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UNIVERSIDAD NACIONAL

AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES


ARAGÓN

PRÁCTICA FORENSE DE DERECHO


ADMINISTRATIVO

ANÁLISIS DEL PRINCIPIO DE


LEGALIDAD

MAESTRO: ESPINO FRANCO IGNACIO

ALUMNOS: GARDUÑO CORTÉS JORGE OMAR


GONZÁLEZ CASILLAS LIZET

GRUPO: 1701
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN 3

ANTECEDENTES 4

ANTECEDENTES EN MÉXICO 4

PRINCIPIO DE LEGALIDAD EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO MÉXICANO 5

ARTÍCULO 14 Y 16 DE LA CPEUM 5

PRINCIPIO DE LEGALIDAD ADMINISTRATIVA 8

EXCEPCIONES A ESTE PRINCIPIO 9

CONCLUSIONES 10

BIBLIOGRAFÍA 11

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INTRODUCCIÓN

EL principio de legalidad en nuestro país es muy importante, pues controla la aplicación de


normas adjetivas y sustantivas. La legalidad como principio y en su acepción jurídica más
aceptada, establece que todo acto de los órganos del estado debe encontrarse fundado y
motivado por el derecho vigente. Verificando la conformidad de actuación de la autoridad y la
conformidad del resultado de su actuación con la ley y la Constitución.
De esta manera, con el apoyo de distintas fuentes nos enfocaremos en cuáles fueron los
antecedentes, así como quienes fueron algunos personajes y leyes que se utilizaron de
referencia para que se implementará este principio en diversas constituciones y en nuestro
ordenamiento jurídico; por ejemplo, John Locke se convierte no solo en el autor que plasma el
principio de legalidad, sino además es el inmediato precursor de la separación de poderes. Una
vez abordado este tema nos enfocaremos en el precedente más inmediato que se vivió en
nuestro país con la Constitución Liberal de 1857.
Posteriormente, nos enfocaremos en el principio de legalidad en nuestro ordenamiento, en este
tema abordaremos temas de gran importancia para nuestra materia como es su concepto,
también nos enfocaremos en lo que nos dice el artículo 73 y 133 de nuestra constitución y la
relación con el principio de legalidad..
Todo acto de autoridad necesita tener una fundamentación y motivación, dichas instituciones
se encuentran consagradas en los artículos 14 y 16 de nuestra constitución, los cuales son de
gran importancia porque en ellos se fundamenta el cómo debe actuar cualquier autoridad
administrativa, así mismo este último precepto legal tiene su correlativo con el artículo 3 de la
Ley Federal de Procedimiento Administrativo.
Luego entonces, con la presente investigación se hará mención del principio de legalidad
administrativa, en el cual nos enfocamos a investigar su concepto, la labor que funge esta rama
administrativa por parte del Estado. También se hará mención de las consecuencias que contrae
un acto de autoridad.
Para finalizar, se nombran las excepciones al Principio de Legalidad, tales como son las
facultades discrecionales a lo cual, Gabino Fraga dice: respecto a la facultad discrecional que
hay poder discrecional para la administración, no debe ser violatorio de la Constitución ya que
la misma es la única ley que puede otorgar, y al hacerlo no significa que el ejecutivo se
convierta en órgano legislativo, Cómo tampoco jurisprudencia, ni el órgano legislativo se
convierta en jurisprudencial o administrativo.

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Antecedentes

En los inicios del Estado de derecho se revalorizó la ley y su papel como el elemento para
eliminar las arbitrariedades, de modo que jugó un papel central aun cuando se trataba de una
legalidad puramente formal, según la cual nadie está por encima de la ley.
Con su surgimiento, a las Constituciones se les concibió como el instrumento para sujetar el
Estado al derecho, pero además adoptaron (en su parte dogmática) la Declaración de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, por lo que entre sus tareas se agregó la de
garantizar los derechos humanos.
Esta configuración permitió brindar certeza al ciudadano al saber que los órganos estatales sólo
pueden actuar con fundamento en algún precepto legal. Hans Kelsen explicó claramente la
sustancia de esta noción al referirse a la distinción entre un individuo que es parte de la
administración pública y uno que no lo es: “Un individuo que no funciona como órgano del
Estado puede hacer todo aquello que no está prohibido por el orden jurídico, en tanto que el
Estado, esto es, el individuo que obra como órgano estatal, solamente puede hacer lo que el
orden jurídico le autoriza a realizar”.

Tal ha sido la travesía y configuración de la mayoría de los Estados modernos, y el caso


mexicano no es la excepción. Actualmente, la Constitución mexicana recoge de manera formal
todas las anteriores características para otorgarle la etiqueta de Estado constitucional de
derecho, que a su vez reflejan el principio de legalidad al que se sujeta el Estado.

