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-.

-~tlos F. Matute Gonzlfez


HERMANN HELLER

Teoría del Estado


Edición y pr6logo de GBBHART N1EMEYBB

JJ
FONDO DE CULTURA ECONóMICA
MÉXICO
6ECX::aos sr.a,~llA
O C IA L
L A R E A L ID A D S
I
LA REALlDAD SOCIAL COMO ÉFECTIVIDAD HUMANA
i. d. Ethik., etc., 1921; ScmtÉ R: Die Stelluitg des
· $cJDlL5'\: b,r F_()NJ_Sálismus
ft:{;nsche1J . im ~SfflQs, 19_~8; Ltt: Indiv~ uu~ und Gemeimeha~, .
1926;
d4s Erkenn tnisob7eltt bei Marx, 1925; KoitsCH :
M.tusEL: LJ,.fern4c~u~~bt _uber
Marxismus •na Philbsophte, 1930.

Si d Estado es una unida d que actúá en la realid ad histórico-social. ne


pddemós esqü_ivar el examen, siquiera sea somero, de la difícil cue;ti 6n
itfcré,nte al caráct er de esta realidad social. El punto de partid a ha •de t
seé:aquí la t~~~a rhehta l e inconmov~b]e afirma ción de que la realidae.
d Yl~ J
s0e1al es efecuv1dád hurna ha, es realid ad efect.u ada por el hombr
La realidad sociál no puede set consid erada n i como una realidad
subjé""tiva de viYeo da ni como rea1idad exb;asubietiva. Un realismo con-
;~ent e habrá de ver, en la realid ad, un "ser indepe ndient e de tóda
relación con el yo", con lo q uedará desplazado el centro activo por
j pata el cual únicar nehte existe la realidad social¡,# Es muy cáfacterís-
~ la_maner a como se representa al Estado esa doctti na de 1a reaHd ~:
'ia_coruhicta de un deten ninád t, número de indivi duos regula da p# el
coht~ ido de ciertds libros" (Drics ch, Wirklichkeitslehre, 1922, pp. 10 s.,
204). Pero, dé otra párte, la realid ad subjetiva de vivencia talfi!')o-
co 'puede ronfw ndirse conla realidad social, por la rawn de que tsta
nímca puede ser pensa da como simple actualitas intrapsfquica, ~no
. que és siempre tirta efectiv idad que int~rvíene casual mente en el mund eo
eKteino, opera ndo bajo las condic iones objetivas de la natt1raleza y .d
la, historia que, con frecue ncia, trascie ndén de la cónciencia. Esta reáli-
dád social-human a ue actúa causal mente so re la natura leza la
sócl a no uede determ inarse n mente media nte el análisis
noíncno ógico de a fQl)ciencia; por___esQ tiene razón itt cuan o e:t-,
du de . . . . . as las a ru aciones sociales ué reci-
san en los indivi duo r un uerer" ncami na os
_ada aqu as, y por tanto, · ' todo lo que se · refiera _a un obrar un1fi-
1

~do. y regu1ádo en el sentí ~ de- 1a €Ort)artidad y CO'ncerniente .ª ~ta


c~rno tal" (pp. 408, 410, además 66 s.). De este xñ?<fo, queda exclui da
de las considéraciones de Lltt casi toda la realidad social y, espeéial-
mente, la del Estado. ·
·· Solamente un déscon ocimic nto de la situacióñ ., teal pudo mover
8 Sinend a conce bir --en abiert a opasic i6n con su doctri na de ta inte·
. gt'~QÓn- a la realid ad del Estado como la de "una región de la realida d
Espíritu~}" (p. 12) . · ~
85
86 LA REALIDAD SOCIAL COMO EFECTIVIDAD
HUMANA
En cambio Marx y Engels, por los años 1845 y 1846
tica de la ideología alemana que, dado el estado pres
no ·ha perdido todavía actualidad, habían descrito ent~ ael \l~a en.
ya en e ª ciencia
términos, el carácter de la realidad politico-soctal.
,:La tnuy . claro~
ial y el Estado nacen, en fonna ininterrumpida, de los
pr:gan~ció11
e determinados individuos, pero no de éstos tal com
o los ~SOs ~1tales
rerresentación propia o ajena, sino tal como ellos realm
ente soltnagina !a
ta como obran y producen materialmente, tal com
o actúannd es decir,
determinados límites y bajo determinados supuestos
y condicio:ntr~ de
pendientes de su albedrío" (Marx-Engels-Archiv, 1,
pp. 206 s.)es 1nde·
Así, pues, en el concepto de la realidad social apar
ecen unid
forma in~ a¡able, los dos rooroeoios de la efectivid
ad subjeti;, en
\ hombre y~ sus condiciones objetivas; :gues los Qombres hacen su Qd
i a historia son "con· untamente el autor el actoi: de su ro
io dr$
arx, Elena der ie, PP· s. . n es e ere r SI mism o
en este.renovado engendrarse a sí mismo, consiste la
realidad social. N~
cabe admitir en ella la presencia de fuerzas prod
uctoras que existan
fuera e independientemente del hombre, ni tamp
oco de "relaciones";
todo lo suprapersonal, lo mismo que lo infrapersonal
, ha de ser actua-
1 ( lizado por la ~rso na humana, para que sea socialme
nte eficaz. En nues·
tra exposició~ \!:ernos de referimos con frec
1 uencia a esas "conexiones
\ suprapeí:sonales de la naturaleza y la cultura;
pero
ueden ser consideradas como u factores" de la re · en ningún ca~

~
social sino que
1 son o motivo, condición, GStímulo u obstáculo de
la
ocial que existe, a saber, la actividad humal}jJ Si así única realidad
no
íuerzas o relaciones exteriores al hombre se convierte se piensa, esas
.~ en sujetos de la realidad social, haciéndose del ·hom
n, enóneamente,
bre su predicad~.
1' Sin embargo, lo que, en la activjdad humana, tiene
vidad social lo ue no lo tiene no es cosa ue valor de ef~u-
f 1
amos det mar
r nuestras · ue res' m en e la ·'
i ara as ue todo incluso la isla Uto ía es un alida
eso. emos de apelar a los finnes puntos de ·apayo y al d·sól~d_ i
·eto-ob' eto
ue d
o encua, 1-'
míen estra actividad sub' etiva ofrecen la
1
J
yas naturales cultura es.l i se considera al conj
dones como e matenal que se entrega a cada nuev
unto de est3:~:ona~
di
! 1 a generao ~ado
que lo·transforrne en una nueva fonna histórica, habr
emos aprov~mo y
la parte científicamente más valiosa, depurada de
t~o.
naturalismo, del materialismo histórico (Heller, Sozi economid Na·
almnus un
tion, pp. 33 s.; además, Freyer, p. 92) ;
Para llevar, pues, a cabo nuestro propósito de inda l realidad
gar ª hombre
peculiar del Estado, debemos, primeramente, repte 1
sentamos ]c1 mundo
real actuando bajo las condiciones naturales y cultu
rales
que le circunda.

!
'
1 ' 1
L.

LA REALlDAD SOCIAL COMO EFECTIVIDAD HUMANA 87

Om relaci6n a la Teoría del Estado, sólo nos cumple ocupamos de


alidad palítico-social del hombre. Desde los tiempos de Bacon
1
ª.: en el pensamiento occidental, la tendencia a considerar al valo;
f¿~tiv idad social del hombre como el único o, al menos, el más alto,
ea la realidad social como la única verdadera existencia humana.. Pres-
~ndiendo de otras consideraciones, tal reducción del hombre a su fun-
ción de efectividad social es, incluso desde el punto de vista de una
actUal Teoría del Estado, inadmisible. Desde que se ha podido formular.
Ja afirmaci6n que contiene la frase de Orígenes: "nec ulla nobis magis
res aliena quam publica'\ no puede ya dársele carácter absoluto en
nuestro ·mundo cristiano-occidental al valor de efectividad social del
hombre. Es cierto que la investigación sobre los aspectos político y eco-
n6mico de la vida terrena se intensifica a partir del Renacimiento. Pero
con el Renacimiento nace también un individualismo que es el resul-
tado de la secularización de la idea del absoluto valor del álma indivj-
dual, convertida en el concepto de autonomía, y que de tal modo ha
· a.rraigado en el espíritu de Occidente que sólo podrá destruirse cuando
·se destruya nuestra cultura. Que la creencia activista en lo terrenal no
fue nunca, ni siquiera en el siglo x1x, la única dominante, lo prueba
el gran ascendiente que alcanzó Kierkegaard y su lucha contra Hegel.
Cuando Marx, coincidiendo en eso con el idealismo alemán, consi-
. ... ~~.,..,.. , ; 1 , el reino d " · e de las fuerzas
I ción e fi establecidos r é
.mismo'' (Capital, III vol. II, pp. 951-52; cf. Heller, o it enkrei-
se, 1926, pp. 119 s.), lo que con tales palabras quiere expres es la ar
destacada importancia de las condiciones sociales para todo pcsihle "des-
tino del hombre". Pero cuando el mismo Marx, por lo demás también
aquí concordando con Fichte, estima que la liberaci6n del hombre adven-
drá cuando el individuo se convierta en "ente genérico" (Nachlass, 1,
P· 424), cuando, en fin, el individuo humano se le aparece únicamente
como "encamación de la soc.ialidad" (Meusel, pp. 60, 84 s.), hay que
ver en ello el síntoma de una posible "enfermedad mortal", tan peli~s a
para la existencia del alma individual como para la de la sociedad
entera_. Pues refiriéndose al mundo político europ eo,~~ lta evidente
que s1 el individuo se disuelve por completo en la sociedad, su más

se traduce en efec~
{ e?trañable manadero de energía, incluso de la que . . .
vidad_ social, menguará en medida ~1annante.
Siguiendo a Scheler (Formalismus, pp. 584 ss.), d1stmgu1remos,
Pues, dialécticamente la " rso íntima" de la " rso ial", vere- _
· idad · o un momento e to s
indudable que la persona íntima no se halla par comple to sustraída
al influjo de la sociedad y del Estado, ni dejan de penetrar tampoco
sus radiaciones en ]a sociedad. Pero, por su intenci6n, no es la persona
88 LA - REALIDAD SOCIAL COMO EFECTIVIDAD HU
~IA.,.~A
actuante con efectividad social bajo las condiciones d
e natu l
cultura. ra eza y
Sentado lo que antecede, empero, la Teoría del Estado d
dad ha de ocu arse el hombre en cuanto éste , Y e la SOcie-
1
·social y estatal. ~•y que recordar aquí aquello de que el h:mbealidad
. interesa a la sociedad y al Estado es el que se manifiesta re que
como objetivamente efectivo en lo social, y no como a sí mis;n su vida
\ hombres aparece. "No le mires la boca sino los puños" pod ~ oda 0tros
armente p1ásuca,
. con Lutero, con lo, quena ecirse,
en manera smgu . l
mente, no se trata de subestimar el valor social efectivo del' lenatur?l-
sino expresar que lo que el individuo diga de sí mismo y su .~~ªJe,
superficial" d~~n estar ,sometidos al control de s~ efectividadcSOcitu;,

\.tl'-jha
\_ Para descnbu el caracter de este hombre efectivo socialmente h .
1\ • , que hacer, en primer término, la trivial pero fecunda afirmación de q:)
d:
t
de ser captado Por la ciencia de la realidad como una unidad
~e}• alma y ~!"1erpo; po~que el hombre no actúa so.bre la realidad social como
una un1on cualqmera de alma y cuerpo, smo corno una unidad dia-
-\ A, léctica de ambos elementos. Si el hombre, por sus procesos corporales,
tJ". ' se halla or corn leto inse a · ' ca'üsal de naturaleza
también todo proceso COfPoral, producido de modo causal, se a la
incluido en el mundo de vivencias psíquicas del hombre, y todos los
hechos de nuestra existencia vital afluyen al todo de la conexión espiri-
tual de vivencias (Scheler, pp. 429 ss.). "Todo lo que podemos decir
de la 'esencia' del espíritu incluye la comunidad con el mundo de lo
J corporal" (Litt, p. 167). Y, con mayor motivo, las afirmaciones toda1
e ha oan sobre la actividad socialmente eficaz del hombre son a la
vez re u e c:ocia •
or esa razón, la realidad social aparece, como el hombre, penetta?,a ~
c~píritu, pero, como él también, no puede ser considerada como p~-
ritu". Y al modo como el hombre sólo puede actuar con sentl O ª
.f
través de lo corporal, la realidad social por él actuada, sólo 1?11_edc ;;!"
<:onccbida como una unidad cor oral de sentido. Cualq~ier ~ue
t:onccpción es ina misib e a causa de lo inseparable de la conexión e,
<.:ultura y naturaleza. ~ d'ciones
Aunque, en fo que sigue, analicemos separadamente las con ~lvidar.
naturales y culturales de la efectividad social, no se debe nunca unidad
1 por ser cosa fundamental, que se trata de dos momentos de unaepresen·
· que so'I o nuestro pensar ¿·1scursn·o
. l'ect1ca • separa y nuestra r
el,a
tación distingue.
JJ>

II
coNDICIONES NATURALES, DE CARÁCTER GENERAi.:,, DE
LA REALIDAD SOCIAL

A FiscHER: "Psychologie d. Gesellschaft" (Hdb. d. vergleichenden Psycholo-


. gie n, 4), 1922; LE BoN: La psychologie des foules (1895), ed. alem., 1919;
TARDE: Les lois sociales (1898), ed. alem., 1908; McDouGALL: The group
mind, 1927; FREUD: Massenpsychologie und Ichanalyse, 1921; A. AnLER:
Handb. u. Theorie d. Individualpsychologie, 1924; BouSQUET: Grundr. d.
Soziologie nad-1 Vilfredo Pareto, 1926; CoLM, artículo "Masse", en Hdwb.
d. Soziologie, 1931, PP· 353 ss.; WATSON : Der Behaviorismus, ed. alem., 1930.

En contra de toda suerte d e racionalismo, cuyo propósito ~ .explicar la~~-


realidad por la razón 1 debe sostenerse la tesis de que la realidad social""'-\\S-0
;-= una unidad dialéctica de naturaleza y cultura, condicionada siempre
r" la total conexión cósmica. D e este modo, la aparición y desapari-
ción el sujeto de la realidad social_. n acimiento y muerte del hombre,
el cambio de las estaciones y el sucederse de las horas del día, son
fenómenos elementales d e la 1vtura1eza, sin los que no se puede hablar
de una .realidad social. Es, a menudo, de tal volumen el influjo in-
aprchensible que sobre ésta ejercen, no tan sólo esos formidables hechos
de la naturaleza, respecto a los cuales el hombre cumple esencialmente
un papel pasivo, sino aun aquellos otros que utiliza y pone al servi-
cio de su actividad social, que apenas si tiene sentido considerar a la
realidad social como "espíritu". El propio Dilthey, aunque sin extraer
sus lógicas consecuencias metodológicas, lo admite, al decir: "Las
g_uenas, por ejemplo, constituyen una parte capital de todas las histo-
nas, pues éstas, en su aspecto de política, tienen que ver con la voluntad
de los Estados y esta voluntad se presenta en armas y se impone mediante
ellas. Ahora bien, la teoría de la guura depende, en primer lugar, del
conocimientos de los físicos, que ofrece a las voluntades pugnaces su sus-
t~a_to y sus medios ... En este gran cálculo las condiciones y los medios
fisicos son las cifras más importantes para la ciencia, las que más preoc~-
pan, ~icntras que hay poco que decir sobre los factores psíquicos" (Intro-
:tccio1~ ~ las ciencias del esp~ritu, p. 28). (\_ través de _este ejemplo, eni
· que solo se hace referencia a las cond1c1oncs técmco-naturalcs del
va1or de cfecti,·idad política se ¡1crcibc, con bast3nte clari<lad, la co-
·
nex·100 '
entre ambos sectores.
·t El problema se complica, sin embargo, sobremanera cuando se plan-
ea ª fondo la..,cucstión ele la importancia de las concl icioncs naturale_,s
1 · l <l
J1;i ra la rca11c,
-· 1. La c1cncin
a sopa
89
·
· · de Ios u' Itimos s1g . . ' la espe-
. Ios acanc1O
90CONDICIONES NATURALES DE LA
_REALIDAD soclAI.
ranza de p0<ler explicar _la rea lida d. social
por la física, de P<>de
de la comunidad de ciertas legalidades
. ma
. d del mu ndo qu . r deduc·
acción hum ana , det enn as reg ulan.dad es ·d. e esta cci e c1rcu...J lt
, •t\,la la
.. l I todo, '-ra su gra n ilusión
14Jwl0> · on sobre
e la "na tur al
r 6'Ao-
.._,,Jl.., e a real
nci em e,
o que a
haciéndose ª
cada vez más modesta y, de esta suerte,
se pasó de la
Astronomía. Per o en la cien cia de las con
exiones social . ª a la
perce tible este proceso. '
. · ·

-
t
. -~r eJ, ;ñt ;;:~ ~ ~ , : = ; : i ~ ~
~~
~ --VU Q; 1 •
masas, la · · ·' ~·
en e error nor ar as inso u
en en esta zona fronteriza ent re
c1a

·Q Ha y que plantear, necesariamente, en prim


tiones. _Por una par te hay que saber d_e qué
dad social del hom bre a arece
er término, ciertas cues.
ma ner a el valor .de efec;tiyj.
o, en concreto, r la circuns-
tancia e ue su cue esté incl i ctura causa o etiva
nat ura eza.
r:¡. por otra, y ello interesa especialmente a
Estado, a ue determinar sí las uni one
\j i deben e licarse r las "fu
la Teoría del
s o rantes de la realida
1 1
qué modo; o, con otras palabras, si cabe . y~
referir las comunidades politi·
cas a comunidades naturales. Com o se
ve, tales problemas parten de
un pun to de vista "materialista": que la
c;nlbua debe concebirse como
una directa contiu 11 adó n de la naturaleza
El pre ten der derivar, de un modo inmedi
ato, una cierta _forma de
efectividad social, por ejemplo la valentía
o el espíritu comeroal O ~ al-
qui er otra, de índices craneanos o de tipo
plemente, una forma moderna de la sup
s de paisaje, constituye,
erstición. Na da ~ ~edu~n:
Sl:r
los cráneos sino aquello que de an-tem
ano se les ha atnbuid~- cl'l
forma geográfica sólo adquiere imp arta
nci a social, y se convierte cti·
realidad social, al p<>nerse en contacto
con una determinada produ
vidad hum ana .
Las enormes dificultades que presenta la bl as
solución de los pro . e1111.1e
antes aludidos, nac en de la circunstancia 8
de que la impart~nc~vida d
un hec ho de la naturaleza pue de ten er
social es cosa que sólo cabe det erm ina
par a un valor de de
r por la totalfdad e ª
f
xesli·
dad social, y esta realidad se hal la constru ,
ida dialéc-uc~mente. proble-
No podrá nun ca obtenerse una iespuesta
satisfactona. a esose existe
{ mas si no se comprende, de modo cabal, la interpretac!ón sf~ón i.Jtte·
ent re el cuerpo y el alma, la naturaleza y
la cultura, ~
coNDICIONES NATURALES DE LA REALIDAD SOCIAL 9}
mundo exterior, como una relación dialéctica real., si·no que, por
·or y eI , - h
W trarío segun es ac aque genera1, se falsean las "relaci·ones., que se
el con ' . d' . d
ma ecuadas analogías espaciales, rec1•b·1endo
. n invesugar. me iante d , l
uiere
q atamiento 1mproce ente, segun e esquema: parte-todo
un tr ( f . , super-
ra-infraestruc tura e . 1 1tt, pp. 95 s 167 s 207 ss)
• . No •
existe,
estructu . . l ·' ·,
par un lado, Leahdad socia al~una ~esligada de la naturale~ los
rocesos corporales penetran, en realidad, hasta las manifestacione
~ímicas más alejad~s de lo m~terial. ~ero, por otra parte, tam~
~ -c~sa que, con frecuencia, se olvida~. una naturaleza comple-
tamente vir en de todo contacto con la efect1v1dad social no sometida
ansfonnaciones istóric_o-s~cia es o, si existe, su importancia, a
este respecto y para e conoc1m1cnto de la realidad social es exigua.
Por esta razón, el mism~ ~uerpo h umano es, en buena pa~e, producto
de la cultura; la superficie terrestre se halla hoy recubíerta de una
pátina cultural; y la ciencia no conoce razas humanas naturales "puras".
Pretender aislar, en esta interpretació n dialéctica, determinadas "partes"
es una empresa sumamente atrevida. ,
La otra seria complicación consistekn el hecho de que nunca seQ ~
trata de una conexión entre una sola condición natural y una única Oj t'

lcondición cultural, sino que siempre se trata de la relación dialéctica il,w.-


entre toda una combinación de conexiones naturales y una coll\bina- ~(&.._
ción de hechos de cultura. Nace de aquí una tal abundancia de posible!.J,JL
moti~~ciones de_la efec_t!vidad, social q~e sólo en muy raros. casos_ ~s ~\.iv,c.
adm1S1ble una 1mputac10n univoca. Solo tomando · en cons1derac1on O~
el conjunto de la realidad social concreta se puede determinar lo que l
significan los diversos hechos de la naturaleza para el valor de efectivi- lt. ~.
dad social. Si, por ejemplo, de las distintas condiciones naturales del ~ ' ~ -
acontecer estatal, se toma en consideración únicamente la geopolítica, W ·
quedan, aun después de esta limitación del campo, m~ché}_s difi~ultad_e s
_por vencer sobre cuáles de los numerosos hechos, de 1mportanc1a varia-
ble, relacionados con el clima el relieve o la composición de la tierra, se
encuentran vinculados a tale; 0 cuales formas de efectividad social, ora
econó~icas, ora estratégicas o p0líticas o de cualq~i,er otra clase. De
cualquier ejemplo en que fijemos nuestra atenc1on -tal como_ el
de China, la cual con una Población superior a la de toda otra nación,
t
Y e~ormes riquezas naturales, desempeña un _papel modeS º en. la
~lítica mundial- resaltará siempre, sin necesidad de m~~ con de-
51
1
cion,es, la insuficiencia de las explicaciones de la _Geopohtica, de ~
teona racista o cualesquiera otras de cara"cter naturalista, para com?ren
der la realidad social. Quien conozca, aunqu~ no más s~a ª la 1~'1
e
las transformaciones que tuvieron lugar en China, por ~Jernplo,
!a _proclamación de Kang-Yu-W ei, en 188~, no J>?C1rá estimar como e~:
phcación satisfactoria de tales procesos la vmculac16n del valor de efect1
BS NATURALES DE LA REALIDA D SOCIAL
9a t "ONOF CtºN
. . d 1 450 millones de chinos con detetminSólo adas cuaJ ·
cu idadcs
vid~ pohuca ~ ~ 0 de su situacJ6n geopolítica.
t111 ~ ~e su condiciones naturales con la tradición hiitóricando se
't."OllS
1 ;~
rcuna:ulia;da~~ culturales técnico-económica~ soc~ales, Peda~/&~,
las ~ rdi io.~s y otros, pOdremos estar en sS1~u ac16n de deter
!.. mud
la· totalidad de estas d' • able cond iciones la _h'ltnar
politac~s, ' simpo
om socr t(\ l)v¿ 1 1c1o ncs natu rale s corre n. dr.e
tanc1 . a uc " cada
..
una de aJue
. l as con
.
<reJ tro jeJ L'Onjunto de la rea 1dad social. En lugar de
esto,. una k
tu~ cientifica Pof ular, muy difundida, preficre considerar ·a tal O c~:i
~ deducir de este
condiciQn natura como ,iat!":' natt,rans, pa_ra lue
l de manera que
sustitutivo marxista de la rehg1ón toda la realidad socia
ap:irezca tal como ella desearía hacerl~ aparecer.
Hemos de tratar más adelante de los problema 1
s q~e plantea la
ocupa el ptirtir
antropalogía y la geografía p0líticas, cosa que hoy
os a la cuestión
plano de la atención. En este lugar sólo nos referirem realidad social
de la
b.isicn de si las uniones rdativamente permanentes
adas como·el resul:
y., especialmente, la unidad estatal deben ser considerza. La Sdciología
tado de las "fuerzas socializadoras" de la naturale
1angl s6(ializadotts,
o-francesa, ya desde el siglo xv11, vio en estas fuerzas
ntad y aun contta
que unen a los hombres sin su cónocimiento ni volu
s los secret9s de la ·
ellos. la clave mágica que le pennitiáa descubrir todo
asentado sobre esta
realidad social. El más reciente sistema sociológico fascismo ;\ que
· base es el de Vilfredo Pareto, el ll3mado "pa...dre del
tanto influyó en los países latinos.
la realidad
Es común a todas estas interpretaciones naturalistas de _e imp~~-
nsciente
social el proclamar el papel preponderante de lo inco ia la conducta
to ue el e la conc ienc
sh-o en el proceso social,
como a go tota m~te
~iri tu,al del hombre, si es que se admite, apare~e
este respecto la frase
secu ndario Y!fubordinado. Todavía se cita hoy a
este impulso funda·
de Aristóteles. tivl tQ~ <pÚou 1t0ALtlxov twov> y
mental, Por el cual se crea el Estado> se caracteri
za unas veces como
et, como imp~lso
irnpul~ de consen1aci6n o como voluntad de pod
imitaci6n y adaptao6?
, gregano o de obediencia, como tendencia a la

