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SALA DE CASACION LABORAL

Radicación 12935

Acta 7

Santa Fe de Bogotá, Distrito Capital, diez (10) de

marzo de dos mil (2000)

Magistrado ponente: RAFAEL MENDEZ ARANGO

Resuelve la Corte el recurso de casación de

CAMPO ELIAS ARROYAVE TORO, ALVARO ACOSTA BERNAL y

ALBERTO ARENAS contra la sentencia dictada el 20 de

noviembre de 1998 por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de

Medellín, en el proceso que le siguen a TEJIDOS EL CONDOR,

S.A.

I. ANTECEDENTES

Para los fines del recurso debe decirse que un

grupo de trabajadores de Tejidos El Condor, S.A., entre los que se

cuentan los hoy recurrentes, la llamaron a juicio para que se

declarara nulo el acto mediante el cual renunciaron al sistema de


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la retroactividad de las cesantías para acogerse al de la Ley 50 de

1990 e ilegales "las distintas liquidaciones efectuadas por la

sociedad de manera parcial amparada en la mencionada renuncia

al sistema antiguo y enviadas a fondos de cesantías" (folio 32),

conforme está pedido en la demanda, en la que igualmente

solicitaron fuera condenada a pagarles "el reajuste de sus

cesantías para el momento de la terminación del contrato de

trabajo y consecuencialmente a sus intereses doblados debidos"

(ibídem).

También está dicho en la demanda que la

demandada el 9 de octubre de 1992 les presentó "a todos y cada

uno de los trabajadores aquí demandantes un programa de

renuncia al derecho de retroactividad de las cesantías, al que no

estaban obligados los mismos" (folio 30); y que no obstante haber

sido la empleadora la que diseñó la propuesta, los obligó mediante

"la presión generalizada a cada trabajador", amenazándolos "con

despido fulminante, negativa de aumentos salariales, cambios de

puesto u oficios en forma amañada, desmejoramiento salarial,

cambios de factoría y de turnos al amaño de los jefes de sección,

entre otros medios, sino(sic) se acogían a dicha propuesta"

(ibídem).
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La demandada se opuso a las pretensiones de los

demandantes y negó los hechos por ellos aseverados, aunque

aceptó haber formulado por escrito a sus trabajadores "una cordial

invitación" a acogerse al régimen de cesantías establecido en la

Ley 50 de 1990 "a cambio de importantes bonificaciones

especiales que en el caso de los demandantes fueron no sólo

aceptadas sino efectivamente recibidas por ellos sin que en

ningún momento hubieran expuesto ninguna inconformidad al

respecto" (folio 208). Propuso las excepciones de inexistencia

de las obligaciones demandadas, falta de causa y de título para

pedir y prescripción extintiva de las obligaciones instauradas.

Por fallo del 15 de septiembre de 1998 el

Juzgado Noveno Laboral del Circuito de Medellín declaró probada

la excepción de prescripción y absolvió a la demandada de las

pretensiones de los demandantes, decisión que confirmó el

Tribunal.

Todos los demandantes interpusieron el recurso

de casación; pero únicamente fue concedido a Campo Elías


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Arroyave Toro, Alvaro Acosta Bernal y Alberto Arenas, por

cuanto sólo las pretensiones de ellos alcanzaban la cuantía

suficiente.

II. EL RECURSO DE CASACION

Según lo declaran en la demanda con la que

sustentan el recurso (folios 10 a 18), que fue replicada (folios 29

a 34), los recurrentes pretenden que la Corte case la sentencia del

Tribunal y, en instancia, revoque la del Juzgado "y en su lugar

condene a la demandada a todas las súplicas de la demanda

inicial" (folio 11).

Con ese fin le formulan tres cargos que se

estudiarán conjuntamente, tal como lo autoriza el artículo 51 del

Decreto 2651 de 1991 adoptado como legislación permanente

por el artículo 162 de la Ley 446 de 1998, teniendo en cuenta lo

replicado por la opositora.

