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MÓDULO 2

DICTAMEN
Que atento a la cantidad de solicitudes de reajustes previsionales y dado la mala
liquidación de cálculos de los mismos es que vengo a informar, la situación por que
seria conveniente que los beneficiarios se asesoraran de sus derechos vulnerados.

Que por resolución emitida por la Anses, se obtiene el haber mensual


previsional cuyo monto actual asciende a la suma de $ 690. Dicho haber se concedió en
el marco de lo dispuesto por la ley 18.037 (t.o. 1976).
Conforme el art. 49 del mencionado texto legal, el haber inicial se obtiene
actualizando las remuneraciones de los tres mejores años comprendidos dentro de los
últimos diez inmediatamente anteriores al cese definitivo de tareas.
Dicha actualización es realizada por el Organismo Previsional mediante
coeficientes que proporciona el Poder Ejecutivo, aplicándose además un índice de
corrección del haber inicial. Obtenida la suma así actualizada se le aplica el Sistema de
Movilidad de Coeficientes, conforme lo dispuesto por los artículos 2 y 53 de la Ley
18.037. La resolución administrativa referida determina, la legitimidad formal y
regularidad, del otorgamiento de la prestación. En tanto, el cálculo de la determinación
del haber previsional inicial (artículo 49 de la ley 18.037), es viciado por la utilización
de coeficientes de actualización e índices de corrección fijados arbitrariamente; la
movilidad de los haberes posteriores (artículo 53 de la ley 18.037), es realizada, al igual
que los índices de corrección, en forma arbitraria e ilegítima, sustituyendo la movilidad
real (prometida por ley), en función de las variaciones del nivel general de las
remuneraciones por un incausado, y por ende ilegal, índice de mero reparto, consistente
en pretender que se debe abonar a los beneficiarios en la medida de la recaudación de
los activos. Dichas irregularidades, consistentes en la publicación en el Boletín Oficial
de índices y coeficientes falsos, fueron ocultadas a los actores previsionales y, por ende,
a la actora.
Tal procedimiento de actualización arroja sumas por demás
desproporcionadas entre los haberes del activo y del pasivo. Finalmente, desde que
obtuvo el beneficio, el haber total del actor ha quedado congelado no percibiendo, en
concepto de movilidad, los incrementos correspondientes.
Ello motiva la presentación de una solicitud de Reajuste de Haberes ante la
ANSES.
Abundante es la jurisprudencia del Supremo Tribunal declarando “la
invalidez constitucional de las normas legales y reglamentarias cuya aplicación conduce
a una desproporcionada reducción de los haberes previsionales, con claro apartamiento
de los derechos consagrados en los arts. 14 bis y 17 de la Constitución Nacional”
(“Rolón Zappa V” sent. del 30/9/86; “Méndez” 30/7/85, “Ferró” 8/10/85, “Tallo”
22/4/86, “Ibáñez” 10/12/85 y Fallos 267:196, 279:389, 300:84, 294:144, 297:146 y
305:2083), para sólo citar algunos de ellos.
Sin duda existe una doctrina que con mucho tiempo y esfuerzo elaboró la
Excma. Cámara Nacional de la Seguridad Social y la propia Corte Suprema de Justicia
durante estos largos años, y cuyo cumplimiento perseguimos. Pero no debe perderse de
vista que dicha doctrina no hace sino exigir el leal cumplimiento de la Ley 18.037, tal
como se ha explicitado en los parágrafos anteriores.
No puede soslayarse que la movilidad de los haberes es una garantía
constitucional que conserva su vigencia más allá de la ley de convertibilidad, en tanto se
encuentra amparada por la Ley Suprema en sus artículos 14 bis y 17, y que tal como lo
viene sosteniendo actualizada jurisprudencia de la CNASS “se torna operativa
cualquiera sea la causa por la que se incrementen las remuneraciones, así sea esta la
mayor productividad.” (Sala III, sent. 60028 del 24/10/94, inédita).
En cuanto a la movilidad de la prestaciones el art. 7 inc. 2 de la ley 24463
establece: “A partir de la vigencia de la presente ley todas las prestaciones de los
sistemas públicos de previsión de carácter nacional tendrán la movilidad que
anualmente determine la Ley de Presupuesto. Dicha movilidad podrá ser distribuida en
forma diferenciada a fin de incrementar las prestaciones mínimas. En ningún caso esta
movilidad podrá consistir en una determinada proporción entre el haber de retiro y las
remuneraciones de los activos”.
El objeto de la presente demanda se centra en la noción de “movilidad”. El
derecho a la misma, presenta las siguientes características, a saber:
a).- Derecho subjetivo exigible;
b).- de rango constitucional;
c).- de carácter alimentario;
d).- con contenido económico;
e).- protegido por la garantía de propiedad;
f).- sujeto en su reglamentación a los principios de legalidad y razonabilidad.
Si aceptamos estas bases, que difícilmente podrán ser negadas por la
demandada, podremos concluir que el 7 de la Ley 24.463 es inconstitucional.
Para ello dividiré el análisis en los tres períodos que determina el art. 7, a
saber:

