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Efectos psicologicos del covid 19 y el impacto en la sociedad

Instituto: oficial Ramon Rosa

Maestra: Melida Serrano

Trabajo: Proyecto de investigacion social

Alumno: Blanca Hernández


Heleen Juarez
Lidia Molina

Curso: Doceavo de Salud y Nutrición Comunitaria

Sección: única

Lugar: Tocoa, Colon

Fecha: viernes 12/03/2021

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Índice
-Introducción-

1. Efectos psicológicos del COVID 19 y su impacto en la sociedad

1.1 Aspectos psicológicos asociados a la pandemia por COVID 19.

1.2 LAS CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS DE LA COVID-19 Y EL


CONFINAMIENTO

1.3 Factores de vulnerabilidad.

 1.4 Pronóstico sobre la afectación inmediata y futura.

1.5 Factores de vulnerabilidad.

2 Pronóstico sobre la afectación inmediata y futura.

2.1 Impacto psicológico de la pandemia de COVID-19: Efectos negativos


y positivos en población española asociados al periodo
de confinamiento nacional.

2.2 Impacto psicológico en estudiantes universitarios mexicanos por


confinamiento durante la pandemia por Covid-19.

-Resultados

-CONCLUSIÓN-
-BIBLIOGRAFÍA-

2
INTRODUCCION

La propagación de la COVID-19 a todo el mundo ha sido un fenómeno complejo


por las múltiples facetas de la vida que está trastocando. Estudiar este fenómeno
desde una perspectiva académica social es fundamental para comprender su
impacto en las personas, a nivel psicológico y de convivencia, y también para
generar insumos que permitan la toma de decisiones acertadas para paliar las
secuelas más profundas que el confinamiento deje sobre la sociedad.
La COVID-19, como la denominó la Organización
Mundial de la Salud, es una enfermedad provocada por un virus de la familia de
los coronavirus, el SARS-CoV-2. Estos virus son responsables de causar
infecciones leves en la mayoría de sus contagios, y en menor proporción muy
graves.
La enfermedad puede afectar los tractos respiratorios superiores e inferiores.
Medio, conocido como MERS-CoV.
Ambos virus son de naturaleza zontica, es decir que se transmiten de animales a
personas. En el caso del SARS, se tiene evidencia de que su transmisión pudo
haber sido a través de un murciélago, y el MERS probablemente se transmitió de
un dromedario o camello arábigo.
Los primeros casos de COVID-19 se dieron en
Wuhan, China. En esta región para el 31 de diciembre se contabilizaban 27
neumonías relacionadas con un mercado de animales marítimos y vivos de esta
zona. El proceso de contagio, igual que en el caso del SARS-CoV, fue de un
murciélago a una persona. Ya para febrero de 2020 la enfermedad se había
propagado por gran parte de Europa y otros países asiáticos, y para mayo la
OMS estaba catalogando a la COVID-19 como una pandemia que estaba
afectando a 114 países, dejando un gran número de infectados y víctimas
mortales.
La letalidad de la COVD-19, en comparación con otras enfermedades, incluso
infecciones relacionadas con el coronavirus, no es tan elevada. Sin embargo, por
su rápida propagación, la falta de conocimiento de la enfermedad, la carencia de
un tratamiento para la atención de enfermos y la saturación de los sistemas de
salud, la mayoría de países decidió establecer, como estrategias para frenar el
contagio, medidas no farmacológicas que están orientadas, en su mayoría, a las
restricciones de la movilización de las personas y al cese de actividades
económicas en las regiones afectadas.

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En Honduras, los primeros casos de COVID-19 se detectaron el 10 de marzo y el
primer fallecimiento se produjo el 26 de ese mismo mes. Desde entonces, el
gobierno estableció, como estrategia para evitar la propagación de esta
enfermedad, la restricción de la movilidad y el cese de actividades económicas en
los departamentos donde se ha registrado mayor número de contagios: Cortés y
Francisco Morazán.
Este tipo de medidas, aunque han ayudado a contener la propagación de la
enfermedad por el distanciamiento social que conlleva el confinamiento en los
hogares, han traído repercusiones económicas y sociales que impactan la salud
mental, un componente muy importante en la vida de una persona, ya que es
fundamental para el desarrollo pleno de cualquier individuo. Para la OMS, la salud
mental es un estado íntegro que incluye aspectos como el bienestar subjetivo,
autonomía, competencia, dependencia intergeneracional y la habilidad para autor
realizarse intelectual y emocionalmente. También abarca aquellos mecanismos de
afrontamiento al estrés que se vive en el día a día y la realización de los objetivos
que ayudan al bienestar personal. La salud mental está ligada con la salud física y
social.
Existe evidencia que respalda que los periodos de cuarentena deterioran la salud
mental, sobre todo porque las personas sometidas a ellos están expuestas a
estresores durante y después del confinamiento.
Algunos de los factores que pueden deteriorar la salud mental están relacionados
con la duración de la cuarentena. A esto se suma el temor a la infección; las
personas tienen miedo al contagio por su bienestar físico y el de sus familiares,
especialmente por aquellos que están dentro de los grupos vulnerables. La
frustración vinculada con el detrimento de la rutina habitual, la carencia de
contacto social, la percepción de pérdida de control de la vida y la sensación de
aislamiento son elementos que afectan también la salud mental de las personas. A
estos aspectos se agrega la adquisición de suministros inadecuados y la
desinformación que muchas personas tienen respecto al contexto en el que viven
y el desarrollo de la enfermedad, lo que puede repercutir de manera negativa en el
estado mental de las personas.
Hay investigaciones que presentan evidencias de que personas sometidas a
cuarentena por enfermedades contagiosas experimentaron más insomnio y
agotamiento como efecto del aislamiento. Además, estudios realizados durante el
brote del SARS-CoV mostraron una relación entre la situación producida por la
enfermedad y altos niveles de depresión, especialmente en la población menor a
35 años y soltera. También se logró determinar que quienes se exponían de
manera altruista a la enfermedad presentaban niveles más bajos de depresión en
los periodos después de la cuarentena.