La totalidad de los preceptos que indican como

violados en los tres cargos son los artículos 1º, 13, 14, 18, 19,
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43, 249, 253, 254, 488 y 489 del Código Sustantivo del Trabajo;

145 y 151 del Código Procesal del Trabajo; 1º, 2º, 3º, 4º, 5º, 25

y 53 de la Constitución Política; 1508, 1513, 1519, 1740, 1741,

1746, 1750 y 2532 del Código Civil; 98 y 99 de la Ley 50 de

1990 y 1º y 3º del Decreto 1176 de 1991.

Para demostrar la primera de las acusaciones

alegan, en suma, que el artículo 1519 del Código Civil, al cual

consideran debe acudirse por remisión del artículo 145 del Código

Procesal del Trabajo por no establecer la ley laboral acciones de

nulidad de los actos jurídicos, preceptúa que existe objeto ilícito

en todo lo que contraviene el derecho público de la Nación, y que

los artículos 13 y 14 del Código Sustantivo del Trabajo disponen

que cualquier estipulación que afecte el mínimo de derechos allí

consagrados no produce efectos y que las normas que regulan el

trabajo humano son de orden público, por lo que concluyen que

"el acto de acogimiento a la Ley 50 de 1990" (folio 12) no

produce efecto alguno por estar afectado por nulidad absoluta al

pactarse sobre derechos irrenunciables, además de que su objeto

es ilícito por ser contrario a la ley, de conformidad con los

artículos 1519, 1746 y 2352 del Código Civil, 145 del Código
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Procesal del Trabajo y 25 de la Constitución Política.

Para los recurrentes por tratarse de una nulidad

absoluta el juez debe declararla de oficio, y por tener objeto ilícito

el acto, no es saneable la nulidad, pero si lo fuera, según ellos, a

lo sumo lo sería por la prescripción extraordinaria de 20 años; y

como la declaración de nulidad da derecho a que el perjudicado

sea restituido al estado en que se encontraría si el acto no hubiera

existido, ellos deben disfrutar del régimen de retroactividad de las

cesantías consagrado en los artículos 249 y siguientes del Código

Sustantivo del Trabajo.

En cuanto al segundo cargo, en el que acusan al

fallo por violación indirecta de las normas con las que integra la

proposición jurídica, afirman que el quebranto se produjo al no

haber dado por demostrado que fueron inducidos en error para

acogerse a la Ley 50 de 1990 y al haber dado por demostrado

"que el acto de acogimiento a la Ley 50 de 1990 fue voluntario y

espontáneo" (folio 14) y que la acción se encontraba prescrita.

Como pruebas erróneamente apreciadas

presentan la confesión que dicen hizo el apoderado judicial al


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contestar el hecho cuarto de la demanda y las "documentales"

de folios 154 a 160, 75 a 81, 178 a 191, 197 y 198.

Y para su demostración alegan que el artículo 98

de la Ley 50 de 1990 establece que el acogimiento al régimen de

cesantía allí previsto es un acto voluntario del trabajador que debe

manifestarlo por escrito y que "así lo ratifica la norma

reglamentaria que a su vez enuncia que quien se acoja

voluntariamente el nuevo régimen le comunicará por escrito a su

empleador diciéndole la fecha a partir de la cual se acoge (Art. 1

Decreto 1176 de 1991)" (folio 15); que al contestar el cuarto

hecho de la demanda se aceptó que la demandada hizo a los

trabajadores una invitación a acogerse al régimen previsto en la

Ley 50, a cambio de importantes bonificaciones; y que los

documentos que dan cuenta del ofrecimiento a cada uno de ellos

y del acogimiento que hicieron de la oferta, "tienen el logotipo de

la sociedad demandada, [y] ello evidencia que la propuesta o

iniciativa no provino del trabajador sino del empleador y según ello

no fue espontánea y libre" (ibídem).

También está dicho en la demanda que "una

cosa es que el locatario(sic) ofrezca de manera libre y sin


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ofrecimiento alguno la renuncia al sistema antiguo de liquidación

de cesantía y otra muy diferente es que su empleador lo seduzca

con un ofrecimiento económico que él se ve obligado a aceptar

por estar en condición de inferioridad" (folio 15).