1.1. Hasta el 31/3/91

La Ley 24.463 establece que para este período las prestaciones deben
ajustarse según el Índice del Nivel General de las Remuneraciones, con lo cual
acordamos.
Sin embargo, cuando la Ley transcribe el Índice en un Anexo, en principio
innecesariamente por su carácter público, corta su serie a Enero de 1991.
Ello se traduce en una confiscación del 29.08% de aumento jubilatorio, pues
tal es la diferencia entre los índices de Enero y Marzo de 1991.
Ese recorte fue el único fin de la norma, ya que el resto es el enunciado del
art. 53 de la Ley 18.037 (t.o. 1976), con lo cual disfraza de reconocimiento una
confiscación.
En consecuencia se solicita la declaración de inconstitucionalidad del Anexo
I de la Ley 24.463 por vulnerar los derechos de los arts. 14 bis y 17 de la Constitución
Nacional al no computar el Índice del Nivel General de las Remuneraciones de los
meses de Febrero y Marzo de 1991.

1.2. Entre 1.4.91 y 29.3.95

Respecto a este período, la ley 24.463 se refiere en “forma retroactiva” a


derechos adquiridos bajo el imperio de otra norma, en el caso el art. 53 de la ley 18.037
t.o. 1976.
La ley en cuestión dice en su art. 10 punto 2: “La presente ley...no se aplica
retroactivamente respecto de haberes correspondientes a períodos anteriores a su entrada
en vigencia”. Hasta aquí no habría cuestionamiento alguno; sin embargo el art. 7 punto
1 “b” determina que las prestaciones correspondientes al período en análisis “...se
ajustarán según las disposiciones oportunamente aprobadas por el Ministerio de Trabajo
y Seguridad Social de la Nación y por organismos de su dependencia...”
El tiempo verbal utilizado por la norma cuando dice “se ajustarán”, qué
sentido tiene?, si las “disposiciones” ya fueron dictadas por el Ministerio de Trabajo, es
obvio que ya se aplicaron. Por el contrario, si no se dictaron aún, entonces qué sentido
tiene la expresión “oportunamente aprobadas”.
Sin duda su objetivo es el de otorgar carácter normativo a la pretensión de la
demanda de que la Ley 23.928 derogó el art. 53 de la Ley 18.037 t.o. 1976, aseveración
que fue refutada por la doctrina y jurisprudencia.-
Durante el período analizado rigió el art. 53 referido hasta el 12/10/93, y a
partir de la Ley 24.241, la movilidad fue determinada por el juego de sus artículos 160 y
32. Por consiguiente, los parámetros a considerar son:
4/91 al 9/93: las variaciones del Índice del Nivel General de las
Remuneraciones.
10/93 a 3/95: las variaciones del Índice del Nivel General de las
Remuneraciones extendido.
En términos reales, la variación total del período 1.4.91/29.3.95 representa
un 93.58% de incremento en el Salario Medio, la cual no fue trasladada a los haberes de
los pasivos, traduciéndose ello en una ostensible confiscación, por lo que se solicita la
declaración de inconstitucionalidad del artículo 7, punto 1 “b” de la Ley 24.463.

