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TEMA 3.

EL MODERNISMO_______________________________________________________________

A finales del XIX se produce una gran crisis espiritual en Occidente, que se denomina crisis de fin de siglo1. En
España se denomina despectivamente “modernistas” a los jóvenes escritores que hacia 1900 rechazan los valores
defendidos por la burguesía y consideran trasnochada la literatura realista. A menudo adoptan como forma de vida
la bohemia. París se convierte en centro de la vida bohemia. El deseo de transgresión y provocación inunda el arte.
Con el tiempo el término modernismo se empleará para los escritores que se refugiaron en el esteticismo
como rechazo del mundo circundante (Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez, Manuel Machado…); y el término
generación del 98 para los escritores que adoptaron una actitud más crítica ante la realidad y, a veces, un
compromiso social y político explícito (Miguel de Unamuno, Azorín, Baroja, Antonio Machado…). Valle-Inclán
aparece incluido en ambas tendencias de fin de siglo y rebasa ambas.

El modernismo literario es un movimiento de raíz romántica, que se inspira en las tendencias dominantes en
la poesía francesa en la segunda mitad del XIX: el parnasianismo (que defiende el valor del arte por sí mismo, “el
arte por el arte”, sin necesidad de que tenga ninguna utilidad, más allá de su belleza y de su perfección) y el
simbolismo (que considera el mundo como un lugar misterioso, que solo el poeta puede interpretar a través de los
símbolos que en él descubre).
Las primeras muestras de esta corriente literaria se aprecian en la obra del poeta nicaragüense Rubén Darío
(Nicaragua, 1867-1916) quien en 1880 publica un libro de cuentos y poemas titulado Azul que fue recibido con
entusiasmo por la crítica. En este libro aparecen el color símbolo del arte para los modernistas (“azul”), y el animal
que lo representa (“el cisne”), además de los temas y recursos que caracterizan a esta corriente. La tendencia que
inaugura se consagra con la publicación en 1896 de otra obra de Rubén Darío, Prosas profanas.
Los poetas modernistas, con Rubén Darío a la cabeza, se consideran miembros de una aristocracia espiritual
y dedican su vida a la búsqueda de la perfección estética y de la belleza.
Se interesan en sus obras por lugares exóticos, alejados en el espacio –París, Japón-, por épocas pasadas –
cultura inca, Francia del siglo XVIII - (tendencia escapista) y, al mismo tiempo, desean mostrar su intimidad
doliente (melancólica o vitalista, que anhela una felicidad absoluta inalcanzable a través de los placeres más
refinados, del erotismo…).
En sus poemas cobra gran importancia lo sensorial (búsqueda del color y del efecto sonoro). Su sintaxis es
impresionista, acumulando rasgos, sin más. Emplean un léxico selecto, a base de voces poco usuales, arcaísmos,
neologismos, cultismos y extranjerismos, utilizan con profusión los adjetivos (doble adjetivación) y las figuras
retóricas, entre las que prefieren las sinestesias, las metáforas y los símbolos (que sugieren, no nombran
directamente la realidad). También las aliteraciones por su atención a la sonoridad del verso. Para conseguirla
utilizan versos poco usuales en castellano (alejandrino, dodecasílabo o eneasílabo). Les confieren ritmos muy
marcados. Inventan estrofas o modifican las tradicionales.
Aunque el género preferido de la literatura modernista es la lírica, la prosa se ve renovada por esta corriente.

Las nubes pesadas y plomizas iban a congregarse sobre la Sierra de Céltigos, en un horizonte de
agua. Los pastores, dando voces* a sus rebaños, bajaban presurosos por los caminos, encapuchados en
sus capas de juncos**. El arco iris** cubría el jardín**, y los cipreses** oscuros** y los mirtos** verdes**
y húmedos parecían temblar en un rayo** de anaranjada** luz**. Candelaria con la falda arremangada
y chocleando las madreñas, andaba encorvada bajo un gran paraguas azul** cogiendo rosas** para el
altar de la capilla. [Aliteración: P; Sonidos:*; Colores:**; Doble adjetivación ]

Valle-Inclán, Sonata de otoño


1
Se cuestiona la validez de los principios racionales que sustentan la sociedad burguesa capitalista (el progreso, el positivismo, la acumulación de bienes
materiales…). Y el irracionalismo triunfa.

