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JUAN

EVANGELIO según
L
a Biblia es más que un tesoro histórico o un clásico literario para ser
preservado, admirado o venerado. Es mucho más que un conjunto
de documentos sobre cuya base puedan exaltarse talentos de hom-
bres doctos. La Biblia es la más grande de todas las obras del Creador.
Revela su mente, expresa su voluntad y manifiesta su poder mediante
palabras que, entre otros muchos propósitos, tienen poder para quitar
la muerte y sacar a luz la vida y la inmortalidad de quien lee con fe.
No suponga entonces el lector que tiene en sus manos un libro que el
hombre hubiera podido escribir de haber querido. Su maravillosa uni-
dad y continuidad, y sus predicciones cumplidas, evidencian el carácter
trascendente y sobrenatural de la Obra.
Sepa, por otra parte, que tampoco es un libro que el hombre hubie-
ra querido escribir de haber podido, porque consistentemente habla
en su contra y sin acepción de personas, testifica contra él, exhibiendo
sus rebeliones, perversiones y fracasos. Si con nuestra mente adulta,
en cambio, creemos vivir en un planeta visitado por Dios hecho carne,
entonces, las palabras que Él dice revisten una importancia tal, que al
considerar el Precioso Texto, será imposible abstraernos de que el Libro
nos confronta con asuntos que exceden los límites de nuestra habita-
ción temporal.
Ante esta realidad, no quien pretenda, sino quien humildemente as-
pire a traducir al Autor Exacto, tiene que admitir ipso facto las limitacio-
nes y la futilidad que representa el depender de humanas disciplinas,
y reconocer que, así como ante el Dios Todopoderoso no es posible
acercarse con vanas repeticiones, tampoco ante su Palabra es posible
hacerlo con la locuacidad de un espíritu liberal, como si se tratara con
prolegómenos y comentarios propios de diccionarios o enciclopedias.
Sino que, ante el Libro, uno se ha de acercar con espíritu contrito, el co-
razón hecho alheña y postrada actitud; con fe sencilla y pies descalzos,
limpios del mundanal lodo de las filosofías humanas, pues en este caso
particular, no es el lector quien juzga al Libro, sino el Libro al lector.
Presentamos, pues, el evangelio de Juan, esperando que la VIDA ETER-
NA también llegue a usted.
El editor
Sociedad Bíblica Iberoamericana Inc.
Textual Bible Society

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JUAN
EVANGELIO según

E n principio era el Logos, y el Logos


estaba ante Dios, y Dios era el Logos.
Este estaba en principio ante Dios.
Todo existió por Él, y sin Él, nada de cuan-
to existe existió. En Él había vida, y la vida
Nadie ha visto jamás a Dios; el Unigénito
Dios (que está en el seno del Padre), Él lo
explicó.
Este es el testimonio de Juan, cuando los
judíos le enviaron desde Jerusalén unos
era la Luz de los hombres. La Luz resplan- sacerdotes y levitas para que le pregun-
dece en la tiniebla, y la tiniebla no pudo taran:
extinguirla. —¿Tú quién eres?
Hubo un hombre enviado de parte de Y confesó (no negó, sino confesó):
Dios llamado Juan; este vino como testi- —Yo no soy el Cristo.
go para que diera testimonio de la Luz, a Y le preguntaron:
fin de que todos creyeran por medio de —¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías?
él; no era él la Luz, sino para que diera Y dice:
testimonio de la Luz. —No soy.
La Luz verdadera, que al venir al mun- —¿Eres tú el Profeta?
do, alumbra a todo hombre, estaba en el Y respondió:
mundo, y el mundo se hizo por Él, pero el —No.
mundo no lo conoció. A lo suyo vino, y los Entonces le dijeron:
suyos no lo recibieron, pero a todos los —¿Quién eres para que demos respues-
que lo recibieron, a los que creen en su ta a los que nos enviaron? ¿Qué dices
Nombre, les dio potestad de llegar a ser acerca de ti mismo?
hijos de Dios, los cuales no fueron engen- Dijo:
drados de sangres, ni de voluntad de car- —Yo soy una voz que grita en el desierto:
ne ni de voluntad de varón, sino de Dios. ¡Allanad el camino del Señor!, como dijo el
Y el Logos se hizo carne y tabernaculizó profeta Isaías.
entre nosotros, y contemplamos su glo- Y los enviados eran de los fariseos. Le
ria, gloria como del Unigénito del Padre, preguntaron diciendo:
lleno de gracia y de verdad. Juan testifica —¿Por qué, pues, bautizas, si tú no eres
acerca de Él, y ha clamado, diciendo: el Cristo, ni Elías, ni el Profeta?
—Este es Aquel de quien dije: El que vie- Juan les respondió diciendo:
ne después de mí, es antes de mí, porque —Yo bautizo en agua, pero en medio de
era primero que yo. vosotros está de pie uno que no conocéis,
De su plenitud todos recibimos gracia el que viene después de mí, de quien no
tras gracia, porque la ley fue dada por soy digno de desatar la correa de su san-
medio de Moisés; la gracia y la verdad se dalia.
hicieron realidad por medio de Jesucristo. Estas cosas sucedieron en Betania, al
Capítulos 1-2 4

otro lado del Jordán, donde Juan estaba Mirándolo fijamente, Jesús dijo:
bautizando. —Tú eres Simón, el hijo de Juan, tú serás
Al día siguiente, ve a Jesús que viene llamado Cefas —que traducido es Pedro.
hacia él, y dice: Al día siguiente, quiso salir hacia Galilea,
—¡He aquí el Cordero de Dios, que carga y hallando a Felipe, Jesús le dice:
el pecado del mundo! Este es de quien yo —Sígueme.
dije: Detrás de mí viene un varón que ha Y Felipe era de Betsaida, de la ciudad de
estado delante de mí, porque era primero Andrés y de Pedro. Felipe halla a Natanael
que yo. Y yo no lo conocía, mas para que y le dice:
fuera manifestado a Israel, por eso vine —Hemos hallado a aquel de quien escri-
yo bautizando en agua. bió Moisés en la ley y los profetas: a Jesús,
Y Juan dio testimonio, diciendo: hijo de José, el de Nazaret.
—He contemplado al Espíritu que des- Natanael le dijo:
cendía del cielo como paloma, y perma- —¿De Nazaret puede salir algo bueno?
neció sobre Él. Y yo no lo conocía, pero el Felipe le dice:
que me envió a bautizar en agua, Él me —Ven y ve.
dijo: «Sobre quien vieras que desciende Jesús vio venir a Natanael, y dice acerca
el Espíritu y permanece sobre Él, ese es el de él:
que bautiza en Espíritu Santo.» Y yo lo he —¡He aquí un verdadero israelita, en
visto, y he dado testimonio de que este es quien no hay engaño!
el Hijo de Dios. Natanael le dice:
Al día siguiente, estaba nuevamente —¿De dónde me conoces?
Juan con dos de sus discípulos, y viendo Respondió Jesús, y le dijo:
a Jesús pasando, dice: —Antes que te llamara Felipe, estando
—¡He ahí el Cordero de Dios! tú debajo de la higuera, te vi.
Y sus dos discípulos lo oyeron hablando, Le respondió Natanael:
y siguieron a Jesús. Y volviéndose Jesús, y —¡Rabbí, Tú eres el Hijo de Dios! ¡Tú eres
viéndolos que lo siguen, les dice: el Rey de Israel!
—¿Qué buscáis? Respondió Jesús y le dijo:
Ellos entonces le dijeron: —¿Porque te dije que te vi debajo de la
—Rabbí —que traducido significa higuera, crees? Cosas mayores que estas
Maestro—, ¿dónde moras? verás. —Y le dice—: De cierto, de cierto
Les dice: os digo: Veréis el cielo abierto y a los án-
—Venid y veréis. geles de Dios subiendo y bajando sobre el
Fueron, pues, y vieron dónde posaba y Hijo del Hombre.
se quedaron con Él aquel día, porque era Al tercer día, se hizo una boda en Caná
como la hora décima. Uno de los que lo de Galilea y estaba allí la madre de Jesús.
siguieron (que habían oído de parte de Y también fue invitado a la boda Jesús
Juan) era Andrés, el hermano de Simón con sus discípulos. Y cuando se acabó el
Pedro. Este halla primero a su hermano vino, la madre de Jesús le dice:
Simón, y le dice: —No tienen vino.
—¡Hemos hallado al Mesías! —que tra- Jesús le dice:
ducido es Cristo. Y lo llevó a Jesús. —Mujer, ¿qué tengo en común contigo?
5 Capítulos 2-3

Aún no llega mi hora. dijeron:


Su madre dice a los que servían: —Ya que haces estas cosas, ¿qué señal
—Haced lo que os diga. nos muestras?
Y estaban allí puestas seis tinajas de pie- Respondió Jesús, y les dijo:
dra para agua, conforme a la purificación —Destruid este santuario, y en tres días
de los judíos, cada una con capacidad lo levantaré.
para dos o tres metretas. Dijeron entonces los judíos:
Jesús les dice: —Durante cuarenta y seis años fue edi-
—Llenad las tinajas de agua. —Y las ficado este santuario, ¿y tú lo levantarás
llenaron hasta el borde. También les en tres días?
dice—: Sacad ahora y llevad al maestre- Pero Él hablaba del santuario de su
sala. —Y ellos lo llevaron. cuerpo. Cuando, pues, fue resucitado de
Cuando el maestresala probó el agua entre los muertos, les fue recordado a sus
hecha vino, no sabiendo de dónde prove- discípulos que decía esto. Y creyeron a la
nía (aunque lo sabían los servidores que Escritura y a la palabra que dijo Jesús.
habían sacado el agua), el maestresala Mientras estaba en Jerusalén en la
llama al novio y le dice: fiesta de la pascua, muchos creyeron en
—Todo hombre sirve primero el buen su Nombre al observar los milagros que
vino, y cuando están embriagados, el in- hacía. Pero Jesús mismo no se confiaba
ferior, pero tú has guardado el buen vino a ellos, porque Él conocía a todos, y no
hasta ahora. tenía necesidad de que nadie le diera tes-
Jesús hizo que este fuera el principio de timonio del hombre, pues Él sabía lo que
sus señales, en Caná de Galilea, y mani- había en el hombre.
festó su gloria, y sus discípulos creyeron Había un hombre de los fariseos que se
en Él. Después de esto, descendió a Ca- llamaba Nicodemo, un magistrado de los
farnaúm, Él y su madre, y los hermanos judíos. Este vino a Él de noche, y le dijo:
y sus discípulos, y permanecieron allí no —Rabbí, sabemos que has venido de
muchos días. Dios como maestro porque nadie puede
Estaba cerca la pascua de los judíos, hacer estas señales que tú haces si no
y Jesús subió a Jerusalén, y halló en el está Dios con él.
templo a los que venden bueyes, ovejas Respondió Jesús y le dijo:
y palomas, y a los cambistas sentados. Y —De cierto, de cierto te digo: A menos
haciendo un azote de cuerdas, echó fuera que alguno sea nacido de nuevo no pue-
del templo a todos, con las ovejas y los de ver el reino de Dios.
bueyes, y desparramó las monedas de los Le dice Nicodemo:
cambistas y volcó las mesas, y dijo a los —¿Cómo puede nacer un hombre sien-
que venden las palomas: do viejo? ¿Puede acaso entrar por segun-
—¡Quitad esto de aquí, y no hagáis la da vez en el vientre de su madre y nacer?
Casa de mi Padre casa de mercado! Respondió Jesús:
Les fue recordado a sus discípulos que —De cierto, de cierto te digo: A menos
estaba escrito: El celo de tu Casa me con- que alguno sea nacido de agua y Espíritu
sumirá. no puede entrar en el reino de Dios. Lo
Intervinieron entonces los judíos y le nacido de la carne, carne es; y lo nacido
Capítulos 3-4 6

