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MARCO TEÓRICO
2.1 Investigaciones relacionadas con el estudio
2.1.1 Investigaciones internacionales
Pacheco y Alfaro (2018) realizaron la investigación "Influencia del
apoyo social percibido, factores sociodemográficos y socioeconómicos sobre la
depresión de personas adultas mayores del área urbana de la ciudad de La Paz"
que presentó como objetivo determinar la relación existente entre el apoyo
social percibido y depresión en personas adultas mayores del área urbana de la
ciudad de La Paz. El estudio de tipo descriptiva correlacional, presentó como
muestra a 240 personas adultas mayores de 60 años del área urbana de la ciudad
de La Paz seleccionadas a partir de un muestreo no probabilístico en avalancha
o en cadena. Los instrumentos utilizados fueron la escala de apoyo social
percibido de Zimet y la escala de depresión geriátrica de Yesavage en su
versión de 20 ítems. Se encontró que el mayor porcentaje de adultos mayores
de la muestra percibe un apoyo social alto a medio de manera general (39,58%)
y un 21,67% tiene un apoyo social percibido bajo y, por el lado de la depresión,
que cerca del 60% de la muestra no tiene depresión o se encuentra dentro de la
normalidad, 10,88% tiene depresión leve y cerca del 30% tiene una depresión
intensa o muy intensa. En conclusión, el apoyo social percibido tiene una
relación inversa significativa con la depresión, lo cual significa que mientras
mayor sea el apoyo social percibido de las personas adultas mayores, menor
será el grado de depresión que presenten.
Viviana (2020), realizó la investigación "Depresión en adultos mayores:
prevalencia y factores de riesgo psicosocial en entornos rurales y urbano de la
provincia de Misiones, Argentina". Este trabajo tuvo como objetivo identificar
el riesgo de depresión y los factores psicosociales predisponentes en
adultos mayores de ámbitos rurales y urbanos. El estudio descriptivo-
comparativo contó con la participación de 80 personas mayores a 65 años de
zonas rurales y urbanas del sur de la provincia de Misiones. Para evaluar la
depresión se hizo uso de la escala de depresión de Yesavage, en su versión de
15 ítems (GDS-15), y para los factores predisponentes, una entrevista
semiestructurada. Los resultados obtenidos fueron que se encontraron valores
normales y leves de depresión en ambas muestras, con mayor preponderancia
en el segmento urbano (nivel leve-moderado), además los principales factores
predisponentes en la población rural son la baja espiritualidad, la situación
socioeconómica y los duelos recientes; y en la muestra urbana, la falta de
propósito en la vida y los duelos recientes; asimismo se observó mayor
propensión a la depresión en los adultos urbanos, con niveles que llegan
hasta depresión moderada en algunos casos. En conclusión, son diferentes los
factores que propician la depresión en cada ámbito de procedencia, constatando
la importancia de incluir a las poblaciones rurales en los estudios
diagnósticos de salud mental, con el fin de discriminar las especificidades
que deben tenerse en cuenta al momento de elaborar planes de atención y
prevención de la salud y del bienestar en sus diferentes niveles.
Tengku et al. (2019) realizaron la investigación "Social support and
depression among community dwelling older adults in Asia: a systematic
review", el cual presentó como objetivo explorar las medidas de apoyo social en
los estudios que examinan la asociación entre el apoyo social y la depresión
entre los adultos mayores que viven en la comunidad en Asia, además de la
evidencia de la asociación. El estudio fue una revisión sistemática utilizando las
bases de datos electrónicas de CINAHL, PubMed, PsychINFO, Psychology and
Behavioral Sciences Collection, SocINDEX y Web of Science para artículos
publicados hasta el 11 de enero de 2018, donde se recuperaron 16 356 registros
y revisamos 66 artículos de texto completo, 24 estudios observacionales se
incluyeron en la revisión. Constan de cinco estudios de cohortes y 19 estudios
transversales. Se encontró que el apoyo social se mide por múltiples
componentes, más comúnmente a través de una combinación de constructos
estructurales y funcionales y que el apoyo social percibido se mide más
comúnmente en comparación con el apoyo social recibido, además un buen
apoyo social global está relacionado a tener cónyuge o pareja, vivir con la
familia, tener una red social amplia, tener más contacto con familiares y
amigos, tener apoyo emocional e instrumental, un buen apoyo de la familia y la
satisfacción con el apoyo social se asocian con menos síntomas depresivos entre
los adultos mayores que viven en la comunidad en Asia. En conclusión, los
hallazgos enfatizan en la asociación entre un buen apoyo social y una
disminución de la depresión entre los adultos mayores; en comparación con las
poblaciones occidentales, el apoyo familiar tiene una mayor influencia en la
depresión entre los adultos mayores que viven en la comunidad en Asia,
asimismo la institución familiar debe incorporarse en los programas e
intervenciones diseñados para abordar la depresión en el contexto asiático.