1.3 Desde el 30.3.95

Sin duda, el dictado de la Ley 24.463 apunta exclusivamente a la movilidad


de las prestaciones previsionales.
Así, con el propósito de convertir al derecho de movilidad en un mero
enunciado vacío de todo contenido, dicha ley vino a:
Derogar el art. 160 de la Ley 24.241;
Calificó al sistema previsional como “de reparto asistido”, delegando en la
Ley de Presupuesto de cada año la determinación de la movilidad a producirse durante
el período anual de su vigencia.
Respecto a la primera medida, el art. 160 de la Ley 24.241 establecía un
nuevo mecanismo de movilidad de las prestaciones previsionales, basado en la variación
del AMPO.
Sin embargo, en cuanto fue necesario cumplir con lo dispuesto, dicho
artículo es derogado aduciendo “inconvenientes” en su aplicación.
Es claro que la Secretaría de Seguridad Social estaba dispuesta a aplicar la
movilidad del AMPO en tanto no variara.
Al derogarse el art. 160, quedó sin aplicación el último aumento del AMPO,
determinado por la Res.SSS 126/95. Esta norma fijó en $72 su valor, lo cual implicaba
un 14.29% de incremento respecto de su valor anterior de $63.
En síntesis, se consigue la derogación retroactiva de una movilidad
“devengada” y “ganada” por los haberes previsionales desde el 1.7.94 al 31.12.94.
Por ello solicito se declare la inconstitucionalidad del punto 1 del art. 11 de
la Ley 24.463 por considerar que la derogación retroactiva del art. 160 de la Ley 24.241
que deja sin efecto la aplicación de la Res. 126/95 SSS, resulta confiscatoria.
Respecto a la segunda medida, veamos los alcances de los arts. 1° puntos 1 y
3 y 7° punto 2, que establecen:
“Los sistemas públicos de previsión de carácter nacional son sistemas de
reparto asistido...”
Si bien no hay derecho adquirido alguno que pueda oponerse a la declaración
de un régimen como el de reparto, el haber a percibir por los beneficiarios debe
acordarse dentro de las pautas constitucionales que imparte el art. 14 bis al Estado.
...las prestaciones...tendrán la movilidad que anualmente determine la Ley de
Presupuesto...”
Esta remisión a una ley futura no significa movilidad alguna. Ambas leyes,
24.463 y la de presupuesto, tienen el mismo rango normativo, por consiguiente no
acuerdan ningún derecho, sólo es una expresión de deseos del legislador.
“...el Estado Nacional garantiza el... pago de las prestaciones de dichos
sistemas, hasta el monto de los créditos presupuestarios expresamente comprometidos
para su financiamiento por la respectiva Ley de Presupuesto...”
De igual modo, impone una condición a través de una ley futura,
prohibiendo cualquier utilización, para la movilidad, de índice alguno. Sencillamente un
disparate.
“... en ningún caso esta movilidad podrá consistir en una determinada
proporción entre el haber de retiro y las remuneraciones de los activos.
Indudablemente el destinatario de esta disposición es el Poder Judicial, y el
objetivo que los jueces no acudan a pautas remuneratorias para reconocer el derecho a la
movilidad posterior a marzo de 1995, y a su vez justificar el futuro incumplimiento de
sentencias pasadas en autoridad de cosa juzgada y pendientes de ejecución.
Esto constituye una clara vulneración de la división de poderes, en tanto
pretende resolver los casos judiciales en trámite y justificar el incumplimiento de los
que ya tienen sentencia.
Por consiguiente, se solicita se declare la inconstitucionalidad del
tratamiento que otorga a la movilidad del haber la Ley 24.463 (arts. 1° punto 3; 7°
Anexo I y puntos 1 “b” y 2; 11 punto 1) por desconocer los derechos de los arts. 14 bis
y 17 de la Constitución Nacional.