.'t ¡~6n
lso de nuti:·
º. como runtagio de psicología de las masas O como impu valor de efec_u·
~ o a~oroso d.~viados o reprimidos. Según eso, el
,/° } "~•dOsocial y pohhcs del hombre vend ría a estar determinado, en fonna
~ mas menos unívoca, por la constelación de
sus impulsos y p0r todos
ia no dtcide; ]l
'" aquellos procesos psíquicos sobre los que su conciencde ~ verdadero
O'f conci~cia ~umana no vendáa a ser sino un derivadoasí corno un ente
ente impulsivo, ante el cual serla todo lo mis' algo
....J, .
ttv em~ ueñ ecid o. '
doctrina eria 1
s
No puede hoy existir duda ninouna de que una
o ha sido desatto"
profunda de los impulsos y de su d~pliegue, ta] com
)
ooNDICIONEs NATURALEs DE u REALIDAD SOCIAL
1
il¡
,1 · . s0-e\.t..r~~t~-~J~ ;1
Uada ~11 los u umos . uempas por cnopenhauer, Nietzsclie, Freud ~M~- , l
Ju~g y Adler, y _también :por ~cDougall y Scheler, para no citar sin¿ s,~).!
a los más copoc1dos, es tambien ~e fundamental importancia ara la - ;
Te<>!Í3 S:kl Est,~o. .Cop toda _razon ha declarad1 Scheler que pes tan 11
...Aosaria una doctrina
PP-'"' .· , de los impulsos ·
del hombre1 para se... · de SU· \
,. •'lr
·
p1i.1e$to a 1:1n$ Soc1olog1a real,_ q>mo lo es UI}a doctrina del espíritu para •
una 5<x:iologí_a cultural (Wissensformen, p. 4). y en tanto esas doc-
tr(n~~ de los 1~pulsos reconozcan, que, no obstante su gran valor, sólo \~-
pueden ser supuesto de ~na teona de la realidad social y política¡ en ~
~to no pre!ei:idan s~r mas que_ un momento de la totalidad dialéctica, ~
podrán summ1strar interpretaciones valiosísimas de muy importante S ~
Lechos de la vida estatal. s
Pretepder concebir la re~lidad política y social prescindiendo de las ,•
Íl;le~s que entrañan los impulsos elementales del hombre, el de repro- .
d~cción, los de desarrollo y poder y el de nutrición en un sentido ·
a_mplio, ha sido. el principal error de aquellas concepciones espiritua- r.. \,,W
h~tas y personahstas d,e~ Es,tado que cr~~n poder derh~ar directamente liC)(
d~l ~~rrollo del esp1nt1: 1a reproducc1on o la expansión guerrera y
econom1ca. H _echos muy importantes de la realidad estatal sólo pueden
explicarse, por ejemplo, mediante el contagio colectivo, es decir, por la
~~ple circunstancia de pertenecer a una masa que obra corno una
u~id~d ligada por un vínculo espacial, pero que también puede ser de .
natu~leza espiritual, tal corno la prensa (sobre Le Bon, cf. Vierkandt,
Gesellschaftslehre, 1928, pp. 421 ss.). Gran número de regularidades - •
de la efectividad social, sobre las cuales se estructuran el orden estatal .L~l-
y·el orden jurídico y, asimismo, · muchos hechos del, tanto s~cial como e•
P9líticamente, irnportan~ísimo proceso de lá conducción y el seguirnien;
t~, '~ ba~n, ev~dentemente, en forma consciente o inconsciente, sobre ~~­
la ._1~itación (sobre Tarde y McDougall, cf. Spann, Gesellschaft- • .,U
lehre, 19Z3, pp. 98 ss., 426 ss.). . la:, AAAt,. ~S·
, Cuwple, pues, aplicar los criterios dialécticos y mostrar los pehgrososl·
enores de todas las teorías natqralistas del Estado; y, de todos ellos, el. r ~
más grave con~i~te en la cr~ericia de que la fuerza ~readora del espí:itu 'c,{r_' -
P\l~e explicarse y ser determinada de modo exclusivo, en ~u contemdo, ~ . ,
ppr L\~ con~iciones natural.es. Aun en el caso_ de que pudiera aceptarse ~
~~~~-~omento espiritual de la realidad social es. el rcsult~do d~ u~a .
t
. odas luces 1mpos 1?le ,
ev~u.~ism directa del momento natural -cosa a
1',bña. que Íecorda~ que es 1~ anatomía del hombre la que constlt~ye
.l~ ~l~ye d~ l! del mono y no aj cc,mtrario_(cf_. s~pra, P· ~2). I?flmdos
~r el.modelo de l.~ ciel)C!is na.ttJ.r~les, _\a may~IJª _de los mve~ogadores
~ ~te tm,~~Q \odavfa se 'déj~ sedµ(:ir p0r la 1lusi6~ de refenr toda la\C __ _
~iqad .sodal, en lo ~ble,' a· un único ''elemento, ~n lo cual con- ~ -
~~rten _ a lo qpe era una ·clave especial, ~til yara deternµnados ca:os, en al.
(~~ lo ~.l\a\t1 .,,a,,.~\o.J. ~½ ~
94 CONDICIONES NATURALES DE LA REALIDAD soc1At

una elave um•versal que. para . nada. sirve. Así, . ckr ejemp, lo, "l'1 ard
, social presc md1e ndo de todos los emas moment e basa
1a annoma 'mitac, . l . ., os ú .
mcn te en la i ión- si se piens a que a opos1 c10n social ma's , n1ca.
' , . e1cm
"la causa fundamental de las guerr~s mas sangnentas", la hace co e~ta!,
.aqueI auto r enJu e a conse cuenc ia de un cruce de dos rad· n_s1stir
' . , 1ac10
imitativas, proc entes de lo _exterior, en las células cerebrales de nes
individuo, se ha producido un desacuerdo entre do~ c?nc~pciones
un
fuerzos (pp, 19, 104), no hay duda de que cualquier interpret O
· b• .~-
mitolóoica de 1a guerra resu1ta mcom ,
para :1emente mas evident 011 ac1
º . . íf.
esta "explicación c1~nt ico-rac1on_a . . l" e que
. .
Una interpretación de la realidad soc1a,l en su conJunto, parti d
de estas condiciones naturales, no es p<>sible, ,depido al hecho de en
sas fuerzas sociali_zadoras ~enen qu~ ser con:ideradas co~o consta~:
°
y universales, y, en cambio, la realidad social es una individualidad
históricamente cambiante.
Las interpretaciones naturalistas aparecen, empero, en especial ma.
nera insuficientes, cuando se trata de utilizarlas para la investigación
de
la efectividad social colectiva. ~ análisis psicológicos profundos de
la
estructura de los impulsos.humanós _encierran, ~n duda, gran valor para
conocer la pasibilidad de una cone,tjón social para comprender la unión
política potencial. Cuando se ha llegado a descubrir que cada individ
uo
humano debe ser considerado como "una construcción, escalonada-
mente ordenada, de impulsos con criterios valorativos materiales" (Sche-
ler, Formalismus, pp. 159 .s.), queda desplazada la sin duda errónea
representación de que la conexión social o el orden estatal sólo pueden
ser considerados como resultado de determinaciones cónscientes de fines
o como un orden deontológico caído del cielo. Si existen o no algo
así
\t· orno vinculaciones ~upraindividuales en la esfera vital~ co~o piensa
L ~~~~e.eSchele! y, con él, Dnesch y Becher, es cosa en que
no·vamos a entrar,
-,-, De todos modos, ~ uni6n social. y política no puede nunca ser co.1!:ce-
bida como una simple "superestructura", como función o continua~
- ~ l e una uni6n semejante ¡x:xteneciente la esfua de Jg vital
,.- pp. 201 s.).
a (Lit~
¿ Ji'~Cua?do Fre~d, por ejemplo, explica las características de la m::
p_s1col6g1ca descntas po_r Le Bon y otros, y las considera -:c!'n,,razó el
~ª" ,,fJ
sm ella- como resultado de vínculos radicados en la libido11
con .
conductor Y como una vuelta a la horda primitiva, se ve obligado previ~:
mente ª admitir que, en esos casos se trata de masas "de vida corta
. . , '
en cambio piensa s¡ye las masas "esta bles", de distinta fisonom ía' quen
0 en las "ins
· ·ones" de la sacie ad vienen a estar~
relación a aque las e vida breve "en cierto modo superpuestª5' :º

las pe - .,)'
(FreuJuenas pero altas olas respe '
cto a las grandes resacas del mai
que,
' P· 35 ). Con esta frase, que no nos explica gran cosa, Y
CIONES NATURALES DE
0,;ÑD I LA REALIDAD SOCIAL
95
no es ciertamente, m uy afo
(()111º itnagen, estables co rtu na da , se qu ier e expresar
nstitu en la su ere str uc tur a
~1 . embargo, Fr eu y, con , de las masas fluc•
~5U:.1articular, mucho má e ou ga -c uy o pensamiento
s cl ar o- tie ne n qu e diferenc
es, en es ~~ " establecien
do qu e las características de iar ambos
~ ~e de la masa psicológica, só la "primaria",
lo aparecen allí do nd e la
es d~ ~u iri r, en virtud de un a masa no
•:or~a~izaci6n" suficiente, y
pued darlo las cualidades de un de modo
ind ivi du o (p . 87 ). C,on ell
~u n achnitir lo sig ui en te: au o Fr eu d
8 e la "superestructura" no pu
ed e de riv
po qu e Fr eu d llama impropiam arse
viell~ ••infraestructura"; qu e
~~" y que tiene las cualidagru
el
des de l individuo, es, · en rea ente
" -nizaci6n", la te , como tal lidad, un a
, no pu e ser considerada
O• t,-- :
~ alg o que se alia ,.en ae. rto m oded ún ica me nte
unida por la libido (p ar a su crítica, cE o su pe rp ue sto uella masa
tJ
a aq
Las otraS te0rlas naturalistas, -en . Kelsen, Staatsbegriff, pp . 19 s. )J
precedentes, nos llevan también ge~eral menos ingeniosas qu
al convencimiento de ue la e las
iocial es al m h ue la conexión de conexión
e a, e que a un1 n soci
vid a im ulsivo -vita y algQ distinto
no
dad de condiciones na tut ale s igu se pu e explicar como un a comuni-
ales. N o cabe du da qu e la
IOdal, corporal y de sentido a realidad
la vez, no pu ed e concebirse
del momento naturalista; pe ro si se pres
tampoco lo pu ed e ser exclu cinde
te con Q. sivamen-

'
\
-~,
III

CONDICIONES gtlL zi~~ifD~ sii~1fER CENERAt


Philosophie der symbolischen Formen, 3 vals., 1923· C
eASSI.u-
n"'R '
W eseu. . 1 V 1• •• d
der menschlicrien eruan e; IMMEL:
s s . ' l~~ - l'\
oziol ogie, 19 22 . S · u q¡
4
. Lebensanschaimng, 1918; Tor~NIES_: Ge~efnschaft und Gesellscha~,'~ ~P.t:
ToNNIES: en el Hdwb. d. Soz10log1e, pp. 180 ss.; E. KAuPMANN : Üh 925¡
Begriff d. Organisnim, etc., 1908; RoTHACKER: Einleitung _i. d. Geis~: d~n
senschaften, 1920; MAncK: Substanz- und Funktionsbegtiff i. d. Re:1s-
philosophie, 1?~5. Is-
. O..~u·-,w"I• &A,.~.

l La. realid~d ,so~ial .es acción soci~l, tanto individu~l como colectiva, en
1unidad d1alect1ca mseparable. S1 ·se pregunta que es lo que le falta
, -.S~ "'1ª masa psicológka -la cual, por otra parte, también constituye un:
. tJ \.mión colectiva-- para la efectividad social, diremos lJUe le falta per-
l manencia y capacidad para decidir y obrar, es decir, que le falta el ser
~na trabazón de actividades de carácter permanente e intencional.
A toda agrupación humana capaz de decidir y de obra r la designaremos.
nosotros, para distinguirla de la masa psicológica, con la denominación
de grupo. La masa psicológjca, que n o posee las "cualidades del indi-
viduo" ( Freud, p. 87), es decir, que no es una ppjdad c;apaz de decidir
y de actuarz constituye un ente, "pravisjonal" no sólo por esa circuns•
tanda stno~ ademas, por la de estar formada por elementos ·que se han
~ entrelazado "Por un momento" únicamente ( Le Bon, p. 12). En la
O.~asa, los individ~os ~ hallan unidos entre sí med ian te pro_c~sos psíqui·

\i' l
lt>) cos que su conc1enc1a en modo alguno controla. La act1v1dad de la
masa se agota, mientr~:; :;iga siendo masa psicológica exclusiva~en~e, en
meros movimientos reflejos y de expresión que se desarrollan sm inten·
ción, es decir, sin intervenci6n de la conciencia. El en tusiasmo O la
desesperación de la masa y los movimientos que a esos sentimientos
corresponden no son sino la expresión de una conducta rnera~ente
reactiva. Mientras el · individuo forma parte de la masa no es mas ~e
un "ente 1m . u 1s1vo '
. ", un "automata · vo1unta " ( Le Bon, Pp· 16 s. ·
sm
"algo·•' 1·nter·
ero en cuanto suroe en él activamente la intención de . ] masa
. . o ' '.
vi~ien,d~ ya su querer . y su saber, deJa de pertenecer a ª
~ icolog1ca. J
-
p or borrosas · f1c.:iona a
que sean las fronteras entre la conducta conc , 1-1)
·
por 1a masa y 1a mtenc10naL
· I trans l
hay que ver sin embargo, en e . " -n·
·
de I mcvimiento · ' ,., d ·'se P1ur
reflejo y de expresión en el que el indh·i uo
duce tan sólo reactivamcnte, a aquellos otros movimien tos .en l~s '.iso
se expresa en ''algo" claramente distinguible de sus vivencias, e P
96
,P

(X)NDICIONES CULTURALES DE LA REALIDAD SOCIAL 97


. . de lo meramente impulsivo a una posible trabazón social T -~
deCJSlVO ' ºd ºal . L.U:!i
ombres se encuentran _un1 os soc1 mente entre si en cuanto se saben
h dientes unos de otros, en cualquier modo que sea ya politi~
· · de' esta depen-' .
económico, moraI, sexual , e tc., y en cuanto Ia conciencia
depen
.a actúa sofrenando y conformando las fuerzas de los impulsos y de
denci · · 1 se dºf
la voluntad. _E1 acto 1n~enc1ona · del movimiento de expre-
1 ~renc1a
.60 P?r la e1rcunstanc1a de que el pnmero tropieza con un freno con-
, ronnador bajo el aspecto del "algo" intencionado, en tanto que el movi-.
JDiento de expresión deja fluir sin obstáculos todas las efervescencias
de la psiquis. . . ,
Así, pues, la u~16n SOC1al aparece, en principio, en el momento que
cualquiera de los integrantes de la masa, mediante un gesto atrae la
atención' de la masa sobre "algo", y ella, siguiendo su indicación, lo ha
comprendido (Freyer, Theorie, pp. 25 s.)~ Pues, de este modo, se
ha cumplid~ ~na tr~nsformación que se apoya en numerosos supuestos·· l
y cuyo anál_1s1s preciso podemos llevar a cabo por medio de las condi-Q.uMc' •
clones culturales, de carácter _básico, de la realidad . social. El primero},:-\
de aquellos supuestos es el ''acuerdo". Tiene ran im rtancia darse \!/
cuenta de que este acuerdo entre uien hace a m caci n a masa, .
uienes se .. ?'' ..... · •.
s6 o ue e rea izarse racias al hecho . de ue sean su· etosobjeto.,
a en rente a rente, y_J).O un suJeto frente a un mero Un ' ·
fujeto sólo puede entenderse con un ente que sea algo más que un cuer-
po que ocupa un espacio, que sea una unidad psíquico-corporal, es decir, : • ,. \
que sea, también él, un sujeto. En neta opasición con la relación\Q.&~11\\
. sujet~bjeto, esta relación se caracteriza como reciprocidad incondicio- r8""
nada-de los sujetos que se determinan y limitan unos a otros en el inter-
cambio; es la interpretación, la "reciprocidad de las perspectivas" (Lltt,
PP· 109 ss., 140 ss., 246 ss.), lo que garantiza a los sujetos, a pesar de ·
que éstos contemplan •la "misma" realidad y en ella actúan, la indivi- C\
d~alidad incondicionada de sus actos y vivencias perspec!ivistas. .El \;y
su eto individual es el centro de vivencias actos de la realidad sooal;
~ro no a m O e una mona a ais ada y sin comunicación con el exte-
nor, sino sólo en su reciprocidad con otros sujetos, de tal suerte_ qu~ el
k no puede concebirse sin su correlato, el tú, en recíproca motivación.
realidad social no puede construirse partiendo de "y~ insularmente
8 parados", mediante "relacionei'. o "acciones recíprocas" (cf. también
drnend, pp. 5 ss.). Sólo en virtud del .carácter dialéctico del con~ to
~ c f . Marck, pp. 8~ s.), q su ra a? osici6n entre sustancia
~ puede situarse al suJ· eto en la rea 1 a socia como algo que .
ªª6ª Y, a la vez es actuado sin necesidad de convertir ·1o en sustancia.
Yredu~ir, '
· en consecuencia, ' · e] ·
la realidad socrnl a meras r ac.1on~s. . • /.\ ~\ Ir
.&

lsu Quien, en la masa, haya comprendid_o aq~el gesto . md1cat1~, ha ~ "j t


~ J>erado ya, por ese solo hecho, la masa ps1col6g1ca. Al a1ustar su.mten- ~I\'

~
eJo..cr~ ~ ~ U.e>.. <'-o...,._~ ¡ '.
s,q _~ s c)J). ·
98 CONDICIONES CULTURALES DE LA REALID
AD socré\t
'6n 8 la del autor de la indicaci6n, ha captado, grac
ias al
~ intencional de la indicación, aquello que permite disti
. . l . ngua_cto corpotal
objetivo del acto, par e1em p o: 1marchemos contra ese e ir el. sentido
· diante este proceso se realiza lo que Simmel llam
ó el "cam~migol Me.
(Lebensanschauung, pp. ~ ss.); ~l individuo se ha

l
conver~d:neidea~
ente espiritual que, gracias precisamente a esos
se eleva claramente sobre el reino animal. El anim actos int . n un\
al realiencionales,
movimientos de expresión, pero en él no existen
las más lev ~\t1uchos
gestos representativos y tampoco los entiende. En
cambio el h~tde
ar a efecto la conexión social r medio del "a
c;e rre
su etos se unen so re a ase e contem o SIQn , en cl
com rend1'dos or o .
an o radualmente icauvo
i

. tií··t, pp. 78 ss. ) .


ouveram
n · a 1anz H s
e er,
Cll \p.. 1 La realidad social consiste en esos actos hum
~t ve ,. corporales y de sentido. Penetrémonos anos intencionales a!al
J· el acto y el sentido sólo se pueden separar bien de esta verdad:' qu~
c..¡,J- - que en cada uno de esos dos momentos se halladialé cticamente, es decir
contenida la unidad~

~
tod~ y, sin embargo, exis~e _entre el~os uoa a~títesis
cativos, como en toda actividad social, no existe sent, _En los gestos indi-
( Suft. \ l ni acto social sin sentido. ido alguno sin acto
\\\~ El primer supuesto de una unidad de
acción social-colectiva ~
1 ~ EYes, la unión en el sentido, es decir, e11 una dim
diferente de la conexión de vida impulsivo-vital. ensión esencialmente
Por la participación
en las conexiones comunes de significación, y la
elaboración de formas
significativas relativamente constantes para conteni
dos de sentido rela·
tivamente permanentes, la conexión social adquier
e un grado de forma,
seguridad y permanencia que la masa psicológ
ica, vigente sólo para
breves periodos de tiempo, desconoce por completo
.
Se crea así la realidad social, como vida humana,
según forro~ más
o menos duraderas. (&da acto social encuentra,
fo ento nces; uva vida y_a
en lo · tos, formaciones ordenacione bre todo,
no
a esa ·da aflu e e Uev~
.. ~mun 1 n ose un
. al . tac16n
....,~1ntual-soo que es por comp eto diferente. ~ . de n·
µ aletmamente lll e,..
:="•ente,
de las comunidades nah l¡a )~
~~ Este mundo de formas s6lo tiene realidad en la esfera de las viven·
. . . t}.r- 1
~
cías .~umanas; es aquí donde se mantiene,
¡,or
transfo~JjºI:;te
~
~<: 16n o tevoluci6n. Pero a pesar de su relativa
\ individuo y aun a generaciones enteras - en ellas obJetIVl ª .ado siglos
.\ Y hasta milenios- no ueden considerarse com se ha tra~J es de la
o inde en<lient a is·
~ .!,_ealidad ps~Juica, como algo que trasciende de a sacie
( tona:_ Uebt o a su perfección pletórica de sent ª ~ je estas
ido, el mun ° ,
lo c\ 4. 1u
.M .Jf ~~ OJ u. .\. ~ ~
FeJ\ ~ ~ ~~ •
~C JM -
. . ...Ac
. .._ ~"" e{. c...A..u\. ~ e.o.. w~ c- io ... _. -a ¡.......,_._ -
CONDICIONES CULTURALES DE LA REALIDAD SOCI
AL
99~
ticuladas formas cons tituy ó siem pre un motivo d
·cas Y ar l nto ue ' b
t1 ra el hombre, a ta pu , e asom ro ~ \
.
pa . mediante una ere n cons cien te . ra sible ex licar su l,(.\ t;~
·ste ane
. c1a roántica e , .tu del puebl
esp1n o se sintió entusiasmad • meta -l . .
f1's1ca ro de la sabºd , .
1 una inter na que enci erra el lengu a ante e1 .
fen6rnen0 . d d _ h aJ·e el d h
o el arte, y ta1 acnt u ,
csem pena , aun oy, impo rtant e papel en la erec o
. ocia (Rothacker, PP· 48 ss., 69 ss., 216 ss.). ¿C.ómo expli
car sin un
cie dor personal, sin las fuerz as de un "esp íritu del pueb
lo" ;ctua ~do
:itam ente , sin el "dev enir inconscie~t~" (T~?eltsch,
w, P· 46) el
hecho sorprendente de que los gran des sistemas del lengu
aje, las cos-
tumbres, etc., no se enge ndre n por la volu ntad de los homb
res? La ex-
periencia diaria nos i_nuestra la maravi_lla de que una form
a concreta,
nacida a consecuencia de una neces1~a? concreta de
expresión, se
reúne, no obstante, con otras para cons titui r un todo orde
nado a un fin
con una poderosa lógica inter na.
,
Es indudable que, mien tras no se aban done la idea de que la reali-
dad social es espíritu obje tivo "enc errado" o "enterrado", y
mientras se
considere que el es_p íri~ objeti~o es algo así como "un
tonel que flota /. . ~ n
en el mar de las v1venc1as, y a1 que las olas del
alma mecen y bañan ~c v'
ligeramente", como irónicame nte dice Frey er (Soziologie,
enigma continuará insol uble , y habrá. que apelar, para ,~;,!
p. 16), aque l\ ~-ff 1

"espíritu del pueb lo" com o una perso na con. concienc~a Mf


