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LA PARÁBOLA DE LA AMISTAD (Jn 10,11-16)

11 Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; 12 pero el que trabaja
solamente por la paga, cuando ve venir al lobo deja las ovejas y huye, porque no es el pastor y
porque las ovejas no son suyas. Y el lobo ataca a las ovejas y las dispersa en todas direcciones.
13 Ese hombre huye porque lo único que le importa es la paga, y no las ovejas.

14-15 "Yo soy el buen pastor. Así como mi Padre me conoce a mí y yo conozco a mi Padre, así
también yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí. Yo doy mi vida por las ovejas. 16
También tengo otras ovejas que no son de este redil; y también a ellas debo traerlas. Ellas me
obedecerán, y formarán un solo rebaño, con un solo pastor.

La parábola del Buen Pastor, es la parábola de Jesús Amigo. Aquí encontramos los rasgos más
fuertes de la auténtica amistad:

Amor, Perdón y Sacrificio (V. 11): El amor ha de ser el distintivo del cristiano (Jn 13,34-35: 1
Cor 13,4-7). Jesús amó en toda ocasión (Jn 13,1); aún sufriendo nos enseñó a amar, a
perdonar y darse a los demás (Lc 23,34).

El trato de amistad de Jesús es un trato de entrega, pero además es también un trato de darse
y dejarse regalar.

Presencia en los momentos Difíciles Desinteresada, Leal, Fiel y Solidaria (V. 13): Jesús nos
enseña que la auténtica amistad nos busca el propio interés y beneficio y exige fidelidad y
lealtad.

Conocimiento Profundo y Comprensión Mutua (V. 14-15): Jesús se relaciona a profundidad


con cada uno de nosotros, conociéndonos y dándose a conocer para crear un auténtico vínculo
de intimidad como si fuera uno solo con el otro.

Unidad (V. 16): Jesús mira hacia el futuro y manifiesta su gran deseo de unidad entre nosotros,
sus discípulos y amigos, y para la permanencia de todos en el amor que unifica, pues sin amor
y sin unidad no merecemos credibilidad (Jn 17, 20-23).

El amigo ha de ser siempre esa flecha que nos indica la dirección hacia Dios. Es bueno saber
que el amigo es un instrumento en las manos de Dios. El mejor instrumento en las manos del
peor músico no saca ninguna melodía, pero el más malo instrumento en las manos del mejor
de los músicos, entona las mejores melodías. Somos instrumentos del amor de Dios en las
manos del mejor de los músicos, del mejor de los amigos, Jesucristo, el amigo que nunca falla,
podemos permitir que Él toque en nosotros las mejores melodías para la Gloria del Padre. Que
Jesús el amigo que nunca falla nos conceda la gracia de ser amigos como él para ganar a
muchos amigos para el Reino de Dios.

A la Luz de esta Parábola ¿Qué me hace falta para ser el amigo que Jesús quiere que sea?

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