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GÉNEROS PERIODÍSTICOS:

REFLEXIONES DESDE
EL DISCURSO
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

Rector
José Narro Robles

Secretario General
Eduardo Bárzana García

Secretario Administrativo
Enrique del Val Blanco

Abogado General
Luis Raúl González Pérez

Director General de Publicaciones


y Fomento Editorial
Javier Martínez Ramírez

FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES

Director
Fernando Castañeda Sabido

Secretario General
Claudia Bodek Stavenhagen

Secretario Administrativo
José Luis Castañón Zurita

Jefa del Departamento de Publicaciones


Ma. Eugenia Campos Cázares

CENTRO DE ESTUDIOS EN
CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN

Coordinador
Arturo G. Rodríguez Vázquez

Secretaria Académica
Jacqueline Sánchez Arroyo

Secretario Técnico
Enrique I. Heredia Gayosso
GÉNEROS PERIODÍSTICOS:
REFLEXIONES DESDE
EL DISCURSO

María Susana González Reyna


(Coordinadora)

Universidad Nacional Autónoma de México


México, 2012
Esta investigación arbitrada a “doble ciego” por especialistas en
la materia, se privilegia con el aval de la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México.

Este libro fue financiado con recursos de la Dirección General


de Asuntos del Personal Académico, de la Universidad Nacional
Autónoma de México, mediante el Proyecto “Antología de Géne-
ros Periodísticos de Opinión”, coordinado por la Dra. María Susana
González Reyna, como parte del Programa de Apoyo a Proyectos
para la Innovación y Mejoramiento de la Enseñanza (PAPIME)
PE-301710.

Diseño de portada: Enrique Vera Morales

Reservados todos los derechos conforme a la ley

D.R. © Universidad Nacional Autónoma de México,


Ciudad Universitaria, Delegación Coyoacán, C.P. 04510,
México, D. F., Facultad de Ciencias Políticas y Sociales,
Circuito “Maestro Mario de la Cueva” s/n,
Ciudad Universitaria, C. P. 04510 México, D. F.

ISBN: 978-607-02-3316-6

Queda prohibida la reproducción total o parcial directa o indirecta,


del contenido de la presente obra, sin contar previamente con la
autorización expresa y por escrito de los editores, en términos de lo
así previsto por la Ley Federal del Derecho de Autor, y en su caso
por los tratados internacionales aplicables.

Primera edición: 18 junio, 2012

Impreso y hecho en México


Printed and made in Mexico
AGRADECIMIENTOS

ÍNDICE

Agradecimientos .......................................................................... 9

Presentación ................................................................................. 11

La construcción del discurso periodístico. La noticia


como discurso periodístico
Gabriela Sánchez Salas ....................................................... 19
El estilo es un simulacro. La crónica o el
discurso periodístico como puesta en escena
Rodrigo Martínez Martínez.................................................. 35
Investigación y creatividad en el discurso interpretativo
María de los Ángeles Cruz Alcalde .................................... 55
Precisiones sobre el relato periodístico
Francisca Robles ............................................................... 77
El editorial como discurso argumentativo
María Susana González Reyna .......................................... 107
La columna de opinión, un mosaico discursivo
María Susana González Reyna .......................................... 127
El discurso periodístico evocativo: una estrategia
del ensayo periodístico
Ariadna Razo Salinas .......................................................... 149

Epílogo ........................................................................................... 169


María Susana González Reyna

Bibliografía general ..................................................................... 171

7
AGRADECIMIENTOS

A
gradezco a la Dirección General del Personal Académico
de la Universidad Nacional Autónoma de México el haber
aprobado el Proyecto (PAPIME) que permitió la realiza-
ción de este libro colectivo: Géneros periodísticos: reflexiones des-
de el discurso. Este compendio se elaboró con el propósito de
enriquecer el material didáctico con el cual se imparten las asig-
naturas de géneros periodísticos en la carrera de Ciencias de la
Comunicación de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
En particular, dirijo mi especial gratitud para todos los
autores que compartieron el objetivo de mi proyecto y quienes,
de manera pronta y entusiasta, escribieron los textos para apor-
tar una perspectiva novedosa y vanguardista en la teoría de los
géneros periodísticos.
Agradezco a los profesores participantes del proyecto su
trabajo en la consulta y recopilación del material para los traba-
jos de actualización en el tema del periodismo, así como su pun-
tual asistencia y agudas observaciones en todos y cada uno de los
diálogos académicos que llevamos a cabo en el Seminario Per-
manente del proyecto PAPIME.
Finalmente, brindo mi reconocimiento y gratitud a los
alumnos becarios que nos acompañan en este recorrido de inves-
tigación y análisis, por su disposición y cumplimiento en las ta-
reas asignadas.

Dra. María Susana González Reyna

9
PRESENTACIÓN

PRESENTACIÓN

E
studiar al discurso periodístico como una expresión de la
comunicación masiva cuyo propósito central es la de infor-
mar y opinar sobre los acontecimientos sociales relevantes
y que el medio ha recogido para darle el tratamiento de noticia,
se basa en la teoría del periodismo, en los modelos de la lingüís-
tica que ponen el acento en la construcción discursiva y en el
papel que desempeñan los sujetos de la interlocución. Al hablar
del mensaje como discurso, estos modelos introducen en el pro-
ceso de la comunicación el concepto de significación, mismo que,
desde esta perspectiva, es básico para entender las característi-
cas y funciones del discurso periodístico.
En este libro subyace como perspectiva teórica el estudio
del discurso periodístico, expresado en los diversos géneros perio-
dísticos, como un discurso que cobra las formas propias de los re-
latos y los comentarios. En consecuencia, los géneros periodís-
ticos son discursos que no sólo transmiten información, sino que
desde su construcción hasta su recepción son textos plenos de
significación. De ello dará cuenta cada autor en las siguientes
páginas.
En la perspectiva que guía el desarrollo de cada uno de los
siguientes capítulos, se concibe a la noticia como el fundamento
de todos los géneros periodísticos y se destaca al ejercicio perio-
dístico como una práctica social e ideológica que basa su trabajo
en el significado contextual de los acontecimientos. En la defini-
ción de la noticia se considera especialmente el proceso de su
producción y el papel que juegan los medios en ella. Por lo que se

11
MARÍA SUSANA GONZÁLEZ REYNA

refiere a la explicación de las estructuras que caracterizan a los


distintos relatos y comentarios, cada autor da cuenta de ello en
sus textos en los próximos capítulos.

La noticia periodística

El periodista, en el ejercicio de su profesión, se desempeña como


un mediador entre la realidad social y el público al cual dirige su
mensaje. Esta mediación implica conocer el acontecimiento y,
después, referirlo. Con ello, se resignifica al acontecimiento. Pasa
de ser acontecimiento social a ser acontecimiento noticia.
Dicho de otro modo, la construcción del acontecimiento noti-
cia es el resultado de un proceso de percepción de la realidad
social y de un proceso de selección y jerarquización de los aconte-
cimientos sociales que implica otorgarle al acontecimiento noticia
un significado específico considerado como novedoso, actual y de
interés general.
La noticia, entonces, no es el acontecimiento social, sino su
referencia que, por supuesto, conlleva una interpretación. Por
ello, la noticia es un discurso, una construcción discursiva del
acontecer social.
Cabe señalar que la selección que hace el periodista de la
realidad social no es arbitraria ni caprichosa, obedece a la meto-
dología de la investigación periodística, misma que descansa en
un trabajo colectivo guiado por los principios de la ética y la res-
ponsabilidad social en el propósito informativo y opinativo que
conlleva esta profesión.
En la práctica periodística se realiza un proceso de selección
de los acontecimientos con base en la notoriedad y el potencial
interés del público por la cercanía y por la relevancia social, cul-
tural, económica y política del tema.
Asimismo, se lleva a cabo otra selección en función de la
carga significativa de los acontecimientos. En esta selección se
hace énfasis más que en los referentes, en las representaciones
de los periodistas y del público, así como en las construcciones
discursivas, mismas que impactan en el público al ofrecerle una
versión, entre muchas otras posibles, del acontecer social.

12
PRESENTACIÓN

Es tarea de los periodistas recabar la información y traba-


jarla para darle un significado en el contexto específico de su
ocurrencia y ante un público que precisamente está atento a lo
que los medios de comunicación masiva dirán y lo que significa
lo ocurrido. En ello radica la gran responsabilidad social que re-
cae en la práctica periodística.
En suma, la noticia periodística, definida como discurso, no
es un mensaje que espeja la realidad y que descansa en el con-
cepto de la objetividad periodística. Muchos libros y manuales
concebidos para la enseñanza de la construcción de discursos con
propósitos informativos y argumentativos, en los que se define y
explica el quehacer periodístico y hacen especial referencia a los
géneros periodísticos, explican así a la noticia. La perspectiva
que se maneja en este libro es otra, como ya se dijo antes.

El discurso periodístico

En el discurso periodístico, conformado por los diversos géneros


periodísticos, que bien pueden caber en la división de relatos y
comentarios, que no hechos y opiniones, como señala la escuela
norteamericana, se distinguen, con base en Luis Núñez Lade-
véze, lingüista español, tres niveles: el referencial, el evaluativo y
el argumentativo.
Así, el primer nivel se ocupa de la relación entre el aconte-
cimiento social y el acontecimiento noticia; el segundo nivel, el
evaluativo, corresponde a la jerarquización y ubicación del acon-
tecimiento noticia dentro del espacio que ocupa en todo el dis-
curso periodístico, así como a las distintas estrategias de len-
guaje y tipográficas que permiten resaltar una información por
sobre otra. Finalmente, el nivel argumentativo, que atraviesa a
todo el discurso periodístico, es aquel que de manera implícita o
explícita expresa el punto de vista del medio masivo o del perio-
dista, según el género del que se trate, y permite también cono-
cer la opinión que se tiene respecto del acontecimiento noticia.
En los tres niveles, la construcción de los distintos géneros,
exige el apego al estilo periodístico: claridad, sencillez y concisión
en el uso del lenguaje.

13
MARÍA SUSANA GONZÁLEZ REYNA

Con independencia del nivel en el que se ubiquen los dis-


tintos géneros periodísticos, y en lo que se refiere al empleo del
lenguaje en el discurso periodístico, cabe señalar que en éste,
además de la dimensión gramatical y estilística, se atiende la di-
mensión semántica que descansa en el contexto de la comuni-
cación y que es precisamente el elemento discursivo que le da
significado a la información. Dicho de otro modo, en el uso del
lenguaje para la construcción de los diversos géneros que compo-
nen al discurso periodístico, la dimensión sintáctica va de la ma-
no con la dimensión semántica (contextual) y es ésta la que mar-
ca el camino.
Tal es el caso de los titulares del periódico, los cuales muy
frecuentemente por sí solos carecen de significado, pues son in-
completos, gramaticalmente, en la información que transmiten y
se requiere de la dimensión contextual para entender el signi-
ficado.
Esta dimensión contextual tiene que ver no sólo con el pe-
riodista, sino y de manera muy importante, con el conocimiento,
las creencias y las representaciones sociales que el público tiene
respecto del medio y de lo que se informa en los titulares, en los
relatos y en los comentarios. Se enfatiza, en este caso, y como
una característica importante al entender a los distintos géneros
periodísticos como formas discursivas, el que se trata de un cono-
cimiento, de unas creencias y de unas representaciones social-
mente compartidas.
Otra característica importante en los relatos y los comen-
tarios es el que se refiere al orden que guardan las oraciones y al
de los párrafos en la construcción del discurso periodístico. En
ambos casos se sigue tanto un criterio gramatical como un cri-
terio lógico que descansa en el principio periodístico de resaltar
la noticia. Así en la construcción de cualquiera de los géneros
periodísticos, se incluye como elemento básico, aunque no nece-
sariamente de referencia primera, a la noticia. Por ejemplo, en la
nota informativa se da prioridad a la referencialidad del acon-
tecimiento. Por ello el acontecimiento noticia ocupa el primero o
los primeros párrafos del discurso. Pero esto no necesariamente
sucede con los demás géneros periodísticos (relatos y comenta-
rios) cuyo propósito central no es la referencialidad del aconteci-
miento noticia, pero sí lo es su valoración. En los géneros de opi-

14
PRESENTACIÓN

nión, inclusive, puede quedar la noticia en una dimensión con-


textual (semántica) y no hacerse una referencia explícita en la
estructura discursiva.
En los géneros periodísticos considerados como discurso, se
distinguen los párrafos en función del lugar que ocupan en los
relatos o en los comentarios. Así, cabe señalar que hay párrafos
introductorios, porque inician y presentan la información; pá-
rrafos de desarrollo que proporcionan toda la información nece-
saria para conocer el suceso en el caso de los relatos o para cono-
cer la opinión del periodista, en el caso del comentario. También
están los llamados párrafos de transición y que son aquellos cuya
función en el discurso es pasar de una información a otra o de
una idea a otra, su función es meramente de complemento a los
párrafos de desarrollo. Por último, están los párrafos conclusivos
que son aquellos que cierran el discurso. En el caso de los géne-
ros opinativos, que hemos denominado comentarios, este párrafo
puede ser el más importante por encontrarse ahí el juicio prin-
cipal de todo el razonamiento. Este no es el caso de los párrafos
conclusivos de los relatos en los cuales el cierre de los sucesos es
importante, pero no necesariamente constituye la información
central.
En consecuencia, la importancia de los párrafos dentro del
discurso periodístico depende del tipo de texto, si es un relato o
si es un comentario y dentro de los relatos en cuál de ellos se
utilizan porque, en términos generales, puede decirse que los
párrafos en el discurso periodístico están en función de su pro-
pósito referencial e informativo y que, por ejemplo, en la nota in-
formativa, lo relevante se encuentra en la entrada del texto. Pero
en todo texto periodístico el primer párrafo es importante toda
vez que de éste depende atraer la atención del lector. Los párra-
fos de desarrollo cumplen la función de mantener esa atención. Y
el párrafo final cumple con la función periodística de hacer un
cierre fuerte. Esto vale para todos los géneros periodísticos ex-
cepto la nota informativa que tiene una estructura de interés
decreciente.
Tradicionalmente hay quienes dividen a los géneros perio-
dísticos en informativos, interpretativos y de opinión. En este
libro, y por lo ya antes señalado en el sentido de considerar a los
géneros periodísticos como discursos, se dividen en informativos,

15
MARÍA SUSANA GONZÁLEZ REYNA

en los cuales se agrupan todos los géneros cuya estructura dis-


cursiva se basa en el relato, y en opinativos, en los que la estruc-
tura discursiva descansa en la argumentación. Los primeros
señalan lo que sucede en el devenir cotidiano y los segundos
razonan el significado de eso que sucede. Los géneros informa-
tivos que se construyen como relatos se componen de varias for-
mas discursivas, según corresponda y que pueden ser la descrip-
ción y la narración básicamente, aunque también incluyen, en
ocasiones, a la exposición. En cambio, los géneros opinativos, que
se construyen como razonamientos, priorizan las formas discur-
sivas de la argumentación y la exposición aunque también pue-
den caber la descripción y la narración, cuando sirven a la opi-
nión. De esto dan cuenta detallada cada uno de los autores en
los textos que componen este libro.

El discurso periodístico como relato

En este espacio se hará referencia general a los géneros perio-


dísticos como formas discursivas. Cada autor, en los respectivos
capítulos que conforman este libro, lo explica detalladamente.
Por el momento baste con señalar que son relatos los géneros pe-
riodísticos cuyo propósito es informar sobre algún acontecimien-
to, o bien describir algún personaje o alguna situación, o narrar
algún acontecimiento noticioso. Pertenecen a este tipo de dis-
curso la nota informativa, la entrevista, la crónica y el reportaje.
Los géneros periodísticos, en función de su propósito, recu-
rren a una o a varias de las formas discursivas. Ello significa que
se utiliza la descripción como forma discursiva cuando el pro-
pósito es señalar las características de una persona, de una cosa
o de un acontecimiento. Al describir se dibuja con palabras, el
lenguaje que se utiliza es vivo y preciso. Se dirige a las emocio-
nes y al pensamiento de las personas y puede ser de varios tipos:
topográfica, cuando se refiere a un lugar, cronológica, cuando el
propósito es describir una época y que el tiempo juega el papel
central, prosopográfica cuando describe los rasgos físicos de las
personas, etopéyica cuando la descripción se refiere a las cualida-
des emocionales y morales de las personas y finalmente se llama

16
PRESENTACIÓN

retrato cuando la descripción hace referencia tanto a los rasgos


físicos, como a los emocionales y a los morales de una persona.
Por otra parte, la entrevista y la crónica basan su discurso
en la descripción y en el relato. En el caso de la entrevista, al
periodista, como entrevistador y con base en su capacidad de ob-
servación, lo que le interesa es que el público conozca el pensa-
miento y forma de vida de algún personaje, el entrevistado. En
el caso de la crónica el periodista, también como observador
atento de los acontecimientos, resalta el valor noticioso de alguno
en especial y lo refiere.
En igual sentido, el reportaje, llamado el rey de los géneros
porque incorpora en su desarrollo a los otros géneros periodís-
ticos, también incluye a las otras formas discursivas como la ex-
posición y la descripción; sin embargo, la predominante, es la
narración por ser el propósito central de este género el relatar
los acontecimientos para enfatizar su significado y señalar su
importancia y trascendencia para la sociedad en todas dimen-
siones. En la narración el acento está puesto en los personajes y
en sus acciones; por ello cuando el discurso periodístico es un
relato, resalta el significado de lo que las personas hacen. Escapa
al propósito de este género, el uso de la forma discursiva de la
argumentación, propia de los géneros de opinión. De ello se hará
referencia en el siguiente apartado.

El discurso periodístico como comentario

Los artículos de opinión pertenecen a la dimensión periodística


del comentario. Son textos cuyo propósito es explicar el signifi-
cado de los acontecimientos; por ello, en cierto modo, utilizan las
cuatro formas discursivas aunque predomina la forma de la ar-
gumentación. Su propósito central es expresar una opinión y
basarla en un razonamiento conformado por los comentarios.
Son artículos de opinión el editorial, el artículo de fondo, la
columna opinativa y el ensayo.* Estos textos se caracterizan por

* La reseña crítica también forma parte del periodismo opinativo; sin em-
bargo, por incluir otras características que exigen una amplia explicación teó-
rica y metodológica respecto de la crítica, en esta selección, no se incorporó.

17
MARÍA SUSANA GONZÁLEZ REYNA

el razonamiento (comentarios) que los compone. Importan las


razones que dan lugar a los acontecimientos y el significado que
su ocurrencia tiene.
Mediante la forma discursiva de la argumentación, se orga-
nizan los juicios que dan lugar al razonamiento con el propósito
de proponer al lector una explicación posible, entre otras, del sig-
nificado de los acontecimientos noticia. La argumentación que se
hace en estos artículos periodísticos está basada en la lógica na-
tural de la vida cotidiana que no requiere del rigor científico de
la demostración. Basta con proponer una idea y desarrollar una
serie de juicios y datos cuyo sustento está en el conocimiento so-
cial común y compartido por el articulista y el público lector.
El libro inicia con un texto sobre el relato periodístico a
modo de introducción para cada uno de los siguientes capítulos
en los cuales se explica a detalle las características de los diver-
sos géneros periodísticos, a saber: la nota informativa, la entre-
vista, la crónica, el reportaje, el editorial, el artículo de fondo, la
columna y el ensayo.
La mayor parte de los autores de los distintos textos for-
man parte del cuerpo docente de la Facultad de Ciencias Políti-
cas y Sociales; su experiencia en la enseñanza de los géneros
periodísticos, reflejada en sus artículos, ha sido la motivación
central para invitarlos a formar parte de este proyecto. Asimis-
mo, el conjunto de los capítulos es una muestra de la pluralidad
teórica y analítica para explicar los diferentes géneros periodís-
ticos como formas discursivas.
Este libro pretende contribuir a la teoría de los géneros pe-
riodísticos; es un estudio pionero que incursiona en una línea de
investigación de reciente creación en el Plan de Estudios del Pos-
grado en Comunicación de esta Facultad y que comparte las in-
quietudes por vincular los estudios de la teoría del periodismo y
los estudios de la teoría del discurso.

María Susana González Reyna

18
LA CONSTRUCCIÓN DEL DISCURSO PERIODÍSTICO

LA CONSTRUCCIÓN DEL DISCURSO


PERIODÍSTICO.
LA NOTICIA COMO
DISCURSO PERIODÍSTICO

Gabriela Sánchez Salas*

L
a tesis de que el discurso periodístico es una forma de
“construcción de la realidad” no es nueva. Efectivamente,
es cierto que parte del entorno semiótico que enmarca los
discursos periodísticos se halla abundantemente descrito, parti-
cularmente en lo que guarda relación con aspectos tales como el
“acopio, procesamiento y difusión” de la información en diversos
trabajos como los de Fishman, The Glasgow University Media
Group, Reardon, Tuchman, entre otros.
Es importante mencionar, en primer lugar, que el concepto
discurso se refiere a un evento comunicativo específico complejo
que al menos involucra a una cantidad de actores sociales, que
intervienen en un acto comunicativo en una situación específica
y contextualmente determinada. En un sentido más restringido,
se utiliza el término discurso para referirse al producto o el desa-
rrollo del acto comunicativo, esto es, un producto verbal oral o
escrito.

* Gabriela Sánchez Salas, Maestra en Comunicación por la Facultad de


Ciencias Políticas y Sociales. Cuenta con un Diplomado en Mercadotecnia por
la Facultad de Economía y con diversos seminarios y cursos de especialización
para maestros. Fue asistente de investigación en el Programa de Apoyo para la
Investigación y Mejoramiento de la Enseñanza (PAPIME), y del Macroproyec-
to de investigación: “Diversidad, cultura nacional y democracia en los tiempos
de la globalización: Las humanidades y las ciencias sociales frente a los desa-
fíos del siglo XXI”. Ha impartido clases de análisis del discurso como profesora
adjunta en la UNAM. También es docente en la Maestría en la Universidad
Mexicana.

19
GABRIELA SÁNCHEZ SALAS

El discurso puede ser de varios tipos, sin embargo, en este


trabajo nos centraremos en el discurso periodístico y éste no so-
lamente como tipo de discurso, sino también como construcción
de la realidad que tiene como materia prima las noticias. En este
sentido la noticia periodística es considerada como un tipo espe-
cífico de discurso construido culturalmente y que informa sobre
la realidad social y que al mismo tiempo la construye.
El estudio de las noticias tiene particular relevancia ya que,
como dijimos anteriormente, son consideradas como un tipo de
texto o discurso, específicamente, un tipo de discurso periodístico.
Su descripción permite caracterizar de manera explícita el dis-
curso del medio periodístico, un modo que lo diferencia de otros
discursos como el científico, el literario, etcétera; aunque hay que
reconocer que este discurso es atravesado por otros discursos. El
discurso periodístico como tal posee rasgos particulares como es
el caso de la redacción de las noticias con el formato de la pirá-
mide invertida, en un estilo propio de los medios de la prensa.
Teun A. van Dijk pretende esclarecer la importantísima
cuestión de la especificidad estructural de los discursos periodís-
ticos comparados con otros tipos de discurso, sus diferencias con
respecto a las conversaciones cotidianas, a los cuentos infantiles
o a las novelas. Pero como modalidad específica del discurso
propio de los medios de comunicación, las noticias de la prensa
presentan también ciertos parecidos con las de la radio o la tele-
visión, e incluso con otros tipos de discurso periodístico, como los
editoriales y la publicidad.1
Cabe señalar que aunque el concepto de noticia ha sido dis-
cutido en el estudio de la comunicación de masas, nosotros en-
tenderemos en este trabajo que un acontecimiento es noticia por
su valor informativo, que incluye importancia y gravedad de lo
que se informa, y si concierne a una parte notable de la pobla-
ción en un margen de tiempo corto o largo, pero de modo profun-
do, ya que la noticia establece un lazo con un sector amplio de la
población que se siente implicado o afectado, identificado o inte-
resado. Asimismo, el discurso periodístico, como noticia está in-
serto en medio de ciertas condiciones sociales, culturales e his-

1
T. A. van Dijk, La noticia como discurso. Comprensión, estructura y pro-
ducción de la información, p. 83.

20
LA CONSTRUCCIÓN DEL DISCURSO PERIODÍSTICO

tóricas que lo definen, le dan sentido y que al mismo tiempo está


reglamentado por aparatos dentro de una situación coyuntural
específica.
Teun A. van Dijk señala que noticia es un bien de mercado
y un discurso que debe promocionarse y venderse. Desde el pun-
to de vista ideológico la noticia promueve implícitamente las
creencias y opiniones dominantes de grupos de elite en la socie-
dad.2
De acuerdo con Stella Martín,3 hay dos grandes tipos de
noticias: las que informan puntualmente de un hecho y su fun-
ción social se agota en el mismo acto de la comunicación, y las
que se instituyen a modo de serie y se publican durante un cier-
to tiempo y luego desaparecen.
La noticia periodística es, asimismo, un tipo genérico de
texto que da cuenta cotidianamente de lo que ocurre en el mun-
do. Cobra sentido en la sociedad porque se aceptan como reales
los acontecimientos que construye. De acuerdo con Verón:

Algún discurso ha engendrado en nosotros la creencia y en


él hemos depositado nuestra confianza. La confianza se apoya en
el siguiente mecanismo: el discurso es el que creemos es aquel cu-
yas descripciones postulamos como las más próximas a las des-
cripciones que nosotros hubiéramos hecho del acontecimiento si
hubiéramos tenido de éste una experiencia real.4

Lo dicho anteriormente nos lleva a considerar la impor-


tancia de diferenciar al hecho de lo real del acontecimiento que
narra el discurso periodístico como noticia y ésta como fuente de
los diversos géneros periodísticos. El contenido del hecho es lo
real y el de la noticia, el signo. La noticia es un relato que nom-
bra algo sobre un fenómeno de lo real del cual el sujeto está au-
sente o lejano.
Lo dicho no debe llevarnos a pensar que los periodistas
mienten cuando elaboran el discurso periodístico; los hechos exis-

2
Ibidem, p. 124.
3
S. Martín, Periodismo, noticia y noticiablidad, p. 100.
4
Ibidem, p. 102.

21
GABRIELA SÁNCHEZ SALAS

ten per se; sin embargo, se ven permeados por la subjetividad del
periodista, quien interpreta la realidad a partir de característi-
cas y limitaciones personales, establecidas por sus conocimientos
y por su ideología, y profesionales provenientes del medio en el
que laboran. Los intereses financieros, políticos y publicitarios
influyen en la producción informativa.
El sentido de credibilidad de un discurso periodístico se cru-
za con otras series de verosímiles culturalmente compartidas que
permiten su legitimación. Podemos afirmar que las noticias se
constituyen como el discurso periodístico que implica el verosímil
construido; es decir, que no necesariamente es real sino que pa-
rece o se asemeja a lo real.
Miquel Rodrigo Alsina menciona que la noticia no refleja a
la sociedad, sino que ayuda a constituirla como fenómeno social
compartido (…) la noticia define y redefine, construye y recons-
tituye fenómenos sociales.5
Con base en lo anterior se puede asegurar que la noticia
como discurso, específicamente como discurso periodístico infor-
mativo, implica la creación discursiva de un mundo posible. El
periodista es, entonces, el creador de un mundo posible que se
expresa en forma de discurso periodístico.
Las noticias como informaciones periodísticas son la forma
principal del discurso público que proporciona la proyección ge-
neral de modelos sociales, políticos, culturales y económicos de
los acontecimientos sociales, así como el conocimiento omnipre-
sente dominante y las estructuras conductuales que convierten
en inteligibles a estos modelos.
Así, las noticias entendidas como discurso periodístico dan
cuenta de las prácticas del sujeto productor (el periodista) y de
los objetos, conceptos y estrategias que en él circulan. El perio-
dístico es un discurso social producto de una práctica comunica-
cional especializada.
En este trabajo partimos de las siguientes consideraciones
con respecto al discurso periodístico:

• El discurso periodístico es el producto de una práctica


social, el periodismo.

5
M. Rodrigo, La construcción de la noticia, pp. 184-185.

22
LA CONSTRUCCIÓN DEL DISCURSO PERIODÍSTICO

• El periodismo es una práctica especializada.


• El periodismo es una práctica institucionalizada.
• El lugar en el que se institucionaliza la práctica del perio-
dismo y son los medios de comunicación social.
• Las instituciones son prácticas, mecanismos operatorios
de la sociedad, que presuponen relaciones y las fijan.6

En los mecanismos de producción es preciso considerar los


procesos cognitivos (modelos cognitivos) y la escritura de textos
periodísticos. La producción se debe considerar en términos de
procesamientos del texto (a partir del texto fuente). “Solamente
un análisis cognitivo muestra exactamente cómo tienen lugar los
procesos de entendimiento del texto fuente, la representación y
el resumen, y cómo se utiliza esta información en los procesos de
producción del texto periodístico”.7
Por otro lado, fenómenos relacionados, por ejemplo, con pro-
cesos de comprensión, modificación de sistemas actitudinales o
de conductas (y los factores involucrados en ellos) han recibido
una atención muy marginal.
Una parte importante de la dimensión total en que se desa-
rrolla el proceso comunicativo de los mass media se torna evi-
dente cuando procuramos aislar aquella función lingüística que
se alcanza prioritariamente por medio de este tipo concreto de
actos de habla, la función “argumentativa”. El lenguaje no es sólo
un medio de comunicación, también es un medio para influir en
los hombres, un medio de persuasión.
La “construcción de la realidad” llevada a cabo por medio
del lenguaje periodístico ha de expresarse no sólo en la represen-
tación de un determinado “mundo” posible o de unos determina-
dos “hechos” con vistas a que sean compartidos por unos desti-
natarios de manera neutra. Junto a ello, habrá de expresarse
por medio de actos que sean juzgados convenientemente por los
receptores como “adecuados” y, de otra parte, por medio de opi-
niones relativas al “mundo” o a los “hechos” que sean considera-
das a su vez, como verosímiles.

6
M. Rondoletto, “Sujeto y discurso periodístico”, en Revista de Facultad de
Humanidades y Ciencias Sociales, p. 405.
7
T. A. van Dijk, op. cit., p. 144.

23
GABRIELA SÁNCHEZ SALAS

De este modo debiera aclararse qué tipo de estrategias o


métodos emplean los hablantes-periodistas en la elaboración de
sus discursos (argumentativos) y cuál es la relación existente
entre éstas y el conjunto de conocimientos, valores, ideologías,
normas, etcétera, que aquellos comparten, de modo que pueden
resultar potencialmente capaces de afectar parte del comporta-
miento de la sociedad.
El estudio de los procesos de producción de las noticias po-
ne en escena la organización interna del trabajo de los medios.
El énfasis con que el periodismo destaca los valores-noticia, la
inclusión en la tapa, titulares en letras grandes, ubicación en pri-
mera plana, ancho de columnas, posición en la página, elementos
tipográficos, recuadros o fotos, en el caso de la prensa gráfica o
los avances que interrumpen un programa, los gestos y la acen-
tuación que utiliza el presentador de las noticias en la televisión
o la música que anticipa la primicia o la catástrofe, permiten la
legitimación del proceso de selección y construcción del discurso
periodístico, además de que le dotan de un sentido.
El periodista y el medio transmiten y comunican a su pú-
blico su capacidad de reconocer lo que es importante y de interés,
lo que alcanza relevancia para la sociedad, y su competencia
para ponerlo a su disposición.
Esto quiere decir que la producción de un texto periodístico,
así como su análisis, implica ubicarse en el texto fuente, en la
situación y contexto (dimensiones macrosociológicas, económicas,
políticas). Lo anterior significa también que el discurso periodís-
tico puede analizarse teóricamente en los siguientes componen-
tes: uno textual y uno contextual.
El componente textual analiza sistemáticamente las dife-
rentes estructuras del discurso periodístico en diferentes niveles.
El componente contextual analiza los factores cognitivos y socia-
les, las condiciones, los límites o las consecuencias de estas es-
tructuras textuales, además de su contexto económico, cultural e
histórico.
Con respecto a lo anterior, el Análisis del Discurso —que
más que ser una disciplina es un campo interdisciplinario que se
nutre de los diversos aportes de diferentes disciplinas— analiza,
explica, interpreta y resuelve aspectos como los antes señalados
y relacionados no solamente con la comunicación interpersonal,

24
LA CONSTRUCCIÓN DEL DISCURSO PERIODÍSTICO

sino especialmente con la comunicación de masas y también con


el discurso periodístico. El Análisis del Discurso señala que se
produce una construcción discursiva de la realidad por medio del
discurso y que esa construcción es mediata. Asimismo, en el
Análisis del Discurso podemos encontrar metodologías tanto
para el análisis cualitativo como cuantitativo de los discursos.
El Análisis del Discurso supone la descripción de los pro-
cesos de producción, los procesos de interpretación, los contex-
tos cognitivos, la interacción social, los modelos situacionales
y contextuales. La explicación completa del discurso periodís-
tico requiere tanto una descripción de las estructuras textua-
les de la noticia, como una caracterización de los procesos de pro-
ducción y recepción del discurso periodístico en situaciones
comunicativas y contextos socioculturales. El tema del Análisis
del Discurso no será abordado en este trabajo, debido a que no es
el objetivo del presente.
Por otra parte, es necesario mencionar que en cuanto a la
estructura de pirámide invertida de las noticias, ésta ha sido
sustituida por el relato. Las nuevas formas con las que los perio-
distas narran las historias son “más libres” que la pirámide in-
vertida y constituyen una crítica al periodismo “objetivista”.
En este proceso de producción (análisis, interpretación,
comprensión) es preciso tener en cuenta el dominio de la lin-
güística textual y el análisis cognitivo (modelo cognitivo), que a
su vez tienen relación con la situación y la información textual.
El discurso periodístico informativo responde a las siguien-
tes preguntas:

• ¿Quién?
• ¿Qué?
• ¿Cuándo?
• ¿Dónde?
• ¿Por qué?

Los procesos, operaciones o estrategias en el procesamiento


de textos fuente (la selección, reproducción, resumen, estilística y
retórica) significan la comprensión y el análisis del texto fuente
en función del modelo cognitivo y del modelo lingüístico textual
que serían objeto de otro artículo.

25
GABRIELA SÁNCHEZ SALAS

El modelo cognitivo para la producción del texto periodís-


tico es relevante tanto para la explicación de la producción como
para el recorrido inverso del proceso: la comprensión del discurso
periodístico informativo.
La comprensión de las noticias supone algunas etapas prin-
cipales:

1. Percepción y atención.
2. Lectura.
3. Decodificación e interpretación.
4. Representación en la memoria episódica.
5. Formación, usos y actualización general y de las creen-
cias.

Es importante mencionar en este punto que el discurso de


la prensa manifiesta varias consideraciones que lo definen frente
a medios como la radio y la televisión. El discurso de la prensa
en ese sentido explica, profundiza y orienta sobre aquellos temas
de interés colectivo que en muchas ocasiones los otros medios
apenas enuncian.
En el proceso de la comprensión por parte del lector, la per-
cepción y atención, clasificación y relevancia de los titulares de la
noticia es fundamental, ya que los titulares controlan la aten-
ción y la lectura. La lectura implica la decodificación e interpre-
tación del texto. La lectura de los titulares puede llevar a la
continuidad de la actividad en el texto o la interrupción, depen-
diendo del grado de interés, comprensión, relevancia, novedad,
actualidad del texto periodístico.
Con respecto a lo anterior, es importante señalar que los
géneros periodísticos son primordiales para estudiar el discurso
periodístico y aunque su clasificación puede provocar discusiones,
en este trabajo los dividiremos en géneros periodísticos infor-
mativos (nota informativa, crónica, encuesta), géneros periodísti-
cos de opinión (editorial, columna, artículo de fondo) e interpre-
tativos (entrevista y reportaje).8

8
Tomamos esta selección con base en el artículo de E. Salgado, “La prensa
escrita en México frente al cambio de régimen”, en Revista Mexicana de Cien-
cias Políticas y Sociales, p. 38.

26
LA CONSTRUCCIÓN DEL DISCURSO PERIODÍSTICO

La decodificación e interpretación de titulares supone la


comprensión y un sistema de control, entendido y manifestado a
través de lo que Teun A. van Dijk señala como macroestructura
del texto, superestructura, información macroestructural, plan
de lectura parcial.9
La lectura de titulares y comprensión implica el análisis
lingüístico-gramatical (semántico, sintáctico) para traspasar de
este nivel al conceptual e intencional, lo cual manifiesta la im-
portancia de estas mismas operaciones en el proceso productivo
(tanto en el modelo cognitivo como lingüístico).
La interpretación de titulares no sólo pasa por los procesos
lingüísticos, sino también por los problemas del conocimiento;
esto ayuda a la posterior comprensión y determinación de la ma-
croestructura del texto.
El objetivo de la comprensión del texto o del procesamiento
informativo lleva al “establecimiento de un modelo situacional en
la memoria episódica”;10 es decir, la formación del componente
situacional, circunstancial, contextual; los elementos que descri-
ben y determinan el componente pragmático, según observamos
en el modelo lingüístico comunicacional.
En síntesis, la comprensión del texto es un proceso com-
plejo de aplicación de los diferentes elementos y estrategias que
también tienen que ver con la producción del texto y la represen-
tación de modelos (cognitivos, lingüísticos, contextuales).
La observación inmediata de los acontecimientos, sucesos,
hechos informativos, no es la única fuente u origen para la pro-
ducción o concreción textual de la noticia. Una gran parte de las
noticias o textos periodísticos presenta la información a partir
del discurso, o de textos fuente: discursos, entrevistas, llamadas
telefónicas, declaraciones, conferencias de prensa, reuniones, co-
municados, debates del parlamento, juicios tribunalicios, docu-
mentación o archivo policial, etcétera. En este sentido, Eva Sal-
gado menciona que otro elemento básico en la construcción del
discurso periodístico es

9
T. A. van Dijk, op. cit., p. 205.
10
Idem.

27
GABRIELA SÁNCHEZ SALAS

la fuente que sirve de base para su elaboración; se concibe como


tal tanto al propio redactor (cuando escribe a partir de la obser-
vación directa y se convierte en testigo presencial entre la realidad
y sus lectores) como a la persona, grupos o instituciones a los que
se recurre para la reconstrucción de los hechos dados a conocer
por la prensa o sobre los cuales se opina.11

La fuente informativa constituye uno de los elementos fun-


damentales en todo proceso periodístico. Es a partir de las fuen-
tes que se construye la noticia. De ella extrae el periodista la
materia prima con la cual procesa el producto informativo que
servirá, posteriormente, a las audiencias. Lo antes dicho tiene un
resultado importante en el periodismo y en la construcción del
discurso periodístico en la forma de cualquier género; para el
reportero, la mayoría de las noticias no son lo que ha sucedido,
sino lo que alguien dice que ha pasado, y es relevante en ese
sentido la elección de esas fuentes y su continua ampliación.
En este sentido, la noticia se expresa como un relato refor-
mulado, esto es, recreado y reconstruido a partir de los dichos y
escritos de otros (las fuentes), del periodista que está influen-
ciado por el medio, y de este modo, las noticias y por ende el
discurso periodístico puede sufrir una serie de transformaciones
retóricas y lingüísticas.
Así, el discurso sólo puede existir en la realidad en la forma
de enunciados concretos, palabras, oraciones, diálogos, expresio-
nes verbales escritas u orales pertenecientes a los sujetos, en un
movimiento dinámico permanente.
Por otro lado, los medios de comunicación tienen una im-
portancia inherente al discurso periodístico; es en ellos donde el
discurso periodístico se materializa y existe. Específicamente en
el periódico hay una pluralidad de voces que aparecen a través
de las citas (directas e indirectas, típicamente). Y es que la alu-
sión más ligera a un enunciado ajeno, confiere al discurso un
carácter dialógico que no le puede dar ningún tema puramente
objetual.
Lo anterior sugiere la premisa de que en el discurso perio-
dístico sucede a veces que el narrador se contamina con el estilo
y las particularidades del habla de las fuentes, y termina por
11
E. Salgado, op. cit., p. 38.

