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Contents

PRÓLOGO

CAPITULO 1

CAPITULO 2

CAPITULO 3

CAPITULO 4

CAPITULO 5

CAPITULO 6

CAPITULO 7

CAPITULO 8

CAPITULO 9

CAPITULO 10

CAPITULO 11

CAPITULO 12

CAPITULO 13

CAPITULO 14

CAPITULO 15

CAPITULO 16

CAPITULO 17

CAPITULO 18

CAPITULO 19

CAPITULO 20

CAPITULO 21

CAPITULO 22
CAPITULO 23

CAPITULO 24

CAPITULO 25

CAPITULO 26

CAPITULO 27

EPILOGO

AMARGURA DE AMOR
R.J. ROMAN

AMOR ENTRE BALLAS Y BALLET

SAGA

Propuesta indecente

Libro 26
ADVERTENCIA

Este es un trabajo de ficción. Nombres, personajes negocios, lugares, eventos,


locales y los incidentes son productos de la imaginación del autor o utilizado
en una manera ficticia. Cualquier parecido con personas reales, vivas o
muertas, o eventos actuales son pura coincidencia. Se advierte el uso de
palabras fuerte, homofóbicas y de carácter sensible. Leer con precaución.

R.J ROMAN

Copyright © 2020
PRÓLOGO

'Amor entre balas y ballet ' es el libro número 26 en la saga "una propuesta
indecente." Esta cuenta la historia de Bobby Norton y Félix (Vaslav
Barýshnikov)

Prólogo:

Félix es un chico ucraniano de veinticinco años de edad, quien dejó su carrera


como bailarín de ballet cuando sus padres descubrieron que mantenía una
relación con su maestro de baile, muchos años mayor que él. Desde ese
entonces, el muchacho ya no se encontró más con el hombre, quien de paso
fue despedido de la academia de baile por los padres de Félix. Como un
castigo hacia sus padres, Félix dejó su prometedora y famosa carrera como
bailarín de ballet, se fue de casa con su mejor amigo y formó una pandilla que
lo llevó a delinquir en las calles. Con el pasar de los años, Félix se fabricó un
gran nombre en el mundo de la mafia, todos los conocían en el medio y por
ese motivo trasladó sus dependencias a Norteamérica. En ese país, el
muchacho hizo de las suyas por mucho tiempo, de alguna manera se las
arregló para que su primo policía norteamericano limpiara su historial y lo
alejara del peligro.

Sin embargo, no todo es duradero en la vida. La policía descubrió acerca de


sus negocios sucios. No obstante, con la ayuda de su primo policía, Félix logró
escapar y se escondió en un monasterio para ocultarse ahí hasta que el
peligro pasara. Dos meses después, la suerte toca a su puerta ya que un
policía llega hasta ese monasterio, arrojado por su padre por causas inciertas.
Lo cierto es que ese chico, lo saca de ese monasterio con la ayuda del jefe de
toda la jodida policía cuando se escapa. Sin embargo, ninguno de ellos sabe
que él es el gran mafioso ucraniano que ellos mismos estaban buscando. A
base de mentiras, Félix logra quedarse a vivir por un tiempo en la casa del
jefe de policía. El chico llamado Bobby era un trabajólico, adicto al gimnasio,
quien no pasaba en la casa o bien, se llevaba saliendo con chicas y chicos,
puesto que bateaba para ambos lados. La situación era perfecta para Félix,
pero con el correr de los días, la relación entre ellos fue mutando y al parecer
las chispas de la atracción se comenzaron a encender de a poco. No obstante,
Félix comienza a notar que el chico Bobby lo mira más de la cuenta y no era
tanto por la jodida atracción, sino que porque el hombre reconoció su carrera
como ex bailarín de ballet, indicándole que él era su mayor fanático.

Félix sale huyendo de la casa del chico, cuando éste lo quiere convencer para
que regrese al ballet, haciendo su entrada triunfal en una gran competición
que se desarrollará en la más prestigiosa academia de ballet en Nueva York.
Obviamente Félix se niega a eso, pero Bobby lo amenaza con enviarlo a
prisión si no se accede a competir por el primer lugar en aquella
competencia.

¿Aceptará Félix competir en aquella competencia?

¿Logrará nacer el amor?


¿Qué dirá el destino?

Seguir leyendo y descubrir


CAPITULO 1

“ESCONDIÉNDOSE”

Hacía un frío espeluznante y nevaba más que nunca en ese día, de seguro una
mala combinación para hacer planes futuristas. Ugh, Félix bebió de su
gaseosa con una mueca de preocupación, luego recibió la hamburguesa a
medio comer desde las manos de su amigo y finalmente le dio una gran
mordida. Un suspiro jadeante se escuchó a su lado, luego la voz de su
compañero de hazañas: "Jefe ¿Qué rayos vamos a hacer ahora? Ya llevamos
dos semanas huyendo de la policía con las identificaciones falsas, pero no
tengo idea hasta cuándo nos van a seguir buscando." Danny, un chico rubio
de facciones bien atractivas, se quejó de mala gana a su lado. El pelinegro
torció la boca. "No me digas jefe y ¡Uh! Estoy pensando, dame tiempo." Félix
contestó con voz seca, dándole otra mordida a la hamburguesa que ellos
compartían. Lo cierto era que Félix no tenía idea qué carajos iban a hacer. La
policía había desbaratado su banda de crimen organizado, llevándose casi
toda la mercancía que ellos trabajaban y también a los integrantes del grupo,
tras tomarlos a todos detenidos por tráfico de estupefacientes. Uff, si no
hubiera sido por el primo policía de Félix, ellos no habrían podido escapar de
la base. Frank les había advertido que se debían esconder, porque la policía
tercamente seguiría rastreando sus huellas hasta lograr su detención y
deportarlos hacia Ucrania. Big Johnson debía ser atrapado cueste lo que
cueste, de seguro un gran nombre criminal que ahora estaba pesando sobre
los hombros de Félix, al ser el jefe de esa desvanecida organización.

Cielos, había sido todo un drama pasar las fiestas escondidos como las ratas
en Denver, pero Félix sabía que ellos debían hacerlo, por lo menos hasta que
las aguas se calmaran con la policía. Ahora ellos estaban comiendo en un
lugar de comida rápida mientras trataban de pensar en algo. Danny se lamió
los labios y otra vez se volvió a quejar: "Jefe ¿Por qué no regresamos al
Ballet? Nuestras identificaciones originales están intactas, podemos regresar
y buscar ingreso en la academia de Kiev." Hizo una mueca al ver la expresión
de disgusto en la cara del chico de cabello oscuro. Era un buen teñido, ya que
su cabellera original era de color rubio blanquecino. "¿Estás loco? Dejé el
baile profesional en pausa, no regresaré a bailar nunca jamás en la vida. Sólo
lo hago de aficionado ahora y para concederte tus caprichos cuando quieres
practicar." Félix se quejó torciendo la boca en una fea mueca. El chico a su
lado se había venido con él a Norteamérica, Danny era su compañero de baile
en la academia y también su mejor amigo. El muchacho era su mano derecha,
tenía un año menos que él y de cierta manera era como un hermano, alguien
de confianza. Félix confiaba ciegamente en el chico. Ugh, aunque no le
gustaba cuando lo andaba llamando jefe. "Ya estoy corto de ideas, jefe ¿Qué
vamos a hacer? El alquiler del motel se tiene que terminar hoy, de lo
contrario nos arriesgamos a que nos descubran si permanecimos mucho
tiempo ahí." Danny se quejó con un suspiro cansado. Félix asintió, sabía que
ellos debían hacer algo, solamente que ahora su cerebro parecía estar en
estado de suspensión al no querer cooperar con algún tipo de reflexión.
Mierda. Félix exhaló. "Lo sé, déjame pensar." Susurró, llevándose las manos a
las sienes. El muchacho pelinegro mordió su labio, lo torció para un lado,
luego para el otro, pero nada venía a su mente. Ugh, Félix se sentó de lado,
miró hacia el frente y nada, ningún pensamiento vino a su mente, ni por más
difuso que fuera. Danny rodó los ojos a su maldita reflexión, se peinó el rubio
cabello con los dedos y agarró el periódico para rellenar el crucigrama que
venía en la parte de atrás.

Mientras ellos hacían eso, un sacerdote pasó caminando por fuera de la


ventana de los chicos, el hombre estaba repartiendo folletos para conseguir
fondos para caridad, pero Félix no pudo leer el folleto desde la distancia que
él estaba, no tenía visión de águila, es solo que al ver la imagen del párroco
con algunos chicos vestidos de novicios, una chispa de luz se encendió en su
cabeza. La bombilla se prendió. En efecto, Félix recordó las palabras de su
primo Frank cuando éste le dijo que se debía esconder en cualquiera parte
hasta si fuera necesario en un jodido monasterio. "¡Eureka!" Félix exclamó en
voz alta, haciendo que con eso Danny dejara el periódico sobre la mesa. "Bien,
ya sé que pensaste algo loco, pero primero mira este anuncio en el periódico."
Espetó señalándole un escrito. Félix puso los ojos en blanco, pero tomó la hoja
para leer el anuncio: "Respetado arquitecto recién viudo busca un niñero
puertas adentro para su hijo de cuatro años y también maestra de ballet para
su sobrina de diez años. Interesados llamar a los teléfonos de más abajo para
agendar una cita." Félix parpadeó en disgusto. "No vamos a aplicar a eso, ya
te dije que no quiero saber nada del ballet. Menos enseñar y no me agradan
los niños." Se quejó, cruzándose de brazos. Danny lanzó unas maldiciones
antes de hablar: "Tsk, entonces ¿Cuál es tu idea? Espero que no sea
descabellada, porque el anuncio del diario es bastante atrayente. Sólo
debemos cambiar eso de maestra por un maestro y listo." Masculló con voz
seca. Félix le señaló la ventana, Danny se dio la vuelta para observar a la
dirección del dedo y el muchacho de cabello oscuro finalmente habló: "Nos
iremos a esconder a su monasterio. Es un buen lugar, nadie nos encontrara
ahí. Cielos, ni siquiera la policía se negaría a entrar a un lugar religioso."
Expuso con una gran sonrisa plasmada en el rostro. Ugh, Danny sacudió la
cabeza de lado a lado antes de refutar aquella barbaridad. "Demonios, ni de
broma. ¿Qué rayos, jefe? Mi familia es Testigo de Jehová ¿Quieres que me
asesinen si me meto a un monasterio? Ugh, a mi mamá le daría un soponcio.
Viejo la otra vez casi muere al no querer una transfusión, ¡Morirá si se entera
que ingresé a un lugar de estos!" Explicó sin voz de trance. Ni siquiera estaba
abierto a la conversación, eso era un rotundo no. Ya no quería desgraciar más
a la familia.

Félix chasqueó la lengua antes de hablar: "Pero es un buen lugar, Danny. La


policía ni siquiera pensaría que Big Johnson estaría ahí, ¿Acaso no viste la
película ochentera de Whoopi Goldberg?" Le alzó una ceja al acabar. Danny
parpadeó rápido a la pregunta. "¿La de la cantante que se va a un convento
disfrazada de monja?" Espetó mirándolo asentir. "Ajá, la pasan de repetición
casi todo los sábados. Es más vieja que mi mamá." Continuó. Félix asintió, se
sentó derecho y explicó su idea: "Haremos todo lo que hizo la actriz, el lugar
no debe ser muy diferente a la película ¿Verdad?" Sonrió con satisfacción y
mucha ilusión. Danny arrugó la nariz con la estúpida explicación de pendejo.
"No creo que se igual, eso debe ser una prisión. Además, tú lo dijiste: Es una
película." Dejó caer un suspiro. "No lo sé, jefe." Se restregó la mano en la
cara. Félix mordió su labio inferior con fuerza. Ellos se debían esconder y su
idea era bastante buena, pero sabía que Danny no pisaría un lugar de esos, ya
que toda su familia era protestante y aunque ellos delinquían, Danny no
jugaba con cosas relativas a Dios. Félix dejó caer un suspiro cansado, tenía
que tratar. "De acuerdo, vamos a marcar al número del anuncio para ver qué
pasa." Dijo con voz de derrota total. Danny asintió sacando su teléfono
celular. "De acuerdo, veamos cómo nos va. Luego de esto podemos ir
barajando opciones." Indicó con gran sonrisa. Félix asintió, sólo iba a esperar
qué rayos podían obtener con esos empleos de mierda.

∞∞∞

"Bien, ¿Ahora qué?" Danny mordió su labio inferior al preguntar. Félix se


encogió de hombros. Se encontraba de mal humor. "Ni idea, ya viste que el
mocoso tuvo una fijación contigo. Cielos, hasta te pasó su oso de juguete."
Masculló con voz ácida. Danny asintió con una sonrisa. "Creo que le agradé,
es que me simpatizan los niños." Murmuró mirándolo de soslayo. Ugh, Félix
rodó los ojos, conocía a Danny más que a él mismo y por cómo se habían dado
las cosas con el niño, lo más probable era que el chico no se negara a
cuidarlo. La cita consistió en una entrevista con una mujer, quien era el ama
de llaves de la casa, las preguntas que ella les hizo fueron normales para
asuntos del ballet. Sin embargo, el trabajo de niñera requería un requisito
extra a todas las preguntas rutinarias que cualquiera podía elaborar en el
cuidado de los niños, está consistía en encontrarse con el mocoso que iba a
ser cuidado y si él sentía simpatía con uno de ellos, el trabajo sería suyo. Ugh,
el mocoso había sufrido una unión con Danny, apenas lo miró se fue con él y
hasta le regaló su oso de felpa. Rayos, al parecer eso había sido una situación
anómala, ya que el mocoso había rechazado a más de diez niñeras en un plazo
de una semana, pero ningún niñero había sido entrevistado y eso
aparentemente era algo inusual, pero la mujer de todos modos fue de
inmediato a buscar al padre del niño, a quien ellos estaban esperando justo
ahora.

Félix tenía un mal presentimiento, pero iba a esperar paciente a lo que


resultara de eso. "Jefe, um ¿Podría dejar de chasquear la lengua así de feo?
Su mala vibra con el pequeño puede ser mala para él, los niños sienten todo."
Danny habló con voz suave, mientras lo miraba de soslayo. Ugh, Félix frunció
los labios, ya no había duda: Danny iba a aceptar el empleo. "¿Estás
jodiéndome? El mocoso no está aquí. Te he dicho que debes ser más rudo.
Eres muy blando, carajo" Contestó de mala gana. Ugh, Danny frunció los
labios, no le gustaba cuando el jefe se ponía de mal humor. Suspiró. "Vamos a
esperar, el hombre no va a aceptarnos de todos modos, sólo quiero saber qué
rayos nos va a decir. Sabes que soy muy fisgón, jefe." Danny contestó con voz
pausada. Félix asintió, no le quedaba otra más que esperar. Sin embargo, la
espera se hizo breve ya que el padre del niño llegó con la mujer de antes.
Félix miró al hombre bastante apuesto, su mandíbula cincelada, nariz
perfecta y ojos verdes se le hicieron conocidos de algún lado, pero no estaba
seguro de dónde ¿Quizás de alguna revista porno? Ugh bueno, sus conjeturas
se disolvieron cuando Danny lo señaló con el dedo. "¡Usted es el famoso
alfarero que salió en la revista gente!" Dijo el chico rubio a su lado. Oh,
entonces él era ese famoso artista entonces, quien construyó un imperio a
base de esculturas de arcilla, cerámica, barro y otros artilugios. Félix había
leído la revista hace tiempo, ahí decía que el hombre de tan sólo treinta y
cinco años se había convertido en un una especie de máquina para lucrar con
sus trabajos, miles de galerías lo buscaban para exhibir sus muestras y
cargaba con varios contratos millonarios a cuestas. No obstante, el hombre
había desaparecido un tiempo y quizás ahora que ellos lo tenían enfrente
podrían preguntarle qué demonios se había hecho.

El hombre apuesto con look de modelo, miró fijamente a Danny, se restregó la


barbilla y mordió su labio inferior. "¿Éste es el chico, Anna?" Preguntó
estudiando el rostro de su amigo. Félix se miró con el muchacho en cuestión,
quien estaba siendo observado a detalle por el hombre. Los chicos se
encogieron de hombros al no tener ni la más puta idea sobre qué demonios
estaba sucediendo. "Lo es señor Maxwell, creo que la evidencia se refleja con
luz propia." La mujer rubia de no más de cincuenta años, expresó con voz
serena, mientras ambos le echaban una mirada a Danny. El chico exhaló,
apretó los labios y se peinó el cabello con ambos dedos. "Hay cierta similitud,
pero Amiele no es rubia." El tal señor Maxwell espetó con voz rara,
observando con rigurosidad el rostro de un pasmado Danny. Rayos, lo que sea
que ellos estuvieran haciendo, iba a parar ahora mismo, ya que Félix había
perdido la paciencia. "Disculpen, pero ¿Podrían explicarnos que sucede aquí?
Están mirando mucho a mi amigo y disculpa señor Maxwell, pero tú no eres
un arquitecto viudo, ¿Verdad?" Masculló con voz harta, cruzándose de brazos.
El chico dejó caer un soplido, pero siguió mirando a Danny. "Disculpen,
fuimos groseros." Susurró tomando asiento en el sofá en frente de ellos.
Danny se aclaró un poco la garganta, ya que se estaba poniendo un poco
nervioso con la mirada del hombre y también de la mujer sobre él. "¡Ejem!"
Miró de reojo al jefe y prefirió hablar antes que lo hiciera el jefe, dejando con
sus agudas palabras un desastre. "¿Por qué puso ese anuncio en el periódico?
Si nos explicas, podremos hablar aquí." Dijo con voz fuerte y clara. El hombre
se miró con la mujer, luego dirigió su atención a los chicos, especialmente a
Danny. "Está bien, soy ese artista famoso." Resopló. "Soy Darian Maxwell,
mucho gusto." Continuó. Félix asintió. "Es un placer. Entonces, ¿Por qué nos
mintió?" Averiguó de inmediato, con cierta sospecha de que el hombre
estuviera trabajando con la policía para atraparlos. Dios, si sus predicciones
eran verdaderas ellos tenían que salir corriendo cuanto antes de ahí.

Al parecer Danny pensaba lo mismo. Dios, por lo menos ellos estaban


conectados. "¿Usted...? ¿Qué quiere? Me está mirando demasiado y eso no me
gusta. Es grosero." Danny habló entre dientes. Félix asintió a sus palabras. El
castaño enfrente de ellos dejó caer un suspiro. "Lo siento, no fue mi intención
de hacer eso, pero no lo puedo evitar. Tú te pareces mucho a mi esposa."
Indicó mirándolo extrañamente fijo otra vez. Félix se echó a reír con ganas
con la comparación, pero Danny arrugó la nariz de puro mal gusto. "¿Qué
carajos, viejo? No soy eso, ¿Quieres sufrir una golpiza?" Gruñó en
desconcierto, convirtiendo sus maños puños. El chico sacudió la cabeza en
señal de disculpa. "Perdona, sé que es algo descabellado de escuchar. No te
quise insultar, es sólo que en serio tienes como un aire a ella. Mi esposa no es
rubia, pero hay algo en tus facciones que te hacen ver parecido a ella. Quizás
por eso, Colin se entregó fácilmente a ti." Murmuró con voz pausada y suave,
todo con el fin de no hacerlo enojar. "¡No me parezco a viejas muertas!"
Danny chilló del mal gusto. El muchacho le dio un codazo a Félix, quien
todavía se estaba riendo. El hombre dejó caer un soplido. "Amiele no está
muerta, pero está en coma que es algo que se le asemeja." Comentó con voz
baja. Ugh, los chicos se quedaron quietos, porque al parecer habían tocado un
nervio. El alfarero famoso se peinó el cabello y miró a Danny antes de hablar:
"Al parecer le recuerdas a su mamá. Así que ¿Cuánto quieres por mudarte
aquí y cuidarlo las veinticuatro horas del día sin descanso alguno, por lo
menos hasta que mi esposa despierte del coma?" Espetó mirándolo intenso.
Danny tragó saliva, miró a Félix y éste suspiró. "No gracias, no estamos
interesados." Dijo con voz seria y segura. Ambos se levantaron del sofá en el
que estaban para largarse de aquella casa de locos. "¡Te daré los domingos
libres y pagaré lo que me pidas!" El chico insistió, agarrando el antebrazo de
Danny. El muchacho rubio sacudió la cabeza. "Gracias, pero no me interesa.
En realidad me interesaba más el trabajo de Ballet, pero esto de cuidar niños
no es lo mío." Contestó con seguridad. Sin embargo, el hombre fue bastante
insistente. "Puedes probar si te gusta. ¿Qué te parece hoy mismo? Piénsalo
por favor, eres el único que ha simpatizado con Colin, él no quiere a nadie
más y yo estoy muy ocupado con varios contratos para cuidarlo. Por favor te
necesito aquí justo ahora." Murmuró con voz afligida.

Danny mordió su labio inferior con fuerza, miró a Félix y éste rodó los ojos
antes de hablar: "Bien, puedes probar." Musitó con aires de derrota. El chico
sabía que Danny era un pesado, pero tenía una debilidad: Amaba a los niños y
a la gente necesitada. Obviamente si él hombre le decía eso, Danny no se iba
a negar. Félix llevó hacia un lado al muchacho rubio y le advirtió ciertas
cosas: “Viejo, el hombre es bastante convincente, no te vayas a interesar por
él ¿De acuerdo?” Le alzó una ceja. Danny arrugó la nariz frente a esas
palabras: “¿Qué mierda? No soy tan fácil como tú, jefe. Además, soy
pansexual, no me intereso en el físico o por como lucen las personas como tú
lo haces.” Se quejó, siseando la lengua. Félix frunció los labios, miró de
soslayo al chico famoso, quien los observaba de reojo, y posó sus ojos en
Danny otra vez para seguir con la charla: “Lo sé, pero igual te estoy
advirtiendo. Bien, me iré para que pruebes el trabajo.” Resopló haciendo una
mueca. El rubio enfrente de él asintió. “Nos vemos en la tarde, no hagas
locuras sin mí ¿Bueno?” Indicó con gran sonrisa. Félix asintió con un
movimiento de cabeza, miró al hombre unos centímetros alejados de ellos y
éste también asintió. Entonces sin más tener que decir, el muchacho
abandonó la casa del hombre para regresar al motel. Je, je pero primero
saldría a reducir algunos tranquilizantes para osos y después se iría para allá;
después de todo, hacer cosas ilegales era un gran pasatiempo, algo muy fácil
de practicar.
CAPITULO 2

“MONASTERIO”

Cielos, cuando alguien sufría de presentimientos malignos sobre alguna cosa,


tenía que hacer algo al respecto. Lo que sea, acudir a una adivina, a un
mentalista o a cualquier persona que pudiera brindar un buen consejo acorde
a la situación. Félix no le había hecho caso a su sexto sentido y esto le trajo
bastantes problemas. Por ejemplo: Levantarse con el pie izquierdo esa
mañana y obviamente el peor de ellos, escuchar a Danny decirle que
aceptaría el trabajo en la casa de ese alfarero. Ugh, así es, el idiota de Danny
había terminado cediendo ante ese chico apuesto y finalmente aceptó cuidar
al mocoso, mientras la bella durmiente de su mamá despertaba del coma.
Diablos, Félix no quería separarse del muchacho, ellos no lo habían hecho
desde que llegaron a Norteamérica y no se sentía preparado para apartarse
de él. No obstante, su situación era compleja, ya que la policía los estaba
persiguiendo y era más seguro que ellos se mantuvieran separados por algún
tiempo. "No lo sé." Félix volvió a repetir. El chico rubio, quien de paso
empacaba su maleta, le habló con voz suave: "Es mejor que irse deportados y
echar raíces en prisión, jefe. Además, su primo le dijo que sólo será por un
tiempo. Estoy seguro que él va a borrar nuestros historiales cuando tenga la
posibilidad de hacerlo, sólo vamos a esperar escondiéndonos como ratas
¿Bueno?" Sonrió al acabar. Félix apretó los labios, aún no estaba convencido.
"Sé que debemos hacer eso, pero yo quería ir contigo a ese monasterio. No
quiero ir solo ahí." Se quejó con un suspiro. Danny dejó a un lado los zapatos
que tenía en la mano y caminó hacia él. "Jefe, lo iré a visitar todos los
domingos. Buscaré la manera de entrar al lugar, somos expertos en los
disfraces. Descuida, no te voy a dejar solo. Te lo prometí ¿Cierto?" Susurró
con voz suave, sentándose a su lado. Félix mordió su labio inferior con fuerza
y miró hacia un lado. "Me vas a dejar cuando conozcas a alguien." Murmuró.
Danny soltó una risita antes de responder: "No lo haré, ya te lo dije: Somos
familia." Suspiró. "Si me pides escapar, yo dejaré a esa persona para ir
contigo. Personas hay muchas, pero hermanos no." Aclaró con gran sonrisa,
mientras le acariciaba el cabello. "¿Lo prometes?" Félix preguntó con ansias.
"Prometido." Danny le aseguró con confianza. Félix exhaló. "De acuerdo,
vamos a terminar de empacar las maletas entonces. Un monasterio me
espera." Dijo a carcajadas, cambiando su ánimo. Danny asintió a sus
demandas y así comenzaron a empacar.

El monasterio de San Benito, ese era el nombre del lugar que Félix escogió
para esconderse de la policía. Horas más tarde, Danny lo dejó en las puertas
del sitio, se despidió de un gran abrazo de él y prometió regresar disfrazado
de cualquier cosa para poder verlo. Félix lamió sus labios, dio un soplido y
caminó hacia el interior del monasterio. Al llegar a la gran puerta principal,
un hombre vestido de túnicas color marrón, le dio la bienvenida: "Bienvenido,
¿En qué lo puedo ayudar?" Dijo con gran sonrisa, mirando de reojo la maleta
que Félix dejó a su lado. El pelinegro esbozó una gran sonrisa, su hora de
actuar había llegado y se le daba la actuación. "Muy buenas tardes, me
invitaron a unirme al monasterio. Sentí el llamado de Dios y decidí hacerlo."
Le acercó un folleto que había recogido a las afueras del local de comida
rápida, en el que ese sacerdote estuvo repartiéndolos. El hombre parpadeó en
asombro, observando la sonrisa del chico. "Estoy bastante sorprendido, pero
este folleto es para donaciones y caridad. No es para reclutar novicios."
Murmuró con perplejidad. Félix asintió. "Lo sé, pero apenas vi el folleto sentí
una luz dentro de mí, padre. Estoy decidido a convertirme en un sacerdote,
por favor no me quite la bendición." Expuso con voz compungida. "¿Con quién
debería hablar para la incorporación?" Continuó con gran determinación. El
hombre lucía perdido, bastante asombrado y muy conmovido. Ugh, Félix le
pidió perdón al de arriba por hacer esta clase de cosas, pero tenía que
esconderse hasta que el peligro con la policía se disipara. El hombre de túnica
le restregó el cabello, dándole un gran masaje. "Estoy muy sorprendido, ¿Cuál
es tu nombre, hijo?" Preguntó con expectación. El chico se presentó de buena
manera, tratando de generar una sensible introducción de su persona.
"Mucho gusto, soy Félix y tengo veinticinco años. Me gustaría conocer
muchos pasajes de la biblia y esparcir el espíritu de evangelización por todo
el mundo." Señaló con bastante entusiasmo. Dios, sólo era una mentirilla
piadosa. Félix le prometió al de arriba que sería bueno si lo ayudaba en esta
ocasión con el hombre.

El religioso dio un soplido, le restregó otra vez el cabello y finalmente sonrió.


"De acuerdo, abogaré por ti. Eres muy joven y eso es destacable, hoy en día la
juventud está tan distante con Dios. Es lamentable en verdad." Indicó con un
suspiro. Félix sólo asintió a eso, entonces el religioso empuñó el asa de su
maleta y lo miró a los ojos antes de hablar: "Sígueme hermano Félix, te
llevaré a la oficina principal para que podamos revisar el ingreso con el padre
Dintel." Demostró con amabilidad y gran sonrisa. Félix siguió al hombre,
juntos caminaron por los pasillos del gran monasterio hasta llegar a las
oficinas principales, en dónde se encontraban los sacerdotes mayores que
llevaban el mando del monasterio. Félix se sentó a esperar en una silla,
mientras el religioso fue a exponer su caso con el sacerdote mayor, quien de
paso era el procurador de rechazar o permitir el ingreso de los nuevos
candidatos a novicios. El muchacho se restregó el cabello, en su interior sabía
que era un poco descabellado hacer una cosa de esta clase, pero confiaba en
el primo Frank y en su cargo de policía para borrar su historial en el maldito
Interpol. Ugh, su primo era amigo del jefe, un tal Mark que a su vez había
puesto la alerta para su captura, ignorando por supuesto las conexiones que
él tenía con Frank. Diablos, su primo se iba a morir cuando supiera que su
mamá se había casado de nuevo y que también tenía un hermano. Joder,
conociendo a Frank y a su fuerte temperamento, iba a repudiar esa unión. Por
lo mismo, Félix había cortado lazos con ellos, porque ciertamente prefería mil
veces estar bien con Frank que con su estúpida familia, arruina futuros
felices. Tsk, por su maldita jodida culpa, su maestro y amor de toda la vida
había sido despedido injustamente de la academia, con una falsa acusación de
lavado de cerebro y acoso a cuestas. Por Dios, él ya tenía dieciocho años de
edad, sabía lo que era bueno y malo, obviamente su maestro no lo coaccionó a
hacer cosas indebidas. ¡Uh! Malditos viejos, arruinaron toda su felicidad y por
el mismo motivo él se vengó de ellos abandonando el ballet. Félix sabía que
sus padres se jactaban con todos a su alrededor por su brillante carrera en el
ballet, como no hacerlo si él era el bailarín principal de toda la más famosa
academia de Kiev, su carrera iba a ascenso tanto nacional como
mundialmente hablando. Cielos, todos comentaban las virtudes del joven
bailarín Vaslav Barýshnikov, hijo de padres bailarines quien por lejos había
sobrepasado las virtudes de sus progenitores en el ballet, al ganar varias
competencias y ser un referente mundial para varios jóvenes que se
interesaban por ese arte. La noticia de su retiro de los escenarios cayó como
una bomba sobre los corazones de sus fanáticos y también de sus padres,
quienes trataron de convencerlo de dejar esa locura de la venganza, pero
Félix se mantuvo firme con su decisión y se largó de su casa al ser mayor de
edad.

Ugh, por el bien de su maestro, Félix no lo buscó. Eso le dolió, pero hubiera
sido cotilleo para la prensa y podría haber complicado el futuro de su
maestro, así que por el bien del hombre, Félix decidió tomar otro rumbo,
viajando a tierras extranjeras. Uff, Félix soltó un suspiró, recordar el pasado
siempre le resultaba un poco tormentoso, pero nada como un buen tequila
para sobrellevar los malos momentos, así que el chico sacó la pequeña
cantimplora que cargaba en su bolso de mano y bebió un poco como si de
agua se tratara. Estaba en eso, cuando el religioso finalmente regresó por él.
"¡Hey!" El hombre chilló con un gesto, entonces Félix se levantó del asiento y
se acercó hacia el religioso. "¿Me llamaba, padre?" Dijo con gran sonrisa,
deseando que el hombre no olfateara su aliento. Je, je. El padre asintió con la
cabeza. "Estás aceptado, hablé muy bien de tu entusiasmo por la
congregación y el padre superior decidió aceptar tu ingreso." Sonrió, dándole
una palmadita en la espalda. "Ahora te llevaré con el hermano Taylor, quien
es un novicio como tú. Te mostrará el lugar y tu claustro." Continuó
hablándole, mientras se adentraba con él hacia el interior del lugar. Después
de un rato, Félix se lamió los labios cuando el padre Roth lo dejó con el
novicio en cuestión. El chico era, um... Cómo explicarlo, ugh nerd. Cielos, le
hablaba de Dios en cada momento y le mostró cada rincón del lugar como si
el sitio fuera un gran monumento o un edificio de lujo. Ugh, bien quizás el
mocoso, dos años menor que él y de nariz picuda, en verdad era un fiel
servidor, cosa que Félix obviamente no era, pero joder ¿Tenía que ser tan
aburrido? Cielos, Félix ya estaba preparándose mentalmente para lo que iba a
ser su vida en aquel convento. Mierda, estos dos meses de seguro iban a ser
un gran infierno para él, lo que para muchos sería todo un paraíso. Ugh, el
muchacho ya se estaba arrepintiendo de haber ingresado al monasterio y eso
que llevaba sólo horas ahí. Definitivamente debió haberse ido con Danny,
conquistar al alfarero guapo y revolcarse con él. Dios, ¿Qué estaría haciendo
Danny ahora? Uh, era mejor no pensar en eso.

Félix suspiró al ver su futuro claustro, el chico le había explicado las reglas de
su 'celda' y también le advirtió de los horarios en que la energía se terminaba.
Rayos, el lugar parecía una maldita prisión y a eso de las nueve de la noche,
Félix se encontró empacando su ropa de calle, la cual de paso no iba a poder
usar, bajo la luz del único candelabro con tres velas que tenía a mano. Oh
cielos, gracias Dios por el refugio concedido. Rayos. "Así que estos serán mis
atuendos de ahora en adelante." Dijo en voz alta, mientras observaba las
túnicas en color marrón. "Por dos meses." Continuó con voz seca. Félix
exhaló, luego agarró el crucifijo se lo colgó en el cuello y dejó la biblia que le
entregaron, en la pequeña mesita de noche en el centro de las dos camas. Al
parecer, no iba a tener un compañero de celda, ya que los ingresos de nuevos
novicios no eran muy populares ahí, así que Félix deseó muy mal que nadie
llegara a invadir la privacidad de su habitación. Dios, ya iba a ser duro tener
que fingir ser un buen cristiano afuera de su dormitorio, para tener que
soportar en su propio cuarto a un novicio deseoso de compartir oraciones y
rezos como aquel novicio que le hizo la presentación del lugar, de quien Félix
ya había olvidado el nombre. Rayos, eso demostraba el nulo interés que sentía
por el sitio; pero en cierto sentido, sería mejor que se aclimatara rápido para
no elevar las sospechas de nadie. Muy bien, entonces Félix iba a fingir con
maestría ser un novicio deseoso de aprender temas de fe, para luego llegar a
ser un gran sacerdote al servicio de los feligreses más fervientes. Ugh de
seguro los primeros días iban a ser duros, pero al final del camino, todo traía
su recompensa y eso era esperar el contacto del primo Frank, para hablar el
tema de la eliminación de su feo historial. Mierda, todo era bien pellizcado,
pero de seguro todo iba a andar bien, nada podría salir mal ¿Verdad?
CAPITULO 3

“¡OH DIOS!

Dos meses después

¡Diablos! El monasterio era una puta cárcel, es que no había más definición
en la RAE para eso. Dios y todos los santos juntos, ¡Era una puta prisión! Ugh,
ellos no lo dejaban salir del monasterio, no le permitían beber, ver televisión,
fumar, tampoco comer comidas abundantes, le hacían ayunar en cadenas de
oraciones y no le permitían tener visitas. Félix no podía estar más arrepentido
de haber elegido ese lugar para esconderse de la policía. Uff, si no fuera por
las cosas que Danny le infiltraba de forma ilegal, de seguro él se moriría del
aburrimiento. El chico tuvo que hacerse pasar por un jardinero voluntario,
quien se ofreció a cuidar de los árboles y las plantas del lugar como especie
de caridad, pero sólo los domingos. Obviamente eso era porque el único día
libre que Danny tenía era el domingo, pero al parecer los sacerdotes del
monasterio le creyeron todo y no le hicieron ningún impedimento a su
ingreso. Ah cielos, ahora mismo Félix estaba comiendo como loco unas
especies de gomitas sabor a fresa, junto a unos chocolates y un perro
caliente. Todo detrás de un gran árbol, el cual a veces usaba para fumar.
"Esto es fabuloso, dame más soda." Demandó con gran sonrisa. Ugh, Danny le
entregó la lata de refresco que le había traído al jefe, pero ahora estaba
reflexionando un poco en que quizás había sido mala idea traerle tanta
comida. "Jefe, no se meta todo de una sola vez. Cielos, eso es asqueroso y
vomitaré del disgusto." Se quejó llevándose la mano a la boca. Félix sacudió la
cabeza y le hizo un gesto con el dedo. "Shh, déjame disfrutar los placeres de
la gula, mira que aquí es considerado un pecado mortal. Cielos esto está tan
sabroso, Danny." Expresó con alegría, mientras devoraba la comida.

Danny dejó caer un soplido, luego bebió un poco de soda. El muchacho


pelinegro a su lado, sonrió con malicia al mirarlo. "¿Cómo está el mocoso?"
Preguntó con interés, pero obviamente iba a comenzar por lo más ligero hasta
preguntar cosas bastante más profundas. El joven rubio sonrió de oreja a
oreja. "Ugh, está demasiado lindo. Deja y te muestro una foto, estamos
jugando con arcilla y lucimos sucios, pero fíjate en la cara ¡Está tan bello!"
Murmuró con gran sonrisa, buscando su celular para mostrarle la foto. Félix
observó la fotografía y en efecto, el mocoso se veía bonito, pero tampoco era
para exagerar y ponerse bobo al respecto. "¿Esto es un taller de alfarería?"
Investigó, mirándole de soslayo. El rubio asintió con amplia sonrisa. Félix se
lamió los labios antes de proseguir con su charla: "¿Quién tomó la fotografía?
No es una selfie." Lo miró con ojos brillantes ahora. El chico de cabello claro,
recuperó de vuelta su teléfono. "Fue Darian, le dije que no lo hiciera, pero ese
hombre es muy terco y nunca me hace caso." Susurró poniendo el celular en
el bolsillo de su chaqueta. "¿La capturó con su teléfono o con el tuyo?" Félix
siguió con el cuestionamiento. Danny se rascó el cuello, luego se acomodó el
cabello, mostrando claras señales de nerviosismo. "La tomó con su teléfono,
luego me la envió por mensajería." Respondió con voz agitada. "¿Por qué
preguntas tanto? Ugh, ya déjame tranquilo, jefe." Dijo a la defensiva. Oh
rayos, algo andaba mal y Félix tenía que descifrar la mierda ahora mismo.
"¿Qué pasa aquí Danny? Estás rojo como remolacha, ¿Acaso te estás
revolcando con el hombre? ¿Me estás jodiendo?" Gruñó de mal humor.

El chico rubio, se levantó del césped y agarró una herramienta para picar
tierra, entonces se puso a preparar el sitio para liberarlo de posibles malezas.
"¡Deja el puto rastrillo y contesta la pregunta!" Félix se levantó también y se
cruzó de brazos al hablar. Danny le contestó ejecutando la tarea, sin mirarlo.
Joder. "No sé de qué mierda hablas, Darian es mi jefe y eso es todo."
Murmuró con orejas rojas. Si claro, un jefe. Félix torció la boca. Uh, para la
mala suerte de Danny, el muchacho era bastante celoso, ya sea con un
conocido, amigos, familia, un novio, etcétera. "¿Entonces por qué rayos no le
llamas jefe? Además estás horriblemente rojo y te ves estúpido haciéndolo.
Exijo una explicación, ¿Qué sucede aquí?" Gruñó de mala gana. "Nada, ya te
dije." Danny respondió con una mordida de labio. Félix arrugó la nariz, no le
estaba gustando nada ver el comportamiento nervioso del chico frente a él.
Mierda, algo raro estaba pasando entre ellos, dos meses era bastante tiempo
para formar algún tipo de relación, sobre todo si ellos se encontraban solos en
una casa cuidando de un niño. Sin embargo, había un problemita ahí: El viejo
estaba casado y tenía una esposa moribunda en el hospital. "Danny," el
pelinegro exhaló. "No quiero ser pesado, pero tú eres mío, me lo prometiste."
Hizo una pausa y prosiguió: "Cabe destacar que el hombre tiene un hijo y una
esposa, moribunda, pero de seguro va a despertar." Espetó a brazos cruzados.
Danny se quedó en silencio un momento, al rato le contestó: "No pasa nada y
ahora me debo ir, porque le prometí a Colin cenar todos juntos." Susurró
entre dientes.

Félix se restregó el cabello, esto ya le estaba comenzando a molestar.


"¿Seguro fue Colin? Más bien me huele a otra cosa y una de muy mal aroma."
Espetó chasqueando la lengua, mientras el chico rubio ordenaba las
herramientas de jardín. "Piensa lo que quieras, jefe." Danny contestó escueto.
Luego le lanzó una caja de cigarrillos. "Espero te duren hasta el domingo, nos
vemos hasta ese entonces." Señaló con voz neutra. Félix le agarró del
antebrazo y lo miró fijo antes de hablar: "¿Tú eres mi amigo y si te pido que te
vayas de ahí te vas a ir, verdad?" Aferró el agarre en el brazo del chico. Danny
suspiró. "Te lo prometí, sólo dime cuándo y nos vamos." Afirmó con voz baja.
Rayos, estaba dudando. Félix hizo más presión y Danny resopló. "Soy tuyo
todavía, ¿De acuerdo?" Murmuró con firmeza. Félix lo miró de vuelta a los
ojos y asintió con una sonrisa. "Bien, te estaré esperando este domingo. Ah y
cierra mis redes sociales, las dejé abiertas." Comentó dándole un abrazo
apretado. Danny asintió, se mordió el labio inferior y tragó saliva. "De
acuerdo, me voy ahora, jefe." Indicó apartándose de él. Félix asintió y
finalmente se despidió del chico, quien desapareció en la distancia. Ugh, el
muchacho pelinegro salió también detrás de ese árbol que los ocultaba por
completo y se sentó en una banca a meditar.

Diablos, las cosas estaban tornándose extrañas con Danny. Félix no quería
pensar mal, pero de un tiempo a esta parte, el chico comenzó a llamar a su
jefe por su nombre, luego a irse más temprano para alcanzar a cenar con ellos
y hasta había puesto de fondo de pantalla en su celular una fotografía del
niño. Ugh, Félix no deseaba pensar mal, en serio que no pretendía eso, pero
la situación era extraña con ellos. Su amigo se parecía a la esposa del tipo,
aparentemente una versión mejorada de hombre, ya que Danny era por lejos
más atractivo y su cabello coloreaba en tonos rubios, pero tenía un aura a esa
mujer, algo así como cuando las personas se parecían a los hermanos o
hermanas. Ugh, no era por ser mal pensado, pero Félix tenía el mal
presentimiento que el hombre estaba usando a Danny como un clavo temporal
hasta que su esposa despertara, cosa que era muy mala porque cuando la
vieja regresara a la casa Danny iba a salir de ahí patitas para la calle, en los
escenarios más terribles... Lastimado. Ah joder, ¿Dónde rayos estaría Frank?
Ellos le llamaron, pero su primo no les contestó el puto teléfono. Mierda, de
seguro estaba ejecutando esa misión extraña que le comentó semanas atrás.
Ah rayos, Félix necesitaba sacar rápido a Danny de esa casa, salir de ese
jodido monasterio cuanto antes y largarse a otro sitio para estar otra vez a
solas con su amigo. Danny le había prometido seguirle a dónde sea, así que si
había llegado a desarrollar cosas extrañas por ese alfarero famoso, el tiempo
le iba a ayudar a olvidar esos malditos sentimientos. El tiempo siempre
ayudaba, eso sucedió con él y sinceramente desde que lo hizo, no se juntó con
nadie más. Obviamente todos los chicos que tuvo después de eso, fueron
simplemente alguien de una sola noche, dos como máximo si ellos eran
bastante apuestos, pero después de eso nada, hasta nunca y no me acuerdo
de ti.

Félix suspiró, las nubes en el cielo se estaban acopiando, estaba atardeciendo,


lo que significaba que la hora de la cena estaba por llegar, pero antes de eso
venía la misa de siempre. Así que con una flojera pesada a cuestas, Félix se
levantó de la banca para ir a la capilla a rezar por toda la humanidad. Cielos,
a esta altura Félix se sabía de memoria varios rezos, aunque eso era un poco
extraño porque ellos creían en santos y en vírgenes, entonces al chico no le
gustaba eso de andarle rezando a una imagen, así que Félix le rezaba
directamente a Dios y punto. Cielos, para el final de la jornada iba a terminar
siendo un jodido religioso. "¡Hey padre Roth!" Dijo en voz alta, mientras
llegaba al lado del hombre para sentarse a su lado. El religioso le sonrió
amplio. "Hola hermano Félix, supe que le estabas ayudando al jardinero a
plantar las rosas, ¿Qué tal quedó todo?" Preguntó expectante. Félix asintió y
también le sonrió. "El jardinero dijo que quedó todo muy bien, tenemos que
comprar abono para las plantas." Susurró en voz baja. "¿Quiere que vaya a
comprar?" Siguió hablando con malicia. El hombre soltó una risita divertida.
"Sabes que no puedes salir hermano Félix, debes haber cumplido tres meses
para hacerlo. Enviaré a los novicios de mayor rango, no te preocupes y
gracias por avisar." Señaló mirándolo hacer un puchero. "Ah, sólo es un
momento. No le diré a nadie, si quiere podemos ir los dos, ¿Podemos ir
mañana?" Félix insistió con entusiasmo. El religioso le restregó el cabello y le
entregó el libro que cargaba. "Cuando recites todo Génesis de memoria,
quizás podamos hablar y apelar a una excepción. Antes no hermano Félix."
Murmuró, regresando la atención al sacerdote que llevaba a cabo la misa en
ese momento.

Feliz apretó los labios, ugh al parecer su salida de aquel sitio se iba a demorar
un poco. Rayos, solo quería salir para ver el mundo exterior, pero
aparentemente su idea de ir por comida chatarra iba a tener que esperar.

∞∞∞
Félix suspiró, diablos no tenía para nada sueño, eran recién las diez de la
noche y él era un animal nocturno, nunca se quedaba dormido después de las
doce y eso que se levantaba ultra temprano, pero su cuerpo estaba tan
acostumbrado a trasnochar que difícilmente se iba a aclimatar tan rápido a
dormirse a las nueve de la noche como los demás novicios. Sin embargo, esa
noche su preocupación se elevó un poco, porque el hermano Patrick llegó a su
celda. Mierda. "¿Sucede algo hermano Patrick?" Preguntó con voz inocente,
tratando de evitar pensar que ellos lo habían descubierto, porque
sinceramente no había dado ningún paso en falso. El hombre sacudió la
cabeza antes de contestar: "Discúlpame por la hora, sé que usted estaba
dormido. Sin embargo, la ocasión amerita." Dejó una almohada, sobre la cama
al lado de la suya. Félix mordió su labio inferior con fuerza, casi adivinando lo
que ahí pasaba. El religioso dejó unas mantas y le sonrió al darse la vuelta.
"Tendrás un compañero de celda, está enfermo; así que por favor cuida de él,
hermano Félix." Dijo sonriente.

¡Ah joder! Félix asintió con una sonrisa, pero por dentro estaba que se lo
llevaba el demonio. Ugh, no quería tener compañero de claustro, menos ser la
niñera de nadie. "¿Qué es lo que tiene?" Preguntó mirándolo con curiosidad.
Bueno, había que fingir. El religioso se restregó la mejilla. "No nos dieron
muchos detalles, pero se nos indicó que iba a dormir toda la noche y quizás
todo el día de mañana. Debe seguir una dieta blanda por un par de días."
Comentó, informándole todo lo que sabía. Félix asintió, por lo menos iba a
tener tiempo de prepararse mentalmente antes de que el chico despertara. Lo
que le faltaba, una persona dentro de su celda. Ugh, gracias Dios. “¿Cuándo
llega? Digo, para esperarlo despierto.” Félix dijo con gran sonrisa fingida. “En
diez minutos.” El hombre respondió y le restregó el cabello. “Regreso
enseguida. Muchas gracias por tu cooperación hermano Félix.” Salió de la
celda, dándole con eso espacio al muchacho para que gritara sobre la
almohada. “Mierda, ahora voy a tener que fingir todo el puto jodido tiempo.”
Murmuró en voz alta. Félix chilló otra vez, hundió la cara en la almohada y
arrugó la nariz. “Puto infierno.” Espeto mirando al cielo. “¿Me estás
castigando, verdad Dios?” Soltó una risita. “Bien, me lo merezco. Supongo.”
Indicó con derrota. Luego de eso, Félix se acomodó las ropas de inmediato
¡Uh! Las voces de los religiosos se escucharon y justamente ellos entraron
con el nuevo inquilino. “Con cuidado hermano Patrick, vamos a dejarlo
suavemente en la cama.” El padre Roth dio indicaciones.

Félix se quedó quieto en la cama, esperando a que ellos terminaran el


procedimiento. No obstante, se quedó casi sin habla al darse cuenta quien era
su nuevo compañero: Mark, el policía del Interpol. ¡Oh por todos los santos de
las iglesias! Dios, sí que se estaba vengando.
CAPITULO 4

“NUEVO INQUILINO”

Obviamente la noticia de tener al jefe de policía internacional justo en su


claustro, a Félix lo sorprendió en demasía, es por ese motivo que el chico
necesitaba compartir la intranquilidad y la historia con su mejor amigo,
compañero de hazañas. Es por tal impulso que el muchacho se quedó en vela
toda la noche, entonces cuando tuvo la oportunidad de salir temprano en la
mañana, se deslizó rápidamente hacia el gran árbol que lo mantenía
escondido de todo, se ocultó muy bien en ese escondite y desenterró el celular
que mantenía oculto. Félix dejó la bolsa de plástico a un lado y marcó el
teléfono, a la espera de escuchar la voz de Danny; no obstante a eso, el
muchacho oyó la voz ronca de otra persona. "Hola, ¿Es usted el antiguo jefe
de Danny?" Preguntaron desde el otro lado de la línea. Mierda, Félix pudo
deducir dos cosas de aquella interacción: La primera es que Danny lo tenía
agendado como jefe y la segunda es que el maldito alfarero había contestado
el teléfono de su amigo. A las siete de la mañana... ¿Pero qué jodida mierda?
¿Acaso ellos habían pasado la noche juntos? ¿En serio? "¿Dónde está mi
Danny?" Gruñó con molestia. El chico al otro lado del teléfono, al parecer no
reconoció su voz. "¿Está durmiendo justo ahora a mi lado, quieres dejarle un
recado?" Respondió con voz pesada. Félix parpadeó mirando la pantalla,
¿Qué? Dios, el muchacho pelinegro juraría que el alfarero de mierda le estaba
chasqueando la lengua. "¡Pásame con Danny!" Demandó con un regaño.
Estaba tan enojado que quería matar a ese estúpido hombre roba amigos. El
chico en el otro lado de la línea, hizo un clic con la lengua. Después de eso, un
murmullo se escuchó, unos cuchicheos y finalmente la voz de Danny: "¡Ejem!
Jefe, hola... Um, perdona a Darian, sólo estaba bromeando. Estamos en el
taller." Habló con voz agitada y nerviosa.

Félix apretó los labios, luego arrojó el veneno: "¿Qué carajos? Te dije que no
te involucraras con ese hombre viejo, casado y con hijos ¿Estás demente?
Danny ¿Qué rayos estás haciendo, mintiéndome a las siete de la mañana?"
Mordió su labio inferior del puro coraje. Del otro lado de la línea sólo hubo
silencio, luego la interrupción sepulcral de todo sonido. Uff, Félix dio un
soplido. "Danny, ¿Me quieres contar algo?" Susurró con un silbido. Una
respiración arrastrada se escuchó al teléfono, luego un murmullo. "Habla más
alto, no escucho." Félix demandó con voz pausada. "No es viejo y en serio
estoy en el taller de Darian, no es mentira." Danny repitió con voz clara esta
vez. El muchacho vestido con ropas de novicio exhaló antes de hablar: "Bien,
te creo. Ahora cuéntame qué rayos fue eso, el hombre me dijo que dormían
juntos." Se acomodó el cabello con los dedos. Danny suspiró cansado. "Nos
quedamos trabajando toda la noche, me debí haber quedado dormido en
algún momento y desperté a su lado con tus gritos. Es todo, no hay más que
contar." Señaló con voz baja. Félix apretó los labios, respiró y siguió la charla:
"Suena como que te molestara que no sucedió nada. En fin, ¿Por qué rayos
estabas trabajando con él? Se supone que sólo ibas a cuidar al pendejo." Soltó
un soplido. Danny hizo un clic con la lengua antes de hablar: "No le hables así
a Colin." Resopló. "Darian está atrasado con una exhibición que será en unos
días, le estoy ayudando ya que su asistente se enfermó de gripe. Así que no te
podré ir a visitar, porque te aviso que nos vamos juntos a Nueva York por
aproximadamente tres semanas." Continuó. Un silencio muerto se creó en la
línea. Danny mordió su labio inferior con fuerza cuando Félix le echó unas
groserías al teléfono, jadeó con dificultad cuando el calibre de maldiciones
siguió su curso y habló cuando el chico se quedó sin voz: "Jefe, sólo serán
unas semanas. Me voy a cuidar de la policía, además él me necesita no lo
puedo dejar solo con Colin. Mi ardillita no se quiere quedar con nadie más
que no sea yo, tampoco se quiere separar de su papá y por tal cosa Darian se
vio obligado a llevarnos a la exhibición." Su voz fue pausada, aunque el chico
sabía que el jefe estaba enojado. "¿Acaso eres su esposa?" Félix discutió con
voz seca. Danny se quedó en silencio.