explicarlo, al t.\
1
propia. Pero ~ .. ~"4,
en cuanto se desecha esa falsa relación entre vida y senti
do y se plantea ~~
el problema desde el pun to de vista de la efectividad socia
l del hombre
real, todas las tinieblas espir itual es se disip an. Vese enton
ces, de modo
casi automático, que la acció n individual-concreta del hom
bre no pro- ~
.duce un caos., sino una cone xión orde nada con scorid 0 · pues
par un~
E~ne1 el carácter comú n de las cond icjou es oahJrnJes y cuJt~rales
e¡empl?, respecto a la prod uctiv idad idiomática, l_as c~nd :-?°r
ic1ones ~isicas
Y a~atonúcas del habl ar-, Y. de otra arte la
rec1 _rocida . ~
pectiya5 socialrneote )imitadas pat e] acuerdo., e~l~ can fácilm
en,te que
una productividad indiv idua l de tal suer te cond1c1onada, no de
a.un simp · ¡e agregado de form,acio lugar
. nes m · d'1v1'dua1es sm · relación entre sí'
;no que engendre un todo cohe rente y orde nad~ Cass
irer, I, ~P· 31 5\ '
}• pp. 237 ss.; Litt p. 334) . Dad o que el esp1ritu, como deCia
Hdege, '
d l es un ente que' exista ya ante s de apar ecer Y que se esconda etras
no
d d
e a rno t - d .
través d ~ anfa e su man ifest ació n, smo . sólo es en ver a ' rea1 a
el ce , e as armas de su nece saria reve1aci ·q~e " (En;yklopiidie, § 378),
6n . • de los
es iritu d 1 bl ,, e el 1fere
torná . e ue o ncia --
a nticos, tant orno rodu ctor de la rea l"d l a
d
soc
ia e •
~orowicz, Hist. Ztschr., vol. 108, P· 2 . · d
&tupouanto más num eros as sean las fatah dade s o~en-ada s por un
h~manos y
~ en su lucha contra la naturaleza ~ tt..J-•~ 1 11-
, ~1..-c ~ • ►9- '\o.. .....J.>. - d-o \. "'-
~ , f-'1'.11,A. ~ 'N.... ~ h ~ .
~ ~ ,.. .. \ , ... -14 ~~M t( .
-:::, ,, ~ vvw ;;:=:
-
IOÓ CONDICIONES CULTURALES DE LA REALIDAD soclAt
ás tensa sea la creación de formas de vida e ,
t
cu~nto m x e se desarrollará la comunidad de la actitu~rnun, tanto
mas cl~r~ ~, dirml Po La conciencia de "nosotros" que
j l " ntu e gru · psíqllir,
' ~ e espif se en el individuo se constituye como una ,co por tal ~ Y
. lllod0
~ 1}lega a onnar
.valores, de voluntad y, fina lmente, tamb'é d Inun1d
1 n e acci6n la q ~dde,
· d . .
arte un fragmento e acc16n socia1, que se afirma > ue, si
a , :nd0
.par su popuesta de modo consciente y activo a otros grupos ausi tn1snia
aparece
· todos hayan estado sometidos a las mism . d
as con iciones natu
, n cua d'
. · 1'6n _viene
· n a ser, de 1 no
mundo externo y la d1spas1c esta suerte, dosra es· El
¡os históricamente cambia~tes . de la rea}idad social unitaria. mornen.
~ Junto a los impulsos e mstmtos, en lmeas generales constante
constituyen como la dote natural del hombre, aunque no son en s, : e
alguno inmutables, existen, además~ determin~das forma~ .de rep:sen~
tación, hábitos mentales y_ propen!1o~es afectivas y volitivas, en una
palabra, actitudes. psicológicas qu~ gm~n la conducta del hombre por
eterminados cammos y que constituyen como su dote cultural. Debido
a que la mayoría y aun la totalidad de los hombres pasan por situaciones
que se repiten, y, asimismo, par el hecho de q~e, en grupos vecinos,
las situaciones semejantes se dan co~. más frecuencia que entre quienes
están espacialmente distanciados, se engendran dentro del grupo modos
. de conducta y formas de representación que la opinión vulgar atribuye,
;·· en buena parte, a dispasiciones e instintos naturales. Así sucede que,
por ejemplo, el uso de ciertos alimentos o el hablar en determinados
tonos musicales, el sentimiento de pudor o la repugnancia a los rnatri•
monios entre hermanosi y tantos casos más que el pensamiento in~enuo
.. g;neraliza al extremo de camwrtir]os en upa naturaleza humana cons-
tante1 son, en.,,realidad, productos culturales que se basan en una cicrta
pg.gjcjdad de mwstra vida ¡isíquica (cf. Vierk,andt, Gesellschafts-
lehre, 1923, pp. 19 ss.) . Nunca es el hombre, y muy raramente su
circunstancia, naturaleza pura. . . .
Entre los modos de conducta que se repiten regularmente en un
círculo social hay algunos que, en cuanto ordenaciones sociales presen-
1 en especial interés por la Sociología. T rátase ·de ordenaciones q~e
tienen una mera regularidad de hecho sin que sean exigidas Por nadie,
.. \t,O ~ es d~cir,. que no tienen validez normativa de ninguna especie
Pª~ª la
\J conciencia. Las llamaremos, siguiendo a Max Weber (Econot11ia Y
~ Sociedad, 1, PP· 27 ss.), usos (Brauch) y cuando se cimenten en udn
,~ • la · o,
~""'-, :cgg arrai~ costu!!!!>res- (Sitte); a ellas 'pertenece, por e1emp
· Io, toasí0
lo concerniente al orden de la mesa en las familias o en las fond ªs,
com~ las horas Y número de comidas. Y entre los modos de cood
consiStentes en meras regularidades de hecho-también figuran las reg ª
u~t:
. del comercio nacidas de la acomodación a las situaciones de intereses y,
\,
4>. .~'l \la-
\. . ..... -\..... __ ·\~
o...~ , 1" ~~ '-'- - ._tt ~~ ·
.... ... 'l' \
~

CONDICIONES CULTURALES DE LA REALIDAD SOCIAL lOI
era especial, las ordenaciones del mercado basadas en la oferta
en man
la demanda.
Y Otras representaciones conductoras de nuestro obrar son concebidas
r nuestra conciencia_como obligatorias o ejemplares, con lo que no
fon una mera regulan~ad de hecho de nuestra conducta, sino algo • \.
exigido por nosotros mismos o l?°r ~tros. En este caso la ordenación\~°'-~
regular aparece ante nu.~stra conc1~nc1a formulando pretensiones de legi- ,;e,.
timidad, como ordenac10n normauva o de valor; de estas ordenaciones l..:
legítimas?~ siempre muchas e? la realidad _social que reclaman nuestra ~
observancia._ Ta~es repre~entac1ones normauvas -entre las que figuran 1

íos convenc1onahsmos soqale~ y el derecho no son, en manera alguna,


ideas trascendentes del ser sino que, como la conciencia, pertenecen al
1
ser social del hombre. Como el hombre adquiere, esencialmente, su
condición de tal, :ustamente en virtud de esas re resentaciones nor -
tivas, decimos par ello gue es, en esencia, ut pico, or esta razón, es
tañ'equivocado hablar, como lo hacen algunps marxistas, de un ser del
hombre independiente de la conciencia, como presentar un reino del ser·
y de la naturaleza meramente causal, que abarca también a la socie;-
dad y está determinado por el método naturalista de la Sociología, contra-
puesto al reino del puro deber ser y de la validez meramente normativa"'- ~
al que se adscriben el Estado y el Derecho, tal como hace Kelsen. . v, _
Unas y otras, la5 re ulaciones de la conducta social, ue lo son
eramente de hecho las re aridades cu a o servancia e exi · ,
Soc,iJ.
1 ben ser incl ui as en el conce to de ordenación social El tránsito
de la ordenación social de hecho a a que va e como legítima es algo
que en la realidad social presenta qn aspecto fluyeQ.t.e. El hombre nace
siempre en un mundo preformado de representaciones que, más · o
menos firmemente estructuradas, diferenciadas y obligatorias para esfe-
ras más amplias o restringidas, forman su manera de ser, aun sin par-
ticipaci6n de su conciencia y, por tal manera, dirigen su obrar. Muchas
de estas formas del obrar penetran hasta tal punto en el ser del hombre
que "valen" para él, es decir, que actúan sobre su conducta, incluso
sin contar con su conciencia. Este orientarse "automático" según repre- -
sentaciones de legitimidad enraizadas en su ser, ha sido también enten-
dido err6neamente, por unos. a causa de su concepci6n naturalista y por
otros debido a su posición idealista. El hecho d~ qu~ l~s padres ahmen-
~en _regularmente a sus hijos no se puede explicar umcamente por un
1nsti_n_to natural, ni tampaco porque conozcan
y acepten el derecho de
f~m1ha del Código Civil y la moral que a él corresponde, exclu-_ I \ ~
s1vamente. "CA. lv}
_La validez, es decir, la eficacia de una ord~n~ción social se halla, de \
{0rdin_ario,· asegurada tanto objetiva como
sub1et1vamente. Su garantía
extenor la constituye la situación de intereses, o sea, el hecho de que se

~'-~ J CAM.tw-CÁOM.Ji.s-.AM.e_.s. -.JV'O ~~~~


~ J.~ -k-~~\~-: ~af~
~ >-=z
102 CONDICI
ONES CULTURALES DE LA REALIDAD soclAL
. observancia acarreará ciertos beneficios de ord
Juzgue que su ía determinados peIJm . .. d
c1os e carácter econo' en
su fno bservan C . E D h . eXterno
Y . 1 0 •urfdico-coacuvo. n e1 erec o Natural dellúco .
convenc1ona 1 l , l 'SOciaI.
. . , el preJ· uicio de creer que a garant1a sustancial a llu . stra.
\ ~ a 6n eXJS0 a
,.,y • , . del orden social era 1a s1tuao . 'ó d . '
n e mtereses conscien ~ e lild
umca,
\ ......, 'estimada, lo que no es, en modo ~lguno, c~to ,
.
La terne
sanción religi05a nte
Y1"' den social la creencia en la validez absoluta de los valores que f del
ox:
mentan ese 'orden, así como su af.1rmac1'6n por motiv . os
puramcntunda·
timentales constituyen garanuas ' de va1·d1 ez mueho más fuertes e sen·
,. d'd
interés meJor o peor enten 1 o. Esas garantías , de caract, er intque el
engendran una pred1spos1c. · 1'6n estable para la acepta · , d
c1on e la 1erno ..
midad de la ordenación, en tanto que el aseguramiento de su
vancia mediante la situación de intereses depende siempre de un cálcu{ 0?t
que sopesa las ventajas e inconvenientes de la observancia en cada casoº
antes de decidirse en sentido afirmativo o negativo. 1

; -~\ -\ Los motivos por los cuales se atribuye legitimidad a una ordenación
~ son muy diversos. El más antiguo y general, y también más
tJJ' , m~o de legitimación de una ordenación es el que tiene lugareficaz, por
~ ;t,.\t\ot" a tradición. En este sentido habla, y con razón, Georg Jellinek de la
,.~ . "fuerza nonnativa de lo fáctico". De entre varias representaciones de
ordenaciones, presenta, sin duda, siempre singular relieve aquella que
puede pretender la santidad de lo que siempre ha sido así; como su
santidad se halla, para la mayoáa, fuera de toda discusión, la legitimi-
dad que se basa en la tradición no aparece, por lo regular, ni afirmada
{ ni negada por la concie
ncia. La validez legitimada par ]a tradi,ión
.aparece, casi siempre, unida a una validez basada en la creencia de
raíz sentimental de que el fundador de la ordenaci6n era µn elegido~
poseía una gracia especia] a singnJ ares capacidades, > A medida_ que
progresa la cultura racional se apela, para legitimar las ordena?ones
sociales, a principios morales de la razón, siendo un ejemplo clásico de
esto el que ofrece, ya desde los estoicos, el Derecho Natural. ..
La legitimidad de una ordenación social tiene carácter d~i~ivo
par~ las preten~iones de vali?ez y de poder de aquell~ autorid~d rbti~
soeial que la instala y actúa. Una ordenación social constitmda ~
reglas cuya observancia es exigida, es la forma de manifestación necesana
e toda dominación pennanente. Lo que desde arriba apll~G co~º
_aomina_ci6n, v_isto desde abajo se ¡1resenta siempre como ord
normativa. Nmguna organización autoritaria puede asegurar su . .
en~;
Y su ordenaci'6n exclusivamente con su aparato coactivo. preCisa · s1eJ11'b-
p~ buscar una legitimación, es decir, esforzarse par integrar ª lo: 5:us
ditos e? una comunidad de voluntad y valores que ennobl~zc •fjcat
preten51one~ de poderlo; _lo que significa que debe in!entar J0 5~ cet
sus pretensiones de dominación mediante contenidos ideales Y 3
1

CONDICIONES CULTURALES DE LA REALIDAD SOCIAL


103
súbditos las acepten interiormente como una obligac·ó
que. loS i n nor-
rnauva, . ·a1 .
Toda convivencia soc1 es convivencia ordenada. Tanto las regu- 11
.d-des que lo son meramente de hecho como aquellas otras
Jari a . 'd . d . que~
n -• ...... 1

a arecen como exigi_ as, ~on expres16n e. ordenaciones sociales gracias ~io,.1
1

/ias cuales la convivencia huma~a adquiere carácter de permanencia ch.\• 1

?e
la ~sibilidad una coope~ac1~n colectiva unitaria. Sin embargo, • ~
aesde la ordena~1ón a la organiz_ac16n, de la sim le unanimi d del~: -- 1

la conducta social hasta . amente la CA'-


acaon, que a aun un largo camino a recorrer, \A.~ ~
, La uni~~d de acci~n colectiva no s7,deti~a de la categoría de agru•\'" V
pació~ umficad?ra, n1 de_ ~~ orden~~1on, smo d~ ~a categoría de Ja ~
capaada~ colecuv-~ de dec1~1on Y. acc1on. Las cond1c1ones ,de la unidad
de la acaón colectiva, que interviene causalmente, de modo consciente
en el mundo exterior, son esencialmente distintas de las de la unida<l 1

del sentir y del pensar. Toda convivencia humana es algo ordenado v.


las raíces de este orden - netran hasta la estructuia de los im uisOs
.huwaoAS- a agrupación u nificadora que realiza una comuni a de
creyentes, en cuanto iglesia invisible, o sea como mera unión en el
sentido, llega sólo_a las operaciones internas de la voluntad y, por /
consiguiente, no engendra un grupo de voluntad capaz de obrar. Aun \ J,.
en los casos en que exista la voluntad para la unidad de los actos exter-'\,_~.1\ , I
nos de voluntad, ffil!a, sin embargo, un momento esencial para la rea-__.,
lidad de la unidad social de acción, para su efectividad, su actualitas,
como designaban los escolásticos a la realidad en oposición a la poten-
tialitas: alta el obrar externo re ulado unificado en el sentido de
l_a acción. No surge la unidad de acción co ectiva, entre la multipli- l~
cidad de l os centros activos, sino en el momento en que la labor de los <" .
elementos individuales aparece reunida y puesta en activida~ en forma \ ~ ,
unitaria, si es preciso coactivamente, gra:ias a la inte~enc1ón de un tr- ()1,
obrar ~n~aminado conscientcme:ite a la umdad de la accio~. Esta form~ ~.~
r
de act1v1dad, que tiene por obJeto el modo la. ?rdenac1_6n de la µm- oJJ>
dad de actuaciones y su realización o actuahzac1on ,efectiva; es lo que
llamamos formación de unidad u organizaci6n. . : . •
Hemos visto que aparecen a diario ordenaciones ~iales sin q~e~so..$
r,
.haya que suponer la existencia de un saber querer onentados _h a~a l..9
la ordenación como un todo; y vimos tamb1en en ~~é forma_ tenia \
ello l~gar. Cuando no se trata de una unidad de decisión Y a~ión, se ~
llevan a cabo ciertamente numerosas uniones sociales, en lo fundamen·
>
tal, sin que' sean plcnan'iente conscientes de su ~entido, en c_uadto
uni6n_(Smend, P· 24). Otra cosa sucede en cambio con las unida esb \)•
colectivas de acción o aorupaciones de voluntad. En e5te caso no .~stan, f 1-
en absoluto, los proce;s de integraci6n, y la realidad de la decis16n, a .

ONES CULTURALES DE LA REALIDAD soc
I04 CONDICI , lf\L
erimo s, no se debe entender, en modo
nosotros nos ref . .6 d l 1gun
que de Smend, como una i?tegr ac1 n e a ciencia adel o, ª.la
· maner~
74 ). La autofonnac16n de un grupo social y 1,e~Pir1lil
e
(oy. citd., f· siempre, ciertamente, como supuesto, en mayr llico de
,.vi '· voladunta t1enagrupaci6n um•f• d
1ca · · • , Justam
• r o Illenor
~
r e,, a 1a . .ora,. pero. se 1mc1a
. , ent
g ue concluye el pnnc1p10 de mtegrac10n de carácte e, .en el

.!'~1r
~1
punto en q
cativo que Smend señala. . . .
r s1gilif·1

l

N' la autoformaci6n n1 el despliegue a~t1vo de un grupo de l

~
'-,~1 i • '6 l . l vo un
tad, ya nos refiramos
l
. a una asociac1. n cua. quiera o .a . Estado, son, en·
efecto realizables sm un plan previo y_sm una act1v1dad plenam
U-,.,'\: consci~te encaminada a la unidad de la acción, que se impongae~te
~.F ~, si fuera necesario, de modo coactivo~O dicho en otros ténnin lll.
Ji' toda organización precisa por lo menos de un ''órgano" que cump1·
~ estas funciones de p1an, de um·f·1cac1.6n y aseguramie . nto. El propioª
Smend observa que el Estado s6lo existe en las exteriorizaciones vitales
concretas, en cuanto actividades de una conexión espiritual total, y "eñ
las innovaciones y progresos, de más importancia todavfa, que tienen
excll.liÍvamente como objeto a esta misma conexión" (p. 18). El corpus
anificialis del grupo de voluntad, _de la "corporación", la unidad de
obrar que hace aquí las veces del cuerpo individual como factor de acti-
vidad unitaria, y que no es una unidad de obrar de carácter "espiritual'',
. sino militar, financiera o de otra clase, no puede cobrar realidad mientras
no se establezca el modo de cooperación en que va a consistir, mediante
un plan racional, por modesto que sea, y mientras no sean refrenadas
aquellas maneras de proceder que pongan en peligro esa unidad. Y lo
que acontece con su creación sucede con su continuación. No es pasi-
ble que se mantenga en actividad la unidad colectiva de accíón sin el
obrar de un órgano que cu.ide, de un modo consciente, tanto de deter·
, minar los fines como de su realización; es decir, de ajustar la acción

1
..
¡ colectiva a las mudables condiciones de naturaleza y cultura. Toda
.organización precisa, pues, para llevar a cabo la cooperación, par lo
~enos de un órgano y, con mayor o menor amplitud, de una ordena·
c16n establecida racionalmente (cf. supra, p. 96).
\l \ .Debe hacerse notar que la necesidad de una ordenación organ1zadª
.
l{\\ pa~ la_ constitución y permanencia de un grupo de voluntad o de ~~a
) a~6n colectiva no surge primariamente de la necesidad de la coaccio~:
51
~ de la de un obrar consciente que señale fines (cf.
Heller, souv~
. ~ - 37 ss.~ de opinión contraria, como la mayoría, M. We '
ia y Sociedad, I, P· 48).
. n
.rpo,
r•
Pues aun suponiendo que existiera ya, en todos los miembros.de ~-
la voluntad para la unidad de acción faltaría todavía, sin e la
~ara la ~jecuci6n real de la acci6n unitaria, la decisión sobre tos
\
or enao6n con1unta planificada de los individuos, así como sobre

~~ fo-() . C6o.G,\<\lo 1'-

a
ai..:
r ~"~ - -\ \ ..
.,-_¡;,-- - t, ....Llo.. ~
,
'º~ ~~
~ ~
1\- ~~o .k~ .
~ND ICIO NES CULT URAL ES DE LA REALIDAD SOCIAL 105
_J: a aplicar, punto éste en la prepar ación de una ac . , que com~
Jlleuio5 I 'd c10n
~ otorio sue e ser muy controvert1 o. Pero el decidi r pa ra la ,acc1on .,
lS n ' , • d . l
ne diskn er una umca y eterm mada maner a de proced
Po I d , 'b'I·d d
su se exc uyen to as as emas pos1 i 1 a es de eJ· ecuc · , D
d er, con o
que . ., d d 11 ion. e este
JÍ¡odo, la orgam zanou y, . entro e e a, el órga?a que el grupo porta
sonorta acomoda · consci entem en te .la ordena ción a Ja
--
•, y 1a ...
g _.i;.;. :;z d , } - accign
acción a la or enac1on, o que pew1 te al grupo pasar del deliberare
:¡=- itario a ere. Acerta damen te se ha considerado a Ja organ·1zac1-6n-
.. " d' .,
como la O ª e iac . ' la ráctica" (Lukác s,
1
P· 302). Clar~ aparec e de t~o l~ dicho cuán ar itraria es y cómo 1
violenta la ~ahda d aquell a afuma c16n, que Kelsen emplaza en la base
de su doctrma, de que la palabra_ ,organización no es sino el extranje- 1
rismo que corres pande a ordena c1on (Ordn ung) (Staatsbegriff, pági-
nas 143 s., 181).
S~ría,. ?atura !m~nt e, equivo c~do preten der hacer del principio de la 1
orgamzacion el umco o el más impor tante mome nto en la formación y
mantenimiento de la acción colect iva. Ello supon dría caer en la ficción
de que la volunt ad del hombr e que actúa socialmente fuese indepen-
.
diente de todas las condic iones cultur ales y naturales; en realidad, la
actividad que lleva a cabo de modo reflexivo la unificación necesit a ·
trazar planes en que señale sus fines y sus medios, debido, justamente,
a ue no existen volunt ades nl · res udiend o sólo realizarse
la constitución acción del n1 vol n e iante e control

l e
coIectivo.
. ;'
La Teoría del Estado no debe, pues, ni sobrestimar _n~ subest i~aracc.t