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Además de lo expuesto, los periodos de cuarentena pueden alterar otras facetas
mentales de las personas, como la satisfacción con la vida, la felicidad, los niveles
de ansiedad y la misma salud física. Por este motivo se considera importante
conocer cómo el periodo de aislamiento en Honduras ha incidido sobre la salud
mental de las personas. Ante este planteamiento, se debe considerar que, a
diferencia de otros países donde se han implementado las mismas estrategias de
confinamiento, en Honduras las personas tienen otras preocupaciones, como el
desempleo, la inseguridad y la pobreza, por ende, a estos factores que alteran el
desarrollo pleno de la persona se debe de sumar el encierro y el temor mismo a la
enfermedad.

Diseño
Esta investigación tiene un diseño no experimental, de corte transversal. Aborda
desde un enfoque mixto las consecuencias del confinamiento en algunas ciudades
de Honduras. Los datos se recolectaron y analizaron en dos momentos: uno
cualitativo, vinculado con la realización de entrevistas, y otro cuantitativo, para el
que se aplicaron instrumentos tipo escala de Likert.

Población y muestra
El objetivo de la parte cuantitativa del estudio fue trabajar con la población
hondureña, para lo que se calculó una muestra de 385 personas, con un nivel de
confianza de 95 % y un margen de error de 5 %. La muestra, no probabilística,
alcanzó al final 485 personas. La media de edad muestra fue de 27 años. Los
participantes del estudio provienen de los departamentos de Cortés, Yoro,
Francisco Morazán, Atlántida, Colón, Comayagua, Choluteca, El Paraíso, Intibucá,
La Paz, Ocotepeque, Santa Bárbara, Lempira y Olancho. Fueron seleccionados
considerando que tuvieran más de 15 años, que tuvieran acceso a contestar la
encuesta por Google Formas, que estuvieran dispuestos a participar en la
investigación y que su departamento o lugar de residencia estuviera en situación
de cuarentena y aislamiento social. Los instrumentos aplicados se orientaron al
análisis de tres aspectos psicológicos: satisfacción con la vida, síntomas
depresivos y felicidad.
.

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1.Efectos psicológicos del COVID 19 y su impacto en la sociedad

Los coronavirus son una familia de virus que normalmente afectan sólo a
animales, aunque algunos tienen la capacidad de transmitirse a las personas. El
SARS-CoV-2 es un nuevo tipo
de coronavirus que se detectó en diciembre de 2019 en Wuhan, una ciudad de la
provincia de
Hubei en la República Popular China. Este virus produce la enfermedad infecciosa
denominada
COVID-19 (acrónimo de «coronavirus desease 2019»). Si bien la mayoría de los
casos son leves,
en otros casos la enfermedad puede ser grave y cursar con dificultad respiratoria,
neumonía, fracaso renal y otras condiciones médicas, incluso la muerte. Esto
sucede en mayor medida en personas con perfil de riesgo: tener más de 60 años,
padecer enfermedades previas a la COVID-19
(hipertensión arterial, diabetes, enfermedades cardiovasculares, enfermedades
pulmonares crónicas, cáncer, inmunodeficiencias) o estar embarazada. Por los
conocimientos disponibles hasta
el momento, la transmisión se produce por contacto con las secreciones
respiratorias de una
persona contagiada o enferma, y se considera poco probable la transmisión por el
aire a distancias mayores de 1-2 metros. Su contagiosidad es alta y depende de la
cantidad del virus en las
vías respiratorias del transmisor.

El 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la


COVID-19
como pandemia. Además de su elevada morbilidad y mortalidad, las
repercusiones económicas psicológicas y sociales están siendo enormemente
graves.

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1.1 Aspectos psicológicos asociados a la pandemia por COVID-19

El confinamiento en el hogar es una situación sin precedentes recientes en


nuestro país, y
es previsible que tenga un importante impacto en el bienestar físico y psicológico.

