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El laberinto de la mexicanidad

Por: Julio Escamilla Meléndez

Octavio Paz
El laberinto de la soledad, Postdata, Vuelta a “El laberinto de la soledad”
México, Fondo de Cultura Económica, 2016
351 pp.

El laberinto de la soledad es una de esas obras que llega a todo mexicano en algún momento de su vida.
A algunos “les toca” leerlo como parte de alguna tarea o materia escolar; otros acuden a él por el morbo
y la curiosidad de apreciar una de las obras más laureadas en la literatura mexicana y latinoamericana,
por saber un poco más de aquel único mexicano que, no exento de polémica, ganara el premio Nobel de
Literatura en 1990.

Esta gran obra es un ensayo que intenta descifrar y desenmascarar (como dice el mismo Paz) eso que
llamamos la Historia de México y por lo tanto, al mexicano de hoy día. El autor nos da un extenso pero
bien ilustrado tour por los pasajes más representativos de su historia: desde la época precolombina con
sus distintos periodos, pasando por el México de la décima musa (Sor Juana Inés de la Cruz), luego
examinando a los incitadores de la guerra de independencia y, finalmente, desentrañando los sucesos
convulsos que vivió el país con las dictaduras, guerras, invasiones y revueltas que precedieron al
México del s. XX.

Octavio Paz se coloca en una posición de “crítico” del relato histórico y la narrativa creada en torno a
esa mezcolanza de pueblos y culturas, de valores y anti-valores que se oponen en todo momento, de los
distintos líderes, tlatoanis y caudillos que han gobernado para bien o para mal a aquello que
actualmente llamamos México, intentando nunca ponerse del lado de un bando en específico, sino
resaltando aquello que en su opinión encuentra valioso de resaltar. Aunque claro, por ratos la misma
historia personal de Paz pueda entremezclarse con sucesos que también lo tocaron a a él, como cuando
admite en Vuelta a “El laberinto de la soledad”: “ […] mi libro quiso ser un ensayo de crítica moral:
descripción de una realidad escondida y que hace daño. La palabra crítica, en la edad actual, es
inseparable del marxismo y yo sufrí la influencia del marxismo.”

En este obra el lector se verá en el espejo de la historia, comprenderá y ampliará el conocimiento de sus
orígenes como mexicano (e incluso como latinoamericano); conocerá otra forma de mirar a los actores
históricos que conforman el teatro nacional, desde los de carne y hueso como el padre Miguel Hidalgo,
Benito Juárez o Emiliano Zapata, los seres míticos que crean y recrean su ADN como Quetzalcoatl, la
Coatlicue o la Virgen de Guadalupe; y hasta las instituciones que sirven de basamento de la
configuración nacional, tales como las pirámides prehispánicas o el mismo Partido Revolucionario
Institucional, partido político sin el cual no podríamos entender el siglo XX y por qué no, los primeros
veinte años del siglo XXI.

El libro está dividido en 3 partes. La primera, es el clásico nacional El laberinto de la soledad, que
compone el cuerpo principal de la obra y contiene la crítica y el repaso histórico mencionado en el
párrafo anterior. La segunda parte, Postdata, fue publicada veinte años después de su antecesora. En
ella, el autor reflexiona y aumenta sus tesis vertidas en la primera parte a la luz de los efectos del
tiempo transcurrido y de los agitados cambios que se estaban dando en el país en el marco de dos
sucesos fundamentales en la historia moderna de México: las olimpiadas de 1968 y la matanza de
Tlatelolco. La tercera parte es una entrevista realizada por Claude Fell por el 25 aniversario de la
primera publicación del libro. En esta sección, el entrevistador confronta algunas de las tesis y
postulados de Octavio Paz en El laberinto de la soledad y en Postdata, y este, explica de manera más
directa sus razones y fundamentos como autor.

Sin duda esta obra es obligada para quién busque no solo excavar en los estratos del país y entender las
actitudes y creencias del mexicano “promedio”, también para descubrir que el peso de la historia no
necesariamente debe ser una carga y un ciclo dañino que repetir infinitamente. Dichas aseveraciones
cobran especial relevancia en este 2021, puesto que se cumplen 500 años de la caída de México-
Tenochtitlan y 200 años de la consumación de la independencia de México, recordando con ello lo que
para Octavio Paz era “nuestra historia invisible”: “[…] la pirámide mesoamericana culmina en un
espacio magnético: la plataforma-santuario […] punto de convergencia entre el mundo humano y el
divino; tiempo, es el centro del movimiento, el fin y el principio de las eras: presente eterno de los
dioses”.

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