la importancia de la organi zación . Porqu e ni todas las act1v1_dades socia- J.;,'"
les pueden ser organi zadas, ni cabe organizarlas a todas de igu~l modo, O.
ni hay tampoco una sola activid ad social, a pesar del actual ford1sm o, en
1a que pueda llegar la organi zación hasta el último extrem?· N_o s?n
los hombres múltip les ladrill os y no se les puede ordena r segunpresen cnteno s
. . . h e tener siempr e tes
completamente arb1tranos smo que ay qu , h h h
sus cualidades nacida s dl:llas leyes de la natura leza .• _9ada 0 ~ Jie ª
d 1 ., cons
e ser, sin duda, utiliza do como medio I ad orma~1 on . , de cuándo
del efecto unitar io. Pero a etermmacion d' es
1
es posible y en qué medid a esa uu 1zación del hom~r e cAºIl;º me .: m-
co d . d I e se oroam za s1, Por eJ
sa . e e nde esenci al en te e O u 1. 1. 000 de la organi-
p]o, tiene decisiva impor tancia para a posi ganiza ª rYse asemeJ·a - valién-
m
:za ·' l
c1on e saber si el gru~ que se va a ..ºr ies- al ti de comunidad
donos de la conoci da temun ología de To~n d
0
al de sociedad. La organi zación de un
p_uro da lugar a un grupa de los de~om ina o~
tr / r;
_ma e
·eaad relativamente
0
para un fin, par
Existe n aquí fines
eJernplo bajo la forma de una sociedad an mma.
~- 106 CONDICIONES CULTURALES DE LA REALIDAD S
OCIAt
P
recisos racionalmente determinados y declarados con f
t · naturaleza , económica, que, el. m . d'1v1'duo persigue mediante
, recue
el ncia d i
SO que le unen a éste. Lo . ~meo que h~ce que el individuo grupo y
. en ese grupo final es la ut1h~ad econ6?11ca que, por medio de élªrtic,¡pe
Por tal razón no -es necesano que exista en este caso una rel; ~~pera,
hombre a hombre. En la sociedad anónima falta por com de
1 ci~ns1
reemplazada por la relación entre accionistas abstractos qu! ~~o, e~do
conocerse entre sí par sus nombres. La sociedad anónima Oni ~recisan
sólo sobre el dinero de cada cual, dejando completamente ~ª, pues, if
persona. La sociedad, en su forma típica, se constituye por c:ons· et~ ª la
, .
~mcamente por obra de la razon , calcu1adora, y el individuo
, igu1ente
se hall'
interesado en permanecer dentro del grupo a causa de ese cálcul ª
de no ser por él, ningún obstáculo de la naturaleza, del sentimiO Y,
· · ' 1e 1rnpe
o de 1a conv1cc1on · d"rí1 a romper el vmc' ulo que con el gmpoentole
une. Por lo general, no se engendra una actitud espiritual común· n
hay ''espíritu" alguno en una sociedad anónima, ni u11a concienci; de~
''nosotros", ni una comunidad de valores que puedan no aparecer en
las listas de cotizaciones.
\.. J. :Mientras que en la sociedad no se da más que un frío e indiferente
•O.,,contacto, la comunidad se caracteriza par 'una convivencia y ayuda más
( ~ i cordiales. El indivi~uo pertenece a la sociedad únicamente por su con-
ciencia racional tendiente a un fin. Los vínculos más sustanciales de
la comunidad se hallan, en cambio, fuera de la razón y, especialmente,
los de la sangre, la tierra y el haber vencido conjuntamente -las dificul·
tades de la vida, es decir, la "comunidad de 98Dgrc", la "vecindad" y la
"cooperación" (Tonnies). El ejemplo más próximo a un tiPo de tal
naturaleza sería el de los habitantes de una pequeña isla amenazada
por el mar que tuvieran el mismo origen racial. A diferencia d~,la comud
nidad, la sociedad es una creación del arbitrio consciente, de la volunta
de arbitrio". En la co rea ca as más rofundas r ex·
tensas del indivi uo, redomina la "voluntad ese · " . ~: uc
esencia . e in ivi uo no se ha a inserto mediante actos par~a1~s q r·
pueden ser aislados, como acaece en el "gruP,O final",. sino se&un
tantes porciones vitales de su seti....No se trata de una vi~ 1
:t 11

lcnamente de endiente del arbitrio, .sino que, es una forma exi~Sl 1¡¡.
e v1 a. como comum a s1gn1 1ca para e .º!° re echo de
dad de su existencia, tanto natural como psíquico-espmtual,/ ~don~
ti
pertenecer a la comunidad no se le puede señalar un in

~~ l concreto. d es'' breve-


Fácilmente se comprende que los dos ,;conceptos orientad º~uro, si11°
~ mente descritos no aparecen nunca,. en•la realid.ad, en era ;rnunidade,5
(.,,- siempre mezclados. La experiencia nos muestra c~sos e sociedades )•
\ que se desvanecen progresivamente hasta convernrsc en
~ 4;,
\;- ,"' ~~ ~ ~ ~c,.,t, ~ ~~
CONDICIONES CU LT UR AL ES DE
LA REALIDAD SOCIAL
107
· sa sociedades, tal com o la con stit uid
·cever , a por el ma trim oni o q
vi ueden con ver tus. d
e en ver adera s com uni dad es. Ah ora
lu~go )as com uni dad es qu e las soc ied ade
, ue
bie n: lo l
l Jtlls
. tnº.60 para con seg uir
n1zac1
la organizacio .,
· 1a cap ºd d d d · ·'
ac1
s pre cis an sie mp re de la orga-
a e ecision y accion
n re1at1. vamente pur a de u~ a soc.iedad
tancial, má_s que el pro duc t~ de la téc
·, . Pero mientras
no es, en lo sus-
nic a organizadora, por lo cua l
existencia dep end e exc lus iva me nte de
la ma yor O me nor perfección
: esa técnica, en la co_ ~un ida d no
d~ em peñ a la organización, ni de
lejos, un pap~l tan dec1s1~0 par a su.
exi ste nci_
de la comumdad es rel ativ am ent e 1ndepe a. No sólo la existencia
nd1ente de la organización,
aunque sin ?ud a. pue de ést a ref orz ar
con sid era ble me nte su ,·alor de
actividad social, sm o qu e en alg uno s
casos
leza religiosa, artística o pur am ent e emoci de comunidades de nat ura -
onal, su vol unt ad esencial,
lejos de aparecer int ens ific ada a con
sec uen cia de un obr ar uni fica dor
planificado, se ve, por el con trar io, am
ena zad a de un proceso de des-
personalización. Ello no obsta, sin em
bar go, par a que sostengamos qu
la comunidad sólo pue de con ver tirs e
en una uni dad capaz ele acción
mediante la organización . Sob re el val
or de efectividad social de una
organización con cre ta y sob re su fue
rza y duración, no decide, pue s,
únicamente, seg ún lo e:,...'Puesto , el pri
nci pio de la organización por sí
\ mismo, sin o la rea lida d social que lo
aplica.
Resumien42, lleg amos, pues, a la con
clusión de que la uni ón seg ún
sentido y esp írit u, que hemos descrito,
y la forma consciente de uni dad
que sobre aqu élla se construye son los que
pulsos y la vol unt ad del hom bre , dan , al formar y sofrenar los im-
al gru po social una firmeza,
seguridad y per ma nen cia que faltan
a las agrupaciones me ram ent e
naturales.
La uni ón seg ún el sen tido y el espírit u per
de la or~anización. un a ext ens ión del
mit e, ju_nto con la ~ni da?
grupü en el nemJ!O, La 1dentl- G)
T~s\~
dad del grupo se ma nti ene gracias al
hec ho de que las nuevas genera-
ci~ es nac en y se for ma n den tro de
\ ª:titudes esp irit ual es las conexio~es de sentido Y de las
del gru po de ant em ano ex1ste~tes. Est
ci6n del grupo en el tiem po sería inc a rro lon ga-
oncebible s1 el cam~10 de las
personas que lo int egr an tuv ies e lug
ar de un modo repentino. Per o
como las generaciones se ent rev era
n en el tiemp<> Y, en su g~ad~al
transformación, los rec ién lleoados con
es posi'bl • r sin
e explica . nec .t> d
altna de la com u~i dad sim ple
stituyen siempre una nun ona ,
esi dad e ape1ar al esp'in·tu del· pueblo o al
me nte p0r la "mediación social" Lºltt¡,
p. U? ), que , no obs ta~ te el cambio con sta
nte
e !
~na relativa con tinu ida d, tal como las del de ~rs ona s, se produzca
\ d~echo. lengua1e, las COStllmbres Y
Más difícil de exp lica r que la.extensión . C\
su ~te nsi ón sim ultá nea (cf . Sim me suc esiv a del gru ~ soc
l, Soziologie, PP· 47 s.; it I'
C:
1f. ~

~~l +\ ~
t~~~ < s ,~ \~ W_:_o-_. _ __ _~ ¿
CONDICIONES CULTURALES DE LA REA
LIDAD soc¡AL
108
• Sme nd PP· 14 s.). Para exp lica
r tal fen,0
274 SS., 1
od · d · 111eno hay
Pp . 252 ss., reviame nte t a una sen e e imp roce den t
d 1 caso, en pr1·es objech
,que es~ azdar,dpe manifiesto' que se trat a, en. , este
d lller I
/':"\. nes pomen o · ' ea de una conex10n e efectividad .ugar,
Í .,
"-11>'
!i a er ar secu nda rio de una con
~P. en JJf --
- bl mas aparentes han nac
exión de concienl cia.
'd d 1 h h d -
nnuSOcial, y
lllera. es
i o e b'ec o e que os. teóricos rac1on
pro e d' grupo smo según el ti a.
listas de la sociedad no Po ian con_ce ir a un
cied ad en el sentido de Ton mes , esforzándose, por ello ' en dernosPo
de SO . 'd á d l 1 . amente como a ·
trar O negar su existencia consi er n o o exc us1v
,
, numerosas agr ut~ :
ción psicológica consciente.. Existen, sin embargo
ap~recen actualizadas en
nes -cabalmei:ite l~s más 1mp ürta ntes - que
1cipa1:1tes ~recise poseer
amplias zo~as sin que nin ~no de sus ~art
ps1c~l6g1~as de acción
la conciencia de s~ colaboración . Las co~ex1ones
1no siempre son, ni mucho menos, conexion conc1enc1a. A esiose
psicológicos profundos,
refiere sobre todo, prescindiendo e fenómenos
hablado. Eºecútanse a
· aquel "devenir inconsciente " de que hem os
ones en las que s6o
_maria, ~n incesante repetición , n umerosas acciona s qµe se saludan i'
percibimos una relación concreta entr e dos pers
ido a su recíproca inter-
hablan, etc.; sin embargo, todos estos actos, deb
te, por una unidad orde-
l penetración, trabajan , aun que inconsci ente men
. nada de acción social (cf. su-pra, p. 99) . En
establece una conexión psíquico-real, que ape
virt ud de tal hecho se
nas presenta excepcion
~

no es exclusivamente de
. es,
-entre los miembros del grupo, conexión que
fina l, y en la cual, pues,
conciencia y, menos aún , un grupo de carácter
onta cto.
. /los miembros no se pan en personalme nte en,c
sin embargo, en éste
. La formación consciente de una unid ad crea,
una conexión de con;
como en los demás grupos, casi sin excepciones,
conexión de acción. Lo
✓ ci~ncia y, ahsolutam~nte sin excepciones, una un órgano y una orde~a-
tr ti© p_n me~o se lo.gra haci~ndo que , por 1~ menos,
oón mfu nda n a la inm ensa may ona de los
miembros el contenido
que el órgano ase~ure ::
co~ ún de conciencia; y lo segundo haciend o
~ unidad de la acción de una man era efic
az con tra aquell-os actos, siemp
nte o incon•scien te-
\"!J elativamente reducidos en núm ero, que ' conscie te, "los nmo ~
s,
}os
la
D e esta suer
ente, operan en sentido pert urba dor.
falta par complet~H
ocos_ Y ~os que due rme n y aquellos a quie nes Kelsen, Staatsbeg '
(
conciencia de que pertenecen a tal con exió n" hal!t
P· 9)_, cuando actúan en sentido perj udicial para la
unidad, se
mo en lo fu nd amenn0r
1

incluidos en la conexión activa del Esta do ' lo mis ' 1O ,.,,.:in


q. ue los 1·~f ractores d e las normas 1· urídicas quie nes aun que b'do ~d r:la
1a d 1 d h ' eso com ' o es sa 1 ' e es
1gno ranc e erec o, no se libr an por
de la organización . Just ame ~te :p9rque el ~
.
acción ~oac tiva 0
u~id ~d de acción or aniz ada no una estr uctu ra de sentid? e m·
~na . se no s o e a concien . ci·a, sino ta-
ritu o ,1et1vo' pue e in epe n izar
- J
CONDICIONES CULTURALES DE LA REALIDAD SOC
IAL 109
•="n de. la yolunta~ y.. de _los actos de ~os . i?dividuos
~l er , Souveranitat, P· 86?; Est? s ~nd¡y1duos,
que lo fonna¡i \
sin emb
C1· rtenecien do a la cone 1 b euva de ef ctividad. argo, conti-
oanN existe, empero, 1 á ' · ·' de 1a conexión
a m s m1mma porc10n total del
~ a inde?encÍient~ de toda vivencia 'f acció
_n h ~ma na má~ ¡;

~ar ias para Ja unid ad por "Rart e de los. miembros del gmpa,
vend rá
a ocup ar su lugar ~l aseguram1e~to cons cien te de la unid
ad por part e
~6tganc» El decir q~e u~a um6 n de gran volumen es independ iente
de nuestra esfera de v1venc1as porq ue nunc a podremos
apre hend er de
ella, en forma psicológico-real, más que una "parte'' míni
ma de la
misma (cf. supra, p. 56) supo ne, de un lado, desc
inoc lr la naturaleza
de esa "parte" que se apre hend e, y olvida, adem
ás, que la "núsma"
unión en cada caso disti nto es vivid a y actu ada de
modo diverso par
otros hombres en una recip rocid ad perspectivista difer
ente:' Como cada
individuo del grup o es port~dor de una mediació
n social que irradia
en todas direcciones, se prod uce un enlace simultáne
o,· de suerte que,
finalmente, cada uno se hall a unid o con los demás
por _una conexión,
aunque ésta no siem pre es necesaria men te conscien
te. · Las máximas
agrupaciones religiosas y políticas, y precisamente
ellas, no son nunc a
vividas, de modo psicológico-real, por todos aquellos
miembros suyos
que conocen su plen o sent ido, en "fragmentos" mecánicos
, únicamente,
sino justamente como amp lias unid ades de acción.
El hecho de que
estas vivencias· consistan en represen taciones perspectiv
istas de la totali-
dad y no abar quen la plen itud de,s.us particularidades,
es carácter
común a todas las vivencias humanas.\ La conexión
extensiva de viven-
cia de tales uniones, gracias a la cual aparecen unid
os los individuos,
se capta en primer término de un modo intensivo y simb
1m a enes de su senu do, tales como la bandera, el escudo ólico mediante
el efe o füen
~ os ec os ma est istoria el oru o cf. Smend, PP· 48 s.).
1~ símbolos actúan sobr e nosotros contri~yyend o_a
formar la sustan- \
~ del grupo aunq ue los vivamos con desvJQ u ocho
. Pues el. soste~er
que lo único que contribuye a formar la comunidad
es la af1rrnac16n
consciente de pertenecer a ella y no la protesta cont
un.ª. ina
. dmisible restricció ra ella, constituye
n del' concepto de comuh1"dad naci"da de su
euciz.ación racionalista (cf. Litt, pp. 195 ss.).
.
Prescindiendo de esta mediación de las imágenes del
sena do de la
~~alída~ ~el grupo, la vida social ha desarrol~ado un
si~tema com~ e~o,'Í ~~.
rnediac1ones sociales ue rmit en conce 1
r encima e mter ru done s la nas, como una cone e . Jt
xi~n de vida de
carácter continuo. a posi i l a es, sm u a, inconc~b1?l~ para una
I>síco ogia natura ista que s6lo pued e considerar
un punt0 d al md1v1duo como
e paso de sensaciones momenta, neas, es decir , como una

Ct\c, ,~~ ._ s;.-..\..\~ c:lcL ""- ~- . ~..ce, b .


ONDICIONES CULTORALES DE LA REALIDAD S
11 0 e 1
1
oc1At.
. . omentánea encajada entre un antes que ya
existencia m La pertenen no
d és que no se conoce tod av1a. ,
. se col\
Y lun_ desduno durmiente al Estado constituye para aquéit Psicológ~e
de_ cl16u .ª ª1·nsoluble. Digamos s6lo de pasada que el a _un e:nio:a
psico g1co . l E enigma l)"lª
16 ·co de que el dumuente pertenezca a stado como conex¡ ,. sacio.
~a muy fácil de resolver por el hecho de. la existencia d on efica~
::tumos. Per? ta~bién el problema psicológico se resuelvee ªtdas f
bastante fácil s1 se uene en cuenta que el hombre real no lllod,0
existencia momentánea, sino que, en cada momento de su vides aqueUa
y el después se unen · " en una total'd
1 a
d de vivencia,
· · en tal fa, e1antes
aquellas person;:i_ry hecho~ de la cone~ión ~el grupo que e:s: que
allá de su in~edii"o honzonte de v1venc1as no constituyen lllás
vacíos en su jp~gen ·del conjunto. Esas porciones de la vida del1ugares
situadas nfás~ffe del horizonte inmediato del individuo, le son llegrudpo
a éste de un . anera precisa, . para que pueda vivu ··¡as él tambiénvaas
una cierta forma de la mediación espiritual que tiene suma import;t~r
1 para la real socia·1, a saber, el"re1ato"d , e palb
a ra, por escrito O por cia
~d imágenes C 1
_ tt, pp. 80 ss., 252.ss., 274 ss.). __
• En virtud de este complicado sistema de mediaciones y enlaces socia-
les sucesivos ·-y· simultáneos, basados todos, en último extremo, en el
principio de la concordancia, se opera prácticame nte y se explica teórica-
mente ~a continuidad temporal y espacial de la conexión social del
grupo, cosa que, desde el punto de vista naturalista, es completamente
incomprensible. .
Debemos, en fin, tomar posición con respecto a la disputa científica,
ya conocida de la Antigüedad , 'sobre la esencia, o sea, en nuestro
\" caso, la estructura de los grupos humanos. Las dos teorías en pugna,
{7 \1fl." que, por lo general, _son a la vez concepciones generales de la sociedal
n ,o.. no prettnden formular, en primer término, valarncianes, sino solaroente
1
"""'.:_ :1firmaciones de carácter teórico-estr uctural sobre el ser, A la una se 1~
(!) llama individualista :y a la otra unas veces universalista, otras ca)ecn·
vista co más frecuencia, or ánica. La concepción moderna de la
estructura individualista e stado y de la sociedad se ha desarroll.it
eR. la cultura occidental, a partir del Renaci~ien to (cf. Burckhard.t,d d
cuttura del Renacimiento en Italia, 1860, cap. 1). La teoría de la 5~ 1
del Derecho Natural racional partía de un status naturalis de ]os 10 ¡
di~i-
duos ais · Iados, qmenes
· lueoo se unían mediante contratos para pasar ·alª
+-..
s-u•S civi · ce·1erke, Joh.b Althusius, pp. 105 ss.). El vincu
. ·zis / . lo esenCI6n,
1 de los individuos, que eran por naturaleza libres lo constituye 1? r~fica
Est a concepc1"6n, que es 1a dominante par más 'de d os sig · los·' s1 1
odgn ]as'
desde un punto de vista hist6rico la destrucción crítica de t ~ción
formas Y normas tradicionales de I; Edad Media y fue la prepar
(X)NDICIONES CULTURALES DE LA REALIDAD SOCIAL 111
l "sociedad civil'' de donde extrajo Tonnies su concepto de
ae l
:lue a
S()CÍ ª~ncepci6n de la estruct?ra individualista del Estado y de la so-
. ~ constituye, en buena ~arte, la ~ase ~e la Sociología y de la
oedtía del Estado de la actualidad; ~omma, sm excepciones, la Teoría
feo Estado más o menos puramente Jurídica, sobre todo la de la· línea
de~nd-Kelsen, e indu~o se e~cuentra en ?quellas direcciones donde es
ntcmente combatida. Tienen, especialmente, carácter individua-
ª~
_}ista · que pretenden construir·1a realidad
las concepc10nes · social como
- externo acontecer entre untos claros firmes que son los diversos
un0s a O s1 y r sí, entre
e a ue cons1 erar como existentes en ~,-------------
11 " l .
05 cuales se desarro an re ac1ones acciones reciprocas por ejem-
p o, immel, V~erk~1:dt, v. iese;, c_ . 1tt, PP· ss.. . ~~gún esta
concepción, los md1v1duos son las umcas realidades; los md1v1duos son
sustanc~s y, en cambio, los ru s sociales no son más ue su función '"
pgr lo cual se resuelven en re ac1ones en re ague as sustancias. Todas
las especies de grupos humanos son, para esta doctrina, meras sumas o
agregados de individuos, carecíen do su unidad de realidad por ser única-
mente ficción o abstracción y en todo caso, una síntesis subjetiva de
1

quien la contempla. Si la Teoría del Estado del individualismo racio-


nalista quiere ser consecuente c-on sus postulados, debe llegar, de modo
necesario, al resultado de que ese Estado ficticio puede, en último ex-
tremo, quedar fuera de la ciencia, y esta consecuencia, deducida pri-
meramente por Affolter, la ha razonado luego, con todo detalle, Kelsen
en su ingeniosa Teoría del Estado sin Estado (cf. Heller, Souveriini- (L
tiit, pp. 59 ss.). - ~r,~tC,,.
Si quisiéramos demostrar detallaaafuente la insuficiencia teórica e ~
tal concepción de la sociedad, tendríamos que repetir todo lo que ya .. .,
llevamos dicho. Baste sólo recordar ue el o la comunidad se ori i- ¡\tJ l'-\
nan se mantienen un1ca
ª_u ose.
'
in ividuo no puede ser aislado en ningún momento
· · ~\,.e
ni puede ser considerado como una sustancia; pues sólo en intercambio
c,on otros, despierto espiritualmen~e par su llamada y despertando, a su
k~

. ~
l~~q' 1>resent e romanuc1smo a em n
t
ª los demás, se hace individuo humano cf. Spann, Gesellschafts-