LAS CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS DE LA COVID-19 Y EL


CONFINAMIENTO
La paralización de la actividad económica, el cierre de centros educativos y el
confinamiento de toda la población durante semanas ha supuesto una situación
extraordinaria y con múltiples estímulos generadores de estrés.
Durante el confinamiento, los dos factores que más afectan al bienestar físico y
psicológico son la pérdida de hábitos y rutinas y el estrés psicosocial, de acuerdo
al primer estudio que
analiza el impacto psicológico de la cuarentena por COVID-19 en China (Wang,
Pan et al., 2020).
La interrupción de hábitos durante el confinamiento y la instauración de otros poco
saludables
(p.ej. malos hábitos alimenticios, patrones de sueño irregulares, sedentarismo y
mayor uso de
las pantallas) pueden derivar en problemas físicos.

Las condiciones que acompañan a una pandemia incluyen distintas fuentes de


estrés para
las personas. Los estudios sobre situaciones de estrés y emergencias permiten
resumir las principales variables implicadas en el impacto psicológico como las
siguientes: el miedo a la infección por virus y enfermedades, la manifestación de
sentimientos de frustración y aburrimiento,
no poder cubrir las necesidades básicas y no disponer de información y pautas de
actuación claras (Brooks et al., 2020) o la presencia de problemas de salud mental
previos o problemas económicos (Wang, Zhang, et al., 2020). También el estigma
y rechazo social en el caso de personas

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infectadas o expuestas a la enfermedad puede ser un desencadenante de una
peor adaptación
(Brooks et al., 2020). El grado de impacto dependerá de varios factores. De
acuerdo con el estudio de Sprang y Silman (2013), la población que ha vivido una
cuarentena durante enfermedades
pandémicas es más propensa a presentar trastorno de estrés agudo y de
adaptación y dolor (el
30% con criterios de trastorno de estrés postraumático).
Por el momento, se cuenta con escasas evidencias sobre el impacto psicológico
inmediato
de la COVID-19 en la población general, con unos pocos estudios publicados,
principalmente con
población china. El primero consistió en una encuesta a 1.210 personas en la que
el 53% valoraba el impacto psicológico de la situación como moderado-grave, el
16% refería síntomas depresivos entre moderados o graves, el 28% síntomas de
ansiedad moderados o graves y el 8%
niveles de estrés moderados o graves. Para la mayoría la principal preocupación
(75%) fue que
sus familiares se contagiarán de coronavirus (Wang, Pan et al., 2020). En otro
estudio con residentes de Wuhan y ciudades cercanas realizado un mes después
de que se declarara el brote
de COVID-19, hallaron una prevalencia de síntomas de estrés postraumático del
7% (Liu et al.,
2020). En tercer lugar, el mismo grupo y con una muestra más amplia de 2.091
personas, perteneciente a la China continental, hallaron una prevalencia de
síntomas de estrés postraumático
agudo un mes después del brote de COVID-19 del 4,6% (Sun et al., 2020).

El primer estudio con población infantil española concluyó que el 89% de niños
presentaban alteraciones conductuales o emocionales como resultado del
confinamiento (Orgilés et al.,
2020). Si tras la cuarentena se mantienen rutinas y hábitos saludables, y se
proporcionaron los

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apoyos necesarios por parte de los cuidadores, será esperable que la mayoría de
individuos recuperen su funcionamiento normal (Bartlett, Griffin y Thomson, 2020),
si bien es posible que una
minoría pueda necesitar apoyo psicológico tras el confinamiento, especialmente
quienes ya presentaban problemas psicológicos (p.ej. traumas previos, ansiedad o
depresión), trastornos del
desarrollo, aquellos con cuidadores con inestabilidad económica o psicopatología
previa. En el
caso de los niños separados de sus cuidadores durante la epidemia o que han
sufrido la pérdida
de un ser querido serán más propensos a presentar problemas psicológicos,
miedo a la infección
y ansiedad por separación, por lo que posiblemente necesitarán atención
psicológica especializada (Liu et al., 2020).

1.2 Factores de vulnerabilidad

Los modelos de vulnerabilidad psicopatológica indican que existen sujetos que


presentan
más riesgo de padecer una afectación al margen de la situación actual y por
extensión ante el
estado de alarma de la COVID-19. Cabe esperar que las personas en situación de
vulnerabilidad
serán aquéllas que por sus características presentan una desventaja por edad,
sexo, estructura
familiar, nivel educativo, origen étnico, situación o condición física y/o mental, y
que requieran de un esfuerzo adicional para incorporarse al desarrollo y a la
convivencia. Dentro de este
grupo se podrían englobar las personas con diversidad funcional, la población
infantil (especialmente niñas), minorías étnicas, personas con trastornos
psicológicos, migrantes, refugiados,
personas con diversidad sexual y/o identidad de género, entre otras minorías. Si a
esto se une

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una situación económica complicada, la incertidumbre de la pandemia o que se
infecten, desarrollen la enfermedad de COVID-19 o sufran manifestaciones más
graves de la enfermedad, el
riesgo aumenta.

