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APÉNDICE: Deconstrucción

Deconstrucción es un término que estaré usando a menudo en estos estudios. Las similitudes entre el relato bíblico y los mitos y
leyendas circundantes de los pueblos contemporáneos se están dando a conocer cada vez con más frecuencia. A la escuela crítica le
gusta ver en esta evidencia que la Biblia no es más que otro mito, o que está repitiendo mitos que ya existían. Mi enfoque es que la
Biblia verdaderamente alude a los mitos y leyendas que Israel habría encontrado, y muestra qué parte de ellos son verdaderos y
cuáles no lo son; y, especialmente, muestra la supremacía máxima del Dios de Israel sobre los supuestos dioses y semidioses de
otras religiones. Los dioses del submundo, cuyas características fueron paulatinamente entremezclándose con las clásicas pero
equivocadas imágenes de 'Satanás', se han escogido separadamente por motivo de alusión y deconstrucción. El objetivo en todas las
alusiones a ellos es deconstruirlos y, de este modo, demostrar su efectiva inexistencia, en que su función en la vida humana está en
realidad en las manos del Dios de Israel, Yahvéh. Así, los ninivitas habían crecido creyendo en héroes divinos que eran tragados vivos
por monstruos, pero que emergía vivos; y Dios escogió subvertir esa creencia haciendo que su hombre, Jonás, saliera vivo del gran
pez a fin de darles testimonio de su Verdad. Visto de este modo, la Biblia hebrea se puede entender como un extenso llamado a
rechazar las nociones paganas de la figura de 'Satanás'. Este tema continúa en el Nuevo Testamento, cuyo lenguaje a menudo alude
a creencias incorrectas [más aún, en demonios] precisamente a fin de deconstruirlas.

Stephanie Dalley ha traducido un texto titulado "Erra e Ishum" (22) que su colofón lo fecha al tiempo del rey asirio Asurbanipal. Erra
era el nombre del dios del submundo. Hay asombrosas similitudes entre este documento y los profetas bíblicos, especialmente
Nahum, quien escribió en un contexto asirio. A continuación va un ejemplo (los números de página se refieren a Dalley):

"Porque ellos ya no temen a mi nombre... yo aplastaré a su pueblo" (p. 298). Mal 1:6; Num. 14:11

"¡Ay, de Babilonia!" (p. 304). Jer. 50:27; Nah. 3:1

"¿Cómo podéis confabular maldad contra dioses y hombres?" (p. 301). Is. 45:5-7

"¡Nadie puede prevalecer ante ti en tu día de ira!" (p. 310). Nah. 1:6

"Erra se airó y su rostro miró para aplastar y destruir a su pueblo, pero Ishum, su Ez. 6:8 etc.
consejero, lo apaciguó para que dejara un remanente (p. 311).

"Los montes se sacudieron, los mares se embravecieron ante el resplandor de Nah. 1:5
su espada" (p. 302).

"El día brillante se convertirá en tinieblas [ante mí]… Yo destruiré los rayos del Am. 5:18; 8:9; Joel 3:15
sol; yo cubrirá la faz de la luna en medio de la noche" (pp. 292, 297)

"Yo cercenaré la vida del hombre justo... y la del inicuo" (p. 298). "I will cut off from you both righteous and
wicked" (Ez. 21:4)

Las alusiones bíblicas a este lenguaje son para mostrar que el Dios de Israel, como el único Dios verdadero, es a quien se ha de
temer, y ningún otro dios del submundo, o la figura de 'Satanás'. Esta eficaz práctica de re-escribir los textos no era poco común en el
mundo bíblico. Wilfred Lambert ha observado: "...el mundo antiguo no tenía títulos adecuados ni sentido de los derechos literarios, ni
sentían aversión por lo que nosotros llamamos plagio. Las épocas subsiguientes a menudo re-escribieron textos antiguos" (23). Y
además: "Los autores de cosmologías antiguas eran esencialmente compiladores. Su originalidad se expresaba en nuevas
combinaciones de temas antiguos, y en nuevas presentaciones de ideas antiguas. La falsedad no era parte de su oficio" (24). La
epopeya de Gilgamés se ha analizado que evidencia "la adaptación de obras anteriores de diversos géneros, algunos de los cuales se
emplean dentro de su nuevo contexto literario de una forma contraria a su intención original" (25). La Biblia hace lo mismo, pero bajo
inspiración divina. Y mi argumento en estos estudios será que lo hace particularmente con referencia a falsas ideas, aunque
populares, acerca del mal, el pecado y la figura de 'Satanás'. A veces estas ideas aluden al lenguaje de los mitos que se usa y
efectivamente se usa a fin de invertir y deconstruir esas ideas. Inicialmente, Dios dio el texto de la Biblia hebrea para guía de su
pueblo Israel, un grupo de personas en gran parte analfabetas, bombardeados por todos lados por los mitos y leyendas de las
sociedades que los rodeaban. Y Dios, por medio de su palabra, les hablaba de esos problemas que ellos enfrentaban, enseñándoles
la verdadera posición, y dando a conocer esas falsas ideas por lo que realmente eran. Y así se ha observado que "nadie que esté
familiarizado con las mitologías de los mundos antiguos, primitivos y orientales puede acudir a la Biblia sin reconocer contrapartes en
cada página, transformadas, sin embargo, para que entregue un argumento contrario a las fes más antiguas" (26).

Notas

(22) Stephanie Dalley, Myths From Mesopotamia, Creation, The flood, Gigamesh, and Others, (Oxford: O.U.P., 1991).
(23) W. G. Lambert & A. R. Millard, Atra-Khasis, The babilonian Story of the Flood (Winona Lake, Indiana: Eisenbrauns, 1999), p. 5.
(24) Wilfred G. Lambert, "A new Look at the Babilonian Background of Genesis" en Richard S. Hess and David Tsumura, eds., I Studied
Inscriptions From Before the Flood: Literary And Linguistic Approaches To Genesis 1 — 11 (Winona Lake, Indiana: Eisenbrauns, 1994) p. 107.
(25) C. L. Seow, "Qohelet's Autobiography" en Astrid B. Beck, ed., Fortunate The Eyes That See (Grand Rapids: Eerdmans, 1995) p. 285.
(26) Joseph Campbell, The Masks of God, vol. 3, Occidental Mythology (New York: Viking Arkana, 1991), p. 9.

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