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Clase 1

8 de noviembre de 2022

Taller de Construcción Narrativa: Cuento


Facilitador: Édgar Omar Avilés

Ficha Curricular del facilitador:

Nació en Morelia, Mich., en 1980. Autor de la novela Efecto Vudú (Ediciones B, 2017). Además, es
autor de cinco libros de cuentos: No Respiramos: inflamos fantasmas (Posdata, 2014), Cabalgata
en Duermevela (FETA, 2011. Premio Nacional de Cuento Joven Comala 2011); Luna Cinema
(FETA, 2010. Premio Nacional de Cuento de Bellas Artes San Luis Potosí); Embrujadero (Secum,
2010. Premio Michoacán de Cuento "Xavier Vargas Pardo" 2010); y La Noche es Luz de un Sol
Negro (Ficticia, 2007), del libro de ensayo La VALÍStica de la realidad (abordaje de lo real en la
novela VALIS, de Philip K. Dick. Secum, 2012. Premio Michoacán de Ensayo "María Zambrano"
2012) y de la libro ilustrado infantil Rasabadú (Ed. A buen paso, 2014. España). Entre otros,
también ha ganado el Premio Nacional de Cuento de Fantasía y Ciencia Ficción 2014, el Premio
Nacional de cuento Magdalena Mondragón 2006, el Premio Binacional de Cuento México-Quebec
2003 y el Premio de Cuento Breve Punto de Partida 2002. Antólogo de Bella y Brutal Urbe
(Resistencia, 2013) y de Antes que las Letras se convierta en Arañas (IMC, 2006). Está
seleccionado en una cuarentena de antologías. Becario de Jóvenes Creadores del FONCA 2009-
2010 (cuento) y 2011-2012 (novela).
Maestro en Filosofía de la Cultura, licenciado en Comunicación y diplomado en la Escuela de
Escritores de la SOGEM.
Actualmente es Director de Profesionalización Docente de la DGESuM
ADVERTENCIA

Nuestra propia vida es una obra narrativa que nosotros contamos utilizando
nuestras circunstancias. Las herramientas que se compartan en este curso son un
brevísimo muestrario de consejos para la creación de cuentos. En realidad escribir
narrativa SOLO se aprende escribiéndola, sobre la marcha. En soledad,
emparejados con nuestra imaginación, temple y la pluma o el teclado. Por mucha
teoría que tengamos, aún: por muchas lecturas que tengamos, si no lo ponemos en
práctica, nuestro desarrollo como escritores estará, en el mejor de los casos, al
nivel del crítico o académico literario: labores muy notables pero paralelas al acto
creativo. Por ende: un taller de creación literaria solo se vuelca en útil cuando lo
que se enseña es puesto en práctica luego del taller. Cuando genera escritores
más allá de las paredes donde se imparte el taller.

Hay quienes afirman que no se puede enseñar a escribir. Que sólo existe el talento
nato. No soy de esta opinión. Es decir: no solo existe un talento nato para escribir,
sino muchos talentos natos. Y son tan variopintos que uno puede suplir al otro.
Tener buena memoria puede servir para ser una magnífica abogada, amo de casa,
historiador, matemático, docente, escritor, etc. También la capacidad para
escuchar a los demás, la imaginación, la abstracción lógica, etc… Y si carecemos
de alguna “cualidad de fábrica”, siempre es posible sustituirla con otra en aras de
ser escritor. Aún el ciego puede aprender a leer con el tacto. El único talento
verdaderamente, insustituible, es la constancia: ser un necio que necesita escribir
sus mundos y los escribe. Un taller narrativo debería de ser, sobre todo, una
invitación a la pasión de la escritura.

Hay quienes escriben con mapa (quienes conocen toda la historia) y quienes
escriben con brújula (quienes solo saben más a o menos hacia dónde van). Seas
el tipo de escritor que seas, la teoría es valiosa para llegar a buen puerto: un
puente que nos permite acortar el camino.

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Tema 1

DIFERENCIA ENTRE VIÑETA, RELATO Y CUENTO


La diferencia es a nivel dramático.

LA VIÑETA es descriptiva. Dibuja con palabras una imagen, sea un paisaje o


persona, animal o cosa. Describe, por ejemplo, sus colores, sus formas, puede
tener grandes metáforas o ser muy sobria. La riqueza está en el lenguaje y la
exactitud para evocar una imagen. Por ejemplo, describir el cuadro de la Mona
Lisa.

RELATO. El personaje o cosa interactúa con el mundo. Se multiplica con su


entorno. Se mueve y ejerce su derecho a la vida.
Ejemplo. La Mona Lisa sale del lienzo y nos saluda a todos.

CUENTO. El personaje interactúa y entra en conflicto. De principio a fin lucha por y


contra sus pasiones, contra otros y tiene la voluntad de transformar su entorno.
Ejemplo. La Mona Lisa sale del Lienzo. Se dispone a despertar a todas las pinturas
del museo del Louvre de París para apoderarse de la raza humana.