re, PP· 25 ss.).
E.n contra de este "atomismo" · usnaturalista, que concibe al Estado
'{da la sociedad únicamente como un "mecanismo com uesto
l uos
su concepto de "or amsmo.
.
I·-
,,,
pol{. ue ya había esempeña o 1mpartante pape en e pensanuento
Pp. ~~-social de la Antigüedad y de la E~ad ~edia_ (~. ¡elli~ek,
salista"8 ss.). En su forma actual, la concepc16n orgánica o umver-
cio . del Estado y de la sociedad nació como fórmula contrarrevolu-
nana en oposición al ''hacer" el Estado de la Revolución francesa,
112 CO NDICIONES CULTURA LES DE LA REALIDAD soCIAt
iber6 de esta estricta vinculación política y f
ro luego se l l
. o par sociólooos bbera es que par eI propio .
. ue
ro
. sel m1srn. 56 ss.; Bujarin, º Th eone_ . de-s h.is t • M at erial"
marxism cªCeptarl-
o cf. i~
ismus, 1922 ~
w1e1¡.
~ ~~ antfpadas Hegel, Sav1gny y Marx estuvieron de I p. 188)
a conexi6n "orgánicaº es algo necesario desde el pu acuerdo e~
qu~::;-social e histórico y en contra de lo arbitrario y casuafdto d e Vista
na . Io, . M e 1a In
conexi6n racional. Así, par e1emp
1 sosaene arx que cada f
producción en~dra sus propias relaciones jurídicas, formas d ºttna _de
era

no etc "La incultura y la ignorancia consisten precisamente e gobier.


, . l . en con .
derar · como casua convertl en una n -~-
4-,reflexiv~" ( Kritik d. po . kan.; c . a emá~ Rothac er, pp. 52 ss., 7
. t\,¡cc.- Las concepciones orgánicas de la sociedad y del Estado se hall,).
;:on
l4A expuestas al peligro contrario.. En _todas las represent~ciones del "or :~
ol . nismo" ~al, tanto en las b1ol_og1st~s como en las idealistas, _gEar~ce
~ - siem te en de un ne 16 al ue encima
'~.,.,.,.O- e a ~ctivi lso . los · ividuos como
º cie 1-.. ,.... .,.... ue sólo en valor
~ecución de ssa superior conexiónµ Constituye , sin duda, una ventaja
cuan

de las doctrinas orgánicas el que, al contrario de lo que sucede con la


A 1_.. concepción individualista, euedan explicar la unidad real del grue2_ en
~ 1• Ia pluralidad de sus miemDros,
el intercambio entre éstos y aquél y la
~().6A. continuidad de la línea vital de la entidad social; y, asimismo, el pone1
de relieve la gran importancia del "devenir inconsciente," para el naci-
miento de los grupos humanos según la imagen del organismo. Incurre,
sin embargo, en la misma falta sustancial que las doctrinas individua·
~l\a listas par cuanto, como ellas, también aísla y absolutiza un momento
dialéctico de la realidad socialj con la única diferencia de que lo que
en un caso se hace con in ividyo, se hace en el otro con el todo.
Las consecuencias qnf:" de tal concepción se desprenden son claras. _La
sustanc1ali2.ación del todo social, considerado como un organismo, im·
plica, lo mismo que en la doctrina del espíritu del pueblo, estrecha·
mente relacionada con ella, que los individuos quedan· reducidos ª ser
una mera función del todo y en último extremo ficciones que no :º"
l • capaces d e dar vida al todo
ya
prescindible.
' con su actividad' constantemen___

~ua?do se atribuye al grupo social la unidad y coherencia .corpo:~-


te 1m·
1

y. psiquica del organismo biológico, adscribiéndole un alma 1nd~Pde-


dient~ de los individuos, una ~onciencia colectiva y una volunt~d
pendiente, por fuerza ha de negarse en definitiva todo rest0 e n0
:pa·
·d d espintua
· · l y psíquica
en el grurJo
Cl ª '
en el individuo '
para ingresar
Y para_ salirse de él, cosa que aparece desmentida por los hecho:~t'°¿d
cual ~ene a falsear>?e modo sustancial, la naturaleza ~eal ?el
devenir del todo social Y> especialmente, su carácter histórico, ~
id Jllás
~ NDiCIONES CULTURALES DE LA REALIDAD SOCIAL
113
. embargo, ara la teoría la ráctica de la VI·d a estata1 e
ave s)Jl . •
gr ' ·deración oroamca m e .d ser una ex 1icación de a
h cons1 jón y acció os
~ mente niega, o sea a capac1 ad de
~ ue ño se h . - gruEos
~ , " " te smo ue en lo funJ;°.
ental h . ec a . . . orandes esfuerzos de voluntad es
. r la concordan cia es 1ntual a or anizaci"o'n c •
onsc1ente. '
dec1r, l·
crítica zumbona de que se hace objeto a la afirmación dea
doctrina orgamca
,. de que I
.
,vmcu
osb.,
1os que unen al frupo no son mera-
xnente espíritu ales, smo tam 1en corporales, es abso utamente improce-
dente. Pues par lo ~enos hay que ~dmitir que la coacción física cóns-
sólo puede
ll·tuye uno de esos . , vmculos. Pero . Justamen te la coacción
existir com~ acc1011 11um1na conscient e y gracias a los fermentos cspiri- \
l tuales propios del grupo humano. D ue la teoría del oroanismo
aun en lo casos en ue evita incurrir en 1roseras analo ías amma es'
¡~~duce siempre la re~resentac~ón . . e la capacidad de decisión y
\ acc1on, coqmral y de. sentido, del md1v1duo, que es cuerpo y alma a la
~z (p0r e1emplo, G1erke, pp . 20 s.) , les ha sido fácil a sus opositores
individualistas afirmar que esa "realidad" de los grupos humanos no
era sino "un medio auxiliar para la síntesis de los fenómenos" (Jelli- ,
nek1 p. 153 ). Ese organism o social, concebido como una "realidad" fi~ v-
que existe sobre y fuera del hombre, no es más que un fetiche, una lJ).
inadmisible corporeización de una trabazón social que nunca puede, en,.~•
realidad, emanciparse de los hombres que en ella se enlazan. ~ •
A propósito de la cuestión de la "realidad" de los grupos humanos
será bueno recordar aquel pasaje de Hugo von Hofmannsthal en su
Libro de la amistad: "El hecho - dice- de que nosotros los alemanes
llamemos a lo que nos rodea 'Wirklich keit', de 'wirken', efectuar, y ~ue
los europeos latinos le llamen 'realidad', de 'res', cosa, revela una radica]
diferencia de espíritu, y que ellos y nosotros_ nos encontramos ante el \
mundo en una actitud diferente". De hecho, s1 nos Ponemos en el punto

t de vista de la relación pura sujeto-objeto, el grupo n~ e~ nunca, e~


verdad, una parte "de lo real, en el sentido d~ lo obJ~tivo que es~a
uera de nosotros" (Jel1inek P· 136). La realidad social ~o esnunca

m á ·
., ' .
ue acc1on humana y sólo admite una se aracion
. . VI ª · .
· ' dia]écuca '
masJ\Ar .
a ex1stenc1a e una rea-
del hombre poorá
IJ

. ec mea, entre su Jetiv1 a


li a . y e una e ecuvida<l sociales mdepend1cntes bl a sociológico.
instituir un problema teológico, pero nunc~ ,un P:~n ::nsible y sign~·-
/fic r~alidad social del grupo humano es .ta~b::1: ~:ctos humanos. Ell
ativa de la unidad en y par la plurahda . • siempre uoidad
no es nunca, sin embargo, meramen te orgdáni~~' 3--°aºra ]a cucsti6n de
ecISl VO P
~¡zaga en ]a pluralidag. El momento
..OToe>" "
_1
denaci6n conjunta,
a realidad social consiste, precisame nte, en esta_ or_a conscientemente
de ac d 1·zación unitari '
uer o a un plan, y en esa actua 1
IONES CULTUR ALES DE LA REALIDAD so
~ 114 CONDIC CJAt
~ el desarrollo más o menos orgánico ÍEI
\Je real~zada, Y0
-~~~
ºt:i. 0 social si y en cuanto ~ algo que p::po es lltia
realidad, u" al'dad" consiste en su actualida d (1-Iellcr S necea l
a acción· su re 1 --,..~~~~~~- . , Ott-ve,·· . a
:\.\. , Quº nieoue
~"'°
\t
'I' P 81) 1en , rea 1 a l e os . ru . s sociales
esta
. n·1e ª'htfit
¡~dividuo activo. e ectivo , X• con e o, su, propia existencia §9cial a del
- La doctrina organicista debe ser ademas descartada porqu~
,

b50lutamente incapaz para resolver el problema de ~ela


codml~ dª. 1·duo y de la multiplic idad de los 3irupos a los que 1ª unidad
como miembro. El hecho de que el 1n
e m 1v . d' . pertenp""
_1v1 uo pertenezca a los 110 ""'-t
nismos" de la Iglesia, del ~stado, ~e la ciudad, _del pa~tido, de la corga.
ra ci6n de una asociación 1ntemac1onal y también -s1 ha de adnu· ~
como 'algunos lo hacen, que en Ias agrupaao~•C!:> no organizadas de~ tirse
verse también organism os- a los de la nación, la clase, la hum.. .
.
dad, etc., y que, ademá~, todos estos organism os comprendan ~. a los
mismos individu ~, c~nsn~y e algo. sorpre1?den!e, no s6lo desde un
punto de vista b1?l6~. smo tamh1é? soc10l6g1co.. Este hecho PIQ-
digioso no se exphca diciendo que ex¡ste un organismo total y ya~
organismos parcia}$S, pues, prescind iendo de otras consideraciones, no
conoce el presente ningún organismo total que ni de lejos pueda aseme-
.arse a aquel corpus mysticum Christi de la Edad Media. No es, por
esto, extraño que el tratadista inglés de la T eoria del Estado, Harold J.
Laski, influido en un principio por la organología de Gierke, haya ido
hoy a dar en un anárquico "pluralis mo" ( cf. Heller, Souveriinitat,
pp. 28 s., 64 s.). Pues desde el punto de vista de la doctrina del orga·
nismo, poner en armoma la unidad del individu o p>n la multiplicidad
de los grupos a que pertenece constituy e un problema insoluble. ~
or anismo necesita funcional.izar al individuo , la unidad de éste
se ·rse concibiendo si se e ace instrume nto o re e o t o o más de
or anismo· en cuanto se e convierta en unciones i erentes
de una docena de organismos no es Posible ya considerar al individuo
1
como una unidad (cf. Litt, pp. 385 s.).
Todo lo que puede ser aceptado del concepto de organismo se ex·
presa, de manera menos equívoca, mediante el concepto de fo~a 0
estru~ social (cf. supra, pp. 79-80) . . O>n este concepto · se ~~
~ r, las urulateralidades de las teorías individua listas y organicistaS .Y se sir:.
J_,1'\I' a_ los momento~ personal y social de la realidad social en la Justa 17ca-
ción, al, coordinar correlativ amente individu o y gruP2:., Pues úní r
mente considerando de anteman o al individu o como surgido 11 y ~ "°
la ~munida d e inserto en ella, y a la comunid ad como algo 4~:en
Y vive en .Y con los individuos, se evita el que uno se convi de la
~ funaó~ del otro, proclam4ndose así la verdadera estn1ctura vés
"'""'u.auad SOC1al. La relativa permane ncia de la Eonna abierta, ª tra el
de la cual circula el tiempo, se explica por la relación dialéctica entre
NDICIONES CULTUR
ALE
~ miembros, en virtud de S DE LA REALIDAD SOCIAL 115 _
la cual la conducta de
todo Y os dicionada de
termin ada por la cone l individuo ~
csti~ co~ .ona a y actu xi6n estructural j, a
su
ando esta conexión.
vai conh ~anos se basa, La realidad social de lo
pues , en la cualidad s
~e que éstos tienen de si

--
estf\!CtuTaS E
decisi6n y acci6¡i. r
IV
LA ARTICULAC ióN DEL TODO SOCIAL

. --•.,....,: R...n-,.;,,...es sobre la historia úniversai (1905) , ed.


J. BURCa.zuuu,.. "',-.~·· M'exico,
a Económica,
· 1943·' A . W EBER ·. I deen zur St
esp., F~.l
~Y<lo
d e Cultur ~ ~
Kultursoziologie, 1927.

Hasta aquí nos hemos ocupado únicamente de la realidad social


general. Es hora ya de que, _ciñéndonos a nuestro º?jeto, tratemos~~
determinar, dentro de la totalidad concreta de la realidad, el lugar que
ocupa la realidad estatal. Y en este punto hemos de proclamar, en forma
más categórica y precisa aún que como lo hemos hecho anteriormente
que la realidad social no puede ser considerada, bajo ningún concepto:
sino como acción humana. Así, pues, la cuestión del lugar que ocupa
el Estado en el todo social debe ser formu lada del modo siguiente: ¿en
qué relación se halla, o qué significa la acción política del hombre en el
conjunto de la realidad social, es decir, frente a otras formas de su
1acción?
Desde el siglo ~VIII y, en manera especial, desde Voltaire el pensa-
miento europeo acostumbra descomponer la realidad social en diversas
conexiones particulares. \Ciertos modos de la conducta humana se con-
ciben como esferas cerradas y autónomas, distinguiéndose las como orga-
nizaciones v sistemas de la economía, del derecho, de la religión, del
Estado, etc.', que, con su respectiva legalidad propia, dominan la convi·
vencia social.1
Resulta, a primera vista, natural referir cada uno de estos "sistemas
cultt1rales", como lo hiciera Dilthey en su ju ventud (Introducción .1 las
ciencias del espíritu, pp. 81 s.), a una especial "facultad" psicológica,ª
una ·"parte de la naturaleza humana". Pero si es acertado afirmar que
las diversas relaciones de la vida del hombre 1 como el ser miembro de
' una familia, o comerciante o político etc r~claman muy diferentes
' ' ·, d ducir
aspecto~ de .nuestra personalidad, sería, en camb~o, equivocado ~ adas
de l~ diversidad de esas formas de acción la existencia de dete~in re
51
c?ones en nuestro dispositivo psíquico. Por el contrario, son ern~el
lha mbdole Y la energía psíquicas en su totalidad, y no una Pª~de v
. d la v1 a, ,
om, re
. ' ,
las qu e actúan en cad a una de las relaciones e . d la
1~dumco que acontece es que la legalidad relativamente propdi~ ·e tas
vi a estatal · I0 1· 15□ 11
de las de l ' ~~ e1e~~ , ofrece posibilidades de desp 1egue l ropio
Dilthe ª vida_familiar o la economia. Así, certeramente, e 113do Je
, Y, en sus anos de madurez, vio en la historia "un sistema o r ~
se n e1 cual su nexo concreto se com ne de cam= s ¿·iv~-.. .....505 en

' 116
LA ART ICU LAC ióN DEL TODO SOCIAL

]levan a cabo actividad es especiales',' (Mu ndo histó


~é3se ta mbién Litt, PP· .
384. s. ). Mue
. .
stro mod o de fonn
rico PP 190
ació
117
J
n' de c.onceps.,-
mo d e Ia
v baca en esta art1culac16n, obje tiva y opue sta al psicoloois e,· ,
tos se - .
totalidad social. . . . .
Si las form~s obJet1vas, co~ lega lidad relaa varn ente propia, no pue-
ser concebidas corno denv adas de las facu ltade s psicológicas han
d . b l
deenconsiderarse, sm ern argo, ~~rno corre atGs o 1etivos
b' de formas
'pe;-
ues la reli '6n , el arte,
-ma nentes enerales ,de la aco on l del hom bre;
entr an, aunq ue
a ciencia, a econom1~ , a m?r a y e erec o se encu
en ocasiones apen as dife renc iado s, en todos los
pueblos y tiempcs, lo
ad, sociedad, igle-
mismo que la~ estr~,cturas . f~nd ame n ta~es ~e com unid
ivam ente propias
sia y autoafirmac:on_ pohn ca. Las legalidades relat
oría de las condi-
de estas formas obJet1vas pert enec en , pues , a la categ
e a sí misma.
ciones culturales de la reali dad social que se constituy
ión \
~ su observancia, consciente o inconsciente, depende la "producc
\ y reproducción de la vida real".
rend er\
Hay que partir, pues, de esta vida real del hombre para comp
demás formas de
la estructura y funciones pecu liare s del Es tado y de las
imagen· de la rea-
acción humana. Pero si no se quiere tene r una falsa s-
lidad personal y social, n o se debe e vp · una fun ·
tancia haciendo de las emás mera , · ' ella. La vida real del
oral, psíquica
om re e ser compren dida en su total existencia, corp
su vida, tanto
y espiritual, en la u nidad total de las funciones de
icas como religiosas,
sexuales, técnico-económicas, pedagógi cas o Polít
idades voluntari asl,.
~rtísticas o de otra clas e.tt ues de todas estas activ ~f·
internas y externas se com pane la realidad. del_
hombre, qu~ au_nque
su anatom1a eXJsten-
presenta grandes variaciones a través de la h1stona,
unilateralidades y
cial no puede ser nunc a estu diad a a través de las
\ degeneraciones de su patología . .
bre son func1 0nes
Ahora bien: todas las func iones de la vida del hom
to vi~e en ~ied ad
~ciales, o sea que sólo las tiene el hom bre en cuan
clásica de An st6te•
con otros hombres. Fuer a de ella sería, según la frase
vida del hombre son
les, un animal o un dios. Pero esas funciones de la
sent ªn, aunq ue

\¿ también funciones sociales en . el sentido de que repre


en _grado históricamente muy diverso, momentos impa
social que a sí mismo se sostiene y transforma. Pues_ m~ema~ Y . -
i\ rnos, aquí y en otras partes, entr e acciones volu
ternas, no debe nunc a olvidarse que, sobr e esta
ntan
separ
rtan tes d~l .todo
au?q ue diSrm~=-¡
~s
ac16n d1aléct1ca , im·
albergar las r;5e_r vas
' pera la unidad del hom bre que actúa, quie n· suele 6 de su perso na intima.
de en , de su efectividad socia . l un nnc n · .. d1
\ -~ erg1a en · r a un anáhs1s .e] con-1
1.~ La Teona ' del Estado tampoco pued e renuncia
. ,,.\.'9-
-~ •un • oder rus ar a
,( k
l '=
!
to de la
·
cone xión de efec tivid ad Socia l, tanto
stªdo en la totJlidad social como para compre nd erlo, partien
para P. d de ella ~
° ' f
-
LA .ARTICULACióN DEL TODO SOCIAL
118
. 6 en su esnuct ura y en la tendencia de
4 en su funbsoe1l~tamente cierto "que ni las relaciones 1·U~d· evolue:¡óri
ues es a
formas del Estado pu elnd
ed
¡r b'd . icas . .
cc;~ce,, I ( ~ n1 1;rólsí lllis111as ni lli las
llamada evolución gene~ e ~ ntu arx, . ~ . de la Kritik, por la
f. \n Okono . P· x). S6lo s1 se conab e a esa estruct1.ara de efecti .d d. pol.
cr i:::io
el en su significación inman ente dentro del conj vi ad q1.1e
~d ial .vvlrá en general, distinguírselo, como una fo~nt o de la
~ \'-.. \ de la acción~
VI a soc , , d ~
humana, e ~tras ,ormas d ·6=
e acc1 n y determ~ªqª es12.eci:i1
inar §Y~
f"· ~ ~ · m nto e mams mo, en una época en que la investi ~
r:},<J- de los hechos había caído en un superficial positivismo a conJªc1on
cia de un especialismo morboso, consistió en haber mantenidoCUen.
ooncepci6n de la totalidad, cosa que debi6 a 1~ dialéctica hegeliesta
nido a un singular respeto par lo real (Troel tsch, DI, pp. 32, 361 aja
.\u-: u unilateralidad se basa por completo en la pobre concepción de ue •
rr- erdadera realidad human a consiste en la existencia económica de 1 1a ;
pecie. Esta identificación era todavía comprensible para él y para su
época, en primer lugar porque la actividad económic<rsocial aparecía
como un momento, aunqu e sobrestimado, dialéctico, dentro de la totali-
dad y, en segundo lugar, porque en Marx tenía ella por objeto destacar
la zona de acción en la cual debía provocar una inmediata eficiencia
revolucionaria práctica. Pero cuand o sus continuadores -de acuerdo
con el positivismo burgués de su tiemp o- trataron a Hegel como un
"perro muerto", lanzando por la borda su dialéctica como algo absurdo,
y empezaron a interpretar a Marx al modo neokantiano, se convirti6 al
momento económico dialéctico en una especie de cosa en sí, a la práctica
revolucionaria económica frente a la totalidad capitalista en una t~ria
válida para todos los órdenes econ6micos y sociales aunque no prácti~a-
mente obligatoria, y a la concepción histórica total de la realidad social
como efectividad humana en la teoría positivista del medio de un Karl
utsky. Pues sólo en conexión con la filosofía de Hegel pooía ~m-
enderse que la gran aportación metodológica del materialiso hi~t6-
co hubiese sido ~l análisis dialéctico de la totalidad de Ja ~ida
El haber restablecido esa conexión es el mérito poco reconocido par 1
soci:
bolchevi ues, de ~org.. 1,ukacs, a quien si~ió, en ese punto,
Korsch. _aliéndosé:áel\ñét&iodialéctico Lukacs se prop<>nc captar .
J{:~
1
·f·~ · ' __,....
a los objetos de Iª soc e-
s1
\ " 1 gm .1~aciones inmanentes" que correspond'en 1

ti ~\eb) ad ci~l; de este modo, pues, "los objetos del empirismo d~


r: 1L- d concebi?oS
O)o.P.. el con untocomo· roaroeoras de 1a totalidad ' es decit, como Dl~
.t} C.Cit na o a a s{ mismo a av _ . 1m nte al
T\ --- - • PP· 178 s., 204 s., 236 ss.). Lo que diferencia esencia
maoosm.o de la ciencia · · burguesa no e ·vos
~ _ • • d lo
es el predominio e -~ • ta de · motJ
'~~~t 7¡conóml !dcos en la interpretación de la historia sino el punto de " 15
a lota 1 ad (p. 39). '
~.\
~ f. tt ~~ ~w ., ~-~ {~ ~
I

~ , r-~s~ ~~
LA ARTICULACION DEL TODO SOCIAL
119
Casi nadie duda h~y que la sociedad burguesa y, concretamente,
