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“Violencia de género”

Presenta:

Diana Itzel Medina Llamas

Profesor:

Rafael Ortiz de la Torre

Fecha: 14 de noviembre del 2022

ÍNDICE
Tema: “Violencia de género”................................................................................................................4

Problemática:..........................................................................................................................................4

Justificación:...........................................................................................................................................4

Hipótesis:................................................................................................................................................4

Objetivos generales:................................................................................................................................4

Objetivos específicos:.............................................................................................................................4

Marco teórico:.........................................................................................................................................6

Violencia.............................................................................................................................................6
Definición de la violencia.................................................................................................................6
Violencia de género...........................................................................................................................6
Tipos de violencia de género...........................................................................................................8
La violencia de género en el ámbito laboral....................................................................................9
¿Qué es la violencia laboral?.........................................................................................................10
¿Qué es el acoso sexual?..................................................................................................................16
¿Cómo se manifiesta el acoso sexual?...........................................................................................16
Acoso sexual, relaciones de poder y condiciones de trabajo.........................................................18
¿Qué consecuencias tiene en la salud y en el empleo?..................................................................18
¿Qué barreras, temores y creencias pueden tener las personas víctimas de acoso sexual?.........20
Los ejes del acoso sexual en el trabajo..........................................................................................21
Actitudes de las mujeres trabajadoras ante el acoso sexual.........................................................22
La conceptualización del acoso sexual en el trabajo.....................................................................23
El perfil del acoso sexual en el trabajo...........................................................................................25
Prevenir el acoso sexual en el mundo del trabajo.........................................................................27
El acoso sexual y el Convenio núm. 190 y la Recomendación núm. 206.......................................29
Lineamientos generales sobre violencia de género en el ámbito laboral para los centros de
trabajo en México............................................................................................................................31
¿Qué debo tener en cuenta para evaluar si mi centro de trabajo cuenta con medidas para
prevenir la violencia laboral?.........................................................................................................33
Factores de riesgo.........................................................................................................................37
El acoso sexual en el lugar de trabajo en México: en busca de reparaciones que transformen
las relaciones de género...................................................................................................................43

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¿Los nuevos enfoques no judiciales sobre el acoso y la violencia por razón de género en México
pueden ser un complemento eficaz para las vías judiciales?........................................................43
El acoso sexual en el lugar de trabajo............................................................................................43
Violencia y desigualdad laboral en México: revisión teórica desde una perspectiva de género 46
Violencia y desigualdad laboral hacia las mujeres trabajadoras....................................................46
Marco legal para la protección de la mujer respecto a la violencia y desigualdad laboral........48
Reflexiones finales...........................................................................................................................53
Conclusión............................................................................................................................................56

Lincografias:.........................................................................................................................................57

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Tema: “Violencia de género”

Problemática:

¿Cómo afecta en las mujeres el acoso sexual en su ámbito laboral y personal?

Justificación:

La presente investigación pretende dar a conocer la influencia del género en el ambiente

laboral y personal.

Hipótesis:

El acoso sexual en el ámbito laboral podrá desaparecer en los próximos 10 años.

Objetivos generales:

 Conocer el perfil de máxima vulnerabilidad ante la violencia de género en el ámbito

laboral.

Objetivos específicos:

 Identificar las zonas en México donde se ha incrementado el acoso sexual en el ámbito

laboral.

 Identificar las características de una mujer con vulnerabilidad a la violencia de género.

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 Encontrar los aspectos que permiten que exista la violencia de género en el ámbito

laboral.

 Investigar cuales son los cambios que se están dando, que permitirán que deje de existir

los próximos 10 años la violencia de género en el ámbito laboral.

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Marco teórico:

Violencia

Definición de la violencia

La Organización Mundial de la Salud define la violencia como: El uso intencional de la fuerza

o el poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o

comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños

psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones. Tipos de violencia La clasificación de la

OMS, divide la violencia en tres categorías generales, según las características de los que

cometen el acto de violencia: – la violencia autoinfligida (comportamiento suicida y

autolesiones), – la violencia interpersonal (violencia familiar, que incluye menores, pareja y

ancianos; así como violencia entre personas sin parentesco), – la violencia colectiva (social,

política y económica). La naturaleza de los actos de violencia puede ser: física, sexual,

psíquica, lo anteriores incluyen privaciones o descuido.

Violencia de género

La propuesta por la ONU en 1995: Todo acto de violencia sexista que tiene como resultado

posible o real un daño físico, sexual o psíquico, incluidas las amenazas, la coerción o la

privación arbitraria de libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la privada.

La violencia contra las mujeres es la manifestación extrema de la desigualdad y del

sometimiento en el que viven las mujeres en el mundo. Constituye un atentado contra el

derecho a la vida, a la seguridad, a la libertad, y la dignidad de las mujeres y por lo tanto, un

obstáculo para el desarrollo de una sociedad democrática.

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Origen de la violencia de género

Toda la violencia se desarrolla a través de una situación de dominación-sumisión en la que

alguien más poderoso y fuerte intenta someter a alguien más débil a la fuerza. En el caso de la

violencia contra las mujeres, la desigualdad de éstas con respecto a los hombres está en el

origen del problema. Nuestra sociedad está estructurada según las distintas funciones

atribuidas a uno y otro sexo: las del hombre, basadas en la fuerza, la virilidad, el poder y la

ambición; y las de la mujer, centradas en aspectos que no llevan ni al éxito ni al poder y que

son socialmente consideradas inferiores a las masculinas. Este reparto de funciones nos

conduce a una sociedad patriarcal, donde el hombre disfruta de todas las esferas de la vida,

tanto de la pública como de la privada, mientras que la mujer se ve limitada al ámbito privado

o doméstico. La consecuencia más inmediata es la consideración de la mujer como un objeto

propiedad del hombre.

Este planteamiento de desigualdad y dominación se va construyendo a lo largo del proceso

de socialización, que comienza cuando somos menores; los hombres se han visto obligados a

"hacer valer su superioridad" a demostrar su fuerza y a gobernar, desde el ámbito más privado,

su hogar, al público; por el contrario, si no han hecho valer su virilidad han sido ridiculizados

por la sociedad y considerados "poco hombres". Las mujeres se ven obligadas por los

mandatos de género a ser complacientes, a cuidar a los demás, a renunciar a sus expectativas

en función de las de otros, a transigir… Como hemos dicho, estos valores patriarcales nos han

transmitido que las mujeres y los hombres tenemos diferentes características y, por tanto,

diferentes papeles en la sociedad; en el momento en el que el sujeto pasivo, es decir, la mujer,

intenta romper con esta situación preestablecida, el hombre responde con la violencia para

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seguir manteniendo su estatus y su sentido de la propiedad hacia la mujer. En ese momento se

produce la violencia contra las mujeres.

Tipos de violencia de género

Existen muchos tipos de Violencias de Género, pero la Ley 13/2007 se centra en cuatro tipos

generales de violencia; la violencia física, la violencia psicológica, la violencia económica y la

violencia sexual.

Violencia física

Incluye cualquier acto de fuerza contra el cuerpo de la mujer, con resultado o riesgo de

producir lesión física o daño, ejercida por quien sea o haya sido su cónyuge o esté o haya

estado ligado a ella por análoga relación de afectividad, aún sin convivencia. Asimismo,

tendrán la consideración de actos de violencia física contra la mujer los ejercidos por hombres

en su entorno familiar o en su entorno social y/o laboral. Acoso, violación, penetración de

objetos, tocamientos y contactos no deseados, mutilación genital,… Empujones, tirones de

pelo, bofetadas, golpes, patadas, quemaduras, mordeduras, estrangulamiento, puñaladas,

tortura, asesinato,…

Violencia psicológica

Incluye toda conducta, verbal o no verbal, que produzca en la mujer desvalorización o

sufrimiento, a través de amenazas, humillaciones o vejaciones, exigencia de obediencia o

sumisión, coerción, insultos, aislamiento, culpabilización o limitaciones de su ámbito de

libertad, ejercida por quien esté o haya estado ligado a ella por análoga relación de afectividad,

aún sin convivencia. Asimismo, tendrán la consideración de actos de violencia psicológica

contra la mujer los ejercidos por hombres en su entorno familiar o en su entorno social y/o

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laboral. Chistes, bromas, comentarios, amenazas, aislamiento, desprecio, intimidación e

insultos en público, desigualdad en el reparto de los recursos comunes, negativa a que la mujer

salga sola de casa…

Violencia económica

Incluye la privación intencionada, y no justificada legalmente, de recursos para el bienestar

físico o psicológico de la mujer y de sus hijas e hijos o la discriminación en la disposición de

los recursos compartidos en el ámbito de la pareja. No deja que controle los recursos de la

economía familiar, limita el dinero, entrega cantidades insuficientes para el mantenimiento de

la familia, la culpa de no saber administrar bien el dinero, impide que trabaje para que no

tenga independencia económica...

Violencia sexual y abusos sexuales

Incluyen cualquier acto de naturaleza sexual forzada por el agresor o no consentida por la

mujer, abarcando la imposición, mediante la fuerza o con intimidación, de relaciones sexuales

no consentidas, y el abuso sexual, con independencia de que el agresor guarde o no relación

conyugal, de pareja, afectiva o de parentesco con la víctima. Acoso, violación, penetración de

objetos, tocamientos y contactos no deseados, mutilación genital, impide ejercer tu sexualidad

libremente,…

La violencia de género en el ámbito laboral

La violencia de género en el ámbito laboral se manifiesta en dos formas diferentes: el acoso

sexual y el acoso por razón de género. El segundo constituye un fenómeno cuya existencia se

ha evidenciado en fechas relativamente recientes, por lo que ha venido siendo menos

9
estudiado como conducta discriminatoria y manifestación de la violencia de género en el

trabajo.

Asimismo, esos fenómenos poseen, de uno otro modo, repercusión en el ámbito más

concreto de la seguridad social, lo que interesa al presente estudio, especialmente por el

tratamiento doctrinal y judicial que el acoso laboral (en cualquiera de sus modalidades

específicas) viene teniendo al poder ser calificada la contingencia como accidente de trabajo.

Palabras clave: Violencia de género, trabajadoras víctimas de violencia sexista, seguridad

social, accidente de trabajo.

¿Qué es la violencia laboral?

Cuando cualquier tipo de violencia, incluyendo la violencia de género, ocurre en el ámbito del

trabajo, entonces suele denominársele violencia laboral, sin importar si ésta se ejerce en el

sector público o privado.

De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), este tipo de violencia

vulnera la dignidad, seguridad, salud y bienestar de todas las personas, porque impacta

negativamente a las y los trabajadores, las y los patrones y las familias de ambos grupos, así

como a sus comunidades, sectores industriales o económicos dónde se desempeñan y a la

sociedad en su conjunto. En particular, vulnera el derecho a contar con un trabajo productivo y

decente para todas las personas y la reducción de las desigualdades.

La violencia laboral atenta igualmente contra el principio de no discriminación e igualdad

de trato de las personas, así como los derechos a la salud y el bienestar (incluida la salud

mental) de hombres y mujeres.

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¿Sabías que…? La violencia laboral comprende el uso de la fuerza o poder moral o

psicológico contra una persona o grupo, que puede causar daños físicos o sexuales o

psicológicos, considerando que el acoso sexual y psicológico, las amenazas, el acoso laboral,

el abuso emocional, la intimidación y toda conducta que crea ansiedad, miedo y un clima de

desconfianza en el lugar de trabajo son parte del problema de la violencia laboral.

