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Una fuente importante de nuestras actitudes es obvia: las adquirimos de otras personas a través
del proceso de aprendizaje social. Este aprendizaje sucede a través de varios procesos.
Una forma básica de aprendizaje en la cual un estímulo inicialmente neutral, adquiere la capacidad
de recordar reacciones a través de la asociación repetida con otro estímulo. En un sentido, un
estimulo se vuelve una señal para la presentación o surgimiento del otro.
Ejemplo: Un niño ve a un grupo de alemanes. No ocurre nada. Pero su madre, acto seguido, los ve
y se altera y pone mala cara. El niño se altera en ese momento. Cuando se cumple el
condicionamiento clásico, el niño después de vivir esta escena varias veces, “sabe” como se tiene
que comportar. Por lo tanto, cuando se cumple el condicionamiento clásico El niño se altera nada
más ver el grupo de alemanes, no hace falta que su madre se altere para que el se altere también.
Primero porqué las actitudes operan como esquemas, nos ayudan a interpretar y a procesar
distintos tipos de información. Segundo porqué nos permiten expresar nuestros valores o
creencias. Tercero porqué cumplen una función de autoestima ayudándonos a mantener o realzar
nuestros sentimientos de confianza. También cumplen funciones de autodefensa, ayudando a la
gente a protegerse de información no deseada de ellos mismos. Por último cumplen una función
de motivación a causar una buena impresión, empleamos actitudes para causar una buena
impresión en otros.
La relación entre actitud y comportamiento: ¿cuándo y cómo influyen las actitudes sobre el
comportamiento?
Se realiza esta pregunta porque se dan casos en los que las actitudes no influyen en nuestro
comportamiento (por ejemplo, cuando ahí que decirle a un compañero que no nos gusta sus
vaqueros, y el esta muy ilusionado con ellos) y casos en los que si se da la correlación, como por
ejemplo pensar en una determinada postura política y corresponderla en las elecciones, ahí si que
se da una relación entre actitud y comportamiento.
Podemos actuar en contra de nuestras actitudes porque éstas y nuestro comportamiento estén
sometidos a otras influencias. Hay varias condiciones en las que las actitudes predicen el
comportamiento: Cuando minimizamos las influencias sociales sobre las actitudes expresadas.
Las actitudes formadas a través de la experiencia directa a menudo ejercen mayores efectos en la
conducta que las formadas indirectamente.
Fuerza de la actitud
Un factor de los más importantes. Cuanto más fuerte sean las actitudes, mayor será su impacto en
la conducta. “Fuerza” hace referencia a:
Teoría de la acción razonada: Una teoría que sugiere que la decisión de comprometerse en una
conducta particular es el resultado de un proceso racional en el cual se consideran las opciones de
la conducta, se evalúan las consecuencias o resultados de cada una y se llega a una decisión de
actuar o no. Esta decisión se refleja entonces en las intenciones conductuales, las cuales influyen
fuertemente en la conducta.
Según esta teoría, las intenciones están determinadas por dos factores, las actitudes hacia la
conducta (Evaluaciones positivas o negativas de ejecutar la conducta) y normas subjetivas (como
verán los individuos que tu realices esa conducta).
Teoría de la conducta planeada: Una extensión de la teoría de la acción razonada, que sugiere que
además de las actitudes hacia un comportamiento dado y de las normas subjetivas acerca de este,
los individuos también consideran el control de la conducta percibido (vamos, su habilidad para
ejecutar su conducta).
Las dos teorías anteriores son adecuadas en situaciones en las cuales tenemos la oportunidad de
reflexionar cuidadosamente acerca de varias situaciones.
Teoría de la acción razonada: Una teoría que sugiere que la decisión de comprometerse en una
conducta particular es el resultado de un proceso racional en el cual se consideran las opciones de
la conducta, se evalúan las consecuencias o resultados de cada una y se llega a una decisión de
actuar o no. Esta decisión se refleja entonces en las intenciones conductuales, las cuales influyen
fuertemente en la conducta.
Según esta teoría, las intenciones están determinadas por dos factores, las actitudes hacia la
conducta (Evaluaciones positivas o negativas de ejecutar la conducta) y normas subjetivas (como
verán los individuos que tu realices esa conducta).
Persuasión: El esfuerzo para cambiar las actitudes de los otros a través del uso de diferentes tipos
de mensajes.
Los esfuerzos de persuasión consisten en que alguna fuente emite algún tipo de mensaje
(comunicación) a alguna persona o grupo de personas (la audiencia).
El enfoque cognitivo de la persuasión: procesamiento sistemático versus procesamiento
heurísticos
¿Cómo procesamos la información contenida en los mensajes que obtenemos? Se dan dos
modos.
El modelo de la probabilidad de elaboración: Es una teoría que sugiere que la persuasión puede
suceder de dos maneras distintas que difieren en la cantidad del esfuerzo cognitivo o de la
elaboración que requieran. (Cuando se utiliza cada modo)
La reactancia es una reacción negativa ante las amenazas a la propia libertad personal. La
reactancia incrementa, con frecuencia, la resistencia a la persuasión.
Se da cuando nos intentan persuadir de algo que no queremos, y nos insisten mucho.
Una tendencia a dirigir la atención fuera de la información que reta las actitudes existentes. Tal
evitación incrementa la resistencia a la persuasión.
Disonancia cognitiva: ¿por qué algunas veces nuestro comportamiento puede influir nuestras
actitudes?
Disonancia cognitiva: ¿qué es y cuáles son las maneras (directas e indirectas) de reducirla
Un estado interno desagradable que ocurre cuando los individuos observan inconsistentes entre
dos o más de sus actitudes y su comportamiento.
1º Podemos cambiar nuestras actitudes o nuestra conducta para hacerlas más consistentes entre
ellas.
2º Podemos reducir la disonancia cognitiva adquiriendo nueva información que apoye nuestras
actitudes o nuestra conducta.
3º Podemos decidir que la inconsistencia en realidad no nos importa; nos podemos aplicar la
trivialización, por lo tanto, alguna inconsistencia entre ellas no nos preocupa.
Trivialización: Una técnica para reducir la disonancia. Consiste en reducir de manera cognitiva la
importancia de actitudes y comportamientos que son inconsistentes.
Estas estrategias se ven como enfoques directos para reducir la disonancia: se centran en las
discrepancias existentes entra la actitud y la conducta. Sin embargo, la disonancia puede también
reducirse a través de tácticas indirectas.
Efecto menos llega a más: Ofrecer pequeñas recompensas individuales por realizar
comportamientos contrarios a las actitudes produce, generalmente, más disonancia que si se
ofrecen recompensas mayores.
Ejemplo: Si se ofrece 1 euro a los sujetos para que digan que un comportamiento que en un
principio resulta aburrido, resulta interesante, la disonancia será mayor que si se repite el mismo
proceso pero se ofrecen 20 euros. No actúa como un soborno, sino como un refuerzo.
La disonancia como una herramienta para cambios favorables en el comportamiento:
cuando la hipocresía puede ser una fuerza para el bien
Hipocresía: mostrar públicamente algunas actitudes o comportamientos pero luego actuar de una
manera inconsistente con estas actitudes o comportamientos.
Utilizar la disonancia para generar hipocresía puede, de hecho, ser una herramienta poderosa para
cambiar la conducta de la gente de manera beneficiosa.