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La Teoría Curricular - García
La Teoría Curricular - García
EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR
La perspectiva humanística del enfoque socio formativo
NOVIEMBRE 2011
García, J., López, J., López, N., & Aguilar, A. (2011). La teoría curricular: del
currículo tradicional, tecnócrata y crítico al currículo centrado en la persona.
[Libro electrónico]. En Gestión curricular por competencias en la educación
superior. La perspectiva humanística del enfoque socio formativo. (pp.
84-138). GarFra.
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CAPITULO III. LA TEORIA CURRICULAR:
DEL CURRICULO TRADICIONAL, TECNOCRÁTA, Y
CRÍTICO AL CURRÍCULO CENTRADO EN LA PERSONA.
“La pregunta mayor de la educación sigue vigente: ¿educar para qué? ¿qué
y cómo debe aprender la gente? La interrogante no ha sido respondida con
claridad. La gente debe aprender en la escuela lo que necesita para resolver su
vida (…) Esto implica conectar la educación a la vida práctica (…) Hay que devolver
la educación a la sociedad, hacerla útil para ella y, por lo tanto para el educando.
La educación debe restablecer sus vínculos con la vida práctica, asumir su misión
como instrumento de supervivencia y movilidad social”.
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III.- LA TEORIA CURRICULAR: DEL CURRÍCULO
TRADICIONAL, TECNOCRÁTA, Y CRÍTICO AL CURRÍCULO
CENTRADO EN LA PERSONA.
Sobre todo, hemos decidido realizar este estudio de esta manera ya que hay
suficiente material para ver el currículo desde la perspectiva metodológica en
fuentes técnicas, más desde su fundamentación teórica poco se encuentra en el
ambiente. Por otra parte, a la mayoría de las propuestas actuales sobre gestión
3
Los modelos pedagógicos también llamados por algunos autores “enfoques” o “tendencias
pedagógicas” expresan una concepción acerca de la educación frente al momento histórico en el
cual se definen las necesidades educativas de la sociedad, contemplan una serie de aspectos
conceptuales, didácticos y metodológicos para el proceso de enseñanza – aprendizaje. En palabras
de Rafael Flórez Ochoa un modelo pedagógico es la representación de las relaciones que
predominan en el acto de enseñar y además es también un paradigma que puede coexistir con
otros y que sirve para organizar la búsqueda de nuevos conocimientos en el campo de la
pedagogía. (Flórez, 1999:32).El autor define y analiza cinco modelos a saber: modelo pedagógico
tradicional, modelo transmisionista conductista, modelo romántico, modelo desarrollista y modelo
social.
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curricular tienden a carecer de una fundamentación epistemológica, antropológica,
sociológica, psicológica, ética - axiológica y didáctica, que, a decir de los expertos,
es necesaria para toda propuesta de gestión curricular. Por ello primero analizamos
estos fundamentos en los “modelos curriculares” tradicionales, tecnócratas y
críticos, para luego compartir dichos fundamentos en la propuesta de gestión
curricular humanista – crítico – social del enfoque socioformativo centrada en el
desarrollo de competencias del sujeto.
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Desde el campo de la teoría curricular se pueden detectar cuatro grandes
perspectivas del desarrollo curricular: el currículo tradicional, el currículo
tecnocrático, el currículo crítico y el currículo centrado en la persona. Cada uno de
ellos se sustenta en fundamentos epistemológicos diferentes; así el idealismo es el
fundamento de los currículos tradicionales, el empirismo es la base de los
currículos tecnocráticos, mientras que el materialismo sustenta a los currículos
críticos y el humanismo al currículo centrado en la persona.
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La corriente psicológica, como teoría del aprendizaje, que prevalece en este
modelo es la teoría de las facultades mentales; sobre todo es necesario desarrollar
“inteligencia” y “voluntad” como dos cajones en los cuales se sustenta la toma de
decisiones, las cuales deben corresponder a lo preestablecido por la autoridad
universal, llámese iglesia, estado, ciencia, o lo que sea; como dice Fromm en “El
corazón del hombre” prevaleciendo unas relaciones incestuosas con la madre
autoridad, representada en esas instituciones o en la “patria”, que no permiten
aprender a vivir en libertad.
