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LA DIABLADA PUNEÑA

Reseña histórica:
Historia de la danza
En 1577, los jesuitas se establecieron en Juli (Puno) y durante días donde había
festividades, realizaban funciones teatrales a los que ya estaban acostumbrados los
aymaras, quienes se presentaban en comedias y autos sacramentales, de ahí nace la
idea del bien y el mal, para lo cual los misioneros que llegaban ilustraban los siete
pecados capitales y el triunfo de los ángeles sobre los demonios, La danza estuvo
siempre vinculada con la fiesta de la Virgen de la Candelaria desde 1606. Ésta surge a
raíz de una leyenda popular. En 1675, que un grupo de mineros quedaron atrapados
en una mina y cuando logran salir, los diablos querían llevarse sus armas. Los
trabajadores aterrorizados, rezan por un milagro a la Virgen del Socavón y aparece el
Arcángel San Gabriel, quien vence a los diablos y los mineros danzan la diablada. Por el
fuego observado en la mina nace el culto a la Virgen de la Candelaria.

Origen:
El nacimiento de esta danza es un poco incierto ya que tanto el país de Bolivia con Perú
se disputa su originalidad, sin embargo, La Diablada tendría sus raíces en los rituales
del antiguo altiplano, considerando que el altiplano no solo abarca Bolivia sino también
a Perú, y que en este último ha tomado mayor protagonismo llegando a ser producto
de un proceso histórico que trasciende fronteras.

Vestimenta:

Algo que caracteriza a la diablada puneña es que en sus trajes se expresa la estética de
las diversas comunidades indígenas, ibéricas y africanas que conviven y dan sentido a la
realidad multicultural y mestiza que caracteriza al Perú.

El arcángel San Miguel utiliza un casco metálico, escudo y espada, coraza de metal, alas
bordadas con los hilos de plata y oro, chaqueta de piel de ángel, faldellín blanco y
botas blancas y pantalón blanco.
Los caporales utilizan careta de metal o yeso, donde sobresalen los dragones y la
corona que la distingue de los demás diablos, peluca adicionada a una máscara de tela
colocada bajo la máscara de metal. Capa bordada sobre la base de cartón con pedrería
e hilos de oro y plata, capellón bordado, pechera bordada con hilos de oro y plata,
palcas bordadas y sujetas a un cinturón de monedas, pantalón ancho bordado, camisa
blanca, corbata, botas de color rojo y blanco, se adornan con pañolones y guantes.
Los diablos utilizan capa de tela bordada, careta y peluca, pechera, palcas, pantalón
ajustado y botas. Se adornan con pañoletas que usan en la mano.
Las chinas diablas o supay, utilizan coronitas de pelas, capitas, blusas de encaje, faltas
cortas y fustantes, botines y se adornan con pañoletas que usan en la mano.
Las diablesas utilizan capas, pecheras, máscaras con peluca, palcas, blusas de colores y
faltas cortas y botines.
Los osos utilizan máscaras de metal combinadas con pellejo de oveja y pantalón de piel
de oveja.

Música:

Antiguamente se bailaba al ritmo del sicuri (música producida por zampoñas y


tambores), actualmente se danza a los acordes de una banda de músicos con
instrumentos contemporáneos, ejecutando huaynos sincopados.

Coreografía:

En su coreografía, distingue en la parte inicia la lucha entre el bien y sometiendo a los


diablos, quienes bajo el mando del arcángel, desarrollan una vistosa y alegre
coreografía, con pasos espectaculares en el caso de los diablos, cimbreantes en el caso
de las chinas y diablesas y marciales por parte de los caporales.

La danza se desarrolla con una riqueza en sus movimientos y desplazamientos


plásticos, los danzantes realizan mudanzas independientes, que al ensamblarse
expresan toda su majestuosidad, resaltando las aspas y cruces, figuras del sol, cruces de
diablos y chinas, círculos y figuras como dragones y máscaras.

Al final y quitándose la máscara, se realiza el cacharparyo fin de fiesta, con pasos


corridos y trotes que se bailan al compás de un huayno, culminando de esa forma la
danza.

SIGNIFICADO:
La Diablada significa el enfrentamiento entre las fuerzas del bien y el mal. Además,
escenifica los siete pecados capitales y el triunfo de los ángeles sobre los demonios,
una mezcla de cultura indígena, mestiza y cristianismo.

Mensaje:
El mensaje es darle importancia y reconocer los sentimientos, movimientos, la voz y las
interpretaciones artísticas como cultura nacional que constituyen testimonios de valor
histórico y simbólico.

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