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JJ
FONDO DE CULTURA ECONóMICA
MÉXICO
6ECX::aos sr.a,~llA
O C IA L
L A R E A L ID A D S
I
LA REALlDAD SOCIAL COMO ÉFECTIVIDAD HUMANA
i. d. Ethik., etc., 1921; ScmtÉ R: Die Stelluitg des
· $cJDlL5'\: b,r F_()NJ_Sálismus
ft:{;nsche1J . im ~SfflQs, 19_~8; Ltt: Indiv~ uu~ und Gemeimeha~, .
1926;
d4s Erkenn tnisob7eltt bei Marx, 1925; KoitsCH :
M.tusEL: LJ,.fern4c~u~~bt _uber
Marxismus •na Philbsophte, 1930.
~
social sino que
1 son o motivo, condición, GStímulo u obstáculo de
la
ocial que existe, a saber, la actividad humal}jJ Si así única realidad
no
íuerzas o relaciones exteriores al hombre se convierte se piensa, esas
.~ en sujetos de la realidad social, haciéndose del ·hom
n, enóneamente,
bre su predicad~.
1' Sin embargo, lo que, en la activjdad humana, tiene
vidad social lo ue no lo tiene no es cosa ue valor de ef~u-
f 1
amos det mar
r nuestras · ue res' m en e la ·'
i ara as ue todo incluso la isla Uto ía es un alida
eso. emos de apelar a los finnes puntos de ·apayo y al d·sól~d_ i
·eto-ob' eto
ue d
o encua, 1-'
míen estra actividad sub' etiva ofrecen la
1
J
yas naturales cultura es.l i se considera al conj
dones como e matenal que se entrega a cada nuev
unto de est3:~:ona~
di
! 1 a generao ~ado
que lo·transforrne en una nueva fonna histórica, habr
emos aprov~mo y
la parte científicamente más valiosa, depurada de
t~o.
naturalismo, del materialismo histórico (Heller, Sozi economid Na·
almnus un
tion, pp. 33 s.; además, Freyer, p. 92) ;
Para llevar, pues, a cabo nuestro propósito de inda l realidad
gar ª hombre
peculiar del Estado, debemos, primeramente, repte 1
sentamos ]c1 mundo
real actuando bajo las condiciones naturales y cultu
rales
que le circunda.
!
'
1 ' 1
L.
\.tl'-jha
\_ Para descnbu el caracter de este hombre efectivo socialmente h .
1\ • , que hacer, en primer término, la trivial pero fecunda afirmación de q:)
d:
t
de ser captado Por la ciencia de la realidad como una unidad
~e}• alma y ~!"1erpo; po~que el hombre no actúa so.bre la realidad social como
una un1on cualqmera de alma y cuerpo, smo corno una unidad dia-
-\ A, léctica de ambos elementos. Si el hombre, por sus procesos corporales,
tJ". ' se halla or corn leto inse a · ' ca'üsal de naturaleza
también todo proceso COfPoral, producido de modo causal, se a la
incluido en el mundo de vivencias psíquicas del hombre, y todos los
hechos de nuestra existencia vital afluyen al todo de la conexión espiri-
tual de vivencias (Scheler, pp. 429 ss.). "Todo lo que podemos decir
de la 'esencia' del espíritu incluye la comunidad con el mundo de lo
J corporal" (Litt, p. 167). Y, con mayor motivo, las afirmaciones toda1
e ha oan sobre la actividad socialmente eficaz del hombre son a la
vez re u e c:ocia •
or esa razón, la realidad social aparece, como el hombre, penetta?,a ~
c~píritu, pero, como él también, no puede ser considerada como p~-
ritu". Y al modo como el hombre sólo puede actuar con sentl O ª
.f
través de lo corporal, la realidad social por él actuada, sólo 1?11_edc ;;!"
<:onccbida como una unidad cor oral de sentido. Cualq~ier ~ue
t:onccpción es ina misib e a causa de lo inseparable de la conexión e,
<.:ultura y naturaleza. ~ d'ciones
Aunque, en fo que sigue, analicemos separadamente las con ~lvidar.
naturales y culturales de la efectividad social, no se debe nunca unidad
1 por ser cosa fundamental, que se trata de dos momentos de unaepresen·
· que so'I o nuestro pensar ¿·1scursn·o
. l'ect1ca • separa y nuestra r
el,a
tación distingue.
JJ>
II
coNDICIONES NATURALES, DE CARÁCTER GENERAi.:,, DE
LA REALIDAD SOCIAL
.'t ¡~6n
lso de nuti:·
º. como runtagio de psicología de las masas O como impu valor de efec_u·
~ o a~oroso d.~viados o reprimidos. Según eso, el
,/° } "~•dOsocial y pohhcs del hombre vend ría a estar determinado, en fonna
~ mas menos unívoca, por la constelación de
sus impulsos y p0r todos
ia no dtcide; ]l
'" aquellos procesos psíquicos sobre los que su conciencde ~ verdadero
O'f conci~cia ~umana no vendáa a ser sino un derivadoasí corno un ente
ente impulsivo, ante el cual serla todo lo mis' algo
....J, .
ttv em~ ueñ ecid o. '
doctrina eria 1
s
No puede hoy existir duda ninouna de que una
o ha sido desatto"
profunda de los impulsos y de su d~pliegue, ta] com
)
ooNDICIONEs NATURALEs DE u REALIDAD SOCIAL
1
il¡
,1 · . s0-e\.t..r~~t~-~J~ ;1
Uada ~11 los u umos . uempas por cnopenhauer, Nietzsclie, Freud ~M~- , l
Ju~g y Adler, y _también :por ~cDougall y Scheler, para no citar sin¿ s,~).!
a los más copoc1dos, es tambien ~e fundamental importancia ara la - ;
Te<>!Í3 S:kl Est,~o. .Cop toda _razon ha declarad1 Scheler que pes tan 11
...Aosaria una doctrina
PP-'"' .· , de los impulsos ·
del hombre1 para se... · de SU· \
,. •'lr
·
p1i.1e$to a 1:1n$ Soc1olog1a real,_ q>mo lo es UI}a doctrina del espíritu para •
una 5<x:iologí_a cultural (Wissensformen, p. 4). y en tanto esas doc-
tr(n~~ de los 1~pulsos reconozcan, que, no obstante su gran valor, sólo \~-
pueden ser supuesto de ~na teona de la realidad social y política¡ en ~
~to no pre!ei:idan s~r mas que_ un momento de la totalidad dialéctica, ~
podrán summ1strar interpretaciones valiosísimas de muy importante S ~
Lechos de la vida estatal. s
Pretepder concebir la re~lidad política y social prescindiendo de las ,•
Íl;le~s que entrañan los impulsos elementales del hombre, el de repro- .
d~cción, los de desarrollo y poder y el de nutrición en un sentido ·
a_mplio, ha sido. el principal error de aquellas concepciones espiritua- r.. \,,W
h~tas y personahstas d,e~ Es,tado que cr~~n poder derh~ar directamente liC)(
d~l ~~rrollo del esp1nt1: 1a reproducc1on o la expansión guerrera y
econom1ca. H _echos muy importantes de la realidad estatal sólo pueden
explicarse, por ejemplo, mediante el contagio colectivo, es decir, por la
~~ple circunstancia de pertenecer a una masa que obra corno una
u~id~d ligada por un vínculo espacial, pero que también puede ser de .
natu~leza espiritual, tal corno la prensa (sobre Le Bon, cf. Vierkandt,
Gesellschaftslehre, 1928, pp. 421 ss.). Gran número de regularidades - •
de la efectividad social, sobre las cuales se estructuran el orden estatal .L~l-
y·el orden jurídico y, asimismo, · muchos hechos del, tanto s~cial como e•
P9líticamente, irnportan~ísimo proceso de lá conducción y el seguirnien;
t~, '~ ba~n, ev~dentemente, en forma consciente o inconsciente, sobre ~~
la ._1~itación (sobre Tarde y McDougall, cf. Spann, Gesellschaft- • .,U
lehre, 19Z3, pp. 98 ss., 426 ss.). . la:, AAAt,. ~S·
, Cuwple, pues, aplicar los criterios dialécticos y mostrar los pehgrososl·
enores de todas las teorías natqralistas del Estado; y, de todos ellos, el. r ~
más grave con~i~te en la cr~ericia de que la fuerza ~readora del espí:itu 'c,{r_' -
P\l~e explicarse y ser determinada de modo exclusivo, en ~u contemdo, ~ . ,
ppr L\~ con~iciones natural.es. Aun en el caso_ de que pudiera aceptarse ~
~~~~-~omento espiritual de la realidad social es. el rcsult~do d~ u~a .