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sepan también descubrir y plantear problemas, así como herramientas para
resolverlos. Con esta apretada síntesis podemos llenar la primera parte de la
matriz que arriba propusimos como ejercicio de diagnosis; la cual quedaría así:
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Ver al hombre como un ser productivo no se considera negativo, reducirlo a
ello e ignorar las demás dimensiones de lo humano, por supuesto que es criticable
e inaceptable. El monismo materialista que sustenta a este modelo termina por
eliminar o no considerar la complejidad del ser humano; pero nada es gratuito, es
necesario que así sea pues el sistema se ve de manera lineal, (input – output). Los
procesos internos existen en la mecánica de los mismos, pero no en el ser
humano. De hecho, esta perspectiva curricular niega que exista interioridad
humana, ya que se sustenta en una teoría del aprendizaje conductista, la cual
parte de que aprender es emitir una respuesta condicionada a un estímulo
correspondiente y adecuado a la respuesta esperada; cuando más acepta que se
trata de mera asociación de ideas, por ello el pensamiento crítico, creativo,
contextualizado, quedan fuera de esta propuesta. El conductismo clásico (Skinner)
y el operante (Pavlov) son fundamento psicológico de este enfoque, ya que los
seres humanos al reducirnos a la dimensión biológica de manera mecanicista, no
puede generar conocimiento, no puede crear ideas, sino emitir respuestas
“aprendidas” (condicionadas) que se oponen a las respuestas fisiológicas. Reflejos
fisiológicos, predeterminados por la herencia genética y la dimensión biológica y
los reflejos condicionados, aprendidos por condicionamiento, hacen que podamos
justificar el diseño curricular con un perfil de egreso ahistórico y aespacial (Pansza,
1987) ya que se basa en objetivos conductuales que nos llevan a observar
conductas esperadas y prefiguradas, pero que son alcanzables a través del
impacto a “experiencias de aprendizaje” que se reducen a los mismos contenidos a
los que le apostaba el currículo tradicional, sólo que ahora llevan el “refuerzo”
visual, auditivo o quinestésico de los medios, bautizados como recursos para la
enseñanza. En otras palabras, este paradigma también está centrado en el
docente, dándole mayor importancia a la planeación, vista ésta como el conjunto
de procedimientos y eventos a ser administrados al estudiante con la finalidad de
“hacer” una práctica eficiente y eficaz.
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El modelo curricular que busca eficientar procesos y que mira a la educación
como un asunto administrativo e ingenieril, decíamos, tiene una lógica línea que
exige ver a la sociedad como algo estable pero de carácter estructural, es decir,
está conformada por instituciones las cuales mantienen una relación entre ellas,
pero no entre sus miembros; lo que hace entender a dichas estructuras sociales
como una gran maquinaria en la que cada una de sus partes debe encontrarse en
“optimas condiciones” lo que le da un carácter exclusivista y deja fuera aquellas
“partes” de la maquinaria que hagan que la “materia prima” en la “entrada” sea
heterogénea; es decir, parte del principio de que entre más homogeneidad en la
entrada, menor costo de producción.
Por ello nos conduce a una didáctica en la que se programa paso a paso,
minuto a minuto, cada una de las actividades a realizar y que deben estar
orientadas a cuidar esa homogeneidad, eliminando la diversidad y reduciendo a
una misma práctica a miles de profesores, los cuales deben lograr la educación
científica, aquella que sin la menor variabilidad logra el productos esperado.