Es decir:
La viñeta más descriptiva estaría en el grado CERO de conflicto. Un cuento con un
protagonista colmado de voluntad por transformar su vida (contra antagonistas que
estén a su nivel para tratar de impedírselo) estaría en grado CIEN. Entre estos,
claro, hay toda una gama de intensidades en cuya mitad estaría el relato.

CUALQUIERA de los tres géneros es igual de valioso. El escritor debe de tener, en


lo posible, control de lo que está buscando crear. Normalmente escribimos relatos

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con la intención de que sean cuentos.

De los tres, el cuento es el que tiene más recursos para apasionar el lector, y esta
“magia” está en la intensidad dramática del conflicto. Saber plantear un conflicto
permite que nuestra narración sea apasionante de principio a fin.

EJEMPLOS

VIÑETA:
LAS NUBES
(Azorín)

Las nubes nos dan una sensación de inestabilidad y de eternidad. Las nubes son —
como el mar— siempre varias y siempre las mismas. Sentimos mirándolas cómo
nuestro ser y todas las cosas corren hacia la nada, en tanto que ellas —tan
fugitivas— permanecen eternas. A estas nubes que ahora miramos las miraron hace
doscientos, quinientos, mil, tres mil años, otros hombres con las mismas pasiones y
las mismas ansias que nosotros. Cuando queremos tener aprisionado el tiempo —en
un momento de ventura— vemos que van pasado ya semanas, meses, años. Las
nubes, sin embargo, que son siempre distintas en todo momento, todas los días van
caminando por el cielo. Hay nubes redondas, henchidas de un blanco brillante, que
destacan en las mañanas de primavera sobre los cielos traslúcidos. Las hay como
cendales tenues, que se perfilan en un fondo lechoso. Las hay grises sobre una
lejanía gris. Las hay de carmín y de oro en los ocasos inacabables, profundamente
melancólicos, de las llanuras. Las hay como velloncitas iguales o innumerables que
dejan ver por entre algún claro un pedazo de cielo azul. Unas marchan lentas,
pausadas; otras pasan rápidamente. Algunas, de color de ceniza, cuando cubren
todo el firmamento, dejan caer sobre la tierra una luz opaca, tamizada, gris, que
presta su encanto a los paisajes otoñales.

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RELATO
HAY LOS NIÑOS Y LOS NIÑECOS
(Juan Carlos Santos)

Son diferentes desde el momento donde les notas los dientes, por esa sonrisilla
cargada de malicia ingenua. Porque los ojos brillan aun cuando el único destello
viene de las estrellas.
Los niños viven y crecen para dejar de ser niños.
Los niñecos nunca crecen ni maduran, se quedan atrapados tras las murallas
de la pubertad y su mentecita se deforma cuando los juegos pierden el sentido.
Entonces buscan satisfacer su necesidad de travesuras con cosas más
contundentes. Con todo lo que les excite y proporcione diversión a costa de quien
sea. Y se tornan mórbidos y perversos, dejando al lado toda forma de cariño que
efímeramente pudieran manifestar en un principio.
Los niñecos conducen sus juegos a nuestras espaldas y a veces
sobre ellas.Cuando los niños mueren van al cielo.
Cuando los niños no bautizados mueren van al limbo.
Los niñecos sólo mueren, si son descubiertos…
Y van a la Región bajo la cama.
…Hasta que alguien los traiga de vuelta.

CUENTO:
LA PARTIDA
(Alberto Chimal)
Una madre vio morir a su pequeño hijo en aquel temblor espantoso, el que
destruyó la ciudad de Appa, pero no pudo resignarse a su muerte y rogó a los
dioses que se lo devolvieran. Los dioses, compadecidos, no dejaron que el alma
del pequeño entrase en el Otro Mundo y la devolvieron a su cuerpo. Pero ya
saben cómo son los dioses: el cuerpo no dejó de estar muerto, no se aliviaron sus
múltiples heridas, así que el corazón de la madre pasó de la dicha de tener a su

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hijo, de no haberlo perdido, al horror de ver sufrir a la pobre criatura, prisionera de
su carne lastimada. Y luego vino el asco, sí, el asco, porque el niño comenzó a
pudrirse, y los gusanos lo devoraban, y gritaba llamando a la muerte pero, como he
dicho, ya estaba muerto. La madre, enloquecida, lo apuñaló una vez, dos, tres,
muchas; luego lo apedreó, lo envenenó, lo estranguló... Pero el niño sólo gritaba,
sólo sufría. Al fin ella lo tomó entre sus brazos, piel rasgada, huesos rotos, sangre
negra, y lo arrojó a las llamas de una hoguera. Y el desdichado ardió, y fue humo y
ceniza, y el viento lo dispersó y lo confundió con el aire, y entonces la madre se
consoló bien o mal. Pero no debió hacerlo porque en esos restos impalpables
estaba aún el alma doliente, y esa alma sigue hoy en el mundo, dispersa pero viva,
como lo sabe todo aquel que respira, que abre la boca y siente de pronto la
tristeza.

