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Played by The Billionaire
Played by The Billionaire
E
l Rockstar del Mes nace como una dinámica de integración en la cual,
grupos de usuarios compiten por llevar sus libros favoritos a nuestro
portal y dirigirlos. En esta primera oportunidad, las ganadoras fueron:
Magenta, kmila92, MiiliMiceli, July Styles Tate, Scherezade y Lidia Fe de la Agrupación
Armonía, que ganaron el sondeo global con esta propuesta después de una
remarcable participación en los retos del Rockstar. Como premio, hacemos mención
de ellas aquí y, aleatoriamente entre las mismas, se realizó sorteo para tener la
experiencia de llevar la dirección de este libro desde la apertura de su staff hasta el
final del libro.
Traducción e Interpretación
Femme Fatale
Jess
Itorres
Leon
Liseth Johanna
Scherezade
Diseño de Imagen
Scherezade
4
Página
Contenido
Alexia Adams
Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
His Billion Dollar Dilemma
5
Página
Alexia Adams
A
lexia viajó por el mundo conociendo personas, experimentando nuevas
vistas y sabores. Ha vivido en Canadá, Nueva Zelanda, Australia,
Inglaterra y Francia, así como también ha pasado tiempo en Panamá y
Rusia. Cuando la vida la obligó a quedarse en un solo lugar, tomó viajes indirectos a
través de los personajes que creó en sus novelas románticas. Sus historias reflejan su
amor por viajar y presentan locaciones tan diversas como las praderas ventosas de
Canadá o las cálidas y húmedas junglas de Guyana.
6
Página
Sinopsis
E
l billonario de seguridad en Internet, Liam Manning, le hizo un promesa
en el lecho de muerte a su querido hermano, Marcus, de completar su
manuscrito de romance y misterio. El problema es que la experiencia de
Liam con las mujeres está limitada a las supermodelos desalmadas con las que sale
normalmente, nada como la mujer cálida y cariñosa descrita en la novela que su
hermano empezó. Así que, recayendo en sus habilidades de hacker, se infiltra en un
sitio web de citas para encontrar una mujer apropiada que le enseñe sobre el estilo
de chico normal en las relaciones amorosas.
Lorelei Torres fue criada por su madre trabajadora porque su padre perdedor
está tras las rejas. Todo lo que ella quiere es un hombre honesto para amar y con
quien pueda crear una grande y feliz familia. Después de que el último contendor
para su corazón resultara ser una serpiente mentirosa, decide que es hora de
empezar de nuevo. San Francisco está tan lejos de Buffalo como es posible para ella,
desafortunadamente no tan lejos del alcance de los constantes recordatorios de su
madre sobre el reloj biológico de Lorelei. Cuando su querida madre la inscribe en
una agencia de citas online, Lorelei accede a regañadientes a conocer a su pareja
cibernética. Quizás es hora de que una computadora imparcial le escoja un hombre.
¿Puede Liam terminar la novela antes de que Lorelei descubra sus engaños y,
más importante, antes de que sobrepase la barrera alrededor de su corazón?
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Capítulo 1
—A
y, hombre, estás muy jodido.
—Es la única cosa que alguna vez me ha pedido que haga. Prometí terminarlo
en tres meses y no puedo hacerlo si estoy dirigiendo la compañía. Él tiene un
publicista esperando para verlo, pero tiene que estar en su escritorio para finales de
septiembre. Marcus dijo que era su mejor libro, el trabajo de su vida, su legado.
Quiere ser recordado por su escritura, no por su rara condición del corazón. —Liam
abrió la puerta y salió del auto deportivo bajo.
—Todavía no entiendo por qué tú tienes que escribir el resto. ¿No puedes
contratar a alguien que lo haga? ¿Qué tal la esposa de Marcus? ¿Por qué no puede
escribirlo Crescy?
8
Página
Subieron las escaleras de concreto hacia el piso principal de las oficinas
corporativas de IWC Security. En lugar de tomar la puerta hacia el vestíbulo para
subir a las oficinas, Liam fue por la izquierda, hacia la calle.
—Por cierto, ¿adónde vamos? —David estaba sin aliento. Tenía que trotar para
seguir el ritmo de las grandes zancadas de Liam.
Liam ralentizó el paso al ver que su amigo empezaba a sudar, a pesar del frío
en el aire. Puede que fuera julio en San Francisco, pero eso no significaba que
estuviera cálido.
terminara la escuela no había compensado todos los años que Marcus había tenido
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que hacer de hermano mayor protector. Eso era por lo cual tenía que hacer esto
1
Perl: Lenguaje de programación.
ahora. Marcus siempre había sido su campeón, la única persona que lo entendía y lo
amaba. Él haría lo que fuera por su hermano mayor. El pecho de Liam se apretujó de
nuevo e inhaló una larga bocanada, esperando liberar la presión.
El sonido que trinó del semáforo, indicando que era seguro pasar, atravesó la
miseria de Liam.
—¿Por qué no llamas a una de las mujeres con las que has salido antes?
—Confía en mí, lo pensé. De acuerdo con Marcus, tiene que ser una relación
real. No una basada en mi riqueza. Todas mis novias anteriores salían conmigo por
las cenas caras, vacaciones exóticas y la bonita joyería.
—¿Qué tal esa chica letona, cuál era su nombre? ¿Svetlana? La dejaste tan
pronto como las palabras “te amo” salieron de su boca.
—Era Iliana y era una modelo de Lituania. —Liam suspiró—. Una vez que una
mujer dice que te ama, espera matrimonio y bebés. Yo no quiero ni matrimonio ni
bebés. Era mejor terminarlo con un regalo apropiadamente caro a que alguien
desperdiciara más tiempo en la relación. Para la historia, el tipo es un hombre común.
Así que tengo que pretender que soy un tipo común y conseguirme una novia
común. Nada de citas rápidas, ni viajes en el jet privado al Caribe, solo cosas de tipo
normal. Ninguna de las mujeres con las que he salido antes haría eso.
—Y, ¿cómo esperas conseguir una novia que no sepa quién eres? Una
búsqueda en Google y sabrán quién eres en veinte segundos.
—Es por eso que me voy a afeitar la barba, hacerme un cambio de imagen y
usar mi segundo apellido. Incluso si ella busca, es improbable que piense que William
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Manning, el tipo rico, es la misma persona que Liam Mackenzie, un tipo normal. He
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creado un par de perfiles de red social como Liam y algún virus misterioso se ha
comido temporalmente cualquier foto de William Manning que esté en el internet.
Hay un período de duración limitado para el virus, así que serán restauradas en
semanas para evitar que tenga que arreglarlas luego.
—Espera. ¿Acabas de decir que te vas a afeitar? ¿Alguien alguna vez te ha visto
sin tu barba y bigote?
—No y ese es el punto. Nadie me reconocerá y puedo hacer del tipo normal
hasta que termine el estúpido libro y regrese a mi vida real. —Deslizó su mano por
su barba, un poco más larga de lo usual, dado que no la había retocado desde que
Marcus fue al hospital por última vez. Él jamás se había afeitado la barba desde que
le brotó el primer vello a la edad de dieciséis.
—¿Qué estamos haciendo aquí? ¿Estás investigando qué hacen las personas
normales en la mañana? —David tomó un sorbo de su café. Un destello de sorpresa
cruzó su rostro mientras el rico sabor le pasaba por la lengua—. Dios, esto es mucho
mejor que la basura que normalmente tomo.
—Eso es porque está caliente y recién hecho. Para cuando recuerdas que has
ordenado un café, está frío y con basura en la cima. No es que me esté quejando, ya
que eres el mejor programador que tengo. Aprecio tu dedicación enfocada a tu
trabajo. Para responder tu pregunta original: estoy aquí para ver a una mujer.
—¿Qué? ¿Vas a escoger una mujer al azar aquí? —David escaneó la fila de
personas que esperaban ordenar.
—Por supuesto que no. Hice planes. —Liam se recostó en su silla. Intentó la
técnica de respiración profunda que Marcus usaba para lidiar con el dolor. Si hubiera
sido alguien más que su hermano quien hubiera salido con esta idea, él lo habría
descartado al instante. Liam había pasado los últimos diez años evadiendo el amor
y las relaciones.
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Las dos veces que se había permitido sentir algo por una mujer, había
Página
—Escupe, Liam. Esa es la mirada que pones cuando estás a punto de hackear
el sistema de un competidor.
—Tranquilo, hombre, la gente cree que los hackers son adolescentes barrosos
que viven en el sótano de su madre. Tienes un traje puesto. Nadie jamás creería que
conoces más trucos para sobrepasar sistemas de seguridad que nadie más en la
tierra.
—No sé más que nadie más en la tierra, solo la mayor parte. De todas formas,
entré a un sitio de citas y encontré a una mujer. Ella será mi novia falsa. De acuerdo
con su extracto de cuenta, viene aquí por café cada mañana. Quiero asegurarme de
que es apropiada. La foto en su perfil parecía demasiado buena para ser verdad. —
A pesar de su mejor esfuerzo para permanecer en calma, el ritmo de su corazón se
aceleró.
—Por supuesto que no. La emoción tiene que ser genuina, por su parte al
menos. Así que no puedo decirle.
2
Antigua: Isla en el Mar Caribe.
—¿Y si te enamoras de ella? —David se recostó en su silla como asegurándose
de estar fuera del rango del puño de Liam.
L
orelei contó el número de personas en frente de ella y luego miró su reloj.
Si todos ordenaban prontamente, todavía podría llegar al trabajo a
tiempo. Eran los indecisos los que desechaban el día. ¿Cómo podía la
gente pasar diez minutos en la fila y luego no saber lo que querían ordenar cuando
llegaban al mostrador? Ella ni siquiera necesitaba decirle al cajero lo que quería; era
lo mismo todos los días. Incluso aunque solo hubiera estado en San Francisco por
poco menos de un mes, había estado viniendo a esta cafetería cada día laboral. Le
daba una sensación de familia ver las mismas caras cada mañana, lo que había
13
—No, apenas falta un cuarto para las nueve. Recuerda, tengo tres horas menos
que tú ahora. —Estaba segura de que su madre ignoraba la diferencia horaria a
propósito solo para mostrar que todavía podía interferir en la vida de su hija cuando
quisiera.
—Es miércoles. Al menos es miércoles aquí. ¿Ya tienes una cita para el fin de
semana?
—Todavía estoy aquí. Sí, es miércoles. Estoy al otro lado del país, no del mundo.
En cuanto a la cita, no la he conseguido todavía, pero la semana todavía es joven.
—Bueno, pensé que podrías estar teniendo problemas, así que te he registrado
en uno de esos sitios de citas en Internet. Te he enviado por correo electrónico los
detalles. Hay algunos hombres muy agradables allí. Anoté sus nombres y te los envié
también.
—Bernice Anderson vino a visitarme anoche y dijo que su hija tenía problemas
para encontrar un marido también. Pero después de que se inscribió en línea, se casó
en tres meses. —El triunfo en la voz de su madre era inconfundible.
Lorelei negó con la cabeza. La hija de Bernice Anderson, con su uniceja y afición
por los buñuelos, nunca sería la chica de póster para cualquier sitio de citas. Una
persona más se interponía entre Lorelei y su orden de café. Por favor, se rápido, por
favor, se rápido.
—Querida3, tampoco te estás volviendo más joven. Los treinta están a solo un
par de años de distancia y sabes lo que dicen de las mujeres mayores de treinta años.
Ellas tienen, estadísticamente, más probabilidades de ser asesinadas que las casadas.
3
En español en el texto original.
—Lo prometo. Adiós, mamá. Te quiero4. —Lorelei oprimió colgar antes de que
su madre amenazara con venir a visitarla y encontrarle un hombre personalmente.
Ella había prometido mirar. No significaba que tuviera que salir con ninguno de ellos.
Lorelei echó un vistazo a su reloj; tenía ocho minutos para llegar a su oficina.
Afortunadamente, al menos para ella, su necesidad de huir de Buffalo había
coincidido con una vacante de Director de Eventos en la oficina de San Francisco en
la organización benéfica Happy Day. Si no hubiera sido una de las organizadoras de
eventos principales de la caridad, estaba segura de que habría sido despedida en
lugar de transferirse después de que su última relación ennegreciera su nombre.
Afortunadamente, el escándalo parecía haber permanecido en el este y ella podría
continuar ayudando a recaudar dinero para que los niños enfermos disfrutaran de
un día de ensueño. Ahora, si solo el clima calentara, podría comenzar a disfrutar de
su nuevo comienzo en California.
Lorelei contó hacia atrás desde cien en español. Genial, ahora tendría que, o
bien ponerse en la fila de nuevo y llegar tarde al trabajo, o conformarse con el café
de mierda de la oficina.
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Página
4
En español en el texto original.
El hombre con la barba e intensos ojos de la mesa de la esquina, apareció a su
lado. Llegó detrás de ella y agarró otra taza, con tapa, de la encimera. Cuando Lorelei
se volvió hacia ella, la amigable camarera le mostró un pulgar hacia arriba.
Ella dio un paso alrededor del café derramado mientras un hombre con la
fregona en la mano llegaba a la escena.
—Gracias —gritó por encima del hombro. El hombre que había golpeado su
bebida de la mano todavía estaba en la puerta, como si tratara de decidir qué camino
tomar.
Tal vez su madre tenía la idea correcta. Al menos con las citas por Internet,
esperaría poder filtrar algunos de tipos raros.
L
iam se situó en la parte delantera de la llena sala de conferencias,
sabiendo que había muchas personas escuchando a través de la
conferencia telefónica. Todas las miradas estaban centradas en él, el
único sonido era uno estático débil, de la línea telefónica. Rara vez llamaba a todo
su personal en conjunto, ya que la mayoría de los programadores odiaban las
reuniones tanto como él lo hacía. Pero era vital que los rumores se mantuvieran al
mínimo y la única manera de hacerlo era asegurándose de que todo el mundo tenía
la misma información y viniendo de una fuente fiable.
fundé IWC Security, éramos solo David y yo. Ahora tenemos más de trescientos
Página
empleados en seis países. Construí esta empresa. Y será un día libre de cifrado en
Darknet antes de que deje que otra persona se haga cargo. Sin embargo, durante
los dos próximos meses, estaré trabajando en un proyecto importante fuera de la
oficina. Cuando esté hecho, regresaré. Mientras tanto, delegaré la gestión del día a
día de la empresa al Director De Operaciones, Cal Johnson. David Winston, como
Director de Operaciones Técnicas, permanecerá con ustedes para cuestiones de
programación. ¿Hay alguna pregunta?
—No contaría con ello. Todavía estaré al pendiente de los sistemas de los
clientes. —Su respuesta fue recibida con unos gemidos y alguna risa nerviosa. No
era que no confiara en su equipo, pero el duro trabajo técnico era probablemente la
única cosa que lo mantendría sano en el próximo par de semanas.
Liam había comido una cena que Helen había preparado una vez. No era algo
que él de buena gana haría por segunda vez.
David sirvió una dosis de whisky de la botella a su lado y deslizó el vaso hacia
Liam.
—No bien. Eso es una cosa que no voy a extrañar. Las reuniones son el infierno.
—La Junta le había interrogado sin cesar sobre la naturaleza del "proyecto especial"
en el que estaría trabajando. Hasta que él les recordó que ocupaba la mayor parte
de las acciones de la compañía y les informaba de su licencia temporal, sin pedir su
permiso. Sus preocupaciones eran válidas. Probablemente estaban preocupados de
que estuviera tratando con un problema médico que podría afectar potencialmente
el margen de beneficio. Solo podía imaginar su reacción si les decía que estaba
tomando un descanso para escribir el libro de su hermano.
Liam había pagado para que Jason fuera a una clínica de rehabilitación privada
con la promesa de que después iba a trabajar como su chef personal. David y su
hermana a menudo se acercaban, y los cuatro comían comidas gourmet en la
comodidad de su casa.
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del pasillo, pasaban más tiempo en casa de Liam que en la suya. Especialmente ahora
que Marcus se había ido, Liam estaba feliz de que no tuviera que pasar mucho
tiempo en un apartamento vacío.
—¿Cuánto tiempo hasta que comamos, Jason? —Liam echó hacia atrás lo
último de su whisky y dejó el vaso sobre la mesa con un ruido sordo.
—No esta noche. Trabajará hasta tarde —dijo David—. Oye, quería preguntarte
si arreglaste todo eso de “quitar la bebida de las manos de tu novia”.
—Debes saber que, por ahora, no dejo las cosas al azar. Quería verla de cerca.
Así que me adelanté y cuando pre-ordené nuestros cafés le dije a la camarera que
hiciera una segunda para la mujer que yo indiqué. Cien de los grandes va un largo
camino a una cafetería. Mi secretaria consiguió que su hermano hiciera el tonto.
—Genial.
—Y ya que solo cenaremos los hombres, necesito algunos consejos sobre cómo
ser un tipo normal. Primero, sin embargo, voy a tomar una ducha. —Liam agarró otro
puñado de M&M’s y se dirigió a su dormitorio.
Él se dio la vuelta.
—Un Ford. O un Toyota Corolla. —Una risa malvada siguió las palabras de
David.
—O, si eres un tipo normal ecológico, entonces conduce un Prius —dijo Jason.
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Las palabras de David resonaron en sus oídos mientras Liam se iba pisoteando
hacia su dormitorio.
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Página
Capítulo 2
L
orelei se frotó los ojos con las manos y trató de enfocarse en el plan del
evento. Era mucho más fácil en Buffalo dónde conocía a todos con dinero,
qué les gustaba y qué les disgustaba, y qué tanto dinero esperaban reunir
en la gala de recaudación de fondos. Aquí, cada selección era una apuesta y el éxito
o el fracaso de la noche dependía de la investigación, los chismes, y la suerte.
era algo en lo que Lorelei era buena. Un año había organizado dos cenas temáticas
Página
en Buffalo y se habían convertido en los eventos de sociedad a los que había que
asistir. Por supuesto que había tenido medio año para prepararse, no unas míseras
seis semanas. Y sabía exactamente cuántas personas se esperaba que donaran. Sin
galas pasadas sobre las cuales basar un estimado, era una incógnita cuánto podrían
esperar hacer aquí. Si no era cuidadosa, podría gastarse demasiado y terminar
perdiendo dinero.
—Hasta ahora hay cien que van a venir de todos a los que les envié una RSVP5
—informó a Mandy—. Dustin me va a dar la lista oficial de nombres un par de días
antes de la cena. Sería mucho más fácil si nos dijera quién va a venir en vez de quien
declinó. Evidentemente, IWC Security envió una donación, pero no va a enviar a
nadie. Aunque es grandioso tener el dinero, es mejor tener un trasero en la silla. Pero
ellos participan en subastas silenciosas y generalmente dan más una vez que han
visto el trabajo que hacemos. ¿Quién dirige esa compañía? ¿Tal vez si los contacto
personalmente podríamos lograr que alguien venga?
Ella contuvo un suspiro. Dustin había sido un dolor en trasero desde que
comenzó. Y él definitivamente no había estado feliz cuando el Presidente de la
caridad había llamado diciéndoles que dieran una cena de gala dentro de seis
semanas de su llegada. Dustin había insistido en enviar las invitaciones y controlar la
lista de invitados, pero se rehusó a discutir con ella cualquier otro arreglo, diciendo
que era su trabajo planear el evento y el trabajo de él hacer que la gente viniera.
5
RSVP: Invitación. Acrónimo de la expresión francesa Répondez s'il vous plaît, literalmente "Responda
por favor" o "Responda si le place”.
—Cuenta bancaria —dijeron al mismo tiempo, antes de deshacerse en ataques
de risa.
Dos minutos después, Lorelei se secó los ojos; la buena risa había ayudado a
aliviar algo de tensión.
—Como han enviado ya la donación, supongo que lo dejaremos así por esta
vez. Dustin probablemente perdería la cabeza si hiciéramos algo a sus espaldas.
Tendremos que trabajar con lo que tenemos.
—Creo que está intimidado por ti. No es muy bueno en su trabajo. Dicen los
rumores que de alguna forma está relacionado con el Presidente y esa es la única
razón por la que sigue aquí. Cuando escuchó que la Oficinal Principal estaba
contratando un Director de Eventos enloqueció. Comenzó a esparcir rumores sobre
ti, incluso antes de que llegaras. —Mandy se sonrojó un poco y Lorelei podía decir
que ella quería preguntar si la historia era cierta.
—Oh, algo sobre que conseguiste trabajo aquí porque tuviste que irte de
Buffalo. Evidentemente fuiste atrapada durmiendo con el esposo de otra mujer y la
caridad temía que tu reputación dañara su imagen.
—No. No tenía idea de que Barry estaba casado. Pensé que estábamos de
camino a una felicidad de casados. Salimos casi por un año y nunca sospeché.
Haciendo retrospectiva, puedo ver las señales, solo salíamos entre semana y solo a
pequeños restaurantes lejos de dónde alguno de los dos trabajara. Solo me dio su
número de móvil y siempre íbamos a mi casa, dijo que su apartamento estaba muy
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lejos. Era tan encantador, hizo sonar todo muy creíble. —Siempre había sido muy
Página
confiada, siempre pensando lo mejor de las personas. Eso, más su aplastante
necesidad de ser amada, la había cegado de la situación real de Barry.
—¿Cómo lo averiguaste?
—¡El perro!
—La esposa de Barry hizo una queja a la caridad, amenazó con sacarlo al
público si no hacían algo conmigo. No eran verdaderas bases para el despido, pero
el Presidente sintió que sería mejor si me salía del foco de atención, como lo llamó
él, por un período de tiempo.
—Sí, no tenía idea de las dinámicas de la oficina de aquí. Claro, Dustin no está
feliz de verme.
—No, pero el resto de nosotros sí. Era tiempo de que se tomara el control de
las cosas aquí. Y por mí, estaré extasiada si no tengo que asistir a otro juego de
beisbol de las Ligas Menores. Las cenas sofisticadas son mucho más de mi estilo.
Oye, ¿puedo costear mis zapatos y vestidos?
—Lo mismo digo. Hiciste mi transición de Buffalo mucho más fácil. Hablando
de transiciones, ¿alguna noticia de la visa de tu prometido?
—No, nada todavía. Ha pasado casi un año. —Mandy giró el pequeño anillo de
diamante en su mano izquierda.