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misma gata, nomás que revolcada” hemos escuchado referirse a los maestros al
ver que al final, lo más importante eran los contenidos, en este modelo, ya que al
final, al evaluar los “aprendizajes” las base no eran los objetivos, sino los
contenidos en orden a cantidad de manejo de ellos y correspondencia con lo
“enseñado”, “impartido” por el profesor. ¿Qué valores prevalecen en este
paradigma? Por supuesto, “orden”, “exactitud”, “eficacia”, “eficiencia”
“productividad”. Veamos cómo quedaría la segunda fila de nuestra matriz de doble
entrada:
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de la condición histórica y como alternativa al modelo tecnócrata, que va dar
origen a la didáctica crítica.
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Se desecha la concepción de docencia como acumulación de información y
se substituye por la de acompañamiento en un proceso de investigación
formativa.
Conocer no es un acto aislado sino del ser en su relación con los demás,
tomando en cuenta la complejidad de los objetos de estudio se hace
necesaria una aproximación interdisciplinaria.
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El principio epistemológico del modelo es abordar simultáneamente la
producción de conocimientos y la transmisión de los mismos (enseñanza-
aprendizaje) como su aplicación a una realidad concreta.
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tradiciones y cultura nacional, el uso racional de los recursos naturales, la
búsqueda de organizaciones sociales democráticas y el uso racional y optimización
de los recursos de la propia universidad.
Por estos principios es que se tiene que afirmar que este modelo tiene como
base una epistemología sustentada en la teoría crítica, una mirada desde el
materialismo dialéctico, en una perspectiva del conocimiento como campo de
estudio, sí, pero contemplado en su complejidad y el conocimiento como proceso
de construcción y transformación de realidad. Se niega la neutralidad de la ciencia
y se le ve en su carácter histórico y social. No es fruto del trabajo de los expertos,
sino consecuencia del la dialéctica social, necesidad - trabajo.
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Aprender es por tanto realizar esa develación mencionada arriba, se trata de
construir el conocimiento a través de la praxis, del trabajo consciente y
humanizado que permite el desarrollo y producción de los medios necesarios para
satisfacer todo tipo de necesidades y que hace al hombre. Una mirada
psicoanalítica de la manera en que el hombre hace consciente esa opresión que
viven tanto el dominante como el dominado (Freire) y que le bloquea su capacidad
de hacerse libre es fundamental para entender cómo se pasa de zonas de
desarrollo actual a “zonas de desarrollo próximo” (Vigotsky). Psicoanálisis y la
perspectiva histórico social del aprendizaje le vienen bien a este modelo
curricular.Este modelo curricular ha inspirado en gran medida a buscar reformas
de fondo, las cuales han estado en el ojo del huracán, y si bien es la educación
superior quien más movimiento ha gestado en búsqueda de un modelo o modelos
transformadores, el paradigma funcionalista y pragmático prevalece. Su
representación sintética como en los casos anteriores quedaría así:
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3.4.- El currículo humanista: del encuentro del sujeto como
persona integral y el currículo problemátizador al currículo entretejido
de las competencias.
Hemos revisado desde una concepción que asume el currículo como “una
técnica para hacer planes y programas de estudio”, a través de la visión
instrumentalista del modelo tecnócrata, hasta la percepción modular por “objetos
de transformación”, iniciando con la perspectiva tradicional que en realidad no
encierra una teoría del currículo explícita, en cuyas bases se hayan implícitos
algunos presupuestos conceptuales, ya que “la concepción curricular es una
expresión de la vinculación de diversos enfoques pedagógicos con la sociedad.
Detrás de cada propuesta, instrumental o crítica, subyace un tipo de sociedad que
se postula a través de la educación” (Díaz barriga, 1990).
Por ello abrimos una fila más en la matriz de doble entrada con la que
iniciamos este nuevo apartado: el modelo emergente que denominamos
humanista, el cual asume a la persona como centro del proceso de construcción
del conocimiento científico y no, que recupera la noción de sujeto e
intersubjetividad para lograr una objetividad que no es un objetivismo a partir de
descubrir que ésta, la objetividad, no es más que la explicitación de nuestra
subjetividad puesta en diálogo con interlocutores dispuestos a la crítica, la
creatividad libre y a la transformación desde y en las relaciones que se establecen
comunitariamente.