1 IES GRANDE COVIÁN/DPTO DE LENGUA / 2º BTO 2016-2017 TEMA 3. EL MODERNISMO


Rubén Darío ejerció una notable influencia entre los autores españoles. Visitó España en 1892, con motivo de
los actos de celebración del Cuarto Centenario del Descubrimiento de América. Y fue recibido con admiración entre
los escritores más jóvenes. Entabló relación, entre otros, con Valle-Inclán. Regresó en 1898, aclamado como un
ídolo. Conoció entonces a la que sería su compañera casi hasta su muerte, Francisca Sánchez. Poco después se
instaló en París y allí tuvo la ocasión de entablar amistad con Antonio Machado. De la publicación del último de sus
libros de poemas, Cantos de vida y esperanza, se encargó Juan Ramón Jiménez.

El modernismo español se inclina más hacia el simbolismo. Es más intimista y menos brillante. Tal vez por
influencia de Bécquer y Rosalía. Autores modernistas son:
Antonio Machado (1875-1939) en su primera obra, Soledades (1903), ampliada en 1907 con el título
Soledades. Galerías. Otros poemas. Aunque su expresión es más sobria que la de Darío, emplea versos
dodecasílabos y alejandrinos y multitud de símbolos para expresar la tristeza (los jardines, los ocasos, las fuentes…).
Su hermano Manuel Machado.
También son modernistas los primeros libros de poemas de Valle-Inclán (1866-1936), y sus cuatro novelas en
prosa poética tituladas musicalmente Sonatas (1902-1905), en las que se relatan los amores del Marqués de
Bradomín, un aristócrata gallego que se define a sí mismo como un donjuán “feo, católico y sentimental”. Los
lances amorosos se suceden a lo largo de las cuatro etapas de la vida del marqués, representadas simbólicamente
en las estaciones del año: Sonata de primavera (época de juventud), Sonata de estío (época de plenitud vital),
Sonata de otoño (inicio del envejecimiento) y Sonata de invierno (última etapa de su vida). Valle-Inclán rechaza así
el mundo burgués en el que le ha tocado vivir y se refugia en una Galicia primitiva idealizada e inexistente.
Es modernista Juan Ramón Jiménez (1881-1958) en sus primeras obras. En su etapa sensitiva (hasta 1915),
en obras como Arias tristes (1903), emplea un tono bécqueriano y simbolista para reflejar su tristeza y su
melancolía. A partir de La soledad sonora (1908), la sensorialidad aumenta. Poco después compone su libro de
prosa poética más conocido, Platero y yo (1914), con rasgos de estilo modernista, pero firme voluntad de pureza2.

Al mismo tiempo, y huyendo del realismo, triunfa un teatro poético, inspirado en el modernismo que aborda
temas históricos, en ambientes exóticos y refinados, desde presupuestos ideológicos conservadores. Su éxito se
basaba en los grandes efectos escénicos y en la participación de actores y actrices conocidos y admirados por el
público madrileño como María Guerrero. Entre los autores destacan: Eduardo Marquina y Francisco Villaespesa.
Este teatro influiría en Lorca.

1911 puede considerarse el final de la etapa modernista. Otros gustos y otras sensibilidades afloran entre los
jóvenes artistas. Así lo atestigua el poema del mexicano Enrique González Macho “Tuércele el cuello al cisne de
engañoso plumaje […] no siente el alma de las cosas ni la voz del paisaje”. Sin embargo, la impronta de la
renovación modernista perdurará en la literatura a lo largo de todo el siglo XX.

2
El concepto de pureza o arte puro surge con las vanguardias. Lo estudiaremos en el tema correspondiente.

2 IES GRANDE COVIÁN/DPTO DE LENGUA / 2º BTO 2016-2017 TEMA 3. EL MODERNISMO

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