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Aprobar Una Oposicion Es Difici - Vicente Chicote
Aprobar Una Oposicion Es Difici - Vicente Chicote
Vicente Chicote
Este libro está dedicado a mi familia, que son mi
Antes de nada, quiero darte las gracias por leer este libro.
No me ha resultado fácil escribirlo, pero no por falta de tiempo o de
ganas, sino por una cosa llamada “el síndrome del impostor”
Aunque en general es bastante desconocido, entre los
emprendedores se habla mucho de ello, y estoy convencido de que
todos en alguna ocasión lo hemos padecido.
Es, tal y como lo define la Wikipedia “ un fenómeno psicológico en el
que la gente es incapaz de internalizar sus logros y sufre un miedo
persistente de ser descubierto como un fraude.
A pesar de las pruebas externas de su competencia, aquellos con el
síndrome permanecen convencidos de que son un fraude y no
merecen el éxito que han conseguido.
Las pruebas de éxito son rechazadas como pura suerte,
coincidencia o como el resultado de hacer pensar a otros que son
más inteligentes y competentes de lo que ellos creen ser. “
Es algo muy común entre aquellos que quieren aventurarse a
emprender un negocio, pero piensan que no merecen cobrar por los
servicios que prestan, ya que no son los mejores en su campo.
Pues bien, eso me ocurría a mí. Jamás se me habría ocurrido
pensar en aconsejar y guiar a opositores hacia su ansiada plaza.
En el fondo, ¿quién soy yo para decirle a nadie cómo estudiar para
sacarse la oposición?
Un simple funcionario de carrera, al igual que otros cientos de
miles.
En este punto, y gracias a mi interés por el mundo del
emprendimiento y sus constantes batallas contra este síndrome,
descubrí que, en buena lógica, no hace falta ser el número uno para
poder enseñar lo que sabes.
Ni el número dos. Ni siquiera el tres. Basta con que sepas más que
otros.
Imagínate el conocimiento sobre un tema concreto como una
inmensa pirámide.
El que más sabe sobre eso está en la cúspide. Es el más top en su
campo. Nadie sabe más que él… pero solo hay uno.
En la base se encuentran todos aquellos a los que les gusta el tema
pero no saben nada de nada. Puede que lo hayan descubierto
recientemente, o que no puedan dedicarle nada de tiempo ni
esfuerzo. Esos son muchísimos.
Sin embargo, si tú te interesas en especial por una materia, o le
dedicas mucho tiempo porque es tu hobbie o trabajas de ello, puede
que no seas el mejor, pero seguro que tampoco estás abajo del
todo.
Te encuentras en un punto intermedio entre estas dos posibilidades,
y cuanto más sepas más arriba estarás.
¿Qué significa eso? Pues que a la hora de valorar nuestras
habilidades y conocimientos, solemos compararnos con los que
tenemos por encima.
Les admiramos, sabemos quienes son y somos conscientes de que
nos superan.
Sabemos que nuestro conocimiento y experiencia palidecen
comparados con los suyos, y nos avergüenza que alguien más
pueda hacer esa misma comparación o pensamos que nadie optaría
por escucharnos a nosotros, habiendo otros mejores, o incluso nos
abochorna pensar qué dirán aquellos que están por “encima” de
nosotros.
Pero no pensamos en todos aquellos que están por debajo, y a
quienes podríamos ayudar. Al menos a llegar a nuestro nivel.
De hecho, es más sencillo que alguien que te ve cercano confíe más
en tí, que hace poco estuviste dónde está él ahora, que en los gurús
que pueblan las alturas, y cuyo conocimiento es tan elevado que no
están siquiera interesados en enseñar las cosas básicas, para
principiantes.
Pues en ese punto estaba yo, indeciso sobre si lanzarme a escribir
el libro, cuando entendí que podía ayudar a mucha gente con él.
Tampoco es cuestión de contarte toda mi vida, pero quizá te ayude
saber que todo empezó hace más de quince años.
Trabajaba como recepcionista de hotel, y aunque el empleo me
gustaba, notaba que no me llenaba. Necesitaba más. Así que
intenté algo que siempre me había gustado: ser bombero municipal.