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curricular por proyectos formativos (López R, 2008; Tobón y López R, 2009; García
F, Tobón y López R, 2010), que aquellas visiones fragmentadas o estatizadas con
las que se nos quiere aproximar a una “realidad” recortada y asumida como total y
totalizadora, más que compleja. ¿Cuáles son esos fundamentos?
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Desde esta perspectiva se intenta rebasar y poner en duda la noción
positivista de ciencia con sus características de monismo metodológico tan
tristemente enseñado en la educación básica y con la que crecemos
ingenuamente. Rebasar el canon matemático fisicalista, el sueño diurno de
controlar la naturaleza y, hoy día lo social, en afán de dominio, (Mardones, 1992)
nos conduce a buscar también la superación de la neutralidad de la ciencia;
elementos fundamentales de las propuestas de diseño curricular tradicionales y
tecnócratas prevalecientes aún en los trabajos de “renovación” curricular de las
instituciones de educación superior.
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tener una visión holística que no fragmenta la realidad que va a ser analizada,
seleccionada previamente, y que tenemos que asumirla con una mirada compleja.
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vista y de paradigmas que conducen a la certeza más que a afrontar la
incertidumbre, entonces gestionar un currículo basado en la
interdisciplinariedad para el desarrollo de competencias, exige e implica:
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- Implica conformar comunidades de indagación, entendiendo que una
comunidad se constituye si todos los miembros de ella comparten los
mismos valores, lo que implica que entienden de la misma manera y los
estiman con la misma intensidad, es decir, les son igualmente significativos.
- Se requiere el diálogo entre los metasaberes de las disciplinas no sólo la
acumulación de ellos ya que el horizonte de la realidad fáctica no es la única
realidad, lo que genera el carácter reduccionista arriba mencionado, grave
más aún si lo que se observa es sólo un perfil de ese horizonte fáctico.
- La interdisciplinariedad no es sólo colaboración entre especialidades, sino
colaboración humana; lo que implica romper con el individualismo y el
exclusivismo como formas de generalización.
- La interdisciplina, partiendo del sujeto y no del método, ni del objeto, no
está dada, sino que es un proceso que hay que reconocer, apropiarse y
avanzar en la actualización de las exigencias metódicas que hacen posible
una colaboración eficaz, pero auténtica entre profesionales de diversa
índole, lo cual exige reconocer, apropiarse y actualizar:
- Las estructuras fundamentales que hacen posible una visión común de una
meta común.
- Una visión común, tentativa, que unifique y coordine esfuerzos diversos en
distintos campos especializados.
- Un núcleo metodológico central que puede permanecer idéntico, a la vez
que modificado y enriquecido por las múltiples y diversas formas en que lo
pueden actualizar distintas actividades humanas más o menos
especializadas.
Para lograr esto también existe un perfil mínimo de condiciones que deben
cumplirse en el sujeto investigador:
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- Interés específico de colaboración inteligente, razonable y responsable en
ese esfuerzo.
- Apertura y esfuerzo heurístico (detectar un método lo suficientemente
general y abierto que permita este esfuerzo).
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Esquema 8: Fases del trabajo interdisciplinario y actividades funcionales
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como un esquema que posibilita el vínculo para abordar problemas complejos
desde la interdisciplinariedad.
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(1992) entiende las diversas “maneras de auto – organizarse de nuestra
experiencia”; los patrones de experiencia son esos conjuntos de relaciones
inteligibles que ligan entre sí las operaciones de acuerdo a las dimensiones del
sujeto.
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Patrón biológico y dimensión biológico sensitiva: “es este patrón el
sustento físico-químico concreto que es condición de posibilidad para el
desarrollo de todos los demás patrones. La formación y el crecimiento de
todo el organismo, el funcionamiento de todo el metabolismo, el sistema
vascular, el proceso químico de la digestión, el sistema respiratorio y todos
los demás procesos orgánicos son secuencia de eventos que funcionan
dentro de patrones inteligibles de operaciones que constituyen “esquemas
de recurrencia” biológicos que hacen posible el crecimiento, la reproducción,
la supervivencia”.