Woods et al. (2021) en su investigación "Perceived Social Support and
Interpersonal Functioning as Predictors of Treatment Response Among
Depressed Older Adults" presentaron como objetivo investigar si los
componentes del aislamiento social (estado civil, apoyo social percibido y
problemas interpersonales) predicen el cambio en la gravedad de la depresión
en el transcurso de una breve intervención de cumplimiento realizada en un
entorno de atención primaria. La muestra empleada fue de 189 adultos mayores
con trastorno depresivo mayor asignados al azar a una intervención de
adherencia, "Programa de Iniciación al Tratamiento", o al tratamiento habitual.
Los resultados fueron que estar casado (F(2,176) = 6,60; p = 0,001), informar
de un mayor apoyo social percibido (F(2,177) = 4,70; p = 0,01), y menos
problemas interpersonales (F(2, 176) = 4,34; p = 0,01) predijeron una menor
gravedad de la depresión en promedio en el transcurso de 24 semanas. En
conclusión, las variables sociales como vivir en pareja, percibir a los demás
como un apoyo y reportar pocos problemas interpersonales pueden reducir la
vulnerabilidad de los adultos mayores a la depresión y mejorar su capacidad de
beneficiarse del tratamiento, es así que estos resultados pueden guiar el
desarrollo de intervenciones que se dirijan a estos factores sociales al principio
del tratamiento para aumentar su eficacia.
Liu, Wei, Peng & Guo (2021), realizaron la investigación "How Does
Perceived Health Status Affect Depression in Older Adults? Roles of Attitude
toward Aging and Social Support". Esta investigación tuvo como objetivo
probar el efecto mediador de la actitud hacia el envejecimiento y el efecto
moderador del apoyo social en la asociación entre el estado de salud percibido y
la depresión en adultos mayores. Las hipótesis del estudio se probaron mediante
el uso de datos cuantitativos recopilados de 6485 adultos mayores chinos. Se
empleó SPSS macro PROCESS para analizar los datos. Los resultados muestran
que la relación entre el estado de salud percibido y la depresión en los adultos
mayores está mediada por su actitud hacia el envejecimiento, además los
impactos directos e indirectos del estado de salud percibido sobre la depresión
están significativamente amortiguados por el apoyo social. En conclusión, este
estudio sugiere un papel mediador potencial de la actitud hacia el
envejecimiento y un papel moderador del apoyo social en la asociación entre la
salud física y la salud mental entre los adultos mayores.
Doménech-Abella et al. (2017) realizó la investigación "Loneliness and
depression in the elderly: the role of social network" que presentó como
objetivo analizar la influencia de las redes sociales en la relación entre la
soledad y la depresión en la población adulta mayor en España. El estudio se
realizó con 3535 adultos mayores de 50 años de España. El instrumento para
evaluar la soledad es la Escala de soledad de tres ítems de la UCLA, para las
características de la red social se hizo uso del Índice de Red Social de Berkman-
Syme y, por último, la depresión mayor se evaluó a través de la Entrevista
Diagnósticas Internacional Compuesta (CIDI). Se encontró que los sentimientos
de soledad fueron más frecuentes en las mujeres, en los solteros, separados,
divorciados o viudos, en los que tenían una menor frecuencia de interacciones y
una red sociales más pequeña. En conclusión, el tipo y el tamaño de las redes
sociales cumplen una función en la relación entre la soledad y la depresión.
Santini et al. (2015) llevaron a cabo la investigación "The association
between social relationships and depression: A systematic review". El trabajo
tuvo como objetivo revisar la evidencia sobre las asociaciones entre las
relaciones sociales y la depresión en la población general. El estudio fue una
revisión sistemática donde se recuperó y resumió estudios que investigaban la
asociación del apoyo social, las redes o la conexión social con la depresión. Se
incluyeron 51 estudios durante la revisión, presentando como hallazgos que los
efectos protectores significativos de la depresión son el apoyo percibido, apoyo
instrumental percibido y las redes sociales grandes y diversas, por otro lado, se
encontró poca evidencia sobre si la conexión social está relacionada con la
depresión. En conclusión, se recomienda que las investigaciones futuras
deberían abordar la forma en que el apoyo social y las redes sociales
interactúan, y cómo estos afectan de manera conjunta a los riesgos de
depresión, también, en cuanto a la conexión social se deduce que son
infrautilizadas como variables en los estudios aplicados a la población.