Me apunté a una academia, estudié, hice deporte y entrené con
vista a las pruebas, investigué sobre formas de mejorar mi
capacidad de estudio, leí los libros de Ramón Campayo, Tony Buzan
y otros sobre memorización, estudio y preparación de
psicotécnicos… pero no bastó.
Suspendí las físicas la primera vez que me presenté (maldita
cuerda)
Seguí intentándolo, y aunque las técnicas que había aprendido
parecían útiles, había demasiadas y no me centré en ninguna en
concreto.
Cometí el error de querer probarlo todo. Bueno, al menos ví qué
funcionaba de manera inmediata y qué requería más dedicación y
aprendizaje.
Luego me presenté a las oposiciones para Policía Nacional
estudiando por mi cuenta, y aunque aprobé el exámen de
conocimiento, renuncié a seguir el proceso. No era lo que yo
buscaba.
Me volví a presentar a las de bombero, pero esta vez autonómicas,
y aunque pasé las físicas sin problemas y aprobé las teóricas con
buena nota no fue suficiente.
Que coja plaza la persona que está justo por encima de tí en la lista
es bastante frustrante. Y eso es justo lo que me ocurrió. Te lo cuento
porque es probable que no apruebes a la primera, pero eso no debe
desanimarte ni hacer que tires la toalla.
Más bien al contrario. Ahora tienes conocimiento acumulado y la
experiencia de acudir a una oposición. Esa fue mi motivación para
presentarme a algunas a las que no deseaba realmente optar. Pero
me sirvió para ver cómo funcionaban diferentes oposiciones, y me
preparó para afrontar las siguientes.
Después me presenté a la oposición para Policía Local. En la
Academia descubrí que me iba a gustar ese trabajo, así que me
olvidé por completo de los bomberos y decidí centrarme en eso.
En la Academia también usé las técnicas y métodos que te explico
aquí, y obtuve la mejor nota de mi promoción, aunque luego una
rebaja de nota colectiva a toda mi clase me puso en el segundo
puesto, justo una décima por debajo del primer alumno.
Pero ese no iba a ser el fin de mis oposiciones: mientras pasé de un
municipio a otro mediante concursos de méritos no hubo mayor
problema pero, después de casi catorce años de profesión, y aún
siendo interino, tuve que prepararme otra oposición para conseguir
mi plaza en propiedad (sí, en algunas partes de España hay policías
interinos. No tiene sentido, pero es así…)
Conseguí mi plaza fija por fín.
Por suerte, no había olvidado las técnicas y métodos que me habían
hecho sacar tan buena nota en el pasado.
Así que, después de mucho pensarlo, me he puesto manos a la
obra, nunca mejor dicho, para plasmarlo todo en un libro que
condense lo que sé, y que sirva de ayuda a otros que quieren
recorrer el mismo camino y encontrar su hueco en la Administración.
No creo que este libro por si solo te sirva para conseguir tu plaza,
pero sí puedo asegurarte que si interiorizas lo que aquí te explico, tu
estudio experimentará un salto de calidad.
Aprenderás más rápido y mejor.
Pero no te relajes, porque aún así vas a tener que poner mucho de
tu parte. Vas a tener que ponerlo TODO de tu parte.
Las oposiciones son una competición. Para que unos ganen, otros
tienen que perder. Un juego de suma cero. Así que deberás hacer
un sacrificio para superar al resto de opositores que ahora mismo
están estudiando lo mismo que tienes que estudiar tú, que puede
que tengan circunstancias personales más ventajosas o que estén
dotados de una memoria e inteligencia fuera de lo común.
Que nada de eso te obsesione, pero tampoco lo desprecies. Tienes
que estar entre los mejores. Tu plaza depende de ello.
Si comparamos la oposición con una maratón, aprender lo que te
enseño este libro te situará unos metros más adelante en la línea de
salida. Partirás con ventaja, pero si no mantienes el ritmo, si aflojas
en tu esfuerzo, la ventaja obtenida se diluirá.
Así que no quiero entretenerte más, tienes mucho trabajo por
delante.
Lee el libro, usa lo que viene en él, disfruta al ver los primeros
cambios y… A POR TODAS!!!
Organización del estudio
Hace muchos años, cuando decidí que iba a estudiar una oposición
lo primero que hice fue conseguir el máximo de temario posible.
Cuando tuve todos aquellos megas de información a mi disposición
pensé que era imposible aprenderse todo aquello.