Félix se restregó la mano en la cara. "Danny," dejó caer un soplido y retomó la


charla: "Debes deshacerte de esa debilidad que tienes. Viejo, no te puedes
ablandar sólo porque te dicen que te necesitan. Haces lo mismo conmigo y
quizás eso te trajo bastantes problemas con tu familia." Se quedó en silencio
cuando el chico le rebatió encima de sus palabras: "¡Eso no es cierto! Yo te
seguí porque quise, mi familia no se tiene que involucrar en eso. Además,
ellos encontraban raro que me dedicara al ballet de todos modos. Sabes que
ellos no son como tus padres, quienes ambos son bailarines y se conocieron
en el medio artístico." Resopló. "En cuanto a Darian, de acuerdo acepto que
me gusta. No obstante, no es recíproco. Sólo trato de ayudarle y cuando
llegue el momento me retiraré lentamente, no soy tonto. Es solo que no pude
controlar mis emociones." Dijo con un susurro. Félix respiró pesado, ahora el
enojo había pasado a segundo plano y la empatía lo invadió por completo.
"Bien, lo importante es que sabes a lo que vas con esto. Sólo espero que te
cuides." Suspiró. "El motivo de mi llamada era para contarte algo ilógico,
increíble y bastante sacado de órbita. No te quería regañar." Le contó con voz
conmovida. El chico al otro lado del teléfono se sintió curioso, así que le
preguntó sobre el asunto y luego de un rato que Félix le dijera todo al
respecto, ambos no sabían que pensar de aquello. Danny exhaló en la línea.
"Deberás fingir en todo momento, trataré de ir a visitarte para ver qué rayos
pasa con el chico. Jefe hay que tener cuidado, ¿Será una emboscada?"
Preguntó con nervios. Félix lamió sus labios y se mordió las uñas antes de
responder: "No creo, durmió toda la noche y se quejaba en su sueño. Yo creo
que de verdad le pasó algo, pero debo fingir en todo momento hasta saber si
el chico con cara de muñeca está actuando. Además, es amigo de Frank, mi
primo me llamaría si algo malo sucediera." Sonrió. "Actúa como un pesado,
pero a fin de cuentas yo soy el único a quien Frank quiere, um quizás a mi
hermano también, pero estoy seguro que sigo siendo su favorito aunque lo
niegue. Sólo vamos a esperar." Expresó con un suspiro. Danny se aclaró la
garganta. "¡Ejem! ¿Has sabido algo de Vanko?" Preguntó curioso. Félix apretó
los labios y sacudió la cabeza. "Danny, en serio tienes un problema viejo, ¿Por
qué rayos te interesa gente que no es para ti? Cielos, vamos a tener que
comenzar a salir más seguido a la biblioteca, por lo menos ahí se puede
conocer gente decente, ya que los bares que conozco son sólo para ligar." Se
echó a reír con diversión. Danny chasqueó la lengua. "Ya cállate, Vanko es
bastante decente, no difames a tu hermano en mi cara." Dijo con un chillido.
"También heterosexual, divorciado y con un niño." Félix le recordó con una
risita. "Búscate una chica si quieres tener hijos, porque el patrón se está
repitiendo con tu nueva elección Danny." Continuó.
El rubio al otro lado del teléfono suspiró. "Tal vez deba hacerlo, no resultó con
tu hermano, tampoco resultará ahora y quizás jamás lo hará con los chicos.
No soy popular, ellos se asustan de mí disque porque soy muy atractivo." Se
echó a reír con diversión. Félix siguió su risa y miró hacia un lado, dándose
cuenta que la hora del desayuno estaba por comenzar. "Señor atractivo me
tengo que ir, los novicios ya están marchando hacia el comedor principal.
Viejo, trata de venir lo más pronto posible, trae cigarrillos ¿Sí?" Expresó con
voz baja. Danny asintió a eso. "De acuerdo jefe, um llama a tu hermano si
puedes. De lo contrario todos van a pensar que estamos muertos." Indicó con
voz sensata. Félix soltó una risita, pero accedió a sus demandas. "Lo haré,
quedamos en eso entonces." Colgó la llamada, enrolló el teléfono en la bolsa
de plástico, lo enterró en el mismo lugar de antes y salió detrás del árbol
como si nada, para dirigir sus pasos hacia los comedores.

∞∞∞

Félix dejó la biblia a un lado esa noche, ugh estaba tratando de memorizar el
Génesis para que el padre Roth le permitiera salir del monasterio, sin
embargo su lectura quedó inconclusa cuando el policía se comenzó a
despertar. El chico se quitó la gota de sudor que corría por su frente,
entonces Félix se acercó de inmediato para ver si necesitaba algo, ya que su
semblante de fantasma asustaba un poco y de todos modos el chico era amigo
de Frank. "No te levantes." Le habló con voz suave. "¿Cómo te sientes
hermano Mark?" Preguntó sonriente, en una manera de provocar una buena
primera impresión. El chico no le hizo caso, se levantó de la cama de todos
modos y sufrió un mareo, entonces Félix llegó rápidamente a su lado.
"Cálmate, has estado durmiendo desde que llegaste. Te daré un poco de
agua." Dijo con nervios, acercándole un vaso con agua que sacó de una
pequeña mesa de noche en el centro de ambas camas. Ugh, el hombre se iba
a morir sin decirle nada antes. Rayos. "¿Dónde estoy?" El policía averiguó,
mientras bebía del vaso de agua. Félix le echó un vistazo a su complexión, el
hombre se veía lamentable, estaba flacucho, pálido como el papel y lucía
perdido. No estaba fingiendo. "Te encuentras en Colorado, en el monasterio
de San Benito. Es un placer compartir mi claustro contigo. Soy el hermano
Félix, mucho gusto." Sonrió viéndolo tragar con dureza. "¿Qué cosa? ¿Un
monasterio?" El policía parpadeó en asombro. Félix supuso que algo raro
había sucedido, pero por el momento iba a seguir actuando hasta saber un
poco más sobre aquella situación. "Tu padre te vino a dejar hace un día, dijo
que habías estado en ayuno por varios días, así que debían alimentarte con
una dieta especial los primeros días de tu instancia aquí." Le informó con
gran sonrisa. "¿Sucede algo?" Preguntó curioso al notar la expresión extraña
en el policía.

El chico se desfiguró por completo, un rayo de tragedia cruzó por su cara y


Félix mordió su labio inferior al notar que algo raro había sucedido entre el
padre y el hijo. "No estoy aquí por mi propia voluntad, no quiero ser
sacerdote. Tengo un chico que me espera." El policía le contó levantándose de
la cama, pero estaba jodidamente débil para hacerlo. Joder, Félix se
sorprendió con aquella confesión, eso se escuchó pesado así que le ayudó a
sentarse en la cama. "Para ser eso hay que estudiar un poco más. Tenemos
que recibir el tercer grado de sacramento para poder llegar a ser sacerdotes."
Soltó una risita. "Seremos diáconos transitorios primero, luego si nos
mantenemos concentrados y estudiamos con fe unos ocho o nueve años,
podremos ser sacerdotes." Espetó todo su conocido, mirándolo a los ojos.
Quiso bromear para subirle el ánimo, porque no había que ser un adivino para
notar que el chico se había deprimido y quizás también decepcionado de su
padre. "¿Dijiste un chico?" Se lamió los labios y lo miró con un brillo especial
en los ojos, ¿Acaso el policía era de los suyos? Bueno, Félix tenía que
adivinarlo, aunque al parecer el policía ya estaba interesado en alguien más,
así que difícilmente el hombre atractivo iba a querer jugar con él. "No
inventes, ¿También te encerraron aquí por tener novio?" El policía preguntó
con asombro. Félix sonrió amplio y se encogió de hombros. Iba a fingir una
historia, así se podría hacer amigo del policía y a la hora de saber la verdad,
el chico no lo iba a apresar. "Soy el hijo de un pichón grande aquí en
Colorado. Fui muy malo y me metieron aquí para poder corregir mi
comportamiento mundano." Sonrió con malicia. Sólo estaba salvando su
pellejo y el de Danny. "Se podría decir que si me gustan los chicos. Viejo que
bueno que eres de los míos, estaba harto de fingir también en mi celda." Soltó
una risita y le ayudó a beber agua para recuperarse un poco. Por lo menos no
iba a tener que fingir ser un santo.

Mark dio un soplido. "¿Desde cuándo que estás aquí?" Averiguó curioso
ahora. Félix se sentó en la cama y le contó su tragedia. "Dos putos meses.
Viejo, es una prisión aquí, es imposible escapar." Se quejó sonriente. "¿Es
guapo tu novio? ¿Qué edad tienes?" Curioseó con agrado. El policía no se veía
antipático, de haberlo sabido antes, le hubiera dicho a Frank que los
presentara. El chico suspiró antes de contestar: "Tengo veintisiete y John es
muy apuesto." Murmuró con una sonrisa. "Debo salir de aquí, él me debe
estar buscando." Señaló mordiéndose el labio inferior. Félix se lamió los
labios. "Suerte con eso hermano mayor, de aquí no vas a salir si no es en un
cajón. Ellos actúan como unos verdaderos policías, la mayoría del tiempo la
pasas estudiando y a las nueve de la noche ya estás acostado. Ugh, estoy ultra
aburrido, ¿Tendrás cigarros por ahí?" Preguntó con curiosidad, dándose
cuenta que la llegada del policía era inofensiva. Rayos, ambos estaban
encerrados ahí. Félix exhaló. "Te ves pésimo, ¿Quieres comer algo?" Lo miró
con empatía al acabar la pregunta. Después de todo el chico se veía
atribulado. Mark resopló y suspiró profundo. "Vamos a tener que ver cómo le
hacemos para salir de aquí, Félix. No me quedaré tranquilo hasta que salga
de este lugar." Dijo con mucha seguridad. Woah, Félix sonrió amplio. "De
acuerdo, pero te aconsejo actuar moderado la primera semana. Yo no lo hice y
como resultado de eso, me la pasé encerrado en mi claustro rezándole a
Dios." Indicó con gran sonrisa. "Lindo crucifijo, ¿Te gusta el mío? Es blanco
con marrón." Bromeó jugando con el crucifijo colgado en su cuello. Mark soltó
una risita, el chico era bastante agradable. "Veo que sabes el conducto
regular, supongo que vas a querer algo por requerir de tus servicios,
¿Verdad?" Preguntó con gran sonrisa. Félix asintió. Dios santo, al fin la suerte
estaba de su lado, ¡Joder! Iba a estar demasiado a salvo si se escondía en la
casa del policía, mientras todos lo buscaban allá afuera. Je, fue buena idea
disfrazar su identidad como Big Johnson, ya que nadie conocía cómo
exactamente lucía. "Sólo llévame contigo y cooperaré en todo para salir de
este maldito claustro." Expresó con gran sonrisa. El policía aceptó y sacudió
la mano con el muchacho. "Es un trato entonces." Espetó mirándolo a los ojos.
"Trato hecho." Félix apretó su mano y continuó: "¿Quieres comer algo ahora?"
Mark asintió, entonces el pelinegro lo ayudó a recostarse y salió de la
habitación para buscarle comida. Su plan de aliarse con el policía era
perfecto, nada podía salir mal de eso.
CAPITULO 5

“RESCATE”

Normalmente, Danny era una persona que no tomaba siestas. Desaprovechar


la tarde como un oso invernando era una actividad que no le agradaba, pero
después de pasar la mitad de la noche completamente despierto, dando
vueltas y más vueltas en la cama pensando en sus dramas personales,
realmente no le gustó que una llamada telefónica de su amigo lo despertara
groseramente. Cielos, el jefe podía ser alguien muy insistente. "Dijiste que
ibas a venir, ¡Ya han pasado tres días! ¿Cuál es tu excusa?" Félix chilló al
teléfono. Danny apretó los labios, se quitó a Colin de encima y lo dejó a un
lado. "No he podido salir, Colin no me da un respiro." Respondió en voz baja,
mientras arropaba al niño en su cama. "Espera, ¿Qué?" Félix contestó
enojado. "¿Escuchaste una palabra de lo que te dije ayer? Danny, me voy a
escapar con el policía, tienes que venir a despedirte antes de que me largue
de aquí, ugh ¿Acaso ya me cambiaste por el mocoso?" Gruñó con voz
ofendida. Danny se echó el cabello hacia atrás con los dedos. Se sintió
culpable, después de todo el jefe debía estar primero que todos. Eso no debía
cambiar. "Perdona, tienes razón. Iré hoy en la tarde, llevaré los cigarrillos que
te gustan." Murmuró mirando al niño, luego salió de la habitación del
pequeño e hizo su camino hacia el taller de Darian. "Bien," dijo Félix. "Ya me
estaba empezando a preocupar, Danny." Continuó con una sonrisa telefónica.
El rubio Exhaló. "No lo hagas, todo está bien." Refutó con voz baja al teléfono,
tratando de convencerse a sí mismo que eso realmente era así. Pero estaba
fallando un poco. Mierda.

"El chico no sospecha nada, de verdad lo encerraron aquí. Viejo, su papá es


un demente, parece que el hombre ganó las elecciones con la imagen de su
hijo muerto. Ah, es que no te dije: Ellos pensaban que Mark estaba muerto."
Félix comentó con perplejidad. Danny suspiró. "De haberlo sabido antes,
quizás no nos hubiéramos escondido." Murmuró desganado. "¡Claro!" Félix
asintió con un chasquido de lengua. "Pero por algo pasan las cosas, Danny."
Dijo con gran positivismo. Danny apretó los labios y se detuvo a doscientos
metros de llegar al taller. "Debo colgar." Avisó con voz baja. "Una cosa más
Danny." Félix habló con voz baja también. "Debes fingir ser un jardinero
frente al policía, estamos acostumbrados a actuar así que mantente en tu
papel ¿Bueno?" Continuó hablando con voz suave, seguramente para que
nadie lo escuchara. "Bien," Danny aceptó con un suspiro. "Nos vemos." Se
despidió y colgó. El muchacho miró el reloj en su mano, sólo esperaba que
Darian no le dijera nada por salir en plenas horas de trabajo. Ugh, entonces
tratando de deshacerse del nudo de preocupación en su estómago, el rubio
continuó caminando.

Después de entrar al taller, Danny se dirigió hacia el mesón de artesanía en


donde Darian estaba dándole forma a una jarra. Tenía que decirle al chico
que se iría por el resto de la tarde, pero al dar otros pasos se dio cuenta que
no estaba solo, su asistente se encontraba ahí también. Diablos, Danny no
dejó que sus pasos vacilaran cuando los vio enfrascados en una conversación
sobre el futuro jarrón que el chico pulía con sus manos en ese momento.
"¡Ejem!" Ambos miraron hacia arriba cuando Danny se aclaró la garganta.
"Hola chicos." Los saludó con una sonrisa. "¿Cómo vas con tu gripe?"
Preguntó con curiosidad, dirigiendo su mirada al asistente del chico. "Estoy
bien ahora, gracias por cubrirme. Cielos, contagié a todos en mi casa, mi
esposa me quería asesinar por eso, los niños también." Charló con gran
sonrisa. Danny asintió, luego su mirada se enfocó en Darian, quien llamó su
atención: "¿Colin está durmiendo?" Averiguó, observándole asentir. "Está
dormido, de hecho lo hará toda la tarde. Jugamos bastante." Murmuró con
gran sonrisa. "Um, es por eso motivo que vine a decirte que saldré a juntarme
con un amigo ahora. Le diré a Anna que le dé un vistazo a Colin mientras yo
no estoy." Indicó con voz baja, mirándole a los ojos. "Cancela." Darian
contestó escueto. Su asistente, quien hasta ese momento los había ignorado,
miró a su jefe. Danny arrugó la nariz. "No puedo hacer eso, ya quedé con mi
amigo." Refutó sacudiendo la cabeza. "Te dije que canceles eso." Darian le
repitió, encontrándose con la mirada sorprendida del chico. "Colin va a
dormir toda la tarde, ¿Por qué no me quieres dar permiso?" El chico rubio
frunció el ceño al acabar. El castaño lo miró con ojos fríos. "Va a despertar en
algún momento y cuando lo haga se pondrá a llorar si no estás aquí." Indicó
mirándolo al rostro sorprendido. Danny frunció los labios, miró a Roger y éste
se encogió de hombros. Ugh. "Descuéntame el día entonces, no puedo
cancelar." Murmuró sintiéndose cabreado. "Es mejor que canceles, Danny."
Roger susurró con voz suave, sintiendo la tensión en el aire. El muchacho
rubio sacudió la cabeza. "No puedo." Insistió, formando una mueca. Darian
gruñó, se limpió las manos en el delantal y dejó el torno moldeador a un lado.
Con el entrecejo arrugado, habló: "Deja de ser un pequeño idiota terco." Se
cruzó de brazos. Roger se levantó de su silla. "Creo que iré a sacar las vasijas
al horno, ya deben estar listas." Indicó, dejándoles solos.

"Realmente no puedo cancelar, es una cita importante." Danny insistió


mirándole. Pasaron unos segundos antes que el chico le contestara. Darian
torció la boca. "¿Estás enojado porque mi hermana buscó a otro un maestro
de ballet?" Investigó de la nada. Sorprendido con eso, Danny negó con la
cabeza. "No sé a qué te refieres, sólo le enseñé un día. No es eso." Expresó
con una encogida de hombros. Darian le lanzó una mirada afilada. "Entonces
por qué rayos estás tan frío." Espetó sosteniendo su mirada. Ugh, sintiendo
que su rostro se volvía cálido, Danny lo miró ceñudo. "No sé a lo que te
refieres." Se cruzó de brazos y luego se acomodó el cabello. "¿Entonces por
qué actúas así? Lo ideal es peinarse, después cruzarse de brazos." Comentó
con voz pesada. Cielos, ¿Qué rayos? Danny chasqueó la lengua, el hombre
estaba actuando raro y ni idea qué mierda estaba pensando por su cabeza.
"¿Cómo sigue tu esposa?" Preguntó a ceja alzada. Como si eso fuera una
señal, unos momentos después, le chico tragó saliva. "Bien, ve si quieres."
Accedió con una mueca. Danny asintió. "Sí, muchas gracias." Murmuró de
mala gana, dándose la vuelta para largarse de ahí. "¿Vas a llegar a cenar?" El
chico le preguntó con voz neutra. "No cuentes con eso, jefe." Danny respondió
con voz seca, siguió caminando y finalmente salió de ahí. Rayos, eso fue difícil
de ejecutar, pero lo logró. Definitivamente debía conseguirse una novia, ya
que no tenía buen ojo para los chicos. Cielos, su cara todavía se sentía
demasiado caliente, sus músculos estaban nerviosos y sus pensamientos
estaban más confusos de lo que le hubiera gustado. Dios, estaba caminando
por cumbres borrascosas.
Danny regresó a la mansión, buscó a la mujer, quien se encargaba de la
administración de la gran casa, y le dio las instrucciones para que se hiciera
cargo de Colin mientras él no estaba. Después de eso, el muchacho se fue
directo a la primera tienda de conveniencia que encontró y compró los
cigarrillos favoritos de Félix. "Al monasterio de San Benito, por favor." Dijo
montándose en el primer taxi que se detuvo cuando llamó a uno. "No eres de
aquí, ¿Verdad?" El taxista le habló con una sonrisa. Danny sacudió la cabeza
para negar. "Debo trabajar en mi pronunciación, lo sé." Murmuró con una
risita avergonzada. El hombre se echó a reír. "Lo digo por el cabello,
generalmente la gente europea es más liberal al llevarlo en colores." Masculló
con la mirada enfocada en el camino. Danny se tocó el cabello y sonrió. "Mi
cabello es rubio, aunque me decoloré un poco más, ¿Usted cree que me veo
muy exagerado?" Preguntó con una mordida de labio. Cielos, quizás había
exagerado con el disfraz para alejar a la policía. "Etéreo, esa es la palabra. Te
ves bien, en verdad por eso detuve el taxi. Uno no encuentra a personas tan
atractivas en los taxis, generalmente ellos usan privados." Comentó con
gracia. Danny se echó a reír con diversión. Dios, su arrastre con personas
mayores era algo de otro mundo. Tal vez debía comenzar a buscar chicos más
jóvenes, aunque la personalidad de ellos no era tan atractiva a sus ojos, pero
quizás no perdía nada con experimentar. "Señor, usted es bien agradable.
Siga manejando, escucharé música." Susurró con gran sonrisa. El hombre
hizo lo que le pidió y en media hora lo dejó afuera del monasterio.

Como era de costumbre, Danny caminó hacia las puertas del lugar, saludó al
religioso que lo dejó entrar y caminó hacia el interior del sitio para ir a la
bodega a cambiarse ropa. Una vez que se puso el traje de trabajo, se fue con
las herramientas en dirección hacia el gran rosal que estaba cuidando. Para
ser solo un aficionado en términos de jardinería, Danny estaba bien contento
con la labor que había logrado, las rosas estaban bastante lindas y el color
blanco resaltaba a simple vista. El muchacho rubio comenzó a regar las flores
por mientras que esperaba a Félix, de todos modos el jefe siempre llegaba de
inmediato apenas lo divisaba en el jardín y esta vez no fue la excepción, pero
en esta ocasión no venía solo, sino que acompañado. "Hey Junior ¡Hola!" Félix
le gritó desde la distancia, acercándose en la compañía del policía. "Hola,
estaba regando las rosas." Danny contestó dejando la regadera a un lado.
Luego sus ojos se posaron amablemente en el chico de cabello castaño. "Hola,
soy Junior, el jardinero del lugar." Se presentó con gran dote actoral. Mark
asintió con una sonrisa y también se presentó: "Mucho gusto, Soy Mark."
Agarró la mano del chico para sacudirla en un saludo. "Félix ya me habló de
ti, dice que le traes cosas." Dijo con una sonrisa. Danny se echó a reír y le
entregó la cajetilla de cigarrillos al muchacho en cuestión. "Así es, me
compadezco de su encierro." Murmuró con amabilidad mientras ambos veían
como Félix besaba la caja de cigarrillos. "¡Viejo eres lo máximo!" Éste
exclamó con ojos llenos de júbilo. Danny sonrió, luego regresó la mirada a
Mark. "¿Necesitas algo? Tal vez llamar a alguien, comer alguna cosa o quizás
escuchar música por un rato. En serio pide lo que sea, me gusta ayudar."
Ofreció con disposición.

Mark lamió sus labios, aunque quisiera llamar a John no se sabía el número
del chico de memoria, tampoco el de Frank o el de Brat. "Por el momento
nada, pero gracias. No me sé ningún teléfono de memoria, creo que
comenzaré a memorizarlo de ahora en adelante." Se echó a reír con gracia.
Félix soltó una risita y los agarró a ambos del brazo. "Vamos a fumar atrás del
árbol, estoy sediento por uno de ellos justo ahora." Indicó con mucho
entusiasmo. "Yo paso a eso." Mark señaló con una sonrisita, pero de todas
formas fue arrastrado a la parte de atrás del árbol.

∞∞∞

Horas más tarde, Félix fue llevado por Mark hacia el interior de su claustro.
El muchacho no entendió mucho qué rayos le quería decir, pero lo siguió de
todas formas hasta quedar a solas con el chico en la celda. "¿Qué pasa?"
Preguntó al no soportar más la curiosidad. El joven policía le sonrió de oreja a
oreja. "¡Hoy nos vamos, John me vino a rescatar!" Chilló de la emoción. Félix
parpadeó asombrado con la noticia. Cielos, había sido un alivio que se alcanzó
a despedir de Danny, obviamente por mientras que se volvieran a reunir otra
vez. "¿Y dónde está el chico?" Curioseó sentándose en la cama para brindarle
más atención al muchacho sonriente, quien también hizo lo mismo. Mark
sonrió amplio. "Se infiltró sin que nadie lo viera, me dijo que Bobby nos va a
ayudar con la protección de la policía estatal. Así que nadie nos va a impedir
salir de aquí, ¿No es eso genial?" Murmuró, lanzándose hacia él para darle un
gran abrazo. Félix asintió, pero ni idea quién era ese chico, así que le tocó
preguntar al respecto. "¿Bobby?" Dijo, despegándose del policía. Mark lo soltó
y soltó una risita. "Perdona, no expliqué bien. Es por la emoción." Se sentó
bien en la cama y sonrió amplio al continuar. "Es el jefe de policía de todo el
estado de Nueva York. El hombre nos debía una, así que John me dijo que
Bobby habló con el jefe del estado del Colorado y ellos no nos dirán nada
después de habernos escapado a la mala de aquí." Susurró lo último con voz
baja.

Félix parpadeó asombrado otra vez, pero cómo no lo haría, si el chico le


estaba diciendo que el jefe de toda la policía de Nueva York los iba a ayudar a
escapar. ¡Uh, santo cielo! Por un momento Félix se asustó, pero de cierto
modo su coartada se convirtió en una súper coartada, porque joder su
escondite estaba siendo algo muy sardónico, ya que se estaba involucrando
sin querer con los chicos que pusieron precio por su cabeza. "Luces asustado,
descuida no pasará nada. Le podemos pedir a Bobby que te esconda en su
casa por unos días, así tu familia no te encontrará." Mark susurró con voz
suave, haciendo presión en uno de los tensos hombros de Félix. El pelinegro
mordió su labio inferior con fuerza. "¿Él vive en Denver?" Preguntó mirándolo
reír. El chico sacudió la cabeza al contestar su pregunta: "Él no vive en el
Colorado, vive en Nueva York, ya que es jefe de ese estado. Por lo tanto, te
irás a su casa de Manhattan." Le informó con agrado. Félix tragó saliva,
dándose un respiro con todo lo que acababa de digerir. Estaba jugando con
fuego, lo sabía, pero la espada de doble filo debía ser empuñada; además la
coincidencia con el viaje de Danny a Nueva York era única y sinceramente
Félix no podía dejar pasar aquella audaz oportunidad. "De acuerdo, ¿A qué
hora nos vamos?" Señaló con gran entusiasmo. "A la media noche, así que por
mientras ordena tus cosas." Mark informó con gran sonrisa.

Félix asintió con determinación, ahora en adelante tendría que ser más
cuidadoso, ugh a ver que resultaba de eso. Cielos, se iba a esconder en la
casa del jefe de policía de todo un condado. Mierda, su desfachatez no tenía
límites, seguro que no. Sin embargo, Danny le ganaba en eso, al interesarse
en chicos maduros, casados y con hijos. Rayos, definitivamente su amigo
estaba jodido.
CAPITULO 6

“ALGUIEN INTERESANTE”

"Date prisa, los chicos nos están esperando en el automóvil." Mark tiró de la
mano de Frank, para correr hacia el auto estacionado unas cuantas millas de
distancia más adelante de la localización del monasterio. "Hace frío, dame un
respiro." Félix se quejó mientras corría por el camino de tierra. El lugar
estaba ubicado en una parte de campo, así que el camino no estaba
pavimentado. Mark se soltó de la mano de Félix cuando John salió del auto
para ir por él, Félix observó a la parejita del año y caminó lentamente hacia
ellos. "¡Ejem!" Se aclaró la garganta para que se dejaran de besuquear. Mark
los presentó: "John, él es Félix. Ya te había contado de él." Habló con gran
sonrisa. El chico llamado John saludó a Félix y fue bastante amable, al
parecer Mark le había contado sobre su historia inventada. "Mucho gusto,
gracias por cuidar de Mark. Soy John." Se presentó dándole un apretón de
manos. "Félix, es un placer." El chico indicó con una amable sonrisa. Luego
sus ojos se desviaron al hombre en el interior del automóvil, para ser exacto
al volante. "¡Dense prisa!" Éste gritó sacando la cabeza por la ventana del
carro. Mark asintió y miró a Félix, quien siguió a los chicos hasta subirse al
automóvil.

"Gracias por la ayuda, Bobby." Mark murmuró con una risita. El chico puso el
motor del auto en marcha. "No es nada, ahora pónganse los cinturones que no
quiero cometer más infracciones en un día." Espetó mirando de reojo a Félix,
quien se sentó a su lado, en una manera de brindarles más espacio a los
chicos en la parte trasera del automóvil. "Hola, me llamo Félix ¿Y tú?" El
muchacho se presentó frente al chico, ugh bastante atractivo por lo demás. El
hombre lo miró de reojo y luego a Mark. "¿Éste es el novicio entonces?"
Espetó mirándolo asentir. Félix soltó una risita antes de hablar: "Seré bueno,
ni siquiera sabrás que estoy en tu casa, viejo." Félix habló con picardía. El
policía guapo lo miró de arriba abajo. "¿Qué edad tienes? ¿No eres menor de
edad, verdad?" Dijo con voz picante. Ugh, al parecer no estaba muy contento
de prestarle techo. El pelinegro lamió sus labios, los chicos difíciles
raramente lo prendían. Je-je, a ver qué pasaba con ese policía en jefe, de
seguro lo podría molestar. Diablos, a Félix se le hizo agua la boca, molestar a
chicos pesados era su hobby favorito. "Veinticinco, soy legal." Respondió con
un guiño coqueto. Bobby rodó los ojos, dándole auge a las risas de Mark en la
parte trasera del automóvil. "Sólo preguntaba porque luces como un pendejo.
¡Ya deja de reír Mark!" Gruñó entre dientes. John chasqueó la lengua. "Ya
deja de ladrar y sácanos de aquí." Demandó con el entrecejo fruncido. Bobby
apretó los labios, pero finalmente obedeció, llevando el coche fuera de aquel
monasterio. Félix se apoyó en el respaldo del auto analizando sus planes, todo
estaba saliendo de acuerdo a lo pensado, ahora sólo tenía que encontrar el
momento adecuado para llamar a Danny.

El viaje fue corto hasta el aeropuerto, sin embargo Félix parpadeó cuando el
policía apuesto le pidió sus documentos. "Entrégame el pasaporte, nos iremos
en mi jet privado, pero de todas formas necesito registrarlos." Bobby espetó,
extendiendo el brazo hacia Félix. Ya tenía los documentos de John y Mark en
la mano. El pelinegro sacudió la cabeza de lado a lado, no se podía permitir
que ellos descubrieran su verdadera identidad. Dios, eso sería peligroso. "Yo
haré mi trámite, no quiero entregarte mi documento ¿Y si me arrojas una
maldición? No gracias, viejo." Susurró con recelo, mirándolo a los ojos. El
chico arrugó la nariz. "¿Es broma?" Bobby lo analizó con la mirada. Ugh, Félix
tragó saliva, los chicos atractivos siempre le movían el piso y éste tipo era
bien apuesto. Joder, concentración, el hombre era un policía, no debía flirtear
con un poli en jefe. "No es joda." Murmuró mirándolo a los ojos color avellana.
"¿Estás escondiendo algo pequeño novicio?" Bobby dio un paso adelante y lo
miró de cerca. Ugh Félix se quedó quieto. "¿Eres ucraniano, verdad?" Dijo con
cierto brillo en los ojos. Félix tragó saliva, era imposible que ellos no
descubrieran su acento, si este era bien marcado como el de Danny, pero
tampoco podían averiguar exactamente de qué país venía. "No, ¿Por qué
preguntas?" Respondió con la garganta seca. El chico frente a Félix sonrió al
refutar. "No deberías mentirme, conozco muy bien tu idioma. Por algo te pedí
el pasaporte." Se acercó a su cara y le mostró los blancos dientes en una
sonrisa agradable. "Era un fanático obsesionado con alguien cuando era un
niño. Por lo tanto, estudié el idioma ucraniano para entenderle sin el
traductor en las entrevistas." Soltó una risita. "Eso y el japonés para leer
manga." Continuó.

Ugh, Félix se quedó petrificado como hielo en seco. Mierda, el hombre era
bastante interesante, porque joder, aparte de Danny nadie más sabía hablar
su idioma, ya que no era tan popular como los otros idiomas en el resto del
mundo, como por ejemplo con el inglés y el coreano últimamente. Félix se
mordió el labio inferior con fuerza. "Lo soy." Susurró con voz baja. Bobby
asintió. "Ya lo sabía, así que es mejor que no me mientas. Te quedarás en mi
casa y no quiero que hagas cosas raras ahí sin que yo sepa." Aclaró,
mirándolo fijo a los ojos. Félix desvió la mirada para no poner en alerta sus
lentillas de color pardo, ya que el color verdadero de sus ojos era celeste casi
cian como los de su primo Frank. "Bueno, entonces supongo que vas a
ponerme reglas ¿Verdad?" Averiguó con flirteo. Tsk, Bobby arrugó la nariz.
"Así es, y la primera regla es no coquetear conmigo. No salgo con pendejos,
menos emergidos directo del monasterio." Espetó mirándolo a su sonrisa.
Félix se echó a reír, le causó diversión la situación. "Tampoco salgo con
policías adictos al gimnasio, me producen náuseas, así que ídem." Contestó
picándole el pecho con un dedo. El rubio agarró su mano, Félix le sonrió y
ladeó la cabeza. "¿Acaso toqué un nervio, señor policía?" Preguntó con una
blanca sonrisa. Bobby hizo presión en su muñeca antes de refutar. "Parece
que vas a ser una plaga, ¿Se te olvida que te estoy haciendo un favor?" Musitó
mirándolo con una expresión oscura. Félix lamió sus labios y siguió jugando
con él, era divertido así que no iba a parar. "¿Así como las siete plagas de
Moisés? Ugh, personalmente odié la de la lepra." Comentó con gracia,
rememorando las clases de los pasajes de la biblia enseñados por el padre
Roth, religioso a quien Félix le dejó una carta de despedida. Bobby exhaló,
soltó su mano y se peinó el cabello hacia atrás. "Sé lo que estás haciendo,
pero no lo vas a lograr." Articuló con voz seca. "¿Qué cosa?" Félix preguntó
con voz fingida, moviendo las pestañas rápidamente. Bobby lo miró en
silencio, rodó los ojos y soltó un soplido. "Si no me vas a pasar tu
identificación, sígueme." Indicó dándose la vuelta para salir de ahí.

Félix sonrió amplio, le echó un vistazo a la parejita feliz en los asientos de los
aeropuertos y siguió al chico para no ser la tercera rueda ahí. "Entonces eres
el jefe de policía de todo Nueva York." Susurró mirándolo de soslayo. Bobby
siguió caminando, pero le contestó: "Lo soy, ¿Acaso tienes duda de ello?" Alzó
una ceja. Félix lamió sus labios y sonrió al charlar: "No es eso, pero pensé que
los cargos mayores estaban bajo el mando de gente más madura." Se encogió
de hombros. Los labios de Bobby se crisparon. "Voy a transmitir tus
estereotipos a los superiores entonces." Murmuró de mala gana. Félix soltó
una risita, la diversión en sus ojos se mostró. "Eres muy gruñón, sólo estaba
creando tema para la conversación." Comentó con una sonrisa agradable y
divertida que se escuchaba bien para sus propios oídos. Probablemente no
para los del chico policía. "Entonces ¿Te gusta tu trabajo, Bobby?" Félix
preguntó con gran sonrisa mientras seguía al joven por los pasillos del
aeropuerto. El chico mencionado en cuestión lo miró sin vacilar. "Te diré algo,
me debes llamar señor Bobby, tú cara no concuerda con tu edad. Así que los
mayores mandan, ¿Entendido?" Demandó con voz seria. Cielos, el muy
pendejo en verdad hablaba sin mofa. Félix parpadeó. "¿Qué?" Soltó una risita
perpleja. "Ya veo por qué eres el jefe. Pero te equivocas conmigo, porque
tengo un nulo respeto por los policías y la ley." Susurró con encanto. Los
sensuales labios del policía guapo se torcieron en algo que no era una sonrisa.
"Creo que fue una mala decisión aceptarte en mi casa. Serás un dolor en el
culo." Expresó entre dientes. Félix sonrió amplio mirándolo a su perfil.
"Supones bien, pero no serás tan cruel para botarme por ahí ¿Verdad? Soy un
simple novicio." Explicó con gran sonrisa. Bobby bajó la cabeza para mirarlo
por unos cinco segundos, luego refutó a sus palabras: "De seguro eres un
novicio muy moderno, porque no había conocido a ninguno que gustara de
chicos." Comentó con una sonrisa escueta. "Soy el único en su clase." Félix se
jactó con una risita. "Eso parece." Bobby le echó un vistazo de reojo. "Tú, ¿En
serio estabas encerrado como Mark en ese lugar?" Averiguó con curiosidad
ahora.

Félix se lamió los labios antes de hablar: "¿Tú que crees?" Dijo a ceja alzada.
Bobby apretó los labios. No tenía ni la más remota idea. "No lo sé, pero si tu
fresca personalidad era así de picante con los chicos, yo creo que tu familia
estrecha de mente te debió encerrar ahí como un pendejo." Conjeturó,
peinándose el cabello con los dedos. Félix rió entre dientes y siguió
caminando junto al chico hasta que finalmente llegaron a una habitación.
Bobby le entregó a un policía del aeropuerto las identificaciones de John y de
Mark, luego miró a Félix y éste se lamió los labios, antes de pasarle él mismo
la identificación al hombre. "Registro todo en un segundo." Dijo éste último,
escribiendo en la computadora. Bobby soltó una risita divertida. "¿Te
avergüenzas de tu fotografía?" Preguntó, viendo como Félix recuperaba de
vuelta el pasaporte ucraniano. El muchacho pelinegro le contestó mientras
ponía su identificación en su mochila. "No seas idiota, ya no tengo quince
años. Viejo, yo no tengo problemas de autoestima, sé que soy muy apuesto y
lo usó a mi favor." Explicó con gran detalle. "¿Y tú, cuántos años tienes?"
Averiguó curioso ahora. Félix levantó la mirada, era difícil precisar la edad
del tipo. Se veía bastante joven, un chico de no más de treinta años de edad,
aunque algunas veces las apariencias engañaban. El hombre prácticamente
podía tener cuarenta años, gozando de una buena genética. "No se me antoja
decirte, tendrás que quedarte con la duda." Bobby espetó con una blanca
sonrisa. "Bien, ya estamos listos para abordar el jet." Señaló con gran
precisión. Félix hizo un puchero. "No eres divertido." Miró al otro hombre con
curiosidad. "¿Tú sabes qué edad tiene?" Averiguó con gran interés. El chico
sacudió la cabeza para negar, entonces Félix soltó un soplido. "Siempre le
puedo preguntar a Mark." Indicó con gran sonrisa. Bobby lamió sus labios.
"Parece que siempre te sales con la tuya. Tengo veintisiete, ¿Contento?"
Murmuró saliendo de la habitación. Félix le hizo un gesto de despedida al
chico y siguió a Bobby.

"Hey, sólo me ganas por dos años." Discutió con diversión. "No creo que te
deba llamar señor." Fundamentó con gran sonrisa, sonriendo ampliamente
con entusiasmo. "¿Quieres apostar?" El policía pesado le devolvió la sonrisa.
Félix rodó los ojos. "Eres muy llevado a tu idea, ¿Te lo habían dicho señor
policía?" Murmuró mirándolo de soslayo mientras caminaban de regreso con
los chicos. "¿Por qué crees que soy policía en jefe? Obviamente me gusta dar
las órdenes y no recibirlas." Explicó con voz firme. Félix rió entre dientes.
"¿Cómo vives con eso? Todos te deben odiar, ¿Tienes amigos? Apuesto a que
todos te temen ahí ¿Verdad?" Dijo con una risita divertida. Los labios de
Bobby se tensaron. "Piensa lo que quieras. Sólo hago lo que debo, no voy a
jugar ni a hacer amigos." Contestó con voz pesada. Félix soltó una risita, el
hombre era muy denso, atractivo como la mierda, pero muy complicado. "¿Me
compras un café? Yo estoy quebrado, no tengo dinero encima." Expresó con
gran sonrisa. De todas formas eso era verdad, ya que Danny se había quedado
con todas sus cosas en una manera de prevenir peligros indeseados. Bobby lo
miró al rostro sonriente, soltó un soplido y asintió a sus demandas. "Bien,
pero después de esto te quedarás quieto bebiendo el café en tu asiento,
¿Bueno?" Habló a ceja alzada. "Está bien, señor Bobby." Félix le respondió,
haciéndole un guiño. Definitivamente, su decisión de aceptar el plan de Mark
había sido una buena jugada. Ahora Félix sólo debía conocer un poco más a
este chico bastante interesante y peculiar.
CAPITULO 7

“NUEVO HOGAR”

El resto del viaje fue cansador, Félix se la pasó durmiendo en el confortable


asiento de aquel jet privado, muy cómodo rodeado de policías. Cielos, alguien
podría escribir una sátira de eso, la situación era bastante irreal como
increíble, pero las cosas se habían desarrollado bien y ninguno de ellos lo
había descubierto. Sin embargo, Félix sabía que no podía descuidarse. Rayos,
tenía que hacer contacto con su primo apenas y llegara a Nueva York, de
seguro Frank iba a saber qué hacer. Con un bostezo, se restregó ambos ojos y
sonrió amplio cuando Mark lo observó. "Ya llegamos a Nueva York, ¿Todo
bien?" Preguntó éste con una blanca sonrisa. Félix bostezó con flojera, luego
habló: "Sólo tengo sueño, ¿Qué hora es viejo?" Se quitó la manta que lo cubría
y la dobló. Mark miró la hora desde el celular de John y le contestó: "Las cinco
de la mañana." Soltó una risita. "Bajemos, los chicos nos están esperando
para que vamos a una cafetería a desayunar." Le informó con gran sonrisa,
ayudándole a levantarse. Félix lamió sus labios, sonrió entre dientes.
"Hermano, me hubieras advertido que el chico era un papucho." Se rió con
diversión. "Yo me lo había imaginado como a un viejo al estilo militar."
Comentó con una carcajada. Mark se echó a reír también. "Es apuesto, pero
no es mi tipo." Dijo lamiéndose los labios. Félix rió entre dientes y finalmente
bajó del jet en compañía de Mark, quien para ser un policía, era bastante
simpático y agradable. "Apenas tenga mis cosas en mi poder, te voy a
transferir dinero para tus gastos." El chico le informó con gran sonrisa
mientras caminaban hacia el taxi. Félix se mordió el labio inferior, se estaba
comenzando a sentir mal con el muchacho amable. Rayos, jamás pensó que el
policía iba a ser tan agradable. "No es necesario viejo, yo me las voy a
arreglar." Murmuró mordiéndose el labio inferior.

Mark sacudió la cabeza, "claro que no, te dije que te iba a ayudar. Tengo
dinero, lo puedo hacer Félix." Insistió con una caricia en su cabello
desordenado. Félix asintió cabizbajo, en su interior estaba lamentándose de
mentir tanto. El chico se veía buena persona, no era justo que él fuera
insincero con su forma de actuar. "Me caes bien, Mark. Eso no es fingido, en
serio me agradas." Murmuró, abrazándole de lado. Mark sonrió con diversión.
"Gracias, también me agradas. Eres como una mascota, ¿Quieres que te
adopte?" Bromeó, riendo con el chico hasta que se subieron al taxi. Bobby los
miró de reojo, luego avistó al chofer del vehículo y le indicó la dirección de la
cafetería. Ellos llegaron en media hora al lugar, Félix aprovechó de elegir
todas las cosas que fue prohibido de comer y no se preocupó por la cuenta, de
todos modos ellos iban a pagar la factura. Cielos, su panza se llenó de
inmediato con satisfacción, hasta se tuvo que deshacer un poco su pantalón
para holgar más su abultada barriga. "¿En serio?" Bobby miró a su panza al
hablar. Félix soltó una risita, pero siguió frotándose la panzota. Bobby rodó
los ojos, decidió dejar de lado la extrañeza del monje y se dedicó a beber su
taza de café mientras John y Mark se perdieron en los baños de la cafetería.
Ugh, que par de sucios marranos. Después de un rato, tuvo que hablar al
comedor compulsivo que tenía al lado. "Oye monje, ¿Te puedes cambiar ropa?
La gente te está mirando extraño." Murmuró viéndolo reír. "¿Por qué lo
dices?" Félix preguntó con una risita divertida al escuchar el apodo. Bobby
lamió sus labios, observando el plato del chico. "Estás comiendo más que el
remordimiento, chico ¿Eres un monje no? Eso se ve mal." Contestó con voz
seca. Félix se echó a reír con diversión. "Un novicio rebelde, eso es lo que
soy." Rió con gran entusiasmo. "Me cambiaría, pero después de una gran
ducha. Necesito una bien calientita, ¿A qué hora nos vamos a ir a tu casa?"
Averiguó poniendo un poco de pastel en su boca.

Bobby apretó los labios antes de contestar: "Creo que ya es el momento de


partir. Necesito dormir un par de horas antes de ir a trabajar." Murmuró
mirándolo comer un perro caliente. "Estás comiendo mucha comida grasosa,
ya te tienes que empezar a preocupar de tu salud." Le regañó, quitándole el
perro caliente de las manos. "¡Hey! Me iba a comer eso." Félix gruñó con voz
torcida. El chico sacudió la cabeza. "Has comido tres de estos, ¿Quieres
engordar? Vas a tener pantobillos en vez de pantorrillas." Dijo con sarcasmo.
Maldito pendejo. Félix chilló: "¡Devuélveme mi perrito caliente!" Hizo una
mueca. Bobby lo zangoloteó en su mano. "Esto no es comida. No es saludable,
y si sigues comiendo no vas a crecer." Murmuró con burla. Tsk, Félix rodó los
ojos. "Es sólo un perro caliente, además ya no voy a crecer más. Regresa mi
comida poco saludable, me gusta y quiero engullirla ya." Parloteó entre
dientes. Bobby levantó la barbilla un poco antes de refutar: "Esto es grasa
procesada, te hace mal. Ve por un sándwich de ensalada." Indicó mirándolo
con una sonrisa. Ugh, ¿Acaso el tipo tenía complejo de nutriólogo? Cielos, el
hombre era una peste. "A ti de verdad te gusta ordenar cosas. Ya dame mi
perrito caliente." Se quejó, abalanzándose hacia adelante para recuperar la
comida, pero el chico no se lo permitió. Mierda. "Me lo agradecerás cuando
seas mayor." Bobby aseguró con voz profunda. "Hay que cuidar el cuerpo,
este es el alma de la persona. Si no lo cuidas, tu sistema sufrirá las
consecuencias más tarde." Continuó. Félix arrugó la nariz, mirando de reojo
el perro caliente que al parecer no iba a poder comer. "Eres un aburrido, de
seguro lo dices porque pasas metido en el gimnasio." Masculló con voz seca,
bebiendo de su café, echándole un ojo al perro caliente.

Bobby se echó a reír. "Para que sepas, a todos les gusta mi físico. Estoy bien
cuidado y no hace mal ejercitarse de vez en cuando. De hecho, tú deberías ir."
Le aconsejó mirándolo de arriba abajo. Félix rodó los ojos. "Me veo abultado
con las túnicas de novicio, yo estoy bien en mi peso. De hecho, el hermano
Taylor me acaba de decir hace una semana atrás que me encontraba bastante
flacucho." Murmuró, jugando con la servilleta. Bobby sonrió amplio. "De
seguro él estaba ciego, estás bastante abultado." Bromeó con una risita. Ugh,
Félix torció la boca. "Cállate y te odio. No seré tu amigo, eres un pesado
inquisidor." Gruñó entre dientes. Bobby rió. "No estoy aquí para convertirme
en tu mejor amigo." Le señaló el mesón con el dedo. "Ahora ve y ordena un
sándwich de ensalada de pollo." Demandó. Félix frunció el ceño oscuramente
y salió en rumbo al mesón para buscar el maldito sándwich de pollo.

Horas más tarde, Félix ya iba en rumbo a la casa del chico en Manhattan. El
muchachito se despidió de Mark, también de John y se quedó un poco
preocupado al escuchar que Mark ya no quería seguir en su trabajo, puesto
que quería dedicarse a otras cosas. Rayos, lo más probable era que alguien
más ocupara su puesto, pero ¿Quién? Cielos, si Félix era bastante listo, podría
averiguar eso con el chico. "Oye," murmuró con una lamida de labios. "¿Qué
quieres ahora? Tú nunca te callas." Bobby dejó de lado su teléfono para darle
atención. Félix lamió sus labios antes de despejar sus dudas: "Creo que mi
mejor amigo no va a seguir de jefe en el Interpol. Bueno, creo que no es
oficial todavía, pero se veía decidido a hacer otras cosas." Lo miró de reojo. El
chico rubio se había quedado quieto, un músculo de su mandíbula estaba
trabajando ferozmente. Félix lamió sus labios otra vez, ¿Acaso había tocado
un nervio? Cielos, al parecer sí, porque el lenguaje verbal del chico era
bastante agresivo. "Todo es culpa de ese abogado, Mark no era así de
impulsivo." Bobby comentó con voz tensa. Félix alzó una ceja. "¿Te refieres a
que era manipulable? ¿Eso te gustaba?" Preguntó mirándolo a los ojos ahora.
Bobby agarró su barbilla, la levantó un poco. "Tú haces muchas preguntas
que no son de tu incumbencia, ¿Sabías que la curiosidad mató al gato?" Hizo
presión con su dedo. Félix le sonrió amplio en el agarre. "Si le pones
tranquilizantes para osos, el gato se puede dormir por toda una temporada,
¿Sabías?" Dijo con una risita. Bobby lo miró a los ojos, se inclinó hacia él y lo
estudió en silencio. Félix tragó saliva, parpadeó con nerviosismo. "Es grosero
quedárseles mirando a las personas." Murmuró, quitándose la mano del chico
de su mentón.

Bobby sonrió levemente. "Tú estás usando lentillas, ¿No es así?" Susurró
observando su actuar. Félix tragó saliva otra vez, sentía la garganta inundada
de agua. "Claro que no, estos son mis ojos. Los tengo bizcos, es por eso que
dan ese efecto de color." Explicó con seguridad. No obstante, no fue
totalmente convincente con su mentira. Ugh. "No tienes que mentir conmigo,
el color de abajo se trasluce al mirarte de cerca. Tampoco es mi drama, los
adolescentes usan lentillas ópticos de colores todo el tiempo." Bromeó con
una risita. Cielos, Félix necesitaba cambiarse de ropa cuanto antes, porque el
hombre lo iba a seguir molestando eternamente al lucir un poco joven vestido
de novicio. "Ya cállate, ¿Falta mucho para llegar?" Averiguó de mal humor.
Bobby le alzó ambas cejas y Félix rodó los ojos. "Bien, puedes hablar. Cielos,
viejo eres imposible." Se quejó, escuchándolo reír. "En veinte minutos." Bobby
finalmente respondió. Félix exhaló, se acomodó en su asiento y miró al chico.
"¿Puedo escuchar música con tu celular entonces?" Preguntó con gran
sonrisa. Bobby lo miró en silencio por unos segundos, Félix ladeó la cabeza y
soltó una risita. "¿Debo interpretar tu silencio como un gran no?" Dijo con una
fresca mirada. Bobby se lamió sus labios, observándole el rostro. "Cuando te
ríes te pareces a alguien. No sé a quién, pero ya me voy a acordar." Señaló
pasándole el celular con los audífonos. Félix mordió su labio inferior con
fuerza, ¿Le habría encontrado parecido con su primo Frank? La verdad es que
él si se parecía al primo, pero su nueva apariencia se alejaba de los cánones
de belleza convencional de todo chico ucraniano, entonces ahora lucía como
un chico común y corriente. "Dicen que me parezco a un actor de cine, ¿Tal
vez es por eso?" Murmuró de reojo, mientras desenrollaba los audífonos del
chico. Bobby lo siguió mirando, Félix se mordió el labio ejecutando la tarea
hasta que el policía finalmente desvió la mirada hacia la ventana. Uff, eso
había estado cerca.

