Uso de los dones del pueblo, en la participación de asuntos públicos:

Los dones que nos fueron entregados por el Espíritu Santo contribuyen a la búsqueda del bien
común y nos mantiene firme en él. Por ello, demostramos con el corazón aquellos frutos tales como
el amor, la alegría, la paz, la paciencia, longanimidad, benignidad, bondad, mansedumbre, fidelidad
y modestia; en nuestro actuar y palabras. Asimismo, gracias a esto aportamos a que el Espíritu
Santo se mueva y trabaje en la doctrina social de la Iglesia, para actuar de distintas maneras en
situaciones que aquejan al pueblo (acceso a servicios de primera necesidad, pobreza, violencia,
desempleo, contaminación) para obrar misericordiosa y creativamente en cada contexto.
Resaltando en cada uno, la particularidad única e irrepetible que Dios nos diseño, ante la
resolución.