28
LA CONSTRUCCIÓN DEL DISCURSO PERIODÍSTICO

elaborar un producto noticioso aparentemente propio, pero que


en realidad es original de otra persona. Es una suerte de inser-
ción de palabras de otro registro, otra voz, en boca del narrador-
periodista.
En estas situaciones no hay atribución de los dichos, y la
narración presenta características del habla típicas de la fuente:
político-institucional, económica, técnica, científica, etcétera, sin
que haya una traducción por parte de quien cuenta la noticia.
Desde una perspectiva simplista, el periodista sería enton-
ces un mero traductor o decodificador de dichos y escritos ori-
ginales. No obstante, su función va más allá. Su tarea incluye la
construcción y reproducción de discursos con diferentes objetivos
y en perspectiva de la audiencia a la que se dirige, a los linea-
mientos que se le establecen para realizar sus escritos y eso da
como resultado un discurso diferente al original.
El contenido informativo, en términos simples, es el mismo,
pero la manera de expresarlo es diferente. En este caso, el perio-
dista es quien controla el flujo de la información y elabora su
artículo tomando en cuenta el presumible menor dominio que en
una materia especializada pueda tener su público objetivo.
Es importante agregar en este punto que el discurso perio-
dístico se caracteriza por la persuasión, los actos de habla aser-
tivos, estructuras gramaticales, jerga pragmática, argumenta-
ción; la atención por lo negativo, lo sensacionalista, la retórica de
las emociones (satisfacer condiciones cognitivas o emocionales);
presentación de informes de accidentes, entre otros sucesos.
Como señala Teun A. van Dijk: “La retórica periodística no
se limita a las figuras usuales del habla. Más bien, se utilizan los
dispositivos estratégicos que relacionan la veracidad, la plausibi-
lidad, la corrección, la precisión y la credibilidad”.12 Por encima
de la relevancia, coherencia, argumentación, la retórica busca en
el discurso periodístico aspectos del habla o de la argumentación,
de la escritura que tengan carácter persuasivo.
Otro término utilizado frecuentemente como sinónimo de
discurso periodístico es el de estilo periodístico. El estilo es una
propiedad particular en el uso de lenguaje; está asociado a la
personalidad, al usuario y a la estética del uso del lenguaje.

12
T. A. van Dijk, op. cit., p. 138.

29
GABRIELA SÁNCHEZ SALAS

El estilo periodístico, siguiendo a Teun A. van Dijk, está


controlado por el contexto comunicativo; el lector está implícita-
mente presente (se tiene en cuenta al lector de clase media, por
ejemplo); existe un conocimiento compartido; debe llevar indica-
dores que presupongan ese conocimiento compartido; el discurso
periodístico (estilo) es, a veces, impersonal, institucional; pre-
senta características del uso (de la comunicación formal); posee
la naturaleza pública de la comunicación.
Hasta aquí hemos abordado el tema de la noticia como dis-
curso periodístico y de éste manifestado en los diferentes géneros
periodísticos; sin embargo, es menester hablar de los medios de
comunicación que sirven como “mediadores” y “vehículos” para
explicar al público qué sucede; en este artículo haremos hincapié
en el periódico que al igual que los otros medios de comunica-
ción, es una organización a través de la cual el público no reci-
birá de una manera pasiva las noticias, sino que reforzarán sus
criterios o los alterarán, modificarán su imagen de la realidad
circundante, son un estímulo gracias al cual la opinión, expre-
sión de una actitud interna, surge a la luz para preparar la ac-
ción. El objetivo es persuadir, no coaccionar, crear solidaridad
entre el influyente y el influido.
El periódico como actor político emite una serie de discursos
manifestados de diversas formas o géneros: notas informativas,
editoriales, crónicas, reportajes, etcétera. En cada uno de ellos
existen argumentos que podemos tomar como base para analizar
cuál es la postura o ideología del diario frente a cierto tema, he-
cho o personaje.
Los periódicos sirven para que el público se entere de lo que
pasa, dé su opinión y haga sus aportaciones al discurso político y
social. Los medios también son el reflejo de la opinión de la socie-
dad en una democracia. El diario interpreta lo que ha sucedido y
lo que sería bueno que pasara en el futuro.
Por otro lado, el periódico es la tribuna de expresión de la
comunidad sobre la vida política; en ese sentido, podemos decir
que el círculo de la opinión generada desde la prensa que inicia
por la influencia directa a través de los textos informativos y de
opinión, y que concluye con la influencia de los periódicos como
institución social, los hace ser considerados de calidad o de refe-
rencia dominante, entendidos como los más prestigiosos y por

30
LA CONSTRUCCIÓN DEL DISCURSO PERIODÍSTICO

ende, los más influyentes entre los grupos de poder político,


económico y cultural. La actividad del periódico se desenvuelve
como intérprete autorizado en quien la sociedad delega su dere-
cho a explicar la realidad del mundo a sus lectores.
De igual forma, los periódicos como los otros medios de co-
municación suelen influir con bastante frecuencia en la escena
política y sobre sus principales actores, y llegan a determinar la
agenda política. Es frecuente que denuncias en los medios aca-
ben por convertirse en tema de discusión en las reuniones de los
altos mandos ministeriales y en el Congreso de Diputados. Así,
muchas informaciones realizadas sin más intención que la de
informar estén en la génesis de grandes proyectos legislativos o
de controvertidas destituciones.
Por último podemos concluir que la prensa es un actor polí-
tico en la que el discurso periodístico se manifiesta como una
realidad social construida y tanto el discurso como el medio y
quien escribe brindan al analista innumerables oportunidades de
analizar la vida de una sociedad, independientemente de que
otros medios de comunicación ganen terreno gradualmente al
periódico.

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33
EL ESTILO ES UN SIMULACRO

EL ESTILO ES UN SIMULACRO.
LA CRÓNICA O EL DISCURSO
PERIODÍSTICO COMO PUESTA EN ESCENA

Rodrigo Martínez Martínez*

La unidad del mundo se da a través


del estilo conquistado

Ricardo Garibay

E
n junio del año 1976, la Arena Sport de la ciudad de Los
Ángeles albergó una muestra de boxeo que resultó memo-
rable para el público de aquella noche. Los asistentes se
pensaron testigos de una gloria deportiva perfecta. Sólo que la
presunta apoteosis de aquella ocasión no fue más que un arreglo
financiero para resucitar a un ídolo de antaño. Desde entonces,
un hombre que antes fue figura del boxeo acarreó una huella
más profunda que el mero recuerdo de la función. Principiaba el

* Rodrigo Martínez Martínez es Maestro en Comunicación por la Facultad


de Ciencias Políticas y Sociales. Ha publicado en las secciones culturales de El
Financiero y El Universal, y en las revistas Punto de Partida, El Universo del
Búho y La revista. Obtuvo el Premio Nacional de Ensayo Universitario Agustín
Yáñez (Tierra adentro-Conaculta, 2004). Recibió el premio de crónica del Con-
curso 36 de Punto de Partida (2005). Participó en las antologías Relatos perio-
dísticos de la vida universitaria (2003), Voces y narraciones periodísticas de
universitarios (2004) y Recreación periodística del entorno universitario y sus
protagonistas (2008), editadas por la UNAM. Trabajos suyos aparecen en Ab-
surda es la materia. Crónicas del caos citadino (La pirámide, 2010) y Una raya
más. Ensayos sobre Eduardo Lizalde (Tierra Adentro, 2011). Es profesor de
géneros periodísticos en la FCPyS, corresponsal de la fuente cinematográfica
para Radio Cosmos (Chicago) y escribe sobre cine para la revista Punto en lí-
nea (www.puntoenlinea.unam.mx).

35
RODRIGO MARTÍNEZ MARTÍNEZ

epílogo de su carrera. En la misma velada hubo indicios de tal


destino. Los inconformes lanzaron botellas y cojines. Una rechi-
fla impregnó todos los rincones de la tribuna. Tras la derrota por
noqueo de otro púgil mexicano, José “Pipino” Cuevas, subió al
entarimado un personaje que entonces ya era parte de la mito-
logía boxística nacional: Rubén “El Púas” Olivares. El peleador
de la colonia Bondojo enfrentó a Paget Lupicanete. El tailandés
fue un costal de miedo e inexperiencia; un catálogo de errores
que se antojaron demasiado evidentes. Según se desprende de la
crónica escrita por Ricardo Garibay, quien acudió al espectáculo
para culminar un texto para el diario Excélsior, Olivares parti-
cipó en una farsa de la que tal vez él mismo fue la mayor víc-
tima. Creyó ser un campeón todavía: “el cloroformo hecho ma-
cana”. Todo debido a un acuerdo absurdo entre promotores.
Rubén estuvo “como navaja sin pa qué ni qué”, escribió el repor-
tero en un relato que coronó el estilo periodístico de toda una
trayectoria: “Las glorias del gran Púas”.1
La semblanza contenida en este relato va más allá de plas-
mar quién fue Rubén Olivares. Es una colección de ambientes,
charlas y anécdotas con trasfondo narrativo. Un ejercicio de
estilo capaz de explicar la naturaleza de los boxeadores mexica-
nos. Es un discurso periodístico cuyo legado reside en que dio
forma a un arquetipo del púgil nacional. Material que permite
comprender y desglosar la personalidad y el destino de otros
ídolos similares. Bajo la mirada de Ricardo Garibay, la experien-
cia de este peleador se revela como un conjunto de viñetas so-
bre la carencia. La figura de Olivares aparece como una mezcla
de actos, expresiones y hasta mitos, que culmina con la ima-
gen de un hombre que siempre está sediento y que es incapaz de
reconocer las propias fatalidades. La peculiaridad de esta crónica
publicada en 1978 es que no tiene la forma de una narración ca-
nónica. No hay presentación, conflicto, ni desenlace. Es un tra-
bajo de puesta en escena que interpreta las paradojas de una
vida de privaciones. Una combinación de descripciones, diálogos
y testimonios organizada por medio de secuencias narrativas
discontinuas situadas en distintos escenarios. “Las glorias del

1
R. Garibay, “Las glorias del gran Púas”, en Obras reunidas, pp. 215-247.

36
EL ESTILO ES UN SIMULACRO

gran Púas” es una evidencia de que una caracterización de la


crónica desde la teoría del discurso ya no puede partir única-
mente de la unidad de narración que presuponen las primeras
aproximaciones teóricas sobre este género del periodismo, sino
que debe sustentarse sobre la necesidad de una unidad de estilo.
Aunque se considera que el fundamento de la crónica está
en el discurso narrativo, entre las reflexiones más recientes figu-
ran nuevas caracterizaciones de este género. En un prólogo es-
crito por Martín Caparrós para uno de los libros antológicos de la
revista Gatopardo, el cronista afirmó que esta forma periodística
constituye una puesta en escena. Si la función de la nota infor-
mativa es resumir los tópicos fundamentales, la misión de la
crónica es mostrar. Antes que decir cómo hay que reaccionar an-
te un acontecimiento, debe ofrecer una construcción que emule
las condiciones en que ocurrió y hasta los efectos que suscitó.
Dice el reportero, para ejemplificar esta concepción que pondera
las atmósferas por encima de la representación de hechos, que el
informador puede calificar un suceso como conmovedor, mientras
que el cronista tiene que conmover al situar, ambientar y narrar
lo sucedido.2
El oficio de poner en escena proviene de la dramaturgia.
Con el nacimiento del cine tuvo un auge práctico que condujo a
un proceso de maduración del pensamiento sobre esta actividad
hasta que constituyó una especialización profesional y un objeto
de estudio académico. Una definición de puesta en escena com-
partida por el teatro y la cinematografía señala que se trata de
un modo de organización dramática que determina tanto la frag-
mentación de las acciones presentes en un suceso como la com-
binación de las unidades resultantes en un “único flujo de mon-
taje”.3
Esta idea de Sergei M. Eisenstein no parece tener ninguna
relación con la crónica. A pesar de ello, existe un área común
entre la técnica escénica y el acto de cronicar. Las dos activida-
des implican un modo de sintetizar acontecimientos. Ambas seg-
mentan, organizan y recrean sucedidos al extender o contraer el

2
M. Caparrós, “Por la crónica”, en Miguel Silva y Rafael Molano, Las me-
jores crónicas de Gatopardo, pp. 7-12.
3
S. M. Eisenstein, El montaje escénico, p. 40.

37
RODRIGO MARTÍNEZ MARTÍNEZ

tiempo por medio de escenas narrativas o descriptivas. La puesta


en escena implica un proceso de planificación, selección y organi-
zación de rasgos estilísticos concretos. El cometido es lograr una
síntesis dramática y visual fundada en el estilo. Es una objeti-
vación de la idea o del plan de trabajo. La creación de una forma
concreta organizada donde las opciones del lenguaje del teatro
en un caso, o del periodístico en el otro, son elegidas con base en
un objetivo concreto para conformar un conjunto. El fin de este
procedimiento es lograr tanto la unidad de estructura como la de
sentido.
En un ensayo publicado en Safari accidental con el título
de “Ornitorrincos”, Juan Villoro explicó que la crónica consigue
la verosimilitud cuando asciende a la categoría de un simulacro.4
Este vocablo remite a la idea de inmersión. El oficio del cronista
consiste en situar al lector en medio de los hechos al condensar e
intensificar lo verificable a través de lo verosímil. La crónica no
es una representación del hecho, sino un intento de emular las
condiciones en que ocurrió. Trata de propiciar un estado emotivo
o cognitivo que conduzca al lector a tener la impresión de que
participa en la experiencia del suceso. Simular no es solamente
reconstruir. También implica la creación de atmósferas seme-
jantes a las del acontecimiento a través de un relato cerrado,
dispuesto como una forma discursiva concreta, donde operan
algunos recursos de otros géneros literarios. La idea de esta
propuesta es que la crónica es un género híbrido por naturaleza.
Su especificidad radica en que debe ser capaz de balancear con
precisión las técnicas del periodismo y los recursos de la litera-
tura para lograr un efecto de realidad.
No hay ninguna duda de que Martín Caparrós y Juan Vi-
lloro dieron lugar a dos poéticas5 sobre la crónica: uno pensó en
esta modalidad como una organización del drama cotidiano que

4
J. Villoro, Safari accidental, p. 15.
5
Defino poética como el conjunto de principios prácticos diseñados y em-
pleados por un cronista en la composición de relatos periodísticos. Es un voca-
blo que denota un sentido diferente al de la palabra teoría. Una poética aborda
las reglas particulares sobre cómo debe ser y cómo se tiene que hacer una cró-
nica. La teoría es una formulación lingüística que permite comprender y pro-
blematizar objetos de estudio concretos. Es un explicador del que se despren-
den categorías de análisis para describir fenómenos. A partir de la concepción

38
EL ESTILO ES UN SIMULACRO

parte de los principios del montaje escénico con el fin de “atrapar


el tiempo” atestiguado por el reportero;6 el otro lo calificó como
una simulación que depende de la capacidad que tiene para com-
binar técnicas de varios géneros literarios hasta lograr “una en-
crucijada de dos economías”:7 un “ornitorrinco” donde comulgan
en equilibrio las funciones periodísticas y las formas de la ficción.
Ambas concepciones evocan los trabajos de Aristóteles sobre la
verosimilitud. En los dos casos la intención de los autores con-
siste en indicar que el cronista debe observar, seleccionar, orde-
nar y mostrar. La suma de estas operaciones ilustra el proceso
de composición periodística. La crónica va de la observación en
directo y la organización del hecho hasta la recreación del am-
biente y los personajes por medio de estructuras discursivas y
figuras del lenguaje. Los cronistas van de la puesta en escena al
simulacro.
Desde el punto de vista de los estudios sobre periodismo, la
teoría del discurso ofrece elementos suficientes para fundamen-
tar la relación entre la puesta en escena y la capacidad de simu-
lación. La respuesta teórica a estas dos poéticas radica en seña-
lar que el estilo es uno de los componentes necesarios de toda
forma periodística, pero sobre todo en establecer que constituye
la cualidad distintiva y determinante de la crónica. Como señala
Caparrós, este modo del periodismo es el “género de no ficción
donde la escritura pesa más”.8
Poner en escena y simular se refieren a la técnica compo-
sitiva y a la función, y tienen una relación directa debido al
proceso de elección de elementos estilísticos concretos durante la
construcción de un discurso periodístico. La puesta en escena es
un tipo de orden. Una disposición de elementos narrativos o des-
criptivos que da lugar a una estructura y que condiciona el sen-
tido. El simulacro es un efecto que resulta del tipo de ordena-
miento formal que posee el discurso. Una definición de la crónica

de Tzvetan Todorov, entiendo la poética como un “conjunto de reglas prácticas”


obligatorias que resultan de una elección realizada por el autor entre varias
posibilidades. Diccionario de retórica, crítica y terminología literaria, pp. 324-
325.
6
M. Caparrós, op. cit., p. 7.
7
J. Villoro, op. cit., p. 12.
8
M. Caparrós, op. cit., p. 8.

39
RODRIGO MARTÍNEZ MARTÍNEZ

debe esquematizar las características de su estructura y las inte-


racciones que ocurren a partir de ella entre formas del discurso,
figuras del lenguaje, léxico y sintaxis.
Si cronicar es producir una simplificación de acontecimien-
tos cuyo orden está condicionado por una puesta en escena, el
estilo en la crónica puede describirse como el patrón conformado
por características y combinaciones recurrentes de tipos de dis-
curso, estrategias retóricas y elecciones de léxico que da lugar a
una forma única de expresión periodística capaz de organizar
(puesta en escena) los sucedidos en una síntesis narrativa o des-
criptiva con el fin de recuperar (simular) las condiciones en que
ocurrió un hecho. Debido a que la crónica es un género expli-
cativo, se manifiesta como un conjunto establecido de convencio-
nes de narración, retórica y léxico que da lugar a relatos y des-
cripciones con estructuras normalizadas. El estilo de la crónica es
así un estilo tipificado que se distingue por las variaciones dis-
cursivas que tiene frente a otros géneros periodísticos. Se trata
de un conjunto de reglas de producción de textos para la recrea-
ción ambientada de acontecimientos. Las cualidades estilísticas
de un cronista no sólo involucran las normas globales del género,
sino que también incluyen las opciones discursivas preferidas por
el autor en la simulación lingüística del suceso.
Para una definición más precisa del estilo, es necesario ex-
plicar que los géneros periodísticos son tipos de relatos o argu-
mentaciones cuyas características dependen de una función co-
municativa concreta que determina un conjunto de convenciones
de formas discursivas, léxico, tipos de datos y tratamientos de la
información producidas a partir de acuerdos entre los componen-
tes de la cultura periodística (medios, editores, reporteros, au-
diencias, investigadores). En la teoría del discurso existen tres
dimensiones de análisis representadas por el uso del lenguaje, la
comunicación y la interacción.9 Las formas del periodismo son
usos lingüísticos normalizados, los cuales se originan en una in-
tención comunicativa y que propician distintas maneras de inte-
racción con las audiencias. En el fundamento de cada género el

9
T. A. van Dijk, “El estudio del discurso”, en El discurso como estructura
y proceso. Estudios sobre el discurso I. Una interpretación multidisciplinaria,
p. 27.

40
EL ESTILO ES UN SIMULACRO

fin subyacente es la socialización* de la información.10 Existen


también distintos niveles de interpretación que dependen de los
principios rectores del periodismo (investigación, organización y
reducción) y que permiten distintos grados de profundidad en el
abordaje de la realidad social. Las funciones periodísticas, que
son intenciones comunicativas diferentes, se clasifican en expo-
sitiva, explicativas y argumentativas, y son las que dan forma a
los tres grupos de géneros: informativos, explicativos y opina-
tivos.
El conjunto de convenciones de cada grupo de géneros está
determinado por las funciones comunicativas de cada uno. El
tipo de composición discursiva que deriva de las distintas inten-
ciones constituye un proceso interpretativo donde se manifiestan
tres principios de la retórica aristotélica: la inventio, la dispositio
y la elocutio. Cada uno de estos procedimientos corresponde a los
principios periodísticos ya mencionados y presupone que los
géneros, además de tipos de relatos y argumentaciones, son tam-
bién, como los medios mismos, sistemas de clasificación de la
información.11 Todo periodismo aplica un grupo de técnicas de in-
vestigación (inventio) para recabar datos, testimonios, descripcio-
nes, valoraciones o ideas relativas a un hecho de la realidad so-
cial. Luego recurre a un tipo de organización textual (dispositio)
del material recabado que responde a una lógica definida por el
objetivo del mensaje y que permite ordenar el contenido en una
estructura coherente de relaciones entre las distintas informacio-

* El proceso de socialización se define como la capacidad de los lenguajes


periodísticos de propiciar que la información sobre hechos y bienes materiales o
inmateriales constituya una propiedad colectiva. El fin de todo periodismo es
ofrecer datos y discursos que permitan la comprensión y explicación del en-
torno social. El primer nivel de esta intención consiste en determinar y cons-
truir la noticia. Socializar también implica la consecución de un derecho que
mana del interés general. La información socializada se origina en las estruc-
turas y las prácticas de la comunidad propietaria y depende de la necesidad de
información. Todo acontecimiento demanda una cobertura informativa. Los
mensajes periodísticos derivados de esta cadena son informaciones socializadas
y constituyen, según Alberto Dallal, “parte de los derechos naturales y cultura-
les del ser humano porque van a ayudarlo a resolver una parte fundamental de
sus necesidades cotidianas”.
10
A. Dallal, Lenguajes periodísticos, p. 58.
11
L. Núñez, El lenguaje de los “media”, p. 129.

41
RODRIGO MARTÍNEZ MARTÍNEZ

nes. Por último, acude a los géneros periodísticos para sintetizar


los hallazgos de la documentación en un discurso (elocutio) tipifi-
cado con una finalidad expositiva, explicativa o argumentativa.
La relevancia de este procedimiento interpretativo es que la
especificidad de la crónica se halla en el nivel de la expresión
periodística (elocutio). Es una forma que, a diferencia de la nota
y del reportaje, no requiere de una documentación extensa ni
demanda una organización tan rigurosa y jerárquica como la de
aquéllas dos modalidades. Si la categoría retórica correspon-
diente puede caracterizarse como la elección del léxico y la for-
mulación de las estructuras gramaticales y sintácticas, la crónica
puede explicarse como una labor de reducción semántica. La par-
te medular de este género es determinar cuáles son las mejores
opciones de discurso, vocabulario, gramática y sintaxis para plas-
mar ambientes y recrear acciones, lugares y personajes a partir
de la observación y de las asociaciones realizadas por el propio
redactor del texto. Debido a que su cometido es reproducir acon-
tecimientos para comprenderlos a partir de una recreación de
sus condiciones, la crónica es un modo periodístico que vincula
hechos, detalles, ambientes o personajes organizados por medio
de estructuras secuenciales. Si se parte de la premisa de que la
función comunicativa determina la forma periodística,12 el tér-
mino de puesta en escena ejerce un papel fundamental, pues la
crónica es un género explicativo que se interesa más en captar
atmósferas y personajes. Fidel Samaniego, quien por décadas
hizo crónicas parlamentarias para El Universal, pensaba que el
cronista debía “meter” al lector en los lugares y escenarios para
situarlo junto a los personajes.13 Desde esta perspectiva, la cró-
nica es un tipo de relato que pretende elaborar unidades narra-
tivas o descriptivas, y establecer relaciones entre las mismas con
el fin de producir una o varias imágenes que plasmen estados,
situaciones y ambientes relativos a un suceso. La intención que
rige a esta forma del periodismo consiste en propiciar las con-
diciones de lectura necesarias para recuperar hechos a partir de
una organización discursiva fundada en el estilo. La crónica es

12
L. Núñez, Lenguaje y comunicación, p. 126.
13
F. Samaniego, “Crónicas para crear y recrear imágenes”, en Asómate,
p. 24.

42
EL ESTILO ES UN SIMULACRO

un entramado de relaciones discursivas que aspira a provocar un


efecto de realidad y un efecto de sentido.
Esta caracterización sugiere que la crónica es un tipo de
mensaje que se interesa más por la impresión de realidad que
por la información y su tratamiento. Representa el género donde
el estilo tiene más peso. Si bien todas las formas del periodismo
pueden describirse desde la estilística, la crónica apela más a los
recursos lingüísticos que a las fuentes de información. Hay que
recordar que el estilo se manifiesta sobre todo en la apariencia
formal de un discurso. Martín Alonso lo define como el “aspecto”
derivado de una particular selección entre los distintos medios
de expresión que conforman el lenguaje.14 A partir de esta con-
cepción, y con base en la clasificación propuesta por Teun A. van
Dijk, la estilística de la crónica es de carácter estructural:15 el
cronista emplea un tipo de estructura tanto para expresar esta-
dos emocionales o mentales como para producirlos. Eso significa
que las cualidades estructurales de este género condicionan al
resto de sus componentes. En la crónica, la estructura es una
base organizativa. Fija la función de otros elementos del discurso
periodístico. Establece las interacciones entre el tipo de léxico y
las figuras de lenguaje. A diferencia del reportaje, que es un gé-
nero explicativo cuya especificidad consiste en constituir relacio-
nes entre distintos tipos de información,16 la crónica se caracte-
riza por establecer interacciones entre ambientes, personajes,
acciones y detalles para simular un suceso. El reportaje emplea
datos y estimaciones para responder a preguntas concretas. Se
dirige a la razón con estructuras expositivas y narrativas. La cró-
nica se concentra en ambientes, personas y acciones. Apunta a la

14
M. Alonso, Ciencia del lenguaje y arte del estilo, p. 382.
15
T. A. van Dijk, Estructuras y funciones del discurso, p. 130.
16
Si bien en todos los géneros periodísticos hay un tratamiento de datos, el
reportaje demanda distintos tipos de información. Supone que los hechos no
bastan para explicar una noticia. Ofrece elementos explicativos para compren-
der los acontecimientos. Concha Fagaoga afirma que hay tres tipos de informa-
ción: el background, los datos explicativos y las valoraciones; es decir, antece-
dentes, contexto y las opiniones especializadas y testimonios. El procedimiento
del reportaje consiste en establecer una correlación global entre estos tipos de
información para explicar acontecimientos concretos. Periodismo interpretativo:
El análisis de la noticia, p. 27.

43
RODRIGO MARTÍNEZ MARTÍNEZ

percepción a través de estructuras narrativas o descriptivas com-


plementadas con rasgos de estilo adicionales que se subordinan a
ellas.
En el basamento estilístico de la crónica se hallan las for-
mas discursivas. La descripción, la narración, la exposición, la
argumentación y el diálogo17 son modos de expresión lingüística
que aparecen en todos los mensajes periodísticos. En el contexto
de la comunicación informativa, los tipos de discurso están deter-
minados por el propósito del mensaje, aparecen en distintas com-
binaciones y establecen jerarquías. Como resultado de los fines
asignados a cada texto, una de estas formas predomina sobre las
otras.18 En el caso de la crónica, los modos narrativo o descrip-
tivo caracterizan la totalidad de la estructura. La primera elec-
ción estilística para este género ocurre cuando el cronista tiene
que determinar una base formal. El patrón final queda así orga-
nizado por una construcción narrativa o descriptiva a la que se
subordinan formas discursivas de carácter complementario (ex-
posición, argumentación y diálogo) más usos del lenguaje repre-
sentados por figuras retóricas, repertorios de léxico y cualidades
sintácticas. El estilo en la crónica se puede analizar como un uso
recurrente del lenguaje donde, a partir de una base caracteri-
zada por la narración o la descripción, se organizan combina-
ciones, vocabulario y sintaxis que conforman pautas formales
particularizadas.
La estructura de la crónica permite hallar las lógicas orga-
nizativas de la puesta en escena y reconocer los patrones estilís-
ticos. Vicente Leñero, por ejemplo, recurre a formas caracteriza-
das por estructuras predominantemente descriptivas. Antes que
narraciones completas, sus trabajos reconstruyen escenarios y
personajes. En “La zona rosa” se inspira en versos de Ramón
López Velarde sobre la ciudad de México. El narrador convierte
las imágenes del poema en los vocablos caracterizadores de una

17
Ocupo la clasificación que Susana González Reyna diseñó a partir de las
categorías de la estilística sugeridas y caracterizadas por Martín Alonso. En
dicho esquema la argumentación ocupa el lugar de la oratoria dado que, según
esta formulación, la primera es más afín al lenguaje escrito. Si bien este mo-
delo omite el discurso dialogal, decidí incorporarlo en esta reflexión pues los
diálogos son un importante medio de expresión en el estilo de la crónica.
18
S. González, Periodismo de opinión y discurso, p. 13.

44
EL ESTILO ES UN SIMULACRO

colonia y de los tiempos en que tuvo auge. En otros casos, como


ocurre con Carlos Monsiváis y Juan Villoro, los autores combi-
nan de tal manera las formas discursivas que los textos parecen
argumentaciones. Elaboran narraciones o descripciones, pero
distribuyen varias secuencias argumentativas o expositivas a lo
largo del texto para comunicar ideas al producir la recreación.
En los trabajos de Gabriel García Márquez, Jaime Avilés y Juan
Miguel de Mora predomina el discurso narrativo. Construyen
relatos cerrados para lograr lo que en el cuento se denomina, a
partir de una poética de Edgar Allan Poe, como una unidad de
impresión. En uno de los despachos que Marcela Turati preparó
para la revista Proceso tras el terremoto de Haití en el año 2010,
el lector descubre seis frescos del suceso. No es una narración
completa, sino un conjunto de escenas narradas, separadas por
elipsis tipográficas, cuya unidad está dada por la coherencia del
estilo y porque todos los segmentos remiten a escenarios e imá-
genes que están delimitadas desde el título de la crónica: “El de-
sahucio”.
En el caso de “Las glorias del gran Púas”, como en otros
trabajos de Ricardo Garibay, la estructura es narrativa, pero no
se concentra en una anécdota. En las cuatro secciones del texto
siempre hay un fragmento donde predomina la narración y nu-
merosas oraciones descriptivas o argumentativas complementa-
rias. En casi todas las secuencias narrativas no hay una relación
de continuidad. El único relato completo, que aparece en dos de
cuatro apartados, es la función de box que condujo a Olivares al
Sports Arena en 1976. El resto son secuencias narrativas en el
gimnasio, en la celebración del triunfo en un negocio del propio
boxeador o la visita a la casa del campeón con la cual culmina el
trabajo. La estructura organizativa de esta crónica está determi-
nada por un discurso narrativo fragmentado. Si bien el patrón
estilístico no está conformado sólo por la repetición intermitente
de anécdotas relatadas, esta forma discursiva es dominante y
permite ordenar las combinaciones secundarias de formas del
discurso y las estrategias retóricas para asignar un sentido a la
lectura. La primera escena de la crónica, que es también el prin-
cipio de la sección titulada “Primer Round”, consta de dos párra-
fos: un diálogo y una descripción de los vestidores del Sports
Arena antes de la pelea. Sigue una elipsis hacia un encuentro

45
RODRIGO MARTÍNEZ MARTÍNEZ

ocurrido en la ciudad de México donde el atleta y el prosista pac-


taron las condiciones del escrito. El lector conoce el resultado de
la batalla sólo hasta el final del “Segundo Round”:

A partir de ese momento comenzó la rechifla. El estúpido


chino entraba y salía sin saber de dónde ni a dónde, sin tirar gol-
pes, dando los flancos, la espalda, enredándose con el réferi, es-
pantando y sangrando, haz de cuenta criatura en laberinto. Y
Olivares ya no quería pegarle, lo perseguía para cubrir el expe-
diente, lanzaba delicados rectos y opers, y sin recibir nada de nada
se doblaba el oriental que no hallaba dónde ni cómo caerse. Y de
repente un clinchecito y allá va el enano rodando como pelota y
retorciéndose, y en medio de una bárbara bronca con perro el gri-
tón dizque empezó: ¡guaaan…! ¡tuuuu….! ¡triii…! Y ya ni quien
oyera, la escandalera se desataba desde ring side hasta las nubes;
caían botellas, cojines. ¡Púas ya se está zafando los guantes! ¡Có-
mo! ¡Sí, ya se va! ¡Pero cómo!19

La estructura de “Las glorias del gran Púas” queda así ca-


racterizada por secuencias narrativas discontinuas, pero el pa-
trón estilístico de la misma resulta de una serie de combina-
ciones discursivas recurrentes donde hay un intercambio de
relatos y diálogos. El estilo presenta entrecruzamientos de esce-
nas narradas y de escenas dialogadas. A juzgar por esta mezcla,
que el autor también ocupó en varias de las crónicas de Diálogos
mexicanos (1975) y De lujo y hambre (1981), es posible que Gari-
bay estuviera interesado en poner en escena dos aspectos de
Rubén Olivares: las acciones y el lenguaje. La semblanza resulta
de dos simulaciones intercaladas. La vida del atleta en ambien-
tes cotidianos y las peculiaridades del habla en el medio del pu-
gilismo. Este patrón de formas discursivas está anunciado desde
la primera frase del texto: “—¿El pleito está arreglado, Rubén?
¿Tongazo?”, pregunta el reportero. La oración de entrada es un
diálogo al que sobreviene una secuencia textual con otro tipo de
discurso tal y como sucede en toda la crónica. La forma dialógica
es tan relevante como la narrativa. Hay citaciones directas del
boxeador y de otros personajes para recrear el habla. Diálogos

19
R. Garibay, op. cit., p. 230.

46
EL ESTILO ES UN SIMULACRO

enteros reproducidos con giros de lenguaje y rasgos fonéticos co-


mo sucede cuando Olivares platica sobre el miedo previo a un
combate:

No, ya orita no, ya que estás al filo de los chingadazos se te


quita el miedo. En los entrenamientos a ratos sí se te arruga, por
la bajada de peso ¿no? que te jode, y la espera, piensas ¡chingao,
faltan semanas! Y que no comes, no puedes beber, y siempre hay
alguien que está chinga y chinga: “que no, que cuídate, que este
cuate sí tiene con qué”, sientes que no va a acabar nunca el pin-
che entrenamiento. Pero ya después del pesaje te calmas. Tú me
viste en la mañana cómo estaba yo. A lo macho que un minuto
más y madreo al pinche comisionado.20

Más allá del patrón narrativo-dialogal, el resto del escrito


combina secuencias textuales descriptivas e incluso argumenta-
tivas. A esta mezcla de formas discursivas se añaden estrategias
retóricas como la metáfora (“Sísifo casi de veras, inagotable casi,
Rubén Olivares emprendía esa noche una nueva ascensión…”) y
la analogía (“Lupicanete se mueve como una mosca muerta”), así
como una recuperación de léxico coloquial en la oraciones es-
critas por el propio cronista: “desmadrarse”; “poniéndole con fe a
los de moronga”; “bronca”; “barullo”; “echar la miada”. También
hay descripciones: a veces son retratos fugaces del propio boxea-
dor (“Gárgola feroz la bocaza del Púas”) o de sus allegados; otras
son pinceladas de personajes variados, como el “apolo negro”,
mejor conocido como Thomas Hearns, que noqueó a José Cuevas
para arrebatarle el campeonato en aquella misma noche del año
1976; no faltan las estampas de lugares como el Sports Arena, el
bar Bradley’s, el Alexandria Hotel y la colonia Lindavista: todos
reflejo del ambiente que tuvo la vida de Olivares. Estos compo-
nentes del texto están vinculados a la estructura de discurso que
le sirve de basamento. Ya sean figuras del lenguaje, que se defi-
nen como procesos de connotación, o cualidades estilísticas de la
sintaxis, como los signos de puntuación omitidos cada vez que
Garibay quiso simular el habla de algún personaje,21 todos los

20
Ibidem, pp. 220-221.
21
“Con su perdón pero fue con el uno-dos y entrando ya ve usté que cami-
nar en el ring era lo que si se sabía dormido y es lo más pelón allá arriba

47
RODRIGO MARTÍNEZ MARTÍNEZ

elementos lingüísticos adicionales están subordinados a las for-


mas de discurso dominantes.
En este trabajo el estilo siempre está al servicio de la sem-
blanza. Si bien hay una forma definida (narrativo-dialogal), todos
los elementos restantes son resultado de una serie de opciones
discursivas elegidas con un fin concreto. La singularidad del tex-
to de Ricardo Garibay no solamente es producto de la aplicación
de variaciones genéricas con respecto a las normas de la nota
informativa y del reportaje. También se debe a las diferencias es-
tilísticas propiciadas por la mezcla de técnicas literarias. Esta
facultad es posible porque hay una estructura subyacente que
permite el ordenamiento de todos los recursos de expresión. La
crónica requiere de lo que Juan Villoro denominó como “el equi-
librio biológico”. Tiene la necesidad de balancear todas las téc-
nicas presentes, pero también la obligación de evitar que el cro-
nista se empeñe tanto en el estilo, que olvide atender lo que es
en verdad importante: el acontecimiento.22 La estructura es así
un principio organizador y permite incorporar diversos recursos
sin afectar la coherencia global ni el sentido. “Las glorias del
gran Púas” ilustra lo anterior con descripciones extensas y minu-
ciosas de las locaciones, pero sistematizadas por la totalidad del
texto:

El Alexandria Hotel es una ruina cucarachera de alfombras


y cortinas rojas que inauguraron púgiles de puños al aire y estre-
llas de cine mudo en 1906. Elevador de esqueleto de hierro. Col-
chas y colgaduras de terciopelo rojo. Sillones dorados. Mugre casi
centenaria. Melancólicas fotografías en los pasillos: Dempsi abra-
zando al dueño, Gualas Bir, Macláguen boxeador, Meri Picford, el
primer Ferbancs, Yaqui Cugan, Al Yonson, Valentino, y gente de
mucho más atrás de la que sólo García Riera tiene noticia. Cuar-
tos enormes. Baños de cemento. Huele a sudor y Naftalina el Ale-
xandria, poblado de caravanas de hindúes, japoneses pobres,

caminar para adelante ¿cuanteadores? Yo le cambio diez cuarteadores por uno


que sepa caminar para delante mire dedos le han de sobrar para contarlos y
era lo que sí le sobraba a Medel era lo que sí le sobraba señor ritmo señor rit-
mo allá arriba es lo que se está perdiendo y ganar la pachocha a base de chin-
guitas rápidas y a otra cosa mariposa yo aquí estuve ¿no?” Ibidem, p. 231.
22
J. Villoro, op. cit., p. 15.