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Tema 2
TIPOS DE CONFLICTO

Hay cinco tipos de conflicto en la literatura: el humano contra el humano, el


humano contra sí mismo, el humano contra la naturaleza, el humano contra la
sociedad y el humano contra Dios/destino. Cada tipo de conflicto puede hacer
avanzar la historia de una manera diferente, de tal modo que, por ejemplo, una
historia de intriga puede tratar de cómo el personaje la resuelve contra un
contrincante que pudiera ser otro humano o como negocia contra su propia moral.
Hay cuentos que pueden tratar de más de una conflicto, pero uno de ellos es el
que vertebra toda la historia y los otros estar a nivel secundario.

El humano contra la naturaleza es un conflicto externo; el hombre frente a los


peligros del mundo. La lucha del hombre por sobrevivir un invierno en Alaska, o la
batalla del hombre perdido en el mar por sobrevivir, son dos ejemplos de cómo
este tipo de conflictos pueden hacer avanzar una historia.

El humano contra Dios a veces es un conflicto interno y otras, externo; se trata de


un conflicto entre mortales y dioses. Por ejemplo, las pruebas de Job en la Biblia, o
la lucha del hombre contra los dioses de la mitología.

El humano contra la sociedad es un conflicto externo y es el tipo que encuentras


siempre que el hombre se revela contra la sociedad en la que vive. Lucha contra
sus circunstancias sociales. Por ejemplo, cuando Rosa Parks (mujer negra) se
niega a ceder su asiento en el autobús (a un blanco) y va contra las reglas
impuestas por la sociedad.

El humano contra el humano es un conflicto externo. Se presenta entre los


personajes de una historia: protagonista frente a antagonista. En el sentido clásico,
son los buenos contra los malos. Ejemplo: “¿No oyes ladrar los perros?”, de Juan

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Rulfo.

El humano contra él mismo es un tipo de conflicto interno. Se trata de las luchas de


un hombre consigo mismo, sus creencias y sus entendimientos, y cómo
evolucionan. A menudo, este tipo de conflicto muestra el mayor crecimiento de un
solo personaje en una historia. Ejemplo: El extraño caso del doctor Jekyll y el señor
Hyde, de R. L Stevenson. O este otro ejemplo:

Ejemplos:

LITERATURA
(Julio Torri)

El novelista, en mangas de camisa, metió en la máquina de escribir una hoja de


papel, la numeró, y se dispuso a relatar un abordaje de piratas. No conocía el mar
y sin embargo iba a pintar los mares del sur, turbulentos y misteriosos; no había
tratado en su vida más que a empleados sin prestigio romántico y a vecinos
pacíficos y oscuros, pero tenía que decir ahora cómo son los piratas; oía gorjear a
los jilgueros de su mujer, y poblaba en esos instantes de albatros y grandes aves
marinas los cielos sombríos y empavorecedores.
La lucha que sostenía con editores rapaces y con un público indiferente se
le antojó el abordaje; la miseria que amenazaba su hogar, el mar bravío. Y al
describir las olas en que se mecían cadáveres y mástiles rotos, el mísero escritor
pensó en su vida sin triunfo, gobernada por fuerzas sordas y fatales, y a pesar de
todo fascinante, mágica, sobrenatural.

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EL PADRE Y EL HIJO
(Lafcadio Hearn)

En un pueblo de la provincia de Izumo vivía un campesino tan pobre que cada vez
que su mujer daba a luz a un hijo, lo arrojaban al río. Seis veces renovó el
sacrificio. Al séptimo alumbramiento, consideróse ya suficientemente rico como
para conservar al niño y educarlo. Poco a poco, con gran sorpresa suya, fue
encariñándose con el pequeño. Una noche de verano encaminóse a su jardín
con el infante en brazos. Éste tenía cinco meses. La noche, iluminada por una luna
inmensa, era tan resplandeciente que el campesino exclamó:
—¡Ah!, que noche tan maravillosamente hermosa!
Entonces el niño, mirándolo fijamente y expresándose como una persona
mayor, dijo:
—¡Oh, padre, la última vez que me arrojaste al agua, la noche era tan
hermosa comoésta, y la luna nos miraba como ahora...!

SOLEDAD
(Pedro de Miguel)

Le fui a quitar el hilo rojo que tenía sobre el hombro, como una culebrita. Sonrió y
puso la mano para recogerlo de la mía. Muchas gracias, me dijo, muy amable, de
dónde es usted. Y comenzamos una conversación entretenida, llena de vericuetos
y anécdotas exóticas, porque los dos habíamos viajado y sufrido mucho. Me
despedí al rato, prometiendo saludarle la próxima vez que le viera, y si se terciaba
tomarnos un café mientras continuábamos charlando. No sé qué me movió a volver
la cabeza, tan sólo unos pasos más allá. Se estaba colocando de nuevo,
cuidadosamente, el hilo rojo sobre el hombro, sin duda para intentar capturar otra
víctima que llenara durante unos minutos el amplio pozo de su soledad.

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