t
. odas luces 1mpos 1?le ,
ev~u.~ism directa del momento natural -cosa a
1',bña. que Íecorda~ que es 1~ anatomía del hombre la que constlt~ye
.l~ ~l~ye d~ l! del mono y no aj cc,mtrario_(cf_. s~pra, P· ~2). I?flmdos
~r el.modelo de l.~ ciel)C!is na.ttJ.r~les, _\a may~IJª _de los mve~ogadores
~ ~te tm,~~Q \odavfa se 'déj~ sedµ(:ir p0r la 1lusi6~ de refenr toda la\C __ _
~iqad .sodal, en lo ~ble,' a· un único ''elemento, ~n lo cual con- ~ -
~~rten _ a lo qpe era una ·clave especial, ~til yara deternµnados ca:os, en al.
(~~ lo ~.l\a\t1 .,,a,,.~\o.J. ~½ ~
94 CONDICIONES NATURALES DE LA REALIDAD soc1At
una elave um•versal que. para . nada. sirve. Así, . ckr ejemp, lo, "l'1 ard
, social presc md1e ndo de todos los emas moment e basa
1a annoma 'mitac, . l . ., os ú .
mcn te en la i ión- si se piens a que a opos1 c10n social ma's , n1ca.
' , . e1cm
"la causa fundamental de las guerr~s mas sangnentas", la hace co e~ta!,
.aqueI auto r enJu e a conse cuenc ia de un cruce de dos rad· n_s1stir
' . , 1ac10
imitativas, proc entes de lo _exterior, en las células cerebrales de nes
individuo, se ha producido un desacuerdo entre do~ c?nc~pciones
un
fuerzos (pp, 19, 104), no hay duda de que cualquier interpret O
· b• .~-
mitolóoica de 1a guerra resu1ta mcom ,
para :1emente mas evident 011 ac1
º . . íf.
esta "explicación c1~nt ico-rac1on_a . . l" e que
. .
Una interpretación de la realidad soc1a,l en su conJunto, parti d
de estas condiciones naturales, no es p<>sible, ,depido al hecho de en
sas fuerzas sociali_zadoras ~enen qu~ ser con:ideradas co~o consta~:
°
y universales, y, en cambio, la realidad social es una individualidad
históricamente cambiante.
Las interpretaciones naturalistas aparecen, empero, en especial ma.
nera insuficientes, cuando se trata de utilizarlas para la investigación
de
la efectividad social colectiva. ~ análisis psicológicos profundos de
la
estructura de los impulsos.humanós _encierran, ~n duda, gran valor para
conocer la pasibilidad de una cone,tjón social para comprender la unión
política potencial. Cuando se ha llegado a descubrir que cada individ
uo
humano debe ser considerado como "una construcción, escalonada-
mente ordenada, de impulsos con criterios valorativos materiales" (Sche-
ler, Formalismus, pp. 159 .s.), queda desplazada la sin duda errónea
representación de que la conexión social o el orden estatal sólo pueden
ser considerados como resultado de determinaciones cónscientes de fines
o como un orden deontológico caído del cielo. Si existen o no algo
así
\t· orno vinculaciones ~upraindividuales en la esfera vital~ co~o piensa
L ~~~~e.eSchele! y, con él, Dnesch y Becher, es cosa en que
no·vamos a entrar,
-,-, De todos modos, ~ uni6n social. y política no puede nunca ser co.1!:ce-
bida como una simple "superestructura", como función o continua~
- ~ l e una uni6n semejante ¡x:xteneciente la esfua de Jg vital
,.- pp. 201 s.).
a (Lit~
¿ Ji'~Cua?do Fre~d, por ejemplo, explica las características de la m::
p_s1col6g1ca descntas po_r Le Bon y otros, y las considera -:c!'n,,razó el
~ª" ,,fJ
sm ella- como resultado de vínculos radicados en la libido11
con .
conductor Y como una vuelta a la horda primitiva, se ve obligado previ~:
mente ª admitir que, en esos casos se trata de masas "de vida corta
. . , '
en cambio piensa s¡ye las masas "esta bles", de distinta fisonom ía' quen
0 en las "ins
· ·ones" de la sacie ad vienen a estar~
relación a aque las e vida breve "en cierto modo superpuestª5' :º
•
las pe - .,)'
(FreuJuenas pero altas olas respe '
cto a las grandes resacas del mai
que,
' P· 35 ). Con esta frase, que no nos explica gran cosa, Y
CIONES NATURALES DE
0,;ÑD I LA REALIDAD SOCIAL
95
no es ciertamente, m uy afo
(()111º itnagen, estables co rtu na da , se qu ier e expresar
nstitu en la su ere str uc tur a
~1 . embargo, Fr eu y, con , de las masas fluc•
~5U:.1articular, mucho má e ou ga -c uy o pensamiento
s cl ar o- tie ne n qu e diferenc
es, en es ~~ " establecien
do qu e las características de iar ambos
~ ~e de la masa psicológica, só la "primaria",
lo aparecen allí do nd e la
es d~ ~u iri r, en virtud de un a masa no
•:or~a~izaci6n" suficiente, y
pued darlo las cualidades de un de modo
ind ivi du o (p . 87 ). C,on ell
~u n achnitir lo sig ui en te: au o Fr eu d
8 e la "superestructura" no pu
ed e de riv
po qu e Fr eu d llama impropiam arse
viell~ ••infraestructura"; qu e
~~" y que tiene las cualidagru
el
des de l individuo, es, · en rea ente
" -nizaci6n", la te , como tal lidad, un a
, no pu e ser considerada
O• t,-- :
~ alg o que se alia ,.en ae. rto m oded ún ica me nte
unida por la libido (p ar a su crítica, cE o su pe rp ue sto uella masa
tJ
a aq
Las otraS te0rlas naturalistas, -en . Kelsen, Staatsbegriff, pp . 19 s. )J
precedentes, nos llevan también ge~eral menos ingeniosas qu
al convencimiento de ue la e las
iocial es al m h ue la conexión de conexión
e a, e que a un1 n soci
vid a im ulsivo -vita y algQ distinto
no
dad de condiciones na tut ale s igu se pu e explicar como un a comuni-
ales. N o cabe du da qu e la
IOdal, corporal y de sentido a realidad
la vez, no pu ed e concebirse
del momento naturalista; pe ro si se pres
tampoco lo pu ed e ser exclu cinde
te con Q. sivamen-
'
\
-~,
III
l La. realid~d ,so~ial .es acción soci~l, tanto individu~l como colectiva, en
1unidad d1alect1ca mseparable. S1 ·se pregunta que es lo que le falta
, -.S~ "'1ª masa psicológka -la cual, por otra parte, también constituye un:
. tJ \.mión colectiva-- para la efectividad social, diremos lJUe le falta per-
l manencia y capacidad para decidir y obrar, es decir, que le falta el ser
~na trabazón de actividades de carácter permanente e intencional.
