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Enfoques
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57. Revisar Rivera Cusicanqui 1978a, 1978b, 1984 y 1990. Un libro sugerente de esta misma
investigadora es Birlochas, trabajo de mujeres: explotación capitalista y opresión colonial entre
migrantes aymaras de La Paz y El Alto ( 2001).
58. Revisar Spedding, 1994 y 2004.
59. Revisar Choque Canqui, 2003 y Ticona y Albó, 2003.
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Historia efectiva
60. Revisar García Linera, 1995 y García Linera, Costas y Chávez, 2004. Asimismo, Prada Alcoreza,
2004; 1986; 1985; 1988 y 1995.
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Arqueología
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basta llevar el nombre de ayllu para ser esta entidad que se remonta a
la antigüedad de los suyos, las markas y los señoríos aymaras. Para ser
el ayllu, en pleno sentido de la palabra, es menester desfragmentarlo,
volver a reunir sus partes dispersas, recuperarlo de su diseminación en el
ámbito de las relaciones sociales. El ayllu del que hablamos se encuentra
diseminado en el espacio de las relaciones sociales, no sólo de las
comunidades rurales, sino también en el ambiente de la conformación
urbana, que recoge, en su arquitectura, en su topografía y en su demografía
una forma de ocupación andina.
63. Las tesis sobre la historia efectiva, los horizontes históricos y el método hermenéutico los
desarrolla Gadamer, op. cit.
64. Sahlins, 1997.
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Hipótesis
El ámbito de relaciones sociales de la formación social boliviana supone,
en lo que respecta a la conformación de cohesiones, consensos e
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de una memoria ontológica pues reaparece con las emergencias del ser
social. Ciertamente, así se nos viene el recuerdo del mayor levantamiento
aymara contra la corona española, bajo el mando de Tupac Katari y
Bartolina Sisa, en 1781.
Sin embargo, la recurrencia a la guerra anticolonial reaparece
nuevamente en la Guerra Federal de 1899, convertida en una guerra aymara
contra las formas de dominación republicanas, cuando el general indio
Pablo Zárate Willca dirigió una verdadera guerra de guerrillas indígena.
La forma de organización del ayllu en las comunidades tiene que ver con
la capacidad de movilización de esta máquina social. Los agenciamientos
maquínicos convierten esta red, red de alianzas familiares y territoriales,
en una máquina de guerra.
La victoria de los liberales contra los unitaristas, dirigida por el
general Pando, no hubiera sido posible sin la intervención del ejército
irregular aymara. La victoria de los aymaras tiene que ver con las
dúctiles y dinámicas tácticas de guerrilla indígena, con la montonera
que embosca y azuza al enemigo, mermándolo constantemente. Ahora
bien, esta guerrilla es una forma efectiva, constituyente, de ocupar el
territorio; hablamos de la milicia de la multitud haciendo efectivo el
poder constituyente que contiene.
El ayllu ocupa el territorio de una manera distinta a cómo se dibujan
en la geografía política los departamentos, las provincias, los cantones.
Esta geografía política es parte de la herencia colonial, llegada a nosotros
mediante la cartografía de los repartimientos. En esta cartografía,
las plazas de armas juegan un papel de centralidad y de control, de
ordenamiento del espacio y de manifestación del poder. La plaza de
armas data de las formas de ocupación y dominación, entendidas como
proceso civilizatorio, del Imperio Romano. La romanización era una
forma de incorporación y al mismo tiempo de sometimiento. También
el procedimiento de la tributación colonial tiene sus reminiscencias en
Roma. Se trata de dispositivos de mando espaciales reconstituidos por la
corona española. En otras palabras, se trata de conformar un territorio
sometido.
En cambio, el ayllu no tiene esa concepción cartográfica de
delimitaciones y jurisdicciones; no hay, propiamente hablando, fronteras,
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72. Quizás tendríamos que hablar del conglomerado de sociedades que terminan conformando
lo que se conoce como incanato.
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73. Esto se puede ver muy bien en los volúmenes i, ii y iii de Cinco siglos de historia. Jesús de
Machaca: La marka rebelde, de Choque Canqui, Ticona Alejo y Albó (2003).
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¿Fueron los urus o los puquina? ¿O la lengua uru fue el puquina? ¿O tenían
los urus su propia lengua? La designación ‘uru’ viene de los aymaras,
que parecen ser posteriores a los urus. Llegaron a ocupar estas tierras y
terminaron sometiendo a sus habitantes originarios, a los llamados urus.
Según cierta tradición, se dice que los urus eran pescadores, cazadores y
recolectores, en tanto que los aymaras eran agricultores. Los urus fueron
arrinconados a un hábitat más propio: el lago, el río Desaguadero y sus
afluentes. Otros fueron incorporados a la sociedad agrícola aymara.
Roberto Choque Canqui escribe a propósito de los urus: “es
necesario mencionar otro grupo humano en formación inicial de
Machaqa: los urus, cuya presencia en la región es anterior a los aymaras
y está localizada alrededor de la “laguna de Chuchito” (Chukuwit’u), hoy
lago Titiqaqa, y el río Desaguadero. Estaban dedicados a la pesca, a la
caza y a la recolección de la totora”74.
Según la crónica de Mercado Peñalosa, que data de 1585 y que
cita Roberto Choque, fueron los inkas quienes reubicaron a los urus en
las riberas del río Desaguadero y el lago Titiqaqa, en cuyas márgenes se
dedicaban a la pesca. De acuerdo con esta versión, los incas hicieron vivir
a los urus junto a los aymaras, incorporándolos también al sistema de
tributo. Los urus pagaban el tributo en pescado y construían petacas de
paja75. La historia de esta región pasa sucesivamente por asentamientos
urus, aymaras y reordenamientos poblacionales dirigidos por el linaje
de los incas. Después llegaran los españoles e impusieron una nueva
cartografía, social, demográfica y territorial.
Los aymaras llamaron urus a la más antigua de las poblaciones
asentadas en la región lacustre. ‘Urus’ o, más bien, ‘uris’, quiere decir en
aymara ‘ariscos’. No es pues una autodenominación, sino que se trata
de una designación externa, de carácter despectivo. Atendiendo a la
delimitación geográfica de la historia de la región de Machaca, Roberto
Choque da cuenta de la situación de los urus:
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Primero fueron los urus los que ocuparon el espacio, después llegaron
los puquina, probablemente ligados a la ciudad-estado de Tiwanaku. A
la caída de esta ciudad- estado, los puquina se redujeron a los señoríos
collas. Cuando los aymaras los vencieron, fragmentaron el espacio
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78. Vamos a llamar ‘ayllu’ a una figura histórica, que atraviesa los tiempos, transformando,
actualizando, su propio esquema de interpretación. En términos metodológicos diremos que se
trata de una hipótesis de interpretación.
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