Pero como conocía el Método Pomodoro, que ya hemos visto, pues
me puse manos a la obra.
Para que te sitúes, yo nunca antes había estudiado nada de
legislación.
Tengo un pasado de “ciencias puras”
En el Instituto hice matemáticas, física, química…
Probé suerte en la Universidad con Informática de Gestión.
Y finalmente me hice Técnico Superior en Desarrollo de
Aplicaciones Informáticas.
¿Que para qué te cuento todo esto?
Para que entiendas mi sofoco cuando abrí por primera vez la
Constitución, el Código Penal y la Ley de Régimen Jurídico y
empecé a leer aquellos textos.
Se me vino el mundo al suelo.
Si aprenderme todo aquello me resultaba a priori imposible por la
cantidad de materia, cuando ví el contenido creí que no lo lograría.
Y es que, de repente , intentar asimilar términos jurídicos se me
hacía muy cuesta arriba.
Así que, buscando cómo hacer aquella información más “digerible”
dí con un libro de Tony Buzan.
Hablaba sobre los mapas mentales.
También se les llama mapas conceptuales.
Lo leí, aunque las promesas que hacía acerca del método me
parecían exageradas.
He visto que en la portada de la nueva edición del libro pone
“aprende a usar la herramienta de pensamiento más poderosa del
universo”
¿Entiendes lo que quiero decir cuando me refiero a que es un poco
exagerado?
He de reconocer que empecé a probarlo sin demasiada fe en los
resultados que podía obtener.
A primera vista me parecía un poco “infantil”
Pero cuando hice el primero siguiendo las indicaciones que te daré
a continuación, y ví como era capaz de memorizar mucho más
rápido que simplemente leyéndome la normativa, tuve claro que los
mapas mentales iban a convertirse en un pilar de mi estudio desde
aquel instante.
En el primero resumí la estructura de la Constitución.
Sus partes, títulos, secciones y capítulos y los artículos que los
componen, así como las fechas más importantes.
Me sorprendió cómo era capaz de aprender tan rápido algo tan poco
atractivo para mí.
Con solo un par de repasos, era capaz de recordar todo el mapa.
Desde entonces no he dejado de usarlos nunca.
Incluso ahora, ya siendo policía, les he encontrado utilidad en
multitud de ocasiones, cuando es necesario aprenderse nueva
legislación.
Sin ir más lejos, los recientes cambios normativos sobre los VMP
(Vehículos de Movilidad Personal) han hecho necesario aprenderse
sus definiciones, características, limitaciones y normativa que los
regula.
¿Adivinas qué técnica he usado para tener claro cómo se regulan?
Exacto: un mapa mental.
El fundamento científico de esta técnica es muy sencillo y muy
intuitivo.
De hecho, es el mismo fundamento de algunas de las otras técnicas
y métodos de este libro, y que te explico en otras secciones.
Es curioso ver como se conocen perfectamente cuales son las
mejores maneras de aprender, y la educación formal empieza a
implementar estos conocimientos en las aulas, pero en muchas
(todas?) las academias de estudio de oposiciones tiende a dejarse
de lado.
Según la pirámide del aprendizaje del doctor William Glasser, lo que
vemos se queda en nuestra memoria en un porcentaje mucho más
alto que lo que simplemente leemos.
Así que esta técnica transforma la información de manera que no
solo la leas, sino que pases a visualizarla.
Ponerla en práctica es sencillo.
Empieza con un concepto o idea principal.
Sitúalo en el centro de una hoja.
A partir de él, dibuja flechas radiales a su alrededor, una por cada
concepto secundario que se derive del principal.
Después debes hacer lo mismo con cada uno de los conceptos
secundarios.
Junto a los conceptos, o en sustitución de estos, puedes usar
imágenes, iconos o representaciones gráficas de cualquier tipo.
Tambíen puedes, en las flechas que relacionan los conceptos,
escribir particularidades que distingan unos tipos de relación de
otros.
Para cada concepto, es útil que uses un color. Al menos, el mismo
color para aquellos que tienen algún tipo de semejanza.
Como se suele rodear cada concepto con una elipse que lo engloba,
pues pinta el interior de la misma.
También es útil que juegues con la letra: mayúsculas para los
conceptos más importantes, diferentes colores para aquellos que
quieras destacar, etc…
Y por supuesto, lo mismo para las relaciones entre conceptos.