A toda agrupación humana capaz de decidir y de obra r la designaremos.
nosotros, para distinguirla de la masa psicológica, con la denominación
de grupo. La masa psicológjca, que n o posee las "cualidades del indi-
viduo" ( Freud, p. 87), es decir, que no es una ppjdad c;apaz de decidir
y de actuarz constituye un ente, "pravisjonal" no sólo por esa circuns•
tanda stno~ ademas, por la de estar formada por elementos ·que se han
~ entrelazado "Por un momento" únicamente ( Le Bon, p. 12). En la
O.~asa, los individ~os ~ hallan unidos entre sí med ian te pro_c~sos psíqui·
\i' l
lt>) cos que su conc1enc1a en modo alguno controla. La act1v1dad de la
masa se agota, mientr~:; :;iga siendo masa psicológica exclusiva~en~e, en
meros movimientos reflejos y de expresión que se desarrollan sm inten·
ción, es decir, sin intervenci6n de la conciencia. El en tusiasmo O la
desesperación de la masa y los movimientos que a esos sentimientos
corresponden no son sino la expresión de una conducta rnera~ente
reactiva. Mientras el · individuo forma parte de la masa no es mas ~e
un "ente 1m . u 1s1vo '
. ", un "automata · vo1unta " ( Le Bon, Pp· 16 s. ·
sm
"algo·•' 1·nter·
ero en cuanto suroe en él activamente la intención de . ] masa
. . o ' '.
vi~ien,d~ ya su querer . y su saber, deJa de pertenecer a ª
~ icolog1ca. J
-
p or borrosas · f1c.:iona a
que sean las fronteras entre la conducta conc , 1-1)
·
por 1a masa y 1a mtenc10naL
· I trans l
hay que ver sin embargo, en e . " -n·
·
de I mcvimiento · ' ,., d ·'se P1ur
reflejo y de expresión en el que el indh·i uo
duce tan sólo reactivamcnte, a aquellos otros movimien tos .en l~s '.iso
se expresa en ''algo" claramente distinguible de sus vivencias, e P
96
,P
~
eJo..cr~ ~ ~ U.e>.. <'-o...,._~ ¡ '.
s,q _~ s c)J). ·
98 CONDICIONES CULTURALES DE LA REALID
AD socré\t
'6n 8 la del autor de la indicaci6n, ha captado, grac
ias al
~ intencional de la indicación, aquello que permite disti
. . l . ngua_cto corpotal
objetivo del acto, par e1em p o: 1marchemos contra ese e ir el. sentido
· diante este proceso se realiza lo que Simmel llam
ó el "cam~migol Me.
(Lebensanschauung, pp. ~ ss.); ~l individuo se ha
l
conver~d:neidea~
ente espiritual que, gracias precisamente a esos
se eleva claramente sobre el reino animal. El anim actos int . n un\
al realiencionales,
movimientos de expresión, pero en él no existen
las más lev ~\t1uchos
gestos representativos y tampoco los entiende. En
cambio el h~tde
ar a efecto la conexión social r medio del "a
c;e rre
su etos se unen so re a ase e contem o SIQn , en cl
com rend1'dos or o .
an o radualmente icauvo
i
~
tod~ y, sin embargo, exis~e _entre el~os uoa a~títesis
cativos, como en toda actividad social, no existe sent, _En los gestos indi-
( Suft. \ l ni acto social sin sentido. ido alguno sin acto
\\\~ El primer supuesto de una unidad de
acción social-colectiva ~
1 ~ EYes, la unión en el sentido, es decir, e11 una dim
diferente de la conexión de vida impulsivo-vital. ensión esencialmente
Por la participación
en las conexiones comunes de significación, y la
elaboración de formas
significativas relativamente constantes para conteni
dos de sentido rela·
tivamente permanentes, la conexión social adquier
e un grado de forma,
seguridad y permanencia que la masa psicológ
ica, vigente sólo para
breves periodos de tiempo, desconoce por completo
.
Se crea así la realidad social, como vida humana,
según forro~ más
o menos duraderas. (&da acto social encuentra,
fo ento nces; uva vida y_a
en lo · tos, formaciones ordenacione bre todo,
no
a esa ·da aflu e e Uev~
.. ~mun 1 n ose un
. al . tac16n
....,~1ntual-soo que es por comp eto diferente. ~ . de n·
µ aletmamente lll e,..
:="•ente,
de las comunidades nah l¡a )~
~~ Este mundo de formas s6lo tiene realidad en la esfera de las viven·
. . . t}.r- 1
~
cías .~umanas; es aquí donde se mantiene,
¡,or
transfo~JjºI:;te
~
~<: 16n o tevoluci6n. Pero a pesar de su relativa
\ individuo y aun a generaciones enteras - en ellas obJetIVl ª .ado siglos
.\ Y hasta milenios- no ueden considerarse com se ha tra~J es de la
o inde en<lient a is·
~ .!,_ealidad ps~Juica, como algo que trasciende de a sacie
( tona:_ Uebt o a su perfección pletórica de sent ª ~ je estas
ido, el mun ° ,
lo c\ 4. 1u
.M .Jf ~~ OJ u. .\. ~ ~
FeJ\ ~ ~ ~~ •
~C JM -
. . ...Ac
. .._ ~"" e{. c...A..u\. ~ e.o.. w~ c- io ... _. -a ¡.......,_._ -
CONDICIONES CULTURALES DE LA REALIDAD SOCI
AL
99~
ticuladas formas cons tituy ó siem pre un motivo d
·cas Y ar l nto ue ' b
t1 ra el hombre, a ta pu , e asom ro ~ \
.
pa . mediante una ere n cons cien te . ra sible ex licar su l,(.\ t;~
·ste ane
. c1a roántica e , .tu del puebl
esp1n o se sintió entusiasmad • meta -l . .
f1's1ca ro de la sabºd , .
1 una inter na que enci erra el lengu a ante e1 .
fen6rnen0 . d d _ h aJ·e el d h
o el arte, y ta1 acnt u ,
csem pena , aun oy, impo rtant e papel en la erec o
. ocia (Rothacker, PP· 48 ss., 69 ss., 216 ss.). ¿C.ómo expli
car sin un
cie dor personal, sin las fuerz as de un "esp íritu del pueb
lo" ;ctua ~do
:itam ente , sin el "dev enir inconscie~t~" (T~?eltsch,
w, P· 46) el
hecho sorprendente de que los gran des sistemas del lengu
aje, las cos-
tumbres, etc., no se enge ndre n por la volu ntad de los homb
res? La ex-
periencia diaria nos i_nuestra la maravi_lla de que una form
a concreta,
nacida a consecuencia de una neces1~a? concreta de
expresión, se
reúne, no obstante, con otras para cons titui r un todo orde
nado a un fin
con una poderosa lógica inter na.
,
Es indudable que, mien tras no se aban done la idea de que la reali-
dad social es espíritu obje tivo "enc errado" o "enterrado", y
mientras se
considere que el es_p íri~ objeti~o es algo así como "un
tonel que flota /. . ~ n
en el mar de las v1venc1as, y a1 que las olas del
alma mecen y bañan ~c v'
ligeramente", como irónicame nte dice Frey er (Soziologie,
enigma continuará insol uble , y habrá. que apelar, para ,~;,!
p. 16), aque l\ ~-ff 1
; -~\ -\ Los motivos por los cuales se atribuye legitimidad a una ordenación
~ son muy diversos. El más antiguo y general, y también más
tJJ' , m~o de legitimación de una ordenación es el que tiene lugareficaz, por
~ ;t,.\t\ot" a tradición. En este sentido habla, y con razón, Georg Jellinek de la
,.~ . "fuerza nonnativa de lo fáctico". De entre varias representaciones de
ordenaciones, presenta, sin duda, siempre singular relieve aquella que
puede pretender la santidad de lo que siempre ha sido así; como su
santidad se halla, para la mayoáa, fuera de toda discusión, la legitimi-
dad que se basa en la tradición no aparece, por lo regular, ni afirmada
{ ni negada por la concie
ncia. La validez legitimada par ]a tradi,ión
.aparece, casi siempre, unida a una validez basada en la creencia de
raíz sentimental de que el fundador de la ordenaci6n era µn elegido~
poseía una gracia especia] a singnJ ares capacidades, > A medida_ que
progresa la cultura racional se apela, para legitimar las ordena?ones
sociales, a principios morales de la razón, siendo un ejemplo clásico de
esto el que ofrece, ya desde los estoicos, el Derecho Natural. ..