El contenido de la Constitución mexicana refleja que hay supremacía constitucional (artículo


133); existe división de poderes (artículo 49), el Congreso de la Unión emite las leyes conforme
a un procedimiento previamente establecido (artículos 71-73); los actos de autoridad se deben
sujetar a la Constitución y el juicio de amparo protege los derechos de los ciudadanos de
posibles violaciones (artículos 103 y 107); hay control judicial de la constitucionalidad de los
actos de autoridad (artículo 105); está prohibida la retroactividad de la ley; existe el derecho al
debido proceso; persiste la exacta aplicación de la ley en materia penal y aplicación conforme
a la ley o su interpretación en materia civil (artículo 14) y, finalmente, se contemplan los
requisitos de los actos de autoridad (artículo 1) Tales disposiciones dan pauta a un estado
Constitucional de Derecho.

Antecedente mexicano

El principio de legalidad se encuentra consagrado el juicio de amparo, artículos 103 y 107 de


la propia Constitución, Mecanismo jurídico con el que los ciudadanos pueden impugnar los
actos de autoridad qué no se ajusten a lo establecido por la ley como derecho fundamental en
el orden jurídico mexicano. Sus antecedentes inmediatos provienen de la Constitución de 1857,
la cual se inspiró en la institución del “debido proceso legal” (due process of law) contemplada
por la enmienda V, y posteriormente, la XIV, sección I, de la Constitución de los Estados
Unidos, con cierta influencia también de la antigua audiencia judicial hispánica. Con la
Constitución liberal de 1857, se estableció definitivamente en los artículos 101 y 102, el
derecho de amparo como un medio de control constitucional contra leyes o actos de las

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autoridades que violaran las garantías individuales, o bien, restringen la soberanía de los
estados.
Con la Constitución de 1917 se expidió una nueva Ley de Amparo (en 1919), que ampliaba el
ámbito competencial para emitir jurisprudencia, cuya esfera de obligatoriedad se extendía
ahora también a los tribunales de los estados.

Principio de legalidad en el ordenamiento jurídico mexicano

Concepto: La legalidad como principio y en su acepción jurídica más aceptada, establece que
todo acto de los órganos del Estado debe encontrarse fundado y motivado por el derecho
vigente. De esta manera, el principio de legalidad demanda la sujeción de todos los órganos
estatales al derecho; más aún, todo acto o procedimiento jurídico llevado a cabo por las
autoridades estatales debe tener su apoyo estricto en una norma legal, la cual a su vez, debe
estar conforme a las disposiciones de forma y fondo consignados en la Constitución.
El principio de legalidad alude a la conformidad o regularidad entre toda norma o acto inferior
con respecto a la norma superior que le sirve de fundamento de validez por lo que opera en
todos los niveles o grados de la estructura jerárquica del orden jurídico y está ligado
ineludiblemente al Estado moderno y ha desempeñado la importante función, no sólo de
garantizar los derechos fundamentales de los ciudadanos, sino también de limitar la actividad
punitiva del Estado. De esta manera, el artículo 133 establece el principio de supremacía
constitucional, el cual supone una jerarquía normativa: los actos de autoridad deben ajustarse
a las leyes y estas, a su vez, a la Constitución. Además, el artículo 73 le otorga la facultad al
Congreso de la Unión para expedir leyes conforme a los procedimientos establecidos. Así, su
respeto o su inobservancia marcan la diferencia entre un estado democrático o aquel que se
distingue por ser autoritario. Desde que surgió, el Estado nacional mexicano se comprometió
con el pleno desarrollo de la dignidad y la libertad de los mexicanos.

Artículos 14 y 16 de la Constitución Política de los Estados Unidos


Mexicanos

Así pues, los Artículos 14 y 16 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
proporcionan la protección del orden jurídico total del Estado mexicano, por lo que el principio
de legalidad en ellos contenido, representa una de las instituciones más relevantes y amplias de
todo régimen de derecho.

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En relación, primeramente, con el segundo párrafo del artículo 14 de la Constitución, el mismo
expresamente establece: “Nadie podrá ser privado de la vida, de la libertad o de sus
propiedades, posesiones o derechos, sino mediante juicio seguido ante los tribunales
previamente establecidos, en el que se cumplan las formalidades esenciales del procedimiento
y conforme a las leyes expedidas con anterioridad al hecho” .
La anterior disposición constitucional corresponde a la fórmula angloamericana del “debido
proceso legal”, tal como ha sido interpretada por la jurisprudencia de la Suprema Corte de los
Estados Unidos, y contiene cuatro derechos fundamentales a la seguridad jurídica que
concurren con el de audiencia:
a) El de que a ninguna persona podrá imponerse sanción alguna (consistente en la privación de
un bien jurídico como la vida, la libertad, sus posesiones, propiedades o derechos), sino
mediante un juicio o proceso jurisdiccional;
b) Que tal juicio se sustancie ante tribunales previamente establecidos;
c) Que en el mismo se observen las formalidades del procedimiento, y
d) Que el fallo respectivo se dicte conforme a las leyes existentes con antelación a las leyes
existente con antelación al hecho o circunstancia que hubiere dado motivo al juicio.