~ social del Siglo XIX destruyó el carácter de totalidad d I
l~da ''sustituyéndolo pcr el predominio de µna serie de puros sistee ª
Yl ·d l
finales indiv1 ua es yuxtapuestos,, ( a~'
í . qias
por e1emplo, Vierkandt, Hdwb.
d. Soz., P·. ~5_3). A e~ ~orma de v1~a corre~n de el espíritu de la
. cía pasiuv1sta que divide a la totalidad social en conexiones particul
fa: de sentido y actividad, ~o consi~erándolas como momentos única~
ente relativos de una realidad social unitaria sino -piénsese por
ajemplo, en la doctrina pura del derecho de K~lsen- como sis;emas
Ienamente inde endientes, autónomos cerrados del de
no a e sta o con lo cua , como reconoce Dilthe , se ueda "des-
coufertado" ante a comp e1a conexion e acontecer ist neo uñdo
hist~, p. 19~). No es que D~lthe~ h~~a r~chaza?o ~na ~oncepción
del obJeto partiendo de la conexión significativa social mmanente; por
el contrario: sus escritos de los años 1907 a 1910 revelan su constante
preocupación por este problema, aunque en modo ciertamente espiritua-
lista unilateral. Dilthey intenta una y otra vez fundamentar su forma-
ción de conceptos en la "determinación de la significación que tiene
una parte para el todo, sobre la base de la conexión de efectividad,,
(pp. 190, 263 ss.). Y reconoce asimismo que el máximo estado de

l
a e ación del nsami

desarrollados teóricamente"•
· ' · i . "se com renda
la relación existente entre estos momentos aislados analíticamente J

.,, Lo que, empero, le s; me en perplejidad en el proble~a del análisis


de la totalidad es el no acabar de comprender la relacion en que se
encuentra la conexión de efectividad del acontecer humano, tanto en
coexistencia como en sucesión, con la conexión de la historia universal.
No puede admitirse que ambas se identifiquen Porque en ese caso, _Por
eje~plo, el hecho del número y talento de!º~ hijos _de .~ute~ 0 Schiller .\~ -
sena tanto o más impartan te que su espmtual s1gnificaoón par~ la '\\\1-Mj
cultura (p. 299). Nuestro autor está hondamente penetrado de _la idea
· · " · · todo éne
cuan o e ami ·
r
último aso para la liberación del hombre" (p. 31_8);_ ~I esta1tz6n,
0 50 re to as las s1gnif1cac1ones, ega a
penier todo criterio para calibrar 'la diferente significación de Lutero
corno engendrador de hijos y de iglesias. h. toricisrno 1
Como le acontece a todo relativismo consecuente, ~1 15 •
~u~gués de la segunda mitad del siglo XIX tiene q~ tPnntnar en ª~ 05-
~smo _ .
.
N0 solamente la concepción de la total'1dªd, 5~
ino también el conoc1·
~!!!!.!~
. ~~:::--: ,
Jlli~to del sentido in anente de la función ~ a únicamente de la
~ pos1 '!; pues, se ún lo su uesto ~su ta n,una tata i ad vacía
..¿ción entre el momento part1 ar Y e t -- -
'-......
120
LA ART ICU LAC lóN DEL TODO SOCIAL
7
.d · l
de sentJ o as "con exio nes de sent ido" part icul ares no p d
.d 1 0 para la vida hum an~ P ues no h a , función . ue en
d . tener
sena o a gun .
. ]eme nte dada !,In0 ue a la vez no e an tea
e Vid
nos sea simp 1· "d · d 1 h b a lle
de una f orm ación refer ida a est1no e om re" y a~l sentido
(cf. Tiliich, p. 58). el tQd
., o
Por esta razón la resp uest a a ~a cues t1on de la J!!!lc
ión del Es
dentro de la total estru ctur a socia l conc reta n n unca u ~
fnna ción del ti de las de. las c1en . . d 1 S. 1
c1as e ser. 1 a Teor ía delnaEtnera
a1 . . "d
pretende que debe rech azar por ant1c1ent1, 1co •
ese estin o del hombre"
stado
Por fuerza ha de~ proc lama r. su banc arro ta com o cien cia de la cul ,
en ese caso sólo yvur á cons1ºd er~r a1 E stado com o "u~a
~omunidadtura• d~
vida que se desa rroll a con nec~ 1da~ . natu r~l sobr e los
_md!~iduos huma-
nos", y será tan impr oced ente 1nqu 1nr su fin o su s~nt1
do como deman.
dar a la cien cia natu ral el de las mon taña s, mare s,
plan tas y animales"
(R. Schm idt, 1, pp. 146 s.). ·
Erro r fune sto del pcsit ivism o histó rico y logís tico,
naci do del poder
de seducción que ejerc ía el idea l de la ci~n cia mate
máti ca1 ha sido el de

I sostener que dond e no exist a una "val idez gene ral",


establecerse una "ley" no pued e ,•erse un prob lema
que el senti do del Esta do no pued e dete rmin arse con
dond e no pueda
científico. Dado
objetividad mate-
mática, sino que depe nde de su func ión histó rica dent
ro de la estructura
total, histó ricam ente cam bian te, de la vida social, la
cual no puede ser
_ sepa~ada de los v_alo res, por todo eilo la Teo ría ~el
~sta do, ~ no_J uiere
arrum arse, necesita preo cupa rse por la determ11iac16
n del sentl o del
Estado, y así, en efec to, lo ha hech o hast a el siglo xxx.
Con esto no se conv ierte la Teo ría del Esta do, en mod
o alguno, en
una ciencia norm ati\'a y muc ho men os en una cien cia
lógico-nonnaúva.
Pues no se trata de opon er al ser un debe r ser sino
de descubrir en el
ser el quer er que ha de form ar el futu ro. Ta~ poc o
se ocup a la Teoría
cTei Estado de mda oar aauc Ho en lo cual este v aque
destm. o pers 1 º .. cont enid o de volu ntad l individuo ven ~u
ona, sino qué J
de la rea1·d 1 a
d social
~oncrcta debe considerarse com o tend enci a válid a de
verdad~ra realidad". Sólo acep tand o esta hipó tesis par
la evolució~, .cºf~
lo demas ine_ ~
dºbl
~ ~• se_ artic· ul? y
orde na el acon tece r social total , 'al punt o d. , e pennfun·
1ur
d~~tingu~r _l~~ d1~~rsas cone xion es parti cula res de
c 10n Y~1g1uf,cac1on rla cues tión de la '\·er dade raacció n s~u n su uedel
reali dad s61? P. 1110
ser c~ntest a<la mee.liante la espe cific ació n de los objetÍ\'OS
se se_nala el quer er cons idera do com o "ver dade ro" y en
qu7,ª 51 mi;llo,
cdrnnte · · ·o b relacion con] y
un Juici so re la relev anci a de las ' icion
cond . es atura es
cu1turalcs para el estab lecim iento y reali zació n de n b' tiros,
O JC
aque llos · ar
.ucs esta ~· eond"iuon.· cs
son los únic os crite rios ob1· etivos para dcter rn 10
SI a es
bº . ' • ' uma na t e a esta. ) 1 mism a .-i
es o Cll
o ct1vos ron" rctos . 1a . ver
'- -, es una conc1enc
LA ARTICU LACióN DEL TODO SOCIAL
121
be rechazarse, sin embarg o, una muy extendi da concepc ión que
~e de manera metafísi ca a aquellas condicio nes imperso nales de ·

l
convfiert_e 1.dad social en sujetos activos y pretend e llegar a la verdade ra
1a e¡·decuv
d afirmando que to
. . .
ciones de la 1 e no son
rea a
,, 1' !timo cxtr " _mo
. f uncione
. s d e una sol a con d.1c1on
.,
0 ra sea ésta a
umía la raza la libido la idea. Tal monism o es s6lo un sucedán eo
ccono ' , . f, . .
de la re igión, pes1ma 1~~ta 1s1ca y n~ tiene na~a que .ver .
con la ciencia.
Respecto, a _la cucst1on sobre la 1mport~ ~cia que entraña la acción
cconómico-tccmca del hombre ~-ara . su activida d estatal, somos de opi-
'ón concidiendo en eso con Tonmes , l\fax Weber, Scheler y Troeltsc h
DI l
(lll, PP· 361 ss,- ) _-po; c~tar
• 'l
so o a1gu~os autor~s -, que las formas de
actividad econom1co-tecn1s:a, que son siempre , sm duda, variables sólo ,,.~,,-..:·...,•..,.n,.i
;iativamcnte indepen dientes, constitu yen, por decirlo así, la férrea
nna ó cu a existenc ia en todo momen
J' .
negar que esa armazón social actúa abundan temente en el sentido de
estructurar la realidad social, pero no cabe tam co olvidar ue una
acción puramen te económica es algo inexiste nte. P ues to o acto uma-
ño aparece conform ado por el conjunt o de las condiciones concretas
naturales y cultural es y sólo puede ser calificad o de económico, político-
jurídico, etc., según el con tenido de sentido prepond erante en cada
caso. Ni siquiera en los más candent es puntos de la c\·olucio nada.
economía capitalis ta de tráfico actúa el puro hamo reconomicus, sino el \
hombre real, quien siemp rc • aunqu e en grado menor, aparece determi-
1
nado también por motivos extraeco nómicos .
Nunca puede, por eso, consider arse al Estado únicame nte como fun-
ci011 de la economí a. Es indu dable que la estructu ra económi ca man-
tiene con la estructu ra estatal relacion es muy estrechas e impcrtantísi-
mas, pero ni tienen carácter exclusiv o ni son tampcco relaciones de\
cau~lidad unívoca . Hay que concebi r, pues, al Estad_? _partiendo d~ la
total!dad de la realidad social, dentro de la cual la act1~1dad eco~ó~i co-
t~mca no es más que un moment o, aunque, en la sociedad capitalista,
ciertamente decisivo y sin cuyo conocim iento no es posible llevar a cabo
una fructífera investio aci6n sobre el Estado.
r ~l ~~ho de quet> .Marx y Engels hic~e~an cons!sti_r la, "v~rdade~a
calidad del hombre en su existenc ia genenca economi~o-tecm ca (Lit.
Nachl., I, p. 384) hay que explicar lo únicame nte entendie ndo que, con
dio n h an querido
. .
. ' 0 formula r nmmma aseverac·wn
' de validez oeneral
.o . '
'.itno tan sólo caracter izar el conte~id o de aquel querer hi st6?co-social
~tte debía llevar a cabo una revoluci ón, activa Y llena de sentido, d_e 1~
º~creta sociedad capitalis ta de clases. Hoy no puede ne~arse, 1:11 si-,
~U1era por los que la combate n, qµe tal tendenc ia constitu ye _Jttsta-
tente el contenid o del querer político más genérico de nUC$tro tiempo.
LA ARTICULACION DEL TODO SOCIAL
122 .
~cl deducirse de la dialéctica de las "relac·
1
Pero . n~?ca hi;¿;; de que se trate en aquel caso de una ten dºnes_ de Pro.
d.ucc1ll6n e1de d
sentido y no meramente e un cambio sinenc1a evolu.
nva .e.na Engels pretendía representar el objetivo de la e sen~do lli
clirecc16n. . al" vo1uc16
la "asociación libre e igu . de los homhr~ como "un progreso de n de
inferior a lo superio~, mediante una conex16n causal y a través d:de 10
entáneos retrocesos (Feuerbach , P· 38); pero la detenninac·ó tno.
1
:rección llena de sentido de este devenir sólo puede concebirse n de la
terminación de dirección del querer humano. La libertad "y la tºrnldde.
como contenido de voluntad, no se pueden explicar por las congd~ª. ad,
. smo . que, como l
económico-técmcas uego veremos, dependen en rn1c1one¡
esencial de condiciones histórico-espirituales relativamente autón:nera
El materialismo histórico está, sin duda, en lo cierto cuando rechas.
la tesis de que cualquier idea pudiera, en cualquier tiempo, ser soc::
mente eficaz. El es íritu determina sólo el modo de ser de la cultura
El material de a formación concr~ta, a realida social no es cosa qu~
L, w,1 cletermme el espíritu, sino las oscuras fuerzas impulsivas de] hombre"¡
>'.. '
1

as relaciones de prÓducción económico-técnicas a ue ellas dan lu ar


y, asim1smo, as re ac1ones cua 1tat1vas y cuan titativas e la población y
la división del poder pülítico (cf. Scheler, W issensformen, pp. 9 s.).
Si el impulso de reproducción no puede ser referido al impulso de
nutrición, cosa análoga acontece, y aun con mayor motivo, en las fun•
dones de vida que despliega el hombre de la cultura.
El hombre recibe, a través de la historia, diversas improntas espiritua·
les, algunas de las cuales forman en modo tan profundo su esen~ia
que, aun cuando nunca son ellas independie ntes de la conexión social
de efectividad que las transmite, perduran, sin embargo, durante muchas
\ ~eraciones
. independientemente de 511 orisen. Por esta razón, ~un
en los casos en que no puede dudarse de la génesis económica de cier·
tas formas religiosas, artísticas u otras, con frecuencia no aparecen tale_s
formas condic!onad~s, de modo constante, en su validez, s1;1 ejempla:~
dad o ~u obhgatonedad, por su raíz económica. El propio Ma~ _
reconocido la autonomía del arte en este respecto : "no radica la di~1
_ tad -dice- en comprender que el arte o la epopeya gríe 00S se enc.u.er,_
trañ unidos a ciertas formas de Ia eyo)ucióo w;ial. t,o difícil es ,!:.."P ~
c~rse ué eden r<J orcionamos todavía oce estético va~er en
\ cierto _modo como norma modelo inase ui es"
riti , P· XLIX • pía
e O viene a reconocer, en sustancia a ega i a relativamente prop0r
del. carácter espiritual del hombre ~o comprendiéndose fácilrncnte. el
5
qutil~ had de tener validez relativa~en te independie nte de SU géneslbarºº'
no el religioso, el moral, etc. s·in CDl 27 oae
es e e v·d , . y
1
. 1
ª artístico
e ni¿sm~ Engels, en su conocida carta a C. Schmidt, de fe~hd red10,
octu re e 1890, ha reconocido que también en la esfera de e
LA ARTICULACION DEL TODO SOCIAL
123
uecha dependencia respecto a la econPmía no
puede caber
..M cUYªhes cada vez más patente
"""-
fl .
Juda, " acede las relaciones econom1
la qui
, .cas"
ebra de la tesis de que es un.
. La cultura en su totalidadl
lf'IJ" te eJO e ~a forma que se alcanza y mantiene
cJL
p0 es~ ~te sobre las generacione
y que luego actúa
uvaro , . s que se suceden. Es, cabalmente,
roana fonn a impresa, ps1q .. . .
u1co-esp1n~ al_, que v1v ien~o se desarroll
~ ~ afianzamiento y progresos umtanos de un estilo de vida a>
~or ina el material social-vital con que se que
encuentra, en lo que la
cul ra consiste, y no en una especie de museo del espíritu
~n virtud de esa "ca acidad culiar de reacción objetivo.
de las diversas fun•
. es sociales" que Enge s a mite, surge -au n para
:eran a ti cultura_como un _simpl~. re~ejo de lo econ
aque os que con·
ómico o de
cualquiera otra funci6n metafísica on~mana- el
roblema de detenni-
nar el sentí o d da un r
de a totalidad sociaL Y la T eotja del Estado ncio nes e vi a entro \
habrá de investigar a
funci6n del Estado dentro de la realidad social
concreta.
V
LA SOCIEDAD CIVIL

"'IN' Gesch. d . sozialen Bewegun g in Frankreich lSSQ


LoRENZ v. ST,.. .
. 1921 3 vols.· v. MoHL: G ese h . u. L'iteratur d . S taatswissc,nsch f' re·illlpre,
Sl6n , ' od K . z·ismus, "D'1e
2 vo1s.,. SoMBART : Der ,,m erne dapita l G gesellschaft1·ahten, 18 55
d . d S 1c e ~ At ·.t'
t ªºgen im Kapitalismus , parte JX e run nss • oz.ialokonom·k· BV\.Jlli;¡¡.
. l . d G
"Sozialfor~ und Soz1a ~e~st_ . egenwar t".' Hd .. w s .
h • d . o~~ologie, ¡pp.' lUEp
s'.
GEIGER : Gesselschaft1 , ihid., pi,.
201 ss., ToNNIE s : 11 Stande und Kl160 ss.,
ibid pp 617 ss.; MoMBERT: .. um ,x
0 v,1csen der Klasse" , Erinnerung assen" ah ,
M;: We ber, 11, pp. 239 ss.; G1ERKE: }oh. Althusiu s, 1913¡ T ROELTs~~ : ~/
stoisch-christliche Naturrec ht u. d. moderne profane Naturrecht, N. W i¡i
PP· 166 s.; HELLER : Die politischen Ideenkre ise der G egenwart, 1926. ·, n,

La sociedad , en cuanto concept o recíproc o del Estado, es un fenómeno


muy reciente en la historia de Europa . Su aparició n se halla estrecha-
mente unidad al pleno desplieg ue de la forma económ ica capitalista, a la
definitiv a liquidac ión del orden social estamen tal y al nacimiento de
la "socieda d civil". Quien trate de esclarec er el significa do cabal de la
palabra sociedad , tan equívoc a en sus acepcio nes, habrá d e tener muyen
cuenta esas realidad es histórica s.
El extenso "catálog o de los concept os de socieda d" (Geiger, pá~-
n as 203 ss.) presenta , en primer término , un concept o genérico _de
sociedad según el cual ésta vendría a ser el género humano ent:ndi~o
como el contenid o abstract o de todas las formas de la convivencia
humana , o sea que por sociedad se entende ría la unión entre los ?oro·
bres, en general. La gran importa ncia que este concept o de socie~ad
tuvo a principio s del siglo XIX consisti ó en que él supuso u na corrección
~ del concepto jusnatur alista del individu o aislado. No h ay duda que
esa unión se incluye también en oeneral la comuni dad, en el sentI 0
.f
de Tonnies. Debido a la int~rpre ~ci6n ;acional ista-indi vidualistª, q~e
~a seguido ejercien do influJ· o hasta nuestro s días y por efecto de..~
liqui·dacion
· ' d e todas las formas '
sociales tradicio nales, p crci'bese en ho rc11
concepto de sociedad el eco del concept o de la societas del Derec }a
Ro~ano , que podía incluso compre nder a la societas JesH, Per_~tos
sncietas roman'1 t' , •
contrac tua1 entre
.
de derecho q s ica h consiste en una relac ión d' sllJente
l1'b . ue se a11an frente a frente como p artes J· urí }Iege1
. d1carn
res ~ iguales, es decir, la forma de agrupac i6n que a p artir
-.. sde des~a ~la como la estructu ra fundam ental caracter ística de ª 5
ocie- t
a c1v1 . - de
C uando I ¡· •• bstracto• ·
l . d d ha itcratura y la poesía clásica h ablaban , en ª hL1111:111 1•
ª sacie ª u man a, en realidad se referían , en concreto , 3 1:1
124
LA SOCIE DAD CIVIL 125-

.. ·zada europea d_e su ti~mpa , ~ sea, sust~n cialme nte, a la socied ad


ista-um versah sta. Y baJo . tal
concep to se t
dad c1v1hsenu·do human l ·¿ . .1 conce dida en en-
por el Estado absol _
cMI en . de liberta d de a v1 a c1v1
f h b' . primer o pau
batido
¡jía' 1a esfera te en eso. En esa1 es erad se.. a Iia .com
, .ca, y por la libertarad
. tolerantonomi,a f rente a a orto oxia ec es1ast1
05 ta, .
r la au . . l 1· el económ ico-
Jof ·d 1en el terreno esplnt ua y 1teran o y tambié n en '
. d1v1 ua la dommac ·
· Iuusta.
· 1'6n f eu daI-a bso As1, pues la socie-
!11 • . contra
n1ta1ista'. 1 ·¿ d 1 . d d '
que no está someti da
car ..1no es otra cosa que a v1 a e cm 'a ·¡ano ·
· ' -·co m• estatal . El mut1
daél. civiún pader ec1cs1asu · mtent o de concil iar con-
aning}mente la soc1e · da d c1v1 ·
· ·1 con el a bso1ut1smo tuvo una mlercs· ante
cep1:ón en el § 2, I, I del Derec ho territo rial prusia no: "La socied ad
:{ consta de varias socied ades y estam entos más peque ños, unidos por
¡ naturaleza o par la ley o por ambas a la vez."
ª El origen del concept_o de _socieda?, como n_acido de la tensió n polí-
tica provocada por las exigen cias de _h ? ert_a d e iguald ad de la burgue sía
frente al Estado absolu to y a los pnv1leg10s de sangre , es cosa que no
se ignora mientras los derech os de libe rtad constit uyen" para la burgue -
~a objeti\'os de la lucha polític a (cf. Landshut, pp. 82 ss.; Forsth off, Die
off. Korperschaft im Bundesstaat, 1931, pp. 8 ss.). Así lo declar aba el
propio Bluntschli en sus prime ros escri tos: "El concep to de socied ad
en sentido social y polític o tien e su base na tural en los hábito s e ideas
del tercer estado. No es, propia mente , u n concep to del pueblo , sino
sólo un concepto del tercer estado aunq ue ya sea usual, en la litera-
tura, identificar al Estado con la socied ad civil" (Blunt schli-B ratcr, D.
Staats1vorterbu.ch, pp. 246 ss.). De maner a convin cente ha mostra do
La~dshut cómo aparec e por vez prime ra en Alema nia con Lorenz v.
Stem (1842) la palabr a socied ad para design ar la conexi ón de los pro-
blemas de la liberta d, iguald ad y person alidad , y cómo, a partir de , 1
entonces, determina el caráct er propio de la Sociol ogía. . . iu-· .
.~n u-15-C
s
lo sucesivo, la relació n entre el Estadol y la' .socied ad civil1con , -r \___,. '1
tuna
.
el , .
mas import ante proble ma, tanto en o teonco como en o prac- 'LCJ--
' j~k• de la política de Occid ente. Para el pensam iento burgué s abstracto-
~, c~n;al, la sociedad, conceb ida de modo univer sal, según el model o del
del !~&to ?egeliano no dialéc tico de la ''.,§Q.cied ad civi l", ~s aq uella : sfera .
l~ "natur al" de las fuerza s jouale s gue el Estad~ de1~ ~o=
rtad e 1n eIuso consid era como supu esto~ º· O b'ien se 1d"nt1f 1ca
0
~ -~.... ::.--- - t:
a~ nd
lllod~~-o, como nos dice Blunts chÍi, con la socied ad civil, liq~ida º'. ~l
co"'o ilheral, la idea heoeli ana del Estado , y queda1ndof. la soc1edt1?d lc1v1l
·~ e ·
j
egoíst 1stema de la depen dencia univer sal de os mes stpar d 1