del Espíritu, espíritu es. No te sorprendas bautizando en Enón, cerca de Salim, pues
porque te dije: Os es necesario nacer de había allí muchas aguas. Y acudían y eran
nuevo. El viento sopla donde quiere, y bautizados porque Juan todavía no había
oyes su sonido, pero no sabes de dónde sido echado en la cárcel.
viene ni a dónde va. Así es todo el nacido Surgió entonces una discusión de los
del Espíritu. discípulos de Juan con un judío acerca de
Respondió Nicodemo y le dijo: una purificación. Y se acercaron a Juan y
—¿Cómo puede ser esto? le dijeron:
Respondió Jesús y le dijo: —Rabbí, el que estaba contigo al otro
—¿Eres tú el maestro de Israel y no sabes lado del Jordán, de quien tú has dado
esto? De cierto, de cierto te digo, que ha- testimonio, he aquí bautiza y todos acu-
blamos lo que sabemos y testificamos lo den a él.
que hemos visto, pero no recibís nuestro Respondió Juan y dijo:
testimonio. Si os dije cosas terrenales y —Nada puede recibir un hombre si no le
no creéis, ¿cómo creeréis si os dijera las fuera dado del Cielo. Vosotros mismos me
celestiales? Porque nadie ha subido al dais testimonio de que dije: Yo no soy el
Cielo, excepto el que descendió del Cie- Cristo. Sino que he sido enviado delante
lo: el Hijo del Hombre. Y como Moisés de Él. El que tiene la novia es el novio,
levantó la serpiente en el desierto, así pero el amigo del novio, que está a su
es necesario que el Hijo del Hombre sea lado y lo oye, se alegra en gran manera
levantado, para que todo el que cree en por la voz del novio. Así pues, esta alegría
Él tenga vida eterna. Porque de tal mane- mía ha sido colmada.Él debe crecer, y yo
ra amó Dios al mundo, que dio a su Hijo menguar. El que viene de arriba, está
Unigénito, para que todo aquel que en Él sobre todos. El que es de la tierra, es de
cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. la tierra y habla de la tierra. El que viene
Porque Dios no envió al Hijo al mundo del Cielo está sobre todos. Lo que ha visto
para que juzgara al mundo, sino para que y oído, esto testifica, pero nadie recibe su
el mundo fuera salvo por Él. El que cree en testimonio. El que recibe su testimonio
Él no es juzgado, pero el que no cree, ya certifica que Dios es veraz, pues aquel a
ha sido juzgado, porque no ha creído en quien Dios envió, habla las palabras de
el nombre del Unigénito Hijo de Dios. Y Dios, porque da el Espíritu sin medida. El
esta es la acusación: que la Luz ha venido Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha en-
al mundo, pero los hombres amaron más tregado en su mano. El que cree en el Hijo
la tiniebla que la Luz, pues sus obras eran tiene vida eterna; pero el que desobede-
malas. Porque todo aquel que practica ce al Hijo, no verá vida, sino que la ira de
cosas malas, aborrece la Luz, y no viene Dios permanece sobre él.
a la Luz, para que sus obras no sean des- Cuando Jesús supo que los fariseos oye-
cubiertas. Pero el que practica la verdad ron decir: «Jesús hace y bautiza más dis-
viene a la Luz, para que sea manifiesto cípulos que Juan» (aunque Jesús mismo
que sus obras han sido hechas en Dios. no bautizaba, sino sus discípulos), dejó
Después de esto, Jesús fue con sus discí- Judea y se fue de nuevo a Galilea, pero le
pulos a la tierra de Judea, y estaba allí con era necesario pasar por Samaria.
ellos y bautizaba. Y también Juan estaba Llega, pues, a una ciudad de Samaria
7 Capítulo 4

llamada Sicar, cerca del campo que Jacob nes no es tu marido. En esto has dicho
dio a su hijo José, y allí estaba el pozo de verdad.
Jacob. Y Jesús, cansado de la jornada, se Le dice la mujer:
sentó precisamente junto al pozo. Era —Señor, veo que tú eres profeta. Nues-
como la hora sexta. tros padres adoraron en este monte, y
Llega una mujer de Samaria a sacar vosotros decís que en Jerusalén está el
agua. Jesús le dice: lugar donde es necesario adorar.
—Dame de beber. —Pues sus discí- Jesús le dice:
pulos habían ido a la ciudad a comprar —Mujer, créeme que viene una hora
alimentos. cuando ni en este monte ni en Jerusa-
Le dice entonces la mujer samaritana: lén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis
—¿Cómo tú, siendo judío, me pides de lo que no conocéis; nosotros adoramos
beber a mí, que soy una mujer samari- lo que conocemos, porque la salvación
tana? —Porque judíos no se tratan con viene de los judíos. Pero viene una hora,
samaritanos. y ahora es, cuando los verdaderos ado-
Respondió Jesús, y le dijo: radores adorarán al Padre en espíritu y
—Si conocieras el don de Dios, y quién verdad, porque también el Padre quiere
es el que te dice: «Dame de beber», tú le que lo adoren tales adoradores. Dios es
pedirías, y Él te daría agua viva. Espíritu; y los que adoran, deben adorar
Le dice: en espíritu y verdad.
—Señor, ni vasija tienes, y el pozo es Le dice la mujer:
hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua —Sé que viene un Mesías, el llamado
viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro Cristo. Cuando Él venga nos declarará
padre Jacob, que nos dio el pozo, del cual todas las cosas.
él mismo bebió con sus hijos y sus gana- Jesús le dice:
dos? —Yo Soy, el que habla contigo.
Respondió Jesús y le dijo: En esto llegaron sus discípulos, y se ex-
—Todo el que bebe de esta agua tendrá trañaban de que hablara con una mujer.
sed otra vez, pero el que beba del agua Sin embargo, nadie dijo: «¿Qué inda-
que Yo le daré, no tendrá sed jamás, sino gas?», o: «¿Qué hablas con ella?»
que el agua que Yo le daré se hará en él Entonces la mujer dejó su cántaro y fue a
una fuente de agua que brota para vida la ciudad, y dice a los hombres:
eterna. —¡Venid! ¡Ved a un hombre que me dijo
Le dice la mujer: todo lo que hice! ¿No será este el Cristo?
—Señor, dame esa agua para que no —Y salieron de la ciudad y fueron a Él.
tenga sed ni venga aquí a sacar. Entre tanto, los discípulos le rogaban,
Le dice: diciendo:
—Ve, llama a tu marido y ven acá. —Rabbí, come.
Respondió la mujer y dijo: Pero Él les dijo:
—No tengo marido. —Yo tengo una comida para comer, que
Jesús le dice: vosotros no conocéis.
—Bien dijiste: No tengo marido, porque Se decían entonces los discípulos unos
cinco maridos tuviste y el que ahora tie- a otros:
Capítulos 4-5 8

—¿Acaso alguien le trajo de comer? —Si no vierais señales y prodigios, de


Les dice Jesús: ningún modo creeréis.
—Mi comida es que Yo haga la voluntad El funcionario le dice:
del que me envió y que acabe su obra. —Señor, baja antes que mi niño muera.
¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro Jesús le dice:
meses, y viene la siega? He aquí os digo: —¡Ve, tu hijo vive!
Alzad vuestros ojos y contemplad los Y el hombre creyó a la Palabra que le dijo
campos, porque están blancos para la Jesús, y se fue. Y cuando ya bajaba, sus
siega. Ya el que siega recibe salario y re- esclavos le salieron al encuentro, dicien-
coge fruto para vida eterna, para que el do: «¡Tu muchacho vive!». Les preguntó,
que siembra se alegre juntamente con el pues, la hora en que había comenzado a
que siega. Porque en esto es verdadero el estar mejor, y le dijeron: «Ayer, a la hora
dicho: «Uno es el que siembra y otro el séptima, lo dejó la fiebre.»
que siega.» Yo os envié a segar lo que vo- Entonces el padre entendió que aquella
sotros no habéis labrado; otros han labra- era la hora en que Jesús le había dicho:
do, y vosotros habéis entrado en su labor. «¡Tu hijo vive!» Y creyó él y toda su casa.
Y muchos de los samaritanos de aquella Esta segunda señal hizo de nuevo Jesús
ciudad creyeron en Él a causa de la pa- cuando vino de Judea a Galilea.
labra de la mujer, que daba testimonio: Después de esto, había una fiesta de los
«¡Me dijo todo lo que hice!» judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y junto a
De manera que cuando los samaritanos la puerta de las ovejas en Jerusalén hay
llegaron a Él, le rogaban que permane- un estanque llamado en hebreo Betzatá,
ciera con ellos. Y se quedó allí dos días. que tiene cinco pórticos.
Y muchos más creyeron a causa de la En estos yacía una multitud de enfer-
Palabra de Él, y a la mujer decían: «Ya no mos, ciegos, cojos e impedidos. Y estaba
creemos por tu dicho porque nosotros allí cierto hombre que llevaba treinta y
mismos hemos oído y sabido que este es ocho años en su enfermedad. Cuando
verdaderamente el Salvador del mundo.» Jesús lo vio tendido, sabiendo que tenía
Después de los dos días, salió de allí ya mucho tiempo así, le dice:
hacia Galilea, porque Jesús mismo testi- —¿Quieres ser sano?
ficó que un profeta no tiene estima en su —Señor —le respondió el enfermo—,
propia patria. no tengo un hombre que me meta en el
Cuando llegó, pues, a Galilea, viendo los estanque cuando es agitada el agua, y
galileos todo lo que había hecho en Jeru- mientras yo voy, otro baja antes que yo.
salén, lo acogieron bien, pues también Jesús le dice:
ellos habían ido a la fiesta. —¡Levántate, recoge tu catre y anda!
Y vino otra vez a Caná de Galilea, donde E inmediatamente el hombre quedó
había convertido el agua en vino. Y había sano, y recogió su catre y echó a andar. Y
un funcionario real cuyo hijo estaba en- aquel día era shabbat. Entonces los judíos
fermo en Cafarnaúm. Este oyó que Jesús decían al que había sido sanado:
llegaba de Judea a Galilea, y fue a Él, y le —Es shabbat; no te es lícito cargar el
rogaba que bajara y sanara a su hijo, pues catre.
estaba a punto de morir. Jesús le dijo: Pero él les respondió:
9 Capítulo 5

—El mismo que me sanó, me dijo: «Re- de la muerte a la vida. De cierto, de cier-
coge tu catre y anda». to os digo, que llega la hora, y ahora es,
Le preguntaron: cuando los muertos oirán la voz del Hijo
—¿Quién es el hombre que te dijo: «Le- de Dios y los que oyeron vivirán. Porque
vanta y anda»? como el Padre tiene vida en sí mismo,
Pero el que había sido sanado no sabía así también dio al Hijo el tener vida en
quién era, porque Jesús se había retirado sí mismo. Y le dio autoridad para hacer
a causa del gentío que había en el lugar. juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre.
Después de esto lo halla Jesús en el tem- No os maravilléis de esto, pues llega la
plo, y le dijo: hora en que todos los que yacen en los
—Mira, has sido sanado. No peques sepulcros oirán su voz, y los que hicie-
más, no sea que te suceda algo peor. ron lo bueno saldrán a resurrección de
El hombre fue y dijo a los judíos que vida, pero los que practicaron lo malo a
Jesús era el que lo había sanado, y por resurrección de juicio. No puedo Yo hacer
esto los judíos perseguían a Jesús, pues nada de Mí mismo. Según oigo, juzgo;
hacía estas cosas en shabbat. Pero Él les y mi juicio es justo, porque no busco mi
respondió: voluntad, sino la voluntad del que me
—Mi Padre hasta ahora trabaja y Yo envió. Si Yo doy testimonio acerca de Mí
trabajo. mismo, mi testimonio no es veraz. Otro
Así que, por esto más aún procuraban los es el que da testimonio de Mí y sé que el
judíos matarlo, pues no solo quebrantaba testimonio que da acerca de Mí es veraz.
el shabbat, sino también decía que Dios Vosotros habéis enviado mensajeros a
era su propio Padre, haciéndose igual a Juan y ha dado testimonio de la Verdad.
Dios. Aunque Yo no recibo el testimonio de
Tomando la palabra Jesús, les decía: parte de un hombre, digo esto para que
—De cierto, de cierto os digo: No pue- vosotros seáis salvos. Él era la antorcha
de el Hijo hacer nada de sí mismo, sino que está ardiendo y alumbrando, y por un
lo que ve hacer al Padre. Porque lo que momento os quisisteis regocijar en su luz.
Él hace, esto también hace igualmente Pero el testimonio que Yo tengo es mayor
el Hijo. Porque el Padre ama al Hijo y le que el de Juan, porque las obras que el
muestra todo lo que Él hace. Y mayores Padre me dio para que las realizara, las
obras que estas le mostrará para que vo- obras mismas que hago, dan testimonio
sotros os maravilléis. Porque así como el de Mí, de que el Padre me ha enviado. El
Padre levanta y da vida a los muertos, así Padre que me envió, Él ha dado testimo-
también el Hijo da vida a los que quiere. nio acerca de Mí. Nunca habéis oído su
Porque ni aun el Padre juzga a nadie, sino voz, ni habéis visto su aspecto, ni tenéis
que todo el juicio lo ha encomendado al su Palabra permaneciendo en vosotros,
Hijo, para que todos honren al Hijo así porque a quien Él envió, a Este vosotros
como honran al Padre. El que no honra no creéis. Escudriñáis las Escrituras por-
al Hijo, no honra al Padre que lo envió. que os parece que en ellas tenéis vida
De cierto, de cierto os digo: El que oye mi eterna, y ellas son las que dan testimo-
Palabra y cree al que me envió, tiene vida nio de Mí, ¡y no queréis venir a Mí para
eterna y no va a juicio, sino que ha pasado tener vida! Gloria de parte de hombres no
Capítulos 5-6 10

