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UNIVERSIDAD INTERAMERICANA PARA EL DESARROLLO

EVALUACIÓN Y CERTIFICACIÓN DE INSTITUCIONES EDUCATIVAS.

4° CUATRIMESTRE - GRUPO: SABATINO “B”

DRA: Blanca Esthela López Citalán.

Actividad:
Ensayo (organismos y procesos de certificación de calidad de la
educación superior privada en México.)

Maestría:

En educación

ALUMNO:
Lizbeth Saraí Cortes Angeles

Tapachula de Córdova y Ordoñez, Chiapas. 11 de octubre del 2022.


Organismos y procesos de certificación de calidad de la educación
superior privada en México

El presente trabajo tiene como intención conocer un poco sobre la


historia de los procesos de certificación de la educación superior privada
comenzando quiero empezar expresando que la educación superior
privada son muy flexibles, de suerte que existe una gran diversidad de
instituciones de educación superior privadas (IESP): por un lado,
instituciones que cumplen los elementos para ofrecer formación
profesional; por otro, instituciones que apenas tienen los requisitos
mínimos. Esto ha ocasionado una calidad académica desigual en las
IESP, la cual se certifica (de manera voluntaria, es decir, no legalmente
obligatoria) mediante tres organismos. En este artículo se analizan los
procedimientos de los tres organismos, que se encargan de evaluar y
certificar la calidad de las IESP. Se parte del supuesto de que estas
certificaciones, por su carácter voluntario, tienen una limitada influencia
en el mejoramiento de la calidad del sector superior privado, ya que
pocas instituciones se someten a ellas.
Durante los últimos treinta años el sector de educación superior privado
en México ha tenido un crecimiento importante en relación con el sector
público. Según datos de la Asociación Nacional de Universidades e
Institutos de Educación Superior (ANUIES) el 32,2% de los alumnos que
cursan la licenciatura lo hacen en instituciones de educación superior
privadas (IESP) (ANUIES, 2008). Este crecimiento se originó en la década
de 1940, para atender a una formación profesional directiva y valórica
que demandaban los grupos empresariales y católicos de la época. En
1943 se creó la Universidad Iberoamericana (UIA), en el mismo año el
Instituto Tecnológico de Estudio Superiores de Monterrey (ITESM) y en 1946
el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Algunos autores
denominan a estas primeras instituciones de élite, porque estaban
destinadas a la formación de las clases altas (Silas, 2005; Mendoza, 2004;
Levy, 1995).

Hasta finales de la década de 1970 la presencia de estas instituciones fue


discreta. Así, en 1978 atendían al 12,4% de la matrícula de licenciatura
(Muñoz Izquierdo, 1981). A partir de 1980 comenzó la fundación de
nuevas IESP, dirigidas a las clases media y media baja que no podían
obtener un lugar en la educación superior pública. Al respecto, Silas
(2005: 30) señala: "Estos impedimentos educativos corren de forma
paralela con una de las premisas que más interesan a los gobiernos
nacionales: la equidad. Estas instituciones [privadas] llevan
oportunidades educativas de credencialización académica a las clases
económicamente desfavorecidas (baja y media baja)". En efecto, a
menudo las universidades, los centros o las escuelas de bajo costo son la
única opción de la que disponen los estudiantes de sectores sociales
débiles que no han cumplido los requisitos para ingresar al sector público.
La expansión de las IESP desde 1980 y su diversidad

Pública (SEP) no definió con precisión la regulación de las IESP, lo que trajo
consigo normas muy flexibles y una calidad académica desigual.
Consecuentemente existen, por un lado, instituciones que ofrecen
licenciaturas en diferentes áreas de conocimiento (ciencias exactas,
ciencias de la salud, administración y ciencias sociales, ciencias
agropecuarias, humanidades y artes, por mencionar algunas), cuentan
con una planta docente con una alta formación y de tiempo completo,
tienen instalaciones adecuadas, desarrollan investigación y difunden la
cultura; por otro lado, se puede encontrar IESP que sólo ofrecen
licenciaturas en una o dos áreas de conocimiento (administración y
ciencias sociales, humanidades y artes), carecen de profesores de
tiempo completo, su infraestructura es insuficiente y no desarrollan
investigación ni promueven la cultura.

