Está en la página 1de 3

Para iniciar una investigación siempre se necesita una idea, las ideas constituyen el

primer acercamiento a la “realidad” que habrá de investigarse.

Esas ideas de investigación surgen de una gran variedad de fuentes, entre las cuales se
encuentran: experiencias individuales, materiales escritos (libros, revistas, periódicos,
tesis), materiales audiovisuales (Internet, en las páginas Web, foros de discusión, entre
otros), teorías, descubrimientos producto de investigaciones, conversaciones personales,
observaciones de hechos, creencias e incluso intuiciones y presentimientos.

Una idea de investigación puede surgir donde se congregan grupos (restaurantes,


hospitales, bancos, industrias, universidades y otras muchas formas de asociación).
Asimismo, es posible generar ideas al leer una revista de divulgación, al estudiar en
casa, al ver la televisión o asistir al cine, al charlar con otras personas, al recordar
alguna vivencia; al estar “navegando” por internet uno puede generar ideas de
investigación, o bien a raíz de algún suceso que esté ocurriendo en la actualidad
(Hernández, Fernández y Baptista; 2003).

¿Cómo elegir temas de investigación?

El problema de no tener una pregunta de investigación es algo parecido a lo que ocurre


en el bloqueo del escritor: el malestar, la frustración y la ansiedad que produce el hecho
de no pasar de esa fase puede hacer que, si pasa el tiempo, se genere el efecto de la
profecía autocumplida. Es decir, que la persona se siente menos motivada, tiende a
evitar volver a pensar en ello, o realiza búsquedas poco sistemáticas y sin la esperanza
de encontrar nada.

Por ello es importante no dejar que el problema se enquiste y optar por no realizar de
manera caótica esta búsqueda de temas de investigación, procurar seguir un método con
sus fases. El simple hecho de notar que aunque no se tenga aún una pregunta desde la
que parta el proyecto, se pasa por fases, ayuda a no perder el tiempo y a la vez motiva a
seguir progresando A continuación encontrarás una propuesta en este sentido.

1. Busca en recopiladores de investigaciones

En muchos lugares de Internet se van publicando periódicamente las conclusiones de


investigaciones de calidad. Hacer barridos por estas páginas web o perfiles de Twitter
(lugar en el que hay muchos investigadores que se dedican a difundir sus contenidos o
los de sus colegas) es de gran ayuda para, en poco tiempo, tener indicios a partir de los
cuales puede continuar la búsqueda.

2. Selecciona los temas más interesantes

A partir del paso anterior, elige aquellos por los que sientas interés y ordénalos según el
grado en el que cada uno de ellos te motive.

3. Selecciona las palabras clave


Cada tema de investigación contiene un árbol semántico de palabras clave. Por ejemplo,
en psicología existen los conceptos de sesgo, disonancia cognitiva o heurístico. Todos
ellos crean una nebulosa de ideas a partir de los cuales se puede plantear una pregunta.
Por ejemplo, puedes introducirlos en motores de búsqueda de artículos científicos, como
Google Académico.

4. Lee los primeros apartados de los papers

La gran mayoría de papers publicados en revistas científicas tienen, en sus primeras


páginas, un comentario sobre los últimos hallazgos y una sección en la que se resume el
estado en el que se encuentra una línea de investigación concreta, planteando hipótesis y
modelos explicativos contrapuestos, y destacando las evidencias a favor y en contra de
cada una de las ideas

De esta manera te harás una idea más global sobre de qué trata el tema y con qué tipo de
informaciones se puede contar para realizar una investigación en ese sentido.

5. Busca la cantidad de información disponible

Unas líneas de investigación están más desarrolladas que otras. Aunque haya un tema
que te interese mucho, es posible que no se cuente con la suficiente información como
para investigar con los medios con los que cuentas. Busca metaanálisis sobre el tema,
investigaciones de calidad sobre esa pregunta de partida, etc.

6. Imagina interacciones entre variables

A partir de lo que sabes sobre un tema en concreto, imagina una pregunta original que
no haya sido tratado de manera directa por otros investigadores. Por ejemplo, puedes
ver si un fenómeno estudiado por otros se cumple en una región del planeta en la que
nadie se ha centrado antes.

7. Formula una pregunta

Uno de los aspectos fundamentales de saber cómo elegir un tema de investigación tiene
que ver con transformar el tema que te interesa en una pregunta. Solo de esta manera
establecerás de manera concreta de qué tratará tu investigación: señalando cuál es ese
vacío de conocimiento que intentaremos rellenar con información nueva. De esta
manera no existirán ambigüedades y no ocurrirán confusiones a la hora de desarrollar el
proyecto.
Técnicamente, ya tienes un tema de investigación, pero para terminar de elegir aún
queda un paso.

8. Decide si cuentas con lo necesario

¿Es realista investigar sobre eso? Algunos temas son relativamente sencillos de tratar,
ya que hay muchos datos disponibles en otras fuentes, pero en ocasiones hay que pagar
por acceder a esta información o, incluso no existen y uno mismo debe recopilar
información original mediante cientos de cuestionarios o métodos igualmente costosos.
Decide si te compensa.

También podría gustarte