recibo, pero os conozco, que no tenéis el fueron saciados, dice a sus discípulos:
amor de Dios en vosotros mismos. Yo he —Recoged los trozos sobrantes para que
venido en el nombre de mi Padre y no me no se pierda nada.
recibís. Si otro viene en su propio nom- Y de los cinco panes de cebada recogie-
bre, a ese recibiréis. ¿Cómo podéis creer, ron y llenaron doce cestos de trozos que
vosotros que recibís gloria los unos de los sobraron a los que habían comido. En-
otros y no buscáis la gloria del único Dios? tonces los hombres, viendo la señal que
No penséis que Yo os acusaré delante del había hecho, decían: «Este es verdadera-
Padre; hay quien os acusa: Moisés, en mente el Profeta que viene al mundo.»
quien vosotros habéis puesto la esperan- Pero Jesús, percibiendo que están a pun-
za. Pero si creyerais a Moisés, me creeríais to de venir y llevárselo a la fuerza para
a Mí, porque de Mí escribió él. Pero si no hacerlo rey, volvió a retirarse al monte Él
creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis solo.
palabras? Cuando se hizo la tarde, sus discípulos
Después de estas cosas, Jesús se fue al bajaron al mar, y entrando en una barca
otro lado del mar de Galilea, el de Tibe- iban al otro lado del mar hacia Cafar-
ríades. Y lo seguía mucha gente porque naúm. Había ya oscurecido y Jesús aún no
veían las señales que hacía en los enfer- había llegado a ellos. Además, el mar se
mos. Pero Jesús subió al monte, y se sen- iba encrespando a causa de un gran vien-
taba allí con sus discípulos. to que soplaba. Cuando habían remado
Estaba cerca la pascua, la fiesta de los como unos veinticinco o treinta estadios
judíos. Jesús, pues, alzando los ojos y ven a Jesús andando sobre el mar y cerca
observando que venía hacia Él mucha de la barca, y tuvieron temor. Pero Él les
gente, dice a Felipe: dice:
—¿De dónde compraremos panes para —¡Yo Soy, no temáis!
que coman estos?—Esto decía para pro- Entonces lo recibieron con gusto en la
barlo, porque Él sabía qué iba a hacer. barca y enseguida la barca estuvo en la
Le respondió Felipe: tierra adonde iban.
—Doscientos denarios de panes no bas- Al día siguiente, la multitud que estaba
tan para que cada uno tome un poco. al otro lado del mar vio que no había allí
Le dice uno de sus discípulos, Andrés, sino una barca y que Jesús no había en-
hermano de Simón Pedro: trado con sus discípulos en la barca, sino
—Aquí está un muchacho que tiene cin- que sus discípulos se habían ido solos.
co panes de cebada y dos pececillos, pero, (Otras barcas habían llegado de Tibería-
¿qué es esto para tantos? des cerca del lugar donde habían comido
Dijo Jesús: el pan, después de que el Señor hubo
—Haced recostar a los hombres. dado gracias). Viendo, pues, la gente que
Y había mucha hierba en el lugar. Se Jesús no está allí, ni sus discípulos, entra-
recostaron, pues, los varones, en número ron en las barcas y fueron a Cafarnaúm
como de cinco mil. Entonces Jesús tomó buscando a Jesús. Y al hallarlo al otro lado
los panes y habiendo dado gracias los re- del mar le dijeron:
partió a los recostados, e igualmente de —Rabbí, ¿cuándo llegaste acá?
los pececillos, cuanto quisieron. Y cuando Les respondió Jesús diciendo:
11 Capítulo 6

—De cierto, de cierto os digo: Me bus- Los judíos murmuraban entonces acerca
cáis, no porque visteis señales, sino de Él, porque había dicho: «Yo soy el pan
porque comisteis de los panes y os har- que descendió del cielo», y decían:
tasteis. ¡Trabajad!, no por la comida que —¿No es este Jesús, el hijo de José, cuyo
perece sino por la comida que a vida eter- padre y madre nosotros conocemos?
na permanece, la cual el Hijo del Hombre ¿Cómo dice ahora: «He descendido del
os dará, porque a Este selló Dios el Padre. cielo»?
Entonces le dijeron: Respondió Jesús, y les dijo:
—¿Qué debemos hacer para realizar las —No murmuréis entre vosotros. Ningu-
obras de Dios? no puede venir a Mí si el Padre que me
Respondió Jesús y les dijo: envió no lo arrastra. Y Yo lo resucitaré en
—Esta es la obra de Dios: que creáis en el día postrero. Está escrito en los profe-
el que Él envió. tas: Y todos serán enseñados de Dios. Todo
Entonces le dijeron: el que oyó de parte del Padre, y aprendió,
—¿Qué señal haces tú pues, para que viene a Mí. No que alguno haya visto al
veamos y te creamos? ¿Qué obra haces? Padre, excepto el que es de parte de Dios:
Nuestros padres comieron el maná en el Este ha visto al Padre. De cierto, de cierto
desierto, como está escrito: Pan del cielo os digo: El que cree, tiene vida eterna.
les dio a comer. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres
Jesús les dijo: comieron el maná en el desierto, y mu-
—De cierto, de cierto os digo: No os rieron. Este es el pan que desciende del
ha dado Moisés el pan del cielo, sino mi Cielo, para que quien coma de él no mue-
Padre os da el verdadero pan del cielo. ra: Yo soy el pan vivo que descendió del
Porque el pan de Dios es aquel que des- Cielo; si alguno come de este pan, vivirá
ciende del Cielo y da vida al mundo. para siempre. Y el pan que Yo daré por la
Ellos le dijeron: vida del mundo es mi carne.
—¡Señor, danos siempre ese pan! Entonces los judíos discutían unos con
Jesús les dijo: otros, diciendo:
—¡Yo soy el pan de la vida; el que a Mí —¿Cómo puede este darnos a comer su
viene nunca tendrá hambre y el que cree carne?
en Mí no tendrá sed jamás! Pero os he Así que Jesús les dijo:
dicho que aunque me habéis visto, no —De cierto, de cierto os digo: A menos
creéis. Todo lo que el Padre me da, ven- que comáis la carne del Hijo del Hombre
drá a Mí; y al que a Mí viene, de ningún y bebáis su sangre, no tenéis vida en vo-
modo lo echo fuera, pues he descendido sotros. El que mastica mi carne y bebe mi
del Cielo, no para hacer mi voluntad, sino sangre, tiene vida eterna, y Yo lo resucita-
la voluntad del que me envió. Y esta es la ré en el día postrero. Porque mi carne es
voluntad del que me envió: que de todo verdadera comida, y mi sangre verdadera
lo que me ha dado no pierda nada, sino bebida. El que mastica mi carne y bebe
que lo resucite en el día postrero. Porque mi sangre, permanece en Mí, y Yo en él.
esta es la voluntad de mi Padre: que todo Como me envió el Padre viviente, y Yo
el que mira al Hijo y cree en Él tenga vida vivo del Padre, de igual modo el que me
eterna y Yo lo resucitaré en el día postrero. mastica, también él vivirá de Mí. Este es
Capítulos 6-7 12

el pan que descendió del Cielo; no como hermanos:


los padres comieron y murieron. El que —Sal de aquí y vete a Judea, para que
mastica este pan, vivirá para siempre. también tus discípulos vean las obras
Estas cosas dijo en Cafarnaúm, enseñan- que haces, porque nadie hace algo en
do en una sinagoga. Al oírlas, muchos de secreto y al mismo tiempo procura darse
entre sus discípulos dijeron: a conocer. Ya que haces estas cosas, ma-
—Dura es esta palabra; ¿quién puede nifiéstate al mundo. —Porque ni aun sus
soportarla? hermanos creían en Él.
Pero Jesús, sabiendo en sí mismo que Jesús les dice:
sus discípulos refunfuñaban sobre esto, —Mi tiempo aún no ha llegado, pero
les dijo: vuestro tiempo siempre está dispuesto.
—¿Esto os escandaliza? ¿Pues qué, si No puede el mundo aborreceros, pero a
vierais al Hijo del Hombre ascendiendo Mí me aborrece, porque Yo testifico de él,
adonde estaba primero? El Espíritu es el que sus obras son perversas. Subid voso-
que da vida; la carne no aprovecha nada. tros a la fiesta. Yo no subo a la fiesta, pues
Las palabras que Yo os he hablado son es- mi tiempo aún no ha sido cumplido.
píritu y son vida. Pero hay entre vosotros Y habiéndoles dicho estas cosas, se que-
algunos que no creen. —Porque Jesús dó en Galilea. Pero tan pronto como sus
sabía desde el principio quiénes eran los hermanos subieron a la fiesta, entonces
que no creían y quién era el que lo iba a Él también subió, no abiertamente, sino
traicionar, y decía—: Por esto os he di- como en secreto. Por tanto, los judíos lo
cho que nadie puede venir a Mí, si no le buscaban en la fiesta, y decían: «¿Dónde
ha sido dado del Padre. está aquel?»
Después de esto muchos de sus discípu- Y había mucho murmullo entre las mul-
los se volvieron a lo anterior y ya no anda- titudes respecto a Él, pues unos decían:
ban con Él. Jesús dijo entonces a los doce: «Es bueno»; otros decían: «No, sino que
—¿Queréis acaso iros también vosotros? engaña a la gente.» Sin embargo, nadie
Le respondió Simón Pedro: hablaba francamente respecto a Él, por
—Señor, ¿a quién iremos? Tienes pala- temor a los judíos.
bras de vida eterna, y nosotros hemos Estando ya la fiesta a la mitad, Jesús su-
creído y conocido que Tú eres el Santo de bió al templo y allí enseñaba. Y los judíos
Dios. se asombraban, diciendo:
Jesús les respondió: —¿Cómo sabe este letras, si no ha estu-
—¿No os escogí Yo a vosotros, los doce; y diado?
uno de vosotros es diablo? Entonces Jesús tomó la palabra y les dijo:
Y se refería a Judas, hijo de Simón Isca- —Mi doctrina no es mía, sino del que
riote, uno de los doce, porque este lo iba me envió. Si alguno quiere hacer Su vo-
a traicionar. luntad, conocerá la doctrina, si es de Dios,
Después de estas cosas, Jesús recorría o si Yo hablo de Mí mismo. El que habla
Galilea, porque no quería andar en Judea de sí mismo busca su propia gloria, pero
pues los judíos lo buscaban para matarlo. el que busca la gloria del que lo envió,
Y estaba cerca la fiesta de los judíos, la de este es verdadero y en Él no hay injusti-
los tabernáculos. Entonces le dijeron sus cia. ¿No os ha dado Moisés la ley? Pero
13 Capítulo 7

ninguno de vosotros cumple la ley. ¿Por dijo:


qué procuráis matarme? —Aún estoy con vosotros un poco de
La gente respondió: tiempo, y voy al que me envió. Me bus-
—¡Demonio tienes! ¿Quién procura ma- caréis y no me hallaréis, y donde Yo estoy,
tarte? vosotros no podéis ir.
Respondió Jesús y les dijo: Entonces los judíos dijeron entre sí:
—Una obra hice, y todos os asombráis. —¿A dónde va a ir este, que nosotros no
Por esto, Moisés os ha dado la circunci- lo hallaremos? ¿Se irá acaso a la diáspora
sión, no que sea de Moisés sino de los pa- de los helenistas, a enseñar a los helenis-
dres, y en shabbat circuncidáis a un hom- tas? ¿Qué significa la palabra esta que
bre. Si un hombre recibe la circuncisión dijo: «Me buscaréis, y no me hallaréis; y
en shabbat para que no sea quebrantada a donde Yo estoy, vosotros no podéis ir»?
la ley de Moisés, ¿os enojáis conmigo por- En el último día, el más grande de la
que en shabbat sané por completo a un fiesta, Jesús se puso de pie, y alzando la
hombre? No juzguéis por la apariencia, voz, dijo:
sino juzgad con justo juicio. —¡Si alguno tiene sed, venga a Mí y
Decían entonces algunos de los de Jeru- beba! El que cree en Mí, como dijo la Es-
salén: critura, de su vientre fluirán ríos de agua
—¿No es este a quien buscan para ma- viva. —Esto dijo acerca del Espíritu que
tar? Mirad, habla con libertad, y nada le iban a recibir los que creyeran en Él, por-
dicen. ¿Será posible que los gobernantes que todavía no había Espíritu, pues Jesús
hayan reconocido que este es el Cristo? no había sido aún glorificado.
Porque este, sabemos de dónde es; pero Y al oír estas palabras, de entre la multi-
cuando venga el Cristo, nadie sabrá de tud decían: «¡Verdaderamente este es el
dónde es. Profeta!». Otros decían: «¡Este es el Cris-
Jesús entonces, mientras enseñaba en el to!».Pero otros decían: «¿Acaso el Cristo
templo, alzó la voz y dijo: viene de Galilea? ¿No dice la Escritura
—¡Conque me conocéis y sabéis de que el Cristo viene de la descendencia de
dónde soy! Pero Yo no he venido de Mí David y de Bet-Léjem, la aldea de donde
mismo, sino que el que me envió, a quien era David?»..
vosotros no conocéis, es verdadero. Yo lo Por esto surgió una división entre la
conozco porque vengo de parte suya, y Él gente a causa de Él, y algunos de ellos
me envió. querían prenderlo, pero nadie puso las
Entonces procuraban prenderlo, pero manos sobre Él. Así que los sirvientes fue-
nadie le echó mano, porque aún no había ron a los principales sacerdotes y fariseos,
llegado su hora. Pero muchos de la multi- y ellos les dijeron:
tud creyeron en Él y decían: —¿Por qué no lo trajisteis?
—Cuando venga el Cristo, ¿hará acaso Los sirvientes respondieron:
más señales que las que este hizo? —¡Nunca un hombre habló así!
Oyeron los fariseos a la gente comentan- Entonces los fariseos les dijeron:
do estas cosas de Él, y los principales sa- —¿También vosotros habéis sido enga-
cerdotes y los fariseos enviaron sirvientes ñados? ¿Acaso alguno de los magistrados
para que lo prendieran. Entonces Jesús o de los fariseos creyó en él? Pero esta
Capítulos 7-8 14