Cuando ellos finalmente se detuvieron en una hermosa casa en Manhattan,


Félix probablemente no debería haberse sorprendido tanto al ver el barrio.
Después de todo, el chico sabía con quién estaba al lado, el tal policía Bobby
era asquerosamente rico y exitoso, por lo que no era de extrañar que tuviera
una casa en uno de los barrios más caros de todo Nueva York. Félix se bajó
del taxi y siguió al chico al interior de la gran casa, todavía todo se sentía
surrealista y sardónico, pero hasta ese punto las cosas ya estaban así,
entonces Félix sólo debía acostumbrarse hasta que hiciera contacto con
Frank. El hogar del chico era bonito, la morada era bastante elegante por
dentro como por fuera, tenía unos diseños minimalistas y para la sorpresa de
Félix, no tenía empleados. El lugar era enorme, pero no se sentía inhóspito,
poco afable o incómodo. Al contrario, la casa era bien bonita y seguro que de
día se vería bastante más hogareña. Félix siguió el chico hasta la sala de
estar, un sofá enorme color oscuro fue señalado por Bobby. El mueble lucía
cómodo, así que Félix se dejó caer en este con un suspiro como se le indicó.
"Permanece aquí por mientras que preparo tu habitación, no espíes y quédate
quieto." Dijo con voz de mando. Alguien tenía un complejo ahí. "De acuerdo
señor Bobby." Félix bromeó con ironía, pero sus ojos eran suaves mientras lo
miraba. "Bien, regreso enseguida." Bobby informó, saliendo con el bolso de
Félix en dirección a la habitación de invitados. "¿Me puedes preparar el
baño?" Gritó Félix. "¿Quieres que me meta a la bañera y te ayude en el baño
de burbujas también?" Bobby le respondió mientras desaparecía por el
pasillo. "¡Sólo prepara el baño, yo me baño solito!" Félix gritó de vuelta.
"¡Podemos celebrar una bienvenida!" Continuó, soltando una risita divertida.
Había una sensación burbujeante en su pecho que hacía imposible dejar de
sonreír, la situación en la que se encontraba no era divertida; pero de cierta
manera, el policía era bastante agradable, un poco gruñón y mandón, pero
tampoco era desagradable estar con él. Félix lamió sus labios, sólo iba a
esperar el paso de los días para poder platicar el tema con Frank y hacer lo
que su primo le dijera.
CAPITULO 8

“CHARLA”

Una semana después, Félix estaba seguro de que nunca había estado más
solo en toda su jodida vida. Cielos, vivir con el policía fue como haberse ido a
vivir con un fantasma de una casa encantada. Félix había esperado sentirse
un poco incómodo, como solía hacer cuando se quedaba en casa de alguien
desconocido, pero el chico no pasaba en la casa, apenas y lo veía porque
cuando llegaba salía de inmediato a citas con chicos o chicas, al gimnasio o se
iba a trabajar a su despacho y se quedaba horas ahí trabajando sin descanso.
Hasta el momento, el hombre no le había hecho sentir como si fuera un
entrometido o no fuera bienvenido en su casa, pero el único problema era que
vivir con el policía no lo estaba ayudando exactamente a sentirse bien. A Félix
no le gustaba mucho la soledad, no tenía a nadie con quien hablar ya que
Danny se la pasaba ocupado haciendo de niñera y por eso ellos no se podían
juntar a charlar. Tampoco podía salir de la casa, porque la policía los seguía
buscando y sería un peligro que alguien lo descubriera.

Uff, si Félix quería hablar, tenía que levantarse temprano, porque esa era la
única manera de encontrar al policía desayunando por las mañanas. Bueno,
este era uno de esos días, el muchacho veía a Bobby prepararles el desayuno,
luciendo con los ojos adormilados, bostezando y siendo un poco quisquilloso
con el pan tostado que se quemó. Todavía no se cambiaba de ropa, de seguro
que había hecho ejercicio en el gimnasio de la planta baja de su casa, porque
la mayoría de las veces que trabajaba en el despacho la noche anterior, el
chico se quitaba el estrés haciendo ejercicio como un loco obsesionado por las
mañanas. Esos días eran los favoritos de Félix, porque así lo podía molestar.
"Pareces una marrano todo sudado, deberías bajar el nivel del ejercicio,
viejo." Comentó con diversión, hundiendo un diente en la tostada semi-
quemada. Bobby se dejó caer en la silla frente a él y resopló al hablar:
"Cállate, mejor come la maldita tostada que se me quemó." Murmuró de mala
gana, mirando con ojos viciosos el pan. Félix soltó una risita. "Esa marca de
pan integral es mala, siempre se quema." Comentó con una sonrisa. "¿Todo
bien en el trabajo? Te ves más gruñón que los otros días." Dijo untando su pan
con mantequilla de maní. El chico exhaló. "Mark finalmente renunció al todo,
dejó un desastre con las investigaciones y ahora el nuevo jefe está en Polonia
tratando un caso internacional." Suspiró de cansancio. "He estado
organizando todo, ni siquiera tengo tiempo de divertirme ahora." Dijo
poniendo una tostada en su boca. Félix se echó a reír. "Diría que eres un
mujeriego, pero sales con chicos también, ¿Eres bi? Claro si se puede
preguntar." Señaló con gran sonrisa. Bobby levantó la mirada de su café para
mirarlo a los ojos pardos. "¿Y tú?" Preguntó a ceja alzada. Félix soltó una
risita. "Es grosero refutar con otra pregunta, pero te diré que ni idea." Se
echó a reír. "Es broma, soy gay obviamente." Confesó. Bobby sonrió amplio al
respecto. "Lo dices bastante orgulloso, pocos hacen eso. Ahí tienes a Mark y a
John, ambas ratas escondidas hasta que soltaron toda la sopa en la
conferencia de prensa que los hundió en el medio." Dijo echándose a reír con
diversión. Félix siguió la risita del chico, cómo no hacerlo si el cuento de Mark
con John salió en todos los periódicos de farándula de Nueva York y también
en los de economía de Texas, en donde la parejita estaba viviendo felizmente.
"Ellos están bien, hasta adoptaron un perro y a un mayordomo." Félix
comentó con una sonrisa agradable. Mark le había transferido bastante
dinero a la cuenta de Bobby, luego éste última giró todo el efectivo y se lo
entregó. Cuando todo esto acabara, le iba a contar toda la verdad a Mark.

El policía asintió. "Supongo que haces cosas impetuosas cuando conoces a tu


media naranja." Susurró con un bostezo. "Bueno, ese no es mi lío ahora, Mark
siempre fue un tipo complicado y dependiente." Indicó sorbiendo su café.
Félix se lamió los labios al preguntar: "¿Y quién es el nuevo jefe?" Obviamente
sabía que era Frank, porque finalmente lo pudo contactar y éste le dijo que
iba a regresar a Norteamérica con el fin de arreglar todo su lío, mientras
tanto su novio polaco se quedaría arreglando unos asuntos en ese país. Frank
quería hablar de su madre al llegar y también de otros temas, entonces por el
momento Félix sólo estaba haciendo tiempo hasta que su primo llegara y le
dijera qué rayos hacer. Bobby dejó la tostada asquerosa de lado al contestar:
"Es clasificado, no te puedo decir." Bebió un poco de café. Félix rodó los ojos.
"¿Es en serio? Viejo, no le diré a nadie. Llevo una semana aquí en tu casa
¿No?" Murmuró con un chasqueo de lengua. Bobby apretó los labios. "Lo
siento, no te puedo decir." Afirmó mirándole a los ojos. "Además, ni siquiera
te conozco." Continuó analizando su rostro torcido. Félix chasqueó la lengua
antes de refutar la mierda. "¿Es broma? Obviamente no me vas a conocer si
pasas todo el día fuera de la casa, follando en citas y metido en el gimnasio de
la planta baja. Viejo no jodas." Soltó un soplido sintiéndose enojado. Félix hizo
un puchero. "Eres como un fantasma." Bobby se rió. "Deja de hacer
pucheros, los chicos de tu edad no hacen pucheros." Dijo jalándole el labio
inferior. Félix hizo una mueca. "No me interesa, yo hago lo que quiero."
Contestó haciendo otro puchero más exagerado. "Infantil." Bobby murmuró
con voz seca, pero no apartó la mirada del rostro del chico risueño. Bobby
rodó los ojos viéndolo hacer mohines. "Necesito divertirme, ¿Acaso tú no
sales? El sexo es una buena distracción ¿No crees?" Comentó con un sorbido
de café. Félix asintió. "Mis amigos están todos en Denver." Mintió con
descaro. "Y con respecto al sexo, yo soy virgen." Se echó a reír al acabar.
Bobby rodó los ojos. "Chico monje, eso no te lo crees ni tú." Señaló con una
carcajada. Félix rió con diversión, le gustaba bromear. "Por supuesto que me
gusta el sexo, me agrada tener la sensación de algo duro en mi boca también.
Eso me pone rápidamente mareado y cachondo. Dios, han pasado años desde
que no he chupado una polla, creo que debo ir a un club a buscar una." Indicó
con voz profunda.

Bobby parpadeó rápido con las osadas palabras. "Tú eres muy afilado al
hablar." Murmuró mirándolo con una expresión extraña en el rostro. Félix se
encogió de hombros al charlar: "No soy una mustia, obviamente sé lo que
quiero ¿Acaso no te gustan las vergas?" Preguntó con interés. Bobby sacudió
la cabeza de lado a lado. "A mí no me dan por culo si es lo que quieres saber."
Dijo con firmeza. Félix se echó a reír, ni idea cómo habían terminado
charlando de sexo, pero ya que ellos habían tocado el tema, había que
platicarlo ¿Verdad? "Viejo no sabes lo que te pierdes. Igualmente yo he
probado ambos lados de la balanza, me ajusto a mis parejas." Soltó una risita.
"Me gusta estar abajo, de todas formas negocio si se requiere, pero
generalmente los chicos que elijo son todos bien dominantes." Continuó con
gran sonrisa. Bobby sólo lo miró en silencio. Félix rió. "Soy ultra gay, así que
si no quieres sentirte pellizcado la mayor parte del tiempo, no te juntes
conmigo, porque la pasarás mal chico bi." Espetó mirándolo a los ojos. Bobby
lo miró fijo, era difícil leer su expresión, pero Félix apostaría a que estaba
pensando en algo. "De acuerdo, sólo olvida lo que te dije. Al parecer eres un
poco recatado, todos los ricos son así de todas formas." Susurró, bebiendo un
poco de café. Ugh, el chico se le quedó mirándolo, quizás por unos cinco
segundos de corrido. "Rayos, tu empezaste a hablar de sexo. ¿Podrías dejar
de mirarme así?" Dijo con una mueca. "Es molesto." Se quejó de mala gana,
evitando la mirada del chico. "Te tiñes el cabello." Bobby dijo finalmente, con
voz evidente. No era una pregunta, más bien una afirmación. Félix reprimió
una mueca, el tipo era bastante asertivo y un buen observador. "¿Qué con
eso?" Masculló con voz pesada. "Eres rubio." Bobby habló mirándole las
raíces del cabello, haciendo evidente el hecho de que le faltaba un retoque
con urgencia. Ugh, Félix se peinó el cabello hacía atrás con los dedos,
obviamente se le iba a desteñir el cabello si había pasado una larga
temporada en el monasterio. "¿Cuál es tu punto? Ugh, deja de criticar mi
apariencia." Gruñó de mala gana. Bobby lo miró con intensidad analítica otra
vez. "Te pareces a alguien, todavía no sé a quién." Comentó con una fruncida
de labios. Tsk, Félix rodó los ojos. "¿Y eso te frustra? Acuérdate entonces."
Chilló, levantándose de la silla para salir de ahí. Ya estaba harto. Ni idea si el
chico estaba llegando finalmente a Big Johnson, pero la descripción de él no
era muy clara para la policía, así que ellos no sabían exactamente como él
lucía. Ellos tenían un retrato hablado de Big Johnson, un retrato que no se
parecía mucho a él, pero Frank de todas maneras le aconsejó perderse de las
pistas de la policía por lo menos hasta que todo se calmara.

"Hoy regresaré tarde." Bobby pasó caminando por su lado y desapareció por
los pasillos de la gran casa. Tsk, Félix siseó la lengua cual serpiente y sacó su
celular. Ugh, no quería estar solo de nuevo así que llamaría a Danny. "Quiero
que vengas a verme hoy mismo." Dijo al hacer contacto con el chico. Danny
resopló. "No puedo hacerlo, Darian tiene una exhibición hoy en la noche, me
debo quedar con la ardilla." Contestó con voz afligida. "Bailaremos ballet."
Félix habló con voz rasposa. "Estaré allá de inmediato. Dios, ¡No te vayas a
arrepentir, jefe!" Danny colgó abruptamente el teléfono. Félix mordió su labio
inferior con fuerza, esa había sido una buena jugada de su parte. Cielos,
ahora iba a tener que bailar para que Danny no se enojara.

∞∞∞

"Ese arabesque está mal, hazlo mejor." Danny gruñó mirando su mala
condición física. Félix estaba parado de perfil, en una pierna, la otra la tenía
extendida hacia atrás mientras que sus manos seguían haciendo ligeros
movimientos, en una manera de crear una armoniosa línea desde la punta de
los dedos de la mano hasta los pies. "Estás muy tieso, por eso te digo que hay
que practicar." Danny continuó reprendiéndole. Félix apretó los labios y
terminó la pose. "Cielos, podría concentrarme si ese niño no estuviera
jugando ahí." Se quejó señalando con el dedo a Colin, quien estaba
coloreando unos dibujos en una esquina del gimnasio de Bobby. Danny
exhaló. "No seas pesado, Colin está tranquilo. No tuve con quien dejarlo."
Espetó cruzándose de brazos. Félix rodó los ojos a sus palabras. "¿Acaso eres
su mamá? Estás actuando bastante raro con ese niñito." Murmuró con voz
venenosa. Danny suspiró. "¿Estás celoso de un niño? Soy su niñera, es obvio
que lo cuide." Explicó apagando la música del reproductor del celular.

Félix se restregó la mano en la cara y sacudió la cabeza. "Disculpa, exageré


un poco." Resopló. "Me estoy desquitando contigo, porque estoy bastante
oxidado en comparación a ti." Susurró con un puchero. Danny sonrió a sus
tonterías. "Yo practico todos los días. Voy a tratar de venir más seguido para
que practiquemos juntos. Jefe tú eres el mejor, sólo estás adormecido." Lo
calmó. Félix asintió con una sonrisa. "¿Vas a venir mañana?" Preguntó con
gran interés. Danny apretó los labios, pero se las podía arreglar. "Lo haré,
ahora me tengo que ir ya que Darian va a regresar al hotel." Mordió su labio
inferior al verlo hacer muecas. "Ya estuve toda la tarde aquí, se está haciendo
de noche. Me debo ir, pero tú sigue practicando ¿Bueno?" Dijo con gran
sonrisa. Félix apretó los labios, pero accedió a sus demandas. "Está bien,
seguiré practicando toda la noche. Después de todo, el fantasma va a llegar
tarde." Dijo con una mueca. Danny soltó una risita mientras ordenaba las
cosas de Colin. "Lo haces sonar como si te molestara. Es mejor ¿No?" Dijo
colgándose su bolso en el brazo. Félix se encogió de hombros. "No me gusta
estar solo, es todo." Susurró entre dientes. Danny cargó al niño en los brazos
y le sonrió amplio. "Ve una película entonces." Bromeó con diversión. "Nos
vamos." Miró al niño y le sonrió con suavidad. "Dile al tío, adiós." Indicó con
una sonrisa. El pequeño sacudió la cabeza y se escondió en su pecho. "Es muy
tímido." Danny comentó con una risita. "Estás jodido." Félix espetó con voz
seca. El muchacho rubio se echó a reír hasta que finalmente se despidió de él
y abandonó la casa.

Félix se dedicó a practicar toda la tarde, luego cenó pollo frito y se fue con un
gran pote de helado hacia la sala de estar para mirar una película en la
enorme televisión de pantalla plana. Félix comió helado, llevaba media hora
muy sumergido en la película cuando de repente sintió unas risitas y unos
jadeos. "¡No inventes!" Chilló en voz alta, levantándose del sofá para ir a la
puerta. El maldito policía había traído un chico a la casa. Rayos, eso era
bastante grosero. Félix llegó rápidamente a la entrada, ahí se encontró al
policía besándose con un tipo. "¡Ejem! ¡Estoy viendo una película!" Gruñó con
un bufido. El chico rubio que había sido traído a la casa, dejó de besar al
policía y se pellizcó al ver a Félix comiendo helado con un gran pote en la
mano y vestido con nada más que un gran suéter oversized en el cuerpo.
Cielos, hasta el policía se sorprendió mirándolo de arriba abajo. "Oye, yo no
participo en tríos." El chico rubio y de apariencia menuda rezongó. Félix
arrugó la nariz. "De qué hablas viejo, yo vivo con él." Murmuró, poniéndose
más helado en la boca. Bobby se restregó la mano en la cara. "Se me olvidó
que estabas aquí. Ugh, oye lo siento." Se disculpó con el chico pellizcado a su
lado. Félix rió con diversión. "De seguro las copas de más ayudaron en tu
laguna mental. Viejo es feo ponerle los cuernos a tu esposo en la misma casa,
por lo menos ten la desfachatez de ir a follar a un cutre motel." Dijo con voz
seria. Obviamente era joda, pero el chico desconocido se encogió por
completo al no saber. "¿Qué cosa? Dijiste que eras soltero, ¡Uh! Esto es
totalmente de mal gusto, me largo de aquí." Bufó empujando a Bobby, luego
abandonó el sitio con ligereza.

Félix se echó a reír y Bobby gruñó de la rabia. "¿Qué carajos, pendejo?"


Resopló. "Me jodiste el polvo, ¿Qué rayos te pasa?" Dijo con evidente estrés.
Félix se encogió de hombros. "Jodiste mi película, es jueves ochentero.
Estaban dando volver al futuro en el cable y la parte de cuando Marti toca la
guitarra justo venía a escena. Debías pagar por hacer que me la perdiera."
Habló con voz vengativa. Bobby parpadeó asombrado, se restregó la mano en
la cara y exhaló. "Bien, supongo que ya quedamos a mano. No volveré a traer
gente aquí." Espetó con voz seca, viéndole asentir. "Bien, regresaré a la sala."
Félix caminó de regreso al lugar, pero Bobby notó algo extraño. "¿Estás
cojeando?" Preguntó mirándolo directo al pie. "Es tu imaginación." Félix
contestó con una mordida de labio. Mierda, practicó tanto que le sangraron
los pies. Bobby se acercó a él. "No lo imagino, estoy viendo justo ahora que
estás usando unas vendas bastantes prominentes que sobresalen del
calcetín." Dijo señalándole el pie. "Sólo me caí bailando tap." El pelinegro
mintió buscando algo similar en el baile. Bobby rodó los ojos. "Estás
mintiendo, pero no me interesa saber." Expresó con voz pesada, quitándole el
helado de las manos. "¡Hey, es mío!" Félix chilló y salió persiguiéndole hasta
la sala de estar. Bobby lo miró con cara de asesino. "La película no lleva ni
media hora en el televisor, ¿Qué significa esto?" Expresó con molestia,
fulminándolo con la mirada. Félix se sentó en el sofá. "Piensa lo que quieras,
ahora dame mi helado." Gruñó, recuperando el pote. Bobby frunció el ceño,
resopló y se quedó al lado de Félix mirando la maldita película ochentera.
CAPITULO 9

“MASAJE”

Bien la idea de ver una película con el chico idiota no había sido su plan,
tampoco que éste se quedara dormido en su hombro. "Quita la cabeza, pesa."
Félix se pellizcó mirando la cara dormida del chico. Rayos, éste se había
quedado como muerto, se encontraba profundamente dormido. Félix lo miró
de reojo, el maldito policía era bastante apuesto. "¡Quítate!" Exclamó con
agitación, empujándole un poco. Ugh, no debió haber usado un suéter tan
holgado, se le estaba viendo todo el hombro con el agarre del chico. "Vete a la
habitación, no te quedes a dormir aquí." Dijo picándole la mejilla con un dedo.
El chico rubio dio un gruñido, luego soltó un quejido. "Rayos, quédate callado.
Me duele el cuello." Dijo frotándose un costado de la parte mencionada. Félix
se encogió de hombros. "Te quedaste dormido en una mala posición. Viejo,
parecías la mujer del exorcista." Señaló riéndose con mucha mofa. "Dame un
masaje." Bobby demandó. "Estoy adolorido." Prosiguió al ver la cara renuente
del chico enfrente de él. Félix apretó los labios, pero de todas formas aceptó.
"De acuerdo, ¿Tienes aceite, una pomada u otra alguna cosa para hacer
masajes?" Averiguó a conciencia. El chico rubio sentado en el sofá se echó a
reír con gracia. "Chico, eres muy chistoso. Es sólo un masaje, le estás dando
mucho auge." Expresó con una sonrisa. "Sólo hazlo con las manos desnudas y
listo." Explicó con gran diversión asomada en los ojos. Félix exhaló, quizás
estaba siendo un exagerado, pero él siempre se hacia los masajes con esa
clase de cosas, sobre todo en los pies. Por ejemplo, justo ahora se había
untado una poderosa crema anti escaras y cicatrizante, en una manera de
cubrir todas las malditas llagas que obtuvo tras una jodida tarde de práctica.

"Date la vuelta." Dijo con una lamida de labios. "De acuerdo." Bobby
respondió, haciendo lo que Félix le pidió. Ugh, fue un poco perturbador
ponerse detrás del chico. "El sofá es incómodo." Masculló acomodándose con
las rodillas sobre el cojín de soporte. "Sólo rodéame con las piernas, en serio
necesito el masaje." Bobby dio un soplido al sentir finalmente las manos de
Félix en su cuello. "Dios, por favor haz más presión." Mandó con voz
temblorosa. Bobby estaba acostumbrado a los masajes, pero últimamente su
secretaria no tenía mucho tiempo para hacerle unos cuantos, ya que la oficina
estaba echa un caos con la repentina renuncia de Mark y la pronta misión de
Frank en Polonia. Cielos, así como iban las cosas con Frank, se iba a quedar
calvo del puro estrés. "Tienes muchos nudos." Félix comentó amasando las
tensiones en el cuello del chico. "Ajá." Éste le contestó con un murmullo,
cerrando los ojos. "¿Todavía sigues enojado?" Félix averiguó con gran
curiosidad mientras amasaba una zona llena de nudos. "¿Umm...?" Bobby
reprodujo un barullo cuando los suaves nudillos masajeaban sus rígidos
músculos. "Pregunté si aún seguías molesto, porque te arruiné el polvo." Félix
le repitió la pregunta, luego sus manos bajaron desde el cuello del chico hasta
sus omoplatos. "Sí, eres bastante atractivo." Bobby dijo con una voz relajada.
Félix parpadeó dos segundos del asombro, luego soltó una risita divertida.
"Cielos, gracias viejo. Pero yo no pregunté eso." Indicó con una pequeña
carcajada. "¿Qué cosa?" Bobby dio un bostezo al preguntar. Aparentemente
no había procesado la tontería que acababa de decir. Un silencio siguió. "¿Te
gustan las naranjas? Son muy buenas." Félix decidió romper el hielo con algo
totalmente bizarro. Pero una vez más, Bobby no procesó bien y su voz fue
tranquila cuando respondió: "Si son buenas, entre más dulces menos ácidas
¿No?"

Félix soltó una risita, de seguro el masaje le estaba poniendo bien relajado
para hablar sandeces. "Son deliciosas." Comentó risueño, concentrándose en
el masaje. Bobby asintió, luego las manos de Félix se trasladaron a su espalda
baja y comenzó a amasar allí. Dios, el masaje se estaba sintiendo bastante
bien, las manos del monje no eran para nada rudas, al contrario eran bien
suaves para ser las de un chico. Eran simplemente perfectas. "Viejo, estás
bastante tenso. Sería mejor si te quitaras la camiseta, para facilitar mejor la
circulación de la sangre." Félix indicó con voz ligera, mientras regresaba a los
hombros del chico. Bobby se sorprendió y abrió los ojos cuando las manos de
Félix comenzaron a masajear por debajo de la cuestionada camiseta.
Demonios, Bobby miró fijamente a la pared, después de todo era sólo un
masaje, no se debía agitar con el osado toque. "No creo que sea buena idea,
eres un monje." Murmuró entre dientes. Félix se echó a reír. "¿Qué con eso?
Mis masajes son absolutamente impersonales y profesionales. Además, para
el récord: No soy un monje." Dijo, frotándole un costado de su cuello. Bobby
lamió sus labios y exhaló al hablar: "Bien, tú lo pediste. Entonces hazlo bien."
Se quitó la camiseta y la dejó a un lado. "Lo haré..." Félix dijo casi sin aliento.
Eso había sido mala idea. Diablos, ¿En qué rayos estaba pensando? No debió
haberle dicho eso. Ahora el masaje se estaba sintiendo diferente y no ayudaba
su frustración sexual. Rayos, no había follado desde hace meses atrás, ugh
gracias a eso su cuerpo estaba extremadamente sensible, especialmente allá
abajo, pero por lo general era fácil mantener a raya su excitación cuando
hablaba estupideces. Solamente que ahora no se podía concentrar en decir
sandeces cuando tenía a alguien tan atractivo bajo sus manos. Ah joder,
maldito policía atractivo. "Hey, estás masajeando muy brusco, regresa al
movimiento anterior." Bobby se quejó al sentir los masajes más toscos que
antes. "Sí, perdona." Félix regresó al masaje de antes. Sus ojos analizaron la
ancha espalda del chico, sus fuertes brazos y desarrollados pectorales... Oh
mierda, se estaba comportando como un pendejo hormonal justo ahora. Félix
tragó saliva, sintiéndose desconcertado y también molesto por estarse
dejando llevar por los instintos igual que un animal en celo.

Rayos, no parecía poder controlarse ahora. Sus manos se comenzaron a


deslindarse por el frente, tocaron el gran torso del chico y se movieron más
abajo. "En todo caso me dolía el cuello." Bobby comentó con voz aguda.
Diablos. "Parecías estar tenso ahí." Félix explicó su desfachatez con un
descaro. "Me concentraré en el cuello entonces." Murmuró con voz
chispeante. Rayos, se estaba comportando como todo un desvergonzado. El
pelinegro mordió su labio inferior, la situación de tener a un chico ardiente
justo debajo de sus piernas le estaba comenzando a complicar. "¿Ya?"
Preguntó con una fuerte mordida de su labio inferior. "Aún no estoy
satisfecho." Bobby susurró con voz envolvente. Félix emitió un gran respiro
mental. Su polla estaba completamente dura ahora, su cuerpo hormigueaba
por todas partes y si no se iba a dar una ducha fría, todo iba a terminar muy
mal. El muchachito cachondo tragó casi en seco, más que un poco
desconcertado. No recordaba haber estado tan excitado por un chico fuera de
su ligue. Generalmente se sentía atraído por tipos esbeltos, de lindo rostro y
con una prominente silueta atlética de bailarín. No obstante, este policía era
todo lo contrario a su prototipo ideal de persona. Su cuerpo de gimnasio
estaba bien construido, su figura reflejaba músculo y era varonilmente
atractivo. Ugh, no tenía para nada la apariencia de un bailarín, sino que la de
un profesor de educación física y deportes. Entonces ¿Qué rayos estaba
sucediendo con sus sucios deseos?

Bien, había una explicación simple. Félix llegó a la conclusión de que había
pasado demasiado tiempo solo en una casa tan grande, no había salido de
fiesta por más de dos jodidos meses, por lo que no había buscado una buena y
gruesa polla para él. Antes siempre salía de juerga, era bien popular con los
chicos, a diferencia de Danny quien tenía más alcance con las chicas y chicos
mayores, pero su amigo al parecer era un poco raro y necesitaba entablar
cierta conversación para ver si la persona llamaba su atención o no.
Definitivamente Félix necesitaba echar un polvo, algo discreto que le quitara
la frustración sexual de encima, porque si no tenía alguna interacción de ese
tipo, por seguro que iba a terminar siendo un puto monje del Tíbet. "¿Te gusta
hacerlo duro o más bien pausado?" Félix dijo de la nada, divagando en el
tiempo espacio. Bobby parpadeó con aquella extraña pregunta. "¿Estás
hablando de masajes?" Dijo mordiendo un poco su labio cuando Félix frotó un
nudo bastante tensionado en sus hombros. "Sí de eso y de sexo." El pelinegro
se echó a reír cuando Bobby se le quedó mirando a los ojos ahora. "¿Qué
rayos? Hablas de sexo todo el tiempo, ¿Tienes dieciocho o algo por el estilo?"
Espetó con voz ácida. Ugh, rayos, Félix apenas podía mirar a los ojos a Bobby.
Se miraron el uno al otro por unos segundos. El pelinegro resopló y comenzó
a trabajar sobre los hombros. "Soy muy saludable, me gusta el sexo. No hay
nada de malo en hablar de este como si fuera una especie de tabú. Lo hago
todo el tiempo, no hay nada de qué avergonzarse chico puritano." Dijo con
una risita. Bobby rió también, al parecer estaba bastante boquiabierto. "Bien,
creo que dejaré de llamarte monje, porque amigo tú no tienes nada de eso. ¿A
qué edad tuviste tu primer sexo? Me imagino que a una muy temprana, ¿Me
equivoco?" Expuso a ceja alzada.

Félix se encogió de hombros. "A los diecisiete." Murmuró con un sonrojo.


Bobby ladeó la cabeza. "Supongo que estabas bastante enamorado del
mocoso, de lo contrario ese rubor no aparecería." Comentó con una sonrisa.
Félix soltó una risita. "Um, él no era un adolescente para ser exacto. Bueno,
um quizás lo era por dentro." Analizó con un suspiro. Bobby lo miró a los ojos
antes de adivinar su caso: "¿Era tu profesor?" Averiguó con curiosidad. Félix
asintió. "Ajá," Resopló. "No quiero hablar de eso, ahora sólo me gustan los
chicos de veinte a treinta como máximo." Explicó con una mueca. Los ojos de
Bobby se clavaron en él, sus manos se quedaron completamente quietas.
"¿Por cuántos años te ganaba? Sólo por curiosidad." Indagó con bastante
interés. Ugh, Félix soltó un soplido. Debió haberse callado, su lengua a veces
no controlaba las palabras y no creaba ningún filtro. "No quieres saber. Eso
es pasado pisado ahora." Habló con seguridad. Un silencio se prolongó. Félix
sonrió y se obligó a soltar una carcajada. "¡Ja-ja! ¡No tienes sentido del
humor! Viejo, sólo era una broma." Rió. Bobby lo miró incrédulo, pero dejó el
tema hasta ahí. "No me interesa, sólo continua el masaje." Indicó, dándose la
vuelta para que Félix continuara la tarea en cuestión. El muchachito siguió
dándole masaje por un tiempo, sacó la mayoría de nudos y finalmente al
sentirse harto, terminó con la tarea. "Ya me cansé. Además, no es como si
recibiera una recompensa por hacer esto." Murmuró, quitando las manos del
cuello del chico. Bobby movió el cuello para un lado, luego para el otro. "Creo
que quedé bastante bien, deberías estudiar para ser un masajista. Ganarías
bastante dinero, eres bueno." Le aduló mientras se ponía de regreso la
camiseta color negro. "Gano el triple traficando tranquilizantes para osos."
Félix bromeó mentira por verdad. "Yo tuve a alguien que me enseñó como
masajear las partes de mi cuerpo, sobre todo mis pies." Continuó con
veracidad. Después de todo, los bailarines de ballet eran atletas de alto
rendimiento, por ese motivo Félix se vio rodeado de terapeutas y
quiroprácticos que se encargaban de sus huesos y masa muscular.

"¿Por qué? No es como si estuviste estudiando algún deporte ¿O sí?" Bobby


habló con una expresión extraña en el rostro. Félix sonrió amplio, el tipo no
tenía idea. "Absolutamente no." Afirmó, cruzando los brazos sobre el pecho.
"Aunque tú no sabes nada sobre mí ¿O sí?" Prosiguió con rostro enigmático.
Bobby se acercó a él, lo miró de cerca. "¿Debería investigarte?" Inquirió,
mirándole intensamente a los ojos. Félix se encogió de hombros al refutar: "Es
cosa tuya. De todas formas, no escondo nada." Certificó con voz firme. El
chico rubio se acercó más a su rostro. "¿Eso es verdad?" Susurró con voz
hipnótica. Félix asintió tragando saliva. Estaba comportándose como todo un
débil al estar demasiado cachondo, porque generalmente él no se ponía
nervioso con los chicos. La situación era al revés. "Me dio sueño, ¿Te podrías
apartar?" Demandó mirando la cara del chico a un zoom un poco peligroso.
"Te pareces a alguien." Bobby habló agarrándole su barbilla. Ugh, ya había
salido con eso otra vez. Félix se quitó la mano del chico y lo empujó tirándolo
al suelo. "Odio cuando me comparan con alguien más. Hasta mañana, te veo
en el desayuno." Se despidió del chico, abandonando la sala de estar. Bobby
torció la boca hacia un lado, luego al otro y resopló. "Voy a averiguar a quién
rayos te pareces y cuando lo haga..." Se quedó callado. "¡Cielos!" Espetó
levantándose del piso alfombrado con un solo objetivo en mente: Investigar al
monje tibetano.
CAPITULO 10

“FAN”

"¿Jefe necesita algo más?" La mujer de tacos altos y vestido ajustado,


preguntó con gran sonrisa al entrar a la oficina. Bobby se frotó la mejilla con
la punta de su bolígrafo, luego le respondió: "Necesito la carpeta del caso
homeless, la voy a firmar para darlo finalmente por cerrado. Una vez que
haga eso, archívala por favor." Dejó el papel que tenía sobre la mesa de su
escritorio. La mujer asintió a la orden, pero le entregó una carpeta con más
trabajo. "Jefe, en este archivo hay información sobre lo que me pidió." Soltó
una risita coqueta cuando Bobby la miró con una expresión perdida. "Te he
pedido tantas cosas, mujer. ¿De qué se trata?" Inquirió ojeando la carpeta
color negra. La chica soltó una risita al contestar: "Lo siento, no expliqué
bien. Esta carpeta tiene un poco de información sobre el chico que me mandó
a investigar esta mañana." El muchacho rubio agarró la carpeta para ojearla.
"Necesito saber todo sobre este muchacho, ¿Cómo te fue en la base de
datos?" Preguntó con interés ahora. Bobby estaba decidido a averiguar quién
era el monje, porque lo encontraba parecido a alguien y el hecho de no saber
eso, le estaba poniendo las bolas azules del fastidio. Ugh, le molestaba no
saber, ¿Acaso era uno de sus antiguos chicos de una noche? Quizás no lo
recordaba a cabalidad. Umm, pero eso sería muy idiota de pensar, el monje
estaba metido en un monasterio alabando a Dios, él tampoco se había
divertido mucho que digamos en el estado del Colorado y la apariencia de
Félix, aunque era muy atractiva, no era de su tipo. A Bobby le gustaban los
chicos de cabello rubio, de ojos claros, piel blanca con uno que otro lunar en
la cara, sin aretes en las orejas y definitivamente de cuerpo atlético, con
extremidades bastante enloquecedoras y finas... Ugh. Diablos. Tenía que dejar
de pensar en ese bailarín. "En fin, ¿Cómo te fue con eso?" Averiguó con
estrés.

La chica restregó su mejilla. "No me fue muy bien, sólo tengo coincidencias
con el nombre del chico, pero cuando comparo las fotografías en los registros
de identidades, no encuentro resultados positivos." Murmuró mirándolo al
rostro. "En todas partes del sistema Amadeus sale inscrito como alíen, ¿Será
porque me dijo que era un extranjero?" Preguntó expectante, lista para
recibir órdenes. Bobby se lamió los labios, ahora estaba mucho más
interesado en saber quién rayos era el monje. "Según lo que interpreté de tus
palabras: Sus datos no coinciden." Bobby espetó con una mordida de labio. La
chica asintió con firmeza. "La información es muy acotada. Necesito al menos
los datos de su pasaporte y sus nombres completos, así la búsqueda sería más
refinada." Explicó con detalle. Bobby torció la boca, su secretaria tenía razón.
Necesitaba apoderarse del documento de identificación del chico, así podría
investigarlo mejor y ver qué rayos estaba escondiendo, um o también quizás
saber a quién mierda se parecía. "¿Observaste bien su foto?" Bobby preguntó
con una mirada afilada. Le había sacado una en la mañana, obviamente sin
que el pequeño monje tibetano se diera cuenta. "Sí señor, el chico es muy
apuesto." La chica expuso con una sonrisa. Bobby asintió. "Lo es, pero eso no
me interesa." Se lamió los labios antes de proseguir: "¿A quién lo encuentras
parecido?" Le alzó una ceja. La chica se restregó la barbilla en modo
pensamiento, pero no encontró coincidencias en su cabeza. "A nadie,
¿Debería?" Dijo con sorpresa. Ugh, Bobby resopló del fastidio. "Es todo
señorita Rogers, puede retirarse." Masculló de mal humor, regresando a su
computadora. La chica asintió, "¿Necesita que siga investigando?" Preguntó
mirándolo sacudir la cabeza. "Yo haré esto, ahora quiero estar solo." Bobby
gruñó frente al computador. La chica asintió y finalmente abandonó la oficina.

Horas después, Bobby rodó los ojos al recibir la llamada de Frank, el puto
chico siempre lo llamaba cuando las horas del trabajo ya habían terminado.
Bobby jamás trabajaba fuera del horario de trabajo, eso no era vida. Por lo
mismo, se hacía mierda trabajando de nueve a cinco todos los días, pero
cuando llegaba la hora de salir, obviamente él dejaba todo de lado y finalizaba
los trabajos pendientes al día siguiente. Era una buena técnica, así su cuerpo
no sufría de estrés, pero últimamente la situación con Frank y la renuncia del
idiota de Mark, lo tenía trabajando más de la cuenta. "Bobby al habla."
Contestó con voz pesada. Del otro lado de la línea también siguieron el tono
de su voz: "Soy Frank, te aviso que hoy llego a Nueva York, estoy en Los
Ángeles. Arreglaré todo mi lío y si hablas cosas estúpidas, vas a terminar
muerto en un callejón. Te aviso." Bobby rodó los ojos. Cielos, el maldito
pendejo se había involucrado con el mafioso más poderoso de todo Varsovia,
aparentemente ellos se iban a casar y el mafioso iba a limpiar su prontuario.
Sin embargo, el hombre todavía tenía conexiones peligrosas en todo ese país
europeo y Bobby sabía que por el momento no le convenía estar en contra del
jodido hombre. La policía no lo iba a liberar de la muerte si él se metía con la
mafia, Bobby sabía cómo funcionaba el tema de ese bajo mundo, el dinero
movía montañas y compraba a mucha gente poderosa, ansiosa de mantenerse
en silencio por unos cuantos dólares. "Ya deja de amenazarme Frank. Ugh, te
dije que iba a cooperar en la eliminación de los datos de tu chico. Además
sólo son supuestos." Gruñó de mala gana subiéndose al automóvil. Frank
contestó enseguida: "Te dije que te iba a pagar todo con un buen trabajo. Por
lo demás, Zar ya no hará más cosas fuera de la ley, él me lo prometió y nunca
rompe sus promesas." Aseguró con firmeza. Bobby rodó los ojos. "Quien diría
que meses atrás te encontrabas en un lío, parece que te definiste muy bien."
Comentó con una voz chispeante. Del otro lado se escuchó un suspiro. "Estoy
bien con eso, ahora sólo debo hablar las cosas con mi padre, porque mi
abuela ya lo sabe." Murmuró con una gran sonrisa telefónica. Bobby exhaló.
"Bien, suerte con eso Frank. Ahora debo colgar, voy a comenzar a manejar y
odio usar el manos libres." Espetó, encendiendo el carro. Frank asintió a sus
demandas. "Mañana hablamos, iré a la oficina a eso del mediodía, tengo que
hacer otra cosa antes." Indicó con voz relajada. Bobby rodó los ojos otra vez.
"De acuerdo, pero después quiero que regreses al edificio del Interpol, está el
caos en la oficina con eso de que Mark dejó todo tirado para largarse a Texas
con ese abogado." Siseó la lengua cual serpiente. Frank se echó a reír antes
de hablar: "Ya supéralo, Mark no era para ti. Nunca hubo interés por
completo de su parte, no te quejes ahora." Soltó una risita divertida. Bobby
soltó un soplido, Frank tenía razón. "Estás en lo correcto, sólo era algo físico,
me gustaba su cuerpo atlético nada más. Tu apariencia es más de mi tipo."
Flirteó con descaro. Frank chasqueó la lengua. "Si no quieres morir por la
bala de Zarek, no hables mierdas. Viejo, él es muy celoso, oye aprecia tu vida
un poco más." Se echó a reír con diversión. "Tengo primos, ellos se parecen a
mí, ¿Quieres sus contactos?" Bromeó con mofa. Bobby chasqueó la lengua a
eso. "Ya no sigas. Voy a colgar, quiero llegar pronto a la casa, necesito una
ducha fría quita estrés." Colgó la llamada y condujo el automóvil fuera de los
estacionamientos.

Al llegar a la casa media hora más tarde, Bobby dio un bostezo, se estiró un
poco extendiendo los brazos con exageración y fue a su dormitorio a
cambiarse ropa deportiva. Su idea era correr un poco en la trotadora, luego
iría a darse aquella ducha fría. Entonces cuando estuvo listo, salió de la
habitación y se dirigió a la planta baja de la casa, pero se detuvo cuando
escuchó unos regaños que pertenecían a una voz extraña, mientras que Félix
le contestaba con fundamentos. Al acercarse, se quedó quieto al espiar lo que
ellos hacían ahí: El monje estaba dando saltos mientras un chico bastante
atractivo le sujetaba las caderas. Bobby parpadeó asombrado, ¿Estaban ellos
practicando ballet? "¡Mamá!" Se escuchó desde una esquina, entonces Bobby
miró hacia la dirección de un niño de cabello castaño, quien lo estaba
señalando con un lápiz de colorear. Luego de eso, dos cosas sucedieron ahí:
La discusión entre los chicos y la estupefacción de Bobby al ser ignorado por
ellos. "¿Qué carajos, Danny? El mocoso te llamo mamá, ¿Qué jodida mierda?"
Félix gruñó del enojo. El chico rubio arrugó su nariz. "¡Jefe no grites y digas
groserías, asustarás a mi ardilla!" Chilló caminando hacia el niño. Bobby
parpadeó. "Oye monje..." Se calló con el silencio de Félix. "Ahora no, después
hablamos los dos." Dijo iracundo caminando hacia el muchacho de apariencia
bastante atlética y gimnasta. Félix agarró el antebrazo del chico antes de
hablar: "Danny, te hice una pregunta, ¿Por qué te llama mamá?" Lo miró con
una expresión extraña en el rostro. El chico rubio miró de reojo a Bobby,
luego a Félix y contestó con voz nerviosa y a la defensiva: "De repente me
comenzó a llamar así, debe ser porque le recuerdo a su mamá. Cielos, ¿Por
qué rayos te pellizcas tanto? Es sólo un niño, además yo debería ser el
enojado aquí. Jefe, estás pésimo en el ballet, tu cuerpo está pesado y déjame
decirte que estás subido de peso para el ballet. Ve a hacer una dieta, me
cuesta un mundo levantarte." Se liberó de su agarre y comenzó a ordenar las
cosas del niño. Félix torció la boca y se aplanó el estómago con ambas manos.
"No estoy gordo, ¡Sólo estoy fuera de training! No distorsiones el tema con mi
baja condición en el ballet, sabes que soy el mejor bailarín de todos los
tiempos, ¿Por qué te estás desquitando con mi mala condición? Aquí se come
pollo frito todos los días." Gruñó. "¿Qué está pasando con este niño, con ese
alfarero y con todo a tu alrededor, ah?" Bufó de la molestia. Bobby sólo se
mantuvo en silencio, parpadeando perplejo.

Danny no le contestó, siguió ordenando las cosas y cuando estuvo listo se


colgó la mochila al hombro y sostuvo el agarre del niño. "Nos vamos, si no
haces dieta no seguiré viniendo." Masculló de mala gana. El chico a su lado,
soltó un chillido. "De acuerdo, dejaré el pollo frito. Prometo que mañana haré
un allegro mejorado y compraré una barra en EBay para fijarla en un lado de
este gimnasio, pero no dejes de venir." Dijo con un puchero. Danny exhaló.
"Está bien, pero discúlpate con mi ardilla ahora mismo. Si le das un beso, me
quedaré más tranquilo." Señaló con voz firme. Félix dio un soplido, pero hizo
lo que el chico le pidió. "Lo siento ardilla." Susurró con voz suave. "Huele a tu
perfume." Comentó con voz agria. Danny suspiró. "No empieces." Le restregó
el cabello y sonrió. "Darian tiene libre mañana, así que tendré que venir al día
siguiente. Espero que practiques todos los pasos y te enviaré por encomienda
las puntas para los pies. Debes practicar con ellas, ¿Bueno?" Aconsejó con
gran sonrisa. Félix asintió con la misma sonrisa. "Oye, el chico desapareció de
la habitación." Danny avistó con una mirada de reojo. Félix miró hacia los
lados y se encogió de hombros. "Siempre hace lo mismo, te dije que era como
un fantasma. Vamos, te iré a dejar a la entrada." Señaló con gran sonrisa
saliendo de ahí en la compañía del chico rubio. Luego de despedirse de
Danny, Félix se estiró con flojera y se dirigió a su habitación para darse una
ducha y poner un poco de pomada en sus pies, la práctica con Danny había
estado un poco dura y exigente, por lo que se encontraba muy gastado en ese
momento, pero al entrar a su habitación halló un caos. El dormitorio estaba
prácticamente patas para arriba y en lo único que se pudo concentrar fue en
sus ropas esparcidas por todo el piso, junto a su pasaporte en la mano del
chico. Mierda, lo había descubierto.

Félix tragó saliva, si no se explicaba justo ahora, iba a terminar preso. "Viejo
mira, no quise mentir sobre mi nombre, todos me llaman Félix. Prometo que
es sólo eso, no tengo nada que esconder, oye en serio." Murmuró con voz
seca. Dios, la expresión en la cara del chico era bastante extraña y poco
descifrarle, ni idea en qué estaba pensando, pero era imposible que el policía
lo fuera asociado a Big Johnson sólo con su documento verdadero, ¿Verdad?
Ugh, rayos. La tensión lo estaba matando y si el chico no hablaba, lo más
probable era que Félix iba a tener que salir arrancando de ahí. Después de
todo, su primo Frank se iba a encontrar con él mañana y totalmente podía
pasar la noche en un hotel. Félix tragó saliva cuando el chico se acercó a él y
parpadeó rápido cuando le habló: "Entonces eras tú todo este tiempo." Lo
miró de arriba abajo, casi examinándole para tomar un escáner de todo su
jodido ser. Cielos, ¿Qué demonios? Félix exhaló. "Sólo trafiqué un poquito,
pero mira me escondí ahí, porque resulta que mi primo, um..." Se quedó
quieto cuando Bobby le sonrió amplio. Okay, eso fue extraño. "Oye ¿Por qué
me estás mirando así?" Félix preguntó retrocediendo un poco, porque el chico
extraño se le había quedado mirando como los bebés. Mierda, en serio ¿Qué
carajos? "Oye si me dejas explicarte..." Tragó saliva cuando el chico lo abrazó
apretado. "¡Hey!" Félix chilló de la sorpresa y se quedó pasmado cuando
finalmente habló: "¿Me darías tu autógrafo?" Mierda, el policía era un
fanático. Estaba jodido, bastante jodido. Muchas gracias Dios. Ugh.
CAPITULO 11

“NUEVA ACTITUD”

"Me podrías haber dicho." Bobby le reprochó su falta de confianza. Félix puso
los ojos en blanco, mientras era masajeado en los pies por el policía idiota.
"Eres la reina del drama. Viejo, te dije que no era necesario que hicieras esto.
Ya no soy ese." Resopló ya harto con la situación. El hombre había pasado de
bestia a cachorro en un par de parpadeos. Cielos, desde que el policía había
descubierto su verdadera identidad, poco más y lo trataba con pinzas, lo
estaba tratando como a un rey. Bobby le untó más pomada en los pies
magullados. "Pero estás practicando ahora, ¿Vas a regresar?" Averiguó con
una gran sonrisa. Félix hizo un clic con la lengua, la situación no le estaba
gustando para nada. "¿Por qué preguntas tanto? Yo desaparecí de las pistas a
los diecinueve, de eso han pasado muchos años ¿Por qué eres mi fan?" Dijo
con voz seca. No parecía divertido en absoluto. "Ah bueno, porque me quería
casar contigo." Bobby respondió con voz casual. El muy puto no se
avergonzaba de eso. Cielos, el hombre era bastante raro. Félix pestañeó en
desconcierto. "¿Me estás diciendo eso a la cara?" Expuso entre dientes. Bobby
asintió con una fresca sonrisa. "No es mi culpa que tus bailes fueran
increíblemente sensuales. Oye hasta estudié ucraniano por ti, era tu fan
número uno." Expresó con gran simpatía.

Ugh, Félix le arrojó una mirada siniestra. "Estás siendo espeluznante,


¿Entonces debería agradecerte que hayas sido mi fan? Viejo, creo que
deberías regresar a ser un fantasma, tus atenciones me están asustando."
Murmuró con confusión, zafándose del agarre del chico, pero Bobby capturó
su pie otra vez. El muchacho rubio dio un soplido. "Ya te lo dije, era tu fan. De
hecho, tengo todas tus presentaciones en sistema de video." Señaló con gran
sonrisa. El pelinegro tragó saliva. "Estás jodido, ¿Acaso debería llamar a la
policía?" Rodó los ojos. "Bien, obviamente ese fue un pensamiento estúpido,
eres la policía." Murmuró con cierto nerviosismo, notando con conciencia que
su otro pie estaba prácticamente sobre el muslo del chico, casi llegando en su
entrepierna. Mierda, de pronto esa incidencia se volvió demasiado consciente
en su mente. Bobby soltó una risita, se le veía bastante contento. Félix tragó
saliva nuevamente, eso lo estaba sacando demasiado de órbita. "Oye..." Se
mordió el labio inferior al mirarlo a la cara. Al carajo, se suponía que los
acosadores no debían ser tan atractivos como éste. "¿No me vas a matar para
conservar mi cuerpo en un sarcófago, verdad? No creo que seas de esos
fanáticos raros, ¿Cierto?" Habló con voz temblorosa. Bobby sacudió la cabeza
de lado a lado para negar. "¿Es eso lo que parece desde tu perspectiva?" Soltó
una risita divertida. "No soy eso, es la emoción. Es todo." Murmuró, soltando
finalmente su pie. "Sólo estoy calmando mi sed. Dejaste un caos cuando te
retiraste del medio artístico y no tenía a quien seguir, no era muy fan de las
bandas musicales o de algún otro deporte, así que puse en pausa mi hobby de
seguir a una celebridad como tú." Indicó con cautela, renunciando a todas las
pretensiones de no apartarse del lado de Félix, visto que se sentó a su lado.

Cuando el muchachito arqueó las cejas, Bobby le sonrió amplio. "Entonces,


¿Qué has hecho todo este tiempo? Debería estar haciendo ejercicio, pero te
voy a dedicar toda mi noche. Um, tal vez mañana pida el día libre. Cielos, no
todos los días uno encuentra a una celebridad en el mundo del arte." Expresó
con gran entusiasmo. Félix exhaló del puro cansancio. "No me conocen ni los
perros. Viejo, ¿Te estás escuchando?" Se quejó con aburrimiento. El chico
rubio soltó una carcajada. "La gente es ignorante, no sabe reconocer el arte.
No me compares con ellos, yo sé apreciar lo que es bueno." Susurró,
hundiendo sus dedos en el espeso cabello de Félix, acarició con fuerza,
obligándolo a girar un poco la cara hacia su rostro. "¿Estás flirteando
conmigo? Yo soy Félix, a ti te gusta Vaslav." Gruñó de la molestia. No le
gustaba cuando lo comparaban con su antiguo ser, él ya no era ese idiota
débil de antes. "¿Estás hablando en tercera persona?" Bobby parloteó con
diversión. El monje tibetano resultó ser su estrella favorita, también una
persona con doble personalidad. Cielos, eso era bastante lindo, algo estúpido,
pero bien excitante. "¿Quieres un masaje en los hombros?" Ofreció con gran
intensidad reflejada en los ojos. Félix exhaló, la simpatía del chico lo estaba
pellizcando de los nervios, porque era bastante extraño encontrar a un tipo de
otro país siendo fanático de él, además el ballet ni siquiera era un gran arte
tan mediático para que obtuviera fans así de entregados, menos hombres.
Generalmente eran las chicas las que componían su fanaticada, pero eran
chicas ucranianas y del resto de Europa, no tanto de Norteamérica. La
historia era muy rara, ¿Estaría fingiendo amabilidad? Bueno, el hombre era
un policía y quizás por ahí estaba fingiendo cortesía, ¡Uh! Félix mordió su
labio inferior con fuerza, pensado que el chico capaz y estaba fingiendo ser su
fan para que él terminara confesando que era Big Johnson, pero eso sería
estúpido si fuera el caso. Rayos, Félix no sabía que pensar al respecto ni
tampoco cómo afrontar la repentina amabilidad del chico fantasma. Cielos, su
pulso estaba disparado, latía con fuerza y su cabeza se sentía demasiado
caliente. Ah rayos, la sonrisa del chico lo estaba saludando otra vez y no podía
concentrarse. No podía pensar. Maldita sea.