Por otra parte, la primera parte del artículo 16 de la Constitución a su vez, establece: “Nadie
puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles y posesiones, sino en virtud de
mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del
procedimiento”. Como se observa, en tanto que el artículo 14 regula constitucionalmente los
requisitos generales que deben satisfacer las sanciones o actos de privación, el artículo 16
establece las características, condiciones y requisitos que deben tener los actos de autoridad al
seguir los procedimientos encaminados a la imposición de aquéllas, los cuales siempre deben
ser previstos por una norma legal en sentido material, proporcionando así la protección al orden
jurídico total. Conforme al principio de legalidad previsto por el artículo 16 constitucional,
pues, se pueden distinguir los siguientes derechos fundamentales a la seguridad jurídica:
a) El órgano estatal del que provenga un acto que se traduzca en una molestia debe encontrarse
investido con facultades expresamente consignadas en una norma legal (en sentido material)
para emitirlo;
b) El acto o procedimiento por el cual se infiere una molestia, debe estar previsto, en cuanto a
su sentido o alcance, por una norma legal; de aquí deriva el principio de que “los órganos o
autoridades estatales sólo pueden hacer aquello que expresamente les permita la ley”;
c) El acto que infiere la molestia debe derivar o estar ordenado en un mandamiento escrito, y

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d) El mandamiento escrito en que se ordena que se infiera una molestia debe expresar los
preceptos legales en que se fundamente y las causas legales que la motivan.
Las garantías del artículo 16 constitucional que concatenada con las establecidas en el artículo
14 del propio ordenamiento representan un freno al abuso del poder público. En conclusión
estos principios establecen la regla general propia de un régimen respetuosos de la libertad:
Que la autoridad –poder público- solo puede hacer lo que la ley le autorice, en tanto que los
gobernados, están en libertad de realizar no sólo todo aquello que la ley les permita, también
lo que no les prohíba.
Además el artículo 16 constitucional es reiterado en el artículo tercero fracción V de la Ley
Federal del Procedimiento Administrativo, siendo un elemento y requisito del acto
administrativo, dice:
Artículo 3.- Son elementos y requisitos del acto administrativo:
(...) V. Estar fundado y motivado;
La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha explicado qué significan ambos términos:
De acuerdo con el artículo 16 de la Constitución Federal, todo acto de autoridad debe estar
adecuada y suficientemente fundado y motivado, entendiéndose por lo primero que ha de
expresarse con precisión el precepto legal aplicable al caso y, por lo segundo, que también debe
señalarse con precisión, las circunstancias especiales, razones particulares o causas inmediatas
qué se hayan tenido en consideración para la emisión de acto; siendo necesario, además, que
exista adecuación entre los motivos aducidos y las normas aplicables, es decir, que en el caso
concreto se configuren las hipótesis normativas.

Asimismo, el principio de legalidad comprende dos figuras más importantes del Estado de
derecho, comprende dos figuras jurídicas: el principio de legalidad administrativa y la reserva
de ley, la primera se refiere a la esfera aplicativa y la segunda a la esfera normativa.
El principio de legalidad administrativa entraña qué lo administrativo debe ceñir su actuar a lo
que disponga la ley. Para Garrido Falla supone:
El respeto absoluto en la producción de las normas administrativas al orden escalonado exigido
por la jerarquía de las fuentes y la sumisión de los actos concretos de una autoridad
administrativa a las disposiciones de carácter general previamente dictada por esa misma
autoridad o por autoridad de grado inferior siempre que actúe en el ámbitos su competencia.

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Principio de Legalidad Administrativa
El planteamiento originario del principio de legalidad administrativa postulaba la creación de
“la administración” como una entidad abstracta cuyos actos no procedían de un soberano, sino
de esta entidad sometida a la ley. En este sentido, la administración no podía actuar con propia
autoridad, sino al amparo de la autoridad de la ley como expresión legítima de la voluntad de
la comunidad. De ahí que, históricamente, la creación de la administración y el principio de
legalidad significaran un cambio radical en la concepción del sistema jurídico.

