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José Nicolás Gómez Polania

Universidad Santo Tomás

Maestría Gestión del Talento Humano

Película: PRIVATE LIFE

Sin duda, y todavía para muchos, la reproducción sigue siendo uno de los aspectos más relevantes

dentro del desarrollo como ser humano. Y es que, si bien es un proceso fisiológico, un estado para

el cual el cuerpo de una mujer se prepara cada mes con la ovulación, biológicamente, no es un

proceso fácil de lograr como algunos lo hacen ver y definitivamente, son muchas las variables que

tienen que confluir para que el milagro de la vida se materialice en un ser humano sano al cabo de

nueve meses de gestación.

La infertilidad, reflejada en la película: private life, aún desconocida para muchos y para otros un

tema tabú, se conoce como la imposibilidad de lograr el embarazo posterior a 1 año de relaciones

sexuales sin protección. En Colombia, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Demografía en

Salud (ENDS) 2015, el 12,1% de las mujeres de 15 a 49 años que desean uno o más hijas o hijos

han tenido problemas de fertilidad, concentrándose esta problemática en el grupo de mujeres de

40 a 44 años con el 25.4%. Este último grupo, concuerda con que muchas mujeres en virtud del

deseo de crecimiento profesional y en parte, por la situación económica del país postergan la

maternidad, acordándose de esta o considerándola en muchos casos después de los 35 años.

Biológicamente, y a diferencia de los hombres quienes producen espermatozoides todos los días

de su vida, las mujeres, nacen con un número finito de óvulos, lo que implica, que después de los

35 años, la cantidad y la calidad de estos disminuye siendo los 40 años el punto de mayor
velocidad de declive en donde las posibilidades de lograr un embarazo por vía natural son

menores del 5% llevándolas a recurrir a tratamientos de fertilidad de alta complejidad como lo es

la fertilización in vitro (FIV), el cual eleva las posibilidades del 5% al 25-30% usando óvulos propios

y hasta un 57% utilizando óvulos donados, usualmente provenientes de mujeres jóvenes, en su

gran mayoría menores de 30 años, en teoría sanas y con un carácter anónimo con el objetivo de

evitar cualquier tipo de relación entre los receptores y el aportante del material biológico, pues

uno de los puntos críticos de este filme, demuestra como una relación con una donante de

gametos ( espermatozoides o oocitos) puede tener implicaciones desde el punto de vista ético, no

solo para los receptores sino para el futuro bebé, donde su madre biológica, puede corresponder

en el contexto familiar a una tía, prima o hermana abriendo paso a la posibilidad de confusión de

roles durante la crianza del futuro bebé y dando lugar a conflictos entre los futuros padres, el hijo

y la donante.

Es por esto, que según el ente regulador nacional, INVIMA determina que la donación en Colombia

debe ser anónima, para proteger la figura tanto de la donante como de los receptores y todas

aquellas perturbaciones que pueden presentarse durante la crianza del futuro bebé, a pesar de

que en algunos países, se permite la donación de gametos entre familiares, desde el punto de vista

ético no es correcto, si bien se pueden establecer los roles desde el momento mismo de la

concepción de la idea de la donación, en el momento del nacimiento del bebe, pueden

estrecharse algunos lazos generando dificultades entre los familiares quienes podrían reclamar la

responsabilidad del material biológico y por tanto la custodia legal del menor producto de la

donación, en este caso de óvulos.

A pesar, de ser los tratamientos de fertilidad, una herramienta que eleva las posibilidades de

lograr tener un hijo, de conformar una familia, de cumplir el sueño anhelado para muchos de ser

padres, desafortunadamente, esta descubierta por los servicios de salud obligatorio, lo que implica
que estos, son procedimientos particulares, que como demostró la película son costosos, llevando

en medio del desespero y la ansiedad por lograr un hijo y muchas veces presionado por la

sociedad, a adquirir prestamos, incurrir en deudas, hipotecas y ventas de bienes preciados, con tal

de conseguir los recursos que puedan financiar este tipo de tratamientos, sin mencionar la cuota

emocional que estos procesos implican, la incertidumbre, de apostarle una fortuna a tratamientos

que si bien aumentan las posibilidades, no garantizan el 100%, y como en la película algunos sin

resultados positivos, llevando a la frustración, muchas veces con rupturas de parejas debido a la

ansiedad, a la culpa por los resultados negativos con iliquidez financiera y un vacío por la ausencia

de un anhelo que a pesar de todo esfuerzo no pudo ser.

Con respecto a este punto álgido, el estado en un intento por incluir dentro del plan

complementario de salud a los tratamientos de infertilidad, presentó hace dos años ante el

congreso un proyecto para incluir los tratamientos de alta y baja complejidad (inseminaciones

intrauterinas, inducciones de la ovulación, fertilizaciones in vitro con o sin donación de gametos)

reconociendo que esta según la organización mundial de la salud (OMS), es una enfermedad que

no solamente implica una alteración biológica del eje y órganos reproductores sino además, tiene

un efecto importante en la esfera mental con trastornos como la ansiedad y la depresión

alterando el ámbito laboral y familiar de los pacientes que la padecen.