"¿Te gustan las pizzas? Oh, se me olvidaba que no te gustan. Eso lo leí en un
artículo, ¿Pedimos pollo frito entonces?" Bobby habló con voz armónica. Oh
cielos, a Félix no le quedaba otra que fingir hasta que viera a Frank el día de
mañana. Su primo lo citó en una cafetería a primera hora para charlar de
varios temas, incluyendo su compromiso con un tipo de Polonia. Al parecer,
su primito se había enamorado de un chico, este hombre lo había cambiado o
quizás dicho algo acerca de él, porque Frank ahora lo estaba tratando con
más amabilidad que antes. Por un lado eso estaba bien, pero por el otro... Uh,
de seguro que Frank le preguntaba cosas de su madre y sinceramente no
sabía como tratar ese delicado tema con Frank. "Te quedaste en blanco, creo
que estoy siendo muy efusivo ¿Verdad?" Bobby interrumpió los pensamientos
de Félix al hablar de repente. El pelinegro parpadeó rápido al ver como el
chico estaba todo encima de él ahora, ¿¡Pero en qué momento...!? Dios, Félix
sabía qué era esto. Carajo, por supuesto que lo sabía, no hacía falta ser un
puto adivino para darse cuenta de lo que el chico quería hacer. "Estás muy
cerca, hace calor." Murmuró con la boca torcida. Bobby sólo sonrió amplio.
Ugh, Félix resopló. "Quise decir que quites tu brazo de mi hombro. Bien,
reconozco que fue una buena técnica, pero ¿No sabes del espacio personal?
Además, no estamos en el cine para que hagas esa jugada cursi." Gruñó entre
dientes. Bobby soltó una risita, pero no deshizo su agarre. "¿Quieres ir a uno?
Conozco a un tipo, nos puede alquilar el cine sólo para nosotros dos." Sugirió
haciéndole un guiño. Dios, si el policía no hubiera sido alguien que fuera tan
atractivo, tan apuesto, tan malditamente caliente... Dios, no le hubiera
seguido el flirteo. Pero joder, ¿Un cine para él solo? La oferta no era tan mala,
sin embargo Félix sabía que esa táctica había sido usada en alguien más y eso
apestaba. Después de todo, el policía era un puto vividor. "No gracias, no me
apetece. Ve con alguien más." Expresó con voz firme. No había forma en el
infierno de que Félix se acercara a él, por lo menos no antes de pedirle un
examen.

Diablos, ¿Se estaría poniendo viejo? Las personas se ponían más consientes
cuando comenzaban entrar en la edad adulta del todo. Las cosas se pensaban
como mayor meditación y no eran tan espontáneas como en la adolescencia o
en la primera etapa de los veintes. Félix miró la mueca del chico policía,
fácilmente pudo ver la mirada de derrota en su rostro. Eso estaba bien, era
mucho mejor mantenerlo al margen de todo, cuanto más alejado de él, mejor.
El hombre estaba ardiente, pero se había creado en su mente una falsa
expectativa de él mismo, lo había idolatrado al punto de tergiversar varios
aspectos de su persona. Rayos, Félix tampoco era tan bueno y de hecho,
estaba cien por ciento seguro que Danny era mucho más mejor bailarín que
él. "Mira, yo ya no soy ese del que tú gustabas y ni siquiera te voy a preguntar
el porqué de eso, existen chicos más atractivos que yo." Soltó un suspiro
cansado, luego continuó: "Ese chico murió y se convirtió en esto que ves
ahora, tú decides si lo aceptas o no, es de libre elección ¿Bueno?" Indicó con
voz fuerte y clara, pero quería dejar todo sacramentado. Bobby torció la boca,
una expresión oscura lo invadió por completo. "Es mejor que vayas a
descansar, mañana seguiremos hablando." Murmuró con voz seca. Se deslizó
por encima del chico lo más casualmente posible. "¿Qué haces...?" Félix soltó
un chillido cuando Bobby lo cargó. "No pienses que te dejaré caminar con
esas llagas en los pies." Contestó con una sonrisa, caminando fuera de la sala
de estar para ir en dirección del dormitorio de Félix. Evitando mirar a Bobby,
el pelinegro se quejó torciendo la boca en muecas. "No soy un bulto, ayer
tenía los pies más rotos que hoy." Dijo con un soplido. "Estás en mi casa y te
voy a tratar bien." Bobby contestó en voz baja. Félix arrugó la nariz. "Debiste
hacer eso la semana pasada, ¿No crees? Ahora estamos terminando esta y
para que sepas, mi instancia aquí no ha sido del todo leche y miel." Se quejó
sin mirarlo a la cara, pero podía sentir al chico justo encima de él, podía
sentirlo con cada centímetro de su cuerpo. Cielos, de seguro el policía lo
estaba mirando. Ugh, Félix se encogió, disgustado con su línea de
pensamiento. Bobby suspiró. "Me voy a reivindicar contigo ¿Sí? Pero si
quieres saber, te encontré bastante atractivo, no de mi tipo, pero atractivo."
Le confesó llamando la atención de Félix. "¿Qué quieres decir?" Preguntó
mirándolo a los ojos ahora.

Bobby siguió caminando con Félix a cuestas, pero le respondió: "Me gustan de
cabello rubio ceniza, ojos claros, piel blanca, con un cuerpo gimnasta y con
apariencia amable." Soltó una risita al notar la expresión podrida en el rostro
de Félix. Éste se quejó ipso facto: "Eres imposible, ¿En serio? Viejo ¿Qué
carajos? Ya te dije que no soy ese tipo." Dio un soplido. El hombre era peor
que una mascota domesticada, parecía un animal abandonado buscando a su
dueño. Ugh, aunque eso no cambiaba el hecho de que una parte de él quería
darse la vuelta, empujar al policía contra la pared y trepar por él como una
jodida pandereta. Diablos, el acosador no debió ser tan atractivo y eso no le
estaba ayudando a su frustración sexual. Habían pasado tantos días que ya se
le estaba olvidando de cómo tener sexo. Cielos, tenía que echar un polvo una
de estas noches y eso le iba a calmar el fuego interno que se producía al ver
el trabajado cuerpo del chico policía. "Te pondré en la cama." Bobby indicó
con cuidado, dejándole sobre el colchón. Félix asintió no sabiendo qué más
decir a ese extraño nuevo comportamiento. Bobby se le quedó mirando, pero
cuando la mirada fue bastante intensa, a Félix le tocó preguntar. "¿Qué
quieres ahora? Dilo rápido, dormiré un poco o quizás vea televisión." Susurró
con un soplido. Bobby lamió sus labios antes de finalmente hablar: "¿Quién
era el chico con ese niño de hace un rato? Claramente vi que existía un
problema de comunicación, porque el niño debería llamarle papá en vez de
mamá ¿No?" Se restregó la mejilla al acabar. Félix soltó un soplido, con todo
el lío del fanatismo del chico por su arte, se había olvidado de Danny. Ugh, su
amigo estaba bien jodido y tenía que pensar en algo para sacarlo de ahí.
"Bailaba conmigo en la academia de Ucrania, ahora creo que me superó en el
baile." Resopló apretando los labios. "Um, oye..." Se le quedó mirándole a los
ojos. Bobby sonrió amplio. "¿Sí?" Susurró a la espera de escuchar lo que sea
que Félix iba a preguntar. Entonces Félix suspiró. "¿Crees que estoy pasado
de peso para el ballet? Se objetivo, no quiero mentiras." Le advirtió
señalándole con el dedo.

Bobby soltó una risita. "Un poco, pero eso se arregla con dieta ¿No?" Contestó
recibiendo un cojín en plena cara. "¡Se supone que me debías decir que no lo
estaba! ¡Ah, ya lárgate!" Félix chilló, poniéndose en posición fetal. Ugh, ahora
iba a tener que hacer una estúpida dieta ya que tenía que lucir y estar liviano
para el ballet, sobre todo si no quería provocarle una contusión en la espalda
a Danny. "¡Te prepararé una ensalada para la cena, te veo luego Vaslav!"
Bobby salió con una gran sonrisa del dormitorio. "¡Soy Félix!" El chico
refunfuñó del mero disgusto. Ah joder, estaba atrapado en la casa de un
fanático loco, ¿Qué carajos con su mala suerte?
CAPITULO 12

“SI SEÑOR”

"¿De verdad? Ja-ja, bueno yo también me quería casar con Alice Keys cuando
era pendejo, pero ¿En serio te dijo eso? ¡Vaya, quien lo diría!" Frank se largó
a reír con diversión mientras Félix se quejaba en la silla en frente de él. Ellos
estaban desayunando en una cafetería, se habían puesto un poco al día y Félix
le contó todo lo que había hecho en ese tiempo. El muchacho pelinegro soltó
un suspiro cansado. "Fue terrorífico verlo actuar así, ¿Crees que esté
fingiendo? Es que si lo hubieras visto Frank, cambio de demonio a ángel." Se
quejó restregándose la mano en la cara. El chico rubio lamió sus labios, que
sabían a café, antes de hablar: "No creo que sepa. Bobby es el jefe, nosotros
somos los que ejecutamos las misiones, él está encargado de temas
administrativos y de rollos de más grueso calibre con el tema de leyes y
aspectos legales." Hizo un clic con la lengua. "Todavía no puedo creer que
hayas terminado en su casa." Dijo a conciencia. Félix se encogió de hombros.
"Mark fue muy bueno conmigo, ¿Crees que yo deba decirle todo? La verdad es
que no quiero mentirle, ha sido muy buena persona conmigo." Expresó con
una sonrisa.

Frank sacudió la cabeza. "Por el momento vamos a ocultar las cosas. Sin
embargo, tendremos que decirle a Bobby que eres mi primo, de lo contrario
nos va a ir mal."Comentó con una mordida de labio. Félix tragó saliva, no
estaba muy de acuerdo con eso. "¿Por qué lo dices? No creo que sea tan listo
¿Verdad?" Resopló al acabar. Frank exhaló, bebió un poco de café y prosiguió
en la charla: "El hombre es vengativo, cuando quiere algo no se detiene hasta
obtenerlo. Él tenía un amorío con Mark, después eso no funcionó entre ellos,
pero mi amigo me dijo que el hombre era muy astuto y había que cuidarse de
él. Ya sabes, no hay que tenerlo de enemigo." Suspiró. Félix mordió su labio
inferior, había notado algo de eso en sus interacciones y había que ser ciego
para no hacerlo; de hecho hasta John se pellizcaba un poco. No obstante,
Félix todavía no estaba convencido. "No lo sé primo, ¿Qué tal si me obliga a
casarme con él? Ugh, bueno él actuó muy raro." Murmuró con estrés,
recordando el comportamiento del chico. Frank soltó una risita. "Él me contó
algo, dijo que cuando era más joven su mamá le arrojó al loquero encima, sólo
porque le dijo que se quería casar con un bailarín." Lamió sus labios y miró a
Félix a los ojos. "Supongo que tú eras ese bailarín, por lo tanto, estás jodido."
Afirmó con certeza. Félix no tenía salida, por lo menos hasta que a Bobby se
le pasara el enamoramiento. Al parecer ya habían pasado varios años de eso y
el chico seguía gustando de aquel bailarín, que resultó siendo su primo. "¿Qué
puedo hacer?" Félix preguntó con un jadeo. Frank lamió sus labios y sonrió
amplio. "Ten sexo con él, así se quitará la frustración de años." Dijo con voz
normal. Félix arrugó la nariz, aún incrédulo de haber escuchado ese consejo.
"¿Estás demente? No haré eso." Afirmó negando con la cabeza de lado a lado.
Frank se echó a reír con eso. "¿No te gusta? El idiota es atractivo ¿No?" Alzó
una ceja al hablar. "Félix mordió su labio inferior con fuerza antes de
contestar: "Es muy ardiente, pero eso no es el punto. Además, a él le gusta a
Vaslav, no a Félix." Indicó a brazos cruzados.
Frank se echó a reír con ganas esta vez. Félix apretó los labios siendo el
objeto de mofa de su primo. Frank se quitó una lágrima provocada por la risa,
luego finalmente habló: "No seas tonto, eres la misma persona. Quizás ahora
estás cambiado, pero sigues siendo tú, primo." Comentó con una mordida de
labio. Félix ladeó la cabeza, lo miró a los ojos brillantes y soltó las palabras
que tenía atragantadas en la garganta desde el inicio de su cita: "¿Por qué
estás actuando así conmigo? Antes me hablabas lo justo y necesario, no
contestabas mis llamadas y me tratabas de manera grosera." Lo miró por
debajo de sus pestañas. Frank soltó un suspiro, bebió café y comió una
galleta. Félix le alzó una ceja, entonces el chico rubio finalmente habló: "He
estado en terapia y eso me hizo darme cuenta de varias cosas. Las personas
no van al loquero porque se ve mal, pero conversar ayuda, la plática es buena
para darse cuenta de varias cosas." Dijo a conciencia. Félix asintió y lo siguió
escuchando. "La verdad es que yo llegué a aceptarte hace rato, pero no te dije
nada porque necesitaba hablarlo en persona. Sabes que no me gusta que
hagas cosas fuera de la ley, lo que pasó con tu identidad como Big Johnson es
una secuela de esas cosas malas, Félix." Suspiró. "Si quieres que te ayude, vas
a tener que dejar de hacer cosas mafiosas y no te preocupes, porque también
se lo dije a Zar, así que no es nada personal." Aclaró con voz firme. Félix
apretó los labios, entonces su primo había cambiado. "Lo voy a pensar,
¿Bueno?" Señaló con una risita. Frank rodó los ojos. Félix se echó a reír, pero
hacer cosas malas dejaba dinero fácil y no quería regresar a una vida
aburrida sin aquella adrenalina de hacer cosas ilegales no aceptadas por la
ley. "Te daré dos semanas para que lo pienses, por mientras cuéntale a Bobby
que somos parientes y de a poco le soltaremos la verdad de que eres Big
Johnson, ¿De acuerdo?" Expuso con una mirada decidida. Félix asintió. "De
acuerdo, tú eres el que sabes." Suspiró profundo.

Frank asintió y siguió desayunando, entonces Félix tomó otro tema de


conversación. "Primo," se quedó en silencio cuando Frank quitó la mirada de
su pastel de fresa. Félix tragó saliva y finalmente se decidió a hablar: "¿No me
vas a preguntar nada sobre la tía?" Soltó un soplido. Frank comió pastel, lo
disfrutó en su boca y negó con la cabeza. "No quiero saber, ella está dormida
en mi mente. En serio no quiero saber, las terapias me ayudaron a dejar de
pensar en ella." Sonrió amplio. "Sólo te considero a ti y a Vanko." Dijo con
gran sonrisa. Félix asintió con una mordida de labio. "¿La abuela?" Preguntó
tragando saliva con su respuesta. "Sólo tú y Vanko." Frank repitió con una
sonrisa y Félix dejó de preguntar. "De acuerdo." Suspiró. "¿Cómo está tu
novio?" Cambió el tema de conversación. El rostro de Frank brilló con gran
iluminación. Cielos, el hombre estaba enamorado. "Se quedó en Polonia,
dejará de hacer cosas malas por mí y vendrá a pedir mi mano, ¿Acaso no es
cursi?" Se echó a reír. "Le dije que sólo necesitaba que no hiciera cosas
malas, pero me dijo que se debía casar antes de los treinta y cinco, así que
nos casaremos en los próximos tres meses." Le informó con gran entusiasmo,
arrojando corazones invisibles por los ojos. Félix arrugó la nariz con eso.
"¿Qué? Entonces te gustan los mayores como a Danny. Nunca lo pensé de ti,
bueno sólo tienes veintiocho, son siete años de diferencia." Comentó con una
mueca. Frank lamió sus labios, lo miró con detención y con sigilo, Félix se
encogió. "¿Ya olvidaste tu pasado?" Su primo preguntó con voz neutra. Félix
sintió un espasmo en el estómago. "Eso se quedó en el pasado, fue un error."
Dijo con voz baja. "¿Lo fue?" Frank repitió en tono de pregunta. Félix tragó
saliva y suspiró. "Ya no preguntes, estoy en el presente ahora." Murmuró
mirándolo asentir. "Ten sexo con Bobby, salgan y quizás te guste. Él es
estúpido, pero me aconsejó bien cuando tenía dudas sobre gustar de un chico.
Dale una oportunidad, si no te gusta termina todo y te sales de su casa." Le
aconsejó con gran sonrisa. Ugh, Frank se había vuelto todo un descarado. "Lo
voy a pensar." Félix susurró con voz pausada. "Bueno, ahora vamos a comer.
Este pastel me está seduciendo." Frank dijo con gran entusiasmo, entonces
Félix aceptó y finalmente disfrutaron su comida a conciencia.

∞∞∞

Horas más tarde, Félix entró a la casa lentamente. Apenas lo hizo, pudo
distinguir los rasgos de Bobby al llegar con él. No necesitó ser un adivino
para saber que estaba molesto, la ira que emanaba de cada movimiento rígido
de su cuerpo era notable. "¿Dónde estuviste todo el día? Son las ocho de la
noche." Habló con voz pesada y seca. Félix hizo un clic con la lengua antes de
refutar su mierda. "¿Me estás acosando? Yo hago lo que quiero en mi tiempo
libre, viejo." Espetó mirándolo a la mandíbula apretada. Bobby no dijo nada,
simplemente agarró su muñeca y lo arrastró hacia el comedor principal de la
gran casa. Con la respiración entrecortada, Félix se quejó tras él. "¿Qué estás
haciendo?" Preguntó una vez que estuvieron en el comedor. Bobby
permaneció en silencio, arrastrándolo hacia la silla, luego la retiró de la mesa
y empujó a Félix, dejándole sentado. Después de unos minutos de silencio
cargado de ira y furia, Félix cruzó los brazos sobre el pecho. "¿Qué crees que
estás haciendo? Yo ya cené en el Burger King." Dijo, echándole un vistazo a
las ensaladas en la mesa.

Bobby no dijo nada, sus ojos estaban fijos en Félix. Ugh, se veía tan molesto
que Félix se retorció un poco en la silla. "No me harás sentir culpable."
Susurró con orgullo. Ugh, odiando el hecho de que sí se estaba sintiendo mal
por dejarlo con la cena tirada. "Salí a recrearme un poco." Murmuró entre
dientes, pero sólo obtuvo un gran silencio. Diablos, la situación le estaba
molestando. "¿Y qué crees que estás haciendo, de todos modos? ¿No tienes
mejores cosas que hacer que acosarme? Ya te dije que yo soy Félix, no soy ese
de antes." Se quejó a brazos cruzados. "Tú no me avisaste, pensé que te
habías ido de mi casa." Bobby finalmente le contestó con algo estúpido. Félix
suspiró. "No me fui, dejé todas mis cosas aquí ¿No?" Resopló. "Además lo que
haga en mi tiempo libre no es asunto tuyo." Le aclaró caminando hacia la sala
de estar. Bobby lo siguió. "Es asunto mío cuando podrías arruinar la lesión de
tus pies. Ni siquiera te pusiste las vendas." Señaló mirándolo sentarse en el
sofá. Félix suspiró. "Viejo, eres muy denso, sólo quería salir. No es un crimen
querer salir a ver a alguien, hace tiempo que no lo veía ya que estaba de
viaje." Murmuró, mirándose las uñas. Bobby hizo un clic con la lengua. "Me
debiste dejar una nota. Ahora en adelante espero a que lo hagas; de hecho me
debes avisar cada vez que salgas." Espetó cruzándose de brazos. El jodido
chico hablaba jodidamente en serio. Félix parpadeó. "¿Disculpa?" Dijo casi en
desconcierto, ¿Acaso el tipo le estaba poniendo reglas otra vez? Bobby no
habló de inmediato, su mirada estaba fija en su cara. Luego de diez segundos,
pronunció palabras: "No quiero que salgas hasta que me digas que rayos
estás escondiendo. Puedo conjeturar que algo te pasó, de lo contrario no te
habrías ido a esconder en ese monasterio." Los ojos de Félix se clavaron en él.
Las palabras del policía fueron lo suficientemente verdaderas para que él
pensara en lo que su primo le había dicho.

"Yo fui a encontrarme con mi primo." Félix habló con voz pausada, mirando al
chico con atención. Bobby entrecerró los ojos y lo estudió. "¿Hablas en serio?"
Dijo al fin. Una piedra de ansiedad se instaló en las entrañas de Félix, pero si
quería la ayuda de Frank, tenía que dejar que este chico se enterara de la
verdad. Después de todo, ya estaba empezando a sospechar que algo mal
andaba con él. "Es verdad, viene llegando de Polonia, um creo que también es
policía, se llama Frank Edison, ¿Te suena el nombre?" Preguntó, haciéndose
el desentendido. Bobby abrió la boca y la cerró. Mirándolo, Félix se rió entre
dientes con mucho humor. "¿No me digas que lo conoces? Um, es alto,
cabello rubio y.…" Se quedó callado cuando el chico le habló encima: "Es el
nuevo jefe del Interpol, obviamente lo conozco." Félix se humedeció los labios
con la lengua. Había algo desconcertante y emocionante en la cara del chico
esa noche. Ugh, al igual que ayer, cuando el policía se puso mucho más
atento de lo que la situación requería. "Oh, el mundo es un pañuelo ¿Verdad?"
Dijo con una sonrisa inocente. Bobby agarró su barbilla. "¿Haces todo lo
posible para fastidiarme, cierto?" Habló con una voz suave que contradecía
completamente el agarre apretado en la barbilla de Félix. Éste se echó a reír.
"¿Por qué te pellizcas tanto? Sólo eres un extraño, que tú me conozcas no
quiere decir que yo lo haga también. Además, ya no soy como era antes,
tampoco bailo." Espetó mirándolo a los ojos. Bobby lamió sus labios antes de
refutar a sus palabras. "¿Entonces por qué estás bailando? Practicaste hasta
que tus pies sangraron." Averiguó con interés. Félix suspiró. "Me sentía solo y
esa fue la única manera de convencer a mi amigo para que viniera a verme."
Dijo con los labios apretados. Bobby finalmente soltó su barbilla y regresó a la
mesa. "Bien, no te tienes que preocupar por eso ahora, llegaré temprano
todos los días y vendré a almorzar para hacerte compañía. No te tienes que
inquietar por la comida, contrataré un chef para que cocine comida saludable
para ambos." Le informó todo con gran sonrisa. Félix exhaló. "Viejo me estás
asustando otra vez." Murmuró entre dientes. Bobby le habló con voz fuerte.
"Vas a estar muy asustado si no te comes esa comida, ¿Entendido?" Indicó con
voz de mando. "Sí señor Bobby." Félix respondió con sarcasmo.
Definitivamente, su instancia en la casa iba a cambiar.
CAPITULO 13

“SALIDA”

Una semana después de estar con el chico en la casa todo el maldito jodido
tiempo, Félix estaba deseando que el hombre se convirtiera en el fantasma de
antes, porque joder no lo dejaba solo a sol ni a sombra. Además de eso, lo que
lo mantenía pellizcado fue la refacción del gimnasio en la planta baja de la
casa, porque el chico la convirtió en un jodido salón de ballet. El hombre puso
espejos por todas partes, instaló la barra de ejercicios en una esquina de la
habitación y le compró ropas de entrenamiento a él y Danny, en una manera
de motivarlos a seguir practicando. Por su puesto que Danny estaba feliz en
su salsa como un espagueti, pero luego de una semana, su sonrisa se apagó
ya que había llegado la hora de marcharse de regreso a Denver junto al
famoso alfarero, quien había terminado las exhibiciones de sus obras en el
museo de Nueva York. Esto le cayó como un balde de agua fría a Félix,
porque no quería separarse de Danny, pero éste último tampoco quería
apartarse del alfarero y su hijo. Ugh, eso tenía cabreado a Félix, porque el
puto chico los estaba prefiriendo a ellos en vez de a él. "Ya quita esa cara de
pescado, te pondré un maestro de ballet." Bobby le habló desde una esquina
del gimnasio. El chico estaba sentado en un sofá, una lata de cerveza yacía en
su mano derecha. Félix rodó los ojos, Danny se había ido apenas hace unos
minutos, muerto de la molestia porque para variar, ellos habían discutido. "No
estoy molesto por eso, ya te dije que sólo estoy retomando esto porque a
Danny le gusta." Resopló. "Pero como estabas de fisgón, ya debes saber que
se irá mañana de regreso a el Colorado." Murmuró con un suspiro. Bobby
bebió un poco de cerveza, luego puso una pierna sobre la otra. "¿Quieres que
se quede?" Preguntó con ojos maliciosos. Félix hizo un puchero. "¿No es
obvio?" Exhaló. "Pero ya lo oíste, dijo que el trabajo de su jefe se acabó en
Nueva york." Se restregó la mano en la cara.

Bobby bebió más cerveza, lo estudió en silencio. A los minutos, pronunció


palabras: "A simple vista puedo notar el interés de tu amigo por ese chico.
Danny no se va a quedar, al menos que el alfarero tenga que hacer cosas aquí
o que sufra algún percance con la policía." Se lamió los labios y siguió
bebiendo cerveza. Félix se quitó las manos de la cara, lo miró desde el piso.
"¿A qué te refieres?" Preguntó con interés ahora. Se reflejaba cierto brillo
malicioso en la cara de Bobby. Ugh, los ojos se le fueron solos hacia el policía,
pero Félix no lo pudo evitar, porque a él le gustaba hacer cosas malas. "Si
vamos al cine, te digo mi plan." Bobby negoció con una sonrisa maligna. Félix
apretó los labios, pero la idea de saber algo malicioso lo estaba atrayendo
hacia el chico. Obviamente se iba a negar al principio, tampoco se la iba a dar
tan fácil. "No quiero." Murmuró mordiéndose el labio. Bobby ladeó la cabeza y
dejó la lata de cerveza a un lado. "Veo que eres de esos." Susurró con voz
hipnótica. Sonrió. "No me importaría rogar si la respuesta será positiva."
Expresó con una risita. "Cállate. De acuerdo, vamos." Félix aceptó,
rindiéndose a la mirada inquietante del tonto policía. Bobby se levantó del
sofá y caminó hacia él "Te ayudaré a bañarte si quieres, de hecho lo
podríamos hacer juntos ¿No? De esa forma ahorraríamos tiempo y agua."
Sugirió con descaro. Félix arrugó la nariz, mientras era ayudado por el chico
a levantarse del piso. "No empieces, de lo contrario te romperé la nariz." Le
advirtió escuchando sus risas. Bobby sonrió amplio al mirar su cara. "No lo
puedo evitar, ¿Qué harías si me decido por ti?" Dijo a ceja alzada. "Tu madre
se moriría." Félix respondió con voz seca. Bobby le agarró el antebrazo para
evitar que se fuera a bañar. "¿Cómo sabes de eso?" Averiguó, mirándole de
cerca. Al parecer su problema era no respetar el espacio personal. "Frank me
lo dijo, te conté que era mi primo." Félix indicó con voz temblorosa. Por
alguna razón, ugh se ponía nervioso cuando Bobby usaba pantaloncillos
cortos. Rayos. Bobby hizo más presión en su brazo. "¿Hablaste de mí con él?"
Dijo mirándole a los ojos con una intensidad que quemaba. Félix parpadeó en
desconcierto, no se le ocurrió nada para improvisar en una mentira. Bobby
sonrió, un dedo pinchó su nariz. "Te esperaré en la sala de estar en media
hora, no vistas tan informal. Después del cine, iremos a cenar." Le informó
deshaciendo su agarre. Félix no dijo nada, se dio la media vuelta y camino
directo a su habitación.

Una vez en la ducha, Félix se resbaló con espuma del jabón y se hizo un
chichón en la frente. "¡Mierda!" Gruñó, restregándose la frente. Por culpa del
chico había sucedido esto, ¡Ah! El policía idiota lo dejó en blanco allá en el
gimnasio. Cielos, ¿Acaso debía seguir el consejo de Frank y salir con el
policía? Bueno, no era como que él se estuviera imaginando las cosas, porque
el flirteo del chico era bien evidente y claro. El puto hombre le coqueteaba en
su cara y no se avergonzaba de nada, era bien honesto con sus sucias
insinuaciones. Uff, las cosas nunca habían sido tan complicadas, antes
hubiera conectado con el tipo y lo hubiera desechado al rato después, pero
ahora Félix sentía que no podía hacer eso, lo que lo pellizcaba bastante de los
nervios. "Dios," chilló mirándose en el espejo al salir de la ducha. Tenía una
inflamación bien pronunciada en la frente. Fabuloso, pero tampoco era como
si él fuese a salir en una cita, claro que no era eso. Podía lucir mal si lo
quería, de hecho podía vestir muy informal si se lo proponía y eso era lo que
iba a hacer. Después de todos, él iba a asistir a ver una película con el chico
sólo para que éste le dijera el plan que tenía pensado para retener a ese
alfarero en Nueva York, por lo tanto a también a Danny. Obviamente era eso,
ellos no estaban saliendo en una cita... Ugh, Félix se sentó en la cama,
tampoco podía interesarse en alguien a base de mentiras, por lo mismo tenía
que decirle a Bobby que él era ese delincuente que ellos estaban interesados
en atrapar. Quizás si le explicaba sus motivos, el chico iba a entender;
además, no era como que él le pudiera decir la verdad a buenas y a primeras,
el muchacho era la jodida policía y él no tuvo cómo saber que el chico
simpatizaba con su persona al ser un jodido fanático de su arte.

Al bajar las escaleras, los falsos pardos ojos de Félix se encontraron con la
expresión ilegible de Bobby. El chico estaba bien vestido, en comparación a
Félix, quien usó un jersey gris grueso y de gran tamaño, sus pantalones
negros eran unos vaqueros apretados y con hoyos en las rodillas, se veían
viejos y raídos. Su cabello estaba húmedo, también desordenado. "Estoy
listo." Dijo rompiendo el silencio. Bobby lo miró con cautela, de seguro estaba
molesto por la elección de ropas para nada elegantes de Félix. "Ya veo."
Respondió con voz ronca. Se miraron el uno al otro. "¿No llevarás chaqueta?
Está fresco allá afuera." Bobby susurró con voz blanda. Félix se encogió de
hombros antes de responder: "Estoy bien así, gracias." Se pasó una mano por
su cabello húmedo para peinarlo hacia atrás. "Me puse dos camisetas."
Informó con una lamida de labios. Bobby tardó un momento en recordar lo
qué le había dicho antes de que ellos se fueran a cambiar. Él rió entre
dientes. "Veo que siempre te sales con la tuya." Sonrió. Félix asintió. "Lo
hago." Expresó risueño, sonriendo y luciendo muy orgulloso de sí mismo. Era
un ridículo. Bobby quería hacer algo sucio con él, pero considerando el
repelente natural de Vaslav alias Félix, iba a dejar que las cosas fluyeran de
manera innata. Se miraron un poco más, sin hablar. Bobby rompió el silencio:
"Reservé una película sobre no ficción, creo que te gusta ese género." La
sonrisa de Félix desapareció. "Ya no veo ese género, me gustan las películas
cómicas ahora. Pura comedia, nada clásico. También el rock pesado y
Eminem." Se quejó, bajando la mirada. Rodando los ojos al respecto, Bobby
sacó un sobre de su bolsillo. "Esto es para ti." Dijo con voz suave. Los ojos de
Félix se iluminaron con curiosidad y sorpresa. "¿Qué es?" Preguntó,
acariciando el sobre con sus dedos. Bobby sonrió. "Son dos entradas para un
musical de ballet, iremos a ver el cascanueces." Informó mordiendo su labio
inferior. "Pensé que podríamos ir juntos. El cine era algo muy cliché.
Rómpelos si no quieres." Dijo con voz baja.

Félix exhaló. "No me gusta." Miró los tickets brillantes en su mano y la cara
de decepción en Bobby. Ugh. "Pero supongo que podría ir a analizar el
reparto, siempre sentí curiosidad en saber cómo otros bailarines
interpretaban al cascanueces." Murmuró frotando los boletos con el pulgar.
Bobby le sonrió. "¿Wow, en serio?" Balbució con gran intensidad. "Te
acompañaré." Félix contestó con voz ronca. "Eso es fabuloso, ¡Gracias!"
Bobby se inclinó y le dio un beso en la mejilla. Dios, ambos se quedaron
paralizados. "Um sí, creo que hay que irse." Félix susurró eso, alejándose y
juntando las manos detrás de la espalda. Bobby tardó un momento en
recuperar el control de su cerebro calcinado. "Um sí, tienes razón, el musical
comienza a las nueve y son las ocho con quince." Murmuró mirándolo a los
ojos. "Vámonos entonces." Félix habló con dificultad. "De acuerdo." Bobby
espetó, mostrándole el camino con una mano. Félix asintió, salió caminando
adelante, Bobby lo siguió y juntos abandonaron la casa.

∞∞∞

Cielos, Bobby pensó que Vaslav iba a mantenerse silencioso en la


presentación, con eso de que no se consideraba ser el mismo de antes y bla,
bla, bla. Sin embargo, los últimos minutos habían sido extraños en cantidades
infinitas, porque el chico se la pasó criticando los movimientos del bailarín
principal, la postura, la falta de guion en los movimientos corporales y la
deficiencia en el vestuario. Gracias a Dios, ellos estaban en un palco privado
sólo para los dos, ya que si hubiera habido más gente a su alrededor, de
seguro que ellos se quejarían por los ácidos comentarios del chico. Bobby
sonrió, el policía no entendía porque Félix renegaba de su antiguo ser si había
sido lo máximo, el mejor bailarín de todos los tiempos, ni idea por qué lo hacía
y no sabía cómo explicar lo que él mismo no entendía. Haber traído al chico a
este lugar resultó ser una buena idea, porque se encontró escuchando las
quejas del muchacho con crisis existenciales durante todo el tiempo que duró
la presentación y eso era bueno, porque significaba que todavía le interesaba
el ballet, sólo que Félix no lo aceptaba. Cuando finalmente se dispusieron a
salir del lugar, Félix no pudo salir completamente rápido. "¿Siempre se
forman tumultos en la salida?" Preguntó con labios apretados. Bobby se
encogió de hombros cuando Félix le preguntó. "Es la primera vez que asisto a
uno de estos, no conozco a mucha gente de mi edad que guste del ballet."
Respondió, guiándolo a través del mar de gente, con una mano en la espalda
baja del muchacho. Félix se sintió raro. Se dijo a sí mismo que no debía ser
tonto. Bobby había hecho eso para que no se perdiera al salir, nada más. No
era gran cosa, o al menos no se suponía que fuera así. Aunque claramente
podía ser una de sus técnicas de mala muerte para toquetearlo y lucir genial
en el entre tanto. Rayos, Félix mordió su labio inferior con fuerza, no se
suponía que sintiera el toque tan intensamente a través de su jersey.

Al ya estar en la salida propiamente tal, Félix se sintió aliviado de que todo se


había terminado. Jesús, se la pasó todo el jodido tiempo analizando con ojo
clínico los movimientos de los bailarines rusos, definitivamente no disfrutó el
espectáculo. "Fue una corta presentación." Dijo Bobby, mostrando una blanca
sonrisa. "Me alegro de que lo fuera." Félix respondió, ojeando unas
fotografías de arte en la pared del gran teatro. "¿Cómo se llama la pose de la
bailarina?" Bobby curioseó observando unas de las fotos. "Tendu Croisé."
Félix respondió con sabiduría. "La idea es que ella parezca tener las piernas
cruzadas, pero en verdad es un efecto visual ya que tiene una mano y pierna
firmemente alineada en diagonal." Continuó con voz floja. Bobby asintió con
una sonrisa. "Debe ser difícil recrearla ¿No?" Espetó, mirándole a los ojos.
Félix se quejó: "No sabes cuánto, la primera vez que la hice me salieron callos
y me dolió el cuello por todo un jodido día." Bobby lamió sus labios al hablar.
"Eres un sobreviviente entonces, felicidades." Murmuró con agrado. Félix se
retorció un poco, tratando de ignorar el pequeño zumbido de satisfacción en
su pecho. Probablemente no era saludable lo mucho que le gustaba tener la
atención de alguien centrada en él y solo en él. "Sólo fue al principio, después
te vuelves un atleta de alto rendimiento y ya no duele tanto como antes."
Comentó con una sonrisa, regresando sus ojos a las fotografías otra vez. "Es
raro encontrar a un policía de sexo masculino que guste de estas cosas.
Generalmente es la gente mayor quien aprecia el ballet o los musicales." Dijo
sin mirarlo. Bobby lamió sus labios antes de hablar: "Sólo debes buscar bien."
Sonrió con ironía. "La mayoría de los jóvenes no saben de nada a su
alrededor, probablemente ellos no aprecian las cosas que de verdad valen la
pena. No te vayas a ofender, pero eventos como este son considerados gay y
un tanto afeminados. Es gente cerrada de mente, recibí una gran reacción en
Facebook cuando publiqué un artículo que trataba de estos temas." Se
restregó la barbilla. "De hecho, podría ser la razón por la cual recibí
bastantes solicitudes de amistad." Indicó con una gran sonrisa. "Eres un
marrano, no quería saber." Félix acabó en una mueca, saliendo de ahí.

Bobby salió caminando detrás de él. "¿Te pusiste celoso? No acepté a nadie si
quieres saber." Señaló con gran sonrisa. "Cállate, mejor háblame sobre el
plan para retener al alfarero aquí." Félix bajó las escaleras con una queja.
Bobby soltó una risita. "Tú te pareces bastante a Frank, ahora que lo pienso
ambos tienen la misma manera evasiva de expresarse." Comentó con gran
guiño. "¿No vas a regresar al cabello rubio?" Preguntó con interés. "¿Y tú
nunca me vas a dejar en paz?" Félix rebatió con un gruñido. Bobby sólo le
sonrió en silencio. Félix lo miró fijamente y se dio cuenta de que la respuesta
era no. En realidad, no esperaba otra cosa, el tipo era bien insistente con su
ligue. "Eres bastante honesto." Félix apretó los labios, sonriendo un poco, y
apartó los ojos del policía antes de que pudiera decir algo estúpido. "Tu cara
está azul, te dije que hacía frío." Bobby señaló a conciencia. Luego de eso se
quitó la bufanda que llevaba en el cuello y la enrolló en Félix. "¿Esta es una de
esas técnicas baratas de conquista?" El muchachito indagó con una ligera
sonrisa. "Sí, ¿Funcionó?" Bobby expresó a ceja alzada. Una sensación de
agitación y conmoción se instaló en la boca del estómago de Félix. El chico
miró el sonriente rostro de Bobby antes de contestar: "¿Qué pasaría si digo
que tal vez sí?" Curioseó. El chico rubio susurró: "Bueno, quizás yo te bese."
Esbozó una pequeña sonrisa, y joder, ¿Estaban coqueteando? Félix no tenía
idea. "Me dio hambre, vamos a cenar." Indicó con voz baja. Bobby miró su
rostro por un momento antes de asentir y apartar la mirada. Félix subió al
automóvil, haciendo todo lo posible para sacar al hombre a su lado de su
mente. Se concentraría en el camino. Ugh, estaba jodido, no lo iba a poder
hacer.
CAPITULO 14

“UN PLAN MALIGNO”

"No lo sé, eso se escucha peligroso. ¿Y si Danny se enoja conmigo al saber?


Yo nunca le he mentido." Félix habló mientras picaba la ensalada con el
cubierto. Bobby ladeó la cabeza. "¿Quieres que se quede sí o no?" Preguntó a
ceja alzada. Félix mordió su labio inferior con fuerza. El chico rubio sonrió
antes de charlar: "Sólo vamos a poner droga en una de sus obras, luego de
eso la policía le caerá encima como moscas en la miel. Entonces después de
eso, iré personalmente para allá y pondré mi propio aderezo en el caso."
Bebió un poco de vino blanco y continuó: "Le diré que tendrá que quedarse en
Nueva York hasta que termine la investigación, por supuesto que nada de esto
se filtrará a la prensa. Te lo prometo y también le dejaré en claro a él que
ventilaré todo a los medios si es que no permanece aquí." Lamió sus labios al
acabar. Félix lamió su labio también mientras pensaba en la idea del chico.
"Tienes que asegurarte de que nada de esto salga en la prensa, ¿De acuerdo?
Te mataré si le pasa algo al alfarero o a Danny." Le advirtió con cierta
vacilación en la mirada. Bobby se echó a reír con eso. "Puede que te
sorprendas." Dijo con voz chispeante. "Pero en realidad no le haré nada." Dejó
que la comisura de su boca se curvara. "A menos que tú lo quieras." Continuó.

Una leve sonrisa apareció en el rostro de Félix antes de sacudir la cabeza


para negar. Frunció los labios. Parecía un gatito descontento. "Es obvio que
no quiero eso. Tiene un hijo y una esposa moribunda en el hospital..." Apretó
sus labios y suspiró, luciendo aún más descontento con sus malos
pensamientos. "Sólo las personas enfermas y retorcidas estarían interesadas
en hacerle cosas malas." Murmuró en voz baja. Bobby sacó un cigarrillo y un
encendedor del bolsillo de su camisa. Habló al expulsar humo: "Si le quieres
hacer cosas malas, hazlas y punto. No te juzgaré por eso, también me gusta
hacer cosas malas y no me avergüenzo de ello." Dijo, exhalando más humo.
Félix bebió vino, sintiéndose un poco raro. Generalmente siempre era
reprendido por Danny cuando hacía cosas malas, pero este chico parecía no
inmutarse al respecto. Cielos, ellos tenían varias cosas en común. "Pero no es
correcto, sólo asústalo y nada más." Indicó mirándolo reír. Bobby inhaló
profundamente y lanzó una nube de humo hacia el techo del restaurante.
"Hacer cosas malas es bastante agradable, sobre todo si sabes que tienes el
poder. En serio, si quieres vengarte de él, pues hazlo. Tú mismo dijiste que
ese chico estaba usando a Danny, sólo porque se asemeja a su esposa
moribunda." Comentó con una sonrisa maliciosa. "Te puedo dar por firmado
que ellos tienen un romance, pero lamentablemente este acabará cuando la
vieja despierte del coma." Masculló con una risita maligna. Ahora había una
expresión de incertidumbre y confusión en el rostro de Félix. Abrió la boca y
la cerró varias veces, pero al final, se decidió: "De acuerdo, hazle cosas
malas." Se retorció en la silla. Bobby sonrió amplio. "Bien, ya rugiste." Dijo
con gran sonrisa, observándole parecer descontento. "¿Ya te arrepentiste,
querido? Es muy rápido ¿No?" Se echó a reír.

Félix frunció sus labios. "Odio cuando la gente usa palabras cariñosas que no
quieren decir." Ugh. "Y no me arrepentí, ¿Entendido?" Gruñó. "Lo tendré en
cuenta, querido Vaslav." Bobby siguió un sucio jueguito, casi riéndose de la
cara que puso el chico. "Ya te dije que no soy ese. Deja de llamarme así." Félix
se quejó mirándolo con sorpresa. "Sabes ucraniano bastante bien. Hasta
ahora me di cuenta que me estabas hablando en mi idioma." Indicó perplejo,
un poco sorprendido por el hecho. La mayoría de los norteamericanos eran
todos ignorantes cerrándose en su propio idioma. "Soy bastante bueno
entendiéndolo, también hablándolo." Bobby le susurró arrojándole una mirada
intensa. Félix soltó una risita. "Ya estás siendo espeluznante otra vez."
Comentó con voz ligera. Bobby aplastó el cigarrillo en el cenicero. "¿Qué te
hace pensar eso?" Preguntó, profundamente divertido. En realidad, no podía
recordar la última vez que se había divertido tanto. Félix apoyó su mano en su
barbilla y el codo en la mesa. Le contestó en esa posición: "Aquí no se puede
fumar, ¿Sabías, verdad?" Cambió el tema. Bobby se echó a reír luciendo
claramente cómodo. "Este es mi restaurante favorito, ellos saben que soy la
policía. Es un placer que me puedo permitir ¿No crees?" Expuso moviendo
ambas cejas a la vez. Félix lamió sus labios antes de responder a eso: "Eres un
policía bien corrupto y malvado, mi primo no es así." Bobby se apoyó en un
codo y miró al chico con curiosidad. "¿Y eso te gusta, cierto?" Murmuró con
voz envolvente. Félix sacudió la cabeza para negar. "Claro que no." Murmuró
con voz blanda y de poca intensidad. Obviamente le gustaba.

Bobby lo miró con una sonrisa amable en sus labios. "Justo cuando estaba
pensando en un plan maquiavélico para tu deleite, tú me sales con que eres
un inocente bebé." Expresó con burla. Ugh, Félix arrugó la nariz. "Yo soy
malo, no soy un bebé." Dejó en claro. "Por supuesto, eres muy malo." Bobby
se burló con voz incrédula, el maldito idiota. Félix torció la boca al charlar:
"Claro que lo soy, soy bastante malo. El más malo de todos por aquí." Se jactó
con gran confianza. No obstante, Bobby no le creyó ni una pisca. "Oh sí, por
supuesto." El policía lo miró con una expresión agradable. "No tienes que
mentir, tampoco es para tanto." Continuó, pasando sus nudillos sobre la suave
mejilla de Félix. El chico se estremeció, pero no le quitó la mano. Bobby
sonrió. "Luces confundido, ¿Me quieres decir algo?" Preguntó con una
expresión cautelosa. Félix apretó los labios, la idea de decirle sobre su falsa
identidad estaba siendo bien atractiva en ese momento, porque la situación se
había dado naturalmente y tenía todo a su favor para denotar lo de Big
Johnson. "Yo, bueno..." Se quedó quieto cuando Bobby dejó que sus nudillos
bajaran por su cuello. "En verdad escondo algo." Continuó, dejando pasar ese
toque. "Lo sé, sólo estoy esperando a que me digas al respecto." Bobby
contestó con voz suave, posando sus ojos en esa exuberante boca fruncida. Se
notaba que quería probarlos, Félix tendría que ser un ciego para no entender
el lenguaje no verbal del chico. "¿Prometes no hacer nada extraño?" Expresó
con voz mullida. Bobby ladeó la cabeza con diversión, pero tenía un brillo
intenso en los ojos. "¿Quieres negociar? Te dije que soy tan malo como lo eres
tú." Llevó su mano hacia Félix y siguió charlando: "¿Negociamos?" Lo miró
directo a los ojos pardos. Félix lamió sus labios al hablar: "¿Vas a firmar un
papel si lo pido?" Contrarrestó con voz firme. Bobby asintió al responder: "Lo
haré si quieres." Sonrió con maldad. El pelinegro tragó saliva y agarró su
mano para sacudirla en un acuerdo. "¿Y tú que quieres?" Averiguó con cierto
recelo.

Bobby le miró los labios y se lamió los suyos. La boca de Félix se apretujó al
notar que lo que quería Bobby sería algo muy malo. "Te lo diré al llegar a la
casa." Le informó con maldad. Ugh, Félix arrugó la nariz. "Adelántame algo,
joder no puedo esperar tanto." Expresó con gran mueca. Bobby soltó una
risita y se levantó del asiento, inclinó su rostro hacia el de Félix y presionó sus
labios contra los del estupefacto chico. "Esto es una pista. Regreso enseguida,
iré a pagar la cuenta al mesón." Le dio a conocer con un guiño, saliendo en
rumbo de la dirección mencionada. Diablos, Félix suspiró profundo tocándose
los labios. Ugh, el idiota policía era de todo su gusto. Mierda, le gustaba y
bastante.

∞∞∞

"¿Hay alguna razón por la que estás viendo televisión? Pensé que íbamos a
negociar." Bobby dijo de repente. "¿Mmm?" Félix susurró. "Y yo pensé que te
habías ido a dormir, te demoraste años luz en regresar de la recámara."
Murmuró subiéndole el volumen a la televisión. Bobby apretó los labios.
"Recibí una llamada de un caso importante, se necesitaba una autorización de
mi parte y ya la di." Informó con los ojos en la televisión. Félix asintió con un
bostezo. "Puedes regresar, se me quitaron las ganas de charlar. Creo que me
iré a la habitación a hacer yoga o quizás me masturbe con mi vibrador del
tamaño del continente de África." Parloteó con acidez. Pero una de las cosas
que odiaba era que le dejaran de dar atención o posponer por cosas triviales,
como la llamada de media hora del estúpido policía idiota. Dios, Félix odiaba a
este hombre.

Bobby caminó hacia él. "No quise demorarme tanto. Te pido disculpas,
además estoy aquí ahora ¿No?" Se excusó, sentándose al lado de Félix en el
sofá. Éste torció la boca, aunque estaban separados todo lo que pudo ver
fueron los ojos sorprendentemente intensos del otro hombre. Cielos, siempre
los idiotas eran los chicos más apuestos, era totalmente injusto. No se suponía
que los policías fueran tan guapísimos, ugh era extraño, poco apropiado, y
simplemente injusto. "No sabía que me querías tanto aquí." Bobby habló con
voz sexy. "No te hagas el chistoso." Félix contestó con un bufido. Bobby
sonrió. "Pero me gusta hacer bromas, del tipo sucio es mi especialidad." Dijo
con una voz más chispeante que la usual. "¡Ya cállate!" Félix agarró uno de
los cojines del sofá y se lo tiró por la cabeza. Bobby parpadeó asombrado,
dejando el cojín hacia un lado. "¿Es todo lo que tienes chico malo?" Siseó con
agudeza. Félix le arrojó otro cojín, que Bobby esta vez atrapó. El chico usó sus
reflejos. "¡Se supone que debía estrellarse en tu fea cara!" Félix chilló con
molestia. Bobby rió. "Sabes que soy un diez. A mí no me digas eso." Masculló
moviéndole ambas cejas. Ugh. Félix jadeó del disgusto y entrecerró los ojos al
hablar: "Me iré a mi habitación, no me gusta tu narcisismo de mala muerte."
Se quiso levantar, pero lo siguiente que supo es que Bobby estaba encima de
él, tratando de acorralarlo en el puto mueble. "¡Quítate de encima!" Chilló,
dando manotazos para arrancarle los ojos. Bobby sujetó sus manos "Te gusto,
¿Hasta cuando lo vas a negar? Es mutuo así que no te de vergüenza, ¡Dímelo
ya!" Espetó mirándolo a los ojos confusos. "¡Cállate! Eso no es cierto. Eres un
fanático acosador, ¡Dios! Eres un zopenco, eres... ¡Urgh! No puedo
soportarte." Chilló entre forcejeos, tratándose de liberarse del agarre del
chico sobre él.

En un movimiento rápido, Bobby agarró sus brazos agitados y los apretó con
fuerza, luego puso una pierna por entre medio de las de Félix y lo inmovilizó
en aquel lugar. "¿Qué crees que estás haciendo? Suéltame." Éste demandó
con voz firme, jadeando y tratando de quitarse al chico de encima. Bobby
soltó un bufido. "Sólo dime que te gusto y listo, ¿Por qué te haces el difícil?
Ambos somos adultos, justo ahora la podríamos estar pasando bastante bien."
Dijo con voz suave. Félix arrugó la nariz. "Me fastidia que me obliguen. No
quiero enganchar contigo, ¿Tanto te cuesta entender que no quiero nada
contigo?" Masculló con exaltación. Uff, rodó los ojos. "¿Estás mirando mi
boca?" Resopló. La coqueta mirada del policía volvió a sus ojos. "Pues, sí.
Estaba observando en lo rojos y jugosos que se te ven los labios. Pareces una
cereza, la fresa del pastel." Indicó con voz coqueta. Félix chasqueó la lengua y
miró hacia un lado. "Tengo la boca partida, es por eso." Contestó con mucha
calma. "No pondré tu polla en mi boca, porque sé que estás pensando en eso."
Continuó. Bobby abrió la boca y la cerró de la sorpresa. "Créeme, no quiero
eso por ahora." Indicó con firmeza, liberando una mano del agarre para girar
la cara de Félix. Éste lo miró sin expresión. "No me expliques nada." Dijo con
voz seca. "Lo quiero hacer." Bobby contestó de inmediato. Félix levantó la
barbilla. "¡No me interesas!" Exclamó con fuego en los ojos. "Mentiroso."
Bobby susurró con una sonrisa. Félix lo fulminó con la mirada. Bobby sonrió
con aire de suficiencia. Luego de eso una cosa rara pasó, porque Félix sintió
que sus labios chocaron estrellándose con estruendo entre sí. Fue un beso
ardiente, húmedo, fogoso y demasiado caliente.