A mí personalmente, me gusta dibujar flechas negras con alguna
indicación sobre ellas si es necesario.
Prefiero no sobrecargar el mapa con colores.
Pero eso ya es una cuestión personal.
Prueba cosas, hasta que encuentres qué es lo que a tí te funciona.
No hay límite al número de conceptos que puedes añadir (aparte del
límite físico que te impone el tamaño del papel, por supuesto).
Pero para conseguir el máximo potencial de esta técnica, otros
elementos deben entrar en juego.
Te los explico.
Es muy fácil caer en la tentación de usar apps o software para
elaborar los mapas mentales, pero te lo desaconsejo.
Tener que hacerlos a mano, pensando dónde ubicar cada concepto,
teniendo cuidado al situarlo para no entorpecer la escritura de
conceptos nuevos.
Tener que dibujar la relación entre ellos.
Darle color “a la vieja usanza” mediante lápices de colores o
rotuladores.
Dibujar tú mismo los iconos que los representen.
Todo son pequeños gestos que ayudarán a afianzar el mapa en tu
memoria.
Puedes hacerlo a mano y luego volver a hacerlo en formato digital,
pero sea como fuere, empieza dibujándolo tú mismo.
Iba a poner algún ejemplo, pero es absurdo que te ponga nada aquí
cuando, con solo poner “mapas mentales” en Google podrás contar
con miles de ellos, que ilustran a la perfección lo que te he explicado
en este capítulo.
Verás que, cuando empieces a usarlos y descubras su potencial, te
engancharán.
Mira, si me lo permites te contaré una anécdota que me parece muy
ilustrativa acerca de los mapas mentales.
Tuvo lugar cuando estaba haciendo la Academia de Policía.
Era un día en que, a la segunda hora, teníamos un exámen.
Entre otros temas, entraba el Reglamento de Armas.
Qué tipos de armas se corresponden con qué licencias y qué tipos
de guías deben tenerse para poder ser usadas.
La gente, en general, era reacia a dejarse los apuntes.
Sobretodo aquellas personas que los tenían muy bien organizados,
limpios y esquematizados.
Yo no tenía tantos reparos en ese sentido.
Pues bien.
Cuando llegué al aula ese día, mi compañero de pupitre ya estaba
allí.
Cómo éramos (y seguimos siendo) buenos amigos, lo primero que
me dijo al sentarme fue:
-Mira qué esquema he conseguido del Reglamento de Armas!!! Es
fantástico. ¿Quieres una fotocopia?
Mi respuesta, conteniendo la risa por la sorpresa, fue:
-Muchas gracias, pero yo ya lo tengo, y en color. ¿Lo quieres?
Resulta que mi amigo, para hacerme un favor, me ofrecía una
fotocopia de mi mapa mental sobre el Reglamento.
Se lo debí dejar a alguien que me lo pidió al verlo, y resulta que se
fueron pasando el mapa entre compañeros hasta que, oh
casualidad!, me fue ofrecido a mí.
Ese es el poder de los mapas mentales.
Mucha información, organizada de manera visual para facilitar su
memorización y resumida.
Crear historias
He escrito este libro con una sola cosa en mente: ayudarte a hacerte
más fácil el estudio de la oposición.
Vas a conseguir estudiar más y mejor, por lo que te va a cundir más
el tiempo que te quede hasta la convocatoria.
Pero es deliberadamente breve, para que te lo leas del tirón y
puedas empezar a ponerlo en práctica inmediatamente.
Puede que conozcas alguna otra técnica o método, o que también
quieras consejos e información sobre la organización de tu zona de
estudio, tipos de aprendizaje, saber cuál es el factor más importante
a la hora de aprender…
Así que estoy preparando un segundo libro que ahondará en todos
estos aspectos, para que no solo seas mucho mejor opositor, sino
que puedas aconsejar y guiar, si quieres, a aquellos que empiezan y
que, como nosotros en su momento, no tenían muy claro cómo
orientarse en esta carrera de fondo que es una oposición.
Mientras lo termino, léete este libro, interiorízalo y, sobretodo, ponlo
en práctica. Los resultados hablarán por sí mismos.
Un saludo y mucho ánimo para los exámenes.