Desde principios de la década de 1980 las instituciones de élite


comenzaron a incrementar su matrícula de atención y abrieron más
planteles. Paralelamente comenzaron a crecer otras alternativas de
estudios profesionales denominadas de atención a la demanda que
poco a poco adquirieron mayor presencia (Leonardo, 1983).
Estas instituciones surgieron a partir de 1970 como educación comercial
(escuelas técnicas, secretariado y escuelas normales) que aunque no
ofrecían educación superior trataban de ser una opción atractiva de
educación técnica; en la década de los ochenta algunos de estos
centros se transformaron en instituciones de educación superior. Para
Leonardo (1983), el rápido crecimiento de las instituciones privadas a
partir de los años ochenta se debió a que los sectores conservadores de
la sociedad veían en las universidades públicas una gran politización, se
percibía que la formación que se ofrecía era de mala calidad y no
garantizaba la obtención de un empleo. Por otro lado, a pesar de la
masificación de las universidades públicas ya no se podía garantizar el
ingreso de más alumnos. Como consecuencia de las crisis económicas
de los años ochenta (1982 y 1987), la inversión del gasto para la
educación superior disminuyó. En 1980 el gasto para este nivel era del
0,6% del producto interno bruto (PIB) y para 1990 fue del 0,4%
(Casanueva, 2005), esto indica que hubo una desaceleración en la
inversión de la educación superior pública.
a brindar atención a la demanda y que difícilmente se conoce la calidad
educativa con la que operan. Dada esta heterogeneidad, la
preocupación de los expertos en educación superior, es que no se puede
colocar en un mismo nivel a todas estas instituciones ya que existen
diferencias importantes entre cada una de ellas, desde la orientación
ideológica hasta el tipo de instalaciones que tienen. Para Silas (2005), por
la calidad que ofrecen las IESP, se pueden clasificar en:

a) Perfil alto. Cumplen con todos los requisitos para otorgar educación
superior como instalaciones adecuadas, planta de profesores con
posgrado y contratación de tiempo completo, desarrollan investigación.
Acceden a ellas los grupos de estudiantes con mayor afluencia
económica. Son de élite y según Mendoza "clasificamos en este sector a
las instituciones cuya clientela es reclutada mayoritariamente en las
clases altas de la sociedad" (2004: 332). Surgieron como oposición a la
tradición estatista que dominaba en las universidades públicas y son
producto de las cúpulas empresariales y la clase política.

b) Perfil medio. Realizan mejoras para cumplir con los requisitos de


calidad académica ampliando instalaciones, contratando profesores
con posgrado, comienzan a realizar investigación. Para Mendoza (2004)
son instituciones que surgieron para atender a la demanda, pero que al
paso del tiempo se han consolidado, ofrecen una amplia gama de
carreras, infraestructura, organización eficiente, cuentan con una
matrícula mayor de 3.000 alumnos y son una opción para sectores medios
de la población.

c) Perfil bajo. No reúnen los criterios de calidad necesarios, tienen


instalaciones deficientes, sus profesores son contratados a tiempo parcial,
no realizan investigación. Para Mendoza son "aquellas que reclutan a sus
estudiantes entre los sectores medios de la población impedidos de
pagar colegiaturas de las instituciones de élite o bien rechazados de la
universidad pública, cuyo ingreso ha sido muy competido" (2004: 335).
Son instituciones pequeñas, con una matrícula y oferta reducida,
generalmente de corte administrativo y comercial, sin una infraestructura
adecuada.

