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EL MODELO INFERENCIAL

Ciertamente, la decodificación de una expresión lingüística es una fase crucial de la


comunicación verbal, pero el proceso comunicativo no culmina con este tipo de
procesamiento. La comunicación es mucho más que mera transferencia de información
mediante codificación y decodificación; es precisamente en este aspecto que surgen los
problemas para el modelo que hemos denominado “código-mensaje”.
Revisemos algunos fenómenos muy comunes en la actividad lingüística que deben ser
considerados para el diseño de un modelo de comunicación:
AMBIGÜEDAD
ya que muchas de las expresiones lingüísticas pueden resultar ambiguas para el
destinatario, este debe determinar cuál de los posibles significados es el que pretende
comunicar el emisor, en una situación específica de habla. La desambiguación es un
proceso ligado con el contexto.
• Casos de ambigüedad léxica
Dejé el gato dentro del auto (gato: herramienta / animal)
El marinero no encontró la vela (vela: la del velamen / la que alumbra)
El cabo era de miedo (cabo: accidente geográfico / militar)
• Casos de ambigüedad estructural sintáctica
La gente corre por el tren (a causa de / a lo largo de)
La niña se sentó en la mesa sucia (niña sucia / mesa sucia)
Hoy llegan los padres del niño y la niña (los que llegan son padres tanto del niño como
de la niña/ los que llegan son solo padres del niño y llegan junto con la niña)
• Casos de ambigüedad estructural semántica
Todos los hombres aman a una mujer alguna vez (para todos los hombres una misma
mujer/ para cada uno una mujer distinta)
Busco una lapicera (una lapicera cualquiera/ una en particular)
El esposo de esa mujer es un afortunado (es afortunado por estar casado con esa mujer/
es un afortunado independientemente del hecho de estar casado con esa mujer)
REFERENCIA
Las expresiones lingüísticas a menudo contienen información acerca de cosas particulares
a las que se hace referencia. La referencia no se determina por el significado lingüístico
de la expresión:
El candidato favorito gana las elecciones.
Esta misma expresión, manteniendo siempre el mismo significado, puede aplicarse a
diferentes individuos en diferentes situaciones.
INTENCIÓN DEL HABLANTE
Los hablantes producen las expresiones lingüísticas con un propósito determinado, lo cual
constituye un factor que interviene en la determinación del significado.
Estaré en Roma mañana.
Con esta expresión el hablante puede tener la intención de hacer una predicción, una
promesa, un trato, una negación (Mañana no podré asistir porque estaré en Roma), etc.
Las intenciones comunicativas se orientan hacia el reconocimiento de ellas como tales.
HABLA NO LITERAL
no basta con la decodificación para el entendimiento de las expresiones lingüísticas no
literales, como la metáfora, la ironía, la hipérbole, etc.
Metáfora: María es un témpano
Ironía: Vos sí que sos un genio (a alguien que acaba de decir algo poco inteligente)
Hipérbole: ¡Nadie me entiende!
HABLA INDIRECTA
Los hablantes a menudo hace uso de las expresiones lingüísticas para expresar
indirectamente un significado.
Por ejemplo: Este auto es muy caro
Expresión mediante la cual el hablante puede querer comunicar más del explícitamente
dicho, es decir, un significado implícito: no compres este auto, no debiste usar este auto
para ir al campo, etcétera.
Todos estos aspectos del uso común y cotidiano del lenguaje verbal no son tenidos en
cuenta por el tradicional modelo código-mensaje. Es por eso por lo que el denominado
“modelo inferencial” parte de una crítica al “modelo código-mensaje”. Si bien la
decodificación es un aspecto crucial, el proceso comunicativo no culmina con este
procesamiento del mensaje. Son muy comunes los mensajes que ofrecen la posibilidad de
ser interpretados en más de una manera; Es decir, contienen alguna ambigüedad. para
desambiguar estos mensajes no basta con la decodificación, hace falta recurrir a factores
del contexto.
La intención del hablante no sólo está determinada por el significado del mensaje, en el
caso de la comunicación verbal, el contenido de las expresiones lingüísticas. que estas
expresiones pueden tener un uso no literal (como en el caso de la ironía, las metáforas,
etcétera.) y un uso indirecto, por ejemplo, como en los actos de habla indirectos del tipo:
¿Podés pasarme la sal. con el significado de pasame la sal.
Hace falta más que un código en común para que los participantes identifiquen sus
intenciones comunicativas a partir de las emisiones. Lo que los hablantes poseen es un
sistema compartido de creencias e inferencias, que funcionan como estrategias
comunicativas.
El modelo inferencial asume que el iniciador de la comunicación no es alguien que
transmite pensamientos, sino alguien que hace manifiestas sus intenciones comunicativas.
tener y desplegar intenciones comunicativas es el principal medio por el cual los sujetos
se comunican, además de contar con medios para diferenciar entre comportamiento
comunicativo y no comunicativo. Por lo tanto, el modelo inferencial pone el acento en las
intenciones.
El modelo inferencial de comunicación propone que en el curso del desarrollo de una
lengua se aprende cómo comunicar en esa lengua; y aprender esto implica adquirir cierta
variedad de creencias compartidas o supuestos, además de un sistema de estrategias
inferenciales que permiten ir desde la emisión a lo que el hablante trata de comunicar.
Los hablantes también comparten un sistema de estrategias inferenciales.
Hay estrategias para la comunicación directa y literal y para la comunicación indirecta y
no literal.
La estrategia directa capacita al oyente para inferir, a partir de lo que oye que emite el
hablante lo que es comunicado directamente.
Por ejemplo, en el caso de: “necesito un vaso para vino barato”
Se puede resolver la ambigüedad de la siguiente manera:
✓ necesito un vaso para el vino que es barato.
✓ necesito un vaso que sea barato para el vino.
También identificar la cosa en el mundo a la que hace referencia al hablante y reconocer
el acto comunicativo.
Mediante la estrategia literal el oyente infiere lo que el hablante comunica literalmente, a
partir del reconocimiento de si es; contextualmente apropiado para el hablante hablar
literalmente.
Pero cuando hablamos, a menudo significamos algo distinto a lo que decimos (a lo que
las palabras significan). Esto es lo que ocurre cuando lo que se quiere comunicar no es
compatible con lo que la expresión significa literalmente. Para inferir que se comunica de
esta manera coma el oyente se vale de estrategias no literales, por ejemplo, en el caso de
las exageraciones como:
✓ Nadie me comprende.
✓ Un cerdo no comería esta comida.
✓ No hice nada hoy.
o ironías como:
¡qué bonito! (dicho ante algo desagradable o reprobable)
metáforas como:
✓ María es un témpano.
✓ Juan es un gorila.
✓ El tiempo es oro.
El oyente advierte que podría ser conceptualmente inapropiado para el hablante a hablar
literalmente, como cuando alguien de reconocido buen gusto cinematográfico dice ante
una muy mala película “¡Merece un Óscar!”.
Pero también, a menudo significamos más de lo que las palabras significan directamente;
esto ocurre en el habla indirecta, para cuya interpretación los oyentes se valen de
estrategias para la comunicación indirecta:
✓ La puerta está allí (significando váyase)
✓ Yo nunca debería haber dicho eso (significado pido disculpas)
✓ Se hace tarde (significando vámonos o váyanse)
Los oyentes reconocen el significado indirectamente formulado por qué infieren que
puede ser contextualmente inapropiado para el hablante hablar directamente
Si el modelo inferencial es correcto, la capacidad comunicativa (competencia
comunicativa) consiste no sólo en el dominio de un código coma sino también en el
dominio de estrategias. Cada estrategia se guía por inferencias y cuenta con un conjunto
de supuestos o creencias contextuales compartidas.
Los supuestos conversacionales que propone el modelo inferencial han sido formulados
a partir de otro modelo, el elaborado por H. P Grice para explicar la lógica que rige la
conversación. Según Grice, los intercambios comunicativos consisten en esfuerzos de
cooperación. Cada participante reconoce en estos esfuerzos un propósito o conjunto de
propósitos en común, o al menos, una orientación aceptada por todos. En cada situación
comunicativa, es posible que algunas jugadas conversacionales sean rechazadas por
resultar conversacionalmente inapropiadas. Los participantes de una conversación
aceptan tácitamente una serie de principios normativos, incluidos en lo que Grice llama
principios de cooperación.
Principio de cooperación (PC): haga que su contribución a la conversación sea, en cada
momento, la requerida por el propósito u orientación del intercambio comunicativo en el
que usted participa.
Este principio general de la conversación es una condición básica para la inteligibilidad
de las expresiones lingüísticas, una especie de “condición preparatoria” que se espera
observen los participantes. Si no lo hacen coma la conversación es inconexa y absurda.
El incumplimiento del PC puede merecer sanción social y exclusión del diálogo, por
ejemplo.
El PC se desarrolla en otros principios de menor rango, a los que Grice denomina
categorías de Cantidad, cualidad, relación y modalidad. Cada una de ellas, a su vez, se
subdivide en máximas más específicas:
1. Cantidad: (la cantidad de información que debe darse)
Comprende las siguientes submáximas:
• que su contribución sea todo lo informativa que requiere el propósito del diálogo;
pero
• que su contribución no sea más informativa de lo necesario.