La legitimidad de una ordenación social tiene carácter d~i~ivo
par~ las preten~iones de vali?ez y de poder de aquell~ autorid~d rbti~
soeial que la instala y actúa. Una ordenación social constitmda ~
reglas cuya observancia es exigida, es la forma de manifestación necesana
e toda dominación pennanente. Lo que desde arriba apll~G co~º
_aomina_ci6n, v_isto desde abajo se ¡1resenta siempre como ord
normativa. Nmguna organización autoritaria puede asegurar su . .
en~;
Y su ordenaci'6n exclusivamente con su aparato coactivo. preCisa · s1eJ11'b-
p~ buscar una legitimación, es decir, esforzarse par integrar ª lo: 5:us
ditos e? una comunidad de voluntad y valores que ennobl~zc •fjcat
preten51one~ de poderlo; _lo que significa que debe in!entar J0 5~ cet
sus pretensiones de dominación mediante contenidos ideales Y 3
1
1·
a arecen como exigi_ as, ~on expres16n e. ordenaciones sociales gracias ~io,.1
1
?e
la ~sibilidad una coope~ac1~n colectiva unitaria. Sin embargo, • ~
aesde la ordena~1ón a la organiz_ac16n, de la sim le unanimi d del~: -- 1
.!'~1r
~1
punto en q
cativo que Smend señala. . . .
r s1gilif·1
l
•
N' la autoformaci6n n1 el despliegue a~t1vo de un grupo de l
~
'-,~1 i • '6 l . l vo un
tad, ya nos refiramos
l
. a una asociac1. n cua. quiera o .a . Estado, son, en·
efecto realizables sm un plan previo y_sm una act1v1dad plenam
U-,.,'\: consci~te encaminada a la unidad de la acción, que se impongae~te
~.F ~, si fuera necesario, de modo coactivo~O dicho en otros ténnin lll.
Ji' toda organización precisa por lo menos de un ''órgano" que cump1·
~ estas funciones de p1an, de um·f·1cac1.6n y aseguramie . nto. El propioª
Smend observa que el Estado s6lo existe en las exteriorizaciones vitales
concretas, en cuanto actividades de una conexión espiritual total, y "eñ
las innovaciones y progresos, de más importancia todavfa, que tienen
excll.liÍvamente como objeto a esta misma conexión" (p. 18). El corpus
anificialis del grupo de voluntad, _de la "corporación", la unidad de
obrar que hace aquí las veces del cuerpo individual como factor de acti-
vidad unitaria, y que no es una unidad de obrar de carácter "espiritual'',
. sino militar, financiera o de otra clase, no puede cobrar realidad mientras
no se establezca el modo de cooperación en que va a consistir, mediante
un plan racional, por modesto que sea, y mientras no sean refrenadas
aquellas maneras de proceder que pongan en peligro esa unidad. Y lo
que acontece con su creación sucede con su continuación. No es pasi-
ble que se mantenga en actividad la unidad colectiva de accíón sin el
obrar de un órgano que cu.ide, de un modo consciente, tanto de deter·
, minar los fines como de su realización; es decir, de ajustar la acción
1
..
¡ colectiva a las mudables condiciones de naturaleza y cultura. Toda
.organización precisa, pues, para llevar a cabo la cooperación, par lo
~enos de un órgano y, con mayor o menor amplitud, de una ordena·
c16n establecida racionalmente (cf. supra, p. 96).
\l \ .Debe hacerse notar que la necesidad de una ordenación organ1zadª
.
l{\\ pa~ la_ constitución y permanencia de un grupo de voluntad o de ~~a
) a~6n colectiva no surge primariamente de la necesidad de la coaccio~:
51
~ de la de un obrar consciente que señale fines (cf.
Heller, souv~
. ~ - 37 ss.~ de opinión contraria, como la mayoría, M. We '
ia y Sociedad, I, P· 48).
. n
.rpo,
r•
Pues aun suponiendo que existiera ya, en todos los miembros.de ~-
la voluntad para la unidad de acción faltaría todavía, sin e la
~ara la ~jecuci6n real de la acci6n unitaria, la decisión sobre tos
\
or enao6n con1unta planificada de los individuos, así como sobre
a
ai..:
r ~"~ - -\ \ ..
.,-_¡;,-- - t, ....Llo.. ~
,
'º~ ~~
~ ~
1\- ~~o .k~ .
~ND ICIO NES CULT URAL ES DE LA REALIDAD SOCIAL 105
_J: a aplicar, punto éste en la prepar ación de una ac . , que com~
Jlleuio5 I 'd c10n
~ otorio sue e ser muy controvert1 o. Pero el decidi r pa ra la ,acc1on .,
lS n ' , • d . l
ne diskn er una umca y eterm mada maner a de proced
Po I d , 'b'I·d d
su se exc uyen to as as emas pos1 i 1 a es de eJ· ecuc · , D
d er, con o
que . ., d d 11 ion. e este
JÍ¡odo, la orgam zanou y, . entro e e a, el órga?a que el grupo porta
sonorta acomoda · consci entem en te .la ordena ción a Ja
--
•, y 1a ...
g _.i;.;. :;z d , } - accign
acción a la or enac1on, o que pew1 te al grupo pasar del deliberare
:¡=- itario a ere. Acerta damen te se ha considerado a Ja organ·1zac1-6n-
.. " d' .,
como la O ª e iac . ' la ráctica" (Lukác s,
1
P· 302). Clar~ aparec e de t~o l~ dicho cuán ar itraria es y cómo 1
violenta la ~ahda d aquell a afuma c16n, que Kelsen emplaza en la base
de su doctrma, de que la palabra_ ,organización no es sino el extranje- 1
rismo que corres pande a ordena c1on (Ordn ung) (Staatsbegriff, pági-
nas 143 s., 181).
S~ría,. ?atura !m~nt e, equivo c~do preten der hacer del principio de la 1
orgamzacion el umco o el más impor tante mome nto en la formación y
mantenimiento de la acción colect iva. Ello supon dría caer en la ficción
de que la volunt ad del hombr e que actúa socialmente fuese indepen-
.
diente de todas las condic iones cultur ales y naturales; en realidad, la
actividad que lleva a cabo de modo reflexivo la unificación necesit a ·
trazar planes en que señale sus fines y sus medios, debido, justamente,
a ue no existen volunt ades nl · res udiend o sólo realizarse
la constitución acción del n1 vol n e iante e control
•
l e
coIectivo.
. ;'
La Teoría del Estado no debe, pues, ni sobrestimar _n~ subest i~aracc.t
la importancia de la organi zación . Porqu e ni todas las act1v1_dades socia- J.;,'"
les pueden ser organi zadas, ni cabe organizarlas a todas de igu~l modo, O.
ni hay tampoco una sola activid ad social, a pesar del actual ford1sm o, en
1a que pueda llegar la organi zación hasta el último extrem?· N_o s?n
los hombres múltip les ladrill os y no se les puede ordena r segunpresen cnteno s
. . . h e tener siempr e tes
completamente arb1tranos smo que ay qu , h h h
sus cualidades nacida s dl:llas leyes de la natura leza .• _9ada 0 ~ Jie ª
d 1 ., cons
e ser, sin duda, utiliza do como medio I ad orma~1 on . , de cuándo
del efecto unitar io. Pero a etermmacion d' es
1
es posible y en qué medid a esa uu 1zación del hom~r e cAºIl;º me .: m-
co d . d I e se oroam za s1, Por eJ
sa . e e nde esenci al en te e O u 1. 1. 000 de la organi-
p]o, tiene decisiva impor tancia para a posi ganiza ª rYse asemeJ·a - valién-
m
:za ·' l
c1on e saber si el gru~ que se va a ..ºr ies- al ti de comunidad
donos de la conoci da temun ología de To~n d
0
al de sociedad. La organi zación de un
p_uro da lugar a un grupa de los de~om ina o~
tr / r;
_ma e
·eaad relativamente
0
para un fin, par
Existe n aquí fines
eJernplo bajo la forma de una sociedad an mma.
~- 106 CONDICIONES CULTURALES DE LA REALIDAD S
OCIAt
P
recisos racionalmente determinados y declarados con f
t · naturaleza , económica, que, el. m . d'1v1'duo persigue mediante
, recue
el ncia d i
SO que le unen a éste. Lo . ~meo que h~ce que el individuo grupo y
. en ese grupo final es la ut1h~ad econ6?11ca que, por medio de élªrtic,¡pe
Por tal razón no -es necesano que exista en este caso una rel; ~~pera,
hombre a hombre. En la sociedad anónima falta por com de
1 ci~ns1
reemplazada por la relación entre accionistas abstractos qu! ~~o, e~do
conocerse entre sí par sus nombres. La sociedad anónima Oni ~recisan
sólo sobre el dinero de cada cual, dejando completamente ~ª, pues, if
persona. La sociedad, en su forma típica, se constituye por c:ons· et~ ª la
, .