 1.3 Pronóstico sobre la afectación inmediata y futura

Dado que es la primera vez que se produce una situación tan inusual e
impredecible como el confinamiento para el control de la COVID-19, se carece de
datos sobre cómo
puede afectar a la población. Con el objetivo de conocer los efectos de la
cuarentena a medio o
largo plazo se han llevado a cabo estudios que han centrado su interés en la
prevalencia del estrés agudo o estrés postraumático. Dichos trabajos informan del
porcentaje de individuos que se
ven afectados por dicho trastorno, pero no se informa de otros posibles problemas
que las personas puedan manifestar una vez termine el confinamiento y que
posiblemente afecten a un
porcentaje mayor. Es esperable que quienes tienen predisposición a manifestar
determinados
problemas, o que en el pasado presentaron síntomas psicopatológicos
específicos, tengan más
riesgo de que dichos síntomas afloren después de la cuarentena. El miedo al
contagio, o incluso
síntomas del trastorno obsesivo-compulsivo, podrían ponerse de manifiesto en
personas que
han recibido un exceso de información sobre la COVID-19 o información no
adecuada a su edad.

1.4 Factores de vulnerabilidad

Los modelos de vulnerabilidad psicopatológica indican que existen sujetos que


presentan

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más riesgo de padecer una afectación al margen de la situación actual y por
extensión ante el
estado de alarma de la COVID-19. Cabe esperar que las personas en situación de
vulnerabilidad
serán aquéllas que por sus características presentan una desventaja por edad,
sexo, estructura
familiar, nivel educativo, origen étnico, situación o condición física y/o mental, y
que requieran de un esfuerzo adicional para incorporarse al desarrollo y a la
convivencia. Dentro de este
grupo se podrían englobar las personas con diversidad funcional, la población
infantil (especialmente niñas), minorías étnicas, personas con trastornos
psicológicos, migrantes, refugiados,
personas con diversidad sexual y/o identidad de género, entre otras minorías. Si a
esto se une
una situación económica complicada, la incertidumbre de la pandemia o que se
infecten, desarrollen la enfermedad de COVID-19 o sufran manifestaciones más
graves de la enfermedad, el
riesgo aumenta

1.5 Pronóstico sobre la afectación inmediata y futura


Dado que es la primera vez que se produce en España una situación tan inusual e
impredecible como el confinamiento para el control de la COVID-19, se carece de
datos sobre cómo
puede afectar a la población. Con el objetivo de conocer los efectos de la
cuarentena a medio o
largo plazo se han llevado a cabo estudios que han centrado su interés en la
prevalencia del estrés agudo o estrés postraumático. Dichos trabajos informan del
porcentaje de individuos que se
ven afectados por dicho trastorno, pero no se informa de otros posibles problemas
que las personas puedan manifestar una vez termine el confinamiento y que
posiblemente afecten a un
porcentaje mayor. Es esperable que quienes tienen predisposición a manifestar
determinados
problemas, o que en el pasado presentaron síntomas psicopatológicos
específicos, tengan más

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riesgo de que dichos síntomas afloren después de la cuarentena. El miedo al
contagio, o incluso síntomas del trastorno obsesivo-compulsivo, podrían ponerse
de manifiesto en personas que han recibido un exceso de información sobre la
COVID-19 o información no adecuada a su edad.

Impacto psicológico de la pandemia de COVID-19: Efectos negativos


y positivos en población española asociados al periodo
de confinamiento nacional

La pandemia COVID-19 se ha extendido rápidamente en España. El objetivo del


estudio fue examinar el impacto
psicológico de la pandemia y el confinamiento nacional vivido en España durante
los meses de marzo y abril de 2020. Se investigó la prevalencia del miedo al
coronavirus, los síntomas emocionales, y los problemas de sueño. También
examinamos los
posibles efectos positivos. Una muestra de 1.161 participantes (edad: 19-84 años)
cumplimentó online el Cuestionario de Impacto Psicológico del Coronavirus, la
Escala de Intolerancia a la Incertidumbre–12, y las escalas PANAS de afecto
positivo y
negativo. Los resultados indican que los miedos más comunes corresponden a las
categorías de contagio/enfermedad/muerte,
aislamiento social, y problemas de trabajo/ingresos. Encontramos niveles elevados
de impacto emocional reflejado en los miedos al coronavirus, problemas de sueño,
y síntomas emocionales (preocupación, estrés, desesperanza, depresión,
ansiedad,
nerviosismo, e inquietud). La intolerancia a la incertidumbre y la exposición a los
medios de comunicación son poderosos predictores del impacto. También
encontramos que el confinamiento favorecía algunas experiencias personales
positivas. Se aporta
un nuevo instrumento de auto informé para la evaluación del impacto psicológico
del coronavirus.

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Impacto psicológico en estudiantes universitarios mexicanos por
confinamiento durante la pandemia por Covid-19.