Actos que constituyen violencia laboral. La protección contra actos de agresión cometidos

hacia mujeres y hombres en el ámbito laboral requiere comprender cuáles son sus tipos o

manifestaciones, a fin de identificar qué tipo de conductas concretas constituyen violencia

laboral. Así, en el siguiente cuadro se incluyen los tipos de violencia laboral que existen, las

conductas que implican y algunos ejemplos concretos de cómo estos se manifiestan.

Es importante considerar que desde el papel de la persona que comete la conducta,

podemos hablar de que la conducta se puede ejercer en tres niveles:

 Horizontal: cuando la agresividad o los actos de violencia laboral se realizan entre colegas del

ambiente de trabajo, es decir, la persona activa y pasiva ocupan un nivel similar en la jerarquía

ocupacional.

 Vertical descendente: el que sucede cuando la agresividad o los actos de violencia laboral se

ejerce entre quienes ocupan puestos de jerarquía o superioridad respecto de la víctima.

 Vertical ascendente: éste ocurre con menor frecuencia y se refiere a la violencia que se ejerce

entre quienes ocupan puestos subalternos respecto del jefe/a victimizado/a.

En México, en 2014, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) reconoció que el

acoso laboral existe como hecho con consecuencias legales, proporcionó una definición legal

y estableció sus tipologías; precisó las diferentes vías legales a las que puede acudirse47 y

determinó el estándar mínimo de prueba.

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Así, la SCJN estableció que el acoso laboral o mobbing (de manera indistinta) consiste en

las conductas que se presentan “dentro de una relación laboral, con el objetivo de intimidar,

opacar, aplanar, amedrentar o consumir emocional o intelectualmente a la víctima, con miras a

excluirla de la organización o a satisfacer la necesidad, que suele presentar el hostigador, de

agredir o controlar o destruir, o mermar en la víctima su autoestima, salud, integridad libertad

o seguridad”.

Se manifiesta “a partir de una serie de actos o comportamientos hostiles hacia uno de los

integrantes de la relación laboral, de forma que un acto aislado no puede constituir acoso, ante

la falta de continuidad en la agresión en contra de algún empleado o del jefe mismo.”

Asimismo, la Corte señaló que “la dinámica en la conducta hostil varía, pues puede

llevarse a cabo mediante la exclusión total de cualquier labor asignada a la víctima, las

agresiones verbales contra su persona, hasta una excesiva carga en los trabajos que ha de

desempeñar, todo con el fin de mermar su autoestima, salud, integridad, libertad o seguridad,

lo cual agravia por la vulnerabilidad del sujeto pasivo de la que parte”.

No obstante, haciendo un análisis comparativo entre los estándares establecidos por la OIT

y por la SCJN, resulta que el órgano judicial mexicano no es el más protector —porque exige

la repetición constante de la agresión y explícitamente indica que un solo acto no es suficiente

— por lo que, desde un enfoque de derechos humanos, la interpretación que debiera prevalecer

es aquella establecida por la OIT.

La violencia laboral cometida en contra de las mujeres por razones de

género

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Es importante tener en cuenta que, en el ámbito laboral, la violencia física, psicológica y

sexual puede ser cometida contra una persona por su género y con base en una relación de

poder desigual entre la persona agresora y la víctima. Eso sucede principalmente en el caso de

las mujeres ya que tradicionalmente los hombres han tenido la mayoría de las posiciones de

administración y toma de decisiones, mientras que las mujeres han sido su representada en

ésas y ocupan puestos de menor jerarquía y/o mal pagados.

Las diferentes manifestaciones de la violencia laboral cometida contra las mujeres suelen

justificarse, directa o indirectamente, porque la víctima no se comporta conforme a un

estereotipo o rol de género socialmente asignado, o bien, al contrario, los agresores se

comportan conforme a un rol que les permite no respetar la esfera individual de las mujeres.

Las mujeres son los objetivos principales de la violencia de género en el ámbito laboral y

los agresores son generalmente los hombres.

La llegada de las mujeres a industrias tradicionalmente dominadas por hombres ha

generado una modificación en las relaciones de poder, ocasionando una respuesta agresiva de

algunos hombres pues, la participación femenina se interpreta como un cuestionamiento a la

identidad masculina y a su posición de poder en el ámbito laboral.

De ahí que una de las principales violencias cometidas contra las mujeres en el trabajo sea

el acoso sexual, porque sirve como balance contra el empoderamiento de las mujeres,

motivando el control y dominio sobre ellas. También suelen ser víctimas de este tipo de

violencia, los hombres que no se ajustan al estereotipo masculino predominante. Como

resultado, se crea un ambiente laboral hostil para todas las personas.

Algunos ejemplos de situaciones en las que se ejerce violencia de género en contra las

mujeres en el ámbito laboral

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 El comportamiento más común se relaciona con la “subordinación” o “sumisión” que se

espera de una mujer, es decir, inicialmente no podría ocupar una posición de dirección o

mando, y si lo hace, es válido desobedecerla o bien por el solo hecho de cumplir su labor de

dar órdenes se le considera “mandona” o “masculina”. Esta actitud podría ligarse a que la

mujer sufra ciertos tipos de violencia a pesar de que se encuentra en una posición jerárquica de

mando.

 Al contrario, si una mujer se encuentra en una posición de menor jerarquía, se considera

válido no escuchar ni valorar sus opiniones porque “ella debería obedecer”, siendo susceptible

de sufrir cualquier tipo de violencia que desvalorice su trabajo.

 En algunas comunidades o sociedades las mujeres de cierta edad no deben permanecer solteras

y si lo están significa que “están disponibles”. Si están casadas no se espera que trabajen y si

lo hacen se percibe que están rompiendo una regla de comportamiento que amerita ser

sancionada por encontrarse a horas inapropiadas en la calle; por no estar con sus hijos e hijas o

por incumplir con sus tareas del hogar. En ambos escenarios, las mujeres a veces se enfrentan

a acoso sexual o a la imposición de tareas imposibles que las mantienen horas extras en sus

trabajos, bien porque “nadie las espera” o porque “deberían renunciar e irse a su casa”.

 En algunas ocasiones los hombres castigan a las mujeres por ingresar a lugares de trabajo

tradicionales para los hombres y por abandonar el trabajo “femenino” como el cuidado de la

casa y de la familia, o bien porque “no son capaces” de mantener ambas responsabilidades.

 Con frecuencia, suele asociarse la idea de que el acoso sexual en el trabajo no existe o es

normal, pues se parte de la idea de que las mujeres deben ser conquistadas o alagadas y en

consecuencia los hombres se comportan con un sentido de propiedad hacia sus colegas y

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realizan constantemente bromas, comentarios sobre su apariencia, aproximaciones, avances,

tocamientos o incluso agresiones sexuales.

Si bien la violencia puede ser cometida por hombres y mujeres, y las víctimas igualmente

pueden ser mujeres y hombres —incluyendo a hombres que pertenezcan o “sean percibidos”

como gay, bisexuales o transexuales—, los actos de violencia laboral contra las mujeres tienen

un impacto desproporcional que les afecta con mayor gravedad en virtud de su posición de

desigualdad material y discriminación en todas las esferas de la sociedad.

¿Sabías que…? De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones

en los Hogares 2016 (ENDIREH), la prevalencia de la violencia laboral en contra de mujeres a

nivel nacional es de 26.6% entre las mujeres de 15 años o más. Los datos de la encuesta

indican que las mujeres de 15 años o más se enfrentan a actos de violencia ejercida por sus

jefes y/o compañeros, en formas de discriminación y acoso. Así, por ejemplo, entre 2011 y

2016, al 11.8% de mujeres que trabajan les fue solicitada prueba de embarazo.

¿Dónde ocurre o cómo saber que se trata de violencia laboral y no de otro

tipo de violencia?

Será considerada como violencia laboral cualquier acción, incidente o comportamiento que

sea parte de una conducta en la cual una persona es agredida, amenazada, dañada o herida, o

sufre cualquiera de los actos señalados en este documento y se cometa:

 En las instalaciones de su lugar de trabajo.

 En cualquier lugar donde la persona trabajadora requiera estar o ir con motivo de sus labores.

 En relación con sus actividades de trabajo.

 Cuando el acto es resultado directo de sus tareas o labores.

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 Incluso en los trayectos para llegar o al salir del trabajo cuando se trata de acoso o abuso

sexuales.

 En la esfera de su trabajo, incluyendo el acoso telefónico, por correo electrónico o redes.

Considerando que, en ciertas profesiones o empleos, el trabajo puede ser desarrollado en

cualquier lugar y momento, no sólo debemos entender que la violencia laboral se comete en

las instalaciones físicas de la persona física o moral que es la o el empleador.

Asimismo, existen relaciones de trabajo diversas, pues en algunos casos hemos pasado del

estatus de empleada o empleado al “autoempleo”, trabajadora o trabajador temporal, contratos

de duración limitada o las personas son contratados por otras entidades o bajo figuras de

subcontratación. Puede discutirse qué entendemos por trabajo desde el punto de vista de la

legislación en materia laboral en cada país, pero para efectos de la protección de las personas

contra la violencia y la discriminación, también abarca esa diversificación patronal,

incluyendo, las formas de trabajo no remunerado y en las que existe una relación de

subordinación, como las estancias o prácticas profesionales, el servicio social, las pasantías o

los voluntariados.

¿Qué es el acoso sexual?

El acoso sexual es una conducta no deseada de naturaleza sexual en el lugar de trabajo, que

hace que la persona se sienta ofendida, humillada y/o intimidada. Es un término relativamente

reciente que describe un problema antiguo. Tanto la OIT como la CEDAW identifican el

acoso sexual como una manifestación de la discriminación de género y como una forma

específica de violencia contra las mujeres. El acoso sexual es una violación de los derechos

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fundamentales de las trabajadoras y los trabajadores, constituye un problema de salud y

seguridad en el trabajo y una inaceptable situación laboral.

¿Cómo se manifiesta el acoso sexual?

El acoso sexual puede presentarse de distintas maneras:

1. Como chantaje: cuando se condiciona a la víctima con la consecución de un beneficio laboral

−aumento de sueldo, promoción o incluso la permanencia en el empleo− para que acceda a

comportamientos de connotación sexual.

2. Como ambiente laboral hostil en el que la conducta da lugar a situaciones de intimidación o

humillación de la víctima. Los comportamientos que se califican como acoso sexual pueden

ser de naturaleza:

 Física: violencia física, tocamientos, acercamientos innecesarios.

 Verbal: comentarios y preguntas sobre el aspecto, el estilo de vida, la orientación sexual,

llamadas de teléfono ofensivas.

 No verbal: silbidos, gestos de connotación sexual, presentación de objetos pornográficos.

Algunos ejemplos

 Contacto físico innecesario y no deseado.

 Observaciones molestas y otras formas de acoso verbal.

 Miradas lascivas y gestos relacionados con la sexualidad.

 Petición de favores sexuales.

 Insultos, observaciones, bromas e insinuaciones de carácter sexual.

 Comentarios, bromas, gestos o miradas sexuales.

 Manoseos, jalones o pellizcos en forma sexual.