Dios mío6, ¿así sonaba cuando estaba saliendo con Barry? Había sido una
completa idiota por confiar en él, tan desesperada por estar en una relación que
había sido una ciega tonta. Era algo bueno que fuera mejor en su trabajo que
escogiendo hombres. Aunque…
—¿Piensas que me han asignado esto para fallar? —Hizo Lorelei la pregunta
que le había estado molestando desde que había tomado la llamada del Presidente
de la caridad, ordenándole ofrecer una cena de gala para Recaudación de Fondos.
—No lo sé. Nunca hemos juntado un millón de dólares en seis meses, mucho
menos en una noche. Otro rumor que escuché que fue la Oficina Principal está
buscando consolidar y la sucursal de San Fran podría ser disuelta con todo fuera de
L.A.
26
Página
6
En español en el texto original.
El sentimiento de hundimiento del estómago de Lorelei se duplicó. Si este
evento fracasaba, ella tomaría la culpa. Y ahora no solo tenía su trabajo en la cuerda,
si no el del personal completo.
—Bueno, entonces vamos a hacer de esta, una noche épica. Todo San Francisco
escuchará de ella y comenzará a suplicar venir a la próxima —dijo con más confianza
de la que sentía.
Dos horas después, Mandy golpeó la mesa con sus uñas carmesíes.
—Creo que va a ser espectacular. Ahora, si Dustin puede llenar el lugar, los
invitados estarán tan impresionados, que el dinero saltará de sus billeteras.
¿Deberíamos salir a tomar algo para celebrar?
—En realidad, mis sueños son un poco basados en casa. Desde que era una
niña pequeña, he querido una gran familia. Tenía diez muñecas que solía llamar mis
bebés. Las llevaba a todos lados. Era algo para ver.
y gritando. Era tan tranquilo en mi casa. Quería hermanos y hermanas que jugaran y
pelearan.
Página
—Bueno, hay maneras en estos días para hacer eso sin un hombre.
—En ese bar que me hablaste en la calle Montgomery. —Lorelei tomó otro
sorbo de café ya frío, con la esperanza de ahogar las mariposas que bailaban
alrededor de su estómago. Ella siempre estaba nerviosa antes de ir en una primera
cita. Por lo general, sin embargo, al menos conocía al hombre en persona, o había
sido recomendado por un amigo.
—No, voy a estar bien. El lugar se llena en una noche de viernes. Si pienso que
es peligroso, voy a pedir ayuda.
—Los que parecen normales son los que te matan en la ducha —dijo Mandy.
—¡H
ola Liam! ¿Estás en casa? —gritó la voz de David desde la
28
Liam se miró una vez más en el espejo de cuerpo entero. El rostro que le
devolvió la mirada era ajeno. ¿Eran estas las características que su madre odiaba?
Según los rumores, era la viva imagen de su padre, cuyo nombre ni siquiera conocía.
Como un niño, viendo su cara cada día, le había recordado a su madre de su
estupidez en tirar su matrimonio con el padre de Marcus, por una aventura
malograda con un hombre que solo se amaba a sí mismo.
Cuando era pequeño, había pasado por la pena de ser odiado por su propia
madre, imaginando que había sido secuestrado cuando era un bebé y estaba siendo
criado por una madrastra malvada. Cada vez que se habían ido a la tienda, había
mirado los cartones de leche para ver si alguno de los niños desaparecidos se parecía
a él.
—Jason tiene la noche libre y voy a salir —dijo Liam. David miró con tristeza el
horno vacío.
—¿Qué demonios?
—¿Tan mal? —Liam miró su ropa. Él solía llevar un traje o pantalones a medida
y una camiseta. El vendedor en el centro comercial había insistido en que unos
pantalones de pinzas y una camisa abotonada con la chaqueta de cuero tenían tipo
normal escrito en ellos.
David pasó por encima del lío en el suelo y escudriñó a Liam de cerca antes de
retirarse.
—Puedo ver ahora por qué te hiciste crecer la barba. Estás roto.
—¿Perdón? —Liam se pasó una mano por la barbilla, ahora desnuda, y las
mejillas. La piel suave se sentía extraña bajo sus dedos.
—Gracias.
—Tengo un poco de color porque las áreas recién afeitadas son más blancas
que el resto de la cara. No quiero parecer que he acabado de cambiar toda mi
apariencia —dijo Liam.
—Pero lo hiciste.
—Sí, pero no quiero parecer que lo haya hecho. Ella podría pensar que he sido
liberado recientemente de la cárcel o algo así.
—Mi mamá siempre me dijo que si todos mis amigos iban a saltar de un
puente, que no debería unirme a ellos. Excepto esa vez cuando quebré el sistema de
seguridad del banco y la policía se presentó en la puerta. En ese entonces ella estaba
alentándolo activamente.
Liam se sentó en un taburete mientras David rebuscaba bajo el lavabo por algo
con qué limpiar el suelo.
—Volví a entrar en el sitio de citas. Lorelei ha arreglado una cita con algún
arquitecto esta noche en un bar de vinos en el distrito financiero. Él no va a aparecer.
Yo sí.
—¿De nuevo, por qué elegiste esta chica? ¿Aparte del hecho de que es
hermosa?
¿Ahora quién?
—¿Le hiciste a tu hermana una llave? Voy a cambiar las cerraduras —se quejó
Liam.
—Hola, chicos, hice unas galletas. Pensé en compartir —dijo Helen mientras
entraba en la cocina. Llevaba guantes de cocina de color rosa y llevaba una bandeja
de metal con manchas negras sobre la superficie. Cuando sus ojos se posaron en
Liam dejó caer la bandeja, que cayó al suelo. Dos de las manchas negras lograron
liberarse y se rompieron en un millón de pedazos.
—Eres la segunda persona en dejar algo cuando me ha visto. ¿Es realmente tan
malo?
—No, no, es bueno, es muy, muy bueno —dijo Helen, sin aliento. Ella se agachó
para barrer las migas en el suelo con la mano, sus ojos nunca dejando el rostro de
Liam.
—Estás haciendo más lío, Helen —dijo David, con una nota de exasperación en
su voz. Agarró la bandeja y la arrojó en el fregadero, y luego cruzó hacia el armario
a través del cuarto y sacó la escoba.
Liam.
Página
—Dile que ella es demasiado hermosa para sentarse sola—dijo David mientras
vaciaba el recogedor en la basura.
Liam hizo una mueca. No era de extrañar que David no hubiera tenido una cita
en todos los años que él lo había conocido.
—No creo que necesites decir nada —dijo Helen. Su mirada cayó al suelo—.
Disculpa, creo que dejé el horno prendido. —Ella corrió desde la sala, tanto Liam y
David se la quedaron mirando.
—Las mujeres están locas. ¿Seguro que quieres involucrarte con una? —dijo
David cuando la puerta se cerró detrás de Helen.
Con otro puñado de M&M para la buena suerte, Liam se dirigió hacia la puerta.
Era hora de poner el primer acto en movimiento.
33
Página
Capítulo 3
L
orelei se sentó junto a la ventana en el bar de vinos de moda. La silla
frente a ella estaba vacía, por ahora. Había llegado cinco minutos tarde,
esperando que Richard, su cita de internet, ya estuviera ahí esperando.
No quería parecer ansiosa. Aparentemente, tampoco él, y veinte minutos después
todavía estaba sentada sola. Recogiendo su teléfono de la mesa revisó otra vez por
un mensaje. Él tenía su dirección de correo, pero no su número celular. Había
parecido demasiado estúpido darle su número telefónico a un hombre que nunca
había conocido. Al menos con la dirección de correo electrónico podía bloquear sus
mensajes si la molestaba. Lástima que no hubiera pensado en conseguir el suyo.
Estaba oxidada en esto de las citas a ciegas.
¿Cuánto tiempo más debería darle? ¿Diez minutos? Había dicho que su oficina
estaba en Oakland, pero tenía una reunión en San Francisco hoy. Quizás su reunión
se había alargado. No era un buen presagio para su cena de recaudación de fondos
si ni siquiera podía conseguir una cita de internet para mostrar.
L: Él está en el baño.
Página
M: ¿Ha estado ahí mucho tiempo? Quizás tiene un problema. Cuando
regrese, pregúntale si come suficiente fibra.
Y esto era por qué no dejaba que sus citas conocieran a su madre.
—Oh, um, esperaré otro par de minutos —dijo ella. Había ordenado la soda en
vez de la copa de vino, porque quería su buen juicio sobre ella cuando Richard
llegara.
Lorelei recogió su celular de la mesa y agarró su cartera del piso. Antes de que
pudiera ponerse de pie, una profunda voz masculina habló.
—Pediré una copa de Merlot del 2008 Decoy, si lo tienen. ¿Y para la señorita?
—Lo mismo —dijo Lorelei. Sus ojos siguieron las piernas revestidas de color
azul oscuro hacia arriba, más allá de una esbelta cintura y un gran pecho, hasta un
rostro que atormentaría sus sueños por las noches. Cuando sonrió, un hoyuelo se
formó en su mejilla izquierda. Una cita de internet que se veía mejor que su foto de
perfil. Pero él tenía ojos cafés. Richard, el arquitecto, se suponía que tenía ojos azules.
Este epítome de masculinidad no era su cita.
—Supongo que estará bien. —No estaba segura cómo podría conseguir que
35
La mesera llegó con los tragos y una sonrisa persistente para su compañía.
Lorelei tomó un sorbo; el vino era suave y con cuerpo, y probablemente no de una
vendimia barata. Aun así, si solamente tuviera una copa de vino no echaría a perder
su presupuesto de entretenimiento en general.
Liam se rio.
—Se suponía que me reuniera con un cliente, pero canceló a último minuto. Te
vi sola sentada y decidí que mi noche no tenía que ser un completo desastre.
—Bueno, no duermo con hombres que acabo de conocer. Así que si quieres
moverte hacia una presa más fácil, estoy segura que puedes tener tú elección de
mujeres está noche. —Comprimió su creciente decepción. Después del modo en que
Barry la trató, era difícil creer que un hombre estuviera interesado en algo más que
su cuerpo.
—No estoy aquí para ligar, pero gracias por el voto de confianza. Pensé que
quizás no querrías salir de aquí sola, después de haberte sentado en la mesa sola
durante los últimos treinta minutos.
—No más de lo que he estado observando a todos los demás. Mi hermano es,
era, un escritor. Estaba fascinado por la gente. Cuando pasábamos el rato en público
solía inventar historias sobre las personas a nuestro alrededor. Supongo que he
caído en el hábito de hacer lo mismo.
—Cuéntame una historia. —Le pareció una buena forma de conseguir que se
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quedara en su mesa un rato más, aunque solo fuera para olvidar por un momento
que la habían dejado plantada. Y nada que ver con el hecho que era digno de babear
Página
de lo hermoso.
Él sonrió antes de escanear la habitación.
—Su nombre es Jett, porque sus padres pensaban que eran genial. Y ella es
Beatrice, porque sus padres no lo pensaban. Se conocieron en un club la semana
pasada. Bajo la influencia del alcohol, cada uno de ellos pensaba que el otro era
increíble. Y le han estado diciendo a sus amigos toda la semana sobre encontrar al
chico/chica perfecta. Pero ahora, en la luz del día, no están tan seguros. No tienen
nada en común y ella piensa que él es un idiota por mirar a las otras mujeres aquí y
él piensa que ella es aburrida porque no le gustan las motos.
—Ah, sí. Son una pareja de esposos que trabajan cerca. Se han reunido para
tomar una copa antes de ir a cenar, luego a casa —dijo Lorelei—. Están pensando en
comenzar una familia, pero están preocupados por el costo y quién va a dejar de
trabajar para cuidar al bebé.
—Ya puedo decirte que eres una buena persona, porque quieres que las
personas sean felices —dijo él.
—No puedo descifrarte, por eso vine. Eres demasiado hermosa para estar
sentada aquí sola. —Hizo una mueca ante la cursi línea, pero continuó—. Y cualquier
tipo que te dejó plantada debe ser un idiota. Lo que no puedo resolver, es porque
saldrías con un idiota.
—Era una primera cita. No me di cuenta que era un idiota. Soy nueva en San
Francisco.
—Por favor, odio comer solo. Todo lo que está esperando por mí en casa es un
apartamento vacío y una comida congelada. ¿Qué dices?
los hoyuelos.
—Supongo que la cena estaría bien. —Después de todo, había planeado ir a
una cita. ¿Importaba con qué chico comía?
—No hay necesidad, yo lo pago. Trabajo para una mega rica compañía. Pueden
permitirse pagar un trago y una comida. —Le entregó un par de billetes a la camarera
y rechazó con un gesto de la mano la devuelta.
—¿Tienes un computador?
—¿No crees que eso es estirarlo un poco? —Se puso de pie a su lado. Él puso
un brazo, invitándola a abrir el camino a través de la multitud, tomando una postura
protectora detrás de ella.
—No para ti —murmuró él tan suavemente que no estaba segura que eso era
lo que él había dicho.
39
Página
Capítulo 4
E
l frío aire de la noche aclaró el zumbido leve que había empañado el
cerebro de Lorelei. No hacía nada por el zumbido de atracción que la
llevaba hacia el hombre a su lado. Ni siquiera se había sentido de esa
manera cuando había conocido por primera vez a Barry; había tomado varias citas
antes de que sintiera algo por él.
—Antes de que demos otro paso, tengo que preguntar, ¿estás casado?
Liam tendió su mano izquierda; su dedo anular estaba desnudo, sin indicios de
una línea de bronceado.
—¡Oh, lo siento!
Se volvió y miró por la calle. Obviamente, no era un hombre que hablaba sobre
sus sentimientos.
—Buffalo. Viví ahí hasta hace un mes. Luego decidí que era tiempo de un
cambio.
—¿Tú pregunta acerca de si estoy o no casado tiene algo que ver con tu
decisión de mudarte?
Sostuvo la puerta mientras ella entraba y luego habló en voz baja al maître. El
anciano la miró de arriba abajo y luego los llevó hacia una cabina en el extremo de
atrás del restaurante, en un rincón apartado.
—¿Esta es la mesa que reservaste para la cena con tu cliente? —Elevó una ceja
cuando él se sentó a su lado. No podía imaginar un escenario más romántico.
—Por supuesto —dijo él, su rostro serio—. El aislamiento permite una discusión
de negocios sin miedo a que un competidor escuche.
Él sonrió y ella olvidó cuál era su objeción hacia la tranquila mesa. Su compañía
era encantadora y la comida pasó más rápido que cualquier otra que hubiera tenido
reciente en su memoria. Varias veces su teléfono había vibrado en su bolso contra
su tobillo, pero lo ignoró. Para cuando el mesero limpió la mesa, ella estaba llena,
sin embargo, no quería que la noche terminara.
—Ni siquiera pienses en ello. Está es una cena de negocios. Te dije que la voy
a costear. —Liam puso su cálida y fuerte mano sobre la suya donde esta descansaba
sobre la mesa. El inocente toque la tuvo queriendo más. Tocó su collar de nuevo
para traerse de vuelta a la realidad. Eran extraños, sin importar cómo se estremeciera
su piel cuando la tocaba.
—PC.
—Lo mismo.
—… ¿Mañana?
—¿Disculpa?
—Pregunté: ¿qué haces mañana? Se supone que es uno de esos días de verano
raros, soleados y cálidos. Como nativo de California, es mi deber jurado mostrarte
los lugares de interés.
—¿De verdad?
—Me encantaría eso, ayudarte, sí. Es lo menos que puedo hacer para pagarte
por esta noche. —A pesar del lado izquierdo de su cerebro diciéndole que era tan
solo una invitación amistosa y no significaba nada, el lado derecho estaba enviando
todo tipo de señales contradictorias a través de su cuerpo, y un calor a fuego lento
comenzó a arder en su vientre. Él quería verla otra vez.
Sacudió la cabeza. Este era todo su problema. Un tipo agradable, que no había
pasado toda la noche hablando sobre sí mismo, y ella ya los estaba imaginando
juntos. Lo que necesitaba era dar un paso atrás y escuchar a la razón y no a su
corazón. Había una primera vez para todo.
—Claro, pon toda la presión en mí. Hay una tienda de café italiano en la calle
Vallejo, justo al este de la Avenida Columbus. ¿Por qué no nos reunimos ahí a las
nueve?
—Yo también, gracias. —Cambió su peso de un pie al otro y enterró sus uñas
en su palma. Quería besarlo. ¿Debería besarlo? Después de que se subiera al taxi,
abrió la ventana en caso que él quisiera agacharse y besarla.
U
n segundo taxi se detuvo en frente del restaurante y Liam se subió,
dándole al conductor su dirección. Se recostó en el asiento y dejó que
una sonrisa de satisfacción cruzara su rostro. Esta noche había ido
excepcionalmente bien. Y tenía una cita para mañana. Si eso salía de lejos tan bien
como esta noche, tendría este romance hecho y el libro terminado dentro de un mes.
Todavía no podía creer que estuviera haciendo esto. Era pura estupidez tomar
un permiso de ausencia en la compañía que fundó para escribir una novela para su
hermano. Marcus había sido el escritor de la familia; ¿Qué sabía Liam sobre ficción?
Él escribía programas de seguridad, no historias de romance.
Toda esto tenía escrito “desastre” por todas partes. Pero se lo había prometido
a Marcus, y su hermano había sido la única persona en su vida que lo amaba, así que
tenía que hacerlo. Su corazón se retorció nuevamente, pensar en el último aliento de
Marcus, su agarre debilitándose hasta que su mano estuvo floja en la de Liam…el
llanto inconsolable de la esposa de Marcus cuando la enfermera puso la sábana
sobre el rostro de su marido.
Para evitar que los recuerdos lo abrumaran, se quedó mirando el techo del taxi
y recordó los ojos verdes de Lorelei, que se arrugaban en las esquinas cuando algo
la divertía. Sus dedos anhelaban pasar por su cabello, dispersar los prendedores que
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preferiblemente su espalda desnuda. Apretó los dientes. No, no podía ir ahí. Sin sexo.
Una cosa era darle falsas esperanzas y enamorarla por el bien del libro de su
hermano, pero no podía ir tan lejos como el sexo, por mucho que lo quisiera. Había
visto un destello de vulnerabilidad en sus ojos que casi lo habían hecho decirle allí
que toda la cosa era una farsa.
¿Pero, lo era? Hasta ahora habían tenido una cena juntos. Mañana harían un
poco de turismo. No era la gran cosa. Salvo que tenía una sensación de hundimiento
de que estaba a punto de serlo. ¿Qué había dicho David? Estaba tan jodido.
La Universidad estaba muy en el pasado, igual que el idiota que había hecho
de sí mismo ahí. Si no fuera por David, probablemente él le habría dicho a Diana, su
segunda novia, todo sobre su nuevo programa de seguridad. Como era, David la
había visto ser más que amistosa con un programador rival y había alertado a Liam
del hecho de que ella era otra espía corporativa. Dos veces era más que suficiente
para aprender a no confiar en las mujeres.
Sí, él le debía mucho a David, pero había que establecer unos límites.
—¿De verdad? Son más de las diez. —Liam agarró un puñado de M&M’s y se
dejó caer en el sillón, dando la espalda al televisor. Helen se enderezó en donde
había estado recostada en el otro sofá y deslizó su una mano por su cabello.
—¿Qué sugerirías? —Liam se volvió hacia Helen. Ella no lo miró a los ojos. Raro,
Página
—¿En serio? Pensé que eso estaría de primero en la lista de cosas aburridas.
—No, las mujeres lo aman. Tres horas, al menos, para hablar y conocerse.
Además, piensan que están haciendo algo que al hombre le gusta, así que eso las
pone más felices. Es una situación de ganancia por ambas partes.
—Odio el béisbol.
—Entonces, ¿diste algún paso con ella? —David se inclinó hacia adelante.
—No soy un idiota. Una mujer así de sexy debe saber cómo hacerle todo tipo
de cosas sucias a un hombre. Pensé que estaría sobre ti con ese nuevo look tuyo.
David se parecía a un hombre que había sido golpeado. Liam jamás había
sacado a su amigo de su casa antes.
—Nada. Estoy cansado y tengo otra cita mañana, así que tengo que dormir.
Cerrando los ojos, la imagen del rostro de Lorelei estuvo ahí de nuevo,
tentándolo. Sus labios llenos ligeramente abiertos, invitándolo a besarla, sus verdes
ojos claros y brillantes, riéndose por algo que él había dicho. Largo y sedoso cabello
marrón enmarcaba su rostro impecable. Apretó la mandíbula.
L
orelei se quedó mirando el techo de yeso agrietado por encima de su
cabeza. Si no tuviera un agarre muerto en el cubrecama acolchado de su
abuela para anclarla a la realidad, hubiera flotado hacia la luz del techo.
Se había desplomado ahí después de llegar a casa de su cita desastre convertida en
un sueño. No podía creer que la noche había terminado tan bien.
Lorelei sonrió. Por el amor de Dios7, ella era una mujer veintiocho años, no
alguna adolescente caprichosa. Aun así, su corazón se aceleraba cuando pensaba en
ver a Liam de nuevo el día de mañana. Necesitaba a alguien que le imprimiera algo
de sentido común. Sus tres amigas cercanas de Buffalo estaban de vacaciones. Se
suponía que ella iría con ellas, pero eso era otra cosa que Barry había echado a
perder. Cuando le habían ofrecido el salvavidas de trabajar aquí en San Francisco, no
había parecido el momento para preguntar si podían esperarla hasta que volviera de
vacaciones.
—Canalla. Lo siento, cariño. Habrá otro chico. Quizás un viaje a Europa ayudará.
—Técnicamente, él lo hizo.
48
—¿Está ahí ahora? —susurró Mandy como si temiera ser escuchada por la cita
de Lorelei.
Página
7
En español en el texto original.
—No, por supuesto que no. ¿Qué clase de chica crees que soy? —De hecho,
desde que Mandy supo lo de Barry, probablemente ella pensaba que Lorelei era una
fácil. No lo sería, no esta vez. Luego, una imagen de Liam con una sonrisa traviesa
en su rostro atravesó su mente y sus rodillas se debilitaron.
—Bueno, esperaba que una de nosotras pudiera tener algo de acción este fin
de semana. Entonces, ¿quién es?
—¿Y?
—Y trabaja para IWC Security. Así que puede que le pregunte por William
Manning, ver si puedo conseguir algo de información de él para usar para futuras
referencias.