El objetivo de esta investigación consistió en evaluar los niveles de ansiedad,


depresión, estrés y la percepción del estado de salud de estudiantes universitarios
mexicanos durante 7 semanas de confinamiento por la pandemia de Covid-19.
Método: estudio observacional-transaccional, la muestra se conformó por
conveniencia y no aleatoria. N=
644 con edad promedio de 21.95 años, quienes llenaron una encuesta en línea
para la detección de síntomas psicológicos, cuyo contenido se estructuró por el
Inventario de Ansiedad Estado, Escala de Estrés percibido, Cuestionario General
de Salud y datos sociodemográficos.
Resultados: se encontraron síntomas: estrés, psicosomáticos, problemas para
dormir, disfunción social en la actividad diaria y depresivos, especialmente en el
grupo de las mujeres y en los estudiantes más jóvenes. En este último grupo,
también se detectó ansiedad con mayores niveles en los hombres. Conclusiones:
es necesario implementar programas de prevención, control y disminución de los
efectos psicológicos generados por el confinamiento durante las pandemias con el
objetivo de garantizar el bienestar y la salud mental de los estudiantes
universitarios.
.
El 11 de marzo del 2020, la Organización Mundial de la Salud declaró al brote del
virus SARS COV-2 como una pandemia. Se comunicó al mundo sobre su elevado
potencial de propagación internacional, emitió alertas con referencia a las
consecuencias e impacto en los sectores de salud pública, sociales y económicos
en las naciones. En aquella fecha, el virus, cuyo origen se localizó en China en
diciembre del 2019 ya se había propagado a 114 países en un lapso de 2
semanas contabilizando más de 118 000 casos de personas infectadas dejando a
su paso 4 291 defunciones.
El 28 de febrero 2020, el Covid-19 llegó a México.

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República. De igual manera, se identificaron a los sectores más vulnerables ante
una probable infección con potenciales desenlaces fatales: adultos mayores,
personas con enfermedades crónicas, con inmunodepresión y niños menores de 5
años. Al mismo tiempo, se especificó que el tratamiento médico radica en el
control de los signos y síntomas de la infección debido a la inexistencia mundial de
medicamentos para su cura. Por último, se subrayó la importancia de la vigilancia
puntual de los pacientes que pudieran presentar dificultades respiratorias, cuyos
casos requerirían hospitalización. En ese momento, se declaró a México en la fase
1, definida por el Instituto Nacional de Salud
Pública como la etapa en la que el virus ha sido introducido al país, es decir, las
personas contagiadas contrajeron el virus en el extranjero y presentaron síntomas
al regresar a México.
La fase 2 se declaró el día 24 de marzo 2020, la cual consiste en la dispersión
comunitaria del virus donde se presenta el contagio de persona a persona en las
comunidades. En esta fecha, el recuento de infectados en México fue de 405 y 5
decesos. Ante el inminente incremento de propagación de dicho virus, la
Secretaría de Salud continuó con el reforzamiento de medidas básicas de higiene
y distanciamiento social, se intensificaron las medidas preventivas, consistentes
en: la suspensión de clases en todos los niveles educativos, los eventos y
reuniones con más de 50 participantes, así como todas aquellas acciones que
implican el desplazamiento de las personas, incluidas las actividades laborales,
religiosas, entretenimiento y recreativas, entre otras. En esta fase dio inicio el
confinamiento voluntario.
El 21 de abril, la Secretaría de Salud declaró la Fase 3, consistente en la etapa de
contagio epidémico, donde las medidas de prevención, control y atención de la
pandemia se fortalecieron, implementando, la suspensión de actividades no
esenciales y el uso de filtros sanitarios en la entrada de los inmuebles.
El confinamiento ha sido una de las estrategias de salud pública internacionales
para detener la propagación del Covid-19, la cual consiste en el aislamiento social
y resguardo de las personas en sus hogares, implicando un cambio drástico en las
actividades y en los comportamientos en la vida cotidiana, entre ellos, el trabajo y
la educación en línea, así como las restricciones en la práctica de actividades
fuera de casa, obligando a los ciudadanos a implementar nuevas formas de vida
dentro del hogar ante esta contingencia. Desde la perspectiva de diversos
estudios científicos realizados en diferentes naciones, el confinamiento durante las
pandemias provoca impacto psicológico en las personas. y colaboradores llevaron
a cabo un estudio en Taiwán durante la emergencia sanitaria generada por el
brote de SARS en el año 2003, encontrando que los niveles más altos de
depresión en la población se relacionaron con la falta de apoyo social, el impacto
económico y la percepción de vulnerabilidad ante el contagio por contar con
deficiencias personales en la salud. Por otro lado, y colaboradores señalaron que

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durante el confinamiento generado por la pandemia del MERS en Corea del Sur,
el Instituto Nacional para el manejo de Desastres reportó los resultados de una
encuesta realizada para identificar el impacto psicológico en una muestra
poblacional en dicho país, identificando que los participantes reflejaron
desesperación durante los primeros 9 días del brote, ansiedad entre los días 15 y
19; y enojo entre los días 20 al 31.
En relación con la pandemia mundial de Covid-19, se han realizado algunos
estudios científicos sobre el impacto que el confinamiento ha tenido en el ámbito
de lo psicológico en las poblaciones en cuarentena. y colaboradores señalan que
la vivencia de ansiedad, crisis de pánico, trastornos del sueño, ira y desilusión se
manifiestan en las personas debido al confinamiento durante las pandemias. En
China, Wang y colaboradores desarrollaron una investigación con una muestra
poblacional compuesta por 1210 participantes durante la fase inicial del brote de
Covid-19, cuyos resultados refieren la presencia de los siguientes síntomas:
depresión, ansiedad, estrés y una asociación significativa entre el estado de salud
autoevaluado con mayores niveles de estrés, ansiedad y depresión,
especialmente en las mujeres estudiantes. Así mismo, Huang & Zhao identificaron
la presencia de ansiedad, depresión y problemas en la calidad del sueño durante
la primera fase de confinamiento por Covid-19 en una población China. Por otro
lado, en España, Ozamiz-Etxebarria y colaboradores condujeron una investigación
con el objetivo de determinar los niveles de estrés, ansiedad y depresión en la
primera fase del brote de Covid-19 con una población conformada por 976
ciudadanos del norte de España; dichos investigadores detectaron que los grupos
más jóvenes de la población en estudio presentaron promedios más altos en
estrés, ansiedad y depresión en comparación a los grupos de
años y mayores de 60. Señalaron también que hubo un mayor impacto psicológico
en aquellas personas que manifestaron síntomas de enfermedades crónicas.