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 Restregar a la víctima contra alguien de un modo sexual.

 Propagar rumores sexuales acerca de la víctima.

 Jalar la ropa de manera sexual.

 Mostrar, dar o dejar imágenes sexuales, fotografías, ilustraciones, mensajes o notas sexuales.

 Escritos, mensajes (pintas, grafitis) sexuales acerca de la víctima, en paredes de los baños,

vestuarios, etc.

 Forzar a besar a alguien o a algo más que besar

 Llamar a la víctima “gay” o “lesbiana”.

 Espiar mientras se cambia o está encerrada en un sanitario.

 La utilización o exhibición de material pornográfico.

Acoso sexual, relaciones de poder y condiciones de trabajo

El acoso sexual es una manifestación de relaciones de poder. Las mujeres están más expuestas

a ser víctimas del acoso sexual precisamente porque se encuentran en posiciones de menos

poder, más vulnerables e inseguras, a veces tienen más baja autoestima y menor confianza en

ellas mismas. Pero también pueden ser objeto de acoso cuando se las percibe como

competidoras por el poder. Por tanto, el acoso sexual afecta a mujeres en todos los niveles

jerárquicos y tipos de trabajo.

El acoso sexual forma parte e influye en las condiciones de trabajo. El hostigamiento sexual

perjudica las condiciones de trabajo. Es uno de los factores de riesgo que aparecen en

investigaciones de salud ocupacional que han contemplado el conjunto de condiciones de

trabajo y han incorporado las experiencias y la voz de las trabajadoras. Como se observa en el

gráfico que presenta los resultados de la I Encuesta Centroamérica de Condiciones de Trabajo

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y Salud de 2011, en la región el porcentaje de mujeres que manifiestan exposición a este factor

de riesgo es mayor en todos los casos al porcentaje de hombres.

El acoso sexual tiene un impacto directo en la salud, con repercusiones psíquicas

(reacciones relacionadas con el estrés como traumas emocionales, ansiedad, depresión, estados

de nerviosismo, sentimientos de baja autoestima), y físicas (trastornos del sueño, dolores de

cabeza, problemas gastrointestinales, hipertensión).

¿Qué consecuencias tiene en la salud y en el empleo?

Para las víctimas:

o Sufrimiento psicológico: como humillación, disminución de la motivación, pérdida de

autoestima.

o Cambio de comportamiento, como aislamiento, deterioro de las relaciones sociales.

o Enfermedades físicas y mentales producidas por el estrés, incluso suicidio.

o Riesgo de pérdida de trabajo.

o Aumento de la accidentalidad.

Para los empleadores:

o Disminución de la productividad de la empresa debido a:

o Peligro del trabajo en equipo,

o Desmotivación,

o Absentismo.

o Alta rotación de recursos humanos.

o Gastos por procedimientos administrativos e indemnizaciones.

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o Dificultad para llenar las vacantes en aquellos lugares de trabajo señalados por problemas de

acoso sexual.

o Deterioro de las relaciones laborales.

Para la sociedad:

o Costes a largo plazo para la reintegración de las víctimas.

o Incremento de la violencia de género, violencia laboral, discriminación en el empleo,

segregación ocupacional.

o Gastos en procesos legales y penales.

o Dificultad para el acceso de las mujeres a trabajos de alto nivel y buenos salarios,

tradicionalmente dominados por los hombres.

¿Qué barreras, temores y creencias pueden tener las personas víctimas de

acoso sexual?

 Temor a hablar de lo ocurrido: la sexualidad humana sigue siendo un tema tabú del que no se

quiere hablar ni reflexionar.

 Temor a ser victimizada: por negligencia, indiferencia, torpeza de quien recibe la demanda o

denuncia.

 Temor a la crítica de los compañeros de trabajo: presión de sus superiores y compañeros y

compañeras de trabajo por presentar la queja interna o denuncia judicial.

 Desconocimiento de derechos: desconocimiento o inciertas referencias de los procedimientos

que se deben seguir.

 Temor a no encontrar medios probatorios: dificultades probatorias y eventual costo alto de los

trámites ulteriores.

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 Desconfianza en los mecanismos, por desconocimiento o desprestigio de estos.

 Temor a la no confidencialidad ni reserva del hecho: publicidad de los sucesos en el lugar de

trabajo, que expone la intimidad de quien ha sido objeto de acoso.

 La mala interpretación: haber interpretado mal los hechos ocurridos.

 Culpabilidad: se sienten culpables y se preguntan si no propiciaron el acoso sexual por la

forma amable de relacionarse o por la vestimenta, actitudes, etc.

 La incomprensión del hecho: no haber comprendido o interpretado erróneamente el límite de

la tolerancia entre la torpeza y el acoso sexual.

 La relación con quien acosa: precisar la situación actual cuando hubo alguna relación anterior

con quien acosa.

 El temor a las represalias: tanto las represalias abiertas o encubiertas, incluso a que haya más

acoso.

 Pérdida de oportunidad: pérdida de condiciones laborales, obstáculos futuros para ascensos o

el des-pido.

 Pérdida de derechos: negación, peligro, afectación o pérdida de derechos adquiridos o en

expectativa.

Los ejes del acoso sexual en el trabajo

El acoso sexual en el ámbito laboral se inscribe en tres grandes ejes: la violencia contra las

mujeres, un entorno laboral sexista, y un marco de abuso de poder (tanto jerárquico como de

género).

En primer lugar, el acoso sexual en el ámbito laboral se inscribe en un contexto de

violencia contra las mujeres, es decir, lo que subyace al mismo es la violencia como

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instrumento de poder de género. En este sentido, se defiende que su carácter sexual sería

secundario, al tratarse sobre todo de un abuso de poder masculino.

Asimismo, se incardina en un entorno laboral sexista, en el que se producen otros actos

discriminatorios contra las mujeres, tales como las diferencias de salario, el reparto de tareas

por sexos, etc. De manera secundaria, se asocia también a otros tipos de acoso que se

producen en el ámbito laboral, tales como el psicológico o moral.

En tercer lugar, se produce en un marco de abuso de poder, y por lo tanto puede acompañar

a otro tipo de conductas abusivas, no sólo sexistas, sino también racistas, homófonas, etc. En

este sentido, el acoso sexual vertical se considera más grave que el ejercido entre compañeros/

as, puesto que en el primer caso el acosador se aprovecha de una doble posición de ventaja: la

que le proporciona ser jefe -y que de él dependan la continuidad en la empresa de la víctima,

su sueldo y su promoción-, y la que emana de su género.

Actitudes de las mujeres trabajadoras ante el acoso sexual.

Cuando se expuso a la consideración de las mujeres trabajadoras su opinión ante diferentes

situaciones o actitudes relacionadas con el acoso sexual, el análisis de las respuestas señala

una fuerte unanimidad, principalmente en tres aspectos esenciales:

 El acoso sexual es una forma de violencia (92,4%).

 El acoso sexual no tiene que venir necesariamente de un superior (solamente el 4,7% aceptan

la relación de acoso sexual y jerarquía laboral).

 El acoso sexual no se produce debido a una actitud complaciente de la mujer (solamente el

11,0% de las mujeres aceptan que el acoso se inicie por que la mujer no se ha puesto en su

sitio).

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En el resto de opiniones se observa una mayor heterogeneidad de respuestas. Hay que

prestar una especial atención a una división de opiniones sobre que el acoso sexual “es una

forma de discriminación sexual”, probablemente debido a que las trabajadoras españolas

enfatizan más el componente de agresión implícito en este tipo de conductas que el propio de

la segregación que puede suponer este tipo de actitudes machistas.

También hay que llamar la atención sobre un 43,9% que está de acuerdo con que “las

mujeres aguantan el acoso sexual para no perder el trabajo” y que un 38,2% reconozca que

aún “el entorno tiende a culpabilizar a las mujeres acosadas sexualmente”.

El hecho de que un 27,9% opine que “los hombres no le dan importancia” y que un 25,1%

afirme que “hay mujeres que usan el acoso en su provecho”, muestra que aún quedan 7

realidades y actitudes por cambiar, en ambos sexos, para tratar de erradicar estos

comportamientos agresivos.

La conceptualización del acoso sexual en el trabajo

Con el fin de conceptualizar el acoso sexual y delimitar las situaciones asociadas al mismo, se

plantearon a las mujeres entrevistadas una serie de situaciones que se pueden producir el

ámbito laboral con el fin de que las delimitaran en función de su consideración como

susceptibles de considerarse acoso sexual, utilizando una escala de cuatro posiciones: no es

acoso, acoso leve, acoso grave y acoso muy grave.

En base a las respuestas obtenidas, se ha elaborado una taxonomía partiendo de la premisa

de que todas las situaciones analizadas pueden considerarse situaciones de acoso sexual, en

tanto y cuanto, dicha percepción depende de la sensibilidad y vivenciarían de cada mujer ante

la ocurrencia de dichas situaciones.

23
Una clasificación operativa del acoso sexual en el trabajo según la

percepción de las trabajadoras

Una vez analizadas las valoraciones sobre las 15 conductas de acoso, se establece una

clasificación operativa de lo que puede considerarse acoso leve, grave o muy grave. Esta

taxonomía se utilizará en los análisis de los apartados siguientes:

Acoso leve: criterio Æ menos de un 55% lo considera grave o muy grave.

 Chistes de contenido sexual sobre la mujer

 Piropos / comentarios sexuales sobre las trabajadoras

 Pedir reiteradamente citas

 Acercamiento excesivo

 Hacer gestos y miradas insinuantes

Acoso grave: criterio Æ de un 55% a un 85% lo considera grave o muy grave.

 Hacer preguntas sobre su vida sexual

 Hacer insinuaciones sexuales

 Pedir abiertamente relaciones sexuales sin presiones

 Presionar después de la ruptura sentimental con un compañero

Acoso muy grave: criterio Æ más de 85% lo considera grave o muy grave.

 Abrazos, besos no deseados

 Tocamientos, pellizcos

 Acorralamientos

 Presiones para obtener sexo a cambio de mejoras o amenazas

 Realizar actos sexuales bajo presión de despido

24
 Asalto sexual

A tenor de las respuestas obtenidas, la gradación de gravedad de las mismas parece ir

asociada a la existencia de contacto físico entre el agresor y la víctima. Así, se puede

determinar un 8 acoso sexual de componente verbal, compuesto por acercamientos, miradas

insinuantes, preguntas e insinuaciones sexuales, … , que son valorados mayoritariamente

como “graves” por las mujeres trabajadoras; y un acoso sexual de componente físico, señalado

mayoritariamente como “muy grave”, caracterizado por la existencia de un contacto físico

forzado por parte del acosador hacía la víctima.

Es importante reseñar un segundo factor que redunda en la consideración de la gravedad del

acoso: la presión ejercida sobre la víctima con el fin de mantener relaciones sexuales supone

un fuerte agravamiento de la conceptualización de dicha situación. De hecho, y más allá del

asalto sexual con fuerza física (que ya constituye de por sí un delito tipificado en el código

penal) el acoso sexual se considera muy grave (independientemente de que haya un contacto

físico) siempre que se produce una fuerte coacción (como puede ser la amenaza de despido)

para mantener una relación sexual no consentida. Así, el 85,6% de las mujeres entrevistadas

valoran como acoso muy grave “las presiones para obtener favores sexuales a cambio de

mejoras laborales o bajo la amenaza del despido”, en tanto que el 89,6% remarca la extrema

gravedad del acoso cuando el acosador consigue “realizar actos sexuales bajo presión de

despido”.