—Sí, así es, ¿verdad? —Tal vez su suerte había cambiado. Ahí estaba el eterno
optimismo de nuevo.
—Ve, chica.
—¿Crees que estoy siendo un poco imprudente? —La necesidad de tener algo
de sentido común llamaba. Mandy no era de mucha ayuda. Lorelei se bajó de la
cama y caminó por el piso de su cuarto hacia la cocina. Diez pasos. Caminar no iba
49
8
En español en el texto original.
—Se lo estás preguntando a la mujer que accedió a casarse con un hombre
que solo había conocido por dos semanas. No creo que sea la adecuada para darte
un sermón sobre tomar las cosas con calma.
—Entonces, ¿no crees que estoy siendo precipitada o que parezco muy
ansiosa?
—¿Cómo te sientes?
—Bueno, ten cuidado, cariño. Es una larga caída desde las nubes. Y, para estar
segura, insiste en usar transporte público y solo ir a lugares con muchas personas. Y
llámame cuando regreses.
Lorelei colgó y continuó mirando al techo. Si cerraba los ojos, todavía podía ver
el rostro de Liam, el hoyuelo que aparecía en su mejilla izquierda cuando sonreía y
la forma en que sus ojos marrones se derretían cuando la miraba. Maldita sea, esto
no estaba ayudando.
Se había rendido a la fantasía. Esta noche, iba soñar con un extraño alto y guapo
que la llevaba a cenar y la impresionaba para luego desaparecer en la noche.
Mañana, ella averiguaría más sobre él y si podía confiar en él. Dios9, esperaba poder
confiar en él.
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Página
9
En español en el texto original.
Capítulo 5
L
orelei entró en la cafetería a las nueve de la mañana siguiente. Liam ya
estaba allí, con una taza de café sobre la mesa frente a él. Cuando se
acercó, se puso de pie y sus ojos corrieron a lo largo de él. Era alto, tal un
metro con noventa centímetros por lo menos. Hoy llevaba un par de jeans ajustados
que mostraban sus musculosos muslos, y no se hundían en la parte trasera. Que
Dios10 la ayudara si él se inclinaba. Su camisa azul celeste destacaba su cabello
castaño y ojos oscuros, que en este momento estaban fijándose en ella.
Una sonrisa de saludo curvó los labios de él y el hoyuelo hizo una breve
aparición. Rastrojos de la mañana cubrían sus mejillas y barbilla, ocultando la
hendidura que sabía que estaba allí. Él se pasó una mano por el pelo, echando a
perder el estilo demasiado peinado que había estado llevando. Ella tuvo una visión
repentina de cómo se vería Liam a primera hora de la mañana, acostado en la
almohada junto a la suya. El calor inundó su cuerpo ante el pensamiento.
10
En español en el texto original.
11
En español en el texto original.
—¿Quieres un café antes de que salgamos? —Él se quedó mirando su boca
esta vez. ¿Estaba pensando en un beso? Sus labios se estremecieron y se pasó la
lengua por ellos. Los ojos de él se abrieron en respuesta.
—No, estoy bien. Tomé uno en casa. —De ninguna manera se iba a arriesgar a
tener aliento a café si Liam decidía tomar acción en sus pensamientos.
—Pero, mi auto...
—Es dura regateando, señorita. Voy a tener que poner al día mis habilidades
de negociación.
Liam refunfuñó algo que ella no pudo entender. Después de un minuto, le restó
importancia a su mal humor y comenzó a burlarse de ella.
—No eres una de esas ecologistas, ¿verdad? ¿Que piensan que los autos son
malos y todos deberían andar en bicicleta y llevar ropa de cáñamo y bambú?
—No, claro que no. Yo tenía un auto en Buffalo. Es solo que todo es tan
52
conveniente aquí, que no he sentido la necesidad de conseguir otro. Y... —Ella puso
Página
su mano en el hombro de él y se puso de puntillas para llegar cerca de su oído—.
Tengo por lo menos veinte pares de botas de cuero —susurró.
—¿Veinte pares de botas de cuero? Tú, ¡mujer decadente! ¿Me atrevo a esperar
que al menos un par de ellas sean altas hasta el muslo y que las lleves con un traje
de cuero? —La risa bailaba en sus ojos y una sonrisa pícara le dividió la cara.
—Puede que nunca lo sepas —dijo Lorelei con una sonrisa para igualar la de
él. ¿Tenía alguna idea de lo hermoso que era? Ella no lo había pillado ni una vez
mirando su reflejo en los escaparates de las tiendas que pasaban. ¿Por qué seguía
comparando a Liam con novios anteriores?
—Espero que te des cuenta de que al hacerme tomar el autobús, has destruido
por completo mi mejor baza. No he estado en el transporte público en años. No
tengo ni idea de dónde a ir.
—Oh, creo que puedo hacerlo. —La mirada que le lanzó desde debajo de los
párpados caídos decía que él tenía la energía para todo tipo de actividades. Desde
luego, él parecía bastante en forma.
Después de diez minutos, Lorelei comenzó a disminuir. Para los quince minutos
ella estaba sin aliento, mientras que él podría haber estado tomando un agradable
paseo por la playa.
—Muy bien. Así que estás en forma —dijo sin aliento mientras finalmente
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llegaban a la cima de la colina—. Por favor, dime que hay un ascensor en el interior
Página
—La vista es espectacular —dijo ella después de lanzar una docena de flashes
a través de las distintas ventanas.
—Estoy de acuerdo. —La voz de Liam era suave y baja, y Lorelei levantó la
mirada para descubrir que él la estaba mirando a ella y no a la línea del horizonte. El
calor invadió su cuerpo y no tenía nada que ver con la luz del sol que caía sobre
ellos.
Liam se tensó al oír la palabra esposo. Lorelei volvió la cabeza para encontrar a
una mujer con un niño pequeño de pie junto a ellos. Casi había olvidado que había
otras personas a su alrededor.
Lorelei miró a Liam ante el pronunciamiento de la mujer. Una sombra cruzó sus
ojos antes de que él parpadeara.
54
—Si tienes suficientes, fotos podemos bajar las escaleras de Greenwich Street.
Creo que una bebida fría y un aperitivo son bienvenidos.
S
e sentaron en una mesa pequeña de metal en la acera. Él renunció a tratar
de no tocar sus piernas con las suyas. Había renunciado a tratar de dejar
de tocarla desde que ella había deslizaba su mano en la suya en la torre.
Habían bajado las escaleras agarrados de la mano, y cuando ella se había detenido
para tomar fotos, su brazo había ido de forma natural alrededor de sus hombros o
su cintura.
Nop, no tocarla ya no era una opción. Lo mejor que podía esperar ahora era
mantener sus ropas puestas. Excepto que la imagen de Lorelei en cuero con botas
altas seguía arrastrándose a su mente cada vez que dejaba de recitar "contrólate" en
binario.
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En español en el texto original.
Ella hurgó en su cavernoso bolso y sacó un mapa andrajoso.
—Oye, me prometiste un día completo de hacer turismo. ¿Se supone que hay
otro lugar en el que tengas que estar?
—Nop. Solo quería darte el tour completo. Si no hago las cosas bien, entonces
el estado viene detrás de mí y tengo que hacerlo todo de nuevo.
—No te preocupes, no voy a presentar ninguna queja. —Sus ojos hicieron que
líquido vagara sobre su cuerpo, lo que había hecho en la cafetería esta mañana. Su
lengua se asomó por su boca y lamió el labio superior.
Él se puso de pie. Si ella lo hacía una vez más, la arrastraría a su auto y la llevaría
de regreso a su apartamento para una aventura de turismo completamente
diferente.
Una hora y media más tarde, Liam trabajaba suavemente sobre los remos
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mientras estaban sentados en un barco en el Lago Stow. Lorelei arrastraba sus dedos
Página
13
En español en el texto original.
—Esto es absolutamente precioso. Nunca supe que existía un lugar como este
en la ciudad.
—Para ser honesto, nunca he estado aquí antes, tampoco. Lo leí anoche y pensé
que sonaba interesante.
—La vista es mejor desde el agua —dijo, distraído. En realidad, remar mantenía
sus manos ocupadas y menos en posiblemente recorrer todo su sensual cuerpo. Se
dio una sacudida mental. Este solo era un juego para meterse en el espíritu del
personaje de Marcus. Al menos, logró tener la mitad del capítulo escrito anoche,
cuando el héroe y la heroína se conocen por primera vez. Era una completa mierda
y se leía como si lo hubiera escrito un niño de cinco años, pero las palabras estaban
ahí. Liam tenía que dárselo a su hermano. Era un poco más fácil escribir cómo se
sintió el personaje principal por ver a la heroína, habiendo experimentado los
mismos sentimientos hacía unas horas atrás. La aventura de hoy le había dado más
alimento para el creciente romance entre los personajes.
—¿Qué haces exactamente con las computadoras? —Lorelei parecía como que
también estaba intentando mantener un agarre a la realidad también.
—IWC Security. —Una gota de sudor resbaló por su ceja y la quitó con su
Página
14
Quinta enmienda: Rehusarse a dar información auto-incriminatoria.
esto era sobre lo que hablaba la mayoría de la gente al inicio de una relación.
Relación. Incluso la palabra enviaba escalofríos por todo él.
—Anoche dijiste que eran mega ricos. ¿Has estado con ellos mucho tiempo?
¿Lo había descubierto? Lanzó una rápida mirada a su cara, pero estaba serena,
inocente. Su estómago se cayó al fondo del bote y una gota de transpiración se
convirtió en un torrente. Dejó los remos y salpicó un poco de agua fría en sus brazos,
dándole tiempo para responder.
—Sí. Puede ser un poco complicado pensar ideas para mantener los eventos
frescos, pero cuando veo las sonrisas en las caras de los niños después de que sus
sueños se volvieran realidad, todo el esfuerzo se compensa. —Un ceño frunció su
frente. Pero antes de que pudiera preguntar qué le preocupaba, se encogió de
hombros—. De todas maneras, no es lo que realmente quería hacer en la vida. Solo
caí en el trabajo y descubrí que tenía un truco para él.
Tuvo que aclararse la garganta antes de que pudiera reunir el aire para
contestar, y a juzgar por su cara, necesitaba contestar.
—No creo que eso sea gracioso. Creo que es grandioso. La mayoría de las
mujeres quieren una carrera a expensas de la vida familiar. Es refrescante encontrar
alguien que quiere poner a su familia primero. —Por la expresión de alivio que llenó
su cara, sabía que había dado la respuesta correcta. Extrañamente, no tuvo que
pensar mucho antes de hablar.
—¿Tu mamá era del tipo de quedarse en casa, o trabajaba? —La pregunta
inocente de Lorelei liberó un torrente de recuerdos dolorosos.
—No sé tú, pero estoy famélico. Vamos a comer algo al Jardín de Té Japonés.
—Había estado a punto de sugerir Spruce, uno de los restaurantes más caros del
área y uno que frecuentó antes en algunas citas. Eso probablemente no encajaba en
una cita casual con un tipo normal. Debía de haber un puesto de perros calientes en
algún lugar cerca.
Lorelei estaba callada y Liam deseó no haber sido tan abrupto cuando ella
preguntó sobre su madre. No tenía idea de la aversión que revolvía su estómago
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—¿Por qué decidiste mudarte a San Francisco? ¿Fue tu trabajo? Parece una
gran mudanza si no es algo que planeas hacer a largo plazo.
—Quería dejar Buffalo y este trabajo estaba vacante al mismo tiempo. Fue algo
de ganar-ganar.
—Bueno, Buffalo lo pierde y San Francisco gana. —Oh, hombre, eso sonaba tan
trillado. ¿En dónde estaba la compañía cómoda de antes? Lo había arruinado por
contestarle mal. Tendría que redimirse en su siguiente destino.
—N
o quiero ir a Alcatraz. No tengo deseo de ver el interior de
una celda. —Miró hacia el parque, sin encontrar su mirada.
Había habido un frío entre ellos desde que ella mencionó
a su madre. Ahora hablar de una prisión la ponía molesta.
—De acuerdo, solo era una sugerencia. Pensé que era una visita obligatoria
para un día de turismo —dijo—. ¿A dónde quieres ir?
—Eso podemos hacerlo. —Se paró y tendió una mano para ayudarla a pararse.
Rápidamente, ella limpió sus dedos en una servilleta y luego tomó su mano.
No la soltó mientras se ponía de pie.
—Creo que debo de tener algo en mi cara que no me has dicho. Las personas
siguen mirándome y susurrando.
—Si me hubieras dicho antes que iba a haber una pérdida de virginidad en esta
cita, hubiera usado ropa interior nueva —susurro en su oído después de que regresó
su respiración.
—Esta es nuestra parada. —Se levantó, casi cayendo mientras el tren daba una
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sensación tambaleante en sus piernas no tuvo nada que ver con el cercano accidente.
15
Muni/San Francisco Municipal Railway: Un sistema de transporte público que se compone
tranvías y autobuses.
—Con cuidado —dijo—. No quiero tener que llevarte al hospital y explicar
cómo te lastimaste mientras perdía mi virginidad.
Esperaron el tranvía con una horda de turistas. Tres señoras mayores tenían
playeras que proclamaban que sus corazones estaban perdidos en algún lugar de
San Francisco. Cuando el tranvía llegó, se amontonaron dentro y se sentaron en las
largas bancas de madera. Liam tenía su brazo alrededor de Lorelei y ella se recargó
en su pecho. Durante el curso del día, habían progresado de agarrarse las manos a
tener contacto corporal completo.
Por el rabillo del ojo, vio a una de las señoras mayores codear a la que estaba
sentada al lado de Liam. La señora codeada sacudió su cabeza, pero sus
acompañantes parecían insistentes en algo, urgiéndola a ir “adelante”.
—Liam, ¿qué sucede? —Lorelei buscó su cara. Estaba tensa: sus ojos
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aparato por un momento hasta que Lorelei bajó su mirada para ver lo que él miraba.
En la pantalla, había una fotografía de un hombre que se veía justo como Liam.
Encima de la fotografía estaba el subtítulo “Actor, Michael Donnelly”.
—V
aya, él se parece mucho a ti. ¿Estás relacionado de alguna
manera? —La voz suave de Lorelei lo trajo de vuelta desde
el borde del abismo.
—¿No sabes quién es tu padre? —Ella volvió su hermoso rostro hacia él, sus
suaves ojos con preocupación.
—No. —Una palabra, una montaña de dolor—. Pero mi madre era una
maquilladora de The Holboys antes de que naciera, por lo que encaja.
—No conozco a mi padre, tampoco. Quiero decir, sé quién es, y tengo vagos
recuerdos de él de cuando era pequeña. Se fue cuando tenía cinco años.
Ella dejó caer la mano y se alejó. Tendría que dejarlo ir, pero no pudo.
Alcanzando su mano, la detuvo antes de que se apartara. Cuando levantó la vista,
puso la otra mano en su cara como lo había hecho con él. Su piel era tan suave. Un
brillo de lágrimas y, posiblemente, vergüenza brillaba en sus expresivos ojos.
—Dime —dijo. A pesar de que las palabras salieron de su boca, las lamentó. No
se suponía que profundizara en sus secretos. Solo se suponía que tendría un
romance superficial que le ayudaría a escribir el libro.
—Lo estúpido es, que mi mamá todavía está casada con él. Ella todavía lo ama.
los pasaba caminando, dándoles miradas de curiosidad de soslayo. Hace dos días
esto habría sido una de sus peores pesadillas. Hoy, por alguna razón, no importaba.
Lo que sí lo hacía era ayudar a Lorelei a hacer frente a la carga emocional que llevaba
alrededor de su corazón.
—Lo siento, Lorelei. Lamento que tuvieras que crecer sin un padre que te
protegiera. Lamento que hayas tenido que vivir con la preocupación de que otros te
juzgarían por lo que había hecho.
—Gracias. —Ella le mostró una sonrisa acuosa—. No puedo creer que te dije
todo, y que solo nos conocemos desde hace menos de veinticuatro horas. Salí con
Barry por un año y nunca se lo dije.
—¿Quién es Barry? —Incluso decir el nombre del otro hombre le produjo una
extraña sensación en la región de su pecho. ¿Por qué debería importarle? Tal vez era
alguien con quien podría volver después de que se separaran.
Lorelei comenzó a caminar por la calle y Liam la siguió, sin soltarle la mano.
Cuando pensaba que no iba a responder a su pregunta, le dijo en voz baja:
—Ouch.
Liam apretó la mandíbula para no decir nada que lamentara. Quería golpear a
alguien por tratar a Lorelei tan mal.
Tendría que decirle. Dile ahora. Excepto que al mirarla en esos hermosos ojos
verdes, no se le formaron las palabras. No podía decir adiós. Aún no.
Pasearon por las tiendas, turnándose para recolectar y aceptando las ofertas
turísticas.
—Vamos, toda casa necesita un globo de nieve del puente Golden Gate —dijo
Liam, sacudiendo el adorno de plástico para ver la "nieve" volar por todo el
panorama del puente.
—Mentiroso. —Lorelei rio, con una risa de cuerpo entero, tan fuerte que él
sintió profundamente dentro de sí mismo.
66
Página
Ella se acercó a un estante de vestidos de seda de estilo oriental. Tirando de
uno rojo con un dragón bordado en la tela, lo levantó contra sí.
—¿Qué piensas?
—Creo que te ves hermosa. Por otra parte, creo que te ves hermosa en una
bolsa sin forma verde y rosa que me mostraste antes también. ¿Cómo lo llamaste,
un muumuu?
—¿Puedo ayudar?
—No.
—Oh, todo bien. Aunque creo que es lo menos que podría hacer teniendo en
cuenta este increíble recorrido turístico que te he dado.
Liam la miró irse hacia el fondo de la tienda, admirando la vista trasera tanto
como la frontal. Miró su reloj y se sorprendió al encontrar que ya eran las seis y
media. ¿Dónde se había ido el día? Cuando había embarcado en esta farsa, había
pensado que las citas serían peores que una reunión que nunca acababa. En su lugar,
había pasado un día agradable con una mujer encantadora, y le había costado menos
que una botella de un buen vino. Impresionante.
Levantó la vista para ver a Lorelei caminando hacia él, con el vestido colgado
del brazo.
—¿Cómo te fue?
—Bien. Voy a comprarlo. No tengo ni idea de dónde voy a usar un vestido rojo
con un dragón estampado en el frente. Por lo menos me recordará de uno de los
mejores días que he pasado en San Francisco.
—De ninguna manera, voy a comprarlo. Has pagado por todo lo demás hoy. Si
no lo pago, no me lo voy a quedar. —Parecía que podría patalear si no cedía.
67
Página
—Muy bien —dijo—. Sin embargo, te voy a comprar un globo de nieve. —
Tomó el más grande, el más feo de la repisa y se dirigió hacia el cajero.
—Oh, pensé que te gustaría desprenderte aquí. Me has dado todo el día.
Realmente no tenemos que ir a cenar. Además, he estado en esta ropa durante todo
el día. Me gustaría cambiarme primero.
—No más transporte público. Voy a buscarte a tu casa y nos dirigiremos hacia
y desde el restaurante.
L
orelei comenzó a sacarse la ropa antes de que la puerta de su
apartamento estuviera cerrada totalmente. El teléfono de la casa sonó
mientras salía de la ducha. Envolviendo una toalla alrededor de ella, se
dirigió hacia el dormitorio. Probablemente era Liam con alguna excusa de por qué
no podían ir.
voz, por lo que para cuando cancelara su cena, pudiera pasar como nada importante.
Página
—Sí.
—Sí, mamá. Tienes razón. De hecho, tengo que irme ahora. Nos reuniremos
para la cena.
—Es demasiado pronto para hablar de eso —dijo Lorelei, tanto por su propio
beneficio como por el de su madre.
—¡Madre17, no te atrevas!
—Está bien, está bien. Pero llámame mañana, o pasado estaré en el próximo
avión.
Echando un vistazo al reloj, descubrió que solo tenía veinte minutos antes de
que Liam llegara. Arrojó la toalla al suelo y rebuscó en la ropa de la cama, finalmente
decidiéndose por un par de pantalones negros y un top negro brillante. Era bastante
informal si fueran a un pub y lo suficientemente elegante para un restaurante
decente.
Al pensar de nuevo en el maravilloso día que había pasado con él, una
sensación de duda invadió su felicidad. ¿Cómo es que no estaba ya con alguien? Él
era el material de novio perfecto. Puso sus dudas a un lado mientras se retocaba el
69
16
En español en el texto original.
17
En español en el texto original.
18
En español en el texto original.
Efectivamente, Liam se detuvo en un viejo auto gris. La insignia en el frente con
orgullo lo declaró un Ford.
—Ya sabes, todo el día me he estado preguntando acerca de qué tipo de auto
manejabas. Este no era —dijo mientras se abrochaba el cinturón de seguridad.
—¿Eso es lo que has estado pensando todo el día? —Volvió esos increíbles ojos
marrones a ella, y el calor invadió sus mejillas. Bueno, imaginarse besándolo y
pasando sus dedos por su cabello era lo que realmente había estado preguntándose,
pero lo del auto era un tema fácil de discutir.
—Sip. Pareces amar un montón tu auto. Después de haberlo visto, sin embargo,
creo que debes estar loco. —Lo cual explicaría por qué le gusto.
—Bueno, este no es mi auto. El mío, el que amo, se encuentra en, uh, garaje.
Pedí prestado este de un amigo.
—¿Un amigo te prestó este? —El auto no parecía que fuera a llegar a la final
de la manzana.
—Así que, ¿a dónde vamos? No sabía qué ponerme. Espero que esto esté bien.
Él sacó sus ojos de la calle el tiempo suficiente para darle una inspección
minuciosa.
—No. Es un amigo con buen gusto. Dijo que la puesta del sol y la vista del
puente son espectaculares. Es un amigo del dueño y nos ha reservado un lugar
privilegiado en el balcón.
A
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—Ahí está, al otro lado de la calle —dijo Liam cuando vio el letrero del elegante
restaurante. El lugar parecía estar bien. Jason lo había recomendado, ya que estaba
a cargo de un compañero de posgrado de su clase culinaria, y había ayudado en la
cocina cuando estaban cortos de personal.
—Espera, no podemos cruzar en rojo —dijo Lorelei. Ella plantó los pies en la
vereda y no se movió—. Hay un paso de peatones en la misma calle. Podemos cruzar
allí.