Y refiriéndose al fenómeno de la prescripción

extintiva de las acciones judiciales --que reconocen los

impugnantes es una argumentación jurídica, pero que dicen deben

atacar "por ser basamento del fallo acusado" (folio 16)--, aducen

que no debe contabilizarse como lo hizo el Tribunal porque ni el

Código Sustantivo ni en el Código Procesal del Trabajo existe

norma que regule la nulidad de los actos jurídicos, lo que impone

remitirse al Código Civil, que prevé una prescripción de cuatro

años, aceptándose que se trata de un vicio del consentimiento

que da lugar a una nulidad relativa.

Este mismo argumento lo presentan de manera

separada en la fundamentación del tercer cargo.

La opositora replica el primer cargo diciendo que

está mal formulado por la vía directa pues el Tribunal en la


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sentencia declaró probada la excepción de prescripción por haber

encontrado que habían trascurrido más de tres años desde 1992,

cuando los recurrentes se trasladaron al nuevo régimen, hasta el

12 de diciembre de 1996, cuando presentaron la demanda, por lo

que se trata de una situación fáctica; además de no poderse

acudir a las normas del Código Civil porque la prescripción

apropiada es la prevista en los artículos 488 del Código

Sustantivo del Trabajo y 151 del Código Procesal del Trabajo.

El segundo cargo lo confuta diciendo que la

jurisprudencia ha aceptado que bien sea para la terminación del

contrato por mutuo acuerdo, o para pactar el traslado al salario

integral o al nuevo régimen de cesantías, el pago de

bonificaciones al trabajador no constituye un vicio del

consentimiento, "por la sencilla razón de que el trabajador es libre

de aceptar o no la oferta de bonificación" (folio 32), por lo que al

no demostrarse error, fuerza o dolo, el acto es válido y no puede

ser anulado por los jueces, razón por la cual, independientemente

de la prescripción, "el hecho claro es que no se demostró jamás el

vicio del consentimiento al suscribirse el documento de traslado al

nuevo régimen de cesantía" (ibídem).


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Respecto del último cargo, además de reiterar

que las normas aplicables a la prescripción de los derechos y

acciones laborales son los artículos 488 del Código Sustantivo del

Trabajo y 151 del Código Procesal, por lo que no es procedente

acudir a las normas del Código Civil, afirma que si lo buscado por

los recurrentes es la anulación del acto por el cual "se trasladaron

al salario integral" (folio 33), se trataría de una cuestión fáctica

que exigiría del análisis de las pruebas que permitieran establecer

la fuerza o la violencia que vició la declaración de voluntad.

III. CONSIDERACIONES DE LA CORTE

Para desestimar el primer cargo es suficiente

anotar que si la propia Ley 50 de 1990 previó en el parágrafo del

artículo 98 que los trabajadores vinculados mediante contratos

anteriores a la vigencia de esa ley pudieran acogerse al régimen

especial de auxilio de cesantía en ella establecido, bastándoles al

efecto comunicar por escrito su voluntad de hacerlo, se cae de su

peso que carece de cualquier fundamento legal el aserto de los

recurrentes de adolecer de una nulidad absoluta la declaración de


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voluntad mediante la cual ellos --aceptando la propuesta que les

hizo Tejidos El Condor y habiendo recibido la bonificación que en

ese momento les pagó-- se acogieron a dicho régimen.

En cuanto al segundo cargo, para igualmente

desestimarlo, basta anotar que aun cuando los recurrentes le

atribuyen al Tribunal el haber cometido el error de hecho

manifiesto de haber dado por demostrado que la acción estaba

prescrita, en su desarrollo explícitamente manifiestan que su

argumentación sobre esa prescripción es de índole jurídica,

expresando razonamientos que por no referirse a las pruebas del

proceso ni a lo que dio por establecido el Tribunal basado en ellas,

no son de recibo en un cargo dirigido por la vía indirecta.

