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Universidad Nacional de La Plata – Facultad de Bellas Artes

Cátedra de Producción de Textos

Discurso Argumentativo

Bloque II

Trabajo Practico Nº 5

Curadores de Arte y Comercio

Franco Olia – Legajo

Cursada 2013 Comisión 1


En este escrito, se intentará plasmar la importancia del trabajo del Curador en el ámbito
artístico, en pos de favorecer a los artistas y su producción, como así también, el de promover
interés del arte contemporáneo al público en general.

Los últimos 10 años en nuestro país, han sido clave para el crecimiento de la figura del
Curador de Arte. Dicha profesión, encargada de seleccionar las obras de artistas y dar forma a
exposiciones en galerías de arte y museos, ha generado opiniones a favor y en contra respecto
a la valoración de dicho rol profesional. Estos nuevos personajes del medio artístico, pueden
ser valorados como grandes impulsores del arte o atacados como detractores de él.

Quienes rechazan la figura del curador, lo califican de vendedor; publicista; dictador; un


personaje con principios capitalistas que mancilla el arte y lo transforma básicamente en un
negocio. Advierten también, que el curador termina siendo más importante que los artistas en
si. De esta manera, suelen organizarse muestras que no promocionan los nombres de los
artistas, sino por el contrario, el del mismo curador, razón suficiente para alcanzar éxito en la
concurrencia de las mismas. Finalmente, adquiere la autoridad necesaria para decidir que
artistas pueden entrar al circuito y quienes quedan excluidos de él.

Si aceptamos que el rol principal del curador está relacionado al comercio, podríamos
preguntarnos: ¿qué tiene eso de malo?, ¿no es el objetivo del artista vender su obra?, ¿qué
mejor que la presencia de un intermediario para hacerlo?

Entiendo que este tipo de pensamiento cae en un lugar recurrente: la disputa entre arte y
comercio. Muchas voces detractoras del sistema curatorial son las mismas que critican el
comercio del arte, como si la venta de una obra la degradara a si misma y, por consiguiente, a
la dignidad de su autor. Así, un talentoso artista emergente, puede transformarse rápidamente
en un exponente de la prostitución artística en la medida en que sus obras comiencen a cotizar
notablemente en el mercado. Quizás, si logramos reconocer que los artistas son personas que
como cualquier otra ejercen una profesión, no nos alertaría de ninguna manera la presencia de
un mercado en el que las obras sean comercializadas. Mercado que en realidad siempre existió
aunque cambiando sus formas con el tiempo, sin el cual no podríamos disfrutar hoy en día las
obras de los mas emblemáticos artistas de la historia, ¿qué sería de las obras de Leonardo Da
Vinci o Miguel Ángel si no hubieran tenido la oportunidad de trabajar por encargos o salarios
proferidos por parte de la nobleza, burguesía o clero?
El grupo de personas que fervorosamente defiende la labor curatorial, objeta que esta
profesión surgió necesariamente por la complejidad del arte contemporáneo. El curador es un
indispensable intermediario entre los artistas y el público para que pueda comprenderse el
verdadero concepto de las obras. Los curadores protegen y dan importancia a las obras,
diseñan recorridos convenientes y hacen dialogar las obras de diferentes artistas en un mismo
espacio.

Si seguimos dichas afirmaciones, podríamos preguntarnos: ¿dónde queda la subjetividad


del arte si gracias a los curadores puedo ver una escultura con un manual de instrucciones
diseñado específicamente para comprenderla?, ¿cuál es el mérito de los artistas
contemporáneos si no son capaces de transmitir mediante la sola contemplación de su obra el
concepto que desarrollaron? Desde dicha perspectiva, e el curador terminaría siendo quien da
sentido a las obras que otras personas crearon y decreta qué es lo que el espectador tiene que
percibir de ellas.

Posicionarse a favor o en contra de uno u otro argumento, es una decisión demasiado


extremista. Deberíamos comenzar por aceptar la presencia de los curadores quienes ya
encontraron su lugar dentro del ámbito artístico y a partir de allí, cuestionar cual es el rol que
deben cumplir. No aceptar sus decisiones como algo inapelable, ni permitir que sean creadores
de pensamientos e interpretaciones y encontrar en su función las acciones que favorecen la
producción artística, la difusión del arte en el mundo o el apoyo a artistas emergentes que
buscan reconocimiento.

Cualquier artista quiere vender su obra y subsistir con los medios que esa interacción le
provee. Relación que puede ser nociva solo si la necesidad de comercio es mas alta que la de
creación, quedando a libre elección del público, notar qué autores pueden encontrarse
corrompidos por estos principios y decidir si su obra es interesante o no. La economía
capitalista basada en el intercambio mercantil, esta limitada por la oferta y demanda. Así, las
empresas producen según las necesidades (reales o creadas) de los compradores. Con la
presencia de este mercado artístico, los autores podrían terminar produciendo lo que el público
espera o desea comprar y no lo que ellos realmente desean expresar. Los espectadores
podrían adquirir obras en las que ya no importe quién la creo ni que mensaje quiere transmitir,
sino el precio, medidas o la combinación de colores que la obra hace con los almohadones de
la sala.
Luego del análisis desarrollado a lo largo de este trabajo, pienso que vale la pena
aceptar la función de los curadores. Es importante que esta labor, sea llevada a cabo
responsablemente por personas preparadas para tal fin y que sus opiniones y criterios puedan
ser juzgados por el público y artistas, dejando así de lado el autoritarismo curatorial en el que
pueden recaer.

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