1.4 Desde el 01/01/2002 al 31/12/2006

Recientemente, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, con fecha 26 de


noviembre de 2007, determinó la inconstitucionalidad del Art. 7 inc. 2º de la ley 24463
en los autos 'Badaro, Adolfo Valentín c/ ANSES s/ Reajustes Varios', estableciendo
así un nuevo período de movilidad comprendido entre el 01 enero de 2000 al 31 de
diciembre de 2006 según los índices de variación de salarios que estipula el INDEC, ya
que 'consideró que correspondía al Congreso de la Nación fijar los incrementos
mediante las leyes de presupuesto, de acuerdo con lo dispuesto por el art. 7, inc. 2, de la
ley 24.463, pero que hasta el año 2006 no lo había hecho y esa omisión había
producido, a partir de la crisis del año 2002, un severo deterioro en las condiciones de
vida del apelante, que juzgó particularmente evidenciado por las variaciones registradas
en los indicadores económicos.' Corresponde resaltar aquí los argumentos que utilizó la
Corte para arribar a tales conclusiones, que 'señaló que el art. 7, inc. 2, de la ley 24.463,
que vino a sustituir los procedimientos derogados, únicamente atribuyó una
competencia, pero que no sólo era facultad sino también deber del Congreso fijar el
contenido concreto de la garantía en juego. Ello es así porque la Constitución Nacional
ha reconocido el derecho a la movilidad no como un enunciado vacío que el legislador
puede llenar de cualquier modo, sino que debe obrar con el objeto de darle toda su
plenitud, que no es otra que la de asegurar a los beneficiarios el mantenimiento de un
nivel de vida acorde con la posición que tuvieron durante sus años de trabajo (Fallos:
279:389; 280:424; 292:447; 293:235; 300:84, 571; 305:866; 328:1602).' 'Que ese
mandato no fue cumplido en las oportunidades y con el alcance exigido por el art. 14 bis
de la Constitución Nacional. Para conferir eficacia a la finalidad protectora de la ley
fundamental, su reglamentación debe guardar una razonable vinculación con los
cambios que afectan al estándar de vida que se pretende resguardar, lo que no sucede si
el régimen en cuestión termina desconociendo la realidad que debe atender (Fallos:
327:3677), con correcciones en los haberes que se apartan por completo de los
indicadores económicos.' 'Que tal defecto se comprueba en el caso pues, frente a subas
en el nivel de precios del 91,26% en el período examinado y modificaciones en los
salarios del 88,57%, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos, la prestación
del actor se encuentra alcanzada sólo por el incremento general del 11% dispuesto por el
decreto 764/06 en ese mismo lapso, guarismos que acreditan suficientemente la pérdida
invocada por el apelante.' además al respecto cabe destacar que 'la ley 26.198, que
aprobó el presupuesto general de la administración nacional del año 2007, convalidó las
modificaciones en los valores mínimos de las prestaciones dispuestas en los decretos
391/03, 1194/03, 683/04, 1199/04, 748/05 y 764/06, el suplemento por movilidad
establecido en el decreto 1199/04 y el incremento general de los beneficios dispuesto
por el citado decreto 764/06 (art. 48). Que la ley 26.198, que aprobó el presupuesto
general de la administración nacional del año 2007, convalidó las modificaciones en los
valores mínimos de las prestaciones dispuestas en los decretos 391/03, 1194/03, 683/04,
1199/04, 748/05 y 764/06, el suplemento por movilidad establecido en el decreto
1199/04 y el incremento general de los beneficios dispuesto por el citado decreto 764/06
(art. 48). Que, por otra parte, otorgó un aumento del trece por ciento (13%), a ser
percibido por todos los jubilados a partir del 1º de enero de 2007 sobre los importes
correspondientes al 31 de diciembre de 2006 (art. 45); fijó el haber mínimo en la suma
total de quinientos treinta pesos ($ 530) mensuales (art. 46) y autorizó al Poder
Ejecutivo a conceder en el curso del año incrementos adicionales en las prestaciones,
cuando la evolución de las finanzas públicas lo permitiera (art. 47), lo cual se concretó -
después de que la Corte oyera a las partes sobre la ley- a través del decreto 1346/07, que
incrementó las prestaciones en un 12,50% a partir del 1º de septiembre del corriente
año.' Aquí no debe dejarse de lado que los mencionados incrementos no han
recompuesto la prestación sino que la han dejado en un nivel muy inferior a los haberes
de actividad actividad, 'al respecto cabe señalar que el fallo dictado en la causa fue
preciso al detallar la omisión legislativa que la Corte había advertido y el daño derivado
de ella, por lo que no podían suscitarse dudas respecto del contenido de la norma cuyo
dictado se estimó necesario: debía reparar adecuadamente el menoscabo sufrido por los
beneficiarios que percibían haberes superiores a los mínimos por la falta de una
oportuna adaptación a los cambios en las condiciones económicas.'