Lo anterior es suficiente para negarle prosperidad

al cargo; con más veras si, adicionalmente, ocurre que tampoco

logran los impugnantes demostrar un desacierto en la valoración

de las pruebas que singularizan como erróneamente apreciadas,

puesto que los documentos de folios 75 a 81, 154 a 160, 178 a

191 y 197 y 198, no fueron expresamente apreciados por el

Tribunal, razón por la cual no formó su convencimiento en ellos ni


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extrajo alguna conclusión relevante para el proceso, por lo que no

es posible atribuirle un error en su apreciación.

Y en cuanto hace a la contestación de la

demanda, aunque es verdad que Tejidos El Cóndor al responder el

cuarto hecho afirmado en la demanda admitió que "formuló por

escrito a sus trabajadores una cordial invitación a acogerse al

régimen de cesantías establecido en la Ley 50/90 (...) a cambio

de importantes bonificaciones" (folios 207 y 208), dicha

respuesta no constituye la aceptación de algún hecho que le

produzca consecuencias adversas o que releve de prueba a su

contraparte, pues la circunstancia de haber sido la empleadora

quien le propuso a los hoy recurrentes que se acogieran al

régimen especial de cesantías creado por la Ley 50 de 1990, no

significa que su declaración de voluntad haya quedado por este

solo motivo viciada, pues, como bien lo recuerda la replicante, el

ofrecimiento de sumas de dinero a los trabajadores para llegar a

un acuerdo no supone necesariamente que se esté coartando la

voluntad del empleado, quien es libre de aceptar o no aceptar lo

que se le propone.
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En su fallo el Tribunal no hizo ninguna referencia

a los artículos 19 y 43 del Código Sustantivo del Trabajo y 145

del Código Procesal del Trabajo y no los tuvo en cuenta como

parte de los argumentos que sirvieron de sustento a su decisión,

por lo que no existe fundamento alguno para aseverar que les dio

un entendimiento diferente al genuino significado que a tales

normas corresponde.

No está demás recordar que para que pueda

predicarse la interpretación errónea de la ley es menester que, sin

ninguna duda, el juzgador entienda mal el significado de la

disposición legal, al darle una comprensión que contraría el

verdadero sentido que tiene como norma; raciocinio que exige que

de manera explícita se mencione el precepto mal interpretado o

que resulte indiscutible que aun cuando no lo mencione en el fallo,

necesariamente el juzgador lo haya tomado en consideración, lo

que no acontece en este caso respecto de dichas normas.

Y si bien es cierto que el Tribunal hizo referencia

a los artículos 488 del Código Sustantivo del Trabajo y 151 del

Código Procesal del Trabajo, se limitó a señalar que en ellos se


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establece que en materia laboral la prescripción es de tres años, lo

que corresponde a lo que con toda claridad surge del tenor literal

de tales preceptos legales, por lo que no es dable endilgarle una

equivocada hermenéutica.

Sin embargo, no huelga anotar que la

prescripción de las acciones correspondientes a los derechos

regulados en el Código Sustantivo de Trabajo y en las demás

normas laborales que no establezcan casos de prescripción

especiales, es de tres años, y se gobierna por lo establecido en los

artículos 488 y 489 del Código Sustantivo del Trabajo y 151 del

Código Procesal del Trabajo, de modo que, salvo aquellos casos

en los que exista un vacío legal, que no es el presente, no es

posible acudir a lo dispuesto en las normas del Código Civil,

puesto que el artículo 20 del Código Sustantivo del Trabajo

expresamente establece que "en caso de conflicto entre las leyes

del trabajo y cualesquiera otras, prefieren aquellas".

Conviene recordar que en la sentencia del 19 de

febrero de 1997 (Rad. 8202) se explicó que "...la Corte no analiza

la prescripción desde la perspectiva que se formuló una pretensión

exclusiva para obtener la declaratoria de nulidad de un acto


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jurídico del demandante, como es la declaración de voluntad de

éste de acogerse a la Ley 50 de 1990 en cuanto al auxilio de

cesantía, pues de ser así las normas a tener en cuenta, por falta

de regulación en los códigos laborales sobre este punto

específico, serían las del Código Civil, concretamente las

contenidas en sus artículos 1502, 1513,1740 y 1750, lo que a la

postre podría dar lugar a llegar a deducciones incompatibles con

disposiciones del trabajo, como por ejemplo: que el término para

pedir la rescisión sería de cuatro años ..." (se subraya).

