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CELULAS GLIALES.

La glía es el grupo de células del sistema nervios o más abundante en el cerebro. Sin embargo,
durante mucho tiempo se le consideró sólo como un elemento de soporte neuronal, que no cumplía
ninguna función importante. Hoy se sabe que la glía participa en la formación, operación y
modulación de los circuitos sinápticos. En consecuencia, los estudios recientes nos presentan a la
glía como un elemento fundamental para investigar y conocer sobre la fisiología del sistema
nervioso central
Las células gliales han sido poco estudiadas en la comunicación y el procesamiento de información
del sistema nervioso (SN), debido a que han sido consideradas durante mucho tiempo como simples
elementos de soporte estructural de las neuronas. Sin embargo, en los últimos años numerosos
estudios han implicado a las células gliales en diferentes procesos requeridos para el
funcionamiento adecuado del sistema nervioso, siendo de ésta manera compañeras interactivas de la
actividad neuronal, regulando múltiples procesos que permiten una mayor plasticidad del sistema
nervioso.
De esta forma, y dentro de un contexto contemporáneo del funcionamiento del SN, ya no es
apropiado considerar solamente conexiones neurona-neurona (sinapsis), es necesario desarrollar una
visión mucho más amplia y compleja; en la cual el SN, debe ser considerado como una intrincada
red de conexiones activas entre neuronas y células gliales así como, entre células gliales y neuronas,
convirtiéndose en un paradigma que nos permite replantearnos la integración del funcionamiento
del SN, tal es el caso de la interacción de los astrocitos y las sinapsis neuronales, estableciendo una
transmisión sináptica.

ASTROCITOS.
Los astrocitos son las principales y más numerosas células gliales (de ahí que se les conozca
también, genéricamente, como astroglía), sobre todo en los organismos más complejos. Se trata de
células de linaje neuroectodérmico que asumen un elevado número de funciones clave para la
realización de la actividad nerviosa. Derivan de las células encargadas de dirigir la migración de
precursores durante el desarrollo (glía radial) y se originan en las primeras etapas del desarrollo
del sistema nervioso central (SNC).
Se encargan de aspectos básicos para el mantenimiento de la función neuronal, entrelazándose
alrededor de la neurona para formar una red de sostén, y actuando así como una barrera filtradora
entre la sangre y la neurona; la barrera hematoencefálica, que contiene regiones especializadas de
alta conductancia que controlan el paso de nutrientes, oxígeno, vitaminas y hormonas hacia el tejido
nervioso.
Los astrocitos expresan en su membrana un gran número de receptores de distintos transmisores
que, al activarse, generan aumento de calcio intracelular; gracias a ello, pueden responder a
distintos neurotransmisores (glutamato, GABA, acetilcolina [Ach], noradrenalina [NE]), óxido
nítrico [NO]) liberados por las neuronas cerebrales. A su vez, los astrocitos pueden también liberar
neurotransmisores químicos.
La transmisión de señales eléctricas en los astrocitos se da gracias a la molécula mensajera IP3 y
el calcio. La IP3 activa los canales de calcio en los orgánulos celulares, liberándolo en el citoplasma
del astrocito. Los iones de calcio así liberados estimulan la producción de más IP3 y el efecto neto
es una onda eléctrica que se propaga de astrocito a astrocito. A nivel extracelular es la liberación
de ATP, y la consecuente activación de receptoras purinergicos de los astrocitos vecinos, la que
interviene y media la comunicación.
Se pueden distinguir tres clases principales de astrocitos:
 Astrocitos protoplasmáticos: se encuentran principalmente en la sustancia gris, y
poseen prolongaciones citoplasmáticas de forma muy variable.
 Astrocitos fibrosos: en sus prolongaciones existe una gran cantidad de fibrillas
(gliofibrillas). Se encuentran, sobre todo, en la sustancia blanca. Se distinguen
fácilmente al tener prolongaciones más largas y menos ramificadas que los astrocitos
protoplasmáticos.
 Astrocitos radiales: durante el neurodesarrollo, sus prolongaciones conectan la base
ventricular con la piamadre, formando la lámina limitante subpial glial. Expresan
GFAP y FABP7. Son también recaptadores y transportadores de glutamato.

MICROGLIA.
La microglía son células que proceden de la médula ósea y se encuentran en todas las regiones del sistema
nervioso central, participando en la respuesta inmune. Vigilan e inspeccionan constantemente el sistema
nervioso central, siendo muy sensibles a los cambios en su entorno. En condiciones fisiológicas normales,
las células de la microglía funcionan como “guardianes”, limpiando los desechos celulares y las células
apoptóticas por fagocitosis. Sin embargo, en condiciones inflamatorias tales como cuando hay un daño
neuronal, agentes invasores infecciosos o agregados de proteínas patógenas (producidas habitualmente en
trastornos neurodegenerativos), las células de la microglía alcanzan un estado “activado”.