LA CRISIS DEL AÑO 2001

Ahora bien, más allá de lo expuesto hasta aquí, es necesario realizar un


análisis de la movilidad de los haberes en general a partir del año 2002 puesto que,
anteriormente prevalecieron condiciones de estabilidad en los precios. De hecho la
inflación medida por el INDEC, muestra entre 1995 y el 2001 una variación total del -
3%.
La situación contraria ocurre a partir de la crisis del año 2002. El cambio de
política económica, especialmente el abandono del régimen de convertibilidad, implicó
el desencadenamiento de un intenso proceso de aumentos de precios. En este marco la
movilidad de los haberes vuelve a tener importancia.
Tomando como referencia el periodo de diciembre de 2001 y septiembre del
2005 los precios al consumidor crecieron un 68, 9 %. Si se toma como referencia el
costo de la canasta básica alimentaría que también publica el INDEC la variación en el
mismo periodo fue del 87 %. También cabe considerar como una variable de contexto
relevante la evolución de los salarios. Aunque, en este caso, las dinámicas según
sectores son dispares, el dato más relevante son los salarios del sector privado formal.
Según el índice de Salarios y Coeficientes de Variación Salarial elaborado por el
INDEC, el salario promedio en el sector privado registrado aumentó entre diciembre del
2001 y agosto del 2005 un 78,1 %.
Teniendo en cuenta los nuevos criterios que impone la Ley de Solidaridad
Previsional, más allá de lo dicho anteriormente, es importante analizar el
comportamiento de los ingresos del sistema de seguridad social. En base a datos
difundidos en el sitio web de la Anses, complementados con datos difundidos por el
ministerio de Economía y Producción, se puede estimar que los ingresos provenientes
de aportes y contribuciones aumentaron desde el año 2001 hasta septiembre del 2005 un
57 %. Por otro lado los ingresos tributarios crecieron en dicho periodo un 162 %. Esto
implica que los ingresos totales de la Anses han crecido en esos años un 101 % y
continúan creciendo. Este es el monto mínimo que de acuerdo a la normativa legal
vigente tiene que tomarse como regencia a los fines de instrumentar el criterio de
movilidad previsto en el artículo 14 bis de C.N.
Mientras que los ingresos de la Anses crecieron más del 100 %, los
aumentos decretados por el Poder Ejecutivo apenas llegan al 50 % (aumento del haber
mínimo, reducción del 13 % para los haberes previsionales establecido por resolución
107/01, aumento de las jubilaciones y pensiones cuyo monto no superen los $ 1000)
Esto implica un diferencia demasiado grande como para no considerarla una violación a
los criterios de ajuste que fija la Ley de Solidaridad Previsional reglamentando el art.,
14 bis de la C.N. Más aun si se tiene en cuenta que se han desviado recursos públicos
hacia finalidades socialmente mucho menos prioritarias. Sólo a título de ejemplo cabe
considerar que el presupuesto administrativo de la Anses para el año 2005 superó en un
146 % el contemplado en el año 2001, con un crecimiento del 327 % en el rubro de
servicios no personales. Otros ejemplos de cómo los recursos públicos se han asignado
en función de prioridades distintas a las que fija la Constitución surgen de la Ley de
Presupuesto de 2006. Allí se señala entre los motivos que justificaron desvíos de gastos
durante el ejercicio 2005: el pago de honorarios a los agentes organizadores de la
reestructuración de la deuda ($ 350 millones), subsidios a los ferrocarriles ($ 200
millones), asistencia a empresas públicas ($136 millones) y para sostener el sistema
eléctrico ($ 430 millones).
La desproporción entre los aumentos decretados por el Poder Ejecutivo y los
ingresos que dispuso para concederlos (variable que la norma vigente fija como criterio
de movilidad) no se distribuyó homogéneamente entre todos los beneficiarios sino que
ha afectado gravosamente a quienes perciben haberes superiores al mínimo. A quienes
perciben superiores a $ 1000 no se les incrementó el haber salvo la reducción del 13 %,
mientras que los restantes se vieron beneficiados sólo con el reajuste del 10 %
establecido en septiembre de 2004.
Por eso y atento lo dispuesto por la Corte en el caso “Kot”, las leyes deben
ser interpretadas de acuerdo a las situaciones imperantes en que rigen y a las vicisitudes
y los momentos que vive cada país, el Tribunal sosteniendo que las leyes no pueden ser
interpretadas sin consideración a las nuevas condiciones y necesidades de la comunidad,
porque toda ley, por naturaleza, tiene una visión de futuro, y esta destinada a recoger y
regir hechos posteriores a su sanción (Fallos 241:291, pag. 300 y considerando 7mo in
fine del voto de los jueces Maqueda y Zafaroni, antes mencionado).
No hay motivos económicos que justifiquen la negativa a aplicar el art. 5 de
la ley 24.463 ya que éste artículo garantiza su plena ejecutividad de manera automática