El perfil del acoso sexual en el trabajo

El acoso sexual presenta muy distinta incidencia según los grupos sociales analizados. Como

se puede apreciar en el gráfico siguiente, la edad, el estado civil y la nacionalidad aparecen,

dentro de las características personales de las trabajadoras, con amplias diferencias internas.

25
Circunstancia que se observa tanto en el caso del acoso técnico como del acoso declarado. En

cuanto al marco laboral, se observan igualmente fuertes diferencias en función del sector de

actividad, el puesto desempeñado y el tamaño de la empresa.

Tomando como referente los datos relativos al acoso declarado, se puede señalar que afecta

más a:

o Las trabajadoras menores de 34 años

o Solteras

o Procedentes de países extracomunitarios

o Las trabajadoras cualificadas

o Y se da con más habitualidad en:

o Los sectores de construcción e industria

o En centros de trabajo de tamaño mediano (de 20 a 250 trabajadores) y grandes (más de 250

trabajadores)

Más allá de las variables personales, laborales o situacionales, un dato a tener en cuenta es

la relación existente entre acoso sexual y discriminación laboral. En este sentido, las empresas

en las que las mujeres trabajadoras perciben que son discriminadas en su trabajo por el hecho

de ser mujer tienen una mayor incidencia de acoso sexual declarado. De hecho, se duplica la

incidencia del acoso (18,7%) entre las trabajadoras que trabajan en empresas que discriminan

a mujeres.

¿El acoso sexual en el mundo del trabajo terminara?

El Convenio sobre la violencia y el acoso (núm. 190) y la Recomendación que lo acompaña

(núm. 206) fueron adoptados en junio de 2019, en la Conferencia del Centenario de la

Organización Internacional del Trabajo (OIT). La comunidad internacional indicó claramente

26
que la violencia y el acoso en el mundo del trabajo no van a tolerarse y deben acabar. Estos

instrumentos fundamentales fueron elaborados por los actores del mundo del trabajo

(representantes de los gobiernos, los empleadores y los trabajadores), y establecen un marco

común para prevenir y abordar la violencia y el acoso, basado en un enfoque inclusivo,

integrado y que tenga en cuenta las consideraciones de género.

El Convenio reconoce que toda persona tiene derecho a un mundo del trabajo libre de

violencia y acoso, incluida la violencia y el acoso por razón de género. Brinda una protección

amplia y se aplica a los sectores público y privado, a la economía formal e informal, y en las

zonas urbanas y rurales. El Convenio define la violencia y el acoso como “un conjunto de

comportamientos y prácticas inaceptables, o de amenazas de tales comportamientos y

prácticas, ya sea que se manifiesten una sola vez o de manera repetida, que tengan por objeto,

que causen o sean susceptibles de causar, un daño físico, psicológico, sexual o económico, e

incluye la violencia y el acoso por razón de género.” Seguidamente, la violencia y el acoso por

razón de género se definen como “la violencia y el acoso que van dirigidos contra las personas

por razón de su sexo o género, o que afectan de manera desproporcionada a personas de un

sexo o género determinado, e incluye el acoso sexual” (art. 1,1).

El acoso sexual es un fenómeno generalizado que socava la igualdad en el trabajo. Puede

tener un impacto negativo en la remuneración, la progresión profesional y las condiciones de

trabajo de las víctimas, y conducir a las personas fuera del mundo del trabajo. Si bien puede

afectar a cualquiera, el acoso sexual afecta particularmente a las mujeres y refuerza los

estereotipos sobre sus capacidades y aspiraciones. También contribuye a que menos mujeres

se incorporen al mercado de trabajo o permanezcan en él (lo que aumenta la brecha de

participación en la fuerza de trabajo) y a que su remuneración sea menor a la de los hombres

(lo cual exacerba la brecha salarial por motivo de género).


27
Prevenir el acoso sexual en el mundo del trabajo

El acoso sexual es física y psicológicamente perjudicial, y no debería tolerarse en ningún lugar

y bajo ninguna circunstancia, en particular en el mundo del trabajo.

Con objeto de prevenir el acoso sexual, es importante crear unos lugares de trabajo

inclusivos y sustentadores, en los que esté claro que el acoso sexual no se tolera. También es

importante desmantelar la cultura de impunidad que le rodea con frecuencia, así como las

normas de género, culturales y sociales que apoyan la violencia y el acoso. Es preciso crear

una cultura en el lugar de trabajo basada en el respeto mutuo y la dignidad, y los empleadores

tienen la responsabilidad de tomar medidas acordes con su grado de control a fin de prevenir

la violencia y el acoso. Algunos lugares de trabajo toleran, o incluso fomentan, la objetivación

sexual de las mujeres y el maltrato de las trabajadoras lesbianas y de los trabajadores gays,

bisexuales, trans, intersexuales o no convencionales en cuanto al género, y esto puede

arraigarse en la cultura del lugar de trabajo, si no se aborda de manera adecuada.

Las políticas o medidas de prevención importantes pueden comprender proporcionar

información y capacitación sobre el acoso sexual para los trabajadores y otras personas

concernidas, y elaborar – y mostrar en un lugar destacado – una política del lugar de trabajo o

un código de conducta que defina claramente y prohíba el acoso sexual.8 La inaceptabilidad

de una mala conducta y las consecuencias y medidas disciplinarias correspondientes deberían

indicarse claramente. También es importante incluir el tema del acoso sexual en las

evaluaciones de los riesgos en el lugar de trabajo, y garantizar unos procedimientos de

notificación y de presentación de quejas que sean seguros, equitativos y eficaces. Estos

28
procedimientos deben explicarse claramente y deberían comprender la protección contra las

represalias, en particular a través de requisitos de confidencialidad apropiados.

El objetivo debería ser prevenir el acoso sexual en el mundo del trabajo, y no prohibir a las

mujeres acceder a un trabajo decente ni avanzar o permanecer en el mismo. Por lo tanto, debe

actuarse con cautela para no reforzar la segregación ocupacional – por ejemplo, unos esfuerzos

bien intencionados para responder a los ambientes de trabajo hostiles pueden acabar

excluyendo de forma involuntaria a las mujeres de ciertos sectores. La Recomendación núm.

206 indica claramente que las medidas de prevención de la violencia y el acoso no deberían

resultar en la restricción ni la exclusión de la participación de las mujeres en determinados

empleos, sectores u ocupaciones.

Proteger contra el acoso sexual a través de la legislación

Es importante tomar medidas eficaces para prevenir y prohibir el acoso sexual en el mundo del

trabajo. El acoso sexual es una de las formas de violencia y acoso más reguladas en el mundo

del trabajo. De los 80 países estudiados por la OIT, 65 regulan dicho fenómeno.

Las medidas contra el acoso sexual en el mundo del trabajo exigen un enfoque inclusivo,

integrado y que tenga en cuenta las consideraciones de género, y deben colmarse las lagunas

legislativas a fin de asegurar la prevención efectiva del acoso sexual y la protección contra el

mismo. Por ejemplo, el derecho penal permite a las víctimas buscar protección policial, pero

ésta normalmente se limita a las agresiones sexuales, exige una carga de la prueba elevada y

no aborda la gran diversidad de comportamientos y prácticas inaceptables que comprende el

acoso sexual. En la práctica, los enjuiciamientos relacionados con el acoso sexual en el

derecho penal son poco frecuentes y es improbable que tengan éxito. Por otra parte, el derecho

29
laboral puede cubrir una mayor diversidad de comportamientos, pero su alcance puede verse

limitado por el tipo de contrato. La cobertura del derecho laboral a menudo se limita a las

personas que tienen un contrato de trabajo y una relación estricta empleador-trabajador, por lo

que se excluye a los contratistas independientes, aprendices, voluntarios, personas en busca de

empleo y otras personas. También puede excluirse a determinadas categorías de trabajadores,

como los trabajadores domésticos o los trabajadores agrícolas, a pesar de estar más expuestos

al riesgo de acoso sexual. Así pues, es importante cubrir el acoso sexual en diferentes ámbitos

del derecho.

El acoso sexual y el Convenio núm. 190 y la Recomendación núm. 206

El Convenio núm. 190 incluye el acoso sexual en la violencia y el acoso por razón de género,

y exige a los Estados definirlos y prohibirlos (art. 7). Esto tiene lugar en un momento en el que

los Estados están prohibiendo cada vez más el acoso sexual en el derecho laboral y en otros

ámbitos del derecho.

El Convenio dispone que, con objeto de prevenir y abordar la violencia y el acoso, es

preciso respetar, promover y llevar a efecto los principios y derechos fundamentales en el

trabajo (arts. 5 y 6). En virtud de los instrumentos se exigen medidas específicas en el contexto

de la violencia y el acoso por razón de género, incluida la adopción de medidas de prevención

y protección, como las evaluaciones de los riesgos en el lugar de trabajo que tienen en cuenta

los peligros y los riesgos que se deriven de la discriminación, el abuso de las relaciones de

poder, y las normas de género y culturales y sociales que fomentan la violencia y el acoso (art.

9 del Convenio núm. 190 y párr. 8 de la Recomendación núm. 206). El Convenio insta

asimismo a proporcionar a las víctimas acceso efectivo a mecanismos de presentación de

30
quejas y de resolución de conflictos que tengan en cuenta las consideraciones de género y que

sean seguros y eficaces (arts. 9 y 10). La Recomendación contiene detalles sobre el apoyo, los

servicios y las vías de recurso y reparación posibles para las víctimas de violencia y acoso por

razón de género, e incluye apoyo para reincorporarse al mercado de trabajo y servicios de

asesoramiento e información (párr. 17).

El acoso sexual sigue estando ampliamente tolerado en el mundo del trabajo, y se necesita

un cambio social más profundo. Como reconoce el Convenio, con objeto de abordar la

violencia por razón de género, es preciso luchar contra sus causas subyacentes y los factores

de riesgo. Éstos incluyen los estereotipos de género, las formas múltiples e intersecciones de

discriminación y el abuso de las relaciones de poder por razón de género (Preámbulo). A este

respecto, los trabajadores y los empleadores, y sus organizaciones, desempeñan un papel

primordial en la creación de culturas respetuosas y que tengan en cuenta las consideraciones

de género en el mundo del trabajo. Esto puede lograrse a través de la legislación, de convenios

colectivos y de otras medidas encaminadas a acabar con el clima de impunidad y con el

sexismo en torno al acoso sexual, proporcionando formación y realizando actividades de

sensibilización, y apoyando a las víctimas.

Lineamientos generales sobre violencia de género en el ámbito laboral para

los centros de trabajo en México

Si bien no es posible predecir los actos de violencia, existen factores de riesgo que pueden

propiciar la incidencia de la violencia en el trabajo.

Por ello, la mejor manera de prevenir siempre será promover relaciones de trabajo positivas

y el respeto de la autonomía, dignidad y los derechos humanos de todas las personas; dichas

31
condiciones hacen que la violencia ocurra con menor probabilidad.