—Liam, las leyes son las leyes. No puedes simplemente decidir cuáles son
convenientes, y seguir esas. Primero es cruzar la calle imprudentemente, ¿qué sigue?
¿Robo a mano armada?
Abrió la boca para argumentar que no había correlación entre los dos, pero al
ver sus ojos inflexibles, y su mandíbula, cedió. Dos minutos de caminata y de nuevo
otros dos por su tranquilidad valía la pena. Era evidente que tenía un problema con
la actividad criminal en cualquier escala, basado en las acciones de su padre. Seguro
que esperaba que ella nunca se enterara de algunas de sus actividades
extracurriculares, del pasado y presente.
Ella puso un poco de azúcar en su café turco, parecía distraída por algo.
Página
—¿Liam? ¿Puedo hacerte una pregunta personal? No tienes que responder —
añadió rápidamente.
—Ahora que tienes una buena idea de quién es tu padre, ¿vas a contactarte
con él? —Ella miró su taza, levantando los ojos hacia él en la última palabra.
—No. Él nunca ha mostrado ningún interés en mí. ¿Por qué debería ponerme
en contacto con él ahora? No lo necesito.
—Oh, sabe de mí. Cuando mi madre le dijo que estaba embarazada, se ofreció
a pagar por un aborto. Ella me mantuvo con la esperanza de que cambiaría de
opinión y se casaría con ella, pero no lo hizo. Y después de que naciera, ella lo
demandó por paternidad y consiguió un acuerdo fuera de los tribunales, a condición
de que firmara un acuerdo de confidencialidad de no divulgar su nombre, incluso a
mí. Eso es todo lo que sé. Cortesía de mi abuela, que me dijo que mi madre debería
haber tomado la primera oferta.
—Pero…
¿Debería preguntar si ella vería a su padre una vez que saliera de la cárcel? Si
su madre estaba todavía enamorada, lo más probable era que estaría de vuelta en
su vida de todos modos.
—Bueno, espero que un día puedas dejar que las puertas se abran lentamente,
Página
de modo que no tengas todo tan guardado entre paredes. —Ella sacó una mano y
cubrió la suya sobre la mesa. Su toque, tan suave y reconfortante, era la más genuina
emoción que había experimentado en tanto tiempo como podía recordar. La
estrechez ya familiar en su pecho, aumentó a medida que su corazón se aceleraba.
Quería tirar de su mano, pero no pudo. Se sentía demasiado bien.
Por primera vez, pensó en olvidar su promesa a Marcus y salir cuando todavía
podía.
Lorelei merecía más que él. Se merecía un hombre honesto, digno de confianza
que se casara con ella y le diera un montón de bebés. No un hijo de puta que estaba
perdiendo el tiempo solo para obtener algo de experiencia romántica para un libro
que ni siquiera quería escribir.
—Gracias por hoy. Lo pasé muy bien —dijo ella mientras se ponía delante de
su apartamento—. ¿Quieres venir a tomar un café o algo?
—¿V
as a salir otra vez? —David tenía los brazos cruzados y
parecía un niño petulante al que le negaron su juguete
favorito.
—No sabía que tenía que aclararlo contigo primero —dijo Liam—. Además, ha
pasado una semana desde que vi a Lorelei.
—Sí, pero estuviste fuera por negocios toda la semana, por lo que no hemos
tenido tiempo para pasar el rato. Pensé que Cal iba a manejar la compañía mientras
tú escribes tu libro.
—Algo pasó que Cal no pudo manejar. Me encantaría discutirlo contigo, pero
es clasificado. Y gracias por tu preocupación por el libro. Logré escribir cuatro
capítulos mientras estuve fuera. —Lo que había escrito era basura, pero cada vez
que pensaba en renunciar, la cara de Marcus lo perseguiría y escribía un poco más.
—Acabas de regresar esta mañana. Pensé que iríamos a ver la nueva película
de James Bond esta noche. Recuerda lo que dicen, hombre, hermanos antes…
—Ni siquiera termines esa oración. —Liam sacudió la cabeza—. ¿Qué eres, una
novia celosa? ¿Por qué no te consigues una novia? Así no tienes que estar aquí todo
el tiempo.
—Sí, como si pudiera solo agarrar a una mujer en un bar. No soy tú.
—Siéntete libre de apartarte de mí sofá y usar algo del equipo del gimnasio de
la habitación de al lado. El número de mi entrenador personal está en el tablero de
allí. Estoy seguro de que podría ayudar.
—Lo que sea —dijo David—. Esta es tu tercera cita. ¿Llevas protección contigo?
—Tercera cita, es cuando un hombre tiene sexo, todos saben eso. ¿Tienes
Página
protección?
—Para tu información, usualmente tengo sexo en la primera cita. Esto con
Lorelei es distinto. Es investigación. No tengo planes de dormir con ella.
L
orelei miró el reloj en su mantel, observando la segunda manecilla
marcando los minutos hasta que Liam llegó. Había sido una larga semana
sin verlo. Cuando llamó la mañana del domingo para decir que tenía que
irse de la ciudad por negocios, había estado desanimada, segura de que nunca
escucharía de él de nuevo.
—¿Hola?
Lorelei quería tanto abrir la puerta y asomar la cabeza y observarlo salir del
elevador, pero se forzó a quedarse dentro. Revisando su maquillaje de nuevo en el
espejo cerca de la puerta, apretó los labios y lanzó un beso al aire a su reflejo. Mandy
la había convencido de comprar un tono más dramático de labial, y estaba sombrada
de lo seductores que hacía lucir sus labios. Labios que esperaba pronto tentaran a
Liam. Saltó de nuevo cuando él golpeó la puerta.
—Te ves lo bastante buena para comerte —dijo. Su voz estaba ronca, como si
estuviera también combatiendo un arrasador infierno dentro de él.
Lorelei dio un paso atrás para permitirle entrar, y tan pronto como la puerta se
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cerró detrás de él, se inclinó hacia delante y puso sus manos en su pecho. Dejó caer
su chaqueta al suelo y la rodeó con los brazos. Sin esperar a que él decidiera si iba a
Página
besarla o no, se puso de puntillas y presionó sus labios contra los de él. Las manos
en su cintura se tensaron y él la acercó más. Ella deslizó sus manos más arriba en su
pecho y hasta su nuca, pasando sus dedos por su espeso cabello.
Una de sus manos se deslizó hacia abajo, agarrando su trasero. El la alzó hacia
él y pudo sentir su excitación presionar contra ella. Trató de inspirar de nuevo, pero
su garganta estaba tensa. Apartando su boca de la de él, de nuevo intentó respirar.
Su pecho se tensó y no podía llenar sus pulmones.
Los labios de Liam estaban trazando besos por su cuello y hombro, dejando un
camino de carne cosquilleante. Trató de tragar para aliviar la constricción en su
garganta, pero no se iba. Su lengua comenzó a inflamarse y puntos negros nadaron
delante de sus ojos. O Liam era un besador muy bueno o estaba teniendo una
reacción anafiláctica. Se movió en sus brazos y él se apartó. Su pecho estaba
emparejado con el de ella, pero al menos parecía capaz de respirar.
—No puedo respirar —logró jadear. El pánico surgió en ella. Se alejó de sus
brazos y tropezó hacia la cocina.
—Lorelei, ¿qué está pasando? ¿Qué está mal? —La voz de Liam sonaba muy
lejos. Los puntos negros estaban convergiendo y podía sentirse perder la conciencia.
Luchó por tomar otra inspiración. El sonido rasposo de su pecho la aterraba.
—EpiPen, bolsa. —Se dejó caer al suelo para que cuando se desmayara no
tuviera que caer. Como si estuviera a una gran distancia, podía escuchar a Liam vaciar
la bolsa que había dejado en la encimera.
de algunas más, cada una volviéndose más fácil. Liam dejó su lado por un segundo,
regresando con su celular pegado al oído. Podía escucharlo dando su dirección e
implorando a alguien que se apurara.
L
iam se apresuró por las puertas del departamento de emergencia y buscó
a Lorelei o los paramédicos que la trajeron aquí. El olor medicinal del
hospital atacó sus fosas nasales. Su garganta dolió mientras pensaba en
todas las veces en las que había estado aquí para visitar a Marcus. Estar de vuelta en
el hospital en dónde su hermano pasó sus últimos días hizo que su estómago doliera,
y un arrasador infierno invadió sus entrañas.
—El doctor está con ella ahora. Tome asiento, y le pediré que hable con usted
tan pronto como termine. —Señaló hacia al área de espera llena de personas con
distintos estados de estrés.
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Se movió a su lado y tomó su pequeña mano en la suya. Ella era tan pequeña,
tan frágil.
—Está mejor. Hemos hecho algunas pruebas y esperamos los resultados. Está
cómoda y el nivel de oxígeno en su sangre está normal. La mantendremos aquí para
observación un rato, luego puede irse a casa a menos en los resultados de las
pruebas tengan alguna sorpresa. Parece haber experimentado una severa reacción
alérgica. La señorita Torres indicó que es alérgica al maní, pero dice que no ha
consumido. Sería bueno si se hiciera pruebas para otros alérgenos potenciales.
—Comí maní como media hora antes de que nos viésemos. Luego nos besamos
—dijo Liam.
—No sabía…
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—En verdad, Liam, no es tu culpa. Deja de parecer tan preocupado. Estoy bien
—dijo Lorelei mientras se sentaba en el borde de su cama, sosteniendo su mano.
—Doctor Tanner. ¿Cómo está? Estoy con una amiga, Lorelei. —Girándose hacia
ella dijo—: El doctor Tanner trató a mi hermano, Marcus, numerosas veces.
El doctor cerró la cortina de nuevo y Liam se giró de vuelta hacia Lorelei, aunque
no podía forzar a sus ojos encontrarse con los de ella. La culpa quemaba en su
garganta.
—Era todo para mí. Le habría dado mi corazón si hubiera sido compatible.
Cerró sus ojos y la cara suplicante de Marcus apareció ante él. «Termina mi
libro, por favor. Tienes que ser tú, solo tú». Liam no había sido capaz de negar que
la súplica y su pobre intento de cumplir la última petición de su hermano lo habían
llevado hasta aquí. De vuelta a donde comenzó.
L
orelei apretó la chaqueta de Liam contra su pecho mientras presionaba
el timbre. Él había estado tan preocupado por ella después de su episodio
que había olvidado llevársela a la casa. En el bolsillo había una factura de
una computadora portátil. El receptor era IWC Security, pero de acuerdo con una
búsqueda en un mapa de Google, la dirección de entrega era para una bodega
remodelada y no la oficina principal. Dado que Liam decía que trabajaba desde casa,
ella había apostado que sería su casa. Por todo lo que sabía, podría estar tocando la
puerta de un cliente. No estaba completamente segura de cómo explicaría su
presencia si ese era el caso, pero con algo de suerte, se le vendría algo a la cabeza.
Y si era la casa de Liam, por lo menos sabría si era casado o no. Cada vez que
pensaba que estaba llegando a conocerlo, él cambiaba la conversación lejos de sí
mismo. ¿Qué podía ser peor que una esposa y niños? Ella tenía que saberlo. Así que,
con los ojos cerrados, presionó el timbre.
—De acuerdo, ya. ¡Quédate con la camisa puesta! —dijo una pequeña rubia.
Al otro lado de la puerta, donde ella estaba de pie, había un enorme televisor
de pantalla plana montado en la pared, rodeado de un árbol de lujo y sofás afelpados
acomodados en forma de U. A la izquierda, junto a una pared de ventanas, había
otra zona para sentarse con una mesa redonda entre dos sillas con respaldo alto.
—Estoy bien. Gracias por las flores y la llamada. Debiste dejar que Mandy me
despertara.
—No quería perturbarte, solo asegurarme de que estabas bien. —La miró
fijamente. Su mano tembló ligeramente mientras su pulgar rozaba sus labios antes
que la dejara caer a su costado de nuevo.
Alguien tosió y él se dio vuelta como si hubiera olvidado que los estaban
observando. ¿Quiénes eran todas estas personas? Él había dicho que todo lo que
tenía para encontrar al llegar a casa era un lugar vacío y una cena congelada. Quizás
iba a dar una fiesta. Sofocó una sensación de decepción de que no la hubiera
invitado.
Él se aclaró la garganta.
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—¡Ja! Si fuera a dar una fiesta, no invitaría a ninguna de estas personas —dijo
Liam con una risa. Se estiró por su mano y gentilmente la llevó a la habitación—.
Déjame presentarte a Helen y su hermano, David. Viven en el apartamento al otro
lado del pasillo, pero dado que están aquí más de lo que están allá, creo que debería
cobrarles renta. David y yo trabajamos juntos. —Hizo un gesto hacia el hombre que
se había retirado a la cocina—. Ese es Jason. Es un chef, así que se ofrece a cocinar
cuando todos estamos juntos. Es una larga historia.
—Iba a llamarte de nuevo, pero este trabajo se salió de control y perdí la noción
del tiempo.
—David lo puede terminar. Ven, siéntate. —Hizo un gesto hacia el hombre más
bajo, quien se retiró a la parte posterior del apartamento.
Helen continuó mirándola y Lorelei tuvo que luchar con la urgencia de deslizar
su lengua por sus dientes en caso de que tuviera algo atascado ahí. La sonrisa que
la otra mujer le mostró nunca llegó a sus ojos. Cambió su mirada a Liam y estuvo
sorprendida por la intensidad en su rostro. Al conocer a su muy obviamente cercano
círculo de amigos, estaba muy al tanto de lo poco que sabía de este hombre, y lo
mucho que se preocupaba por él.
84
—¿Si estás segura? Solo me tomará un par de minutos más. Luego podemos
cenar todos y ver una película. Es la noche de Helen para elegir de nuevo, así que sin
duda será un romance.
—Suena como que tienen mucho en común. Siéntete como en casa. Regresaré
en unos minutos. —Liam besó su mano antes de casi correr hacia la habitación
trasera.
—¿Qué están haciendo allá atrás? —Lorelei se volvió hacia Helen, quien
también había visto a Liam retirarse, una mirada de anhelo en su rostro.
Helen se aclaró la garanta y Lorelei se dio cuenta la había estado mirando muy
fijamente. Tímidamente, Helen deslizó su mano de nuevo por su fibroso cabello
85
rubio, que parecía querer volar. Con un buen corte de cabello, podría ser atractiva.
Ella tenía bonitos ojos azules, pero estaban escondidos bajo cejas tupidas y gruesos
Página
anteojos. Sumida en la ciega rabia, cuando ella había abierto la puerta, Lorelei no
había notado su figura. Sin embargo, con la sudadera holgada color gris y pantalones
marrones sin forma que tenía puestos, probablemente era un punto irrelevante.
—¿Eso es lo que suelen hacer? —Lorelei luchó para mantener su tono brillante
y relajado. Su trabajo ya estaba en zona inestable; otro mal novio y estaría fuera del
trabajo.
—¿Q
ué infiernos está haciendo ella aquí? —preguntó
David.
—Solo compórtate. Sígueme la corriente con lo del tipo normal y nadie saldrá
herido, especialmente tú.
—¿Nadie saldrá herido? —David recogió la foto de perfil de Lorelei que Liam
tenía en su escritorio y la puso contra su propio rostro.
Ella se había abierto paso a suficiente parte de su vida, y corazón, descubriendo sobre
Página
su padre y Marcus. Tenerla aquí, donde él no tenía defensas, era demasiado
arriesgado.
—Dijo que olvidó algo y se fue —dijo Lorelei. Ella le mostró una rápida sonrisa
y pasó unas cuantas páginas más de la revista sin mirarla—. Tienes una casa hermosa.
Ella puso la revista de vuelta en la mesa de café y se recostó contra los cojines
del sofá. Liam no podía negar que se veía perfecta ahí. Si los otros se iban a casa,
ellos podían volver a intentar aquel beso que habían empezado en su casa.
—Ah, debe ser Wired, Edición de Moda. Me agrada escuchar sobre ruedos, sin
embargo. Aprecio un buen par de piernas. —Su mirada se deslizó por su cuerpo y
pudo imaginarse sus piernas contra su cintura, alentándolo. La mitad más baja de su
cuerpo se apretujó por la imagen.
—La mayoría. Sin embargo, no son muy buenos para comunicarse con las
personas.
No pudo evitar mirarle la boca; sus labios lo fascinaban. Sus mejillas se tornaron
rosas mientras él continuaba mirándola.
—No debí haber venido sin avisar. Lo siento, mis inseguridades me ganaron.
—Jugueteó con su collar de plata, ya no viéndolo a los ojos.
Él rodeó la mesa y tomó sus manos en las suyas, esperando hasta que levantara
la mirada hacia él.
—Eres bienvenida cuando desees. Solo que estoy trabajando. Tengo un gran
proyecto, de lo contrario te habría invitado a venir. No estaba seguro de cuánto me
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tomaría y no quería terminar ignorándole. Pero me alegra que hayas venido. Estás a
Página
salvo aquí, por cierto. Me deshice de todo lo que tuviera maní y los prohibí en el
apartamento.
—Me iré. Nos podemos ver para cenar cuando no estés tan ocupado. —Hizo
un movimiento para levantarse.
—Lorelei, esta es la mejor sorpresa que he tenido en semanas. Estás ahora aquí,
por favor, no te vayas. Únete a mis amigos y a mí para cenar. Entonces voy a terminar
el trabajo en mi computadora portátil mientras que la película está reproduciéndose
y después te llevaré a casa.
Se inclinó y la besó en la mejilla. Olía a flores y a sol, y tuvo que resistir darle
vuelta la cara para que pudiera devorar su boca. Así como fue, ese pequeño, íntimo
gesto encendió una llama en la boca de su estómago. Tal vez debería decirle que se
fuera, que volviera cuando tuviera más control.
—Estoy seguro.
Sus mejillas se habían vuelto de color rosa cuando se retiró y solo un ruido en
el otro extremo de la habitación le impidió tratar de profundizar su rubor.
Jason puso una cazuela humeante sobre la mesa y gritó que la comida estaba
lista. Liam la acompañó a la mesa mientras Helen se deslizaba de nuevo en el
apartamento.
una fiesta con su voluptuoso cuerpo. Excepto que esta relación no era por el sexo;
estaba a punto de terminar el maldito libro de Marcus. Su estómago dio un vuelco,
Página
—¿Puedo ayudar con los platos? —le preguntó a Jason mientras David y Helen
terminaban de comer y se dirigían a los sofás.
—Tonterías, tomará la mitad del tiempo si somos dos. Luego puedes ver toda
la película junto a Helen.
Asombrado por la relación que Lorelei había logrado desarrollar con el chef,
normalmente reservado en tan poco tiempo, Liam agarró un par de platos sucios y
los siguió hasta la cocina.
Liam puso los platos en el mostrador con más fuerza de lo que pretendía. El
ruido causado hizo saltar a Lorelei y Jason. ¿Estaba su cocinero coqueteando con
su... su qué? Apretó la mandíbula antes de que pudiera decir algo que lamentara.
—No te preocupes, Liam. Jason y yo podemos con los platos. ¿Por qué no
vuelves a tu computadora y te llamamos cuando estemos listos para ver la película?
cocina como un viejo matrimonio. La llama de celos era tan intensa como no
deseada. No tenía tiempo para esto.
Página
L
iam detuvo el auto frente al edificio de ella y apagó el motor. Ya no estaba
conduciendo el viejo Ford, se trataba de un nuevo modelo de Toyota. Era
casi la una de la mañana y la calle estaba desierta. Una película se había
convertido en tres, y el grupo se había reído y bromeado hasta que Helen se había
quedado dormida en el sofá, con la cabeza sobre el hombro de Jason.
—¿Qué pasó con el otro auto? —Ella rompió el silencio que se alzaba entre
ellos. Liam parecía sumido en sus pensamientos, como sopesando los pros y los
contras de su siguiente movimiento.
—Sin embargo, todavía no se parece a ti, ¿no? —Tal vez Liam era uno de esos
hombres a los que no le gustaban tanto los autos.
El hoyuelo desapareció.
—Tengo que regresar a Washington esta semana, pero debería estar de vuelta
por la noche del viernes. ¿Podemos reunirnos entonces?
Ella trató de ocultar su decepción por toda una semana sin él.
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Estoy un poco nerviosa. ¿Te... te gustaría asistir? No tienes que donar, pero sería
agradable ver al menos una cara amable a la que no se le está pagando por estar
allí.
Liam vaciló.
—Está bien, voy a ir, pero solo para estar contigo. Las galas no son lo mío.
—Creo que va a estar bien. —Él sonrió de nuevo y su corazón se agitó. Era tan
guapo. ¿Qué estaba haciendo con ella y por qué no estaba ya tomado? Por el
momento, sin embargo, iba a deleitarse con el conocimiento de que él no estaba
casado y por alguna razón estaba interesado en pasar tiempo con ella.
—¿Quieres subir?
—En realidad, tengo que estar allí temprano para supervisar la instalación.
¿Podemos encontrarnos en el Four Seasons, a las siete y media?
Página
—Por supuesto. —Liam se acercó y puso una mano en su mejilla; sus oscuros
ojos buscaron los de ella en la penumbra. Él pasó el pulgar por la nariz hasta que se
detuvo en sus labios, tirando de su labio inferior un poco lejos del otro. Sacando su
lengua, probó su dedo, provocando una respiración profunda en él. Su índice
sustituyó el pulgar y corrió hacia atrás y adelante por encima de su labio inferior—.
No he comido maní en una semana. ¿Crees que es seguro si te doy un beso de
buenas noches?
—Estoy dispuesta a correr el riesgo. Tengo una nueva EpiPen en el bolso por si
dejo de respirar de nuevo.
Su toque era suave al principio, pero cuando abrió la boca y respondió, la mano
en la mejilla se desplazó hacia la parte posterior de su cabeza, sus dedos
deshaciendo su trabajoso peinado.
Soltó sus labios, dejó una serie de besos en su mejilla. Ella respiró profundo,
solo para asegurarse de que podía. No hizo nada para aliviar la bruma de deseo que
envolvía su cuerpo. Por lo menos si ella iba a desmayarse esta vez, sería por la pasión
y no por la asfixia.
rendición. Poco sabía que no tenía intención de luchar contra esta atracción.