Félix odiaba el hecho de que había perdido una batalla, pero no pudo evitar
seguir el beso, recibir la lengua del chico en su propia boca y definitivamente
no pudo evitar chuparla y hacer ruidos inhumanos, tirando del policía más
cerca, encima de él si fuera posible para que lo aplastara con todo su cuerpo.
"¡Asch! ¿Me mordiste?" Bobby se apartó al hablar, maldijo al ver la cara sexy
de un malicioso Félix antes de sumergirse de nuevo en su boca, mordiéndole y
chupándole los labios, porque al parecer ese era el fetiche del bailarín. Félix
por su parte gimió, chupando la lengua de Bobby, barrió sus dedos por el pelo
del chico y lo desordenó a gusto. Se estaba sintiendo tan bien, tanto que le
estaban dando unas ganas enormes de ir a follar a la cama del chico policía.
Temblaba del deseo y de la realización de que quería follar con un policía.
Debajo de él una vibración recorrió su costilla, luego el sonido de una música
se escuchó. Jadeando, ambos se separaron. Félix lo miró con ojos muy
abiertos, habló con voz entrecortada: "Es el ringtone que le tengo a Danny."
Jadeó, tratando de recuperar el aliento. Bobby rodó fuera de él y se puso de
pie de un salto. Lentamente, como aturdido, Félix se puso el teléfono en la
oreja para contestar: "Hola." Pronunció casi sin aliento. Joder, nunca se había
sentido tan excitado desde hace tanto tiempo. Del otro lado, Danny finalmente
habló: "Su esposa despertó, me arranqué del hotel y me vine con todas mis
cosas." Silencio se escuchó en la línea. Félix tragó saliva, miró a Bobby con
ojos brillantes y regresó al teléfono: "Bobby dijo que te vinieras para acá,
toma un taxi y te esperamos aquí." Indicó mirando al sorprendido chico a los
ojos. Por su parte, Danny asintió. "Está bien, nos vemos allí, jefe." Murmuró
con voz depresiva. Félix se despidió del chico y soltó un suspiró. "Ya no será
necesario el plan maligno con el alfarero, todo se fue a la verga con Danny."
Masculló con una mordida de labio.

Bobby se peinó el cabello hacia atrás con los dedos. "Me vas a deber una. Iré
a preparar la otra habitación de invitados." Murmuró mirándolo a los labios
hinchados. "Sí haz eso." Félix susurró las palabras todavía sintiéndose sin
aire. Bobby lo miró a los ojos, Félix hizo lo mismo y un silencio cómodo se
creó entre ellos. "Iré a ordenar." Bobby rompió el hielo con una sonrisa. Félix
asintió y vio como el chico salió de la sala de estar. "Eso fue bueno." Murmuró
en voz alta, tocándose los labios. "Bastante bueno." Continuó con gran
sonrisa, dejándose caer en el sofá.
CAPITULO 15

“TENSIÓN

Danny bebió más leche, ya era muy tarde para que bebiera café. Bobby los
escuchó charlar desde su sofá: "Te dije que el tipo iba a salir corriendo
cuando la vieja despertara del coma." Félix murmuró con reproche. Suspiró.
Danny siguió bebiendo leche en silencio. El único pelinegro en la sala, suspiró
otra vez: "¿Qué dicen los doctores?" Averiguó con cautela. El chico rubio a su
lado se encogió de hombros, luego le contestó: "No lo sé, sólo escuché la
noticia y me fui de ahí sin decirle a nadie. No dejé rastros de mi persona."
Dejó caer un soplido. Félix miró a Bobby, éste se encogió de hombros y el
chico regresó su atención a Danny. "¿Y el niño?" Curioseó cambiando el tono
de su voz a uno más suave. "Dormido." Danny contestó escueto. Félix mordió
su labio inferior, no quería ser metiche, pero debía preguntar: "¿Tenías algo
con el hombre casado?" Alzó una ceja. "Danny dejó el vaso de leche en la
mesita y se levantó del sofá. "¿Cuál es mi habitación? Estoy cansado y quiero
dormir." Dijo mirando a Bobby, claramente evadiendo el tema de
conversación. "Al fondo, luego a la derecha." Este le respondió con voz
pausada. "Gracias." Danny agarró su maleta y miró a Félix cuando éste le
agarró el antebrazo. El chico sacudió la cabeza. "Bien no me digas, lo
importante es que ya estás conmigo y libre de eso. Ve a dormir ahora."
Susurró mirándolo a los ojos claros. Danny asintió. "Buenas noches, jefe." Dijo
eso y salió caminando en dirección a la habitación asignada para él.

Desde el sofá, Bobby habló: "Siempre me ha llamado la atención el hecho de


que Danny te llama jefe, ¿Por qué lo hace?" Preguntó con curiosidad. "Es una
larga historia." Félix contestó con recelo. "Tengo tiempo, ¿Bebemos algo
mientras me cuentas? Tu cara me dice que necesitas cerveza." Parloteó con
una risita coqueta. Félix suspiró, de hecho necesitaba esa cerveza. "De
acuerdo, ve a buscar la bebida." Demandó, desplomándose en el sofá. Las
cosas habían escalado bastante mal con Danny, porque su amigo no lo
engañaba en nada, claramente tenía sentimientos por aquel alfarero y lo más
terrible de todo era que este hombre tenía una familia consolidada, Danny era
la tercera rueda ahí, así que lo más probable es que justo ahora tuviera el
corazón compungido por ese tema. Félix no creía que el alfarero dejara a su
esposa por Danny, menos ahora que la mujer había despertado de su largo
coma y ni idea de por qué ella había quedado en ese estado, porque ni Danny
lo sabía, pero al parecer fue en un accidente automovilístico. Uff, de cualquier
modo, había sido un alivio que Danny se retirara de ahí lentamente, no tenía
futuro ahí; así que era mejor que estuviera lejos del hombre y de ese niño. Ah
cielos, Félix resopló. Con la boca seca, miró a Bobby, quien venía llegando
con una bandeja de cervezas. Félix rió. "¿Acaso me quieres emborrachar? Dije
una cerveza no diez botellas." Comentó con una risita divertida. Bobby
también rió, se sentó a su lado y dejó la bandeja con la cerveza en la mesita
de café. "Nadie se emborracha con tan poca cerveza, pero podríamos beber
un licor más fuerte si tú quieres." Dijo con una risita, quitándole la tapa a la
botella para ofrecérsela a Félix. El chico recibió la bebida y tomó un sorbo de
ella, al acabar hizo un ruido de saciedad. "Dios, está muy buena ¿Es
artesanal? Sabe a miel." Preguntó expectante, bebiendo otra vez de aquel
delicioso líquido. Bobby asintió, se acomodó en el sofá y lo miró con una
sonrisa. "Tengo más, es producción nacional. Mi amigo tiene una fábrica
cervecera, me las obsequia por montones. Tengo de varios sabores, pero su
especialidad es esta con miel y chocolate." Indicó mirándolo beber con placer.
Bobby lamió sus labios. "Si quieres te puedo llevar, los recorridos en la planta
cervecera son un show que a varios les gusta disfrutar. Podemos ir uno de
estos días, ¿No crees?" Habló con voz suave. "Estás coqueteando conmigo
otra vez." Félix susurró a ceja alzada. Bobby soltó una risita divertida al
contestar: "¿Funciona en algo?" Susurró mirándolo intenso a los ojos. Félix
lamió sus labios. "Puede ser." Murmuró bebiendo más cerveza. Bobby sonrió
amplio, su mano se movió hasta la cabeza de Félix, luego algunos de sus
dedos jugaron con su cabello. "¿No harás nada con el alfarero? Todavía
podemos continuar con nuestro maligno plan." Sugirió con descaro. Sin
embargo, esa maldad prendía a Félix. "Quiero matarlo, pero tampoco tengo
claro si es que ellos tenían algo. Danny suele interesarse por la personalidad
de las personas y eso no quiere decir que éstas le correspondan sabes."
Charló con un suspiro cansado. El chico rubio asintió. "Oh, es uno de esos
entonces," bebió cerveza. "Si es así, lo más probable es que tu amigo tenga
sentimientos unilaterales." Continuó, llevándose la botella a la boca.

Félix asintió, ugh ya no quería saber más de eso. "Vamos a cambiar el tema,
se le va a pasar. Lo sé, siempre pasa." Murmuró entre dientes. Bobby soltó
una risita, estaba notando cierta frustración en el rostro de Félix. "Al parecer
tienes experiencia, ¿Me quieres contar?" Dijo sonriente, uno de sus dedos se
enrolló en el cabello del chico otra vez. Félix suspiró. "Oye viejo, deja de
tocarme. Eso no se hace sin permiso." Señaló con una mueca. Bobby rió
chispeante. "¿Me das permiso? Es que me gusta tocarlo, es como acariciar un
papel de arena o un bloque de cemento." Indicó con gran mofa, echándose a
reír con mucha diversión al ver la expresión podrida en el rostro de Félix.
"¡Hey!" El pelinegro torció la boca, cruzó sus brazos y ladeó la cabeza. Bobby
lamió sus labios, se acercó al chico, entonces le acarició el cabello otra vez.
"Te puedo llevar al salón de belleza, no hay necesidad que mantengas esta
apariencia cuando ya lo sé todo Big Johnson. No tiene sentido." Sonrió amplio
al acabar. Diablos, Félix tragó saliva, su estómago se retorció en un feo
espasmo y luego otro sentimiento lo invadió por completo: Ira. Se lanzó
encima del chico y puso sus manos alrededor del cuello de éste. "¿Me
estuviste espiando?" Gruño de la molestia, sus manos se apretaron más en el
cuello del sonriente chico. Éste sonrió. "Soy policía, ¿Por qué crees que lo
soy? Obviamente soy muy astuto." Informó con descaro, dándole la vuelta y
lanzándole al suelo. "¡Ash, oye!" Félix se quejó del dolor de la espalda, pero
no pudo continuar en eso, porque Bobby se posicionó encima de él. El chico le
agarró la cara, la sujetó con una mano y exhaló. "¿Creíste que no sabía nada?
Cielos, eres muy dulce, pero mi habilidad es ser un desconfiado, jamás confío
en nadie..." Sonrió en una pausa. "Por más lindos que estos sean." Continuó
con voz delicada.

Félix mordió su labio inferior, el idiota entonces estuvo fingiendo no saber


todo el maldito jodido tiempo. Rayos, se sentía estafado y eso que él era un
delincuente. "¿Desde cuando lo sabes? ¡Si no quieres que me enoje, dilo ya!"
Gritó en la cara del chico risueño. Bobby sonrió con maldad. Ugh, Félix apretó
los labios, no podía estar encontrando eso sexy, ¡Rayos no! Tenía que estar
enojado y no sintiendo cosas raras en el estómago al ver lo malo que el idiota
era. Mierda, hubiera sido mejor que no le gustaran los chicos malos, así
podría estar haciendo una expresión más cruda justo ahora. Bobby rió. "Desde
que encontré tu pasaporte y supe que eras tú, luego de eso instalé cámaras."
Sonrió. "Te dejo la suma de lo qué pasó después, en tu cabeza." Espetó con
villanía. Félix torció la boca. "Eres listo." Murmuró mirándolo a los ojos. "Por
supuesto." Bobby refutó con aires de triunfo. "Te ves bien orgulloso de ello."
Félix siseó. "Así es." Bobby contestó con un brillo particular en los ojos. Tsk,
Félix torció la boca, sus labios se curvaron en una sonrisa ácida. "¡Quítate de
encima!" Demandó con seguridad, mirando en los ojos risueños del chico
idiota. "Nos iremos de aquí, nos entregáremos." Dijo en voz baja. "Tú no harás
eso." Bobby respondió con voz calculadora. "¿Disculpa?" Félix arrugó la nariz.
"Dije que no." Bobby puso sus manos en cada lado de la cabeza de Félix y lo
miró desde arriba con una sonrisa maliciosa. "Tú no puedes ir a la cárcel, solo
tienes que bailar y nada más que eso." Continuó con una mirada inquietante.
Félix tragó saliva, el hombre era el rey de los orates. "No hables mierda, ¿Qué
quieres entonces? Soy el delincuente a quien buscaba tu personal de policía.
Tú no me obligas a nada ¿Entendido?" Murmuró de mal humor. Bobby sonrió
mirándolo a los ojos. "Soy la ley, puedo hacer lo que me plazca contigo. Puedo
borrar tu historial si quiero, te puedo condenar a la deportación si lo deseo y
también puedo negociar contigo." Susurró mirándolo con una gran sonrisa
calculadora.

La lengua de Félix se movió hacia afuera para humedecer sus labios. "¿Qué
demonios quieres? Sigo pensando que eres un corrupto, un mordaz policía
lleno de mierda a su alrededor." Gruñó con osadía, fulminándolo con la
mirada. Bobby se inclinó un poco para mirarlo de cerca, le sonrió amplio otra
vez, pero sus ojos reflejaban seriedad. "Sólo quiero que dejes de delinquir y te
comportes como el gran bailarín de todos los tiempos: Vaslav Baryshnikov."
Su voz se escuchó con entusiasmo y admiración. Félix se mordió el labio, lo
miró con una expresión incierta. "Detente, sé que estás un poco obsesionado
con él, pero soy Félix ahora y no quiero regresar a eso. Yo estoy felizmente
traficando tranquilizantes para osos y otras cosas más. Pronto reconstruiré mi
pandilla." Murmuró con voz baja, ladeando la cabeza para evitar la mirada
penetrante del chico sobre él. Bobby resopló. "¡No tiene que ver con una
maldita obsesión!" Exhaló, acercándose al chico para que ellos estuvieran
cara a cara. "Debo aceptar que me gustas siendo Vaslav, pero también debes
dejar de hablar de ti como en tercera persona. Es bastante loco, eres tú y no
un personaje de ficción, es tan simple como eso." Indicó, tratando de
encontrar su mirada. "Soy Félix." El muchacho insistió. "¡Eres un obstinado!"
Bobby gruñó, luego agarró el rostro de Félix y lo obligó a mirarlo a los ojos.
"¿Por qué no quieres ser Vaslav? Por tu jodido comportamiento me imagino
que sucedió algo grande ¿Verdad?" Resopló. "¿Alguien te dijo algo o te
hicieron algo en el pasado? No soy psicólogo, pero tengo un arma lista para
ser usada." Espetó mirándolo parpadear. Félix se quedó muy quieto. "Ugh,
perdona no quise gritar." Bobby suspiró profundo. "Es sólo que no entiendo
por qué desapareciste de un día para otro, teniendo un gran porvenir y
muchos fans. No me logra hacer match en la cabeza, algo te tiene que haber
sucedido. ¿Pero qué?" Masculló mirándole al rostro quieto. Félix apretó los
labios, exhaló. "Estoy castigando a mis padres, ¿Bueno? Es una venganza que
llevo desde hace mucho tiempo y no sé como salir de ella. ¿Estás contento
ahora? Ugh, te odio. Ugh." Gruñó entre dientes. Bobby soltó una carcajada.
Después sonrió al hablar: "Bien, estamos progresando. No quería presionarte,
pero necesitaba saber el trasfondo de las cosas." Sonrió amplio mirándolo con
detención. Félix lo observó con una expresión aburrida, porque sabía que el
idiota estaba planeando algo y tenerlo reducido en el piso era una clara
insinuación de ello. "¿Qué quieres? Dilo rápido, tu expresión de fanático loco
está logrando descomponer mi ánimo." Murmuró de mala gana.

Bobby lamió sus labios, lo hizo por segunda vez hasta finalmente hablar: "Yo
quiero hacerte cosas, varias cosas. Eres jodidamente perfecto en lo que a mí
respecta." Mordió su labio ahora. Félix apretó la mandíbula. "¿Yo o Vaslav?"
Preguntó con una expresión afilada. "Te ofenderás." Bobby le contestó con
voz seca. Una luz oscura se posó en su rostro. Félix resopló. "Deja que yo
juzgue eso." Indicó con una mueca. Mirando a Félix a los ojos, Bobby habló en
un susurro ronco: "Quiero follarte tan fuerte con mi polla, llenarte con mis
fluidos hasta que pierdas la conciencia y dejes atrás tu personalidad
múltiple." Exhaló. "Si quieres honestidad, me gustan los dos." Confesó. Félix
lo miró fijamente. Solo lo miró, sus ojos pardos estaban muy abiertos y
brillantes, sus mejillas tenían un tinte bermellón. "La mierda que dijiste..." Se
quedó mudo, los músculos de su garganta estaban trabajando como locos,
pero no parecía que quisiera golpear a Bobby, tampoco lucía disgustado. Se
veía excitado y dispuesto. Félix se humedeció los labios, con un movimiento
exabrupto tiró de Bobby, le dio la vuelta y se quedó encima del chico. "Eres
un sucio." Dijo picando el bulto de sus pantalones. La dura polla de Bobby
casi rompía su cremallera. Joder, no sabía por qué eso lo estaba excitando,
pero lo hizo. Félix se sentó a horcajadas sobre los fuertes muslos vestidos del
policía, lo miró con ojos brillantes y audaces, tiró de la camisa del chico para
abrirla y los botones volaron por todas partes de la sala de estar. "¡Woah, oye
contrólate!" Bobby murmuró con una sonrisa agradable. Félix se inclinó y
murmuró contra el oído de éste: "¿Quieres follarme? ¿Por qué no demuestras
primero que eres digno de tenerme?" Mantuvo la mirada del chico al apartase
para observar su rostro. Bobby tragó saliva, su visión se fue a rojo por la
lujuria, un gruñido salió de su garganta y les dio la vuelta, cambiando de
posición. "¿Qué necesitas para eso?" Masculló quitándose la camisa rota por
las manos de Félix. Éste sonrió con maldad. "Tú sabes lo que tienes qué
hacer, después que lo hagas me buscas y continuamos con esto." Miró el
trabajado torso del chico rubio y lo tocó con un dedo. "Vas a tener que
deshacerte de eso que tienes ahí." Continuó con una risita fresca. Se miraron
el uno al otro, Bobby prácticamente podía sentir la sangre palpitando en su
dura polla y las bolas. Unos segundos cargados de tensión pasaron, sus ojos
se encontraron y luego se estaban besando.

Los labios de Bobby lo envolvieron por completo, lo besaron con fuerza siendo
algo posesivo al respecto. Félix probablemente debería haber estado molesto
por eso, incluso fastidiado por estarlo besando de regreso, pero era difícil
sentirse molesto por esta muestra inapropiada de posesividad cuando se
sentía tan bien, sus labios temblaban de placer. Mierda, Félix sólo podía
chupar la lengua de Bobby, arrastrarlo más contra él para sentirlo con
satisfacción mientras sus lenguas se envolvían cada vez más fuerte la una
alrededor de la otra. Rayos, la conexión era buena, pero si Félix no paraba
esto de seguro que iba a pasar a mayores ligas. "Te dije que después
terminábamos, tonto orate." Rió, empujándolo hacia el suelo. Tsk Bobby
sonrió viéndolo partir de la sala de estar. Cielos, le tocaba aplicar mano, de lo
contrario iba a perder las bolas. Dios, se echó a reír con diversión. Estaba
jodido.
CAPITULO 16

“IMPROVISTO”

"¿En serio no vas a hablar?" Félix miró a Danny comer de su tarta de


espinacas con huevos. El chico no se inmutó en decir algo, siguió comiendo.
Uff, Félix miró a Bobby, éste estaba batallando con la corbata con la cámara
de su celular. Rayos, el muchacho rodó los ojos y salió de su silla para ir con
él, Danny sólo lo miró de reojo. "Deja que te ayude, me exasperas." Murmuró
mirándolo a la blanca sonrisa. "Gracias." Bobby dijo con una voz profunda y
lozana. "¿Amaneció mudo?" Preguntó con voz baja, echándole un vistazo
ligero a Danny. Félix asintió con un suspiro. "Se le va a pasar." Indicó,
finalizando el nudo de la corbata del chico. "Hoy haré eso." Bobby le informó
de repente. Félix parpadeó asombrado. "¿Qué cosa?" Murmuró batiendo las
cejas. Bobby sonrió amplio. "Los exámenes, ¿Acaso no me pediste eso? Chico
desconfiado." Señaló mirándolo a los ojos pardos. Félix soltó una risita
divertida, Danny sólo los observó por el rabillo del ojo. "Estaba ebrio anoche.
Olvida todo, ¿De acuerdo?" Indicó con una mordida de labio. Bobby lo miró
con una cara risueña. "¿Olvidarlo? Obviamente no haré eso." Le dio un
pequeño toque a una de sus mejillas y sonrió amplio al continuar: "Nos vemos
a la hora del almuerzo, el chef preparará algo exquisito." Hizo un guiño. "Nos
vemos Danny, espero que se te pase la depresión." Murmuró saliendo
finalmente de ahí a grandes carcajadas.

Ugh. Félix exhaló, luego se dio la vuelta con la pregunta de Danny: "¿Qué
quiso decir? ¿Le dijiste algo?" Frunció los labios. Félix se encogió de hombros
y regresó a su asiento. "Estás siendo bastante evidente, así que Bobby lo
adivinó por su propia cuenta." Lo miró de reojo y continuó con voz afilada:
"Hay que ser un idiota para no darse cuenta que estás totalmente afectado
por haberlos dejado." Lo siguió mirando fijo hasta que Danny bajó la mirada al
no poderla sostener. "Se me va a pasar." Susurró cabizbajo. Félix asintió y
ambos siguieron disfrutando del desayuno. Después de un rato, el chico rubio
apretó los labios y se quejó: "¿Qué está sucediendo entre tú y el poli? Al
parecer se han hecho bastante cercanos, ¿Te gusta?" Preguntó con voz seca.
Félix escupió el café que estaba bebiendo al haberse atorado. "No, sólo estoy
jugando con él." Contestó con seguridad. No obstante, Danny no estaba muy
convencido de aquello. "Me pareció otra cosa, jefe." Dijo con voz torcida.
"¡Cielos estoy jugando!" Félix exclamó con exageración. Danny lo observó con
detención, lo analizó con concentración, haciendo que Félix se pusiera un
poco nervioso, pero sostuvo la mirada. "De acuerdo, más te vale. Ya que sería
ilógico que me estuvieras regañando por mi situación, si tú también tienes
tejado de vidrio." Comentó con ceja alzada, Félix sacudió la cabeza para
negar. "No tengo tejado de vidrio sobre mí, mis acciones están techadas con
acero reforzado e irrompible como el vidrio. Ni siquiera un huracán
destrozaría mi techo." Aseguró en metáfora, dejándole tranquilo. Aunque no
estaba muy seguro de aquello, pero Danny no tenía qué saber. No todavía.
Ugh, cielos.

El muchacho rubio regresó a su desayuno. Félix lamió sus labios y siguió


bebiendo de su taza de café. Después de un rato, Danny se fue a practicar
ballet al gimnasio de la planta baja y Félix se quedó mirando televisión en la
sala estar. Prefería darle espacio a Danny, las cosas se pensaban mejor
cuando se estaba a solas, los pensamientos se aclaraban y todo se quedaba en
pausa hasta eliminarse por completo. Félix se restregó el cabello, cambió el
canal en la televisión y miró hacia un lado cuando escuchó algo. Se quedó
quieto por un momento, luego escuchó el sonido otra vez y se dio cuenta que
era el timbre de la casa. Esta era la primera vez que alguien tocaba y como el
policía excéntrico no tenía empleados, le tocó ir a abrir la puerta. Una vez que
la abrió, Félix se encontró a una atractiva chica rubia de ojos color celestes.
Al parecer alguien tenía un fetiche, porque todas las personas alrededor de
este policía tenían esas características. "Hola, ¿Está Bobby?" Ella preguntó
con gran sonrisa. Félix sonrió con acritud. El idiota seguía siendo un vividor.
"Está en el trabajo, ¿Quieres que le deje un recado?" Señaló con sonrisa
fingida. La chica apretó los labios. "¿Sabes si se va a demorar mucho? No
contesta el teléfono y pensé que podíamos pasar el día juntos como lo solemos
hacer cuando estoy aquí. Acabó de aterrizar en Nueva York, pero me voy
mañana temprano." Murmuró con frustración. Félix lamió sus labios, entonces
ella era una pareja sexual. Cerdo, el hombre era un puto marrano. "Sabes
que..." Félix sonrió con maldad. "De hecho, él vendrá a almorzar. Así que
podrías esperarlo aquí." Ofreció con gran sonrisa.

La chica parpadeó en sorpresa. "¿En serio? No quiero molestar." Dijo con una
blanca sonrisa. Félix sacudió la cabeza de lado a lado. Luego sonrió al
dialogar: "Pasa, yo te invitó." Le señaló el interior de la casa. La chica
finalmente entró y caminó con Félix hacia la sala de estar. "¿Eres su
hermano?" Ella preguntó con curiosidad, mientras se sentaba en el sofá. Félix
sonrió con maldad. "Soy el hermano Félix, de la orden del monasterio de San
Benito. Sólo soy un inquilino aquí, un placer." Se presentó falsamente, de
todas formas ya estaba acostumbrado a fingir. La chica se llevó la mano a la
boca antes de contestar: "Discúlpeme padre, no quise faltarle el respeto." Se
excusó, luciendo atribulada. Félix se echó a reír, jugar con extraños era tan
divertido. Cielos, ya estaba echando de menos la sensación de placer al
hacerlo. Esto era mejor que el sexo y eso decía bastante para saber lo bien
que se estaba sintiendo. "No te preocupes, no llevo mi sotana. No tenías cómo
saber hija. De todas formas, todavía soy un novicio." Espetó con gran
desfachatez. "Dame un segundo, le diré al jefe de cocina que preparé más
comida. Tienes que quedarte a almorzar, Bobby va a estar muy contento
cuando te vea aquí." Murmuró, saliendo en rumbo a la cocina. Félix se echó a
reír mientras caminaba por los pasillos de la gran casa, entonces al llegar al
lugar sonrió cuando encontró al chef. "Señor Müller, Bobby llamó al teléfono."
Pronunció con la voz más seria que pudo encontrar. El hombre de cabello
oscuro y nariz larguirucha asintió. "¿Necesita algo en especial?" Preguntó con
expresión amable. Félix respondió con una sonrisa: "Su novia acaba de llegar
a la casa. Entonces, usted debe preparar un menú especial para que ambos
almuercen a gusto." Lamió sus labios y continuó dando las instrucciones de su
malévolo plan contra el puto playboy. "Prepare algo magnificente para la
parejita por favor, no se preocupe por nosotros, ya que Danny y yo saldremos
a almorzar afuera para darles privacidad." Salió de la cocina para ir con
Danny.

∞∞∞
Bobby apenas prestó atención a los saludos de uno de sus molestos vecinos
mientras caminaba hacia su casa. Estaba emocionado después de lo que vivió
anoche con Vaslav y lo único que quería era llegar con él para poder charlar
de ello, retomando así el flirteo que ambos habían creado. "Buenos tardes,
vecino. Umm, le diré al cartero." Murmuró sin saber de qué rayos hablaba el
hombre, mientras tecleaba el código de seguridad que abría la puerta de su
casa. Una vez adentro, el chico caminó directo a la sala de estar, ya que
generalmente Vaslav a esta hora se encontraba mirando televisión, mientras
esperaba por él. Hasta el momento, la situación entre ellos era bastante
cómoda y Bobby sabía que el chico gustaba de él también, por lo que era
mutuo. El chico rubio sabía que sólo tenía que tratar al muchacho con máxima
suavidad, porque el hombre era bastante mal genio y su humor se
descomponía con el mínimo detalle. Entonces, si él quería desarrollar algo
más profundo con Vaslav o con Félix, como el tontito se hacía llamar a sí
mismo, no tenía que cometer ningún error; de lo contrario, sería fatal.

Por lo mismo, Bobby se quedó inmóvil ante la vista que lo recibió. La azafata
estaba esperándolo sentada en uno de los sofás de su sala de estar. Mierda.
Bobby ni siquiera sabía que ella estaba en Norteamérica. "¿Qué estás
haciendo aquí?" El policía se escuchó a sí mismo decir. La chica quitó la
mirada de la pantalla de su celular y lo miró fijamente, luego su sonrisa se
desvaneció al notar su molestia. Antes de que ella pudiera responder algo, el
chef detrás del rubio intervino apresuradamente: "Señor Bobby el almuerzo
especial está listo. Pueden pasar a la mesa." Sonrió amplio. Bobby se dio la
vuelta y miró al chef con una expresión confusa en el rostro. "¿De qué
almuerzo especial estás hablando?" Preguntó en desconcierto con los ojos
fijos en el hombre. El chef tragó saliva, sin entender lo qué pasaba. "El señor
Félix me dijo que usted iba a almorzar con su novia, es por eso que
preparamos un almuerzo..." Se quedó quieto con el gritó de Bobby. "¿Qué
carajos? Ella no es mi jodida novia, apenas y la conozco." Gruñó de mala gana,
mirando a la mujer que se aclaró la garganta. "¿Dónde está Félix?" Inquirió
con voz brusca. Esta vez fue la chica quien habló: "El padre Félix fue al
Burger a almorzar con el otro sacerdote. Me dijo que te dijera que no iba a
llegar esta noche para darnos privacidad." Murmuró con voz baja. Bobby se
restregó la mano en la cara y soltó un grito horrible. "Regresa a la cocina." Le
ordenó al chef y éste abandonó de inmediato la sala de estar, casi agradecido
por salir de ahí. Bobby tomó aire, ahora le dio atención a la chica. "¿Disculpa,
cual era tu nombre?" Dijo con voz desinteresada. La mujer arrugó la nariz.
"Soy Leila." Contestó con voz suave. "Te llamé al celular, pero la llamada no
entró. Así que..." Se quedó callada cuando Bobby le habló encima de sus
palabras: "Viniste aquí y dejaste un desastre." Gruñó de mala gana.

La chica apretó los labios. "Dijiste que podía venir cuando estuviera libre.
Bueno, eso hice." Murmuró con voz baja. Bobby se restregó la mano en la
cara, ahora la chica de una vez a la semana, le iba a costar caro. Bobby
exhaló. "Oye..." Se le quedó mirando y prosiguió: "Ya no vengas más, ya
conocí a alguien y estoy determinado a hacerlo mío, ¿Entiendes?" Informó con
gran determinación y esta se reflejaba en sus ojos. La chica parpadeó del
asombro: "¡Oh!" Ella se acomodó el cabello hacia un lado. "Bien, supongo que
me iré entonces." Expresó perpleja. "Pero yo traté de llamarte." Insistió.
Bobby afirmó con la cabeza. "Bloqueé tu número de teléfono, es por eso que
no entró la llamada. De hecho, bloqueé a todos y todas, así que no eres nadie
en especial, sólo se me olvidó notificarte." Indicó con voz plana. Ella arrugó la
nariz, cogió su cartera y salió dignamente del lugar, sin antes llamarle asno.
Bobby gritó de la rabia, se fue a su despacho y revisó las cámaras del día.
Cielos, ahí se dio cuenta de lo que Félix había dicho y hecho, entonces supo
de inmediato que estaba jodido. Sacando su teléfono, marcó el número de
Frank y éste le contestó a los segundos, entonces Bobby habló: "¿Sabes dónde
está tu primo?" Mordió su labio inferior a la espera de la respuesta. Esta fue
breve: "No tengo idea." Frank soltó un bostezo. "¿Quieres su número de
teléfono? Así me dejas tranquilo, estoy resolviendo unos asuntos importantes
aquí." Dijo con voz floja. Bobby apretó los labios: "No te atrevas a hacerte el
gracioso conmigo, Frank. Dame el maldito número." Gruñó obteniendo el
contacto de Félix.

Bobby colgó la llamada y quien contestó el teléfono de Félix no fue éste sino
que Danny. "¿Qué quieres?" Respondió con voz seca. Bobby apretó los labios,
pero él no se iba a quedar sin hablar con Félix, así que usaría su poder.
"Regresen a la casa ahora mismo, de lo contrario le diré al alfarero sobre tu
paradero." Espetó con maldad. Danny chasqueó la lengua de lado a lado. "No
caeré ante tus bajas tetras, nosotros no regresaremos, sólo porque tú nos
ordenas eso." Bufó de mal humor. Bobby sonrió con maldad. "Mi amigo el
alfarero va a estar bien deseoso de escuchar lo que tengo que decir sobre ti,
sobre todo de lo bien que te pasas deprimido por los rincones de mi casa."
Indicó con crueldad. "Tú..." Danny fue callado por Bobby. "Ya lo sabes, no
estás hablando con cualquiera. Los espero para almorzar, dense prisa." Colgó
la llamada y se dejó caer en la silla del escritorio. Ugh, había retrocedido
hasta el principio con Félix. "¡Muy bien Bobby, eres un idiota!" Gruñó en voz
alta.
CAPITULO 17

“EXPLICACIONES Y ALGO MÁS”

"¿Quieres más vino, Félix?" Bobby ofreció con una sonrisa. Los chicos en la
mesa siguieron comiendo en silencio, de hecho ninguno de ellos lo miró a la
cara. Bobby apretó los labios, enderezó los hombros, ignorando la forma en
que se le había acelerado el pulso. Cielos, al parecer había sido mala idea
obligarlos regresar a la casa, porque la pequeña mierda lo había estado
ignorando todo el puto almuerzo y el chico rubio a su lado le arrojó dardos
por los ojos todo el tiempo, por haberlo amenazado con eso del alfarero. No
sería tan sorprendente si ellos no estuvieran molestos, de todas formas Bobby
había usado su poder para hacer algo que ellos no querían, pero considerando
que él tenía que aclarar la mierda que sucedió con esa chica sin importancia
con Félix, uff, a Bobby no le quedó otra que usar esa baja táctica para traerlos
a la casa. Dios, aún así no había sido capaz de hablar con Félix ni una sola
vez, eso lo tenía de mal humor, porque lo había estado mirando fijo
activamente todo el jodido almuerzo y el chico no se indignó a mirarlo de
regreso, ¡Mierda!

Bobby lo buscó con la mirada, cada vez que Félix hacía un indicio de quitar la
vista de su plato, pero evidentemente el arroz que estaba comiendo era más
interesante que su versión de los hechos con esa chica que ni siquiera
recordaba el nombre, ya que sólo la tenía registrada como 'la azafata
cachonda' y nada más que eso. Diablos, su estilo de vida casual y de poco
compromiso le estaba pasando la factura con su enamoramiento de infancia,
ugh claramente esto era un mal hábito que necesitaba romper. Bobby hizo
que su rostro adoptara una expresión en blanco justo cuando Félix finalmente
lo miró todo pesado y molesto, obviamente estaba fingiendo no sentir su
mirada en la maldita mesa. Cielos, para consternación e irritación de Bobby,
su cuerpo reaccionó de una manera muy predecible a la vista de la pequeña
mierda con problemas de personalidad múltiple, como si fuera un adolescente
sin control sobre su estúpido cuerpo. Diablos, esto era inaceptable. "¡Ya deja
de mirarme!" Félix fue lo primero que dijo, antes de darle un puntapié a
Bobby, por la razón que fuera. "Quiero hablar de lo de hace un rato." Éste
espetó con una sonrisa cansada que parecía más una gran mueca. Sabía que
tenía que aclarar el tema para evitar malos entendidos, porque sin querer se
había creado una mala imagen de su persona con Félix. Rayos, después de
años de anhelar tener un encuentro cercano con su estrella favorita, resulta
que sus mezquinas acciones le habían jugado una mala pasada, haciéndole
perder su reputación con el chico. Ahora éste pensaba que él era una mierda
de persona, que se la pasaba durmiendo por ahí sin preocuparse de las visitas
en su casa. Ugh, de haberlo sabido antes, él nunca lo habría dejado solo, pero
frente a sus ojos Félix era un puto jodido monje, el cual se había convertido
en una carga al quedarse en su casa sin pagar alquiler. Mala persona, esto le
estaba pasando claramente por ser una mala y puta jodida persona con el
prójimo.

Debería haberse mantenido alejado de su estrella favorita, cuando sus


facultades mentales estaban tan comprometidas. Ahora se ponía todo idiota
cuando estaba alrededor del chico, quien simplemente no lo quería ver ni en
pintura. Bobby hizo una mueca interiormente. Era demasiado vergonzoso
admitir incluso en la privacidad de sus propios pensamientos, que estaba
siendo reducido a harapos por la mirada de un chico molesto. Cielos,
aparentemente eso significaba que quería al chico más de lo que él pensaba.
Considerando que Félix lo conocía desde hace apenas un mes y algunos días,
su situación realmente era bastante patética. Pero a su defensa, Bobby podía
decir que él llevaba gustando de Vaslav o Félix lo que sea, desde que tenía
doce y sólo puso en pausa el sentimiento de fervor cuando éste se retiró a los
diecinueve de las pistas. "No tenemos nada que hablar. Te dejamos a solas,
eso era lo mínimo que podíamos hacer, no entiendo por qué nos llamaste."
Félix habló con voz molesta, mirando en sus ojos. "Escuché que siempre se
juntaban. Me sorprende la cantidad de personas que tienes, eso es todo un
récord." Continuó hablando con los ojos todavía fijos en el rostro de Bobby,
con una intensa mirada de disgusto y algo más. Danny sólo se mantuvo en
silencio, no opinó lo inopinable. Los labios de Bobby temblaron, entonces los
lamió para disimular. "Probablemente ya te hiciste una mala idea de mí en tu
cabeza, pero para que sepas: Yo había bloqueado y eliminado su número hace
bastante tiempo." Dejó en claro con gran detalle. La mandíbula de Félix se
apretó. "No sé por qué me das explicaciones. Puedes hacer lo que te plazca
en tu casa, nosotros sólo somos inquilinos aquí." Objetó con desinterés, tanto
que su fría voz podría haber congelado el fuego. "Quería que quedara claro
que yo no la llamé, ella vino sola." Bobby murmuró con tono amargo.

La mirada que Félix le lanzó fue positivamente tóxica. "No significa que
tengas que decirme sobre tus cosas, policía. Yo no quiero, no me interesa
saber." Expresó con un siseo, antes de cruzar los brazos sobre el pecho.
Bobby miró de reojo a Danny, luego desvió la mirada a Félix. "Pensé que el
punto era dejarte en claro eso. No me estoy viendo con nadie." Aseguró con
firmeza. Ugh, apartó la mirada de la boca de Félix, irritado consigo mismo.
"El problema es que tú y yo no somos tan cercanos para que me digas eso.
Insisto, no sigas." Félix indicó con voz venenosa. La lengua de Bobby se
deslizó hacia afuera para humedecer sus labios. "Cualquiera diría que estás
celoso." Comentó con una sonrisa. Los labios rojos de Félix se curvaron en
una mueca torcida. "¿Es eso posible?" Dijo a ceja alzada. Bobby sonrió. "No lo
sé, dímelo tú." Contestó con voz suave, una vez más disgustado por tener que
bajar sus defensas con la pequeña mierda complicada. Rayos, la situación y él
mismo, se estaba volviendo bastante patético. "Es obvio que no, imbécil."
Félix parloteó con voz agria. Bobby sonrió amplio. "Si tú lo dices, tendré que
creerlo ¿No?" Se burló, claramente sabiendo de antemano que Félix estaba
bastante celoso. Lo que era a la vez bueno y también malo. Danny rodó los
ojos, ya estaba harto de tanta mierda y en verdad, él tenía en varias cosas en
qué pensar. "Con permiso, iré a mi habitación. El aire de aquí está bastante
tóxico." Se excusó, abandonando el comedor principal. "¿Viste lo que hiciste?
Ugh, eres un idiota." Félix gruñó, lanzando su servilleta en la mesa. Bobby se
encogió de hombros. "El chico tenía cara de pescado desde antes, ambos
sabemos que eso no es mi culpa." Murmuró entre dientes. Félix chasqueó la
lengua, pero en su interior sabía que era verdad.

Bobby lamió sus labios antes de hablar. "Supongo que ya no vas a querer
retomar lo de anoche." Dijo con cautela. Félix torció la boca. "Supones bien.
No quiero que se me peguen los hongos, debes estar lleno de lepra ahí abajo."
Espetó con voz afilada. Bobby arrugó la nariz, todavía no se acostumbraba a
lo rudo que era Félix al hablar. "Yo estoy limpio, no tengo nada contagioso.
Sólo para que sepas." Aseguró con voz profunda y seria. Félix se encogió de
hombros, no quería saber. Bobby apretó su mandíbula, miró en los ojos
pardos que lo miraban de vuelta con desinterés. "¿Vas a comer postre?"
Preguntó mirándolo al rostro. Félix rodó los ojos. Bobby se levantó del
asiento, caminó hacia un renuente Félix y se detuvo frente al chico. El
pelinegro arrugó la nariz. "¿Por qué estás todo sobre mí? Apártate." Demandó
con gran ahínco, observando la poca distancia entre ellos. "Estoy aquí por el
postre." Bobby respondió con una sonrisa. Félix le arrojó una mirada
venenosa. "¿No lo quieres?" Dijo Bobby, acercándose. El chico puso sus
manos en los hombros de Félix y éste se sacudió en el toque. "Quítame los
tentáculos de encima." Gruñó, temblorosamente. El rubio sonrió al hablar:
"¿Por qué debería? Te dije que estoy aquí por el postre." Sus bocas estaban
tan cerca que podía sentir la respiración inestable de Félix en sus labios.
Mierda. Con un gruñido salvaje, Félix enterró las manos en el cabello del
policía y tiró de él hacia abajo. "Deja de molestar." Le advirtió, pulverizándole
con la mirada.

Bobby le mordió el labio inferior y finalmente lo hizo jadear, tomando esa


boca exasperante y enloquecedora con la suya. Era una boca venenosa a
simple vista, pero Bobby empujó su lengua con más ímpetu entre esos labios
suaves, casi gimiendo por la dulzura para nada amarga que encontró en su
interior. El beso fue bastante satisfactorio y agradable, Félix siguió el ósculo
de Bobby chupando su lengua, por lo que toda la lujuria y hormonas locas del
momento hacían que su beso fuera placentero. Además, besar a alguien con la
cual se sentía atracción era jodidamente gratificante y bueno, ambos lo
sabían, por lo que besarse después de haber tenido una discusión se sintió tan
bien, tan malditamente correcto y perfecto, como si esto fuera lo que ellos
habían estado anhelando todo el jodido día, después del malentendido. Bobby
jadeó del deseo, sus manos por tocar más de la cuenta a Félix le estaban
picando, se sentían inestables, todo su maldito cuerpo palpitaba como si
tuviera un afrodisíaco corriendo por sus venas donde debería haber tenido
sangre roja. Joder, era todo muy intenso y tuvo que deslizarlas un poco para
enrollarlas en el cuerpo de Félix con descaro. A éste pareció no molestarle sus
locas manos, ya que le devolvió el beso con la misma avidez, pasando sus
dedos por el cabello de Bobby, chupando su lengua y jadeando con la falta de
aire. Mierda, Bobby ya no soportó más el maldito impulso de sacarlo de la
silla para sentarlo en la esquina de la mesa, con eso Félix soltó pequeños
ruidos de satisfacción los que fueron directamente a la polla de Bobby. Jodido
infierno, al parecer arruinaron unos cuantos platos que cayeron de la mesa
directo al piso, pero el impulso de estarse refregando con satisfacción, era
bastante abrumador en su intensidad que a ambos no les importó, tampoco
que la copa de vino de Félix se derramara, haciendo que éste mojara toda su
espalda, ya que estaba prácticamente tendido sobre la mesa ahora.

Bobby no estaba muy interesado en terminar eso, estaba así de cerca de


empujarse en Félix y tomarlo allí mismo, en medio de la mesa del comedor,
pero un sonido procedente del celular en sus pantalones interrumpió su
caliente interacción. "Tu celular está vibrando en mi entrepierna." Félix habló
entre jadeos. Bobby exhaló. "Déjalo que suene." Murmuró, besándole otra vez
la boca, pero el celular en cuestión no paró de sonar. Ugh, Félix se apartó
nuevamente de la boca del chico. "Contesta, puede ser del trabajo." Dijo con
la respiración entrecortada. "No quiero." Bobby gruñó, mordiéndole el labio
inferior para introducir su lengua y besarlo a gusto. Mierda, Félix apartó la
boca y Bobby gruñó, con las manos todavía aferradas a la cintura del chico.
"Contesta, la llamada sigue. Debe ser algo importante, ya que hay mucha
insistencia del emisor." Félix indicó todo con los ojos vidriosos de deseo, tenía
la boca hinchada y enrojecida por las mordidas y besos del policía. "¡Ugh,
bien!" Bobby murmuró de mala gana. Luego, con cierta dificultad apartó la
mirada de los labios de Félix para hurgar en su bolsillo y coger el teléfono
celular, entonces al mirar la pantalla hizo una mueca, después sus ojos se
encontraron con unos pardos sorprendidos que pertenecían a Félix. Mierda,
Bobby reprimió el impulso de maldecir. Siguiendo su mirada, Félix lo escuchó
contestar: "Madre, ¿Qué quieres?" Su mano libre empujó el estómago del
muchacho para dejarlo todavía en la mesa. Félix exhaló, sabiendo que el chico
no le iba a permitirse ir. "Oh, ¿Cuándo fue?" Bobby charló al teléfono,
mirando en los ojos del pelinegro sobre la mesa y debajo de él. "Está bien, iré
para allá." Bobby dijo eso y colgó la llamada. Félix parpadeó al mirarlo,
entonces el chico rubio suspiró al hablar: "Mi abuelo finalmente murió y tengo
que ir a la lectura del testamento, también a su funeral." Mordió su labio
inferior. Félix tragó saliva, su ojos se abrieron y cerraron lentamente con la
noticia, luego su boca se abrió con las palabras del chico: "¿Podrías
acompañarme? No quiero ir solo." Mierda, por un largo momento ninguno dijo
nada. Al rato, Félix suspiró, hizo un clic con la lengua. "Bien, nadie podría
decir que no a eso." Susurró con voz baja, acabando el silencio. "Gracias,
entonces vamos." Bobby espetó con una sonrisa. "¿Justo ahora?" Félix indicó
con sorpresa. Bobby asintió, se inclinó para besar su boca por última vez y al
dejarla soltó una risita. "Así es, pero ve a cambiarte. Estás hecho un
desastre." Dijo con mofa, mirando las ropas manchadas con el vino. Ugh.
"Eres un marrano, esto ha sido tu culpa." Félix comentó con indignación,
después soltó un chillido cuando Bobby lo levantó de la mesa y lo puso en el
suelo. "¿Cargas un traje color negro contigo?" Averiguó con curiosidad. Félix
sacudió la cabeza para negar. Bobby asintió, "tendremos que ir a comprar. Mi
familia es de etiqueta, si vamos con ropas casuales se van a molestar." Indicó
mirándolo a los ojos. Félix apretó los labios, se estaba arrepintiendo de haber
aceptado.

Bobby sonrió amplio, observando en sus ojos. "Te queda mejor el celeste."
Señaló con una risita. Félix arrugó la nariz. "¿Quieres perder las bolas? Estoy
a un paso de golpearlas." Le advirtió con una mueca. Bobby rió. "Estoy
bromeando," le dio un beso y se apartó. "Ve a cambiarte, te esperaré en la
sala." Indicó, besándole otra vez. Rayos, Félix se dio la vuelta y finalmente se
fue a la habitación. Las cosas habían escalado bastante rápido después de
aquella caliente interacción y lo más extraño era que no parecía molestarle.
Mierda, hasta se le había pasado el enojo. Félix mordió su labio y entró a la
ducha, definitivamente había sido una mala decisión haber aceptado ir con
Bobby, pero no se pudo resistir a decirle que no al ver esos ojos brillantes y
un poco tristes. Mierda, un débil, se estaba convirtiendo en todo un jodido
débil.
CAPITULO 18

“FAMILIAS”

"Este traje pica." Félix se quejó mientras caminaba al lado de Bobby, en


rumbo a la gran casa de sus abuelos. El policía asintió, observándolo
restregarse el cuello de la camisa. "Y eso que es de marca, para la próxima te
compraré de otro brand." Espetó mirándolo de soslayo. Félix mordió su labio
inferior con fuerza, "yo puedo comprar mis propias ropas, viejo. He ganado
bastante dinero aquí en Norteamérica." Dijo con una risita divertida. Bobby
también rió. Juntos siguieron caminando hasta llegar a la entrada principal de
la gran casa, las reuniones familiares no eran del agrado de Félix, menos si
estas eran de personas desconocidas que jamás había visto en la vida. Ugh,
debió haberse negado, así no estaría sintiéndose incómodo entre el mar de
gente. Bobby lo condujo al interior de la casa, juntos caminaron hacia el salón
principal y se dirigieron hacia un sofá, al parecer la madre del chico estaba
sentada ahí. Félix se mantuvo al lado del policía, tratando de no ser
entrometido en su saludo. "Hola madre, ya estoy aquí." Bobby habló, usando
un tono de voz normal. La mujer asintió. Su cabello rubio estaba recogido
hacia un lado, tenía un gorro oscuro sobre un lado de su cabeza y sobre su
rostro caía un velo transparente color negro cubriendo la mitad de su cara.
Ella desprendía elegancia y magnificencia, Félix pudo notar eso. "¿Dónde está
la abuela?" El rubio preguntó, con voz neutra. La mujer vestida de negro
lamió sus labios, antes de contestar: "En la terraza, está haciéndose cargo de
las plantas." Félix notó cierto aire de desinterés en las palabras de la mujer.
Bobby apretó los labios. "Por supuesto, las flores son más importantes que
este espectáculo." Murmuró entre dientes. "¿Dónde está mi padre?" Preguntó,
observándola mirarse las uñas vestidas con un par de negros guantes de seda.
"No tengo idea, debe estar con su amante." Su voz fue desinteresada,
claramente no le molestaba el tema. Bobby rió, "al parecer el tuyo está bien
cerca." Dijo, echándole un vistazo a un hombre alto de cabello con pocas
canas, quien estaba apoyado al lado de la chimenea con un vaso de algo que
parecía ser whisky en la mano.

Cielos, esto parecía un reality show de la élite, Félix deseó tener con él un
pote de palomitas de maíz y unos lentes 3D para disfrutar del espectáculo
familiar. Con razón Bobby no quería venir solo, si su familia era un caos del
porte de un buque pesquero. "No seas sarcástico, sabes que tenemos que
guardar las apariencias..." Ella ladeó la cabeza y por primera vez le dio
atención a Félix. "¿Quién es este chico?" Su voz al preguntar no fue amable.
Félix tensó los labios, sintiendo una oscura aura salir de la mirada acechadora
de la mujer. Bobby acomodó su cabello, peinándolo hacia atrás con sus dedos
al hablar: "No te interesa saber, ¿Me estás haciendo preguntas, madre?"
Espetó con voz áspera, mirándola intenso. Ella frunció la boca, dejando
mostrar una fea mueca. "Ve a saludar a la abuela, iré a informarle al abogado
que ya llegaste para que comencemos con la lectura del testamento."
Murmuró entre dientes, levantándose del sofá y saliendo de ahí. Uff, Félix
finalmente respiró al sentir el aire tóxico disiparse un poco. "Oye, ¿Qué ha
sido todo eso? Estoy todo tenso por las malas vibraciones." Susurró con un
clic de lengua. Bobby suspiró profundo, suspiró una segunda vez y sonrió al
hablar: "Mi familia es una sátira de los locos Adams, ellos están todos
dementes y esto es una reunión hipócrita para aguardar las apariencias.
Obviamente todos quieren el dinero del abuelo, dinero que obviamente yo voy
a recibir." Dijo con firmeza. Félix parpadeó con eso. "¿Eres el heredero?"
Averiguó con sorpresa. Bobby soltó una risita. "Lo voy a recibir, pero no va a
ser para mí." Dijo, sentándose en el sofá. Félix apretó los labios. "Woah y
entonces ¿No vas a ir a saludar a tu abuela?" Preguntó con asombro. Bobby se
encogió de hombros. "Ella está contenta con la muerte del abuelo, ¿Acaso no
escuchaste que está cuidando de sus plantas?" Sacudió la cabeza. "El abuelo
era una carga, llevaba casi un año en estado vegetativo. Ahora finalmente
pudo descansar, yo ya me había despedido de él. Sólo estaba fingiendo no
saber de su muerte." Murmuró con voz cansada.