gente que no conoce la ley es maldita. —¿Acaso se matará, pues dice: «A don-
Nicodemo (el que antes había ido a Él, y de Yo voy vosotros no podéis ir»?
es uno de ellos), les dice: Y les decía:
—¿Acaso nuestra ley juzga al hombre —Vosotros sois de abajo, Yo soy de arri-
sin que primero lo oiga y conozca qué ba; vosotros sois de este mundo, Yo no
hizo? soy de este mundo. Por eso os dije que
Respondieron y le dijeron: en vuestros pecados moriréis. Si no creéis
—¿Acaso eres tú también de Galilea? que Yo Soy, en vuestros pecados moriréis.
Escudriña y verás que de Galilea no surge Pero ellos le decían:
ningún profeta. —Tú, ¿quién eres?
De nuevo, pues, les habló Jesús diciendo: Jesús les dijo:
—Yo soy la Luz del mundo. El que me —¿Qué os digo desde el principio? Mu-
sigue no andará en la tiniebla, sino que chas cosas tengo que decir y juzgar acerca
tendrá la Luz de la vida. de vosotros, pero el que me envió es ve-
Le dijeron los fariseos: raz; y lo que Yo he oído de Él, esto digo al
—Tú das testimonio acerca de ti mismo. mundo. —No comprendieron que les ha-
Tu testimonio no es veraz. blaba del Padre. Entonces Jesús dijo—:
Respondió Jesús y les dijo: Cuando levantéis al Hijo del Hombre, en-
—Aunque Yo dé testimonio acerca de Mí tonces comprenderéis que Yo Soy, y que
mismo, mi testimonio es veraz, porque sé nada hago de Mí mismo, sino que según
de dónde vine y a dónde voy, pero voso- me enseñó el Padre, esto hablo. Y el que
tros no sabéis de dónde vengo ni a dónde me envió está conmigo; no me dejó solo,
voy. Vosotros juzgáis según la carne; Yo porque Yo hago siempre lo que le agrada.
no juzgo a nadie. Y si Yo juzgara, mi juicio Hablando estas cosas, muchos creyeron
es verdadero; porque no estoy solo, sino en Él.
Yo y el Padre que me envió. Y en vuestra Decía, pues, Jesús a los judíos que le ha-
misma ley ha sido escrito que el testimo- bían creído:
nio de dos hombres es veraz. Yo soy el que —Si vosotros permanecéis en mi Pala-
doy testimonio de Mí mismo, y el Padre bra, sois verdaderamente mis discípulos;
que me envió da testimonio de Mí. y conoceréis la Verdad, y la Verdad os hará
Y le decían: libres.
—¿Dónde está tu padre? Le respondieron:
Jesús respondió: —Simiente de Abraham somos, y jamás
—Ni me conocéis a Mí ni a mi Padre; si hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo di-
me conocierais a Mí, también conoce- ces tú: Seréis libres?
ríais a mi Padre. —Estas palabras habló Jesús les respondió:
en la tesorería, mientras enseñaba en el —De cierto, de cierto os digo, que todo
templo, pero nadie lo prendió porque el que hace el pecado, es esclavo del
aún no había llegado su hora. Entonces pecado. Y el esclavo no queda en la casa
les dijo de nuevo —: Yo me voy, y me para siempre; el hijo queda para siempre.
buscaréis, y en vuestro pecado moriréis. Así que, si el Hijo os liberta, seréis verda-
Adonde Yo voy, vosotros no podéis ir. deramente libres. Sé que sois descenden-
Decían entonces los judíos: cia de Abraham, pero procuráis matarme
15 Capítulos 8-9

porque mi Palabra no tiene cabida en Si alguno guarda mi Palabra, nunca ja-


vosotros. Yo hablo lo que he visto en la más verá la muerte.
presencia del Padre, y vosotros hacéis Los judíos entonces le dijeron:
también lo que oísteis del padre. —Ahora sabemos que tienes demonio.
Respondieron y le dijeron: Abraham murió, también los profetas;
—Nuestro padre es Abraham. y tú dices: Si alguno guarda mi Palabra,
Jesús les dice: nunca jamás verá muerte eterna. ¿Eres
—Si realmente sois hijos de Abraham, tú acaso mayor que nuestro padre Abra-
las obras de Abraham haríais. Pero aho- ham, el cual murió? ¡También los profetas
ra procuráis matarme, hombre que os murieron! ¿Quién te haces a ti mismo?
he hablado la verdad que oí de parte de Jesús respondió:
Dios. No hizo esto Abraham. Vosotros ha- —Si Yo me glorifico a Mí mismo, mi
céis las obras de vuestro padre. gloria nada es. Es mi Padre el que me
Le dijeron: glorifica, el mismo que vosotros decís:
—Nosotros no hemos nacido de fornica- Es nuestro Dios. Y no lo habéis conocido,
ción. Un solo padre tenemos: Dios. pero Yo lo conozco. Y si dijera que no lo
Jesús les dijo: conozco, sería semejante a vosotros, un
—Si Dios fuera vuestro padre me ama- mentiroso; pero Yo lo conozco, y guardo
ríais, porque Yo salí del Padre y vengo de su Palabra. Abraham, vuestro padre, se
Dios. No he venido de Mí mismo, sino del regocijó de que vería mi día, y lo vio, y fue
que me envió. ¿Por qué no entendéis mi lleno de alegría.
lenguaje? Porque no sois capaces de oír Entonces le dijeron los judíos:
mi Palabra. Vosotros sois de vuestro pa- —¿Aún no tienes cincuenta años y has
dre, del Diablo, y los deseos de vuestro visto a Abraham?
padre queréis hacer; él era asesino des- Jesús les dijo:
de un principio y no ha permanecido en —De cierto, de cierto os digo: Antes que
la verdad, porque no hay verdad en él. Abraham llegara a ser, Yo Soy.
Cuando habla mentira, de lo suyo habla, Tomaron entonces piedras para arrojár-
pues es mentiroso y padre de ella. Pero selas, pero Jesús fue ocultado y salió del
a Mí, que digo la verdad, no me creéis. templo. Y pasando, vio a un hombre ciego
¿Quién de vosotros me inculpa de peca- de nacimiento. Y le preguntaron sus discí-
do? Si digo verdad, ¿por qué vosotros no pulos, diciendo:
me creéis? El que es de Dios, las palabras —Rabbí, ¿quién pecó, este o sus padres,
de Dios oye, por esto no oís vosotros, por- para que haya nacido ciego?
que no sois de Dios. Jesús respondió:
Respondieron los judíos, y le dijeron: —No pecó este ni sus padres, sino para
—¿No decimos bien nosotros que tú eres que las obras de Dios fueran manifesta-
samaritano y tienes demonio? das en él. Debemos hacer las obras del
Jesús respondió: que me envió mientras es de día, por-
—Yo no tengo demonio, sino que hon- que viene la noche cuando nadie puede
ro a mi Padre y vosotros me deshonráis. trabajar; mientras Yo esté en el mundo,
Pero Yo no busco mi gloria; hay quien la soy Luz del mundo.
busca y juzga. De cierto, de cierto os digo: Habiendo dicho esto, escupió en tierra,
Capítulo 9 16

y con la saliva hizo lodo, y le untó el lodo recibido la vista, les preguntaron, dicien-
sobre los ojos, y le dijo: do:
—Ve, lávate en el estanque del Siloé — —¿Es este vuestro hijo, el que vosotros
que traducido es Enviado. decís que nació ciego? ¿Cómo pues, ve
Así que fue y se lavó, y regresó viendo. ahora?
Entonces los vecinos y los que antes lo Sus padres entonces respondieron y di-
veían (pues era mendigo), decían: «¿No jeron:
es este el que se sienta y mendiga?». —Sabemos que este es nuestro hijo, y
Otros decían: «Es este». Otros decían: que nació ciego; pero cómo ve ahora, no
«No, sino que se parece a él». Él decía: lo sabemos; o quién le restauró los ojos,
«Soy yo». no lo sabemos. Preguntadle, edad tiene,
Entonces le decían: él hablará por sí mismo.
—¿Cómo te fueron restaurados los ojos? Esto dijeron sus padres porque temían
Respondió él: a los judíos, por cuanto los judíos ya ha-
—El hombre llamado Jesús hizo lodo, bían acordado que si alguno lo confesaba
me untó los ojos y me dijo: «Ve al Siloé como Cristo, fuera expulsado de la sina-
y lávate». Fui, pues, me lavé, y recibí la goga. Por esto sus padres dijeron: «Edad
vista. tiene, preguntadle.»
Y le dijeron: Llamaron, pues, por segunda vez al
—¿Dónde está él? hombre que antes era ciego, y le dijeron:
Dice: —¡Da gloria a Dios! Nosotros sabemos
—No sé. que este hombre es pecador.
Entonces llevan al que antes era ciego Entonces él respondió:
delante de los fariseos, porque el día —Si es pecador, no lo sé; solo una cosa
en que Jesús hizo el lodo y le restauró sé: que yo, siendo ciego, ahora veo.
los ojos era shabbat. De nuevo pues, le Le preguntaron otra vez:
preguntaban también los fariseos cómo —¿Qué te hizo? ¿Cómo te restauró los
recibió la vista. Y les dijo: ojos?
—Me puso lodo sobre los ojos, me lavé, Les respondió:
y veo. —Ya os lo dije y no escuchasteis. ¿Por
Entonces algunos de los fariseos decían: qué queréis oírlo otra vez? ¿Acaso tam-
«Este hombre no procede de Dios porque bién vosotros queréis llegar a ser sus
no guarda el shabbat». Otros decían: discípulos?
«¿Cómo puede un hombre pecador hacer Y lo insultaron, y dijeron:
tales señales?». Y había división entre —¡Tú eres discípulo suyo, pero nosotros
ellos. Por lo que otra vez dijeron al ciego: somos discípulos de Moisés! Nosotros
—¿Y tú qué dices de él, puesto que te sabemos que Dios ha hablado a Moisés,
restauró los ojos? pero este, no sabemos de dónde es.
Él dijo: Respondió el hombre, y les dijo:
—Que es profeta. —Pues en esto hay algo asombroso: que
Pero los judíos no le creyeron que había vosotros no sabéis de dónde es, y a mí
sido ciego y había recibido la vista, hasta me restauró los ojos. Sabemos que Dios
que, llamando a los padres del que había no oye a los pecadores, pero si alguien es
17 Capítulos 9-10

temeroso de Dios y hace su voluntad, a era lo que les decía. Volvió, pues, a decir-
este oye. Jamás se oyó que alguien res- les Jesús—: De cierto, de cierto os digo:
taurara ojos a uno nacido ciego. Si este no Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los
fuera de Dios, no podría hacer nada. que vinieron antes de Mí son ladrones y
Respondieron y le dijeron: salteadores, pero no los oyeron las ovejas.
—Tú naciste por completo en pecados, Yo soy la puerta: el que por Mí entra será
¿y tú nos enseñas? —Y lo echaron fuera. salvo, y entrará y saldrá y hallará pastos.
Oyó Jesús que lo habían echado fuera, y El ladrón no viene sino para hurtar y ma-
hallándolo, le dijo: tar y destruir; Yo vine para que tengan
—¿Crees tú en el Hijo del Hombre? vida, y la tengan en abundancia. Yo soy el
Respondió él y dijo: buen Pastor. El buen Pastor pone su vida
—¿Y quién es, señor, para que crea en por las ovejas. El asalariado y que no es
Él? pastor, de quien no son propias las ovejas,
Jesús le dijo: ve venir al lobo y abandona las ovejas y
—Lo has visto. El que habla contigo, Él huye, porque es asalariado y no le impor-
es. tan las ovejas, y el lobo las arrebata y las
Y él dijo: dispersa. Yo soy el buen Pastor, y conozco
—Creo, Señor—. Y lo adoró. las mías, y las mías me conocen, así como
Jesús dijo: el Padre me conoce y Yo conozco al Padre,
—Para juicio vine a este mundo, para y pongo mi vida por las ovejas. También
que los que no ven, vean; y los que ven, tengo otras ovejas que no son de este
lleguen a estar ciegos. redil; también a ellas debo traer, y oirán
Oyeron esto algunos de los fariseos que mi voz, y vendrán a ser un solo rebaño y
estaban con Él, y le dijeron: un solo Pastor. Por esto el Padre me ama,
—¿Acaso también nosotros somos cie- por cuanto Yo pongo mi vida para volver-
gos? la a tomar.Nadie me la quita, sino que Yo
Les dijo Jesús: la pongo de Mí mismo. Tengo autoridad
—Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; para ponerla y tengo autoridad para vol-
pero ahora, porque decís: Vemos, vuestro verla a tomar. Este mandamiento recibí
pecado permanece. En verdad, en verdad de mi Padre.
os digo: El que no entra por la puerta en Volvió a haber división entre los judíos
el redil de las ovejas, sino que sube por por estas palabras. Y muchos de ellos
otra parte, es ladrón y salteador; pero el decían: «¡Demonio tiene y está fuera de
que entra por la puerta, es el pastor de las sí! ¿Por qué lo oís?». Otros decían: «Estas
ovejas. A este abre el portero, y las ovejas palabras no son de un endemoniado.
oyen su voz, y a sus ovejas llama por su ¿Puede acaso un demonio restaurar ojos
nombre, y las saca. Cuando saca a todas a ciegos?».
las suyas, va delante de ellas, y las ovejas Llegó entonces la fiesta de la dedica-
lo siguen porque han conocido su voz, y ción en Jerusalén. Era invierno, y Jesús
de ningún modo seguirán al extraño, sino se paseaba en el templo, en el pórtico de
que huirán de él, porque no conocen la Salomón. Entonces lo rodearon los judíos,
voz de los extraños. —Jesús les dijo esta y le decían:
parábola, pero ellos no entendieron qué —¿Hasta cuándo tienes en suspenso
Capítulos 10-11 18