La población mundial se ha enfrentado al brote repentino y de acelerada


propagación del

Covid-19 en los últimos 6 meses y la comunidad científica, en todas sus disciplinas


se encuentra altamente ocupada trabajando en la explicación, comprensión,
control y supresión de sus efectos en las diferentes esferas de los individuos y
grupos sociales. En la actualidad, se han llevado a cabo contados estudios
científicos para determinar el impacto psicológico del confinamiento generado por
Covid-19. En México, a la fecha no se cuenta con resultados de investigaciones
científicas sobre el impacto psicológico del confinamiento durante la pandemia en
la población de los estudiantes universitarios. Por tal motivo, el objetivo de este
trabajo consistió en evaluar los niveles de ansiedad, depresión, estrés y la

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percepción del estado de salud en estudiantes universitarios mexicanos durante 7
semanas de contingencia por la pandemia de Covid-19.

Resultados

La muestra se conformó por 644 participantes con edad promedio de 21.95 años,
en un rango de 18-43 años. El 65.5% de los participantes son estudiantes y el
34.5% además de ser estudiantes, cuentan con una actividad laboral. El lugar de
residencia referido por los participantes durante el confinamiento por la pandemia
de Covid-19 se distribuyó de la siguiente manera: 4.4%en la Ciudad de México y
Estado de México; 9.3% en el Estado de Guerrero; 57.5% en
Morelos; 6.1% en Nayarit; 9.5% en Nuevo León y 13.4% en Puebla. Con respecto
al número de personas que conviven en el mismo hogar con los estudiantes
durante el confinamiento, se observó que el 3.9% vive solo, 8.7% vive con una
persona, 16.9% con dos personas, 30.6% con 3 personas y 39.9% con más de 3
personas.
Los principales malestares físicos y psicológicos referidos por la población
estudiantil mediante el Cuestionario de Salud, durante la etapa de confinamiento,
se presentan en la Tabla 1. La distribución del estado de salud referido por lo
estudiantes en función del género, edad, ocupación, lugar de residencia y número
de residentes en el hogar durante el confinamiento, se presentan en la Tabla 2.
Tabla 1. Frecuencias y porcentajes de síntomas presentes durante el
confinamiento, referidos por los estudiantes universitarios. n= 644

Tabla 2. Frecuencias y porcentajes del estado de salud referido por los


estudiantes universitarios. n= 644
Edad.
Mujer 255 21 276.

En la Tabla 3 se presentan los niveles de ansiedad y estrés percibido en función


del género, edad, ocupación, lugar de residencia y número de residentes en el
hogar durante el confinamiento.
Tabla 3. Frecuencias y porcentajes de ansiedad y estrés percibido de los
estudiantes universitarios.

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Los datos reflejados muestran que, durante la fase de confinamiento,
prácticamente la cuarta parte de la población en estudio, independientemente de
las variables sociodemográficas, presentó dolor de cabeza, sensación de falta de
control y poca satisfacción con las formas de realizar sus actividades.
Aproximadamente un tercio de la población refirió sentirse agobiado, con
nerviosismo, mal humor, menos activos, invirtiendo más tiempo de lo habitual al
realizar las tareas cotidianas y con sentimientos de inutilidad. Más de la tercera
parte de los estudiantes manifestó problemas para dormir, este resultado se
encuentra muy por encima del porcentaje detectado en China durante el
confinamiento por Covid-19. La incapacidad para disfrutar las actividades
normales de cada día fue el síntoma que mostró mayor prevalencia con 42%.
Con relación a la variable ansiedad, se observó que los varones presentaron
puntuaciones más altas que las mujeres. Sin embargo, las mujeres reflejaron más
altos puntajes en síntomas psicosomáticos, insomnio, disfunción social, depresión
y estrés, tal como lo reportado por Wang y colaboradores en población China
durante la primera fase de confinamiento. Los mayores niveles de ansiedad,
estrés, depresión, síntomas psicosomáticos, dificultades para dormir y disfunción
social en la actividad diaria se presentaron en los grupos más jóvenes. Estos
resultados concuerdan con los reportados en la población española. Con respecto
a las variables ocupación y el número de personas conviviendo en el mismo hogar
durante el confinamiento, se distinguieron puntajes más elevados en síntomas
psicológicos negativos en el grupo de participantes conviviendo en el hogar con
más de tres personas. No obstante, las diferencias estadísticas no fueron
significativas, lo cual se puede explicar en función de la distribución irregular de la
muestra en los diferentes estratos.
Estado de México, que fueron los primeros lugares en reportar la mayor presencia
de personas contagiadas y decesos por Covid-19. El Estado de Nuevo León
presentó las cifras más altas en síntomas depresivos, seguido del Estado de
Morelos. El Estado de Guerrero presentó los más altos niveles de estrés seguidos
por el Estado de Morelos. La ansiedad y los problemas para dormir se
manifestaron en niveles más altos en el Estado de Morelos, sin mostrar diferencias
significativas con los demás Estados de la República. En función de los resultados
obtenidos, surge la necesidad de implementar estrategias preventivas, de control y
disminución de los efectos provocados por el confinamiento debido a la pandemia
de Covid-19 con el objetivo de promover el bienestar y la salud mental de los
estudiantes universitarios.
Limitaciones
Los resultados de esta investigación solo son aplicables a la población en estudio,
entre otras salvedades, se encuentra la conformación de la muestra. Se trata de
un estudio transaccional lo cual impide determinar una relación causal y, por ende,
la falta de un diagnóstico previo al confinamiento por Covid-19 de los participantes.