Sin embargo, debido a la pandemia y en el déficit de recursos derivado de esta problemática

mundial, con patologias que implican morbilidad y mortalidad en la sociedad y por tanto que

requiere recursos para estrategias de prevención y promoción de la salud, se hundió la propuesta

sin nuevas proposiciones hasta el momento y con un panorama oscuro que parecer ser, no va a

tener un final inclusivo.


Así entonces, las parejas con infertilidad, continuarán desprotegidas por el servicio de salud

mientras que en otros países hace parte de la atención medica y en el entre tiempo, se verán

obligados ya sea a buscar financiaciones para costear los tratamientos o sometidos a un duelo

profundo por no tener las capacidades para ser padres, y en ese proceso, la sociedad que

desconoce la problemática seguirá siendo un agente inquisidor, ignorante del daño que con

comentarios o juicios a priori pueden causar en las parejas y puntualmente en las mujeres, que al

parecer son las que mayor carga llevan en este camino pedregoso de la infertilidad.

Es un hecho, que la sociedad machista que aún persiste descarga toda la problemática en las

mujeres, desconociendo que hasta el 40% de las causas de infertilidad son de origen masculino y

en el 20% de los casos son desconocidas, lo que se conoce técnicamente como infertilidad

inexplicada determinando que la etiología es compartida y no es responsabilidad de una sola

parte. Muchas parejas a raíz de esta situación se acaban por la ausencia de los hijos, y muchos

hombres terminan sus matrimonios por búsqueda de su descendencia en otra mujer.

Además, esta falta de oportunidades lleva a buscar otras alternativas poco legales como la

búsqueda de niños recién nacidos de madres con escasos recursos que ven en otras parejas y en

algunas veces a cambio de dinero, la oportunidad de que sus hijos tengan una mejor oportunidad

de vida.

Definitivamente, la infertilidad no es solo un diagnóstico sino, una problemática social que ha

incrementado a lo largo de los años y que con seguridad lo seguirá haciendo, pues una de las

mayores causas es la baja reserva ovárica que está condicionada, como previamente lo

mencionamos, a la edad de las mujeres, quienes desconocen durante el culmen de su periodo

reproductivo las posibilidades que tienen de cara al futuro para proteger su potencial reproductivo

con estrategias, como por ejemplo la congelación de óvulos, estrategia que muchos ven
innecesaria pero que a largo plazo, no solamente le permitirá a la paciente la posibilidad de usar

sus óvulos joven sino que además le podrá ayudar en costos en un posible escenario donde no

pueda concebir hijos de manera natural debido a la edad.

Así, entonces, la congelación o vitrificación de óvulos como se conoce técnicamente, es un proceso

que, entre otras no solo podría favorecer a mujeres jóvenes sanas que tienen la intención de

postergar su maternidad por condiciones personales, laborales o económicas, sino además es una

oportunidad de oro, para aquellas mujeres jóvenes e incluso adolescente con enfermedades como

el cáncer, donde los tratamientos tiene efecto deletéreo en los ovarios y por supuesto tienen

consecuencias en el potencial reproductivo del futuro. Desafortunadamente, muchos

profesionales aun siendo de la salud, desconocen la importancia que tiene para algunas mujeres,

la posibilidad de ser madre y consideran que el aspecto reproductivo no es relevante en el

contexto de una enfermedad donde según su concepto prima la resolución de la enfermedad

primaria y no de las secuelas que este incluso a nivel emocional pueda tener. Ahí entonces, cobra

vida la congelación de óvulos en estas mujeres, que debería al menos para esta población ser

cubierto por el plan obligatorio de salud.

Esta película, sin duda encarna la realidad por la que atraviesan muchas parejas alrededor del

mundo, refleja fielmente el sentimiento de muchas mujeres, la ansiedad, la culpa por la que

atraviesan las personas que postergan una etapa sin la consciencia de que en un futuro las

posibilidades pueden disminuir. El conflicto entre parejas es también demostrado a través de las

dos horas de la película, donde uno a otro, en momentos de profunda frustración intentan

destinar responsabilidades por los resultados no alcanzados. El cansancio, la ansiedad de un

proceso, pone de lado el verdadero propósito de una pareja enfocándose en un solo objetivo:

tener un hijo, descuidando la relación y llevando en muchos casos a la ruptura, que incluso puede

darse durante los procesos de reproducción asistida, abriendo otro escenario de discusión ética y
legal como lo es la potestad de los embriones cuando una vez creados por una pareja no pueden

ser transferidos, pues la custodia y autorización es compartida requiriendo el permiso de ambos

para la continuidad del proceso.