carnb: ª del enten di~nt o"


b

eces·~s, o que ya Heoel llamó el "Estad o extern o, el82E ª~ºYª


(Rechtsphi losopTíie, §§ I c.:OIYrepto
. d d es U""
cu ares
\
"-\:,~~
!.., 3). h_n )'~
IS·
. o, para-:: :r-~=~
t6 rico :.:::::: :_ a ·
e pensam iento sociali sta la socie . Cil c..•anto
concret 0 , absoluta mente dinám ico d'ia l,ecuco, Porqt,e '
LA SOC IEDAD CIV IL
126
sociedad de clases, con tien e una bue na d~sis
de opresión
dad sociales y aparece cargada por las te1;1sion~
de poder ~edesigual.
sociedad y el Estado eng end ran hoy las exig enc
1 <lel proletariado (cf. Freycr, pp. 2~3 ss.).
. Una teoría del Estado que quier~ resp ond
ias de libenad e tntre la
&ualdad
er a lo~ puntas de .
de la ciencia de lo real ha de concebir al Esta
do partiendo d l ~1s1a
to de la realidad hist6rico-concreta de la soci
edad. El esp~ .conJun.
forma de esta sociedad civil real sólo pod rán com
prenderse ca~tl Yla
5¡ se los investiga sobre la base de su evo luci ón desde el
Renaci~ mente
la Reforma. En los tres siglos que corr en has ta
. '6 la Revolución frento Y
se van prep~ra~d.º 1a _seculanza . .6
c1_ n y _emanc1p ac1 n respecto a loancesa
ecle-
siástico, el md1viduahsmo y el hbe rah smo sup
uestos de la demoera .
igualitaria y de la economía capitalista de cam
bio que han de alean:
luego su plena eclosión en el siglo XIX y que
determinan de manera
decisiva la actual estructura del Estado. En
lo que sigue hemos de
reducirnos a señalar las grandes líne as de la soci
edad civil plenamente
desarrollada, que nos mostrarán, esquemáticame
nte, la idea y la realidad
de la sociedad civil económica y de clases, así com
o su conexión con la
historia del espíritu. ·
La sociedad civil, según su idea económica, es
la sociedad pura de
relaciones de mercado entr e sujetos económicos
iguales y libre
\ pathos de su pensamiento de libertad aparece basado en s. E
de la autodeterminación y autonesponsabilida, el ethos
d que a cada pe~na
debe corresponder respecto a sí misma y a su
propiedad. Su pnmer
supuesto es, pues, la libertad y la igualdad jurí
dicas de las personas.
Deben éstas poder traficar econ6micamente con
plen a libertad de ro~·
, tratación, sin intervenciones mo l~ta s de las
autoridades, y deben, asi·
mismo, poder disponer libremente de su propied
ad privada. La alt~.Y
_ \ creciente división de trabajo que se pro duc
muy avanzada, reclama necesariamente una e en la economí~ de ~~i;~
calculada :raaonal~ es
no sólo del trabajo económico sino, en
lo posible, de
Y, ena modo muy especial, de las político-jurídic todas 1~ r~d~tde
as. La pasibih estaS
reali1:3r previsiones formales se deb e.a la econom
ía
relaciones de cambio, · que la econonúa del dine del dinero. Elables,
ro hace cal~ ¡ente,
entra? todos los productos y medios de producci6n
también las actividades corporales y espirituales
y, par conS1guroJuc-
del hombre,. E~ pdireciO
tor sólo fUede utilizar su producción en virt ud
del cam~ioein ata sU
que el dinero hace posible. El producto del trab
ajo no uen ~nCÍ8·
'ti°1uctor otro destin~ que el de cambiarse, con virt
~ econ?mía capitalista de mercancías cobran
ién d~ en;:ter ~
:..Si:~
6 también e ans<> dei
acciones Y omisiones, tales como el ocio en cuanto
d~ 0 noJJlÍ8
J
ded · J que no tendrían ese carácter en el sistema
de un
ica ª 8 la mera satisfacción de necesidades.
LA SOCIEDAD CIVIL
127
, n la idea o, mejor, la ideología, la
~egu ¡talista surge como consecuenciacon exión de la sociedad eco•
de los contratos libres ent re
nól1_11~da caosp soberanos, como un grupo
._.i:\11 u de carácter final, determinado
nte en cuanto a su conten1ºdo y

1~~~\"(~h
JIJUA
par a un lapso de tiemp0 \,
ex a~ Jad vien_e a ser algo así como
el sed
~ ~ o" al realizaxse todos los contratos parimento que se produce "po;
1

!· .,ue ticulares. La única norma k \.o-


st flllSIIl-on oc c es el int eré s ind ivi
dua
se .......
1del mercado, que sur ge de1 lºb ·
l ego ísta, la úni ca ordenación la ·.e
· e_'-~\
1 re Juego con1un to de los intereses ,,,.,
1 ·culares.
l parnLa economía de cambi~! cua nd~ alcanza
ecesariamente la destrucc1on en cuc ulo un nivel elevado, acarrea
s hum ano s cada vez más am•
nlios de todas las conexiones vitales
forjadoras del ser del hombre de
~atu~eza irracional, sen tim ent al y trad
icio
de trabajo" abandonan los órdenes firm em nal. Millones de "fu~rzas
ent e estructurados de la fami•
lía y de las rel~c~ones de vec ind ad y
de patria, los de la tradición
profesional º. rehgi~sa, y se desplazan a
empresas. Viven, sin dud a, en su nue valos lugares donde se hallan las
morada, numerosas relaciones
de amistad pero, casi en absoluto, nin
gún vínculo de comunidad. Se
las inserta en el proceso pro ductivo •de
acuerdo con lo que imPonen las
exigencias económico-técnicas y se las
somete a la disciplina de la em-
presa. Ya que, por pri nci pio, cad a hom
bre es, en el sistema capitalista, \
un homo mconomicus o pur o
comerciante, la libre concurrencia,
tada en una mera relación de do ut des, asen~
no pue de verse trabada por
normas o formas de com uni dad tradicio
nales_ y extraecon6micas. Qu ien ,
en la lucha econ6mica capitalista, se
muestre sensible a tales motivos no
econ6micos, ya sean de nat ura lez a soc
ial, moral e incluso política, lleva
camino de ser aplastado. Y, en todo cas
o, en
l~ rá si:mpre mayor éxito aqu el que me igualdad de circunstancias,
nos obstaculizado se vea por
mottvos a1enos a la economía.
. ~ idea del libre juego de las fuerza
libno armónico de intereses me dia nte els autorresp~msables, la del equ~~
mercado libre y la de la conStl·
tuci6n no coactiva del todo social por
la automática ordenación del
llletcado, todas estas ideas decimos, en
cua nto se proyectan sobre 1
d~anización del Estado y 'de la socied
ad, no son más que estupend
isfraces que enc ubr en un a situación
~:e casi completamente opuesta ª 1
~patentan, ideologías justificadoras que
co¡
E~ consciente, cumplen, sin embargo, la, aup q~ e no lo ten g~ .
t'O~ciencia de la sociedad bur gue sa. función. de tra?'!uihzar ª
Pu ~ en la sociedad. c1v1l ~a l .Jlº
~t e nin 'n libre mercado de
cambio, ni compet
~ F nsabi_lida aut ete nni nac i n ibres y, so~ encia hbre, ni auto-
i -, º ~ no aut ont ana e todo re todo, no se f{o c~
social mediante e! jÜego 1 re ee
~ m s . La sociedad civil
rea
ya llnión se ma nne ne me dia nte el pre l es un a SOCledad ~e s clases
dominio de una de e ª ' pa
LA SOCIEDAD CIVIL
128
. •a es sin duda, necesario el mantenimiento d
cuya subs1stenc1 , . Id d L .d e1 ·

L , d l l'bertad y de la 1oua
logia e a I

Estado se

1
.e'n al arsenal e as I eo1og1as
d 'd
a .
l h
abstenga de intervenir en la vida económica. Tal
a soc1e
l
no se caracteriza, como se dice~ par e _ec io e que en ella el e,,elª~s <l
ad capitalist

' encubn'doras Puel ea perte.


a
da ideo.

·a déb¡\ 11
nece ta mbl .
• t ente del Estado que desp11ega a la vez, en la época · s se t
-1 , . rata
JUS am .
. perialismo una patcnc1a hasta entonces d esconocida . El \..v.as1ca d¡
11
d d e
im
lema de la sociedad ' . ·¡ . <l 1 l er a er
c1v1 no es, en mo o a guno, a ausencia de . 0
vención sino la mov1 1zac1on ·¡· ·' pnva · da del poder estata l para una podlllter.
,
intervención en el campo econom1co , . . e·1ternos el mas, convincente erosa .
C]Clll-
plo: el patrón y el obrero aparecen f rente a frente como partes jurídi-
mente libres, e iguales de un contrato; pero el patrón es señor en
casa, es decir, corno propietario de los medios de producción, dispo~u
de modo soberano, por la ordenación de su fábrica, sobre la ordenació~
del trabajo y, para velar por su observancia, tiene también a su disposi-
ción los medios coactivos del Estado.
Cuanto más enérgicamente se hayan atacado las formas tradicionales
del poder y más se haya proclamado la igualdad de derech_o público y, a
la vez, de modo más exclusivo se hava basado el poder sobre la econo-
mía, más patente se hará la contradicción, y más fuerte la oposifión
contra la clase dominante . En todos los órdenes sociales conocidos hasta
el día existieron grados de poder social. En las situaciones sociales más
primitivas se encuentran ya relaciones de dominación asentadas sobre
\ las diferenciaciones naturales de la edad, sexo·y aptitud personal. Tales
distinciones no engendran clase~ sociales porque los privilegios que se
les adscriben no son hereditarios ni pueden compararse (cf. Knabe~·
haus, Die polit. Organisation hei d. austral. Eingeborenen, 1919). Sin
duda con mayor motivo una cultura superior ha de requerir un or~en
social jerárquico. E11 •e! propósito de justificar la organización cla 515'.ª
r de la socie<lad civil se ha llegado a considerar la dominación de la clase
superior corno el resultado de la desioualdad natural de los hombres,
1

~ cuand~ no se prefirió negarla pura y


Jcualqmer forma como cosa tradicional. La superioridad "natural de
simplemente, o legitim~,rla ~~

dase Jominante justificábasc hace aloún tiempo en oeneral, sobre b~se5


d·arwmianas
· · hº}', en O
' 0
' rac1stJ,
N0 Y cambio sobre los postulados de la teona .
, . iento
cabe duda que el orden de dominación basado en el naod el
est ª.ba también condicionado económicamente y h::ibía acarrea \re
ennquecim ient0 econom1co, · d.e 1os estamento . Pero Jo e~ 1ni·
• s dominante s. 1
una_ ,1mportante diferencia político·psicol6oica entre ese orden de Ilera
nac1on
. . y el eIasista, ·
que Sombart formuló~ plásticamente de la J11J J•rosO·
s1omcnte· "- ·Q 'é , "' U p 0 t:
r-..L · S · Ui n eres tut, se preo1:1ntab a antes. - n LL1e10 0 1
- uego eres neo · -¿ Q , , se interro0a ahora. - U n n·co · -- oti\'os
0
uc eres tu?,
eres poderoso" (D .1 K . 0
"'" '\ por J1l
cr 11IOC1erne a1ntalismm , 1, p. 581 .I'

s
LA SOCIEDAD CIVIL
129
. d'ametralmente opuestos, y con finalidades de agitación
, cos i "f. l 1 1
p01t1 mbra hoy identl 1car a case y e estamen to, por lo que la ·,ver-
1 se
3c05tll . cia de~ tratar de esclarec er la diferenc ia fundame ntal
Jadera e1eb:s formaciones existe. Y sólo lo podrá hacer si logra sen-qaluae
tre am . . "f· . .
en diferencia de sus r~spect1vas s1gm 1cac1ones en los conjuntos histó-r
l~co-sociales característicos de ellos. Aunque , sii:1 ~uda, e~ una orde-
n ., social de estamentos basados en el nac1m1ento puede haber
nac1on f. . 1 .l d ,
de clases super 1cia es y a1s a as, y en una sociedad de clase
Iuchas
se tamb"' 1en resa b'10s de caracter
. '
ueden descubrir estamental, si quére-s
pos obtener un concepto claro y fecundo del estamento y de la clase
rebemos utilizar la conexión total de las situaciones históricas que reci-
bieron su peculiar fisonomía de uno u otra.

El estamento aparece en Europa, de manera paradigmática, en el


orden social feudal. Lo que daba a éste su finosomía era el estamento
superior, el cual, como lo revel~ el mü,mo nombre de la época y de la
estructura, se asentaba económicamente sobre la posesión de la tierra,
rechazando el comercio y la artesaní a como quehaceres impropios de su
condición y aislándose, abrazado a sus conceptos de honor, de los otros
estamentos. La función que estimaba propia suya, en el seno del con-
junto social, era la de direcció n militar y política. Al cumplimiento de
esta comisión debe, originar íamt.::nte , que se le ~oncedieran privilegios
de püder permanentes y jurídicos . Como sucede siempre en las funcio- ,
nes sociales, lo que importa aquí no es, en primer término, el valor
personal, sino la acción social. Pero esta misma vino a quedar reducida
a simple apariencia cuando la trnnsforma~ión de la técnica militar, de la
f?rma econ6mica y de la estructu ra del peder político_ d~j~ro~ al noble
si_~ función para el conjunt o social. Constitu ye una s1gmficat1va redu -
cion a lo estético de la misión del · noble aquello que Goethe hace decn 7
al res~ntido Wilhelm l\.1eister en la carta que escribe a su cu~ado Wer-
ner : Mientras el noble todo lo da con el papel representativo que SU
persona cumple el burgués no da en ese aspecto, nada Y nada debe dar.
\ 'l , , ,
· que solo está obligado a aparenta r; éste sólo a ser. · ·,, .
Por su estructura económ ica, jurídica y espiritual, el tipo est ª~ent~l
dle sociedad es internam ente una forma estable, con una estrat1gr~f1a
e ara f" ' . . '
~ Y mne, delimita da en sus capas d e manera 3un
· 'dicamente precisa.
. í
dn obstante todas las oposiciones y las -constantes luchas, la Jer~r~~ a
Sel poder de los estamen tos como tal , no se pone en tela de 1d1c10.
~cavada internam ente poco, a poco durante ]argo tiempo, edstal or efna4
<'ton so . l . , P . or obra e as re or4
cia es definitiv amente liquidad a en rusia P
n1as libe 1
E. ra es del bar0n de Stcin. . . l\o influyera
p,1 ra ~ lo sucesivo pudo ya todo el mu~do, s1¡ J~~r ~~e;es inmuebles
:ida el estamen to a que se pertenec iera, ª q
LA SOCIEDAD CIVIL
130
1 1 lesia O los campesinos o ejercer la artesanía
de los fa propiedad, la libertad 4~ contratar y la d~ lª I.i~r-
=~~1s,Ydeúltimos
~~ restos de las ordenac10nes estamentale lll1c1}¡ 0
elnmnaron 1os . . d l · d d s Ygreh,. •
.. ron el crecuruento e as c1u a es y crearon lasco d· .••da.
les,
. rír,mune
. ra una sociedad c1v1 . ·¡ desarro11ada. As1,, pues, la don .ic10",,es
JU 1cas pa . I nunac¡,
, . t 3 diferencia de la estamenta1, s1,1pone 1a 1gua dad de pod . on
d asis a,
. base
. . I . er Ju ,
dico, su efectiva consiste casi exc us1vamente en la desi ri-
h
mica afianzada Por la erenc1a.
. La 1 . . gua1dad
e ase no tiene el carácte
econ6 , 'd d . r cerra
do del estamento. En este sentl o es exacto ear que suele prod . ·
. 1 1
un intercambio de personas entre as e ases socia . les, intercambio
. . quucirse
"
· · fá ·¡ I
la sucesión de las gener~c1ones ~s c1 y sue ~ ocurnr. e un lllodo · d e en
típico" (We~~', Economia 7 So_ciedad, 1, P: 31.~). Es Justamente la
especial cond1c1on de esta s1tuac16n de donunac1on, basada sustancial-
mente en la propiedad de bienes muebles y, por con6iguient_e, sumamen.
te inestable, lo que distin~ue so~r~ todo a la clase del estamento y lo
que hace aparecer a la sociedad c1v1l como un confuso agregado informe
de situaciones de intereses económicos en incesante cambio.
Donde aparece bien clara la estructura de la sociedad civil como
dominación de clase es en las partes del contrato de trabajo industrial.
En este contrato aparecen frente a frente, jurídicamente libres e iguales,
el que posee el capit~l y, por él, el mando de la economía y quien, como
'. trabajador intelectual o manual, no dispone de otra ~osa que de su tra-
l bajo. Desarróllase aquí, de la manera más pat~nte, la idea del orden
característico del liberalismo que al llevar a cabo, en el máximo grado
posible, la privatización de la economía, conduce, en último extremo,
también, a la privatización del poder político. El dominio de clase,
basado en lo económico privado, se extiende luego a todos los demás
campos económicos y políticos. Su máxima perfección se alcanza en la
dominación del capital financiero. El pequeño comercio y el peque?º
taller carecen siempre de importancia para la estructura total de· la soc1e·
dad civil. El estilo económico capitalista imprime su sello incluso a la
economía agraria, pero en este terreno, por falta de un predominio abso-
luto de la gran empresa, no puede imponerse en forma completa. .
El ejército creciente del proletariado industrial no puede ser consi·
<lerado ni como estamento ni como profesión específica y, p<>r con·
· ·
siguiente, tampoco como estamento profesional. Las prof es109es • que.
han conservado cierto contenido estamental, como los artesanos, P~
queños labradores, funcionarios e intelectuales carecen de impcrtancia
· · para la estructura total de la sociedad.' A la masa de emplea·
deosiva
0
¡dos, cuyo número crece rápidamente y que algunos consideran coJll
\ 1un nuevo estamento mtermed10,. . le falta ' sobre todo para poder desarro· · .
'lllar una función socialmente eficaz de carácter cs;amental, la concien
LA SOCIE.DAD CIVIL
131
. de este carácter que la ~antuv iera unida en lo interno y nítida-
ªª delimitada en lo exteno r.
rneni indudable q~~ ni los ~bre~ ni l~s ~atronos se hallan en la soci~
·vil en situac1o n de aislamiento md1vidualista. La situac·ó
dad c1 bl. l . 1 n con
aeta de intereses o t~a a os pnme ~ a opo_nerse al poderío de l ~ J.mM .,.
_,.,.pP<fores de los med1~ de producc1_6n . median te la constitución d \,\.j
~ solidarios, .orgamzándose en smd1catos y corporaciones. Pero J liJJ.{)JiJ1
J~__
~os grup<>S, lo ~~~o que los formados I;X>r los patronos y los cáneles , ok lu- 1
san sólo, par prmc~p10, ~pos para un f1~, ~estinados a compartir los
.riesgos, y no e_ntnman m la v?lunta d SU~Jetlva, _n i la posibilidad obje-) ,.
1Ji\'a de producir una forma social que pudiese modelar la sociedad total.
e
En los casos en que, como sucede en las organizaciones obreras
socialistas, se trate de algo más que un grupo para la defensa de inte-
reses individualistas y surja un espíritu orientado hacia la formación
de comunidad, su propósito no es el de sostener la sociedad civil sino,
p<>r el contrario, el de realizar en ella una revolución. Ello se debe, en
último extremo, al hecho de que el pooer de clase de la burguesía xe-
nunció desde el primer momen to a tocia clase de legitimación. La legi-
timidad de la dominación basada en el linaje nunca fue sustancialmente
negada durante el tiempo en que tal principio rigió. Pero el poder
de la clase se instauró en nombre de la libert~d e igualdad "de todos".
Según la base de su legitimación, la sociedad civil es el juego, libre de
pooer, de las fuerzas iguales y, por esa razón, no puede justificar, en
el fondo, pader ningun o y mucho menos el de una clase. La diferencia . ,
esencial radica, por eso, en la conciencia del estamento y en la de la --<~"'. ·
clase. La clase no aspira a ser una part~ inserta en un todo ordenado l . ~
y unido para un destino, sino que anhela ser "todo,, En los ~ism~ , ·'"
comienzos de la Revolución francesa esta peculiaridad de la conciencia ·•
dt clase de la buroue sía fuei expresa da en forma gráfica par el abate ........, ......
Sieyes en aquel célebre pasaje: "¿Qué es el tercer estado? Actual-
mente nada; en realidad todo" (cf. Freyer, PP· 276 s.). . . .
Gracias a esta concien cia de clase, intencional, la soaed~~ civil se\
con~ierte en un concep to palítico .y la clase en un fact?r d~cisivo _de_ la
realidad política " social. Pero la opinión de que la 51tuación ob1eud~a
<1 l ; que
.e as clases tu\'iera convertirse, par necCSJ'd3 d causal ' en una.. ,is-
tinción de clases sentida o conscie nte y, finalmente, en ~nª.Ji:r sicion
entre las clases sólo está J·ustificada si se-admite una contmued1a hnbece-1
sa . , .
d na en la historia del espíritu europeo. Sól
t . 0 en d t ces se pu e- a ar
d d ra falsa.
una conciencia de clase adecua da _o madecua a, ver ª e , O como
abconciencia que don Quijote tenía del Estado a
ca allcro andante puede ser' en verdad, cons1, era a
q~r p~ten;~~~imente
,1 a la
como f l , b' . del Estado con arrcg o
a sa porque la situación o 1cuva ' r tanto per·
cual era \·alorac.l a at1uélla, era una situación pasada y, Po • '

t .
LA SOCIEDAD CIVIL
j 132
.s... .
fectamente co
nocida Pero ¿cómo puede hablarse de una