Soltó sus labios, enterrando su rostro en el hueco de su cuello. La respiración
de Liam era pesada, los latidos de su corazón se sentían fácilmente a través de su
camisa. Sus manos se movieron de sus pechos a su cintura, tirando de la camisa hacia
abajo. Sus pezones, todavía muy sensibilizados, protestaron por la pérdida de su
toque. Otro gemido se unió a la respiración, este sonido era de decepción en lugar
de estímulo.
Ella gimió de nuevo. ¿Qué se había apoderado de ella? Sonaba como una mala
actriz en una película porno.
—Está bien, pero será mejor que duermas un poco mientras estés lejos, porque
no lo vas a hacer cuando vuelvas —dijo. El calor invadió su rostro. Dios mío19, ¿de
dónde había salido esa línea? Se podría pensar que era una cualquiera, durmiendo
con hombres casados y haciendo proposiciones a otros en autos fuera de su
apartamento. Antes de que pudiera balbucear algún tipo de retracción, Liam
respondió besándola de nuevo hasta que ella estuvo sin aliento.
19
En español en el texto original.
—Está bien. —Ya había estado planeando un peinado elaborado, pero el deseo
en los ojos de Liam anuló esa idea. Personalmente, no necesitaría ningún
recordatorio; ella estaría reproduciendo toda la escena una y otra vez hasta que lo
volviera a ver.
—Hasta el viernes, entonces. —Tomó su mano y besó cada uno de sus nudillos,
mirándola fijamente a los ojos mientras lo hacía.
94
Página
Capítulo 9
L
orelei examinó la habitación, complacida con su apariencia. Los altos
jarrones de cristal que contenían rosas blancas adornaban cada mesa. Ella
también se había decidido por manteles y servilletas blancas. Un grupo
de niños había decorado cada tarjeta del lugar, añadiendo un toque de color. Contra
las paredes, las mesas habían sido montadas con notas de agradecimiento de los
niños que habían tenido recientemente experiencias con Happy Day, con un poco
de información y fondo de las fotos, mostraba el trabajo que la caridad hacía. Un
pianista vestido de negro estaba tocando suavemente en el piano de cola en un
estrado en el centro de la habitación. En tan poco tiempo, no había organizado una
cena temática completa. En cambio, lo había dirigido a la elegancia. Y teniendo en
cuenta la reacción del personal y los primeros huéspedes en llegar, lo había logrado.
Echó un vistazo a su reloj. Había tiempo suficiente antes del inicio oficial para
correr escaleras arriba a una de las habitaciones que habían sido reservadas para la
noche y cambiarse. Uno de los beneficios de ser organizadora, era que podía pasar
la noche si así lo deseara. Y basada en la forma en que ella y Liam se habían separado,
una noche en uno de los mejores hoteles de San Francisco estaba definitivamente
entre las cartas.
Él había llamado tres veces durante la semana, después de las diez de su hora,
lo que era las 1:00 am en Washington, por lo que ella sabía que él estaba trabajando
duro. Había sonado agotado y ella realmente no le culparía si cancelara venir esta
noche. Con ese pensamiento, comprobó su teléfono celular por un mensaje de
arrepentimiento, pero hasta ahora nada.
Se puso el vestido de noche negro que al que le había dado vueltas durante
varios días. ¿Era demasiado revelador para una función de caridad? Aunque bastante
modesto en la parte delantera, mostrando solo un toque de escote, se hundía en
una uve profunda en la parte trasera, por lo que usar un sostén era imposible. Si eso
95
no era suficiente, había un corte hasta el muslo alto en un lado, que siempre que
permaneciera inmóvil, nadie se daría cuenta. Sin embargo, si daba un paso
Página
—Señorita Torres, uno de los invitados está pidiendo que lo cambien a una
mesa diferente. ¿Tal vez usted podría sugerir una colocación alternativa? —La voz
del gerente del evento del hotel tenía un toque de exasperación.
Una hora más tarde, con una enorme sonrisa falsa pegada en la cara,
inspeccionó la habitación de nuevo. Había cambiado a tres parejas y ajustado otras
cuatro mesas donde la gente había cancelado, según el secretario de Dustin. Ella
tenía una sospecha furtiva de que el Director de Recaudación de Fondos había
inventado los nombres y luego tuvo a su esbirro diciéndole que no venían en el
último minuto, solo para joder sus planes.
Incluso con la gran donación anónima, la venta de entradas solo había sido
regular. Tenían que conseguir un cuarto de millón en la silenciosa subasta o en el
lugar de donaciones para alcanzar su objetivo. La bola de plomo en su estómago
comenzó a rodar.
96
rojo carmesí. Por lo menos, ya no se sentía fuera de lugar. Ella había interceptado un
par de miradas de admiración de los hombres, y algunas miradas envidiosas de las
mujeres, pero hasta ahora nadie había insistido en que se fuera a casa y se cambiara.
Mandy se deslizó a través del suelo y besó en el aire ambas mejillas de Lorelei.
—Te ves bien, chica —fue la el aporte de Mandy por la apariencia de Lorelei.
—¿Ahora qué?
—Cuida tu espalda, mi amiga. Cada mujer aquí esta noche correrá el riesgo de
la pena de muerte y mataría para tener una oportunidad de una noche con él —dijo
Mandy.
—Menos tú. —Lorelei mantuvo los ojos sobre Liam mientras él se acercaba. Se
paseó por la habitación y ella se mantuvo inmóvil.
—Buenas noches, Mandy. Te ves muy bien —dijo Liam, mientras las alcanzaba.
20
En español en el texto original.
susurrar en su oído—: Gracias por llevar el pelo suelto. —El cosquilleo de su aliento
corrió su canal auditivo directamente a sus dedos de los pies, que se curvaron en sus
tacones. Se reestableció y se instaló en la boca de su estómago, desatando un cálido
resplandor que infundió a su cuerpo.
—Mantiene mi espalda caliente —dijo ella, dando una vuelta para mostrarle su
espalda desnuda.
—¿Podemos irnos ya? —Su voz normalmente profunda había bajado otra
octava.
Todo el estrés de preparar el evento, todas las molestias de tratar con pequeñas
peticiones y quejas de la gente, de repente no significaban nada. Ella estaba aquí
con Liam y quería que el mundo supiera que estaban juntos.
—Este es mi... um... este es Liam. Liam, estas son Susan y Victoria. Ellas trabajan
para la caridad en el departamento de Logística para los Sueños. Organizan el Happy
Day para los niños enfermos, de acuerdo con lo que el niño quiere y es capaz de
hacer.
Liam apretó las manos con ambas, pero aparte de ser socialmente educado no
mostró ningún interés en sus provocativas exhibiciones.
—Oh, ahí está el señor Holborn. Quiero presentarte, Liam. Si nos disculpan,
¿señoritas?
Lorelei tomó la mano de Liam y lo apartó de las dos mujeres salivando y hacia
un invitado de ficción. El resto de la noche pasó en un borrón. Sus aplastados dedos
meñiques dejaron de doler y el brazo de Liam en su cintura, o su mano rozando su
espalda desnuda, desató una cascada de sensaciones que adormecían las otras
molestias.
98
acercaban a ofrecer sus felicitaciones por un evento bien planificado. Liam fue atento
y solidario, su brazo alrededor de ella cuando estaban hablando con otros,
escuchándola exclusivamente a ella cuando estaban solos. Otras mujeres trataron de
captar su mirada, o interrumpirlos, y aunque educado y amable, él nunca dio un
indicio de querer estar con alguien más. Para el momento en el que se servía el
postre, Lorelei se admitió a sí misma que para bien o mal, estaba cayendo, sobre
cualquier razón, enamorada de él.
L
iam se movió en su asiento. La noche era interminable y si tenía que
sonreír a un estúpido comentario más o a un aburrido chiste, podría
explotar. La única cosa que hizo que todo el asunto fuera soportable era
Lorelei. Había hecho un trabajo increíble organizando el evento y estaba contento
de ver que sus esfuerzos y talento estaban siendo reconocidos. Pero más importante,
gracias a Dios, nadie lo había reconocido, todavía. Unos cuantos titanes de la
industria que conocía estaban allí, pero sin su largo cabello, la barba y el bigote no
lo habían conectado con IWC Security. Además, nadie que lo conociera esperaría
que él asistiera a un evento de caridad para niños enfermos. Enviar una donación tal
vez, ¿pero ir realmente? Estaba fuera de su zona de confort, o por lo menos lo había
estado hasta que conoció a Lorelei.
—Hasta las once. Es entonces cuando el evento está programado para concluir.
Después de eso, los rezagados están por su propia cuenta. Puedes irte en cualquier
99
momento...
Página
—Yo no me voy de aquí sin ti. Cada hombre en esta sala esta noche quiere
llevarte a casa. De ninguna manera voy a darle a ninguno de ellos la oportunidad.
Ella le sonrió y él se quedó sin aliento. En algún lugar en las últimas dos
semanas las cosas habían cambiado en su vida. El tiempo con Lorelei ya no se trataba
solo de terminar el libro de su hermano. La novela estaba a tres o cuatro capítulos
de terminar. Entonces tendría que hacer la transición del tipo normal Liam a sí mismo.
Solo esperaba que Lorelei fuera capaz de hacer el cambio con él. No podía
arriesgarse a decirle ahora y alterar su relación. Si ella lo dejaba, nunca acabaría el
libro, y se lo había prometido a Marcus.
Su boca se secó y tuvo que tomar un trago de agua antes de que pudiera
responder.
simpatía.
—Gracias. Si me disculpas, Lorelei está de vuelta y quiero asegurarme de que
no hay ningún problema.
Liam hizo una salida rápida y se dirigió hacia su cita, con la esperanza de que
ella no hubiera sido testigo de la discusión.
—¿Todo bien?
—Sí, la banda que se supone que toca para el baile llegará tarde. Dicen que su
camioneta se descompuso. Tengo la sensación de que puede que quieran decir
“estamos tratando de recuperar la sobriedad del baterista”. Deberían estar aquí en
media hora. Le he pedido al pianista que toque otra vez y espero que todo el mundo
quiera refrescarse o consiga otra copa mientras tanto y nadie se dará cuenta de la
pausa en las actividades.
—Cariño, mi teléfono ha estado vibrando por la última media hora. ¿Me puedes
excusar por un momento mientras reviso mis mensajes? Tengo que asegurarme de
que el proyecto en el que he estado trabajando no se ha derrumbado.
Sacó su teléfono y escuchó su correo de voz. Varios de aquellos a los que había
conocido antes en la tarde lo saludaron o asintieron al pasar. Eran el tipo de personas
que lo habían intimidado en la escuela, personas hermosas que reconocían solo a
101
llamada.
Diez minutos después, Liam pasó una mano sobre sus ojos cansados. ¿Eran
solo las nueve y media? Contempló pedirle a Lorelei su llave, subir las escaleras, y
tener una siesta rápida antes de que ella terminara por la noche. Las cosas se habían
complicado otra vez en Washington, pero había enviado a David a tratar con ello. Su
amigo siempre estaba preguntando sobre el tipo de trabajo que hacía por el
gobierno; tal vez si se daba cuenta de lo aburrido que era, ya no lo envidiaría.
L
orelei movió los hombros, esperando aliviar algo de tensión. Lo que
necesitaba era un buen masaje, y sabía exactamente las manos de quién
quería sobre ella. Cerró los ojos por un momento y se puso a fantasear
sobre desabrochar esas pequeñas tachuelas negras de la camisa de Liam. Extender
ampliamente la tela y dejar sus manos vagar sobre sus músculos. Lo había visto
flexionarse en una camiseta, sabía que estaban ahí, y era tiempo de que pusiera sus
manos sobre ellos.
—Lorelei.
Una neblina roja apareció ante sus ojos. Si quería que se hablara de su evento,
golpear el rostro de Dustin repetidamente en la escultura de hielo sería una forma
de hacerlo. Pero con el Presidente viéndola, probablemente no sería el movimiento
más sabio de la carrera.
que esos pobres niños puedan disfrutar un día lejos del hospital. —La voz elevada
de Dustin había provocado que algunas personas dejaran sus conversaciones y
escucharan.
—¿William Manning?
—El hombre sentado junto a ti. He estado intentando llegar a él para donar
durante años. Pero supongo que no tengo el equipo adecuado. —Dustin, miró
lascivamente a sus pechos y fue todo lo que ella podía hacer para no arrasarlo en el
acto.
—Bueno, de alguna forma te las has arreglado para enganchar a uno de los
billonarios más solitarios de América.
Liam con una barba completa y cabello largo, pero Liam no obstante. Debajo de la
fotografía estaba el subtítulo, “William Mackenzie Manning, Presidente y Director
Página
General, IWC Security Ltd”. Se quedó mirando la foto por lo que pareció una
eternidad, intentando probar que el rostro en la pantalla no era el de Liam. No se
podía negar a sus ojos. El mismo chocolate líquido que derretía su corazón cada vez
que él la miraba le devolvía la mirada desde la pantalla. Agarrando el teléfono de la
mano de Dustin, se desplazó hacia abajo para leer el anuncio a continuación. Las
palabras billonario y genio saltaron hacia ella.
Su estómago se hundió hasta las rodillas. Levantó la vista para ver a Liam
acercándose.
—No creas que esto significa que puedes tomar mi trabajo. Hablaré con él
acerca de patrocinio corporativo. —La voz de Dustin sonaba muy lejos. Luchó por
tomar un respiro que asegurara que no estaba teniendo otra reacción anafiláctica.
No era una reacción alérgica al maní lo que restringía sus vías respiratorias, sino su
corazón explotando. Le había mentido. Había jugado con ella como una idiota21.
C
uando Liam volvió a entrar al salón de baile, divisó a Lorelei de pie junto
a la pista de baile. A su lado, mostrándole su celular, estaba un tipo
bajito y redondo con una mueca en su cara. Lo que fuera que estaban
discutiendo estaba obviamente angustiándola y Liam apuró el paso. Cuando estuvo
a tres metros de distancia sus ojos encontraron los suyos, y supo que el juego había
terminado. Su corazón se desplomó hasta el suelo y su estómago hizo un
movimiento de ciento ochenta grados que le aseguraba vomitar su cena.
Había tenido está sensación antes. La primera vez fue cuando tenía trece años
y el timbre sonó y dos hombres en trajes negros y lentes de sol se pararon en su
puerta. La segunda vez, cuando el doctor le había dicho que no había más esperanza
para Marcus y todo lo que podían hacer era hacer que se sintiera cómodo hasta que
104
21
En español en el texto original.
—Sr. Manning, estamos tan emocionados de que fuera capaz de unirse a
nosotros esta noche. Ha sido un placer tenerlo aquí. —El hombre que había
molestado a Lorelei se puso delante de él.
Una cosa que Liam no se había perdido fingiendo ser un tipo normal era que
la gente adulándolo esperaba conseguir algo.
—Estoy aquí con la señorita Torres, como su cita. —Intentó mantener un ojo
en Lorelei para ver dónde se iba.
—Sí, la Señorita Torres, ella ha sido una maravillosa adición a nuestro equipo.
Sin embargo, tenía la esperanza de reunirme con usted para discutir…
—Llame a mi Jefa de Relaciones Públicas, Cynthia Dale. Ella está a cargo de las
donaciones de caridad de la compañía. Ahora, si me disculpa… —Lorelei se había
deslizado a través de las puertas del patio y él intentaba ir tras ella.
—Lorelei… —dijo él. Vio sus hombros tensarse, y una aguda punzada de dolor
le cortó el pecho. La había herido. ¿Debería alejarse antes de que causara más daño?
22
En español en el texto original.
hubiera quemado. Su mente buscaba palabras, no su punto fuerte; tenía que hacerla
entender.
—¿No? ¿Qué diablos se supone que eso significa? —se estaba volviendo
histérica, la lágrimas cayendo libremente ahora. Una audiencia se estaba reuniendo,
pero no le importaba. Lorelei era la única que importaba.
—Significa que ahora que te he encontrado, no voy a dejarte ir. No puedo. Por
favor, Lorelei, escúchame. —la angustia en su tono debió haber encontrado un
camino a través de una grieta en su ira, porque su mirada vaciló. Aunque el dolor
seguí ahí, y cortó a través de él saber que la había herido.
Hizo un movimiento para pasarlo, y él tendió la mano para tocar su brazo. Ella
se detuvo y lo fulminó con la mirada, rozándose las mejillas con el dorso de la mano.
—¿Es eso lo que piensas? ¿Que si sabía que eras rico, coquetearía contigo para
conseguir una donación?
Ella tomó un respiro hondo y él se preparó para lo que fuera que pudiera decir
a continuación.
—Te dije que odiaba las mentiras en una relación. Deberías habérmelo contado
tú mismo y no esperar hasta que un maldito23 Director de Recaudación de Fondos
me acusara de cazar a su candidato.
—¿Ves lo que quiero decir sobre las personas siempre queriendo cosas de mí?
Tú eres diferente, Lorelei, todo lo que siempre has hecho es dar. Eres tan especial.
Página
Por favor, por favor dame otra oportunidad. Déjame mostrarte lo maravillosos que
23
En español en el texto original.
podemos ser juntos. —extendió su mano hacia arriba para acunar su mejilla y esta
vez ella no se alejó.
Ella buscó en sus ojos y él esperó que viera sinceridad. Cada palabra que había
dicho había sido verdad.
—Viajaste en autobús conmigo —dijo ella entre lágrimas. Una leve sonrisa se
dibujó en sus labios ante el recuerdo de su malestar.
—Nunca había montado el autobús por cualquier otra mujer. Y una vez que
hayas estado en mi Aston Martin, te darás cuenta el gran sacrificio que estuve
dispuesto a hacer para estar contigo.
Una sombra de miedo pasó sobre sus ojos y cambió su atención hacia el suelo.
—No soy de tu mundo, Liam. Puedo estar arreglada y codearme con los ricos,
pero cuando voy a casa como pizza directamente de la caja y corto cupones para
107
—Ya has sido parte de mi mundo por dos semanas. Tuviste una cena con David,
Página
—¿Ajustarte a qué? Todavía soy la misma persona que era hace una hora. No
he cambiado.
Poniendo su otro brazo alrededor de su cintura, la atrajo hacia él. Tomó sus
labios en un suave beso, pero cuando ella se fundió en él, la pasión se encendió,
incinerando a la razón.
L
orelei se puso la bata prestada metiéndosela por la cabeza y se quedó
mirando el techo. Acababa de llamar a Liam y le había dicho que tendría
que cenar con él la noche del domingo. Tenía que asegurarse de que esto
era lo correcto para ella porque estaba bastante segura de que no se recuperaría si
se permitía enamorarse más de él y la abandonaba después de un par de meses.
Pero era tan duro cuando él era tan tentador. Su mantra de decisión “cabeza,
corazón, cuerpo” se estaba convirtiendo en “cuerpo, cuerpo, cuerpo”.
—Mira, no fue tan difícil, ¿verdad? —Mandy estaba de pie con las manos en las
caderas, su postura beligerante en desacuerdo con su rostro devastado por las
lágrimas. La bomba de la verdadera identidad de Liam había coincidido con Mandy
recibiendo un mensaje de texto de su prometido pidiéndole le devolviera su anillo.
Ambas mujeres se habían ido tan pronto como el reloj dio las once y corrieron de
regreso al apartamento de Mandy para calmar su angustia con helado y tequila. No
una gran combinación para la mañana siguiente.
—Sí, pero tenía sus razones. ¿Has visto a todas las personas que trataron de
hablar con él después de que se supo quién es realmente? Incluso escuché a una
mujer preguntar si podía asistir a su recaudación de fondos de la próxima semana
para alguna obra de caridad en la que está involucrada.
109
Al menos su propio puesto de trabajo era sólido como una roca mientras ella
Página
—Supuso que serías igual que el resto. Tendría que habértelo dicho antes, y él
mismo —dijo Mandy. Se sonó la nariz ruidosamente y fue en busca de una caja nueva
de pañuelos.
Lorelei se quedó mirando su teléfono una vez más antes de volver a colocarlo
en la mesa de café de su amiga. Había pensado que despertaría esa mañana en los
brazos de Liam. En cambio, había pasado la noche en casa de Mandy, escuchando a
su amiga lamentar la pérdida de su único y verdadero amor. El estómago de Lorelei
se retorció. ¿Ella estaría cantando la misma lamentable melodía en un par de
semanas a partir de ahora? Incluso si pudiera conseguir superar su engaño, Liam
estaba mucho más allá de su alcance. Tal vez debería recortar sus pérdidas y salvarse
a sí misma de más dolor.
L: La fiesta estuvo bien. Estoy con mi amiga Mandy. Te llamaré más tarde
y te explico.
Esperaba que eso la dejara tranquila, excepto que un minuto más tarde, su
teléfono vibró de nuevo.
mientras dejaba el teléfono una vez más. Un escalofrío recorrió su espina dorsal.
encontrarse con Liam. De hecho, había olvidado todo sobre el arquitecto con el que
se suponía que debía encontrarse. Él probablemente le envió algún mensaje acerca
de por qué se había perdido su cita. Un destello de sospecha entró en su mente, de
que Liam fuera el responsable. Era, después de todo, un hacker muy preparado en
todo sentido. A pesar de que estaba bastante segura de que no había mencionado
ningún sitio de citas por Internet cuando se conocieron. Se encogió de hombros
frente a la sensación de que algo no estaba bien. El hecho de que él le hubiera
escondido su riqueza y no le hubiera dicho su nombre completo no significaba que
hubiera mentido acerca de todo. Y dijo que tenía razones...
Lorelei tamborileó con los dedos sobre el escritorio mientras esperaba a que la
laptop arrancara. Si Dustin había sido capaz de conseguir una foto de Liam, o mejor
dicho, William, entonces claramente al cargarla se habían perdido algo cuando
habían buscado.
Una media hora más tarde, Mandy estaba detrás de ella, mirando por encima
del hombro a la pantalla de la computadora.
—Definitivamente sabemos que no es feo. Aunque, ¿qué con todo ese vello
facial? ¿Qué pasa con la cuenta bancaria?
—Oh, es enorme. Hay un artículo de una revista de hace cuatro años cuando
hizo su primer billón. El resto es más que todo acerca de los documentos que ha
escrito o conferencias donde ha sido un orador invitado. En los sitios de chismes solo
está la mención de una supermodelo, de la que sepan ellos, de todas formas. Él me
dijo anoche que cuando su hermano murió, reconsideró su vida. Tal vez decidió que
el afeitarse iba a ser el comienzo de su nuevo yo.
