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El Coste de Oportunidad
El Coste de Oportunidad
oportunidad
~ or más ricos e influyentes que seamos, nillll.ca tendr emos
tiem p o suficiente a lo lairgo del dfa para b.acer todo lo que
queramos. La economfa se ocupa de este piroblema zi través de
fa noción de coste de oportunidad, que send.lfaim.ente plantea
la cuestión de si nuestro tiempo o dinero estarían mejor
in vertidos en otiro lugar.
Cada hora de nues tro tiempo tiene un valor. Cada hora que dedica-
mos a un empleo dado podría, con cierta facilidad , utilizarse de forma
diferente, ya sea en otro trabajo, en dormir o en ver una película.
Cada una de estas opciones tiene un coste de oportunidad diferente , a
sabe r, lo que nos cuestan en oportunidades perdidas.
Supongamos que queremos ver un partido de fútbo l. La primera posi-
bilidad es ir al campo, pero las entradas son caras e ir y volver del es-
tadio n os tomará un par de horas de mucho tráfico. ¿Por qué no meJor,
pod ríamos razon ar, lo vemos en casa y usamos el dinero y el tiempo
que ahorramos en cenar con unos amigos? Eso es el coste de oportuni-
dad: el uso alternativo de nuestro tiempo y dinero.
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:..! Otro ejemplo nos lo proporciona la decisión de ir o no a la universi-
111 dad. Por un lado, habría que tener en cuenta que los años dedicados al
estudio reportan abundantes reco mpensas, tanto en términ os mtelec-
tuales como sociales, como el hecho de q ue los licenciados tienden a
disponer de mejores oportunidades laborales. Por otro, habría que con-
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siderar los costes de las matrículas, de los libros y del trabajo que es
necesar io rea lizar pa ra aprobar cada curso. Sin embargo, esca forma de
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plante::i.r el problema pasa po r a lto el coste de o portunidad: los tres u
cua tro años que pasa mos en la universidad podrían ded1cc1 rse fJc1l-
men te a un empleo re mu ne rado, en el que adc: mc1 de dinero en efec-
u vo ganaría mos una valiosa expen enci c1 labo ral q11e mejornría nue:-
tro c urríc ulo.
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con ideraban el meta l una inversión poco rentable, míen , (Ji.'J ::;.;;~~iDfm;¿ ,:'•:e
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tras que, de haberse invertido en valores como bonos del ~Üé4'fi1fü f;
Estado, ese mismo dinero habría crec ido de forma cons,
cante a lo largo de ese mismo período. Por tanto, e l T esoro decidió
vender el oro a un precio medio de dosc ientos setenta y sei dólare la
o nza a cambio de varios tipos de bon os.
Poco h abrían podido prever que menos de una década después el pre-
cio d e l oro aumentaría bruscamente hasta poco menos de nove 1en-
cos ochenta y un dó lares la onza, lo que significa que el or que JOr-
don Brown vendió po r tres mil qu ini ento millo ne· de dó lare , hoy
va ldría unos doce mil quini en tos millone . El gob1ern0 de l Remo
Unido obtuvo a lgunos benefic1 s a l in ver1·ir el producw de la venrn ,
pero n ada compa rab le a lo q ue habrí;i pod ido ga nar i hubiera dejJdo
e l o ro d o nde esrnba pa ra venderlo rn ~ - carde . E ·t 1 sirve pa ra ilu trM
uno d e los pe ligro, d e l coste d e opo nunidad: no :mima a creer q ue l,is
rn :mza n a!> el ·1vecino sie mpre o n mejo re .
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