El Presupuesto Participativo es un procedimiento de Democracia
Participativa, en la medida que incluye la participación directa del pueblo y/o sus delegados en forma periódica; y es complementario a los procedimientos de la Democracia Representativa convencional.
El sistema de presupuesto participativo consiste en un conjunto de
actividades a través de las cuales se van definiendo paulatinamente las demandas sectoriales, las prioridades de la comunidad, los criterios de asignación de fondos y el programa de inversión de la ciudad mediante la participación de la población.
Para que la población haga un diagnóstico de sus necesidades, las
cuantifique, elabore sus demandas, escoja las prioritarias y efectúe un seguimiento de la ejecución de tales acciones resulta de vital importancia, por un lado, que existan mecanismos que garanticen un flujo de información constante entre el gobierno y la sociedad y, por el otro, que se pongan sobre la mesa de discusión cuestiones tales como el urbanismo, el transporte público, la salud, la educación y la cultura. Principal Objetivo El objetivo principal es captar directamente las necesidades y deseos de la población y traducirlos en hitos presupuestarios para el desarrollo inmediato. El presupuesto participativo integra con éxito los procesos democráticos participativos en el ciclo presupuestario anual.
El presupuesto participativo es importante en este sentido,
rompiendo con la noción tradicional de presupuesto al definirlo como un problema técnico que solo puede ser resuelto por profesionales y considerarlo como un problema inherentemente político en el que todos estamos involucrados.
Las experiencias comparativas, en particular la de Porto Alegre en
Brasil, nos muestran cómo su aplicación puede superar muchos de los problemas asociados con la concentración de poder, el despilfarro de recursos y la corrupción. El presupuesto participativo permite reducir el comportamiento de patrocinio, estimular el compromiso cívico, promover una distribución más justa del ingreso y lograr una mejor calidad de representación.
Se puede decir que el presupuesto participativo nació en 1989 en
Porto Alegre (Brasil). Desde entonces se ha utilizado a medida que ha crecido la participación social y se ha incrementado la participación del presupuesto. El éxito de Porto Alegre se extendió a otras ciudades y otras ciudades y regiones de Rio Grande do Sul, Brasil. En qué consiste el presupuesto participativo El mecanismo convencional se basa fundamentalmente en la propuesta de los técnicos gubernamentales, quienes elaboran el presupuesto asignando partidas para cada área, para que luego sean los legisladores otorgan la aprobación y este se ejecuta.
En cambio el Presupuesto Participativo en Porto Alegre procesa así:
la ciudad se divide en 16 zonas y en 5 áreas temáticas donde los vecinos en asambleas discuten y acuerdan las necesidades según las demandas de la población. Se votan las prioridades y los delegados en asambleas ampliadas de la ciudad, otorgan puntos por densidad demográfica y nivel de carencias. Así se llega a la asignación definitiva. Luego los mismos delegados de cada zona / barrio controlan la ejecución. Cada año se repite la misma operatoria. La discusión de cómo distribuir los recursos se transformó así en una revisión sobre lo que se entiende por representatividad política por cuanto el Presupuesto Participativo equivale a poner el presupuesto de un espacio determinado, una ciudad en el caso de Porto Alegre, al alcance de su pueblo para que contribuya de manera democrática y organizada en su diseño, discusión, formulación de propuestas y, por último, ejercite el control de su ejecución. Este mecanismo no es desconocido en el Perú, ya que el Ministerio de Economía, a través de la Dirección Nacional de Presupuesto Público, puso en marcha una operación piloto “Planificación y planificación participativa de los costos de inversión del presupuesto del Estado para el ejercicio 2003”., a través del establecimiento de la Directiva del Plan Estratégico de la Agencia 2002-2006 ya través de la Resolución de Consejo N°022-2002- EF/76.01 del 12 de mayo de 2002 se emitió una Directiva a través de la cual se llevó a cabo el establecimiento de los citados pilotos. Definición El Presupuesto Participativo constituye un procedimiento que permite participar a la ciudadanía opinando previamente acerca de la aplicación de los fondos públicos en gastos de inversión y controlando las rendiciones de cuentas referentes a su utilización, a las que están comprometidos los responsables en los períodos inmediatos posteriores a la gestión del período presupuestario.
El acuerdo consensuado sobre el programa de inversiones tiene
carácter vinculante y deberá incluirse sin modificación alguna en las propuestas de Presupuesto Municipal y Presupuesto Regional, así como en el Proyecto de Ley de Presupuesto de la República correspondiente.