48
EL ESTILO ES UN SIMULACRO

huestes de la badana y cancioneros latinoamericanos. Yendo y vi-


niendo sin tregua: mánagers, seconds, apostadores, peleadores.
Dondequiera la playera pringosa, la mezclilla, los poderosos hom-
bros y el cuello-de-toro y el lento gesto de los que saben apenas
nada más allá del incandescente cuadrilátero, donde son reyes
cuarenta y cinco minutos de vez en cuando; es un gesto pisado,
avergonzado, trunco: “Sí, perdone usted, soy boxeador, ya lo sé, pe-
ro ¿qué me quedaba?”. Poquísimas mujeres, viejas, esposas de los
que viven de aquéllos. En algún momento, hacia el fin de sema-
na, güilas orozquianas de párpados azules y vendavales de aro-
mas gulguord.23

Este abordaje de “Las glorias del gran Púas” es apenas una


descripción de algunas de las categorías básicas del estilo presen-
tes en la crónica. Según Barbara Sandig y Margret Selting, quie-
nes definen los estilos como todas las variantes posibles en la
construcción de un discurso,24 este objeto de estudio puede des-
cribirse a partir de rasgos presentes en el léxico, la sintaxis, la
fonética, la retórica y la pragmática. En los fragmentos citados
hay casos de usos lexicales, ejemplos de rasgos sintácticos y
muestras de figuras del lenguaje. Lo anterior no significa que el
relato de Ricardo Garibay carezca de otras cualidades estilísticas
que pueden aislarse y describirse para desentrañar su especifi-
cidad. En toda la obra del escritor hidalguense, la fonética de los
diálogos y los procesos de permutación25 en la adecuación tempo-
ral son elementos muy presentes y en los que incluso es posible
reconocer características recurrentes que revelan la existencia de
un estilo propio.26 A partir de este caso, y de manera complemen-
23
Ibidem, p. 228.
24
B. Sandig; M. Selting, “Estilos del discurso”, en Teun A. van Dijk, El dis-
curso como estructura y proceso. Estudios sobre el discurso I. Una introducción
multidisciplinaria, p. 207.
25
Parto del concepto de Teun A. van Dijk que define la permutación como
la modificación del orden causal o temporal de los acontecimientos referidos por
un discurso.
26
En el relato “Seis millones de hombres a la basura”, aparecido en la
antología De lujo y hambre, Ricardo Garibay reprodujo una plática con un re-
colector de basura que trabajaba en la colonia El sol cercana al lago de Tex-
coco. La secuencia textual es completamente dialógica y el reportero intenta
simular la fonética empleada por el personaje mediante onomatopeyas. Tam-
bién transgrede la morfología correcta de los vocablos para recrear los giros
sonoros de los testimonios.

49
RODRIGO MARTÍNEZ MARTÍNEZ

taria a las afirmaciones de Sandig y Selting, es posible decir que


la estilística va más allá de las variaciones discursivas. El estilo
también implica constantes y patrones. Pautas colectivas y pau-
tas genéricas. Usos grupales e individuales. En otras palabras, lo
relevante es establecer que la crónica puede caracterizarse y
estudiarse como una forma periodística tipificada que se distin-
gue por la aplicación deliberada de las posibilidades del estilo,
pero sobre todo porque, aun cuando se trata de un género que
está sujeto a reglas y convenciones, posee una diversidad de pro-
puestas formales que se debe a las numerosas opciones que ofre-
cen los lenguajes del periodismo y de la literatura.
Existen tantos estilos como reporteros. En 1979, el diario
Unomásuno publicó un relato de Ramón Márquez que mereció la
posteridad.27 En “Yoko: historia de un impune crimen policial”, el
reportero acudió a un patrón semejante al que ideó Ricardo
Garibay en la semblanza de Rubén Olivares. Una estructura
narrativa combinada con diálogos complementarios para contar
el presunto asesinato de un joven por parte de un oficial de poli-
cía. Sólo que la narración, a diferencia de “Las glorias del gran
Púas”, no es discontinua, las descripciones de escenarios única-
mente están presentes cuando son necesarias (el asesinato ocu-
rrió en un camión del transporte público del Distrito Federal) y
el discurso dialogal no intenta recrear la fonética del habla, sino
la información de varios testimonios sobre el caso. La combina-
ción discursiva es similar en el basamento del texto, pero el des-
pliegue de otros recursos está ausente como es el caso de las
figuras retóricas y las anacronías. Ambos ejemplos evidencian
que la crónica se desplaza en torno a múltiples combinaciones
estilísticas, que pueden tener su origen en acuerdos y usos ins-
titucionales, grupales o individuales, pero que siempre están
dentro del espectro que demandan las normas genéricas. Un
margen donde quizás existen solamente dos principios inamo-
vibles: abordar acontecimientos verificables e impedir que el
texto final sea un regodeo con la escritura donde el estilo se im-
ponga a la simulación de los sucesos relatados.

27
Carlos Monsiváis eligió este trabajo como el último de A ustedes les
consta. Antología de la crónica en México, que publicó la Editorial Era en va-
rias ocasiones desde 1980.

50
EL ESTILO ES UN SIMULACRO

Según Federico Campbell, la esencia de la crónica consiste


en trascender los hechos hasta construir una interpretación.28
Para lograr este cometido es preciso componer una narración
completa que además posea una detallada descripción de am-
bientes. El suceso más el contexto. Esta reflexión más bien di-
dáctica se concentra en la técnica de redacción. A pesar de ello
tiene otro sustento en un rasgo que Carlos Monsiváis destacó
cuando se aproximó al género: en la crónica se manifiesta la in-
dividualidad del autor. Esta diferencia frente al reportaje, que
es considerado como un “modo de acercarse al mundo” con un
método definido,29 es la cualidad que permite al cronista conver-
tirse en un interprete de la realidad social. Existen caracteriza-
ciones del reportaje que lo vinculan con los principios metodoló-
gicos que operan en las ciencias sociales. Esta concepción indica
que se trata del género más planificado del periodismo. Antes de
la etapa de escritura, el reportaje debe ser diseñado. Parte de un
esquema más o menos definido que identifica un tema, formula
preguntas o supuestos y delimita el periodo de documentación
mediante un objetivo.30 Si el trabajo carece de enfoque está con-
denado al fracaso. La capacidad del reportaje para constituir un
modo de interpretación radica en que es un proceso de investi-
gación que diseña, documenta y sistematiza la realidad en uni-
dades expositivas, narrativas o descriptivas que correlacionan
tipos de datos para explicar hechos, procesos, tendencias o situa-
ciones presentes en las sociedades. Implica, a decir de Manuel
Blanco, “una visión de conjunto precisamente porque es la suma
de varias o de muchas singularidades”.31
Frente a los principios que guían los métodos del reportaje,
la crónica parece carecer de los instrumentos necesarios para
interpretar la realidad. Tanto la noción de individualidad como
las ideas de simulación y puesta en escena son una evidencia de
que el recurso interpretativo fundamental de los cronistas es la
escritura. En la crónica no existe planeación. Tampoco hay un
diseño. Las técnicas fundamentales son la observación en el

28
F. Campbell, Periodismo escrito, p. 66.
29
A. Dallal, op. cit., p. 120.
30
E. Ulibarri, Idea y vida del reportaje, pp. 65-68.
31
M. Blanco, Cultura y periodismo, p. 52.

51
RODRIGO MARTÍNEZ MARTÍNEZ

terreno y la redacción. La crónica es el género donde se mani-


fiesta más la labor del periodista como operador semántico: esa
capacidad lingüística de percibir y captar la realidad para darle
forma de texto periodístico mediante un proceso de codificación.32
El vínculo entre estos dos procedimientos se encuentra en el
estilo. Este nexo discursivo también es el que permite la articu-
lación entre la estrategia de poner en escena, la expresión de la
individualidad y el efecto de simulación. Si el rasgo definitivo
del reportaje es el diseño documentado de cada investigación, en
el caso de la crónica la especificidad radica en la originalidad de
la expresión. Tanto la práctica como en análisis de este género
deben orientarse a las características formales. Una teoría de la
crónica debe estar acompañada de una caracterización del estilo
en el lenguaje periodístico.
Tras veinte años como jefe de cultura del ya desaparecido
diario El Nacional, Manuel Blanco pensaba que la crónica era
un descubrimiento para quien escribe y una revelación para
quien lee.33 En el apartado final de un libro periodístico sobre las
consecuencias del cambio climático, Martín Caparrós afirma que
en los tiempos más recientes “el mundo se ha convertido en una
gran cripta de tesoros amenazados que debemos conservar a to-
da costa”.34 Dichas páginas están dedicadas a la ciudad de Nueva
Orleans luego de que el paso del huracán Katrina, en agosto de
2009, provocara el deceso de mil ochocientas personas y pérdidas
por cien mil millones de dólares. El caso de esta urbe del sur
norteamericano sirvió al periodista español para construir, en
una relación descriptiva y argumentativa, una crónica que bien
puede leerse como un conjunto de arquetipos sobre el clima alte-
rado que anticipan los escenarios que la humanidad enfrentará
si no controla el deterioro ambiental. Todo se debe, según el re-
portero, a un proceso político mundial donde los países desarro-
llados de occidente se han negado a actuar con tal de no perder
la hegemonía. En el desarrollo último de su concepción sobre la
crónica, Caparrós no olvidó explicar por qué es necesario lograr
el efecto de una puesta en escena: sólo así la crónica tiene la

32
J. Martínez, Curso general de redacción periodística, p. 201.
33
M. Blanco, op. cit., p. 101.
34
M. Caparrós, Contra el cambio, p. 259.

52
EL ESTILO ES UN SIMULACRO

capacidad de sintetizar la realidad. En ello se encuentra su facul-


tad para apropiarse de un hecho común. Allí radica la individua-
lidad como un medio de simplificación. El cronista construye el
acontecimiento para crear explicadores. Produce referentes útiles
para analizar la realidad. Es un surtidor de relatos arquetípicos.
El aspecto de sus productos es una construcción discursiva que
plasma la realidad observada, recrea las atmósferas y objetiva
las asociaciones que el reportero ejerce cuando reflexiona sobre
los hechos y sus condiciones. La crónica es el estilo como un si-
mulacro. En el relato citado, el simulacro es la ciudad que el
reportero puso en escena. Aquella urbe con aires del pasado
donde el jazz, la raza negra y la comida créole dan color a una
realidad que muestra sucedidos para ayudarnos a comprender el
tiempo que nos tocó vivir.

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54
INVESTIGACIÓN Y CREATIVIDAD EN EL DISCURSO INTERPRETATIVO

INVESTIGACIÓN Y CREATIVIDAD
EN EL DISCURSO INTERPRETATIVO

María de los Ángeles Cruz Alcalde*

Introducción

L
a complejidad de la realidad en la cual vivimos obliga al
hombre común a recurrir al periodismo, por su función
mediadora entre la realidad y el público, en busca de una
explicación sencilla de lo que está ocurriendo en su país y en el
mundo; es decir, desea saber, casi siempre, por qué ocurren los
sucesos. “El hombre está obligado constantemente a interpre-
tarse a sí mismo y a su entorno para ubicarse en el mundo.
Cuando se interroga por éste, inevitablemente también se pre-
gunta por sí mismo”.1

* María de los Ángeles Cruz Alcalde. Licenciada en Ciencias de la Comu-


nicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Culminó sus estudios
en la Maestría en Ciencias de la Comunicación en la UNAM. Cuenta con un
Diplomado en “Docencia universitaria formación y actualización docente para
un nuevo modelo educativo” por el Instituto Politécnico Nacional. También es
profesora titular de las materias: Géneros Periodísticos de Opinión, Géneros
Periodísticos Interpretativos, Taller de Investigación en Comunicación I, Gé-
neros Periodísticos II, Géneros Periodísticos III, Taller de Periodismo y Diseño
de Proyectos de Titulación. Suma 27 años de labor académica como Técnico
Académico Definitivo en la FCPyS, donde es responsable del Eje de Redacción
y Géneros Periodísticos. Participa en varios proyectos institucionales como Ma-
croproyecto y PAPIME, además ha sido tutora y ponente en cursos de actua-
lización y conferencias en diversos estados del país.
1
R. M. Lince, Hermenéutica: arte y ciencia de la interpretación, p. 19.

55
MARÍA DE LOS ÁNGELES CRUZ ALCALDE

Ernest Cassirer establece que la conciencia social del hom-


bre depende de un doble acto: de identificación y de discrimina-
ción. El hombre no puede encontrarse a sí mismo, ni advertir su
individualidad sino es a través de la vida social.2
El ser humano como ser social se va relacionando con otros
seres humanos por medio del lenguaje. El conocimiento y la cul-
tura se intercambian y se extienden a partir de la interacción
que se da entre los individuos. Este conocimiento empieza a ge-
nerarse en la experiencia y en la vida cotidiana.
Para dar satisfacción a las necesidades de conocimiento de
los receptores, el periodismo ha establecido como sus objetivos
cardinales informar, explicar y orientar a la sociedad sobre el
diario acontecer; así, a partir del método de la interpretación ha
logrado responder, durante años, a las preguntas: “¿Qué pasa
por el mundo? ¿Qué relación tiene con lo que sucede en mi rea-
lidad inmediata? ¿Cómo y cuánto puede afectarme de manera
individual esta situación?” La contestación se produce con la
creación y emisión de discursos informativos, interpretativos y de
opinión, cuyas diferencias esenciales en su función periodística
radican en el tratamiento y organización de la información, así
como en el uso del lenguaje en el discurso que reconstruye la
realidad.
Actualmente se ha renovado la necesidad de impulsar al
periodismo de investigación traducido en su mejor represen-
tante, el reportaje, debido fundamentalmente a la situación polí-
tica, económica y social prevaleciente en el concierto mundial y
en México, y al compromiso periodístico de explicar, contextuali-
zar y dar significación a lo que día con día sucede ante nuestros
ojos. Como ejemplos baste mencionar, entre muchos otros, los
trabajos de Ryszard Kapuściński, Günter Wallraff, Gabriel Gar-
cía Márquez, Arturo Pérez-Reverte, Darío Fritz, periodistas ex-
tranjeros y a María Idalia Gómez, Raymundo Riva Palacio, Car-
los Marín, Daniel Lizárraga, Álvaro Delgado y Sergio González
Rodríguez, mexicanos.
En el transcurso de las siguientes páginas se tratará de
explicar cómo y en qué medida el reportaje ha logrado conjuntar

2
E. Cassirer, Antropología filosófica, pp. 236, 237.

56
INVESTIGACIÓN Y CREATIVIDAD EN EL DISCURSO INTERPRETATIVO

la investigación y la creatividad en el manejo y la confección del


discurso periodístico en la construcción de la realidad social para
cumplir su cometido: ser un género informativo y a la vez inter-
pretativo.
Para ello, estableceremos primero la definición de reportaje,
especialmente escrito; luego hablaremos del proceso de interpre-
tación de la realidad: la importancia de la investigación y la crea-
tividad en la construcción del discurso interpretativo (su estruc-
tura y redacción), y los recursos de credibilidad en el reportaje;
finalmente nos ocuparemos de la proyección del reportaje y el
periodismo de investigación en la actualidad.

Definiciones en un mismo sentido

Hablar de reportaje nos obliga a precisar el concepto. Sabemos


que en el lenguaje común se le llama reportaje o artículo a cual-
quier texto periodístico sin distinguir entre una nota informativa
(función informativa expresada en un discurso narrativo-exposi-
tivo); un reportaje (función explicativa-interpretativa expresada
en un discurso narrativo, descriptivo y expositivo); artículo (fun-
ción emisión de una opinión expresada en un discurso expositivo
y argumentativo). Sin embargo, aquí nos referiremos a él como
el texto más acabado del periodismo informativo: reportaje pro-
fundo, gran reportaje, reportaje en tercera dimensión, reportaje
interpretativo o reportaje de investigación.
Es, entonces, el género periodístico más complejo y con ma-
yores posibilidades expresivas. En un reportaje profundo no sólo
se relata un hecho, sino que se le explica y contextualiza con el
propósito de proporcionar al lector antecedentes, análisis y valo-
ración de datos estimativos para prever las consecuencias. Da
respuesta, básicamente, al por qué y al para qué de los aconteci-
mientos. Esto es, resulta de la investigación y de la significación
que el reportero le confiere a la realidad social
El reportaje profundo, afirma el profesor Hernán Uribe,
“implica la exposición de los hechos en su contexto, la visión
totalizadora de los acontecimientos. Es un género periodístico
que utiliza la investigación científica para el análisis de los orí-

57
MARÍA DE LOS ÁNGELES CRUZ ALCALDE

genes y perspectivas de los sucesos...”,3 los cuales narra con un


lenguaje periodístico.
Julio del Río Reynaga considera que el reportaje investiga
en profundidad al hecho y su contexto. Es una indagación social
cuyo objeto de estudio es “la realidad social con sus instituciones,
grupos, comunidades, movimientos, patologías y las relaciones
que establecen (conflictos o no) de carácter político, económico,
cultural, etcétera”.4
Para Eduardo Ulibarri, es el género periodístico que averi-
gua con distintos niveles de profundidad, valiéndose de múltiples
fuentes y aplicando los métodos de investigación periodística,
sobre hechos o situaciones de interés público para dar a conocer
su existencia, relaciones, orígenes o perspectivas,5 para lo cual en
el relato se emplean diversas formas de estructura, así como re-
cursos expresivos.
Hay varias definiciones que establecen los objetivos y carac-
terísticas del reportaje, pero para nosotros existen esencialmente
dos que se complementan y que delimitan el concepto clara-
mente: una es la elaborada por el profesor Máximo Simpson; la
otra por la doctora Lourdes Romero.
Máximo Simpson lo define como una:

Narración informativa en la cual la anécdota, la noticia, la


crónica, la entrevista o la biografía están interrelacionadas con los
factores sociales estructurales, lo que permite explicar y conferir
significación a situaciones y acontecimientos; constituye, por ello,
la investigación de un tema de interés social en el que, con estruc-
tura y estilo periodísticos, se proporcionan antecedentes, compara-
ciones y consecuencias, sobre la base de una hipótesis de trabajo y
de un marco de referencia teórico previamente establecido.6

Lourdes Romero precisa que los reportajes profundos, como

3
H. Uribe, “Apuntes sobre investigación y fuentes en el reportaje”, en Gé-
neros periodísticos, p. 49.
4
J. del Río, Teoría y práctica de los géneros informativos, p. 52.
5
E. Ulibarri, Idea y vida del reportaje, p. 38.
6
M. Simpson, “Reportaje, objetividad y crítica social. El presente como his-
toria”, Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, p. 147.

58
INVESTIGACIÓN Y CREATIVIDAD EN EL DISCURSO INTERPRETATIVO

relatos periodísticos no pretenden reconstruir el acontecimiento y


cómo ocurrió; su objetivo es más amplio: explicarlo. Para lograrlo,
el narrador no sólo se limita a desarrollar los hechos que dan ori-
gen al suceso sino que lo contextualiza, esto es, proporciona los an-
tecedentes del asunto y de las circunstancias que lo documentan;
también expone las interpretaciones que expertos y no expertos
hacen sobre el asunto tratado; y —por último— a modo de conclu-
sión, hace un análisis valorativo,7

para prever posibles consecuencias.


Encontremos, pues, cómo se complementan estas dos defi-
niciones:
Ambos autores conciben al reportaje como una narración,
un relato periodístico, basado en una investigación, en el cual la
crónica, la entrevista, la biografía y la anécdota permiten al re-
portero valorar y analizar el hecho para su lector.
Romero establece que con esta valoración y análisis, el na-
rrador aporta los antecedentes necesarios; las circunstancias,
además de las interpretaciones que expertos e involucrados ha-
cen, con el fin de dar contexto y significación al hecho abordado.
Esta significación y contextualización, al tener como refe-
rencia un marco teórico, inducen al reportero, coinciden los dos
estudiosos, a establecer conclusiones y posibles consecuencias.
De las aportaciones de estos dos autores resumimos que la
esencia del reportaje como relato periodístico es la investigación
profunda, para analizar y valorar un suceso, con la finalidad de
dilucidarlo y darle sentido dentro de una realidad muy amplia.
Después de esta breve revisión teórica podemos concluir
que el reportaje profundo es un género interpretativo, su prin-
cipal objetivo es investigar en profundidad los hechos para ex-
plicar y dar significación a la realidad —es decir— relacionar un
hecho con los que se suceden simultáneamente y con algunos
acontecimientos que han sucedido en el pasado (antecedentes) o
con los que se prevén. Es un género interpretativo porque es el
periodista quien investiga, organiza, valora, jerarquiza y da cohe-
rencia a los hechos para contarlos en una historia, a su muy par-
ticular manera, explotando toda su creatividad.

7
L. Romero, La realidad construida en el periodismo. Reflexiones teóricas,
pp. 163, 164.

59
MARÍA DE LOS ÁNGELES CRUZ ALCALDE

El periodista conoce la realidad y de ella “escoge” el suceso


noticioso; también “decide” lo que es más interesante, esto deter-
mina no sólo la forma de observación del suceso, sino también su
construcción discursiva y su difusión. Esto significa que el perio-
dista le pone límites a la realidad social y la resalta en la cons-
trucción de la noticia.8

La importancia de la investigación

La investigación en el periodismo es una actividad explícita y


obligada, es vital, imprescindible para elaborar desde una nota
informativa, hasta un artículo de opinión. Es a partir de ella y de
la interpretación como se construye el presente social9 y el dis-
curso periodístico.
La interpretación se da desde el momento en que el perio-
dista o reportero, quien percibe y comprende la realidad, selec-
ciona un acontecimiento para ser investigado, explicado, y esta-
blece su relación con hechos sucedidos previamente y aquellos
posteriores; la interpretación otorga un significado simbólico
para la comprensión del contexto o marco teórico de referencia.
El método empleado por el periodismo obliga al reportero
no a mostrar todos y cada uno de los hechos que se presentan en
la realidad, sino que le exige la selección únicamente de algunos,
los más significativos, para exhibirlos ante la sociedad; es decir,
presenta una “construcción” particular de lo que ocurre en el
mundo, a partir de ciertos parámetros.
Por ejemplo, la realidad social que construyen los noticia-
rios televisivos es más selectiva que la que construye un perió-
dico, porque la televisión por la restricción del espacio (tiempo),
elige los principales asuntos de todos los considerados por la
agenda de los medios; mientras que el periódico tiene la posibili-
dad (tiempo y espacio) de elegir además otros acontecimientos,
por lo que la reconstrucción de la realidad diaria abarca un nú-
mero mayor de sucesos nacionales e internacionales aunque no
gocen del mismo grado de relevancia.
8
S. González, “La significación de la realidad en la construcción del dis-
curso periodístico”, en Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, p. 69.
9
L. Gomis, Teoría del periodismo. Cómo se forma el presente, pp. 35-47.

60
INVESTIGACIÓN Y CREATIVIDAD EN EL DISCURSO INTERPRETATIVO

El periodismo entonces como actividad profesional se ocupa


de dar una versión compendiada y, especialmente, organizada,
ponderada de la realidad presente y cotidiana, perpetuamente
subordinada al espacio y al tiempo de difusión.
De ahí se pueden desprender dos aspectos importantes tan-
to para la construcción de la realidad social o la reconstrucción
de la realidad como para la creación del discurso periodístico: la
selección y la valoración. Los periodistas seleccionan y valoran de
la realidad aquellos sucesos susceptibles de convertirse en he-
chos periodísticos (noticiosos) merecedores de ser investigados,
comunicados y conocidos. Se da pues una reconstrucción ya que
quien se ocupa de comprender e interpretar es quien redacta o
construye el discurso periodístico a través de la mediación del
lenguaje escrito, auditivo o audiovisual.
El periodismo al ser, naturalmente, el agente activo de la
construcción de la realidad social cotidiana, encuentra su base
teórica en las Ciencias Sociales y además por su labor primordial
de dar a conocer lo que pasa en el orbe, su relación con la Teoría
del Conocimiento. El periodismo al ser el edificador de la reali-
dad social nos obliga a enunciar una teoría que no abandone los
fundamentos del constructivismo. “La construcción del discurso y
la significación de la realidad descansan en un proceso constante
de selección y jerarquización de datos sobre la realidad social”,10
las cuales obedecen a la necesidad e interés del periodista por
esclarecer el significado de un suceso dentro de un contexto.
Alberto Dallal explica que investigar “es el acto de indagar
en cualquier aspecto de la realidad... para reproducirlo, descri-
birlo, definirlo, ubicarlo y finalmente interpretarlo.”11 El perio-
dista al reconstruir y narrar los hechos es un investigador.
Investigar etimológicamente proviene de dos vocablos grie-
gos in que significa adentrarse, ir en busca y vestigium huella o
antecedente. Investigación científica es pues el proceso mediante
el cual pretende obtenerse información relevante, imparcial,
fidedigna de un tema determinado con la aplicación de métodos
y técnicas con el fin de ampliar, verificar, corregir o aplicar los
conocimientos adquiridos.12
10
S. González, op. cit., p. 69.
11
A. Dallal, Lenguajes periodísticos, p. 40.
12
Véase D. García. Metodología del trabajo de Investigación, pp. 11-12.

61
MARÍA DE LOS ÁNGELES CRUZ ALCALDE

Es innegable que el reportaje, al ser producto de una inves-


tigación similar a la científica social, es la respuesta que el perio-
dismo escrito (aunque hay casos aislados de reportajes en medios
electrónicos), da a la inmediatez, ahora diríamos simultaneidad,
con que la noticia da la vuelta al mundo a través de la radio y la
televisión. Recordemos cómo fuimos testigos a través de la tele-
visión, en el momento de ocurrir, del impacto del avión comercial
en la segunda torre gemela del World Trade Center de Nueva
York, el 11 de septiembre de 2001. Un ejemplo más: el derrumbe
de la estatua gigantesca de Sadam Hussein en 2003.
La investigación es la esencia del reportaje, no sólo es el re-
lato llano de los hechos. El método que sigue es similar al de la
ciencia, tal como dice Eduardo Ulibarri “como en la ciencia...
pero distinto a ella”.13 De ahí que tanto los métodos como las téc-
nicas de la investigación social se apliquen al proceder del repor-
taje; es decir, el proceso de investigación periodística, coinciden
varios autores, es muy similar al método científico.
El reportaje, debido a la profundidad de la investigación,
tiene como objetivo explicar y conferir significado al hecho inves-
tigado. Se buscan verdades, hechos, situaciones o acontecimien-
tos concretos; sus mensajes van dirigidos a la opinión pública. Le
da a conocer a los receptores un hecho o situación que los afecta
como individuos miembros de una sociedad.
El reportero, dice Hernán Uribe, requerirá de una observa-
ción e investigación aguda de los hechos, de una reflexión y aná-
lisis del mismo carácter. “En una palabra deberá mantenerse en
los marcos de la metodología científica para que su trabajo sea
objetivo, verdadero, vale decir comprobable”.14
El periodismo aplica la metodología de las Ciencias Sociales
y la conjunta con la propia de la investigación periodística para
explicar hechos del acontecer cotidiano. De esta forma podemos
distinguir cuatro momentos en la elaboración de un reportaje: la
concepción del proyecto de trabajo; el proceso de la investigación;
el análisis y valoración de los datos recabados, y el momento
culminante: la estructura y redacción.

13
E. Ulibarri, op. cit., p. 45.
14
H. Uribe, op. cit., p. 51.

62
INVESTIGACIÓN Y CREATIVIDAD EN EL DISCURSO INTERPRETATIVO

1. Concepción del proyecto de trabajo. En esta fase se deli-


mita el tema y se plantea el problema, esto es, qué se quiere
decir del tema, lo cual se logra con una investigación previa o
estado del arte que consiste en hacer una revisión hemerográfica
de lo escrito al respecto hasta el momento, esto permitirá des-
cubrir desde qué óptica se ha abordado el asunto y cuál es la
más conveniente para elaborar el nuevo trabajo. Las temáticas
de un reportaje pueden surgir de la noticia publicada o de un
hecho que el periodista investiga por propio interés con intencio-
nes eminentemente periodísticas. También en la selección del
tema y el enfoque nuevo que se le dará, interviene la creatividad
del periodista.
En la confección de un proyecto también es indispensable
establecer la hipótesis de trabajo y los objetivos precisos para de-
sarrollar un texto original y profesional. De igual forma un plan
de trabajo bien elaborado permite al reportero determinar los
métodos de investigación más adecuados y el tipo de fuentes in-
formativas, documentales y vivas, que debe consultar.
2. El proceso de investigación considera tanto la investiga-
ción documental como la de campo. En la primera pueden con-
sultarse fuentes bibliográficas, hemerográficas, documentos, es-
tadísticas, mapas, informes relacionados con el tema, con el fin
de establecer antecedentes, relaciones y aportar datos precisos.
En la segunda, se indaga a través de la observación directa;
la entrevista alma y fuente principal del reportaje, y en ocasio-
nes, si así lo amerita la investigación, se aplican encuestas. Lo
importante es acudir al lugar de los hechos y dar voz a todos los
testigos e involucrados en una problemática o acontecimiento.
Según Julio del Río, el tipo de fuentes disponibles son: las
oficiales, aquellas que contienen los datos del Estado mexicano;
las semioficiales, comprenden las instituciones que indirecta-
mente dependen del gobierno, las no gubernamentales y las
privadas o particulares.15
3. Análisis y valoración de los datos obtenidos. Una vez re-
cabada toda la información, la labor de análisis y valoración es

15
J. del Río, “El reportaje, género por excelencia del periodismo moderno”,
en Reflexiones sobre periodismo, medios y enseñanza de la comunicación, p.
154.

63
MARÍA DE LOS ÁNGELES CRUZ ALCALDE

muy importante ya que así se logra desechar aquélla que no es


tan relevante y descubrir si hace falta precisión en otra. Tam-
bién da la posibilidad para comenzar a organizar la información
e imaginar la estructura del texto final.
Al valorar y jerarquizar la información se deben mantener
muy presentes tanto el planteamiento del problema, como los
objetivos propuestos en el proyecto de reportaje, esto facilita la
reflexión y el análisis para el ordenamiento de todos los datos y
establecer si las relaciones entre los acontecimientos simultáneos
y pasados con respecto al tema son correctas.
La interpretación es comprender y expresar, es resultado
del análisis que permite otorgar a los hechos sus significados y
relaciones; los descompone en sus partes para entenderlos y con-
seguir fundar las causas que los generan e inferir las repercusio-
nes futuras. En pocas palabras la valoración y el análisis de los
datos obtenidos permiten cumplir con la función fundamental
del reportaje: profundizar en explicar los acontecimientos actua-
les y nuevos en su contexto político, económico, social y cultural;
es decir, en la realidad social.16
4. La estructura y la redacción. Una vez que se ha concluido
la investigación y se ha llevado a cabo el proceso de análisis,
viene la etapa de redacción de la cual hablaremos en el apartado
siguiente. Baste ahora con decir que es necesario utilizar un len-
guaje sencillo, ágil y directo tal cual debe ser el estilo del discur-
so periodístico.

La redacción del reportaje y la creatividad

El proceso de interpretación finaliza cuando la historia es con-


tada. Para ello, dice Lourdes Romero,

es necesario redactarla... Reducir un hecho al lenguaje equivale a


la redacción del hecho como noticia... El lenguaje es el único medio
de captar la realidad que permite aislar dentro de ella algunos he-

16
Véase L. Gomis, op. cit., pp. 35-47.

64
INVESTIGACIÓN Y CREATIVIDAD EN EL DISCURSO INTERPRETATIVO

chos y mediante un procedimiento de redacción convertirlos en no-


ticia. Al definir el hecho en términos verbales, la interpretación de
la realidad se vuelve selectiva ya que el lenguaje no puede dar
cuenta de la realidad sin caracterizarla, es decir sin escoger unos
aspectos y olvidar otros.17

Susana González explica que:

la significación de la realidad en la construcción del discurso perio-


dístico implica además del proceso de conocimiento de la realidad,
el proceso creador; se trata de un proceso mental que involucra,
por un lado, a la construcción lingüística, a las formas del pensa-
miento y a la composición discursiva, y por el otro, al proceso de
significación del acontecer.18

Ese proceso creador se refiere a la alineación de los datos y


a la redacción del texto periodístico, en este caso del reportaje, la
cual involucra al lenguaje en la última fase del proceso de inter-
pretación. Para realizar esta tarea no existe un formato único o
un manual que indique al periodista cómo relatar su historia, ya
que el discurso narrativo descriptivo, y a veces expositivo, no
responde a la estructura de una pirámide invertida, la creativi-
dad y el estilo con que se escribe un reportaje son propios del re-
dactor, con la condición de respetar las cualidades del estilo pe-
riodístico: sencillez, claridad y precisión.
La redacción implica una actividad mental que organiza
jerárquicamente las ideas o los hechos para construir un discurso
a partir de ciertos criterios, en el caso del reportaje se consideran
los objetivos planteados, la hipótesis de trabajo y los factores de
interés periodístico. La unidad semántica de un discurso se logra
con una adecuada selección temática (acontecer social cotidiano)
y organización de las ideas o los hechos (información obtenida
durante la investigación) considerados en los enunciados y los
párrafos del reportaje.

El discurso periodístico se caracteriza por el manejo de téc-


nicas expresivas específicas comunes a todo discurso, pero con otro

17
L. Romero, op. cit., pp. 18, 19.
18
S. González, op. cit., p. 80.

65
MARÍA DE LOS ÁNGELES CRUZ ALCALDE

propósito, con una nueva disposición y combinados con los signos


propios de la comunicación masiva.19

No es una novedad que las formas primarias de discurso:


narración, descripción, exposición y argumentación se han em-
pleado para notificar un deseo, relatar una situación, la necesi-
dad de saber, o bien la posibilidad de expresar un sentimiento
por ejemplo de amor o de ira o de miedo. Desde luego esto se fue
perfeccionando desde que el ser humano tuvo un código lingüís-
tico compartido que le permitió la comunicación, pero además le
añadió al lenguaje entonaciones y connotaciones convenidas para
expresar ciertas emociones o sentimientos.
Las formas del discurso son las maneras que adopta nues-
tro lenguaje oral o escrito, coloquial, formal o literario para cons-
truir diferentes discursos: narrativos, descriptivos, expositivos y
argumentativos, por lo cual se trasladan a discursos más especí-
ficos o especializados, como los textos periodísticos.
Estas formas discursivas son la que se utilizan también en
el discurso periodístico y, por ende, en la redacción del reportaje
para explicar y otorgar significado a un hecho real. Como es un
género que goza de gran libertad expresiva, los recursos lingüís-
ticos del reportero para construir la realidad social son tan am-
plios como grande pueda ser su creatividad para contar las his-
torias que ha investigado, presenciado e interpretado. “La vida
cotidiana se presenta como una realidad interpretada por los
hombres y que para ellos tiene el significado subjetivo de un
mundo coherente”20 inmerso en un tiempo y en un espacio.
En el mundo real los hechos transcurren simultáneamente,
al trasladarlos al discurso el periodista requiere utilizar su crea-
tividad y conocimiento de los recursos del lenguaje literario que
le permitan plasmar en el texto esta sensación de paralelismo.
La realidad de la vida cotidiana, dicen Berger y Luckmann,
se organiza alrededor del “aquí” y el “ahora”; es decir, que cada
ser la experimenta en diferentes grados de proximidad y aleja-
miento, tanto espacial como temporal. Esta realidad se ostenta

19
Ibidem, p. 70.
20
P. Berger y T. Luckmann, La construcción social de la realidad, p. 36.

66
INVESTIGACIÓN Y CREATIVIDAD EN EL DISCURSO INTERPRETATIVO

ante el ser humano como un mundo intersubjetivo, un mundo


que comparte con otros.
El uso del tiempo presente en la reconstrucción y redacción
habla de la importancia que tiene para el periodismo, especial-
mente, informativo el aquí y el ahora. En ese aquí y ahora re-
side la materia prima del periodismo, la vida siempre transcurre
en el presente, aquí en el lugar que nos encontramos (localidad,
ciudad, estado, país, continente, mundo) y en este preciso mo-
mento, ahora, pero además simultáneamente.
Saber y conocer qué ocurre en el continente europeo en el
aquí y en el ahora mientras en América dormimos, es un ejem-
plo claro de la simultaneidad y de lo indispensable que es para el
periodismo el tiempo presente.
En el pasado se encuentran los antecedentes, las causas de
los acontecimientos que se observan en el momento actual, esos
antecedentes son parte importante para comprender el presente,
de ahí que autores como Máximo Simpson establezcan la nece-
sidad de abordar el presente como historia.
Los medios, dice Lorenzo Gomis, toman del pasado recien-
te, aquellos hechos poco conocidos que de alguna manera renue-
van y los presentan como actuales y consiguen que el público se
interese en ellos, los comenten, los critiquen, tomen una decisión
o manifiesten una postura. Al hacer esto se construye una rea-
lidad (inventada) o presente social que de manera artificial pro-
longa o acorta la vida de los acontecimientos en una sociedad
determinada.
Esto responde a distintos intereses periodísticos y de otro
tipo y también a que la configuración de la agenda de los medios
es la que estipula qué sucesos conformarán la realidad inventada
(construida) que los medios nos presentan en sus discursos. Ess-
linger Zeitung de manera muy puntual establece que:

Toda realidad es una construcción de aquellos que se esfuer-


zan por descubrirla e investigarla. El sentido común supone que la
realidad puede ser descubierta y que una realidad inventada ja-
más puede ser la auténtica realidad. El constructivismo, en cam-
bio, parte de la premisa de que toda realidad es la construcción de
aquello que se intenta descubrir e investigar.21
21
P. Watzlawick et al., La realidad inventada, p. 15.