~mcamente por obra de la razon , calcu1adora, y el individuo
, igu1ente
se hall'
interesado en permanecer dentro del grupo a causa de ese cálcul ª
de no ser por él, ningún obstáculo de la naturaleza, del sentimiO Y,
· · ' 1e 1rnpe
o de 1a conv1cc1on · d"rí1 a romper el vmc' ulo que con el gmpoentole
une. Por lo general, no se engendra una actitud espiritual común· n
hay ''espíritu" alguno en una sociedad anónima, ni u11a concienci; de~
''nosotros", ni una comunidad de valores que puedan no aparecer en
las listas de cotizaciones.
\.. J. :Mientras que en la sociedad no se da más que un frío e indiferente
•O.,,contacto, la comunidad se caracteriza par 'una convivencia y ayuda más
( ~ i cordiales. El indivi~uo pertenece a la sociedad únicamente por su con-
ciencia racional tendiente a un fin. Los vínculos más sustanciales de
la comunidad se hallan, en cambio, fuera de la razón y, especialmente,
los de la sangre, la tierra y el haber vencido conjuntamente -las dificul·
tades de la vida, es decir, la "comunidad de 98Dgrc", la "vecindad" y la
"cooperación" (Tonnies). El ejemplo más próximo a un tiPo de tal
naturaleza sería el de los habitantes de una pequeña isla amenazada
por el mar que tuvieran el mismo origen racial. A diferencia d~,la comud
nidad, la sociedad es una creación del arbitrio consciente, de la volunta
de arbitrio". En la co rea ca as más rofundas r ex·
tensas del indivi uo, redomina la "voluntad ese · " . ~: uc
esencia . e in ivi uo no se ha a inserto mediante actos par~a1~s q r·
pueden ser aislados, como acaece en el "gruP,O final",. sino se&un
tantes porciones vitales de su seti....No se trata de una vi~ 1
:t 11
lcnamente de endiente del arbitrio, .sino que, es una forma exi~Sl 1¡¡.
e v1 a. como comum a s1gn1 1ca para e .º!° re echo de
dad de su existencia, tanto natural como psíquico-espmtual,/ ~don~
ti
pertenecer a la comunidad no se le puede señalar un in
~~l +\ ~
t~~~ < s ,~ \~ W_:_o-_. _ __ _~ ¿
CONDICIONES CULTURALES DE LA REA
LIDAD soc¡AL
108
• Sme nd PP· 14 s.). Para exp lica
r tal fen,0
274 SS., 1
od · d · 111eno hay
Pp . 252 ss., reviame nte t a una sen e e imp roce den t
d 1 caso, en pr1·es objech
,que es~ azdar,dpe manifiesto' que se trat a, en. , este
d lller I
/':"\. nes pomen o · ' ea de una conex10n e efectividad .ugar,
Í .,
"-11>'
!i a er ar secu nda rio de una con
~P. en JJf --
- bl mas aparentes han nac
exión de concienl cia.
'd d 1 h h d -
nnuSOcial, y
lllera. es
i o e b'ec o e que os. teóricos rac1on
pro e d' grupo smo según el ti a.
listas de la sociedad no Po ian con_ce ir a un
cied ad en el sentido de Ton mes , esforzándose, por ello ' en dernosPo
de SO . 'd á d l 1 . amente como a ·
trar O negar su existencia consi er n o o exc us1v
,
, numerosas agr ut~ :
ción psicológica consciente.. Existen, sin embargo
ap~recen actualizadas en
nes -cabalmei:ite l~s más 1mp ürta ntes - que
1cipa1:1tes ~recise poseer
amplias zo~as sin que nin ~no de sus ~art
ps1c~l6g1~as de acción
la conciencia de s~ colaboración . Las co~ex1ones
1no siempre son, ni mucho menos, conexion conc1enc1a. A esiose
psicológicos profundos,
refiere sobre todo, prescindiendo e fenómenos
hablado. Eºecútanse a
· aquel "devenir inconsciente " de que hem os
ones en las que s6o
_maria, ~n incesante repetición , n umerosas acciona s qµe se saludan i'
percibimos una relación concreta entr e dos pers
ido a su recíproca inter-
hablan, etc.; sin embargo, todos estos actos, deb
te, por una unidad orde-
l penetración, trabajan , aun que inconsci ente men
. nada de acción social (cf. su-pra, p. 99) . En
establece una conexión psíquico-real, que ape
virt ud de tal hecho se
nas presenta excepcion
~
no es exclusivamente de
. es,
-entre los miembros del grupo, conexión que
fina l, y en la cual, pues,
conciencia y, menos aún , un grupo de carácter
onta cto.
. /los miembros no se pan en personalme nte en,c
sin embargo, en éste
. La formación consciente de una unid ad crea,
una conexión de con;
como en los demás grupos, casi sin excepciones,
conexión de acción. Lo
✓ ci~ncia y, ahsolutam~nte sin excepciones, una un órgano y una orde~a-
tr ti© p_n me~o se lo.gra haci~ndo que , por 1~ menos,
oón mfu nda n a la inm ensa may ona de los
miembros el contenido
que el órgano ase~ure ::
co~ ún de conciencia; y lo segundo haciend o
~ unidad de la acción de una man era efic
az con tra aquell-os actos, siemp
nte o incon•scien te-
\"!J elativamente reducidos en núm ero, que ' conscie te, "los nmo ~
s,
}os
la
D e esta suer
ente, operan en sentido pert urba dor.
falta par complet~H
ocos_ Y ~os que due rme n y aquellos a quie nes Kelsen, Staatsbeg '
(
conciencia de que pertenecen a tal con exió n" hal!t
P· 9)_, cuando actúan en sentido perj udicial para la
unidad, se
mo en lo fu nd amenn0r
1
~ar ias para Ja unid ad por "Rart e de los. miembros del gmpa,
vend rá
a ocup ar su lugar ~l aseguram1e~to cons cien te de la unid
ad por part e
~6tganc» El decir q~e u~a um6 n de gran volumen es independ iente
de nuestra esfera de v1venc1as porq ue nunc a podremos
apre hend er de
ella, en forma psicológico-real, más que una "parte'' míni
ma de la
misma (cf. supra, p. 56) supo ne, de un lado, desc
inoc lr la naturaleza
de esa "parte" que se apre hend e, y olvida, adem
ás, que la "núsma"
unión en cada caso disti nto es vivid a y actu ada de
modo diverso par
otros hombres en una recip rocid ad perspectivista difer
ente:' Como cada
individuo del grup o es port~dor de una mediació
n social que irradia
en todas direcciones, se prod uce un enlace simultáne
o,· de suerte que,
finalmente, cada uno se hall a unid o con los demás
por _una conexión,
aunque ésta no siem pre es necesaria men te conscien
te. · Las máximas
agrupaciones religiosas y políticas, y precisamente
ellas, no son nunc a
vividas, de modo psicológico-real, por todos aquellos
miembros suyos
que conocen su plen o sent ido, en "fragmentos" mecánicos
, únicamente,
sino justamente como amp lias unid ades de acción.
El hecho de que
estas vivencias· consistan en represen taciones perspectiv
istas de la totali-
dad y no abar quen la plen itud de,s.us particularidades,
es carácter
común a todas las vivencias humanas.\ La conexión
extensiva de viven-
cia de tales uniones, gracias a la cual aparecen unid
os los individuos,
se capta en primer término de un modo intensivo y simb
1m a enes de su senu do, tales como la bandera, el escudo ólico mediante
el efe o füen
~ os ec os ma est istoria el oru o cf. Smend, PP· 48 s.).
1~ símbolos actúan sobr e nosotros contri~yyend o_a
formar la sustan- \
~ del grupo aunq ue los vivamos con desvJQ u ocho
. Pues el. soste~er
que lo único que contribuye a formar la comunidad
es la af1rrnac16n
consciente de pertenecer a ella y no la protesta cont
un.ª. ina
. dmisible restricció ra ella, constituye
n del' concepto de comuh1"dad naci"da de su
euciz.ación racionalista (cf. Litt, pp. 195 ss.).
