerca de aquí. Me dará un
veneno. En esta vida, ya no habrá paz, ni descanso… Sí, Julieta, pronto estaré
contigo…
Escena 5
Por una calle lúgubre, Romeo aparece encapuchado y encuentra al boticario.
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ROMEO: ¡Señor! Escuche… He escuchado hablar de usted. Busco una clase de
veneno tan poderoso que al tragarlo de una vez mate a un hombre antes de
sentir las consecuencias.
BOTICARIO: Si se trata de un homicidio, la respuesta es NO. Es cierto, tengo
venenos muy fuertes, pero la ley de Mantua prohíbe…
ROMEO: Por favor… Tenga. (Le ofrece una bolsa con monedas).
BOTICARIO: Es mi pobreza y no mi voluntad la que accede…
ROMEO: Le pago a tu pobreza, no a tu voluntad.
Escena 6.
En ese mismo momento, demasiado tarde, Fray Juan encuentra en Manrua al
sirviente de Romeo.
69
SIRVIENTE 2: Con gran dolor ha partido a Verona… ¿Qué motivo te trae
hasta aquí?
FRAY JUAN: NO, NO PUEDE SER…
Salen.
Escena 7
Es de noche. En una calle oscura de Verona, se encuentran Romeo y Benvolio.
Salen.
Escena 8
70
Afuera del mausoleo de los Capuleto. Paris vela la entrada de la estancia de
quien pudo ser su esposa.
PARIS: Ah, Julieta… Debo cuidarte esta noche… Debo cuidarte a ti, que
pudiste ser mi esposa y mi vida…
Entra Romeo.
71
Escena 9
En la capilla, fray Lorenzo, ansioso, espera. Aparece fray Juan cabizbajo,
preocupado y temeroso.
Escena 10
En la cripta de los Capuleto. Julieta aparece cubierta por un velo transparente.
Entra Romeo a verla.
72
ROMEO: Ah, Julieta, mi amor… (Llora). Es hora de encontrarte en la
eternidad. Aún tienes los labios rojos… Y tus mejillas... ¿Por qué aún eres tan
bella? La muerte quiso que te viera así por última vez (La abraza). Me voy a
quedar aquí contigo. Jamás me he de ir. Ojos véanla por última vez. ¡Brazos
míos, abrácenla! ¡Y labios, puertas del aliento, queden selladas con este beso!
Romeo besa a Julieta y llora amargamente. Extrae el veneno, listo para darle fin
a su vida.
JULIETA: Romeo…
ROMEO: Te amo…
73
JULIETA: No. No… No…
74
Fray Lorenzo sale. Julieta continúa llorando sin reparo.
JULIETA: Egoísta, bebiste todo, no me dejaste ni una sola gota para seguirte…
(Llora). Sólo un beso, por si aún hay veneno en tus labios… (Lo besa). No, no,
yo quiero estar contigo.
Julieta se da muerte. Fray Lorenzo regresa con los guardias y llora de dolor al ver
a los enamorados muertos. Aparecen las dos familias, también el Príncipe Escala
y sus guardias.
PRÍNCIPE ESCALA: ¿Ya ven lo que provocó su odio? Su amor prohibido los
llevó a la muerte. Podemos aprender algo de esto. Capuleto, Montesco. Miren
lo que ha traído su odio. El destino decidió matar sus alegrías con amor.
75
CORO
El sol, por vergüenza, no mostrará su cara.
Y se unirá al duelo por los amantes muertos.
Jamás hubo una historia con más pena,
como esta, LA DE JULIETA Y SU ROMEO.
Telón.
76