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UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LAS ARTES

VICERRECTORADO DE DESARROLLO TERRITORIAL


COORDINACIÓN GENERAL DE EXPANSIÓN Y DESARROLLO TERRITORIAL
AMBIENTE DE APRENDIZAJE
“ANTONIO RAMÓN LAMEDA”
UNEARTE-BARINAS

UNIDAD CURRICULAR:
TEXTO, PALABRA, CONOCIMIENTO

“Pájaro del viento”

DOCENTE;
Katiuska Valero

AUTOR:
Nombre: Pedro Mirabal
CI:24789101
Pnf-mención: Teatro-Actuación

Barinas, 22 de Noviembre de 2020


“PÁJARO DEL VIENTO”

Miguel Ángel es un niño de nueve años, pero que no vivía la vida cómo la de
un niño de nueve años, además es tímido, callado y solitario dentro de una gran
ciudad venezolana y cada mañana cuando el reloj marcaba las nueve se
levantaba de su cama para ir en busca de su amigo planetón. Su casa es extensa
y grande, es hermosa tanto por fuera cómo por dentro, pero realmente allí habita
la señora soledad. Por ello es que Miguelito pasa la mayor parte de su tiempo en
la calle, “haciendo nada”, simplemente observando cómo iba pasando la vida en
cada uno de los rostros que se iba encontrando en su andar. Un día decidió
romper con la rutina y decidió quedarse en casa, las horas transcurrieron
lentamente mientras observaba a las personas pasar desde su ventana. Sólo
Miguel Ángel y Planetón, no tenía otra compañía que la de su mochila planetaria,
en ella podías ver la ubicación de todos los países del mundo y podías viajar
gratuitamente por cada uno de ellos. Al caer la noche sobre el día mis lágrimas
empezaron a chorearme las mejillas porque me sentía muy solo, dentro de esta
gigantesca casa solo para mí existir. Al pasar el rato el sueño me envolvio y al
cerrar mis ojos desperte sobre un exotico campo amarillo de girasoles, y a pesar
de lo llamativa que eran las girasoles que estaban alrededor de mi cuerpo, mi
atención se centraba en la belleza oculta que escondia el cielo azulado, cuando de
pronto mis ojos vieron una extraña figura de colores volando sobre el cielo, subía y
bajaba pero se matenia con la energía del viento, y cada vez que la brisa soplaba
más fuerte aquella cosa rara subía para acercase a las estrellas, pero fue tanto la
altura que alcanzo que termino perdiendo el control hasta que se vino es
descenso, venía con fuerza desde arriba contra el aire hasta estallar en el suelo.
Miguel Ángel no perdió de vista el declive, pero fue tanta su curiosidad que de
hecho se puso a correr en dirección a la caída del extraño pájaro del viento.
Acercándose al lugar se dio cuenta desde lejos que allí mismo se encontraba un
niño sentado sobre una roca y en sus manos tenía al colorido. El niño asiatico se
dio cuenta de que estaba siendo observado por Miguelito que decidió extenderle
un saludo desde la distancia. Por primera vez el tímido respondió al saludo y paso
a paso se fue acercando al otro niño, porque su instinto quería descubrir que era
la extraña belleza de colores. Al tenerlo frente a frente le pregunto su nombre y de
donde provenía.
_ Mi nombre es Hiroshi y vengo de China ¿y tú?
_ Soy Miguel Ángel y vengo de una casa grande.
_Hooo ¿De Casa Grande? ¿Y eso está muy lejos de aquí?
_Si está muy lejos de aquí, ¿y por cierto tú cuántos años tienes Hiroshi?
_¡Nueve años!
_¡Igual que yo! ¿Pero dime algo, que es eso que tienes en tus manos, es un
pájaro del viento?
_No, esto no es un pájaro ni ningún otro animal, esto es un Papagayo.
_ ¡Qué interesante! ¿Y para qué sirve amigo?
_ ¡Para volarlo!
¡Eso es increíble Hiroshi!
_ ¡Ten! te regalo mi Papagayo, ahora ponlo a volar tu, ya debo irme, se lo da y se
retira hasta perderse en el campo de girasoles.
¡Hiroshi! ¿cómo pongo a volar esto?
Y desde entonces cuenta la leyenda que Miguel Ángel fue el primer niño
venezolano que mostró al país lo que hoy conocemos como Papagayo, y fue tanta
la aceptación que todos los niños la ponen a volar cuando el viento se encuentra
alegre y ahora en casa grande se ha marchado la señora soledad y por ella viven
los colores de los papagayos con Miguelito y Planetón.

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