67
MARÍA DE LOS ÁNGELES CRUZ ALCALDE

El acontecimiento no siempre depende, tal y como se ha


pensado, de lo que está fuera del sujeto cognoscente o periodista,
sino que obedece al cómo percibe el qué seleccionado de entre
todos aquellos que conforman el “paisaje social”. Esto es, la rea-
lidad social existe sólo en la medida en que el discurso producido
por los media la constituyen como tal. Paul Watzlawick amplía
este planteamiento y establece que la realidad es:

La construcción de quienes creen que descubren e investigan


la realidad… la realidad supuestamente hallada es una realidad
inventada y su inventor no tiene conciencia del acto de su inven-
ción, sino que cree que esa realidad es algo independiente de él y
que puede ser descubierta; por lo tanto, a partir de esa invención,
percibe el mundo y actúa en él.22

La exposición, la narración, la descripción son las formas


del lenguaje, del discurso, que, principalmente, adopta el repor-
taje. El manejo de diálogos, monólogos, anacronías, el empleo de
metáforas y la inclusión de ejemplos son los recursos literarios
que con más frecuencia se emplean en la redacción del discurso
periodístico y permiten al reportero contar su versión (interpre-
tación) de lo sucedido, reconstruir la realidad y de esta forma ir
conformando el presente social considerado como la actualización
de los hechos que se convierten en contemporáneos.
La narración corresponde a los hechos comprobados; la des-
cripción se realiza a partir, fundamentalmente de la observación
directa, y los diálogos se trabajan y transcriben de aquellos escu-
chados o sostenidos con los entrevistados. Los acontecimientos
narrados y descritos en un reportaje, aunque se redacten con
gran creatividad, no son ficción, su referente se localiza en el
mundo factual, objeto de trabajo del periodismo.
Como podemos observar los recursos literarios que retoma
el periodismo para la presentación del reportaje con creatividad
no implica que en este tipo de relato periodístico la ficción esté
permitida, por el contrario, el reportaje, al ser producto de una
investigación profunda documental y de campo, en donde la en-
trevista tiene un papel preponderante, y de un análisis cuida-

22
Ibidem, p. 15.

68
INVESTIGACIÓN Y CREATIVIDAD EN EL DISCURSO INTERPRETATIVO

doso, debe tener siempre su referente en el acontecer cotidiano,


en el mundo factual.
La creatividad en la confección del discurso periodístico,
particularmente en la redacción del reportaje, ha permitido ma-
nifestar la presencia del reportero en el texto mismo, ya sea
como testigo o protagonista de los acontecimientos. Esta es una
de las posibilidades que el periodismo de hoy otorga a los repor-
teros en la reconstrucción de los hechos. El discurso de los rela-
tos periodísticos es la versión de la realidad que los periodistas
proporcionan a sus receptores. Ellos deciden qué de lo sucedido
contar y qué excluir; determinan el orden de la narración y el
cómo lo rememoran.
En un reportaje no se pueden contar las cosas tal cual su-
cedieron, ya que el lenguaje es otra realidad que impone sus
propias leyes tales como la linealidad del lenguaje contra la si-
multaneidad de la realidad. Por ello, el reportero, en su texto se
ve obligado a manejar distintos tiempos y espacios.
El recurso literario de emplear un relato primario, marco o
principal en el que se van a ir insertando otros relatos secunda-
rios permitirán transcribir al papel la sensación de simultanei-
dad exclusiva de la realidad, “...aunque el narrador quisiera
relatar lo acaecido en la realidad siguiendo su orden natural,
cronológico, la linealidad del lenguaje no se lo permitiría”.23
El ordenamiento arbitrario, por parte del reportero, de la
sucesión de hechos es otro recurso redaccional. De esta forma y
atendiendo a la jerarquización de los datos, factores de interés
periodísticos y objetivos del reportaje, el periodista puede esta-
blecer el orden de los hechos de manera intencional de acuerdo
con sus objetivos; es decir, puede incluir anacronías, entendidas
éstas como alteraciones en el tiempo al relatar lo sucesos.
En la redacción del discurso periodístico usualmente se re-
curren al relato de acontecimientos y al relato de palabras. El
primero se refiere a la narración, descripción y exposición de lo
sucedido, podría decirse por un observador, mientras que el se-
gundo, concede la voz a los involucrados para que ellos mismos
relaten lo que ha sucedido.

23
L. Romero, op. cit., p. 66.

69
MARÍA DE LOS ÁNGELES CRUZ ALCALDE

Para lograr la credibilidad y veracidad en sus textos, ex-


plica Lourdes Romero, los periodistas recurren a las siguientes
posibilidades:

1. En una investigación profunda el trabajo con documen-


tos (bibliográficos, hemerográficos, oficiales, etcétera) es impor-
tante; por ello es necesario identificar adecuadamente estas
fuentes cuando se requieren precisar datos. Se recurre pues a las
citas textuales de ciertas partes de los documentos. Es una deci-
sión arbitraria del reportero; sin embargo, da confianza al lector
de que en la producción del reportaje investigó con seriedad.
2. Selección adecuada de las fuentes vivas de información, a
los otros como afirma Kapuściński; es decir, es muy importante
cuidar la pertinencia de los personajes entrevistados para hablar
u opinar sobre un determinado tema ya sea por su conocimiento:
especialistas o por su cercanía: testigos o involucrados.
3. El autor debe aclarar que lo expresado en su texto no es
el reflejo fiel de la realidad, más bien es la interpretación, la re-
construcción que del hecho o acontecimiento realiza el propio
reportero; que lo que se presenta es una porción de la realidad.
Un recurso de confiabilidad es establecer este pacto con sus lec-
tores.
4. El periodista debe asumir su subjetividad al elaborar sus
textos, aludiendo al método que éste empleó en la confección de
su trabajo. Dejar de manifiesto la imposibilidad de objetividad
pura en un trabajo interpretativo, tal como lo establecen autores
ya mencionados y la hermenéutica, ciencia y arte de la interpre-
tación y desde luego, establecer que lo plasmado en su discurso
es su muy particular forma de comprender el problema, una for-
ma muy personal de investigarlo, relatarlo y, naturalmente de
escribirlo.
5. Indicar al lector la manera en que debe recibir el men-
saje. Ejemplo: “este texto debe leerse como un reportaje o como
una novela reportaje, etcétera”. Tal y como se ha visto infinidad
de veces en el cine. Un ejemplo lo encontramos en la introduc-
ción que Vicente Leñero escribe para su libro Los periodistas
donde con toda claridad indica al lector cómo debe leer el men-
saje: “El episodio, aislado pero elocuente ejemplo de los enfren-
tamientos entre el gobierno y la prensa en un régimen político

70
INVESTIGACIÓN Y CREATIVIDAD EN EL DISCURSO INTERPRETATIVO

como el mexicano, es el tema de esta novela. Subrayo desde un


principio el término novela. Amparado bajo tal género literario y
ejercitando los recursos que le son o le pueden ser característicos
he escrito este libro sin apartarme, pienso, de los imperativos de
una narración novelística.”24
6. Dar la voz a los participantes, involucrados o testigos de
un acontecimiento, es decir, emplear el estilo directo, deja claro,
dice Lourdes Romero, que el narrador no está implicado en el
enunciado del personaje y que éste es una secuencia ajena al
narrador. Dar voz a los testigos o involucrados proporciona ade-
más agilidad al texto.
7. Como recurso de credibilidad puede también utilizarse el
estilo indirecto, donde el autor o narrador da pie para decir lo
que dijo el personaje citado. El periodista es el mediador entre el
declarante y el lector.
8. Emplear el diálogo en el momento justo. Su empleo pue-
de hacerse intercalándolo en la narración o bien cuando se le da
un papel predominante en el relato.
9. Una posibilidad más para lograr la credibilidad es la
inclusión de las réplicas desgajadas de diálogo. Es un recurso
dentro de la narración y no exige réplica; es decir, no hay res-
puesta, solamente son partes de un diálogo que el periodista eli-
ge con una clara intención. El narrador “interrumpe su discurso
con breves y aisladas réplicas de un personaje de su historia, no
sólo con la finalidad de dejarnos oír lo que dice el personaje, sino
para dar credibilidad e imprimir viveza y agilidad a su relato”.25
10. Incluir el monólogo proporciona al lector la sensación de
que el personaje o testigo estuvo presente en el lugar de los he-
chos, también consigue el efecto de que el personaje le está con-
tando lo sucedido directamente al lector, sin ningún mediador.

24
V. Leñero, Los periodistas, p. 9.
25
L. Romero, op. cit., p. 104.

71
MARÍA DE LOS ÁNGELES CRUZ ALCALDE

La proyección del reportaje en el


periodismo actual

Actualmente el periodismo moderno requiere de profesionales


muy bien preparados para enfrentar las exigencias de los recep-
tores del siglo XXI. Fundamentalmente los hacedores de reporta-
jes que se publican en la prensa escrita, pues la inmensidad de
información emitida por los medios de información electrónicos
la obliga a presentar relatos periodísticos más completos y con-
textualizados.
Un periodista bien preparado y comprometido con su pro-
fesión estará en posibilidad de ofrecer a sus lectores el análisis
puntual de los acontecimientos y con ello una explicación que le
permita al lector encontrar el significado de los acontecimientos
que suceden cotidianamente. La preparación de cuidarse en dos
sentidos: la especialización en el periodismo de investigación y la
especialización en áreas o temas determinados. Esta especializa-
ción proveerá a la sociedad de periodistas capaces de sistemati-
zar la información y contextualizarla en un determinado ámbito
del discurso periodístico.
El reportaje profundo o gran reportaje es el medio más ade-
cuado para brindar ese análisis que los medios electrónicos no
pueden ofrecer en aras de la inmediatez con que informan de los
sucesos nacionales e internacionales más importantes del día.
Así, un reportaje como Ébano de Ryszard Kapuściński nos expli-
ca la situación de los países africanos de una manera muy pro-
funda, para lo cual el periodista tuvo que documentarse amplia-
mente sobre la situación en África e incluso vivir varios años en
distintos países de ese continente exponiéndose a grandes peli-
gros y poniendo en riesgo su salud con el único fin de cumplir
con su compromiso social y profesional.
En El Emperador, Kapuściński a partir de una investiga-
ción documental, pero sobretodo de los testimonios de exmiem-
bros de la corte del emperador Haile Selassié, realiza un trabajo
que permite descubrir no sólo la personalidad del emperador
sino la situación política, económica y social en que realmente se
encontraba Etiopía en esa época.

72
INVESTIGACIÓN Y CREATIVIDAD EN EL DISCURSO INTERPRETATIVO

Cabeza de turco es un reportaje en donde Günter Wallraff


—su autor— es a la vez protagonista, narra y explica con sus
vivencias como turco las situación económica, política, social y
religiosa que viven los inmigrantes en Alemania. El periodista
complementa estas vivencias con un conocimiento previo del
contexto como parte de su investigación.
Gabriel García Márquez en su reportaje Noticia de un se-
cuestro demuestra una vez más, como en Relato de un náufrago,
su capacidad para, a través de los documentos y de las entrevis-
tas, reconstruir los hechos y los diálogos que los protagonistas
sostuvieron. En este texto muestra el contexto político, econó-
mico y social en que se dan los secuestros a que hace referencia.
La corrupción azul, trabajo ganador del Premio Debate de
libro reportaje 2008, es un ejemplo de periodismo de investiga-
ción cuya virtud es el análisis e interpretación de documentos
que a simple vista no contienen dato alguno, pero que en las ma-
nos y a los ojos de Daniel Lizárraga denuncian el despilfarro de
dinero que expresidentes y secretarios de Estado han hecho de
las contribuciones de todos los mexicanos.
Álvaro Delgado en su texto El Yunque. La ultraderecha en
el poder realiza una investigación minuciosa del comportamiento
de diversos grupos de derecha en México para luego explicar su
ascenso al poder, a Los Pinos dice el autor, en el año 2000. Se
ocupa además de El yunque al revelar su origen, estructura y
naturaleza como organización nacional de ultraderecha.
Con la muerte en el bolsillo, Premio Planeta de Periodismo
2005, muestra de la exhaustiva investigación que María Idalia
Gómez y Darío Fritz realizan sobre una porción de la realidad
que en los últimos años ha ganado más espacio en todos los me-
dios informativos: el narcotráfico y sus implicaciones, los cárteles,
el poder, las autoridades, los políticos, los policías y la corrupción.
Al reconstruir este segmento de la realidad, los autores aprove-
chan todos los recursos discursivos para contar seis historias y
explicar el fenómeno del narcotráfico, problema creciente que
aqueja a la sociedad. Historias que, como menciona José Revuel-
tas en el prólogo a Los muros de agua, parecen increíbles, y en
donde queda de manifiesto una vez más que la realidad supera a
la fantasía, que la realidad es tan cruel que el ser humano la lle-
ga a considerar como producto de la imaginación.

73
MARÍA DE LOS ÁNGELES CRUZ ALCALDE

Un último ejemplo lo encontramos en Huesos en el desierto,


donde el autor realiza un gran esfuerzo para encontrar sentido y
una explicación a los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez,
Chihuahua. Con este trabajo Sergio González Rodríguez no sola-
mente demuestra su preparación y su conocimiento de los mé-
todos y técnicas de investigación periodística, sino también de su
responsabilidad profesional para desentrañar un asunto que
tiene fuertes implicaciones políticas y sociales, y que inclusive
puso en riesgo su vida.
El reportaje sigue siendo el género por excelencia. Hoy en
día su publicación por entregas en diarios y revistas como el tra-
bajo Memorias de un policía: la renovación moral, de Alejandro
Iñigo, publicado del 22 de diciembre de 2003 al 30 de enero de
2004 en el diario Excélsior, o en forma de libro como los ejemplos
antes mencionados, demuestran que es el texto periodístico que,
con mayores posibilidades expresivas, tiene la posibilidad de pro-
fundizar en la investigación de los hechos y satisfacer, de tal ma-
nera, las necesidades de conocimiento del lector actual.
El creador de reportajes profundos nunca debe olvidar que
su discurso va dirigido a un lector ávido de conocimiento e inte-
resado en recibir una interpretación, una explicación de lo que
sucede en su realidad, por ello el periodismo actual se está preo-
cupando por aportar a sus lectores un periodismo explicativo, un
periodismo de investigación, cuyo fiel representante es el repor-
taje, género periodístico que basado en una investigación profun-
da pretende explicar, es decir, dar contexto y significación a los
sucesos de actualidad.
En la elaboración de reportajes la creatividad, la especiali-
zación, la responsabilidad profesional y la ética periodística no se
contraponen, no están peleadas, se complementan y juntas per-
miten hacer un mejor periodismo que produce discursos que sa-
tisfacen las necesidades de conocimiento de la sociedad.

74
INVESTIGACIÓN Y CREATIVIDAD EN EL DISCURSO INTERPRETATIVO

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76
PRECISIONES SOBRE EL RELATO PERIODÍSTICO

PRECISIONES SOBRE EL RELATO


PERIODÍSTICO

Francisca Robles*

Los hechos son sagrados: la opinión es libre

C. P. Scott

L
a dimensión científica del periodismo reside en su sistema
de codificación lingüística, el cual refleja formas de perci-
bir, presentar y representar la realidad social.
En un trabajo previo y con base en Niklas Luhmann,1 pre-
sento una disertación sobre la realidad social vs. la realidad

* Francisca Robles es doctora en Ciencias de la Comunicación por la


UNAM. Se especializa en el estudio de la estructura narrativa de textos perio-
dísticos y literarios, así como en el relato periodístico testimonial. Imparte las
materias de “Seminario de Titulación”, el “Taller de Expresión Oral Escrita” y
el “Taller de Redacción” en los sistemas escolarizado, abierto, a distancia y edu-
cación continua, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la misma
Universidad. Además, coordina un seminario de investigación en el Posgrado.
También ha sido docente de la Facultad de Arquitectura y de la Escuela Nacio-
nal de Trabajo Social. Ha ofrecido cátedras para la Universidad Autónoma de
Chiapas y la Universidad Autónoma de Guerrero, así como en diversas institu-
ciones de educación superior (Claustro de Sor Juana, Tecnológico de Monte-
rrey, Universidad del Pedregal, Universidad Americana de Acapulco, Centro de
Estudios Universitarios de Periodismo y Arte en Radio y Televisión). Ha sido
conferencista en universidades y ha realizado trabajo editorial para la Cámara
Nacional de la Industria de Artes Gráficas y la Cámara Nacional de la Indus-
tria Editorial. También ejerció el periodismo en el Semanario 24 de los traba-
jadores de Excélsior. Es asesora académica del Club Primera Plana, agrupación
de profesionales del periodismo con más de 50 años de existencia.
1
F. Robles, “Del espectáculo al testimonio: dos formas de presentar la rea-

77
FRANCISCA ROBLES

periodística. En términos generales, concluyo que la primera


“aparentemente” alimenta a la segunda; la apariencia consiste
en que un grupo selecto de gente con poder y visión mercado-
lógica selecciona de la realidad aquellos acontecimientos que
podrán posicionarse como productos comercializables en el mer-
cado periodístico. Dicho mercado tiene perfectamente codificados
los criterios de lo noticiable; es decir, los ingredientes que se pue-
den agregar a los acontecimientos para captar la atención de las
empresas que comercian con la información y, por ende, de quie-
nes consumen dicha comercialización: público y protagonistas.
Existe —entonces— una construcción periodística de la realidad,
un modo de expresión concreto, un modo de decir periodístico.
El discurso periodístico es una evidencia de verbalización
de la realidad. Es la única evidencia que puede estudiarse. El
texto que sigue constituye una aproximación al estudio de un
discurso específico: el relato periodístico. Éste es —ante todo—
un intento didáctico que recoge algunas precisiones sobre su es-
tructura. El punto de partida consiste en reconocerlo como una
estrategia discursiva para presentar una historia sobre un hecho
proveniente de la realidad social.

Una operación semántica

El relato periodístico es en primera instancia una operación se-


mántica por medio de la cual se manipula lingüísticamente la
realidad para narrarla. Esta operación se vincula con lo que el
ejercicio periodístico implica: ver, oír, preguntar, confrontar e in-
vestigar, para generar productos periodísticos que dan fe de lo
sucedido, de las ideas y de las acciones suscitadas en la vida so-
cial, política y económica de una comunidad. Precisamente por
ser una forma de comunicación directa, vital, inmediata, el perio-
dismo se halla impregnado de los aderezos ideológicos y formales
de los grupos a los que representa o a los que intenta servir o ha-
cer funcionar.

lidad”, en Lourdes Romero, Espejismos de papel. La realidad periodística,


pp. 174-198.

78
PRECISIONES SOBRE EL RELATO PERIODÍSTICO

El periodismo es un método de interpretación sucesiva de


la realidad2 en el cual el periodista es responsable de la interpre-
tación, es un operador semántico3 que de manera colectiva4 o de
manera individual5 elige la forma y el contenido de los mensajes
periodísticos.
El método de interpretación de la realidad que emplea el
periodista al ejercer su profesión considera los siguientes su-
puestos:

1. La realidad puede fragmentarse en periodos (…).


2. La realidad puede interpretarse en unidades completas e
interdependientes (hechos), capaces de interpretarse en forma de
textos (…).
3. La realidad interpretada debe poder asimilarse de forma
satisfactoria en tiempos distintos y variables por un público hete-
rogéneo.
4. La realidad debe encajar en un tiempo y espacio determi-
nados.
5. La realidad interpretada debe llegar de un modo com-
pleto, a través de una gama de filtros y formas convencionales
(géneros periodísticos) que le permitan entenderla mejor.6

El periodista retoma de la realidad sólo ciertos hechos que


considera de interés público y sobre ellos realiza su “operación
semántica” para transformarlos en discursos y difundirlos a tra-
vés de un medio periodístico.
El periodista entonces es un sujeto que necesariamente es-
tá inserto en la realidad de la cual abstrae los hechos y los inter-
preta; por tanto, puede o no, incluir explícitamente su presencia

2
L. Gomis, Teoría del periodismo. Cómo se forma el presente.
3
J. L. Martínez, El lenguaje periodístico, p. 141.
4
De acuerdo con los criterios establecidos por la línea editorial del medio
para el cual labora, o bien de acuerdo con sus propias inclinaciones políticas e
ideológicas.
5
Quienes ya tienen cierto reconocimiento en el ámbito periodístico, sin im-
portar cuál es su medio, o su tendencia política e ideológica, es decir, ya valen
más como sujetos sociales independientes, autónomos, que como representan-
tes de un medio y. por lo tanto, pueden colaborar en varios medios simultá-
neamente.
6
L. Gomis, op. cit., pp. 38-47.

79
FRANCISCA ROBLES

en los discursos que realiza, pues la participación implícita es


evidente desde que selecciona el hecho y resalta u omite aspectos
del mismo. Esta participación explícita del periodista en los dis-
cursos que realiza es necesaria en géneros que basan su estruc-
tura en el hecho: la crónica, la entrevista y el reportaje. Los tres
son de carácter eminentemente personal y, por lo tanto, implican
un punto de vista subjetivo de un hecho o serie de hechos. Tam-
bién es posible que en el ensayo, al evocar situaciones, se apele a
la narración personal-testimonial como un recurso para validar
aquello sobre lo que se opina. Las formas discursivas dominantes
de estos géneros son la narración y la descripción.
La narración, dice Genette, “se refiere a acciones o aconteci-
mientos considerados como puros procesos y, por ello mismo,
pone el acento en el aspecto temporal y dramático del relato”.7
La descripción es, según Beristáin,8 una de las cuatro estrategias
discursivas de presentación de personajes, objetos, animales, lu-
gares, épocas, conceptos, procesos, hechos, situaciones, etcétera.
Puede utilizarse aisladamente, pero en general suele alternar
con la narración.
La narración requiere de la existencia de sucesos relatables
para con ellos crear un relato. Relatar un hecho periodístico sig-
nifica testimoniarlo y admitir, por una parte, el alto grado de
subjetividad que ingresa al discurso (sensaciones, observaciones)
y, por otra, la utilización de elementos propios de la creación lite-
raria (escenas, diálogos, monólogos).
Relatar también implica admitir el protagonismo de quien
relata, el cual está presente desde que el periodista funciona co-
mo una especie de autor y director teatral, quien además de
crear la obra (previa investigación), la dirige; es decir, selecciona,
ordena y recrea aquello que quiere relatar, trátese de una entre-
vista, una crónica, un reportaje o un ensayo.

7
G. Genette, “Fronteras del relato”, en Análisis estructural del relato,
p. 201.
8
H. Beristáin, Diccionario de retórica y poética, p. 136.

80
PRECISIONES SOBRE EL RELATO PERIODÍSTICO

¿Cómo un hecho se vuelve discurso?

La respuesta inmediata a esta pregunta es verbalizándolo; es de-


cir, expresarlo lingüísticamente con un propósito definido. Dado
que el discurso es el lenguaje puesto en acción, la naturaleza de
un discurso está determinada por las funciones del lenguaje.
En el uso de la lengua, los factores de la comunicación (emi-
sor, receptor, mensaje, contexto, contacto, código) y las funciones
de la lengua (emotiva, conativa, poética, referencial, fática y me-
talingüística) se interrelacionan continuamente, sin excluirse
unos a otros. Coexisten el emisor que codifica un mensaje, el re-
ceptor que lo descodifica, el contacto entre hablante y oyente, el
código común a ambos, el mensaje y el contexto a que éste se re-
fiere. Jakobson9 plantea una relación directa entre los elementos
de cualquier acto de comunicación verbal con las funciones del
lenguaje.
El hablante envía un mensaje al oyente. Para que sea ope-
rativo ese mensaje requiere un contexto al que referirse (referen-
te) susceptible de ser captado por el oyente y con capacidad ver-
bal o de ser verbalizado; asimismo, requiere un código común a
hablante y oyente, si no total, al menos parcialmente (un codifi-
cador y un descifrador del mensaje) y por último, un contacto, un
canal de transmisión y una conexión psicológica entre hablante y
oyente, que permita a ambos entrar y permanecer en comuni-
cación.
Cada uno de los elementos determina una función diferente
del lenguaje. Aunque se distinguen seis elementos y por lo tanto
seis funciones, la estructura verbal del mensaje depende de la
función predominante:

• La función emotiva o expresiva está enfocada hacia el


hablante y aspira a una expresión directa de la actitud de éste
hacia lo que está diciendo.
• Orientada hacia el oyente, la función conativa encuentra
su más pura expresión gramatical en el vocativo y el imperativo.
• Respecto a los mensajes existe una tendencia hacia el re-
ferente, una orientación hacia el contexto y por tanto al cumpli-
9
R. Jakobson, Lingüística y poética, pp. 32-40.

81
FRANCISCA ROBLES

miento de la función referencial, la cual en mayor o menor me-


dida está siempre presente, aunque subordinada, en cualquier
discurso presidido por alguna de las otras funciones.
• Hay mensajes cuya función primordial es establecer, pro-
longar o interrumpir la comunicación, para comprobar si el canal
funciona o bien para atraer o confirmar la atención continúa del
interlocutor. Es decir, establecer contacto y cumplir las funciones
fática y poética.
• Ahora bien, dicho contacto requiere que el hablante y/o el
oyente empleen el mismo código; por tanto, se cumple la función
metalingüística.

Así, cada uno de los factores implicados en la comunicación


verbal, imprime una función lingüística al discurso, de tal ma-
nera que la naturaleza de un discurso se determina por la fun-
ción lingüística predominante.
Debido a que en el discurso periodístico narrativo prevale-
cen los factores emisor y mensaje, predominan las funciones
emotiva y referencial.

La expresión periodístico-literaria

La expresión periodística se sirve de los recursos expresivos de la


literatura.

Hay obras periodísticas que trascienden y se insertan en la


literatura, por los recursos creativos que utilizan los periodistas,
quienes incorporan a su quehacer la representación de escenas, el
uso de diálogos, la redacción en primera persona.10

La expresión literaria alimenta a la expresión periodística


puesto que introduce a los autores en la creación narrativa, en la
que la acción de los personajes es la principal característica. La
presencia discursiva de los autores en el relato creado, provoca
que éstos actúen en él, se relacionen con los personajes y las si-
tuaciones narradas, den lugar a un proceso inverso al imaginado

10
A. Dallal, Lenguajes periodísticos, pp. 157-168.

82
PRECISIONES SOBRE EL RELATO PERIODÍSTICO

por Woody Allen en La Rosa púrpura del Cairo, cuando los per-
sonajes de la pantalla salen de escena para encarnarse en la rea-
lidad, ya que son los autores de los relatos, quienes en su función
social de periodistas y en su rol discursivo de narradores, prota-
gonistas o personajes, entran de lleno en los hechos que relatan.
El relato periodístico, debido a que se centra en contar un
hecho o situación pasada, puede representar una realidad re-
construida y conlleva la ejecución de los siguientes procesos:

• Investigar lo mejor posible el hecho que se va a relatar,


acudir a personas, lugares y documentos clave para la historia
que se pretende narrar y/o representar.
• Entrevistar a quienes participaron en los hechos, ellos
son fuentes directas y, por lo tanto, el recurso más importante de
exploración del o los personajes de quienes se va a narrar un
acontecimiento.
• Documentar aquello que se va a relatar para dar legitimi-
dad a la investigación y verosimilitud al relato. Revisar fotogra-
fías, diarios, periódicos y revistas, memorias, actas (nacimiento,
matrimonio o defunción), es decir, documentos gráficos, fotográfi-
cos, sonoros y electrónicos que aporten pruebas sobre la investi-
gación realizada y, por tanto, den veracidad al relato construido.
• Revisar notas sueltas de datos que no se obtienen en
entrevistas ni en documentos pero que sirven para ilustrar el re-
lato. Son frases pronunciadas por los actores, registro de fechas
clave, de diálogos escuchados “por ahí”, que sirven para ilustrar
el hecho.
• Observar directamente los escenarios para sensibilizarse
ante las imágenes por describir y narrar. Visitar los lugares don-
de sucedieron los hechos para palpar el ambiente vivido por los
protagonistas. Poner las voces y las presencias en los escenarios
reales y reconstruir mentalmente los hechos para recrear la his-
toria investigada y crear en el lector la sensación de “estar en el
lugar de los hechos”.
• Observar e investigar participativamente para relatar la
experiencia vivida al investigar, dejando claro quiénes habla-
ron y en qué circunstancias (anónimos, nombres cambiados, etcé-
tera) y también reportar quiénes se negaron a hacerlo y cuáles
razones argumentaron.

83
FRANCISCA ROBLES

• Registrar datos contextuales para ilustrar el momento en


que se suscitan los hechos narrados, por ejemplo fechas precisas,
ubicar al presidente de la república en turno, situar algún suceso
natural trascendente como un temblor o huracán, reportar los
precios de los transportes, la comida y la bebida, los mensajes
emitidos por los medios (canciones, música, programas de televi-
sión, películas, actores y cantantes más expuestos).

A partir del seguimiento de estos procesos se obtiene la in-


formación que permite tomar una posición y seleccionar aquello
que interesa relatar. Surge, de tal manera, una realidad alterna:
la realidad periodística, ésta es creada y recreada, construida y
reconstruida.

Una tipología de relatos periodísticos

Si se acepta la existencia de una “realidad periodística” que se


construye esencialmente en forma narrativa, ya que se concentra
en evocar hechos pasados, se pueden identificar estrategias na-
rrativas provenientes de la combinación de prácticas discursivas
del periodismo y la literatura.
Aunque algunos autores clasifican sus trabajos como cuento
o novela, aclaran que se trata de relatos sobre hechos reales, que
se presentan bajo esa etiqueta para protegerse y proteger a sus
fuentes.11 En todos ellos, los autores aparecen asumiendo un rol
narrativo:

• Crónica: es el relato que describe un acontecimiento espe-


cífico. El periodista como testigo o investigador reconstruye los
hechos con detalles y ambientes. Un ejemplo es el Relato de un
náufrago y Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García
Márquez.

11
La ficha completa de cada ejemplo citado aparece en la bibliografía final
de este artículo. Estos trabajos fueron el objeto de estudio de mi tesis doctoral
El relato periodístico testimonial. Perspectivas para su análisis, México, UNAM
/FCPyS, 2006.

84
PRECISIONES SOBRE EL RELATO PERIODÍSTICO

• Reportaje: es un relato que da cuenta de variados puntos


de vista que convergen en un hecho común. Ejemplos: El Empe-
rador y El Sha o la desmesura del poder, de Ryszard Kapu ś-
ci ński; Hiroshima, de John Hersey; El periodista indeseable, de
Günter Wallraff; Asesinato, de Vicente Leñero; El poder, histo-
rias de familia, de Julio Scherer.
• Entrevista: es el relato cuyo objetivo es representar una
conversación sostenida con un personaje y agregar aquellas evo-
caciones que el personaje realice sobre su vida (acciones públicas
y/o privadas). Ejemplos: Entrevista con la historia, de Oriana
Fallaci; Todo México, de Elena Poniatowska; Los dueños de la
noche, de Cristina Pacheco; Siqueiros, la piel y la entraña, Cár-
celes, Máxima Seguridad, Pinochet, vivir matando, de Julio
Scherer; “Conversaciones y retratos”, en Música para camaleo-
nes, de Truman Capote.
• Semblanza: es un relato sobre un personaje realizado por
alguien que lo trató cotidianamente y retrata uno o varios mo-
mentos de su vida. Ejemplos: Los pasos de Jorge y Lotería —re-
tratos de compinches—, de Vicente Leñero.
• Testimonio indirecto: es un relato que presenta diversos
puntos de vista sobre un suceso concreto. Aquí la intervención
del periodista es únicamente como organizador del relato, dicha
organización puede ser temática y/o cronológica. También puede
participar como narrador; La noche de Tlatelolco, de Elena Po-
niatowska, es un ejemplo que además contiene una serie de foto-
grafías que a su vez constituyen un testimonial más. Otros ejem-
plos de ella misma: Fuerte es el silencio, Nada Nadie (las voces
del temblor), Las mil y una… (la herida de Paulina).
• Testimonio directo: es un relato que narra una experien-
cia de un periodista; es decir, él es el narrador y protagonista de
la historia que cuenta. Ejemplos: Los ejércitos de la noche, de
Norman Mailler; Cabeza de turco, de Günter Wallraff; Los presi-
dentes, Salinas y su imperio, Esos años, Parte de Guerra,
Tlatelolco 1968, de Julio Scherer.
• Ensayo: es una reflexión basada en un hecho cuya base
argumentativa son una serie de evocaciones personales relacio-
nadas con el hecho en cuestión. La rabia y el orgullo y La fuerza
de la razón, de Oriana Fallaci, son claros ejemplos de este tipo
de relato.

85
FRANCISCA ROBLES

• Cuento: es un relato que narra una anécdota, una sola


historia contada por un periodista o protagonizada por él. Ejem-
plos: “Ataúdes tallados a mano”, en Música para camaleones, de
Truman Capote; La rueda de la fortuna, Los trabajos perdidos,
Amores y Desamores, de Cristina Pacheco; Instrucciones para
vivir en México y Autopsias rápidas, de Jorge Ibargüengoitia, y
Carta a un niño que nunca nació, de Oriana Fallaci.
• Novela: es un relato que narra una serie de historias en-
sartadas con una historia principal. La novela clásica del perio-
dismo es A sangre fría, de Truman Capote; también ya es un
referente obligado “La novela”, en Asesinato, de Vicente Leñero,
quien además incluye los documentos y los testimonios con los
cuales estructura la parte de la novela. Los periodistas, de Vi-
cente Leñero, y Un hombre, de Oriana Fallaci, son ejemplos de
novelas de no ficción.

Una revisión estructural de los relatos citados indica que


comparten como elementos constantes:

• Un autor del relato, un responsable de lo investigado y


publicado.
• Un hecho o serie de hechos relacionados entre sí con la
finalidad de relatarlos.
• Un narrador12 que lleva el hilo conductor del relato y re-
lata los hechos.
• Un protagonista o varios protagonistas de los hechos que
se relatan.
• Un personaje o varios personajes relacionados con los
protagonistas.
• Un lugar donde se desarrollan los hechos.
• Un tiempo en el que suceden los hechos.
• Indicios de veracidad sobre los hechos relatados.13

12
Esta figura es opcional y la función de narrador la puede realizar el au-
tor.
13
Datos que revelen la investigación realizada, información que apoye lo
relatado.

86
PRECISIONES SOBRE EL RELATO PERIODÍSTICO

Con estos elementos articulados en un relato, el periodista


deja un testimonio de sus vivencias, de su percepción de la rea-
lidad, de su forma de procesarla, valorarla y ordenarla. Deja evi-
dencias de sus esquemas de trabajo, de su manera de utilizar las
fuentes, de su manera de relacionarse con los protagonistas de
los hechos, de su forma de emplear la palabra y el poder de di-
fundirla.
En el relato afloran además una serie de filtros personales
como limitaciones físicas y psicológicas o bien filtros institucio-
nales e incluso limitaciones informativas, como la imposibilidad
de entrevistar a tal o cual personaje.

Los intertextos, refuerzos de credibilidad

Los relatos también reflejan la utilización de diversos textos que


no le pertenecen al periodista, son ajenos a él, los usa para re-
forzar la credibilidad del lector en su relato. Los textos ajenos, en
los que descansa la palabra, el pensamiento y la acción de los
otros, se denominan intertextos, y los más utilizados para dar
cuenta de lo que dice, hace y piensa el otro, son: periodísticos (re-
portajes, entrevistas, crónicas, ensayos, artículos de opinión, foto-
grafías), biográficos (memorias, diarios, cartas, autobiografías, fo-
tografías); varios (chistes, canciones, consignas).
El uso de intertextos ofrece una inequívoca apariencia de
realismo y cercanía con los hechos relatados, con ellos se pre-
tende producir credibilidad en el relato y crear un mosaico de
“apoyos” a dicha versión de los hechos, que “prueben” la investi-
gación realizada. Es por el tejido de textos (en forma de citas y
alusiones) que se crea en el lector la ilusión de “escuchar” una in-
teracción de voces en el relato: del autor, del narrador, de los
protagonistas, de los testigos.
Aunque dichos apoyos se acrediten debidamente, la forma
de usarlos compete únicamente al autor del relato, en este caso
el periodista, él es quien dispone libremente de dichos apoyos.

Todo escritor maneja, como parte de su expresión vital y de


su saber como autor, un arsenal de lecturas previas a su propia
creación, un almacén de recuerdo de textos distintos, con los que

87
FRANCISCA ROBLES

dialoga en su propio texto, a los que alude al utilizarlos trans-


cribiéndolos literalmente, parafraseándolos o renovándolos.14

La intertextualidad es una forma de producción textual vir-


tual que depende totalmente de la lectura para existir.

Sin un lector competente, la dimensión intertextual queda


desactivada y toda la significación en ella contenida se pierde
irremediablemente. De ahí que la literatura del pasado esté ame-
nazada con el olvido, pues cada vez parece haber menos lectores
capaces de “oír” la polifonía que los constituye como textos y les da
sentido.15

El proceder narrativo, un inconveniente

El proceder narrativo tiene sus inconvenientes, el primero es to-


mar en cuenta que antes de ser un discurso debe ser una opera-
ción ética en la que el periodista despliega una investigación
para contar una historia, tal vez no cómo pasó, sino como muy
probablemente pasó. El segundo inconveniente se relaciona con
lo que Bajtín dice de los testimonios:

Son actos cívicos, ya que se trata de la glorificación o auto


justificación pública de un hombre real, es una forma de toma de
conciencia pública del hombre. El autor nos presenta una historia
ideal, creada con su visión, sus ideas. Es un héroe que nos hablará
de sus éxitos y fracasos o bien nos hará confesiones sobre sucesos
protagonizados por él.16

Los testimonios periodísticos son efectivamente auto-justi-


ficaciones públicas de un proceder frente a un hecho o serie de
hechos. Como relatos, los periodísticos siempre son posteriores a
la historia (el suceso, lo que se cuenta), misma que da a conocer
a través de un relato. Los testimonios periodísticos pueden ser
personales (si se atiende a quien lo escribe) o colectivos (si se

14
H. Beristáin, Análisis e interpretación del poema lírico, p. 164.
15
L. Pimentel, Sobre la lectura, p. 49.
16
M. Bajtín, Estética de la creación verbal, p. 207.

