En 1939, un estadounidense fabricó el primer protector auditivo. Se
trataba de un tapón poroso de látex impregnado de vaselina para facilitar tanto la inserción como la extracción.
En 1954, un tal Knighf desarrolló un tapón preformado para reducir los
ruidos violentos.
En 1959, Rosenblatt fabricó la primera diadema con tapones de goma.
En 1962 apareció el primer tapón moldeado en silicona.
En 1992, Cotral Lab comenzó a fabricar protecciones auditivas a medida.
Durante 18 años, el laboratorio ha fabricado manualmente tapones moldeados de silicona. Con un proceso optimizado y un enfoque de calidad en las consultas, en 2007 ya había un millón de personas equipadas.
En 2007, comenzaron los trabajos de fabricación digital.
En 2008, Alain Kusi —del Instituto Nacional Francés de Investigación y
Seguridad— realizó una revisión bibliográfica con la que demostró que los protectores a medida evidenciaban diferencias de eficacia de 7 dB en promedio en comparación con los valores certificados.
En el 2010, se fabricaron las primeras protecciones auditivas a medida —
modelo Micra de Cotral Lab— de forma totalmente digital. Esta nueva tecnología, una vez dominada a la perfección, permitió mejorar la eficacia del 75 % al 84 %.
En el 2012, el modelo Original White de atenuación plana obtuvo un
91 %. En el 2014, se consiguió superar el 95 % de eficacia con el modelo Qeos.