Las circunstancias y condiciones de trabajo, así como las condiciones psicosociales, tienen

un impacto tanto en la prevalencia de la violencia en el trabajo como en la capacidad de las

víctimas para acudir a algún mecanismo que pueda remediar la situación. Por ello, es

importante considerar tanto los factores de protección como los factores de riesgo de la

violencia laboral que se mencionan a continuación de forma indicativa y no exhaustiva.

Factores de protección

Un aspecto que brinda visibilidad y reconoce la importancia de atender el problema de la

violencia de género en el ámbito del trabajo es involucrar pública y conscientemente a las

mujeres en ciertos cargos de toma de decisiones; si bien esa medida por sí sola no garantiza

que los problemas de violencia o discriminación desaparezcan, representa un mensaje claro de

que la empresa, organismo o dependencia tienen la intención de fomentar la participación, en

igual de condiciones, de las mujeres en todos los niveles.

Es especialmente importante que exista una representación paritaria femenina en los

organismos, mecanismos o uniones que promueven, velan o representan los intereses de las y

los trabajadores, pues existe un vínculo entre la ausencia de representación femenina en esos

cuerpos y la falta de interés o atención de la violencia de género en el ámbito laboral.

Particularmente, toda sede de empleo (pública y privada) debe establecer un área

responsable de atender las peticiones o solicitudes de intervención para que las y los

trabajadores cuenten con un espacio de conciliación y remedio de la situación cuando las

afectaciones no comprometan su bienestar, así como de orientación, acompañamiento y

32
denuncia cuando las agresiones trasgredan leyes penales, civiles o laborales que afecten sus

derechos e intereses.

Así, resulta indispensable la creación o adopción de una ruta interna o protocolo modelo

para la atención de estas situaciones, seguida de acciones para su implementación en la

empresa, organismo o dependencia, entre ellas la determinación de las áreas encargadas de su

aplicación, vigilancia e imposición de sanciones; las personas adscritas y su titular, las etapas

del procedimiento a seguir y su duración, así como las reglas a seguir para probar la existencia

de las acusaciones. Es importante que dicha ruta establezca qué áreas tienen las facultades y

cuentan con personal para brindar servicios de contención, asistencia, orientación y atención

de peticiones por violencia laboral, incluyendo la adopción de medidas urgentes frente a

amenazas o riesgo de daño a la integridad psicoemocional de la persona que denuncia.

Un aspecto principal que debe cuidarse es el procedimiento de denuncia. En este sentido, el

acceso a las instalaciones del área encargada o la atención personal de los casos deben contar

con alguna medida que resguarde su privacidad con el fin de garantizar su libre denuncia,

evitar la creación de un rechazo social o agudizar las situaciones de tensión o clima hostil

hacia la persona que sea víctima.

Asimismo, los lineamientos de aplicación de dicha ruta deberán establecer la obligación,

hacia los denunciados y la empresa, organismo o dependencia en su conjunto, de no tomar

represalias contra la persona que ha decidido interponer este recurso.

Tanto la ruta como el reglamento o documento interno que determine esos detalles deben

presentarse (si es que no existieran) o difundirse continuamente de forma pública,

garantizando que esos sean accesibles a todas las personas en formatos electrónicos o

tradicionales, incluyendo carteles y trípticos informativos.

33
Finalmente, si bien las empresas, organismos o dependencias que puedan ostentar un

carácter público o de autoridad, están sujetas a obligaciones específicas y delimitadas en

relación con el desahogo de una investigación y el debido proceso, nada impide a una persona

empleadora privada (física o moral) adoptar el mismo estándar de acceso a un remedio

adecuado y efectivo para resolver la situación de violencia que experimenta una persona,

asegurar su integridad y resolver la investigación en un plazo razonable con el fin de sancionar

a las personas responsables.

¿Qué debo tener en cuenta para evaluar si mi centro de trabajo cuenta con

medidas para prevenir la violencia laboral?

Un lugar de trabajo cuenta con condiciones apropiadas para prevenir la violencia laboral si:

 Existe una política clara y pública de no permitir relaciones laborales que generen conflictos

de intereses, que tiene en cuenta las disposiciones penales y en materia de responsabilidad del

servicio público, que puedan ser aplicables a la empresa, organismo o dependencia.

 Cuenta con Lineamientos o Código de ética que regula las relaciones interpersonales y de

trabajo en el ámbito de la empresa, organismo o dependencia. Idealmente, dicho documento

debería especificar que el trato que debe prevalecer en las relaciones internas, horizontales o

verticales, se rige por lo dispuesto por el artículo primero y cuarto de la Constitución Federal,

así como a los instrumentos internacionales que se relacionen con sus labores.

 Esos Lineamientos o Código se encuentran disponibles y son accesibles en el idioma y

presentación de lectura que se adapta a las necesidades específicas de todas las personas que

ahí laboran (considerando lenguas indígenas utilizadas, braille, en audios o software para

personas con discapacidad visual, por ejemplo). Existe una política prioritaria que promueve el

34
crecimiento profesional en armonía con su desarrollo personal, promoviendo y facilitando el

acceso a oportunidades de mejora de condiciones laborales, comprendidos los ascensos de las

y los empleados en igualdad de condiciones y sobre la base de los méritos.

 Sobre la base de la igualdad de las y los empleados, se ha creado una escala salarial paritaria,

se elimina toda brecha salarial y se asegura que todas las personas que tengan el mismo cargo,

funciones y jornada accedan al mismo salario.

 Se favorece una representación paritaria de trabajadoras en puestos de mando y alta jerarquía.

 Existe una posición política clara de no tolerar y sancionar la violencia laboral, incluyendo la

violencia contras las mujeres, sobre todo el acoso y hostigamiento sexuales.

 Existe un mecanismo interno de presentación de denuncias por violencia en el ámbito del

trabajo y se cuenta con la ruta de atención y las reglas que regulan el procedimiento de

denuncia. Los tres aspectos se han hecho del conocimiento oficial de todo el personal y

mandos de la empresa, organismo o dependencia.

 Se ha designado con claridad y publicidad al área responsable y personal adscrito a la misma,

para atender las solicitudes de intervención antes casos de violencia laboral. Sus funciones y

facultades se han hecho de conocimiento de todas las personas.

 Existe un procedimiento claro para este tipo de casos y tanto la ruta de atención como las

reglas de trámite aseguran que son accesibles a todas las personas y resguardan la privacidad

de las y los involucrados.

 Durante el último año, la empresa, organismo o dependencia ha adoptado por lo menos dos

acciones, de las que a continuación se enuncian: a) distribución electrónica o en papel de los

Lineamientos a todas las personas que ahí laboran; b) la adopción de una campaña sobre su

importancia y contenido; c) la elaboración y distribución continua de un instrumento de rápida

consulta de su contenido; d) la elaboración de encuestas que analicen el clima laboral y la


35
difusión de sus resultados; e) el análisis de la incidencia de denuncias presentadas por

violencia laboral en la empresa, organismo o dependencia, a cargo de un tercero, y la difusión

de sus resultados; f) la realización de una campaña contra la violencia en el ámbito del trabajo,

que esté enfocada en los tipos de violencias detectadas en el último análisis de clima laboral y

de incidencia de denuncias; g) la elaboración de un estudio organizacional, que evalúe si

existen problemas en el diseño del trabajo, conflictos o duplicidad de roles, si hay falta de

personal, existe una administración o liderazgo incompetente, o hay un clima social negativo u

hostil en el contexto de una cultura que permite o premia el acoso; y, h) la elaboración y

distribución de un kit de bienvenida para cada nueva persona que ingrese a la empresa,

organismo o dependencia, que incluye una copia de los Lineamientos, una copia de la última

campaña de difusión y una copia del instrumento de consulta rápida.

 Las campañas de difusión de los Lineamientos han sido acompañadas de acciones de difusión

de los derechos y obligaciones generales y aquellos específicos que existen en materia laboral

para el tipo de actividad de la empresa, organismo o dependencia. Tanto las campañas como

las acciones de difusión se encuentran en el sitio web y están disponibles al mayor público

posible.

 Se ha solicitado la cooperación del área del gobierno estatal o municipal que corresponda, o de

personas expertas independientes, para que impartan a todo el personal de todas las jerarquías

cursos de sensibilización y promoción de los derechos humanos, en especial, sobre perspectiva

y violencia de género, así como en materia de acoso y hostigamiento sexuales. Cuando no ha

sido posible que esos se LINEAMIENTOS GENERALES SOBRE LA VIOLENCIA

LABORAL_291019.indd 40 29/10/19 4:57 a. m. 41 Lineamientos generales sobre violencia

de género en el ámbito laboral para los centros de trabajo en México impartan a todo el

personal, se ha hecho preferentemente con el personal de mando y dirección, para asegurar


36
que intervengan y regulen el resto de las relaciones en el lugar de trabajo con estándares libres

de violencia y discriminación.

 La empresa, organismo o dependencia cuenta con horarios de trabajo y política laboral

adecuada que permite la conciliación de la vida laboral con la vida personal o familiar de

acuerdo con los estándares internacionales aplicables.

 Las instalaciones físicas de la empresa, organismo o dependencia son salubres y cuentan con

espacios adecuados para el desempeño de las labores del personal, asegurándose que todas las

personas cuentan con los recursos necesarios, instalaciones adecuadamente equipadas y

personal suficiente para sus jornadas ordinarias. Esas prevenciones han incluido espacios

sanitarios adaptados a las necesidades de todas las personas y espacios por separado para

facilitar la lactancia de las mujeres trabajadoras que lo requieren.

 Existe una política clara y pública de privilegiar las relaciones laborales no ambiguas y

respetuosas de los derechos constitucionales de las y los trabajadores, la existencia de

contratos escritos y difundidos entre las partes contratantes, sin importar si se trata de

contratos de duración indefinida, temporales, de tiempo parcial o de corta duración, así como

garantizar los derechos a la seguridad social de las y los empleados.

 Considerando el sector de la actividad de la empresa (economía agrícola o rural, de textiles,

vestido, piel, calzado o manufactura y maquila en general, hospedaje, servicios de

alimentación, servicios de transporte, servicios domésticos) o de servicios del organismo o

dependencia (servicios de salud, seguridad social, trabajo social, educación, de policía, de

emergencia o protección de las personas, administración pública o de trabajo voluntario) y que

el personal que labora en ellas se encuentra en condiciones de mayor exposición a violencia

(por trabajar directamente con el público, tener a su cargo la facultad de proporcionar o negar

servicios, trabajar con personas en situación de peligro o riesgo, trabajar con objetos de valor,
37
tener horarios de trabajo nocturno, o trabajar en solitario o en cierto aislamiento), se ha creado

un protocolo y ruta de atención con el fin de que accedan a servicios para manejo de

frustración y de contención emocional de así solicitarlo o detectarlo como necesario por sus

superiores, sin que ello sea motivo o permita sin agotar los procedimientos legales necesarios,

su separación injustificada del trabajo o negación de otras condiciones o prestaciones.

 Se dan a conocer las líneas de atención, instancias y mecanismos externos a la empresa y

sujetos a la autoridad del Estado a los que el personal podría acceder frente a la comisión de

un delito, una vulneración de sus derechos laborales o de sus derechos humanos.

Factores de riesgo

Relaciones de poder

Las relaciones asimétricas de poder entre las personas existen en todas las esferas, pero

pueden ser una fuente de violencia en el lugar del trabajo, como ocurre en el caso del bullying,

la prohibición de acceso a bienes, servicios o recursos, incluyendo la retención injustificada

del salario o los cheques de pago.

