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Hay cinco tipos de huesos en el esqueleto: planos, largos, cortos, irregulares y sesamoideos.
La función de los huesos planos es proteger los órganos internos como el encéfalo, el corazón y los
órganos pelvianos.
2. Los huesos largos soportan el peso y facilitan los
movimientos
Los huesos largos, más largos que anchos, incluyen el fémur (el hueso más largo del cuerpo)
La función de los huesos largos es soportar el peso del cuerpo y facilitar los movimientos.
Los huesos cortos se ubican en las articulaciones de la muñeca y el tobillo y proporcionan estabilidad y
permiten algunos movimientos.
4. Los huesos irregulares tienen formas complejas
Los huesos irregulares varían en forma y estructura y, por lo tanto, no caben en ninguna otra categoría
Con frecuencia tienen una forma bastante compleja, que ayuda a proteger órganos internos. Por
ejemplo, las vértebras, huesos irregulares de la columna vertebral, protegen la médula espinal. Los
huesos irregulares de la pelvis (pubis, ilion e isquion) protegen órganos de la cavidad pelviana.
Los huesos sesamoideos son huesos que están incluidos en tendones. Estos pequeños huesos redondos
habitualmente se encuentran en los tendones de las manos, rodillas y pies. La función de los huesos
sesamoideos es proteger los tendones del estrés y el deterioro. La rótula, comúnmente denominada
patela, es un ejemplo de hueso sesamoideo.
El sistema óseo de un/a adulto/a está formado por 206 huesos y se encarga fundamentalmente de
proteger los órganos y dar movimiento al cuerpo juntamente con el sistema muscular.
Esqueleto Axial
El esqueleto axial es el conjunto de huesos que conforman la
parte estática o poco móvil, del cuerpo humano, además tiene
diversas funciones, una de ellas es proteger las partes
blandas, también servir como eje central corporal y superficie
para la inserción de músculos y tendones.
El esqueleto axial está conformado por 80 huesos que forman
las siguientes estructuras:
Cráneo (29 huesos)
Bóveda craneana: formada por 8 huesos, se corresponde
con los huesos frontal (1), temporal (2), parietal (2),
occipital (1), etmoides (1) y esfenoides (1).
Cara: formada por 14 huesos, que son en pares los
huesos cigomático, maxilar, nasal, palatino, cornete
nasal y lagrimal, una unidad de los huesos mandibular y
vómer.
Oído: formado por 6 osículos, 3 de cada lado, el martillo,
yunque y el estribo, articulados forman una especie de
puente entre el tímpano y la ventana oval, para la
transmisión del sonido.
Hueso hioides: hueso único, impar, ubicado en la región
anterior del cuello, su característica principal es que no
se articula con ningún otro hueso.
Esqueleto Apendicular
El esqueleto apendicular está formado por las extremidades
superiores e inferiores, los omoplatos, las clavículas y la
pelvis. Los omoplatos y las clavículas sostienen extremidades
superiores y las unen con el esqueleto axial. Lo mismo hace la
pelvis con las extremidades inferiores. La función principal del
esqueleto apendicular es el movimiento.
Extremidades Superiores: El hombro está constituido
por la clavícula, el omoplato y el extremo superior del húmero.
La clavícula es un hueso largo con forma de “S”, que se
encuentra entre el omoplato y el esternón, con los cuales se
articula. El omoplato es un hueso par, con forma de triángulo,
localizado en la parte posterior y superior del tórax, que se
articula con el húmero y la clavícula. El brazo está
comprendido entre el hombro y el codo; está integrado por el
húmero, un hueso par largo, cuyo extremo superior hace
parte de la articulación del hombro, y su extremo inferior
contribuye a formar el codo, donde se articula con el
antebrazo. El antebrazo está constituido por dos huesos largos
y pares, llamados cúbito y radio; éstos se disponen
paralelamente y en sus extremos inferiores se articulan con
los huesos de la mano que forman parte de la articulación de
la muñeca. La mano la conforman 27 huesos agrupados en
tres regiones: el carpo, el metacarpo y los dedos.