88
PRECISIONES SOBRE EL RELATO PERIODÍSTICO

atiende a los actores sociales que participan en los hechos na-


rrados).
El proceder narrativo que se sigue en ambos, atrapa inevi-
tablemente al autor, ya que debe, como dice Wolfe,17 presentar al
lector los hechos “como una novela” y por tanto: recrear escenas
para “hacer” al lector testigo del suceso que se le narra; registrar
diálogos para que el lector “escuche” las conversaciones; emitir
su punto de vista para que el receptor “experimente” la realidad,
tal y como el periodista la experimentó; presentar detalles simbó-
licos del status de la vida de los involucrados para “mostrar” al
lector cómo son, cómo viven y cómo se comportan.
El objetivo del proceder narrativo es entonces presentar la
realidad como una novela de no ficción, cuya meta se centra en
la capacidad del autor para involucrar al lector en el relato que
se le presenta. Las estrategias discursivas apelarán a la sensibi-
lidad del lector, pero es necesario que éste cuente con algún re-
ferente sobre los hechos que le serán relatados para tener un
interés implícito.
La primera estrategia discursiva se relaciona con el título y
los subtítulos, éstos necesariamente remiten al aspecto de la rea-
lidad que se tratará, a los hechos que serán abordados. Así, Ase-
sinato, el crimen de los Flores Muñoz, de Vicente Leñero, y Las
mil y una… (la herida de Paulina), de Elena Poniatowska, dejan
totalmente explícito de qué van a tratar, pero es necesario que el
lector tenga al menos un referente sobre los personajes aludidos;
es decir, los Flores Muñoz y Paulina, de no ser así, en la contra-
portada del libro deberán aparecer los referentes suficientes para
interesar al lector en el relato.
La segunda estrategia son las justificaciones, prólogos, epí-
grafes o advertencias18 que preceden a los relatos; el autor se
responsabiliza de lo que dice él mismo, ya sea como narrador,
protagonista o testigo. Un ejemplo de esta situación narrativa es
el epígrafe inicial de Las muertas, novela en la que el autor re-
toma un hecho real (la existencia de las Poquianchis, mujeres
que prostituían a jovencitas de provincia en Guadalajara) difun-

17
Véase T. Wolfe, El nuevo periodismo, pp. 50-52.
18
No son exclusivas del discurso periodístico, los autores de discursos lite-
rarios que trabajan con hechos y personajes históricos también las utilizan.

89
FRANCISCA ROBLES

dido a través de la nota roja de los diarios capitalinos que cir-


culaban en la ciudad de México en los años cincuenta: “Algunos
de los acontecimientos que aquí se narran son reales. Todos los
personajes son imaginarios”.19
También Vicente Leñero, en Los periodistas, plantea una
historia ficticia, con personajes ficticios, aunque se trate de un
hecho real (el atentado asestado al diario Excélsior por el gobier-
no de Luis Echeverría en 1976) y lo dedique a una persona real
(a Julio Scherer García, protagonista, corazón de esta historia).
El autor advierte tanto en el interior del libro como en la
contraportada que hace una novela para que:

Amparado bajo tal género literario y ejercitando los recursos


que le son o le pueden ser característicos he escrito este libro sin
apartarme, pienso, de los imperativos de una narración novelística
(...) consideré forzoso sujetarme con rigor textual a los aconteci-
mientos y apoyar con documentos las peripecias del asunto porque
toda la argumentación testimonial y novelística depende en grado
sumo de los hechos verdaderos, de los comportamientos individua-
les y grupales y de los acontecimientos mismos.
Inútil pedir disculpas a quienes se consideren maltratados o
mal comprendidos por el narrador autor. Inútil enmascarar con
hipócritas advertencias los señalamientos contra quienes se apun-
tan las denuncias. El novelista se siente obligado a asumir con
plenitud su relato y sólo apela a la complicidad de los lectores:
Las páginas de esta novela-testimonio buscan reflejar mu-
chas de las contradicciones del sistema político mexicano (...) Fren-
te a la corrupción y a los vicios de la estructura, un grupo de los
protagonistas de la novela —identificados con su nombre real—
pretende y logra en gran medida superar una crisis y ganar una
batalla en la que se dirimen dos grandes temas de la historia
universal: la justicia y la libertad.20

La tercera estrategia es la transformación discursiva del


autor en narrador y/o personaje. Froylán López Narváez dice en
la contraportada de Los Presidentes que:

19
J. Ibargüengoitia, Las muertas, p. 7.
20
V. Leñero, Los periodistas, p. 8.

90
PRECISIONES SOBRE EL RELATO PERIODÍSTICO

(...) Todo tiene su historia. Y sí celebraba Scherer en estos


días “la memoria es la biblioteca de la inteligencia” en su libro Los
presidentes (...) reanima sus memorias recientes y entrega un es-
crito con sus encuentros y conversaciones con Gustavo Díaz Ordaz,
Luis Echeverría Alvarez, José López Portillo, Miguel de la Madrid
y escruta su hacer político. (...) el autor ofrenda la divulgación de
acontecimientos personales (...) remarca la vocación periodística:
convida experiencias, asume aciertos y errores, hace comunes sus
vivencias, sus arrojos y arredramientos, no quiere favorecer o des-
favorecer, ofrece información.21

De tal manera, el atentado al diario Excélsior que Leñero


presenta como novela en Los periodistas, Scherer lo utiliza como
testimonio (protagonizado por él) en Los presidentes. Mientras
Leñero inicia su libro justificando por qué hizo una novela,
Scherer sin justificación, ni aviso alguno, entra de lleno a contar
cómo conoció al presidente Luis Echeverría.
Un ejemplo más de la transformación discursiva del autor
en narrador es el trabajo testimonial del corresponsal de guerra
que evoca el miedo:

Todas las noches el miedo se metía en mi cama. Durante


dos semanas fuimos inseparables. Y cada mañana se escondía en
mi piel. Y afloraba en la noche. Fueron quince días de enviado es-
pecial a El Salvador, dos semanas de vivir en la angustia, el te-
mor, el espanto y la impotencia
El miedo me pegó de pronto, como la gripe: así me dio, pero
nunca supe cuándo. Lo único que sabía era que tenía miedo, mu-
cho miedo, mucho miedo, miedo de estar ahí, en la ofensiva final,
en El Salvador; miedo de no regresar a México, miedo de morir.22

Con este tipo de referentes a la realidad, más el uso predo-


minante del discurso narrativo, se legitima el proceso de subjeti-
vización del hecho. El eje de dicho proceso es sin duda, la figura
del narrador, éste define el tipo de relato dependiendo de su par-
ticipación o ausencia en el mismo.

21
J. Scherer, Los presidentes.
22
S. Estrada, “Yo, corresponsal de guerra”, en 21 reporteros de Televisa,
p. 74.

91
FRANCISCA ROBLES

Genette distingue dos tipos de narradores: uno de narrador


ausente de la historia que cuenta (extradiegético), otro de narra-
dor presente en la historia que cuenta (homodiegético) y men-
ciona dos variedades dentro del tipo homodiegético: una en que
el narrador es protagonista de su relato (intradiegético) y otra en
que el narrador no desempeña sino un papel secundario, que
resulta ser siempre de observador y testigo (heterodiegético)”.23
Si se retoma la clasificación y nomenclatura de Genette, el
narrador de los relatos periodísticos puede considerarse homo-
diegético cuando participa en los sucesos que relata, intradiegé-
tico cuando es protagonista de su propio relato, así como hetero-
diegético cuando sólo observa y testifica los sucesos.
La cuarta estrategia tiene que ver con el contenido del re-
lato, el cual debe: referirse a un hecho y presentarlo en forma
narrativa; recrear escenas con los detalles precisos de quienes
participan en ellas; registrar diálogos lo más apegado posible a
su emisión; llevar implícita una valoración de los hechos rela-
tados. El uso de estas estrategias tiene por finalidad incidir en la
percepción del lector, hacerlo “escuchar” y “ver” aquello que se le
relata.

El lector, un protagonista del proceso narrativo

El proceso narrativo, a decir de Todorov “posee al menos tres


protagonistas: el personaje, el narrador y el lector, en otros tér-
minos, la persona de quien se habla, la persona que habla y la
persona a quien se habla.”24
El lector es un protagonista del proceso narrativo, ante él la
figura del periodista cobra relevancia porque al narrar el suceso
(lo más importante del relato) entablará una competencia con el
testimonio (a través de quién se conoce), con el protagonismo
(cómo participó en el hecho que relata, qué hizo en el suceso que
evoca) y con el discurso (cómo lo da a conocer).

23
Véase G. Genette, “Fronteras del relato”, op. cit., p. 299.
24
O. Ducrot y T. Todorov, Diccionario enciclopédico de las ciencias del len-
guaje, p. 371.

92
PRECISIONES SOBRE EL RELATO PERIODÍSTICO

La competencia entre testimonio, protagonismo y discurso


tendrá como finalidad aportar dos o más puntos de vista sobre el
hecho que se relata, para que el lector cuente con más elementos
“de prueba” y pueda tomar una postura respecto al hecho y al
relato. Por ello, el autor pactará con el lector: le indicará las ra-
zones que tuvo para crear el relato, le especificará cómo leerlo,
aportará datos de cómo lo estructuró y le aclarará cómo participa
en el mismo, en fin, entablará un convenio de lectura.
El autor entabla un convenio de lectura que inicia con una
serie de instrucciones llamadas por Genette25 “paratexto autoral”
para que el lector conozca del autor:

• Sus intenciones (ésta es una versión libre).


• Sus decisiones (decidí titular este libro; dedico este libro
a...; participo en este libro como...; agradezco la colaboración de...)
• El género trabajado (este libro es un testimonio de un
hecho real; este libro es una novela).
• El compromiso asumido (me comprometo a decir la ver-
dad).
• Un consejo o conminación sobre cómo debe leerse (este li-
bro debe ser leído como; este libro puede leerse en cualquier
orden).

El lector —entonces— se acercará a los relatos periodísticos


para ver, escuchar y tratar de entender los hechos como si hu-
biera estado en el lugar del suceso, porque así se los relatará el
periodista, quien fundamentalmente tendrá por objetivo dar su
testimonio del hecho.

Por la responsabilidad que contrae con el lector, el autor de


los relatos periodísticos no pretende afirmar que así fueron los he-
chos, sino que lo expresado en el relato es su testimonio, es decir,
una reconstrucción de los hechos. Así, pues, en los relatos periodís-
ticos los autores aluden, abierta o tácitamente, a los métodos que
utilizaron para elaborar su relato, específicamente, al proceso de
trabajo que los diferencia de las notas periodísticas de donde sur-

25
Véase G. Genette, Umbrales, p. 13.

93
FRANCISCA ROBLES

gieron y también a lo importante que es para ellos hacer explícita


su actitud hacia el objeto del discurso.26

Es evidente que el periodista se reconoce como sujeto con


una capacidad socialmente aceptada para abstraer del acontecer
social ciertos hechos y transformarlos de forma discursiva. La
transformación discursiva del hecho “real” por un sujeto admite
de entrada la subjetividad de la actividad periodística, ya que es
imposible la reproducción fiel de los hechos; al seleccionar, orga-
nizar, reconstruir y narrar, el periodista subjetiviza el hecho,
aunque su presencia en el discurso final sea nula. El periodista
puede aparecer o no en el discurso que hace sobre el hecho, pero
es indiscutible su presencia en el proceso creativo del discurso.
Los hechos constituyen la historia, ésta es una abstracción
de la realidad y por lo tanto se constituye como:

Una realidad autónoma y distinta de la del referente, una


realidad que se basta a sí misma pero que mantiene, en diversos
grados, una relación con la realidad de la referencialidad, puesto
que utiliza los datos que proceden de una cultura dada y de sus
circunstancias empíricas, aunque los reorganiza en atención a
otras consideraciones (conforme a las reglas del género al que per-
tenece el relato, por ejemplo), para construir con ellos otra reali-
dad que es verosímil (porque resulta de la relación entre la obra y
lo que el lector cree verdadero).27

La historia es vehiculada y limitada por el discurso, ya que


sólo la podemos conocer a través de él. El discurso es la forma
como se relata la historia. La historia que se cuenta en el relato
periodístico es un acontecimiento que el periodista considera
digno de compartir con el lector.
En cuanto el acontecimiento es relatado, dice Gritti, “lo vi-
vido se transforma en relatado y lo dado en el acontecimiento es
aprehendido por el lector según las categorías del relato”.28 A

26
L. Romero, “Literatura y periodismo en el presente”, en Boletín del Ins-
tituto de Investigaciones Bibliográficas, p. 158.
27
H. Beristáin, Análisis estructural del relato literario, p. 30.
28
J. Gritti, “Un relato de prensa: los últimos días del gran hombre”, en
Análisis estructural del relato, p. 123.

94
PRECISIONES SOBRE EL RELATO PERIODÍSTICO

través del relato el lector puede comprender las estrategias dis-


cursivas de los autores.

Los hechos y la información no constituyen un significado en


sí mismos (...) Los hechos, la historia, no pueden conocerse más
que a través de relatos que disponen de diferentes formas el ma-
terial y lo “ficcionalizan”... no es posible reproducir fielmente los
hechos: la manera de organizar, recortar y seleccionar el material,
el montaje, la focalización sobre determinados sucesos, constituyen
un relato que es, en todos los casos (...) un modo de acercamiento,
una versión de los hechos. Por consiguiente, puede pensarse la fic-
ción... como una construcción. La ficcionalidad es un efecto del mo-
do de narrar.29

Cada relato es fruto de las circunstancias que envuelven al


autor en un momento determinado de su vida, de su contexto.
En cada relato queda explícita su formación profesional, su ma-
nera de ser y pensar, su rol social, su capital cultural, entre
otros. A través del relato se relacionan el autor y el lector, esta
relación exige tener un referente; es decir, que ambos compartan
información mínima sobre los hechos, las acciones, asuntos, te-
mas o ideas de que tratará el relato.
Tomando en cuenta que los hechos existen en la medida en
que son contados por alguien que ha registrado algo sobre ellos y
que ha procedido a su reconstrucción, el relato periodístico puede
considerarse una versión

que enfrenta otras versiones de los mismos hechos... —otra lec-


tura de lo real— que para constituirse narrativiza, ya sea por el
modo de disponer el material como por la reconstrucción de diá-
logos, la descripción de los “personajes”, el sistema secuencial y se
arriesga, incluso a aceptar supuestos... Los acontecimientos no su-
fren un proceso de modificación, sino que dependen de una enun-
ciación que es siempre una postura.30

29
A. M. Amar Sánchez, El relato de los hechos. Rodolfo Walsh. Testimonio
y escritura, p. 33.
30
Ibidem, pp. 34-35.

95
FRANCISCA ROBLES

El autor del relato periodístico se desempeña discursiva-


mente como narrador, aún en los casos en que construye relatos
en los cuales queda fuera, es decir, que como autor-periodista
queda narrativizado en su relato, queda inmerso en el mundo
narrativo.

La apertura del relato hacia las


significaciones del lector

El relato periodístico, debido a que es un texto referencial, tiene


por finalidad proporcionar información sobre una realidad “exte-
rior” al texto y dicha información puede verificarse. Mucha de la
información que el autor plasma en su relato es producto de su
vivencia, refleja su percepción y participación en los hechos. Otra
información es producto de su investigación, de su indagación
entre los protagonistas y testigos de los hechos.
Ricoeur31 indica que el texto narrativo constituye un mundo
que necesariamente se entrecruza con el mundo del lector. Así,
el autor regula la lectura a través de la estructura del texto y su
estrategia retórica tiene al lector como punto de mira. El lector
responde a dicha estrategia apropiándose de la propuesta de
lectura que le hace el autor.
Los procedimientos retóricos por los que el periodista inicia
su relato consisten en inmiscuirse, de alguna manera, en la his-
toria que relata, para ello es fundamental que el lector lo conci-
ba como alguien fiable, digno de confianza para construir dicho
relato; es decir, que “crea” lo que lee, que considere al periodista
como un portador de credibilidad y respeto, cuyo testimonio dé a
conocer cómo fueron los hechos con base en una investigación.
El grado de confianza de que es digno el periodista se vali-
da al indicar al lector cómo hizo su investigación, cuáles son sus
roles discursivos, en qué forma estructuró el relato; es decir, le
da información sobre los dos planos de la configuración creadora:
la historia y el discurso, pero lo más importante, es que le indica
su posición respecto al hecho que relata, o sea su postura como
sujeto discursivo que tal vez asuma roles simultáneos o alternos.
31
P. Ricoeur, Tiempo y narración, pp. 866-868.

96
PRECISIONES SOBRE EL RELATO PERIODÍSTICO

La unidad narrativa del relato suele ser una vivencia par-


ticularmente significativa (un hecho no aclarado o cuya versión
“oficial” es bastante dudosa). El lector de un relato periodístico
acepta la triplicidad de roles discursivos del periodista (autor-
narrador-protagonista). La definición de Lejeune32 sobre autobio-
grafía constituye un apoyo importante para explicar esta tripli-
cidad de roles discursivos, ya que tal hecho se trata de un relato
retrospectivo en prosa, que una persona real hace de su propia
existencia, poniendo énfasis en su vida individual.
La lectura relaciona el mundo “narrado”, creado por el au-
tor, con el mundo “real” e implica la realización de un convenio
con el lector, una especie de contrato de entendimiento con él. El
autor es el contacto entre lo extratextual y el texto. Lo extratex-
tual es el hecho que el autor está tratando. Lo textual está deter-
minado por el discurso, es el relato en sí.
Con el acto de leer, el relato periodístico se “abre” hacia el
lector quien es a la vez presa y víctima de la estrategia creada
por el autor. Esta apertura consiste en considerar que la lectura
produce un efecto en el lector y dado que la lectura es un acto de
significación individual, cada lector será afectado de diferente
manera, incluso hará una lectura distinta cada vez que se acer-
que al relato.
Wolfgang Iser33 considera que la lectura implica un círculo
hermenéutico que interrelaciona lo explícito con lo implícito, lo
oculto con lo revelado y lo latente con lo manifiesto. El círculo se
utiliza sobre todo “para recuperar aquello de lo que un autor no
está consciente cuando escribe, o lo que yace más allá del mate-
rial histórico que se va a observar en el presente”.34
La lectura de los relatos periodísticos se convierte entonces
en un zigzagueo en donde el autor aporta las palabras y el lector
las significaciones. Asimismo, se apela constantemente a

viajar a lo largo del texto, a dejar caer en la memoria, sintetizán-


dolas, todas las modificaciones efectuadas, y en abrirse a nuevas

32
P. Lejeune, “El pacto autobiográfico”, en La autobiografía y sus proble-
mas teóricos, pp. 43-61.
33
W. Iser, Rutas de la interpretación, p. 34.
34
Idem.

97
FRANCISCA ROBLES

expectativas con vistas a nuevas modificaciones. (…) La obra —se


podría decir— resulta de la interacción entre el texto y el lector.35

El lector está obligado a reconstruir mentalmente la histo-


ria concreta (que se le está narrando) con el discurso que está
leyendo. Los datos que contiene el relato son precisos, aportan
nombres de lugares, los ubican y describen en la geografía del
país, lo mismo hacen con las personas, ya que se presentan con
sus nombres reales, con sus cargos políticos y sus contextos par-
ticulares. Todo ello factible de ser verificado, refutado, aclarado,
polemizado.
Con la reconstrucción mental de la historia que se le relata,
el autor apela a la memoria personal del lector y colectiva del
público, la memoria sólo se puede recuperar cuando se hace dis-
curso oral o escrito.

La memoria hecha discurso, hecha escritura, resulta ser el


centro o vértice en el cual es posible que confluyan pasado, pre-
sente y futuro, donde pueden encontrarse personajes que pertene-
cen a diferentes épocas. (…)
El hombre es memoria porque hace memoria. (...) Todo lo
que él hace y dice puede caber en el ámbito histórico, lo que se
queda en intento, en deseo, en sueño, también es histórico. Su ser
y su quehacer, sus intenciones y sus deseos sólo pueden ser enten-
didos, comprendidos y juzgados históricamente cuando son ubica-
dos en un tiempo y en un lugar específicos, cuando nos hablan de
hombres de una época, cuando tienen un significado, un “conte-
nido” objetivo y concreto. Así, los actos y las palabras cuyo conte-
nido histórico es desplazado en una narración, conservan, en ma-
yor o en menor grado, las marcas de dicho contenido, que lo hacen
más o menos inteligible. En dicha actitud se adivina una reacción,
un impulso que puede ser comprendido sólo en referencia al cam-
po de los hechos históricos.36

El discurso de la memoria puede poner de manifiesto un


“instante” pasado, evocarlo en el presente y proyectar al futuro
sus consecuencias. Con el discurso de la memoria queda eviden-

35
P. Ricoeur, op. cit., p. 882.
36
M. León, La memoria del tiempo, pp. 20-30.

98
PRECISIONES SOBRE EL RELATO PERIODÍSTICO

ciado que la memoria personal se incorpora a la memoria colec-


tiva.
Como autor, el periodista pide la colaboración del lector
para entender el relato al decirle cómo hizo su texto y cómo par-
ticipa en él. Para garantizar al lector la credibilidad de lo que
dice, indica con precisión las fuentes donde investigó los hechos;

• Transcribe textualmente las palabras de las personas que


entrevistó (protagonistas, testigos).
• Reporta con precisión, tanto los datos extraídos de los do-
cumentos consultados, como los documentos mismos.
• Demarca el tipo de texto que realiza (reportaje, crónica,
entrevista, testimonio).

Como organizador del relato, decide:

• Qué posición tomar.


• Qué incluir (memorias, diarios, minutas).
• Qué excluir.

También decide cuáles recursos literarios utilizar: diálogos,


descripciones, monólogo interior, reflexiones ensayísticas, carac-
terizaciones de los personajes, punto de vista narrativo, manejo
del orden y del tiempo.
La subjetividad en este tipo de relatos queda totalmente le-
gitimada ya que, aunque del hecho noticioso existan múltiples
versiones (y el lector lo sabe), el autor ofrece un testimonio de lo
vivido por él, o bien de lo percibido por la investigación realizada
y finalmente reconstruido por él. Se puede integrar al relato
construido, cumpliendo un rol narrativo compuesto: narrador
presente (protagonista, testigo, narrador-testigo) o bien narra-
dor ausente (investigador, reconstructor, testigo).
En la construcción discursiva narrativa intervienen tres
mundos distintos interrelacionados entre sí: el “real”, el de refe-
rencia y el posible.37 El “real” es una construcción cultural; es el

37
Esta postura es explicada por Miquel Rodrigo Alsina en La construcción
de la noticia.

99
FRANCISCA ROBLES

mundo de los acontecimientos. El de referencia es el que nos


permite encuadrar el acontecimiento del mundo “real” y deter-
minar la importancia social del acontecimiento. El posible será
aquel que construya el periodista teniendo en cuenta el mundo
“real” y un mundo de referencia elegido. El mundo posible es el
mundo narrativo construido por el periodista como sujeto enun-
ciador, a partir de los otros dos mundos citados.
Toda actividad discursiva presupone un hacer interpreta-
tivo por parte del enunciatario. Los periodistas son, como todas
las personas, constructores de la realidad de su entorno, pero
además dan forma de narración a esta realidad.

Una propuesta didáctica

Para la enseñanza del relato periodístico, es necesario indagar


sobre tres aspectos:

• Distancia entre el narrador y los hechos relatados. Indica


el grado de implicación del narrador en el discurso que emite.
Puede narrar y participar en los hechos relatados; puede no par-
ticipar en los mismos; puede participar en la historia sin desem-
peñar ningún papel en la misma, sólo contarla como testigo;
puede contar su propia historia y ser el héroe de la misma.
• Focalización es una selección de información narrativa
que determina la mirada que observó los hechos y por lo tanto el
punto de vista a partir del cual son relatados los hechos. Puede
ser interna, cuando la mirada o el foco de quien relata coin-
cide con el protagonista o con un personaje. Externa cuando no
se centra en ningún personaje de la historia. La cantidad de in-
formación, además de estar mediada por el grado de participa-
ción del narrador en la historia, será filtrada por criterios de
visión, una especie de filtro cualitativo.
• Voz es quien habla en el relato, que puede ser distinto de
quien mira, pues el narrador puede contar algo que investigó o le
contaron. Pueden hablar los personajes, los lugares o los docu-
mentos.

100
PRECISIONES SOBRE EL RELATO PERIODÍSTICO

La focalización interna implica detectar las marcas del que


percibe (y proporciona la información narrativa) y de lo que per-
cibe, por lo que separaremos el sujeto de la percepción del objeto
de la percepción. El sujeto de la percepción trabaja con las si-
guientes focalizaciones:

• Fija: si quien percibe es el mismo sujeto a lo largo de todo


el relato.
• Variable si hay alternancia de sujetos y cada uno de ellos
presenta aspectos distintos de la historia de tal manera que
entre todos forman una versión.

El objeto de la percepción es aquello de lo que se habla, es


decir, las historias que motivan la creación de relatos. Las histo-
rias atractivas para relatarse surgen de la necesidad de:

• Difundir “verdades” ocultas de hechos conocidos (la explo-


sión de la bomba atómica, la guerra de Vietnam, los asesinatos
de los estudiantes en México 68, el terremoto del 85, la corrup-
ción en un sexenio).
• Penetrar “escenarios” fuera del alcance común (cárceles,
palacios reales, combates en guerras).
• Mostrar cómo viven ciertos personajes (escritores, políti-
cos, actores, reyes, niños de la calle).
• Denunciar injusticias e irregularidades en el enfrenta-
miento de problemas sociales (la negación para practicar un
aborto necesario por violación a una niña, esperar la condena por
un delito por tiempo indefinido).

Relacionar el sujeto que percibe con aquello que percibe im-


plica considerar las diversas miradas a través de las cuales se
dan a conocer los acontecimientos. Ahora bien, dado que cada
mirada corresponde a un sujeto perceptor, es conveniente cono-
cer quién es dicho sujeto, cómo se relaciona con la historia y con
el relato.
Para identificar a los sujetos implicados en la historia que
participan en el relato sólo hay un camino: buscar sus voces. A
través de la voz se presentan todos los participantes del relato y

101
FRANCISCA ROBLES

dejan explícita la forma en que participaron en el acontecimiento


narrado.
Recurrir a la voz como indicador de participación en el re-
lato, remite a explorar la relación que establece el narrador con
los hechos narrados e indica la participación del narrador en el
relato construido, esta participación puede ser en tres niveles
distintos:

• En el hecho que se relata (la historia).


• En el discurso del hecho que se relata.
• En el hecho y en el discurso que se relata.

A partir de la participación en el hecho y/o en el discurso se


buscan los indicios que dejan los narradores para hacer notar su
presencia, dichos indicios sirven para mostrar tanto el rol narra-
tivo que cumple, como las acciones que realiza en la historia y
en el discurso.
Distinguir el rol narrativo del narrador conlleva a la clasi-
ficación del narrador, según lo que hace en la historia y en el re-
lato. Según su participación el narrador puede ser:

• Protagonista, si actúa con su nombre real y su función


social real (reportero, entrevistador, cronista) y si la historia y el
relato giran en torno a él.
• Protagonista-actor, si actúa con otro nombre y otra fun-
ción social (obrero, detective, guerrillero, impostor) y si él es el
centro de la historia y el relato.
• Co-protagonista, si alterna en el relato con el protago-
nista, si los dos son los ejes de la historia y el relato.
• Personaje, si a pesar de que alterna con el protagonista,
aparece en segundo plano tanto en la historia como en el dis-
curso.
• Testigo, si presenta la historia a partir de lo que vio e in-
vestigó.
• Confesor o delator, si denuncia hechos confiados a él o di-
funde documentos privados con intención de esclarecer los he-
chos.
• En caso de estar ausente de la historia y del relato, el na-
rrador puede ser:

102
PRECISIONES SOBRE EL RELATO PERIODÍSTICO

• Biógrafo, si relata la vida (o algunos aspectos) de una per-


sona.
• Circunstancial, si relata una circunstancia personal de
alguien.
• Referencial, si relata un suceso que refiere a una época o
un aspecto histórico-social perfectamente definido en tiempo y
espacio.
• Reconstructor, si estructura un relato sobre una historia
que reconstruye con testimonios directos de sus protagonistas.

Debido a que la participación del narrador en el relato de-


termina la estrategia narrativa del mismo, quienes realicen rela-
tos periodísticos deben conocer cómo se estructuran y cuáles es-
trategias discursivas pueden emplear.

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106
EL EDITORIAL COMO DISCURSO ARGUMENTATIVO

EL EDITORIAL COMO DISCURSO


ARGUMENTATIVO

María Susana González Reyna*

Definición del género

E
l género periodístico que llamamos editorial nace con el
periodismo de opinión en el siglo XVIII en Inglaterra. Su
referencia histórica es obligada toda vez que como opinión
de un medio masivo de comunicación, ha desempeñado un papel
protagónico en el desarrollo de las sociedades modernas y en los
movimientos políticos y sociales en los diversos países desde su
nacimiento hasta el día de hoy.
En esta ocasión me ocuparé del artículo editorial como gé-
nero periodístico de opinión y como un discurso eminentemente
argumentativo. De acuerdo con lo arriba señalado, los diversos

* Maestra en Comunicación y Doctora en Sociología por la Facultad de


Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, donde es profesora de licenciatura
en las asignaturas de Teorías del Discurso y Géneros periodísticos de opinión y
del Seminario de Investigación (análisis del discurso) en el posgrado. Ha
publicado diversos artículos especializados en el área de periodismo y el aná-
lisis del Discurso. Asimismo, es autora de los libros Manual de redacción e in-
vestigación documental y Periodismo de opinión y discurso. Coordinó la Anto-
logía de teorías del discurso como producto del Proyecto PAPIME del cual fue
responsable. Su línea de investigación es el análisis del Discurso Periodístico.
Actualmente se desempeña como responsable de la Maestría en Comunicación
y el Doctorado en Ciencias Políticas y Sociales con orientación en Ciencias de la
Comunicación del Programa de Posgrado en Ciencias políticas y Sociales. Es
Miembro de la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación
(AMIC) y de la Asociación Latinoamericana de Estudios del Discurso (ALED).

107
MARÍA SUSANA GONZÁLEZ REYNA

abordajes para su estudio como género periodístico, lo encontra-


mos inevitablemente unido al desarrollo del periodismo impreso;
sin embargo, cuando así lo considere pertinente, haré la aclara-
ción de que lo referido al periodismo impreso también aplica al
periodismo del siglo XX, al audiovisual y al periodismo del siglo
XXI: el digital.
El artículo editorial es, junto con el artículo de fondo, la co-
lumna y el ensayo, un género periodístico de opinión que utiliza
la forma discursiva de la argumentación. Su propósito es expli-
car y valorar los acontecimientos noticiosos desde la posición ins-
titucional e influir en la opinión pública.
En este sentido, el tema del artículo editorial está vinculado
a la noticia que el medio difunde como la más importante del día
y cuya selección y jerarquización depende de su política editorial.
Su extensión es generalmente breve, el tono es serio y formal,
acorde con las características del medio. En el periodismo im-
preso, aparece en la sección editorial o en un lugar destacado y
fijo, acompañado con recursos tipográficos que permiten su clara
identificación. En la actualidad y debido a las nuevas prácticas
del ejercicio periodístico, varios periódicos impresos han supri-
mido este foro de opinión institucional.
Suprimir el artículo editorial significa cancelar el punto de
vista y la opinión que el medio publica mediante un discurso
argumentativo, mismo que expresa el razonamiento que da sus-
tento a la opinión del medio. Sin embargo, con ello no se cancela
lo que en otro lugar he señalado como el propósito múltiple de
este género periodístico en el sentido de que al definir un punto
de vista y expresar una opinión, el artículo editorial de cualquier
medio ayuda al público a analizar, a interpretar y, por ende, a
formarse una opinión acerca de los acontecimientos que se han
difundido como noticias.1
Estudios actuales sobre el ejercicio periodístico y el impacto
que la información y la opinión difundida por los medios tiene
sobre la opinión publica, prueban que la opinión institucional no
se reduce al artículo editorial sino que el conjunto de textos y la
total composición de los discursos periodísticos en los diversos

1
S. González Reyna, Periodismo de opinión y discurso, p. 59.

108
EL EDITORIAL COMO DISCURSO ARGUMENTATIVO

medios masivos expresan el punto de vista y la posición institu-


cional.
Lo que sí se pierde es el razonamiento propio del medio
masivo de comunicación, el cual, como de líder de opinión, ana-
liza, interpreta y discute la relevancia de los acontecimientos.
Asimismo, se ocupa de explicarlos, contextualizarlos y adelantar
su probable relación con otros acontecimientos sociales, pasados
o presentes, para poder entender e imaginar su trascendencia,
así como invitar a los lectores o al auditorio a construir mundos
mejores de convivencia social. En suma, con el artículo editorial
se prolonga la vida del hecho noticioso, se le da permanencia al
tema y se apunta su trascendencia social.2
Tan es importante el artículo editorial que Joseph Pulitzer,
famoso periodista y director del World de Nueva York, decía que
“el lector debe conocer el punto de vista del periódico, pues es
inmoral cobijarse detrás de la neutralidad de las noticias”.3
Al respecto Luisa Santamaría y Jesús Casals señalan que

la política editorial está presente en todo el periódico. El artículo


editorial es la voz que juzga, reclama, aprueba, ensalza o rechaza
hechos y personajes con una base ideológica indiscutible, por lo
que constituye un verdadero parlamento diario de esos influyentes
representantes sociales que son los periódicos.4

En este mismo sentido, y si entendemos al artículo editorial


como el discurso argumentativo que expresa la opinión institu-
cional del medio masivo, su presencia en éstos es obligada, toda
vez que los silencios son discursos que también tienen significa-
dos. Cancelar el editorial es no decir y ello implica tanta o más
carga ideológica que el mismo discurso argumentativo expresado:

El hecho de callar ante un tema determinado, es decir, de no


pronunciarse acerca de una problemática social concreta, nacional
o internacional, supone una postura ideológica a veces tan defini-
toria como la propia voz que se expresa. En un análisis de la pren-
sa diaria realizado sobre un periodo de tiempo establecido, tanto

2
Idem.
3
Citado en J. L. Martínez Albertos, Redacción periodística, p. 43.
4
L. Santamaría y M. J. Casals, La opinión periodística, p. 281.

109
MARÍA SUSANA GONZÁLEZ REYNA

los silencios como las pronunciaciones arrojarán luz para esclare-


cer el discurso diario de la prensa y los intereses que persigue en
cada caso. Es cierto lo que afirma Héctor Borrat (1989:154)
cuando considera que, como actor político, “el periódico ha de ser
objeto de análisis críticos tan rigurosos como los que hacemos —o
deberíamos hacer— a otros actores del sistema político”.5

Para el periodista y estudioso del periodismo, José Luis


Martínez Albertos, “el artículo editorial es la opinión del perió-
dico respecto de las noticias que publica”. Y con base en el gran
maestro del periodismo, Emil Dovifat, añade que el editorialismo
es “la conciencia del periódico a través de la interpretación, el en-
juiciamiento y el análisis de los hechos, con objeto de orientar la
inteligencia y la decisión de los lectores”.6
Aunque la referencia es al periodismo escrito, considero que
el sentido de lo dicho vale para el periodismo audiovisual, digital
y cualquiera otra forma de comunicación periodística cuya fina-
lidad sea interpretar, valorar y explicar el significado de los
acontecimientos sociales difundidos como noticia por un medio
masivo, con la finalidad de dar a conocer la posición institucional
e influir en el conocimiento y el pensamiento de la opinión pú-
blica.
Por otra parte, y aunque sólo lo refieran al periodismo es-
crito (pero que yo insisto que también aplica para las otras for-
mas actuales del periodismo), Enrique Arroyas y Maite Gobantes
de la Universidad Católica San Antonio Murcia (UCAM), caracte-
rizan a este género opinativo señalando que:

El editorial es un tipo de artículo periodístico perteneciente


al género de opinión o comentario y cuyo objetivo es analizar y
evaluar noticias. Su autor es el propio medio de comunicación, por
eso se presenta sin firma individual. Esta falta de rúbrica con-
vierte al editorial en un género específico de los medios escritos. El
editorial expresa la opinión del periódico sobre las noticias del día,
según su línea ideológica, y ayuda al lector a entender los sucesos
de los que le ha informado.7

5
Ibidem, p. 268.
6
J. L. Martínez Albertos, op. cit., pp. 140, 143.
7
E. Arroyas y M. Gobantes, “El editorial: lo que piensa el periódico”, en

110
EL EDITORIAL COMO DISCURSO ARGUMENTATIVO

Y añaden que con el editorial antes que convencer, se busca


“iluminar un aspecto de la realidad, señalando los aspectos que
lo hacen complejo para contribuir a su comprensión. Se trata
más de ayudar a pensar al lector que de decirle lo que tiene que
pensar”.8
Cabe destacar, entonces, que el propósito del artículo edito-
rial no es la información, sino la opinión que el medio tiene res-
pecto de ella. Su vinculación con la actualidad, en este sentido,
es obvia. Sin embargo, al ser el punto de vista institucional, tam-
bién refleja la ideología del medio masivo y esto le permite ocu-
parse de temas no tan actuales pero que a la luz de aconteci-
mientos recientes, cobran de nueva cuenta relevancia y son de
interés público. Cualquier acontecimiento, entonces, puede ser
tema del discurso argumentativo de un artículo editorial.
Luisa Santamaría y Jesús Casals señalan que:

Lo más importante en la concepción de este artículo editorial


es que no corresponde a voz particular alguna, sino que es la
expresión de un colectivo cuyo nombre social es el que representa
al propio periódico. Por ello no se firma. No es anónimo, la rú-
brica, en todo caso, pertenece a un nombre social concreto, y las
posibles responsabilidades jurídicas que se deriven del uso de la
libertad de expresión, corresponden al periódico, cuya cabeza visi-
ble es su director.9
El periódico es, por tanto, un máximo representante de las
corrientes ideológicas que discurren por las venas del cuerpo so-
cial. Por todo ello, el rango del editorial es superior a todos los de-
más artículos de opinión que aparecen en los diarios. Las colum-
nas, las críticas, los otros artículos de opinión firmados —tribuna
pública— representan las ideas y razonamientos de quienes los
firman que, aun estando en controversia ideológica con el perió-
dico, no suelen alcanzar el eco político del editorial. El editorial
supone la identificación de la prensa como órgano de opinión y de
representación social.10

Juan Cantavella y José Francisco Serrano, Redacción para periodistas: opinar


y argumentar, p. 96.
8
Idem.
9
L. Santamaría y M. J. Casals, op. cit., pp. 266-267.
10
Idem.