· . . . ., . concie .
_..::. dd · se toma como cnteno una s1tuac1on social que , nc1a
"' ver: a era s1 . . d l d d aun no h
=- II d roducirse? El cnteno e o ver a ero y de Jo fal a
~ r ega o a p ¡ ·¿ d d
11 'd ntemente aquí, una rea I a pasa a o presente, sino unasot nodes,
'V0 evi e
• ·J
'
l de evolución que se ap11ca· en la actua11·dad. en en.
.. c1a 1 ea d l . . d
v > El criterio que informa e da 1ºn~~enc1~, e de1alsc es '1ibertad e igual
dad", 0 sea la pri~iti va base e ~g1 u mbac ion e da . so~fedad civil, cuy~
realidad lia ido a encontrarse en 1nso1,u 1e contra 1~c1on con él. Si es
.¿ absolutamente exacto. qu~ la clase solo lleg~ a CJercer acción SOcial
1 cuando adquiere conc1enc1a de clase, lo que importa entonces es cono-
&.; Í cer el contenido de esa conciencia y, con elle, la dirección del querer
J -j de clase. Pues, supuesta la élcción de este querer como conformadora
t,,1 del futuro, e~ él y sólo en él radica la "ley del movimiento de la his-
toria". Este contenido de voluntad no puede derivarse únicamente de

l las relaciones de producción económico-técnicas, por mucha que pueda


ser su importancia para el con_ocimien to de la acción y expansión
~ !, de aquella idea, y precisamente en nuestra época. Como todas las ideas,
1, j el contenido de la conciencia de clase surge primero en las cabezas de
t.- - una élite que, de ordinario -lo que es muy significativo-, no se en-
3 ~ ~ cuentra en la situación de clase correspondiente, sino que pertenec!;
~ a la clase contra la cual se combate. Este detalle se revela lo ·mismo en
la formación de la!i doctrinas revolucionarias de la burguesía que en las
1
• del proletariado. La continuidad de la historia del espíritu se manúe~ie
gracias a esa élite, como muy bien lo sabía Lenin . Claramente admite
éste que no existe ninguna necesaria relación causal entre el ser de
una _clase y la conciencia de esa clase, al declarar que "no puede h3•
blarse de una ideología autónoma elaborada p<>r las mismas mas:is ~ro-
letarias en el curso de su movimiento. . . Por el contrario, la doct~Ina
socialista ha surgido de las teorías filosóficas, históricas y económ1\ :
que fueron creadas por representantes cultivados de las clases -posee(.)
ras o por intelectuales" (Obras, 1v, 2, pp. 159 s., 169 ss. ). . . de ]J
. No es, pues, el propio ser social el que produce la conciencia e; r
~ ~•te. ~ que en la reali~ad _hace éste es aplicar criterios _elab~~ad~~hl-
,. conexión total de la h1stona del espíritu a una nueva s1ruacion -
~ ? ~n _Ido dqude ªPIarece -aun sin quererlo- como proseguidora de 1ª u~~~-
1

l
.,., _r.-.¡__ mente
~ ·· \ 1 d
tmm a
. e a h15t
propia. p
· • d l
ºªª e espíritu
l que
_' . , tiene . una
or esa razón a aspuac1on a la libertad e 1gua
lega
1·d d re1a
. 1 ª}dau, .1
ta 01 0
, Je
'< '-
1 a e carácter bur és
mod b
l
gu como a proletaria, sólo puede compr . ·ci:inu en<lerse
..$. •dº ca ª1 sob~e el fondo de la evolución total del espíritu cris cep·
occi enta1. Hay pues .
V ció ' , que estimar sobremanera superf 1c . 1. l es'.l con 1
a · ·it:rtH
conn ]~~ ex~en?6idaf de que las ideas de libertad e igualdac~ f~~1t1 ''¡¡-
evo uci n rancesa y van camino de ser enterradas el oci.1 l
mente en nuestros días. Por el contrario, las raíces de este ¡dc;J 5
LA SOCIEDAD CIVIL 133
. interrumpidamcnte hasta la Antigüedad y se hincan honda-
10
lle(Tan ·
n la conciencia· europea
a traves' de la historia
o de la Iolesia //
¡ncnte e , o "'//

El primitivo 1'dea1 cnstian


cristiana. . .
1
0
d 'd d
e comun~ a.,. con _un reino divino del
"sobre este mundo, vema a ser un md1v1duahsmo religioso extre-
arnor d l 1 . f. .
netrado e va or m 1mto y umco
, . .
esencial del alma individual
d 0 pe
rna 'consecuencia, · con una absoluta m · d'f
1 erencia· para la realidad social
e;
y, el reino de este mundo. La Iglesia logró superar esta indiferenci~
Pª;esolver el problema que planteaba la vital necesidad de un acuerdo
~on }o terrenal, tomando el Derecho Natural de los estoicos y convir-
tiéndolo en un Derecho Natural cristiano. La doctrina estoica, nacida
en el Imperio mundial de Roma, veía su ideal cosmopolita en una
comunidad universal en la que todos los hombres sin distinción con-
vivieran libres e iguales, sin autoridad ni' propiedad privada, dominando
sus instintos mediante la obediencia libre a la ley divina de la razón.
Pero esta ley natural sólo fue posible, en la práctica, según esa doc-
trina, en la Edad de Oro. En cambio para los hombres dominados por ~
sus pasiones es necesario convenir ese Derecho Natural absoluto en
relativo; y esto lo asegura, mediante la dominación política, la propie-
dad privada y el matrimonio, un orden jurídico positivo para el cual,
sin embargo, el Derecho N atural absoluto es siempre el ideal al que
hay que aproximarse en lo pasible.
La Iglesia cristiana fusionó la doctrina de la obediencia libre e igual
de todos a Dios y el dogma del Paraíso con el Dere:ho Natural_ abso-
luto de la Stoa y su idea de la aurea retas. El traba)~ y la J:?rop~~dad,
el matrimonio, el poder social y la desigualdad se e~!1can Y Justifican,
según la Iglesia cristiana por medio del pecado ongmal, de tal modo •
que ahora el Estado y ei Derecho pueden co~si~erarse com? pama et
remedium peccati. En la doctrina tomista la libertad, la igu?l~ad Y
- -~ - ·d
l~ propiedad común se consideran como 1 ea1es propiam · ente cnsnanos
d AÍ--
5t
s1n duda irrealizables ba1· o las condiciones del e ªdo de peca · d ' 0
. del pecado el po er
aparecer la desigualdad social como .r ena Y remed10
1 · · t d e su '
auton·

temporal recibe con ello Ún considerable forta ec1m1en o . d d l i
dd p ~ l ·dar en virtu e a
a . . ero sólo la posee, cosa que no hay que o v1 ' p r esta razón -
humilde sumisión que la Iglesia exige de los peca~orfe; .. ºente en un~
e1 D h N
, . erec o
. .
atural cnsuano. se pu e
ed convertir ladones
1
ac11m
~ntica intensamente revolucionaria de toda; -~s /e O cuando se cree
e poder, cuando se ataca a la ~utoridad ce ~~ N~~ural absolu_to. En
existentes
t
que el derecho positivo contradice al Derel~. d Europa los J. esuitas
este h' · po 1uca e '
Su caso y po~ primera vez en 1.ª 1_st?r!a '-..
árez y M. anana admiten el uramc1d10. ·dad de la Iglesia, como con·
Pero una vez que disminuye la ~ut?n d ecado, y se tambalea
secuencia del debilitamiento del ~ntimiento e1 P
134 LA SOCIEDAD CIVIL
la creencia en el oscurecimiento de la razón del hombre
•, grado paralelo ha de desaparecer la fuerz~ le~itima dora d~~cD~r, en
,: ~ Natural cristiano relativo, ha de aparece r discutib le la justifi . , rech0
. . l d ~
tiana de los órdenes trad1c1ona es ~ .~er y ha d e quebrarscac1on e.
e el e ns.
nido racional-crltiO? del derecho racional absoluto de los estoicos. yºnte..
domina el pensanu ento de la Edad Modern a la oposición ent ª no
recho divino y el humano , que había carc1cterizado al Derecho el de.
medieval. sino la
rN
ºci6n entre la coacción del derecho, de ca~tura}
. político, y !!, critk,a raC'lQn , tempara l y uman ~ ta secu ariza .
del sentimiento total de la vida y de todas las direcciones de interCI6n
1ento en estrecha conex1.6n con las greses.
n
tiene Iugar en e1 nenaC1m • •
des revoluci ones sociales de aquel_la_ é~. Ci~erón y Séneca actú:
directam ente al ser leídos en su ongmal , difundi éndose así las doctrinas
del estoicismo romano sin matiz cristian o alguno. Los grandes éxitos
logrados por la razón humana , a partir del siglo xv, en las ciencias natu- ,
., ' tales y especialmente en la Astrono mía, estimul an la creencia en la
posibilidad de descubr ir un ordre naturel univers al que abarque la
naturale m y la cultura. A un deísmo cada vez más extendido acom-
pafia una concepción inmane nte del mundo en armonía con él, y que
reconociendo a Dios como la causa primera del univetso, considera
que, una vez que las leyes racional es de la naturale za y.de la sociedad
han cx,brado realidad , se hacen indepen dientes de su voluntad.
La idea de la libertad igual de todo lo que tiene rostro humano es
una idea de origen específi camente cristiano. En la Antigüedad ~bfa
dos posibilidades naturales de ser hombre , libre o esclavo. El ~na~
no aboli6, ciertam ente, la esclavit ud, al dar un carácter más intenor al
concept o de libertad, pero vino a admitir una condici 6n humana i ~ Y
libre, la cual, precisam ente porque era indepen c!iente de todas 1~ rel•

i
ciones 90ciales, ,e compadecía también con la esclavit ud. En cambio,. en
, la esfera de la J i ~ interior , que era donde radicaba su des:
-< religioso, todos los hombre s, por el mero hecho de ser tales, ~
j ·~ de igual consideración. En este sentido habla el propio Lutero de 1~
~ j libertad del cristiano" aun cuando, de manera sumame nte ~nse~

.~"'\''por
• ~ dora, pene de relieve la negaci6 n de libertad en lo exterior, nnpu~re
el Derecho Natural relativo, a causa de la inclinac i6n del holll
. _J ~ al pecado. . ~~ . ": ) .., 01 ue dio
~ \: 1 La Reforma, sm emharg~, con las guerras & rehgi6~ ~ q can·
~ \r ,lu_gar, y aun pre~ind iendo de la ética econ6m icI del ca:JVIn~sm:~eral·
~~ tribuyó en grado importa nte a la St:_~ )arizaci6n~ ~n~ 1~nc1~ f ad y la
~ Los ~oi:nbres esperaban, después ele tanfosu Tnmien to, la s~gun de ic,da
[ª~ ~mc~m entc ~~ ~n poder estatal que fuese ind~pen dient\e· a ¡dea
eg1t 1ma~16n ecles1ast1ca. En la historia del pensam iento, la vid~ pro-
de la libertad Y de la igualda d recibe ya antes un conten
\ \ ~
I

A
LA SOCIEDAD CIVIL 135
. la entiende ya, de_ una mane~a política y, poco después, tal
fano, se Tomás Moro, ta!!1b1én ecou6nuca, en el sentido de un derecho
va. con ón, Surge así una legitimación temporal y humana del Estad~
¡
de 1 r;erecho en lugar de la tra~endente-religiosa. 7/
Y d~ la naturaleza racional del hombre, originariamente igual y libre
se deduce UJ! :perecho Natu_ral inmanente que, según la célebre frase d;
Hugo é;rocio, debe _ser tan inmutable q~e no pueda ser alterado ni por j 0 '1\.
islJlO Ojos. El Derecho Natural racional, que adquiere predominio
1
¡-{aitir del siglo. XVII,. toma del De~echo Natural cristiano la firme
creenda en la ex1ste~c1a de un sent1~0 ~n ~l mundo -creencia que
aún fluye en el marxismo- y en la v1ctona final de lo bueno y racio-
nal, pero, naturalmente,_ 1secula~iza tal creencia y espera esa victoria
romo resultado de la acc1on autonoma del hombre, al que juzga, en lo
que hace relación con la bondad e incluso CQn la razón,. con un opti-
mismo hasta ehtonces desconocido. Fin.is vitz d hombre medieval
exa su unión con Dios. El destino de a vida del hQmbre de la
Mcidema, a cuya realfución, todos tienen esencialmente el mismo de-
iecho, 4:5 l~ autoformación de la personalidad en este mundo y, como
suEuesto_de ello, la utilización, en sentido terreno, del mundo y el ,
~er de decisión, el "reino de la libertad" entendido como el reino ~~-
'del desarrollo de las energías humanas para fines propios que el hom-
bre se ¡,one a si mismo". En lugar de la salvación del alma aparece I l
sal~ publica, y la fretensión a la libertad e igualdad, entendidas en .
sentido político-socia, se convierte en derecho innato del hombre. Todos
los~eres, incluso el autocritico, se leoitiman
o-
ahora inmanentemente
" •-..l- de
t'
m iante el "pueblq'~, y el contrato político se convierte en p1a.u:a , ,
toque de la jurtdiéídad de toda Constitución palftica" (~~t). . -
La exigencia político-social de libertad e igualdad se b1D1ta pnmero
ª la clase burguesa identificada con el "pueblo''. Y el mismo Locke,
que, de acuerdo co~ su época considera a la libertad personal_ Y de' la
propiedad como algo inheren;e a la esencia del ho~bre, sanoon~~ d
J~
su constitución ¡>a? la Carolina del Norte, la esclavitud Y propi h~
GU<!S cuerpos (Jellinek, &Jdarung, d. M~nschen- u. r~!N:Ctumi ~
P·. 3_l). Hasta qué punto el propio contemd ~ del Dede la sociedad
~ano aparece también determinado ~r 1~
1
~ter7e5 .
v1l es cosa que revela por e1· emplo, la declarac16n
casi cien sacer-
en 1863 1,¡
uienes ,~
do ,
to~ pertenecientes a diferentes sectas prot':5ta .
ntes
'¡:!e en los planes ~
deni1 era~n que el abolir la esclavitud era m~~u A. 1).
a providencia divina (Jellinek, Staatsl., .P· ...-1·r' ya que no p0seía \
La . da . bargo imr-....1 , •
Otra.. 1_~~ ~ civil n;x . u~<_?, _sm em . . _ . '•nníanente de la exigenc1~
. eg1t11nac16n del er que7 a lógica 1 b.é en la énoca de1
políti - --· , dd ase tam 1 n, r--.
<:a . cl~ia\ de libertad e igual a op~rd En cuanto se extraJeron
pita ismo avanzado, sobre el proletana o.
136 LA SOCIEDAD ClVl L

cías de carácter político•soch1l de fo íc.lc


codnsec~enaldad interiores de laJ cerson a
n tri sth11

l s, la · st;diu~ 1
ta e 1gu
rvV1, d f. .
valer como un or en e 1n.1t1vo..
ant e Dio c11.: I;~lihl'r.
,1 <:i •¡
~ª~
,,
"t
,_
H l había visto
egea
d der
Lª'
realidad de a soc1. edad c1v1
. .1, I, Vurn l "
.
cer tera me nte en cas1 todos sus I
v1 110

~ ~e~ 1~ntcrés privado ind ivid ual de tod a a el campo>un d tosb.' esta
os con tra todos'', y dice e atalla
' ~ lel cada uno es "ta ra sí su úni co fin y
lo dem ás no es ~ara éql uc, c11
e a,arraiga
Des al hom re a1 a~rancar1o a 1_os víncu l f · ·
considera ya la con cen trac ión del cap os am1 iares. na<la He ' ,
ital y la proletarización gel
condicionándose rec1t procamente: " cua nd 1 . dad c1v . 1.) actú corno.
o a socie
trabas se dedica, en lo ant erio r, a des arro
llar la población y la indu:t s.111
Q> n la generalización de las vin cul
aci one s de los hom bres, media~:·
sus necesidades y los modos de pre par ar y
con seg uir los medios pa~
satisfacerlas, se intensifica, de un lado,
la acu mu lac ión de la riqueza
del otro, la división y lim itac ión del trab
dependencia y pen uria de la clase ded
ajo par ticu lar y con ello
ica da a ese trabajo, lo que trae
i~
como consecuencia el no pod er cul tiva
r sus dem ás facultades y, espe-
cialmente, dis frut ar de los beneficios de
car áct er espiritual que ofrece
la sociedad civil". "El descenso de una
gran masa por debajo de un
cierto nivel de existencia acarrea la form
aci
.~ _,., con la máxima facilidad par a con cen trar 6n de la plebe, jun tamente
des me did as riquezas en pocas
:", ,..·\ tla:
- · : manos."
Heg el estaba ent era do de que "co n tod a
sociedad civil no es lo bas tan te rica par a
su abu nda nci a de rique1.as,
detene r el exceso de pobreza
,,,. .... • y la formación de la plebe". Per o
lo que He gel
· podía ver en su época, fue la acción dialéct no vio, porque no lo
ico-revolu cionaria .de las
situaciones que describe. Sab ía ya que
"la imp orta nte cuestión d~
cómo debe remediarse la pobreza es una
cue stió n que preocupa Yagui·
jonea a las sociedades modernas". Per o
la úni
es la del imperialismo colonial, que , como ca solución que pre~en,:
se sabe, fue , en reahda '
adoptada (Tr eits chk e, De.utsche Geschi
chte, IV, 251). Sin enibargoó
lfogel subraya que , como rem edi o dire cto
con tra la Pobreza , se ensal
en Inglaterra "ab and ona r a los pob res a
su des tino , dejándolos aba~ :
nados a ~a caridad públi~a" (Rechtsphilosoph
Y apéndices; cf. Hel ler, "He gel und die ie, especialmen~e §§
2 5f.
deu tsch e Politik , Ztsc ·
t,
Politik; :nu , p. 132).
H • ·1

l
ay que pon er de relieve que en la cate
gor ía de la socie. dad c1v1,
d_eserita en .forma tan plástica, no inc luy nÚª
e úni cam ente 8 _la ec~i°apa·
smo a toda la esfera del der ech o privado
, la jus tici a y la pohda. pen·
recerd' ~n este dominio, el filósofo del
sa or Est ado rru sia no como .un coJ11º
• • liberal
• "ocC1'dental" , a1 pre sen tars
e aqu í e díalécuc · o clásico ués
Y
antidial~ttc~, estimando como def init
ivo el ord en social bu~ene ª
como aniquilada la milenaria tradición
del De rec ho Nat ura l,
\
LA SOCIEDAD CIVIL 137

de los más insignes ejemplos de la v'inculación histórico-


rnos un0 . ., l
ofrece do pensar a la s1tuac1on rea .
5oeial d~ t_ o verdadera realidad para Hegel es la realidad de la idea,
La ~nic: la forma que en su tiempo presentaba. Sólo en su dis-
el Estªi:r:nz von Stein ap~rece la _s_Qcj~dad-~civiL como "la fuente
dpudlod a de toda libertad...y opresión", y el Estado real, impotente para /
ver a er n--Iuoar f uera de 1a sacie
-¡-/- --tú" . dad" , no es mas , que "l a consecuen-
~c~ fa ·manif~tación de ordenación de la sociedad en el organismo del
~~r estatal". Hay también que indicar que Stein valoró más certera-
mente que Hegel la verdadera realidad de la idea histórico-política, al
proclamar la acción revolucionaria de las exigencias de libertad e igual-
dad en la sociedad civil y al considerar que la raíz de ellas estaba en_
]os supuestos fundamentales de la vida "cristiano-germánica" (1, pp. 51,
/
69, 11).
De este modo, la interior inestabilidad de esta sociedad de clases,
esencialmente revolucionaria, vino a constituir el tema específico de
un.a nueva ciencia, la Sociología, la cual ha sido llamada por ello, no
sin fundamento, ciencia de oposiciones (Freyer, pp. 285 ss.). El con- ~ ~
tenido dialéctico de la sociedad de clases fue el punto de partida de
la ciencia sociológica, no sólo para Marx y Engels sino para todos los
grandes sociólogos de la primera m itad del siglo XIX, para quienes .tam~ o ; , .
bién la contradicción entre libertad e igualdad en sentido materi.tl' y J"'~,---._
ei:i sentido formal, era el problema que latía en el fondo de la oposi-
ción entre Estado y sociedad. Después de que en Francia, tras media
docena de revoluciones políticas y constituciones jurídicas, vióse que
apenas se había alterado nada en lo concerniente a la desigualdad y
0 presi6? efectivas, llega Marx, hacia 1859, al resultado de que las rela-

ci?nes Juádicas, y lo mismo las formas de Estado, no pueden explicarse


ni por sí mismas ni p0r la llamada evolución generar del espíritu
~umano, "sino que más bien se enraízan eri las relaciones materiales
d_e la vida que Hegel, siguiendo precedentes franceses e ingleses del
51 10
_& _ , XVIII, comprendió, en conjunto, bajo el nombre de 'sociedad
c1v1l , euya anatom1a, , empero, h ay que b uscar en 1a economia , pol'1tica
. ,,
(prólogo).
a Queda así, por vez primera, caracterizada, cualquiera que ~e~ el ~ r \
p ~l que se atribuya al factor económico y el grado de efecuvidad
con·1. ,. _
ú, ( ,

:ial que se conceda al espíritu humano, aquella realidad social .~J


ta partiendo de la cual debe ser comprendido el Estado real de la
actual"d d , . t
debe 1 a · La reducción de esa realidad a lo meramente econ?~co-
.1 ser rechazada, ni más ni menos que cualquier otro de los cn~nos
::\ª. terales, naturalistas o idealistas, v. gr. jurídicos, que h~y domman 1
s •a Teoría del Estado. La trivial objeción de que el con1unto de la
Ociedad .civil, como de toda realidad, sólo puede ser captada por el pen·
r 138
LA SOCIEDAD CIVIL
des ean ~ la .
samiento dividiéndo~a en ~ontenidos parciales, tiem pos 1
lllportai¡.
que tiene, Justamente en nuestros
cia metódica 1
Una ªcert.
tuaci6n de la realidad social como totalidad. .
la exi
En la presente Teoría del Estado, al plantearnos
dica de estudiarlo parti~ndo d~ la tota!idad soci
al concretagenc,a ~efó.
cció ' Yhdebido a
Ja falta casi absoluta de trabaJOS preVIos en esa dire · n, emos de
limitarnos a señalar caminos.

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