nuestra alma? Dinos claramente si tú eres cierto hombre enfermo, Lázaro de Be-
el Cristo. tania, la aldea de María y de Marta su
—Os lo dije, y no creéis —les respondió hermana. (María, cuyo hermano Lázaro
Jesús—. Las obras que Yo hago en el estaba enfermo, era la que había ungido
nombre de mi Padre, estas dan testimo- al Señor con perfume y enjugado los pies
nio de Mí; pero vosotros no creéis, porque con sus cabellos). Enviaron las hermanas
no sois de mis ovejas. Mis ovejas oyen mi a decirle:
voz, y Yo las conozco, y me siguen, y Yo les —Señor, he aquí el que quieres está
doy vida eterna, y no perecerán jamás, y enfermo.
nadie las arrebatará de mi mano. Lo que Al oírlo Jesús, dijo:
mi Padre me ha dado es mayor que todas —Esta enfermedad no es para muerte,
las cosas y nadie puede arrebatarlo de la sino para la gloria de Dios, para que el
mano del Padre. Yo y el Padre somos uno. Hijo de Dios sea glorificado por ella.
—Los judíos recogieron otra vez piedras Y Jesús amaba a Marta y a su hermana
para apedrearlo. Jesús les dijo—: Mu- y a Lázaro, pero cuando oye que está en-
chas obras buenas del Padre os he mos- fermo, se demoró aún dos días en el lugar
trado, ¿por cuál de ellas me apedreáis? donde estaba. Luego, después de esto,
Le respondieron los judíos: dice a los discípulos:
—Por buena obra no te apedreamos, —Vayamos otra vez a Judea.
sino por blasfemia, y porque tú, siendo Le dicen los discípulos:
hombre, te haces Dios. —Rabbí, hace poco los judíos intenta-
Jesús les respondió: ban apedrearte, ¿y otra vez vas allá?
—¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, Jesús respondió:
dioses sois? Si llamó dioses a aquellos —¿No hay doce horas en el día? Si uno
a quienes llegó la Palabra de Dios (y la anda de día, no tropieza, porque ve la
Escritura no puede ser quebrantada), ¿a luz de este mundo. Pero si uno anda de
quien el Padre santificó y envió al mundo, noche, tropieza, porque la luz no está
vosotros decís: Blasfemas, porque dije: en él. —Dichas estas cosas, después les
Soy Hijo de Dios? Si no hago las obras de dice—: Nuestro amigo Lázaro se ha dor-
mi Padre, no me creáis; pero si las hago, mido, pero voy a despertarlo.
aunque no me creáis a Mí, creed a las Entonces los discípulos le dijeron:
obras, para que conozcáis, y sigáis cono- —Señor, si se ha dormido será sanado.
ciendo, que el Padre está en Mí y Yo en el Pero Jesús había hablado acerca de su
Padre. muerte, pero ellos pensaron: «Se refiere
Procuraron otra vez prenderlo, pero es- al reposo del sueño». Así que Jesús les
capó de sus manos. Y fue nuevamente al dijo claramente:
otro lado del Jordán, al lugar donde Juan —Lázaro murió. Y me alegro por vo-
bautizaba al principio, y permaneció allí. sotros de no haber estado allí, para que
Y muchos acudieron a Él, y decían: «Juan, creáis. Pero vayamos a él.
a la verdad, ninguna señal hizo; pero Entonces Tomás, el llamado Dídimo, dijo
todas las cosas que dijo Juan acerca de a sus condiscípulos:
este eran verdaderas». —Vayamos también nosotros para que
Y muchos creyeron en Él allí. Y había muramos con Él.
19 Capítulo 11

Cuando llegó Jesús, halló que llevaba hermano no habría muerto!


ya cuatro días en el sepulcro. Y Betania Al verla llorando, y a los judíos que ha-
estaba cerca de Jerusalén, como a quince bían llegado con ella también llorando,
estadios; y muchos de los judíos habían Jesús se enfureció en el espíritu y se turbó
acudido a Marta y María para consolarlas en sí mismo, y dijo:
por el hermano. Así que, cuando Marta —¿Dónde lo habéis puesto?
oyó: «Jesús viene», salió a su encuentro; Le dicen:
pero María permanecía sentada en la —Señor, ven y ve.
casa. Jesús lloró. Decían entonces los judíos:
Entonces Marta dijo a Jesús: «¡Mirad cuánto lo amaba!». Pero algunos
—¡Señor, si hubieras estado aquí, mi de ellos dijeron: «¿No podía este, que res-
hermano no habría muerto! Pero yo sé tauró los ojos al ciego, hacer también que
que, aun ahora, todo lo que pidas a Dios, este no muriera?».
Dios te lo dará. Jesús entonces, otra vez enfurecido en sí
Jesús le dice: mismo, se acerca al sepulcro. Era una cue-
—Tu hermano resucitará. va, y una piedra estaba puesta sobre ella.
Marta le dice: Jesús dice:
—Sé que resucitará en la resurrección, —¡Quitad la piedra!
en el último día. Le dice Marta, la hermana del que había
Jesús le dijo: muerto:
—Yo soy la Resurrección y la Vida. El que —Señor, hiede ya, porque es de cuatro
cree en Mí, aunque muera, vivirá, y todo días.
el que vive y cree en Mí, de ningún modo Jesús le dice:
morirá eternamente. ¿Crees esto? —¿No te dije que si crees verás la gloria
Le dice: de Dios?
—Sí, Señor, yo he creído que Tú eres Y quitaron la piedra. Entonces Jesús alzó
el Cristo, el Hijo de Dios, el que viene al los ojos a lo alto, y dijo: «¡Padre, te doy
mundo. gracias porque me has oído! Yo sabía que
Dicho esto, fue y llamó a su hermana siempre me oyes, pero lo dije por causa
María, diciéndole en secreto: de la multitud que está alrededor, para
—El Maestro está aquí y te llama. que crean que Tú me enviaste».
Cuando ella lo oyó, se levantó de prisa y Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz:
fue a Él, pues Jesús todavía no había lle- —¡Lázaro, ven fuera! —Y el que había
gado a la aldea, sino que estaba aún en el muerto salió, atados los pies y las manos
lugar donde Marta lo encontró. Entonces con vendas, y su rostro había sido envuel-
los judíos que estaban en la casa con ella to en un sudario.
y la consolaban, cuando vieron que María Jesús les dice:
se levantó de prisa y salió, la siguieron —Desatadlo y dejadlo ir.
porque pensaron que iba al sepulcro a Entonces, muchos de los judíos que
llorar allí. habían ido a casa de María y vieron lo
Cuando María llegó adonde estaba Je- que hizo, creyeron en Él. Pero algunos
sús, al verlo cayó a sus pies, y le dijo: de ellos fueron a los fariseos y les dijeron
—¡Señor, si hubieras estado aquí, mi lo que había hecho Jesús. Entonces los
Capítulos 11-12 20

principales sacerdotes y los fariseos reu- enjugó con sus cabellos, y la casa se llenó
nieron al Sanedrín y decían: de la fragancia del perfume. Pero Judas
—¿Qué haremos? porque este hombre Iscariote, uno de sus discípulos (el que lo
hace muchas señales. Si lo dejamos así, iba a traicionar), dice:
todos creerán en él; y vendrán los roma- —¿Por qué no fue vendido este perfu-
nos y nos quitarán tanto el Lugar como la me por trescientos denarios y dado a los
nación. pobres? —Pero decía esto, no porque se
Entonces Caifás, uno de ellos, que era preocupara por los pobres, sino porque
sumo sacerdote de aquel año, les dijo: era ladrón, y teniendo la bolsa, hurtaba
—Vosotros no sabéis nada, ni conside- de lo que se echaba.
ráis que os conviene que un solo hombre Entonces Jesús dijo:
muera por el pueblo, y no que toda la —Déjala; para el día de mi sepultura lo
nación perezca. ha guardado; porque a los pobres siem-
Pero esto no lo dijo por sí mismo, sino pre los tenéis con vosotros, pero a Mí no
que, siendo sumo sacerdote de aquel siempre me tenéis.
año, profetizó que Jesús iba a morir por la Y una gran multitud de judíos supo que
nación; y no solo por la nación, sino tam- estaba allí, y fueron no solo por causa de
bién para que reuniera en uno a los hijos Jesús, sino también para ver a Lázaro,
de Dios que habían sido dispersados. a quien había resucitado de entre los
Desde aquel día pues, tomaron acuerdo muertos. Por ello los principales sacerdo-
para que lo mataran. Por eso Jesús ya no tes resolvieron matar también a Lázaro,
andaba abiertamente entre los judíos, porque por causa de él, muchos de los
sino que de allí se fue a la región cercana judíos iban y creían en Jesús.
al desierto, a una ciudad llamada Efraín; y Al día siguiente, la gran multitud que
allí permaneció con los discípulos. había llegado a la fiesta, cuando oyó:
Estaba cerca la pascua de los judíos, y «¡Jesús viene a Jerusalén!», tomaron las
muchos subieron de la región a Jerusalén ramas de palmeras y salieron a su en-
antes de la pascua para purificarse. Y bus- cuentro, y clamaban: «¡Hosanna! ¡Bendi-
caban a Jesús, y unos a otros, estando en to el que viene en nombre del Señor, el
el templo, decían: «¿Qué os parece? ¿Que Rey de Israel!».
no vendrá a la fiesta?». Jesús halló un asnillo y montó en él,
Y los principales sacerdotes y los fariseos como está escrito:
habían dado órdenes para que si alguno No temas, hija de Sion;
supiera dónde estaba, lo informara para He aquí, tu Rey viene,
prenderlo. Montado en un pollino de asna.
Seis días antes de la pascua, Jesús fue Al principio sus discípulos no entendie-
a Betania, donde estaba Lázaro (a quien ron esto, pero cuando Jesús fue glorifica-
Jesús había resucitado de los muertos). Y do, entonces les fue recordado que estas
le hicieron allí una cena: Marta servía, y cosas estaban escritas acerca de Él, y que
Lázaro era uno de los que estaban recli- se las hicieron.
nados con Él. Entonces María, tomando La multitud, pues, que estaba con Él
una libra de perfume de nardo puro, de cuando llamó a Lázaro del sepulcro y lo
mucho valor, ungió los pies de Jesús y los resucitó de los muertos, daba testimonio.
21 Capítulo 12

Por esto también salió a su encuentro la —Nosotros aprendimos de la ley que el


multitud, porque oyeron que Él había Cristo permanece para siempre. ¿Cómo
hecho esta señal. Por tanto los fariseos dices tú: Es necesario que el Hijo del
se dijeron unos a otros: «¿Veis que no Hombre sea levantado? ¿Quién es este
conseguís nada? ¡He aquí, el mundo se Hijo del Hombre?
va tras él!». Jesús les dijo:
Entre los que subían a adorar en la fies- —Todavía por un poco de tiempo la Luz
ta, había algunos griegos. Estos, pues, se está entre vosotros. Andad mientras te-
acercaron a Felipe (al de Betsaida de Gali- néis la Luz, para que no os sorprenda la
lea), y le rogaban diciendo: tiniebla, porque el que anda en la tinie-
—Señor, deseamos ver a Jesús. bla no sabe a dónde va. Mientras tenéis
Felipe va y lo dice a Andrés, y Andrés y la Luz, creed en la Luz, para que lleguéis a
Felipe van y lo dicen a Jesús. Jesús les res- ser hijos de Luz.
ponde diciendo: Estas cosas habló Jesús, y siendo ocul-
—Ha llegado la hora para que el Hijo del tado se retiró de ellos. Porque a pesar de
Hombre sea glorificado. En verdad, en haber hecho tan grandes señales delan-
verdad os digo: A menos que el grano de te de ellos, no creían en Él; para que se
trigo caiga en la tierra y muera, queda él cumpliera la Palabra del profeta Isaías,
solo, pero si muere, lleva mucho fruto. El que dijo:
que ama su vida, la pierde; y el que abo- Señor, ¿quién ha creído a nuestra
rrece su vida en este mundo, la guardará noticia?
para vida eterna. El que me sirva, sígame; ¿Y a quién fue revelado el brazo del
y donde Yo estoy, allí también estará mi Señor?
servidor. Si alguno me sirve, el Padre lo Por esto no podían creer, porque Isaías
honrará. Ahora está turbada mi alma. ¿Y dijo otra vez:
qué dijera? ¿Padre, sálvame de esta hora? Ha cegado sus ojos y endureció su
¡Pero por esto vine, para esta hora! ¡Pa- corazón,
dre, glorifica tu Nombre! Para que no vieran con los ojos
Entonces vino una voz del cielo: «¡Lo he Y entendieran con el corazón
glorificado y otra vez lo glorificaré!». Y fueran convertidos;
La multitud que estaba presente y escu- Aun así los sanaré.
chando, decía que había sido un trueno. Esto dijo Isaías porque vio su gloria, y
Otros decían: «¡Un ángel le ha hablado!». habló acerca de Él. Sin embargo, aun de
Jesús tomó la palabra, y dijo: los principales, muchos creyeron en Él,
—Esta voz no ha venido por causa pero por causa de los fariseos no lo con-
mía, sino por causa de vosotros. Ahora fesaban, para no ser expulsados de la
es el juicio de este mundo; ahora será sinagoga, porque amaban la gloria de los
echado fuera el príncipe de este mun- hombres más que la gloria de Dios.
do. Y Yo, cuando sea levantado en alto Jesús dijo a gran voz: «El que cree en Mí,
de sobre la tierra, a todos atraeré a Mí no cree en Mí, sino en el que me envió; y
mismo. —Esto decía dando a entender el que me ve, ve al que me envió. Yo, la
de qué clase de muerte iba a morir. Luz, he venido al mundo, para que todo
Le respondió la gente: el que cree en Mí no permanezca en la
Capítulos 12-13 22