111
MARÍA SUSANA GONZÁLEZ REYNA

En esta misma línea, José Luis Martínez Albertos y Luisa


Santamaría definen al editorial como el

artículo periodístico sin firma que explica, valora y juzga un hecho


noticioso de especial importancia. Este juicio colectivo e institucio-
nal se formula de acuerdo con una convicción de orden superior
que refleja la postura ideológica de cada periódico.11

Ejemplo de lo antes dicho lo encontramos en la información


y en los artículos editoriales cuya opinión es contrastante res-
pecto del acontecimiento que se refiere a levantamiento armado
del EZLN, el 2 de enero del año 1994. Los periódicos que sirven
al propósito de ilustrar la diversidad en los puntos de vista, la
ideología y la estructura argumentativa son La Jornada y El
Nacional, periódico ya desaparecido. La Jornada, periódico que
claramente se ha manifestado desde su nacimiento con una ideo-
logía de izquierda, con un punto de vista crítico a las acciones de
gobierno y con una tendencia general de apoyo a la sociedad
civil, opinó, haciendo un resumen de los argumentos principales
de los artículos editoriales publicados durante una semana (del 2
al 8 de enero de 1994) como sigue:

Condena la violencia, y aunque reconoce que el levanta-


miento es entendible, califica de grave y muy delicado lo que ocu-
rre. En virtud de ello, hace un llamado a la sensatez y la calma
para solucionar el conflicto. Al respecto señala que hay consenso
nacional a favor de la paz y para lograrla, es preciso que tanto las
autoridades como los rebeldes, actúen con flexibilidad, transparen-
cia y espíritu negociador. Por último, recomienda evitar que se
genere un clima de pánico en la ciudad de México.12

El periódico El Nacional en cambio, quien habló desde la


posición del gobierno, expresó su opinión durante el mismo lapso
arriba argumentando que:

11
Idem.
12
S. González Reyna, Tesis doctoral, La construcción de la realidad en el
discurso periodístico, p. 229.

112
EL EDITORIAL COMO DISCURSO ARGUMENTATIVO

El estado de Chiapas ha enfrentado varios problemas, por


tanto, no es justo que se añada otro más. El gobierno rechaza la
violencia y exhorta a los mexicanos a enfrentar unidos los proble-
mas. En este sentido, hace un llamado al diálogo, a la legalidad y
al trabajo concertado de todos los mexicanos como la forma idónea
para resolver los problemas en la región.13

Con estos dos ejemplos, claramente apreciamos dos estrate-


gias argumentativas diferentes y debido a la posición desde la
que hablan y la ideología desde la cual cada uno valora el acon-
tecimiento, el interlocutor también difiere. En el caso del perió-
dico La Jornada, es un llamado de atención a la sociedad y una
exhortación al gobierno a ocuparse del problema milenario de la
pobreza y el olvido de los indígenas en Chiapas. Para el periódico
El Nacional, el acontecimiento no le parece justo ni aprueba la
violencia y, además señala que es un problema que debemos
atender todos los mexicanos y no sólo el gobierno.

El discurso argumentativo del editorial

Aunque en el artículo editorial se utilizan las formas discursivas


de la exposición, la narración y la descripción, predomina la
argumentación. La explicación, la interpretación y la opinión del
editorial exigen el desarrollo de un discurso argumentativo. En-
tendemos por argumentación a la forma de expresión de un dis-
curso que se basa en el razonamiento propio de una lógica natu-
ral de la vida cotidiana y que tiene como propósito influir en el
conocimiento y, de ser posible, en el comportamiento de quien lo
lee o lo escucha.14
Es decir, el discurso de la argumentación en el artículo edi-
torial sirve para explicar, interpretar y opinar sobre lo complejo
de la realidad social y para ello, lo importante no es tanto la con-
sistencia de los razonamientos como el saber utilizarlos y saber

13
Ibidem, p. 236.
14
La lógica natural es una propuesta del lógico suizo Jean-Blaise Grize de
la Escuela de Neuchâtel en su libro Logique et Langage, citado en S. González
Reyna, Tesis doctoral, op. cit., pp. 83, 93-99.

113
MARÍA SUSANA GONZÁLEZ REYNA

aplicar una racionalidad plausible. No es el mundo del razona-


miento que procura la prueba de la verdad o la falsedad, sino el
de la verosimilitud que procura la adhesión a la opinión pro-
puesta.
La eficacia del discurso argumentativo del editorial se basa
en la adecuada articulación de la información y los argumentos.
La Nueva Retórica encabezada por Chaïm Perelman y L. Ol-
brechts Tyteca proporciona los elementos básicos para esta argu-
mentación. Dichos autores sostienen que

la teoría de la argumentación no se puede desarrollar si toda


prueba se concibe como reducción a la evidencia. En efecto, el
objeto de esta teoría es el estudio de las técnicas discursivas que
permitan provocar o acrecentar la adhesión de los espíritus a las
tesis presentadas para su asentimiento.15

Los autores aclaran que se refieren a la adhesión en los


términos que la describe la retórica. Es decir, en el sentido de
que “toda argumentación se desarrolla en función de un audito-
rio”. Y más adelante señalan que conservan de la retórica tradi-
cional la idea de auditorio, misma que se relaciona con el con-
cepto de discurso:

Todo discurso se dirige a un auditorio; y demasiado frecuen-


temente, se olvida que esto mismo sucede con cualquier escrito.
Mientras que el discurso se concibe en función del auditorio, en
cambio, la ausencia material de los lectores puede hacer creer al
escritor que está solo en el mundo, aunque, de hecho, su texto se
encuentre siempre condicionado, conscientemente o no, por aque-
llos a los cuales pretende dirigirse.16

Respecto de la retórica y su importancia en considerarla


dentro de la nueva retórica o teoría de la argumentación, expli-
can que

15
C. Perelman, L. Olbrechts-Tyteca, M. Dobrosielski, Retórica y lógica,
p. 414.
16
Ibidem, p. 417.

114
EL EDITORIAL COMO DISCURSO ARGUMENTATIVO

entre los antiguos, la retórica se presentaba como el estudio de


una técnica para ser utilizada por el vulgo impaciente por llegar
rápidamente a conclusiones y formarse una opinión, sin haberse
tomado primero el trabajo de hacer una investigación seria. Por
nuestra parte, no queremos limitar el estudio de la argumentación
a lo que se adapta a un público de ignorantes. Este aspecto de la
retórica es justamente el que explica el que haya sido ferozmente
combatida por Platón, en el Gorgias; y también, fue el que favore-
ció su decadencia en la opinión filosófica.17

El discurso argumentativo del artículo editorial, entonces, y


siguiendo a Perelman y la Nueva Retórica o Teoría de la Argu-
mentación, es un discurso lógico y retórico que, con base en un
lenguaje natural de uso cotidiano, se desarrolla en el campo de lo
razonable y con el propósito de plantear una opinión plausible y
verosímil.
Desde el punto de vista de la influencia que logra el artícu-
lo editorial, Lorenzo Gomis lo define como “una manifestación y
un instrumento de la ‘divisa’ propia del periódico, que como he-
mos visto, es la influencia”.18 Y la influencia pertenece al campo
de la persuasión, de ahí que el discurso argumentativo del ar-
tículo editorial lleve la intención de que los lectores o la audien-
cia acepten como buena la explicación, la interpretación y la
opinión que ofrece el medio masivo sobre el acontecimiento noti-
cioso.
El discurso argumentativo del artículo editorial, en conse-
cuencia, cumple el propósito de dar a conocer la explicación, la
interpretación y la opinión del medio masivo que lo difunde res-
pecto del acontecimiento noticioso y así, obtener la adhesión de
los lectores o la audiencia, según el caso. Para ello basa su estra-
tegia discursiva en la presentación de un argumento central,
acompañado de la información y de aquellos argumentos que lo
sustentan.

17
Idem.
18
Citado por L. Núñez Ladevéze, El lenguaje de los “media”, p. 285.

115
MARÍA SUSANA GONZÁLEZ REYNA

Tipos de artículos editoriales

Es muy difícil lograr una tipología del artículo editorial que deje
complacido al estudioso de los géneros periodísticos pues existe
una gran variedad de clasificaciones. Hace varios años (1991) y
en otro lugar propuse una clasificación del artículo editorial
basada en las diversas propuestas de reconocidos estudiosos de
los géneros periodísticos y en una atenta lectura y análisis de los
principales periódicos de circulación en la ciudad de México.19 En
ese entonces distinguí, por su propósito, ocho tipos de artículos
editoriales: el informativo, el explicativo, el interpretativo, el po-
lémico, el exhortativo, el de campaña, el persuasivo y el de inte-
rés humano. Acompañé su definición con ejemplos concretos del
ejercicio periodístico mexicano de los años setenta y ochenta y
procuré que el artículo editorial incorporado cumpliera con la
descripción señalada. Desde ese tiempo, y a la fecha, con el con-
tinuo estudio que llevo a cabo de los géneros periodísticos y su
análisis constante en el ejercicio periodístico hispanoamericano,
reitero que es imposible lograr una tipología satisfactoria del ar-
tículo editorial. Entiendo y suscribo los esfuerzos que con fines
didácticos los estudiosos del periodismo hacemos al establecer las
variadas tipologías de éste y de todos los otros géneros periodís-
ticos que hoy en día, reitero, no se limitan al periodismo impre-
so sino que incluyen al periodismo audiovisual y recientemente,
al digital.
Con el mismo ánimo didáctico ahora señalo que ni el tema,
ni la estructura, ni la estrategia argumentativa pueden auxiliar-
nos en la tarea de clasificar al artículo editorial. Propongo, sin
embargo, una salida para un intento clasificatorio y ésta consiste
en que una vez aceptado que el artículo editorial es el género
periodístico que busca la adhesión del lector o del auditorio a la
explicación, la interpretación y, finalmente, a la opinión del me-
dio masivo, se le distinga por la función que predomine entre la
explicación y la interpretación en su relación con el argumento
central y con toda la estrategia discursiva (información y argu-
mentos).

19
Véase mi tesis de licenciatura, Los artículos de opinión y los géneros in-
formativos, pp. 45-47, y mi libro Periodismo de opinión y discurso, pp. 60-61.

116
EL EDITORIAL COMO DISCURSO ARGUMENTATIVO

Si aceptamos esto, puedo proponer que existen básicamente


dos tipos de artículo editorial: el explicativo y el interpretativo y
dejo abierta la posibilidad de incluir al artículo editorial exhorta-
tivo o de lucha que se presenta cuando el medio está especial-
mente interesado en desempeñar un papel más activo en los
acontecimientos sociales y políticos y que se comporta como actor
político.20 También reconozco que en este recorte tan drástico po-
dría quedar fuera algún otro tipo de artículo editorial, considero
que, de ser el caso, se trata de opiniones extraordinarias ligadas
a situaciones también extraordinarias. Hoy en día, ante la modi-
ficación obligada de las prácticas periodísticas tradicionales
debido al avance tecnológico, el papel del periodismo de opinión
impreso, si bien se ha visto fortalecido en su función complemen-
taria, interpretativa y explicativa, frente al bombardeo informa-
tivo y a veces excesivo de los otros medios masivos, también ha
llevado, como ya antes señalé, a que muchos diarios supriman al
artículo editorial.
Ahora bien, en el caso de los medios masivos que han con-
servado en su discurso al artículo editorial con el cual expresan
la opinión institucional, fundamentalmente organizan el discurso
argumentativo del artículo editorial bien para explicar o para
interpretar la relevancia del acontecimiento noticioso. Se distin-
guen en que el explicativo tiene como propósito central precisar
el significado de los acontecimientos, situándolos en su contexto
y relacionándolos con acontecimientos pasados y actuales. Se
recurre a él cuando es preciso añadir una opinión que oriente al
lector y al auditorio sobre lo sucedido, debido a que la sola infor-
mación no es suficiente para comprender la trascendencia del
acontecimiento.21
En el editorial interpretativo, el discurso argumentativo tie-
ne como propósito rebasar la explicación e interpretar la noticia
señalando las causas probables del acontecimiento y orientar al
lector y al auditorio para comprender el significado del mismo.
La estrategia argumentativa, en este caso, requiere de hones-
tidad en la presentación cabal de los hechos y los argumentos

20
Véase H. Borrat, El periódico, actor político, p. 11.
21
S. González Reyna, op. cit., p. 60.

117
MARÍA SUSANA GONZÁLEZ REYNA

necesarios que orienten al lector y al auditorio a llegar a sus pro-


pias conclusiones. Este tipo de discurso interpretativo, en cierto
modo, cumple, también, propósitos educativos en el más amplio
sentido del término.22

El estilo

Resulta muy difícil determinar el estilo del artículo editorial


pues al ser la opinión institucional, adopta las formas de expre-
sión que corresponden a la política editorial del medio masivo.
Sin embargo, existen ciertas constantes en cuanto al tono formal
propio de una institución seria que sirve a la difusión de las noti-
cias y a orientar y explicar el significado de los acontecimientos.
En igual manera, existe una normatividad básica para el uso del
lenguaje apropiado al tono serio y formal, y con el cual se gana
autoridad moral ante el público. La mayor parte de los medios
masivos cuentan con un cuaderno de estilo que sirve de orien-
tación a los periodistas en su ejercicio profesional para la redac-
ción de sus textos.
Al respecto Arroyas y Gobantes dicen:

Hay que recordar que el editorial es el texto que expresa el


pensamiento del medio de comunicación, el único texto que se pre-
senta como tal, y que los temas sobre los que trata se consideran
de especial trascendencia, aspectos que obligan a la seriedad lin-
güística…

Más adelante señalan que, de acuerdo con Martínez Alber-


tos, en el artículo editorial se expresa lo que un grupo razona y
opina; y lo citan para destacar que “el que razona y opina no es
un periodista determinado sino el periódico en bloque, como ins-
titución social de innegable personalidad política.”23
Ejemplo de lo antes dicho es el siguiente artículo editorial
que el periódico Excélsior publicó el 21 de octubre de 1970, cuan-
do falleció Lázaro Cárdenas: el titular en el cual se anuncia el

22
Idem.
23
E. Arroyas y M. Gobantes, op. cit., p. 118.

118
EL EDITORIAL COMO DISCURSO ARGUMENTATIVO

tema y se adelanta la opinión dice: “Cárdenas, Maestro de Vida”.


En la entrada del artículo editorial se opta por la narración y la
descripción, formas discursivas propias de la crónica, pero que,
en este caso, es un relato que forma parte del razonamiento, al
servicio de la opinión:

Su muerte abrió los cauces de la pena y las palabras emo-


tivas hicieron la primera guardia del recuerdo. Cárdenas, con toda
su estatura de hombre y árbol, se había derrumbado sobre el
tiempo de México y dejaba un vacío que sólo llenaba la consterna-
ción. El compañero de fatigas de los campesinos había muerto, el
maestro de la vida de los jóvenes había sufrido la clausura de la
voz, el gran amigo y servidor del pueblo mexicano había partido
definitivamente.

La argumentación de este artículo editorial se centra en di-


bujar la imagen de Cárdenas en la cual se expresa abiertamente
una opinión favorable a su persona y a su ejercicio como presi-
dente de México:

Entonces se reconocerá que Lázaro Cárdenas fue, fundamen-


talmente, un hombre con los pies puestos con firmeza en la tierra
mexicana y con el pensamiento y el esfuerzo cotidiano entregados
a la búsqueda de un destino mejor para los suyos. Los suyos que
fuimos todo el pueblo mexicano pero especialmente los desposeí-
dos.

El cierre de este artículo editorial es un argumento que re-


toma y refuerza la opinión que se ha venido expresando en el
desarrollo del razonamiento:

Hay que entender a Cárdenas el combatiente de las luchas


armadas, el servidor de las instituciones revolucionarias, el des-
prendido trabajador de las causas sociales, como un hombre dis-
puesto a llegar al sacrificio personal en aras de su única ambición:
la de ayudar a construir un México en el que la paz social sea fru-
to de la justicia, testimonio de la libertad y garantía de respeto al
ser humano.24

24
Véase S. González Reyna, op. cit., pp. 67-68.

119
MARÍA SUSANA GONZÁLEZ REYNA

También podemos ilustrar el caso de cuando en el artículo


editorial se combinan las formas discursivas de la exposición y
la argumentación. En el siguiente artículo editorial se prioriza la
información y en el cierre del razonamiento se asienta la opi-
nión. El título que señala el tema y adelanta la opinión mediante
una valoración dice: “Recursos sin Aprovechar”. El razonamiento
es inductivo, el artículo inicia con la información, que es la noti-
cia.

Vizarrón de Montes, en el Estado de Querétaro, es una ciu-


dad pequeña y rara. Sus dos mil habitantes viven el drama de la
desocupación, muchos de ellos emigran para buscar trabajo en las
industrias y la pequeña urbe carece de eficientes servicios de ur-
banización. Pero el empedrado de su calle principal, que es de un
kilómetro de longitud, está construido con el más fino mármol. No
escasearán las viviendas que carezcan de indispensable utensilios
y muebles, pero cuyos pisos, como los de algunas fastuosas resi-
dencias, están hechos con ese material.25

El artículo editorial que me ocupa es breve, está compuesto


por tres párrafos: el inicial, que se refiere a lo dicho anterior-
mente; el segundo, en el cual se señala la fuente de la informa-
ción y se abunda —como parte de la estrategia argumentativa—
en la descripción de la pobreza en la que viven los habitantes, en
contraste con los yacimientos de mármol del lugar. La opinión
central se asienta en el tercer y último párrafo y cumple el pro-
pósito de lanzar una crítica al gobierno mexicano:

En Vizarrón de Montes ocurre lo que en muchos otros sitios


del país donde no se aprovecha íntegramente el árbol maderable,
las frutas, las minas, la industria de la pesca, la fuerza de trabajo
que vegeta en la desocupación. País en que no habría tanta pobre-
za si, entre otras cosas, no hubiera tanto desperdicio de recursos.26

Existen muchos otros ejemplos para ilustrar las distintas


composiciones posibles para lograr el discurso argumentativo
propio del artículo editorial. Los antes mencionados llevan la

25
Idem.
26
Ibidem, p. 139.

120
EL EDITORIAL COMO DISCURSO ARGUMENTATIVO

intención didáctica de enseñar a reconocer y a escribir este tipo


de discurso periodístico y es preciso destacar que no existe una
forma universal e inamovible para escribirlos. Recomendaciones
hay muchas pero baste con señalar que el artículo editorial, en
tanto género periodístico de opinión, está obligado a ser breve en
el razonamiento, preciso en las ideas y claro en el lenguaje.

Estructura discursiva del artículo editorial

He dicho en párrafos previos que el artículo editorial utiliza las


varias formas del discurso: la exposición, la narración y la des-
cripción, pero lo que le es esencial a su propósito opinativo es la
forma discursiva de la argumentación. En este sentido he de se-
ñalar que su composición discursiva como género periodístico
está sujeta a las características del estilo periodístico en el cual
se prioriza el papel enunciativo del título, la brevedad de su ex-
tensión y su ubicación fija y claramente diferenciada de los otros
textos periodísticos tanto informativos como de opinión.
Por lo que se refiere al titular, éste debe ser breve y rele-
vante en el cual quede claramente expresado el tema. Aunque es
un enunciado altamente informativo, generalmente en éste se
adelanta la opinión y la posición institucional. Ejemplo de ello
son los siguientes titulares de algunos periódicos de circulación
en la ciudad de México y que corresponden a temas y tiempos di-
ferentes: “Recursos sin Aprovechar” (Excélsior, 1970), “El Atenta-
do Contra el PAN” (El Nacional, 1970), “Madurez del Pueblo”
(Excélsior, 1983), “NO A LOS VIOLENTOS” (La Jornada, 1994).
El cuerpo del artículo editorial está compuesto por los argu-
mentos, acompañados de la información. Debido a su propósito
argumentativo y por tratarse de un discurso, el inicio, el desa-
rrollo y el cierre de este género periodístico, se apoya, como bien
señalan Santamaría y Casals,27 en los principios de la retórica
aristotélica de la inventio, la dispositio y la elocutio.
La inventio corresponde a la forma como el medio ha deci-
dido tratar el tema y, en consecuencia, la estrategia argumen-

27
L. Santamaría y M. J. Casals, op. cit., pp. 270-271.

121
MARÍA SUSANA GONZÁLEZ REYNA

tativa que desarrollará. Cabe resaltar lo ya dicho en cuanto a


que en esta parte pueden incorporarse otras formas discursivas
como la narración, la descripción y la exposición. Esta última ge-
neralmente es la forma discursiva que naturalmente acompaña
a la argumentación del artículo editorial y que sirve para pre-
sentar el tema, su vinculación con la noticia y para incluir la
información necesaria (datos) para sustentar los razonamientos
de toda la estrategia argumentativa.
La dispositio, por su parte, cumple la función de ordenar y
vincular la información con los juicios para lograr todo el razona-
miento que sustenta la opinión institucional y garantizar el éxito
del impacto que se desea obtener ante la opinión pública. Con es-
te recurso, se determina el inicio, el desarrollo y el cierre que, de
conformidad con las exigencias del estilo periodístico deberá ser
fuerte y contundente y que de acuerdo con las estrategias del
discurso argumentativo, es el mejor lugar para expresar el juicio
que cierra todo el razonamiento. Con la dispositio también se de-
fine si conviene el razonamiento deductivo o el inductivo. Si se
elige la deducción, el artículo editorial inicia con un juicio gene-
ral que exige un razonamiento con argumentos que lo sustenten
y puede acompañarse de uno o varios ejemplos o casos concretos.
En cambio, si se opta por un razonamiento inductivo, el inicio es-
tará más vinculado a la noticia que da pie a la opinión institucio-
nal, caso en el cual es frecuente recurrir también al discurso na-
rrativo como parte de la estrategia argumentativa de todo el
artículo editorial.
Finalmente, la elocutio permite determinar, con base en el
tono serio y formal, propio de este género periodístico, las estra-
tegias retóricas y lingüísticas más convenientes para lograr una
argumentación eficaz dependiendo del tipo de artículo editorial.
En suma, el artículo editorial se apega a las normas del
ejercicio periodístico en cuanto al propósito de expresar la opi-
nión institucional del medio masivo, publicarse siempre en el
mismo espacio y estar claramente distinguido. Asimismo, y en
cuanto a las estrategias lógicas y retóricas, así como a las discur-
sivas, son varias las posibilidades de combinarlas para cumplir el
propósito opinativo. Además, se recomienda la brevedad en la
extensión, la claridad y concisión en el uso del lenguaje y aun-
que —como ya antes expliqué— en este tipo de artículos se

122
EL EDITORIAL COMO DISCURSO ARGUMENTATIVO

prefiere la forma discursiva de la argumentación, frecuentemen-


te se recurre a las otras formas como la exposición, la narración
y la descripción para darle mayor vigor al razonamiento.
Ilustraré lo antes dicho con las estrategias discursivas de
dos periódicos que contrastan en la posición desde la que hablan
y la ideología que los define: La Jornada y El Nacional. Presen-
taré el discurso argumentativo compuesto por el titular, el argu-
mento central y los argumentos de apoyo que cada uno desarro-
lló en el primer artículo editorial publicado ante el sorpresivo
acontecimiento que significó el levantamiento armado en Chia-
pas el 2 de enero de 1994.
La Jornada publicó el artículo editorial en un tono de fran-
co y enfático rechazo al levantamiento armado. Esto se aprecia
desde el enunciado del tema en el titular, que además publica en
letras mayúsculas, y en todos los argumentos esgrimidos. El
titular dice: “NO A LOS VIOLENTOS”.
El argumento central es: “El contexto hace entendible aun-
que no justificable el alzamiento. La frontera sur es caldo de cul-
tivo para una coyuntura explosiva. Además los apoyos guberna-
mentales han sido insuficientes y tardíos”. Y los argumentos de
apoyo son:

a) “La situación es condenable, entendible y delicadísima,


todo al mismo tiempo, y para explicarla es preciso deslindar cui-
dadosamente sus elementos”.
b) “Cualquier violencia contra el estado de derecho, venga
de donde viniere, tiene que ser en principio algo para condenar”.
c) “Es delicado porque las autoridades deben obrar con cau-
tela para deslindar entre los aventureros y profesionales de la
muerte y los indígenas”.
d) “Urge atender los rezagos socioeconómicos de los indíge-
nas y asilar a los cabecillas del alzamiento”.

El argumento que cierra el artículo editorial es contun-


dente:

Tal vez con datos como éste han especulado los cabecillas del
alzamiento. La tarea política sustancial, en una hora tan dramá-
tica, parece ser aislarlos; parece ser no confundir ni por asomo el

123
MARÍA SUSANA GONZÁLEZ REYNA

delirio de los aventureros con las reivindicaciones históricas de los


indígenas que, al fin y al cabo, forma parte de la legión de pobres
de la tierra.28

La opinión del periódico El Nacional se basó en la siguiente


estrategia argumentativa: el artículo editorial aparece, como
siempre, en la página 2, al lado de otro artículo editorial cuyo
título se refiere a la noticia de la incorporación de México al Tra-
tado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá y con el
cual el presidente, Carlos Salinas de Gortari, señalaba que Mé-
xico formaría parte de las principales economías del mundo. Es
importante esta referencia porque define al discurso del gobierno
en el contexto económico, político y social del momento. El titular
de este artículo editorial dice: “Oportunidades y retos del TLC”. Y
el titular del que se ocupa del levantamiento en Chiapas señala:
“Un llamado a la cordura”.
El argumento central que define la opinión del periódico es
que “El estado ha enfrentado varios problemas, no es justo aña-
dir el que ahora aflora”. Y los argumentos de apoyo son:

a) “Numerosos mexicanos del estado de Chiapas han en-


frentado por mucho tiempo difíciles situaciones de pobreza, de
marginación, derivados de problemas añejos por caciquismos e
injusticias”.
b) “La resolución de estos problemas precisa de la unidad y
la concordia, y de paz social”.
c) “La violencia que ayer apareció en 4 de los 110 munici-
pios chiapanecos no es el camino adecuado para superar caren-
cias, ni resolver conflictos”.
d) “El gobierno considera que la demanda social tiene vali-
dez. Por ello ha respondido rápida y prudentemente a fin de
contribuir a la rápida normalización de la situación”.
e) “Es necesario encontrar respuestas mediante el diálogo,
el trabajo conjunto dentro de la ley.

28
La Jornada, pp. 1 y 2. Véase S. González Reyna, Tesis doctoral, op. cit.,
pp. 224-225 y anexo s/p.

124
EL EDITORIAL COMO DISCURSO ARGUMENTATIVO

f) “Los obispos de Chiapas condenaron categóricamente el


levantamiento armado. Asimismo, demandaron el cese a la vio-
lencia, el respeto por la vida de las personas, liberar a las perso-
nas secuestradas, respetar la legalidad y los derechos humanos y
establecer un diálogo para atender los problemas sociales. Tam-
bién se comprometieron a solicitar una mesa de atención a los
problemas sociales de la región”.

El argumento que cierra el artículo editorial retoma y enfa-


tiza la opinión del periódico y dice:

El estado actual ha debido enfrentar un conjunto de fenó-


menos problemáticos, no es justo que a estos conflictos crónicos se
sume el que ahora aflora. Es necesario que los grupos que de mo-
do irresponsable han apelado a la violencia vuelvan a la cordura.29

Estos ejemplos de estructuras argumentativas son unas po-


sibilidades entre muchas más. Sin embargo, en ellos se aprecia
el razonamiento con todas las características ya antes señaladas
para el caso específico del artículo editorial y que —a modo de
cierre— las reitero y resumo: expresa la opinión institucional del
medio masivo, a veces utiliza las formas discursivas de la expo-
sición, la narración y la descripción; sin embargo, la forma dis-
cursiva básica y necesaria es la argumentación. En caso de recu-
rrir a las otras, siempre será como apoyo y al servicio de todo el
razonamiento (juicios) para expresar la opinión institucional.
La estructura argumentativa del editorial se basa en la
lógica natural de uso cotidiano y se auxilia de la retórica para
la composición del razonamiento. Su método puede ser inductivo
o deductivo e, inclusive, puede combinar ambos. La exigencia es
que el artículo editorial resulte claro y ordenado en los juicios a
modo de que el lector y el auditorio puedan comprender fácil-
mente cuál es la opinión institucional que explica o interpreta el
acontecimiento noticioso.

29
El Nacional, p. 2. Véase S. González Reyna, Tesis doctoral, op. cit., pp.
229-230 y anexo s/p.

125
MARÍA SUSANA GONZÁLEZ REYNA

Por otra parte, y en lo que se refiere al estilo del artículo


editorial, reitero que éste se apega a las formas propias del uso
del lenguaje periodístico que exige sencillez, claridad, concisión y
precisión en el significado de los conceptos. Se basa en el len-
guaje de uso cotidiano y el tono es formal, el adecuado al medio
que habla como institución.

Bibliografía

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piensa el periódico”, en Juan Cantavella y José Francisco Se-
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126
LA COLUMNA DE OPINIÓN, UN MOSAICO DISCURSIVO

LA COLUMNA DE OPINIÓN,
UN MOSAICO DISCURSIVO

María Susana González Reyna

E
l nacimiento de la columna como género periodístico de
opinión tiene como antecedente los escritos, en el siglo XVI,
de Michel Eyquem de Montaige en Francia y de Francis
Bacon en Inglaterra. Sin embargo, con el nacimiento de los pri-
meros periódicos europeos, en el siglo XVIII y con su expansión,
en el siglo XIX, se puede hablar de la columna periodística de
opinión. En México, existen numerosos ejemplos de grandes co-
lumnistas, periodistas que ejercían el periodismo opinativo y
polémico como parte de su lucha por la independencia, primero,
y con el movimiento revolucionario después. En este ejercicio
periodístico de combate existen magníficas piezas retóricas y lite-
rarias en las cuales las formas discursivas propias del relato y la
argumentación juegan un papel central.
La columna, como artículo de opinión, cobra su actual fiso-
nomía con el nacimiento y auge del periodismo informativo. Los
periódicos, en el siglo XX, separan y distinguen el discurso infor-
mativo del discurso argumentativo. Nacen los géneros periodís-
ticos informativos como nuevas formas discursivas que priorizan
el relato, la descripción y la exposición con el propósito de acen-
tuar el papel referencial del discurso al difundir las noticias. Y se
les da un nuevo estatus a los géneros periodísticos de opinión, los
cuales, a su vez, mantienen el discurso argumentativo propio de
los textos que los anteceden, pero con una nueva estructura que
les permite coexistir en el nuevo formato del discurso perio-
dístico.

127
MARÍA SUSANA GONZÁLEZ REYNA

Para Manuel Buendía, en este periodismo moderno

los grandes diarios envolvieron en el anonimato a los autores. La


objetividad —norma que preside las actividades periodísticas— y
hasta el “nosotros” de los artículos y editoriales, convirtieron a los
periódicos en una banda transmisora de información y comenta-
rios, pero sin retorno, en un solo sentido; es decir, no existía un
verdadero proceso de comunicación, sino una sola acción lineal en-
tre un emisor superactivo e impaciente y un receptor prejuzgado
como un ser totalmente pasivo”… Quienes compran los periódicos
demandaron, además de un puntual y eficiente suministro de la
información, un cierto tipo de periodismo de corte muy personal.
El lector medio, el lector común, necesita algo más que la
noticia, el reportaje o la entrevista impersonalmente redactados,
asépticamente objetivos, rigurosamente imparciales. Esto, claro,
nutre su necesidad primaria de información; pero pide algo más
que parezca especialmente escrito y aderezado para él.”
Este es —estrictamente hablando— el origen de la columna;
género periodístico que así fue denominado, sin duda, porque co-
menzó a aparecer con tal formato; es decir, como una especie de
apartado para indicar exclusividad, privacía y a veces hasta confi-
dencialidad.
Si el origen de la columna es la necesidad de los lectores de
recibir algo muy personal, nada más personal puede ofrecer el
periodista que su propio estilo.1

Ahora bien, con el propósito de definir a la columna de opi-


nión actual, del siglo XX y XXI, me baso en la teoría del periodis-
mo y, particularmente, en la teoría de los géneros periodísticos,
para señalar que la columna es un artículo de opinión. Su pro-
pósito es comentar, interpretar, analizar y explicar algún suceso
con amplia libertad en el uso del lenguaje y en la composición de
su discurso. Dicha libertad permite al columnista escoger o com-
binar, según el propósito de su comentario, las distintas formas
discursivas como son: el relato, la exposición, la descripción y la
argumentación.
Su estructura es sencilla, consta, como toda composición, de
tres partes: entrada, desarrollo y cierre, independientemente del
tipo de razonamiento (inductivo o deductivo) y de la forma dis-

1
M. Buendía, Ejercicio periodístico, p. 86.

128
LA COLUMNA DE OPINIÓN, UN MOSAICO DISCURSIVO

cursiva predominante. Además, y debido a la diversidad en la


formalidad, tono y contenido, la columna es un artículo de opi-
nión que permite desde el ángulo totalmente serio hasta el hu-
morístico.

Aparte de la brevedad necesaria, la característica más sobre-


saliente de las columnas periodísticas es y ha sido desde siempre
su calidad literaria. Los recursos retóricos son variados, desde el
humor al intimismo, desde la solemnidad al guiño fabulístico.2

Dicha libertad y amplitud en el uso del lenguaje y en la


composición del discurso permite que el columnista establezca
con su público una relación estrecha, lo cual lleva a que éste
logre una mayor influencia y funja, de manera general, como
líder de opinión. En este sentido es, también, dentro de los ar-
tículos de opinión, el que mejor se presta, por su estructura dis-
cursiva, para adaptarse al lenguaje de otros medios masivos
como la radio, la televisión y el digital.
Si bien la columna de opinión goza de esta libertad también
se caracteriza por ciertos rasgos fijos ineludibles propios de su
cualidad como género periodístico: titulación fija en nombre y en
tipografía, así como espacio y periodicidad también fijos.
Estoy de acuerdo con Luisa Santamaría y María Jesús Ca-
sals cuando señalan que:

Una de las características de la columna es que importa tan-


to la expresión como su contenido. Y que es un producto literario
para el consumo de masas, es decir, de un público muy amplio y
que lee con prisas. De ahí su casi obligada brevedad: en poco es-
pacio tiene que presentarse el tema o asunto del que se va a ha-
blar, desarrollar los argumentos con gran creatividad retórica y
formular un párrafo final que más que sentenciar cierra el círculo
abierto desde el principio; un párrafo que quiere dejar huella. Por
eso, la columna sabe combinar como ningún otro género perio-
dístico de opinión la excelencia literaria con la rotundidad de las
opiniones, la imaginación artística engarzada con la realidad. La
columna no vive sujeta a la más inmediata actualidad. Muchas

2
L. Santamaría y M. J. Casals, La opinión periodística, p. 291.

129
MARÍA SUSANA GONZÁLEZ REYNA

veces se preocupa por aquellos hechos o asuntos que no han po-


dido ser noticia ya que no han pasado los filtros de selección; otras
veces extrae datos que han pasado inadvertidos en las informacio-
nes apresuradas y los valora en su justa medida; también, sim-
plemente, puede ser un análisis personal sobre hechos acaecidos.
O una simple reflexión. O un entretenimiento literario. En reali-
dad, al columnista no se le contrata para escribir sobre algo con-
creto… sino para escribir, sin más. Importa su firma y la manera
en que ésta represente al periódico.3

Clasificar a la columna de opinión es una tarea difícil. Para


intentarlo, me basaré en dos ámbitos:

1. La academia, que incluye a la investigación y a la ense-


ñanza de los géneros periodísticos.
2. El ejercicio profesional, información recabada del análisis
de lo publicado en los periódicos y los libros escritos por perio-
distas y que dan testimonio de su ejercicio periodístico.

En el ámbito de la academia me tomaré dos referentes bá-


sicos: la escuela anglosajona y la escuela española. La escuela
latinoamericana tiene pocos estudios sobre los géneros de opi-
nión como formas del discurso, y los existentes se basan en las
dos escuelas antes señaladas, de ahí que no los incluya en esta
exposición. En la parte correspondiente al ejercicio profesional,
me referiré a lo dicho en algunos textos escritos por destacados
periodistas mexicanos y que por sus reflexiones teóricas sirven
como complemento ideal para la enseñanza de la columna como
género periodístico de opinión.
La escuela anglosajona, representada por Walter Lippman,
William Rivers, George Fox Mott, Siegfried Mandel, Fraser Bond
y Thomas E. Berry, entre otros, explica a la columna periodística
como un género opinativo que requiere ser un discurso original e
interesante, que produzca en los lectores el impacto propio de
una personalidad informada para ganarse la confianza de éstos y
garantizar el estatus de autoridad en el tema y que los comen-

3
Ibidem, pp. 288-289.

130
LA COLUMNA DE OPINIÓN, UN MOSAICO DISCURSIVO

tarios devengan en un discurso estimulante, consistente, firme y


contundente.4
Al respecto, Walter Lippman, pionero fundador de este gé-
nero, señala que la columna de opinión debe ser igual de seria
que un artículo editorial. El columnista analiza la realidad, la
reflexiona y escribe una argumentación para fundamentar su
opinión. El estilo que en su momento recomendó y desarrolló el
propio Lippman en su ejercicio profesional como columnista del
periódico The Washington Post fue la mesura en el análisis y la
prudencia en los juicios sobre los hechos y las personas. En su-
ma, las recomendaciones de la escuela anglosajona para escribir
columnas son: mantener una distancia de los hechos y de los
protagonistas a modo de garantizar independencia de criterios.

El concepto de columna que Walter Lippman teorizó corres-


ponde a la escrita por el analista especializado, serio y responsa-
ble, que se debe a sus lectores porque de él esperan explicaciones
y no sentencias ni argumentos modelados por ideología alguna.5

Para el columnista del Washington Post, George F. Will, “lo


que distingue a un valioso columnista es su particular forma de
ver el paisaje social. Es habilidoso en ver aquello que todos ven,
pero no en la misma forma en que todos lo ven”. Y en lo que se
refiere a los lectores, el mismo Will señala: “creo que lo que les
brinda más placer como lectores es lo que me da más placer co-
mo escritor: un trabajo ejecutado con precisión y con un toque de
estilo personal”.6
Respecto a la clasificación de la columna y con base en la
amplitud temática que la distingue, William Rivers afirma que
“una agencia de material periodístico puede ofrecer hasta ciento
cincuenta diferentes columnas sobre temas tan diversos como la
religión o el cuidado de los animales domésticos”.7
4
T. E. Berry, Journalism today, pp. 263-265, citado en S. González Reyna.
Tesis de Licenciatura, Los artículos de opinión y los géneros informativos, pp.
73-74.
5
L. Santamaría y M. J. Casals, op. cit., pp. 297-298.
6
G. F. Will, La página editorial, pp. 115-117, citado en L. Santamaría y
M. J. Casals, op. cit., p. 299.
7
W. Rivers, p. 276, citado en S. González Reyna, Periodismo de opinión y
discurso, p. 94.