Félix se sentó al lado del chico. "Tú familia es bien extraña, bueno todas las
familias lo son." Susurró, mirándolo de soslayo. "Lo siento." Continuó. Bobby
sonrió, pasó un brazo por los hombros de Félix y lo abrazó. El pelinegro
arrugó la nariz al mirarlo. "No te aproveches." Dijo entre dientes. El chico
rubio rió. "Necesito contención, un huracán está por venir." Dijo,
manteniendo el agarre mientras Félix le echaba un vistazo a un hombre de
altura promedio, quien se venía acercando a ellos. "Bobby, es bueno qué
hayas venido. Comenzaré con la lectura del testamento, tu madre me dijo que
ibas a aceptar el dinero." Murmuró con gran sonrisa. El chico rubio miró al
hombre alrededor de treinta años y sonrió amplio. El abogado atractivo se
restregó la mano en la cara de piel blanca como la seda. El hombre era
bastante atractivo. "Viejo no me hagas esto, no quiero ir a Londres." Se quejó,
mirando de reojo a Félix. "¿Este chico lindo es tu novio?" Curioseó con gran
sonrisa. Bobby soltó una risita y sonrió al hablar: "No te desvíes del tema,
Daniel." Alzó una ceja y el abogado suspiró profundo. "Viejo no me hagas esto,
sabes que va a tomar tiempo encontrar al fallecido hijo ilegítimo de tu abuelo,
luego al hijo heredero de éste." Murmuró entre dientes. Félix sólo los observó
charlar, de hecho estaba curioso de lo que Bobby iba a decir. Éste último
habló: "Ya te ahorré la tarea con el investigador, mi primo vive en Londres se
llama Sage Preston y es estudiante de arquitectura." Sonrió. "Sólo debes ir
allí, decirle que su primo Bobby le heredó una pequeña fortuna y listo, ¿Cuál
es el problema? Eres el abogado ¿No?" Murmuró mirándolo a los ojos. El
chico chasqueó la lengua de lado a lado. "Eres de lo peor, sabes que estoy
peleando la custodia de mi perro con mi ex novio. Bobby no me puedo ir a
Londres." Se quejó torciendo la boca.

Félix rió entre dientes, pero las cosas malas le gustaban. Bobby sonrió
mirándolo de soslayo, luego le dio atención al chico abogado. "Lo siento, este
es tu trabajo ¿No? La facturación de tu salario puede comprarte otro perro."
Dijo con acidez. El abogado arrugó la nariz. "Eres malvado." Siseó. Miró a
Félix y rodó los ojos. "Por lo que veo, tu novio es igual de malo, se está riendo
de mi desgracia. Dios los crea y el diablo los junta." Parloteó, saliendo de ahí
para ir a leer el testamento al frente de la demás familia. "¿En serio vas a
darle el dinero a tu primo no reconocido?" Félix preguntó con curiosidad.
Bobby lamió sus labios al mirarlo. "Ajá, ya tengo bastante dinero y quiero que
Daniel se tome vacaciones. Si no te diste cuenta, él es mi amigo." Sonrió.
"¿Estás decepcionado ahora? No soy tan malo como lo esperabas." Expresó
con voz baja e íntima. Félix sonrió, el idiota tenía cojones. "Cállate." Susurró
con una sonrisa. Bobby se echó a reír, se estaba sintiendo bastante bien y eso
que era el funeral de su abuelo, pero él ya se había despedido de él y por
supuesto que iba a cumplirle su voluntad de arreglar lo que de joven no pudo
hacer con el hijo ilegítimo, que de paso tuvo con la empleada de la casa. Algo
típico de gente adinerada. Bobby esperaba ser mejor persona y no repetir
esos errores con nadie. Félix lamió sus labios, ambos esperaron sentados en
aquel sofá mientras el abogado leía el testamento del abuelo del chico,
entonces luego de que la lectura finalizó, Bobby finalmente se levantó del
sofá. "Vámonos, ya se leyó el testamento." Dijo con voz floja. Félix se puso de
pie y lo miró con el rostro dudoso. "¿Estás seguro? Ni siquiera te has
despedido." Murmuró con asombro. Bobby se encogió de hombros antes de
contestar: "Sólo tenía que estar presente mientras se leía el testamento, ya lo
hice y ahora nos vamos." Agarró el antebrazo de Félix y lo tiró para caminar
con él fuera de la sala. Félix resopló. "Tienes un lío en tu familia, debes estar
muy solo." Susurró con voz baja, observando la mano del chico todavía en su
antebrazo. Bobby sonrió amplio mirándolo de soslayo. "Estoy bien, soy muy
independiente desde los diecisiete años de edad. Me emancipé cuando me
prohibieron viajar a Ucrania para ver tus presentaciones." Comentó, soltando
su mano para abrir la puerta. "Ya empezaste otra vez." Félix murmuró con voz
torcida. Bobby se echó a reír y ambos salieron de la casa para ir al automóvil.
"¿Quieres ir a cenar? Ya es hora." Bobby espetó con una sonrisa, mientras
acomodaba el espejo retrovisor del automóvil.

Félix asintió, después de todo tenía hambre y Danny necesitaba tiempo a


solas para pensar. "Mi familia tampoco es rosas y miel, sólo me llevo bien con
mi hermano, también con Frank." Dijo de la nada. Bobby puso el auto en
marcha y lo sacó de ese lugar. "Tus padres hablaron en una conferencia de
prensa, ellos dijeron que te ibas a retirar por problemas de salud." Soltó una
risita. "Nunca creí eso." Murmuró, enfocando su atención en el camino. Félix
suspiró profundo, su mirada se fue hacia la ventana a su lado. "Yo me retiré
por amor." Habló con voz melancólica. Bobby parpadeó del asombro, le echó
un vistazo y regresó su atención al camino. "Oh, um..." Se quedó en silencio.
"Ya veo." Dijo al rato. Félix suspiró, miró el paisaje de la ciudad con una
expresión solemne en el rostro. "Ya lo superé, tampoco hubiera funcionado.
La diferencia de edad era bastante amplia entre nosotros, pero en ese
entonces yo no pensaba lo mismo. Me rebelé y ahora soy Félix." Indicó con un
suspiro. Bobby mordió su labio inferior con fuerza, sabiendo que claramente
el tema todavía le afectaba. "¿Todavía estás enamorado de él?" Averiguó con
una mueca. Félix suspiró otra vez, se demoró en responder. Bobby se aplastó
el cabello hacia atrás. "Deberías buscarlo, así ustedes podrían reanudar la
relación que se interrumpió." Dijo con voz seca, concentrándose en el camino
con frustración. Sus músculos estaban tensos y su mandíbula se encontraba
apretada. "¿Te vas a quedar callado? Tus pensamientos casi se pueden
escuchar." Expresó con tensión. Félix giró la cabeza y lo miró, su perfil se
destacaba en el atardecer con mínima luz solar.

Humedeciendo sus labios con su lengua, Félix exhaló. "Ya lo olvidé, sólo es
nostalgia." Se oyó a sí mismo decir, pero sólo era eso. Ya había resuelto su
situación años atrás. Bobby sonrió ligero, quería arrancar ese feo recuerdo de
la mente de Félix, dejándole solamente el recuerdo de su persona. "¿Qué
quieres comer? Yo creo que pediré ensalada, me siento gordo. No he hecho
ejercicio en dos días." Bobby cambió el maldito jodido tema. "¿No hablamos
ya de tu ejercicio exacerbado?" Félix comentó con una sonrisa divertida.
Bobby asintió. "Lo hicimos y establecimos que ambos debíamos hacer
ejercicio." Susurró con una lamida de labios. Félix se rió. Fue un sonido
agradable, una sensación que se sintió bien en los oídos de Bobby.
"¿Encuentras que estoy más delgado?" Félix averiguó, picándose la panza.
Bobby rió, la sensación de estar charlando tan casual en el automóvil, fue y se
sintió extrañamente satisfactoria. "Tengo una báscula en mi habitación, si
quieres te puedes pesar." Dijo sonriente. Félix asintió. "Bien, lo voy a hacer.
De todas formas ya no se me hace un pliegue en la barriga, mira." Señaló,
levantándose el suéter para enseñarle su estómago plano. La polla de Bobby
se pellizcó al ver más piel de lo normal, sobre todo una tan suave y lozana
como la de Félix. "Estoy manejando, pero se ve bien." Contestó tragando
saliva. Ugh, eso había sido peligroso y estaba manejando. Se tenía que
concentrar. Rayos, pero tenía la sangre acumulada hace más de tres semanas,
ya no ligaba con nadie desde que supo que tenía al amor platónico de toda su
vida, viviendo bajo su propio techo. Aunque Félix no le creyera, él era muy
leal y jamás le pondría los cuernos, aunque ellos ni siquiera estuvieran en un
tipo de relación. "Creo que ordenaré ensaladas también." Félix susurró,
bajando su suéter. Bobby asintió al respecto. "De acuerdo, sólo ensaladas
entonces." Murmuró con gran sonrisa. Félix sonrió, dándole una mirada de
reojo. "Bueno, sólo ensaladas." Repitió, con una sonrisa. Después de todo, el
merecía sentirse bien y justo ahora lo estaba haciendo.
CAPITULO 19

“PELIGRO”

"Cielos, te dije que sólo comiéramos ensaladas, tonto policía." Félix murmuró
con dificultad, mientras entraba en la casa. Habían comido más de la cuenta
en aquel restaurante estilo buffet y también habían bebido a destajo. Félix se
sentía todo mareado caminando por aquellos oscuros pasillos. El chico rubio
asintió, sostuvo al muchacho por los hombros y lo ayudó a caminar con más
facilidad. "¿A dónde vamos? Mi habitación está por allá." Félix preguntó con
un bostezo, se sentía mareado. Bobby sonrió amplio. "Dijimos que nos íbamos
a pesar en la báscula, sólo será un momento." Susurró con voz baja e íntima,
muy cerca del oído de Félix. Éste estaba un poco mareado para rezongar, así
que caminó con el chico rubio hasta el dormitorio del policía. Al llegar, Bobby
le quitó el abrigo y lo puso arriba de la balanza, rió cuando Félix no se pudo
sostener. "Estás muy ebrio, sostente un poco." Dijo con una risita divertida. El
pelinegro asintió, se quedó quieto y sonrió cuando la báscula finalmente dictó
su peso. Bobby soltó una risita. "Estás en los huesos, pesas ciento diez libras,
en kilos serían cincuenta." Rió. "A eso réstale la ropa demás..." Se quedó
quieto con el berrinche de Félix: "¡Dios santo, estoy obeso!" Empujó a Bobby,
éste cayó al suelo de la impresión. "Estás bien, eres bastante alto, ¿Cuál es el
problema?" Murmuró con una risita, observando la cara de pánico de Félix.
"Pensé que ya no querías ser Vaslav, ¿Por qué te afliges tanto? Ya no eres un
bailarín ¿No es así?" Masculló con voz afilada.

Félix tragó saliva, se sentó en la esquina de la cama. Él jamás había estado en


ese peso, siempre se había mantenido en las ochenta libras, unos cuarenta
kilos, máximo cuarenta y cinco cuando estaba de vacaciones. Cielos, era todo
un cerdo ahora, con razón Danny se había quejado de la espalda el otro día
que lo levantó al hacer un giro en el aire. Dios santo, era un marrano. Bobby
se sentó a su lado, se lamió los labios. "No estás obeso, hay gente más gorda
¿Sabías?" Indicó con voz suave. Félix exhaló. "No debo estar obeso, se supone
que me debía mantener." Se quejó cabizbajo, observando sus manos. Bobby lo
miró de soslayo antes de hablar: "Dentro de un mes hay una competencia de
baile, la academia de Nueva York quiere reclutar a bailarines de ballet
experimentados. Creo que van a formar un conjunto de ballet, representarán
el lago de los cisnes, pienso que en primavera." Se mordió el labio al acabar.
Félix lo miró con una expresión extraña en el rostro. "¿Te estás burlando de
mí? No ves que estoy obeso." Dijo con molestia, tocándose la inexistente
abultada barriga. Bobby soltó una risita. "Eres lindo cuando te enojas."
Comentó con gracia. "Sólo pensé que podías participar y obviamente ganar el
papel principal. Eres Vaslav, el bailarín más importante de todos los tiempos."
Continuó. Félix resopló. "Tú me quieres ver bailar." Dijo en afirmación, ni
siquiera era pregunta. Bobby se encogió de hombros con ligereza. "Yo quiero
que participes, me esforzaré en cumplir mi deseo." Susurró, mirándole a los
ojos brillantes. "Ya no soy ese." Félix habló con voz seca. Bobby sacudió la
cabeza para negar. "Desde luego que ya no lo eres, pero te mueres por serlo
de nuevo, ¿No es cierto?" Alzó una ceja. "Claro que no quiero." Félix
respondió con altivez, su voz sonó un poco rugosa.
Bobby sonrió amplio. "Eres lindo cuando estás ebrio." Susurró, peinándole el
cabello hacia atrás. "¿Perdón?" Félix gruñó sin parar de mirarlo. Tenía la
sensación de que tenía que dejarle en claro que ese apodo le molestaba. No
obstante, Bobby siguió con el extraño cumplido. "Eres lindo cuando te pones
borracho, ojalá y no actuaras tanto y te comportaras como tu yo interior."
Señaló con una sonrisa agradable. Félix apretó los labios y miró hacia otro
lado. "Yo soy como soy, no me sigas diciendo lindo. Yo soy muy rudo." Indicó
entre dientes. Bobby soltó una pequeña risita. "Eres lindo, muy lindo."
Bromeó con una sonrisa. Félix arrugó la nariz al refutar la mierda: "Lo estás
haciendo a propósito, tratando de agravarme." Chasqueó la lengua de lado a
lado. Bobby asintió. "Así es, resulta que estando enojado te ves más lindo."
Dejó en claro sin tomarse la desfachatez de ocultar su sonrisa. Uff, Félix
exhaló. "¿Qué quieres?" Preguntó mirándolo a los ojos. Bobby no dijo nada
durante un momento. "Para ser honesto, no estoy seguro contigo." Dijo al fin,
sonando un poco frustrado. "Me gustas, me agrada verte en mi casa. No
puedo evitarlo, no me canso de mirarte..." Se quedó callado cuando Félix le
puso la mano en la boca. "Ya cállate, es vergonzoso." Indicó con voz
avergonzada. Su mirada se dirigió a Bobby, y encontró que el chico ya lo
estaba mirando. Félix apartó la mirada, su estómago estaba hecho un nudo.
"Eres un fanático loco." Murmuró con voz baja. Las cejas de Bobby se
movieron. "Lo soy, pero tú también estás bastante loquito." Dijo torcidamente.
"Pero esto va más allá del fanatismo. No necesito estar en el fandom para
apreciar estéticamente tu fea personalidad." Rió. "Es la que más me gusta,
aparte de tu apariencia de Vaslav." Continuó con un suspiro. "Regresa al
ballet." Suspiró.

Félix abrió la boca y la cerró con firmeza, no queriendo darle a Bobby la


satisfacción de sentirse bien con sus locas palabras. El policía era bastante
idiota, nadie había tenido la desfachatez de llamarle lindo, tsk eso era
estúpidamente imbécil de pensar. Rayos, él siendo lindo y regresando al
ballet, sí como no. Pero hacerle cambiar de pensamiento iba a ser difícil,
porque joder este hombre era imposible. Ugh. Félix cambió de tema. "La
comida me produce náuseas en el estómago, yo creo que voy a eructar." Dijo
con una sonrisa desagradable, sólo para incomodar al chico que ni se inmutó.
Ugh, puto. "Está bien, hazlo. Eso también es bonito, quiere decir que me
tienes confianza." Señaló con gran sonrisa. Félix lo miró de vuelta, no dijeron
nada más, simplemente se observaron mutuamente entre ellos, sintiendo el
aire cargado de maldita tensión. Diablos, de repente a Félix le dio calor, su
mente se nubló en cada momento que transcurrió y era difícil concentrarse en
otra cosa que no fuera en el hombre atractivo que tenía al frente. Sin
embargo, no era el único que estaba sintiendo ese calor, porque Bobby sentía
un hormigueo por todo el jodido cuerpo, el cual no pudo controlar hasta
empujar su boca contra la de Félix. Su mano se posó en su cuello y el
muchacho pelinegro gimió con descaro cuando la lengua del chico entró en su
caverna, presionando contra la suya. "Te quiero ahora." Dijo Bobby al
apartarse violentamente de la boca de Félix. El muchacho pelinegro soltó una
risita, se limpió la boca y le picó el torso con un dedo. "¿En serio? Pues yo no
quiero." Murmuró con una sonrisa malvada. Bobby le sostuvo la mirada. "Se
te nota en la cara que quieres. También el hecho de que deseas ser Vaslav
otra vez, pero jodidamente no puedes regresar por tu orgullo." Espetó con voz
firme. La garganta de Félix se secó, se humedeció los labios con la lengua,
abrió la boca y luego la cerró. "Quieres bailar otra vez, pero no le puedes
doblar la mano al destino." Murmuró Bobby, inclinándose para mordisquear el
lóbulo de la oreja de Félix. Éste se estremeció con la caricia, luego un gemido
se escapó de sus labios. "A ti te gusta otro, no quiero hacerlo cuando estás
pensando en otro." Felix gruñó entre dientes, agarrando la parte delantera de
la camisa del policía, mientras éste acariciaba un lado de su cara. "Te quiero
hacer una propuesta, señor de personalidad múltiple." Susurró, besando a lo
largo de la mandíbula de Félix, sintiéndose demasiado bien con el
acercamiento.

"¡No quiero recibir mierdas de propuestas! Me iré de esta casa, ¡No me


gustas!" Félix exclamó empujándole un poco. Bobby rió. "Alguien está bien
ebrio, creo que te debo plantear esto cuando estés más sobrio." Dijo con una
sonrisa. "Además, no tienes que gustar de mí para follar, sólo será atracción
de tu parte, por supuesto." Rió con burla. Obviamente Félix gustaba de él,
pero era tan cobarde que no lo iba a aceptar con tanta facilidad. "Asno." Félix
indicó con un bufido, luego eso se convirtió en un gemido cuando Bobby besó
su mejilla hasta llegar a su boca. El beso fue, húmedo, profundo y hambriento,
tanto que Félix pareció olvidar todas sus objeciones, devolviéndole el beso
con necesidad y también agresividad casi batallando con la lengua del chico.
"¡Woah!" Bobby rió cuando Félix tomó la iniciativa aplastándolo en el colchón,
luego pequeños gemidos de placer salieron de su boca, mientras las manos de
Félix recorrían todo su cuerpo y lo desnudaban rápidamente. "Bien, tú lo
quisiste." Dijo éste, tirando del suéter de Bobby para quitárselo del cuerpo.
"Pero será la primera y última vez, no lo hago con policías idiotas." Gruñó
cuando Bobby asintió, dándole la vuelta para aplastarlo bajo él. El chico rubio
se estiró encima de él, disfrutando de la forma en que el cuerpo atlético de
Félix se sentía debajo del suyo, bastante frágil para estarse considerando un
marrano. "Vas demasiado rápido ¿No?" Bobby rió al ver como Félix movía sus
manos entre ellos para liberar sus erecciones. "Cállate, te estás muriendo del
gusto." El chiquillo osado le respondió con un jadeo. Bobby tragó saliva al
contemplar tanta tensión, porque joder el chiquillo pesado se veía genial bajo
él. Félix tenía el rostro sonrojado, sudoroso, sus ojos reflejaban lujuria al ver
su polla, olía muy bien y sus manos estaban acariciando obscenamente ambas
vergas con expertise. "Te ves como un demonio." Bobby jadeó, quitándose la
camiseta para quedar desnudo del torso hacia arriba. "¡Hey! Yo te la quería
quitar." Félix se quejó, mientras envolvía su mano alrededor de sus pollas
igualmente resbaladizas. "¿Quieres que me la ponga otra vez?" Bobby bromeó
con un jadeo, luego con una mordida de labio cuando Félix acarició y frotó
exquisitamente sus vergas.

"Sólo perderemos tiempo." Félix jadeó del placer. Bobby mordió su labio. "No
quiero frotaciones, quiero más acción." Gruñó del gusto, se inclinó y besó a
Félix, le mordió los labios con deseo, luego se separó con gran sonrisa. Félix
rodó los ojos al hablar con respiración entrecortada. "Eres un descarado."
Murmuró, tirando de él para morder su boca. Rayos, no podía dejar de besar
al policía tonto. Bobby deslizó sus manos por debajo de las ropas del
muchacho y acarició piel, bastante suave y para nada grasosa como Félix la
hacía lucir. Podría ser vergonzoso, pero Bobby estaba temblando por el deseo
de tocarlo, se estaba muriendo por meterse dentro de Félix, tanto que estaba
siendo esclavo de sus bajos instintos casi como un animal hambriento y mal
nutrido. Dios, era patético lo ansioso que estaba por meterse dentro del joven
debajo de él. "Espera, tengo que ir por las cosas." Bobby recuperó la cordura.
Félix asintió. "¿Dónde está el examen?" Preguntó con jadeos. Bobby se
encogió ligeramente de hombros. "Estoy limpio, si es lo que quieres saber."
Murmuró mirándolo a los ojos brillantes. Era patético tener que dar esta clase
de explicaciones, pero él solo se creó esa fama de playboy con Félix. Éste
exhaló. "De acuerdo, ve a buscar las cosas." Dijo con voz torcida. Bobby
asintió, del cajón de la mesita de noche sacó preservativos y una botella de
gel. Félix mordió su labio inferior. "Espera." Torció la boca. Bobby resopló.
"¿Ahora qué?" Lo miró cabreado. Félix soltó un soplido. "Esta cama debió
haber sido usada por muchos. No quiero tener sexo aquí, tampoco en el
baño..." Se quedó quieto. Bobby se restregó la mano en la cara, esto estaba
siendo molesto ahora. "¿Es en serio?" Masculló con voz frustrada. Félix
acomodó todas sus ropas y bajó de la cama. Bobby sólo lo miró con una
expresión de espanto. "¿Qué haces?" Preguntó con asombro. Félix se subió la
cremallera al responder: "Es que me dio asco, lo siento pero..." Lo miró a los
ojos. "No puedo hacerlo contigo, me das asco. A mí en verdad... No me gustan
los bisexuales, sólo lo hago con gente gay." Espetó mirándolo a los ojos
brillantes. Bobby se quedó quieto, parpadeó rápido y tragó saliva. Félix
suspiró. "Búscate a otro, yo soy extraño, Bobby." Lamió sus labios y continuó:
"Iré a mi habitación ahora, nos vemos mañana." Salió caminando lentamente,
hasta desaparecer de la habitación. Félix suspiró ya afuera, se afirmó de la
primera pared que encontró y se restregó la mano en la cara. Estaba jodido,
sus celos extraños habían cruzado todos los límites, ¿Qué rayos con esto? Uff,
pero fue desconcertante saber que el idiota había follado con varios y varias
en la misma cama, eso le molestó, ni siquiera sabía por qué, pero no iba a
tener sexo en ese lugar, rebajándose a la misma posición de aquellos chicos y
chicas de una sola noche.

"..."

Félix se puso rígido y corrió hacia su habitación, debía salir de ahí, esto se
estaba tornando peligroso.
CAPITULO 20

“NEW LOOK”

"¡Danny despierta!" Félix sacudió al chico rubio en la cama. Éste sólo se


restregó en las mantas. Félix apretó los labios, lo sacudió de nuevo. "Danny,
arriba. Vamos, necesitamos salir de aquí." Habló con voz baja. El chico,
sacudido por las manos de Félix, bostezó con flojera y se restregó un ojo.
"¿Qué pasa, jefe?" Preguntó, bostezando otra vez. "¿Qué hora es?" Averiguó
con voz floja. Félix suspiró. "Las cinco de la mañana." Contestó con una
sonrisa. Danny se sentó en la cama y lo miró, notando que Félix estaba
completamente vestido. "¿Qué pasa? Estás con ropas negras, generalmente te
vistes así cuando..." Se quedó en silencio, entonces Félix continuó por él:
"Cuando vamos a huir." Resopló. "Levántate, nos vamos ahora mismo." Dijo
con voz seria. Danny parpadeó rápido, su flojera ya había pasado a segundo
plano. "¿Por qué tomaste esta decisión? Te veías de lo más contento con el
policía, ¿Acaso te dijo algo?" Averiguó con interés ahora. Félix suspiró. El
chico mordió su labio inferior con fuerza antes de contestar con creatividad:
"El hombre me quiere obligar a ser Vaslav, se puso pesado y me dijo que nos
iba a apresar sino bailaba ballet. Obviamente no voy a soportar amenazas
¿Verdad? Ya no quiero jugar más con él." Mintió con descaro. Pero si le decía
la verdad a Danny, el chiquillo no se iba a querer ir de ahí, y quizás hasta lo
convencía en postular a esa audición que Bobby le había comentado.

Danny resopló, se quitó el cabello de la frente, lo peinó hacia atrás y miró a


Félix. "De acuerdo, comenzaré a empacar." Dijo con un jadeo. Félix asintió,
mordió su labio inferior con fuerza y lo observó empacar sus cosas una por
una. Danny jamás le hacía tantas preguntas, generalmente cuando él le pedía
algo se lo cumplía sin darle tanto auge al asunto. Ahora estaba haciendo lo
mismo, no le había preguntado nada al respecto. "Danny..." Félix lo miró
sujetarse el cabello con una horquilla. "¿Qué?" Éste respondió, concentrado
en el empaque. Félix suspiró. "Nada. Um, debemos ir al salón de belleza, hay
que cambiar un poco." Señaló mirándolo a los ojos ahora. "No me voy a teñir
el cabello, jefe. Olvídalo." Advirtió con una mueca. Félix suspiró. "De acuerdo,
sólo hazte un nuevo corte. Tienes el cabello demasiado largo, ya te llega a los
hombros." Indicó mirándolo al moño que Danny se tocó. Éste se quedó quieto
por unos segundos, soltó un suspiró y asintió. "Supongo que debo cortarlo. De
todos modos, ya no lo voy a usar para hacer dormir a Colin." Murmuró con
voz baja. Félix se restregó la mano en la cara. "Voy a hacer como que no
escuché eso." Caminó hacia la esquina de la habitación y chasqueó la lengua.
"El pervertido también tiene cámaras en tu habitación. Es un policía
psicópata." Comentó con la nariz arrugada. Danny parpadeó rápido, no tenía
idea que había cámaras en su habitación. "¿Por qué me estaba espiando?"
Chilló, abrazándose a sí mismo. Félix se echó a reír con eso. "No te lo tomes
personal, son cámaras de vigilancia. Encontré varias por toda la casa, así que
mientras empacas iré a borrar las grabaciones." Suspiró cansado. "Date prisa,
te esperaré afuera." Señaló, mirándolo asentir. Félix se dio la vuelta y se
dirigió hacia el despacho del chico, ¡Uh! Estaba muy enojado con el idiota
policía, los flashes de las cosas sucias que hizo en su habitación de motel
todavía llegaban a su mente. Uff, Félix no tenía idea qué había pasado en su
cabeza, pero tampoco mintió en decirle eso, además era cierto: No le atraían
los bisexuales. Los putos eran todos unos complicados con eso de no definirse
por completo, bueno estaban en su derecho, pero eso no significaba que él
compartía eso. Ugh, después de todo, ellos siempre elegían a las chicas.

Félix jadeó, entró a la habitación del cuarto de trabajo del chico y como se lo
esperó, ahí había muchas cosas: Un panel con fotografías de delincuentes
seguramente, muchas hojas pegadas con anotaciones en una pizarra, estantes
con muchas carpetas y en el centro del escritorio se encontraba la famosa
computadora, la cual tenía que tener el programa con las cámaras de
seguridad. Félix se deslizó con cuidado, no podía meter ruido así que se
acercó lentamente a la computadora y torció la boca al ver que esta tenía
clave. "¡Mierda!" Gruñó entre dientes, tratando de pensar en qué clave le
había puesto el idiota policía al computador. Félix mordió su labio, se restregó
la mejilla, se rascó la cabeza, miró a un lado, luego al otro y nada. "¡Ah!" No
pensó en nada. Con cansancio se dejó caer en la silla del escritorio y miró
hacia un lado, sólo para encontrar un folleto con la audición de la academia
de Nueva York para ejecutar el lago de los cisnes. "Eres un idiota." Murmuró
en voz alta. Luego de eso, algo se encendió en él, la bombilla de luz brilló por
completo cuando pensó en algo. "Eres un acosador." Murmuró escribiendo la
fecha de su cumpleaños en la computadora y está funcionó. Félix siseó la
lengua, se restregó la mano en la cara, sonrió por debajo de la palma de su
mano y resopló. "Fanático loco." Dijo con una mordida de labio. Su celular
sonó. "Ya estoy aquí. Date prisa, jefe." Danny le habló cuando Félix contestó
la llamada. "Voy enseguida." Dijo éste, colgando el teléfono. Entonces, con
manos ligeras Félix buscó el programa de las cámaras, lo encontró en pocos
minutos y borró todo, hasta dejar nada ahí. "Te he hackeado, tonto policía. Ya
no quiero jugar." Habló con una sonrisa maliciosa. Luego de eso, cerró la tapa
de la laptop, se levantó del asiento, miró una vez más la oficina del chico y
salió de ahí para encontrarse con Danny.

Una vez afuera, el chico rubio asintió a su encuentro. "Supongo que vamos a
necesitar money, así que me adelanté y ya hice la solicitud online con el
banco para que nos preparen dos maletines con dinero." Dijo dando un
bostezo. Félix asintió caminando hacia él. "De acuerdo, vámonos." Susurró,
arrastrando la maleta. Danny asintió, también agarró su maleta y se fue
caminando adelante. Félix mordió su labio, miró hacia la gran casa y
finalmente salió detrás del chico rubio. "Pide un taxi, por mientras le enviaré
un mensaje a Frank." Félix habló con los labios apretados. Danny fue a
cumplir lo que se le ordenó y finalmente Félix le escribió el mensaje a su
primo, en una manera de informarle que se había escapado de la casa del
policía y que iba a necesitar de su apoyo, porque estaba seguro, de hecho era
una obviedad que Bobby lo iba a salir persiguiendo. "¡Ya conseguí el taxi!"
Danny gritó desde un lado de la acera. "¡Ya voy!" Félix suspiró, miró hacia la
casa otra vez y exhaló. "Adiós." Susurró con una mordida de labio, dándose la
media vuelta para ir con Danny.

∞∞∞

"¿Y qué tal luzco?" Félix preguntó tres horas más tarde. Danny se encogió de
hombros al hablar: "Eres el hermano perdido de tu primo Frank. Ustedes de
verdad se parecen, jefe." Comentó con una sonrisa. Félix lamió sus labios, se
miró en el espejo y exhaló. "Nuestras madres son gemelas, supongo que la
genética también se inclinó con nosotros los primos." Dijo, regresándole el
espejo a la estilista. "Gracias, me quitó todo el color negro de la cabeza."
Expresó con asombro. La chica asintió con gran sonrisa. "Traté de dejar su
cabello igual al de la foto que su amigo me mostró. Recuerde que debe
hacerse masajes con las cosas que compró, usé unos químicos bastante
fuertes en usted." Indicó con sabiduría. Félix asintió, si no hubiera sido por la
ayuda de la chica, ellos no habrían logrado encontrar un salón de belleza
abierto tan temprano. "¿Estás bien con la transferencia de dinero? Sólo tienes
que decirme si necesitas más." Félix señaló, mirándola negar con la cabeza.
"Ya estaba abriendo, ustedes llegaron un poco temprano. Estoy agradecida
con su generosidad, mi trabajo no vale tanto." Ella soltó una risita al acabar.
Félix asintió, se levantó de la silla y miró a Danny. "Tu corte quedó bien,
¿Seguro que no quieres algún tinte en el cabello?" Preguntó mirándolo a los
ojos claros. El chico sacudió la cabeza. "Me gusta el rubio, así que sólo el
corte por ahora." Indicó escuchándolo reír. "Eres muy clásico, ya no estamos
en el ballet." Félix dijo entre risitas. Danny arrugó la nariz antes de contestar:
"Lo sé, es sólo que me gusta el color. Además, yo me había teñido platinado
antes." Comentó, tocándose las puntas del cabello. La chica soltó una risita y
le habló: "Si quiere le puedo retocar un poco, se demorará media hora. Ya que
es cabello previamente teñido." Sugirió con gran sonrisa. "Personalmente
creo que se verá muy apuesto con un color rosa, es la moda hoy en día.
Prometo que no será tan abrasivo." Le aseguró sonriente. Danny miró a Félix,
luego a la chica. "¿Usted creé que me veré bien?" Preguntó con cierto interés
ahora.

La chica asintió, entonces Félix le dio a Danny un golpecito en la espalda. "Ve


a sentarte en la silla, te esperaré." Le animó con una sonrisa. Danny se aclaró
la garganta. "¡Ejem! Así me veré un poco joven ¿No?" Murmuró en voz baja.
Félix rodó los ojos. "Sólo tienes veinticuatro, no exageres." Resopló.
"Comienza a poner tus ojos en gente de tu edad..." Se quedó callado cuando
su teléfono sonó. "Ve a cambiar tu apariencia, le contestaré a mi hermano."
Dijo con una gran sonrisa. "¿Es Vanko?" Danny parpadeó, acomodándose el
cabello. Ugh, ese chico no cambiaba. "No empieces, ¿Qué parte de buscarse a
un chico de tu edad? Oh, también soltero y sin jodidos niños." Espetó,
caminando hacia un rincón para contestar. "¡Dale saludos!" Danny chilló,
haciendo un puchero. Félix rodó los ojos, exhaló y finalmente contestó la
llamada. "Te demoraste." Vanko le habló con reproche. Félix sonrió. "Estaba
cagando, de hecho estoy en eso. ¿Qué quieres?" Masculló con voz tajante.
"¡Félix!" Vanko suspiró. "No seas así, mamá pregunta por ti. Hermano, ayer
fue su cumpleaños." Sonsacó con reproche. Félix se encogió de hombros,
mirando de reojo a Danny, siendo tinturado por la estilista. "¿Qué con eso?
Sabes que no me interesan lo que hagan nuestros padres, ellos valen mierda."
Expresó con voz afilada. Su hermano suspiró en la línea, una y dos veces más
hasta hablar otra vez: "No sigas el mismo mal actuar de Frank, ustedes están
cortados por la misma tijera." Suspiró. Félix rodó los ojos. "Estoy ocupado,
¿Qué quieres, Vanko? No estoy para recibir sermones baratos. Menos de ti."
Espetó mirándose las uñas. Su hermano siseó la lengua. "Eres un pesado."
Hizo una pausa. "Dame el teléfono de Danny." Continuó.

Félix parpadeó rápido, miró de reojo a su amigo y regresó a la llamada. "¿Qué


quieres con Danny?" Averiguó con curiosidad. Su hermano soltó una risita al
teléfono. "No te diré, ahora dame el número de Danny." Insistió con voz de
nulo trance. Félix lamió sus labios con maldad. "No quiero dártelo, me da
flojera." Dijo riendo en silencio. Su hermano hizo un ruido al chasquear la
lengua. "Sabes que tengo poca paciencia, Félix. Ahora dame el maldito
número." Habló con voz baja, neutra y sin agitación. Rayos, conociendo a su
hermano, esa era una voz de temer. El muchacho ahora rubio, exhaló. "De
acuerdo, te lo enviaré por mensaje." Su hermano soltó una risita y se
despidió. "La próxima semana es el cumpleaños de la abuela, espero que le
envíes algo. Compórtate lógico, ¿Entendido?" Demandó con voz firme. Félix
rodó los ojos, pero asintió. "De acuerdo, ¿Algo más, madre?" Habló con
sarcasmo. "No, cuídate y hablamos después." Vanko colgó la llamada. Félix
apretó los labios, le envió el teléfono de Danny, entonces después de eso
caminó hacia su amigo. "¿Qué quería?" Éste preguntó con una sonrisa de
soslayo. Félix se encogió de hombros al responder: "Tu número telefónico."
Arrugó la nariz con el chillido de Danny. "¿Qué, en serio? Ugh, mi celular está
en mi bolsa. Date prisa y ve a buscarlo, jefe." Señaló moviendo las manos
como idiota. Félix resoplo, pero fue a buscarle el teléfono. "Aquí tienes." Dijo,
mirándole de reojo. "Oye..." Se restregó la barbilla. "¿Qué quiere mi hermano
contigo?" Preguntó, mirándole a la cara. La estilista regresó con Danny,
entonces éste desvió el tema de conversación. "No soy adivino, ahora deja que
la chica termine su trabajo. No quiero quedar calvo." Soltó una risita y con
eso Félix lo dejó tranquilo.

Félix se fue a un sofá y se sentó a pensar. Lo mejor para ellos era comenzar a
armar una nueva pandilla, así que iba a mandar los mensajes por la web
oscura y era mejor que decidieran un punto de encuentro lejos de Nueva
York, tal vez otro estado de Norteamérica, uno que estuviera bien lejos de la
dirección de Bobby. Ugh.
CAPITULO 21

“SEGUNDO OBSTÁCULO”

"Escucha madre, no estoy de humor ahora." Bobby Se restregó la mano,


cerrando la computadora. La mujer al teléfono gruñó con voz molesta: "No me
interesa lo que digas, ¿Se puede saber por qué vas a hacer esa tontería con el
dinero de mi padre? Ugh, pensé que tenías más cerebro, Bobby." El chico
regañado se frotó la mano en la cara, luego contestó con voz tensa. "Te dije
que estoy ocupado y con respecto a eso, no hay trance. El dinero será para
ese chico británico y nadie me hará cambiar de parecer, ¿Entendido madre?"
Dejó en claro. La mujer hizo un clic con la lengua y refutó a sus palabras.
"¡Voy a pedir que impugnen el testamento! Esto no se va a quedar así, Bobby.
Le encontraré la letra chica a la última voluntad de mi padre y tendrás que
seguir esa cláusula. Ya lo verás." Colgó la llamada y Bobby finalmente pudo
seguir en lo suyo. Cielos, habían pasado cuarenta y ocho horas desde la huida
de Félix y todavía no tenía rastro del chico. Bobby había quedado con la boca
abierta al ver como el muchacho listo abandonó su casa sin dejar un puto
rastro de su persona. De cierta manera, había pensado en su trágica reacción,
desde luego que Félix iba a salir huyendo, el tonto chico huyó como una oveja
herida luego de recibir una mordida del lobo. Dios, todo era tan absurdo que
le deban unas ganas locas de dibujar una historieta con su drama.

Santo cielo, Bobby nunca pensó que Félix iba a ser tan celoso. Bueno, él
también era una persona celosa, pero el chico le había ganado por lejos.
Ahora en vez de estar enojado, estaba todo emocionado por encontrarlo y
aclarar ciertas cosas de su extraña y loca relación. Uff, ¿Debería quemar la
cama? Umm, ciertamente no sabía, pero si Félix era así de celoso lo mejor era
que vendiera la casa y se comprara una nueva para comenzar desde cero.
Demonios, ¿En serio se había puesto así de inquieto? De haberlo sabido de
antes que tanto le gustaba, lo hubiera llevado a un sitio más agradable.
Bobby, sonrió amplio, lamiendo sus labios. El rubio llegó a la idea de que iba a
tener que hacer varios arreglos para tener contento a Félix. Así que lo
primero que hizo, fue pedirle a su secretaria que contactara a un agente de
bienes raíces para poner en venta la casa. De todos modos, esa casa no le
gustaba, era demasiado grande, inhóspita, sin calor de hogar y... Bobby
sonrió, pensando que podía dejarle aquella casa a su primo británico. Sí, eso
era una buena idea, así que más tarde se contactaría con Daniel para realizar
el papeleo.

Ahora tenía cosas que hacer y no iba a perder tiempo. "Si llama Sanders
transfiere la llamada a mi celular, saldré a realizar una diligencia." Bobby le
ordenó a su secretaria, saliendo de su oficina. La mujer asintió de inmediato,
también aprovechó de despejar algunas dudas. "Jefe, antes de que se vaya,
um ¿Qué hago con el padre del señor Mark? El hombre todavía sigue con eso
de querer demandarlo por desviar con consejos inmorales a su hijo." Comentó
con voz suave lo último. Bobby soltó una risita divertida, el viejo decrépito era
un payaso como él solo. "Que haga lo que él quiera, su hijo se debería haber
emancipado en la adolescencia. Soy la policía, ese viejo está dándole al blanco
incorrecto. John es el culpable." Dijo con gran risa, ese había sido un buen
chiste. "En fin, si llama cualquier otra persona que no sea Sanders, un tal
padre Félix o alguien llamado Danny, no transfiera las llamadas a mi numero
privado ¿De acuerdo?" Demandó con gran sonrisa, aunque no creía que Félix
se fuera a comunicar, pero no perdía nada con avisar. "De acuerdo, señor." La
secretaria asintió y finalmente lo vio marcharse de la oficina.

Bobby se montó en su automóvil y fue directamente a la academia de Nueva


York para inscribir a Félix con Danny, si su plan marchaba bien, a Félix no le
iba a quedar otra de aceptar su propuesta. Félix debía estar bien agradecido
que él gustara de su persona, porque él podía ser muy malo cuando lo quería
ser y para llegar a tener lo que él quería, no le importaba tomar caminos
oscuros, por más maquiavélicos que estos fueran, el fin justificaba los medios
y ese era su lema de vida. Hasta el momento, todo había funcionado bien,
ahora sólo tenía que afinar los últimos detalles y listo.

[...]

"Tengo calor." Danny se quejó mientras ellos caminaban por aquel seco
camino. Félix le entregó la botella de agua y se quitó el sudor de la frente. "Ya
nos falta poco, pero no teníamos cómo saber que el idiota de Bobby nos iba a
bloquear todas las salidas." Señaló con voz cansada. "No quiero molestar a
Frank, su novio llegó de Polonia y se están comprometiendo con la familia
norteamericana de mi primo. Esperaré a que él me contacte, ya lo he
molestado bastante." Continuó. Luego se llevó el dedo pulgar a la boca y
mordió su uña. Danny asintió, después de todo ya nada le molestaba, el jefe
podía hacer lo que quisiera, de todas formas su ánimo se encontraba bastante
bien después de la llamada de Vanko. Dios santo, todavía seguía sorprendido
con aquello. "Bien, como digas." Susurró con una sonrisa ligera, bebiendo un
poco de agua. Félix lamió sus labios, todavía seguía curioso con eso de que
Vanko llamó a su mejor amigo y que este mal amigo no le contó nada sobre su
conversación telefónica. "Te ves bien, parece que la depresión ya dejó tu
cuerpo." Comentó con una sonrisita, acomodando de paso el gorro en su
cabeza. Danny le devolvió la botella con agua y se encogió ligeramente de
hombros, sin responder nada.

Félix se limpió la cara sudorosa con su mano, puso la botella en su mochila y


siguió caminando. Al rato habló otra vez, la curiosidad lo estaba matando.
"¡Ya dime!" Hizo un puchero. "Dime de qué hablaste con mi hermano."
Insistió. Danny se quitó una gota de sudor de su mejilla izquierda, luego lamió
sus labios. "No te diré." Murmuró apenas siendo capaz de reprimir su gran
sonrisa. "Dann—yyyyy..." Félix chilló como una ardilla y ¡Ugh! A su amigo no
le quedó otra que aceptar a sus demandas. "Eres imposible. De acuerdo, te
diré." Gruñó a regañadientes. "¿En serio cuantos años tienes, cinco?"
Refunfuñó, escuchando las risas frescas de Félix. Danny exhaló, miró de
soslayo la gran sonrisa del molesto chico, rodó los ojos a eso y finalmente
habló: "No hay mucho que contar, me invitó a su cumpleaños. Luego dijo que
podíamos ir a una cita." Tragó saliva, su cara se enrojeció. "Supongo que le
dijiste que no, el cumpleaños de Vanko es dentro de dos sema..." Félix mordió
su labio inferior y se quedó quieto. Danny resopló. "Tranquilízate. Le dije que
no, sólo estoy contento porque me pidió una cita." Susurró, cubriendo sus
mejillas con ambas manos. Félix se restregó el cabello de mal humor, siguió
caminando con una expresión tensa en el rostro.
Danny suspiró. "¿Te enojaste?" Preguntó, caminando a su lado. Félix asintió
con un movimiento de cabeza. Danny apretó los labios antes de hablarle con
voz suave: "No te preocupes, no te voy a dejar. Le dije que no te dejaría solo
aquí, así que fue mi decisión no la tuya." Mordió su labio inferior con fuerza
cuando el chico, ahora rubio, lo miró a los ojos. "¿Estás arrepentido de
haberme seguido hasta este lugar?" Félix preguntó con una mirada intensa.
"No, de ninguna manera." Danny respondió de inmediato. Félix suspiró
pesado. "¿Estás seguro? Por mi culpa no estás siguiendo tus deseos." Suspiró
otra vez. "Por mi culpa dejaste el ballet, a Vanko, al alfarero, luego me
seguiste al medio del desierto para llegar a Las Vegas." Se restregó la mano
en la cara con mortificación. Danny se acercó a él y le dio un abrazo apretado.
Le habló sin soltarlo: "Somos familia ¿No?" Sonrió. "Yo no he dejado nada por
tu culpa, yo lo quise hacer por mi cuenta. Además, mis fracasos emocionales
no tienen nada que ver contigo, jefe. Debo dejar de mirar a chicos
heterosexuales ardientes, es todo." Suspiró. Félix apretó los labios. "Pero mi
hermano..." Danny le interrumpió. "Es una cita de amigos, nada más que eso."
Le acarició la parte de atrás de su nuca y continuó hablando: "No tienes que
estar atribulado por mi culpa. Yo estoy bien ¿Bueno?" Se apartó y le sonrió
amplio mirándole a la cara. Félix inhaló profundo. "Está bien. Perdona, estoy
un poco sensible por algo." Susurró con voz ronca. Danny soltó una risita, ya
se podía imaginar lo que le pasaba al jefe, pero iba a dejar que él solo le
contara. "¿Me quieres contar algo, jefe?" Curioseó, con una blanca sonrisa.

Félix se apartó, se aclaró la garganta y siguió caminando con disimulo. "No


tengo nada que contar." Dijo con voz extraña. Danny sonrió al hablar:
"Supongo que estás rojo, porque tienes calor. Deberías beber más agua, jefe."
Soltó una risita al ver al jefe en ese estado, era fabuloso en verdad. "¡Es el
calor!" Félix chilló, escudriñando en su mochila para sacar la botella y beber
un poco de agua. Danny asintió a eso: "Por supuesto, ¿Qué más podría ser?"
Rió entre dientes, observando el comportamiento nervioso del jefe. El
muchacho agitado, sacó unas gafas de visión de la mochila y se la puso, como
si eso fuera a ocultar su expresión perturbada. Danny sólo sacudió la cabeza y
siguieron caminando hasta que luego de unas dos horas, ellos llegaron al
segundo obstáculo. "Está lleno de policías, tendremos que negociar con el que
tenga más cara de corrupto." Danny habló con voz baja, mientras se
acercaban a un pare de control fronterizo para cruzar hacia el estado de
Nevada. Los chicos hicieron una especie de fila, eso les tomó alrededor de
diez minutos y finalmente cuando llegaron con el policía encargado de recibir
su documentación, Danny habló primero: "Buenas tardes, ¿Usted es el jefe?"
Su voz fue suave al hablar. El policía fronterizo los miró a ambos, su acento
los delató. "Oh, ya veo. El jefe está por allá, tal vez quiera negociar con
ustedes par de ilegales." Murmuró mirándolos con una expresión de
superioridad. Ugh, Danny quiso darle un puñetazo en plena cara, pero Félix lo
detuvo y contestó con una risita divertida: "Gracias, haremos eso." Agarró el
antebrazo de Danny, lo arrastró hacia un lado y lo calmó. "Hay que ser
agudos aquí, Danny. Ellos pueden llamar a Bobby, no nos pueden reconocer."
Exhaló. "Iré a hablar con el viejo de allá, quédate aquí." Le ordenó, saliendo
en la dirección del policía. Danny torció la boca, vio como ellos hablaron,
luego el hombre le arrojó una mirada, después al maletín que cargaba en la
mano y juntos salieron de ahí a una especie de oficina. Rayos, Danny apretó
los labios, la mirada asquerosa del hombre lo delató un poco. Ugh, maldito
depravado. El chico rubio exhaló, mordió su labio y soltó un soplido cuando el
jefe regresó a los cinco minutos con él. "¿Qué hiciste?" Danny preguntó
asqueado. Félix se encogió de hombros, se limpió la boca y se restregó la
mejilla. "Le tuve que chupar la verga, el tipo era un pervertido." Contestó con
una risita. "Duró como un segundo, se molestó cuando le mencioné sobre el
viagra." Le quitó el maletín y sonrió amplio. "Le llevaré el dinero, creo que
herí su orgullo. A veces soy muy malo." Se echó a reír con diversión. Danny
hizo una mueca. "Ugh, jefe eso es asqueroso. No debiste hacerlo, ¡Ugh!" Se
quejó, haciendo arcadas. Félix se echó a reír, su amigo Danny a veces era
muy sentimental. "Tienes que ser más rudo, sólo era una verga. Bien, regreso
enseguida, tenemos que llegar a ese casino." Comentó con una sonrisa. Danny
asintió, dio un soplido y exhaló el aire asqueroso del lugar. Sinceramente el
jefe merecía de todo su respeto y admiración, porque joder él jamás podría
hacer eso. Oh cielos, no.
CAPITULO 22

“EN MIS MANOS”

Diablos, Danny ya estaba sintiéndose harto de caminar por el desierto


horrible de Las Vegas, pero ya les faltaba poco para llegar y con eso se
consolaba. Mierda, de lo que no se confortaba era de ver al jefe con esa
expresión de derrota en el rostro, ¿Quizás se había arrepentido de chupar esa
verga? Ugh, Danny no creía eso, el jefe tenía cara de pescado y considerando
que había estado riendo minutos atrás, era por seguro que se había acordado
de ese policía. Cielos, no había que ser adivino para ver que algo raro pasaba
entre ellos, una cosa era hacerse el desentendido y otra era no saberlo. Ugh,
desde aquel encuentro con ese estúpido policía neoyorkino, el jefe estaba
actuando más idiota que nunca, se encontraba increíblemente tenso, su
cuerpo lucía rígido y se mordía las uñas a cada rato. Lo más molesto de todo,
era que el jefe no le decía nada de esas cosas, el chico era como una muralla
de concreto en cuanto a emociones y de seguro que ni él mismo sabía que
gustaba en niveles demasiado preocupantes de ese policía. Cuando Danny ya
no lo soportó, le dio a conocer sus aflicciones: "Jefe ya deje de pensar en ese
idiota. Debemos concentrarnos en los negocios." Trató de proyectarle
tranquilidad, en una manera de que dejara de morderse las malditas uñas.
Eso era bastante poco higiénico y lo pellizcaba de los nervios. "Además, ¿Por
qué rayos estás nervioso? Hemos hecho este procedimiento miles de veces y
hasta el momento nadie nos ha atrapado." Continuó, haciéndose el
desentendido. Obviamente sabía que el jefe no estaba preocupado por formar
la pandilla ni tampoco por el negocio con ese comprador que los habló por la
red oscura del intranet. No, claro que no era eso, pero él quería que el jefe le
contara sin presiones al respecto.