24
En español en el texto original.
—¿Qué te dice tu instinto? —Mandy se sentó en el brazo del sofá y se quedó
mirando a los ojos a Lorelei, así no había nada que esconder.
—Ojalá lo supiera. Por el momento, solo quiero estar con él. Supongo que lo
voy a tomar un día a la vez y tratar de llegar a conocer al verdadero hombre en este
tiempo.
—No. No vale ni el papel. Oye, ¿tienes el número de ese tipo, el arquitecto con
el que te ibas a encontrar?
L
orelei saltó sobre un pie en el aire cuando el timbre de la puerta anunció
la llegada de Liam. No podía creer que estaba teniendo esta reacción al
verlo de nuevo. Después de limpiarse las manos húmedas sobre un paño
de cocina, se comprobó para asegurarse de que no había goteado nada por su
vestido. Con mano temblorosa, pulsó el botón de acceso.
Miró alrededor de la cocina con un gesto satisfecho. Las enchiladas que había
pasado todo el día preparando estaban debajo de la parrilla, tostando el queso. Una
gran ensalada estaba en la encimera, y una botella de vino tinto esperaba,
enfriándose, al lado de dos copas largas. Su mejor vajilla, la que su madre le compró
en su décimo octavo cumpleaños para iniciar su colección para cuando se casara,
112
25
En español en el texto original.
Poniendo una sonrisa en su rostro, esperó escuchar sus largas zancadas por el
pasillo.
De acuerdo, así que no podías esperar para verlo. Espera para besarlo.
¡Recuerda la última vez!
Cuando él la vio de pie en su puerta, una sonrisa curvó sus labios y el hoyuelo
reapareció. Que se jodiera la espera… ¿qué había ganado esperando?
Abrió la boca, no salió nada. Maldición, ¿por qué era tan difícil?
me interesa más que nadie. Así que agradecería la oportunidad de llegar a conocerla
mejor.
Página
Otro paso lo llevó cara a cara con ella. La intensidad emanaba de su cuerpo; el
aroma de su loción de afeitar flotaba sobre ella. Solo porque juntó sus rodillas, se
contuvo de apoyarse en él.
Tuvo que aclararse dos veces la garganta antes de que pudiera hablar.
—¿Sí?
—Creo que se puede arreglar muy pronto —susurró él contra sus labios.
El beso fue lento y lánguido; cada vez que trataba de aumentar el ritmo, él
tiraba un poco hacia atrás. Sus manos se movieron sobre sus hombros y se quedaron
allí, en lugar de enroscarlas por su cabello o vagar por su espalda. Lorelei puso las
manos en su pecho, sintiendo el latido de su corazón aumentando bajo su palma. Él
la besó como si tuviera todo el tiempo del mundo.
Al final él se retiró un poco. Sus labios volvieron a los suyos en varias ocasiones
por pequeñas probadas.
—Sé que está haciendo calor aquí, pero creo que algo podría estar
114
quemándose.
Página
—Está bien, cariño. Pensé que iríamos a cenar. Quiero llevarte a algún lugar
digno de tu belleza. —Liam le pasó la mano a lo largo de sus hombros antes de
pasarla a lo largo de su cabello.
—Yo quería comer aquí, cocinar para ti. No quiero salir y que todo el mundo
me compare con tus otras novias. —Ella seguía mirando a la mesa, no quería ver sus
ojos.
Ella levantó los ojos llenos de lágrimas hacia él. Sus planes para esta noche se
habían convertido en humo, literalmente. Había querido quedarse aquí, donde
estaba cómoda, para pasar algún tiempo con Liam sin preguntarse quién estaba
esperando con las alas listas para tomar su lugar. Debía haber una fila de mujeres de
un kilómetro de largo que querían salir con él.
—Bueno, soy bastante aficionado al carbón. Estoy feliz de comer lo que has
cocinado. —Liam se puso de pie y se dirigió resueltamente hacia la cocina.
—¿Puedo servirle un poco? —Su rostro era educado, sus cejas levantadas,
como si estuviera preguntando por la salud de su madre.
—Has pasado horas trabajando en ese plato. No iba a ignorar tus esfuerzos
porque te distraje en el momento crucial. ¿Qué dices si conseguimos que nos traigan
una pizza y nos relajamos en el sofá hasta que llegue?
—Sí, he leído tu mente. Pero ¿no crees que deberíamos esperar hasta después
de la pizza para hacerlo?
116
Página
Capítulo 11
—¿Y
él fue a su casa después de que se comieron la pizza?
Estaban en tu casa, a metros de tu cama, ¿y se fue a su casa?
—Mandy la miró fijamente como si ella le hubiera dicho que
había sido secuestrada por extraterrestres y llevado a otro planeta.
—Lo sé. Yo tampoco lo podía creer. Entonces él me recordó que le dije que no
dormía con hombres que acababa de conocer, y ya que esta era nuestra primera cita,
ahora que yo sabía su secreto, no me iba a presionar por una relación física. —Lorelei
no podía creer que Liam la había dejado después de la cena. Había permanecido
despierta durante horas preguntándose qué estaba mal con ella, por qué él se había
ido a casa en vez de quedarse con ella. Y ese viejo demonio de la duda se había
preguntado si había ido a ver a otra mujer.
—Mañana. Me pidió que tomara el día libre del trabajo. Vamos a ir al Valle del
Río Ruso. Él tiene una casa allí.
—¿Tiene una casa por el Río Ruso? ¿Me adoptarás una vez que estés casada?
Lorelei trató de pegar una sonrisa en su rostro. Era una sensación de vacío
sabiendo que la única razón por la que la noche había sido un éxito se debía a que
de alguna manera había conseguido a un multimillonario en un bar. La famosa frase
de Casablanca revoloteaba por su cabeza, de todos los bares... parecía que un golpe
de suerte era mejor que su talento.
Su teléfono sonó sobre la mesa. Ella lo tomó, esperando que fuera Liam. Él no
había llamado desde que se habían separado después de otro largo beso la noche
del domingo, pero luego dijo que estaría ocupado tratando de despejar su agenda
para salir con ella el miércoles. Su corazón se desplomó cuando vio que era el
número de su madre y no el de Liam en la pantalla.
—Hola26, Mamá.
—Lorelei, sé que ahora tienes un novio. Sin embargo eso no significa que
puedas olvidarte de tu pobre madre.27
Lorelei gimió.
—Nunca conociste a Barry sino hasta que estuvimos saliendo por seis meses
—dijo.
—Está bien, está bien. La próxima vez que venga te llamaré por Skype.
Página
26
En español en el texto original.
27
En español en el texto original.
28
En español en el texto original.
—Muy bien, querida29. Nos vemos pronto —dijo su madre antes de colgar.
L
iam se detuvo delante del edificio de apartamentos de Lorelei y se
sorprendió al verla de pie en la acera, esperando por él. Sus ojos se
abrieron ampliamente cuando él dio la vuelta y abrió la puerta del auto
para ella.
—Sí, es solo que le prometí a mi mamá que la próxima vez que vinieras a mi
apartamento le haríamos una video-llamada. Al verte afuera, técnicamente no has
subido, y por lo tanto no le mentiré cuando pregunte por qué no le llamé por Skype
hoy. —Ella lo miró por el rabillo del ojo. Él casi se rio de su tímida expresión, ella
tenía la peor cara de póquer que alguna vez hubiera visto.
Liam estaba conmovido. Lorelei había hablado a menudo de su madre, con una
mezcla de amor y desesperación, y estaba curioso por ver a la mujer que inspiraba
tal devoción de su hija. Si su relación fuera convencional, realmente debería
conocerla, aunque solo fuera a través de webcam. Sin embargo, su relación no era
normal. Y él había elegido a Lorelei específicamente porque era nueva en la ciudad
y él no tendría que hacer toda la cosa del encuentro familiar.
Puso en marcha el motor y el auto rugió a la vida. Lorelei pasó su mano por el
asiento de cuero suave como la mantequilla, con una mirada de asombro en sus ojos
119
29
En español en el texto original.
—Sabes, podríamos tomar el autobús —bromeó mientras se alejaba de la
acera.
—Oh, creo que hoy iremos a tu manera. Lo hicimos a mi manera la última vez.
—Paciencia, cariño. Las cosas buenas vienen para aquellos que esperan —dijo
él.
Era pura estupidez, llevarla a su casa en Río Ruso. De todas sus casas, esta era
la más parecida a él. Se había sentado con el arquitecto durante horas, asegurándose
de que cada habitación congeniara con su visión, personalmente escogió cada pieza
de muebles y pintura. Si hubiera algún lugar en la tierra que contara la historia de
Liam Manning, era esa casa.
Mientras dejaban a San Francisco atrás, se relajó. Era un día cálido y soleado.
Estaba con una mujer hermosa que, hasta donde él sabía, no tenía agenda y él iba a
uno de sus lugares favoritos, manejando su auto favorito. Miró a de reojo Lorelei.
Tenía los ojos cerrados, la alegría en su rostro. Ella abrió los ojos y le sonrió. Su aliento
se atrapó en su garganta y devolvió su atención a la carretera antes de que ella
pudiera ver a su anhelo. ¿Cómo diablos se había permitido a sí mismo verse tan
enredado con esta mujer?
—Es tan diferente aquí de la costa este, pero esperaba que los árboles fueran
más altos. He leído acerca de las secoyas gigantes de California y esta es la Avenida
Old Redwood.
120
Tal vez no tenían que terminar. Ella había resistido a la revelación sobre su
riqueza más que bien. Y era diferente a cualquier otra mujer con la que hubiera
salido. Quizás Lorelei no lo encontraría indigno de ser amado. El pensamiento
iluminó su corazón. ¿Se atrevería a darle a su amor otra oportunidad? Él la miró de
reojo de nuevo y su ritmo cardíaco se aceleró cuando ella le sonrió.
celosa?
—Unos cinco años. Me aterra el día que me diga que se quiere retirar. —
Gretchen era una asistente increíble, pero la idea de ser atraído físicamente por la
dominante matrona lo hacía reír.
Lorelei se relajó cuando descubrió que su secretaria era una mujer mucho
mayor. Sus magníficos labios se curvaron en una sonrisa. Él pensó en tirar de ella y
besarla, pero eso no los llevaría al Río Ruso.
Liam no pudo evitar la euforia que lo llenó o la sonrisa que se extendió a través
de su rostro. No se había dado cuenta de lo mucho que le había preocupado su
reacción. ¿Qué importaba si le gustaba o no? No era como si fuera a vivir allí.
Cerrando sus ojos durante un segundo, se imaginó conduciendo por el camino
bordeado de árboles, excepto que en lugar de detenerse a mitad de camino, correría
hasta la puerta solo para encontrarla abierta tan pronto como apagara el motor.
Lorelei estaría de pie en la puerta, con una sonrisa de bienvenida en sus labios y al
fin se sentiría en casa. Sacudió su cabeza. Tales fantasías no lo estaban ayudando a
mantenerse enfocado.
—Me alegra que te guste —dijo después de un minuto. No podía pensar sobre
el futuro hasta que le contara sobre el libro.
L
orelei estaba de pie en el vestíbulo y examinó la habitación. Liam estaba
a tres metros, observando su reacción. Él debía pensar que ella era una
122
rústica total, asombrada de la casa de una persona rica por primera vez.
Excepto que no era como la casa de alguna persona rica que hubiera visto en la
Página
30
En español en el texto original.
oscura, alfombras de colores crema y rojizo, obras de arte elegantes, moquetas
gruesas y lujosas que probablemente costaron una fortuna; pero no gritaban
“mírame”. Todo el lugar era cálido, confortable e increíblemente hermoso. Estaba
tratando tan difícilmente de no imaginarse viviendo allí, se estaba formando un
moretón donde se pellizcaba el brazo.
—Es tan hermosa, Liam. Tu decorador realmente sabe cómo hacer que un lugar
sea precioso y cómodo a la misma vez.
—¿Adónde vas?
Sin decir otra palabra, dejó la casa. Saliendo del vestíbulo de entrada, asomó la
cabeza hacia una sala de estar. Una pared de ventanas daba a una vista de filas de
vides en un lago azul brillante y colinas distantes. La vista era impresionante. Un
ruido sordo la alertó de la puerta principal cerrándose.
esquema de pintura de color azul claro. Sillas de madera que no coincidían con el
estilo rodeaban una mesa redonda de color blanquecino. Un gran cuenco azul lleno
Página
de fruta fresca se encontraba en el centro. Si Liam raramente venía, ¿por qué había
31
En español en el texto original.
fruta fresca en la mesa? Por supuesto, podía tener un ama de llaves que viviera allí.
Eso no resolvía el misterio de dónde estaba Liam ahora.
—Pensé que te encontraría aquí. Pero, ¿no crees que primero deberíamos
almorzar? Tengo la sensación de que podría necesitar energía.
—Lo amé. —¿Se estremeció cuando usó la palabra con A?—. Es espectacular.
No pensaba que fueras un hombre de cama de dosel.
—Oh, ¿en qué pensaste que dormiría? —Dio un paso hacia ella. Ella retrocedió
contra uno de los postes y puso una mano sobre su cabeza, rodeándola. Su ritmo
cardíaco se triplicó y tomó una respiración tranquilizadora. Todo lo que hizo fue
llenar su cabeza con su olor.
—Esa hubiera sido mi primera opción. Marcus insistió en que esta cama era
mejor. Más romántica, creo que esas fueron sus palabras.
Página
Lorelei asintió. Su garganta estaba demasiado apretada para hablar. ¿Cuántas
mujeres habían disfrutado del romance? Estaba empezando a sentirse incómoda en
la habitación donde habían estado tantas otras mujeres.
—¿Qué?
—¿En serio?
—En serio. —Bajó su cabeza y la besó tan suavemente que pensó que se lo
había imaginado—. Ahora, almorcemos. Tendrás un montón de tiempo para explorar
esta habitación más tarde.
Él gimió.
—Promesa.
125
Página
Capítulo 12
U
na suave brisa sopló la colina desde el viñedo, enfriando la terraza. Un
leve aroma a lavanda flotaba en el aire desde dos grandes macetas en
la cima de las escaleras de concreto que conducían al césped. Liam
sirvió una copa de vino para Lorelei mientras ella llenaba su plato con las exquisiteces
que Jason había empacado para su almuerzo.
Él cortó una rodaja de pan con seguros y precisos movimientos. ¿Quizás estaba
demasiado programado a seguir el curso de los eventos? Bueno, ella había le iba a
sacar una página de su libro y ver si podía encontrar una debilidad en su escudo.
El primer paso, desnudarse un poco. Se sacó el suéter que había sido el toque
modesto a su vestido, otra de las elecciones de Mandy. Tenía un cuello halter, que
se ataba en su nuca, con un profundo escote en el frente. Quitando el gancho de su
cabeza, sacudió su cabello hasta que se derramó por sus hombros. Con ambas
manos apartó el cabello de su cuello y lo sacudió de nuevo antes de dejarlo caer otra
vez. La mano de Liam apretó el cuchillo, sus nudillos poniéndose blancos. Eso había
atraído su atención.
Cuando Liam se sentó frente a ella, ella se recostó en su silla, cruzó las piernas
y tiró de la falda de su vestido más arriba en su muslo. Agarrando su copa, giró el
líquido rojo como había visto que hacían los conocedores de vino en televisión.
126
Tomó un sorbo y dejó el vino derramarse por su lengua. Era suave y lleno de sabor,
pero jamás podía saborear las cosas escritas en la etiqueta de la botella, moras,
Página
Él se aclaró la garganta.
Deslizó un dedo por la línea de escote de su vestido y hacia el otro lado. Los
ojos de Liam siguieron su movimiento y vio que su mandíbula se apretaba en
respuesta. Cuando sus ojos encontraron los de ella, estaban llenos de ardiente deseo.
Liam recogió una porción de pan fresco y la cargó con una selección de quesos
y carnes frías en la bandeja. Tomó un enorme mordisco como si tratara de apurar el
almuerzo. Lorelei enrolló una rodaja de jamón y se la metió a la boca. No tenía
hambre, en realidad.
—Sí, hay una piscina y un jacuzzi al otro lado de la casa. Quería que la vista de
la terraza fuera de las vides y las colinas. No me di cuenta que iba a hacer tanto calor
hoy o te habría dicho que trajeras un traje de baño.
—Ya que somos los únicos aquí, no me importa sumergirme desnuda. —El
calor invadió su rostro. De acuerdo, lo de nadar desnuda estaba muy por fuera de su
zona de confort, pero había puesto sus cartas sobre la mesa; era hora de que Liam
cayera.
—Así que así es cómo irá el día. Pensé que podrías disfrutar de un paseo por el
valle, para visitar alguna de las vinerías famosas, quizás tener una tranquila cena en
uno de los restaurantes locales. Hay un bistró francés muy bueno en el pueblo más
cercano.
—Lo que quiero es hacerte el amor toda la tarde hasta que estés demasiado
exhausta para ponerte de pie. Explorar cada centímetro de tu exquisito cuerpo hasta
que esté a punto de explotar. Sin embargo, no quiero que confundas lo que eso
significa, Lorelei. No puedo hacerte promesas sobre el futuro. Si no puedes aceptar
eso, entonces paseemos por el viñedo o por el valle. No quiero que te despiertes
con arrepentimientos mañana.
Su franqueza era tan refrescante como abrumadora. Cada hombre con el que
había dormido la había enamorado y le había llenado la cabeza de promesas de
amor y del mañana. Lorelei tragó. Se había puesto a considerar su futuro atado con
128
el de él, para descubrir que él no veía las cosas de la misma forma. Liam no le ofrecía
más que una tarde de puro gozo.
Página
Si ella era lista, optaría por el paseo, pero no se podía negar a sí misma la
oportunidad de saborearlo. Su cuerpo rechazaba a su cabeza y corazón en esto.
Antes de que su última palabra hubiera salido de su boca, él tiró de ella contra
sí. Metiendo su mano en su cabello, inclinó su cabeza para recibir sus labios. Sus
otros besos habían sido gentiles, suaves, casi tentadores. Este era un ataque sin
barreras a sus sentidos. Su lengua batalló con la suya. La mano en su cintura se
deslizó y ahuecó su pecho, su pulgar provocando su pezón en un apretado capullo.
Abruptamente, sus labios liberaron los suyos y él estaba deslizando fieros besos
por su cuello, permaneciendo por un momento en su clavícula. Su lengua trazó el
prominente hueso hasta que alcanzó la forma en U del centro. La besó ahí hasta que
sus rodillas colapsaron. Ella nunca se había dado cuenta de cuán sensible era ese
lugar. Él trazó su camino por el resto de su clavícula hasta que alcanzó la cinta de su
vestido. Desde ahí, dejó besos por su cuello, mordisqueando su lóbulo.
Lorelei levantó la cabeza de su pecho para ver una alta mujer rubia entrar a la
casa. Cada músculo en su cuerpo se endureció.
—Amy, ¿qué haces aquí? —La profunda voz de Liam retumbó contra la oreja
de Lorelei. Él no parecía complacido de ver a la inesperada visitante.
—Oh, Dios, eres tú, William. Por un segundo pensé que eras tu padre bastardo.
Página
¿Q
ué infiernos estaba ella haciendo aquí?
Lorelei se quedó en la escalera detrás de él. Puso sus manos en sus hombros y
él la pudo sentir mirando a su alrededor, indudablemente curiosa de ver a su madre.
Apenas y me criaste. Sin embargo, él no quería que Lorelei pensara que estaba
avergonzado de ella. Se estiró. En donde ella estaba detrás de él, puso su brazo
alrededor de su hombro, sosteniéndola contra su costado. Si Amy quería conocer a
Lorelei, entonces su madre tendría que dar un paso al frente.
—Lorelei, esta es mi madre, Amy Manning. Amy, esta es mi… novia, Lorelei
Torres.
que su madre lo hiciera sentir pequeño y desagradable de nuevo. ¿Cómo podía tener
todavía este poder sobre él? La calidez que Lorelei había traído a su vida se disipaba
Página
—R
omperá tu corazón, lo sabes. Él no tiene uno —dijo Amy.
131
—Amor, ja. El único amor que le interesa es el que da lugar a bastardos como
él. Al igual que Liam está haciendo contigo, su padre me sedujo, me prometió el
mundo. Lo único que me dio fue un mocoso que destruyó mi matrimonio.
Lorelei abrió la puerta y se deslizó a través de ella antes de que Amy pudiera
responder. A juzgar por el ruido sordo que golpeó la puerta sobre el nivel de la
cabeza de Lorelei, sus palabras de despedida no habían sido bien recibidas.
El Aston Martin salió del garaje y cuando Liam se detuvo cerca de la puerta, ella
entró. Su rostro todavía era una máscara de furia; podía ver el músculo de su
mandíbula apretándose y cerrándose. Él se apartó de la casa con un chirrido de los
neumáticos del poderoso vehículo.
132
—No. —Cuando se volteó hacia ella, ella puso su mano en su rostro, pasando
su pulgar por la mejilla superior para aliviar un poco la tensión allí. Desabrochó el
cinturón y se izó a sí misma lo más lejos que pudo en el asiento, jalando la cabeza
de él hacia la de ella. Al tocar sus labios con los de él, lo besó con una compasión
que la sorprendió incluso a ella. Un suspiro escapó de los labios de él.
»No quería que esa fea escena sea de lo que te acuerdes de nuestro viaje aquí
—susurró.
—Entonces, ¿qué debemos hacer con el resto del día? Antes hablaste de una
visita a la bodega y un bonito restaurante.
—¿Te importa si dejamos la visita para otro momento? ¿Por qué no tomamos
la carretera costera de regreso y luego conseguimos algo para comer en San
Francisco?
¿No estaba ella realmente en una situación similar? Su padre estaba por salir
133
de la cárcel en un par de años. ¿Iba a reunirse con él cuando saliera? Antes de que
hubiera conocido a Liam era una pregunta que ella misma se había hecho
Página
—No.
—Puede ayudar...
—Lorelei, he tratado con esa mujer toda mi vida. Ella se preocupa solo por sí
misma. Si cree que soy egoísta, entonces probablemente heredé eso de ella.