Las personas en posiciones de poder influyen en el comportamiento de otros en el lugar de

trabajo. Por ejemplo, un supervisor que acosa a una o un empleado en realidad manda un

mensaje a los demás que ese tipo de conductas son aceptables, lo que puede generar que exista

violencia entre colegas de trabajo de la misma jerarquía.

No obstante, no debe perderse de vista que la violencia puede ser cometida también por las

personas empleadas hacia las o los supervisores, por ejemplo, cuando se trata de acoso sexual:

un hombre acosa a su supervisora mujer, un estudiante acosa a una profesora de la Facultad o

una secretaria acosa a un supervisor de un grupo étnico o indígena que no es considerado

38
dominante en su sociedad. O en otro sentido, cuando los trabajadores que pertenecen a un

grupo dominante de la sociedad acosan a sus supervisores.

1. Circunstancias y condiciones del trabajo

De acuerdo con la OIT, hay ciertas condiciones del trabajo que aumentan la posibilidad de

que las y los trabajadores puedan sufrir violencia laboral. Es decir, existen circunstancias que

exponen a las y los trabajadores a ser víctimas de violencia laboral, e incluyen de forma no

exhaustiva las siguientes:

 Normalización de la violencia.

 Trabajar en contacto con el público.

 Tener a su cargo la facultad de proporcionar o negar servicios (lo cual incrementa el riesgo de

violencia ejercida por terceros que buscan esos servicios).

 Trabajar con personas en situación de peligro o riesgo.

 Trabajar con objetos de valor (como dinero, equipo o medicinas).

 Trabajar en entornos con recursos limitados, en instalaciones inadecuadamente equipadas, con

personal insuficiente para jornadas largas y para manejo de frustración.

 Horarios de trabajo no sociales (por ejemplo, los turnos nocturnos, que implican otros riesgos

como encontrar lugares de estacionamiento seguros para todas las personas).

 Trabajar en solitario o en cierto aislamiento.

2. Condiciones psicosociales

Los riesgos psicosociales para la comisión de violencia en el trabajo, en particular acoso y

bullying, están vinculados a una organización deficiente del trabajo, estructuras ambientales

inadecuadas del lugar de trabajo, y a un liderazgo negativo, por ejemplo:

Problemas en el diseño del trabajo, como los conflictos o duplicidad de roles,

La falta de personal,
39
La administración o liderazgo incompetente,

La exposición social de la persona que sufre violencia,

La ausencia de autonomía en la toma de decisiones,

El clima social negativo u hostil en el contexto de una cultura que permite o premia el acoso.

Asimismo, la OIT considera que el estrés laboral es un riesgo psicosocial, porque existe

una respuesta física y emocional nociva de las y los trabajadores, causada por un desequilibrio

entre las demandas en su desempeño, los recursos otorgados para sus labores y las capacidades

de las personas para hacer frente a esas demandas.

La normalización de la violencia se refiere a las situaciones en las cuales la frecuencia de la

violencia es tan común que las personas ya no la cuestionan y la observan como parte del

trabajo diario —por ejemplo, como el abuso verbal de los usuarios del transporte o las y los

clientes que violentan verbalmente o incluso acosan sexualmente a las meseras—.

Esto se observa particularmente en los sectores de los servicios de salud, seguridad social,

educación, de policía o protección de las personas, y de trabajo voluntario.

Riesgos derivados del tipo de actividad laboral que se desempeña de acuerdo con las

actividades, las personas que trabajan directamente en la atención del público y, en particular,

las que laboran en los servicios de salud, seguridad social, trabajo social, educación, de

policía, de emergencia o protección de las personas, administración pública, hospedaje y

servicios de alimentación, se encuentran en mayor posibilidad de sufrir violencia física en el

trabajo. Lo mismo ocurre con las y los trabajadores de los servicios de transporte, que

proporcionan servicios domésticos, que laboran en la economía agrícola y rural, de textiles,

vestido, piel y calzado.

En particular, existe un riesgo tratándose de aquellas que laboran como profesoras,

educadoras o personal escolar incluyendo el nivel universitario. Se ha detectado que, en el


40
caso de estas personas, el cyberbullying es el medio más común para expresar violencia

psicológica o sexual.

Además de considerar las circunstancias de las labores a realizar, desde el punto de vista de

la estabilidad en el empleo, se ha considerado que las y los trabajadores están mayormente

expuestos:

o Al hostigamiento o riesgos de salud mental cuando se trata de formas de empleo no

tradicionales, como el empleo temporal, el empleo por medio de agencias o acuerdos

contractuales que involucran a múltiples partes, las relaciones ambiguas de trabajo y el empleo

a tiempo parcial.

o Al bullying, acoso sexual y hostigamiento en el caso del trabajo temporal, a tiempo parcial o

con contratos de corta duración.

o Al abuso verbal cuando las y los trabajadores cuentan con contratos de duración indefinida.

o Cuando se trata de trabajo del mercado informal o cuyas plazas no existen oficialmente, pues

se considera que no están bajo la protección de la legislación laboral y no tienen derechos que

exigir.

1. El hecho de ser mujer

Si bien a lo largo del siglo XX se logró establecer una igualdad jurídica entre mujeres y

hombres, por medio de diferentes tratados de derechos humanos75 y su mención expresa en el

artículo 4 de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, como se ha indicado a lo largo

de este documento, en los hechos no hemos logrado que las mujeres gocen de esa igualdad y el

campo laboral no es una excepción.

¿Sabías que…?

41
 Son más las mujeres que los hombres con empleos vulnerables, de baja remuneración o

subvalorados.

 Sigue siendo desigual la participación de las mujeres en el mercado de trabajo con respecto a

la de los hombres. En 2013, a nivel mundial, un 72,2% de los hombres trabajaba, mientras que

esa relación entre las mujeres fue del 47.1%.

 En todo el mundo, las mujeres ganan menos que los hombres. En la mayoría de los países, las

mujeres en promedio ganan sólo entre el 60 y el 75% del salario de los hombres.

 Los factores coadyuvantes para que las mujeres perciban un salario menor incluyen el hecho

de que es más probable que las mujeres se desempeñen como trabajadoras asalariadas y en

trabajos familiares no remunerados; tienen más probabilidades de dedicarse a actividades de

baja productividad y a trabajar en el sector informal y con menores probabilidades de

movilidad al sector formal que los hombres.

 Asimismo, la noción que prevalece sobre la dependencia económica de las mujeres y la

probabilidad de que se desenvuelvan en sectores no organizados y sin representación

sindical80 también influyen en que su remuneración no sea idéntica a la de los hombres.

 Si las mujeres tuvieran el mismo salario, se estima que ellas podrían aumentar sus ingresos

hasta en un 76%. Esa diferencia de salarios se ha calculado que equivale a 17 billones de

dólares81 que en todo el mundo se dejan de pagar a las mujeres por su trabajo.

 Las mujeres tienen una responsabilidad desproporcionada con respecto al trabajo no

remunerado de cuidados que prestan a otras personas. Ellas dedican entre 1 y 3 horas más que

los hombres a las labores domésticas; entre 2 y 10 veces más de tiempo diario a la prestación

de cuidados (a hijas, hijos, personas mayores y enfermas), y entre 1 y 4 horas diarias menos a

actividades de mercado.

42
 El problema no sucede únicamente en países pobres o en desarrollo. Por ejemplo, en Europa

también ocurre, pues el 25% de las mujeres refiere que las responsabilidades de cuidados y

otras tareas de índole familiar y personal son la razón de su ausencia en la fuerza de trabajo, en

comparación con el tres por ciento de los hombres.

 Sin embargo, en países en desarrollo como México, los efectos son más graves. Al combinar

el trabajo remunerado y el no remunerado (como el cuidado de las hijas e hijos, y atención del

hogar), las mujeres de los países en desarrollo trabajan más que los hombres, destinando

menos tiempo a la educación, el ocio, la participación política y el cuidado propio.

 Pese a algunas mejoras logradas durante los últimos 50 años, prácticamente en todos los países

los hombres destinan por día más tiempo al ocio, mientras que las mujeres dedican más tiempo

a realizar tareas domésticas no remuneradas.

 Para las mujeres, las probabilidades de trabajar en el sector del empleo informal son más altas

que las de los hombres. En América Latina y el Caribe el 54% de las mujeres en empleos no

agrícolas se desempeña en el sector informal.87 En el mundo, en las zonas rurales, muchas

mujeres obtienen su sustento de la actividad agrícola de pequeña escala, casi siempre de

manera informal y a menudo sin remuneración.

 Hasta 2013, el 49,1% de las mujeres trabajadoras del mundo se encontraba en situación de

empleo vulnerable, a menudo sin protección de las leyes laborales, frente al 46,9% de los

hombres.

43
El acoso sexual en el lugar de trabajo en México: en busca de reparaciones

que transformen las relaciones de género.

¿Los nuevos enfoques no judiciales sobre el acoso y la violencia por razón de

género en México pueden ser un complemento eficaz para las vías

judiciales?

Una nueva reforma a la legislación laboral mexicana ofrece una serie de vías no judiciales

para remediar el acoso sexual en el lugar de trabajo, lo que incluye un mecanismo de

conciliación gubernamental y mecanismos de reclamaciones en el lugar de trabajo.

El acoso sexual en el lugar de trabajo

La Encuesta nacional sobre la dinámica de las relaciones en los hogares más reciente mostró

que el 27 % de las mujeres encuestadas dijeron que habían sufrido violencia por razones de

género en el trabajo. Hace poco, la Comisión Nacional de Derechos Humanos de México

publicó el Diagnóstico de hostigamiento sexual y acoso sexual de 2015-2018, donde evalúa la

eficacia del mecanismo de reclamaciones por hostigamiento y acoso sexual de la

Administración Pública. De acuerdo con el diagnóstico, de enero de 2016 a septiembre de

2018, se registraron 399 casos de hostigamiento o acoso sexual, presentados por 402 víctimas;

solo en el 1 % de esos casos se impuso una sanción a la persona responsable. Esto muestra que

el acoso sexual sigue siendo una práctica generalizada en México y también señala la urgente

necesidad de implementar mecanismos que puedan ofrecer reparaciones transformadoras de

las relaciones de género. 

Esto plantea importantes preguntas sobre cómo pueden contribuir diferentes tipos de vías

de recurso no judiciales a afrontar el acoso sexual en el lugar de trabajo: ¿cuáles son los pros y

los contras de los enfoques no judiciales? ¿Los enfoques no judiciales complementan


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eficazmente las vías judiciales o liberan al Estado de su deber de proteger? Así pues, México

presenta un caso interesante en el que se puede estudiar la forma en que los enfoques de

reparación no judiciales pueden o no contribuir a combatir la violencia de género

institucionalizada en el lugar de trabajo.

De enero de 2016 a septiembre de 2018, se registraron 399 casos de hostigamiento o acoso

sexual, presentados por 402 víctimas; solo en el 1 % de esos casos se impuso una sanción a la

persona responsable.