131
MARÍA SUSANA GONZÁLEZ REYNA

La escuela anglosajona, en suma, lo que enfatiza al definir


a la columna de opinión, no es tanto las características discur-
sivas del género, sino el ejercicio profesional del columnista, lo
cual no es cosa menor. Sin embargo, reitera lo que desde los ini-
cios del periodismo moderno se estila: separar la información de
las opiniones, expresado en el mundialmente conocido y repetido
enunciado de que “los hechos son sagrados y las opiniones son
libres”. Esta aseveración descansa también en la reiterada
noción de la objetividad, como premisa básica y necesaria en el
ejercicio profesional del periodismo.
Yo no estoy de acuerdo con lo radical de esta posición, aun-
que reconozco que en ella subyace la inquietud de distinguir en-
tre informar y opinar, lo cual —a mi parecer— es una premisa
esencial en el ejercicio profesional del periodismo, pero que en la
ejecución de los distintos géneros periodísticos no está muy clara
la distancia que guarda el periodista de su interpretación y expli-
cación de los hechos.
Al respecto, y para salvar la discusión sobre la objetividad
periodística por lo complicado que resulta y, en cierto modo, des-
de mi perspectiva, irrelevante, me pronuncio por estudiar a los
géneros periodísticos desde la teoría del discurso. En este sentido
defino a la columna como el artículo de opinión que con una
periodicidad, espacio y título fijos, interpreta, analiza, valora y
opina con el propósito de orientar al público respecto de aconte-
cimientos noticiosos diversos.
La escuela española tiene excelentes representantes en la
investigación del periodismo y en especial, de los géneros perio-
dísticos. En la actualidad sobresalen las aportaciones a la teoría
del periodismo de José Luis Martínez Albertos, Josep Maria Ca-
sasús y L. Núñez Ladevéze. De este último retomaré más ade-
lante sus valiosas propuestas para la argumentación periodística;
en cambio, de los dos primeros sólo tomaré las bases que han
dejado escuela en otros distinguidos investigadores como Luisa
Santamaría, María Jesús Casals y Héctor Borrat, por ser quie-
nes estudian a la columna de opinión con un enfoque más acorde
al que yo propongo para definir a este género y que tiene que ver
con la perspectiva de la teoría del discurso.*

* Teun A. van Dijk, lingüista holandés, cuyos sus estudios sobre los géne-

132
LA COLUMNA DE OPINIÓN, UN MOSAICO DISCURSIVO

Santamaría y Casals definen a la columna de opinión como


un género “personal” en tanto que es

un artículo de opinión firmado por un autor de reconocida valía


literaria, con seguidores ideológicos o simplemente admiradores de
su estilo, y que aparece publicado en el mismo diario con periodi-
cidad y en el mismo espacio reconocible.8

Y añaden que

el comentarista o columnista personal es un escritor de éxito. Por


lo tanto, estos columnistas suelen ser, junto a los presentadores de
televisión, los periodistas más conocidos y reconocidos. La fórmula
de dicho éxito no es teorizable: sólo se puede decir que los colum-
nistas personales son muy buenos escritores de piezas cortas, ar-
tículos que van desde la argumentación brillante hasta el recurso
de la fábula como método expresivo y persuasivo. Dominan la
fuerza de la frase corta y cargada de contenido y saben armar su
discurso de principio a fin con un cosido primoroso.9

Según las autoras, es muy difícil lograr una definición pre-


cisa de este género, lo cual ya quedó documentado en la obra de
Antonio López Hidalgo, Las columnas del periódico, y quien re-
cogió:

Varias definiciones, unas pretendidamente académicas otras


descriptivas pertenecientes a algunos columnistas, pero ninguna
de ellas logra captar y englobar todo el significado de un escrito,
por lo general breve, que supone para el periódico una especie de
alma o espíritu configurador de una inequívoca personalidad. La
columna es poco definible y —además— es lo que menos importa.
La columna es un artículo de opinión. El hecho de que ese artículo
sea tan popular entre los lectores de prensa se debe a la calidad
literaria que la mayoría de ellas posee y a un contenido sintético y
nada ambiguo que logra captar a los lectores por la muy psico-
lógica razón de verse reflejados en ese pensamiento; y también

ros periodísticos están basados en la escuela española y es quien abrió camino


para estudiarlos como discurso.
8
L. Santamaría y M. J. Casals, op. cit., p. 300.
9
Idem.

133
MARÍA SUSANA GONZÁLEZ REYNA

entre lectores muy dados al gusto de la polémica porque les pro-


porciona motivos para discutir o rebatir o comprender por dónde
van los tiros ideológicos. La asiduidad es también un factor que
entroniza al columnista. Es el factor que faltaba para captar al
adepto.10

Por último, incluiré en esta explicación algunas aportacio-


nes interesantes para el estudio de los géneros periodísticos de
Héctor Borrat, periodista y reconocido investigador y profesor en
la Universitat Autónoma de Barcelona. Incorporaré, primero,
algunas de sus reflexiones en relación al comportamiento del
periódico en general, como fuente de opinión, para después indi-
car lo que específicamente dice en relación a la columna periodís-
tica de opinión. En este sentido, refiero lo que dice respecto del
rol que desempeña el periódico como narrador y comentarista. Al
respecto señala que ambas funciones discursivas son comple-
mentarias y dice: “el comentarista necesita del narrador; comen-
tar viene a ser así una actuación sincrónica o diacrónicamente
complementaria a la de narrar.” Y añade que “comentar un tema
es conferirle, ya, un rango más elevado que el de aquellos temas
que solamente son narrados”.11 Más adelante, Borrat explica que
la narración informativa corresponde a los periodistas, mientras
que el comentario, en el conjunto de textos opinativos del perió-
dico, no sólo se ejerce por periodistas sino que “el comentario es
faena compartida por muy diversas profesiones y vocaciones”.
Por lo que se refiere al propósito de los comentarios como
género propio del periodismo de opinión, este autor explica que
“los comentarios proporcionan opiniones explícitas, que aspiran a
su comunicación pública de la manera más diáfana y unívoca
mediante el texto mismo”. Y añade que:

Los comentarios evalúan y toman posición acerca de los te-


mas de la actualidad periodística, y en términos todavía más am-
plios, acerca de cualquier tipo de temas. Cuando, como ocurre nor-
malmente, se refieren a temas de la actualidad, los comentarios
pueden dar por supuesta, o repetir o ampliar la información pro-
porcionada por los correspondientes relatos informativos, pueden

10
L. Santamaría y M. J. Casals, op. cit., pp. 300-301.
11
H. Borrat, El periódico, actor político, pp. 130-131.

134
LA COLUMNA DE OPINIÓN, UN MOSAICO DISCURSIVO

profundizar o modificar la interpretación que ellos proporcionaban,


pero en todo caso tienen que aplicar una escala de valores, eva-
luar lo que ha ocurrido, está ocurriendo o está por ocurrir.12

Por lo que se refiere al ámbito del ejercicio profesional, cabe


señalar, que sólo haré referencia a tres reconocidos periodistas
mexicanos que también han escrito sobre las características de la
columna de opinión y quienes aluden directa o tangencialmente
a la naturaleza argumentativa en el discurso de este género.
Estoy clara de que dejo fuera a muchos grandes columnistas, pe-
ro me veo obligada a hacerlo por razones de pertinencia temá-
tica. Los dos primeros se han destacado de manera especial como
columnistas y de ellos sólo tomo lo que dicen de la columna de
opinión en su relación con mi planteamiento en este artículo. Me
refiero a: Manuel Buendía (q.e.p.d.) y a Miguel Ángel Granados
Chapa (q.e.p.d.).
Para Manuel Buendía, la columna de opinión es

un escrito que se publica en periódicos o revistas, con regularidad


y ubicación fija, título y formatos permanentes, y cuya finalidad es
la información y el comentario, en un estilo libremente desarro-
llado por el autor.13

Además, señala que

tiene características propias, de forma y contenido, que la singu-


larizan e identifican. Cierto que todos los géneros periodísticos tie-
nen algo en común y que resulta difícil hacer muy exactas dife-
renciaciones técnicas entre ellos. La columna, sin embargo, es el
género periodístico que más claramente puede diferenciarse de
todos los demás.
Sus características externas, visuales, son fácilmente apre-
ciables: lugar fijo, título, periodicidad, firma, formato, etcétera. Y
en cuanto a la oportunidad que ofrece para el desarrollo de un es-
tilo que puede llegar hasta la subjetividad más plena, me parece
que sobrepasa las posibilidades de los otros géneros.14

12
Ibidem, p. 132.
13
M. Buendía, op. cit., p. 88.
14
Ibidem, pp. 86-87.

135
MARÍA SUSANA GONZÁLEZ REYNA

Y añade que:

Se dan en el columnista todos los estilos que señalan los


investigadores: narrativo, argumentativo, descriptivo, etcétera. Pe-
ro creo que el esfuerzo principal del autor debe tender a una defi-
nición muy clara, a una personalización exclusiva, aunque todo
esto suene a redundancia hablando del estilo. Dar una sensación
de importancia y de vivacidad a cada frase y a cada párrafo, em-
plear las palabras comunes pero con un valor nuevo como si fue-
ran monedas recién acuñadas; alcanzar sonoridad y eficacia espe-
ciales cuando así lo requiera la idea, son todas estas sustancias
para una alquimia, para una magia que se llama estilo.15

Para Miguel Ángel Granados Chapa, la columna es el gé-


nero de encuentro entre los géneros informativos y los de opi-
nión. Y añade que uno de los elementos que la tipifican:

Es su configuración gráfica especial. Las columnas generalmente


se identifican como tales porque van precedidas por un título úni-
co, por un nombre permanente, independientemente del conteni-
do… Hay pues una denominación permanente. Esta denominación
suele ir acompañada por características gráficas permanentes
también, la tipografía utilizada en la hechura del título. A veces la
ubicación dentro de una página o por lo menos su ubicación siem-
pre en la misma página, contribuyen a identificar estos textos
como columnas periodísticas.16

En cuanto al estilo de este género, Granados Chapa explica


que el estilo de la columna es peculiar y significativo, así como
fluido, es

un estilo frecuentemente irrespetuoso, a veces hasta de la sinta-


xis, a veces de las buenas formas, a veces de la solemnidad. El es-
tilo de la columna tiene que ser fundamentalmente antisolemne
porque la columna, sobre todo las columnas que se valen sólo de
su título, del título permanente para ganar lectores, tiene que
atraparlos con su contenido, no dejarlos ir y para esto se requiere

15
Ibidem, pp. 90.
16
M. A. Granados Chapa, Examen de la comunicación en México,
pp. 7-18.

136
LA COLUMNA DE OPINIÓN, UN MOSAICO DISCURSIVO

un estilo que mantenga el interés, un estilo alegre”. “La columna


es un periódico dentro de otro periódico… es la forma más perso-
nal del ejercicio periodístico” en ella, y como género de opinión, “se
vale una absoluta subjetividad aunque haya que respetar las re-
glas de la argumentación y las reglas del raciocinio”.17

Carlos Marín, director general editorial del grupo MILENIO,


define a la columna como el

texto que aparece en lugar y con periodicidad fijos, con título gene-
ral y permanente; informa brevemente acerca de varios hechos de
interés público, y con las mismas características en cuanto a su
presentación informa y comenta uno o varios acontecimientos.

Y en específico de la columna de opinión, a la cual llama de


comentario, dice que en ella “el periodista se permite hacer ob-
servaciones: comenta, satiriza las informaciones que ofrece. Los
comentarios y observaciones que aporta el periodista dan viveza
al género y lo hacen uno de los más ágiles del periodismo”. Y
añade que

las columnas de comentario requieren especialización y el colum-


nista reportea personalmente sus noticias. Los comentarios y opi-
niones que emita van respaldados por su firma y quedan sujetos a
su responsabilidad. El columnista, así, es una especie de “sondea-
dor” de la actualidad. Sus informaciones exclusivas, sus tips y sus
interpretaciones orientan al lector con un mayor número de ele-
mentos a los que aporta la noticia.18

Tipos de columna de opinión

La columna, como género periodístico opinativo, adopta las ca-


racterísticas generales de todo discurso: entrada, desarrollo y
conclusión. Esta estructura, aunada a sus características especí-
ficas de tono, lenguaje, título, espacio y periodicidad, además del
propósito y la posibilidad de tratar uno o varios asuntos en el

17
Ibidem, pp. 16-21.
18
C. Marín, Manual de periodismo, pp. 283, 292-293.

137
MARÍA SUSANA GONZÁLEZ REYNA

mismo artículo, permite clasificar a la columna de la siguiente


manera:

Columna de análisis. Por el tono y su estrategia discursiva


se parece al artículo editorial o al artículo de fondo. A veces
adopta un tono menos formal pero igualmente serio. El lenguaje
es personal porque en realidad el columnista le habla a su pú-
blico para compartirle su reflexión y para explicarle el signifi-
cado de los acontecimientos noticiosos.
Columna de interpretación. En este tipo de columna la es-
trategia discursiva descansa en el manejo de los datos de modo
tal que con ello se implica o se expresa un breve comentario. La
estrategia argumentativa, en consecuencia, está implícita y pre-
domina el discurso informativo.
Columna de humor. Su propósito es divertir y entretener al
público. No requiere de una argumentación rigurosa sino más
bien se ocupa en hacer comentarios ligeros sobre los aconteci-
mientos recientes o bien, se presenta algún relato personal alu-
sivo a la vida cotidiana y que resulta de interés para el público.
Columna de personalidades. El columnista se ocupa de al-
gún personaje sobresaliente en la política, en la investigación, en
la literatura, en el deporte, en la farándula, o en cualquier otro
ámbito pero cuyo comportamiento destaca en un momento deter-
minado y que por ello implica una noticia de la cual ya se han
ocupado los medios.
Columna “revoltillo”. Aunque menos frecuente en el perio-
dismo de opinión actual, su presencia destaca porque en ella el
columnista se ocupa de varios temas y en varios tonos. La estra-
tegia discursiva de la columna combina varias formas: relato,
comentario serio, picardía y otros más. En ocasiones sólo se ocu-
pa de comentarios breves sobre distintos acontecimientos noticio-
sos.19

Cabe enfatizar que en todos los casos, sin importar el tipo


de columna, los juicios y toda la argumentación que sustenta la

19
Esta clasificación, aunque modificada, se basa en la que ya se señaló en
S. González Reyna, op. cit., p. 94.

138
LA COLUMNA DE OPINIÓN, UN MOSAICO DISCURSIVO

opinión, son responsabilidad del columnista, ya que es quien fir-


ma la columna.

El discurso argumentativo de la
columna de opinión

La estrategia discursiva en la columna de opinión, al igual que


en los otros artículos de opinión, se basa en la forma discursiva
de la argumentación. Al respecto, coincidimos con Luis Núñez
Ladevéze, cuando señala que en estos artículos habitualmente se
hace

el desarrollo argumentado de una tesis previa y, además, un desa-


rrollo discursivo, en el que la escritura se comba para potenciar
sus recursos persuasivos, desde el estilo a la ironía, desde la selec-
ción del dato a la consistencia cuasilógica de la argumentación.

Asimismo considera que es en éstos donde mejor y de ma-


nera más clara se aprecian las estructuras argumentativas de
los géneros periodísticos.20
Núñez Ladevéze explica, con base en la Nueva Retórica
planteada por la escuela belga cuyo principal representante es
Chaïm Perelman, que “el aspecto más importante de la argu-
mentación reside en la estructura cuasi-lógica del proceso. Cuan-
to más firme sea esta estructura, más sólido, desde un punto de
vista objetivo, será el argumento”. Núñez Ladevéze aclara que
Perelman distingue entre argumentos cuasi-lógicos y otras es-
pecies de argumentos:

Pero que en todos ellos es posible advertir, incluso en el ar-


gumento de autoridad, una apelación a lo razonable, a la coheren-
cia intrínseca de los nexos discursivos del proceso argumentativo,
como derivación de lo racional que queda subyacente. En ello re-
side la garantía de objetividad de la controversia, y el fundamento
de la retórica (entendida no como arte o estudio de la expresión…
sino como tratado de la argumentación, no como forma expresiva,

20
L. Núñez Ladevéze, El lenguaje de los “media”, p. 295.

139
MARÍA SUSANA GONZÁLEZ REYNA

sino como contenido presupuesto en la consistencia del discurso,


en la tradición de la bene dicendi scientia, que aproxima el con-
tenido retórico a la dialéctica).21

Además de la forma argumentativa como base para el desa-


rrollo de la columna de opinión, cabe señalar otro aspecto. Por su
variedad en el tipo y en el propósito que se busca, es difícil es-
tablecer una sola estructura discursiva en su desarrollo. Sin
embargo, como toda composición y como uno de los artículos de
opinión con los cuales comparte basarse en la estrategia discur-
siva de la argumentación, la columna atiende los principios aris-
totélicos de la inventio, la dispositio y la elocutio.
La inventio se refiere a la decisión que toma el columnista
sobre el asunto del cual comentar y que deviene en el tema de su
columna. Asimismo, se refiere a cómo argumentar su opinión al
respecto. La dispositio corresponde a la organización de los he-
chos y los comentarios. Es decir, a la organización de la estrate-
gia argumentativa más apropiada para darle fuerza a su opi-
nión.
Al respecto, Santamaría y Casals explican que Aristóteles,
con este principio de la dispositio se refiere al orden de las ideas
en el discurso, y al respecto señala dos partes: la exposición o
narración y que corresponden al relato de los hechos para des-
plegar la argumentación, misma que incluye hechos y descripcio-
nes.

Los hechos se someten a la regla de la verosimilitud. El or-


den es natural si los hechos se cuentan en el mismo orden tal cual
ocurrieron; y es artificial si se elige un corte diferente en la expo-
sición de los hechos. Este orden provoca una inteligibilidad parti-
cular. Las descripciones remiten no al eje temporal sino al eje de
los aspectos de las cosas.22

Finalmente, la elocutio se refiere al uso del lenguaje que en


el caso de la columna de opinión será tan variable como lo es
también el tipo de columna. En todo caso, siempre el uso del

21
Ibidem, pp. 308-309.
22
L. Santamaría y M. J. Casals, op. cit., pp. 146-147.

140
LA COLUMNA DE OPINIÓN, UN MOSAICO DISCURSIVO

lenguaje descansará en los principios del periodismo a los cuales


se apegan los distintos medios masivos de comunicación: preci-
sión en los conceptos, claridad en las ideas y brevedad en los
enunciados.
Para el caso de las columnas de opinión que optan por un
tono formal, la estructura discursiva descansa en los principios
de la argumentación, misma que puede ser un razonamiento
inductivo o uno deductivo, lo cual depende de si se parte del
acontecimiento noticioso o de algún hecho concreto relacionado
con la noticia, para después elaborar todo el razonamiento induc-
tivo y que derive en un comentario contundente a modo de con-
clusión. O bien —por el contrario—, el columnista opta por el
razonamiento deductivo que requiere iniciar con un comentario
general que implica creencias y conocimientos ampliamente com-
partidos por el grupo social, y que puede ir acompañado de lo
que los especialistas opinan. Una vez asentada esta opinión ini-
cial, toda la estrategia argumentativa del columnista, llevará a
una conclusión en la cual se refuerza el comentario inicial. Las
columnas siguientes ilustran lo dicho respecto a las varias estra-
tegias argumentativas posibles:
El periodista Manuel Buendía, en su conocida columna polí-
tica llamada Red Privada, utiliza un tono formal y personal para
escribir columnas que varían entre las analíticas, las informati-
vas y las humorísticas. Tiene también en su haber algunas co-
lumnas de relato referidas a la vida cotidiana. En esta variedad
de estilos de Buendía, reside su riqueza y maestría en este gé-
nero de opinión. En el caso concreto de la columna que selec-
cionamos para ilustrar su ejercicio periodístico, se inclina más al
formato de lo que arriba señalamos como columna informativa.
Buendía escribe la siguiente columna siguiendo un razonamiento
de tipo inductivo: caso concreto, comentarios específicos y un
comentario general. Presenta el tema con dos títulos: “Falló la
Polémica” e “Invitación a Reñir”, y escribe el siguiente comenta-
rio:

Con el viejo estilo de un campeón de espada —no florete, si-


no la doble filo que blandían los caballeros en la Mesa Redonda,
en las huestes del Rey Arturo—, don Jesús Reyes Heroles se batió

141
MARÍA SUSANA GONZÁLEZ REYNA

ventajosamente antier con un grupo de reporteros; y terminó ha-


ciendo una sólida cuanto admonitoria definición: “Constitucional-
mente ustedes tienen derecho a informar, pero no a desinformar”.

Este comentario concreto está en el tercer párrafo de su


columna, lo anteceden otros comentarios, igualmente específicos,
que dan lugar al que he citado. Me interesa resaltar, por su fun-
ción de gancho, el comentario con el que Buendía inicia su co-
lumna: “Es una lástima que se haya desvanecido tan pronto la
posibilidad de una polémica en torno a la libertad de informa-
ción”. Este enunciado le sirve para vincular su opinión con el
acontecimiento y para definir su posición.
Los comentarios específicos que preparan el cierre son tam-
bién importantes para dejar en claro la opinión del columnista.
Buendía dice en los dos últimos párrafos de su columna: “Ahora,
los argumentos ad hominen se convierten rápidamente en ata-
ques ad matrem homini, y así no se puede”. Y sigue:

Hasta los desafíos se plantean mal. Lo que con frecuencia se


lanza a la palestra son provocaciones a riñas, no a discusiones
abiertas —intensas, pero civilizadas—, de las que se podría deri-
var un servicio a la sociedad, cuya inteligencia resulta injuriada
por el lenguaje de los camorristas.23

Con este comentario general, Buendía cierra la argumen-


tación. En él retoma el tema inicial y enfatiza que gana el in-
sulto por encima de la polémica inteligente y seria que debiera
existir entre periodistas y autoridades.24
Miguel Ángel Granados Chapa es otro maestro a seguir en
cuanto a su intensa actividad periodística, su presencia diaria
en radio y prensa con su ya muy conocida columna de opinión
llamada Plaza Pública. Lo que caracteriza la estrategia discur-
siva de Granados Chapa en sus columnas es que utiliza la argu-
mentación propia del artículo de fondo, la cual exige una dis-
cusión y fundamentación más rigurosa de los juicios. Como
práctica cotidiana, no estila el tono informal, ni el comentario

23
S. González Reyna, op. cit., p. 98.
24
El Sol de México, 22 de agosto de 1978, citado en S. González Reyna,
Periodismo de opinión y discurso, p. 98.

142
LA COLUMNA DE OPINIÓN, UN MOSAICO DISCURSIVO

ligero, aunque en algunas ocasiones lo utiliza. También, a veces,


se basa en el relato para la estructura argumentativa que sus-
tenta su opinión.
Para ilustrar la estrategia argumentativa que al igual que
un artículo de fondo, sigue en la mayoría de sus artículos, selec-
cionamos la siguiente columna:
En el contexto de las elecciones para gobernador en el Es-
tado de México a realizarse, y en las cuales se avisora un muy
probable triunfo del PRI por sobre los contendientes del PAN y
PRD, Granados Chapa escribe en Plaza Pública y bajo el título
“PRD: las reglas del juego”, el siguiente razonamiento inductivo:
lo concreto está dado por la referencia al asunto en la entrada
del artículo con el comentario:

Es difícil que en el PRD haya otros precandidatos presiden-


ciales que los obvios: Andrés Manuel López Obrador y Marcelo
Ebrard. Siendo aspirantes con poder propio, influirán de manera
determinante en la fijación de las reglas para la selección de can-
didato en el proceso que desemboca en 2012.

La columna es más extensa que la usual en este género y


se debe a lo arriba señalado respecto de la estrategia argumenta-
tiva que utiliza Granados Chapa: va presentando y vinculando
los datos (información) con los comentarios. Para que se entienda
lo que pretendo ilustrar en cuanto a la estructura discursiva ar-
gumentativa con este ejemplo, haré señalamientos puntuales: la
columna está formada por ocho párrafos, en unos empieza con
la información seguida del comentario, en otros es a la inversa,
primero el comentario que sustenta con la información y tam-
bién hay párrafos formados por varios comentarios. Lo que des-
taco con esto es el predominio del comentario que le da a la
columna el formato de lo que anteriormente señalamos como co-
lumna de análisis.
El segundo párrafo inicia con la información:

Ambos aspirantes han repetido una y otra vez que no habrá


choque de trenes, porque acordaron hace tiempo que la hora en
que el partido escoja se atendrán a una regla aceptada por los dos:
quien esté “mejor colocado en las encuestas” será el candidato.

143
MARÍA SUSANA GONZÁLEZ REYNA

A esta información le sigue el comentario que enfatiza el


tono personal: “Ignoro si suscribieron un pacto, si hay una cons-
tancia escrita del acuerdo aunque no aparezcan en ella sus fir-
mas, o si se trata de un arreglo ‘entre caballeros’, en que se
confía que cada parte haga honor a su palabra.”
Con este comentario cierra el párrafo y al inicio del si-
guiente centra su opinión:

Es difícil determinar el significado de la expresión clave.


¿Qué quiere decir “el que esté mejor ubicado en las encuestas?”
Puede tener tantos sentidos como elementos entran en la defini-
ción. Es preciso establecer quién realiza las encuestas.

El comentario del columnista sigue, pero lo señalado basta


para ilustrar lo pretendido. Señalo, asimismo, el inicio de cada
uno de los siguientes párrafos en los cuales hay un comentario
que da continuidad a todo el razonamiento.
El cuarto párrafo inicia diciendo: “Al parecer nadie se ha
ocupado de especificar esas características ni de ahondar en
ellas”, y cierra el párrafo con otro comentario relevante a su ra-
zonamiento: “La fórmula no ha impedido que se achaque a López
Obrador la anticipada e inexorable decisión de ser candidato,
aunque las encuestas no lo favorecieran.” Este cierre de párrafo
da entrada al siguiente: “Sorprendió por eso que Ebrard aprove-
chara el aniversario del PRD para dejar al margen ese presunto
mecanismo y proponer nuevas normas para la selección del can-
didato.” Le siguen comentarios cuestionando a Ebrard. En los
dos siguientes párrafos, Granados Chapa fundamenta su razona-
miento con más comentarios y con datos concretos que le sirven
al cuestionamiento.
En el párrafo de cierre, el columnista hace al inicio el si-
guiente comentario en el cual se expresa la opinión central, que
ha sido el eje del razonamiento: “Por ahora, lo previsible es que
de aquí a que se resuelva quién será el candidato perredista, el
partido continuará su ruta de deterioro”. Le sigue la información
que sustenta el comentario y con ello cierra la columna.
En la parte fija de la columna llamada Cajón de Sastre y
que Granados Chapa incluye siempre para comentar de manera
breve algún otro asunto de actualidad, en el caso de la columna

144
LA COLUMNA DE OPINIÓN, UN MOSAICO DISCURSIVO

antes analizada, el tema es la “Marcha nacional por una paz con


justicia y dignidad”.
En esta sección, más que un razonamiento, comenta y cali-
fica la información como estrategia discursiva para expresar su
opinión. El formato de esta sección final de la columna de Gra-
nados Chapa es casi siempre el mismo y le da a la columna en
su conjunto un toque distintivo, característica indispensable,
como ya le he señalado antes, en este tipo de artículos de opi-
nión.25
Otro ejemplo más se trata de la columna del recientemente
fallecido y magnífico periodista Germán Dehesa, en su conocida
columna humorística Gaceta del Ángel y en la cual, mediante el
relato, combinado con los comentarios, organiza la estrategia ar-
gumentativa para expresar su opinión. En el caso concreto de la
columna que a continuación analizo, además del humor y el re-
lato que siempre caracterizó su estilo, se trata de una columna
“revoltillo” porque hace referencia a cuatro temas distintos. El
título general de la columna dice “Regio vuelo” y corresponde al
primer asunto. Dehesa escribe en tono jocoso e informal y a mo-
do de charla con los lectores:

Ustedes echadotes y nosotros rumbo al aeropuerto. Con mu-


chísimos trabajos hemos conseguido reponernos del feo calambre
que nos metió esa conjura del corruptísimo sindicato del IMSS y el
ineptísimo señor Levi. Con alivio y gusto Jaguara y yo estaremos
dos días en Monterrey. Hoy viernes a las siete de la noche, iré a la
Feria del Libro a presentar mi prontuario de la corrupción titulado
“¿Cómo nos arreglamos?”…

Dehesa sigue con la información, a modo de charla, del mo-


tivo de su viaje que es presentar dos de sus libros.
En el segundo bloque de la columna y bajo el título “Pelota
Caliente II”, inicia diciendo, con igual tono y estilo:

Dichosos ustedes que ya saben qué equipos disputarán la


Serie Mundial. El triste destino de los Cachorros de Chicago es co-
mo para escribir una novela gótica protagonizada por un aficio-

25
M. A. Granados Chapa, “PRD: las reglas del juego”, Reforma, lunes 9 de
mayo del 2011, p. 13.

145
MARÍA SUSANA GONZÁLEZ REYNA

nado menso que metió la mano donde no (en toda familia mexi-
cana hay una historia similar).

El columnista sigue con sus comentarios respecto de los


juegos de la Serie Mundial de béisbol y cierra el bloque con otro
comentario jocoso alusivo a su esposa:

…que ya termine la maldición de Babe Ruth y mis Medias Rojas


me den la satisfacción de dejar tirados en el terreno a los ma-
mucos del Bronx. Un resultado así, me hará muy feliz y ayudará
al restablecimiento de mi salud financiera gravemente deteriorada
por los zarpazos de la Jaguara.

El tercer bloque de la columna lo titula con el enunciado ya


conocido de “¿Qué tal durmió?” CXXIX, y que, como ya es amplia-
mente sabido, se refiere al caso no resuelto de las mujeres asesi-
nadas en el Estado de México y con el cual diariamente cues-
tiona el comportamiento político al gobierno de Arturo Montiel.
Cabe señalar que el título es para continuar con su cuestiona-
miento, pero en este bloque se refiere a más muertes de mujeres
y a la incompetencia de las autoridades, en esta ocasión se
refiere al estado de Chihuahua. Cierra el bloque con el lapidario
comentario: “Las mujeres siguen muriendo y las autoridades si-
guen durmiendo”.
El cuarto y último bloque de la columna lleva por título
“Mirando pasar la vida”, y en él retoma la forma discursiva del
relato e incorpora otro tema personal al aludir a su hijo. El blo-
que inicia así: “Ya casi para regresar, le hablé al Bucles desde
Madrid: ¿qué haces, hijo mío?...pues nada, mirando pasar la vida
en lo que ustedes regresan… Salió literario el bodoque”. Siguen
comentarios en tono reflexivo, y cierra el bloque y la columna
con un comentario final: “Pero hoy les recomiendo que no se con-
formen con mirarla pasar. En cuanto la avisten, díganle: detente,
vida mía, hoy toca”. El enunciado de “hoy toca” lo ha utilizado
Dehesa a modo de firma y cierre todos los días viernes y con él
alude a las relaciones sexuales con su esposa.
La columna de Germán Dehesa que siempre utiliza la for-
ma discursiva del relato y es altamente ilustrativa del tono suel-
to e informal, característico en las columnas de este género opi-

146
LA COLUMNA DE OPINIÓN, UN MOSAICO DISCURSIVO

nativo, escapa a lo señalado respecto del razonamiento inductivo


o deductivo. En la columna antes analizada y debido a que se
ocupa de varios temas, el orden de los comentarios va en rela-
ción con cada tema y lo que cabe señalar en este caso es que se
trata de un texto en el cual están muy claro el uso de los prin-
cipios aristotélicos de la inventio (asunto), la elocutio (lenguaje) y
la dispositio (orden). La columna inicia y cierra con relatos en
forma personal, e inserta en la parte media otros dos temas (con
información comentada), uno actual (el béisbol) y el otro que ya
forma parte de su columna diaria (la desatención de Arturo
Montiel ante el caso de las mujeres asesinadas).26
Los ejemplos de columnas antes analizados muestran lo
que ya antes había explicado sobre la diversidad de formas en la
estrategia discursiva y argumentativa de las columnas de opi-
nión. Existen muchos más ejemplos en el periodismo mexicano
de connotados columnistas. También hay columnas de todo tipo
en cuanto a variedad temática y, por supuesto, en cuanto a lo
que hemos venido señalando respecto del discurso argumenta-
tivo propio de los artículos de opinión en general y de la columna
en particular.
Con este comentario cierro esta presentación que lleva el
ánimo de poner un granito de arena en la teoría de los géneros
periodísticos.

Bibliografía

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Chilton Company, 1958.
BORRAT, Héctor, El periódico, actor político, Barcelona,
1989.
BUENDÍA, Manuel, Ejercicio periodístico, México, Océano,
1984.
DEHESA, Germán, “Regio vuelo”, Reforma, 17 de octubre de
2003.

26
Reforma, viernes 17 de octubre del 2003, Sección Ciudad “B”, p. 1.

147
MARÍA SUSANA GONZÁLEZ REYNA

GONZÁLEZ REYNA, Susana, Los artículos de opinión y los


géneros informativos, Tesis de Licenciatura, México, FCPyS/UN-
AM, 1970.
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riodística, Madrid, Fragua, 2000.
VAN DIJK, Teun A., La noticia como discurso, Barcelona,
Paidós, 1990.

148
EL DISCURSO PERIODÍSTICO EVOCATIVO

EL DISCURSO PERIODÍSTICO EVOCATIVO:


UNA ESTRATEGIA DEL ENSAYO
PERIODÍSTICO

Ariadna Razo Salinas*

E
n 1580 el escritor francés Michael de Montaigne publicó la
primera edición de su libro Essais, y con ello dio origen a
nueva clase de discurso: el ensayo.1 Inscrito dentro de la
tradición literaria, el ensayo se posicionó con el paso del tiempo
como un modelo discursivo que propició la gestación de una nue-
va forma de comunicación; debido a las características y posibili-
dades del ensayo como género, pronto sería retomado por el pe-
riodismo.
Realizar una definición acabada de lo que podría conside-
rarse el ensayo como género literario y más aún como un género
periodístico no es tarea fácil. Sin embargo, a lo largo de este ar-
tículo se expone una definición del ensayo periodístico, sus carac-
terísticas y estructura y el uso del discurso periodístico evocativo
como estrategia discursiva de la obra periodística de Rosario
Castellanos (ciudad de México, 1925).

* Ariadna Razo Salinas es Licenciada en Ciencias de la Comunicación y


Maestra en Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Su
línea de investigación es el discurso periodístico. Ha impartido clases como pro-
fesora adjunta en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales en las materias
de Géneros periodísticos II y III; y Taller de Redacción. En la Universidad
Latina dio clases como titular en las materias de Filosofía de la Tecnología,
Producción Educativa y Pedagogía y Comunicación.
1
M. Arenas, Hacia una teoría general del ensayo. Construcción del texto
ensayístico, p. 50.

149
ARIADNA RAZO SALINAS

El ámbito de las sugerencias, un ángulo nuevo


de la opinión

El ensayo periodístico es el discurso producto de una reflexión


personal por parte del ensayista, cuya base es la defensa de una
postura, una hipótesis o tesis a partir de una serie de argumen-
tos que apoyen el punto de vista2 propuesto por el autor.
Debido a que es una reflexión personal, se puede sustentar
en la experiencia de vida, en acontecimientos significativos de ín-
dole personal y/o social. Estos acontecimientos suelen ubicarse
en el pasado y son recuperados en el discurso a través de evoca-
ciones. Las evocaciones permiten la socialización de estas viven-
cias significativas.
En el cuerpo discursivo del ensayo periodístico, como señala
Arturo Souto, el ensayista establece una hipótesis,

el ensayo no aspira a definir verdades definitivas, sino a remover


la inteligencia, a inquietar los espíritus. No se mueve en el ámbito
de los hechos establecidos, sino en el de las sugerencias y los pro-
yectos. Es esencialmente un vislumbre desde un ángulo nuevo,
una hipótesis que deberá ser confirmada por análisis posteriores.3

Teun A. van Dijk4 establece que las categorías mínimas de


la estructura argumentativa son: la hipótesis, premisa y conclu-
sión. La hipótesis es un supuesto o tesis que se fórmula de ma-
nera provisional; la premisa o premisas son los argumentos que
sustentan la hipótesis, por último la conclusión es el juicio o valo-
ración final.
El ensayista al plantear una hipótesis utiliza la estructura
argumentativa.

El texto ensayístico posee una armazón lógico-argumenta-


tiva, pero sus pruebas no se basan en verdades necesarias, sino en

2
El punto de vista como explica Helena Beristáin es “la relación existente
entre el narrador y los hechos narrados, misma que marca el procedimiento
discursivo de presentación de la historia”, en Diccionario de retórica y poética,
p. 356.
3
A. Souto, El ensayo, p. 12.
4
T. A. van Dijk, La ciencia del texto, p. 158.