Asimismo debe anotarse que en la sentencia de

19 de febrero de 1997 realmente no se precisó que prescribiera

en cuatro años la acción para alegar la nulidad por vicio del

consentimiento del acto por el cual el trabajador manifiesta su

voluntad de acogerse al régimen de cesantía previsto en la Ley 50

de 1990, ya que allí en verdad se reiteró el criterio de que el

término de prescripción de las acciones correspondientes a los

derechos de índole laboral era, como regla general, el previsto en

los artículos 488 del Código Sustantivo del Trabajo y 151 del

Código Procesal del Trabajo.


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Es cierto que en dicho fallo se hizo una

tangencial referencia a los artículos 1502, 1513, 1740 y 1750

del Código Civil para plantear de manera puramente hipotética que

si lo pretendido fuera exclusivamente la declaratoria de nulidad del

acto jurídico era dable pensar que la prescripción en tal caso debía

contarse de acuerdo con las reglas que al respecto trae el Código

Civil; sin embargo se asentó que la aplicación de esas normas "a

la postre podría dar lugar a llegar a deducciones incompatibles con

disposiciones del trabajo", anticipando de esta manera que la

remisión a normas diferentes a los artículos 488 del Código

Sustantivo del Trabajo y 181 del Código Procesal del Trabajo para

contabilizar la prescripción se mostraba incompatible con estas

expresas disposiciones sobre la materia.

Por ello, aun cuando teóricamente cabría pensar

en la posibilidad de diferenciar entre el acto de declaración de

voluntad del trabajador cuando manifiesta su intención de

acogerse al régimen de liquidación del auxilio de cesantía previsto

en la Ley 50 de 1990 de todos los efectos de orden estrictamente

laboral que de allí puedan derivarse, es lo cierto que por ser

inherentes a dicha declaración los efectos legalmente previstos no


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cabe discernir entre el acto de acogerse al nuevo régimen y los

derechos y obligaciones que tanto para el trabajador, el empleador

y el respectivo fondo de administración de cesantías resulta.

Y aparte de las dificultades de orden práctico que

se ocasionarían de regirse la prescripción de la acción para

rescindir la declaración de voluntad de acogerse al nuevo régimen

de liquidación de esa prestación social por un término que podría

ser de cuatro años o de veinte años, según se trate de un vicio

que genere una nulidad relativa o absoluta del acto, al aplicar el

Código Civil para solucionar el caso se estaría desconociendo el

imperativo mandato del artículo 20 del Código Sustantivo del

Trabajo, el cual preceptúa que "en caso de conflicto entre las

leyes del trabajo y cualesquiera otras, prefieren aquéllas".

Se rectifica en esta forma el criterio expresado en

la sentencia de 27 de enero de 2000 (Rad. 12766).

Y como ya está dicho, ninguno de los cargos

prospera.
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En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de

Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia en

nombre de la República de Colombia y por autoridad de la ley, NO

CASA la sentencia dictada el 20 de noviembre de 1998 por el

Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín, en el proceso

que los recurrentes Campo Elías Arroyave Toro, Alvaro Acosta

Bernal, Alberto Arenas y otros le siguen a Tejidos El Cóndor, S.A.

Costas en el recurso a cargo de los recurrentes.

Cópiese, notifíquese, insértese en la Gaceta

Judicial y devuélvase al Tribunal de origen.

RAFAEL MENDEZ ARANGO

FRANCISCO ESCOBAR HENRIQUEZ JOSE ROBERTO HERRERA VERGARA


1 Expediente 12935

CARLOS ISAAC NADER LUIS GONZALO TORO CORREA

GERMAN G. VALDES SANCHEZ FERNANDO VASQUEZ

BOTERO

LAURA MARGARITA MANOTAS GONZALEZ

Secretaria

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