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Conclusión
LAS Secuelas PSICOLÓGICAS del coronavirus Y El aislamiento. La paralización
de la actividad económica, el cierre de centros educativos y el confinamiento de
toda la población a lo largo de semanas ha supuesto una situación extraordinaria y
con diferentes estímulos generadores de estrés. A lo largo del aislamiento, ambos
recursos que más están afectando a la paz físico y psicológico son la pérdida de
hábitos y rutinas y el estrés psicosocial, de consenso al primer análisis que
examina el efecto psicológico del confinamiento por coronavirus en China. Por el
instante, se cuenta con pocas pruebas sobre el efecto psicológico inmediato del
coronavirus en la población general, con unos pocos estudios publicados,
primordialmente con población china. En otro análisis con residentes de Wuhan y
localidades cercanas llevado a cabo un mes luego de que se declarara el brote de
coronavirus, hallaron una prevalencia de indicios de estrés postraumático del 7%.
En tercer sitio, el mismo conjunto y con una muestra más extensa de 2.091
personas, correspondiente a la China continental, hallaron una prevalencia de
indicios de estrés postraumático agudo un mes desde el brote de coronavirus del
4,6%. El primer análisis con población infantil de España concluyó que el 89% de
chicos presentaban alteraciones conductuales o emocionales como consecuencia
del confinamiento. Si tras el confinamiento se mantienen rutinas y hábitos
saludables, y se dieron los apoyos necesarios de parte de los cuidadores, va a ser
esperable que la más monumental parte de personas recuperen su desempeño
regular, si bien es viable que una minoría logre necesitar apoyo psicológico tras la
cuarentena, en especial quienes ya presentaban desórdenes psicológicos,
trastornos del desarrollo, esos con cuidadores con inestabilidad económica o
psicopatología previa. Ya que es la primera ocasión que se genera en España una
situación tan inusual e impredecible como el aislamiento para controlar el
coronavirus, se carece de datos acerca de cómo peligro de que estos indicios
afloren luego de la cuarentena. Efecto psicológico de la enfermedad pandémica de
coronavirus: Efectos negativos y positivos en población de España asociados al
tiempo de confinamiento nacional La enfermedad pandémica coronavirus se ha
extendido rápidamente en España. El propósito del análisis ha sido analizar el
efecto psicológico de la enfermedad pandémica y el confinamiento nacional vivido
en España a lo largo de los meses de marzo y abril de 2020. Una muestra de
1.161 competidores cumplimentó en línea el Cuestionario de Efecto Psicológico
del Covid-19, la Escala de Intolerancia a la Incertidumbre–12, y las escalas
PANAS de afecto positivo y negativo. Pudimos encontrar niveles altos de efecto
emocional reflejado en los miedos al covid-19, inconvenientes de sueño, y indicios
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emocionales. La intolerancia a la incertidumbre y la exposición a los medios de
comunicación son poderosos predictores del efecto. Se aporta un nuevo
instrumento de auto informé para la evaluación del efecto psicológico del covid-19.
Efecto psicológico en alumnos universitarios mexicanos por confinamiento a lo
largo de la enfermedad pandémica por Covid-19. El propósito de esta indagación
consistió en evaluar los niveles de ansiedad, depresión, estrés y la percepción del
estado de salud de alumnos universitarios mexicanos a lo largo de 7 semanas de
confinamiento por la enfermedad pandémica de Covid-19. N= 644 con edad
promedio de 21.95 años, quienes llenaron una encuesta online para la detección
de indicios psicológicos, cuyo contenido se estructuró por el Inventario de
Ansiedad Estado, Escala de Estrés percibido, Cuestionario Gral. Se comunicó al
mundo sobre su alto potencial de propagación mundial, emitió alertas con alusión
a las secuelas e efecto en los sectores de salud pública, sociales y económicos en
los países. En aquella fecha, el virus, cuyo origen se encontró en China en el
último mes del año del 2019 ya se había propagado a 114 territorios en una época
de 2 semanas contabilizando bastante más de 118 000 casos de individuos
infectadas dejando a su paso 4 291 defunciones. El 28 de febrero 2020, el Covid-
19 alcanzó México. El 21 de abril, la Secretaría de Salud manifestó la etapa 3,
consistente en la fase de contagio epidémico, donde las medidas de prevención,
control y atención de la enfermedad pandémica se fortalecieron, aplicando, la
suspensión de ocupaciones no principales y la utilización de filtros sanitarios en el
ingreso de los inmuebles. El aislamiento fue una de las tácticas de salud pública
de todo el planeta para detener la propagación del Covid-19, la cual se apoya en
el separación social y resguardo de los individuos en sus domicilios, implicando un
cambio drástico en las ocupaciones y en los comportamientos en la vida diaria,
entre ellos, el trabajo y la enseñanza online, así como las limitaciones en la
práctica de ocupaciones fuera de vivienda, obligando a los habitantes a hacer
novedosas maneras de vida dentro del hogar frente a esta contingencia. A partir
del punto de vista de diferentes estudios científicos hechos en diferentes naciones,
el confinamiento a lo largo de las pandemias crea efecto psicológico en los
individuos. y asistentes llevaron a cabo un análisis en Taiwán a lo largo de la
emergencia sanitaria generada por el brote de SARS en el año 2003, encontrando
que los niveles más elevados de depresión en la población se relacionaron con la
carencia de apoyo social, el efecto económico y la percepción de vulnerabilidad
frente a el contagio por disponer de deficiencias individuales en la salud.
Relacionadas con la enfermedad pandémica mundial de Covid-19, se realizaron
ciertos estudios científicos sobre el efecto que la cuarentena ha tenido dentro de lo
psicológico en las poblaciones en cuarentena. y asistentes señalan que la
experiencia de ansiedad, crisis de pánico, trastornos del sueño, rabia y desilusión
se expresan en los individuos debido al confinamiento a lo largo de las pandemias.
Del mismo modo, Huang & Zhao identificaron la verdad de ansiedad, depresión y
inconvenientes en la calidad del sueño a lo largo de la primera Etapa de
confinamiento por Covid-19 en una población China. Señalaron además que hubo