Félix mordió su labio inferior con fuerza antes de hablar: "No lo puedo evitar,
me escapé de su casa sin dejar una nota y en la noche anterior pasaron
ciertas cosas entre nosotros." Finalmente le confesó con voz baja. Danny a su
lado arrugó la nariz. "Cosas, ¿Qué clase de cosas? Sé más específico."
Averiguó, destapando una botella para beber un poco de agua. Félix se
encogió de hombros. "Nos dimos un beso." Confesó, mordiéndose las jodidas
uñas otra vez. Danny resopló, tenía un mal presentimiento de que le estaba
ocultando más cosas, pero iba a fingir no saber. "¿Te gusta?" Lo miró de
soslayo al preguntar, mientras le entregaba la botella de regreso para que
bebiera agua. Félix lamió sus labios, se quedó en silencio y Danny lanzó unas
maldiciones. "Maldición jefe, no te puede gustar un policía ¿Qué crees que
van a decir los chicos? Hemos reunido toda una pandilla en Las Vegas."
Espetó de mal humor ahora. Nunca pensó que el sentimiento fuera tan denso.
Félix gruñó en molestia. "Qué demonios quieres que hiciera, el hombre es
ardiente como el fuego. No soy de piedra." Exhaló, dándole un puntapié a la
arena bajo sus pies. Danny se restregó la cara con una mano. luego se quejó:
"El tipo es un puto, cambia de pareja como cambiarse calcetines. Aparte de
ser un policía, no te conviene porque es un jodido playboy." Le echó en cara
los defectos del idiota de Bobby. Era mejor que el jefe buscara a alguien
mejor, sinceramente Danny no confiaba mucho en ese policía promiscuo. El
chico rubio a su lado murmuró bajo sus dientes: "Ya se me va a pasar, el
idiota tampoco gusta de mí. Sólo le gusta como bailo." Félix torció la boca.
Danny suspiró profundo, si tan sólo ellos dejaran de hacer cosas malas para
tan solo dedicarse al ballet, todo sería maravilloso. "Dices eso como si te
molestara, ¿En serio se te va a pasar?" Le alzó una ceja al acabar.

Félix exhaló. "Toma un tiempo, pero después pasa. ¿Acaso ya no olvidaste a


ese alfarero? Estás muy contento con las invitaciones de mi hermano ahora."
Comentó entre dientes. Danny arrugó la nariz y miró hacia un lado. "No
estamos hablando de mí, no seas pesado." Murmuró con voz seca. Félix lamió
sus labios y se restregó la mano en la cara. "Lo siento." Lo abrazó por el
cuello. "Si te hace sentir mejor, prefiero que pongas tus cartas en mi
hermano. Vanko es buena onda, está soltero y sus hijos con su ex esposa,
felizmente casada con otro hombre. Tienes más futuro con mi hermano."
Expresó con diversión. Danny soltó una risita divertida. "Es heterosexual, no
seas idiota." Rió, dándole un falso golpe en la mejilla. Félix se echó a reír con
gracia. "Ambos sabemos que eso es ochenta por ciento una verdad. Nadie es
el jodido cien por ciento, primero tienes que experimentar y Vanko no ha
experimentado, no que yo sepa." Indicó a ceja alzada, Danny sonrió por
debajo de sus pestañas, ya no estaba seguro de nada. "¿Quieres que te
cargue? Te ves cansado." Cambió el tema a uno más ameno. Félix soltó una
risita. "Estoy obeso, no sigas." Refunfuñó pasándole la mano por la cara al
chico. Danny se echó a reír, lo cargó en su espalda y siguieron caminando.
"Después será tu turno, aunque tu no pesas nada." Félix susurró en voz baja
mientras apoyaba su barbilla en el hombro de Danny. "Sólo cállate y duerme
un poco." Éste le ordenó con un suspiro. El jefe estaba jodido.

∞∞∞

Tres horas se demoraron en llegar. El casino de juegos estaba bastante


poblado de personas y eso era un punto a su favor. Félix tomó el maletín, se
fue a la parte de atrás del lugar siendo seguido por Danny, entonces cuando
finalmente llegaron al sitio acordado, los hombres que estaban esperando ahí
se presentaron. Obviamente ellos ignoraban que todo era un gran plan de
Bobby para atraparlos. "Hola soy Teddy, ¿Eres Big Johnson?" El policía
encubierto preguntó con cierto recelo. La descripción de ellos no se ajustaba
mucho a la que el jefe le había brindado. Félix asintió en afirmación: "El
mismo que viste y calza." El chico ladeó la cabeza y lo estudió por unos
minutos. "Dijeron que eras moreno." Refutó con desconfianza. Quería
asegurarse que tenía al chico correcto. Félix asintió, mientras se miraba las
uñas. "Hasta ayer lo era. Resulta que pasé a un centro de belleza y me quité
el negro, ahora soy rubio. Es mi color natural de todas formas." Expresó con
calma. El policía frunció los labios. "También dijeron que tenías los ojos
pardos." Continuó en su maldita interrogación. Tsk, Danny saltó desde atrás.
"Sus ojos son celestes, tiene cara de muñeca y se parece a su puto primo
Frank, ¿También le vas a echar en cara que tiene las piernas flacas y tiene un
trasero muy abultado." Reprochó de mal humor. Sanders abrió los ojos de
sopetón, ahora el parecido con el nuevo jefe del Interpol saltaba a la vista.
Woah, pensándolo bien, ellos sí que se parecían, solamente que este chico era
más delgado que Frank.

Félix se dio la vuelta para darle atención a Danny. "Viejo ¿Qué mierda? No
tengo el culo abultado." Se quejó a boca torcida. El chico enfrente suyo soltó
una risita. "Por supuesto que lo tienes, estás comiendo mucho, jefe. El otro
día no pudiste hacer el giro, ambos sabemos que el lago de los cisnes requiere
expertise y fallaste porque no pudiste levantar las nalgas." Comentó con
hechos. Ugh, Félix arrugó la nariz. "Es culpa de Bobby, el idiota sólo tenía
pollo frito en su casa." Chilló con argumento. Danny sacudió la cabeza,
rebatiéndole con otra cosa hasta que un carraspeo los interrumpió: "Estamos
aquí todavía." Sanders hizo acto de presencia, porque los jodidos pendejos lo
estaban ignorando mientras hablaban en un idioma que no entendió, menos
los chicos. Félix se peinó el rubio cabello con los dedos y continuó en la
charla: "¡Ejem! Estábamos discutiendo un tema importante de dejar en claro."
Se acomodó las gafas que usaba y sonrió al hablar: "Traje la encomienda,
¿Acarrearon el billete?" Alzó una ceja. Sanders asintió, siguiendo el plan.
Luego uno de sus hombres que estaba detrás de él, se acercó y abrió un
maletín para mostrarle el dinero. Félix asintió, le hizo un gesto a Danny y éste
también abrió el maletín que cargaba a cuesta. "Ahí lo tienen señores,
tranquilizantes para oso y elefantes directo de Ucrania." Félix expresó todo
con una gran sonrisa. De hecho, estaba bien contento de regresar a delinquir
y hacer cosas malas.

Sanders sonrió amplio, les arruinó la fiesta. El policía dio la orden para
comenzar a actuar, entonces el resto de sus hombres les apuntaron con armas
de laser. Ugh, muy bien una emboscada. Danny se restregó la mano en la cara
y echó la cabeza hacia atrás. Sanders sonrió amplio al hablar: "Están
arrestados, ahora suban las manos con cuidado y dense la vuelta." Félix se
mordió el labio inferior con fuerza y miró a Danny. Dios, éste parpadeó rápido
y comenzó a hablarle en Ucraniano: "¿Está seguro jefe?" Preguntó
asombrado. Félix asintió. "Bien te mentí. A estos chicos los debe haber
mandado Bobby." Confesó con una mueca. Danny arrugó la nariz. "¿Te
acostaste con él, verdad?" Hizo un clic con la lengua cuando los malditos
policías les ordenaron quedarse callados. Félix apretó los labios, casi se había
acostado con el chico, además hicieron cosas sucias y eso totalmente contaba
como sexo. "Eso y que descubrió que era el bailarín de ballet con el que
quería casarse desde niño." Murmuró con una risita coqueta. Danny parpadeó
rápido. "Pero nadie sabe que tú eras un bailarín famoso..." Hizo la suma en su
mente. "¿Descubrió que eras Vaslav Barýshnikov?" Averiguó con asombro.
Félix asintió, ya no era caso ocultarle toda la verdad a Danny. "Así es, el puto
descubrió mi nombre verdadero y resulta que era mi fan de niño." Se quedó
en silencio cuando el policía les calló. "Ustedes, tienen prohibido hablar en su
idioma." Demandó acercándose.

Félix apretó los labios, le dio la mano a Danny para correr de ahí. "¡Ah joder!"
Ambos chicos le dieron una patada voladora, que en efecto era un paso de
baile, y derribaron al jefe. Entonces salieron despavoridos del lugar,
llevándose por supuesto los estupefacientes ilegales. Si Bobby los había
enviado, por supuesto que ellos no iban a disparar y eso fue lo que pasó,
porque nadie disparó y por aquella consecuencia Félix se escapó con su
amigo en dirección desconocida. "¡Maldición!" Sanders se quejó con voz
molesta. "El jefe se va a enojar." Protestó sacando el teléfono. El jefe en
cuestión, respondió con un gruñido: "¡Te dije que no lo asustaras!" Bobby
exhaló al teléfono. "Bloquea todas las salidas, no quiero que se escape. Voy
viajando para allá. Joder eres un inepto Sanders." Espetó chasqueando la
lengua y colgó la llamada. Bobby hizo un grito gutural y marcó el teléfono, a
los segundos el chico contestó: "Estoy ocupado ahora." Frank habló con voz
neutra, mientras observaba a Zarek plantar flores con su padre. Dios, estaba
tan avergonzado del actuar de su padre ahora y no podía dejar que eso
siguiera, además ¡Uh! Zar le seguía el gusto en todas sus ideas locas. Rayos.
Bobby hizo un clic con la lengua: "Quiero que te pongas en contacto con tu
primo, si no lo haces voy a negarle la entrada al país a tu noviecito mafioso."
Amenazó con maldad. En su interior sabía que Frank estaba ayudando a Félix
a escapar. Frank se pellizcó en la línea. "¿Qué mierda, viejo? Zar ya no es un
mafioso, todos sus negocios son perfectamente legales. Mi amor no es..." Se
quedó en silencio. "¿Por qué quieres a Félix?" Preguntó con interés ahora.

Ugh, Bobby contestó con calma: "Me debe dinero." Su voz no sonó limpia.
Pero no quería que Frank arruinara las cosas con Félix, él tenía que hablar
con el chico primero. Frank frunció los labios al hablar: "Si no me dices, no te
voy a ayudar. Félix es mi primo y aunque repudie su comportamiento rebelde,
es mi primo menor." Murmuró con voz ronca. Cielos, Bobby maldijo entre
dientes, se calmó y finalmente le contestó: "Quiero hacerle una propuesta."
Resopló. En la línea hubo un silencio luego le hablaron: "¿Qué clase de
propuesta?" Frank quedó a la espera. "Búscalo y te digo." Bobby colgó
llamada y se subió al helicóptero que lo estaba esperando. "Póngase los
audífonos, jefe." El piloto le indicó, pasándole las cosas. Bobby exhaló.
"Quiero que vueles esta cosa lo más rápido que puedas ¿Entendido?" Espetó,
usando los auriculares. El chico asintió y comenzó a preparar el helicóptero.
Bobby hizo un clic con la lengua. Félix había resultado ser un hueso duro de
roer, pero nada que un buen ablandador no pudiera suavizar. "Ya es mío."
Murmuró con maldad, ajustando los guantes negros en sus manos.
CAPITULO 23

“LA PROPUESTA”

Veinticuatro horas después, Bobby se encontró solo con Félix por primera vez
desde que el muchacho se había escapado de su casa. Frank no lo quiso
ayudar, pero Bobby tuvo sus propios métodos para poder llegar con el
muchacho arisco, quien ahora lucía completamente de infarto. Cielos, Bobby
apenas podía concentrar su atención en otra cosa que no fuera sus hermosos
ojos. "¡Ya deja de mirarme así!" Félix arrugó la nariz, sintiéndose bastante
incómodo con la acechadora mirada del policía acosador sobre él. "Veo que
tienes todo bajo control, ¿Te sientes poderoso ahora que me atrapaste?" Dijo
con molestia, porque el maldito gusano le contó a Danny que él había huido
de la casa sólo por el hecho de mencionarle bailar otra vez. Ahora por su
culpa, Danny estaba juzgándole con recelo, mientras bebía su café esperando
por ellos en el auto del policía idiota. "No sé de qué rayos hablas, yo te estoy
mirando normal." Bobby contestó con una sonrisa agradable. "Ah ya cállate,
no se de puede hablar contigo." Félix murmuró entre dientes, dejándose caer
en un asiento de aquel parque en el que el chico los encontró. Félix lo
pulverizó con la mirada, una expresión a la que Bobby ya se había
familiarizado. "Quiero que me regreses todas mis cosas, tus perros
confiscaron mis tranquilizantes." Se quejó escuchándolo reír.

Bobby lo miró fijamente a los ojos. "Tuvimos que jugar sucio, espero me
perdones. Los tenías bien escondidos, ¿No?" Sonrió. Félix frunció los labios,
claramente molesto con el chico. "Para eso existen las bodegas, por tu culpa
mis socios están todos presos. Ugh, siempre arruinas las cosas, te odio." Dijo
con tanta rabia como pudo. No fue particularmente suave. Le gustaba Bobby,
le gustaba, pero se estaba hartando de su constante estupidez. Además,
realmente no estaba de humor para sus tonterías, sobre todo cuando lo
miraba con tanto lívido. Rayos, quizás fue mala idea regresar a su antigua
apariencia, definitivamente fue una mala idea regresar a su yo de antes. "Te
ves lindo así, aunque de Félix también te veías bien." Bobby le habló con voz
suave, tratando de acercarse a él. El muchacho torció la boca, no necesitaba
que se lo recordaran. "Te dije que no soy eso, soy atractivo." Espetó
mirándolo con una mueca. Bobby lamió sus labios, lo observó con una sonrisa,
Félix sólo lo miró esquivo. "¿Por qué te fuiste? Sé que puedo dejarme llevar
un poco, pero no es como si te hubiera obligado a hacer cosas sucias en mi
dormitorio." Bobby murmuró con una sonrisa. Félix miró hacia otro lado,
obviamente todavía le molestaba el tema. El policía sonrió. "Yo no sabía que
tú eras así de celoso. Me hubieras dicho, así nos habríamos ahorrado el dolor
de cabeza." Expresó con gran sonrisa. "También de bolas." Continuó con
malicia. Félix apretó los labios. "Estoy tratando de evitar golpearte, pero no
estás ayudando." Rezongó, dándole una mirada extraña.

Bobby sonrió, se sentó a su lado. "¿De verdad te querías escapar?" Preguntó


con voz suave. Félix se encogió de hombros. "No eres tan idiota como lo
pareces. Obvio que quería huir, de lo contrario no estarías aquí." Se quejó,
hablándole con voz pesada. Bobby se quedó en silencio, notando lo mucho que
Félix quería discutir con él. Finalmente, suspiró. "Está bien, no debí llevarte
a mi dormitorio." Lamió sus labios y continuó: "No había salido con nadie tan
celoso, de cierta manera es molesto, pero me hace sentir muy bien." Sonrió
cuando Félix lo miró con la nariz encorvada. "¿Disculpa? Chico, yo no estoy
celoso." Dijo con voz clara, frunciendo el ceño. Bobby alisó su entrecejo,
aplastándolo con su pulgar. "Por supuesto que no, ¿Yo dije eso?" Habló con
una risita a flor de labios. "Ugh, ya cállate." Félix apartó la mirada,
enfocándola en un tronco de un árbol que en ese momento le resultó muy
interesante de observar. Bobby exhaló, sus labios se lamieron lentamente con
la punta de su lengua antes de hablar nuevamente. "Yo quiero hacerte una
propuesta, ambos obtendremos cosas, incluso hasta Danny." Tragó saliva
cuando el potente rostro atractivo lo miró con confusión. "¿De qué rayos estás
hablando ahora? El prometido de Frank es terapeuta, te sacaré una cita con el
hombre. Estás de panteón, ve a internarte." Rasguñó entre dientes. Bobby rió.
"Mira quien lo dice, el chico de personalidad múltiple." Comentó con una
risita coqueta. Las cejas de Félix se fruncieron por un momento, luego su
expresión se aclaró. "¿Qué propuesta?" Hizo una mueca. "No estoy del todo
de humor para tonterías." Le arrojó a Bobby una mirada desinteresada,
lamiendo sus labios.

Ugh, al ver esos labios regordetes, la polla de Bobby se movió en sus


pantalones, saltando a media asta. Cielos, el policía hizo una mueca,
maldiciendo por dentro pero no sorprendió. De todas formas, cuando estaba
cerca del chico sus hormonas se volvían locas y no podía controlar su loca
polla. El niñato lo reducía a una masa de feromonas, a un animal en celo,
quien sólo pensaba en hacer cosas sucias, en tocarlo, besarlo y perderse en
un mar de fiebre de sábado por la noche. Diablos, tampoco le ayudaba en
nada la nueva apariencia del chico lindo, lo atractivo que se veía ahora, todo
suave, enojado y bastante malo. Uh, no podía resistirse a tocarlo. Bastante
patético a sus veintisiete, se suponía que a esa edad ya debía tener más
control. "Es una propuesta interesante, te va a gustar." Expresó con voz
ligera, tratando de recomponerse. Ceder a los placeres mundanos de la carne
era bastante malo, sobre todo si quería lograr una aceptación positiva de su
parte. "Bien, que quieres." Félix habló mirándolo directo a los ojos. "Nunca
entendí por qué la gente hace tanto alboroto porque no le hago caso, ¿Acaso
tengo fama de no escuchar?" Soltó una risita, claramente provocándole.
Bobby rodó los ojos, luego soltó un suspiro. "De seguro puedes sacar de sus
cabales a la persona más paciente del mundo, pero resulta que yo tengo
mucha paciencia." Sonrió con malicia. "Así que eso no funciona conmigo."
Continuó. Félix hizo un clic con la lengua. Bobby siguió sonriéndole, luego
una mano se detuvo en la cabeza rubia de Félix, una sombra cruzó su rostro
antes de que acariciara su cabello con suavidad. El chico siseó cuando los
delgados dedos de Bobby se envolvieron alrededor de su dócil cabellera, a
pesar de sus mejores esfuerzos por distraerse, estaba sintiéndose bien con el
toque. "Está muy suave y delicado, veo que la estilista hizo un buen trabajo."
Comentó con una sonrisa agradable. Félix hizo una mueca, "ella y tú tienen
algo en común, ¿Sabes?" Señaló a ceja alzada.

Los dedos se deslizaron alrededor de su cabeza. "¿Qué cosa?" Bobby averiguó


con interés. Félix siseó la lengua de lado a lado al contestar: "Ambos me dan
consejos de como llevar el cabello, ¿No te parece fabuloso?" Expresó con
evidente sarcasmo. Bobby se rió entre dientes. "De todos modos, estabas
cansado de mantenerlo oscuro, las raíces rubias te salían a montones, no era
para nada bonito." Espetó con osadía, acariciando la mejilla de Félix ahora. Ni
idea cómo había llegado ahí, pero Bobby iba a mantener la caricia hasta que
el muchacho lo apartara. "¿Qué crees que estás haciendo?" Félix gruñó,
mirándole con ojos imposibles, pero no quitó su mano. Bobby se rió. "Un
efecto de tu nueva apariencia, eres demasiado atractivo." Susurró con voz
hipnótica. Félix exhaló. "Al fin me dices un apodo más apropiado." Murmuró
con un jadeo. Luego agarró la mano del chico para sacarla de su mejilla, pero
Bobby se inclinó a su cara y presionó sus labios contra los de Félix
suavemente. Éste se quedó quieto, su agarre en la mano de Bobby se aflojó.
El policía lo besó suavemente, una y otra vez aprovechando el momento poco
lucido del muchacho, el beso fue muy inocente comparado con las cosas
sucias que Bobby había pensado en hacer con Félix. Dios, Su boca era
fabulosa. Los labios más besables de todo el jodido mundo. Ugh, pero como
todas las cosas buenas duran un corto periodo de tiempo, en este caso
minutos, Félix hizo un pequeño ruido y rompió el beso. Apretando fuerte la
muñeca de Bobby, lo pulverizó con la mirada. "¿Qué crees que estás
haciendo? No soy uno de tus putos." Respingó de mal humor. Bobby lamió sus
labios, ya no estaba seguro de poder resistir tanta maldita tensión. Oh Dios,
deseaba enterrar los labios en una esquina del cuello del chico celoso y
morder hasta dejar una marca, una asquerosa huella que todos pudieran ver y
también criticar. Después de todo, la gente mustia se espantaba cuando veía
esa clase de demostración en las parejas, como si ellos no hicieran cosas
peores en la privacidad de sus hogares. Diablos, si Félix seguía así de
embriagador, para vergüenza y disgusto de Bobby, iba a ser reducido a una
masa de hormonas.

"¡Ejem!" Bobby se aclaró la garganta. "Fue un impulso, lo siento." Dijo,


limpiándose la garganta otra vez. Félix rodó los ojos, exhaló. "Bien, para la
próxima ten más control." Indicó con un respingo. "Lo haré." Bobby aseguró
con una sonrisa. Un silencio se creó entre ellos, un momento lleno de tensión,
pero por algún motivo no era para nada molesto. Félix soltó un suspiro. "Deja
de venir sobre mí. No me interesas." Murmuró con voz tajante, rompiendo el
hielo. Bobby dio un suspiro exagerado. "Me parece que la única persona que
me atrae eres tú, pero no quieres intentarlo. Tengo mala suerte, supongo."
Resopló. Aunque estaba sonriendo, Félix pudo ver algo parecido a un
abatimiento real en su lenguaje corporal. Estaba molesto. Realmente molesto,
no importa cuánto sonriera. Félix exhaló. "Todo esto es tu culpa, en la
primera semana que estuve en tu casa saliste con más personas que todos los
dedos de mis manos." Suspiró cansado. "Es natural sentir recelo, ¿No crees?
Tampoco soy una dulce palomita, pero no soy tan promiscuo como tú." Indicó
con una mordida de labio. Bobby se quedó en silencio, internamente sabía
que la había cagado, pero no era un mago para viajar al pasado y cambiar el
tiempo. No sabiendo como contestar las palabras de Félix, Bobby decidió
seguir con su oferta. "Dejemos este tema para después, ahora quiero saber si
vas a aceptar mi propuesta." Expresó con voz cansada. Félix se encogió de
hombros. "Todavía no me dices nada al respecto, no soy un adivino." Rezongó
con voz baja. Bobby asintió, lamió sus labios y finalmente le expuso sus ideas:
"Borraré tu historial de delincuencia de todas las partes posibles, también el
de Danny sólo si participas en la audición de la academia de Nueva York.
Quiero que ganes el papel como bailarín principal."

Ugh, Félix arrugó la nariz. "¿Y si no quiero? Ya te dije que no quiero regresar
al ballet." Masculló entre dientes. Bobby sonrió con maldad, tanto que Félix
tragó saliva. "Se me va a olvidar que eres mi artista favorito y te hundiré en la
cárcel. A los chicos lindos como tú se los comen de acompañamiento y con
aderezo." Espetó con maldad. Félix mordió su labio inferior con fuerza. "Tú no
harías eso." Dijo con un brillo en los ojos. Bobby ladeó la cabeza. "Soy muy
malo, que te trate diferente es la excepción no la regla." Se acercó a su rostro
y sonrió amplio mirando sus ojos claros. "Tómalo como una manera de
regresar en gloria y majestad, porque sé que vas a ganar." Aseguró con voz
firme. Félix tragó saliva, resopló. "No sé por qué aguanto esto." Hizo una
mueca de disgusto. Bobby le mostró sus blancos dientes. "Porque a pesar de
tus cosas raras de chico recatado, te gusto." Su sonrisa se ensanchó cuando
Félix no lo negó, sólo se quedó callado. Al rato habló: "¿Tú que ganas con
esto?" Jadeó un poco. Bobby sonrió, lo miró profundo a los ojos. "Mucha
satisfacción. No sabes cuánta, nunca la podría condensar a algo. Es mucha,
mucha satisfacción." Dijo con placer. Félix lo miró sin expresión, su mirada lo
estudió por un tiempo hasta que finalmente chilló. "¡Te odio!" Se levantó del
aquel asiento y apretó los puños. "Más te vale borrar mi historial y dejarme ir
cuando todo esto pase. De lo contrario, te mataré." Advirtió con mirada
amenazante. "Firmaremos un contrato, tampoco quiero que me vayas a
joder." Continuó con voz pesada.

Bobby se puso de pie también y quedó enfrente de él. "Muy bien, pondremos
la propuesta en papel." Extendió la mano, Félix la miró con recelo. Bobby
movió los dedos, entonces el muchacho molesto rodó los ojos y finalmente
agarró la mano del policía para sacudirla con un apretón. "Estamos listos."
Bobby susurró, presionando su mano. Félix deshizo el agarre y se cruzó de
brazos. "Bien, supongo entonces que regresaremos a tu casa." Indagó sin
interés. Bobby sonrió amplio, sus blancos dientes fue lo único que Félix pudo
ver. "Esa casa ya no es mía, compré otra más cálida y más agradable de vivir."
Comentó sonriente. Félix abrió y cerró la boca, pensando que el idiota policía
estaba loco en verdad. "Eres un demente ¿Sabías?" Su voz fue seca al hablar.
Bobby se encogió de hombros y sonrió amplio al contestar: "Una persona
celosa y recatada dijo que no le gustaba mi cama, así que pensé que sería una
buena idea cambiar de locación." Le pinchó la nariz y se echó a reír. Luego
salió de ahí en rumbo al automóvil. Félix se restregó la nariz. "¡Eres
imposible!" Chilló alcanzando al chico para regresar al auto. "¿Lo soy?" Bobby
sonrió con la pregunta. "Ugh, cállate." Félix lo empujó y salió caminando
adelante. Bobby soltó una risita y caminó detrás de él.
CAPITULO 24

“FUEGO”

Félix miró por la ventana lateral del automóvil, viendo pasar el paisaje
citadino mientras el tonto policía los conducía de regreso a Nueva York.
Danny iba a durmiendo profundamente en el asiento trasero del auto, unos
audífonos colgaban de sus orejas. Lo más probable es que se quedó dormido
con la música encendida, a pesar de toda su molestia, el tonto chico estaba
bien contento en participar de aquella audición. Ugh, el tonto policía los había
inscrito a ambos, el hombre sólo estaba esperando su respuesta, sabiendo de
antemano el muy cabrón que él iba a aceptar su maldita propuesta. Dios,
desde que bajaron de su jet privado, la tensión en el auto no había disminuido
entre ellos, esta se hacía cada vez más pesada y el aire se tornaba
irrespirable. Félix lo odiaba, detestaba el hecho de sentirse atraído por un
idiota manipulador, promiscuo y falto de modales. Ugh, maldito idiota.

El viaje en el avión había sido bastante incómodo, Danny se las pasó


observándolos pelear con la mirada. Dios, era obvio que Danny había notado
su lucha de miradas, porque habría tenido que estar ciego para no notarlos
mirarse de reojo, pero no había dicho nada. El chico mantuvo sus preguntas
estrictamente para sus momentos a solas en la privacidad de su propio
espacio. Sin embargo, Danny no pudo ocultar el ceño fruncido en su rostro o
las miradas de soslayo que le arrojó al policía cuando éste se detenía a
mirarlo con aquella expresión sucia de lujuria. Mierda, Danny sabía que a él
le gustaba bastante al policía, estaba seguro de eso y se había mantenido bien
alejado del tema. Félix estaba tranquilo, sabía que Danny no lo iba a delatar
con el policía, hablándole de sus sentimientos extraños, su amigo
simplemente guardaría el secreto bajo un cofre asegurado con un gan cerrojo.
Aunque... Ugh, el policía estaba notando algo, a cada momento le decía que él
estaba siendo serio ahora y que totalmente era una persona fiel. Tsk, ¿Qué
rayos? El idiota era un tonto, era la definición de uno y éste tenía bien creído
que él iba a tener sexo con él sólo porque había cambiado de casa. Diablos,
¿En serio se estaba escuchando? Rayos, ni idea cómo había llegado a pensar
en deshacerse de aquella casa, pero de seguro fue un pensamiento bastante
loco de su parte.

La mandíbula de Félix se apretó, sus ojos se tornaron tormentosos mientras


escuchaba lo que sea que el idiota le estaba diciendo. Simplemente él no le
estaba poniendo atención, no le interesaba hacerlo. Félix estaba siendo
obligado a regresar con él, no era su voluntad bailar, tampoco ganar una
maldita competencia y obviamente tampoco quería interpretar el papel del
bailarín principal. Durante un largo y tenso momento, no dijo nada. Félix miró
de reojo al perfil atractivo del idiota, no era justo que fuera tan guapo y
malvado, tenía que ser de su desagrado para no gustar de él, pero como no
era eso, su maldito cuerpo lo traicionaba a veces. El idiota estaba enfocado en
la conducción, pero estaba sonriendo el maldito hijo de puta. "No me molesta
que me mires todo lo que quieras, pero al menos contéstame cuando te
hablo." Bobby murmuró con satisfacción. Félix rodó los ojos, enfocó su mirada
en la ventana del auto. "Eres odioso y molesto." Contestó, dibujando
garabatos en el vidrio. Bobby sonrió, lamió sus labios un poco antes de
charlar: "Yo estaba pensando que eres bastante complicado y que quizás
necesitas a un hombre que te contenga." Indicó mirándolo de reojo. Félix
siguió dibujando cosas sin sentido en la ventanilla. Bobby sonrió. "Eso
significa que básicamente yo te puedo sostener bastante bien. Me gusta dar
apoyo, supongo que eso nos hace compatibles ¿No crees?" Dijo con gran
sonrisa. "Deja de coquetearme, no funcionará." Félix indicó con una sonrisa
escondida.

Bobby sonrió también. "Puedo ver tu sonrisa por el reflejo del vidrio. Ya no
sigas dibujando, vas a terminar rayándolo." Dejó escapar un gruñido irritado.
Félix no se detuvo y siguió dibujando garabatos con más intensidad que antes.
Bobby rodó los ojos, sabía que Félix lo estaba molestando a propósito "Tengo
mucha paciencia. De hecho, soy el señor paciencia, así que no seas ridículo y
deja de lado esos extraños celos." Masculló con voz seca. Félix suspiró, dibujó
un árbol y una nube con su dedo, luego miró por la ventana. "No sigas con
eso. No estoy celoso, no gusto de ti para hacer eso. Sólo me pellizqué, ya te
dije: No salgo con bisexuales." Arrugó la nariz al escuchar la risa del chico.
Ugh, Félix se quedó callado, el idiota no le estaba creyendo en nada. Bobby
sonrió, se mantuvo mirando el camino con mucha más concentración. "Eres
muy lindo y eso me está provocando problemas en los pantalones." Dijo con
voz afilada. "¡Hey!" Félix dejó escapar un suspiro exasperado. "¿Me estás
provocando a propósito?" Parloteó con voz agria. Bobby se encogió
ligeramente de hombros. "Es cierto, me pones cachondo." Confesó sin pelos
en la lengua. Félix sólo lo miró a su perfil y a su estúpida sonrisita de soslayo.
"Será mejor que mantengas los ojos en la carretera. Estás actuando como
todo un acosador." Lo regañó vilmente, pero tenía dos manchas rojas posadas
sobre sus mejillas. Podía sentir físicamente las insinuaciones del osado chico.
Luego de eso, estuvieron en silencio durante el resto del viaje.

Cuando al fin Bobby estacionó el auto frente a una casa grande y hermosa,
Félix se rió. "Yo creo que tienes un complejo, esta casa es más grande que la
anterior." Comentó, saliendo del auto. Tsk, Bobby salió también y lo agarró
del antebrazo. "¿Quieres comprobar que eso no es así?" Gruñó del disgusto.
Félix hizo una mueca, pero no se pellizcó. "No gracias, ya lo toqué ¿Ya se te
olvidó?" Indicó con aquella misma expresión extraña de siempre. Rayos,
estaba destrozando aún más los nervios ya crispados de Bobby. Tratando de
mantener su cuerpo relajado, Félix exhaló. "Suéltame, quiero entrar." Apretó
los labios. Bobby hizo más presión en su brazo. "Sólo estás tratando de
molestarme." Murmuró con voz seca. "¿Y qué si lo hago?" Félix lo provocó,
sonriendo dulcemente fingido. Los ojos de Bobby se entrecerraron. "Eres
infantil." Espetó con voz cruda. Félix sonrió. "Umm, mientras se cumpla el
objetivo de molestarte, no me importa." Confesó con diversión, tratando de
mantener su rostro neutral. "Me estás tocando los huevos, no sigas." Bobby
habló en voz baja y peligrosa. "¿Y que si lo hago?" Félix dijo, ladeando la
cabeza. "¡Hey!" Su respiración se mezcló con la de Bobby, se agitó y tornó
tensa con la proximidad. Las manos de Bobby agarraron con fuerza las
caderas de Félix, sus rostros estaban muy cerca el uno del otro. "Te vas a
arrepentir. Ya te lo dije, no me provoques." Su voz se escuchó dura y áspera.
"Esto será tu culpa." Continuó con una expresión un poco aturdida. Félix
arrugó la nariz. "¿Mi culpa?" Repitió en pregunta, luego soltó un chillido que
se convirtió en un gemido cuando los labios de Bobby se movieron a lo largo
de su lozano cuello.

Bobby chupó y mordió con fuerza la piel desnuda de aquella suave zona. Félix
cerró los ojos por un momento, luchando contra el gemido atrapado en su
garganta. Los abrió y dejó que sus manos se fueran a los costados de la
espalda del chico vampiro para golpear. "¡Suéltame!" Demandó casi sin
aliento. Bobby no se movió, siguió hundiendo los dientes en su piel. "¡Me está
doliendo!" Se quejó con un gemido que salió tras una succión y una lamida.
"Eres un idiota, quedará marca. Ugh, ¡Ya déjame!" Félix se quejó, lo empujó
un poco y se tambaleó con inestabilidad. Mierda, le dolía todo el jodido
cuerpo. Joder, joder, joder... Félix observó cómo esos dientes blancos le
habían dejado de seguro una gran marca. "¡Idiota!" Félix le dio una bofetada
en plena cara. Ambos jadearon y después ya se estaban besando con
efusividad. Bobby le inclinó la cabeza, luego lo besó con más hambre y
desespero que nunca. "Umm..." Félix gimió, siendo arrastrado a la pared más
cercana de la casa, luego sintió las manos rápidas de Bobby deshacer sus
vaqueros y a los segundos sus desnudas pollas se estaban tocando. "Lo haré
aquí y ahora, tú te lo buscaste." Bobby gruñó, mordiéndole la boca,
empujando su cuerpo duro y tonificado contra el de Félix. "¡No!" Éste gimió
cuando sintió los temblorosos y ensalivados dedos en su entrada. "Sí que sí."
Bobby besó su boca con ansias, mientras que rápidamente amasó el turgente
trasero de Félix, metió dos dedos y comenzó a follarlo lentamente. No estaba
en condiciones de esperar un segundo más y arriesgarse a que el chico tonto
se arrepintiera. "¡Hazlo más lento, bestia!" Félix jadeó, hundiendo sus dientes
en el cuello de Bobby, quien lo estaba preparando afanadamente.

Bobby le levantó una pierna, acercó su verga y está se estrelló contra la


entrada de Félix y ambos gimieron con el contacto. Sin embargo, el ángulo y
la posición eran demasiado difíciles de sobrellevar debido a la diferencia de
altura. "Maldición lindura, eres demasiado bajo." Bobby murmuró, tratando
de llevar el ritmo contra la abertura de un pellizcado Félix. "¡Claro que no,
soy bastante alto!" Éste gruñó entre dientes. Bobby echó la polla hacia atrás,
maldijo y se apartó. "Vamos para allá, de lo contrario un dormido Danny nos
verá." Murmuró cargándole para llevarlo hasta el jardín trasero de la gran
casa. En el camino, Bobby le quitó el suéter color negro, le sacó por completo
los pantalones y una vez que Félix estuvo sobre el césped, Bobby estaba
encima de él, su lengua en la boca del chico y su polla rechinando contra su
muslo. Félix gimió, entonces chupándole la lengua le ayudó a quitarse el
suéter, ambos se besaron con descaro, después lo hicieron suavemente,
quitándose toda la jodida frustración y deseo reprimido hasta ese entonces.
Bobby besó la pecadora boca de Félix con sus labios deseosos, la mordió y
chupó a su antojo mientras disfrutaba de escuchar los gemidos y sentir como
Félix se retorcía bajo él. Dios santo, ya no podía más, pero no era el único. La
lengua de Félix se deslizó en su boca con audacia y sus manos se aferraron al
cabello de Bobby, el cual fue jalado hacia arriba. "Ya vamos a hacerlo, no
puedo más." Félix jadeó de placer, pequeños espasmos se escaparon de sus
labios rojos. Bobby asintió, dejó de besarlo y respiró temblorosamente,
tratando de reprimir el impulso violento de lanzar las piernas hacia los lados
para meter la verga con poder. Rayos, tenía que concentrarse, tenía que tener
cuidado. "Lo haré lentamente, estás muy efusivo y con la adrenalina no sabrás
si habrá desgarros. Cálmate ¿Bueno?" Se inclinó y besó sus labios.
Félix asintió, pero no estaba completamente recuperado. "Bien, pero hazlo
rápido. Me pica el trasero con el césped." Susurró con un jadeo. "Esto es muy
sexy." Bobby comentó con satisfacción, observando con una gran sonrisa la
marca roja que había dejado en el cuello de Félix. "Eres un pervertido, ya
métela." Éste último le ordenó, sintiendo los labios de Bobby chupar sobre la
marca otra vez. "Eres posesivo." Comentó con una mordida de labio al sentir
la polla que se empujó lentamente dentro de él. "Diablos, lindura." Bobby
jadeó en el cuello de Félix cuando una increíble tensión envolvió su polla.
Maldición, cuando finalmente su verga tocó fondo, Bobby se obligó a
quedarse quieto. Después de todo, ellos no habían usado nada más que saliva.
"¿Estás bien?" Bobby preguntó con voz suave. Los brazos de Félix estaban por
toda su espalda y podía sentir sus jadeos. "Sí, dame un segundo." El chico le
respondió casi sin aliento. Bobby asintió, tenía que darle tiempo para
adaptarse. La respiración de Félix se escuchó densa. "Te dije que era
enorme." Bobby bromeó, besándole la oreja. Félix cerró los ojos, haciendo una
mueca. "Cállate." Sonrió en su jadeo. No podía creer que fuera tan
irresponsable, pero no pudo resistirse a las garras de aquel chico tonto. "Esto
no se puede volver a repetir." Félix indicó con un gemido cuando Bobby se
movió un poco. "¿A qué te refieres?" Preguntó mirándolo a los ojos. El cuerpo
de Félix comenzó a relajarse a su alrededor. "Sin preservativo, ¿Qué otra cosa
más podría ser? Idiota." Gruñó entre dientes, siendo besado por Bobby. Uff, el
policía había pensado que se había arrepentido de tener más intimidad con él.
"Por supuesto, esto fue sólo por hoy." Dijo con una gran sonrisa. Bobby
hundió los dientes en la vulnerable curva del cuello de Félix y le quitó un gran
gemido. "¡Ya deja de marcarme!" Se quejó. Bobby se rió sin aliento. "Eres el
hombre más sexy que he visto. Por supuesto que lo seguiré haciendo." Dijo,
volviendo a su tarea.

Félix sonrió, luego tomó aire y finalmente se decidió a seguir. Después de


todo, ya no soportaba más la espera. "Muévete, pero no tan salvaje. En serio
eres muy grande y mañana quiero caminar." Gimió cuando Bobby se retiró y
volvió a entrar de golpe. Santo cielo, ya había comenzado, ¡Uh! Félix jadeó del
placer cuando la polla de Bobby entró y salió de él, el chico enrolló su brazo
alrededor de su cintura y tiró de él más cerca antes de comenzar a entrar y
salir con dedicación, buscando el placer de ambos. Félix sintió bien,
increíblemente bien cuando Bobby agarró con fuerza su cadera y se empujó
lentamente dentro de él. "Eres tan especial, me gustas mucho." Bobby
susurró, cubriendo el cuello de Félix con besos húmedos. "Ah, gracias." El
muchacho le respondió casi ido del puro placer. "¿Yo te gusto?" Bobby
preguntó, agarrándole la cara y bajando la velocidad de las estocadas. "No
pares..." Félix hizo un puchero, adivinando lo que el chico quería. "Eres un
aprovechado, me gustas pero eso no quiere decir nada." Murmuró con voz
aguda, recibiendo el beso del chico en su boca caliente. Félix lo abrazó por el
cuello, chupó su lengua lentamente por un tiempo suficiente hasta que
regresó a gemir con descaro cuando Bobby lo comenzó a follar desesperado y
fuera de control. Cada embestida era más fuerte y más profunda, Bobby
cumplía todos sus caprichos de darle en su punto más dulce y Félix lo
complació también haciendo ruidos bajos y descarados, abriéndose más para
para recibir sus embestidas, como si no pudiera tener suficiente de su jodida
y gran polla.
"Falta poco, me voy..." Félix jadeó casi sin aliento. Bobby sonrió. "Te dije que
te iba a gustar." Ugh, Félix soltó un gruñido con su estocada. "Vete a la
mierda, oh Dios, más rápido." Se abrazó del chico que siguió complaciéndole
hasta que su visión se tornó densa y borrosa. Ugh, Félix acabó en un delicioso
orgasmo, retorciéndose como un bebé en busca de amparo bajo el cuerpo del
chico, luego éste siguió empujándose en él, hasta que finalmente acabó
también en su máximo placer, cayendo completamente agotado y saciado
sobre el cuerpo de Félix. "¡Ash!" El muchacho se quejó. Bobby cerró los ojos
sobre él. "¿Qué pasa?" Preguntó con voz floja, tocando la piel sudorosa del
cuello de Félix. "Me picó una hormiga en el culo." Éste se quejó, todavía
sintiendo la polla de Bobby dentro de él. "Mañana la arrestamos, ahora
duérmete." Bobby le ordenó con una sonrisa. "¿Aquí en el césped?" Félix
jadeó. Sabía que Bobby no estaba dormido, seguía jadeando encima de él.
"Ajá, estoy muy cansado. No he dormido nada por tu culpa." Bobby susurró
con una sonrisa, luego sus labios se arrastraron por el cuello de Félix. "¿No
vas a sacar la verga?" El muchacho preguntó con curiosidad. Bobby bostezó.
"No, quizás en un rato. Buenas noches." Masculló, abrazándole apretado.
"¿No te vas a quitar de encima tampoco?" Félix preguntó sin obtener
respuesta. El chico se había quedado dormido. Era el momento de empujarlo,
pero Félix no se movió. Ugh, también iba a dormir.
CAPITULO 25

“BLACKY”

¡Oh rayos! Esto era un absoluto desastre de proporciones colosales. Félix se


despertó con el canto de los pájaros al día siguiente y con la suave helada de
la mañana, el sereno estaba cayendo sobre ellos y... ¡Chispas! Estaba tendido
en el medio del jardín y el cuerpo grande y cálido de Bobby le hacía cosquillas
en el cuello, ugh de seguro que estaba respirando ahí. Mierda, Félix se
mordió el labio inferior con fuerza, abrió los ojos una vez más y parpadeó un
par de veces antes de que darse cuenta que la había cagado en ceder a los
placeres de la carne. Cielos, Con esto había sellado su maldito destino, ahora
el hombre no lo iba a dejar en paz. Félix trató de zafarse del agarre, pero el
chico estaba acurrucado sobre él abrazándole a muerte, sus brazos los tenía
debajo de su cintura, una pierna estaba haciendo enganche en una de las
suyas y su rostro estaba presionado en la curvatura de su cuello. Uff,
claramente estaba en postura de no dejarle escapar por ningún lado. Félix
inhaló con cuidado, debería haber tenido frío, pero el cuerpo grande del chico
lo estaba protegiendo del sereno y técnicamente quien probablemente iba a
coger gripe iba a ser Bobby, no él, todavía estaban en otoño así que las
mañanas todavía eran frías.

Félix mordió su labio inferior con fuerza, la saliva en su cuello debía resultarle
asquerosa, pero por algún motivo no lo era. Así que Bobby también dormía
con la boca abierta, eso era hilarante porque él también lo hacía, de hecho
siempre dejaba la almohada llena de sus fluidos por las mañanas, algo
asqueroso, pero nunca pudo cambiar ese jodido hábito. Ugh, era vergonzoso
aceptar que el olor bastante masculino del chico lo estaba mareando un poco
y era más embarazoso reconocer que se sentía bastante bien, su cuerpo
estaba descansado, bien jodido y cómodo. Rayos, ¿Ahora qué? Ni idea, el
estúpido chico era como su manicomio y el era su demente, luego viceversa. A
su pesar, Félix tenía que aceptar que ellos eran bastante compatibles. Bien,
quizás podrían ser amigos de follada, podían probar varias poses y hacer
cosas sucias ¿Verdad? Ugh, amigos de follada exclusivos, obviamente. Félix
miró al chico, quien estaba muerto para el mundo. Su saliva estaba caliente,
se sentía pegajosa en su cuello y su respiración estable se sentía cálida sobre
él, definitivamente Félix no tenía frío gracias al calor corporal del chico sobre
él. Un soplido salió de la boca de Bobby, el chico se movió un poco e hizo
presión, sus manos los abrazaron más apretado y entonces el cerebro
aturdido por el sueño de Félix registró algo mucho más importante: El jodido
policía tenía una erección. Uh, Bobby tenía una enorme erección, la cual
estaba presionándose en su entrepierna.

Mierda, Félix miró más abajo y se dio cuenta que Bobby estaba todo desnudo,
a diferencia de él que estaba vestido con su camiseta por lo menos. Ugh, si no
hacia algo, el hombre se iba a resfriar, de seguro lo haría. "Oye." Lo sacudió
un poco, pero el chico tenía el sueño pesado y no despertó. Félix se mordió el
labio, todo esto le resultaba bastante bizarro. Dios, al mirar hacia los lados no
se veían más que árboles, a la vez eso era bueno, porque al parecer ellos no
tenían vecinos y nadie los iba a encontrar así de vergonzosos. "Oye,
despierta." Félix insistió otra vez, pero el chico estaba muerto sobre él.
Mierda. "En serio despierta, me estás aplastando." Félix chilló, se sacudió
bajo el cuerpo del chico. Dios, ¿Estaría muerto? Diablos, estaba respirando así
que muerto no estaba. Uh, Félix estaba cayendo en crisis de pánico ahora,
todo era muy extraño porque nunca se había despertado con un hombre,
menos en el medio del jardín de una casa. Por lejos, esto era lo más exótico
que había probado y eso que el se consideraba una persona bastante loca,
pero en el sexo él era bastante convencional. Félix nunca había dormido con
nadie, eso no le gustaba y ahora era bastante irónico verse así con el cadáver
sobre él. Así que, en general, esta era la primera vez que se acostaba y
dormía con alguien en años.

Félix tragó saliva, la respiración del chico estaba cambiando a una más
rítmica ahora, los manos del chico viajaron por la espalda desnuda de Bobby,
dándose cuenta que su cuerpo estaba malditamente bien trabajado. Félix se
humedeció los labios y siguió tocando, siendo sincero había mentido cuando
le dijo al chico que no le atraían los hombres con buen físico, porque de hecho
lo hacían, es sólo que siempre se buscaba a chicos con apariencia de atletas,
como bailarines o coreógrafos, nada tan trabajado como este chico. Bien,
Félix no iba a mentir, después de todo sería un cínico si lo hiciera: Bobby era
el policía más sexy que había visto en toda su vida. El hombre era el clásico
norteamericano, su atractivo era ese que siempre salía en las películas
americanas, no era su taza de té favorita, pero su cuerpo hacía que él quisiera
tenerlo desnudo y encima de él. "¿Tienes un fetiche con las espaldas?" Bobby
habló con una sonrisa, luego bostezó. Su mirada se posó en el rostro de Félix.
Éste último se sonrojó por toda la cara, apartando las manos de la espalda del
idiota policía. Ugh, definitivamente la suerte no estaba de su lado en esa
jodida mañana. "No sé de qué hablas, te estaba espantando las hormigas."
Murmuró con voz floja, mientras encontraba los ojos dormidos del chico sobre
él. No mirarlo iba a delatar su mentira, además esta era una buena mentira ya
que técnicamente en el césped había bastantes bichos como las hormigas por
ejemplo. Ugh, el idiota se le quedó mirando, Félix no le gustó experimentar lo
vulnerable e inseguro que se sentía bajo él. El maldito chico no le había
creído nada, porque sus ojos parecían ver a través de él y ahora por su culpa
él se sentía como un libro de ficción abierto en su prólogo. "Es en serio,
andaba una hormiga. Deberías agradecerme, ellas pican feo. Anoche me picó
una en el culo, lo digo por experiencia." Comentó con voz nerviosa, porque el
jodido policía sólo lo miró por un momento y no hizo ningún comentario.

Bobby después de un rato sonrió. "Cuando mientas asegúrate de no


sonrojarte y de mirar a los ojos sin miedo. Esa es la regla básica para
embaucar." Dijo con voz suave. Félix gimió y puso los ojos en blanco. "Bien, lo
tendré en cuenta." Murmuró mirando hacia un lado. "Tampoco pongas la voz
tan a la defensiva, sólo debes creer tu mentira para que esta salga como
verdad fuera de tus labios." Bobby susurró con voz baja, desenredando un
brazo de la cintura de Félix para limpiarle el cuello lleno de sus fluidos. Sus
dedos comenzaron a pinchar y amasar los músculos del costado del cuello del
chico pellizcado. "¿Te duele cuando presiono aquí? Creo que te mordí más de
lo normal." Preguntó con voz preocupada. Ugh, Félix se negó a sonrojarse
más de la cuenta, pero se preguntaba qué iba a decir Bobby cuando viera la
marca que él también le había dejado en un costado del hombro. "No me
duele nada del cuerpo, ya no me preguntes. Es bochornoso." Indicó al fin.
Bobby giró su cara y lo miró a los ojos. "¿De Verdad?" Se aseguró indagando.
Félix lo miró desconcertado. Todo era muy normal, como si no hubieran
tenido sexo salvaje y no estuvieran juntos en el jardín desnudos. "Yo pensé
que eras de la clase desconsiderada. ¿Por qué me preguntas esto? Tu
personalidad no hace juego con tu cara de vividor." Sonsacó con una mueca.
Bobby arqueó las cejas. "¿Por qué me calificas así?" Exhaló. Bobby apretó los
labios, estaba harto y Félix lo pudo notar. "¿Por qué te sientes culpable o
enojado, o algo así? Ya dejamos establecido que fue tu culpa, ¿No?" Félix alzó
una ceja. "¿Cual es el punto?" Bobby habló con voz cortada. Después de eso,
retomó la charla con un tono de voz más tranquilo y racional. "Lo hecho,
hecho está. No estoy orgulloso de eso ni nada, pero estaba soltero." Exhaló.
"Ahora que finalmente hemos solucionado lo nuestro, podemos seguir
adelante con esto." Dijo con una sonrisa divertida. "¿Lo nuestro?" Félix repitió
en pregunta, su confusión fue remplazada por una expresión oscura cuando
Bobby se posicionó cómodamente sobre él, agarró sus firmes caderas y luego
su trasero. "¿Qué haces?" Dijo mirándolo a los ojos brillantes. Bobby sonrió
amplio antes de contestar. "Obviamente estamos saliendo ahora, um y lo
vamos a hacer de nuevo." Le mostró la pantalla de su reloj inteligente y
sonrió. "Son sólo las siete de la mañana. Me tomaré el día libre, además casi
nunca lo hago." Comentó con una mirada maliciosa.