y sin traumas financieros para el Estado al establecer que la movilidad de los haberes
tiene que ser en función de los ingresos del sistema. Mucho menos se puede alegar
argumentos jurídicos que justifiquen semejantes desproporciones. Ninguna ley, decreto
y demás normas puede disponer quitas de esta magnitud, sin caer en confiscatoriedad de
los haberes, y así lo ha entendido la Corte Suprema de Justicia de la Nación y otros
fallos de consideración, han expresado en reiteradas oportunidades (Fallo leading case
“Sánchez”; causa V.967.XXXVIII. “Vizzoti, Carlos Alberto c/ AMSA S.A. s/ despido”,
sentencia del 14 de septiembre de 2004, considerando 8vo, párrafos 3 y 4 –La Ley,
2005/10/04, p. 5; IMP, Rev. 19/2004, p. 142; DT, Rev. 9/2004, p. 1211-); Excma.
Cámara de la Seguridad Social, Sala Segunda, con voto del Dr. Luis Rene Herrero:
“Ibáñez, Máximo c/ Anses s/ Reajustes Varios”; “Itzcovich, Mabel c/ Anses s/
Reajustes Varios” (sentencia del 29 de marzo de 2005, voto de los jueces Maqueda y
Zaffaroni) “Cinco pensionistas vs. Perú” (Corte IDH. Sentencia del 28 de febrero de
2003. Serie C Nro. 28; este último fallo merece mención especial ya que mediante el
análisis del derecho interno del Estado parte, se concluyó que a partir del momento que
los denunciantes se acogieron al régimen de jubilaciones previsto en la normativa en
que se encuadra el caso, adquirieron el derecho a que sus pensiones se rigieran en los
términos y condiciones previstas en aquellas. Los pensionistas adquirieron un derecho
de propiedad sobre los efectos patrimoniales del derecho a la pensión, de conformidad
con la legislación interna y con el art. 21 de la Convención Americana (punto VII,
párrafo 103 de la sentencia citada). En consecuencia, reconoció que las presuntas
victimas tenían un derecho adquirido a la pensión y, más precisamente, a una pensión
cuyo valor se encontrara nivelado.
Mas aún, la conducta del Ejecutivo a lo largo de estos últimos años implica
la alteración del “status previsional” adquirido por el recurrente al tiempo de acceder al
beneficio, afecta derechos adquiridos e incorporados definitivamente al patrimonio,
vulnerando el derecho de propiedad (art. 14 y 17 C.N.), el de movilidad jubilatoria (art.
14 bis C.N.) y los tratados internacionales suscriptos por el país.
Cabe recordar que la Excma. Corte Suprema ha dicho desde antiguo que el régimen
previsional se incorpora al patrimonio del beneficiario en modo definitivo por lo que
resulta amparado por el art. 17 C.N. (fallos 235-783; 242-40; entre otros). Sostener lo
contrario seria una violación flagrante de la igualdad ante la ley y se soslayaría el
carácter integral e irrenunciable que reconoce la Ley Suprema a los beneficiarios de la
seguridad social. (Fallo “Pulcini, Luis Bednjamin…” Sentencia del 26/10/89).
Por último la aplicación de los ajustes no puede constituir una decisión que
dependa exclusivamente de la voluntad del Poder Ejecutivo, que es quien esta obligado
al pago, violando la garantía de propiedad. En este sentido es de vital importancia
mencionar el razonamiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el ya
mencionado caso “Cinco pensionistas contra Perú”, la misma dijo: Sin desconocer la
facultad del Estado para imponer limitaciones al goce del derecho de propiedad por
razones de utilidad pública o interés social, en el caso de los efectos patrimoniales de las
pensiones –monto de las pensiones- ratifica que los Estados sólo pueden reducir lo que
el Tribunal denomina “pensión nivelada” por la vía legal adecuada y en la medida que
no contradigan el propósito y razón de las mismas, condenando la modificación
arbitraria de los parámetros de determinación del monto de aquella con la consecuente
reducción del beneficio (punto VIII, párrafos 112, 116 y 121, entre otros de la sentencia
citada). En razón de lo expuesto, la Corte Interamerica declaró que el Estado parte violó
el derecho de propiedad privada, el derecho a la protección judicial e incumplió las
obligaciones generales en los términos de los arts. 21, 25, 1.1 y 2 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (punto XIII, párrafo 187, de la sentencia citada).
Para ello el Tribunal Internacional construyó algunos principios de interpretación
importantes para resolver cuestiones como las presentes. En primer término, señaló que
conforme el art. 1 de la Convención “es ilícita toda forma de ejercicio del poder público
que viole los derechos reconocidos por la Convención”. En segundo término, que el
deber general del art. 2 del tratado implica la aplicación de medidas en dos vertientes:
“Por una parte la supresión de las normas y prácticas de cualquier naturaleza que
entrañen violación a las garantías previstas en la Convención, por la otra, la expedición
de normas y el desarrollo de prácticas conducentes a la efectiva observancia de dichas
garantías”.