2.1.2 Investigaciones nacionales.
Bonifacio (2019), en su tesis, planteó como objetivo determinar si el
apoyo familiar y social se relaciona con el nivel de depresión en los adultos
mayores en el Centro de Salud Liberación Social, La Libertad. El tipo de
estudio utilizado fue Cuantitativo, no experimental, correlacional y de corte
transversal, empleando una muestra de 103 adultos mayores del Centro de
Salud de Liberación Social. Asimismo, los instrumentos utilizados fueron el
cuestionario Medical Outcomes Study (MOS) y la Escala de Depresión de
Yesavage. Los resultados indicaron que el apoyo familiar y social estuvo
presente, en un nivel regular, en el 51.5% de la muestra, y como minoría el
7.8% presentó nivel deficiente; por otro lado, el nivel de depresión de los
adultos mayores, en su mayoría el 61.2% presentó una depresión leve, el 10.7%
una depresión moderada y el 1% con depresión severa. En conclusión, existe
una relación significativa entre el apoyo familiar y social con la depresión de
los adultos mayores.
Fernandez (2020), en su tesis, propuso como objetivo determinar el
nivel de apoyo familiar en el adulto mayor con depresión en el Centro de
Atención del Adulto Mayor Tayta Wasi 2020. La investigación fue cuantitativa
de tipo descriptivo; de diseño de corte transversal, siendo la muestra utilizada
los 50 adultos mayores que obtuvieron un puntaje mayor a 6 en la Escala de
Depresión Geriátrica de Yesavage Abreviada que evidencian depresión. Es así
como, los instrumentos utilizados son la Escala de Depresión Geriátrica GDS
de Yesavage abreviada (GDS-15) y el Cuestionario de Apoyo Familiar en
Adulto Mayor con Depresión de propia autoría. Los resultados obtenidos fueron
que el 54% de los adultos mayores con depresión, tuvo un nivel de apoyo
familiar medio, además en la dimensión apoyo afectivo/emocional se obtuvo un
54% de nivel de apoyo medio, asimismo en la dimensión apoyo instrumental se
encontró un 72% de nivel de apoyo alto, por último, en la dimensión apoyo
interacción social positiva se mostró un nivel de apoyo bajo en un 72%. En
conclusión, los adultos mayores con depresión en el Centro de Atención del
Adulto Mayor Tayta Wasi presentaron en su mayoría un nivel de apoyo familiar
medio.
Barreto (2021), en su investigación, presentó como objetivo determinar
la relación que existe entre la depresión y el apoyo social en el adulto mayor
que reside en la Casa de reposo el Buen Amigo, Santa María 2021. El estudio
fue de tipo cuantitativo, correlacional, diseño no experimental y de corte
transversal, siendo utilizada como muestra, 46 adultos mayores registrados que
cumplían con los criterios de inclusión y exclusión. Los instrumentos utilizados
fueron el Cuestionario de Apoyo social M.O.S de Apoyo Social Escala de
Depresión Geriátrica GDS de Yesavage abreviada (GDS-15). Así, los
resultados obtenidos mostraron que el 28,3% (14) de los adultos mayores en la
dimensión física tienen un nivel moderado de depresión y apoyo social de nivel
medio, también 30,5% (14) de los adultos mayores en la dimensión emocional
tienen un nivel moderado de depresión y apoyo social de nivel medio y que el
30,5% (14) de los adultos mayores en la dimensión emocional tienen un nivel
moderado de depresión y apoyo social de nivel medio. En conclusión, no existe
relación directa entre la depresión y el apoyo social en el adulto mayor de la
Casa del adulto mayor El buen Amigo, Santa María 2021, tampoco entre la
dimensión física, emocional y carga mental de la depresión.