2. Cualidad
Comprende una supermáxima:
Intente que su contribución sea verdadera.
Además, se especifica en dos máximas:
• no diga algo que sea falso;
• no diga algo de lo que no tenga pruebas suficientes.

3. Relación
Contiene una única máxima.
Diga cosas relevantes (cosas que tengan que ver con aquello de lo cual se está hablando).
4. Modalidad (el modo de decir las cosas) comprende una supermáxima:
Sea claro
y se completa con otras máximas:
• evite la oscuridad de expresión;
• evite la ambigüedad;
• sea breve;
• sea ordenado.
Los intercambios comunicativos constituyen una clase de comportamiento racional
dirigido a un fin, por lo tanto, es muy probable que estos principios no afecten solo a las
conversaciones, sino que rijan la conducta humana en general, ya que la actividad
lingüística no es algo separado ni distinto del conjunto de acciones humanas.
Las máximas en su aplicación siguen una gradación: no merece la misma consideración
el que transgrede la máxima “sea breve” que el infractor de “no diga algo que es falso”.
Lo que se comunica, el significado transmitido, puede ser distinto a lo que se dice
explícitamente. en otras palabras, en las expresiones lingüísticas puede haber un
contenido implícito, diferente a lo explícito expresado. Esta es la diferencia entre lo que
se dice y lo que se comunica.
por ejemplo, en el caso de una plantilla que durante una reunión emita la expresión “ya
es tarde” dirigida a su acompañante, puede querer comunicar algo más de los
explícitamente dicho. Es posible que al decir “ya es tarde” esté comunicando el
significado (contenido) implícito “debemos irnos”. A este contenido implícito Grice lo
llama implicatura.

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