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TRABAJO PRÁCTICO
Comisión: 2° año.
A todo esto, la carga emocional y afectiva desde que empezó a ser un encuentro
familiar puede bien demostrarse que hoy se recuerdan como experiencia infantil
que muestra una conexión escuela-familia estos ritos que también favorecen la
reproducción de una obediencia y disciplina porque busca de alguna manera
mantener estas fechas y reproducir un orden que ya está establecido como
importante. No podemos comparar una escuela de años atrás con las actuales,
pero si decir que no se han roto algunas estructuras que vienen de tiempos
pasados como el formar, por ejemplo, porque ya está instituido desde el
comienzo de la escuela pública. Y esto se sigue manteniendo porque cede el
protagonismo a los alumnos invitándolos a lucirse. El acto escolar es la
oportunidad de participar de los acontecimientos que hacen la historia pequeña
y cotidiana de cada escuela. Historias pequeñas las que entretejen la gran
Historia. En un momento de participación genuina y grupal, permitiendo que
emerja la dimensión colectiva, entendida como un conjunto que se compone con
lo mejor que cada uno puede dar y donde las familias también desde sus casas
participan ayudando a sus hijos. Como afirma el profesor de Historia Javier
Trímboli «En el acto hay cierta ritualidad. Sirve como momento de unión entre
toda la escuela». Un buen acto escolar viene de secuencias previas en las que
de manera interdisciplinaria se abordan los hechos en su contexto, y que hacen
visible que la historia fue hecha por personas (como nosotros, que también
hacemos historia). «Un buen acto es aquél que logra que ese acontecimiento del
pasado aparezca Sin que pase a ser algo absolutamente cotidiano, porque el
riesgo es una excesiva simplificación. El acto puede ayudar a poner de relieve
ciertos personajes históricos que son sobresalientes. Hay un uso virtuoso de los
mitos, pueden ayudar a la construcción de una sociedad democrática».
Los ritos escolares, en general, nos producen una especie de “ruido” que sin
embargo seguimos manteniendo y reproduciendo a lo largo de los años, porque
ocuparse de revisarlos, implicaría sumar a la urgencia de la labor cotidiana
nuevas cuestiones que requieren tiempos de reflexión, planificación, y encuentro
de los que tampoco se dispone. La comunidad, la familia y la escuela tienen una
responsabilidad compartida en relación con la resignificación de los actos
escolares que es incorporar a la escuela como un espacio de actividades
comunitarias, sin embargo, muchas veces la institución escolar es el único
espacio que estimula la reflexión sobre los aspectos históricos y sociales que
esas fechas conllevan y que podría ser disparador para interrogarnos y repensar
nuestros orígenes, la identidad colectiva. También y no menor despegar a las
Ciencias Sociales de las efemérides como dice Siede, “para enriquecerlas a
partir del aporte de otras áreas de educación porque si lo efemeridiza pierde el
carácter critico que tiene que tener ese contenido. Y por otra parte necesitamos
volver a recuperar como algo colectivo que hemos vivido en nuestro pasado”.