Este patrón biológico tiene que ver con nuestra dimensión biológica
sensitiva, con la dimensión de nuestros procesos e impulsos primarios, de
nuestro desarrollo físico, de nuestro vivir en el mundo de las sensaciones,
las imágenes, los sueños, con nuestra reacción afectiva o instintiva a los
impulsos del mundo exterior.” (López C, 2001), ¿cómo se ha considerado
este patrón y sus dimensiones en la teoría curricular?, ¿se ha considerado
con la importancia necesaria para incorporarlo en las experiencias de
aprendizaje?, ¿se ha dejado todo al patrón intelectual?, ¿este patrón se le
ha visto cómo secundario?, creemos que no ha sido suficientemente
estudiado, desde esta perspectiva.
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gozo empírico del ser humano y sus percepciones sensoriales sino también
el gozo de la inteligencia y la reflexión como afirma Lonergan (1999) ya que
este patrón es el puente entre el patrón biológico y el patrón intelectual.
¿Vale la pena pensar en las posibilidades educativas que tiene el incorporar
en la teoría curricular el patrón estético, la dimensión lúdico estética?, ¿se
puede “renacer” al hombre en su sentido original, al investigar en una
tradición que “analiza” al mundo mediado por la razón, desde el ejercicio
de transformación creativa y desde la experiencia estética?, ¿qué exige y
qué implica considerar la experiencia estética como una experiencia
educativa que responda a los retos educativos de nuestro actual contexto
histórico de cambio de época en el que conviven tradiciones y
cosmovisiones posmodernas, modernas y premodernas?
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incondicionados”4. Hoy que la moda nos exige hablar del desarrollo del
pensamiento crítico en educación, ¿es posible romper con paradigmas
estáticos y absolutistas de una lógica del conocimiento como mera
“inteligencia”?, ¿podemos pensar en un currículo que tome en cuenta la
percepción, el entendimiento y el juicio como resultados de experiencias
procesuales de acercamiento e interpretación y aseveración de “realidad”?
(Aguilar, 2006). Afirmamos es posible, pues lo hemos realizado ya en
algunos diseños o rediseños curriculares al ser invitados para apoya los
procesos de reforma curricular para educación media superior y superior.
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El punto de partida en las nociones fundamentales es entender el proceso
de educar como: “fomentar, por un proceso social, la actuación por la que el
hombre como agente de su propio desarrollo tiende a lograr la más cabal
realización de sus potencialidades” (UIA, 1991). Lo anterior exige ver al hombre
como un ser que evidentemente “necesita hacerse a sí mismo”, que “necesita
operar su propia realización”, que consiste en desarrollar los dinamismos humanos
fundamentales: aquellos que declare la institución en su ideario y hacia donde
debe dirigir sus esfuerzos.
Estos dinamismos tienen que considerarse herramientas con las que el ser
humano debe ir en búsqueda del Bien Humano Integral, mediante las estrategias
adecuadas a su contexto histórico social, con las contradicciones que encierra la
condición humana; pero con la esperanza de que puede rebasar una visión
fragmentaria (que sólo reconoce “perfiles de la realidad”) y pasar a descubrirse
como un sujeto que le es factible ayudarse con esos “perfiles” (no negándoles sino
asumiéndolos), reconocer un “horizonte de perfiles” hasta llegar a una visión de
“horizonte de horizontes”. Para profundizar en ello, revisemos la perspectiva
psicológica desde la que sustentamos la propuesta problematizadora del currículo
centrado en el sujeto.
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Cada sujeto percibe, interpreta, entiende, conceptualiza, formula, juzga,
aprecia, delibera, elige, decide, actúa, etcétera, desde su propio “horizonte de
conciencia”, es decir, desde el conjunto de posibles perfiles de realidad que son los
objetos de cada una de sus “actividades conscientes” (Avilez, 1994).