Con esta heterogeneidad de IESP salta a la vista los diferentes rangos de


calidad, es decir, hay una desigualdad entre los estudiantes de este
sector, dependiendo de sus posibilidades económicas pueden acceder
a instituciones de alto nivel académico o bien incorporarse a instituciones
de bajo perfil. Así, al hablar de educación superior privada no se alude
necesariamente a instituciones que cumplen con los criterios de calidad
académica, sino a diferentes opciones que de acuerdo con el sector
socioeconómico al que están dirigidas ofrecen distintos niveles de
calidad.
En conclusión la certificación a la calidad de las IESP por parte de los tres
organismos revisados representa un esfuerzo importante, la influencia real
que tiene sobre el sector privado y el mejoramiento de la calidad es
mínima. En razón de que son pocas las instituciones que están interesadas
en certificar su calidad académica y continuará la presencia de
establecimientos que no cumplen con los requisitos indispensables para
ofrecer formación profesional. Independientemente de la diferencia de
metodologías que ofrecen las tres organizaciones de certificación, el que
una IESP se someta a dicho proceso conlleva una mejor organización de
aspectos administrativos, un esfuerzo por cumplir los estándares
importantes como poseer las instalaciones apropiadas, planta de
profesores, y establecer procesos y procedimientos de evaluación (Ríos,
2001). Evidentemente, esto tiene un impacto en la formación profesional
que recibe el estudiante de tales instituciones.

Ahora bien, como se constató muchas de las instituciones privadas que


cuenta con las tres certificaciones son de alto perfil, porque tienen los
recursos financieros y académicos para lograrlo. Esto lleva a generar la
siguiente pregunta ¿qué pasa con las IESP de perfil medio y bajo que no
se someten a un proceso de certificación? Es necesario reiterar que, a
causa de la poca inversión destinada a la educación superior pública,
los estudiantes que no pueden ingresar a la misma y que no tienen
recursos económicos suficientes para pagar las altas ven en las
instituciones privadas de bajo perfil y perfil medio su opción para contar
con un título universitario, pero la calidad de las mismas es un aspecto
que no se ha cuidado. En México no hay evaluaciones y certificaciones
obligatorias que permitan conocer y difundir el estado de la calidad de
las instituciones privadas; como se ha visto, solo las IESP de alto perfil se
interesan por certificar su calidad académica.

Uno de los aspectos que destaca de la política educativa es garantizar


cobertura de educación pero con calidad. Al satisfacer la demanda de
educación superior mediante las IESP de perfil medio y perfil bajo, es
decir, instituciones con una calidad académica desconocida, se deja de
lado un aspecto esencial: la equidad en educación. Esto implica que
solamente quienes tienen mayores recursos económicos pueden aspirar
a una educación superior de calidad y los estudiantes con menores
ingresos reciben una formación profesional que, a ojos de los
empleadores y la sociedad, puede ser dudosa. No se puede suponer que
por pagar altas colegiaturas se accede a una educación de calidad y
viceversa; ya que el dinero no es una garantía o parámetro de calidad.
Si el Estado mexicano ha decidido que para garantizar la cobertura de
educación superior se requiere de instituciones privadas, entonces se
deben establecer mecanismos que aseguren que un estudiante al elegir
cualquier institución privada va a contar con la formación adecuada, los
profesores calificados y las instalaciones necesarias. De no ser así se dará
pie a falsas suposiciones sobre si determinadas instituciones cumplen o no
con la calidad académica y se dará lugar a valoraciones acerca de que
si determinados títulos profesionales tienen más valor que otros. Esto
afectará a los egresados de las instituciones privadas de perfil bajo y
medio, ya que en el mercado de trabajo es posible que sus estudios
profesionales tengan una valoración negativa de parte de los
empleadores. Ante esto, es preciso insistir que México necesita de
programas obligatorios para la evaluación y certificación de calidad del
sector de educación superior privado. Ello requiere del establecimiento
de un proceso de evaluación homogéneo que valore las condiciones
indispensables con las que deben operar las IESP. Con ello se garantizará
la equidad (no solo de cobertura del nivel, sino de calidad) para los
estudiantes que asisten a las diferentes instituciones privadas.
Referencias bibliográficas

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