Acuña (2019), en su investigación, presentó como objetivo determinar la
relación entre los estilos de vida saludable y el apoyo social asociado a la
depresión en adultos mayores que asisten al Club del adulto mayor en el distrito
de Surco. Siendo su estudio de nivel y de tipo descriptivo básico, de diseño
correlacional descriptivo, y la muestra empleada de 80 adultos mayores, entre
los sesenta y los setenta y cinco años, que asistieron al servicio de gerontología
en el área de participación ciudadana. Los instrumentos empleados fueron la
Escala de depresión geriátrica de Yesavage, Cuestionario de Apoyo Social de
Moss y el Test Fantástico. Es así como, los resultados obtenidos fueron que los
adultos varones tienen mayor peligro de estilo de vida saludable respecto a las
mujeres; el 27% tiene depresión severa, 34% tuvo depresión moderada y el 39%
resultó que no tiene depresión en el CIAM de Surco y que las mujeres tienen
menor apoyo social, representada por 46% de los encuestados, 14% de varones
fue de nivel bajo, y 33% de mujeres tuvo resultado medio en apoyo social. En
conclusión, se encontró una relación directa alta entre el estilo de vida y las
dimensiones apoyo afectivo, apoyo emocional, apoyo instrumental e interacción
social; es decir, a mayor nivel de las dimensiones de apoyo social se elevará el
estilo de vida del adulto mayor.
Barrientos-Prada, C., & Díaz-Gervasi, G. (2018), en su investigación,
plantearon como objetivo determinar la relación entre los niveles de estrés y la
sintomatología depresiva en adultos mayores de un centro integral de atención
en Independencia, Lima. El estudio fue correlacional, de corte transversal. La
muestra estuvo conformada por 152 adultos mayores entre los 60 y 80 años, se
usaron como instrumentos el Cuestionario de Estrés Percibido (CEP), la Escala
de Autoevaluación para la Depresión de Zung y una ficha sociodemográfica.
Los resultados obtenidos fueron que se halló relación significativa entre los
niveles de estrés y la sintomatología depresiva, además el 74.34% de los
participantes se encuentra dentro de los límites normales con respecto a la
sintomatología depresiva y el 92.11% obtuvo un nivel de estrés bajo. En
conclusión, los niveles de estrés y la sintomatología depresiva son condiciones
psicológicas que pueden manifestarse en diferentes grados y relacionarse en
personas de la tercera edad e influir, también que el apoyo social podría
amortiguar el impacto de diversos eventos estresantes en la vida del adulto
mayor como el duelo, problemas de salud y crisis de las redes sociales.
Palomino y Peña (2019), en su tesis, se plantearon como objetivo
determinar la relación existente entre los factores sociodemográficos y el nivel
de depresión en adultos mayores de 60 a 80 años. La investigación fue
cuantitativa, descriptiva, correlacional, de corte transversal, siendo la muestra
utilizada constituida por 120 adultos mayores de un centro de salud, distrito de
Curgos - provincia de Sánchez Carrión. Los instrumentos utilizados para la
recolección de datos fue el Cuestionario: Percepción de funcionalidad familiar
y la escala de depresión geriátrica de Yesavage (GDS – 15). En los resultados,
se encontró que el mayor porcentaje (34,2%) fueron adultos mayores con
familias disfuncionales, de los cuales el 20,8% fueron mujeres, el 21,7%
estuvieron entre los 60 a 69 años de edad; seguido del (28,3%) con familia
severamente disfuncional, siendo el 17,5% mujeres, el 19,2% estuvieron entre
60 a 69 años de edad; el (19,2%) fueron adultos mayores con familias
moderadamente funcional, el 10,0% varones, estuvieron entre los 60 a 69 años
de edad; solo el (18,3%) fueron adultos mayores con familia funcional, el
15,0% mujeres y el 11,7% estuvieron entre 60 a 69 años de edad; respecto al
nivel de depresión, el mayor porcentaje (37,5%) de adultos mayores
presentaron depresión severa, seguido depresión moderada (29,2%), depresión
leve (20%) y 13,3% sin depresión. En conclusión, existe una relación
estadísticamente significativa entre los factores sociodemográficos: grado de
funcionalidad familiar, sexo y edad con el nivel de depresión en adultos
mayores.
2.2 Bases teóricas
2.2.1 Adulto mayor
2.2.1.1 Envejecimiento y vejez
La vejez, según Costa (2010) es “la etapa de la vida reservada a pocos
afortunados que fueron capaces de vencer la muerte, los agentes agresivos y las
enfermedades; la demostración de fortaleza en relación con otros más jóvenes
quienes fallecieron y quedaron en el camino”. Por otro lado, Zetina (1999),
considera este periodo de vida como amplio y variante, en la cual se usan distintos
sinónimos (anciano, senil, longevo), creando estereotipos que pueden llegar a ser
despectivos, donde se muestra al adulto mayor como un miembro disfuncional, un
ser en edad de deterioro sin crecimiento ni desarrollo. Asimismo, Havighurst
(2005) señala que es en esta etapa donde se producen distintos cambios como la
disminución de la fuerza y la salud, la jubilación y reducción de ingresos, la
muerte del cónyuge y la búsqueda de roles sociales con personas de la misma
edad.
