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Creemos que esta ideaci6n suicida nace facilmente en per­

10 sonas que tienen una o muchas frustraciones (tomo 2), a
las que sienten injustas, continuas, de las que se saben cul­
pables o se sienten vfctimas, sentimientos que son como la
.a!m6sfera de su vida: «Ya no quiero, ya no pu�do, seguir
con tantas frustraciones». Seran d� orden emocional afec­
tivo, como el casa de Paco; pero también debidas al traba­
jo, a lo econ6mico, a estados de salud, a dudas o pérdidas
�- de fe, o, lo peor, a la frustraci6ri del propio Yo.

CAPJTULO CUATRO
Normalmente aparecen, junto con la frustraci6n sentimien­
�s de cu...!l'a (tomo 2). Sabemos que,- precisam�nte porque

Los MoMENTos DEL Su1cmA '

Los DEL,.TANAT6LQGo
Los MoMENTOS DEL Su1c1DA
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IDEACIÔN SUICIDA
Es el primer momento. Cuando el paciente comienza a dar
gritos pidiendo ayuda. Se manifiesta, nonnalmente, con pala­
bras, frases, expresiones dichas por el que esta pensando en
matarse, tales como: «Ustedes estarfan mejor sin mf», <<Mi vida
ya no tiene sentido>?, «Yo esfarêa mejor muerto», «A nadie hago
falta», «Ya quiero descan r», etcétera. Quien escucha estas
voces, est oyen o verdaderos deseos de Muerte de quien las
profiere: se le llama a este momento Ideaci6n Suicida.
estas se basan siempre en un absurdo, son muy diffciles de
quitar Y con mucha facilidad se convierten en los compane­
-�os m.Wjeles y_s!glorosos de la Mu� (tomo 3). Cuando
una persona se siente culpable de algo sabe que merece un
castigo (toma 2). Y lo busca. En muchos casas se manifies­
tan coma ideaci6n suicida, principio d� un camino fatal.
Con lo escrito queremos hacer notar que, par reg la general,
la Ideaci6n Suicida, primer momento del Suicidio, toma un
tiempo relativamente largo:
F fue siempre un hombre que ·amaba la vida. Ranchero y
charro, gustaba de la naturaleza, de los potreros y las siem­
bras, de los retos. Corno todo hombre de campo era orgullo­
so de su palabra: para él no existfa un compromiso mas grande
que el que se adquirfa cuando se empenaba la �<palabra de
honor». También era prestamista y nunca firm6 un papel; si
la persona que le pedfa dinero prestado se comprometfa a
pagarle, F no dudaba: con su palabra bastaba. Una noche Jo
despertaron para que fuera a reconocer el cadâver de uno de
:;
sus hijos, a quien acababan de asesinar. Al verlo le jur6 que
vengarfa su Muerte: matarfa al criminal y a toda su familia.
Comprometi6 su palabra. Pero la esposa de F y sus herma­
nos 10 convencieron de no hacerlo y le exigieron que les pro­
.
met1era que perdonarfa al homicida. A partir de entonces. en

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