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San Cristóbal:

De Hechos Urbanos,
Recursividad Fractal y Poiética Urbana.
Walther Durán / Arquitecto e Historiador Urbano
/ San Cristóbal / Noviembre / 2022.

Sobre ese muro (“de La Guacara”, distorsión de “el agua clara” que aún hoy
mismo brota de un pequeño naciente, un par de cuadras al norte) tragado tempranamente
por la publicidad, pero con una dignidad constructiva tan rotunda y lógica que, a pesar de
ello, impone su imagen de “bastión”- corre una calle que remata en una pequeña “placita-
objeto”, o mejor dicho, la representación escenográfica de una plaza, alejada de
resonancias lógicas con el espacio urbano que ocupa y le genera. Sin duda la calle inferior -
que una vez superada la cota mayor, se prolonga en dirección sur ahora como la 8va
Avenida- es el registro arcaico del camino de recuas y semovientes que pastaban el las
cercanas Sabanas de La Concordia pero que se bifurca antes, a un nivel seguro del paso por
la Quebrada La Bermeja para seguir el curso de lo que hoy conocemos como la Avenida
Lucio Oquendo, una de las más antiguas rutas para las comarcas de la Hacienda Chucurí y
ascender al Páramo de Los Arias (hoy conocido como “Loma del Viento”, llamado así más
contemporáneamente si nos atendemos a su “ocurrente” obviedad nominal.
Sin embargo, y según mi propia traducción y aplicación de la Teoría de la Ciudad
Análoga de Aldo Rossi (1966), tanto la "calle de borde" como la "placita" conforman en
conjunto lo que se entiende estrictamente como un "hecho urbano": un espacio Sui
Géneris con el que la ciudad se representa a si misma en su esencia material, natural-
cultural e histórica como producto exclusivo, único e irrepetible. En este caso particular,
el "hecho urbano" yo lo he identificado bajo el nombre genérico de "Alameda" por
antecedentes históricos en esencia semejantes, como "La Alameda de Bellavista" (carrera
10 esquina suroeste con calle 09), un poco más al norte y saltando la quebrada "La
Bermeja". La "Alameda" genérica, como "Hecho Urbano" o Tipología del Espacio Público
Urbano exclusiva dentro de nuestro sistema de ordenamiento, basado en la trama
reticular de las "Ciudades de Fundación" correspondiente con la política de conquista y
poblamiento territorial hispano es, fundamental y funcionalmente un mirador natural al
interior de la ciudad.
La "Plaza de La Libertad" de Vivas y Rojas es el último de estos miradores
construidos, en clave Moderna y siguiendo coherentemente la Teoría de Ciudad Análoga
de Rossi cuando quizá ésta aún no había sido publicada en español. El ojo arquitectónico
y urbanístico de este par de arquitectos fue indiscutiblemente acertado al operar de la
manera que lo hicieron y dentro de la lógica recursiva que difícilmente se ofrece a
cualquiera no sensible e intelectualmente atento.
Otras Alamedas importantes son la pequeña "Plaza Bicentenario", en la cima o
punto superior de las escalinatas monumentales proyectadas por Don Jesús Manrique
(quien es el primero en formalizar con dichas escaleras monumentales un “Hecho Urbano”
en nuestra ciudad, al proyectar la expresión formal y funcional de un “Pasaje” o calle
exclusivamente peatonal por lo empinado de su trazado, intransitable para vehículos y
bestias de montura) en las inmediaciones del Colegio María Auxiliadora y la Capilla del
Colegio y Asilo San Antonio, propiamente el tramo de la calle 7 que se convierte en el inicio
de un “Pasaje” (cuyo nombre ignoro) entre las Carreras 10 y 11.
La importancia de reconocer los “Hechos Urbanos” como claves identitarias (
perfectamente extrapolables al ADN urbano, espacial e histórico de la Ciudad) es que -si
resulta correcta y acertada su interpretación- tal como ocurre con toda estructura poietica
(auto-generadora de si misma, creativa, auto-replicable) es por tanto una estructura
recursiva, fractal, perteneciente al mundo de los sistemas No-Lineales… Y en éste caso,
ésta hipótesis mía parece contar con una evidencia tanto material como histórica
aparentemente “incontrovertible”: “El Pasaje” y “La Alameda” como “tipos” o “hechos
urbanos” no son otra cosa que réplicas de la materialización histórica, en formas urbanas,
del accidental y fortuito “procedimiento poblacional” antes que “protocolo fundacional”
de la Villeta de San Cristóbal. ¿Qué otra cosa son, si no, las barrancas de Madre Juana y la
cima de esa pequeña meseta precariamente plana de la originaria Plaza -o mejor- Patio
de Armas… o actual Plaza Juan Maldonado? Si unos “hechos urbanos” como los que he
identificado son, en esencia, un resumen físico, material, natural, cultural y construido de
la propia ciudad que los genera, la ciudad, por su propia y natural Autopoiesis no puede
ser otra cosa que un proceso -fenómeno-producto recursivo, socio-histórico y cultural
consensuado de sucesivas reinterpretaciones y re-conocimientos (fractalidades) de si
misma en su exclusiva organicidad natural-cultural, por no tener mejores palabras para
concluir el enunciado.
Un rediseño urbano de esos espacios públicos desde la lectura histórica
correcta (como la hecha por Vivas y Rojas) dotaría a la ciudad de esos "hechos urbanos"
en clave más reconocible por todos nosotros los habitantes-ciudadanos como sellos de
identidad propia y exclusiva de nuestra ignorada e irreconocida ciudad…

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