Este tema espinoso, es solo otra arista del proceso pero que claramente incurre en procesos

legales, tediosos y muchas veces sin contexto jurídico claro, pues en muchos centros de fertilidad

no son claros con las responsabilidades que cada uno de los miembros de la pareja tiene sobre los

embriones conformados con el material genético de los dos o de uno de ellos.

Y si de hablar de temas espinosos, se trata una de las mayores discusiones éticas recae sobre el

destino de los embriones cuando no tienen como fin la transferencia a algún útero. Los embriones,

considerados por la iglesia como seres vivientes, que según alguna de las teorías católicas

impartidas por Santo Tomás y San Agustín, los embriones atraviesan el proceso de la animación

(adquisición del alma) desde el momento de la organogénesis conformado una integridad con el

cuerpo y es el único principio vital del ser humano, es decir, que donde hay vida hay alma. Esta

discusión se seguirá manteniendo entre religiosos y científicos, los últimos quienes no consideran

como seres vivos a los embriones y, por tanto, consideran la posibilidad de incluirlos en estudios

de investigación.

La infertilidad despierta entonces, dentro de la misma sociedad, muchas discusiones éticas y

morales. Es objeto de críticas religiosas, en algunos casos ofensivas, pues manipular las células que

generan la vida y posteriormente los embriones a los que algunos consideran como objetos

portadores de almas es un completo pecado, una ofensa contra el Dios que da la vida y que, si

decide no permitirle a una pareja ser padres, obedece a una voluntad o un castigo por algo

cometido durante sus vidas. Muchos aún en su pensamiento ortodoxo, no ven a la medicina

reproductiva como una herramienta que esta al servicio de las parejas que por alguna razón no
pueden tener hijos de manera espontanea sino como un medio pecaminoso y en muchos casos

capitalista que busca la obtención de dinero a través de tratamientos que en muchos casos no

garantizan la posibilidad de embarazo.

Promover la vida a través de tratamientos artificiales, debería ser considerado un recurso, y un

objeto de ayuda para muchos que anhelan la conformación de una familia y que muchas veces se

ve limitado por el factor económico. La empatía, para estas parejas y fundamentalmente en estos

momentos es clave, sobre todo por parte de la familia. Fue claro, durante la película como algunos

se oponían al tratamiento, haciendo más difícil la realización de este, sin embargo, fue

fundamental como el apoyo de otros, en este caso, la sobrina que dona sus óvulos para que

puedan lograr su deseo, sin duda es un gran aliento para la pareja que en medio de la frustración y

el duelo por no lograr ser padres de manera “natural” o mejor llamada espontánea renuncian a su

aporte genético con tal de vivir el sueño de ser padres.

Este tema, debe llamar a diferentes aspectos, uno de ellos es la empatía y la prudencia frente a las

parejas con infertilidad, partiendo desde la familias con un trato humano, reconociendo la

dificultad que este diagnóstico genera, pero sin duda, lo más importante será el facilitar los

recursos por parte del estado, haciendo más asequibles las herramientas y los canales a las

parejas para que a través de diferentes medios: tratamientos reproductivos o adopción puedan

muchas personas lograr el objetivo de conformar una familia.

Es necesario, como sociedad hacer un llamado al estado para que reconozca a la infertilidad como

enfermedad y a sus tratamientos como necesarios dentro del plan obligatorio de salud (POS) para

que se busquen estrategias que al menos bajo ciertas condiciones establezcan los parámetros

sobre los cuales las parejas con limitaciones económicas pueden acceder a estos tratamientos.
Los profesionales de la salud, por su parte, deben ser idóneos y solidarios con el proceso,

facilitando los canales que por el momento están disponibles para estas parejas como lo es el

derecho a la tutela, pero sin duda, lo más importante es la concientización entre las mujeres

jóvenes, y hoy más que nunca cuando la vida profesional prevalece sobre la personal la cual

incluye los planes de la maternidad.

Por otro lado, es importante sensibilizar a las mujeres sobre el potencial reproductivo, haciéndoles

conocer las diferentes posibilidades que actualmente existe como la congelación de óvulos para

preservación de la fertilidad. Lo fundamental, siempre será, el trato humano y digno en mujeres

en edad reproductiva y en parejas con problemas de infertilidad, la empatía, la solidaridad con

ellos es fundamental para hacer de estos procesos, un camino más llevadero.

Referencias:

1. Instituto de fertilidad humana. (sf). Obtenido de:

https://www.inser.com.co/

2. Ministerio de salud de Colombia. (sf.) Obtenido de:

https://www.minsalud.gov.co/

3. Practice Committee of the American Society for Reproductive Medicine; Evidence-based


treatments for couples with unexplained infertility: a guideline; fertility and sterility: 2020

4. Observatorio de bioética, Universidad Católica de Valencia. (s.f.). Obtenido de


https://www.observatoriobioetica.org/2015/10/el-alma-del-embrion-the-embryo-soul/
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