tiniebla. Si alguno oye mis palabras y no sidad de lavarse sino los pies pues está
las guarda, Yo no lo juzgo; porque no vine todo limpio; y vosotros estáis limpios,
para juzgar al mundo, sino para salvar al aunque no todos.
mundo. El que me rechaza y no recibe mis Porque sabía por quién está siendo en-
palabras, tiene quien lo juzgue: La Pala- tregado. Por eso dijo: «No todos estáis
bra que hablé, ella lo juzgará en el día limpios». Así que, después de lavarles los
postrero. Porque Yo no he hablado por Mí pies, tomó su manto, volvió a reclinarse
mismo, sino que el Padre que me envió, Él y les dijo:
me ha dado mandamiento de lo que diga —¿Entendéis lo que os he hecho? Vo-
y lo que hable. Y sé que su mandamiento sotros me llamáis el Maestro y el Señor
es vida eterna. Por tanto, lo que Yo hablo, y decís bien, porque lo soy. Pues si Yo,
tal como el Padre me ha dicho, así hablo». el Señor y el Maestro, os lavé los pies,
Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo también vosotros debéis lavaros los pies
Jesús que su hora había llegado para que unos a otros. Porque ejemplo os di, para
pasara de este mundo al Padre, habien- que como Yo os hice, así también hagáis
do amado a los suyos que estaban en el vosotros. En verdad, en verdad os digo, un
mundo, los amó hasta el fin. Y durante la esclavo no es mayor que su señor, ni un
cena, cuando el Diablo ya había puesto enviado es mayor que el que lo envió. Si
en el corazón de Judas, de Simón Isca- sabéis estas cosas, bienaventurados sois
riote, que lo traicionara, sabiendo que si las practicáis. No hablo de todos voso-
el Padre le había puesto todas las cosas tros, Yo sé a quiénes me escogí, mas para
en las manos, y que había salido de Dios que se cumpla la Escritura: El que come
y a Dios volvía, se levanta de la cena, se de mi pan levantó contra Mí su calcañar.
quita el manto, y tomando una toalla, se Desde ahora os lo digo, antes que llegue
la ciñó. Luego echa agua en el lebrillo, y a suceder, para que cuando suceda, creáis
comenzó a lavar los pies de los discípulos que Yo Soy. En verdad, en verdad os digo:
y a secarlos con la toalla con que estaba El que recibe al que Yo envíe, me recibe a
ceñido. Mí, y el que me recibe a Mí, recibe al que
Llega, pues, a Simón Pedro. Le dice: me envió. —Habiendo dicho esto, Jesús
—Señor, ¿Tú me lavas los pies? se turbó en su espíritu y dio testimonio, y
Respondió Jesús y le dijo: dijo—: En verdad, en verdad os digo que
—Tú no entiendes ahora lo que Yo hago, uno de vosotros me entregará.
pero lo comprenderás después de estas Los discípulos se miran unos a otros, du-
cosas. dando acerca de quién habla. Uno de sus
Le dice Pedro: discípulos (a quien amaba Jesús) estaba
—¡No me lavarás los pies jamás! reclinado en el regazo de Jesús; a este,
Jesús le respondió: pues, hace señas Simón Pedro para que
—Si no te lavo, no tienes parte conmigo. preguntase a quién se refería. Así pues,
Le dice Simón Pedro: al recostarse él sobre el pecho de Jesús,
—¡Señor, no solo los pies, sino también le dice:
las manos y la cabeza! —Señor, ¿quién es?
Jesús le dice: Jesús responde:
—El que ha sido bañado no tiene nece- —Es aquel para quien Yo mojaré y le
23 Capítulos 13-14

daré el bocado. gar para vosotros? Y cuando me vaya y os


Y mojando el bocado lo da a Judas, el de prepare lugar, vengo otra vez y os tomaré
Simón Iscariote. Y ahí mismo, tras el bo- a Mí mismo, para que donde Yo estoy, vo-
cado, entró Satanás en él. Entonces Jesús sotros también estéis. Y sabéis el camino
le dice: adonde voy.
—Lo que haces, hazlo más pronto. Le dice Tomás:
Ninguno de los que estaban reclinados —Señor, no sabemos a dónde vas,
entendió con qué propósito le dijo esto; ¿cómo podemos saber el camino?
porque, puesto que Judas tenía la bol- Jesús le dice:
sa, algunos pensaban que Jesús le dice: —Yo soy el Camino, y la Verdad, y la
«Compra lo que tenemos necesidad para Vida; nadie viene al Padre sino por Mí. Si
la fiesta», o que diera algo a los pobres. me habéis conocido, también llegaréis a
Así que, habiendo él tomado el bocado, conocer a mi Padre, y desde ahora lo co-
enseguida salió, y era de noche. nocéis y lo habéis visto.
Entonces, cuando salió, dice Jesús: Le dice Felipe:
—Ahora fue glorificado el Hijo del Hom- —Señor, muéstranos al Padre y nos
bre, y Dios fue glorificado en Él. Y Dios lo basta.
glorificará en sí mismo, y lo glorificará Jesús le dice:
enseguida. Hijitos, aún estoy con vosotros —¿Tanto tiempo estoy con vosotros, y
un poco. Me buscaréis, pero como dije a no me has conocido Felipe? El que me
los judíos: Adonde Yo voy, vosotros no ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices
podéis venir, también a vosotros lo digo tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que
ahora. Un mandamiento nuevo os doy: Yo estoy en el Padre y el Padre en Mí?
Que os améis unos a otros; como os amé, Las palabras que Yo os digo no las hablo
que también os améis unos a otros. En por mi propia cuenta, sino el Padre que
esto conocerán todos que sois mis discí- mora en Mí, hace sus obras. Creedme que
pulos, si os tenéis amor unos a otros. Yo estoy en el Padre y el Padre en Mí; y
Le dice Simón Pedro: si no, creed a causa de las mismas obras.
—Señor, ¿a dónde vas? De cierto, de cierto os digo: El que cree en
Jesús respondió: Mí, las obras que Yo hago, también él las
—Adonde voy no puedes seguirme aho- hará, y mayores que estas hará, porque
ra pero me seguirás más tarde. Yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi
Le dice Pedro: Nombre, eso haré, para que el Padre sea
—Señor, ¿por qué no puedo seguirte glorificado en el Hijo. Si algo me pedís en
ahora? ¡Mi vida pondré por Ti! mi Nombre, Yo lo haré. Si me amáis, guar-
Jesús responde: daréis mis mandamientos. Y Yo rogaré al
—¿Tu vida pondrás por Mí? De cierto, de Padre y os dará otro Parácletos para que
cierto te digo: No cantará un gallo antes esté con vosotros para siempre: Al Es-
que me niegues tres veces. píritu de la Verdad, al cual el mundo no
—No se turbe vuestro corazón; creed en puede recibir, pues no lo ve ni lo conoce.
Dios, creed también en Mí. En la casa de Vosotros lo conocéis, porque está con
mi Padre hay muchas moradas; y si no, vosotros y estará en vosotros. No os de-
¿os hubiera dicho que voy a preparar lu- jaré huérfanos; vengo a vosotros. Aún
Capítulos 14-15 24

un poco, y el mundo no me ve más, pero producir fruto por sí mismo si no perma-


vosotros me veis. Porque Yo vivo, vosotros nece en la vid, así tampoco vosotros, si no
también viviréis. En aquel día vosotros permanecéis en Mí. Yo soy la vid, vosotros
conoceréis que Yo estoy en mi Padre, y los pámpanos. El que permanece en Mí y
vosotros en Mí, y Yo en vosotros. El que Yo en él, este produce mucho fruto, por-
tiene mis mandamientos y los guarda, que separados de Mí nada podéis hacer. A
ese es el que me ama; y el que me ama, menos que alguno permanezca en Mí, es
será amado por mi Padre, y Yo lo amaré y echado fuera como el pámpano sin fruto
me manifestaré a él. que se seca. Y los recogen y echan al fue-
Le dice Judas (no el Iscariote): go, y arden. Si permanecéis en Mí y mis
—Señor, ¿qué significa que te manifes- palabras permanecen en vosotros, pedid
tarás a nosotros y no al mundo? lo que queráis y se os hará. En esto es
Respondió Jesús, y le dijo: glorificado mi Padre: en que llevéis mu-
—El que me ame, mi Palabra guardará cho fruto y seáis así mis discípulos. Como
y mi Padre lo amará, y vendremos a él y el Padre me amó, también Yo os amé;
haremos morada con él. El que no me permaneced en mi amor. Si guardarais
ama, no guarda mis palabras; y la Palabra mis mandamientos permaneceréis en mi
que oís no es mía, sino del Padre que me amor, como Yo he guardado los manda-
envió.Estas cosas os he hablado estando mientos de mi Padre y permanezco en su
con vosotros, pero el Parácletos, el Espí- amor. Estas cosas os he hablado para que
ritu Santo, a quien el Padre enviará en mi mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo
Nombre, Él os enseñará todas las cosas y sea completo. Este es mi mandamiento:
os recordará todo lo que os dije. Paz os que os améis unos a otros, así como os
dejo, mi paz os doy. Yo os la doy no como amé. Nadie tiene mayor amor que este,
la da el mundo. No se turbe vuestro cora- que uno ponga su vida por sus amigos.
zón ni se acobarde. Oísteis que Yo os dije: Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que
Voy y vengo a vosotros. Si me amarais, os Yo os mando. Ya no os llamo esclavos,
regocijaríais de que voy al Padre, porque porque el esclavo no sabe qué hace su se-
el Padre es mayor que Yo. Y ahora os lo he ñor; pero os he llamado amigos, porque
dicho antes que suceda, para que cuando todas las cosas que oí de mi Padre os las
suceda, creáis. No hablaré ya mucho con di a conocer. No me elegisteis vosotros a
vosotros, porque viene el príncipe de este Mí, sino que Yo os elegí y os puse para que
mundo y nada tiene en Mí; mas para que vayáis y produzcáis fruto, y vuestro fruto
el mundo conozca que amo al Padre, y permanezca, para que todo lo que pidáis
como el Padre me mandó, así hago. Le- al Padre en mi Nombre, os lo dé. Esto os
vantaos, ¡vámonos de aquí! Yo soy la vid mando: que os améis unos a otros. Si el
verdadera y mi Padre es el viñador. Todo mundo os aborrece, sabed que a Mí me
pámpano que en Mí no produce fruto, lo ha aborrecido antes que a vosotros. Si
levanta; y todo el que produce fruto, lo fuerais del mundo, el mundo amaría
limpia para que produzca más fruto. Ya lo suyo; pero como no sois del mundo,
vosotros estáis limpios por la Palabra que sino que Yo os elegí del mundo, por eso
os he hablado. Permaneced en Mí, y Yo os aborrece el mundo. Acordaos de la
en vosotros. Como el pámpano no puede Palabra que Yo os dije: «Un esclavo no es
25 Capítulos 15-16