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4. Elegir lo que vale la pena, y libremente decidir y actuar en su relación
eficaz.
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aprendizaje como un proceso que implica acciones cognitivas de construcción y no
sólo una mera copia de lo “real”.
Estas acciones cognitivas permiten que el sujeto forme “un esquema de acción”
como resultado de su experiencia (interacción con su medio). Este elemento le
permite actuar en relación con su entorno, a través de “procesos de asimilación y
acomodación” (Piaget, 1976). Entendemos que la asimilación está ligada a la
formación de estos esquemas del medio ambiente a un modelo interno construido
a fin de encontrar los significados de la nueva experiencia. “La acomodación es la
posibilidad que tiene el mismo modelo interno de ajustarse en la construcción de
un nuevo esquema de acción, diferente del anterior” (Díaz Barriga, 1990). Pero lo
más importante de este proceso es el “desequilibrio” generado en el estudiante
que lo lanza a la búsqueda de soluciones a las preguntas provocadas por dicho
desequilibrio. Hacer que el estudiante se mueva asumiéndose constructor del
conocimiento mediante una actitud indagadora, es fundamental en esta propuesta.
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verbales externas y de los contenidos conceptuales de las matemáticas, las
ciencias del sentido común, y es penetrar en el dinamismo interior de la búsqueda
inteligente y de la reflexión crítica” (Lonergan, 1999).
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novedoso”. Es el origen de nuevas reglas que completan o hasta
reemplazan las antiguas. Un genio es creativo; es genial justamente porque
desdeña las rutinas consabidas. Si existieran reglas para los
descubrimientos, éstos serían meras conclusiones.
“En cuanto el tema por aprender implica adquirir una serie de actos de
intelección, el proceso de aprendizaje estará señalado por un periodo inicial
de oscuridad, durante el cual uno anda a tiendas trastabillando, no puede
ver a donde va, ni es capaz de captar a qué viene tanta batahola; y sólo
gradualmente, en cuanto uno empieza a captar el asunto, la oscuridad
inicial abre paso a un periodo posterior de luz, confianza, interés, absorción,
crecientes” (Lonergan, 1999).
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En síntesis, el asunto radica en dar mayor énfasis a la pregunta, a lo que
antecede a las respuestas. En un mundo en el que hay exceso de información y los
espacios de reflexión tienden a desaparecer es urgente rescatar la tendencia
primordial de preguntas, que “es anterior a todo acto de intelección, a todo
concepto y a todo palabra, pues (éstos) tienen que ver con las respuestas, pero
antes de que busquemos las respuestas, las deseamos…” (Lonergan, 1999; Cruz,
1994). Lo anterior nos tiene que hacer pensar sobre la importancia de aprender a
provocar este deseo innato de saber que tiene el hombre sobre la “costumbre” de
bloquear el proceso de desarrollo humano mediante las respuestas acabadas y
absolutas con las que queremos que nuestros estudiantes “aprendan la realidad”.
Es necesario reconocer que en este proceso de búsqueda el sujeto se tiene que
dar pero partiendo de sus propias experiencias, imágenes y vivencias concretas
que presuponen aquellos actos de intelección que deseamos generar en él; pues
se trata de un sujeto histórico-social y no de una abstracción, lo que nos implica
revisar la fundamentación social en que se basa nuestra propuesta curricular.
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“embudo” donde a partir de un sistema “credencialista” (Díaz Barriga, 1992) se
“contenga” a toda la población económicamente en posibilidad de ser productiva,
pero que no encontraría empleo al volcarse fuera de la escuela.
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“sociedad funcional o de trabajo” Se trata de entender el ser social promoviendo
una visión más amplia del sujeto que la que propone el individualismo humanitario
que “disfrazan” lo que encierra la “persona humana”.
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la exigencia de un compromiso social en la búsqueda de un proyecto humano
colectivo.