Para una mejor comprensión, se han elaborado teorías intentando explicar
sus características, como la teoría psicosocial de Erickson, donde se plantea la
adultes tardía, que la conforman personas mayores de 60 años y busca una
integralidad que resulta de la resolución de las crisis vividas en las etapas de vida
anteriores; aceptando la vejez dentro del ciclo vital como única y propia;
reconociendo sus fortalezas, debilidades y errores; viendo sus experiencias con
positivismo; renunciando a lo que no consiguió, y aceptando su vida con una gran
virtud: la sabiduría (Izquierdo, 2005). Por esto, la vejez es la última etapa del ciclo
de la vida donde se aprecia el resultado de todas las experiencias, trasformaciones
y aprendizajes vividos en las etapas anteriores, y donde se acepta la trayectoria de
la vida con satisfacción (Dayana, 2010).
El envejecimiento es un proceso que se vive desde el nacimiento y se
caracteriza por diferentes cambios en niveles físicos, mentales, individuales y
colectivos, estos cambios definen a las personas cuando ya están mayores, pero se
debe ver como un proceso natural, inevitable y no necesariamente ligado a
estereotipos; como una etapa de la vida apta para “crecer y continuar prendiendo”
(OMS, 2002). Por su arte, Miquel (2006) señala que el envejecimiento involucra
cambios como el “descenso progresivo de los valores máximos de rendimiento
fisiológico, disminución del número de células y cambios atróficos” entre otros.
Zetina (1999b) plantea diferentes enfoques para describir el
envejecimiento:
Enfoque biológico
Proceso asociado a la disminución de la eficiencia del
funcionamiento orgánico que lleva a la muerte. Se refiere
específicamente a la disminución de las funciones fisiológicas que
se presentan en la vejez debido al deterioro orgánico. A partir de
allí se define un envejecimiento primario y uno secundario.
Enfoque demográfico
Se considera la diferencia entre los grupos de tercera y cuarta edad,
la cual consiste en que la primera etapa comprende desde la
jubilación (60 años) hasta que se pierde la independencia (80 años);
a partir de allí se considera como cuarta edad o longevidad, además
se considera importante la transición demográfica de la pirámide
poblacional y su cambio, según el aumento de la esperanza de vida.
Enfoque socioeconómico
El envejecimiento está asociado a la jubilación y se analiza
económicamente desde una perspectiva donde las personas
mayores terminan su ciclo productivo de vida. También, se toma en
cuenta que el aumento de la población de personas mayores y a la
incidencia y prevalencia de enfermedades crónica, añadido a que
los sistemas de salud y pensiones no están preparados para asumir
la sobrecarga, no se garantiza los derechos y la calidad de vida.
Enfoque sociocultural
La organización jerárquica de cada sociedad tiene un
comportamiento diferente según su cultura y sus desarrollos
particulares, sin embargo, principalmente en Occidente la persona
mayor ha perdido el valor moral que se merece debido a la
multiplicidad de estereotipos y a la concepción biologista que
reconoce a la persona mayor como sinónimo de declive, pérdida e
improductividad.
Enfoque familiar
Las personas mayores deben enfrentar la situación donde los hijos
adquieren un hogar propio y dejan su casa materna, por lo tanto,
tienden a vivir solos; problemática que es agravada por la
feminización de la viudez, sin embargo, si por el contario viven en
el núcleo familiar de sus hijos, se sienten discriminados y poco
útiles.
2.2.1.2 Definición
Los adultos mayores son aquellas personas que, debido al proceso de los
años, se hallan en una etapa de cambios a nivel físico y psicológico, y dentro de la
comunidad se les debe dar condiciones y garantías para la efectividad de los
derechos económicos y sociales, ya que requieren de cuidados especiales durante
el proceso de envejecimiento (Dueñas, 2011).