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un más enorme efecto psicológico en esas personas que manifestaron indicios de
patologías crónicas. El habitante del mundo se ha enfrentado al brote repentino y
de apresurada propagación del coronavirus con respecto al número de individuos
que conviven en el mismo hogar con los alumnos a lo largo de la cuarentena, se
vio que el 3.9% vive solo, 8.7% vive con una persona, 16.9% con 2 personas,
30.6% con 3 personas y 39.9% con bastante más de 3 personas. Los primordiales
malestares físicos y psicológicos referidos por la población escolar por medio del
Cuestionario de Salud, a lo largo de la fase de confinamiento, se muestran en la
Tabla 1. El reparto del estado de salud referido por los alumnos en funcionalidad
del género, edad, ocupación, sitio de residencia y número de residentes en casa a
lo largo del aislamiento, se muestran en la Tabla 2. Frecuencias y porcentajes de
indicios presentes a lo largo de la cuarentena, referidos por los alumnos
universitarios. Frecuencias y porcentajes del estado de salud referido por los
alumnos universitarios. En la Tabla 3 se muestran los niveles de ansiedad y estrés
percibido en funcionalidad del género, edad, ocupación, sitio de residencia y
número de residentes en casa a lo largo de la cuarentena. Frecuencias y
porcentajes de ansiedad y estrés percibido de los alumnos universitarios. Los
datos reflejados presentan que, a lo largo de la etapa de confinamiento,
prácticamente la cuarta parte poblacional en análisis, independientemente de las
cambiantes sociodemográficas, presentó dolor de cabeza, sensación de falta de
control y escasa satisfacción con las maneras de hacer sus ocupaciones. Bastante
más de la tercera parte de los alumnos expresó inconvenientes para reposar, este
resultado está bastante por arriba del porcentaje detectado en China a lo largo de
la cuarentena por Covid-19. No obstante, las féminas reflejaron más elevados
puntajes en indicios psicosomáticos, insomnio, disfunción social, depresión y
estrés, de la misma forma que lo reportado por Wang y asistentes en población
China a lo largo de la primera etapa de confinamiento. Con respecto a las
cambiantes ocupación y el número de individuos conviviendo en el mismo hogar a
lo largo del aislamiento, se distinguieron puntajes más altos en indicios
psicológicos negativos en el conjunto de competidores conviviendo en casa con
bastante más de 3 personas.

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Bibliografía
https://www.ub.edu/web/ub/ca/menu_eines/noticies/docs/
Consecuencias_psicologicas_COVID-19.pdf
https://preprints.scielo.org/index.php/scielo/preprint/download/756/1024
file:///C:/Users/PC/Downloads/27569-62041-1-PB%20(2).pdf

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