Al respecto, si bien es cierto que la legalidad administrativa implica la sujeción de los órganos
de la administración pública a la ley, también lo es que la legalidad implica el sometimiento de
la propia ley a la Constitución, lo cual determina su propia validez. García de Enterría lo llamó
“sometimiento al sistema de valores materiales que la Constitución proclama”, lo cual implica
que aquellos postulados explícitos de la Constitución, como principios básicos y derechos
humanos, han de impregnar la aplicación de la legislación que abreva de y es portadora de ese
sistema de valores.

De modo que “…la ley no se limita a hacer posible una actuación del gobierno que sin ella no
lo sería, sino que incide directamente sobre los derechos y deberes de los ciudadanos, [y con
ello] ha de tener necesariamente una estructura material determinada…”. De lo que se trata es
de “volver a una categoría básica del Estado de derecho, cuya sustancia es precisamente la
garantía de la libertad”.

En tal sentido, tanto García Enterría como Rubio Llorente coinciden al advertir que, en el marco
de un sistema constitucional, la ley no puede pensarse sólo en su sentido formal -como una
simple autorización a la administración pública concedida por el legislador-, sino también ha
de pensarse en su aspecto material, como pena de no cubrir las exigencias constitucionales de
un sistema material de valores.

Ahora bien, la labor de la rama administrativa del Estado es central para la ejecución de las
normas jurídicas y la conducción del propio Estado, de ahí la importancia de insistir en el
análisis de sus actos. Hemos de tener en cuenta que la autoridad administrativa emite actos
administrativos que son en sí mismos jurídicos y unilaterales en el ejercicio de su potestad,
cuya consecuencia es crear, reconocer, modificar, transmitir o extinguir una situación jurídica
subjetiva, pero cuya finalidad última es la satisfacción del interés general.

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Aunque el acto administrativo es unilateral y su emisión goza de una presunción de validez por
razones prácticas, ésta no es absoluta y no es razonable admitir -en el contexto constitucional
en que nos encontramos- que los actos administrativos descansen en la aplicación ciega de la
ley sin tomar en consideración la riqueza de la jurisprudencia que versa sobre esa misma ley.
La limitación del actuar de los órganos administrativos tiene una justificación que radica en la
protección de la esfera de los particulares de potenciales abusos y arbitrariedades.

Excepciones a este principio

El principio de legalidad tiene sus excepciones, señalando como tales las facultades
discrecionales concedidas al ejército, por la propia constitución, aunque estás facultades están
sujetas a lo que dice el artículo 16 constitucional.
Las facultades discrecionales más importantes que se otorgan al presidente de la República son
señaladas en el artículo 29 de la Constitución política de los estados unidos Mexicanos y que
estás consisten en la facultad de "suspender en todo el país o en un lugar determinado las
garantías de fuesen obstáculo para hacer frente rápida y fácilmente a la situación".
Las facultades discrecionales en materia de salubridad, no recaen excesivamente en el
presidente de la República, sino también en el consejo de salubridad general y en las
autoridades sanitarias, esto establecido en el artículo 73.

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Conclusión

La legalidad como principio establece que todo acto de los órganos del estado debe encontrarse
fundado y motivado por el derecho vigente. Verificando la conformidad de actuación de la
autoridad y la conformidad del resultado de su actuación con la ley y la Constitución. De no
ser así, El juicio de amparo resolverá toda controversia que se suscite por normas generales,
actos u omisiones de autoridad que violen los derechos humanos reconocidos y las garantías
otorgadas para su protección por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así
como por normas generales, actos u omisiones de la autoridad federal que vulneren o restrinjan
la soberanía de los Estados o la esfera de competencias del Distrito Federal, siempre y cuando
se violen los derechos humanos reconocidos y las garantías otorgadas para su protección por
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; y por normas generales, actos u
omisiones de las autoridades de los Estados o del Distrito Federal, que invadan la esfera de
competencia de la autoridad federal, siempre y cuando se violen los derechos humanos
reconocidos y las garantías otorgadas por la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos. El amparo protege a las personas frente a normas generales, actos u omisiones por
parte de los poderes públicos o de particulares en los casos señalados en la presente Ley.

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LEGISLACIÓN

LEY DE AMPARO

LEY FEDERAL DE PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO

BIBLIOGRAFÍA

Continental, E. U. (2 de Octubre de 2021). El principio de legalidad en el derecho


administrativo. Obtenido de https://blogposgrado.ucontinental.edu.pe/el-
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legalidad: una compleja relación. Obtenido de
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Obtenido de
http://ri.ibero.mx/bitstream/handle/ibero/1413/GRD_Lib_01.pdf?sequence=1

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DE RESPETO AL ORDEN. Obtenido de
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