.
Prescindiendo de esta mediación de las imágenes del
sena do de la
~~alída~ ~el grupo, la vida social ha desarrol~ado un
si~tema com~ e~o,'Í ~~.
rnediac1ones sociales ue rmit en conce 1
r encima e mter ru done s la nas, como una cone e . Jt
xi~n de vida de
carácter continuo. a posi i l a es, sm u a, inconc~b1?l~ para una
I>síco ogia natura ista que s6lo pued e considerar
un punt0 d al md1v1duo como
e paso de sensaciones momenta, neas, es decir , como una
. ~
l~~q' 1>resent e romanuc1smo a em n
t
ª los demás, se hace individuo humano cf. Spann, Gesellschafts-
re, PP· 25 ss.).
E.n contra de este "atomismo" · usnaturalista, que concibe al Estado
'{da la sociedad únicamente como un "mecanismo com uesto
l uos
su concepto de "or amsmo.
.
I·-
,,,
pol{. ue ya había esempeña o 1mpartante pape en e pensanuento
Pp. ~~-social de la Antigüedad y de la E~ad ~edia_ (~. ¡elli~ek,
salista"8 ss.). En su forma actual, la concepc16n orgánica o umver-
cio . del Estado y de la sociedad nació como fórmula contrarrevolu-
nana en oposición al ''hacer" el Estado de la Revolución francesa,
112 CO NDICIONES CULTURA LES DE LA REALIDAD soCIAt
iber6 de esta estricta vinculación política y f
ro luego se l l
. o par sociólooos bbera es que par eI propio .
. ue
ro
. sel m1srn. 56 ss.; Bujarin, º Th eone_ . de-s h.is t • M at erial"
marxism cªCeptarl-
o cf. i~
ismus, 1922 ~
w1e1¡.
~ ~~ antfpadas Hegel, Sav1gny y Marx estuvieron de I p. 188)
a conexi6n "orgánicaº es algo necesario desde el pu acuerdo e~
qu~::;-social e histórico y en contra de lo arbitrario y casuafdto d e Vista
na . Io, . M e 1a In
conexi6n racional. Así, par e1emp
1 sosaene arx que cada f
producción en~dra sus propias relaciones jurídicas, formas d ºttna _de
era
m á ·
., ' .
ue acc1on humana y sólo admite una se aracion
. . VI ª · .
· ' dia]écuca '
masJ\Ar .
a ex1stenc1a e una rea-
del hombre poorá
IJ
--
estf\!CtuTaS E
decisi6n y acci6¡i. r
IV
LA ARTICULAC ióN DEL TODO SOCIAL
' 116
LA ART ICU LAC ióN DEL TODO SOCIAL
~ , r-~s~ ~~
LA ARTICULACION DEL TODO SOCIAL
119
Casi nadie duda h~y que la sociedad burguesa y, concretamente,
~ social del Siglo XIX destruyó el carácter de totalidad d I
l~da ''sustituyéndolo pcr el predominio de µna serie de puros sistee ª
Yl ·d l
finales indiv1 ua es yuxtapuestos,, ( a~'
í . qias
por e1emplo, Vierkandt, Hdwb.
d. Soz., P·. ~5_3). A e~ ~orma de v1~a corre~n de el espíritu de la
. cía pasiuv1sta que divide a la totalidad social en conexiones particul
fa: de sentido y actividad, ~o consi~erándolas como momentos única~
ente relativos de una realidad social unitaria sino -piénsese por
ajemplo, en la doctrina pura del derecho de K~lsen- como sis;emas
Ienamente inde endientes, autónomos cerrados del de
no a e sta o con lo cua , como reconoce Dilthe , se ueda "des-
coufertado" ante a comp e1a conexion e acontecer ist neo uñdo
hist~, p. 19~). No es que D~lthe~ h~~a r~chaza?o ~na ~oncepción
del obJeto partiendo de la conexión significativa social mmanente; por
el contrario: sus escritos de los años 1907 a 1910 revelan su constante
preocupación por este problema, aunque en modo ciertamente espiritua-
lista unilateral. Dilthey intenta una y otra vez fundamentar su forma-
ción de conceptos en la "determinación de la significación que tiene
una parte para el todo, sobre la base de la conexión de efectividad,,
(pp. 190, 263 ss.). Y reconoce asimismo que el máximo estado de
l
a e ación del nsami
desarrollados teóricamente"•
· ' · i . "se com renda
la relación existente entre estos momentos aislados analíticamente J
l
convfiert_e 1.dad social en sujetos activos y pretend e llegar a la verdade ra
1a e¡·decuv
d afirmando que to
. . .
ciones de la 1 e no son
rea a
,, 1' !timo cxtr " _mo
. f uncione
. s d e una sol a con d.1c1on
.,
0 ra sea ésta a
umía la raza la libido la idea. Tal monism o es s6lo un sucedán eo
ccono ' , . f, . .
de la re igión, pes1ma 1~~ta 1s1ca y n~ tiene na~a que .ver .
con la ciencia.
Respecto, a _la cucst1on sobre la 1mport~ ~cia que entraña la acción
cconómico-tccmca del hombre ~-ara . su activida d estatal, somos de opi-
'ón concidiendo en eso con Tonmes , l\fax Weber, Scheler y Troeltsc h
DI l
(lll, PP· 361 ss,- ) _-po; c~tar
• 'l
so o a1gu~os autor~s -, que las formas de
actividad econom1co-tecn1s:a, que son siempre , sm duda, variables sólo ,,.~,,-..:·...,•..,.n,.i
;iativamcnte indepen dientes, constitu yen, por decirlo así, la férrea
nna ó cu a existenc ia en todo momen
J' .
negar que esa armazón social actúa abundan temente en el sentido de
estructurar la realidad social, pero no cabe tam co olvidar ue una
acción puramen te económica es algo inexiste nte. P ues to o acto uma-
ño aparece conform ado por el conjunt o de las condiciones concretas
naturales y cultural es y sólo puede ser calificad o de económico, político-
jurídico, etc., según el con tenido de sentido prepond erante en cada
caso. Ni siquiera en los más candent es puntos de la c\·olucio nada.
economía capitalis ta de tráfico actúa el puro hamo reconomicus, sino el \
hombre real, quien siemp rc • aunqu e en grado menor, aparece determi-
1
nado también por motivos extraeco nómicos .
Nunca puede, por eso, consider arse al Estado únicame nte como fun-
ci011 de la economí a. Es indu dable que la estructu ra económi ca man-
tiene con la estructu ra estatal relacion es muy estrechas e impcrtantísi-
mas, pero ni tienen carácter exclusiv o ni son tampcco relaciones de\
cau~lidad unívoca . Hay que concebi r, pues, al Estad_? _partiendo d~ la
total!dad de la realidad social, dentro de la cual la act1~1dad eco~ó~i co-
t~mca no es más que un moment o, aunque, en la sociedad capitalista,
ciertamente decisivo y sin cuyo conocim iento no es posible llevar a cabo
una fructífera investio aci6n sobre el Estado.
r ~l ~~ho de quet> .Marx y Engels hic~e~an cons!sti_r la, "v~rdade~a
calidad del hombre en su existenc ia genenca economi~o-tecm ca (Lit.
Nachl., I, p. 384) hay que explicar lo únicame nte entendie ndo que, con
dio n h an querido
. .
. ' 0 formula r nmmma aseverac·wn
' de validez oeneral
.o . '
'.itno tan sólo caracter izar el conte~id o de aquel querer hi st6?co-social
~tte debía llevar a cabo una revoluci ón, activa Y llena de sentido, d_e 1~
º~creta sociedad capitalis ta de clases. Hoy no puede ne~arse, 1:11 si-,
~U1era por los que la combate n, qµe tal tendenc ia constitu ye _Jttsta-
tente el contenid o del querer político más genérico de nUC$tro tiempo.
LA ARTICULACION DEL TODO SOCIAL
122 .
~cl deducirse de la dialéctica de las "relac·
1
Pero . n~?ca hi;¿;; de que se trate en aquel caso de una ten dºnes_ de Pro.
d.ucc1ll6n e1de d
sentido y no meramente e un cambio sinenc1a evolu.
nva .e.na Engels pretendía representar el objetivo de la e sen~do lli
clirecc16n. . al" vo1uc16
la "asociación libre e igu . de los homhr~ como "un progreso de n de
inferior a lo superio~, mediante una conex16n causal y a través d:de 10
entáneos retrocesos (Feuerbach , P· 38); pero la detenninac·ó tno.