mayor que su señor.» Si a Mí me persi- más; y de juicio, porque el príncipe de


guieron, también a vosotros os perse- este mundo ha sido juzgado.Aún tengo
guirán; si guardaron mi Palabra, también muchas cosas que deciros, pero ahora
guardarán la vuestra. Pero todas estas no las podéis sobrellevar, pero cuando
cosas os harán por causa de mi Nombre, venga Aquel, el Espíritu de la Verdad, os
porque no han conocido al que me en- guiará en toda la verdad, porque no ha-
vió. Si no hubiera venido ni les hubiera blará por su propia cuenta, sino que ha-
hablado, no tendrían pecado; pero ahora blará cuanto oirá, y os anunciará las cosas
no tienen excusa por su pecado. El que que os vienen. Él me glorificará, porque
me aborrece, también aborrece a mi Pa- tomará de lo mío y os lo hará saber. Todo
dre. Si no hubiera hecho entre ellos las lo que tiene el Padre es mío; por eso dije
obras que ningún otro hizo, no tendrían que toma de lo mío y os lo hará saber. Un
pecado; pero ahora han visto, y aun así, poco, y ya no me veis; y de nuevo un poco,
nos han aborrecido tanto a Mí como a mi y me veréis.
Padre, para que así se cumpla la Palabra Entonces algunos de sus discípulos se
escrita en la ley de ellos: Sin causa me dijeron unos a otros: «¿Qué es esto que
aborrecieron. Cuando venga el Parácletos, nos dice: Un poco y no me veis, y otra vez
a quien Yo os enviaré del Padre, el Espíritu un poco y me veréis; y: porque me voy
de la Verdad, el cual procede del Padre, Él al Padre?». Decían, pues: «¿Qué es esto
dará testimonio acerca de Mí; y vosotros que dice: un poco? No entendemos qué
también sois testigos, porque estáis con- habla».
migo desde un principio. Estas cosas os Jesús comprendió que querían pregun-
he hablado para que no os escandalicéis. tarle, y les dijo:
Os expulsarán de las sinagogas, y aun —¿Preguntáis entre vosotros acerca de
llega una hora cuando cualquiera que os esto que dije: Un poco y no me veis; y otra
elimine, piense que ofrece un servicio a vez un poco, y me veréis? De cierto, de
Dios. Y harán estas cosas porque no cono- cierto os digo que vosotros lloraréis y os
cieron al Padre ni a Mí. Os he hablado es- lamentaréis, y el mundo se alegrará. Vo-
tas cosas para que cuando llegue su hora, sotros estaréis entristecidos, pero vuestra
recuerden que Yo os las dije. tristeza se convertirá en gozo. Cuando
No os dije estas cosas al principio porque la mujer da a luz, tiene congoja, porque
estaba con vosotros. Pero ahora voy al vino su hora; mas cuando da a luz al ni-
que me envió, y ninguno de vosotros me ñito, ya no se acuerda de la angustia por
pregunta: ¿A dónde vas? Mas, porque el gozo de que un ser humano ha nacido
os he hablado estas cosas, la tristeza ha al mundo. También vosotros ahora tenéis
llenado vuestro corazón. Pero Yo os digo tristeza; pero os veré otra vez y vuestro
la verdad: Os beneficia que Yo vaya, por- corazón se alegrará, y nadie os quita
que si no voy, el Parácletos no vendrá a vuestro gozo. Y en aquel día nada me pre-
vosotros; pero si me voy, os lo enviaré. Y guntaréis. De cierto, de cierto os digo, que
cuando Él venga, inculpará al mundo de todo lo que pidáis al Padre en mi Nombre,
pecado y de justicia y de juicio. De peca- os lo dará. Hasta ahora nada pedisteis en
do, porque no creen en Mí; de justicia, mi Nombre; pedid y recibiréis, para que
porque me voy al Padre y ya no me veréis vuestro gozo sea completo. Estas cosas os
Capítulos 16-17 26

he hablado en alegorías; llega una hora porque les he dado las palabras que me
en que ya no os hablaré en alegorías, diste; y ellos las recibieron y entendieron
sino claramente os anunciaré acerca del que verdaderamente salí de Ti y creyeron
Padre. En aquel día pediréis en mi Nom- que Tú me enviaste. Yo ruego por ellos; no
bre, y no os digo que Yo rogaré al Padre ruego por el mundo, sino por los que me
por vosotros, porque el Padre mismo os has dado, pues son tuyos, y todo lo mío es
ama, pues vosotros me habéis amado y tuyo y todo lo tuyo, mío; y he sido glori-
habéis creído que Yo salí de Dios. Salí del ficado en ellos. Ya no estoy en el mundo,
Padre y he venido al mundo, otra vez dejo pero ellos están en el mundo, y Yo voy a
el mundo y voy al Padre. Ti. Padre Santo, guárdalos en tu Nombre,
Dicen sus discípulos: el cual me has dado, para que sean uno
—Mira, ahora hablas con claridad y nin- como Nosotros. Cuando estaba con ellos,
guna alegoría dices. Ahora entendemos Yo los guardaba en tu Nombre, el cual me
que conoces todas las cosas, y no tienes has dado; y los cuidé, y ninguno de ellos
necesidad de que alguien te pregunte; en se perdió, sino el hijo de perdición, para
esto creemos que saliste de Dios. que se cumpliera la Escritura. Pero ahora
Jesús les respondió: voy a Ti y hablo estas cosas en el mundo,
—¿Ahora creéis? He aquí viene una para que tengan mi gozo completo en sí
hora, y ha llegado, en que seáis esparci- mismos. Yo les he dado tu Palabra, y el
dos cada uno por su lado y me dejéis solo; mundo los aborreció, porque no son del
aunque no estoy solo, porque el Padre mundo como tampoco Yo soy del mun-
está conmigo. Estas cosas os he hablado do. No ruego que los quites del mundo,
para que en Mí tengáis paz. En el mundo sino que los guardes del Maligno. No son
tenéis aflicción, pero confiad, Yo he venci- del mundo, como Yo no soy del mundo.
do al mundo. Santifícalos en la verdad, tu Palabra es
Estas cosas habló Jesús, y levantando verdad. Como me enviaste al mundo,
sus ojos al cielo, dijo: «¡Padre, ha llega- también Yo los envié al mundo; y por
do la hora! ¡Glorifica a tu Hijo para que ellos Yo me santifico, para que también
el Hijo te glorifique a Ti!, puesto que le ellos sean santificados en verdad. Pero no
diste potestad sobre toda carne para ruego solo por estos, sino también por los
que dé vida eterna a todos los que le que creerán en Mí por la palabra de ellos,
has dado. Y esta es la vida eterna: que te para que todos sean uno como Tú, Padre,
conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y en Mí, y Yo en Ti; que también ellos estén
a Jesucristo, a quien enviaste. Yo te glo- en Nosotros, para que el mundo crea que
rifiqué en la tierra acabando la obra que Tú me enviaste. Y Yo les he dado la glo-
me encomendaste que hiciera. Y ahora, ria que me has dado, para que sean uno
Padre, glorifícame Tú junto a Ti mismo, como Nosotros somos uno. Yo en ellos
con la gloria que tenía contigo antes de y Tú en Mí, para que sean perfecciona-
existir el mundo. Manifesté tu Nombre dos en uno, para que el mundo conozca
a los hombres que del mundo me diste. que Tú me enviaste, y los amaste a ellos
Tuyos eran y me los diste, y han guardado como me amaste a Mí. Padre, los que
tu Palabra. Ahora han conocido que todas me has dado, quiero que donde Yo estoy,
las cosas que me has dado vienen de Ti, también ellos estén conmigo, para que
27 Capítulos 17-18

contemplen mi gloria que me has dado, Entonces Jesús dijo a Pedro:


porque me amaste antes de la fundación —Mete la espada en la vaina. ¿Acaso no
del mundo. ¡Oh Padre justo!, el mundo he de beber la copa que me ha dado el
no te conoció, pero Yo te conocí, y estos Padre?
conocieron que Tú me enviaste, y les di a Entonces la cohorte, el tribuno, y los sir-
conocer, y daré a conocer tu Nombre, para vientes de los judíos arrestaron a Jesús y
que el amor con que me amaste esté en lo ataron y lo llevaron primero ante Anás,
ellos, y Yo en ellos». porque era suegro de Caifás, quien era
Habiendo dicho estas cosas, Jesús salió sumo sacerdote de aquel año. Y Caifás
con sus discípulos al otro lado del arroyo era el que había dado aquel consejo a los
invernal de Cedrón, donde había un huer- judíos: «Conviene que un solo hombre
to, en el cual entró Él con sus discípulos. muera por el pueblo.»
También Judas, el que lo entrega, cono- Y Simón Pedro seguía a Jesús con otro
cía el lugar, pues muchas veces se reunía discípulo. Y este discípulo era conocido
allí Jesús con sus discípulos. del sumo sacerdote, y entró con Jesús en
Judas, pues, tomando la cohorte y algu- el patio del sumo sacerdote, pero Pedro
nos sirvientes de los sumos sacerdotes y se había quedado afuera, de pie junto a
de los fariseos, fue allí con linternas y la puerta. Salió, pues, el otro discípulo (el
antorchas y armas. Jesús, por tanto, sa- conocido del sumo sacerdote), y habló a
biendo todo lo que le iba a sobrevenir, la portera e hizo entrar a Pedro.
salió y les dice: Entonces la criada portera dice a Pedro:
—¿A quién buscáis? —¿No eres tú también uno de los discí-
Le respondieron: pulos de este hombre?
—A Jesús el nazareno. Él dice:
Les dice: —No soy.
—Yo Soy. Y los esclavos y los sirvientes, que habían
Y con ellos estaba también Judas, el que preparado un brasero, estaban de pie y
lo entregaba. Y cuando les dijo: «Yo Soy», se calentaban, pues hacía frío. Y también
retrocedieron y cayeron a tierra. Les pre- Pedro estaba con ellos, de pie y calentán-
guntó, pues, otra vez: dose. Entonces el sumo sacerdote pre-
—¿A quién buscáis? guntó a Jesús acerca de sus discípulos y
Y ellos dijeron: acerca de su doctrina. Jesús le respondió:
—A Jesús el nazareno. —Yo he hablado públicamente al mun-
Jesús respondió: do. Yo siempre enseñé en las sinagogas y
—Os dije que Yo Soy; por tanto, si me en el templo, donde se reúnen todos los
buscáis a Mí, dejad que estos se vayan. judíos, y nada hablé en oculto. ¿Por qué
—Para que se cumpliera la Palabra que me preguntas a mí? Pregunta a los que
había dicho: «De los que me has dado, no han oído qué es lo que les hablé. He aquí,
perdí ninguno de ellos». ellos saben lo que Yo dije.
Entonces Simón Pedro, que tenía una Habiendo dicho estas cosas, uno de los
espada, la desenvainó e hirió al esclavo sirvientes que estaba presente, dio una
del sumo sacerdote y le cortó la oreja de- bofetada a Jesús, diciendo:
recha. Y el nombre del esclavo era Malco. —¿Así le respondes al sumo sacerdote?
Capítulos 18-19 28

Jesús le respondió: mí. ¿Qué hiciste?


—Si hablé mal, testifica acerca del mal; Jesús respondió:
pero si bien, ¿por qué me golpeas? —Mi reino no es de este mundo. Si mi
Anás entonces lo envió atado a Caifás, el reino fuera de este mundo, mis servido-
sumo sacerdote. res pelearían para que no fuera entrega-
Simón Pedro estaba de pie calentándo- do a los judíos; pero ahora mi reino no es
se, y le dijeron: de aquí.
—¿No eres tú también de sus discípulos? Le dijo entonces Pilato:
Él lo negó, y dijo: —¿Así que tú eres un rey?
—No soy. Jesús respondió:
Dice uno de los esclavos del sumo sa- —Tú dices que soy rey. Yo, para esto he
cerdote, pariente del que Pedro había nacido y para esto he venido al mundo:
cortado la oreja: para que de testimonio a la verdad. Todo
—¿No te vi yo en el huerto con él? el que es de la verdad, oye mi voz.
Pedro lo negó otra vez, y enseguida can- Le dice Pilato:
tó un gallo. —¿Qué es verdad?
Entonces condujeron a Jesús de donde Y dicho esto, salió otra vez a los judíos
Caifás al pretorio. Era de madrugada, y y les dice:
ellos no entraron en el pretorio para no —Yo no hallo delito en él; pero es vues-
contaminarse y poder comer la pascua. tra costumbre que os suelte a uno en la
Saliendo Pilato a ellos, les dice: pascua. ¿Queréis, pues, que os suelte al
—¿Qué acusación traéis contra este rey de los judíos?
hombre? Gritaron entonces otra vez, diciendo:
Respondieron y le dijeron: —¡No a este, sino a Barrabás! —Y Ba-
—Si este no estuviera haciendo mal, no rrabás era un bandido.
te lo habríamos entregado. Tomó, pues, Pilato a Jesús y lo azotó. Y los
Entonces les dijo Pilato: soldados, después de trenzar una corona
—Tomadlo vosotros y juzgadlo según de espinas, la colocaron en su cabeza, y le
vuestra ley. pusieron un manto purpúreo, y se acerca-
Le dijeron los judíos: ban a Él diciéndole:
—A nosotros no nos es lícito matar a na- —¡Salve, rey de los judíos! —Y le daban
die. —Para que se cumpliera la Palabra bofetadas.
de Jesús, la que dijo dando a entender Otra vez salió Pilato, y les dice:
con qué clase de muerte iba a morir. —Mirad, os lo traigo fuera para que se-
Entonces entró Pilato otra vez en el pre- páis que no hallo delito en él.
torio, y llamó a Jesús y le dijo: Entonces salió Jesús llevando la corona
—¿Eres tú el rey de los judíos? de espinas y el manto purpúreo. Y les
Jesús respondió: dice:
—¿Dices tú esto por ti mismo o te lo dije- —¡He aquí el hombre!
ron otros acerca de Mí? Cuando, pues, lo vieron los principales
Respondió Pilato: sacerdotes y los sirvientes, gritaron, di-
—¿Acaso yo soy judío? Tu nación y los ciendo:
principales sacerdotes te entregaron a —¡Crucifica! ¡Crucifica!
29 Capítulo 19