CONCLUSIÓN

En los últimos meses se incrementaron los juicios contra el Estado por mala
actualización de haberes jubilatorios: desde septiembre crecen a razón de 200 nuevas
presentaciones por día. Este ritmo duplica los registros de hace apenas seis meses.
Además, hace apenas dos meses se aprobó una ley de movilidad jubilatoria que entrará
en vigencia a partir de 2009, pero que no resuelve los reclamos de casi un millón de
jubilados que recibieron aumentos inferiores a los que determinó la Corte de Justicia.
El incremento de las demandas por falta de movilidad quedó admitido en un escrito que
los jueces de primera instancia elevaron al presidente de la Cámara Federal, Bernabé
Chirinos.
Según el texto, en septiembre se iniciaron unos 500 expedientes en cada juzgado, lo que
hace un total aproximado de 5.000 causas (a razón de 200 por día hábil).
Las demandas de los jubilados se incrementaron luego del fallo Badaro de la Corte
Suprema que ordenó ajustar los haberes por el período enero 2002 a diciembre de 2006
en un 88,6 por ciento de acuerdo con la evolución del nivel general de los salarios del
INDEC.
Aunque el Gobierno otorgó varios aumentos generales, un sector de jubilados -más de
un millón- recibió en esos 5 años incrementos inferiores al 88,6%. Así, en base a la
doctrina de la Corte, un gran sector pasó a reclamar en la Justicia el pago retroactivo de
la diferencia y el reajuste de los haberes que están cobrando.
Es por eso que resulta procedente solicitar todo tipo de reajuste ante la Administración
Nacional y el Poder Judicial dado que los haberes de los jubilados no se encuentran
acorde al ritmo de vida y a la situación económica actual.

Dr. Carlos R. Solis


ABOGADO

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