El envejecimiento es el proceso vital y dinámico en el que se va ganando
edad con implicaciones multidimensionales, especialmente biológicas,
sociológicas y culturales. Desde la perspectiva científica envejecer supone una
transformación física y biológica irreversible del organismo, en el que las
funciones del cuerpo acusan el paso del tiempo. Desde una perspectiva
sociológica y cultural, envejecer supone situarse en un estrato social concreto y
desempeñar una serie de funciones y roles dentro de la dinámica social,
determinados en su mayoría por las costumbres y creencias de la sociedad
(IMSERSO, 2008).
La vejez no es definible exclusivamente con la cronología sino más
bien por la suma de las condiciones físicas, funcionales, mentales y de
salud de las personas analizadas, esto se manifiestan a través de la edad fisiológica
según el envejecimiento de órganos y funciones; de la edad psíquica o mental,
según el grado de madurez, envejecimiento psicológico; también se presenta la
edad subjetiva según el envejecimiento que experimenta la propia persona, por
eso mismo, la ancianidad es un concepto dinámico, pues hay que tener en cuenta
que la edad biológica puede diferir marcadamente de la cronológica, y ambas de
la subjetiva (Olmos, 2009).
La mayoría de los países, principalmente los países en vías de desarrollo
coinciden en que esta etapa de la vida inicia a los 60 años, criterio que marca, en
algunas legislaciones de América Latina, la edad de jubilación (Abaunza et al.
2014).
2.2.1.3 Características de los adultos mayores
La etapa de la vejez, está caracterizada por ser un período de grandes
cambios: físicos, psicológicos y sociales.
En el plano físico, según Sanchez Salgado (1990), se produce una
declinación gradual propia del envejecer, como así también, una pérdida de la
habilidad física para resistir a enfermedades, estas características tienen que ver
con un envejecimiento primario normal, no obstante, Mishara y Riedel (2000)
consideran que nadie envejece de la misma manera, debido a circunstancias y
variaciones personales.
En relación con los cambios físicos que predominan en esta etapa del ciclo
de la vida, Mishara y Riedel (2000) los analizan desde la apariencia, estructura y
funcionamiento del cuerpo, son los cambios en la apariencia que están
relacionados principalmente con aquellos aspectos externos y superficiales, como
ser, modificaciones en el cabello y en la estatura; los cambios estructurales son los
que se generan a nivel metabólico y celular, como así también, aquellos que se
producen en el sistema de los tejidos orgánicos y los huesos; en el funcionamiento
del cuerpo, los cambios se desarrollan en los sentidos (disminución de la vista y
audición), a la lentificación en cuanto a los movimientos, como así también a las
alteraciones que se producen en el sueño (disminución en la capacidad de dormir
profundamente y la tendencia a despertarse más a menudo).
Por otro lado, esta etapa caracterizada por poseer grandes cambios en
relación a lo social; según Rosow (1967), los adultos mayores están expuestos a
una serie de situaciones a las que deben hacer frente, como ser, la pérdida del
trabajo y la jubilación, la necesidad de buscar actividades y usos del tiempo libre,
la demanda de cuidados específicos de salud y la necesidad de asumir
modificaciones en la dinámica del grupo familiar, debido a la reorganización del
tiempo y de las actividades o a las variaciones en el ciclo de vida de la familia
(muerte de un cónyuge, abandono del hogar por parte de los hijos, etcétera).
Figura 1
Focalización
de la atención
Conducta Creencia
Modelo Interpersonal
Coney (1976) postula la depresión como consecuencia de
rupturas de vínculos de apoyo, por lo que consecuentemente la
persona busca apoyo en otros, quienes ante las prolongadas
demandas de apoyo terminan por generar un rechazo, lo cual
aumenta los síntomas depresivos del que padece. De tal manera,
para Gotlib y
Hammen (2009) la depresión sería una respuesta de una persona
vulnerable que interpreta a un estresor como un suceso que
reduce su valía personal, sin lugar para otras fuentes de
satisfacción o de mejoría de su valía
Garber (2006) plantea que las familias con un miembro con
depresión presentan dificultad en el apego, la comunicación,
actitud crítica y disciplina severa, son familias con una figura
materna hostil y poca calidez de los padres, de esta manera, el
rechazo de otras personas del entorno (como pares o profesores)
desencadenan síntomas depresivos. Según Coney (1976b) son
dos los mecanismos que mantienen el síndrome depresivo,
haciéndolo desembocar en un círculo vicioso, de los cuales el
primer mecanismo está representado por las relaciones
interpersonales (interacciones desadaptativas) descritas y el
segundo son los sesgos cognitivos, es decir una atención
selectiva de contenido negativo tomado de su entorno.