Contactaré a mi abogado para sacarla de la casa, y cuando esté seguro de que la ha
dejado, podemos volver. Marcus era lo único que teníamos en común. Ahora que se
ha ido, no quiero verla nunca más. —Su tono fue firme, inflexible, y la mirada que le
lanzó mientras ella abría su boca de nuevo, detuvo en seco las palabras en su lengua.
—¿Qué vas a decirle a tus hijos cuando quieran conocer su abuela? —No podía
dejarlo ir, no podía. No estaba bien tener familia y cortarla completamente fuera de
tu vida. Con un repentino destello, supo que vería a su padre cuando estuviera libre.
No tuvo el coraje para enfrentarse a él en la cárcel, pero en la comodidad de la casa
de su madre, le gustaría llegar a conocer al hombre cuyo ADN compartía.
Con su epifanía acerca de su padre, Lorelei casi había olvidado el punto que
había estado tratando de hacer con Liam. El hecho de que él no quería la golpeó con
tanta fuerza que se olvidó de su madre y su relación cascarrabias.
—Tuve una infancia asquerosa. Mi madre fue solo la punta del iceberg. De
ninguna manera me gustaría hacer pasar a otro ser humano por eso. Nada de niños.
—El músculo de su mandíbula volvió a palpitar y las manos que se habían relajado
en el volante, se aferraron de nuevo.
Ella abrió la boca para protestar que los hijos de él no compartirían la misma
134
infancia; tendrían un padre que amar y que los protegería. Eso no parecía importar.
Página
L
iam miró de reojo a Lorelei mientras el silencio una vez más consumió el
auto. Ella miraba fijamente por la ventana y él pensó que vio el brillo de
una lágrima en su mejilla. De acuerdo, tal vez no debería haber sido tan
cortante acerca de no querer hijos. Lorelei sería una madre fabulosa. Confeccionaría
disfraces de Halloween y hornearía galletas y leería cuentos a sus hijos. Serían tan
amados que probablemente no iban a querer salir de casa. Liam trató de imaginar
por un segundo lo que su vida podría haber sido si hubiera tenido una madre así.
Sacudió su cabeza. ¿Desde cuándo había empezado a vivir en la tierra de la fantasía?
El ver a su madre le había recordado quién y lo que era, un bastardo indigno de ser
amado.
Pisando los frenos, por poco esquivó el auto de delante, por lo cual se detuvo.
Lorelei lo miró fijamente, preocupada. Maldita sea, él la amaba. ¿Cuándo demonios
había sucedido? ¿Cuándo ella se rio de su molestia en el Muni? ¿Cuándo lo había
besado y luego entró en un shock anafiláctico? ¿Cuándo él había entrado en el salón
de baile en el Four Seasons y ella se veía tan sexy que había querido cegar a cualquier
otro hombre en la habitación para que no la vieran? No importaba. Había sucedido
y era su peor pesadilla. Él prefería regresar a casa con su madre que admitir a quien
fuera que había roto la regla número uno de Liam Manning: no enamorarse.
—Si quieres llevarme a casa podemos cenar otra noche —dijo ella.
—Quiero decir, sé que ver a tu madre te ha molestado. Si quieres dar el día por
135
—Lo entiendo, Liam. El verla, probablemente, trajo todos los malos recuerdos
de la muerte de tu hermano.
—Sí.
Él se dio a sí mismo una patada mental en el trasero. ¿Era así como quería
terminar con ella, con él siendo petulante y ella tratando de consolarlo? ¿Pensando
que él la había dejado porque ella no era suficiente amorosa para consolarlo?
La miró de reojo otra vez. Tenía las manos cruzadas sobre el regazo, con una
mano frotando la parte posterior de la otra rítmicamente. No, esta no era la forma
en que iba a dejarla.
136
Página
Capítulo 13
L
iam cerró de golpe la puerta de su apartamento y se dirigió directamente
al mueble bar. Se sirvió dos dedos de whisky y los bebió de golpe en un
solo trago. El líquido ámbar quemó su garganta, con suerte incinerando
la palabra con “A” que podía sentir alojada en su pecho. La cena había sido un
desastre. Lorelei lo había intentado demasiado, y él no se había esforzado lo
suficiente.
a los personajes a través del mismo tormento que él mismo estaba experimentando.
Sus dedos volaron y, antes de darse cuenta, dos horas habían pasado y había escrito
Página
un capítulo entero. Uno más faltaba, hacia la resolución, y el “felices por siempre”, ya
que Marcus había insistido en que tenía que tener un felices por siempre. El final que
tan cruelmente se le había negado a su hermano. Al menos Marcus había tenido
cuatro felices años con Crescy.
El problema era que Liam no podía averiguar cómo iba a darle la felicidad a su
pareja de ficción, cuando su propia situación era tan sombría. Se recostó en la silla,
mirando el parpadeante cursor burlándose de su incapacidad para escribir su salida
de la confusión que era su propia vida.
Por lo tanto, la gran pregunta era: ¿debería verla de nuevo o simplemente dejar
que la llama se apagara? Tenía un viaje que necesitaba hacer a China; lo había estado
aplazando, pero podía irse tan pronto como la próxima semana. Eso les daría la
distancia necesaria para tranquilizarse. Por supuesto, él le había prometido
mentalmente a Lorelei un viaje a Antigua. Ella y Mandy podrían ir allí mientras él
estaba en China y en el momento en que ambos regresaran a San Francisco, estarían
dispuestos a seguir adelante con el resto de sus vidas, vidas separadas.
Liam se estiró y entró en la sala de estar. Miró por el ventanal del piso al techo
las luces del Área de la Bahía. Su intestino se hizo nudos y su pecho dolió cuando
trató de tomar una respiración profunda. ¿Era esta la forma en que iba a ser cuando
pensara en Lorelei?
—¿Puedo entrar? —Ella miró más allá de él, preguntándose si tenía una casa
llena como la última vez que había llegado sin anunciarse.
Se hizo a un lado y ella pasó junto a él. Una bocanada de su sensual perfume
flotó sobre él, confundiendo aún más su ya confusa mente. Se detuvo cuando llegó
a uno de los sofás, y posando su trasero en el respaldo, levantó los ojos hacia él.
—Lo pensé muchísimo. Y luego pensé, que tu madre ha jodido bastante tu vida.
No iba a dejarla arruinar la mía. Así que, como ella nos interrumpió esta tarde, pensé
que simplemente reiniciaría la tarde en otra ubicación. Discúlpame un minuto. —Se
paseó hacia la puerta lateral al pasillo comunal, pasando cerca de él pero sin tocarlo.
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Sacando una tarjeta de su bolsa, entreabrió la puerta para dejar algo en la manija
exterior antes de cerrarla de nuevo. Se giró y se apoyó contra la puerta y dejó que
Página
E
l corazón de Lorelei latía tan fuerte que pensó que podría desmayarse.
Dos pasos más cerca y podía sentir el calor que irradiaba su cuerpo; el
olor almizclado de su loción de afeitar le hizo cosquillas en la nariz. Si él
no dejaba de mirarla y la tomaba pronto en sus brazos, se moriría de vergüenza.
Toda esta estúpida cosa de la seducción había sido idea de Mandy. Cuando
había llamado a su amiga después de que Liam la dejó, Mandy le preguntó qué
quería. Si sabía lo que quería y no iba y hacía algo al respecto, entonces merecía
sentarse a deprimirse sola en casa. Así que Lorelei se puso su lencería más
provocativa y llamó a un taxi antes de que su sentido común le diera una patada.
32
Teddy: Prenda de Lencería que tiene aberturas tanto en los pechos como en las partes íntimas,
para así poder tener un fácil acceso. Solo se encuentra atado por un listón al centro.
—¿Qué pusiste en la puerta? —Su aliento era caliente contra su oreja.
Un escalofrío la recorrió, o tal vez fue una descarga eléctrica porque seguro
como el infierno que no hacía frío.
—Pusiste algo en el exterior de la puerta. ¿Qué era? —Con sus labios trazó un
camino llameante por el camino de su cuello a su clavícula y retrocedió para
mordisquear su lóbulo de nuevo.
—Oh, era un cartel de “No molestar”. Me dijiste que David y Helen tratan esto
como su segunda casa. No quería que fuéramos interrumpidos de nuevo. Lo robé
del Four Seasons.
—Oh, ¿en serio? ¿La chica que no cruzaría la calle imprudentemente ha sido
atraída hacia el lado oscuro?
Ella dejó caer su cabeza y miró su pecho, pero él puso un dedo debajo de su
barbilla y la levantó para que lo estuviera mirando de nuevo.
Liam rio. La besó de nuevo hasta que sus piernas se derritieron y solo el brazo
de él en su espalda la estaba manteniendo en pie.
—Primero deberíamos hablar. Tengo que decirte algo —le susurró en el oído.
Él se alejó y la miró a los ojos. Los suyos ardían con pasión, sus pupilas casi dilatadas.
Él vaciló un segundo, luego la levantó en brazos una vez más y se dirigió hacia
la parte trasera apartamento. Abrió la puerta de golpe y la dejó de pie suavemente
junto a la cama. Agachándose, presionó un botón en la pared. La chimenea al otro
lado de la habitación cobró vida, bañando la habitación con un resplandor dorado.
dedos se sentían gruesos y tuvo que morderse el labio para concentrarse en la tarea
en manos. ¿A él le importaría si se la desgarraba? Él parecía impaciente por el toque
Página
de ella en su piel y levantó la camisa por encima de su cabeza. Ella bebió la vista de
33
En español en el texto original.
su pecho musculoso un minuto antes de pasar sus dedos a través del enmarañado
cabello entre sus pectorales. Los músculos saltaron bajo su toque y deslizó sus
manos hacia sus apretados abdominales hasta que se apoyaron en su cinturón.
Sus ojos volaron a los de él, aun así se mantuvo impasible, esperando por ella.
El calor inundó su rostro. Ella nunca había sido tan descarada. Liam parecía
contento en dejar que ella marcara el ritmo. Le tomó varios intentos con las manos
de él manteniendo las suyas firmes antes de poder deshacerse del cinturón. Mirando
su rostro una vez más, él le dio una sonrisa ladeada, el hoyuelo en su mejilla
guiñándole. Después de liberar el botón en su bragueta, deslizó suavemente la
cremallera hacia abajo, su erección pujando contra el metal. Con sus pantalones
flojos, de repente sintió miedo y dejó caer sus brazos a un lado.
—Yo…
Él puso sus manos en su rostro y la besó hasta que sus deseos superaron sus
inhibiciones. Cuando liberó sus labios, su voz era ronca.
—Eres la mujer más sexy a la que he besado. Ahora sácame la ropa y deja que
te muestre lo mucho que te deseo.
—Lo eres. Sexy, hermosa, generosa y divertida. Podría continuar, pero mis
labios preferirían más explorarte que hablar en este momento.
Probablemente fuera una línea, pero ella también preferiría que tuviera sus
labios sobre ella. Finalmente, se puso de pie frente a ella, completamente desnudo
y ella podía decir honestamente que era magnífico: hombros anchos con la cantidad
correcta de músculos bien definidos, dirigiéndose hacia abajo a una esbelta cintura
y más. Olvídate de los bomberos o stripers; debería haber un calendario de chicos
sexys de la tecnología.
—¿Qué?
Página
—Sácate la ropa. —El sensual brillo en sus ojos mientras la recorrían envió
chispas deslizándose por su piel.
Lorelei puso sus manos en sus caderas. La rutina de seducción había sido su
idea, pero pensó que él la seguiría cuando ella empezara. Él obviamente había
tomado una bebida; podía saborear el whiskey cuando se besaban. Aun así, no
estaba ebrio.
—Porque fue tu idea. Créeme, creo que es una idea fabulosa. Pero por la forma
en que trabaja mi empresa, si haces una sugerencia, mejor la respaldas con acciones.
—Puso sus manos detrás de su cabeza y le sonrió.
Con las cortinas cerradas, avanzó hacia Liam, deshaciendo ganchos mientras lo
143
hacía. Con un solo gancho por deshacer, se arrodilló en la cama. Todo su cuerpo
estaba tenso, con la mirada clavada en su pecho y ella esperó hasta que la miró a los
Página
ojos. Cuando sus miradas se encontraron, ella deshizo el último gancho, deslizó las
correas de sus brazos y tiró el corpiño hacia la chimenea. Estaba tan desnuda como
él, excepto por sus zapatos.
—¿Lo suficientemente malo para ti? —Apenas reconoció su voz, estaba tan
gruesa por el deseo.
—Oh, sí. —Él estiró una mano y ella puso la suya en esta—. Gracias —dijo él,
su voz ronca. Tirando suavemente, ella cayó contra él, piel contra piel. La aspereza
del vello de su pecho en sus pechos sensibles la hizo jadear. Esto podría terminar
muy rápidamente. Respiró profundamente mientras él le daba vuelta y se cernía
sobre ella.
—¿Por qué?
Ella le sonrió. Aquí estaba recostada y desnuda bajo el hombre más sexy que
había conocido. El hombre del cual estaba bastante segura que estaba enamorada y
acababa de llevar a cabo el primer striptease y él no se había dormido. Levantó una
mano y la llevó a su mejilla.
—¿Eso era todo? ¿Esa era la suma de tus fantasías? Creo que tenemos que
trabajar un poco más en tu imaginación.
L
iam rodó sobre algo puntiagudo. Estiró la mano y sacó un zapato de tacón
alto de su espalda. El calzado de Lorelei había durado una media hora
antes de caer finalmente. Había sido la mejor noche de su vida, sin
excepción. Añadir emoción hacía cosas maravillosas por los aspectos físicos de la
relación. Hacer el amor era mucho mejor que tener sexo. Nunca sería lo mismo.
L
orelei despertó con un gran peso sobre sus piernas y sus ojos se abrieron
rápidamente; apreció la habitación desconocida. El corazón le dio un
vuelco en el pecho y volteó lentamente la cabeza. El hermoso rostro de
Liam compartía su almohada, sus largas pestañas aventadas contra sus mejillas,
barba incipiente de la mañana oscurecía su mandíbula. Relajándose, se estiró,
soltando sus extremidades de las de él. Murmuró algo, pero se dio vuelta, todavía
dormido.
Se la puso y enrolló las mangas hasta que llegaron a sus codos. La camisa le llegaba
a las rodillas, proporcionando una cobertura adecuada para cocinar tocino.
Página
Cuando volvió a entrar a la habitación, su mirada voló a la cama. Liam yacía
boca abajo, extendido por casi toda la cama. Tuvo la tentación de meterse de nuevo
con él, pero tenía una misión. Se decía que el camino hacia el corazón de un hombre
era a través de su estómago. Dudaba que se pudiera comprar a Liam tan barato. En
esta etapa, sin embargo, valía la pena intentarlo. También era algo que pocas de sus
novias anteriores probablemente hubieran hecho.
Mientras tanto, podía llamar a su madre. No había hablado con ella ayer en su
apuro por salir con Liam y ciertamente no la había llamado anoche. Nunca habían
pasado más de dos días sin hablar y su madre propensa al pánico probablemente ya
había llamado al FBI para reportar su desaparición. Su bolso estaba todavía junto a
la puerta principal y después de rebuscar unos minutos, encontró su celular. Presionó
el botón de encendido en vano. Maldición, se había olvidado de cargarlo.
Siempre podía esperar a que Liam se despertara para llamar a su madre, pero
se imaginaba que tendría un montón de cosas que mejores que hacer con él que
hablar con su mamá. Correo electrónico. Le enviaría un correo electrónico a su
madre, entonces no tendría que hablar realmente con ella en persona. Nada del FBI,
ni interrogatorios de dónde estaba, doble victoria.
Aunque no había visto la oficina de Liam o la sala de informática, tenía una idea
clara de su ubicación ya que él y David habían desaparecido por el otro corredor con
bastante frecuencia cuando estuvo aquí la última vez. Esperaba que el equipo no
147
Con el aroma celestial de café fresco en mano, vagó hacia el pasillo misterioso.
Un zumbido distante estaba viniendo de la habitación. Entreabrió una fracción de la
puerta y fue golpeada inmediatamente por una ráfaga de aire frío. El zumbido
aumentó a un rugido bajo y asomó la cabeza para ver una sala de servidores que
rivalizarían con los de una gigante corporación. Tres equipos de aire acondicionado
trabajaban a todo volumen y las computadoras de gran tamaño estaban sobre los
estantes de metal. Cables fluían en una maraña de lo que eran nudos para ella, pero
para Liam probablemente fuera un camino bien organizado. Si necesitaba alguna
otra prueba de que era un profesional consumado, entonces ahí estaba todo.
Mientras que para la mayoría de las personas la cocina era el corazón del hogar,
aquí era donde Liam sin duda hacía su vida. Las cortinas estaban cerradas y resistió
la tentación de abrirlas e inundar la habitación con luz natural. Este era su espacio y
si no fuera por su misión de detener que su madre enviara a las tropas, no tenía
derecho de estar allí.
Tres de los monitores se iluminaron y escaneó las pantallas. La primera era una
148
pantalla en negro con líneas de lo que imaginó era código de computadora, porque
nada parecía estar en inglés. El segundo monitor mostraba una hoja de cálculo con
Página
Cuando movió el ratón, el cursor se movió sobre el texto, por lo que al menos
estaba en el monitor correcto. Antes de que pudiera hacer clic en el botón de
internet, su nombre en la pantalla le llamó la atención. La curiosidad y el respeto
hacia su privacidad batallaron en su interior. Aunque era el trabajo de Liam y no tenía
derecho de leerlo, parecía que se trataba de ella. ¿Qué podía estar escribiendo acerca
de ella? Leyó el párrafo que contenía su nombre. Luego leyó el siguiente y el que le
seguía a ese.
Liam parecía estar escribiendo sobre su interacción con alguien llamado Todd.
No tenía sentido. Hizo clic en la carpeta que decía “Capítulo 12” y leyó desde el
principio. El nombre de Lorelei desapareció, pero un personaje llamado Lisa quemó
un plato de enchiladas. El héroe, Todd, aun así probó la comida arruinada.
Hizo clic en el capítulo anterior y comenzó a leer desde allí, esperando que
tuviera sentido. Los dos personajes, Lisa y Todd, parecían estar involucrados en algún
tipo de investigación detectivesca aficionada mientras se enamoraban. Algunas de
sus citas tenían un asombroso parecido con cosas que ella y Liam habían hecho.
Cuando la pareja tuvo una discusión en el auto en el camino de regreso del río Ruso,
la sangre de Lorelei se congeló. El héroe no quería hijos y la heroína sí. Parecía que
la relación había terminado tan pronto como habían resuelto el misterio.
Una neblina negra nubló su mente y luchó por aire en cada respiración. ¿Estaba
teniendo otra reacción anafiláctica? Su EpiPen estaba en el bolso cerca de la puerta,
pero no podía hacer que sus piernas entendieran la necesidad de caminar. Estaban
pegadas al suelo mientras miraba a su cara en la foto, la cual comenzó a difuminarse.
—¿Explicar qué? Explicar cómo hackeaste el sitio web de citas, leíste mi perfil,
decidiste que era la candidata perfecta para hacer el papel aquí en tu pequeño libro.
—Ella hizo un gesto salvaje hacia el monitor de la computadora—. ¿Y luego me
citaste para dar rienda suelta a tu limitada imaginación? Veo que todo funcionó muy
bien para ti. Me alegro de haber podido estar a la altura de tus expectativas. O,
¿cómo fue que lo escribiste, “le hizo darse cuenta de lo poco profundos que sus
encuentros sexuales anteriores habían sido”? Bueno, qué suerte para ti. ¡Me alegro
que hayas escrito “Fin” porque me ahorras el tener que decirlo!
Sus ojos, que la noche anterior habían estado iluminados con amor, ahora
ardían con ira... odio... dolor. Él se merecía su ira y odio; sin embargo, haría cualquier
cosa para aliviar el dolor.
—¿Ya no es así porque has terminado el libro? Vamos, Liam, niégalo. Vamos a
escuchar tu explicación. Empieza por el principio. ¿Hackeaste el sitio de citas y leíste
mi perfil?
—Sí, pero…
—Sí, pero…
151
Ella tenía las manos en las caderas y su lenguaje corporal entero decía “aléjate”.
Si él solo pudiera tocarla, estaba seguro de que las palabras vendrían y podría
explicarse.
—Todo era de conocimiento público. Solo tienes que saber dónde buscar. —Si
ella estaba así de indignada por su investigación de Richard, estaba seguro como el
infierno que esperaba que no se enterara de todo lo que sabía acerca del historial
de ella. El padre preso no había sido una novedad para él, aunque pensó que había
fingido bien el sorprenderse.
—¿Y supongo que hackear el sitio de citas fue también para el beneficio de
ellos?
su área administrativa. Y otros dos minutos para entrar a su base de datos financiera
supuestamente segura. ¿Sabes el tipo de daño que un virus real podría haber hecho?
Página
Tuve a uno de mis vendedores en contacto con ellos y les ofrecí un descuento
sustancial en nuestro precio normal para reforzar su seguridad.
—Dios mío34, tienes que estar compitiendo por la santidad. ¿Así que este es tu
habitual modo de operación? ¿Crakear un sitio, encontrar a una mujer, salir con ella,
escribir un libro, romper con ella y pasar a la siguiente? ¿O esperas a que ellas
averigüen sobre el libro para que rompan contigo? A continuación, puedes jugar a
la víctima. Te gusta eso, ¿no es así? Pobre chico, nunca amado por su madre, ¡así que
te desquitaste con otras mujeres! Me das asco, Liam Manning.
Ella lanzó una toalla de papel húmeda hacia él. Ni siquiera logró atinar a la
distancia entre ellos, cayendo inofensivamente a los pies de él. Deseaba que ella
pudiera golpearlo, que estrellara los puños en su pecho. Ni siquiera era lo
suficientemente cerca de lo que se merecía, pero al menos sería una muestra de que
aún se preocupaba lo suficiente para querer hacerle daño.
—Lorelei…
—¡No te atrevas! —dijo mientras él le tendía una mano. Pasó junto a él, con
cuidado de mantener la distancia entre ellos.
34
En español en el texto original.
—Helen, ve a buscar a Lorelei, está afuera en algún lugar. Tráela de vuelta a tu
casa, dale lo que necesite, y llévala a su apartamento. ¿Tienes las llaves del auto de
David?