1
:rección llena de sentido de este devenir sólo puede concebirse n de la
terminación de dirección del querer humano. La libertad "y la tºrnldde.
como contenido de voluntad, no se pueden explicar por las congd~ª. ad,
. smo . que, como l
económico-técmcas uego veremos, dependen en rn1c1one¡
esencial de condiciones histórico-espirituales relativamente autón:nera
El materialismo histórico está, sin duda, en lo cierto cuando rechas.
la tesis de que cualquier idea pudiera, en cualquier tiempo, ser soc::
mente eficaz. El es íritu determina sólo el modo de ser de la cultura
El material de a formación concr~ta, a realida social no es cosa qu~
L, w,1 cletermme el espíritu, sino las oscuras fuerzas impulsivas de] hombre"¡
>'.. '
1
1~~~\"(~h
JIJUA
par a un lapso de tiemp0 \,
ex a~ Jad vien_e a ser algo así como
el sed
~ ~ o" al realizaxse todos los contratos parimento que se produce "po;
1
L , d l l'bertad y de la 1oua
logia e a I
Estado se
.º
1
.e'n al arsenal e as I eo1og1as
d 'd
a .
l h
abstenga de intervenir en la vida económica. Tal
a soc1e
l
no se caracteriza, como se dice~ par e _ec io e que en ella el e,,elª~s <l
ad capitalist
·a déb¡\ 11
nece ta mbl .
• t ente del Estado que desp11ega a la vez, en la época · s se t
-1 , . rata
JUS am .
. perialismo una patcnc1a hasta entonces d esconocida . El \..v.as1ca d¡
11
d d e
im
lema de la sociedad ' . ·¡ . <l 1 l er a er
c1v1 no es, en mo o a guno, a ausencia de . 0
vención sino la mov1 1zac1on ·¡· ·' pnva · da del poder estata l para una podlllter.
,
intervención en el campo econom1co , . . e·1ternos el mas, convincente erosa .
C]Clll-
plo: el patrón y el obrero aparecen f rente a frente como partes jurídi-
mente libres, e iguales de un contrato; pero el patrón es señor en
casa, es decir, corno propietario de los medios de producción, dispo~u
de modo soberano, por la ordenación de su fábrica, sobre la ordenació~
del trabajo y, para velar por su observancia, tiene también a su disposi-
ción los medios coactivos del Estado.
Cuanto más enérgicamente se hayan atacado las formas tradicionales
del poder y más se haya proclamado la igualdad de derech_o público y, a
la vez, de modo más exclusivo se hava basado el poder sobre la econo-
mía, más patente se hará la contradicción, y más fuerte la oposifión
contra la clase dominante . En todos los órdenes sociales conocidos hasta
el día existieron grados de poder social. En las situaciones sociales más
primitivas se encuentran ya relaciones de dominación asentadas sobre
\ las diferenciaciones naturales de la edad, sexo·y aptitud personal. Tales
distinciones no engendran clase~ sociales porque los privilegios que se
les adscriben no son hereditarios ni pueden compararse (cf. Knabe~·
haus, Die polit. Organisation hei d. austral. Eingeborenen, 1919). Sin
duda con mayor motivo una cultura superior ha de requerir un or~en
social jerárquico. E11 •e! propósito de justificar la organización cla 515'.ª
r de la socie<lad civil se ha llegado a considerar la dominación de la clase
superior corno el resultado de la desioualdad natural de los hombres,
1
s
LA SOCIEDAD CIVIL
129
. d'ametralmente opuestos, y con finalidades de agitación
, cos i "f. l 1 1
p01t1 mbra hoy identl 1car a case y e estamen to, por lo que la ·,ver-
1 se
3c05tll . cia de~ tratar de esclarec er la diferenc ia fundame ntal
Jadera e1eb:s formaciones existe. Y sólo lo podrá hacer si logra sen-qaluae
tre am . . "f· . .
en diferencia de sus r~spect1vas s1gm 1cac1ones en los conjuntos histó-r
l~co-sociales característicos de ellos. Aunque , sii:1 ~uda, e~ una orde-
n ., social de estamentos basados en el nac1m1ento puede haber
nac1on f. . 1 .l d ,
de clases super 1cia es y a1s a as, y en una sociedad de clase
Iuchas
se tamb"' 1en resa b'10s de caracter
. '
ueden descubrir estamental, si quére-s
pos obtener un concepto claro y fecundo del estamento y de la clase
rebemos utilizar la conexión total de las situaciones históricas que reci-
bieron su peculiar fisonomía de uno u otra.
t .
LA SOCIEDAD CIVIL
j 132
.s... .
fectamente co
nocida Pero ¿cómo puede hablarse de una
· . . . ., . concie .
_..::. dd · se toma como cnteno una s1tuac1on social que , nc1a
"' ver: a era s1 . . d l d d aun no h
=- II d roducirse? El cnteno e o ver a ero y de Jo fal a
~ r ega o a p ¡ ·¿ d d
11 'd ntemente aquí, una rea I a pasa a o presente, sino unasot nodes,
'V0 evi e
• ·J
'
l de evolución que se ap11ca· en la actua11·dad. en en.
.. c1a 1 ea d l . . d
v > El criterio que informa e da 1ºn~~enc1~, e de1alsc es '1ibertad e igual
dad", 0 sea la pri~iti va base e ~g1 u mbac ion e da . so~fedad civil, cuy~
realidad lia ido a encontrarse en 1nso1,u 1e contra 1~c1on con él. Si es
.¿ absolutamente exacto. qu~ la clase solo lleg~ a CJercer acción SOcial
1 cuando adquiere conc1enc1a de clase, lo que importa entonces es cono-
&.; Í cer el contenido de esa conciencia y, con elle, la dirección del querer
J -j de clase. Pues, supuesta la élcción de este querer como conformadora
t,,1 del futuro, e~ él y sólo en él radica la "ley del movimiento de la his-
toria". Este contenido de voluntad no puede derivarse únicamente de
l
.,., _r.-.¡__ mente
~ ·· \ 1 d
tmm a
. e a h15t
propia. p
· • d l
ºªª e espíritu
l que
_' . , tiene . una
or esa razón a aspuac1on a la libertad e 1gua
lega
1·d d re1a
. 1 ª}dau, .1
ta 01 0
, Je
'< '-
1 a e carácter bur és
mod b
l
gu como a proletaria, sólo puede compr . ·ci:inu en<lerse
..$. •dº ca ª1 sob~e el fondo de la evolución total del espíritu cris cep·
occi enta1. Hay pues .
V ció ' , que estimar sobremanera superf 1c . 1. l es'.l con 1
a · ·it:rtH
conn ]~~ ex~en?6idaf de que las ideas de libertad e igualdac~ f~~1t1 ''¡¡-
evo uci n rancesa y van camino de ser enterradas el oci.1 l
mente en nuestros días. Por el contrario, las raíces de este ¡dc;J 5
LA SOCIEDAD CIVIL 133
. interrumpidamcnte hasta la Antigüedad y se hincan honda-
10
lle(Tan ·
n la conciencia· europea
a traves' de la historia
o de la Iolesia //
¡ncnte e , o "'//
i
ciones 90ciales, ,e compadecía también con la esclavit ud. En cambio,. en
, la esfera de la J i ~ interior , que era donde radicaba su des:
-< religioso, todos los hombre s, por el mero hecho de ser tales, ~
j ·~ de igual consideración. En este sentido habla el propio Lutero de 1~
~ j libertad del cristiano" aun cuando, de manera sumame nte ~nse~
.~"'\''por
• ~ dora, pene de relieve la negaci6 n de libertad en lo exterior, nnpu~re
el Derecho Natural relativo, a causa de la inclinac i6n del holll
. _J ~ al pecado. . ~~ . ": ) .., 01 ue dio
~ \: 1 La Reforma, sm emharg~, con las guerras & rehgi6~ ~ q can·
~ \r ,lu_gar, y aun pre~ind iendo de la ética econ6m icI del ca:JVIn~sm:~eral·
~~ tribuyó en grado importa nte a la St:_~ )arizaci6n~ ~n~ 1~nc1~ f ad y la
~ Los ~oi:nbres esperaban, después ele tanfosu Tnmien to, la s~gun de ic,da
[ª~ ~mc~m entc ~~ ~n poder estatal que fuese ind~pen dient\e· a ¡dea
eg1t 1ma~16n ecles1ast1ca. En la historia del pensam iento, la vid~ pro-
de la libertad Y de la igualda d recibe ya antes un conten
\ \ ~
I
A
LA SOCIEDAD CIVIL 135
. la entiende ya, de_ una mane~a política y, poco después, tal
fano, se Tomás Moro, ta!!1b1én ecou6nuca, en el sentido de un derecho
va. con ón, Surge así una legitimación temporal y humana del Estad~
¡
de 1 r;erecho en lugar de la tra~endente-religiosa. 7/
Y d~ la naturaleza racional del hombre, originariamente igual y libre
se deduce UJ! :perecho Natu_ral inmanente que, según la célebre frase d;
Hugo é;rocio, debe _ser tan inmutable q~e no pueda ser alterado ni por j 0 '1\.