La necesidad de reparaciones que transformen las relaciones de género para remediar el

acoso sexual en el lugar de trabajo, debemos considerar las reparaciones transformadoras de

las relaciones de género: cambios organizacionales que tienen el potencial para afrontar las

desigualdades entre los géneros y evitar que se produzca el acoso sexual. La Corte

Interamericana de Derechos Humanos profundizó por primera vez sobre la noción de las

reparaciones con vocación transformadora en materia de género en una sentencia contra

México. La corte reconoció que los actos de violencia contra las mujeres están enmarcados en

un sistema de jerarquía de géneros que solo se puede entender plenamente en un contexto

estructural más amplio. En lo que respecta a la violencia por razón de género, las reparaciones

no se deben limitar a formas individuales de reparación; en cambio, su objetivo debe ser

cambiar las desigualdades de género en el lugar de trabajo para evitar que surjan casos

similares de violencia en el futuro.

Entre otras formas de reparación, las garantías de no repetición ofrecen el mayor potencial

para transformar las relaciones de género, ya que permiten que las víctimas interpongan un

recurso para exigir el remedio de una violación de derechos humanos, así como la prevención

de daños en el futuro. Es indispensable entender las causas fundamentales del acoso sexual

para poder ofrecer garantías de no repetición, mediante la prevención de estas conductas.


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Estefanía Vela Barba, académica mexicana, encontró en su investigación que la Encuesta

nacional sobre la dinámica de las relaciones en los hogares también muestra que 1,317,959

mujeres informaron que sufrieron violencia por razón de género en el trabajo durante 2016.

Sin embargo, el Informe del Sistema Nacional de Seguridad Pública sobre incidencia delictiva

muestra que en 2015 solo se abrieron 14,763 investigaciones por delitos sexuales, incluido el

acoso sexual. Esta diferencia demuestra que el mecanismo judicial del Estado es claramente

ineficaz: existe una brecha considerable entre el acoso sexual que ocurre y los casos que se

presentan ante el mecanismo judicial del Estado.

El acoso sexual en el lugar de trabajo también es una expresión del sexismo sistémico en el

espacio laboral. Algunas de las principales causas del acoso sexual en el lugar de trabajo son

la transferencia de los roles de género al lugar de trabajo (que también se conoce

como desbordamiento de los roles en función del sexo o segregación laboral por sexos), la

autoridad subjetiva y sin restricciones, y las estructuras organizacionales y culturales sexistas

que normalizan estas formas de violencia. En el contexto actual de la violencia de género,

sobre todo en países como México en los que la violencia es sistémica y arraigada, es crucial

buscar cambios estructurales en todas las esferas sociales —esto incluye las estructuras

organizacionales de las empresas, siempre y cuando sea parte de un enfoque integral de

reparación.

Violencia y desigualdad laboral en México: revisión teórica desde una

perspectiva de género

Violencia y desigualdad laboral hacia las mujeres trabajadoras

46
Se hace pertinente señalar que existen factores socioculturales que favorecen que una persona

sea víctima de violencia en el trabajo, por lo tanto, no es posible analizar el fenómeno de la

violencia laboral de forma desvinculada a otras problemáticas de índole social y

organizacional Toro y Gómez-Rubio (2016). Al respecto, en el contexto nacional Villacis y

Morales (2017), afirman que, existe una marcada prevalencia de violencia laboral

especialmente contra las mujeres. De acuerdo con Lang (2003), frecuentemente diversos

países se han referido a México como la “cuna del machismo”, haciendo alusión a la tendencia

de la población de reconocer al hombre cierto grado de superioridad sobre la mujer.

Las formas de manifestación de la violencia laboral hacia las mujeres incluyen actitudes y

comportamientos hostiles, humillación y discriminación, no solo por parte de personas con

jerarquía superior, sino también por parte de sus compañeros, e incluso, subordinados. Si bien,

la violencia laboral no es necesariamente una condición de género, a diferencia de los

hombres, éstas sufren comúnmente acoso sexual (Martínez y Cruz, 2008), además de ser

víctimas de condiciones laborales desiguales respecto al género masculino, como la

percepción de salarios inferiores y ausencia de prestaciones, lo cual indica una situación

constante de desventaja.

En el estudio realizado por Rodríguez y Castro-Lugo, (2014), se evidencia que existen

diferencias salariales entre hombres y mujeres, siendo menos favorecida la población

femenina, y que el 85% de las desigualdades están relacionadas con la discriminación. Esto

ocurre principalmente en trabajadoras no sindicalizadas donde la precariedad laboral es mayor

que la de los varones en la misma condición, exceptuando la insuficiencia salarial, donde esta

situación prevalece independientemente de su condición sindicalizada o no (Rubio, 2017).

Sobre este aspecto, Hernández (2018), asevera que a pesar de los avances en materia legal

sobre equidad laboral siguen permaneciendo marcadas desigualdades y menosprecio hacia el


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trabajo de la mujer mexicana. Por lo tanto, puede decirse que la discriminación laboral, es una

forma en que se ejerce violencia contra la mujer Corsi (2010).

Cerva (2014), asegura que existen antecedentes tanto en el ámbito nacional como en el

internacional de que los obstáculos a los cuales se enfrentan las mujeres dentro del ámbito

laboral por su condición de género, “se traducen en eventos explícitos e implícitos de agresión

y violencia” (p. 5). Esto puede evidenciarse a partir de los resultados de la Encuesta Nacional

sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH, 2016), publicados por el

Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2017), donde se muestra que de las 46.5

millones de mujeres que cuentan con 15 años de edad o más, alrededor del 66.1% han sufrido

por lo menos un incidente de “violencia emocional, económica, física, sexual, o

discriminación en los espacios escolar, laboral, comunitario, familiar o en su relación de

pareja” (p. 1). De igual forma, en el ámbito laboral, del total de mujeres que trabajan o han

trabajado, el 26.6% “ha experimentado algún acto violento, principalmente de tipo sexual y de

discriminación por razones de género o por embarazo” (p.2). Así mismo, establece que los

tipos de violencia más comunes son: la discriminación, las agresiones sexuales, las

humillaciones, la degradación y la intimidación.

Si bien, la violencia y desigualdad laboral hacia las mujeres trabajadoras no son fenómenos

exclusivos de un giro particular, existen antecedentes de algunos campos productivos donde se

encuentran especialmente presentes. En este sentido, Frías (2011), señala que en México, las

mujeres empleadas en la industria maquiladora, tienen mayor riesgo de sufrir discriminación

por embarazo, seguidas por empleadas de oficinas de gobierno. Por su parte, Ravelo y

Sánchez (2006), resaltan la presencia de “violencia del capital”, en la industria maquiladora de

exportación haciendo referencia al incumplimiento de los derechos laborales establecidos en la

Ley Federal del Trabajo (LFT), de forma sistemática por parte de los empleadores hacia las
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trabajadoras, tales como en la disciplina de los puestos de trabajo, catalogada por los autores

como “patológica”; en los despidos, que en muchas ocasiones resultan injustificados; en los

cierres de empresas, entre otros. Por otra parte, el Consejo Nacional para Prevenir la

Discriminación (CONAPRED, 2010), publicó que una tercera parte de las trabajadoras del

servicio doméstico en el país consideran que los problemas principales a los que se enfrentan

en el contexto laboral son la baja percepción salarial y el maltrato por parte de sus

empleadores, tales como abusos, humillaciones y discriminación. Adicionalmente en este

grupo laboral se observa la carencia de prestaciones sociales como acceso a servicios de salud,

aguinaldos, vacaciones, entre otras.

Marco legal para la protección de la mujer respecto a la violencia y

desigualdad laboral

Uribe, García, Castillo y Barrera (2011), exponen que en diversos estudios se ha evidenciado

que en México existen prácticas, tanto personales, como institucionales y culturales que

generan variadas formas de violencia. Por lo tanto, el contexto social en el que se presenta la

violencia determina las características de la misma. Así, aunque se reporten índices de

violencia laboral similares en países desarrollados que poco tienen que ver con el contexto

nacional, las formas e intensidad de la misma variará en función de las condiciones

ambientales y características de los grupos u organizaciones, las regulaciones existentes en la

materia, y del uso de instrumentos para su medición (Pando, Aranda, Salazar y Torres, 2016).

En el apartado anterior se expusieron algunos aspectos socioculturales asociados a la violencia

y desigualdad laboral hacia las mujeres trabajadoras del país; en esta sección se presenta un

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breve resumen de la legislación en materia de protección laboral vigente en México, que

promueve ambientes laborales libres de violencia y el fomento de la equidad de género.

De acuerdo con el Senado de la República (2016), si bien, en México existe protección a la

población a través de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos respecto al

derecho de una vida libre de violencia, se reconoce que en la actualidad existe violencia

laboral manifestada por diversas formas de discriminación, además del abuso de poder

entendido como un comportamiento de acoso reiterativo, lo cual, deriva en la imposibilidad de

que el trabajador goce plenamente de sus derechos tanto humanos como laborales.

Siendo la discriminación una manifestación de conducta de violencia, la Ley Federal para

prevenir y eliminar la discriminación, publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF,

2018a), contempla entre otras formas de discriminación, las siguientes:

 Establecer diferencias en la remuneración, las prestaciones y las condiciones laborales para

trabajos iguales;

 Limitar el acceso y permanencia a los programas de capacita-ción y de formación profesional;

[…]

 Aplicar cualquier tipo de uso o costumbre que atente contra la igualdad, dignidad e integridad

humana; […]

 Explotar o dar un trato abusivo o degradante; […]

 Incitar al odio, violencia, rechazo, burla, injuria, persecución o la exclusión;

 Realizar o promover violencia física, sexual, o psicológica, patrimonial o económica por la

edad, género, discapacidad, apariencia física, forma de vestir, hablar, gesticular o por asumir

públicamente su preferencia sexual, o por cualquier otro motivo de discriminación. (Art. 9,

p.3-5)

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Aunque la discriminación no afecta exclusivamente a las mujeres, se ha establecido que la

población femenina es particularmente vulnerable a actos de violencia y discriminación

laboral, razón por la cual, el Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad

de Género (CEAMEG, 2011), realizó varias propuestas legislativas en materia de acoso

laboral con el fin de disminuir la brecha de desigualdades laborales que hasta el momento

existían en la población de mujeres trabajadoras.

Estas propuestas se enfocaron en tres niveles de legislación: 1) Código Penal Federal, 2)

Ley Federal del Trabajo (LFT) y 3) Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre

de Violencia. Respecto al Código Penal Federal se propuso valorar la tipificación de la

violencia laboral como delito. En este sentido, en la reforma realizada al Código Penal Federal

publicada en el DOF (2012), se adiciona el título tercero bis, el cual es denominado como

“Delitos contra la dignidad de las personas”, con un capítulo único denominado

“Discriminación”, en el cual se incluye el artículo 149 Ter., donde se establece que la persona

que realice actos de discriminación por motivos de etnia, color de piel, condición social o

económica, opiniones políticas, entre otros, así como la restricción de derechos laborales,

principalmente por razón de género o embarazo (II), será sancionado con prisión que va de

uno a tres años o de ciento cincuenta a trescientos días de trabajo comunitario y hasta

trescientos días de multa. Así mismo, que la pena establecida se incrementará en una mitad,

cuando la víctima tenga una relación de subordinación laboral con el infractor. De igual forma,

permanece el artículo 259 Bis., que impone una sanción de hasta cuarenta días de multa a

aquellas personas que, valiéndose de su posición jerárquica derivada de sus relaciones

laborales asedie de manera reiterada a una persona independientemente de su género.

