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Universidad del valle

Facultad de Ciencias sociales y económicas


Pregrado de economía

Ficha #3
El poder de la identidad, capitulo 5. Manuel Castells
Teoría social - Gr 02

Catalina Restrepo Peña – 2242339

21-10-2022
¿El estado impotente?
En este capitulo Castells nos expone una visión del estado nación que parece cada vez
menos capaz de controlar la globalización de la economía de los flujos de información, de
los medios de comunicación y de las redes criminales. La capacidad de los sistemas de
información para transferir enormes masas de capital en cuestión de segundos hace
prácticamente imposible que los Estados y sus bancos centrales decidan sobre el
comportamiento de los mercados financieros y monetarios. Teniendo en cuenta la creciente
disparidad entre recursos y gastos del Estado, los gobiernos han recurrido al endeudamiento
en el mercado internacional de capitales, siendo por tanto cada vez mas dependientes del
comportamiento de dicho mercado. Para ilustrar esta crisis, Castells nos muestra datos
acerca de la deuda exterior en países como Estados unidos, Alemania, Reino unido y
España (1980-1993) en los cuales se observa un creciente aumento en esta cifra con
respecto al PIB, Japón viene a ser una excepción, ya que su gobierno depende enteramente
de los mismos bancos japoneses. Por otra parte, la internacionalización de la producción y
la creciente importancia del comercio exterior en el comportamiento de la economía
disminuyen asimismo la capacidad de los gobiernos para intervenir en la misma.
Situaciones similares tienen lugar en los circuitos de información científica, tecnológica o
cultural que circulan globalmente cada vez con más libertad, por ejemplo, través de un
internet que no puede controlarse excepto desconectándose de la red; un gesto desesperado
que se paga con la marginación informacional en el caso de los medios de comunicación
que combinan una división de mercados locales con una estructura empresarial y de
contenidos enteramente globalizada. Otro elemento que socava la fuerza legítima del
Estado es la penetración global de las redes del crimen organizado en las entrañas de los
gobiernos, sistemas de justicia, partidos políticos, negocios y prácticamente todas las
esferas de la vida social, esta globalización del crimen, uniendo esfuerzos entre distintas
mafias y explotando la superioridad de redes transnacionales, pone definitivamente en
cuestión la capacidad del Estado para hacer respetar el orden legal. Castells cita también
como referencia a este análisis, la crisis del estado priista mexicano y el papel de este
estado en el crimen organizado global para mostrar el modo en que la globalización del
crimen desestabiliza estados-nación poderosos y estables.
Ante tales amenazas, los Estados nación han reaccionado aliándose entre ellos, a través de
foros internacionales como las Naciones Unidas y, crecientemente, organizaciones no
gubernamentales como Greenpeace o Amnistía internacional, en los cuales se abordan los
grandes problemas planetarios tales como el medio ambiente, los derechos humanos y el
desarrollo compartido.
Castells responde a la pregunta que muchos de nosotros nos habríamos planteado con
respecto a este tema, ¿Cómo puede ser impotente el Estado cuando posee una capacidad
tecnológica formidable y controla una cantidad de información sin precedentes?, pues ante
esto, nos dice que pese a los distintos mecanismos mediante los cuales el Estado ha ejercido
un poder de vigilancia sobre la sociedad, hoy las nuevas tecnologías y el nuevo sistema de
medios de comunicación han aumentado de forma exponencial la vulnerabilidad del Estado
ante los medios, por lo tanto, ante el mundo empresarial y la sociedad en general, así, en
términos históricos relativos, hoy el Estado es mas vigilado que el vigilante.
Con respecto a la identificación del estado, según Castells, No todas las identidades son
capaces de encontrar refugio en las instituciones de los gobiernos locales y regionales pues
las identidades que tienden a ser inclusivas utilizan su control de las instituciones
regionales para ampliar las bases sociales y demográficas de su identidad. Así, esta
problemática deja estados-nación vacíos que van a la deriva en la altamar de los flujos
globales de poder.
Ahora bien, pese a su desbordamiento por flujos globales y a su debilitamiento por
identidades regionales o nacionales, el Estado nación no desaparece y durante un largo
tiempo no desaparecerá, en parte porque en el confluyen muy poderosos intereses, sobre
todo los de las clases políticas nacionales, y en parte también porque aun es hoy uno de los
pocos mecanismos de control social y democracia política de los que disponen los
ciudadanos.
Aunque las formas del Estado nación persisten, su contenido y su practica se han
transformado ya profundamente, según Castells estamos presenciando, al mismo tiempo la
crisis del estado-nación y la explosión de los nacionalismos. Así, hemos pasado a vivir en
una nueva forma política, el estado de Red. Por tanto, no estamos ante el fin del Estado, ni
siquiera del estado-nación, sino ante el surgimiento de una forma superior y más flexible de
Estado anclado a la sociedad, pues Castells sostiene que los estados-nación que se
mantienen fuertes en medio de la turbulencia histórica, cono Japón o Corea del sur, lo
hacen basándose en la homogeneidad social, y la identidad cultural.

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