150
EL DISCURSO PERIODÍSTICO EVOCATIVO

opiniones verosímiles; además, el ensayista también aporta, como


pruebas de la argumentación, sus vivencias personales y sus valo-
raciones subjetivas.5

Por este motivo, el discurso ensayístico es por naturaleza


persuasivo, “la tarea consiste en convencer al oyente de la correc-
ción o la verdad de la aseveración, aduciendo suposiciones que la
confirmen y la hagan plausible, o bien, suposiciones a partir de
las que pueda deducirse la aseveración”.6
Dentro del discurso se pueden identificar ciertas herra-
mientas de persuasión como la credibilidad en la cual se destaca
la experiencia y la confianza; y la atracción que se compone de
tres aspectos que son la similitud, la familiaridad y la simpatía.
La credibilidad tiene por elementos la experiencia, la cual
indica el reconocimiento que se hace al emisor por su superio-
ridad de conocimientos, su inteligencia, su éxito profesional y
prestigio. Por esta razón, en el ensayo periodístico se busca la
opinión de ciertas plumas, pues éstas gozan del nombre y pres-
tigio que les otorga su trayectoria. En consecuencia, el ensayista
debe inspirar la confianza suficiente al emisor para que éste
comparta el punto de vista expuesto y no se sienta manipulado o
engañado.
La atracción es una variable de orden emotivo que se com-
pone de los tres elementos señalados en el esquema. El primer
elemento la similitud, son las características que comparte el
emisor y el receptor, las cuales van desde las características
físicas, el estatus social, los intereses, las necesidades, hasta las
cualidades y formas de pensar. El ensayista se encarga de apor-
tar referentes que le permitan construir un contexto que incluya
elementos de similitud como experiencias, conocimientos y emo-
ciones.
El segundo elemento, la familiaridad, se basa en la proximi-
dad y el contacto que se logra con el receptor. Aquí el ensayista
apela a establecer un vínculo con su lector. Por último, la sim-
patía se encuentra ligada a las dos anteriores y evidencia que el

5
M. Arenas, op. cit., p. 109.
6
T. A. van Dijk, op. cit., p. 158.

151
ARIADNA RAZO SALINAS

sentir simpatía por una persona conduce a una mayor acepta-


ción de la opinión que ésta defiende.7
Asimismo, el ensayo periodístico contiene las 4C de la co-
municación persuasiva: credibilidad, coherencia, consistencia y
congruencia.

La credibilidad es el primer criterio que retendrá al sujeto


por persuadir ejerciendo su libre albedrío. Éste, para acceder a “in-
corporar una idea”, exigirá que sea verdadera. Y para ser verda-
dera debe recurrir a los hechos, a los testimonios, a las pruebas.
La credibilidad compromete al “persuasor” en el dominio de la
prueba.
Con la coherencia como objetivo, el “persuasor” entra en el
orden de la demostración, de la lógica y de la argumentación. El
“persuasor” busca pues hacer intervenir elementos de prueba a
favor de una opinión que se niega a imponer por la fuerza. Estos
elementos deben ser compatibles entre ellos, reforzarse para que
aparezca una organización interna del discurso legible y accesible.
Se puede decir que el “persuasor” da pruebas de consistencia
cuando hay una continuidad en sus palabras, cuando lo que dice
hoy no se opone a lo que decía ayer. La consistencia de una posi-
ción parece decisiva en materia de eficacia por cuanto está suben-
tendida necesariamente una marca de cohesión (consistencia sin-
crónica) y tiene necesidad de la constancia (consistencia diacró-
nica).
Por congruencia entendemos todo lo que va a conferir perti-
nencia, adecuación a la comunicación persuasiva en tres planos:
1. El individuo al que apunta la influencia; 2. La situación en la
cual se inscribe la influencia; 3. La actitud propiamente dicha del
“persuasor”. Para ser persuasivo, es necesario producir “lo que
conviene exactamente” a lo que los otros imaginan de nosotros, a
lo que esperan.8

Para que el ensayo sea un discurso creíble, coherente, con-


sistente y congruente, el ensayista incorpora en el cuerpo de su
discurso los elementos mencionados.

7
A. Rodríguez, El lavado de cerebro. Psicología de la persuasión coercitiva,
pp. 13-16.
8
L. Bellenger, La persuasión, pp. 111-122.

152
EL DISCURSO PERIODÍSTICO EVOCATIVO

El ensayo periodístico (a diferencia del literario) no requiere


aparato crítico, pues parte de la reflexión, la interpretación y el
análisis del problema que se aborda. Sobre todo el ensayista,
hecha mano del cúmulo de conocimientos personales que posee
sobre el tema.
La mayoría de los ensayistas suele especializarse en un
tema, motivo por el cual el ensayo es el reflejo de toda una vida
de investigación y conocimiento profundo.
La forma de exponer el tema depende del estilo personal
del ensayista. Puede ser a partir de una anécdota, de una expe-
riencia personal o colectiva, de una vivencia, de una conversa-
ción, de un comentario, o de una evocación, pues la estructura
discursiva del ensayo permite estas libertades.
En el caso del ensayo periodístico algunos de los temas que
trata pueden tener una vinculación directa con los acontecimien-
tos noticiosos de la vida cotidiana de cualquier índole como polí-
tica, economía, cultura, sociedad, deporte e incluso espectáculos.
En síntesis, el ensayo periodístico se encarga de crear los lazos
explicativos, de interpretación y reflexión entre los aconteci-
mientos y su discurso.
Independientemente del estilo o la estrategia discursiva que
el ensayista elija para persuadir a su lector y construir su en-
sayo, es posible agrupar a los ensayos a partir de dos modelos.

Fundamentar y explicar el juicio,


la esencia estructural

El ensayo periodístico al igual que los demás géneros dentro de


su discurso responde a la misma serie de preguntas: qué, quién,
dónde, cómo, cuándo, por qué. Por su naturaleza argumentativa
hará especial referencia al qué (hecho o tema) y el por qué (las
razones por las cuales plantea de determinada manera su pos-
tura) del tema motivo de reflexión. También podemos identificar
en el ensayo periodístico una estructura noticiosa. Nery Cór-
dova9 propone dos modelos de estructuras:

9
N. Córdova, El ensayo. Centauro de los géneros. Hacia una teoría perio-
dística literaria, p. 141.

153
ARIADNA RAZO SALINAS

1. La estructura del primer modelo de ensayo se enfoca en


fundamentar el juicio.
2. La estructura del segundo modelo de ensayo se enfoca en
explicar el juicio.

El cuerpo de cada tipo de ensayo se presenta en el siguiente


cuadro:

FUNDAMENTA EL JUICIO EXPLICA EL JUICIO

•Entrada: Hecho •Entrada: Imagen del Hecho

•Cuerpo: Anécdotas •Cuerpo: Relación cronológica


Descripción Secuencia de detalles
Evocación y circunstancias
Detalles Intercalación
Ejemplos valorativa:
Comentarios Comentarios,
Reflexiones10 reflexión

•Conclusión: Impresiones •Conclusión: Imagen y juicio


Juicios

En el primer modelo, se inicia con el hecho o tema del en-


sayo para después a través de anécdotas, descripciones, evocacio-
nes, etcétera, fundamentar la postura mostrada y así poder con-
cluir con las impresiones y sobre todo con los juicios. Debido a
sus características, esta estructura se interesa más por exponer
las razones por las cuales se aborda de determinada manera el
hecho. Su formato es, por lo tanto, más rígido.
El segundo modelo tiene como objetivo explicar las razones
del ensayista, el porqué de su punto de vista. Se inicia con la
imagen del hecho en cuestión, dentro del cuerpo del discurso se
da una relación cronológica de los acontecimientos, de detalles,
10
Nery Córdova ubica la reflexión en los dos modelos en el cuerpo del en-
sayo; sin embargo, la totalidad del ensayo es en sí producto de una reflexión
por parte del ensayista. Por este motivo considero que difícilmente se pueda
circunscribir sólo al cuerpo, cuando también se puede comenzar o terminar con
reflexiones.

154
EL DISCURSO PERIODÍSTICO EVOCATIVO

circunstancias, comentarios, etcétera, para finalizar con una ima-


gen y juicio. Este modelo es más flexible y apela a la emoción del
lector.
Al analizar el cuadro y comparar los dos modelos, se obser-
va cómo la estructura del ensayo periodístico, de manera gene-
ral, se compone de una entrada que puede contener una idea o
un hecho que permiten hacer una introducción, un cuerpo donde
se exponen cualquiera de los componentes que señala Córdova
en sus modelos y la conclusión que es el cierre del ensayo.
La estructura interna va de acuerdo con el fin que se pro-
ponga el ensayista con su discurso; ya sea apelar a la razón o a
la emoción. En este sentido, lo más importante es la forma en la
cual el ensayista expresa sus ideas y da soporte a los argumen-
tos producto de su reflexión.
Además, el ensayo periodístico utiliza indistintamente las
formas de expresión lingüística.

La libertad estética del ensayo

Para lograr su objetivo, el ensayo contiene y combina las cuatro


formas del discurso que son: narración, descripción, exposición y
evidentemente la argumentación. Incluso dentro de un mismo
párrafo se pueden presentar características mixtas; es decir,
combinar la narración con la descripción, exposición y argumen-
tación, exposición y narración, etcétera.
Al respecto, explica Weinberg que

destacan también ciertos rasgos como el carácter primeramente


expositivo de este tipo de textos, en el cual descripción, narración
y argumentación son “episódicos” y, agreguemos, subordinados. De
allí también que muestre cómo el ensayo oscila entre cierto rigor
de desarrollo y cierta libertad ideológica y formal.11

María Teresa Serafini clasifica y define los párrafos de la si-


guiente manera:

11
L. Weinberg, El ensayo entre el paraíso y el infierno, p. 74.

155
ARIADNA RAZO SALINAS

Párrafo narrativo

Dentro del ensayo, se recurre a la narración con la finalidad de


relatar algunos hechos.

El párrafo narrativo o cronológico está constituido por una


secuencia de afirmaciones-informaciones que no requieren garan-
tía. Es típico de un periódico o de un cuento el que se expongan
hechos en orden cronológico. Pueden aparecer conjunciones como
“después”, expresiones como “para comenzar, a continuación, final-
mente”, pero la exposición de la secuencia de los hechos depende
más a menudo de su posición en el texto. Otro caso de párrafo na-
rrativo o cronológico es el que presenta un procedimiento. Procedi-
mientos son todas aquellas secuencias de que es necesario cumplir
para obtener un cierto resultado.12

Párrafo descriptivo

En el cuerpo del ensayo, también se utiliza la descripción de


objetos, personajes y sucesos, con la intención de dar mayor in-
formación al lector.

El párrafo descriptivo o espacial presenta objetos, lugares y


personas. En todos los escritos sucede “antes o después” que se
describen personas, ambientes u objetos: para comprometer al lec-
tor en la historia, o convencerlo de la tesis, o hacerle la lectura
más concreta y viva, es útil que no sólo sean aludidos, sino que
sean presentados con riqueza de detalles.13

Párrafo expositivo-argumentativo

El ensayo es un discurso cuya base es una serie de argumen-


taciones que dan sustento y fundamentan el juicio expuesto por
el ensayista.

12
M. Serafini, Cómo redactar un tema. Didáctica de la escritura,
pp. 67-68.
13
Ibidem, p. 68.

156
EL DISCURSO PERIODÍSTICO EVOCATIVO

El párrafo expositivo-argumentativo presenta una tesis y los


datos y las observaciones que pueden ser útiles para convencer al
lector de su validez. Estos párrafos son más complejos que los an-
teriores; con mucha frecuencia una unidad de discurso expositivo-
argumentativo no está constituida por un solo párrafo sino por
diferentes párrafos relacionados entre sí. En el contexto de una
unidad expositivo-argumentativa de varios párrafos, es frecuente
encontrar también párrafos descriptivos y narrativos que desarro-
llan una función de justificación que ayuda a la argumentación.
Una unidad expositivo- argumentativa generalmente presenta las
tres categorías del modelo de Toulmin: la idea que se quiere afir-
mar (la afirmación), los datos que la apoyan (información) y las
consideraciones más generales, útiles para relacionar la primera y
los segundos (garantía). En los párrafos expositivos-argumentati-
vos es importante no sólo hacer razonamientos correctos, sino
también y sobre todo comprometer al lector y persuadirlo de la
exactitud de nuestra tesis.14

Como género periodístico, el ensayo presenta una gran li-


bertad estilística. Esta cualidad le permite compartir un terreno
con la literatura. El ensayista tiene la posibilidad de recurrir a
una serie de estrategias discursivas propias de la literatura (pero
no exclusivas) como la recreación de escenas, la narración de
anécdotas, la evocación de acontecimientos vividos o relatados.
Esta libertad también permite que se pueda concebir al en-
sayo periodístico como un relato, el cual puede contener reflexio-
nes, comentarios, anécdotas, descripciones, evocaciones, relacio-
nes cronológicas, alternación de comentarios y valoraciones. Ade-
más, maneja dentro de su estructura las formas de expresión
lingüística; es decir, la narración, la descripción y la exposición-
argumentación. En conclusión, el ensayo periodístico es un gé-
nero de opinión que permite hacer una reflexión profunda sobre
cualquier tema. Esta reflexión permite al ensayista establecer su
punto de vista, definir una postura o defender una tesis a partir
de una serie de argumentaciones.
Un modelo de ensayo periodístico lo proporciona la escritora
mexicana Rosario Castellanos.15

14
Ibidem, pp. 69-70.
15
Escritora nacida en la ciudad de México en mayo de 1925, y fallecida en
la ciudad de Tel Aviv, Israel, en el año de 1974.

157
ARIADNA RAZO SALINAS

La obra periodística de Rosario Castellanos,


una sugerencia de construcción

El legado de Rosario Castellanos no sólo comprende su obra lite-


raria (novela, cuento, dramaturgia, poesía y ensayo literario),
sino también su obra periodística, la cual publicó en la página
editorial del periódico Excélsior de 1963 a 1974.
La calidad creativa y literaria de Rosario Castellanos en-
cuentra en el ensayo el nicho propicio para explotar este género,
pues a partir de una anécdota de su vida personal como el re-
cuerdo de una clase en la Facultad de Filosofía, un viaje al ex-
tranjero, las experiencias de una madre primeriza, la nostalgia
por una lata de chiles en vinagre, logra plantear toda una diser-
tación de cómo perciben y enfrentan las mujeres su vida coti-
diana día a día.
A través de sus ensayos incluyó cuestiones culturales, so-
ciales, políticas, económicas, jurídicas, el problema indígena, el
papel de la mujer, la academia, etcétera. La propia Rosario habla
de su entrada al periodismo:

Quizá hubiera permanecido eternamente en mi propio limbo


a no ser por la intervención de Julio Scherer,16 quien, a la sazón,
no era director de Excélsior sino encargado de la sección editorial.

16
“Excélsior, que desde su fundación en 1917 se había caracterizado por su
postura conservadora, empezó a variar ideológicamente a partir de la muerte
de don Rodrigo de Llano, su director por muchos años, y tras la gestión de don
Manuel Becerra Acosta (1963-1968) se radicalizó bajo la batuta de Julio Sche-
rer García, cuyo grupo se hizo firmemente del control de la cooperativa. Excél-
sior secundó francamente el llamado movimiento estudiantil de 1968 a la vez
que censuró con acritud a las autoridades que pretendían dominarlo. Ocho
años después, en 1976, Scherer dejó la dirección del periódico luego de una gra-
ve escisión en la cooperativa originada por una intromisión del sector oficial, al
que el diario había continuado zaheriendo.
“A partir de esa época, Excélsior es dirigido por don Regino Díaz Redondo,
y su eclecticismo constituye una de sus principales características (…) Divididos
a su vez en dos grupos, los elementos que salieron de Excélsior en 1976 funda-
ron un par de publicaciones: Proceso, de Julio Scherer y sus seguidores, y el
diario Unomásuno, de Manuel Becerra Acosta hijo, y los suyos”, en L. Reed
Torres y M. del C. Ruíz Castañeda, El periodismo en México. 500 años de his-
toria, 1995, pp. 357-358.

158
EL DISCURSO PERIODÍSTICO EVOCATIVO

No sé qué vería en el agua cuando la bendijo, pero me soli-


citó que yo colaborara en la página editorial, posibilidad que me
llenó de un pánico tan grande que no hubo otro modo de vencerlo
que diciendo que sí.
¿Pero qué escribe un editorialista? Desde luego, cosas impor-
tantes. ¿Y qué cosas importantes me han ocurrido o se me han
ocurrido? Hasta el momento en que me hice tal pregunta la res-
puesta era: nada. Quizás era posible utilizar un recurso que me
había resultado positivo en la memorable ocasión de mi examen
final en la carrera de Filosofía en la que traté de disimular mi ig-
norancia con uno que otro retruécano (…)
Julio me tuvo paciencia y me estimuló y me aconsejó y acabé
por agarrar el paso y ahora me siento de lo más cómoda plati-
cando con usted de esto y de aquello y de lo de más allá. Y comen-
tamos los acontecimientos e intercambiamos los puntos de vista y,
¿lo ve usted?, somos amigos, antes puntuales ahora intermitentes,
pero siempre amigos.17

Rosario Castellanos, pese a que jamás se consideró una pe-


riodista pero sí una ensayista, añade:

El don del periodista es tan grande como el del escritor y es,


además, diferente. Como difiere su punto de vista para contem-
plar los hechos, sus procedimientos para mostrarlos, su mera rela-
ción con ellos. Hay, quizá, una tierra de nadie –esta página— en
la que ambos, un momento, podemos coincidir. Pero luego cada
quien, por reconocimiento de sus límites, por respeto a las cuali-
dades del otro de las que carece, vuelve a su órbita, enriquecido
por lo que ha tomado del lenguaje y de la vida ajenos.18

Una de las características principales de la obra periodística


de Rosario Castellanos es el traslado que la escritora hace de sus
estrategias literarias a la escritura de sus ensayos periodísticos.
Los ensayos periodísticos de Rosario Castellanos tienen
como constante el uso de evocaciones como estrategia discursiva.
Las evocaciones permiten a la escritora fundamentar su juicio,
hacer una reflexión profunda a partir de sus vivencias y dar a
conocer aspectos contextuales de su tiempo.
17
R. Castellanos, “Prólogo involuntario. El escritor como periodista”, en El
uso de la palabra, pp. 16-17.
18
Ibidem, p. 18.

159
ARIADNA RAZO SALINAS

Dentro de la estructura del ensayo (como se mostró en los


modelos de estructurales del ensayo periodístico), se reconoce el
uso de las evocaciones como una estrategia más de exposición.
Liliana Weinberg señala:

El ensayista viaja a los orígenes, y hace así, de una expe-


riencia personal y exclusiva, una experiencia total y transmisible.
La experiencia vivida se vuelve memoria y sentido, a través del
esfuerzo mismo por participarla: un viaje a la semilla que es, en
un extremo, totalmente personal, y en el otro, absolutamente hu-
mano. No hay aquí anécdota sino necesidad: no hay aquí dato cie-
go sin experiencia vivida; no hay presente impersonal y mono-
corde: hay un tiempo que —de tanto vivirlo— se torna a la vez
memoria e imaginación (…) Su recuerdo es a la vez individual,
comunitario, universal.19

En el ensayo uno de lo detonadores de la creatividad lite-


raria es la memoria. Gracias a ésta el ensayista tiene la capa-
cidad de rescatar los hechos más significativos de su vida, re-
lacionar acontecimientos pasados y presentes en su discurso,
establecer comparaciones, justificar su punto de vista y hablar
desde su experiencia a partir de sus vivencias.
El ensayo tiene en su discurso la posibilidad de traer cual-
quier acontecimiento al evocar; es decir, se define la acción de
evocar al hecho de traer al presente del discurso un aconteci-
miento pasado y concluido. Dicho acontecimiento puede ser una
experiencia vivida de manera directa y personal, o una serie de
acontecimientos que si bien no fueron presenciados o vividos
de primera mano, se encuentran presentes en la memoria social;
es decir, en la historia de la nación a la que pertenecemos o la
historia del grupo al que estamos suscritos.
Si bien la experiencia se vive en lo individual, el ensayista
generalmente la utiliza como punto de partida para realizar su
reflexión, es decir, “el ensayista procede, desde la propia expe-
riencia, a la interpretación del mundo”.20 Motivo por el cual el
ensayo es esencialmente la interpretación de la cosa pública.

19
L. Weinberg, op. cit., p. 31.
20
Ibidem, p. 17.

160
EL DISCURSO PERIODÍSTICO EVOCATIVO

Rosario Castellanos, al evocar, apela no solamente a sus ex-


periencias personales sino a las experiencias vividas dentro de
un grupo social o país. El discurso de la memoria a través de la
evocación responde a objetivos específicos, no es un acto azaroso
dentro del discurso. Es un estilo personal, puede ser un acto inti-
mista, como es el caso de Rosario Castellanos.
Rosario Castellanos, además, a través del uso de evocacio-
nes, es capaz de implicarse dentro de su discurso a partir de dife-
rentes roles discursivos, a la vez que ofrece explicaciones acerca
del pasado y presente, aporta en sus ensayos los referentes que
permiten comprender al lector el punto de vista expuesto.

La implicación textual de Rosario Castellanos

La forma de analizar la manera en la cual Rosario Castellanos


se implica21 en el discurso y se implica con el tema es a partir de
las implicaturas textuales y las implicaturas contextuales que
son las estructuras del ensayo.
Las implicaturas textuales es posible identificarlas a partir
de los indicios.

Los indicios permiten al lector, a partir de su propia expe-


riencia del mundo, conocer a los protagonistas. Los indicios consti-
tuyen una red de anticipaciones que más tarde pueden ser o no
ser retomadas aisladamente o integradas a catálisis22 (es decir,

21
La implicación discursiva está explicada por la teoría de la relevancia.
Construida por Dan Sperber y Deirdre Wilson en su libro La relevancia. Comu-
nicación y procesos cognitivos, Madrid, Visor, 1994. Dentro de las categorías
propuestas por los autores se encuentran las implicaturas, que son los grados
de conexión del autor con su discurso. En este caso se retomaron las implica-
turas textuales que están evidentes en el texto y se identifican con algún in-
dicio de presencia del autor en los hechos que relata como protagonista, perso-
naje o testigo. Y las implicaturas contextuales que se identifican a partir de la
alusión a hechos noticiosos, históricos, acciones personales, acciones sociales,
etc. En este apartado se retoma esta categoría con el nombre de implicación.
22
Se entiende por catálisis a las “unidades semánticas de análisis de los
relatos, de carácter distribucional, constituidas: a) a veces por nudos descrip-
tivos: las que se construyen con verbos que significan cualidad o estado; b) a ve-
ces por nudos narrativos: las que construyen con verbos de acción en los modos
de lo real, que significan acciones menudas, resumibles en macroproposiciones;

161
ARIADNA RAZO SALINAS

unidades semánticas), y a informaciones. También éstas son uni-


dades integrativas, las informaciones, es decir, las referencias a
seres y objetos, mediante las cuales se caracterizan el espacio y el
tiempo en que se desarrollan las acciones narradas.23

El ensayista como autor de su discurso se transforma en


narrador pues “los acontecimientos pueden investigarse, docu-
mentarse pero nunca pueden contarse solos, necesitan de un
articulador de la información recopilada. Muchas veces ante la
investigación y el cúmulo de datos y notas, surge la pregunta
¿cómo relatar el hecho? La respuesta es a través de un narrador.
¿Qué hará el narrador? Esencialmente contará una historia a
través de un discurso, es decir, asumirá un rol discursivo”.24
Los indicios permiten identificar la forma en la cual el na-
rrador se involucra en el hecho narrado, ya que “como narrador
tiene la posibilidad de participar en el relato que construye”,25
como se muestra en el siguiente cuadro.

Vivió > Autodiegético > Protagonista

Vio > Homodiegético > Personaje/Testigo


Narrador

Le contaron que pasó a otro > Heterodiegético > Testigo

(lo que otro vivió)

Lo que sabe que le pasó a otro > Heterodiegético > Testigo

Mezcla de varias vivencias >Narrador compuesto > Testigo/personaje

c) otras veces aún, las que construyen con verbos de acción en los modos de la
hipótesis, para narrar, por ejemplo, sucesos metadiegéticos”, en Helena Beris-
táin, op. cit., p. 87.
23
Ibidem, p. 229.
24
F. Robles, El relato periodístico testimonial perspectivas para su análisis.
(Tesis de doctorado en Ciencias Políticas y Sociales con Orientación en Ciencias
de la Comunicación), p. 114.
25
Idem, p. 114.

162
EL DISCURSO PERIODÍSTICO EVOCATIVO

Como se observa, el narrador, en este caso Rosario Caste-


llanos, se implica en la narración a partir de tres figuras:26

Narrador autodiegético; narra los sucesos que vivió; es de-


cir, su propia historia; por lo tanto, es protagonista. Algunos
de los indicios que muestran la participación de Rosario Caste-
llanos como protagonista de su discurso son: A mí; me ha inte-
resado; me he divertido; su segura servidora; y yo; ante mí.
Narrador homodiegético; a la vez que narra lo que vio, par-
ticipa en su narración ya sea como personaje o testigo. Entre los
indicios utilizados por Rosario Castellanos como personaje se en-
cuentran: cada uno la ha usado para lamentar su caso y para
explicar el caso ajeno; ahora habitamos. Entre los indicios que
muestran su participación como testigo: a la que tuve oportuni-
dad de asistir, pude darme cuenta.
Narrador heterodiegético; no participa en los hechos que
está narrando; sin embargo, narra lo que otro vivió o lo que sabe
que le pasó a otro, se le considera testigo. En este caso, Rosario
Castellanos se implica dentro de su discurso como una testigo
que sabe que pasó a otro al escribir: no tenemos sino el testimo-
nio de sus frustraciones, de sus fracasos, de sus retiradas estraté-
gicas. También se implica como un testigo que sabe qué pasó al
otro: nos informa un testigo presencial.
Narrador compuesto; el narrador compuesto es aquel que
mezcla sus roles predominando uno sobre otro en el texto. Puede
ser un autodiegético que recupera su historia, pero la incluye en
la historia de otros que pasaron por lo mismo y el indicio textual
es un pronombre o un verbo conjugado en tercera persona. Tam-
bién puede aparecer una mezcla de heterodiegético que cuenta la
historia de otro y se introduce de alguna manera en ella. El
narrador compuesto es un protagonista-testigo-personaje de sus
relatos.
Rosario Castellanos se implica constantemente en sus en-
sayos como una narradora compuesta, los indicios que muestran
26
Los ejemplos aquí expuestos son tomados del análisis hecho a la obra
periodística de Rosario Castellanos. Para conocer el estudio completo: Ariadna
Razo, El discurso periodístico evocativo en los ensayos de Rosario Castellanos.
Las implicaturas contextuales, guía del eje discursivo (tesis de Maestría en Co-
municación).

163
ARIADNA RAZO SALINAS

su implicación son: nos llenamos la boca hablando; (ahora vamos


a ver cómo lo confirma la historia) hemos perdido y de la que
fuimos dueñas alguna vez; Recuerdo que su tesis para maestría y
doctorado; no nos engañemos creyendo; estamos hablando de
nuestras cualidades; Es curioso observar.
En general, en el caso de los ensayos periodísticos de Rosa-
rio Castellanos, la ensayista es básicamente una narradora que
protagoniza todos y cada uno de sus recuerdos. Coinciden enton-
ces su perspectiva (protagonista) y su voz (narradora). Esta coin-
cidencia se puede definir como implicatura textual debido a que
hay indicios en el texto de que es una narradora.
A través de la narración, construye relatos sobre hechos
que ella vivió y por lo tanto protagonizó. También relata lo que
vio como testigo, lo que le contaron (o se enteró) que le pasó a
alguien más o bien mezcla lo que vio, vivió y le contaron. De esta
manera la figura de narradora de un relato se sobrepone a su
firma; es decir, a su connotación de autora del ensayo.
Llama la atención en los ensayos de Rosario Castellanos
que, a partir de un relato, la autora establece las bases para la
reflexión y ésta conlleva simultáneamente al relato, una lección
de vida.
La narración es el centro de atención del relato. Esta na-
rración es utilizada para dar una especie de moraleja, cuyo obje-
tivo es indiscutiblemente una toma de conciencia por parte de
quien lea el ensayo.
Entre los temas que ofrece y de los cuales se deriva una lec-
ción se encuentran: la amistad, la maternidad, la liberación de la
mujer, las indias caciques, la defensa de la Universidad, la tris-
teza del mexicano, la discriminación en Estados Unidos y en
Chiapas.
Cuando el relato se centra sobre un personaje es también la
mirada de ella sobre el personaje en cuestión. Su voz narrativa
es la que recrea algún pasaje memorable o valioso de quien esté
evocando, el personaje evocado permanece callado, o participa en
la evocación realizada.
Es ella como narradora quien desarrolla un estilo ameno
basado en el uso de las palabras con las que construye el relato,
es su punto de vista perceptivo el que predomina y por lo tanto
también su figura narrativa. Es así como el personaje es presen-

164
EL DISCURSO PERIODÍSTICO EVOCATIVO

tado por ella y tanto sus palabras como sus acciones son evoca-
das en función del recuerdo unilateral de Rosario Castellanos, la
narradora.

La implicación contextual de
Rosario Castellanos

Las evocaciones hechas por Rosario Castellanos, además de mos-


trar su implicación textual como narradora, muestra otra impli-
catura, la contextual.
En el caso de las implicaturas contextuales del ensayo, és-
tas se encuentran presentes a través de la serie de referentes27
que conforman el contexto y que dotan de sentido al ensayo. Es-
tos referentes son: hechos, situaciones, acciones, declaraciones,
instituciones, personajes, emociones y experiencias.
En el siguiente cuadro28 se desglosan las implicaturas con-
textuales:

• Hechos noticiosos
• Hechos históricos
• Situaciones sociales personal
• Acciones personales Experiencias/emociones profesional
• Acciones institucionales familiar
• Acciones sociales
• Personajes
• Lugares
• Fechas
• Objetos

27
Se puede definir al referente como: “Cada objeto o evento mediado por
un proceso de conocimiento, es decir, por la conceptualización o asignación de
sentido, ya que el hombre solamente se relaciona con las cosas a través de las
ideas que se formula acerca de ellas. Entre los objetos del mundo y nosotros es-
tán los conceptos a través de los cuales asumimos tales objetos. Los conceptos
son hechos, construidos por el hombre, mediante el lenguaje, para reproducir la
realidad”, en Helena Beristáin, op. cit., p. 423.
28
En el caso del discurso periodístico, los referentes más comunes son: los
hechos noticiosos, situaciones, personajes, etcétera. El periodismo, en general,
clasifica la realidad para después procesarla en los referentes que presenta dis-
cursivamente. En síntesis, el periodismo hace de los diversos referentes el tema
de su discurso, al informar, interpretar y opinar sobre éstos.

165
ARIADNA RAZO SALINAS

El ensayo periodístico contiene una serie de implicaturas


contextuales que son la guía del eje discursivo. Tal como se apre-
cia en el esquema, dentro de los ensayos de Rosario Castellanos
se encuentran una serie de referencias que aluden a:
Los hechos noticiosos más importantes del acontecer coti-
diano. Hechos históricos que sirven de comparación, resumen o
explicación del hecho noticioso abordado en el ensayo.
Situaciones sociales como desigualdad, el papel social de la
mujer, la universidad, etcétera; situaciones personales como el
presenciar un acto institucional, participación política, activismo
social, etcétera.
Acciones personales como: experiencias personales, profesio-
nales y familiares que se adquieren a lo largo de la vida y que
forman parte del conocimiento del desarrollo humano en general
como lo es la maternidad, la amistad, las relaciones profesionales
y familiares.
Las emociones que comparten el común de las personas,
amor, alegría, felicidad, impotencia, frustración, enojo, etcétera.
Acciones institucionales que van desde las declaraciones y
aclaraciones de los funcionarios por las decisiones que toma el
gobierno con respecto a la política nacional y los problemas na-
cionales (o internacionales en algunos casos), hasta las acciones
emprendidas por el gobierno en general.
Acciones sociales. La sociedad organizada puede realizar ac-
ciones conjuntas como marchas, huelgas, mítines, manifestacio-
nes, ayuda en caso de desastre, etcétera.
Personajes, quienes a través de su trayectoria profesional
se han ganado un lugar dentro de la sociedad, por ejemplo, per-
sonalidades de las diferentes artes, políticos, activistas sociales,
científicos, economistas, empresarios, etcétera.
Lugar y fecha son los referentes contextuales para especifi-
car tiempo y espacio. En el caso de los objetos se puede hacer re-
ferencia a libros, utensilios, ropa, herramientas, etcétera.
Las implicaturas contextuales empleadas por Rosario Cas-
tellanos en sus ensayos revelan el capital cultural que poseía y
que debe poseer quien lee sus ensayos, pues en ellos puede hacer
referencias a acontecimientos históricos (guerras mundiales, re-
forma agraria cardenista, la electricidad que llega a Comitán),
lugares (París, Tel Aviv, Líbano, Siria, Israel, San Cristóbal de

166
EL DISCURSO PERIODÍSTICO EVOCATIVO

las Casas, Comitán, Ciudad Universitaria, Facultad de Filosofía,


Xochimilco), filósofos (Aristóteles, Sócrates), escritores (Ibsen,
Cortázar, Rulfo, Revueltas, Poe, Proust, Amado Nervo, Maquia-
velo), políticos (Luis Echeverría, Carlos A. Madrazo), músicos
(Agustín Lara).
Cada referencia presentada por ella debe ser compartida
por el lector, de lo contrario será muy difícil “seguirla”. Su pos-
tura y compromiso ante los acontecimientos y personas que re-
fiere están estrechamente vinculados a la manera en que lo
hace; por ejemplo, al decir “Según Aristóteles…”, da por hecho
que los lectores saben quién es él.
Ella se concreta solamente a hacer la referencia del per-
sonaje, del dicho o del hecho. Aquí también se percibe un tono
aleccionador, generalmente usa los referentes contextuales como
marcos para abordar los temas. Con estos marcos entra al tema
en cuestión “Según Aristóteles, la amistad es una de las necesi-
dades más apremiantes de la vida. Nadie aceptaría ésta sin ami-
gos, aun cuando poseyera los demás bienes…” Una vez introdu-
cido el tema, sigue el desarrollo del mismo para cerrar en un
consejo o reflexión final.
La estrategia entonces que utiliza Rosario Castellanos es
evocar e implicarse. Al evocar, recuerda, comunica un hecho pa-
sado a través de un discurso narrativo en el cual necesariamente
se implica como narradora, asimismo, ofrece una serie de datos
para contextualizar el recuerdo, para enfatizar su percepción.
Las implicaturas que utiliza Rosario Castellanos, son el re-
sultado de inferencias realizadas a partir de marcas discursivas
y son además la aportación medular de la obra periodística de
esta autora y que es de interés analizar y explicar.
Tomar las implicaturas como punto de partida para identi-
ficar la intención comunicativa de Rosario Castellanos conlleva a
estudiar el ensayo periodístico como el género donde pueden em-
plearse libremente, pero con una intención precisa. En este caso,
convencer al lector sobre el punto de vista de la ensayista.

167
ARIADNA RAZO SALINAS

Bibliografía

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WEINBERG, Liliana, El ensayo entre el paraíso y el infierno,
México, Fondo de Cultura Económica/UNAM/FFyL, 2001.

168
EPÍLOGO

EPÍLOGO

María Susana González Reyna

C
on la lectura de cada uno de los artículos que componen
este libro, es fácil darse cuenta de que no obstante que en
todos ellos se maneja la perspectiva teórica y metodológica
de los Estudios del Discurso, cada uno desarrolla tres aspectos
didácticos fundamentales que vale la pena resaltar: a) acentuar
las diferentes caracterizaciones de cada uno de los géneros perio-
dísticos a partir de la perspectiva de la teoría del periodismo en
su relación con la teoría del discurso; b) mostrar una importante
variedad en cuanto a las formas y estilos de reflexión e indaga-
ción de los géneros periodísticos, y c) actualizar las caracterís-
ticas del periodismo impreso y el digital, así como su desarrollo
convergente.
El valor didáctico de este libro, en consecuencia, abarca las
siguientes dimensiones:

1. El estudio de los géneros periodísticos. Los distintos ar-


tículos ofrecen una variedad conceptual de los géneros que en la
actualidad se incluyen en los programas oficiales de las materias
correspondientes en el Plan de Estudios de la Licenciatura en
Ciencias de la Comunicación. Esta variedad permite tanto al
profesor como al alumno y, en general, a cualquier periodista
interesado en las nuevas formas del periodismo, comprender y
reflexionar las particularidades de cada género periodístico en
cuanto a su propósito de informar o de opinar. El libro, en conse-
cuencia, no sólo es una muestra para reflexionar el periodismo
desde el discurso, sino que también es un mosaico de diferentes

169
MARÍA SUSANA GONZÁLEZ REYNA

reflexiones a veces, incluso, no compatibles debido a los marcos


conceptuales de la teoría del periodismo y de la teoría del dis-
curso.
2. Actualizar el estudio de los géneros periodísticos. El inte-
rés con cada uno de los artículos de este libro, es alentar una mi-
rada mucho más abierta para que desde la reflexión teórica se
promueva la redacción de géneros periodísticos con base en las
formas discursivas del relato y la argumentación que, desde la
perspectiva teórica del periodismo y de los estudios del discurso,
resultan más apropiadas a las exigencias del ejercicio periodís-
tico profesional actual.
3. En el contexto de la sociedad de la información y de las
exigencias del periodismo convergente, se hace especialmente re-
levante la formación de profesionales capacitados en la redac-
ción de textos para los diversos medios masivos de comunicación,
tanto los tradicionales como los digitales; ello se logra desde las
aulas universitarias y con el obligado complemento de la práctica
profesional.
4. Los artículos que componen este libro tienen en común
que expresan la reflexión del ejercicio periodístico difundido en la
prensa mexicana. Asimismo, incorporan los grandes ejemplos y
valores del periodismo universal desde una visión latinoame-
ricana. Ello significa una valiosa aportación como material didác-
tico para la enseñanza y el aprendizaje de los géneros periodís-
ticos en cualquier país de habla hispana.

Por último, cabe señalar que la bibliografía señalada en


cada uno de los artículos de este libro no solamente da cuenta
del marco teórico y conceptual periodístico y discursivo de lo ex-
presado en él —que de suyo tiene una gran valía didáctica—, si-
no que cada autor, como investigador y docente de los géneros
periodísticos, comparte su propia experiencia de reflexión teórica
respecto del género periodístico que lo ocupa y de su práctica en
la enseñanza-aprendizaje del mismo.

170
BIBLIOGRAFÍA GENERAL

BIBLIOGRAFÍA
GENERAL

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182
Géneros Periodísticos:
Reflexiones desde el discurso,
de María Susana González Reyna (coordinadora),
editado por la Facultad de Ciencias Políticas
y Sociales de la UNAM, se terminó de imprimir el día
20 de junio del año 2012 en los talleres de HERSA EDICIONES,
Av. Oriente, 10 núm. 95, Fracc. San Carlos, Ecatepec,
Estado de México, C.P. 55080.
El tiro consta de 500 ejemplares impresos en offset sobre
papel bond ahuesado de 36 grs. En su composición
se utilizó el tipo Century Schoolbook en 10/12 puntos.
Revisión de originales y pruebas tipográficas:
Enrique Vera Morales.
El cuidado de la edición estuvo a cargo de la
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

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