El Presupuesto Participativo se formula anualmente con arreglo al
Plan de Desarrollo Concertado, el Plan Anual y los Lineamientos Estratégicos acordados. Finalidad El Presupuesto Participativo tiene por finalidad facilitar el ejercicio del derecho de participación ciudadana y de las organizaciones de la sociedad civil en el proceso presupuestario referido a las inversiones, que organizan los Gobiernos Regionales y Municipalidades. Pasos para iniciar un presupuesto participativo Primer paso: Objetivos políticos El ayuntamiento debe identificar los objetivos, los principios y las prioridades que originan la decisión de poner en marcha un presupuesto participativo. Cuánto más claros sean estos valores, más fácil será abordar el proceso con el apoyo de todo el equipo de gobierno y más sencillo será la resolución de potenciales conflictos. En la misma medida, cuánto más amplios sean los círculos con los que se compartan estos valores (técnicos municipales, organizaciones sociales, vecinos y vecinas) tanto más sólido será presupuesto participativo. Segundo paso: Recursos económicos Por una parte, se debe definir la cuantía de fondos disponibles para el presupuesto participativo y las partidas de las que se extraen. Iniciar con un monto para inversiones de mejora urbana es una decisión habitual. En años posteriores, en la medida en que el proceso madure, es de alto interés incorporar partidas “blandas”: cultura, igualdad, juventud, mayores… Este tipo de partidas se podrán abordar desde iniciativas de participación sectorial. En relación a los recursos económicos, se debe tomar también la decisión de qué recursos respaldan la gestión técnica de la iniciativa.
Tercer paso: Equipo técnico
Identificar qué integrantes del equipo municipal (político, técnico y administrativo) tendrán o deben tener implicación en el presupuesto participativo es relevante para (1) evaluar su disponibilidad y aportaciones potenciales y (2) diseñar los protocolos de actuación y los mecanismos de formación e información necesarios para una adecuada colaboración de todo el equipo. El proceso demandará la implicación de equipos municipales en aspectos como la formalidad administrativa de recepción y tramitación de las propuestas vecinales, la elaboración de informes técnicos que evalúen la viabilidad técnica y económica de las propuestas, la gestión de protocolos de transparencia que permitan hacer seguimiento del estado de las propuestas aprobadas, la información general sobre el proceso o la interlocución política. Por otra parte, el ayuntamiento podrá disponer de apoyo externo en la gestión de procesos de presupuesto participativo, que deberá ser vinculado de manera eficiente a los anteriores en las funciones descritas.
Cuarto paso: Actores y alianzas
Hay que analizar en el tejido asociativo del municipio. Por lo general se
dispone de un tejido asociativo con una fortaleza e implantación que varía según sectores y colectivos. El ayuntamiento dispone de mecanismos formales e informales que canalizan parcialmente la interlocución con el referido tejido asociativo. Sumar a personas vinculadas a las asociaciones a la iniciativa, generar alianzas entre la administración y la sociedad civil para promover el presupuesto participativo es un escenario deseable para el inicio del proceso. Es muy útil disponer de un diagnóstico local preliminar que aporte evidencias de la demanda social de participación en el ámbito municipal. Quinto paso: Modelo de participación Es necesario posicionarse ante aspectos diversos que no pueden ser improvisados durante el proceso. Un principio fuerte de las iniciativas de participación ciudadana en general y los de presupuesto participativo en particular, es que las reglas de juego deben ser claras y permanecer inalteradas a lo largo del ciclo de intervención. Transcurrido el año y completado un ciclo, las reglas se podrán revisar, modificando aquellas que hayan resultado disfuncionales. Pero, entre tanto, es desaconsejable que el ayuntamiento cambie las reglas o inserte nuevas normas “sobre la marcha”. Muchas de las cuestiones a definir son de carácter operativo y puede aparentar que tienen escasa relevancia política, aunque en un momento u otro se verá que cada decisión aporta potencialidades y limitaciones al proceso. Se tendrá que definir una zonificación del municipio y el nivel de autonomía con el que opera cada zona. Será necesario delimitar el cuerpo electoral, comúnmente más amplio que el que interviene en las elecciones convencionales. Se suele rebajar la edad mínima para votar y es habitual que voten quienes estén empadronados independientemente de su estatus legal/electoral (extranjeros sin derecho a voto, en particular). También se debe definir el nivel de empleo de herramientas digitales y presenciales en el proceso. Los niveles de autogestión vecinal del proceso (quién define el reglamento, quién calendariza el proceso, quién supervisa la ejecución de lo acordado) también es relevante. Finalmente, un aspecto delicado es decidir qué medidas conducentes a la disminución de las desigualdades se van a implementar: dotación presupuestaria por zona según los niveles de renta previos, aplicación de índices de ponderación a las propuestas según su impacto social, ambiental, de género, etc. Conclusión El Presupuesto Participativo es un instrumento de política y de gestión, a través del cual las autoridades regionales y locales, así como las organizaciones de la población debidamente representadas, definen en conjunto, cómo y en qué se van a orientar los recursos económicos asignados para este proceso.