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En una ocasión, un sabio que cruzaba un río poco profundo vio a un escorpión
ahogándose, luchando por salir del río, al observar esto el sabio sintió compasión
por él y se decidió a salvarlo.
El sabio sentía dolor, pero su mente estaba en calma; al ver que el escorpión
podría perder su vida, esta vez usó su mano izquierda para sacar al escorpión del
agua, sin embargo, este entró en pánico y lo volvió a picar, y una vez más se
escapó de la mano cayendo al agua, reanudando su lucha por salir.
El dolor que tenía era casi insoportable, pero su compasión y determinación eran
más grandes que este, así que lo intentó de nuevo, pero esta vez juntó las manos y
rápidamente levantó el escorpión dejándolo caer en la tierra antes de que este
pudiera reaccionar.
El sabio respondió: “el escorpión no me pico por malicia o mala intención, así
como la naturaleza del agua es mojarme, también la naturaleza del escorpión es
la de picar, no se da cuenta de que lo estoy llevando a un lugar seguro; la
verdadera naturaleza del hombre es la de amar y ser compasivo, simplemente
actúe conforme a ella".
El hombre se postró a los pies del sabio y expresó su gratitud por la profunda
sabiduría.
Reflexión:
Esta es una historia que nos habla acerca de la compasión, pero primero hablemos del
hombre que observaba:
Los comentarios que este hombre hace al sabio obedecen a la lógica del ego, a una
mentalidad de ganancia, a la incapacidad de no poder hacer nada por nadie sin obtener
algo a cambio, es el ego el que nos limita a solamente enfocarnos en nosotros mismos y
en unas cuantas personas cercanas a nosotros, y evita que podamos sentir empatía por
los demás lo cual nos vuelve indiferentes al sufrimiento ajeno.
“Ámense los unos a los otros, como yo los he amado. (Juan: 15: 12 NVI)”
— La Biblia
Lo único que diferencia los dos hombres del relato, es que el sabio sabe reconocer que
nuestra verdadera naturaleza como seres humanos es la de amar y ser compasivos con
los demás y esto incluye a todas las criaturas vivientes, el hombre al recibir este mensaje
profundo, reverencia y agradece al sabio por la enseñanza, esta parte de la historia
también es importante porque demuestra el poder que tenemos todos de cambiar, no
importando lo egoístas que seamos o hayamos sido, podemos empezar a cambiar HOY
para ser más como el hombre sabio del cuento.
Para lograrlo podemos empezar por proponernos la meta de vivir una vida congruente
con la regla de plata:
— Regla de Plata
— Regla de Oro
“Haz a los demás todo lo que quieras que te hagan a ti. Esa es la esencia de
todo lo que se enseña en la ley y en los profetas. (Mateo 7:12 NTV)”
— La Biblia
El sabio también siguió la regla de oro como consecuencia del acto compasivo, ya que
no importando que el escorpión lo lastimara, simplemente hacia lo que le gustaría que
hicieran por él.
Por último, vale la pena mencionar esta gran pieza de sabiduría:
“Un ser humano es una parte del todo que llamamos universo, una parte
limitada en el tiempo y el espacio. Él se experimenta a sí mismo, sus
pensamientos y sentimientos como algo separado del resto, una especie de
ilusión óptica de su consciencia. Esta ilusión es una especie de prisión para
nosotros, que nos restringe a nuestros deseos personales y al afecto por
unas cuantas personas cercanas a nosotros. Nuestra tarea debe ser la de
liberarnos de esta prisión ampliando nuestro círculo de compasión para
abarcar a todas las criaturas vivientes y a toda la naturaleza en su belleza.”
— Albert Einstein