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El bioplasma humano

Antes de empezar a entender exactamente qué es el hombre, la ciencia ha tenido que


descubrir la existencia del plasma. El plasma es el cuarto estado de la materia (diferente de
los otros tres estados: sólido, líquido y gaseoso) y el más abundante en el Universo.
Podemos decir que:
• A muy bajas temperaturas, la materia se encuentra en estado sólido.
• Al aumentar la temperatura, los sólidos se transforman en líquidos.
• A temperaturas mayores, los líquidos se evaporan y transforman en gas.
• Cuando un gas es calentado, los átomos que lo constituyen se ionizan, es decir, los
electrones se separan de los núcleos y entonces se obtiene un gas de partículas cargadas o
plasma.
En el espacio interestelar, la radiación produce ionización, y las altas temperaturas reinantes
en las estrellas son la causa de la creación de plasma. Las elevadas temperaturas originan
plasmas, cuyas partículas adquieren energía suficiente para producir reacciones nucleares
de fusión, que si son controladas pueden producir energía eléctrica.
La Física se dedica precisamente al estudio del comportamiento de sustancias, altamente
ionizadas, que constituyen ese estado denominado plasma.
Fue en 1944 cuando el físico e ingeniero ruso V.S. Grischenko comenzó a plantear la
posibilidad de que en los seres vivos existiera el estado de plasma. Y posteriormente
Iniushin y Ckekusov desarrollaron este concepto y sus características. El resultado es el
descubrimiento de que el plasma biológico tiene la propiedad de crear una coherencia
orgánica, en la que la entropía (desorden) tiende a reducirse al mínimo, por lo que los
sistemas biológicos tienden a mantener su organización mientras están vivos.
El plasma biológico es un conjunto de formas de energía, que se unen formando campos
organizadores. Constituye una matriz energética en conexión con el cuerpo físico.
El bioplasma es susceptible a las alteraciones eléctricas y magnéticas, lo que podría explicar
el porqué de que el clima influya en las enfermedades y estados psicofisiológicos. Por
ejemplo, una pequeña herida al descubierto puede sanarse más fácilmente, gracias a que el
bioplasma de esa zona puede absorber los iones negativos del oxígeno que necesita para
curarse.
Por lo tanto, el bioplasma constituye una estructura en sí mismo, contenida en la fisiología
de orden celular.
Pero ¿cómo se distribuye este plasma y cuáles son sus funciones? El bioplasma es
conducido por las membranas lipídicas de las células (que tienen propiedades
semiconductoras) y por los procesos de las mitocondrias, residiendo así, más que en un
sistema de conductos, en una red de canales que tienen el carácter de “caminos recorridos
por las cargas”.
Pero todo ser vivo es un todo que, para conseguir su armonía, necesita la difusión de todas
estas cargas del bioplasma por todo el bioespacio del individuo.
De esta manera, se crea una red energética operacional constituida por caminos
conductores de las cargas, denominada red general de canales bioplasmáticos.
De igual manera, existirán también los terminales o salidas hacia el ámbito exterior. En el
llamado “esqueleto del sistema bioenergético”, el profesor Silva Garland habla de los
peridromos o meridianos, como esa serie de puntos con salidas al ámbito exterior y que se
corresponden con los puntos de acupuntura.
Después de todo lo que acabamos de decir, es fácil comprender que la visión que acabamos
de dar del ser humano es bastante diferente de la que aparece en los libros sobre salud o
alimentación, tanto científicos como naturalistas, vegetarianos o macrobióticos.
Ya que la visión del hombre que acabamos de expresar ha sido desde una concepción
bioenergética, omniabarcante, integral y cósmica.
Somos entes vivientes formados de energías diferentes a niveles supraatómicos, y
participamos en nuestra formación y actividad de todos los otros seres, tanto orgánicos
como inorgánicos, así como de la energía pura que conforma nuestro planeta Tierra y
nuestro Universo cósmico.
Tan sólo es cuestión de tiempo y trabajo ir descubriendo más y más nuestra íntegra esencia.
Sólo una mirada total al conocimiento del Cosmos puede ser el principio de una comprensión del
fenómeno de la alimentación y de la salud. Fenómeno que es simple y complejo a la vez, como todo
lo que existe en nuestro Universo, donde el todo es el conjunto de cada pieza y cada una de ellas es
parte del todo.

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