Ante esta situación de conflicto no debemos seguir asumiendo modelos
curriculares que dan más importancia a contenidos temáticos. Nuestra propuesta
es partir de ese proceso heurístico humano de conocer desde los problemas; que
los Ejes Problemáticos o grandes desafíos sociales, arriba señalados, sean el
elemento que se “recorte” con las “tijeras” conformadas por las aportaciones de
datos, conceptos, juicios y valoraciones de las diversas disciplinas, y por las
manifestaciones del elemento humano integral, a través de los dinamismos o
potencialidades a que hacíamos referencia en la perspectiva antropológica.
Desde esta perspectiva se pretende responder a tres retos que debe enfrentar
toda universidad: presencia de la universidad en el mundo de trabajo, en el mundo
de la democracia y en el mundo de la cultura. Esto no sólo significa preparar
cuadros dirigentes o surtir de mandos medios a las empresas y producir el tipo de
profesionales que ellas exigen, sino aportar criterios nuevos que rijan las relaciones
de producción de manera que sea el trabajo humano y la persona lo más valioso y
respetado. No únicamente aliándolos al poder para obtener beneficios, sino
investigando, difundiendo una voz por los que no tienen voz pero tienen múltiples
necesidades tratando de estudiar y proponer alternativas para construir una
sociedad más democrática y más justa. No para hacer negocio con la “difusión
cultural”, promoviendo lo que está de modo, fomentando la cultura del confort y el
consumo, sino para incidir con criterios humano en la cultura como “procesos y
productos de significación y valoración que nos permiten modos concretos de vida”
(Lonergan, 1988).
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proporciona al hombre, en el orden existencial, la posibilidad concreta de realizarse
en todos sus aspectos y de alcanzar la plenitud de desarrollo humano integral”, la
persona trasciende a la sociedad y ésta no es superior a aquella “ni por su
naturaleza ni por sus objetivos” (UIA,1995), ya que finalmente también la sociedad
es una parte de la dialéctica de la realidad y como tal es un espacio de conflicto,
cuando se despersonaliza al sujeto humano (decadencia).
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Es necesario entender que la reivindicación de los contenidos de la vida
cotidiana, la defensa de la subjetividad interpersonal y de género, la revalorización
de los mundos de vida, la reconstrucción de la fuerza emancipativa en la acción
comunicativa, la cultura de la diferencia en una economía globalizante y
transestatista, coexisten como alternativas para enfrentar “el efecto colonizador
provocado por la exacerbación racionalizante e instrumentalista emana de la
ciencia, el arte y la política que se han puesto al servicio de la ingeniería social”.
Al reconocer que estos son los marcos de acción de los nuevos sujetos
sociales, se exige del profesor que en su quehacer docente se interrogue sobre los
supuestos que sustentan sus prácticas cotidianas: “sólo una abierta y sólida
posición crítica permitirá al maestro estar en posibilidad de ser el eje del propio
espacio pedagógico y de expropiar al tecnócrata el terreno que le es propio”
(Carrera, 1993).
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Fase 1: Construcción de Problemáticas.
Fase 2: Discusión y Teorización.
Fase 3: Replantear Problemáticas.
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análisis de lectura”. Se debe cuidar el “preparar la clase”, que se
complementa de elementos teóricos que aparecerán en la sesión, para
evitar que parezca “una improvisación”, y que la falta de sistematización
haga sentir que la clase es caótica o “débil”, pues todos opinan pero no hay
“síntesis teórica”. Se propone que los textos sean “breves y selectos” o
tener una antología para “lecturas previas”, complementando ese análisis a
través de preguntas que el alumno realice, señalando la dificultad más
notoria en su lectura.
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Esquema 10. Visión unidimensional de organización académica.
Carreras
Filosofía ►
Derecho ►
Psicología ► Facultades
Ingenierías ►
Medicina ►
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Esquema 11. Visión bidimensional de organización académica.