Félix resopló. "No estamos saliendo, cielos ¿Qué rayos contigo?" Gruñó entre
dientes, luego parpadeó cuando la dura verga del chico presionó en su
entrada. "¡Oye!" Gimió cuando el chico hizo presión introduciendo un poco la
punta de la maldita verga, luego la quitó. "¿Sí?" Dijo repitiendo la acción casi
en un patrón que enloqueció a Félix. "¡Lo haces a propósito! ¡Ya métela
rápido!" El chico hizo un puchero de la mera frustración. Bobby sonrió. "¿Vas
a aceptar salir? Ya sabes, como novios." Declaró con desfachatez. Félix
mordió su labio inferior con fuerza, gimió con frustración cuando la verga
salió otra vez de él, sin ni siquiera entrar como se debía. Diablos. "Es muy
rápido." Murmuró en voz baja. Bobby exhaló. "Pero ya nos conocemos por dos
meses y ni siquiera estoy contando mis años de fan." Expresó con frustración
ahora. "Ya no sigas negando que te gusto." Espetó con un suspiro. "Ya no lo
haré." Félix indicó con voz baja. "Oh," Bobby se quedó quieto. "¿Entonces?"
Dijo al rato. Félix tomó aire. "Entonces, umm ¿Podríamos ser exclusivos?"
Sugirió con una sonrisa torcida. Bobby arrugó la nariz. "Eso es mejor que
nada." Félix insistió con una mordida de labio. Cuando Bobby no le dijo nada,
ugh el muchacho exhaló. "Bien, supongo que después podemos terminar si no
me gustas. No es como si me vayas a obligar ¿No?" Señaló con un parpadeo.
"¿Me vas a obligar, pendejo?" Gimió cuando la verga del chico sonriente entró
por completo en él. Bobby se fue a su cuello y mordió la marca que había
hecho la noche anterior, Félix gruñó y se abrazó de la espalda del chico
castigador que se comenzó a mover sin siquiera esperarlo. "¡Oye puto!" Félix
gimió en altos decibelios, escuchándolo reír y también gemir mientras se
movía encima de él. Ugh, maldito idiota exquisito, Félix después le iba a dar
una paliza, ahora el sexo estaba muy bueno para hacer una estupidez de la
que obviamente después se iba a arrepentir. Antes de que Félix se diera
cuenta, Bobby estaba sobre él, inmovilizándolo con su pesado cuerpo,
besándole con gran suavidad una y otra vez. Dios, esto era lo máximo, sus
labios besaban bien y sus caricias por debajo de su camiseta lo volvían loco.
Félix enroscó una mano alrededor del cuello de Bobby, se encorvó un poco y
el chico lo abrazó por la cintura mientras se hundía profundamente dentro de
él. "¿Serás mi novio, gato arisco?" Bobby murmuró por encima de su boca.
"No soy un gato, bueno si es un gato negro y diabólico." Félix jadeó, tratando
de hablar. "¿Qué tal blacky? Es un buen apodo." Bobby dijo con un gemido,
chupándole los labios. Fue un poco gracioso que ambos se redujeran a
sandeces tan rápidamente, pero el sexo no los estaba dejando hablar
coherente. "Blacky me gusta, es bueno." Félix gimió escondiéndose en su
cuello cuando Bobby lo golpeó en su punto más sensible. "Bien, entonces..."
Bobby empujó la polla resbaladiza por los fluidos de anoche, aún no se
secaban por completo. "¿Va a aceptar ser mi novio, Blacky?" Preguntó
expectante, moviendo las caderas y presionándose contra él hasta que la
cabeza de Félix se deslizó hacia atrás del mero placer. "Ugh, bueno si lo
pones así, nadie se podría negar." Félix habló casi sin aliento. Bobby chupó su
manzana de Adán, besó y lamió aquella zona con dedicación. "¿En serio,
Blacky?" Indagó para asegurarse de la situación. Félix jadeó, sus ojos
vidriosos se agrandaron y sus dedos se clavaron en la espalda del policía.
Dios, la polla del chico en él se sentía increíble, tan malditamente perfecta
que sería un idiota si lo dejaba ir. "Es en serio, pero ya no me debes llamar
Vaslav, ¿Entendido?" Advirtió con un gemido. Ugh, el placer se mezclaba con
el dolor y el dolor se convertía en placer. Era una cosa de locos, tan bueno.
Bobby asintió con una gran sonrisa sudorosa. "De acuerdo, sólo te llamaré
como tú quieras. Si te arrepientes después te mataré." Rió con un gemido,
después de eso dejó caer la cabeza junto a la de Félix en el césped y comenzó
a follarlo con empujes duros y urgentes. Retorciéndose del placer, Félix
envolvió sus piernas alrededor de su cintura, aparcó sus gemidos en el torso
del chico y se quejó ahí cada vez que el chico se empujaba dentro de él una y
otra vez.

Félix tragó saliva, esto no había sido como la primera vez, el jodido chico
claramente se había contenido anoche, porque joder ahora lo estaba matando
y se estaba mareando del placer. El chico le estaba volando los sesos y Félix
tuvo el presentimiento que se los iba a volar literal si es que él no le ponía una
jodida advertencia. "Oye, relájate." Dijo sin aliento, sintiendo la respiración
caliente a un costado de su cara y los gruñidos de Bobby. "Más lento."
Demandó con un jadeo. "De acuerdo." Bobby aceptó con voz ronca, entonces
Félix se perdió en un mar difuso de placer hasta que recobró la conciencia
justo después de su gran orgasmo anal y frontal. Bobby se estrelló contra él
unas cuantas veces más y se quedó encima de él cuando gritó su orgasmo
más gutural del planeta. Ambos se miraron a los ojos, jadearon, se quedaron
quietos y juntos miraron hacia el lado al escuchar las palabras. "Lindo
trasero, policía. Uh, para la próxima avisen y duermo adentro. Ugh, me duele
todo el cuerpo después de haber dormido en el auto." Danny se dio la media
vuelta y abandonó el jardín. Ugh, Félix miró a la dirección de Danny por
encima del hombro desnudo de Bobby, y se preguntó cómo se suponía que
debía actuar ahora. "¿Deberíamos continuar en el baño?" Bobby sonrió, luego
su boca se presionó contra el costado del cuello de Félix. "Ya deja de
marcarme, ¿Eres un lobo ahora?" Suspiró y sonrió, sintiendo los besos suaves
del chico en su cuello. "Ya salte, pesas como una tonelada. Debo cuidar mi
cuerpo, ¿Se te olvidó que debo participar en una audición dentro de dos
semanas?" Dijo con una sonrisa. "¿En serio lo harás?" Bobby rodó por su
cuerpo y quedó rápidamente sentado a su lado. Ugh, el idiota este. "Lo haré."
Félix resopló. "Danny está feliz con la noticia, yo creo que es por eso que no
dijo nada. Él ama el ballet y definitivamente creo que él va a ganar el papel
principal." Miró a Bobby a los ojos. "¿Eso no te molesta?" Preguntó con voz
profunda. Bobby sonrió amplio, sacudió la cabeza y besó su frente. "No lo
hago si a ti no te molesta, yo sólo quiero verte bailar una vez más." Lo abrazó
apretado. "Me conformo con que nos casemos." Rió en el abrazo. Félix arrugó
la nariz. "Oye viejo ve más lento. Ugh, ya comenzaste a ser aterrador otra
vez." Dijo mirando hacia el cielo. Bobby se echó a reír. "Puedo esperar, ¿Ya te
dije que soy muy paciente?" Expresó sonriente, ya mirándolo a los ojos. Félix
suspiró. "Como mil veces, idiota." Sonrió y besó al chico que lo aplastó en el
césped otra vez.
CAPITULO 26

“PEINADO”

Dos semanas después

Bobby pasó los dedos por el pelo rubio de la nuca de Félix, en una manera de
calmar sus nervios. "Relájate, sólo es una audición. Ya dejamos establecido
que esto será sólo un juego, no te lo tomes tan en serio como Danny."
Murmuró en broma. Félix asintió en el abrazo. "Lo sé, pero hace tiempo que
no veía a jueces, eso me pellizca un poco." Comentó con un suspiro, aferrando
su agarre en el cuerpo del chico. Bobby besó una esquina de su cuello. "Te
ves bien en mallas, también con ese maquillaje artístico." Dijo con una risita.
Félix rió también. "No seas marica, eres un pervertido en verdad." Susurró en
su pecho, relajándose un poco. Bobby rió. "Tu dijiste que te gustaban los
chicos ultra gay, ¿No? Yo puedo ser uno por ti." Las manos del policía se
deslizaron por su espalda y lo empujaron contra él. "Eres tan dulce, ya deja de
bromear. Estoy relajado ahora." Félix habló en voz baja, mordiendo una
esquina del cuello de Bobby. "Me haces sentir bien, gracias." Continuó
besándole. Bobby lo abrazó apretado, le levantó su cabeza y lo besó en los
labios. Fue todo lo que pensó después de verlo tan lindo.

Félix hizo un pequeño ruido cuando sus bocas finalmente se unieron. Nunca
se había sentido así de bien con nadie. El chico le daba gusto en todo y era
bastante meloso al tenerlo de pareja. Félix sonrió en el beso, chupó con placer
la lengua de Bobby y se apegó a él como una medusa, acercándose más a su
cuerpo necesitándolo por completo. Ugh, estaba jodido, pero no le importaba,
ya estaba cansado de huir y el chico resultó ser bastante lindo. "Dios, no me
puedo detener. Nos van a sacar de aquí por exhibicionistas." Bobby habló
entre los besos, tocándolo y apretándolo a su cuerpo. "Ugh, en serio debemos
parar. Te pueden descalificar." Expresó con frustración, rompiendo el beso y
uniendo sus frentes. Félix jadeó del deseo. "Bien, supongo que podemos
seguir más tarde." Habló con voz melosa, envolviéndolo en un mar de
feromonas hipnóticas y difusas. Ugh, Bobby no pudo contenerse a eso y lo
volvió a besar. Diablos, sus bocas se aferraron la una a la otra, negándose a
separarse. Cielos, de haberlo sabido antes, ellos lo hubieran hecho en el auto.
"¡Ejem!" Danny se aclaró la garganta. "Odio interrumpir, pero un tal Daniel te
está buscando, Bobby." Masculló con una sonrisa, viéndolos finalmente
romper el fogoso beso. "Además, ugh tengo que ir a retocar las plumas del
tocado en la cabeza del jefe. Rayos, pareces gallina revolcada en vez de un
cisne majestuoso." Comentó con voz afilada.

Bobby se echó a reír con diversión, estaba sonriendo, luciendo injustamente


guapo y divertido. Ugh, Danny sólo rodó los ojos. Félix lamió sus labios, los
rozó contra el mentón del chico y luego se alejó por su bien. "De acuerdo, ve
con Daniel. Yo iré a retocar mi tocado." Dijo con una risita, mientras recibía la
lengua del chico otra vez en su boca. Ugh, Danny arrugó las cejas. "Ya paren,
dejen de contar dinero en frente de los pobres. Rayos, ¿Cuántos años tienen,
quince otra vez?" Apartó la vista de ellos. Cielos, tan desconsiderados con una
persona soltera. "¡En serio, basta!" Gruñó al verlos besarse otra vez. Félix
soltó una risita, se encogió de hombros con diversión. "Está bien, no seas
regañón." Le sonrió a Bobby, éste asintió y finalmente habló: "¿En dónde está
Daniel?" Averiguó con una lamida de labios, sin quitar la mirada de la boca de
Félix. Danny se acomodó el tocado en su cabeza antes de responder: "Llegó a
los camarines, así que le dije que esperara en las gradas del teatro y fue para
allá." Agarró el antebrazo de Félix y lo jaló hacia él. "Nosotros iremos a
prepararnos." Espetó con decisión. Félix se encogió de hombros y Bobby rodó
los ojos, más tarde recordaría matar a Danny. "Bien, los veo después." Se
acercó a Félix, le dio un beso fogoso sin importar el desacato junto a los
chillidos de Danny, y se apartó con una sonrisa. "Te veo después, Blacky." Dijo
con otro beso. Félix asintió casi mareado, recibió otro beso y finalmente
quedó a solas con Danny. "Estás jodido. Ya vámonos." Éste le regañó, jalando
de él para arrástralo hasta los vestidores.

"Entonces ..." Danny lo miró de reojo y continuó. "Veo que ustedes ya están
bien afianzados. Ya ni siquiera te molestas en negar que te gusta." Comentó,
caminando junto a un sonriente Félix. El chico se encogió de hombros y
asintió con una sonrisa. "Es jodido, pero ya no puedo negar que me gusta. El
sentimiento me sale hasta por los poros." Contestó con una risita. "Dejaste
que te diera un apodo, ¿No? Yo creo que eso ya es bastante compromiso.
Incluso más que sólo salir." Danny susurró, mirándolo de soslayo. "Es mi
novio." Félix se pasó una mano por la cara sonrojada. Ugh, esa palabra le
costó, pero ahora que la podía decir no se arrepentía, porque Bobby resultó
ser un diez como novio. Era muy fácil admitir que se había equivocado con el
chico, Bobby era bastante agradable, relajado y le cumplía todos sus
caprichos. Se sentía bien con él y eso era lo importante, disfrutaba su
compañía. "Somos novios y estoy bien con eso. Sabes que no salía con nadie
desde los diecinueve, tuve un proceso largo para recomponerme en temas de
amor." Sonrió. "Yo quiero darme una segunda oportunidad con Bobby. Estoy
seguro que esta relación me hará feliz y no me sentiré presionado como
antes. Bobby no se esconde y tú sabes que eso es importante." Espetó,
viéndolo asentir. "Lo sé, jefe. Felicidades, te mereces sentir el sentimiento
otra vez." Dijo con gran sonrisa. Luego sus ojos se volvieron
involuntariamente hacia el hombre que estaba en el vestidor. Uh, era uno de
los jueces, el fundador de la academia. Éste se acercó a ellos con gran
sonrisa. "¡Justo los chicos a los que estaba buscando!" Masculló a grandes
voces. Ugh, el hombre los conocía.

Los chicos en cuestión sonrieron al mismo tiempo. El hombre de aspecto


afable llegó con ellos. "Queridos, tengan una buena noche." Musitó, estirando
su brazo para un apretón de manos. "¡No los he visto bailar desde hace
mucho!" Saludó a ambos chicos con un evidente entusiasmo. El hombre en
serio estaba contento de verlos. "Quería ofrecerle mis felicitaciones
nuevamente, especialmente ahora que no tengo dudas quien va a ganar."
Señaló, restregando el cabello de Félix. El chico sonrió amplio al hablar:
"Gracias señor Nopal, pero Danny es mejor que yo ahora. Así que usted debe
elegir bien." Le dedicó una sonrisa genuina a su avergonzado amigo. A
diferencia de su Danny, Félix sabía ser objetivo y no podía evitar mencionar
las grandes capacidades del chico. "¿Y este es tu sucesor?" El hombre
preguntó con gran sonrisa, mirando a Danny. Su tono de voz fue suave y
amable. "Él exagera, señor." Danny murmuró con una blanca sonrisa. Félix
sintió una punzada de placer, le gustaba ver a Danny contento y eso
últimamente solo se lo daba el ballet. Siempre había odiado el prejuicio contra
los bailarines secundarios como su Danny, es por eso que a él no le gustaba el
ambiente, al considerarlo grosero, especialmente teniendo en cuenta que no
todos los bailarines interpretaban el papel principal. Sin embargo, este
hombre no era así, trataba a todos los bailarines por igual y eso se agradecía.

Los labios del hombre se fruncieron en una sonrisa. "¿Ya saben en que
posiciones se van a presentar?" Preguntó con curiosidad. Danny asintió con
gran sonrisa. "Posiciones diez y once respectivamente, señor." Informó con
gran sonrisa. El hombre soltó una risita. "Creo que tendré que esperar un
poco en disfrutar de su acto." Ambos se echaron a reír con gracia. "Ustedes
van a hacer algo después de la audición, es que haremos una cena para las
personas que consigan quedar." Averiguó con una sonrisa amable. Félix sabía
que Bobby tenía planeado celebrar por cuenta, así que iba a rechazar la
invitación. Sin embargo, no estaba seguro de Danny, quizás su amigo iba a
querer participar de la cena. Félix miró a su amigo para preguntar, pero éste
le habló primero: "Jefe, me tengo que excusar." Su voz se escuchó extraña,
ronca y tensa. Entonces, Félix le brindó atención para mirarlo con detención.
"¿Danny?" Se volvió hacia él y frunció el ceño. El chico se mostraba extraño,
sus ojos celestes estaban enfocados al frente. "Algo está mal." El dueño de la
academia comentó con preocupación. Félix lo miró parpadear lento.
"¿Danny?" Murmuró, completamente confundido. "Está aquí." Danny
finalmente hablo con voz baja. Félix miró al frente sólo para encontrarse con
la cara del alfarero, quien venía caminando hacia él. "Con su permiso, iré a
hablar con el chico." Félix se excusó y fue caminando en dirección hacia la del
jodido chico. "¿Qué haces aquí?" Preguntó con la voz más agria y pesada que
pudo encontrar. El hombre se detuvo con las palabras de Félix. "Necesito
hablar con Danny." Contestó con voz neutra, mirando de reojo hacia la
dirección de su amigo. "Está ocupado, ¿Para que lo necesitas?" Preguntó con
voz cortante. El chico lo miró sin expresión antes de responder a sus
preguntas. "No es tu asunto, así que si me disculpas iré a hablar con Danny."
Charló con voz densa. Félix lo agarró del antebrazo y el chico más alto que él
lo miró desde arriba. "¿Me podrías soltar?" Demandó con voz fría.

Félix frunció los labios antes de hablar: "Danny no tiene nada que discutir
contigo. Mi amigo está saliendo con mi hermano ahora y te pediría que no
arruines lo que sea que ellos tienen, pasó bastante tiempo de querer la
atención de mi hermano y eso es fabuloso." Dijo provocando cierta expresión
extraña en el rostro del chico. Pues que se joda. "¿Por qué me estás diciendo
eso?" El hombre lo miró a los ojos al acabar. Félix ladeó la cabeza y sonrió
amplio. "¿Cómo está tu esposa? Supongo que ella ya debe estar muy bien,
después de todo tres semanas es mucho tiempo, varias cosas pueden pasar en
tres semanas. ¿No crees?" Félix lo provocó, pero el chico no alcanzó a
responder nada porque Danny llegó con ellos. "Jefe ve a retocarte el peinado,
yo arreglaré esto." Indicó con voz firme. Félix dio un paso cauteloso hacia
atrás. Cualquier cosa qué pasara entre ellos, el muchacho tenía que detenerlo
ya. Danny era como un hermano y no iba a dejar que un hombre
comprometido hasta los huesos arruinara su exitosa vida. "De acuerdo, pero
no te demores tanto." Expuso con su voz más tranquila y suave. Danny lo miró
fijamente y asintió. "Sólo serán cinco minutos." Murmuró saliendo con el
chico fuera de los vestidores.
Félix mordió sus uñas, caminó hacia el tocador y comenzó a peinarse mientras
se miraba en el espejo. Ugh, le había mentido a ese chico con lo de su
hermano y sólo esperaba que Danny agarrara el bate siguiendo su mentira.
"Un dólar por tus pensamientos." Bobby habló de repente, abrazándole por
los hombros. Félix se dio la vuelta, se abrazó al cuerpo de un desconcertado
Bobby, luego pasó un brazo alrededor de su cintura. Bobby le devolvió el
abrazó y lo enrolló por completo. "¿Todavía estás nervioso?" Preguntó con
curiosidad, besándole la cabeza. Podía sentir lo cálido y nervioso que Félix
estaba incluso a través de las capas de ropa entre ellos. "Quiero que hagas
algo malo." El muchacho habló con boca torcida. Bobby lamió sus labios antes
de responder: "Bueno, um ¿Qué podría ser, amor?" Averiguó, con gran
sonrisa. Ugh, Félix se sonrojó con aquella cursi palabra. Bobby era tan
ridículo o quizás él era un anormal por sentirse incómodo al escuchar
aquellos sosos apodos. Diablos, se estaba haciendo un lío por una cursi
palabra, por Dios sólo era un tonto monosílabo, no debería ponerse rojo como
remolacha al oírlo. "Quiero que pongas una orden de alejamiento." Masculló
con voz ácida, entrelazando su mano con la del chico. Bobby asintió. "De
acuerdo, ¿A quién?" Investigó con una sonrisa, disfrutando a la vez la forma
en que sus cuerpos encajaban perfectamente juntos. Como esta
mañana...Cielos, se tenía que concentrar, ahora no era exactamente el
momento para una excitación inapropiada. Más tarde lo sería. "Quiero que le
prohíbas al alfarero entrar al estado de Nueva York. No quiero que esté cerca
de Danny, el hombre lo vino a buscar y tengo un mal presentimiento." Félix
finalmente dijo lo que quería.

Bobby lo apartó un poco para mirarlo a los ojos. No importa cuan lejos ellos
estuvieran, las preocupaciones de Félix siempre llegaban a él a millas de
distancia. "¿Está aquí?" Se mordió el labio inferior. Félix arrugó la nariz.
"¿Qué sucede? Siento que ya sabías de esto." Masculló apartándose por
completo del chico. Bobby se restregó el cabello, lo peinó hacia atrás con los
dedos y se tocó la parte de atrás del cuello. "Resulta que el hombre es primo
de Daniel, yo no tenía idea porque el chico vive en otro estado, entonces
Daniel nunca me dijo de su existencia." Indicó recuperando su cintura para
abrazarlo otra vez. "Oh," Félix susurró con docilidad. Bobby besó sus labios y
siguió charlando: "Se divorció de su esposa, pero ella vive en la casa." Félix
parpadeó rápido. "¡Oh!" Exclamó casi sin aliento. "¿Es por Danny?" Preguntó
con mucho interés. Bobby se encogió de hombros antes de responder a eso:
"Ni idea, pero Daniel está arreglando su lío y una vez que lo arregle se va a ir
a Londres a buscar a mi primo perdido." Félix asintió aturdido. "Entonces, su
encuentro fue..." Bobby terminó por él: "El destino." Le dio un beso y sonrió
amplio. "¿Todavía quieres que yo haga eso?" Rió con la pregunta. Félix se
escondió su cuello. "Cállate." Dijo con una risita. "¿Me peinas? Creo que
Danny se va a demorar." Señaló entre risitas. Bobby le dio un gran beso y
asintió. "De acuerdo, pero lo mío son las armas, no las peinetas y las tenazas."
Advirtió risueño. Félix rió. "Sólo trata de no quemar mi cabello." Le dio un
beso y se fue a sentar al banquillo. Bobby suspiró. Diablos, sólo no debía
quemarle el cabello.
CAPITULO 27

“JODIDA HISTORIA”

"Esto fue una mala idea." Bobby se quejó, apartándose de la boca de Félix.
"¿Por qué?" Éste comentó con una sonrisa aturdida. "Me gustó hacerlo en el
auto, es muy norteamericano hacerlo en un mirador. Me gusta." Rió, luego
gimió cuando el chico se empujó dentro de él. "Estamos actuando como
adolescentes, tenía programado llegar a celebrar a la casa." Mordió su cuello.
"A este paso, terminaremos haciéndolo a cada hora." Continuó con
mortificación. Félix rió, pasó sus brazos alrededor del cuello del chico sobre él
y acarició el cabello sudoroso de la nuca de éste. "Faltaba mucho para llegar
a la casa, además íbamos a estar haciendo esto mismo. El orden de los
factores no altera el producto, podemos llegar a cenar ahora." Dijo con una
risita. Bobby comenzó a besarlo por debajo de su barbilla, mientras se movía
lentamente dentro de él. Félix sólo pudo gemir del placer y sonrió al mirarlo a
los ojos. "¿Por qué paras?" Curioseó al notar la mirada inquisitiva del chico.
"¿Qué?" Expresó con una risita divertida. Bobby respiró hondo, un gruñido
bajo y retumbante escapó de sus labios. "Estoy oliendo una colonia que no es
la tuya, justo aquí." Expuso con celos, tocándole una esquina de su cuello.
"¿En serio?" Félix dijo casi sin aliento, su voz estaba agitada y llena de
asombro.

Bobby arrugó la nariz. "Sólo debes usar mi perfume." Murmuró de mal


humor. "Tienes que oler a mí y a nadie más." Explicó con celos. Dios santo,
ciertamente ellos tenían un problema de celos. Félix se echó a reír, la
situación era bastante chistosa. "Me puse del perfume caro que Danny ganó
al obtener el primer lugar de la audición, él me lo regaló porque se sentía
culpable por haberme ganado." Rió con diversión. "Aunque ambos sabemos
que a mí no me interesa eso del ballet, pero él insistió y me puse un poco. Es
todo." Indicó con gran sonrisa. Bobby se obligó a abrir los ojos y parpadeó
confundido. "¿Estoy siendo patético? Sé objetivo." Dijo con una mueca. Félix
se echó a reír, sabiendo que ahora le importaba lo que Bobby pensara. "Te ves
tan patético como yo aquella vez que te dije que no lo haría, porque me dabas
asco." Sonrió. "En efecto, yo estaba jodidamente celoso y hasta ahora lo
puedo notar." Confesó, acariciando su mejilla suavemente. Bobby sonrió, se
miraron el uno al otro, más que un poco aturdidos por aquellas verdades.
Unos segundos pasaron y sus bocas chocaron entre ellas para compartir un
gran beso apasionado y acalorado lleno de emoción. Cuando lograron romper
el beso, Bobby tarareó de satisfacción, presionó sus frentes. "Esto se siente
bien. Se siente bien saber que es mutuo. De lo contrario, estaríamos jodidos."
Rió junto a Félix. "Es bueno que Vaslav ya no está, de lo contrario sería más
vergonzoso." Bobby comentó con una sonrisa.

Félix tragó saliva, su estómago se encogió. Ugh, Vaslav. "Bobby," Se quedó


quieto. El chico lo miró a los ojos, entonces Félix dejó caer un soplido.
"¿Quieres que yo regrese a ser él?" Preguntó con voz baja, mordiendo el
interior de su mejilla. Las cejas de Bobby se juntaron. "En primer lugar, no
importa lo que yo quiera. Es tu vida y yo no me debo meter en eso, Félix."
Sonrió, tocando la cara del chico. "Debes ser lo que tú quieras, hacer lo que
quieras y vivir a tu manera." Le dio un beso. "Debes ser solo lo que sientes
que es adecuado para ti." Félix apretó los labios y lo miró a los ojos. "Pero a ti
te gusta más mi yo del pasado ¿Verdad?" Lo observó inquisitivamente. Se
sonrojó, de repente avergonzado e inseguro. Bobby lo miró por un momento
antes de sacudir la cabeza de lado a lado. "Yo estaba flechado de un producto
fabricado, era algo platónico. Ahora me gustas de verdad y siendo honesto,
sólo me gusta tu nombre del pasado. Es eso, me gusta el nombre Vaslav y
nada más." Se inclinó y besó su nariz. Al levantarse, Félix estaba sonriendo.
Bobby se inclinó otra vez y besó sus labios. ""Eres jodidamente lindo cuando
te sonrojas, ¿Te había dicho que eres lindo?" Bromeó con diversión. "Cállate."
Félix se rió. Bobby lo besó brevemente en la boca antes de retroceder
nuevamente. Su mirada era seria ahora. "No quiero que te compliques con
esto, ¿De acuerdo?" Su expresión se volvió más suave. Tocó el labio inferior
de Félix con el pulgar. "Me importa un carajo quien seas, yo te quiero a ti, en
todas tus aristas." Aseguró con voz profunda, fuerte y clara.

Félix se mordió el labio, tratando de controlar sus emociones. Bobby se


inclinó a su rostro para mirarlo de cerca. "Hablo en serio, Félix. No quiero
que seas Vaslav, a menos que tú quieras ¿Entendido?" Su voz fue seria, clara
y poderosa. Hasta ese momento, Félix no se había dado cuenta de la voz
imponente del chico. Uff, fue un alivio, porque no quería regresar a bailar y
ser su yo débil del pasado. Tal vez algún día podría retomar sus cosas del
pasado, pero por ahora, estaba contento de que no hubiera presión sobre él
de parte de Bobby para ser algo que no quería ser. "No quiero ser ese,
gracias por entender." Murmuró con voz baja. Sin embargo, existía una
inquietante duda que se negaba a desaparecer. Le dio a Bobby una mirada
escrutadora. "¿Crees que yo deba estudiar? Sólo se delinquir, manipular
armas, preparar bombas y también fabricar artefactos nucleares." Indicó con
un puchero. Dios, los ojos color avellana de Bobby se tornaron oscuros, luego
lo miraron intensamente. "Eres genial, mi verga creció cinco pulgadas en tu
interior con lo que dijiste." Espetó con una expresión hambrienta. Félix tragó
saliva, sintiendo la polla en cuestión. "En caso de que no te hayas dado
cuenta, estoy un poco loco por ti." Bobby habló casi sin aliento. Félix se
sonrojó, se cubrió la boca para evitar sonreír estúpidamente, pero a juzgar
por la expresión de Bobby, no estaba de acuerdo en que la cubriera. El chico
se hundió hacia abajo y lo abrazó profundo, haciendo que Félix gimiera del
placer con la estocada, también con el deleitable abrazo. Bobby jadeó rozando
su nariz. "Me gustan todas tus personalidades: Vaslav, Félix, Blacky, el
hermano del convento." Se echó a reír cuando el muchacho lo corrigió. "Es un
monasterio, no un convento." Murmuró con una sonrisa. La respiración de
Bobby se aceleró. "Correcto, un monasterio." Abrazó al muchacho sonriente,
golpeando en él con fuerza. Félix gimió, cerró los ojos abrazándose fuerte de
la espalda del chico, casi incapaz de sostener el lindo sentimiento que lo
abarcaba todo y que llenaba su corazón de alegría y calidez.

Félix mordió su labio, luego el hombro del chico y jadeó aferrándose en su


cuello. "Me asusta cuando pienso que nunca nos habríamos conocido si Mark
no hubiera llegado al monasterio." Exhaló, tratando de recuperar el aire.
Bobby sonrió amplio. "¿Deberíamos enviarle fruta?" Bromeó, al levantar la
cabeza. El chico apretó sus frentes, sus manos acunaron el rostro de Félix.
"Lo sé, ¿Qué quieres que hagamos, cariño?" Esta vez habló en serio, besando
la comisura de la boca de Félix. Éste último lamió sus labios, mientras lo
miraba a los ojos. "Tal vez podríamos ir a visitarlos uno de estos días. Ellos
viven en Texas, además me quiero disculpar con ambos. Ya sabes, por lo de
mi mentirita blanca." Se echó a reír. Bobby tragó saliva, se estremeció,
sintiendo una punzada de excitación. "Quizás podamos ..." Resopló. "Eres tan
malo que me encantas." Besó sus labios y se dedicó a besarlo lentamente. No
se podía hartar de ellos, eran tan suaves y esponjosos que podría estar
besándose con él por toda la eternidad si fuera posible. Al apartarse, casi a
regañadientes por la falta de aliento, Bobby sonrió. "Cuando era un niño mi
madre me puso a un loquero, sólo porque dije que me iba a casar con un
bailarín." Sonrió. "Me pregunto que dirá ahora que finalmente me reuní con
ese chico bailarín, ¿Crees que quede calva?" Rió con diversión. Félix soltó una
risita divertida. "Puede ser, de seguro queda con alopecia ¿Quieres que
juguemos con ella?" Bromeó con diversión.

Félix mordió su labio inferior. "Idiota, estás siendo muy honesto." Dijo con una
sonrisa, mientras enrollaba sus brazos en el cuello del chico para tirarlo hacia
abajo. "Yo tenía un maestro de baile, nos llevábamos bien." Mordió su labio y
continuó charlando: "No nos demoramos mucho en enamorarnos, pero
después que lo hicimos todo se tornó negro gracias a la marcada diferencia
de edad. Mis padres descubrieron la relación, lo acusaron de pedofilia y casi
arruinan su carrera." Soltó un soplido. Bobby besó su frente y esperó a que
siguiera la plática. Félix lo hizo a los segundos: "Para castigar su estrechez de
mente renuncié a todo lo que ellos crearon. Siendo honesto, yo quería ser
pianista, siempre me gustaba ver al chico que tocaba en nuestros ensayos."
Apretó los labios. "Pero mis padres dijeron que era mejor si seguía estudiando
danza, lo hice y como resultado de eso fui infeliz hasta los diecisiete." Sonrió.
"James era británico, sólo nos enamoramos porque sí y sólo estuvimos juntos
cuando yo tuve dieciocho. Gracias a él me volví a encantar con el ballet, pero
eso se arruinó cuando mis padres lo acusaron injustamente." Jadeó del mal
gusto. Bobby asintió. "¿Qué sucedió después?" Dijo con una sonrisa,
acariciando su cara. Félix lamió sus labios con maldad y sonrió al hablar: "Yo
tomé todo mi dinero, renuncié al ballet y les dije a todos que se fueran a la
mierda." Se aclaró la garganta. "¡Ejem! Menos a la abuela, ella es pro-homo y
aunque Frank se ponga celoso, soy su favorito." Espetó con una risita
divertida.

Bobby asintió, luego la curiosidad lo invadió por completo. "¿Te encontraste


con el hombre?" Se mordió el labio cuando Félix asintió con la cabeza. "Lo
hice." Sonrió. "Nadie lo sabe, ni siquiera Danny." Confesó con una sonrisa.
Bobby tragó saliva. "¿Y que tal?" Preguntó con curiosidad, tratando de
esconder el fuego de celos que carcomía su estómago. Félix soltó una risita.
"Bebimos té con galletas." Se echó a reír. "¿Qué más?" Bobby indagó con
curiosidad. "No es cuento, sólo hicimos eso." Dijo con una sonrisa. El chico
sobre él mordió su labio inferior antes de hablar: "¿Estaba casado?" Félix
sacudió la cabeza. "No." Bobby exhaló, ya no podía más, la curiosidad lo
estaba matando. "¿Entonces qué carajos? No entiendo por qué rayos no
hicieron nada." Soltó un soplido. Félix se rió entre dientes y le acarició los
cabellos de su nuca. "¿Acaso debimos hacer algo?" Susurró con picardía.
Bobby suspiró. "No lo sé, Félix. Se supone que no se veían desde hace mucho,
lo más lógico es que ustedes regresaran otra vez." Expuso entre dientes. Félix
sonrió. "No tienes que fingir no estar celoso, yo entiendo." Murmuró entre
risitas. Ugh, Bobby rodó los ojos. "No estoy celoso." Casi se muerde la lengua
al mentir. Félix lo abrazó apretado y besó sus labios. "No hice nada, en ese
momento supe que mi vida no giraba en torno a él." Confesó mirando en los
ojos del chico. A juzgar por la mirada que le lanzó Bobby, el chico no estaba
muy convencido de ello. "Es en serio, ahí supe que ya no me gustaba. Fue
mutuo, yo tampoco le seguía gustando." Besó los labios de Bobby. "Sellamos
todo con un gran beso y luego de eso mi vida como Félix comenzó." Aclaró
todo, finalizando con una caricia en su mejilla. Bobby exhaló y sus hombros
perdieron tensión. "Ves, sabía que hubo interacción." Rasguñó entre dientes.

Félix se echó a reír. "Eres imposible." Le dio un besito y sonrió amplio.


"Vamos a acabar aquí, me dio mucha hambre." Murmuró con malicia. Bobby
soltó una risita, sus ojos brillaron de la excitación. "Ya rugiste, estoy bastante
celoso. Así que tendrás que atenerte a las consecuencias post traumáticas de
tu historia." Expuso con gran sonrisa. "Sólo procura limpiarme al acabar, no
quiero que me piquen las hormigas otra vez." Félix dijo con frescura, siendo
consumido por los besos y caricias del policía en aquel automóvil.
EPILOGO

Danny no podía dormir, su celular ser descargó de tanto ser usado para jugar
Sugar Lollipop. Ugh, el chico dio vueltas y más vueltas en su enorme cama
durante lo que pareció una eternidad, pero el sueño lo esquivó, sin importar
lo cansado que estuviera. Al parecer había practicado demasiado, se sobre
exigió con el último paso de baile y por supuesto que el dolor de pies tampoco
ayudaba en su insomnio. Cielos, suspirando Danny se sentó en la cama, cerró
los ojos y trató de relajarse mentalmente con algún ejercicio de meditación. Si
se concentraba lo suficiente, casi podía sentir el tercer ojo en su frente, ugh
pero sabía que eso era una ilusión ya que él nunca fue tan bueno para esas
cosas de la espiritualidad. Además, conociendo a su madre, ella se hubiera
pellizcado al verlo incursionando en temas tan paganos como era el tema de
los chacras y Buda. Apenas y aceptó que bailara ballet, ya que lo consideraba
bastante poco masculino, así que no le puso tanto problema cuando él dejó
por un tiempo el ballet para viajar por Norteamérica. Diablos, de seguro ella
se pellizcaría ahora que había retomado el ballet, pero su madre estaba bien
lejos en Ucrania y siendo sincero, él no tenía deseos de llamarla para contarle
de sus recientes logros.

Suspirando, Danny se levantó de la cama. Su sueño no se dignaba a cooperar


y si no iba a dormir esta noche, también podría ir a dar un paseo. De hecho,
iría por un gran vaso de leche primero y después saldría a tomar un poco de
aire por el jardín. El fresco de la noche lo iba a distraer del dolor de cuerpo y
de las cosas raras que tenía en la cabeza, pensamientos que no quería tener,
ya que estos hacían que se pusiera todo tenso por dentro. Entonces,
sintiéndose entusiasmado ante la perspectiva de un paseo, Danny salió de su
habitación y se dirigió hacia la cocina, lugar en donde bebió un vaso de leche.
Al acabar, se dirigió hacia el jardín principal de la gran casa. El lugar estaba
tranquilo por la noche, era probable que todos los empleados ya estuvieran
durmiendo y sólo estuvieran en pie los guardias que custodiaban la casa.
Entonces como lo pensó, las únicas personas que se encontró fueron con los
guardias del perímetro y algún sirviente ocasional. Ugh, ellos le hicieron una
reverencia, Danny todavía no se podía acostumbrar a eso, pero asintió con
una sonrisa para seguir el protocolo del lugar. "Buenas noches... Ugh, estoy
bien así." Dijo con vergüenza cuando un sirviente cubrió su blanco pijama con
una capa roja, casi envolviéndolo todo con ese gran manto. Dios, ocultando la
sorpresa en sus ojos, Danny sólo asintió y siguió caminando por el jardín,
siendo bien consiente que para su próximo paseo nocturno, iba a salir
completamente vestido. "¿Acaso los franceses eran todos así de protocolares?
Rayos, ciertamente no lo sabía, pero hizo una nota mental para averiguar en
internet al respecto.

La noche estaba un poco fría pero de cierta manera era agradable. Las
estrellas se podían divisar, al estar en un lugar a las afueras de la ciudad, ya
que no había contaminación y estas se apreciaban en toda su magnitud,
iluminando el lugar con su brillante resplandor. Acomodándose el gran manto
proporcionado, Danny caminó hacia el sector de las flores blancas, esa parte
del sitio de seguro era más tranquila y no estaba rodeada por tantos guardias
y sirvientes, así que se valió de eso para dirigirse al terreno. Cuando llegó
finalmente al lugar, Danny tomó asiento y se sentó a observar las majestuosas
rosas, el blanco resaltaba y resplandecía con las luces de las estrellas y
también del lugar. Eran lindas y de cierta manera le estaban transmitiendo
paz, ugh claramente hasta que una voz conocida le habló: "No sabía que te
gustaban las flores, menos las rosas." Danny contó hasta tres y controló el
tono de su voz. "Tú no tienes por qué saber." Su tono de voz fue normal, bien.
El chico dio un soplido y se sentó a su lado. Danny rodó los ojos, su asiento
perfecto, confiado y estable se había tornado en uno incómodo e insoportable.
"Las estrellas están muy brillantes ¿No?" El chico pelinegro habló con voz
casual. Danny estaba seguro que si seguía las provocaciones del hombre
idiota, éste iba a salir disparado en un instante cuando le rompiera el cuello
con las manos. "Yo vine a tomar aire fresco, a solas." Danny expuso con voz
controlada. "Yo también, de pronto no pude dormir." El maldito chico tuvo la
desfachatez de responder.

Un silencio desagradable se creó entre ellos, Danny se concentró en las rosas


blancas, pero le costó demasiado enfocarse en ellas. "Estás más delgado." El
chico habló de repente. Danny apretó los labios. "Estoy a dieta." Contestó
escueto. El chico pelinegro lo miró de soslayo y lamió sus labios antes de
seguir hablando: "Te ves más joven con el cabello pintado de marrón." Lamió
sus labios. Danny exhaló. "Soy joven, sólo tengo veinticinco años." Expresó
con un suspiro. Su vista todavía estaba posada en el gran rosal. Ugh, le
palpitaba el cráneo, el dolor de cabeza era casi insoportable a esa hora de la
noche. Además, ahora la frustración le estaba dañando la mente. "Quiero
estar solo." Dijo con voz seca. El chico a su lado suspiró. "Yo no te seguí aquí,
sólo fue casualidad." Murmuró entre dientes. Danny se sonrojó. "El destino no
tiene nada que ver, no seas irónico. Ha pasado un año." Espetó de mal humor.
La dura reprimenda murió en los labios de Danny en el momento en que su
mirada se encontró con los ojos pardos del hombre. Ugh, su mirada era aguda
y anormalmente intensa, imposible de sostener. Algo en el fondo del
estómago de Danny se tambaleó, haciendo que se apretujara en espasmos
molestos. La mirada del chico se tornó más intensa que antes, Danny sólo se
quedó quieto, pero la sensación embriagadora y hambrienta en el fondo de su
barriga aumentó cuando el rostro del chico se venía acercando al suyo. Danny
se estremeció por completo, un gemido abandonó sus labios cuando el rostro
ya estaba demasiado cerca, se sintió intoxicado, sin aire y al punto del
desmayo.

Danny estaba temblando tanto que no sabía lo que estaba sintiendo. Así que
hizo lo responsable: Se levantó del asiento y huyó. No obstante, el chico lo
salió persiguiendo. "Danny, debemos hablar." Demandó sujetándole una de
sus muñecas. El chico nombrado tragó saliva. "Suéltame Darian, los guardias
están por todos lados." Sonsacó luciendo bastante agitado. El chico lo soltó,
pero cuando iba a hablar, una voz en el fondo lo interrumpió: "Danny estabas
aquí. Cielos, te estaba buscando." El hombre alto y de cabello rubio se acercó
y le agarró la mano. "¿Por qué no me despertaste? Cuando vi que ya no
estabas en la cama me asusté." Sonrió. "Luego uno de los sirvientes dijo que
habías venido a tomar aire en pijamas. Entonces me preocupé y quise venir."
Le dio un beso en la mejilla y miró hacia un lado. "Oh, señor Darian. Cielos,
disculpe fui un mal educado." Dijo con una reverencia. Danny apretó sus
labios. "Recién me lo encontré, el señor Darian me estaba diciendo que
observó mi práctica de esta tarde y sólo me estaba felicitando." Mintió con
una sonrisa temblorosa, rogando por dentro para que el chico no notara nada
raro. Gracias a Dios, éste no lo hizo. "Usted debería ir a una de sus
presentaciones, mi esposo es fantástico." Se echó a reír. "Danny es el mejor
bailarín de todos los tiempos." Comentó con satisfacción. Danny mordió su
labio inferior, miró al chico y éste asintió. "Su esposo es genial, debería
guardarlo bajo siete llaves, ya que cualquiera se lo podría robar." Se echó a
reír junto al joven rubio, quien tenía abrazado a Danny por la cintura. Éste
habló: "Seguiré su consejo. Ahora si nos disculpa, mi esposo y yo nos
retiraremos a nuestros aposentos, está helando y no quiero que coja una
gripe." Sonrió. Danny lamió sus labios, miró a Darian a los ojos y asintió:
"Buenas noches, dígale a su hijo que puede jugar con el nuestro mañana. El
desayuno será a las ocho." Informó eso y salió caminando de la mano con el
hombre a su lado. Darian suspiró, tomó aire y regresó derrotado a su
habitación.

[...]

Félix sonrió amplio, su profesor de piano también hizo lo mismo y juntos


terminaron aquella pieza musical. A los minutos después, Félix bajó la
cubierta y cubrió el teclado. "¿Cómo lo hice profesor?" Preguntó con gran
sonrisa. El hombre asintió, acomodándose las gafas. "Estuviste muy bien, te
equivocaste en algunas notas pero fueron las mínimas. Es bastante
impresionante que sepas todas las melodías que te enseño." Sonrió. "Debe ser
por tu gran oído musical, después de todo eras un bailarín de ballet
destacado." Comentó con una sonrisa, restregando el cabello de Félix. Éste
asintió con la cabeza. "Yo me sé todas las canciones, las solía bailar, pero
también les ponía mucha atención." Recogió el maletín del hombre de cabello
canoso y se lo entregó. "Lo acompañaré a la salida como siempre." Informó
sonriente. Su profesor asintió, entonces juntos abandonaron la sala de estar,
decorada por el gran piano color blanco en el centro. Félix despidió al hombre
en el umbral de la puerta, éste desapareció en su auto y el chico finalmente
regresó al interior de la casa.

Félix caminó por los pasillos y se dirigió a la cocina, quería asegurarse que
estuviera todo listo. "Sinead, ¿Todo bien por aquí? Ya va a ser la una de la
tarde. Bobby está por llegar." Dijo con gran sonrisa. La chica asintió de
inmediato. "El almuerzo ya está listo, señor Félix." Lamió sus labios.
"¿Necesita que preparé un puesto extra?" Averiguó con interés para
comenzar a configurar la mesa. Félix sacudió la cabeza de lado a lado para
negar. "Bobby no traerá a Sanders, ya resolvió el caso que lo tenía ocupado."
Sonrió. "Solo vamos a almorzar los dos." Se despidió de la chica para
contestar su celular, el cual vibró en su bolsillo. "¡Danny!" Dijo con gran
sonrisa, observando al chico por la pantalla. "Hola jefe, ¡Feliz cumpleaños!"
Exclamó con gran emoción. "Me tomé un descanso para saludarte, te envié el
regalo por encomienda, espero te guste." Sonrió. Félix soltó una risita.
"Gracias, por supuesto que me va a gustar. Te ves bien, ¿Todo bien?"
Preguntó alzando una ceja. El chico en la pantalla lamió sus labios. "Estoy de
maravilla, jamás había estado tan bien." Expresó todo con gran sonrisa.
"¿Seguro?" Félix miró de cerca la pantalla al preguntar, creyó notar algo raro
en su cara. El chico asintió. "Estoy bien, ahora debo colgar. Te llamo más
tarde, mi descanso se está terminando." Informó con un suspiro. "Te extraño,
jefe. Prometiste que me ibas a venir a ver." Le recordó con reproche. Félix
soltó una risita. "Apenas Bobby tenga sus vacaciones, te iré a ver a Francia.
Um, dale saludos a Pierre y a Simon." Señaló con gran sonrisa. Danny asintió.
"También dale saludos a tu esposo. Entonces hablamos más tarde." Félix
asintió y colgó la llamada.

Con una sonrisa, el muchacho corrió hacia la entrada cuando Bobby hizo
ruido al entrar. "¡Al fin llegaste!" Chilló, lanzándose a sus brazos. El chico lo
atrapó y le regresó el apasionado beso. Al romper el ósculo, Bobby lo abrazó
apretado. "¿Cómo ha estado tu día? Espero que no hayas hecho muchas
maldades, amor." Dijo con una risita. Félix sonrió, luego enrolló sus brazos en
el cuello del chico. "Recibí muchas llamadas en este día, toqué el piano, ¡Uh!
Frank me envió un regalo gigante, pero te estaba esperando para que lo
abriéramos juntos." Se echó a reír. "Mis padres me llamaron y les colgué." Le
contó con maldad. Bobby sacudió su cabeza, besó sus labios y se separó al
hablar: "Eres igual que tu primo Frank, tenemos que corregir eso amor."
Advirtió, volviéndole a besar. Si alguien le hubiera dicho antes que este chico
tan exquisito iba a ser el centro de su mundo ahora, él no lo habría creído.
Tampoco se hubiera imaginado que este muchacho tan lindo y arisco iba
terminar aceptando ser su esposo. La vida era extraña de muchas maneras.
"¿Qué estás pensando tanto?" Félix preguntó con una sonrisa. El chico lo
arrastró hacia un sofá y se subió a su regazo. "En ti obviamente." Bobby
respondió con afecto, lo besó suavemente en los labios. "¿Qué se siente tener
veintiséis?" Curioseó, mirando en sus hermosos ojos. Félix sonrió. "Hasta el
momento nada diferente, quizás cuando llegue a los treinta sienta algo ¿No
crees?" Murmuró con un puchero. Bobby asintió, envolviendo sus brazos
alrededor de Félix para acercarlo más a su cuerpo. Nunca se podría cansar de
tenerlo todo sobre él. Nunca jamás nunca. "Te amo." Susurró con un beso. "Yo
también te amo." Félix sonrió amplio, ahora no encontraba eso soso. Podía
decir las palabras siempre que quisiera. "Entonces, ¿Cuál es mi regalo?"
Preguntó con una blanca sonrisa, luego rodó los ojos cuando el chico lo miró
lascivamente. "Uh, eres un pervertido. Yo quiero un regalo material." Félix
resopló.

Bobby se echó a reír, unió sus bocas para besarlo intensamente hasta dejarlo
casi sin aliento. "En el auto." Indicó al romper el beso. Félix se lamió los
labios y unió sus frentes. "¿Qué es?" Investigó con gran sonrisa. Bobby soltó
una risita. "Una cosa que siempre has querido tener. Bueno, al menos desde
hace un tiempo." Masculló con gran sonrisa. Félix lo miró a los ojos y sonrió
con felicidad. "¿Un gato negro?" Averiguó con emoción. Bobby exhaló. "Feliz
cumpleaños amor. Te compré el jodido gato negro y ahora nos llenaremos de
mala suerte." Bromeó. "¡Ah joder, te amo!" Félix lo besó apasionadamente, lo
abrazó apretado y salió corriendo en dirección del automóvil. Bobby sonrió
amplio, Dios santo amaba a ese chico. "Ten cuidado, todavía es un gato bebé."
Espetó, caminando detrás de él con gusto.

FIN
AMARGURA DE AMOR

'Amargura de amor,' es el libro número 27 en la saga "una propuesta


indecente." Esta cuenta la historia de Danny Kosel y su vida amorosa.

Prólogo:

Danny Kosel es un chico ucraniano de tan sólo veinticuatro años de edad. De


muy joven fue amante de la danza y eso lo impulsó a convertirse en el bailarín
de ballet más grande de toda la historia. Su vida tuvo altos y bajos como
cualquier persona, ya que por muchos años Danny tuvo que dejar el ballet
para acompañar a su mejor amigo en un viaje de aventura a Norteamérica. En
ese país, Danny conoció a varias personas, se dedicó a practicar cosas ilegales
y también conoció el amor. Al ser una persona pansexual le costaba un poco
armar algo sólido con una persona, ya que siempre se interesaba en alguien
incorrecto que no se interesaba en él o que no le convenía por diferentes
razones. La mayoría de ellas por enamorarse de chicos heterosexuales. Pero
siempre hay un roto para un descocido y después de buscar mucho, Danny
conoce el amor y es correspondido.

¿Quién será esa persona?

Seguir leyendo y averiguar

Próximamente 'Amargura de amor.' Libro número 27 en la saga

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contenido suculento.

Mail: rpjr18@gmail.com
SAGA PROPUESTA INDECENTE

LIBRO 1 Una rara propuesta.

Alec x Lucas

LIBRO 2 Una rara confesión

Edward x Sebastian

LIBRO 3 Una acosadora Propuesta

Christian x Adam

LIBRO 4 Una amenazante propuesta

Harold x Bruce

LIBRO 5 Una propuesta asesina

Scott x Nathan

LIBRO 6 Una propuesta asquerosa

Jeffrey x Jason

LIBRO 7 ¡No me toques! Una propuesta miedosa

Max x Tian

LIBRO 8 Se mi estilista, pero no te enamores de mí

Garrett x Todd

LIBRO 9 No me acuerdo de ti, pero ya te amo

Brian x Allan

LIBRO 10 No apuestes en vano, te enamorarás de él

Aiden x Zachary

LIBRO 11 Sólo en un respiro

Nick x Marti.

LIBRO 12 Del amor al odio, un ardiente paso.

Darren x Seth
LIBRO 13 Hush-Hush, algo muy secreto

Ethan x Carl

LIBRO 14 Sólo para rascar la picazón

Brad x Jack

LIBRO 15 Por las sombras de este amor

Abel x Jeremy

LIBRO 16 No me dejes caer

Noah x Dereck

LIBRO 17 No Beses al enemigo

Sasha X Ron

LIBRO 18 Yo no soy ese chico

Evan X Ricky

LIBRO 19 Te quiero a ti

Ian X Miles

LIBRO 20 Un mafioso amor

Andrew x Ivory

LIBRO 21 Un silencioso amor

Misha x Alexander

LIBRO 22 Una fórmula para amor

Fedor x Brat
LIBRO 23 Mi querido amor real

Ancel x Paul

LIBRO 24 Amor salado

John x Mark

LIBRO 25 Amor entre rejas

Zarek x Frank

LIBRO 26 Amor entre balas y ballet

Bobby x Félix

LIBRO 27 Amargura de amor

Danny
R.J. ROMAN

AMOR ENTRE BALLAS Y BALLET

SAGA

Propuesta indecente

Libro 26

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