Ella asintió y sin hacer preguntas, se dirigió por el pasillo. Liam se volteó hacia
su propia puerta del apartamento y vio el cartel de no molestar. Demasiado tarde
para eso; toda su vida ahora estaba perturbada. Se metió de nuevo en su
apartamento y luego miró por la mirilla hasta que Helen regresó con una angustiada
Lorelei.
Está bien, Marcus, ¿cómo diablos se supone que voy a arreglar este lío?
154
Página
Capítulo 15
L
iam levantó la cabeza mientras la puerta de su oficina se abría. Pocas
personas habían desafiado su temperamento en las últimas dos semanas
y él había sido capaz de trabajar en paz. Qué trabajo que había podido
hacer, eso mismo. Con el rostro arrasado por las lágrimas de Lorelei apareciendo
ante sus ojos cada veinte minutos era difícil concentrarse y hacer algo. Desde que
ella había salido de su apartamento, ni siquiera había hecho el trabajo de un día
completo. Lo que siempre había sido su panacea ahora se había convertido en su
veneno, recordando las pulsaciones de teclado que lo habían llevado a su dolor
actual.
—¿Qué quieres, David? —Liam se pasó una mano por la cara y cabello. A pesar
de que podría volver a la barba, todavía se había mantenido afeitado.
—Te traje un regalo. —David avanzó hacia la mesa y depositó la enorme bolsa
de M&M que había estado escondiendo detrás de su espalda—. Ahora que ella se
ha ido puedes comer estos de nuevo.
155
—Sabes lo que quiero —dijo Liam entre dientes. Se suponía que David era su
amigo, así que, ¿por qué estaba él frotando su cara en su miseria?
—¿Por qué?
Liam empujó su silla hacia atrás con tanta fuerza que se estrelló en el aparador
detrás de su escritorio, enviando un jarrón de porcelana a estrellarse contra el suelo.
David se estremeció, pero no se movió de la silla. Liam se acercó a la ventana. Miró
hacia fuera en el epítome del éxito: la oficina en una esquina con vista panorámica
de la zona de la bahía, el mundo a sus pies y todo eso no significaba algo.
—Sip.
Él respiró hondo.
—Te tomaría dos minutos averiguar sus nuevos números y dirección de correo
electrónico —dijo David, señalando a la computadora en el escritorio de Liam.
—Si hago eso sabrá que he craqueado los sistemas. Eso es lo que me metió en
este infierno en el primer lugar.
—Ah, ha encontrado tu kriptonita. Sin tus súper poderes de craqueo solo eres
un hombre, al igual que el resto de nosotros. —David hizo una risa malvada y se
frotó las manos.
—Cállate, David.
Su amigo se puso de pie y se estiró como si hubiera tenido una buena siesta.
—Parece que un libro te metió en este lío, necesitas un libro que te saque. —
Se dirigió hacia la puerta.
—Escribir ese libro de Marcus te metió en esta situación de amor. Tienes que
escribir un libro explicando todo para salirte de la misma.
—Ella ni siquiera habla conmigo. ¿Cómo se supone que voy a hacer que lea
otro libro que escribo, sobre todo después de que ha leído el primero?
—N
o puedo creer que me hayas metido en esto —dijo Lorelei
mientras se acercaban a las puertas de madera maciza.
en un jet privado, alojamiento en una villa de lujo, con un chef personal, además de
esteticista y masajista a tu disposición? No puedo creer que necesitaras
Página
—Y no tienes que, cariño. De acuerdo con el contrato estas son unas vacaciones
libres de compromisos, y él ha firmado diciendo que no va a poner un pie en la
propiedad durante todo el tiempo que estemos en la isla. Vamos, relájate. Te
mereces esto después de lo que hizo. Esto es lo menos que puede hacer para
compensarlo. Bueno, esto y su patrocinio de las empresas, garantizando que la
caridad reciba cinco millones al año.
—No, pero podrías conectar con un hermoso local. Por ejemplo, ¿quién es el
Adonis de pie en la puerta?
Lorelei alzó la vista para ver a Jason de pie con una bandeja de bebidas frías al
interior de la puerta ahora abierta. Se quedó paralizada; si Jason estaba aquí...
—Puede que nunca me vaya —susurró Mandy al pasar a Lorelei. Tomando una
copa de la bandeja, le dirigió una sonrisa impresionante a Jason mientras caminaba.
—No. Está en China por lo que sé, es por eso que estoy aquí. Él no me
necesitaba en San Francisco —dijo Jason.
sospechado que fuera de Liam hasta que lo había abierto. Ante su jadeo, Mandy
estaba al instante en su escritorio y había sacado los papeles de sus manos una vez
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que vio las palabras "viaje a Antigua”. Después de que había estado suplicando
incesante a su amiga, por fin la había convencido de aceptar el contrato. Sin
embargo, al devolver los documentos, había dejado muy claro que el hecho de que
fuera, no significaba que lo perdonaba o que quisiera volver a verlo.
—Bien, eso es todo. Nunca me iré —declaró Mandy mientras Lorelei llegaba al
lado de su amiga.
dijo Celine.
Mandy siguió después a Horacio, quien la hizo pasar a una habitación al final
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del pasillo.
—No necesito estar en la habitación principal. Una habitación normal de
invitados está bien.
Lorelei se quedó sin aliento cuando entró en la habitación. Era tan hermosa que
casi la hizo llorar. Una enorme cama con dosel cubierto con un mosquitero blanco
estaba en el centro de la habitación. Cojines del mismo color que el mar traían el
exterior al interior de la casa. Al igual que en la planta baja, las ventanas plegadizas
estaban corridas y abiertas hacia una enorme terraza. Ella felizmente podría pasar el
resto de su vida en esta sala, salvo que le recordaba a Liam. Venir aquí fue tal error.
La señora mayor asintió y cerró la puerta detrás de sí. Lorelei vagó alrededor
de la enorme sala, tocando los pétalos de un jarrón lleno de flores para asegurarse
de que eran reales. Un libro de bolsillo estaba sobre la mesilla de noche. ¿Era el libro
que Liam había estado leyendo cuando estuvo aquí?
—He decidido que es imposible estar estresada aquí. Quiero decir, mira la vista,
es una preciosidad. Y hay bastantes cosas en la casa para mantenerme ocupada
durante una semana. Jason dijo que hay una sala de cine, biblioteca y juegos en la
160
planta baja.
Página
—Me alegro de que estés disfrutando. Solo recuerda que esto es una sola vez,
de solo dos semanas para escapar de la normalidad. No te acostumbres demasiado
a esto —dijo Lorelei.
Mandy suspiró.
—Ya lo sé. Todo va a ser una decepción después de esto. Acapulco no tiene
oportunidad contra este lugar.
L
orelei se despertó con una resaca... otra vez... como lo había hecho todos
los días durante la última semana. Jason era un camarero increíble y la
había mantenido abastecida con maravillosos cócteles cada noche hasta
que finalmente tropezaba a la cama, tomando solo el tiempo para quitarse el vestido,
antes de estrellarse en el colchón súper king-size.
Esta mañana el sol llenaba el cielo en el momento en que ella bajó las escaleras
a la planta principal, y estaba agradecida de que tenía una excusa para llevar sus
gafas de sol en la casa para ocultar sus ojos enrojecidos. Así que el enrojecimiento
tenía más que ver con las lágrimas que había derramado cuando se despertó sola
más que con el consumo excesivo de alcohol de la noche anterior. Ella era la única
que sabía eso.
No queriendo parecer descortés, tomó un sorbo, luego otro. Fuera lo que fuese,
calmó su revuelto estómago y el martilleo en su cabeza.
—¿Qué quieres hacer hoy? —preguntó después de que Mandy apartó su plato
vacío.
Lorelei bajó sus lentes de su nariz para poder examinar a su amiga. ¿Estaba
Mandy tratando de arreglar un tiempo a solas con Jason? Sería bueno si dos
personas pudieran encontrar un poco de felicidad en estas vacaciones.
Pero mientras terminaba la novela que había traído con ella, no podía doler ver
por qué el libro era tan grande que había varias copias en toda la casa. Ella no pudo
evitar ahogarse en su dolor con cócteles nocturnos. Tal vez lo que necesitaba era
perderse en un mundo literario donde alguien más experimentara todo el dolor.
¿Pero qué? Cerró el libro y lo arrojó en la arena. De todos los bajos y rastreros
trucos sucios. Claro, Liam podía no haber venido personalmente, pero había escrito
un libro para ella. Si pensaba que iba a perder sus vacaciones, su tiempo, tratando
de superarlo mediante la lectura de algún relato ficticio de sus acciones entonces
tenía mucho que aprender acerca de las mujeres, mucho que aprender de ella. No
es que ella fuera a darle la oportunidad.
Maldito hombre. Muy bien, voy a leer tu libro, pero no tengo que creerlo y no
voy a perdonarte.
Ojalá aprendiera lo suficiente sobre él para dejar de excitarla. Entonces podría
dejar de anhelarlo. Saliendo de la hamaca, recuperó el libro y sacudió la arena. Se
sentó de nuevo y, con mano temblorosa, abrió la novela.
La historia era contada como un homenaje a Marcus, como si Liam fuera solo
un personaje secundario en su propia vida. Él narró a Marcus negándose a ir a
Disneylandia con su padre, ya que Liam no podía ir. Marcus corriendo de su escuela
hacia la de Liam, caminando a casa con él, para evitar que los matones de la escuela
golpearan al escuálido hermano menor. Y Marcus usando su dinero de cumpleaños
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para comprar computadoras viejas, de modo que Liam pudiera crear una red.
Entre líneas, sin embargo, Lorelei leyó la historia de un joven, sin amor por
Página
Hizo que la infancia de Lorelei, llena de tías, tíos, primos, y especialmente una
madre que la quería, pareciera feliz. La familia la había rodeado toda su vida, y ella
había tomado su entrometida interferencia por sentado. Apenas podía imaginar al
Liam vacío que debía haber sufrido con solo su hermano amándolo.
Sin darse cuenta de cuánto tiempo había pasado, se sorprendió cuando una
sombra se cernió sobre ella. Levantó la vista para ver a Horacio de pie con una cesta
de picnic en una mano y un termo en la otra.
—Perdón por la interrupción, señorita Lorelei. Como son casi las dos, nos dimos
cuenta de que podría tener hambre. ¿Hay algo más que pueda conseguirle?
La culpa se extendió por ella por hacer que el anciano bajara todas las escaleras
para traer su comida.
—Por favor, ¿quiere comer conmigo? Me gustaría saber cómo llegó a trabajar
para Liam.
—¿No había alguna ayuda del gobierno para ustedes? ¿Acaso sus hijos
ayudan? —Lorelei estaba horrorizada de que una pareja de ancianos se viera
obligada a vivir en esas condiciones, en estos días y edad, por causas ajenas a su
propia cuenta.
164
—Claro que lo fue. Y nos trata como de la familia cuando está de visita. Sí, fue
un día bendito cuando el señor Liam compró este lugar. Ahora, si me disculpa,
señorita Lorelei. Celine quiere que suba y consiga algunos cocos para un pastel que
va a hornear.
Su mente daba vueltas y no estaba segura de lo que sentía por lo que había
leído. Si fuera precisa, entonces, Liam no era la mitad del villano que había pensado.
Sin embargo, él le había mentido, engañado y herido... Si solo ella supiera si las
últimas palabras eran ciertas o escritas solo para dar el efecto dramático: finalmente
supe lo que era amar y ser amado por una mujer. Entonces metí la pata.
Al darse cuenta de que su amiga la miraba fijamente, esperando una respuesta,
respondió:
—Fabuloso. Jason es un gran tipo. ¿Sabías que fue un adicto a las drogas sin
hogar y Liam lo sacó de la calle, lo envió a rehabilitación, y luego le dio el trabajo
como su chef personal? ¿Y nunca lo había siquiera conocido antes?
—No, no lo sabía. —Se levantó—. Creo que voy a tomar una ducha antes de la
cena.
—Oh, eh... sobre la cena. Jason cocinó, pero nos estábamos preguntando si te
importaría servirte y luego él y yo vamos a salir de nuevo a la ciudad. Dice que hay
una gran banda de tambores de acero tocando en uno de los parques locales. Vamos
a comer allí. Puedes unirte a nosotros si quieres —añadió Mandy rápidamente.
Lorelei examinó a su amiga. Estaba brillando, y no solo por la luz del sol. Mandy
no había sido tan feliz desde que su novio la dejó.
—No, está bien. Ustedes dos sigan adelante. Tengo cosas en que pensar y
probablemente me acueste temprano. No hace falta que me sirvan nada. Puedo
servirme yo misma si ya está preparado.
—Le dije a Jason que dirías eso. Un millón de gracias, Lorelei. Si nos vamos
pronto podemos conseguir buenos asientos. ¡Oh, estoy tan feliz!
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Página
Mandy corrió hacia su habitación para estar lista, mientras Lorelei seguía a un
ritmo más tranquilo en la casa. Asomó la cabeza en la cocina y encontró a Jason en
el teléfono. Detuvo su conversación a su entrada.
—Solo quería hacerte saber que puedo servirme yo misma esta noche. No hay
necesidad de que esperes. Disfruta tu noche —le dijo al chef.
La sonrisa que le dio valió la pena por la soledad de comer sola. Caminó por
las escaleras hacia el dormitorio principal. Vagando por la terraza, se apoyó en la
barandilla y se quedó mirando el océano. ¿Dónde estaba Liam ahora? ¿Estaba en
China en alguna aburrida reunión de negocios? Habían pasado seis semanas desde
que lo abandonó; ¿había llegado a un acuerdo con la pérdida? ¿Trataría de ponerse
en contacto con ella de nuevo cuando regresara a San Francisco, o eran estas
vacaciones el regalo de despedida final de parte de él?
Probablemente era bueno que Jason y Mandy fueran a salir esta noche. Ya
podía decir que ella iba a ser la malhumorada compañía. Se duchó y se puso un
vestido veraniego antes de que se diera cuenta que era el mismo que había llevado
cuando había ido al Río Ruso con Liam. La noche aún estaba caliente, por lo que se
quitó su suéter y comenzó a bajar. Después de haber tenido un almuerzo tardío, no
estaba particularmente hambrienta.
—Es una hermosa noche, y la puesta del sol va a ser especialmente encantadora
en la playa. —Celine apareció de la nada, por lo que Lorelei saltó—. El camino está
iluminado de regreso a la casa.
Cuando llegó a la playa, descubrió que un gran yate blanco había anclado a
unos treinta metros de la orilla. Había varias otras villas de lujo en la colina; tal vez
una de ellas tenía visitantes. En el otro extremo de la playa vio una figura solitaria de
pie en una tabla de surf, junto a un bote. Desde la distancia, no podía distinguir si
era un hombre o una mujer.
Quitándose sus zapatos, se acercó a la orilla del agua, dejando que el agua
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caliente chocara contra sus pies. Los pequeños cangrejos correteaban por la arena,
desapareciendo con cada ola. El cielo se volvió del color azul suave, al rosa, al rojo.
Página
168
Página
35
En español en el texto original.
Capítulo 16
L
iam se detuvo a unos metros de ella, dejándole espacio suficiente para
escapar de vuelta a la casa si quería evitarlo. Ella dio un paso hacia las
escaleras, pero su inhalación brusca la detuvo. Era como si estuviera
preparándose para más dolor.
—Hola. —Su voz era incierta. Era la primera vez que Lorelei podía recordar
viéndolo inseguro de sí mismo.
—Me iré si me dices que me vaya. Cuando llamé a Jason esta tarde, dijo que
habías leído el libro. Tenía que verte. —Estiró una mano hacia ella.
—Liam. —Le dolía el pecho, ya fuera por sí misma o por él, no estaba segura.
—Lamento que hayas tenido una vida miserable, pero eso no es excusa para
tus mentiras.
Él dio un paso hacia atrás y su fuerte mandíbula cayó a su pecho. Su voz era
tan baja que ella tuvo que forzarse para escuchar sus próximas palabras.
—Lamento haberte herido, Lorelei. Lo que hice estuvo mal, pero honestamente
nunca pensé que podría volverse tan real. Pensé que tendríamos algunas citas,
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algunas risas, nos gustaríamos, pero no seríamos compatibles e iríamos por caminos
Página
—Incluso si pudiera superar las mentiras, los engaños, eso no cambia quiénes
somos.
—¿Me amas? —Dio un paso más cerca y ella podía ver sus ojos intentando leer
su expresión a la luz de la luna.
—No seas cruel, Liam. —Se abrazó a sí misma, intentando evitar que su corazón
saltara de su pecho para yacer sangrando a sus pies.
Él dio otro paso más y ella podía oler su picante colonia. Involuntariamente,
inhaló profundamente, su cabeza navegando en su esencia.
—Por favor, por favor, Lorelei. Necesito oírte decir esas palabras. —Su mano se
extendió y su pulgar borró una lágrima en su mejilla de la cual ella no había sido
consciente.
—¿Por qué?
—Te quiero36, te amo, Liam Manning. —El alivio que se extendió a través de él
fue visible; parecía cinco centímetros más alto y tomó una respiración profunda—.
Pero37, pero eso no cambia nada.
El aliento salió de su cuerpo con un zumbido audible.
—Lo cambia todo. Te amo, Lorelei, tanto que me va a tomar el resto de mi vida
mostrártelo.
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Su corazón se hinchó ante sus palabras hasta que la razón tomó las riendas.
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36
En español en el texto original.
37
En español en el texto original.
—No. Aún sigues siendo un genio multimillonario con una idea floja de la ley
y yo soy una trabajadora de la caridad que no cruzará la calle con descuido.
—¿Crees que arriesgaré un segundo en prisión si eso significa estar lejos de ti?
Tienes mi solemne promesa de que mientras estés en mi vida, no cometeré un solo
delito. Nunca jugaré con la felicidad, ni la mía ni la tuya, de nuevo.
—No.
—No. No seguiré adelante. Te amo, Lorelei Torres. Más de lo que pensé que
podría amar a otro ser humano, incluso Marcus. No puedo enfrentar un futuro sin ti.
La idea de niños me aterra. Pero contigo a mi lado, sosteniendo mi mano,
honestamente creo que todo es posible.
—En serio, ¿lo crees? —Sus manos se deslizaron hacia arriba por su pecho para
apoyarse en sus hombros.
—Vas a ser una madre fabulosa. No podría negarte eso. Tendrás que
enseñarme a ser un padre amoroso.
—Serás un gran padre, porque sabrás todas las cosas que no debes hacer.
Estarás allí cuando tu hijo esté triste. Lo defenderás cuando sea reprimido y, más que
nada, lo amarás. Y eso es lo más importante, Liam. No tener miedo al amor.
Entonces la besó. Siguió besándola hasta que ella se empujó contra su pecho.
Página
Él gruñó.
—No puedo.
Ella rio.
—Te diré qué. Elaboraré una adenda para el contrato, permitiéndote acceso a
la propiedad durante mi estancia si me dices dos veces al día que me amas.
—N
o lo creo —dijo Liam. Se dirigió a los sillones orejeros junto
a la ventana donde estaba sentada Lorelei. Tenía uno de
los libros de Marcus abierto sobre su regazo y una taza de
café enfriándose sobre la mesa. Ella levantó la vista mientras él hablaba y el amor
que llenó sus ojos lo hizo contener el aliento. Habían vuelto a San Francisco tres
semanas atrás y la cálida oleada de bienestar que se extendía a través de él cada vez
que miraba su hermoso rostro solo había aumentado.
—Bueno, eso es una sorpresa —dijo. Inclinándose hacia delante, puso su mano
sobre la suya donde estaba apoyada sobre su silla.
Liam,
Apuesto a que estás enojado conmigo por hacerte escribir el libro cuando ya
lo había terminado. Lamento eso (bueno, no realmente), pero tenía que encontrar la
forma de que te alejaras de las computadoras y vivieras en el mundo real por un
rato.
Espero que hayas seguido mis instrucciones y encontraras una mujer real, no
una de esas versiones de plástico por las que sueles ir. Te amé desde el momento en
que mamá te trajo a casa. Pero ahora es el turno de otra persona. Deja que te amen,
Liam. Te lo mereces. Y sé valiente, ámala también. ¡Puedes hacerlo!
Marcus
—¡Ese bastardo!
173
Lorelei se puso de pie, le quitó la carta de sus manos y la arrojó sobre la mesa
con su libro. Puso una mano suave en su rostro y acarició su mejilla. El agravamiento
fluyó al instante, dejando solo el calor y la alegría. La tomó en sus brazos y enterró
su rostro en su fragante cabello.
—Puede que te haya dejado las instrucciones, pero tú tomaste las decisiones y
bastante inteligentes, si me preguntas. ¿Eres infeliz con la forma en que resultó?
Liam la besó hasta que quedó sin fuerzas contra él, su respiración entrecortada.
Su propio pulso se fue por las nubes. Incluso después de tres semanas de hacer el
amor a diario, aún no se cansaba de Lorelei. Dudaba que alguna vez lo hiciera.
Agachándose, la levantó en sus brazos y se dirigió hacia el dormitorio. Al dar la vuelta
al sofá, un ruido los detuvo. La cabeza de David se asomó por la puerta.
—¿De nuevo? Chicos, ustedes son peores que los conejos. Voy a tener que
encontrar otro lugar para pasar el rato. —Con esa extrema declaración, cerró la
puerta con un golpe.
—Vamos a tener que conseguirle una mujer —dijo Lorelei mientras Liam la
llevaba al dormitorio—. Y mientras estamos en eso, un nuevo hombre para Helen, ya
que Jason y Mandy están totalmente enamorados.
La dejó sobre la cama antes de sacar la camiseta. Sus ojos brillaban con pasión
y él podía sentir el calor de su mirada en su torso desnudo. Increíble cómo podía
encenderlo en fuego con una sola mirada.
—Tal vez podías escribir otro libro, la guía de un hacker para amar.
—Oh, ¿y qué es? —Su pregunta terminó en un gemido cuando él se unió a ella
Página
Fin
175
Página
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S
imon Lamont es un frío pirata
corporativo. Compra compañías, las
despoja de sus activos y sigue adelante.
Con dinero. Mucho, mucho dinero. Pero cuando llega a San Francisco para adquirir
una tambaleante compañía y es acosado por una tierna ingeniera con fuego en sus
ojos, le toma todo a Simon para conservar su legendario frío.
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Página
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