islJlO Ojos. El Derecho Natural racional, que adquiere predominio
1
¡-{aitir del siglo. XVII,. toma del De~echo Natural cristiano la firme
creenda en la ex1ste~c1a de un sent1~0 ~n ~l mundo -creencia que
aún fluye en el marxismo- y en la v1ctona final de lo bueno y racio-
nal, pero, naturalmente,_ 1secula~iza tal creencia y espera esa victoria
romo resultado de la acc1on autonoma del hombre, al que juzga, en lo
que hace relación con la bondad e incluso CQn la razón,. con un opti-
mismo hasta ehtonces desconocido. Fin.is vitz d hombre medieval
exa su unión con Dios. El destino de a vida del hQmbre de la
Mcidema, a cuya realfución, todos tienen esencialmente el mismo de-
iecho, 4:5 l~ autoformación de la personalidad en este mundo y, como
suEuesto_de ello, la utilización, en sentido terreno, del mundo y el ,
~er de decisión, el "reino de la libertad" entendido como el reino ~~-
'del desarrollo de las energías humanas para fines propios que el hom-
bre se ¡,one a si mismo". En lugar de la salvación del alma aparece I l
sal~ publica, y la fretensión a la libertad e igualdad, entendidas en .
sentido político-socia, se convierte en derecho innato del hombre. Todos
los~eres, incluso el autocritico, se leoitiman
o-
ahora inmanentemente
" •-..l- de
t'
m iante el "pueblq'~, y el contrato político se convierte en p1a.u:a , ,
toque de la jurtdiéídad de toda Constitución palftica" (~~t). . -
La exigencia político-social de libertad e igualdad se b1D1ta pnmero
ª la clase burguesa identificada con el "pueblo''. Y el mismo Locke,
que, de acuerdo co~ su época considera a la libertad personal_ Y de' la
propiedad como algo inheren;e a la esencia del ho~bre, sanoon~~ d
J~
su constitución ¡>a? la Carolina del Norte, la esclavitud Y propi h~
GU<!S cuerpos (Jellinek, &Jdarung, d. M~nschen- u. r~!N:Ctumi ~
P·. 3_l). Hasta qué punto el propio contemd ~ del Dede la sociedad
~ano aparece también determinado ~r 1~
1
~ter7e5 .
v1l es cosa que revela por e1· emplo, la declarac16n
casi cien sacer-
en 1863 1,¡
uienes ,~
do ,
to~ pertenecientes a diferentes sectas prot':5ta .
ntes
'¡:!e en los planes ~
deni1 era~n que el abolir la esclavitud era m~~u A. 1).
a providencia divina (Jellinek, Staatsl., .P· ...-1·r' ya que no p0seía \
La . da . bargo imr-....1 , •
Otra.. 1_~~ ~ civil n;x . u~<_?, _sm em . . _ . '•nníanente de la exigenc1~
. eg1t11nac16n del er que7 a lógica 1 b.é en la énoca de1
políti - --· , dd ase tam 1 n, r--.
<:a . cl~ia\ de libertad e igual a op~rd En cuanto se extraJeron
pita ismo avanzado, sobre el proletana o.
136 LA SOCIEDAD ClVl L
l s, la · st;diu~ 1
ta e 1gu
rvV1, d f. .
valer como un or en e 1n.1t1vo..
ant e Dio c11.: I;~lihl'r.
,1 <:i •¡
~ª~
,,
"t
,_
H l había visto
egea
d der
Lª'
realidad de a soc1. edad c1v1
. .1, I, Vurn l "
.
cer tera me nte en cas1 todos sus I
v1 110
~ ~e~ 1~ntcrés privado ind ivid ual de tod a a el campo>un d tosb.' esta
os con tra todos'', y dice e atalla
' ~ lel cada uno es "ta ra sí su úni co fin y
lo dem ás no es ~ara éql uc, c11
e a,arraiga
Des al hom re a1 a~rancar1o a 1_os víncu l f · ·
considera ya la con cen trac ión del cap os am1 iares. na<la He ' ,
ital y la proletarización gel
condicionándose rec1t procamente: " cua nd 1 . dad c1v . 1.) actú corno.
o a socie
trabas se dedica, en lo ant erio r, a des arro
llar la población y la indu:t s.111
Q> n la generalización de las vin cul
aci one s de los hom bres, media~:·
sus necesidades y los modos de pre par ar y
con seg uir los medios pa~
satisfacerlas, se intensifica, de un lado,
la acu mu lac ión de la riqueza
del otro, la división y lim itac ión del trab
dependencia y pen uria de la clase ded
ajo par ticu lar y con ello
ica da a ese trabajo, lo que trae
i~
como consecuencia el no pod er cul tiva
r sus dem ás facultades y, espe-
cialmente, dis frut ar de los beneficios de
car áct er espiritual que ofrece
la sociedad civil". "El descenso de una
gran masa por debajo de un
cierto nivel de existencia acarrea la form
aci
.~ _,., con la máxima facilidad par a con cen trar 6n de la plebe, jun tamente
des me did as riquezas en pocas
:", ,..·\ tla:
- · : manos."
Heg el estaba ent era do de que "co n tod a
sociedad civil no es lo bas tan te rica par a
su abu nda nci a de rique1.as,
detene r el exceso de pobreza
,,,. .... • y la formación de la plebe". Per o
lo que He gel
· podía ver en su época, fue la acción dialéct no vio, porque no lo
ico-revolu cionaria .de las
situaciones que describe. Sab ía ya que
"la imp orta nte cuestión d~
cómo debe remediarse la pobreza es una
cue stió n que preocupa Yagui·
jonea a las sociedades modernas". Per o
la úni
es la del imperialismo colonial, que , como ca solución que pre~en,:
se sabe, fue , en reahda '
adoptada (Tr eits chk e, De.utsche Geschi
chte, IV, 251). Sin enibargoó
lfogel subraya que , como rem edi o dire cto
con tra la Pobreza , se ensal
en Inglaterra "ab and ona r a los pob res a
su des tino , dejándolos aba~ :
nados a ~a caridad públi~a" (Rechtsphilosoph
Y apéndices; cf. Hel ler, "He gel und die ie, especialmen~e §§
2 5f.
deu tsch e Politik , Ztsc ·
t,
Politik; :nu , p. 132).
H • ·1
l
ay que pon er de relieve que en la cate
gor ía de la socie. dad c1v1,
d_eserita en .forma tan plástica, no inc luy nÚª
e úni cam ente 8 _la ec~i°apa·
smo a toda la esfera del der ech o privado
, la jus tici a y la pohda. pen·
recerd' ~n este dominio, el filósofo del
sa or Est ado rru sia no como .un coJ11º
• • liberal
• "ocC1'dental" , a1 pre sen tars
e aqu í e díalécuc · o clásico ués
Y
antidial~ttc~, estimando como def init
ivo el ord en social bu~ene ª
como aniquilada la milenaria tradición
del De rec ho Nat ura l,
\
LA SOCIEDAD CIVIL 137