Respecto a la LFT, la propuesta del CEAMEG (2011), consistió en incluir disposiciones

específicas contra el acoso laboral y el hostigamiento sexual. En relación a esto, en el año


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2012 se publican las reformas realizadas a la LFT, (STPS, 2012), donde se integra el acoso

laboral como una condición que afecta potencialmente al trabajador, brindando pautas de

protección importantes. Esto incluye la definición explícita y por lo tanto, diferenciación, entre

hostigamiento y acoso sexual (Art. 3º. Bis). El primero, hace referencia a un ejercicio de poder

donde la víctima presenta un estado de subordinación ante el agresor, presentándose conductas

de violencia física y/o verbal. El acoso sexual, por otra parte, es abordado como una forma de

violencia donde existe un abuso de poder sobre la víctima que la lleva a un estado de

indefensión, aun cuando no exista una condición de subordinación. Por otra parte, expresa de

forma explícita la prohibición al patrón de “realizar actos de hostigamiento y/o acoso sexual

contra cualquier persona en el lugar de trabajo” (Art. 133, XII, p.49), así como “permitir o

tolerar actos de hostigamiento y/o acoso sexual en el centro de trabajo” (Art. 133, XIII, p.49).

Así mismo, la LFT reconoce al empleador la facultad de despedir justificadamente al

trabajador que cometa actos inmorales, hostigamiento o acoso sexual contra cualquier persona

en el lugar de trabajo (Art. 47); al trabajador que incurra en actos violentos o malos tratos

hacia el patrón o sus familiares, al personal directivo o administrativo durante sus labores, así

como a clientes y proveedores (Art. 47, II); contra alguno de sus compañeros (Art. 47, III); así

como al trabajador que ejerza algunos de estos actos contra el patrón, sus familiares o personal

directivo administrativo fuera del servicio (Art. 47, IV). La LFT aborda también la prevención

de la discriminación por motivos de raza, nacionalidad, sexo, edad, religión, discapacidad,

salud, embarazo, estado civil, opiniones o preferencia sexual, que motiven la inferioridad de

las condiciones de trabajo estipuladas por la Ley (Art. 56), garantizando la equidad respecto a

las condiciones de trabajo entre hombres y mujeres e igualdad para trabajos iguales.

En lo que respecta a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de

Violencia, el CEAMEG (2011), propone incluir de forma explícita el acoso moral. En este
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sentido, las reformas realizadas a dicha Ley, publicadas en el DOF (2018b), establecen las

regulaciones respecto a la violencia laboral contra las mujeres reconociendo el acoso y

hostigamiento sexual (Art. 10), así como la tipificación de violencia laboral a todo tipo de

discriminación por condición de género (Art. 11).

Por otro lado, en un esfuerzo más reciente por parte del Gobierno Federal para fomentar la

prevención de la violencia laboral en los centros de trabajo del territorio nacional, la STPS

(2014), incluyó disposiciones importantes sobre el tema, en el Reglamento Federal de

Seguridad y Salud en el Trabajo (RFSST). A diferencia del anterior, en este se especifican

obligaciones para el empleador respecto a la prevención de los riesgos psicosociales,

estableciendo explícitamente la identificación y valoración clínica a los trabajadores que

hayan sido víctimas de actos de violencia laboral (Art. 43, inciso II), así como informar a los

trabajadores sobre los posibles efectos a la salud de estas exposiciones (Art. 43, inciso V).

Aunque los actos de violencia en el trabajo han sido reconocidos como un tipo de factor de

riesgo de índole psicosocial en países desarrollados desde hace varios años, en México fue

hasta el año 2016, a partir del proyecto de norma 035 expedido por la STPS, (DOF, 2016),

relativa a la identificación, prevención y seguimiento de los factores de riesgo psicosocial, que

se pretende exhortar a los representantes del patrón, no solo a reconocer estas conductas como

riesgo, sino además a realizar intervenciones en función de su eliminación y control. De tal

forma que, en dicha norma se define el riesgo psicosocial como: “aquéllos que pueden

provocar trastornos de ansiedad, derivado de la naturaleza de las funciones del puesto de

trabajo, el tipo de jornada de trabajo, trastornos del sueño vigilia y la exposición a

acontecimientos traumáticos severos o a actos de violencia laboral, por el trabajo

desarrollado” (4.7). Así mismo, establece la obligatoriedad explícita de “establecer por escrito

53
e implantar y difundir en el centro de trabajo una política de prevención de riesgos

psicosociales que contemple la prevención de la violencia laboral”. (5.1 inciso C)

Reflexiones finales

La violencia laboral hacia las mujeres es un tema que puede ser abordado desde dos enfoques,

uno asociado al trato que recibe la trabajadora por parte de sus superiores, subalternos o pares;

y otro, definido por la desigualdad en las condiciones laborales por su condición de género, tal

como lo establece la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

Aunque ambas vertientes están claramente definidas, sería erróneo pretender abordarlas de

manera independiente una de otra, pues estas se encuentran estrechamente relacionadas.

Si bien en México, existe legislación respecto al tema de violencia y desigualdad laboral,

ésta sigue pasando por fases de actualización en respuesta a las demandas de la sociedad

actual, por lo que en ocasiones, algunos aspectos son abordados a partir de tiempos muy

recientes, presentándose aún lagunas que deben ser atendidas para considerar un abordaje más

eficiente de esta problemática.

Respecto a la violencia laboral que implica las relaciones interpersonales en el trabajo,

resulta imperante la necesidad de establecer medidas de prevención específicas en los espacios

laborales, ya que de lo contrario, se podría considerar que la normativa presenta una solución

parcial al problema. Esto podrá resolverse en la medida en que tanto las disposiciones del

RFSST (STPS, 2014), como las del proyecto de norma 035 (DOF, 2016), sean implementadas

y desarrolladas en los centros laborales, ya que, existen puntos muy acertados en este tema.

Uno de ellos puede observarse claramente en las actualizaciones enmarcadas en el RFSST,

donde se concede el derecho al trabajador de ser informado sobre los posibles daños a la salud

asociados a la exposición de este tipo de riesgos en el ámbito laboral.

54
De igual forma, la generación por parte de la STPS, de una norma específica de riesgos

psicosociales que aborda la prevención de la violencia en el trabajo, permite que los

empleadores cuenten con una orientación puntual e instrumentos específicos para monitorear

las relaciones interpersonales en los centros laborales. Sin embargo, es importante mencionar

que, aunque estas disposiciones fueron publicadas en el año 2016, actualmente continúa

disponible en calidad de proyecto, lo que implica que existe una alta probabilidad de que aún

estas disposiciones no sean implementadas en los centros de trabajo actualmente y tengan que

pasar otros diez años para que empiecen a observarse las bondades de su implementación. Por

lo tanto, el papel de las autoridades del trabajo jugará un rol muy importante en el seguimiento

y verificación de las acciones preventivas.

Por otro lado, respecto a la desigualdad laboral, las mujeres resultan especialmente

vulnerables por su condición de género, que en muchas ocasiones es percibida como una

desventaja profesional, en una sociedad donde aún se puede observar una tendencia machista.

Estas desigualdades pueden observarse independientemente de la esfera social donde las

mujeres se desarrollan laboralmente (Cerva, 2014; CONAPRED, 2010; Ravelo y Sánchez,

2006). Por lo tanto, resulta evidente que no es suficiente con que existan leyes y normas de

protección laboral a la mujer, sino además será necesaria la vigilancia en el cumplimiento de

las mismas por parte de las autoridades competentes que realmente conlleven a una garantía de

equidad y expanda la entrada a un mundo de competencia laboral en igualdad de

circunstancias.

Por lo tanto, puede concluirse que la mujer es susceptible a ser doblemente violentada en

los centros de trabajo, ya que a pesar de los intentos del gobierno por lograr una homologación

tanto conceptual como normativa respecto a esta problemática, uno de los principales

problemas que limitan la erradicación de la violencia y desigualdad laboral contra la mujer


55
mexicana, se debe a factores socioculturales que han sido acuñados a través de los años por la

sociedad actual. Motivo por el cual, se considera pertinente que, desde las políticas públicas,

se diseñen, implementen y promocionen estrategias a nivel social, enfocadas en la

modificación de la cultura de la población mexicana en favor de la eliminación de conductas

de violencia laboral y de género, empezando por la capacidad para reconocerlas cuando se

presentan, ya que hacerse consciente de la existencia de esta problemática es el primer paso

para su erradicación.

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Conclusión

En la violencia de género en el ámbito laboral, cambios han existido pero SIN EMBARGO no

podemos decir que ya no hay nada de acoso sexual laboral, la verdad es que si hay, es solo que

muchas veces no las sabemos ya que nadie dice nada y de todos modos aun sabiendo un 50%

que aún hay acoso sexual ese 50% es mucho y es malo.

Desgraciadamente al investigar y pensar mejor las cosas nos damos cuenta que por el

momento no es posible que se acabe o desaparezca el acoso sexual laboral. Hablando de 10

años que si son muchos no se ven grandes cambios en las personas, dando una perspectiva de

que logren cambiar en un futuro. 10 años es futuro y en el futuro no podemos saber si puede

pasar o no. Pero llevándonos a la investigación es poco probable que desaparezca el acoso

sexual.

También lo deducimos en la forma en que varios padres educan a sus hijos; los próximos

adultos y gobernantes del mundo; ellos son el futuro, entonces como podemos creer en que el

mundo cambie si los padres al educar a sus hijos, varios de ellos les enseñan que el hombre es

el poder y es el que tiene que llevar el liderazgo en todo, eso está mal y debemos evitar todo

ello. No es fácil, pero tampoco es imposible.

Debemos mejorar y cambiar la forma de pensar (para bien) de los niños ya que ellos son el

futuro del mundo y de la existencia. Cambiando ello se pueden lograr mejores cosas en un

futuro.

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Lincografias:

https://www.uv.mx/psicologia/files/2014/11/Violencia-y-Salud-Mental-OMS.pdf

https://www.uv.mx/cendhiu/files/2013/08/Articulo-Violencia-de-genero.pdf

https://www.juntadeandalucia.es/export/drupaljda/

Violencia_Genero_Documentacion_Red_Ciudadana_folleto.pdf

https://www.corteidh.or.cr/tablas/r38425.pdf

https://www.unodc.org/documents/mexicoandcentralamerica/2020/Mexico/

Lineamientos_generales_sobre_violencia_de_genero_en_el_ambito_laboral_para_los_centros

_de_trabajo_en_Mexico.pdf

https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---americas/---ro-lima/---sro-san_jose/documents/

publication/wcms_227404.pdf

https://www.navarra.es/nr/rdonlyres/d91fe499-4898-4edd-aa09-213a8af122ea/153594/

mtasestudioacososexual.pdf

https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---dgreports/---gender/documents/briefingnote/

wcms_740225.pdf

https://www.unodc.org/documents/mexicoandcentralamerica/2020/Mexico/

Lineamientos_generales_sobre_violencia_de_genero_en_el_ambito_laboral_para_los_centros

_de_trabajo_en_Mexico.pdf

https://www.openglobalrights.org/workplace-sexual-harassment-mexico-gender-

transformative-remedies/?lang=Spanish

https://www.redalyc.org/journal/628/62863298018/html/

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