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Por
Jesús Montoya
marzo 19, 2019
Queda claro a todos que, como seres humanos, se está propenso a cometer errores,
y más en el ámbito contable (aplicación de NIF B-1) y fiscal, ya que con tanto cambio
y con la llegada de nuevas normas contables es evidente que los errores que se
cometen no son de manera intencional, sino más bien por desconocimiento. Pero
bueno, hay que recordar que el desconocimiento de las leyes fiscales y de las normas
contables no eximen a nadie del cumplimiento de éstas.
A decir verdad, debe tomarse en cuenta que los errores contables de igual manera
impactan en la información financiera que presentamos a los directivos y que, por
dichos errores, ellos no puedan tomar las decisiones financieras y que pudiera
repercutir en sus flujos de efectivo, en la necesidad de solicitar un crédito bancario,
en la adquisición de nueva maquinaria, en negociaciones con nuevos clientes y/o
proveedores, y así entre otros análisis.
Existe una norma contable que se ha dejado en el olvido, ya que por darle mayor
importancia en lo fiscal, no se hacen correcciones a los errores de manera
retrospectiva (hacia atrás) y por ahorrar tiempo (si así se le puede llamar), se corrige
en un mes solo para no “mover las cifras y la declaración ya presentada en el SAT”, o
peor aún, “en el pago definitivo del IVA”.
Esta NIF describe las normas de presentación y revelación de los errores contables
que una entidad debe corregir y cómo y de qué manera tiene que hacerlo, así como
también indica como revelar esta situación en los estados financieros.
Para poder entender esta NIF B-1, hay que tener en mente las siguientes definiciones:
La NIF B-1 refiere que los errores que se cometieron en ejercicios anteriores deben
corregirse al momento en que estos se conocen, es decir, corregir el efecto dentro
del periodo anterior como si éste nunca hubiera existido. Los errores más comunes
que se comenten al momento de realizar los registros contables es por
desconocimiento de la aplicación de una norma, de utilizar cualquier información
financiera errónea, errores aritméticos en alguna corrida como son depreciaciones y
amortizaciones.
Cuando tenemos errores dentro de la contabilidad, pero por varios factores no sea
posible corregir de manera retrospectiva, ya sea porque la anterior administración no
dejo suficiente información para poder determinar ajustes o no exista documentación
muy valiosa.
La NIF B-1 tiene la bondad de llamar “impráctico” a este tipo de situaciones que no
permiten ajustar los saldos de manera retrospectiva y sugiere hacerlo de manera
prospectiva, es decir, ajustar en el periodo más actual.
Caso práctico de un ajuste retrospectivo.
Una compañía tiene sus estados financieros al cierre del ejercicio 2018 y 2017 y el
auditor al estar revisando ambos ejercicios se percató que el contador omitió el
reconocimiento de una depreciación de edificios y de maquinaria y equipo por
cantidades de $ 350,000. y $ 175,000., respectivamente, en los dos ejercicios, esto
por una mala corrida en su papel de trabajo de depreciación. Los estados financieros
2018 y 2017 se presentan de la siguiente manera antes de que el auditor propusiera
el ajuste retrospectivo.
Al consultar la NIF B-1 se percata que este tipo de ajuste debe registrarse de manera
retrospectiva, ya que se tienen todos los elementos para poder realizarlos y se llega
a la conclusión que el error que se cometió, aunque no fue con intención, se derivó
de cálculos aritméticos equivocados.