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¡Arriba el ánimo!

Otra de las características fundamentales para lograr el éxito en la vida, es mantener siempre un
buen estado de ánimo. Esta cualidad permite ver el futuro con optimismo, lidiar con los reveses y
perseverar en procura de los objetivos propuestos. Pero no todos poseen esta cualidad.

Recuerdo un viaje que realicé “a dedo” desde mi ciudad natal hasta una ciudad turística,
acompañado de una amiga. Debíamos recorrer algo más de quinientos kilómetros, y el día se
adornaba con un sol radiante cuando iniciamos la gran aventura, pero lo que nunca imaginé, era que
mi compañera de viaje tendría un ánimo tan negativo. Para que el viaje “a dedo” sea placentero, es
necesario armarse de constancia y paciencia y siempre pensar “en positivo”. Pero mi colega de
aventura no tenía claros estos conceptos, y estar a su lado fue una tortura. Llegamos a destino de
noche, contra todos los pronósticos lúgubres que ella realizó, y al día siguiente, ya más fresca y
calmada, se disculpó reiteradamente por sus comentarios pesimistas.

Pero no solamente vemos personas desanimadas entre esta clase de viajeros, también es posible
encontrarlas en el colegio, en la universidad, en la calle, en el trabajo y en la iglesia. Estas personas
pintan todo de “negro”, ven solamente los obstáculos y las penurias de la vida, y sus rostros tienen
una expresión depresiva.

Y llamó Moisés a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel: Esfuérzate y anímate; porque tú
entrarás con ese pueblo a la tierra que juró Jehová a sus padres que les daría, y tú se la harás
heredar. —Deuteronomio 31:7.

Las palabras optimistas de Moisés hacia Josué revelan la clase de ánimo que debe caracterizar a
una persona. Con cariño lo exhortó: “Esfuérzate y anímate”, para que enfrentara a las naciones
cananeas con la mejor actitud, seguro de que la mano poderosa de Jehová estaba con él.

Querido amigo, el mismo Dios que animó a Josué, también te dice a ti: “Esfuérzate y anímate”. No te
dejes abatir por los exámenes fallidos, por las distancias que debas recorrer para estudiar o por los
problemas económicos. Recuerda que Dios te ordena que te esfuerces, y que la actitud animosa
depende de ti, no de Dios. Por eso, a pesar de tus luchas, levanta la mirada y avanza con ánimo
resuelto, que el Señor hará la parte que le corresponde.

Por David Brizuela

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