Se trata de un tipo de glía muy versátil: la estructura de la microglía varía según las funciones que
cumpla cada célula, el lugar en el que se encuentre y las señales químicas que reciba de neuronas
colindantes. Hablamos de “fenotipo” para referirnos a la forma concreta que adopta cada microglía.
Se originan a partir de células progenitoras del mismo linaje que las que componen la sangre,
localizadas probablemente en la médula ósea o en el saco vitelino anexo al embrión. Algunas de
estas células migran al cerebro durante el desarrollo intrauterino; una vez han llegado a esta
estructura se diferencian como microglía.
La microglía es conocida principalmente por sus roles inmunitario e higiénico; no obstante, también
cumple otras funciones variadas, como el mantenimiento del equilibrio del medio extracelular del
sistema nervioso o la reparación de tejidos dañados.
1. Fagocitosis (eliminación de desechos)
Estas células fagocitan (“devoran”) distintos tipos de compuestos del sistema nervioso
central: células lesionadas y muertas, residuos, virus, bacterias, ovillos neurofibrilares, placas
neuríticas... Tras la fagocitación tanto la microglía como su objetivo quedan inactivas,
disminuyendo así el riesgo de que se altere el funcionamiento del sistema nervioso.
2. Mantenimiento de la homeostasis
La microglía envía señales a través de las citocinas a otros tipos de célula, como las neuronas, los
astrocitos y los linfocitos T, implicados también en el sistema inmunitario. Entre las consecuencias
de esta función destaca la regulación de la homeostasis del medio extracelular, así como el
favorecimiento de la inflamación.
3. Inflamación y reparación de daños
Cuando un tejido del sistema nervioso central es dañado o infectado, la microglía facilita que se
inflame; de este modo se inicia el proceso de reparación de las células lesionadas, a lo largo del cual
estas células son muy importantes.
Además, si se producen daños en la médula espinal la microglía elimina las ramificaciones
neuronales afectadas, permitiendo que se creen nuevas conexiones nerviosas.
4. Presentación de antígenos
Al inflamarse un tejido, los linfocitos T atraviesan la barrera hematoencefálica y entran en el
sistema nervioso central. Una vez aquí se unen con células de la microglía que han fagocitado
antígenos (partículas a partir de las cuales se producen anticuerpos); esto potencia la eliminación de
amenazas y la recuperación de lesiones.
5. Destrucción de células (citotoxicidad)
La microglía tiene la capacidad de destruir bacterias, virus, neuronas infectadas y otros tipos de
célula mediante la liberación de peróxido de hidrógeno y de óxido nítrico. En ocasiones esta
respuesta resulta excesivamente agresiva y daña cantidades importantes de tejidos sanos,
provocando daños cerebrales aún mayores.

LA CELULA DE SCHWANN.
La célula de Schwann que constituye la glía del SNP, además de ser el soporte estructural para los
axones en dicho sistema, tiene la función de producir la mielina, una organela de gran importancia
en los procesos de neuro conducción. De la integridad de esta célula dependen el desarrollo
estructural y metabólico del axón, así mismo se ha reconocido desde hace varios años el papel
primordial que juega ella, en los procesos de regeneración del SPN posterior a una injuria, en cuyo
caso reinician la proliferación para producir una guía de regeneración del nervio periférico.

Las células de Schwann son las células de soporte de las neuronas. Igual que los oligodendrocitos,
las células de Schwann envuelven los axones, pero en este caso, una célula sólo envuelve un
segmento del axón. Además de formar las vainas de mielina, las células de Schwann también tienen
la función de eliminar los desechos de otras células y de guiar el crecimiento de los axones cuando
estos se regeneran. Para ello, las células de Schwann se disponen formando una serie de cilindros
que sirven de tutores a los axones en regeneración. Si uno de los brotes axonales encuentra un
cilindro, crecerá a lo largo del mismo a una velocidad de 3 a 4 mm por día.

Las células de Schwann funcionan como aislante eléctrico, mediante la mielina. Este aislante, que
envuelve al axón, provoca que la señal eléctrica lo recorra sin perder la intensidad, facilitando que
se produzca la denominada conducción saltatoria.

Las células de Schwann también ayudan a guiar el crecimiento de los axones y en la regeneración
de las lesiones (neurapraxia y axonotmesis, pero no en la neurotmesis) de los axones periféricos.

OLIGODENDRONCITO.
Los oligodendrocitos son un tipo de células de la neuroglía, más pequeñas que los astrocitos y con
pocas prolongaciones, su citoplasma denso contiene un núcleo relativamente pequeño. Sus
funciones principales son proporcionar soporte y aislamiento a los axones en el sistema nervioso
central de algunos vertebrados, lo que equivale a la función que realizan las células de Schwann en
el sistema nervioso periférico. Los oligodendrocitos hacen esto creando la vaina de mielina. Un solo
oligodendrocito puede extender sus procesos hasta 50 axones, envolviendo aproximadamente 1 μm
de vaina de mielina alrededor de cada axón; las células de Schwann, en cambio, sólo pueden
envolver un axón. Cada oligodendrocito forma un segmento de mielina para varios axones
adyacentes. Sus precursores se originan en el tubo neural y se diferencian posteriormente en
oligodendrocitos maduros una vez en sus destinos finales dentro del sistema nervioso central.
Los oligodendrocitos son células que forman la capa de mielina que envuelve y protege los
tejidos nerviosos del cerebro y la médula espinal. Solo se encuentran en el sistema nervioso
central.
Se han identificado dos tipos de oligodendrocitos en la neuroglia:

 Los oligodendrocitos interfasciculares que se encargan de la producción de la vaina


de mielina y aislamiento del axón en la sustancia blanca del SNC.
 Los oligodendrocitos satelitales, de los cuales aún no se precisa su función, que están
presentes en la sustancia gris.

Bibliografías:
 Daniel R. H. Et al, (2014). La glia, el pegamento de las ideas. Red_Glia.pdf (amc.edu.mx)
 Adriana del Pilar L.L., Hernan H.G., La célula de Schwann. 2075-Texto del manuscrito
completo (cuadros y figuras insertos)-7626-1-10-20130828.pdf

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