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investigación en el campo especializado del conocimiento, pudiendo tener
asignados uno o varios programas académicos en el ámbito del pregrado
(carreras) y el postgrado (especializaciones maestrías, doctorados); que son
unidades académicas donde “ordinariamente” la docencia y la investigación que se
realizan son unidisciplinares porque basan su estructuración en un campo de
conocimiento. Por otro lado, están los Centros, cuya definición nos remite a
considerar el vínculo entre los valores con los que la universidad pretenda permear
a los estudiantes que cursan su carrera con los saberes que entran en juego en
cada una de las disciplinas. La tercera dimensión la constituirán las carreras
mismas que no son, “en sentido estricto” las licenciaturas, sino el camino que
sigue el estudiante al cursar las materias que le proporcionan los departamentos,
tanto aquel en donde se encuentra inserta su licenciatura, como los que le prestan
un servicio académico además de los centros, donde se encuentran los programas
transversales, curriculares o cocurriculares. El siguiente esquema intenta sintetizar,
o dar una visión de lo que hemos expuesto:
DEPARTAMENTOS
Matemáticas Economía Filosofía Física Sociología
Servicio
social D E R E C H O
Deportes
P S I C O L O G Í A
Desarrollo
humano N UT R IC IÓN
Desarrollo
sustentable I N G E N I E R I A
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Desde esta perspectiva tridimensional, cobra importancia nuestra propuesta
“enfoque socioformativo” de gestión curricular para la formación de competencias;
en la cual se promueve la idea de currículo integrado y problémico que permite el
diálogo entre Centros-Departamentos y Carreras, tiene su fundamento tanto en la
noción de interdisciplinaridad como en la de transversalidad, que se desprenden de
las perspectivas epistemológica, antropológica, sociológica y pedagógica.
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Kolvenbach (1990), los valores están anclados en la mente, el corazón y en
nuestras acciones, pues es a lo que vale la pena dedicar la vida.
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(González, 1994). Consideramos que es precisamente a partir de esta
contradicción, que se pueden promover ciertos valores, al reflexionar sobre la
situación problemática en que se encarnan esos valores opuestos a la dinámica de
la vida cotidiana; pero, para que sean “descubiertos”, “develados” por el
estudiante y no tanto enseñados por el maestro.
De esta manera, se busca romper con el aislamiento actual que tiene las
materias o asignaturas, pues la transversalidad de los Proyectos Formativos se
plantea a partir de la identificación de un problema del contexto, que se da en
diversos niveles:
5
“situaciones-tensión” y de “conflicto” como les llama González (1994) y que propone en el ámbito de la
educación española los problemas: ambiental, de la violencia, de subdesarrollo, de consumismo, de la salud y
de la desigualdad y Urzua (1996) que prefiere verlos como situaciones contradictorias que exigen, para su
resolución, ciertos contratos: con las necesidades básicas, con el ámbito cultural, con la democracia y con la
tierra.
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En segunda instancia, el proceso de los cursos será significativo para los
estudiantes y les permite el análisis teórico y conceptual en diálogo con
otras disciplinas hacia la reflexión del problema concreto.
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Cerrando y abriendo capítulo, habrá quien se pregunte ¿para qué tanta
teoría alrededor de un propuesta de gestión curricular para educación superior?
¿No bastaría con ir directamente al cómo?
134
REFERENCIASBIBLIOGRAFICAS
135
- Carrera Á, V. (1993) La didáctica problematizadora en la formación del docente.
Mimeo. Ponencia presentada en el III congreso de Investigación Educativa. Toluca,
México.
136
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- López R. N.M. (2008). Los proyectos formativos. Una estrategia didáctica para
la formación en competencias. En García F y Tobón, Gestión del curriculum por
competencia. Lima: A.B. Representaciones Generales S.R.L.
137
- Piaget, J. (1976) .Autobiografía. El nacimiento de la inteligencia. Caldén.
Buenos Aires
- Prawda, J (1992).Desafíos e inequidades del sistema educativo mexicano. Mc.
Graw Hill. México.
- UIA. (s/f). Marco conceptual para la nueva estructura curricular. México. Autor.
138