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LITERATURA

Tema 2. Generación del 98

1. LA GENERACIÓN DEL 98: DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS.


Las dos últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX las ocupa la llamada Restauración, con la
alternancia en el gobierno de los liberales y los conservadores. Este sistema alimenta la corrupción, al
basar la representación política en el poder de la oligarquía y el caciquismo. La guerra de África y las
sublevaciones de las colonias de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, acentuaron la sensación de crisis y de
frustración en la sociedad española.

Surgen actitudes regeneracionistas que toman conciencia de la decadencia de España, analizan sus causas
y proponen soluciones. Las pérdidas de las últimas colonias, en 1898, es el hecho concreto que sacude las
conciencias de los españoles, haciendo que se considere esa derrota como el punto de inflexión en el
proceso de decadencia.

La actividad cultural y literaria se corresponde con el clima social y político. En los últimos años del siglo
XIX se prolonga la agonía de la literatura realista. Los jóvenes escritores e intelectuales rechazan el
pensamiento y la literatura de su entorno y buscan sus modelos en los ilustrados del siglo XVIII, en Larra
y en las corrientes del pensamiento europeo, que defienden un concepto irracionalista de la condición
humana.

Los escritores e intelectuales del fin del siglo XIX emprenden una empresa de renovación estética que les
valió la calificación despectiva de “modernistas”. Con el tiempo se van diferenciando dos corrientes de
distinto talante:

- Los que siguieron llamándose modernistas, que destacan Rubén Darío o Manuel Machado.

- La llamada Generación del 98, destacan Azorín, Pío Baroja, Miguel de Unamuno, Antonio Machado o
Ramón del Valle-Inclán.

Antonio Machado, Valle-Inclán y Juan Ramón Jiménez derivan de la estética modernista a una concepción
personal de la literatura.

El concepto de Generación del 98 es una creación tardía de Azorín. Los hombres del 98 constituyen una
generación porque nacen en unas fechas muy cercanas y tienen una formación intelectual semejante,
predomina el autodidactismo.

Todos se sintieron sacudidos por el acontecimiento generacional del desastre del 98, que les da nombre
y funciona como punto de partida de sus inquietudes ante la decadencia de España.

Todos comparten una ansia de renovación del lenguaje literario, frente al prosaísmo de la literatura
realista. Ellos pretenden conseguir un estilo natural y antirretórico.

Se centran en el tema de España, adoptan una actitud contradictoria, mezcla la visión critica, la decadencia
y la falta de ideales. La visión crítica predomina en los primeros tiempos, pero muy pronto derivan hacia
la visión de una España eterna.

Este afán de conocer y exaltar lo castellano y español imprime a los autores del 98 un espíritu viajero que
les lleva a los pueblos, aldeas y lugares de Castilla y de España.

Poseen una acusada personalidad, se traduce en un estilo literario personal. En sus inicios, todos coinciden
con el Modernismo en dos aspectos: la oposición al estilo literario anterior y el cuidado de la expresión.
Es un estilo subjetivo, da lugar a un lenguaje lírico en el que abundan las descripciones de paisajes urbanos
o pequeños pueblos. Hay un lenguaje muy cuidado, fruto de la selección muy exigente del léxico y el uso
de contenido de los recursos retóricos.

Pedro Salinas aplica en un ensayo el concepto de “generación literaria”, que establece unos requisitos
generacionales: nacimientos en años poco distantes, formación intelectual semejante (autodidactismo),
relaciones personales (amistades, tertulias, revistas,..), participación en actos colectivos propios,
presencia de una guía, lenguaje generacional, anquilosamiento de la generación anterior (no se quedan
en el realismo, lo renuevan).

2. LA PROSA (NARRATIVA Y ENSAYISTICA): PÍO BAROJA, AZORÍN Y


MIGUEL DE UNAMUNO.
Prácticamente todos los autores del 98 escribieron novelas, respecto al año 1902 marca la conjunción de
sus gustos por este género narrativa, publicación de cuatro obras importantes suponen un nuevo
concepto de la forma de narrar. Sus obras son: La voluntad, de Azorín; Camino de perfección, de Pío
Baroja; Amor y pedagogía, de Unamuno; y Sonata de otoño, de Valle-Inclán.

Este nuevo concepto de novela rompe con la organización lineal del relato y con el desarrollo lógico de
los acontecimientos. Estas novelas anticipan la narrativa del siglo XX, teniendo como característica
relevante el descoyuntamiento y la ruptura del discurso tradicional, llevará a Unamuno a calificar sus
novelas como “nivolas”.

A) JOSÉ MARTÍNEZ RUIZ, “AZORÍN”

Azorín cultivó la novela, género del que publicó más de quince títulos. Un leve hilo argumental sostiene
la confesión autobiográfica, reflexiones de carácter social, la visión sentimental del paisaje y referencias
de carácter literario. Sus protagonistas son personajes idealistas y meditabundos.

La voluntad, Antonio Azorín y Las confesiones de un pequeño filósofo, tienen como protagonista a Antonio
Azorín, adoptó como seudónimo el apellido de este personaje. Otra obra destacada es Doña Inés.

En esa obra ensayista se aprecian tres bloques:

- Visiones de los pueblos y paisajes de España, Los pueblos.


- Recreación de personajes, parajes y ciudades, Castilla.
- Ensayos de crítica literaria, Lecturas españolas.

B) MIGUEL DE UNAMUNO

Unamuno es autor de novelas en las que predominan los planteamientos ideológicos. Domina el tono
reflexivo, expresado a través de monólogos y diálogos. Se trata una novela peculiar que Unamuno la
llamará “nivola”. Obras: La tía Tula, Niebla o San Manuel Bueno, mártir.

En sus escritos ensayísticos, publicados en los periódicos de la época y recogidos en libros, doble vertiente
temática: realidad externa, para expresar sus ideas sobre España, En torno al casticismo; y temas
existenciales, expresa la contradicción entre el pragmatismo y el idealismo, Vida de don Quijote y Sancho.

C) PÍO BAROJA

Gran novelista de la generación del 98. Sus novelas son fragmentarias, donde se mezcla la acción y la
reflexión, en una estructura abierta, formada por una suma de impresiones.

Predomina la acción, protagonizados por personajes inquietos, curiosos. Están pobladas de aventureros,
marinos, revolucionarios, inventores, bohemios y toda clase de personajes estrafalarios. Sus novelas, la
mayoría localizadas en Madrid o País Vasco, se agrupan en tripologías. Destacan La busca, El árbol de la
ciencia o Las inquietudes de Shanti Andía.

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