Les dice Pilato: Gólgota, donde lo crucificaron, y con Él a


—¡Tomadlo vosotros y crucificadlo, pues otros dos, uno a cada lado, y en medio a
yo no hallo delito en él! Jesús. Y Pilato también escribió un título
Le respondieron los judíos: y lo colocó encima de la cruz; y había sido
—Nosotros tenemos una ley, y según la escrito: «Jesús El Nazareno, El Rey De Los
ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Judíos.» Muchos de los judíos leyeron
Hijo de Dios. este título, porque el lugar donde Jesús
Cuando Pilato oyó esta palabra, se sintió fue crucificado estaba cerca de la ciudad,
más atemorizado. Y entrando otra vez en y estaba escrito en hebreo, en latín y en
el pretorio, dice a Jesús: griego.
— ¿De dónde eres tú? Y decían los principales sacerdotes de los
Pero Jesús no le dio respuesta. Entonces judíos a Pilato:
le dice Pilato: —No escribas: «El Rey de los judíos»,
—¿No me hablas? ¿No sabes que tengo sino que «él dijo: Soy rey de los judíos.»
autoridad para soltarte y tengo autoridad Respondió Pilato:
para crucificarte? —Lo que he escrito, he escrito.
Jesús le respondió: Habiendo, pues, crucificado a Jesús, los
—Ninguna autoridad tendrías sobre Mí soldados tomaron sus vestidos y la tú-
si no te fuera dada de arriba; por esto, el nica, e hicieron cuatro partes: una parte
que me entregó a ti tiene mayor pecado. para cada soldado; pero la túnica era sin
Por esto Pilato procuraba soltarlo, pero costura, tejida completamente desde
los judíos gritaron, diciendo: arriba. Entonces se dijeron unos a otros:
—¡Si sueltas a este no eres amigo de Cé- «No la rasguemos, sino echemos suertes
sar, pues todo el que se hace rey se opone sobre ella para ver de quién será». Para
a César! que se cumpliera la Escritura:
Cuando Pilato oyó estas palabras, llevó Repartieron entre sí mis vestidos,
afuera a Jesús y se sentó en el tribunal, Y sobre mi ropa echaron suerte.
en el lugar llamado Enlosado, y en he- Así pues, los soldados hicieron estas co-
breo Gabbata. (Era la preparación de la sas. Y junto a la cruz de Jesús estaban de
pascua, como la hora sexta). Y dice a los pie su madre, la hermana de su madre,
judíos: María, la de Cleofás y María Magdalena.
—¡He aquí vuestro rey! Entonces Jesús, al ver a la madre y al dis-
Entonces ellos gritaron: cípulo a quien amaba, de pie a su lado,
—¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícalo! dice a la madre:
Les dice Pilato: —¡Mujer, he ahí tu hijo!
—¿Que crucifique a vuestro rey? Después dice al discípulo:
Respondieron los principales sacerdotes: —¡He ahí tu madre!
—¡No tenemos más rey que César! Y desde aquella hora, el discípulo la re-
Entonces lo entregó a ellos para que fue- cibió consigo. Después de esto, sabiendo
ra crucificado. Jesús que ya todo había sido consumado,
Tomaron, pues, a Jesús, y cargando Él para que se cumpliera la Escritura, dice:
mismo la cruz, salió hacia el lugar llama- —Tengo sed.
do de la Calavera, que en hebreo se dice Estaba puesta una vasija llena de vi-
Capítulos 19-20 30

nagre, y empapando una esponja en el pues, por causa de la preparación de los


vinagre, la sujetaron alrededor de un hi- judíos, porque el sepulcro estaba cerca,
sopo y se la acercaron a la boca. Entonces, colocaron a Jesús.
cuando tomó el vinagre, Jesús exclamó: El día uno de la semana, estando aún os-
—¡Ha sido consumado! curo, María Magdalena se allega al sepul-
Y habiendo inclinado la cabeza, entregó cro y ve removida la piedra del sepulcro.
el espíritu. Entonces los judíos, para que Corre, pues, y va a Simón Pedro y al otro
los cuerpos no quedaran en la cruz en el discípulo a quien amaba Jesús y les dice:
shabbat (pues era la preparación, y el día —¡Se llevaron del sepulcro al Señor y no
de aquel shabbat era muy especial), ro- sabemos dónde lo pusieron!
garon a Pilato que les fueran quebradas Entonces salió Pedro con el otro discípulo
las piernas y fueran quitados. y fueron al sepulcro. Y corrían los dos jun-
Fueron, pues, los soldados, y quebraron tos, pero el otro discípulo corrió adelante
las piernas del primero, y del otro que ha- más rápido que Pedro y llegó primero al
bía sido crucificado con él; pero cuando sepulcro. Y agachándose vio los lienzos
llegaron a Jesús, como lo vieron ya muer- de lino puestos allí, pero no entró.
to, no le quebraron las piernas; pero uno Llegó entonces Simón Pedro, que lo se-
de los soldados le abrió el costado con su guía, y entrando dentro del sepulcro vio
lanza, y al instante salió sangre y agua. los lienzos de lino puestos allí y el suda-
Y el que ha visto, ha dado testimonio, y rio que había estado sobre su cabeza, no
su testimonio es verdadero, y él sabe que puesto con los lienzos de lino, sino enro-
dice la verdad, para que también voso- llado en un lugar aparte.
tros creáis. Porque estas cosas sucedieron Entonces entró también aquel otro dis-
para que se cumpliera la Escritura: cípulo, el que había llegado primero al
No será quebrado hueso suyo. sepulcro, y vio y creyó. Porque aún no ha-
Y además otra Escritura dice: bían entendido la Escritura, que tenía que
Mirarán al que traspasaron. resucitar de entre los muertos. Así que los
Después de estas cosas, José de Arima- discípulos fueron otra vez a los suyos.
tea (que es discípulo de Jesús, aunque Pero María se había quedado afuera,
escondido por temor a los judíos), rogó frente al sepulcro, llorando. Y mientras
a Pilato que le permitiera llevar el cuerpo lloraba, se agachó a mirar dentro del
de Jesús; y Pilato lo permitió. Fue, pues, sepulcro, y ve a dos ángeles con vestidu-
y llevó su cuerpo. También Nicodemo (el ras blancas, sentados, uno a la cabecera
que fue primero a Él de noche), había y otro a los pies, donde había yacido el
ido llevando una mezcla de mirra y áloe cuerpo de Jesús. Ellos le dicen:
como de cien libras. —Mujer, ¿por qué lloras?
Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo Les dice:
envolvieron en lienzos con las especias —Porque se llevaron a mi Señor y no
aromáticas, según es costumbre de sé dónde lo han puesto. —Dicho esto,
sepultar entre los judíos. Y en el lugar se volvió y vio a Jesús de pie, aunque no
donde fue crucificado había un huerto, sabía que es Jesús.
y en el huerto un sepulcro nuevo, en el Jesús le dice:
cual aún nadie había sido puesto. Allí, —Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién bus-
31 Capítulos 20-21

cas? lugar de los clavos, y meta mi mano en su


Ella, pensando que es el hortelano, le costado, de ningún modo creeré.
dice: Y ocho días después, de nuevo estaban
—¡Señor, si tú te lo llevaste dime dónde sus discípulos dentro (y Tomás con ellos),
lo pusiste y yo me lo llevaré! llegó Jesús y se hizo presente estando las
Jesús le dice: puertas cerradas, y dijo:
—¡María! —Paz a vosotros.
Ella, volviéndose, le dice en hebreo: Luego dice a Tomás:
—¡Rabboni! —que quiere decir Maes- —Trae acá tu dedo y mira mis manos, y
tro. acerca tu mano y métela en mi costado; y
Jesús le dice: no seas incrédulo, sino creyente.
—No me retengas, porque aún no he su- Respondió Tomás y le dijo:
bido al Padre. Pero vete a mis hermanos y —¡Señor mío y Dios mío!
diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a Jesús le dice:
mi Dios y a vuestro Dios. —¿Porque me has visto, has creído? Bie-
María Magdalena va anunciando a los naventurados los que no vieron y creye-
discípulos: ron.
—¡He visto al Señor! —Y les manifestó Y también hizo Jesús muchas otras seña-
que le había dicho estas cosas. les en presencia de los discípulos, las cua-
Cuando fue la tarde de aquel mismo día les no están escritas en este rollo; pero es-
uno de la semana, y estando cerradas las tas han sido escritas para que creáis que
puertas donde estaban los discípulos, por Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para
temor a los judíos, Jesús llegó y se puso que creyendo, tengáis vida en su Nombre.
en medio, y les dice: Después de esto, Jesús se manifestó otra
—Paz a vosotros —y habiendo dicho vez a los discípulos junto al mar de Tibe-
esto, les mostró las manos y el costado. ríades. Y se manifestó de esta manera:
Entonces los discípulos, al ver al Señor, se estaban juntos Simón Pedro, Tomás, el
regocijaron. Nuevamente les dijo—: Paz llamado Dídimo, Natanael, el de Caná de
a vosotros, como el Padre me ha enviado Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus
Yo también os envío —y habiendo dicho discípulos. Les dice Simón Pedro:
esto, sopló sobre ellos, y les dice—: Reci- —Voy a pescar.
bid el Espíritu Santo. A cuantos perdonéis Le dicen:
los pecados, les han sido perdonados; a —Nosotros también vamos contigo.
cuantos los retengáis, les han sido rete- Salieron, y entraron en la barca, pero en
nidos. aquella noche nada atraparon.
Pero Tomás, uno de los doce, el llamado Cuando rayaba el alba, Jesús se hizo
Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús presente en la playa (pero los discípulos
apareció. Le decían, pues, los otros discí- no sabían que es Jesús). Jesús entonces
pulos: les dice:
—¡Hemos visto al Señor! —Niñitos, ¿no tenéis algo para comer?
Pero él les dijo: Le respondieron:
—A menos que vea en sus manos la —No.
señal de los clavos, y meta mi dedo en el Él les dijo:
Capítulo 21 32
—Echad la red al costado derecho de la —Sí, Señor, Tú sabes que te quiero.
barca y hallaréis. Le dice:
La echaron, pues, y por la cantidad de los —Pastorea mis ovejas. —Le dice la
peces ya no tenían fuerzas para arrastrar- tercera vez—: Simón, hijo de Juan, ¿me
la. Entonces aquel discípulo a quien Jesús quieres?
amaba, dice a Pedro: Pedro, entristecido de que la tercera vez
—¡Es el Señor! le preguntara: «¿me quieres?», le dijo:
Al oír Simón Pedro: «Es el Señor», se ciñó —Señor, Tú lo sabes todo; Tú sabes que
el manto (porque estaba desnudo), y se te quiero.
echó al mar. Los otros discípulos llegaron Le dice:
en la barquilla arrastrando la red con los —Apacienta mis ovejas. De cierto, de
peces porque no estaban lejos de tierra, cierto te digo: Cuando eras más joven, te
sino como a doscientos codos. ceñías y caminabas a donde querías, pero
Entonces, cuando salieron a la tierra, ven cuando envejezcas extenderás tus manos
brasas puestas y un pescado encima, y y te ceñirá otro y te llevará a donde no
pan. Jesús les dice: quieres. —Esto dijo dando a entender
—Traed de los peces que atrapasteis con qué clase de muerte glorificaría a
ahora. Dios. Y habiendo dicho esto, le dice—:
Subió, pues, Simón Pedro y arrastró a tie- Sígueme.
rra la red llena de grandes peces: ciento Pedro se volvió, y ve que los sigue el dis-
cincuenta y tres; y siendo tantos, la red no cípulo a quien Jesús amaba (el que tam-
se rompió. Jesús les dice: bién en la cena se había reclinado sobre
—Venid, comed. su pecho, y dijo: «Señor, ¿quién es el que
Y ninguno de los discípulos se atrevía a te entrega?»). De manera que cuando
preguntarle: ¿Quién eres?, al saber que es Pedro lo vio, dice a Jesús:
el Señor. Jesús se acerca, toma el pan, y —Señor, ¿y este, qué?
les da; y asimismo el pescado. Esta era ya Jesús le dice:
la tercera vez que Jesús se manifestaba —Si lo quisiera dejar hasta que vengo,
a los discípulos resucitado de entre los ¿qué a ti? Sígueme tú.
muertos. Esta palabra salió, pues, a todos los
Cuando, pues, desayunaron, Jesús le dice hermanos: «Aquel discípulo no muere».
a Simón Pedro: Pero Jesús no le dijo: «No muere», sino:
—Simón, hijo de Juan, ¿me amas más «Si lo quisiera dejar hasta que vengo,
que estos? ¿qué a ti?»
Le dice: Este es el discípulo que da testimonio de
—Sí, Señor, Tú sabes que te quiero. estas cosas, y el que escribió estas cosas.
Le dice: Y sabemos que su testimonio es veraz. Y
—Apacienta mis corderitos. —De nue- hay también muchas otras cosas que hizo
vo le dice por segunda vez—: Simón, Jesús, las cuales, si se escribieran una por
hijo de Juan, ¿me amas? una, supongo que ni en el mundo entero
Le dice: cabrían los libros escritos.

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